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Integración del metabolismo




Enviado por cibercrazy5000



     

    1. Estrategia del metabolismo:
      Recapitulación
    2. Mecanismos frecuentes en la
      regulación metabólica
    3. Principales vías
      metabólicas y centros de control
    4. Conexiones claves:
      Glucosa-6-fosfato, Piruvato y Acetil-CoA
    5. Perfiles metabólicos de
      los órganos más importantes

    Estrategia del
    metabolismo:
    Recapitulación

    La estrategia
    básica del metabolismo es
    formar ATP, poder reductor
    y precursores para la biosíntesis. Revisemos brevemente estos
    temas centrales:

    El ATP es la unidad biológica universal de
    energía. El elevado potencial para transferir grupos
    fosforilos capacita al ATP para ser utilizado como fuente de
    energía en la contracción muscular, transporte
    activo, amplificación de señales y biosíntesis.

    El ATP se genera en la oxidación de
    moléculas combustibles, como glucosa, ácidos
    grasos y aminoácidos. El intermediario común en
    la mayoría de estas oxidaciones es el acetil-CoA. Los
    carbonos del fragmento acetilo se oxidan completamente a
    CO2 en el ciclo del ácido cítrico, con
    formación simultánea de NADH y FADH2,
    que transfieren sus electrones de elevado potencial a la cadena
    respiratoria, con formación final de ATP. La
    glucólisis es otro proceso
    generador de ATP, pero la cantidad que se forma es mucho menor
    que en la fosforilación oxidativa (2 vrs. 30 0 32
    ATP‘s). Sin embargo, la glucólisis puede
    transcurrir rápidamente durante un corto tiempo en
    condiciones anaeróbicas, mientras que la
    fosforilación oxidativa requiere del suministro
    continuado de O2.

    El NADPH es el principal dador de electrones en las
    biosíntesis reductoras. En la mayoría de la
    biosíntesis, los productos
    finales están más reducidos que sus precursores,
    y por ello, requieren, además de ATP, un poder
    reductor, los cuales proceden normalmente del NADPH. La
    vía de las pentosas fosfato suministra gran parte del
    NADPH que se necesita.

    Las biomoléculas se construyen a partir de una
    serie relativamente pequeña de precursores. Las variadas
    moléculas de los seres vivos se sintetizan a partir de
    un número mucho menor de precursores. Por ej.: la
    dihidroxiacetona fosfato formada en la glucólisis
    proporciona el esqueleto central de glicerol de fosfatidato
    (fosfolípidos y triacilglicéridos);
    fosfoenolpiruvato, otro intermediario de la glucólisis,
    suministra parte del esqueleto carbonado de los a.a.
    aromáticos; el acetil-CoA proporciona fragmentos
    dicarbonados para una amplia gama de biosíntesis; el
    succinil-CoA, formado en el ciclo del ácido
    cítrico, es uno de los precursores de las porfirinas; la
    ribosa-5-fosfato, formada junto con el NADPH en la vía
    de las pentosas fosfato, es la fuente del azúcar de los nucleótidos.

    Las vías biosintéticas y degradativas son
    casi siempre diferentes. Por ej. la vía de síntesis
    de ácidos
    grasos es diferente de la de su degradación. Esta
    separación posibilita que las vías
    biosintéticas y degradativas sean
    termodinámicamente favorables en todo momento; esta
    separación contribuye, además, en gran manera a
    la efectividad del control
    metabólico. 

    Mecanismos frecuentes en
    la regulación metabólica

    La compleja red de reacciones en
    la
    célula está regulada y coordinada con
    precisión. El metabolismo puede controlarse de varias
    maneras:

    Interacciones alostéricas. El flujo de
    moléculas en la mayoría de las vías
    metabólicas viene determinado fundamentalmente por las
    cantidades y actividades de ciertas enzimas; los
    puntos de control son
    generalmente reacciones esencialmente irreversibles. La primera
    reacción irreversible de una vía (etapa
    limitante) es normalmente un importante elemento de control.
    Las enzimas que
    catalizan etapas limitantes están reguladas
    alostéricamente, como por ej. La PFK de la
    glucólisis

    Modificación covalente. Muchas enzimas
    reguladoras, además del control alostérico,
    están controlados por modificación covalente. Por
    ej. la actividad de la glucógeno fosforilasa aumenta
    mediante la fosforilación de la enzima, mientras que la
    glucógeno sintasa ocurre lo contrario. Estas
    modificaciones covalentes están catalizadas por enzimas
    específicas.

    Niveles enzimáticos. Las cantidades de enzimas, al
    igual que sus actividades están controladas. Las
    velocidades de síntesis
    y de degradación de algunas anzimas reguladoras
    están sometidas a control hormonal.

    Compartimentación. La pauta metabólica de
    las células
    eucarióticas está considerablemente afectada por
    la existencia de compartimientos. La glucólisis, la
    vía de las pentosas fosfato y la síntesis de
    ácidos grasos tienen lugar en el citosol, mientras que
    la oxidación de ácidos grasos, ciclo del
    ácido cítrico y la fosforilación oxidativa
    se realizan en la mitocondria. Algunos procesos,
    como la gluconeogénesis y la síntesis de la urea,
    dependen de un juego de
    reacciones que transcurren en ambos compartimientos (fig. ).El
    destino de determinadas moléculas dependen de si
    están en el citosol o en la mitocondria. Por ej., los
    ácidos grasos transportados al interior de la
    mitocondria se degradan rápidamente, a diferencia de los
    ácidos grasos del citosol, que son esterificados o
    excretados.

    Especializaciones metabólicas de los
    órganos. La regulación en eucariotes superiores
    está profundamente afectada y favorecida por la
    existencia de órganos con funciones
    metabólicas distintas, cuyas interacciones estudiaremos
    más adelante.

    Principales vías
    metabólicas y centros de control

    Recordaremos el papel de las
    principales vías del metabolismo y sus centros de
    control.

    Glucólisis. Secuencia de reacciones del citosol
    que transforma la glucosa en 2 moléculas de piruvato,
    con la generación simultánea de 2 ATPs y 2 NADHs.
    El NAD+ debe regenerarse para que la
    glucólisis pueda continuar. En condiciones
    anaeróbicas, como las que se dan en el músculo
    esquelético muy activo, esto se logra reduciendo el
    piruvato a lactato; en cambio en
    condiciones aeróbicas, el NAD+ se regenera
    por transferencia de electrones del NADH al O2 a
    través de la cadena respiratoria. La velocidad de
    transformación de la glucosa en piruvato está
    regulada : la fosfofructoquinasa, que cataliza la etapa
    limitante de la glucólisis, es el centro de control
    más importante (fig. ). Un nivel elevado de ATP inhibe
    la PFK, que también es inhibida por el citrato, y se
    revierte por el AMP. En el hígado el regulador
    más importante de la actividad de la PFK es la
    fructosa-2,6-bifosfato. Cuando la glucemia es baja, una cascada
    de reacciones desencadenadas por el glucagón, conduce a
    una disminución en los niveles de
    fructosa-2,6-bifosfato, provocando la desactivación de
    la PFK, y por tanto, frenando la glucólisis. En el
    músculo, la PFK se controla de manera diferente. La
    adrenalina estimula la glucólisis en el músculo,
    pero la inhibe en el hígado. El incremento en la
    glucogenolisis hepática, inducida por adrenalina, sirve
    para suministrar glucosa al músculo, que la consume
    rápidamente para generar ATP, para su actividad
    contráctil.

    Ciclo del ácido cítrico. La vía
    final común para la oxidación de las
    moléculas combustibles –carbohidratos, aminoácidos y
    ácidos grasos- tiene lugar en el interior de la
    mitocondria. La mayoría de los combustibles entran en el
    ciclo en forma de acetil-CoA. La oxidación completa de
    una unidad de acetilo genera 1 GTP, 3 NADH y 1
    FADH2. Estos cuatro pares de electrones se
    transfieren al O2 a través de la cadena de
    transporte
    de electrones, de lo que resulta la formación de un
    gradiente de protones responsable de la síntesis de 9
    ATP. La abundancia de ATP también disminuye la actividad
    de 3 enzimas del ciclo: citrato sintasa, isocitrato
    deshidrogenasa y  -cetoglutarato deshidrogenasa. El
    ciclo del ácido cítrico también tiene una
    función anabólica, suministrando
    intermediarios para la biosíntesis, tales como el
    succinil-CoA, origen de las porfirinas. 

    Vía de las pentosas fosfato. Estas reacciones que
    ocurren en el citosol cumple con 2 funciones:
    genera NADPH para las biosíntesis reductoras y
    ribosa-5-fosfato para la síntesis de nucleótidos.
    En la conversión de la glucosa-6-fosfato en
    ribosa-5-fosfato se generan 2 NADPH. El grupo
    fosforilo de más del NADPH lo distingue del NADH. Esta
    diferencia permite que coexistan en el mismo compartimiento una
    relación elevada NADPH/ NADP+ y otra
    relación elevada NAD+/NADH. Como
    consecuencia, pueden transcurrir, simultáneamente y a
    gran velocidad,
    la glucólisis y la biosíntesis reductora.

    Gluconeogénesis. La glucosa puede sintetizarse, en
    hígado y riñón, a partir de precursores no
    glucídicos como lactato, glicerol y aminoácidos.
    El principal punto de entrada en esta vía es el piruvato
    que, en la mitocondria, se carboxila a oxalacetato. En el
    citosol, el oxalacetato se decarboxila y fosforila para formar
    fosfoenolpiruvato. La gluconeogénesis y la
    glucólisis están normalmente reguladas en forma
    recíproca, de modo que una de las vías
    está detenida cuando la otra es muy activa. Por ej., el
    AMP inhibe y el citrato activa la fructosa-1,6-bifosfatasa, una
    enzima clave de la gluconeogénesis (fig. ), mientras que
    las moléculas tienen efectos opuestos sobre la PFK,
    enzima regulador de la glucolisis. La fructosa-2,6-bifosfato
    también coordina estos procesos
    porque inhibe a la fructosa-1,6-bifosfatasa. Así pues,
    cuando la glucosa abunda, el nivel elevado, el nivel elevado de
    F-2,6-BP inhibe la gluconeogénesis y activa la
    glucólisis.

    Síntesis y degradación del
    glucógeno. El intermediario activado de su
    síntesis es la UDP-glucosa, que se forma a partir de
    glucosa-1-fosfato y UTP. La glucógeno sintasa cataliza
    la transferencia de glucosa desde la UDP-glucosa al hidroxilo
    terminal de una cadena en crecimiento. El glucógeno se
    degrada por una vía diferente. La glucógeno
    fosforilasa cataliza la escisión del glucógeno
    formando glucosa-1-fosfato. La síntesis y
    degradación del glucógeno están
    controladas coordinadamente por una cascada amplificadora
    disparada por hormonas, de
    modo que la sintasa es inactiva cuando la fosforilasa es activa
    y viceversa.. Estas enzimas están controladas por
    fosforilación y por interacciones alostéricas no
    covalentes.

    La síntesis y degradación de los
    ácidos grasos. Los ácidos grasos se sintetizan en
    el citosol por adición de fragmentos dicarbonados a una
    cadena creciente anclada en una proteína portadora de
    acilos. El intermediario activado, malonil-CoA, se forma por
    carboxilación de acetil-CoA. Los grupos acetilo
    son transportados de la mitocondria al citosol mediante la
    lanzadera citrato-malato. En el citosol, el citrato estimula la
    acetil-CoA carboxilasa, la enzima que que cataliza la etapa
    limitante (fig. ). Cuando abunda el ATP y el acetil-CoA, el
    nivel de citrato aumenta, y ello acelera la velocidad de
    síntesis de ácidos grasos. Los ácidos
    graso se degradan siguiendo una vía diferente y en un
    compartimiento distinto ( -oxidación
    mitocondrial). Si el suministro de oxalacetato es suficiente,
    el acetil-CoA entra en el ciclo del ácido
    cítrico; en caso contrario, el acetil-CoA puede
    convertirse en cuerpos cetónicos. El FADH2 y
    el NADH, formados en la vía de la 
    -oxidación, transfieren sus electrones al O2
    a través de la cadena respiratoria.

    Conexiones claves:
    Glucosa-6-fosfato, Piruvato y Acetil-CoA

    Los factores que regulan el flujo de moléculas en el
    metabolismo pueden comprenderse mejor examinando 3 puntos claves:
    la glucosa-6-fosfato, el piruvato y el acetil-CoA. Cada una de
    ellas tiene varios destinos diferentes:

    Glucosa-6-fosfato

    La glucosa que entra en la célula se
    fosforila rápidamente a glucosa-6-fosfato, la cuál
    puede almacenarse como glucógeno, degradarse vía
    piruvato o convertirse en ribosa-5-fosfato (fig.). Cuando la
    glucosa-6-fosfato y el ATP abundan se forma glucógeno. Por
    el contrario, cuando se requiere ATP o esqueletos carbonados para
    la biosíntesis, la glucosa-6-fosfato se degrada por la
    vía glicolítica. El tercer destino principal de la
    glucosa-6-fosfato es transformarse, a través de la
    vía de las pentosas fosfato, y suministrar NADPH para las
    biosíntesis reductoras, y ribosa-5-fosfato para la
    síntesis de nucleótidos. La glucosa-6-fosfato puede
    formarse por movilización del glucógeno o puede
    sintetizarse por la vía gluconeogénica a partir de
    piruvato y aminoácidos glucogénicos. Tal como
    veremos enseguida, el bajo nivel de glucosa en sangre estimula
    tanto la gluconeogénesis como la glucogenolisis, tanto en
    el hígado como en el riñón. Estos
    órganos se distinguen por tener glucosa-6-fosfatasa, que
    posibilita la liberación de glucosa hacia la sangre.

    Piruvato

    El piruvato deriva fundamentalmente de la glucosa-6-fosfato,
    del lactato y de la alanina (fig.). La fácil
    reducción del piruvato catalizada por la lactato
    deshidrogenasa sirve para generar NAD+, el cual a su
    vez, permite que la glicolisis pueda proseguir de modo
    transitorio en condiciones anaeróbicas. El lactato que se
    forma en los tejidos activos, como el
    músculo en contracción, se oxida seguidamente a
    piruvato, principalmente en el hígado. Otra
    reacción fácilmente reversible en el citosol, es la
    transaminación del piruvato ( -cetoácido) a
    alanina; de modo recíproco, se pueden convertir
    aminoácidos en piruvato. Así pues, la
    transaminación constituye la principal conexión
    entre el metabolismo de aminoácidos y de azúcares.
    Un tercer destino del piruvato es su carboxilación a
    oxalacetato en el interior de la mitocondria. Esta
    reacción y la posterior conversión del oxalacetato
    en fosfoenolpiruvato evita una etapa irreversible de la
    glicolisis y permite así sintetizar glucosa a partir de
    piruvato. La carboxilación del piruvato es también
    importante para reponer los intermediarios del ciclo del
    ácido cítrico. Cuando éste ciclo es
    insuficiente debido a la escasez de oxalacetato, la
    síntesis de este compuesto se ve favorecida por la
    activación de la piruvato carboxilasa, gracias a la
    acción del acetil-CoA. Por otro lado, cuando el ciclo del
    ácido cítrico queda inhibido por la abundancia de
    ATP, el oxalacetato, sintetizado a partir del piruvato, se
    desvía hacia la vía gluconeogénica. El
    cuarto destino del piruvato es su descarboxilación
    oxidativa a acetil-CoA. Esta reacción irreversible,
    llevada a cabo en el interior de la mitocondria, es decisiva en
    el metabolismo: compromete los átomos de carbono de los
    azúcares y aminoácidos hacia su oxidación en
    el ciclo del ácido cítrico o hacia la
    síntesis de lípidos.

    Acetil-CoA

    Las principales fuentes de
    este fragmento dicarbonado activo son la descarboxilación
    oxidativa del piruvato y la  -oxidación de los
    ácidos grasos (fig.). El acetil-CoA también puede
    derivar de los a.a. cetogénicos. El destino del
    acetil-CoA, a diferencia de muchas moléculas del
    metabolismo, es muy restringido. El fragmento acetilo puede
    oxidarse completamente a CO2 en el ciclo del
    ácido cítrico. Por otra parte, 3 moléculas
    de acetil-CoA pueden formar 3-hidroxi-3-metilglutaril-CoA. Esta
    unidad de 6 carbonos es precursor del colesterol y de los cuerpos
    cetónicos, que son formas de transporte de acetilos entre
    el hígado y algunos tejidos periféricos. El tercer destino importante
    del acetil-CoA consiste en su salida al citosol en forma de
    citrato, para allí sintetizar ácidos grasos. Es
    importante reiterar que el acetil-CoA en los mamíferos no puede convertirse en piruvato
    (los mamíferos son incapaces de transformar los
    lípidos en
    carbohidratos). 

    Perfiles metabólicos de
    los órganos más importantes

    Las pautas metabólicas de cerebro,
    músculo, tejido adiposo e hígado son profundamente
    distintas. Consideremos en qué se diferencian estos
    órganos con respecto a la utilización de
    combustibles para satisfacer sus necesidades
    energéticas.

     Cerebro

    La glucosa es practicamente el único combustible
    utilizado por el cerebro humano,
    excepto durante el ayuno prolongado. El cerebro carece de
    almacenamiento
    de combustible y, por consiguiente, requiere un suministro
    continuo de glucosa, que entra con facilidad en todo momento. El
    cerebro consume unos 120 g de glucosa al día (equivale a
    unas 420 kcal). En estado de
    reposo el cerebro utiliza el 60% de la glucosa total consumida
    por el organismo entero. Las medidas de resonancia
    magnética nuclear han demostrado que la
    concentración de glucosa en el cerebro es aproximadamente
    1 mM cuando el nivel en plasma es de 4.7 mM (84.7 mg/dl), un
    valor normal
    (fig. ). Cuando el nivel de glucosa se aproxima a la Km de la
    hexoquinasa (~ 50µM), la glicolisis se hace más
    lenta. Este peligroso momento se da cuando el nivel de glucosa en
    sangre disminuye hasta 2.2 mM (39.6 mg/dl).

    Durante el ayuno prolongado, los cuerpos cetónicos
    (acetoacetato y 3-hidroxibutirato), sintetizados en el
    hígado, reemplazan en parte a la glucosa como combustibles
    cerebrales. El acetoacetato se activa mediante la transferencia
    de CoA procedente de succinil-CoA y así se convierte en
    acetoacetil-CoA, que entra en el ciclo del ácido
    cítrico (fig. ). Los ácidos grasos no sirven como
    combustibles cerebral porque están unidos a la
    albúmina en el plasma, y en consecuencia , no pueden
    atravesar la barrera hematoencefálica. En el fondo, los
    cuerpos cetónicos son equivalentes a ácidos grasos
    transportables.

    Músculo

    Los principales combustibles del músculo son: glucosa,
    ácidos grasos y cuerpos cetónicos. El
    músculo difiere del cerebro en que posee un gran almacenamiento de
    glucógeno (1200 kcal). De hecho las ¾ partes del
    glucógeno corporal están almacenadas en el
    músculo (tabla ). Este glucógeno se convierte
    fácilmente en glucosa-6-fosfato para su utilización
    por las células
    musculares. El músculo, como el cerebro carece de
    glucosa-6-fosfatasa, y de este modo no puede liberar glucosa.
    Más bién, el músculo retiene la glucosa, el
    mejor combustible para su proceso de
    actividad.

    En el músculo esquelético en contracción
    activa, la velocidad de la glicolisis excede, con mucho, a la del
    ciclo del ácido cítrico. La mayor parte del
    piruvato formado en estas condiciones se reduce a lactato, que
    fluye hacia el hígado, donde se convierte en glucosa (fig.
    ). Estos intercambios, conocidos como ciclo de Cori, trasladan
    parte de la carga metabólica del músculo al
    hígado. Además en el músculo activo, se
    forma gran cantidad de alanina por transaminación de
    piruvato (piruvato + glutamato  alanina + 
    -cetoglutarato). En el hígado, la alanina, como el
    lactato, puede reconvertirse en glucosa.

    La conducta
    metabólica del músculo en reposo es completamente
    distinta. En el músculo en reposo, el combustible
    principal son los ácidos grasos. Los cuerpos
    cetónicos sirven también de combustible para el
    músculo cardiaco. De hecho, el músculo del corazón
    consume con preferencia acetato en vez de glucosa.

    Tejido adiposo

    Los triacilgliceroles almacenados en el tejido adiposo
    constituyen un enorme depósito de combustible
    metabólico. En un hombre de 70
    kg el contenido energético ed de 135,000 kcal. El tejido
    adiposo está especializado en la esterificación de
    los ácidos grasos y en su liberación de los TAG. En
    el hombre, el
    hígado es el principal centro de síntesis de
    ácidos grasos, mientras que el principal trabajo
    biosintético del tejido adiposo consiste en activar estos
    ácidos grasos y transferir los acetil-CoA resultantes al
    glicerol. El glicerol-3-fosfato, un intermediario clave en esta
    biosíntesis, procede de la reducción de la
    dihidroxiacetona fosfato, formada a partir de glucosa en la
    vía glucolítica. Las células adiposas son
    incapaces de fosforilar el glicerol endógeno, poeque
    carecen de quinasa. Así pues, las células adiposas
    necesitan glucosa para sintetizar triacilgliceroles.

    Las lipasas hidrolizan los TAG a ácidos grasos y
    glicerol. La liberación del primer ácido graso de
    un TAG, la etapa limitante de velocidad catalizada por una lipasa
    sensible a hormonas, que
    se fosforila reversiblemente (enzima activada por adrenalina,
    noradrenalina, glucagón, etc. e inhibida por la insulina).
    El AMP cíclico actúa como mensajero celular. Los
    TAG de las células adiposas están continuamente
    hidrolizándose y resintetizándose. El glicerol
    liberado en la hidrólisis fluye hacia el hígado. La
    mayoría de los ácidos grasos formados en la
    hidrólisis, si el glicerol-3-fosfato abunda, se
    reesterifican. Por el contrario, si el glicerol-3-fosfato escasea
    por falta de glucosa, los ácidos grasos se liberan al
    plasma. De este modo, el nivel de glucosa en las células
    adiposas es el principal factor determinante de la
    liberación de ácidos grasos a la sangre..

    Hígado

    La actividad metabólica del hígado es esencial
    para suministrar combustible al cerebro, músculo y otros
    órganos periféricos. La mayoría de los
    compuestos absorbidos por el intestino pasan a través del
    hígado, lo que permite regular el nivel de muchos
    metabolitos de la sangre. El hígado puede retener grandes
    cantidades de glucosa y convertirla en glucógeno (pueden
    almacenarse hasta 400 kcal). El hígado puede liberar
    glucosa en sangre, por degradación del glucógeno
    almacenado y por realización de gluconeogénesis.
    Los precursores principales de la glucosa son: lactato y alanina
    del músculo, el glicerol del tejido adiposo y los a.a.
    glucogénicos de la dieta.

    El hígado juega también un papel central
    en la regulación del metabolismo lipídico. Cuando
    los combustibles son abundantes, el hígado esterifica los
    ácidos grasos o los que él sintetiza, y luego los
    secreta a la sangre en forma de lipoproteína de muy baja
    densidad
    (VLDL). Esta lipoproteína es la fuente principal de los
    ácidos grasos utilizados por el tejido adiposo para
    sintetizar TAG. Sin embargo, en estado de
    ayuno, el hígado convierte los ácidos grasos en
    cuerpos cetónicos. ¿Cómo escoge la célula
    hepática entre estas 2 vías antagónicas? La
    selección depende de que los ácidos
    grasos entren o no en la matriz
    mitocondrial. Recordemos que los ácidos grasos de cadena
    larga atraviesan la membrana mitocondrial interna solamente si
    están esterificados con carnitina. La carnitina
    aciltransferasa I es inhibida por el malonil-CoA, el
    intermediario limitante en la síntesis de ácidos
    grasos. Así, cuando abunda el malonil-CoA, se evita que
    los ácidos grasos de cadena larga puedan entrar en la
    matriz
    mitocondrial, impidiéndo la  -oxidación y
    formación de cuerpos cetónicos. En cambio, los
    ácidos grasos son exportados al tejido adiposo para que se
    incorporen a los TAG. Por el contrario, cuando el combustible
    escasea, el nivel de malonil-CoA desciende. En estas condiciones,
    los ácidos grasos liberados en el tejido adiposo entran en
    la matriz mitocondrial para convertirse en cuerpos
    cetónicos.

    El hígado prefiere como combustible, para satisfacer
    sus necesidades energéticas, cetoácidos derivados
    de la degradación de a.a. antes que glucosa. El objetivo
    principal de la glucolisis hepática es formar precursores
    para la biosíntesis. Además, el hígado no
    puede utilizar acetoacetato como combustible porque carece de la
    transferasa capaz de activarlo. Así, el hígado
    renuncia a los combustibles que debe exportar al músculo y
    cerebro; realmente el hígado es un órgano
    altruista.

     

    Documento cedido por:

    JORGE L. CASTILLO T.

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