1.
El hombre antes
de la caída
El primer libro de la
Biblia, Génesis, nos revela al Creador como principal
artífice en todo el proceso de
la creación incluyendo en esta, al ser humano, quien fue
creado a la imagen y
semejanza de Dios.
"Entonces dijo Dios: «Hagamos
al hombre a
nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza… Y creó Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó"
(Gn.1:26-27)
Esto devela que el hombre
en su composición física, y
pneumatológica (Esto no significa que el hombre
sea una dualidad, sino, una unidad que se compone de dos
elementos: Cuerpo y Alma-espíritu) es el único
entre toda la creación, que tuvo un valioso privilegio
y una estrecha relación y comunicación con Dios.
"Y de la costilla que Jehová
Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y
la trajo al hombre…" (Gn.2:22)
La perfección del hombre fue tal,
que Dios le asigno la responsabilidad de administrar su
creación. Solo un ser perfecto, en este caso el
hombre, podía administrar de acuerdo a la voluntad de
Dios una creación perfecta.
"Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad
y multiplicaos; llenad la
tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces
del mar, en las aves de
los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la
tierra…" (Gn.1:28)
Esta perfección significa, que no
era necesario, luego de ser creado el hombre, que este
recibiera algún tipo de don a modo del Nuevo
Testamento para ser edificado, perfeccionado, guiado o guiar,
ayudar o poner en ejercicio alguna gracia o carisma otorgada
por Dios. No era necesario algún tipo de don divino
por que el hombre era perfecto.
Al hacer mención que el hombre era
perfecto, lo era en cuanto a creación, más no
en igualdad,
atributo o naturaleza de
Dios. La perfección del hombre significa que él
fue poseído (no por sí mismo) desde su
creación, desde su formación en la matriz,
por la voluntad creadora de Dios de tales dones, pero en ese
contexto de modo particular. Lo que hoy a la luz de las
Escrituras llamamos dones era algo congénito tanto
espiritual como físicamente inherente en el hombre
antes de su caída en el pecado.
2. El hombre su
caída y sus consecuencias
El capitulo tres de Génesis pone de
manifiesto una horrenda tragedia. El hombre desde y a partir de
su propia voluntad, fue gestor de una ruptura Psicobiologica
ante Dios; la criatura se ha rebelado contra su creador, tal
rebeldía ha traído como resultado el ingreso del
pecado al mundo y a la vida integral del hombre, le ha hecho
conocer al hombre que es solo un ser mortal y pecador a la vez.
La secuela del pecado deprava la totalidad de la vida del
hombre y de ahora en adelante, los que estábamos en los
genes espirituales de Adán, nos uníamos a un
nuevo pero terrible estado, el
del pecado. No podíamos huir de esta terrible
realidad:
"por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios" (Ro 3.23)
Por lo tanto, la calidad
perfecta y primigenia Psicobiologica del hombre se ve
afectada tanto dones naturales como las innatas cualidades
espirituales otorgadas por Dios. La permanencia y la
duración de esta perfección estaban
condicionadas por la obediencia del hombre a
Dios.
"Y mandó Jehová Dios al hombre,
diciendo: De todo árbol del huerto podrás
comer; 17mas del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás; porque el
día que de él comieres, ciertamente
morirás…" (Gn.2:16-17)
Las cualidades espirituales le son quitadas al
hombre, solo queda en él aquellos dones naturales que
solo le sirvieron para reconocer a Dios a través de la
creación: ""Porque las cosas invisibles de
él, su eterno poder y
deidad, se hacen claramente visibles desde la creación
del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas,
de modo que no tienen excusa" (Rm.1:20). Este Tipo de
revelación, por su carácter y limitado alcance espiritual
no son suficientes para ver la perfecta y completa
manifestación de Dios por medio de Jesucristo
(Hb.1:1-3).
Desde entonces el estado
ha entrado a su total depravación esto significa que:
(1) La corrupción se extiende a cada parte de
la naturaleza
humana, incluyendo todas las facultades de su ser y (2) que
no existe en el hombre ninguna cosa que pueda recomendarle
delante de Dios Justo:
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