Educación, cultura, sociedad. La crisis en la pedagogía, algo conocido en la física
En el trabajo se
hace un análisis comparativo entre las llamadas
crisis, tanto
en la Pedagogía actual como en la Física de principios del
siglo. Con este ejemplo se trata de ilustrar que los procesos de
surgimiento de las ciencias
están marcados por aparentes reveses que son consecuencia
natural de la dialéctica de su desarrollo.
THE CRISIS IN PEDAGOGY, SOMEONE KNEW IN
PHISICS.
SUMMARY: A comparative analysis between which are
called crisis, so in nowadays Pedagogy like at the beginning of
century Physics, is made in this work, in order to illustrate
with this example that this beginning process of sciences are
marked by apparent reverses which are natural consciousness of
its dialectical development.
En los corrillos juveniles de los estudiantes de perfil
pedagógico, ha sido siempre común comentar acerca
de lo dudoso de que la Pedagogía sea una ciencia, ya
que invariablemente los primeros contenidos que se estudian de la
misma van dirigidos a convencerlos de este acierto. Esto no
ocurre con las ciencias
exactas y naturales, entre las que se incluye la Física, cuyo carácter
científico resulta casi axiomático, es decir que
nadie lo duda y por lo cual no necesita ser
demostrado.
Con esta percepción
se comete un error de cansada reincidencia positivista, el de
modelar una ciencia social
a la imagen y
semejanza de una ciencia natural, aún cuando sus objetos
de estudio son tan marcadamente diferentes como lo son un ser
racional y un objeto inanimado. Este error y esta duda no son
sólo privativos de los jóvenes estudiantes de
carreras pedagógicas, muchos más han ingresado al
corro.
Los orígenes de la Pedagogía se pierden en
la génesis del hombre como
ser racional, debido a que la necesidad de supervivencia de la
especie conllevó a comunicar la herencia cultural
a las generaciones jóvenes, con métodos
formativos aprendidos de modo empírico. Otras ciencias,
como la Física por ejemplo, son más jóvenes,
sin embargo después de separarse de la Filosofía
como ciencia independiente, no siempre tuvo claridad de su objeto
de estudio y en su decursar histórico ha pasado por crisis
que han removido su andamiaje teórico, al no adecuarse los
modelos
elaborados para explicar los fenómenos, al objeto de
estudio.
Así se tienen las discrepancias surgidas desde el
siglo XVII entre Huygens y Newton, al
explicar los fenómenos luminosos desde un modelo
mecanicista . Con ello aparece el antagonismo onda –
corpúsculo debatido durante dos siglos, hasta que Folcaut
inclinó la balanza a favor de la onda con sus verdades
experimentales.
Junto a la Teoría
Ondulatoria surgió la Hipótesis del Éter que
permaneció incólume hasta el siglo XIX, cuando los
experimentos
de Michelson y la genial generalización de Einstein
refutaron ese lastre teórico.
A finales del pasado siglo, otras nubes ensombrecieron
el panorama de una ciencia que parecía acabada, el propio
Hertz al comprobar experimentalmente la Teoría
Ondulatoria Electromagnética, generalizada desde 1864 por
Maxwell, sembró el germen de su límite al
descubrir, sin notarlo, un fenómeno inexplicable para
dicha teoría: el efecto fotoeléctrico. En
este período estaba pendiente la explicación de la
llamada "catástrofe ultravioleta", en el espectro
de radiación
del cuerpo negro; es decir que existían fenómenos
que no podían ser explicados dentro del marco conceptual
de la ciencia;
era la crisis de la Física.
Un filósofo fue quien dio la alerta. Lenin, en su
obra Meterialismo y Empiriocriticismo, destacó lo relativo
del conocimiento
humano, nada estaba acabado, sólo que los modelos
elaborados pera explicaciones puntuales del objeto de estudio, no
lo abarcaban como un todo. Cualquier semejanza con la
Pedagogía, no es ninguna coincidencia casual.
La Física es la ciencia que
estudia las formas más simples del movimiento de
la materia y de
su organización, y si en ella han ocurrido,
ocurren y ocurrirán estas amenazas a su integridad como
tal, por qué el asombro si ocurran en una ciencia cuyo
objeto de estudio contiene a la forma más compleja del
orden y el movimiento de
la materia:
el
hombre.
En la medida en que se amplía el campo del
conocimiento
humano, nuevos y múltiples son los fenómenos
físicos que se descubren. El objeto de estudio de la
Física se atomiza, surgen nuevas ramas que pronto resultan
nuevas ciencias: la Química –
Física, la Geofísica, la Biofísica, la
Electrónica, la Biónica, etc.; pero
todas unidas a la ciencia madre, al tronco
común.
La complejidad del objeto de estudio de la
Pedagogía ha motivado que este proceso haya
ocurrido de modo inverso. De la ciencia madre no sólo se
atomizó, sino que se dispersó el objeto de estudio.
Si en la Física las concepciones teóricas se
encaminaron a la convergencia, como en el caso del carácter
dual onda – corpúsculo de la luz, en la
Pedagogía han marchado a la divergencia, con la
negación de unas a las otras, en lo que influyen las
concepciones filosóficas mutuamente
excluyentes.
Aunque el término pedagogía fue
introducido por Herbart (1776 – 1841), quién la
definió por primera vez como ciencia a inicios del siglo
XIX, su génesis se pierde en los orígenes del
hombre. El
término proviene del griego "pedagogo" que significa
"el que lleva el niño a la escuela" y no fue
utilizado por los padres fundadores de esta ciencia, tales como
Comenius (1592 – 1670), Rosseau (1712 – 1778) o
Pestalozzi (1746 – 1827), sin embargo en sus obras
pedagógicas fundamentales: Didáctica Magna, Emilio, y Gertrudis y
Leonardo, el referente teórico abarca no sólo la
enseñanza, sino la educación como
concepto
social, que contempla la formación del hombre dentro y
fuera del marco escolar.
Todas las sociedades
humanas han elaborado paradigmas de
formación del hombre de acuerdo a la misión
social de éste, es decir que han tenido un carácter
clasista marcado por las concepciones filosóficas de las
mismas. Los métodos
empleado para ello han sido concebidos por las clases dominantes
en función
de sus intereses.
La formación holística del ser humano
resulta harto compleja, por lo que el objeto de estudio de la
Pedagogía es un proceso muy
difícil de abarcar en todas sus aristas. El hombre es
una integridad bio-psico-social tan compleja que ni el mismo es
capaz de comprender a cabalidad. Debido a ello, antes de que la
ciencia pedagógica pudiera establecer regularidades y
leyes
abarcadoras de un proceso tan complejo, los científicos
atendieron elementos puntuales de su objeto de estudio. El tronco
fue desmembrado en ramas y tendencias, cada una de las cuales ha
considerado que las regularidades del comportamiento
del elemento puntual estudiado, pueden ser extrapoladas a todo el
objeto de la ciencia, es decir, hacer inferencias y
generalizaciones propios de los métodos de
investigación de las ciencias
naturales.
Este enfoque positivista, permite estudiar un
conglomerado humano como a un ensemble estadístico
cualquiera, comparar al hombre con un naipe o un número
aleatorio y esto, al parecer, no funciona así.
Las primeras tendencias fueron las de psicologizar a la
Pedagogía, de ahí que todas las escuelas
psicológicas tengan una o varias derivaciones
pedagógicas. La mayoría de estas escuelas han
estudiado elementos puntuales de la psiquis del hombre: el
inconsciente, la conducta, la
influencia social o externa, la
motivación, la sexualidad,
los factores internos, la autorrelización, etc; o
combinaciones de ellos. Por otro lado, han hecho generalizaciones
a partir de estudios de determinadas etapas del desarrollo del
hombre, o del comportamiento
de pequeños grupos humanos, o
de personas con trastornos psíquicos.
Otras tendencias pedagógicas no han salido del
marco de la escuela, o
más aún, del proceso de instrucción de
grupos
estratificados por edades o encargo social, es decir, quedan en
el campo de la Didáctica y de ahí, hacen
generalizaciones al proceso de formación del
hombre.
En correspondencia con el componente puntual del objeto
de estudio tenido en cuenta, tienen aciertos en determinados
marcos y en otros no. La regularidad que se observa es que, la
generalización de teorías
puntuales acaba en el fracaso.
La Pedagogía, como ciencia madre en el proceso de
formación del hombre, enrumba su camino en el presente,
sale del estrecho marco de la escuela para
insertarse en la sociedad, busca
sus leyes y teorías
generales, adecuará los paradigmas a
su objeto de estudio, definirá sus métodos propios
de investigación como ciencia social. En la
actualidad está en su renacer, en su etapa
epistemológica de búsqueda de su base
teórico conceptual. Su momento es de crisis, pero como lo
demuestra la historia en el caso de otras
ciencias, ello marcará un hito en su
desarrollo.
Resulta innegable que las diferentes ciencias de la
educación
tienen aciertos dentro de los límites de
su objeto de estudio, ya sea con enfoques psicológicos,
sociológicos, cibernéticos o filosóficos
distintos; o se hable de diferentes tendencias pedagógicas
llamadas contemporáneas, o de diferentes teorías
elaboradas para la enseñanza o la educación, o de
diferentes paradigmas de investigación. El camino de la ciencia
pedagógica deberá dirigirse a la integración, que no es la suma mecánica, de lo mejor de cada una en un
cuerpo único, trabajar en la convergencia de lo
útil que las une y no desgastarse en la negación
mutua, y a partir de ahí, elaborar la concepción
nueva.
El camino puede ser tortuoso, pero la meta es
clara.
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Medellín Colombia.
Jorge Luis Herrera Fuentes
Departamento de Física. Facultad de Geología y
Mecánica.
Universidad "Hermanos Saíz Montes de Oca" de
Pinar del Río.
Pinar del Río. Cuba.
Licenciado en Educación, especialidad de
Física, graduado en 1978, en el Instituto Superior
Pedagógico de Pinar del Río. Profesor Auxiliar.
Doctor en Pedagogía. Máster en Ciencias de la
Educación. Vicedecano de la Facultad de Geología y
Mecánica de la Universidad.
Investiga en el campo de la Didáctica de la Educación
Superior, en particular en la formación de las
habilidades necesarias para los modos de actuación de los
futuros profesionales y su capacitación laboral en las
unidades docentes.