Internacionalización mediante la globalización. El regionalismo y su apertura a la internacionalización
- El Regionalismo y la
globalización: causas y diferencias - La Globalización y la
internacionalización - Las gobernaciones y su
vínculo con la globalizacion - La apertura de los mercados y
la globalización - Conclusión
Modernizar y globalizar parecen ser los objetivos
centrales de las políticas que han asumido los gobiernos
de los países Centroamericanos. Ambos son concebidos
como parte de un mismo proceso:
rechazar las intervenciones, calificadas como
"ilegítimas", del Estado en
la economía y eliminar los
obstáculos a lo que se llama la acción de libre
mercado,
que se supone es posible lograr.Privatizar, desregular, abrirse a la competencia externa, son vistas y presentadas
por la mayoría de gobiernos y gremiales de las grandes
bancos como
"medidas técnicas", desprovistas de contenido
político, capaces de poner a nuestras economías
en ruta del desarrollo
y la equidad, después de lo que se califica como
fracaso de las políticas "estatistas" vigentes entre
el fin de la segunda guerra y
el decenio recién pasado.Algo pertinente, es recordar que el único
enfoque posible para la comprensión de los procesos
de desarrollo
es el enfoque histórico. Tal enfoque nos obliga a
matizar el análisis de estos, partiendo de la
necesidad de diferenciar aquello que ha fracasado, y lo que
habiendo sido adecuado en un momento dado, se ha vuelto
obsoleto, inadecuado frente a nuevas condiciones que muchas
veces su mismo éxito ha ayudado a crear.Hay una verdad que frecuentemente se olvida
incluirla en el análisis, lo que origina que algunos
actúen con sorpresa frente a la globalización y es que el capitalismo surge, como proceso
histórico, con una vocación de
internacionalización; no se puede concebir el capital
sin esa vocación, dejando de lado su innata tendencia
globalizadora.Desde la contemporaneidad de su surgimiento con los
grandes "descubrimientos" (que no es casual), hasta nuestros
días, el capital ha
venido internacionalizándose progresivamente, creando
en ese proceso las condiciones que permiten, después
de la revolución tecnológica
acontecida en el siglo pasado, lo que hoy llamamos globalización.- Introducción
- El Regionalismo y la
globalización: causas y diferencias
"La "globalización" económica es un
proceso histórico, el resultado de la innovación humana y el progreso
tecnológico. Se refiere a la creciente integración de las economías de todo
el mundo, especialmente a través del comercio y los
flujos financieros
En su aspecto más básico la
globalización no encierra ningún misterio. El uso
de este término se utiliza comúnmente desde los
años ochenta, es decir, desde que los adelantos
tecnológicos han facilitado y acelerado las transacciones
internacionales comerciales y financieras. Se refiere a la
prolongación más allá de las fronteras
nacionales de las mismas fuerzas del mercado que
durante siglos han operado a todos los niveles de la actividad
económica humana: en los mercados rurales,
las industrias
urbanas o los centros financieros."
La globalización es uno de esos vocablos que se
ponen de moda y se les
responsabiliza ya sea de todos los males o de todos los
beneficios. Entre los beneficios se cita la más eficiente
asignación de los recursos
mundiales como resultado del libre comercio y
de la libre movilidad del capital. Los consumidores se benefician
de una mayor oferta de
bienes y de
servicios de
menor costo y los
inversionistas, por su parte, tienen mayores oportunidades de
inversión y de diversificación del
riesgo. Los
países en desarrollo tienen así acceso a
volúmenes más elevados de inversión y tecnología. Por lo
tanto, la globalización daría como resultado un
aumento generalizado de la productividad y
del bienestar a consecuencia de una división internacional
más eficiente del trabajo.
Las posiciones pesimistas, por su parte, ponen el
énfasis en los riesgos de una
mayor competencia
global. Los países ricos verían sus niveles de
empleo y de
ingreso amenazados por los países en desarrollo y
éstos, a su vez, correrían el riesgo de
marginarse del proceso de globalización si no logran
atraer suficientes volúmenes de capital que permitan un
aumento continuo de su productividad, lo
cual depende de un conjunto de factores, entre los que cuentan la
estabilidad macroeconómica, la capacidad de predecirse el
comportamiento
del tipo de
cambio, la apertura externa, la productividad y costo de la mano
de obra, la calidad y
transparencia del sistema
regulativo y la localización de los mercados
financieros. Su capacidad de imponer disciplina a
los países con desequilibrios macroeconómicos
presenta rezagos y cuando los mercados
reaccionan, el efecto tiende a ser sobredimensionado y puede
contagiar a otros mercados.
En este artículo se intenta analizar las fuerzas
que explican la globalización, el regionalismo y el
aperturismo y algunas de sus consecuencias sobre la
división internacional del trabajo y la gobernabilidad. En
primer lugar, la globalización debe verse como tendencia
y, como tal, está lejos de ser omnipotente y, por lo
tanto, las posiciones cataclísmicas y aquellas que
anticipan la resolución de todos los males, resultan
exageradas. La mayoría de la actividad económica y
cultural sigue teniendo lugar dentro de los estados-nación
o incluso en unidades mucho menores y aún aquellas
actividades globalizadas, tienen dimensiones o aspectos
nacionales. No obstante, en la medida en que maduren las
tendencias hacia la globalización sus efectos potenciales
positivos y negativos también tenderán a
manifestarse en mayor medida.
En segundo lugar, la tendencia hacia la
globalización no es nueva. Desde finales del siglo pasado
hasta la Gran Depresión
de la década de los treinta se vivió un proceso
acelerado de apertura y globalización. La tendencia se
revirtió con retorno al proteccionismo. No es sino hasta
la posguerra que retorna la liberalización del comercio. La
liberalización de los flujos de capitales es más
tardía, no ocurre sino hasta la década de los
setentas luego del abandono de la convertibilidad del
dólar por el oro al inicio de la década, seguido de
la abolición de los tipos de cambio fijos.
No obstante, se observa un aceleramiento importante de la
globalización en las dos últimas décadas y,
a partir de sus factores explicativos, se puede afirmar que las
posibilidades de una reversión de la tendencia actualmente
son mucho menores.
En tercer lugar, globalización, apertura y
regionalismo pueden interpretarse como aspectos de un mismo
proceso, aunque no ausentes de posibles tensiones entre
sí.
Los datos que
muestran la tendencia hacia la globalización son
sorprendentes por su magnitud (The Economist, 18 de octubre de
1997). En la década anterior, el comercio
internacional creció al doble de la tasa de
crecimiento de la producción mundial. A su vez, la tendencia
hacia la globalización de los flujos de capital es mayor.
La inversión
extranjera directa creció al triple de la velocidad que
la producción y las llamadas transacciones
cruzadas entre las bolsas de valores de
distintos países lo hicieron diez veces más
rápido. Los flujos hacia los países en desarrollo
también se han modificado sustancialmente. En contraste
con lo que ocurría hace una década, en la
actualidad los flujos privados dominan por un amplio margen a los
flujos públicos. En 1996 los flujos de capitales privados
destinados a los países en desarrollo alcanzaron los
US$250 mil millones frente a la décima parte hace tan
sólo una década. Es interesante notar que Latinoamérica ha recibido en el
período 1990-1996 el 26% del componente de inversión
extranjera directa de los flujos de capital dirigidos a los
países en desarrollo, mientras que participó en un
tercio de los flujos totales, lo que sugiere una cierta
dependencia de flujos más volátiles de las llamadas
inversiones de
cartera.
En la creciente globalización del intercambio
comercial y los flujos financieros internacionales concurren al
menos tres factores. El primero es la también creciente
liberalización del comercio y de los mercados de
capitales. En estas circunstancias, el crecimiento del comercio
entre naciones obedece cada vez más a una lógica
economía
de menor costo en el abastecimiento y menos a distorsiones al
comercio interpuestas por barreras arancelarias y no
arancelarias. Es interesante notar que en el período
anterior de globalización del comercio de principios de
siglo, la liberalización comercial también
jugó un papel
importante.
El segundo factor es de carácter
tecnológico y se vincula con el abaratamiento de los
costos de
comunicación y transporte, lo
que determina la posibilidad de la ampliación de los
mercados al disminuir las barreras naturales de tiempo y de
espacio. Por ejemplo, el costo de procesamiento de información (costo de las instrucciones por
segundo) ha disminuido en promedio 30% en términos reales
durante las dos últimas décadas (The Economist, 18
de octubre de 1997). Cabe destacar que un factor
tecnológico relacionado con las comunicaciones
y el transporte
también estuvo presente durante la fase anterior de
globalización. En esa oportunidad los ferrocarriles y los
vapores fueron los que acortaron las distancias y posibilitaron
nuevos volúmenes de comercio.
El tercer factor también es de índole
tecnológica. Se refiere al acceso generalizado de
tecnologías estándares en una gran cantidad de
ramas de la actividad económica. Estas tecnologías
estándar se pueden adquirir en los mercados
internacionales, por lo que los monopolios tecnológicos se
reservan hoy en día a menos sectores.
A pesar de una creciente lógica
de globalización, las economías de proximidad
explican gran parte de los flujos comerciales. Entre éstas
cabe mencionar: las diferencias en los costos de
transporte entre centros de producción o consumo
cercanos y aquellos localizados a una mayor distancia; la
posibilidad de entregar oportunamente los productos o
servicios; y
las externalidades en las relaciones cercanas entre proveedores,
productores y consumidores. Como resultado de estos factores el
comercio es más intenso en torno de los
grandes centros de consumo, sin
respetar necesariamente las fronteras de los estados-nación.
Las economías de proximidad explican que la tendencia a la
globalización del comercio se acompaña de una
creciente regionalización de los flujos
comerciales.
La combinación de los efectos de los tres
factores que definen la tendencia hacia la globalización y
las economías de proximidad definen como corolario la
tendencia a la regionalización. La tendencia hacia la
globalización tiende a definir una división del
trabajo de carácter
mundial, centrada en torno a los
grandes centros de consumo y periferias concéntricas
definidas por las economías de tiempo y movimiento. De
acuerdo con la lógica de las economías de
proximidad, resulta más importante localizar actividades
próximas a los centros de consumo para ahorrar tiempo y
movimiento,
que intentar desarrollar el comercio
internacional. Desde luego esta lógica es más
fuerte para ciertos bienes o
servicios que para otros. Productos de
alta tecnología que atienden a nichos cambiantes
de mercado que tienden a localizarse próximos a los
grandes centros de consumo. Productos más estandarizados
en los que el componente de mano de obra o de materias primas es
elevado pueden localizarse en zonas más
periféricas.
No obstante, un análisis más detallado de
la estructura
misma del cambio
tecnológico actual permite determinar más
interrelaciones entre globalización y regionalismo. Esta
tiene su base en la revolución
de las tecnologías de procesamiento de la información que permite conectar una gran
cantidad de sistemas sobre
una base lógica común. La lógica de la
computación, en su plano más simple,
se fundamenta en la reducción de todos los procesos a la
lógica binaria, lo que hace posible, en teoría,
conectar una infinidad de procesos de decisión entre
sí. La revolución de la información a bajo
costo y con bajo consumo energético, y los factores
geográficos de impacto por parte de los grandes centros de
consumo, es mayor en el tanto, los productos y los procesos
estén más estandarizados y que por lo tanto las
decisiones de localización de la producción
dependen, en mayor medida, de los costos relativos de los
factores.
No obstante, el salto cualitativo importante en
términos tecnológicos ocurrió cuando
empezó a generarse una articulación entre los
procesos de diseño,
de producción y de administración, los cuales anteriormente
eran relativamente independientes. Esta lógica
común permite una vinculación más
allá de la empresa, una
vinculación inmediata con los mercados en cuanto al
suministro de la información y articulación con los
proveedores de
servicios. De tal manera, que empiezan a definirse redes de producción
que alteran de nuevo la ley de los costos
del tiempo y movimiento.
En la medida en que todos estos procesos se articulan,
desde el mercado hasta los suplidores de la empresa, se
genera la posibilidad de que la producción responda con
mayor cercanía a los mercados y esté mucho menos
determinada por las características de la oferta como
ocurría anteriormente. Esto significa que las
economías de escala pasan a
pesar menos y, por el contrario, a contar mucho más la
flexibilidad con la cual se pueda responder a los cambios en los
nichos de mercado. Esto ha generado enormes posibilidades de
especialización en la industria
moderna, ha ocurrido una reducción en los ciclos de vida
de los productos, así como en los tiempos de entrega. En
fin la competencia se hizo mucho más acentuada y
está mucho más basada en la demanda.
Un elemento adicional, señalado por los analistas
del proceso, es la presencia de externalidades en la proximidad,
es decir, en la relación entre mercado y firma y en la
relación entre mercadeo,
producción y administración. En la relación entre
proveedores y firma suele existir una cantidad de externalidades
que se pueden aprovechar o internalizar cuando ocurren en
vecindades geográficas definidas, de tal manera que el
proceso tecnológico mismo, tiende a redefinir la
importancia de las economías de proximidad y, en
consecuencia, el proceso de globalización tiene una faceta
importante de regionalismo. Esto trae como resultado que se
definan redes
regionales de producción.
Los datos confirman
la importancia del intercambio regional en contraste con el
global. Por ejemplo, el comercio intrarregional de la Unión
Europea en productos manufacturados representa el 24% del
producto interno
bruto total, mientras que el comercio extrarregional
representa sólo el 7% en la misma categoría, es
decir, la producción manufacturera en gran parte se
destina al mismo mercado de la Unión
Europea, ya sea a los propios mercados internos (la gran
mayoría) o a los países vecinos.
Otro ejemplo es de los países de la misma
región y éstas crecen más rápidamente
que las exportaciones a
Europa y a los
Estados
Unidos.
Estos datos confirman una tendencia hacia la
formación de bloques comerciales. Bloques en el sentido de
regiones de comercio natural con una lógica
economía, no por el diseño
de barreras proteccionistas, sino por una lógica del
proceso de producción con las tecnologías
actuales.
Otro factor que parece confirmar la hipótesis del regionalismo de la
globalización es el comportamiento
de las inversiones.
Tres cuartas partes de la inversión extranjera directa
ocurre entre los países más ricos (OCDE). Esto
quiere decir que gran parte de los flujos de inversión
ocurre entre estas grandes regiones. En estos grandes mercados
las empresas
transnacionales realizan sus inversiones para colocarse dentro de
los mercados de los otros países. Es decir, las
transnacionales japonesas van a Europa y se
establecen en Europa y ahí estructuran sus redes de
suplidores y vendedores para poder ser
competitivas. De esta manera, la inversión extranjera
directa no sigue un patrón mundial disperso, sino que
está altamente concentrado: Tres cuartas partes entre los
países ricos y de la cuarta parte restante, un porcentaje
muy interesante se concreta en sólo tres países que
son China,
México
y Chile, aunque
en los últimos años Argentina y
Brasil
también se ubican entre los doce países en
desarrollo que reciben mayor inversión externa. En suma,
el proceso de globalización de los flujos de
inversión asume variantes muy importantes de
carácter regional y de relación entre
regiones.
Un ejemplo que ilustra la forma en que ocurre el proceso
de inversión fue el establecimiento de la Nissan en el
Reino Unido a principios de los
años ochentas. Inicialmente lo hizo sólo con una
planta de esamblaje de automóviles y todos los componentes
venían de Japón.
Hoy en día el 80% de los componentes de la Nissan son
producidos en el Reino Unido o los países europeos. Es
decir, para poder mantener
la competitividad
de esta empresa fue
necesario desarrollar una red regional que hiciera
posible la articulación con sus suplidores y que estuviera
conectada directamente con el mercado de destino. Y no es la
Nissan exportando desde Japón
con un criterio de globalización, sino la Nissan
estableciéndose en el Reino Unido y ahí mismo
definiendo la red regional de competitividad
que le permite competir en el mercado europeo.
3. La
Globalización y la
internacionalización
Desde la contemporaneidad de su surgimiento con los
grandes "descubrimientos" (que no es casual), hasta nuestros
días, el capital ha venido internacionalizándose
progresivamente, creando en ese proceso las condiciones que
permiten, después de la revolución
tecnológica acontecida en el siglo pasado, lo que hoy
llamamos globalización.
Un ejercicio que puede ayudar a reforzar esto, es hacer
una re lectura de
Marx y Engels
en el Manifiesto Comunista escrito en 1848, haciéndole
algunos pequeños cambios en el texto:
"Espoleadas por la necesidad de dar cada vez mayor
salida a sus productos, las grandes bancos (1)
recorren el mundo entero. Necesitan anidar en todas partes,
establecerse en todas partes, crear vínculos en todas
partes.
Mediante la conquista (2) del mercado mundial, las
bancos multinacionales están dando (3) un
carácter cosmopolita a la producción y al consumo
de todos los países. Con gran sentimiento de la gente
conservadora (4), se ha quitado a la industria su
base nacional. Las antiguas industrias
nacionales han sido destruidas y están
destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas
industrias, cuya introducción se convierte en
cuestión vital para todas las naciones civilizadas, por
industrias que ya no emplean materias primas nacionales (5),
sino materias primas venidas de las más lejanas regiones
del mundo, y cuyos productos no sólo se consumen en el
propio país, sino en todas las partes del globo. En
lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos
nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para su
satisfacción productos de los países más
apartados y de los climas más diversos. En lugar del
antiguo aislamiento y la autarquía de las regiones y
naciones, se establece un intercambio universal, una
interdependencia universal de las naciones. Y esto se refiere
tanto a la producción material, como a la
intelectual. La producción intelectual de
una nación se convierte en patrimonio
común de todas. La estrechez y el exclusivismo
nacionales resultan de día en día más
imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales
se forma una literatura
universal.
Merced al rápido perfeccionamiento de la
tecnología (6) y al constante progreso de los medios de
comunicación e informática (7), las bancos
multinacionales (8) arrastran a la corriente de la
civilización a todas las naciones, hasta las más
bárbaras. Los bajos precios de
sus mercancías constituyen la artillería pesada
que derrumba todas las murallas de China y hace
capitular a los bárbaros más fanáticamente
hostiles a los extranjeros. Obliga a todas las naciones, si no
quieren sucumbir, a adaptarse a la globalización adoptar
la economía de mercado (9), las constriñe a
introducir la llamada civilización, es decir, a
gobalizarse (10). En una palabra: se forja un mundo a su
imagen y
semejanza.
Las grandes bancos (11) están sometiendo el
campo a la ciudad. Se han creado urbes inmensas; ha aumentado
enormemente la población de las ciudades en
comparación con la del campo, substrayendo una gran
parte de la población de la tranquila (12) vida
rural. Del mismo modo que ha subordinado el campo a la ciudad,
se están(13) subordinado los países atrasados
(14) a los países civilizados, los pueblos campesinos a
los pueblos citadinos (15), el oriente al
occidente."
En este marco, podríamos esperar una cierta
tendencia al fortalecimiento de esas redes regionales y acuerdos
subregionales de carácter económico y de
carácter político en las que el trabajo no
especializado, el tecnológicamente menos complejo, tiende
a localizarse en la periferia de las regiones en torno a los
grandes centros de comercio. Es en estos grandes centros de
consumo donde se localiza la producción
tecnológicamente más compleja, donde se concentra
la innovación y el desarrollo de nuevos
productos. Por ejemplo, en el caso europeo, Grecia,
Turquía y Portugal hace tan sólo diez años
destinaban entre el 5% y el 10% de sus exportaciones
textiles a los países de la Unión Europea, hoy
destinan el 20%. Lo anterior significa una tendencia de las
regiones a transferir, como parte de la división
internacional de trabajo, las partes más estandarizadas de
los procesos industriales y de producción de materias
primas y de bienes agrícolas hacia la periferia de esas
subregiones.
En los países de la OCDE ha habido una tendencia
en los últimos diez años a disminuir la cantidad de
trabajo no especializado, que se ha trasladado hacia la periferia
de las regiones o ha sido sustituido por el cambio
tecnológico hacia procesos automatizados. En consecuencia,
ha tendido a disminuir el empleo en
estos países. Los analistas del tema discrepan sobre su
importancia en la explicación del desempleo
crónico que se ha presentado especialmente en
países europeos. Pero para algunos analistas la
explicación puede ser la relocalización de
actividades tecnológicamente más simples en
países de la periferia.
Hacia el futuro, si bien se mantendrá esta
tendencia hacia la redefinición y relocalización de
productos estandarizados hacia la periferia, la proporción
de los procesos que se transferirían tendería a
disminuir por las mismas características particulares del cambio
técnico. Las trayectorias de cambio tecnológico han
llevado en los mercados centrales a disminuir el componente de
los costos directos del trabajo en los costos totales. Para
mencionar un ejemplo, en la industria de componentes automotrices
sólo entre el 10% y el 15% corresponden a costos directos
del trabajo, de tal manera que las necesidades de empleo son cada
vez menores. En productos electrónicos el componente de
trabajo se ha llegado a reducir a un 2 ó 3%, lo mismo
ocurre en textiles y en otros sectores, excepto en la
confección de prendas de vestir donde el cambio
técnico ha entrado con menos fuerza. Por lo
tanto, si bien continuará la tendencia hacia la
relocalización de actividades hacia la periferia,
ésta es posible que pierda fuerza en
relación con la mostrada en décadas anteriores y,
por lo tanto, la competencia por la atracción de
inversiones será mayor. No obstante, también es de
esperar que los ciclos concéntricos de abastecimiento de
los grandes centros de consumo se extiendan, también como
resultado del cambio tecnológico.
Los países de la OCDE mantendrían sus
ventajas competitivas derivadas
principalmente de la existencia de esos grandes mercados que
originan las economías de proximidad para las redes
regionales de producción. Los ejes de consumo se
convierten en los polos y los imanes para que la
producción transnacionalizada ocurra en el área de
influencia de ese espacio geográfico. Los mercados de la
OCDE van a tender a abastecerse de producción que ocurre
en su entorno geográfico. Esos grandes centros de consumo
e inversión van a mantener su privilegio por ese peso
gravitacional que les otorga el mercado de altos ingresos.
En algunos de los países en vías de
industrialización, no miembros de la OCDE, tienden a
generarse mercados cada vez más fuertes, más
grandes, por el aumento de ingreso, por el desarrollo de sus
grupos
medios de alto
consumo, y en donde en vista de la tendencia a la
estandarización de la tecnología, se
presentaría una creciente localización de industria
transnacionalizada para atender las necesidades de sus propios
mercados y la exportación en los sectores de ventajas
competitivas.
En cuanto a la capacidad de estas subregiones
periféricas de constituirse en centros importantes
dependerá de su capacidad de generar grandes centros de
consumo e inversión. Se puede pensar en subregiones como
el cono sur (particularmente el eje Sao Pablo-Buenos Aires),
que podrían lograr convertirse en ejes importantes de
atracción y desarrollo y que puedan generar su propia
periferia de actividad económica a partir del dinamismo
gravitacional de sus grandes mercados.
Como resultado de la revolución
tecnológica, las periferias y los mismos centros van a
estar obligados a impulsar la competitividad vía la
capacidad de adaptación (flexibilidad) a nuevos mercados y
nuevos nichos de mercado, como requisitos para participar en
estos procesos de integración subregional de la
producción.
Otro par de características de esta nueva
redefinición de la división internacional de
trabajo, es la importancia de los servicios que acompañan
el proceso productivo. Los servicios pesan cada día
más en la inversión. Para mencionar nada más
un dato que apoya esta proposición, el 70% de la
inversión extranjera directa en el año de 1994 en
Sur Corea ocurrió en el sector de servicios. Así,
el sector servicios se vuelve parte de las redes regionales de
competencia, en las que los servicios financieros y de otro tipo,
están totalmente articulados con la producción. En
consecuencia. el componente de servicios es ahora central en la
definición de competitividad.
La liberalización del comercio y de los
movimientos de capital se ha acompañado de un incremento
de las restricciones a los flujos migratorios poblacionales. En
términos relativos, los países receptores reciben
una proporción menor de migrantes con respecto a sus
poblaciones totales que las cifras correspondientes al
período anterior de globalización (The Economist,
1° de noviembre, 1977).
Incluso se puede afirmar que se estuvo más cerca
de constituir un mercado global de trabajo en el siglo pasado que
en el presente.
El elemento nuevo tendente hacia la globalización
de los mercados de trabajo se presenta en los mercados de
trabajadores altamente calificados. Las corporaciones
transnacionales desarrollan sus propios mercados internos, lo que
les permite enfrentar la posible escasez de personal
calificado en un país dado mediante el traslado de
ciudadanos de otro país. Las leyes
migratorias, por su parte, tienden a hacer excepciones para los
casos de los trabajadores altamente calificados. Sería
sólo en este caso de trabajadores altamente calificados
donde se podría desarrollar un mercado
globalizado.
Además, el tema laboral y de
concertación nacional, se plantea como una de las
áreas grises en la división internacional del
trabajo. Los estados-nación se han erosionado en su
papel como
bases de concertación entre los grupos de trabajo
y de empresas. Incluso
algunos analistas señalan que la actual fase expansiva de
la economía mundial y de las bolsas de valores se
fundamentan en el debilitamiento de los trabajadores frente al
capital, debido a la liberalización de los movimientos de
capital y al libre comercio en
contraste con las crecientes restricciones al movimiento de
trabajadores y a la existencia de amplio desempleo en una
escala
mundial.
En las negociaciones comerciales se plantea en forma
creciente el tema de la armonización laboral como uno
de los temas importantes. Lo que se busca es responder a la
interrogación de cómo tratar el tema laboral, a
sabiendas de que es un factor de competencia. Existen los
tratamientos de carácter global, en el marco de la OIT, en
donde se trata de establecer estándares mínimos de
trabajo, de tal manera que la competencia ocurre sobre
estándares mínimos. Además, es posible
pensar que el proceso político también se defina
sobre estándares mínimos regionales o mundiales.
Por ejemplo, Europa ha tenido una discusión fuerte sobre
el tema social y laboral en donde Inglaterra ha
mostrado una preferencia más separatista. La
discusión planteada en Europa de avanzar en dirección de la armonización hacia
arriba de los estándares laborales, no ha ocurrido por el
momento, pero es una de las opciones posibles.
En el caso de la creación del Tratado de Libre
Comercio de Norteamérica en el tema laboral
terminó optándose por no tender a la
armonización, sino a establecer mecanismos de vigilancia
en donde los países van a velar porque se cumplan los
estándares laborales en los demás
países.
A la par del tema laboral también es posible
mencionar el tema ambiental como otro aspecto que todavía
no tiene solución y que combina elementos globales,
regionales y nacionales.
4. LAS
GOBERNACIONES Y SU VÍNCULO CON LA
GLOBALIZACION
Un desafío inmediato que plantean estas
dimensiones de la globalización es su impacto sobre los
esquemas de gobernabilidad. El incremento en las transacciones
internacionales de bienes y de servicios plantea problemas de
regulación para los estados-nación en la medida en
que las personas físicas y jurídicas con domicilio
en su territorio tienen crecientes actividades en el exterior y
extranjeros también aumentan su accionar en el país
en cuestión. La necesidad de nuevos mecanismos regulativos
es importante incluso para los agentes económicos
individuales, quienes pueden ver incrementados sus costos de
transacción internacional por la incertidumbre
jurídica.
Por su parte, los movimientos de capitales plantean
desafíos quizás de más difícil
solución. Las crisis de
confianza en una bolsa de valores
en particular o del valor de una
moneda tiende a generar efectos rebaño y de contagio.
Crisis
nacionales amenazan con volverse crisis del sistema global,
que han obligado a acciones
contundentes de parte de los organismos multilaterales y de
gobiernos en casos como en la crisis mexicana de 1995 y las del
Lejano Oriente ocurridas en 1997.
Ante estos nuevos desafíos la
Globalización se acompaña de una
redefinición de la gobernabilidad con crecientes elementos
de supra nacionalidad. De tal manera, que la globalización
en sí, entendida como fenómeno económico, ha
desencadenado procesos de redefinición política y
jurídica. Desde una perspectiva global, una de las
amenazas puede ser la falta de sincronía entre los avances
de la globalización y los desarrollos institucionales y
jurídicos. Desde una perspectiva de los
estados-nación, ante el desafío de la erosión de
las capacidades de establecer condiciones de gobernabilidad en el
marco del estado
tradicional, se torna urgente participar en procesos de
redefinición política
supranacional y en unidades políticas menores a las del
estado-nación.
La redefinición de los esquemas de gobernabilidad
en materia
económica ocurre en tres dimensiones
simultáneamente. En su dimensión más global
se define un marco general en el seno de la
Organización Mundial del Comercio, OMC, en forma
intermedia en los acuerdos de integración regional y
finalmente, en el marco de los estados-nación. Es la
intensidad en las relaciones económicas la que acarrea la
conveniencia de definir las reglas del juego
(disciplinas comerciales y marcos regulativos de la actividad
económica) en los tres ámbitos: global, acuerdos de
integración y dentro de los estados. Conforme más
intensas son las relaciones económicas, mayor es la
necesidad de precisión en las reglas del juego.
Es así como la liberalización global del
comercio se negocia y avanza en el marco de la OMC. Sin embargo,
regiones próximas, que comercian con mucha intensidad, en
muchos casos prefieren avanzar más rápida y
profundamente que en el marco de la OMC y establecen sus propios
acuerdos de libre comercio e integración
económica.
En materia de
mercados de capitales, los instrumentos para establecer
gobernabilidad global son más limitados a pesar de las
fallas mostradas por estos mercados. Los espectaculares rescates
a los países en crisis son costosos y difíciles de
organizar. Incluso se puede argumentar que incurren en un riesgo
moral en el
sentido que los inversionistas pueden basar sus decisiones bajo
el supuesto de que si la operación sale mal, habrá
un rescate. Entre los avances en el sentido de prevenir problemas
globales se incluyen el mejoramiento de los criterios y normas para la
supervisión bancaria y de los mercados de
valores y, en definitiva, desde el punto de vista de los
países, la prudencia macroeconómica y adecuados
sistemas
regulativos, que pueden incluso, como en el caso chileno,
desestimular las inversiones extranjeras de corto
plazo.
La lógica de la globalización y el
desafío de la gobernabilidad también incluye, como
corolario, la integración regional. Esta permite una
profundización en la armonización de las reglas de
juego para los agentes económicos que actúan
crecientemente en espacios mayores a los de los
estados-nación, pero aprovechando las economías de
proximidad.
Como resultado del avance de la integración
regional se presenta una creciente interdepencia entre los
países, de tal manera, que en ocasiones es difícil
analizar las perspectivas de un país sin tomar en
consideración el futuro de sus países vecinos. Es
más, conforme avanza el proceso de integración
regional, se plantean desafíos mayores que involucran
acciones
conjuntas de creciente colectividad, tales como la convergencia
macroeconómica y la coordinación de políticas, la
unión monetaria, mecanismos compensatorios de alcance
regional y la formación de instituciones
supranacionales, entre otras..
El proceso de creciente integración es un avance
desde una interdependencia cada vez mayor de las decisiones
nacionales por medio de procesos decisorios intergubernamentales
hacia la constitución de esferas de acción
comunitaria con sus propios mecanismos de toma de
decisiones. El tránsito de las decisiones aisladas de
los países hacia las intergubernamentales y,
eventualmente, las comunitarias, es un proceso de
redefinición de la gobernabilidad que acarrea nuevas
definiciones jurídicas y un desarrollo institucional
importante.
5. La apertura
de los mercados y la globalización
Durante buena parte del Siglo XX, la existencia de dos
mundos con objetivos de
dominio
mundial, uno de los cuales proclamaba su rechazo al capitalismo,
se constituyó en un obstáculo a la vocación
planetaria del capital. Sin embargo, el derrumbe del socialismo
elimina ese obstáculo. Los avances
tecnológicos por su parte, abren posibilidades de
aceleración hasta hace poco insospechadas.
Lo que hoy llamamos globalización es mucho
más que apertura comercial e inversión externa; es
una realidad que no sólo influencia distintos aspectos de
la vida económica, sino trasciende a aspectos
políticos y sociales con alto grado de
complejidad.
Las relaciones dialécticas entre el
Estado-nación y un naciente Estado planetario comienza
a ser tema central en las ciencias
sociales, y son vistas como el inicio de un proceso que va a
vivirse por largo tiempo.
Por otra parte, el desarrollo de nuevas
tecnologías y el auge cada vez mayor de la llamada
"revolución de la información", ha propiciado
cambios acelerados en las estructuras
organizacionales, al mismo tiempo que condiciona un nuevo perfil
global para el gerente, en
donde sus principales características personales deben
incluir una mayor capacidad de adaptación a nuevas
circunstancias, una mentalidad internacional y excelentes
condiciones de aprendizaje y
comunicación, además de contar con
principios elementales como ética,
honestidad y
justicia, cuya
valoración es de carácter universal.
Es así como se aprecia una estrategia
simultánea de apertura externa e integración
regional como aspectos de un mismo proceso. Esta estrategia
incluye tres componentes que se refuerzan mutuamente: El primer
elemento de la estrategia ha sido la apertura unilateral que los
países de América
Latina y de Centroamérica en particular, han
emprendido mediante una reducción de los aranceles y
una drástica disminución de las barreras no
arancelarias. No obstante, el costo político de esta
estrategia es alto, especialmente cuando la reducción de
la protección alcanza ciertos niveles. Además, sus
efectos son mayormente internos al mejorar la competitividad
mediante un aumento de la competencia doméstica, no logra,
sin embargo, un mayor acceso a los mercados de exportación.
El segundo aspecto refleja los compromisos de
liberalización global. La apertura es negociada en su
marco más general. Su avance es claro, los compromisos
adquiridos en la Ronda Uruguay
incluyeron nuevas disciplinas comerciales aparte de las
tradicionales reducciones arancelarias. Además, los
países se han comprometido a participar en nuevas
negociaciones que se iniciarán a fines de siglo. En el
marco de la OMC los países individualmente considerados
obtienen los beneficios de un acceso más libre y
garantizado a un mayor número de mercados de destino pues
incluyen elementos de reciprocidad. Su impacto sobre la
competitividad global es potencialmente mayor. No obstante, las
rondas multilaterales de liberalización son lentas y sus
resultados pueden ser modestos al involucrar el acuerdo de
múltiples países y terminar, por lo tanto, como
soluciones de
"mínimo común denominador".
El tercer componente de la apertura es la nueva
integración regional, que permite una
profundización de los compromisos en forma preferencial de
liberalización comercial más allá de lo que
es posible alcanzar en forma unilateral o multilateral. Permite a
las regiones aprovechar mejor las oportunidades brindadas por
mercados naturales definidos por la proximidad geográfica
y lenguajes y culturas similares y desarrollar así las
economías de escala y la capacidad de penetración
de terceros mercados. Los acuerdos regionales también son
recíprocos y permiten avanzar en campos y disciplinas no
cubiertos por los acuerdos multilaterales. En la medida en que
los acuerdos regionales ocurran en el marco de una
profundización de la liberación entre un grupo de
países sin aumentar la protección ante terceros y,
preferiblemente, disminuyéndola (regionalismo abierto),
los riesgos de
desviación de comercio se aminoran.
El sustrato económico de la globalización
lo es también del regionalismo y ambos requieren
redefiniciones políticas e institucionales importantes. A
su vez, el creciente regionalismo también tiene asidero en
la necesidad de fortalecer la capacidad de negociación de una región en
particular frente a terceros. En este sentido, la necesidad es
más apremiante para los países pequeños.
También desde una perspectiva de la conformación de
múltiples negociaciones comerciales es más
práctico organizar negociaciones entre acuerdos de
integración que entre un mayor número de
países considerados individualmente y la
administración de los acuerdos resultantes
también puede ser más simple.
In the recent past there has been a dramatic expansion
in financial flow along the borders of countries and within
countries themselves as a result of the sharp increase in
telecommunication, technology, and computer-based products. The
rate has been amazing. This technology-based development has in
such a way expanded the size and depth of markets that
governments, even the most incredulous ones, have felt that they
have no other choice but to deregulate and liberalise internal
credit and financial markets.
En conclusión, la globalización se asienta
en factores tecnológicos y en decisiones de
modificación de políticas tendentes a una mayor
liberalización. No obstante, las mismas fuerzas que
acortan distancias y reducen tiempos, reafirman la importancia de
la proximidad en las relaciones económicas. Esta
redefinición de proximidad no coincide necesariamente con
las fronteras nacionales. Los acuerdos de integración
regional se asocian con esa mayor intensidad en las relaciones
económicas de acuerdo con la lógica de las
economías de proximidad. A su vez, la apertura es la
estrategia de los estados-nación para aprovechar las
ventajas potenciales de la globalización y ésta se
conforma de combinaciones variables de
elementos unilaterales, preferenciales y
multilaterales.
Por:
Lic. Karin Hiebaum de Bauer
Licenciada en Relaciones Industriales y Comercio
Internacional
Bachelor en Administración de Empresas