(filosofía medieval
cristiana. San
Agustín: Libre Albedrío)
- Maniqueos. el origen del
mal - Dos clases de
mal - Clasificación de los
bienes - Obrar mal
- Conclusión
- Bibliografía
Peccatum non esse, si non
propia voluntate peccatur
S.E.R
INTRODUCCIÓN
Agustín nacido
en el año 354 (en Tagaste, Africa) y
fallecido en 430, es una de las figuras más importantes
y de mayor autoridad
del periodo patrístico, además es fuente de
inspiración para pensadores de todas las
épocas; Anselmo de Canterbury, Tomás de
Aquino, Lutero, Descartes y
tantos otros han sido influenciados por él. ?San
Buenaventura dijo de él: "Nadie ha dado más
satisfactorias respuestas a los problemas de
Dios y del alma que San
Agustín". Leibnitz lo llamó
"varón de veras grande y de estupendo talento". Harnack
lo comparó a un "árbol plantado a las
márgenes de las aguas vivas, cuyas hojas jamás se
marchitan y en cuyo ramaje anidan las aves del
cielo" ?.
Agustín, tras haber sido designado obispo de Hipona,
sostuvo tres grandes controversias:
Contra los donatistas, quienes afirmaban que la iglesia
católica había dejado de ser la iglesia de
Cristo por mantener la comunión con los pecadores
y que los herejes no podían conferir validamente
ningún sacramento; afirma que la iglesia visible
esparcida por el mundo debe considerarse católica, y las
locales son llamadas así por estar en comunión
con esta.
Contra los pelagianos; éstos sobrestimaban el poder de la
voluntad humana, además Pelagio sostenía que el
bautismo era un mero titulo de admisión en el cielo.
Para Agustín por el contrario la voluntad necesita de la
gracia para la salvación, esto lo tomo de los textos de
San Pablo – carta a los
romanos: sobre el segundo Adán- por un hombre entro
el pecado en el mundo y por otro hombre
entrará la Salvación.
Y por último, la controversia referida a la naturaleza del mal contra los maniqueos, a
partir de la cual elaborara su doctrina del liber arbitrio.
El Doctor de Hipona a partir de su experiencia personal, luego
de una juventud
?pecaminosa? y de una incesante lucha interior (Conf. LII, C2,
N2) contra la concupiscencia (cupiditas), intentara resolver
este problema – principalmente para lograr su anhelada
paz espiritual – atravesando distintas etapas desde su
introducción en el maniqueísmo
hasta el abandono del mismo (después de ser asistente de
la secta durante nueve años; Conf. LIV, C1, N1) y su
conversión al cristianismo.
Según Agustín los hombres tenemos la capacidad de
obrar mal o bien gracias al libre albedrío de nuestra
voluntad, al contrario del dualismo maniqueo que afirmaba
que el interior del hombre era un campo de batalla para los
principios
cósmicos del bien y del mal que se entreveraban en una
eterna lucha, de cuyo resultado dependía el obrar del
hombre. El mal surge de la mezcla entre la naturaleza
espiritual y la corporal, de la unión entre alma
y cuerpo.
Con este trabajo intentaremos demostrar como Agustín, a
partir de su controversia con los maniqueos, desarrolla su
teoría del libre albedrío, con la
cual deslinda a Dios y/o a algún principio malo como
responsable del mal y asegura que la voluntad del hombre
conduce sus acciones.
? La Existencia del mal, en todas sus formas, ha constituido
siempre una de las mayores dificultades que han atormentado a
los hombres de todos los tiempos. El problema del mal enjuicia
el destino de cada ser, el porvenir del genero humano,
la significación de la naturaleza en general y, lo que
es más grave aún, la santidad de Dios. En efecto,
¿ Cómo conciliar la existencia de mal con la
existencia Dios??MANIQUEOS. EL
ORIGEN DEL MAL
Podemos comenzar éste trabajo con
la breve, pero precisa explicación de la teoría maniquea, sobre el origen de mal,
que nos da Agustín en De Duabus Animabus. Liber
Unus: … ?según ellos (los Maniqueos) de las dos
(almas) una parte de Dios y la otra procede de la raza de las
tinieblas, que no ha sido creada por Él y que le es
coeterna. Conforme a sus delirios, ambas
almas, una buena y otra mala, se hallan en todo hombre. Afirman
que el alma mala es propia de la carne, carne que, a su
entender, pertenece también a la raza de las tinieblas;
la buena en cambio,
procede de la parte adventicia de Dios, que luchó contra
la misma raza de las tinieblas, en consecuencia de la cual se
mezclaron. Todo lo bueno que hay en el hombre lo
atribuyen
a dicha alma buena, y, al revés, todo lo malo al alma
mala.?
Así los maniqueos consideraban que el hombre
obra mal cuando triunfa la oscuridad, el principio malo, la
materia, el sumo mal, por sobre la
luz, el
principio bueno, el espíritu, el sumo bien. Pero para
Agustín el mal surge de la voluntad del hombre, que es
libre.
?El pecado no reside en ningún otro lugar, sino en
la voluntad?DOS CLASES DE
MAL
Los maniqueos cuestionaban a Agustín el hecho
de que si el pecado no provenía de un principio o
sustancia mala, de dónde entonces. ?Sí tiene su
origen en el hombre, ¿de dónde proviene el
hombre?? . El hombre es creado por Dios, entones en
última instancia: ¿ el mal procede de Dios?
Agustín trata de ignorantes e incapaces a quienes
argumentan esto dado que la grandeza divina nunca podrá
mezclarse con la imperfección del pecado y del mal.
?…(Dios) creo todas las cosa de la nada, más no de
sí mismo, puesto que de sí mismo engendro
sólo al que es igual a él, y a quien nosotros
decimos hijo único de Dios…?
?…No existe razón por la que debamos imputar nuestros
pecados a nuestro Dios y Creador.
… en los mismos pecados lo veo yo digno de toda alabanza, no
sólo porque los castiga, sino porque se cometen cuando
de su bondad y verdad se aparta el pecador.?
En del libre albedrío Evodio le pregunta a
Agustín si Dios ¿puede ser el autor del mal?
Agustín responde: ? te lo diré, si antes me dices
tu a que mal te refieres, porque dos son los significados
que solemos dar a la palabra mal: uno, cuando decimos que
alguien a obrado mal; otro, cuando afirmamos que ha sufrido
algún mal.?
Así el Santo Doctor distingue entre dos tipos de mal;
por un lado el mal cometido por el hombre, del cual el hombre
mismo es el responsable. Y por otro lado, el mal padecido por
el hombre, del cual dios es autor. El mal sufrido por el hombre
a causa de Dios es un mal en sentido teológico, el
hombre que obre mal sufrirá las consecuencias en el
infierno.
Así cada malvado es el responsable del mal que comete y
no seria castigado con justicia, si
no fuera libre su voluntad.
?…al pecado no lo hizo ÉL y es lo único a lo
que se llama mal, es decir, nuestro pecado voluntario.
Existiendo, pues, dos clases de males, el pecado y el castigo
del pecado, el primero no pertenece a dios y el segundo le
pertenece en cuanto juzga…?
?… Dios castiga las malas acciones. Y
claro está que no serían justamente castigadas si
no procedieran de la voluntad libre del hombre?
El hombre esta ordenado a un fin según la ley eterna,
esta hace de moderadora de las leyes humanas,
es la razón suprema de todo. Los hombres que
voluntariamente obren mal serán miserables, los que por
el contrario obedezcan la ley eterna
serán bienaventurados, serán felices. La ley
temporal será justa y legitima siempre que responda a la
ley eterna, que es por la cual todas las cosas están
justamente ordenadas.CLASIFICACIÓN DE LOS
BIENES
En De Liber Arbitrio, Evodio plantea el problema
de saber si Dios hizo bien al darnos el libre albedrío,
por el cual podemos pecar. Agustín responde diciendo que
si bien como de nuestros distintos bienes
corporales podemos abusar, y sin embargo es un regocijo
tenerlos. Así también por nuestra voluntad libre
por la cual obramos mal, también podemos hacer bien. Por
ende ésta es un bien.
?Tú sabes perfectamente que carece de un bien muy grande
el cuerpo al que le faltan las manos, y, sin embargo, usa muy
mal las manos el que con ellas ejecuta acciones crueles o
torpes.
…así como concedes que son bienes
éstos del cuerpo y alabas al dador de éstos
bienes, no obstante el mal uso que muchos hacen de ellos, del
mismo modo debes conceder que la voluntad libre, sin la cual
nadie puede vivir rectamente, es un bien dado por Dios…?
Pero esta libertad no
es un bien superior, sino que es un bien intermedio.
Los Bienes Superiores(espirituales,
Eternos, Inmutables) son Las Virtudes:
Prudencia: es el
conocimiento de las cosas que debemos apetecer y
de las que debemos evitar.
Justicia: es
la virtud que manda a dar a cada uno lo suyo.
Fortaleza: es el sentimiento del alma por el que despreciamos
incomodidades y la pérdida de las cosas que se apetecen
ordenadamente
Templanza: es la que modera y reprime el deseo de aquellas
cosas que se apetecen desordenadamente.
De éstos bienes no se puede hacer mal uso.
Aquí entra en juego otra
noción sumamente importante La Buena Voluntad, que
es la voluntad por la que deseamos vivir con honestidad y
rectitud y alcanzar la sima de la sabiduría. Esta
consiste en el ejercicio de las virtudes antes mencionadas.
Los Bienes Inferiores Son corporales en su
mayoría. De estos se puede abusar. No son malos,
Agustín pregonaba un optimismo ontológico, todas
las cosas por el hecho de ser son buenas, no hay naturalezas
malas. ?Y visteis, ho dios, todas las cosas que hicisteis, y he
aquí que eran muy buenas (gen. 1.3); por que
también nosotros las vemos, y hallamos que todas son muy
buenas? .
Los Bienes Intermedios (Mens,
Espíritu, Libertad) de
estos se puede hacer mal uso, y sin ellos no se puede
vivir honestamente.
La voluntad peca al adherirse a un bien inferior. Si la
libertad se inclina hacia un bien superior llegara a la vida
bienaventurada, a la felicidad.
Empero, si se adhiere a un bien inferior (sea particular:
cuando quiere ser su propio dueño, sea exterior: cuando
quiere conocer lo que es propio de otro) caerá en
pecado.
Por esto afirma el doctor de Hipona que el mal no
proviene de Dios sino que es el resultado de una
elección de la voluntad. Todo bien proviene de dios,
obrar mal es un movimiento
de adversión hacia el ser, no puede provenir de dios. El
mal consiste en apartarse de Dios, es un alejamiento. Es
así, pues, que obrar mal no es otra cosa que una
inclinación a la pasión, es
un defectus un de-facere, un des-hacer, es lo que tiende a la
nada, al menos ser, al minus esse. El mal tiene una
connotación ontológica. Todos los seres por el
sólo hecho de existir son buenos.
En cambio, todo
acto bueno es hacia el Ser. Por lo cual obrar bien es lograr un
Magis Esse, la ida a la nada originaria es de tipo ética,
no metafísica.
El mal no existe en el bien absoluto, si en el bien creado e
imperfecto.
La naturaleza humana al provenir de la nada, del no-ser, tiene
esta deficiencia en el bien que tiende hacia la nada.
?…en el Principio (gen. , 1, 1) que procede de Vos, que
nació de vuestra sustancia, hicisteis algo de la
nada.?
Luego de diferenciar las distintas clases de bienes, y de
afirmar que la libertad es uno de ellos, Agustín
distingue entre Libre Albedrío y Libertas.
?…aparece aquí la distinción entre la
mera libertad exterior que podríamos llamar ?civil?, y
esa otra ?libertad interior, espiritual que consiste en
haberse liberado de la tiranía de las pasiones y
no querer otra cosa que el bien, que es la que San
Agustín denomina libertas?, distinguiéndola del
simple libre albedrío, y considerándola como una
perfección a que éste
puede llegar, ayudado por la gracia,…?
La libertas sería esa libertad original que
poseyó Adán antes de pecar.
El liberum arbitrium sería ésa libertad
debilitada por el pecado. Esto no quiere decir que la voluntad
del hombre deje de ser libre, sólo significa que si el
hombre llegará a pecar necesita de la gracia divina para
salvarse.
?El libre albedrío es la verdadera libertad; en efecto,
pueden faltar todas las clases de libertad: de
expresión, de moverse etc., sin que desaparezca esta
libertad de querer, que procede de un sujeto que es arbiter
sui, dueño de sí mismo. Este albedrío, a
su vez, se presenta en las siguientes formas:
a) Libertad de ejercicio: de obrar o no obrar;
b) Libertad de especificación: de elegir un medio en
lugar de otro o entre distintos bienes;
c) Libertad de contrariedad: elegir entre el bien y el
mal.?OBRAR
MAL
Para los maniqueos el hombre en su estado
actual está conquistado por el mal, como
consecuencia de su mezcla con la materia. Es
decir que el pecado ? como bien lo explica R. García (en
El Concepto del
Libre Albedrío…)
– seria resultado de la materia, en relación con
la pasión, la que lo llevaría, al hombre, hacia
el mal.
Empero sólo con la ayuda del
se
podría evitar el mal. Así, en un estado de
iluminación, el alma exenta de
estímulos materiales
lograría la anhelada libertad.
Agustín varios años antes de escribir del libre
albedrío nos aclara en que consiste la voluntad y el
pecado
?…no se puede pecar sino es voluntariamente… La voluntad es
un movimiento
del alma exento de toda coacción, dirigido a no perder o
a conseguir algo…? por esto el hombre se halla en una
posición intermedia entre un querer y un no querer.
…? el pecado no puede existir sin voluntad. Luego el pecado
es la voluntad de retener o conseguir algo que la justicia
prohibe y de lo que hay libertad para abstenerse?
En Del Libre Albedrío nos aclara mucho más esto.
Según nos dice el Doctor el mal se origina en la
concupiscentia, éste es el único origen de
toda suerte de pecado. Es decir, ?el amor
desordenado de aquellas cosas que podemos perder con nuestra
propia voluntad.?
Para poder
explicar que es obrar mal debemos volver a la noción de
ley eterna, ya que el pecado consiste en un desorden. Es decir
que pecar no es otra cosa que entregarse a la pasión
.
Cuando la razón, la cual hace al hombre superior a las
bestias – Dado que los animales
sólo procuran obtener placer -, domina en
él, es cuando éste se encuentra
perfectamente ordenado.
Pero cuando lo más digno se encuentra subordinado a lo
menos digno sólo puede haber desorden. Es cosa cierta
que lo menos perfecto, la sustancia maligna maniquea, no puede
obligar a lo más perfecto, a la razón, a
someterse a la libidine.
Por lo cual nada hace que el hombre sea cómplice de las
pasiones excepto su propia Voluntad y su Libre
Albedrío. La causa de todos los males es la mala
voluntad, la voluntad depravada, que desea las cosas con un
apetito desordenado.
Para concluir Agustín agrega: ? si la voluntad
fuera conforme a la naturaleza, la conservaría y no le
sería nociva, por tanto, no le seria perversa. De donde
se infiere que la raíz de todos los males no está
en la naturaleza.
Y esto es suficiente por ahora contra todos los que
quieren hacer a la naturaleza responsable del pecado.?CONCLUSIÓN
Como brevemente hemos
visto la controversia con los maniqueos le ha servido al Santo
Doctor para desarrollar su doctrina del Libre
Albedrío. Para lo cual se ha servido tanto de las
escrituras– cuando no ha encontrado mejor recurso que recurrir
a argumentos de autoridad–
como de la razón, a través de la cual
desafía a los maniqueos y debilita su doctrina; Al poner
en evidencia que estos no tenían argumentos racionales y
en muchos casos, y lo que es peor todavía, éstos
no podían siquiera basarse en su propia fe para
defenderse de esos ataques.
Para elucidar lo desarrollado en el trabajo
cabria decir que el mal para Agustín, no proviene de
Dios sino que es alejamiento de Él, producto de
una mala elección, que privilegia los bienes inferiores
por sobre los superiores.
No sería resultado de una lucha entre dos fuerzas, en la
cual saliera vencedor el mal, como afirmaban los maniqueos,
sino que es producto de
un apetito desordenado, es el resultado de una elección
hecha por la voluntad, una voluntad que es libre.
Por todo esto Dios no es el responsable del mal cometido por el
hombre.
El hombre es quien en su condición actual siempre se
encontrara ante una elección y solo de él depende
escoger un bien superior por sobre un bien inferior, de
él solo depende alcanzar la bienaventuranza o
seguir el camino que conduce a la miseria e infelicidad.
Tal vez lo que distingue a Agustín de otros pensadores,
sobre todo de sus contemporáneos, más allá
de sus logros sapienciales, es que él nunca
dejó de ser un hombre con defectos y debilidades, era
uno más en el rebaño luchando para no caer en
pecado y convertirse en un hombre virtuoso, según lo
dictaba su conciencia.Bibliografía
San Agustín. Confesiones. Ediciones
paulinas, s. a. V Ed. México.1978.
San Agustín. Obras Completas de San
Agustín XXX. Escritos antimaniqueos.
LABAC. Madrid.
1986.
San Agustín. Obras de San Agustín.
Edición bilingüe. Obras filosóficas.
( Del Libre Albedrío. De la naturaleza de bien: contra
los maniqueos). LABAC. Madrid. 1947.
De Cádiz, Luis m. San Agustín.
Su vida y su doctrina. Ed. Atlántida.1944.
García Ricardo, M. El concepto de
libre albedrío en la etapa inicial del pensamiento
de San Agustín, tal como surge de los tratados de
la controversia antimaniquea y otros escritos del mismo
periodo. Bahía Blanca. EDIUNS. 2001.
Letizia Francisco. Problemática
filosófica agustiniana. Universidad
Nacional de Cuyo. Mendoza.1984.
Ruda, J. O. San Agustín, los maniqueos y el
problema del mal
Este trabajo es una muy modesta introducción al pensamiento
agustiniano.
El poco tiempo del que
disponía me forzó a atestarlo de citas, espero
sepan comprender y deseo les sea útil.
Bahía Blanca, 2004