)
- Paralelismo
- Aproximación a la ciencia
o al "placer del sistema" - Aproximación al
significante - Aproximación al
Significado - Conclusiones
- Bibliografía
l. INTRODUCCIÓN:
Después de releer LOS ELEMENTOS DE
SEMIOLOGÍA (en adelante Los Elementos…) de Roland
Barthes (1971), cuyo original en francés fue publicado por
Editions du Suil en 1964, cabe formularse las siguientes
interrogantes: ¿Los Elementos de Semiología
descritos por Barthes son restrictivos al significante? Y
sí es así. ¿Son éstos reductivos a
las connotaciones tecnológicas
(ideológicas)?.
Intentaremos, pues, deductivamente, acercarnos al
significante para esclarecer o responder estas hipótesis.
Luego de preguntarnos, podemos señalar que
Barthes, en primer término, asume que Los Elementos… son
irrestrictos a cuatro dicotomías:
1. Lengua y
Habla.
2. Significado y Significante.
3. Sintagma y Sistema.
Y
4. Denotación y Connotación.
Estas parejas, Barthes, las adopta de Ferdinad de
Saussure, y decimos adopta, porque esta acción revela una
asimilación y acomodación del conocimiento,
es decir, Barthes conoce a Saussure y se "deslumbra" por
él "por esta esperanza de suministrar por fin (…) el
medio para desarrollarse científicamente". Desde
aquí toma, entonces, casi descontructivamente Los
Elementos… que podrán establecer el derrotero
teórico de la semiótica, desarrollada por éste
más tarde, pues, no sólo revisa los conceptos
vertidos por el lingüísta suizo, sino que
además va más allá, incluso probando algunas
ideas que superan al maestro, mas esta superación a costa
de una lectura
ideológica, ya que desarrolla el significante como
proyección del signo, pero este signo no es el
lingüístico, sino el semiótico, como
expansión del significante "sociedad", es
decir, se expande para poder armar
estructuralmente la realidad que el ser social va produciendo,
hasta llegar a formular la función-signo como connotación
tecnológica en oposición de la connotación
existencial que el mismo Barthes propone. En otras palabras,
propende a explicar las realidades que los hombres van erigiendo
en la sociedad (como el
cine realista
italiano, por ejemplo).
Barthes, en Los Elementos… desarrolla por lo tanto, no
sólo una expansión del significante, sino que
plantea una ideología, junto con proponer el "signo
semiológico", el signo social aplicado a estructuras
sociales. Sin embargo, por esta razón omite el desarrollo del
significado como expansión de la naturaleza
humana, como aquella que realmente sostiene la facultad del
lenguaje. No
obstante, al parecer, éste, intenta alcanzar los distintos
códigos, en el estrato social. Empero, Saussure
había advertido ya que se puede confundir el soporte
material con el valor
lingüístico de éste, vale decir, que el
valor del
significante no lo tiene por ser material sino por ser menos
abstracto por ello tiende a confundir. Por ejemplo, el metal de
una moneda no es el que fija el valor del significante, sino las
diferencias que separan su imagen
acústica de todas las demás, olvidando, así
la definición de signo que ofrece el
lingüísta.
El semiótico francés, entonces, no genera
estos conceptos (las dicotomías), sino que las acomoda a
una nueva visión: el significante (ideológico,
cuasi realista). Pero, ¿cómo podríamos no
prejuiciarnos con esta conclusión anunciada? Muy simple,
daremos paso a una sucinta revisión de Los Elementos… y
luego retomaremos, probaremos o equivocaremos el
camino…
DICOTOMÍAS
Primera Dicotomía:
Lengua / Habla:
Para Saussure la primera tarea es delimitar el concepto de
Lenguaje y
luego los de Lengua y
Habla.
Se entiende como un conjunto de signos articulados por
medio de los cuales se comunican las personas, o sea, un conjunto
sistemático de signos que permiten un cierto tipo de
comunicación [entendida ésta, al
igual que el lenguaje,
como actividad, como facultad del lenguaje].
Lengua: La lengua no es más que una
determinada parte del lenguaje, aunque esencial. Es a la vez un
producto
social de la facultad del lenguaje y un conjunto de convenciones
necesarias adoptadas por el cuerpo social para permitir el
ejercicio de esa facultad en los individuos.
Habla: Es, por el contrario, un acto individual
de voluntad y de inteligencia,
en el cual conviene distinguir: 1º, las combinaciones por
las que el sujeto hablante utiliza el código
de la lengua con miras a expresar su pensamiento
personal;
2º, el mecanismo psicofísico que le permita
exteriorizar esas combinaciones.
Para Barthes:
Lengua: Un conjunto sistemático de las
convenciones necesarias a la
comunicación, indiferente a la materia de las
señales que la componen. La lengua, es a la vez el
producto y el
instrumento del habla: nos encontramos ante una verdadera
dialéctica.
Habla: Representa a la parte puramente individual
del lenguaje (el discurso).
Segunda Dicotomía.
Significado / Significante:
En primer término, ambos definen
Signo.
Signo: El signo lingüístico designa a
la combinación de un significado y un
significante.
"Llamamos signo a la combinación del concepto y de la
imagen
acústica: pero en el uso corriente este término
designa generalmente a la imagen acústica, por ejemplo una
palabra ('arbor', etc.). Se olvida que si llamamos signo a
'arbor' no es más que gracias a que conlleva el concepto
de "árbol", de tal manera que la idea de la parte
sensorial implica la del conjunto. (…) Y proponemos conservar
la palabra signo para designar el conjunto, y reemplazar concepto
e imagen acústica respectivamente con significado y
significante; estos dos últimos términos tienen la
ventaja de señalar la oposición que los separa, sea
entre ellos dos, sea del total de que forman parte".
Significado: "Es el concepto al cual corresponden
las ideas… Cuando se dice que los valores
corresponden a conceptos, se sobreentiende que son puramente
diferenciales, definidos no positivamente por su contenido, sino
negativamente por sus relaciones con los otros términos
del sistema. Su
más exacta característica es ser lo que los otros no
son".
Significante: El significante o serie de sonidos
o imagen acústica "no es el sonido material,
cosa puramente física, sino su
huella psíquica, la representación que de él
nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es
sensorial "es solamente en este sentido y por oposición al
otro término de la asociación, el concepto,
generalmente más abstracto".
"(…) El significante es aquello gracias a lo cual el
signo se manifiesta, manifestación fónica del signo
simultáneamente material y abstracta: material porque lo
percibimos sensorialmente y abstracto porque lo descodificamos (
acústica y gráficamente) de modo
diferencial".
Tercera Dicotomía
Los ejes del lenguaje:
Sintagma y Paradigma.
Saussure:
Sintagma: Ellos [los ejes] corresponden a dos
formas de nuestra actividad mental, ambos indispensables a la
vida de la lengua.
De un lado, en el discurso, las
palabras contraen entre sí, en virtud de su
encadenamiento, relaciones fundadas en el carácter
lineal de la lengua, que excluye la posibilidad de pronunciar dos
nombres a la vez. Los elementos se alinean uno tras otro en la
cadena del habla. Estas combinaciones que se apoyan en la
extensión se pueden llamar sintagmas.
El sintagma se compone siempre, pues, de dos o
más unidades consecutivas (…). Colocado en un sintagma,
un término sólo adquiere su valor porque se opone
al que precede o al que le sigue o a ambos.
(…) La noción de sintagma no sólo se
aplica a las palabras, sino también a los grupos de
palabras, a las unidades complejas de toda dimensión y de
toda especie (…).
La conexión sintagmática es in praesentia;
se apoya en dos o más términos igualmente presente
en una serie efectiva.
Relaciones Asociativas: Por otra parte, fuera del
discurso, las palabras que ofrecen algo de común se
asocian en la memoria, y
así se forman grupos en los
senos de los cuales reinan relaciones muy diversas.
Ya se ve que estas coordinaciones son de muy distinta
especie que las primeras. Ya no se basan en la extensión,
su sede está en el celebro, y forman parte de ese tesoro
interior que constituye la lengua de cada individuo. Las
llamaremos relaciones asociaciones.
Los grupos formados por agrupación mental no se
limitan a relacionar los dominios que presentan algo en
común; el espíritu capta también la naturaleza de las
relaciones que los atan en cada caso y crea con ello tantas
series asociativas como relaciones diversas haya.
La conexión asociativa une términos in
absentia en una serie mnemónica virtual.
Barthes:
El Sintagma: El sintagma se presenta bajo una
forma "concatenada".
El sintagma es continuo, fluido, concatenado, pero, al
mismo tiempo, puede ser
vehículo de sentido sólo si está
"articulado".
El sintagma es un grupo
cualquiera de signos heterofuncionales; es siempre binario, y sus
dos términos se encuentran en una relación de
condicionamiento recíproco.
Plano Sistemático: Después de
Saussure, el análisis del plano asociativo ha tenido un
desarrollo
considerable. El propio nombre ha cambiado: hoy se habla no ya de
plano asociativo, sino de plano paradigmático, o
también, como haremos aquí a partir de ahora, de
plano sistemático: evidentemente, el plano asociativo
está íntimamente ligado a la "lengua como
sistema".
El sistema constituye el segundo eje del lenguaje.
Saussure lo vio bajo la forma de una serie de campos asociativos,
unos determinados por una afinidad de sonido y otros
por una afinidad de sentido. Todo campo es una reserva de
términos virtuales (…): Saussure insiste en la palabra
término (…) ya que, como él mismo precisa en
francés, al decir término en lugar de palabra se
evoca la idea de sistema.
El sistema, además, tiene oposiciones:
Según sus relaciones con el conjunto del
sistema:
1. Oposiciones bilaterales y múltiples: no pueden
encontrarse en otra oposición del código.
Por ejemplo: E/F.
2. Oposiciones proporcionales (gramaticales,
morfológicas) y aisladas (oposiciones de vocabulario):
Homófonos.
Según sus relaciones de los términos de
las oposiciones.
Término con no-marca: grado
cero: semántica: signos-cero: significante
estilístico, por ejemplo: sol, golonluna, etc.
2. Oposiciones equipolentes: monosílabos, por
ejemplo.
Según extensión de su valor
diferenciador.
1. Oposiciones constantes: tienen siempre significantes
diferentes: sinónimos, por ejemplo.
2. Oposiciones suprimibles o neutralizables: no tienen
siempre significantes diferentes.
Cuarta Dicotomía.
Denotación y
Connotación.
Saussure: En este autor pareciera no encontrarse esta
dicotomía, no obstante, es posible ubicarla en un plano
más general: las relaciones sintagmáticas y las
asociativas. Además es hallable en la "solidaridad" de
los signos, "en donde todos los términos son solidarios y
donde el valor de cada uno no resulta más que de la
presencia simultánea de los otros" [sintagma:
denotación]:
… sgdo/sgte + sgdo/sgte + sgdo/sgte + sgdo/sgte
+gdo/sgte…
Otro aspecto, pero distante, es cierto rasgo de la
mutabilidad, especialmente el que tiene que ver con "un
desplazamiento de la relación entre el significado y el
significante" [relaciones asociativas:
connotación].
Barthes:
Todo sistema de significación conlleva un plano
de expresión (E) y un plano de contenido (C) y que la
significación coincide con la relación (R) de ambos
planos.
Denotación: En el primer caso (primer
plano (E)), el primer sistema (ERC) se convierte en plano de
expresión o significante del segundo sistema:
2 E R C
1 ERC
Connotación: Un sistema connotado es un
sistema cuyo plano de expresión está, el
también, constituido por un sistema de
significación. El primer sistema (ERC) se convierte no ya
en plano de expresión, como ocurre en la
connotación (semiótica connotativa hjelmslevniana), sino
en plano de contenido o significado del segundo
sistema:
2 E R C
1 E RC
O también es el caso de todos los
metalenguajes:
2 E R C
1 ERC
lll.
Aproximación a la ciencia o
al "placer del sistema".
Barthes, llega a decir, que el " "placer del sistema"
reemplazaba para mí el SUPERYÓ de la ciencia: era
preparar ya la tercera fase de esta aventura
[¿semiológica y/o ideológica?]:(…)
entré por placer en el significante, en el texto".
También sostiene que esta aventura le adviene del
significante como "el desplazamiento del sujeto y no de su
expresión".
En otras palabras, el punto de vista, se fija en la
función-signo: el objeto: el
significante.
Sobre la base de estos planteamientos, queremos retomar
la lectura de
Los Elementos…, pues, es necesario centrar nuestra atención en lo que hay de ciencia y en
lo que hay de desplazamiento del sujeto (y no la expansión
del significante como pudiéramos entender, confusamente)
hacia el objeto, vale decir, hacia el significante como
realización de la "connotación tecnológica",
que suponemos existente en un mismo plano: la NATURALEZA HUMANA.
Y por lo tanto, tal desplazamiento es, más bien,
reductivo, restringido; puesto que si pensamos en la Naturaleza
Humana, y más todavía, en su facultad del lenguaje
(descrita ya por Saussure, Chomsky, Sebeok,recientemente), nos
daríamos cuenta que tal desplazamiento no es más
que una apropiación social, ideológica del
significante y ésta, a su vez, se apropia a sí
misma como un nuevo signo: el social o
función-signo.
Para aclarar más estas aseveraciones debemos
recurrir, grosso modo, a la historicidad. Recordar que a fines de
los 700s y los 800s ( siglos XVIII y XIX respectivamente), ya las
discusiones acerca de la ciencia o
ciencias
estaban dando sus frutos, tales como: deslindar que la ciencia o
ciencias
dependen del punto de vista de quien la decida investigar,
deslindar cuestiones de la filosofía y de la lógica,
de la Física:
inorgánica y orgánica, del cerebro como
materia
orgánica y "materia gris", de la psicología y de la
psíquis, del racionalismo y
del empiricismo, del objetivismo y del subjetivismo, del realismo y del
ficcionalismo, la física mecánica ( principio determinístico)
y la física que supone un "principio creativo" (
no-determinístico), la física y la metafísica
(no como más allá de la física
determinística) sino entendida como "física de la
materia gris del cerebro humano",
es decir, meta-física orgánica: más
allá de la física orgánica del cerebro, o
sea, psíquica [esto último en el ámbito de
la Naturaleza Humana, más específicamente, en la
Facultad del Lenguaje (para mayores antecedentes remitirse a
Carlos- Peregrín Otero, Estructuras
Sintácticas. Introducción a Chomsky. 1990:
xvi-xxi]
En fin, la historicidad no se reduce aquí, por
cierto, su diacronía es mayor, desde los siglos IV o V A.
De C. hasta nuestros días. E incluso habría que
echarle UNA OJEADA AL DESARROLLO DE LA SEMIOLOGÍA en EL
MARCO DEL LENGUAJE de Roman Jakobson ('80) 1988.
lV.
Aproximación al significante (denotación,
sintagma o ¿desplazamiento del sujeto?).
Pero retomemos nuestra lectura, Los
Elementos…, no sólo devienen del significante sino
que antes lo hacen del signo, compuesto éste por
significante y significado (aunque el significante por sí
mismo engendra un bipartito también, por ejemplo, la letra
mayúscula de "A": a/A, como signo se opone a todo el
abecedario, llamada "A". Pero este significante a su vez vuelve a
ser signo "A" en oposición a la minúscula; y
éste, a su vez, a otro signo que nos oponga a la
grafía: negrita, cursiva, comic sans ms, time new roman,
etc.
Ahora bien, lo que ocurre, con Barthes en Los
Elementos… es precisamente esto; en otras palabras, es
precisamente la bipartidad, pero en función de un objeto
significante social, e ideológico: la función –
signo. Sin embargo este pareciera olvidar la realización
como facultad lingüística, como "competencias" de
la naturaleza humana y se queda sólo con la
"actuación" de ésta y por ello es
ideológica, política y funcional:
"la voluntad de insertarme en una comunidad de
investigadores rigurosos y la fidelidad a la adhesión
tenaz de lo político y lo simiológico" –
diría Barthes -. Por lo tanto el desplazar el significado
a un plano más abstracto, invisible, oculto en realidad,
implica desconocer que la huella psíquica o imagen
acústica, como el concepto o idea son abstractos: La
imagen acústica no es el sonido material, cosa puramente
física, sino su huella psíquica, la
representación que de él nos da el testimonio de
nuestro sentido; esa imagen es sensorial, y si llegamos a
llamarla "material" es solamente en este sentido y por
oposición al otro término de la asociación
el concepto, generalmente más abstracto.
De tal modo, que el significante no se puede reducir a
un objeto – función sin antes reconocer o explicitar la
diferencia, y que dicho sea de paso, esta es otra más de
las diferencias contenidas en el lenguaje
las cuales por cierto, han formado el sistema: "el mecanismo
lingüístico gira todo él sobre identidades y
diferencias, siendo éstas la contraparte de
aquéllas".
Pues bien, la aproximación al significante
estaría basada, en Barthes, en la prospección del
signo social de la semiología planteada por Saussure : "
una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la
vida social". Mas, pensamos que esta aproximación
bartheana pareciera vincularse con las dudas saussorianas, es
decir, "cuando algunos se dan cuenta de que el signo debe
estudiarse socialmente, no retienen más que los rasgos de
la lengua que la ligan a otras instituciones,
aquellas que dependen más o menos a nuestra
voluntad".
Es aquí, donde estaría la posibilidad de
no "alcanzar al signo, que es social por naturaleza", ya que el
signo-función es reductivo y privativo de una ideología, de la semiótica o
"aventura semiológica" por parte de Barthes; aunque
debemos recordar que "el signo es ajeno, siempre, en cierta
medida, a la voluntad individual o social, y en eso está
su carácter
esencial, aunque sea el que menos evidente se haga a primera
vista".
Por lo tanto podemos darle el crédito
de la aventura a Barthes, no obstante, también, es posible
vislumbrar una forma de retomar el signo-todo como una
relación natural, de la Naturaleza Humana, que revele la
condición humana, vale decir, el signo concebido como una
combinación ( relación, asociación mental o
paradigmática) entre un afuera y un adentro; un pensamiento y
un hecho; un instante- constelación o sistema- en medio de
una masa gris y un mundo real y social. Como diría
Derrida, en La Estructura, El
Signo y El Juego en el
Discurso de las Ciencias: si se borra la diferencia radical entre
significante y significado, es la palabra misma "significante" la
que habría que abandonar como concepto metafísico".
(…) Pues hay dos maneras de borrar la diferencia entre el
significante y el significado: una, la clásica, consiste
en reducir o en derribar el significante, es decir, finalmente en
someter el signo al pensamiento; otra, la que dirigimos
aquí contra la anterior, consiste en poner en
cuestión el sistema en que funcionaba la reducción
anterior: y en primer lugar, la oposición de lo sensible y
lo inteligible. Pues la paradoja está en que la
reducción metafísica
del signo tenía necesidad de la oposición que ella
misma reducía.
En otras palabras, un todo – signo que no designa, sino
que opta en el instante que se relaciona el significante con el
significado y por tanto puede ser trascendental, que ni Barthes
ni Eco, por ejemplo, han podido percibir; el primero con su
función – signo y el segundo con su artificio
comunicativo, aunque este último se liga más con la
intención comunicativa, omitiendo o negando la posibilidad
de la elección natural que tiene el hombre al
ser consciente de su facultad lingüística,
único origen de los signos, el que determina la
intención comunicativa y por lo tanto la semiosis o
relación entre el signans y signatus, es más,
Barthes, invierte el primer signo saussuriano, que es la
lingüística como significante y la semiología
como significado:
Saussure: significado = semiologia =
Ciencia que estudia la vida de los signos en sociedad.
significante= lingüística = Todas las
manifestaciones del lenguaje humano.
Barthes: significado = lingüística = Todas
las manifestaciones del lenguaje humano.
significante =samiología = Ciencia que estudia la
vida de los signos en sociedad ( simulacro).
V.
Aproximación al Significado
Ahora, la realización social o semiológica
corresponde, más bien, a la convención social o
arbitrariedad y por ende una semiología de la sociedad y
no una semiología social individual, que se realiza o
actualiza a través del individuo en el seno social. O sea,
el signo es tanto individual como social, pero sólo ha
sido leído en lo social como significante y no en su
totalidad.
Sólo a raíz de la naturaleza humana es
posible recuperar espacios para el significado, la
retórica y la estética. Aquí debemos apoyarnos por
cierto de Paul De Man, en La Resistencia a La
Teoría:
está igualmente claro, sin embargo que esta
extensión [conocimiento
de los códigos textuales] va siempre
estratégicamente dirigida hacia la sustitución de
figuras por códigos gramaticales (…) es parte de un
programa
explícito, un programa cuya
intensión es completamente admirable ya que tiende hacia
el dominio y el
esclarecimiento del significado. El reemplazo de un modelo
hermenéutico por uno semiótico, de la
interpretación por la decodificación,
representarían, en vista de la desconcertante
inestabilidad de los significados textuales (…), un
progreso considerable. Aunque más adelante agrega: se
puede argüir, sin embargo, que ninguna decodificación
gramatical, por muy refinada que sea, puede pretender alcanzar
las dimensiones figurales de un texto. Hay
elementos en todos los textos que no son de ningún modo
agramaticales, pero cuya función semántica no es
gramaticalmente definible, ni en sí misma ni en contexto.
Por cierto que esta anti –tesis o contra
– diccíon no se puede entender más que trasladondo
analogicamente lo referido al significante y lo no – referido al
significado, es decir, lo referido igual esclarecimiento del
significado (modelo
semiótico) y lo no – referido igual el significado (modelo
parafigural) y analogía que se puede traspolar a la
semiología, por cierto al significante igual
función – signo igual semiología social de la
sociedad (consumista, cosista, objetual) y al significado igual
semiología social del individuo (onto, naturaleza que se
realiza y actualiza individualmente en el seno
social).
En otras palabras, citando a Saussure, capítulo
ll Curso De Lingüística General, 1945, En Materia y
Tarea de La Lingüística. Sus Relaciones Con Las
Ciencias Conexas: la materia de la lingüística esta
constituida en primer lugar por todas las manifestaciones del
lenguaje humano, ya se trate de pueblos salvajes o de naciones
civilizaciones, de épocas arcaicas, clásicas o de
decadencia, teniendo en cuenta en cada periodo no solamente el
lenguaje correcto y el "bien hablar", sino todas las formas de
expresión. Y algo más aún: como el lenguaje
no esta las más veces al alcance de la observación, el lingüísta
deberá tener en cuenta los textos escritos, ya que son los
únicos medios que nos
permite conocer como son los idiomas pretéritos o
distantes.
En el capítulo III, Objeto de la
Lingüística, señala: alguien pronuncia la
palabra española desnudo: un observador superficial se
sentirá tentado a ver en ella un objeto
lingüístico concreto; pero
un examen más atento hará ver en ella sucesivamente
tres o cuatro cosas perfectamente diferentes, según la
manera de considerarla: como sonido, como expresión de una
idea, como correspondencia del latín (dis)nudum,
etc.
También hemos olvidado que en principio, Sassure
nos ha propuesto un modelo general, pero no de
lingüística sino de semiología: "el lenguaje
tiene un lado individual y uno social y no se puede concebir el
uno sin el otro", puesto que "en cada instante el lenguaje
implica a la vez un sistema establecido y una evolución actual y un producto pasado.Luego
agrega que: o bien los aplicamos a un solo lado de cada problema,
con el consiguiente riesgo de no
percibir las dualidades arriba señaladas, o bien, si
estudiamos el lenguajes por muchos lados a la vez, el objeto de
la lingüística, se nos aparece como un montón
confuso de cosas heterogéneas y sin trabazón.
Cuando se produce así es cuando se abre la puerta a muchas
ciencias: psicología, antropología, gramática, normativa, filología,
etc. (…), que nosotros separamos distinta de la
lingüística, pero que, a favor de un método
incorrecto, podrían reclamar el lenguaje como uno de sus
objetos. A nuestro parecer no hay más que una
solución para todas estas dificultades: hay que colocarse
desde el primer momento en el terreno de la lengua y tomarla como
norma de todas las otras manifestaciones del lenguaje. En efecto,
entre tantas realidades, la lengua parece ser lo único
susceptible de definición autónoma y es la que da
un punto de apoyo satisfactorio para el
espíritu.
Finalmente dice: la lengua no es más que una
determinada parte del lenguaje, aunque esencial, es a la vez un
producto social de la facultad del lenguaje y un conjunto de
convenciones necesarias adoptadas por el cuerpo social para
permitir ejercicio de esa facultad en los individuos.
Por lo tanto pertenece al dominio
individual y al social ("el lenguaje es multiforme y
heteróclito").
Y, por otra parte, al igual que Chomsky y Sebeok,
reconocería Saussure (aunque todavía con
objeciones, pues al momento sincrónico no se habría
probado tal cuestión) " en cuanto le damos el primer lugar
entre los hechos del lenguaje, introducimos un orden natural en
un conjunto que no se presta a ninguna otra
clasificación". No obstante, al respecto sugiere lo que se
llama (lenguaje articulado), lo que podría confirmar la
idea de lo natural. En seguida dice: se podría decir que
no es el lenguaje hablado natural al hombre, sino
la facultad de constituir una lengua, es decir, un sistema de
signos distintos que corresponde a ideas distintas.
En definitiva podríamos señalar que las
lecturas (anteriores, tanto como ésta y quizá las
posteriores. Se rigen por un principio reductivo de nuestra
propia naturaleza: la facultad del lenguaje que no solo cuenta
con la lengua y el habla el significante y el significado,
sintagma y el sistema y la denotación y la
connotación, sino que también con rasgos
inexplotados todavía, tal vez más de alguien lo ha
planteado en el ámbito de la semiología pero en
esta revisión no lo hemos hallado, y es el siguiente
planteamiento, dado a propósito de la integración comunicacional en sociedad en
organizaciones
formales. Estos principios fueron
puestos sobre el tapete por Oscar Johanssen, en nociones
elementales de la
administración, editorial universitaria en la
década de los noventa. El plante a que el ser humano, en
términos comunicativos naturales, reacciona sobre la base
de tres deseos:
A.- Simplificación (del mensaje): no nos
es grato dar detalles, comunicar detalles que suponemos que los
otros también suponen y por ello los omitimos.
B.- Sentido u Orden Lógico (del mensaje):
cada vez que oímos un mensaje le damos un sentido, y
todavía más, cuando no lo entendemos, entonces no
podemos repetir a otros; luego, por este sentido lógico
innato lo interpretamos, lo ordenamos y lo
retransmitimos.
C.- Noticias Agradables: como no nos gusta, dar
noticias desagradables, no estamos preparados para dar malas
noticias, entonces trasladamos la intención comunicativa
hacia las noticias gratas, al realizarlo, por cierto,
también alteramos el mensaje.
A esto debemos agregar dos realizaciones
más:
– La inferencia: siempre estamos infiriendo.
y
– La polisemia: los vocablos tienen, la mayor de las
veces, más de un significado.
Pues bien, con Johanssen podemos probar que la
naturaleza humana no es otra que no sea el deseo más
íntimo (mágico, mítico, etc.) que interviene
preexistentemente – como verbos copulativos: Ser y Estar en esta
tensión, en esta dialéctica significado /
significante; en términos adornianos: la dialéctica
pone a cada palabra en relación con las otras y con el
todo. Entiende el lenguaje como sistema, apelando así no
solo a su estructura,
sino a su historia, devenir
extrínseco modelado en las relaciones con los
objetos.
Por lo tanto, el término naturaleza humana que
aquí usamos esta lejos de aquel que utiliza Eagleton en
Una Introducción a la Teoría
Literaria (1998) al referirse al signo bartheano: signo
"saludable" es el que llama la atención sobre su propia arbitrariedad, que
no quiere hacerse pasar por "natural" sino que en el preciso
momento de transmitir un significado, comunica también
algo de su propia condición relativa,
artificial.
No obstante, nuestro lector, podría pensar y
reclamar que Eagleton ya lo había adelantado, pero creemos
que no es así ya que este lo enuncia (lo natural) como una
manifestación ideológica, es decir lo natural
aquí estaría en lugar de aquello que se quiere
representar como " lógicamente natural" o sea realista
representacional de la cultura
convertida en naturaleza: en signo lo natural sería una de
sus armas. Pues, una
de las funciones de la
ideología consiste en "naturalizar" la realidad social,
hacerla aparecer tan inocente e invariable como la Naturaleza
misma. La ideología busca convertir la cultura en
Naturaleza, y el signo "natural" es una de sus armas.
De esta manera podríamos pensar que Los
Elementos… muestran, más bien una ciencia
estructuralista que podría desarrollar el signo, empero el
mismo Barthes señala a propósito de una
teoría literaria que no es posible, pues "solo
podría ser más una ciencia de las "formas" que del
"contenido". Esto mismo podríamos leer en la investigación semiológica que el
propone, desde la posibilidad del "retorno" al lenguaje, por
cierto.
Pensamos pues, que Barthes esta tan embriagado del
placer "ejercitar una sistemática" que luego de
describirla no le quedo más impulso que formalizarla: "la
estructura es pues en el fondo un simulacro". En otras palabras,
las del mismo Barthes En la Actividad Estructuralista (1967): el
simulacro a sí edificado no devuelve el mundo tal como lo
ha edificado, es la importancia del estructuralismo reside ahí. En primer
lugar, manifiesta una categoría nueva del objeto, que no
es ni lo real ni lo racional, sino lo funcional,
vinculándose en torno ha investigaciones
sobre la investigación. En segundo lugar sobre todo
saca a luz lo
propiamente humano por el cual los hombres dan sentido a las
cosas.
Más tarde añade: – Según
decía Hegel – que "
antiguo griego se asombraba de lo natural de la
naturaleza.
Así también ha cambiado la naturaleza, "
se ha convertido en social": todo lo que se ha dado al hombre es ya
humano (…). Pero ante la naturaleza social que es
sencillamente la cultura, el hombre
estructural no es distinto del hombre griego: también el
presta oído a lo
natural de la cultura, y percibe sin cesar en ella, más
que sentidos estables, terminados, "verdaderos".
Prosigue Barthes: " y es debido que esta
fabricación del sentido es a sus ojos más esencial
que los de los sentidos
mismos, debido a que la función es extensiva a las
otras"
Pero, ya con esos enunciados esta restringiendo que el
estructuralismo es una herramienta más de
lo ideológico y o político, puesto que omite una
vez más que el sentido humano no es más que el
deseo de la transcendencia, vale decir, el hombre supera el
mundo, la cultura, mediante constructos que le permitan acceder
desde el presente, como una realidad del pasado, al futuro; esto
sería pues el sentido de la Naturaleza Humana y por ello
el estructuralismo propuesto por él es sincrónico,
significante y antiestéticos, ya que: "sin duda al hombre
estructural le importa poco durar: sabe que el estructuralismo es
una determinada forma del mundo, que cambiara con el mundo
(…) sabe que bastara que surja de la historia un nuevo lenguaje
que le hable a su vez, para que su tarea haya
terminado".
En suma, en los Elementos… propone un nuevo
sistema de investigación, una "sistemática", pero
como es producto de la "embriagez del placer", su punto de vista
se redujo al funcionalismo del
hombre sincrónico, también pragmático y
funcional que en cuya época (de las utopías)
malamente podríamos esperar un hombre estructural. Por
ende la "embriagez del placer" es la que responde a la naturaleza
humana en Barthes y su "sistemática" a la distancia que
hay entre la ciencia y el placer. Además, al parecer
influido por Hegel,
quién "preserva su sistematisidad, pero yerra al ponderar
el principio productivo, mientras que un pensamiento que no se
tenga por el origen debería confesar que no produce, sino
reproduce, lo que ya posee como experiencia" (Rius,
1985).
El semiólogo francés debió tomar en
cuenta, no solo "la actuación lingüística"
(los objetos, significantes o función – signo) sino que
también debió prever que la "actuación"
deviene de la "competencia
lingüística" y por ello, la situación e
intención comunicativa es relevante para constituir un
hecho semiótico, un signo en relación con la
alteridad: el único saber capaz de liderar la historia
encerrada en el objeto es el que tiene en cuenta el puesto
histórico de éste en su relación con otros,
el que actualiza y concentra algo ya sabido,
transformándolo. O sea: el formalismo
[formalización, estructuralismo] que conlleva la
intencionalidad se sigue de mantener vacía la distancia
entre sujeto y sujeto, perpetuando la separación por
medios de
estereotipos, formas lingüísticas carentes de
contenido. Vale decir, que desde una perspectiva genética
observamos que, si bien el sentido emerge de la inmanencia
discursiva, esta nace a su vez de la transcendencia;
transcendencia de los objetos designados y del sujeto que
designa.
Creemos entonces que para percibir "el sistema" en que
se haya el objeto hay que descifrar como el "sistema"
(sistemática) debe recurrir a los conceptos, a las ideas:
el significado, el cual esta lleno de historia (Naturales
Humana), y por cierto, nunca separado del significante, de la
realidad de la presencia. Por lo tanto la articulación
sintagmática dialéctico, trasciende su naturaleza
lógica
para incorporar lo retórico (lo ausente) y de esta manera
alcanzar el significado.
Podemos concluir entonces que:
A.- En la vida de los individuos y de las sociedades no
hay factor tan importante como el lenguaje.
B.- la entidad lingüística no es más
que gracias a la asociación del significante y del
significado.
C.- La semiología, por virtud del hecho de que es
la ciencia de los signos está llamada ha abarcar todas las
variaciones del signo.
D.- Se defina como signo todo lo que, a partir de una
convención aceptada previamente pueda entenderse como
Alguna Cosa que está en lugar de otra. Algo es un signo
sólo por que un interprete lo interpreta como signo de
algo…por tanto, la semiótica no tiene nada que ver
con el estudio de un tipo de objeto particular, sino con los
objetos comunes en la medida en que éstos participan en la
semiosis.
E.- En el estado
actual de la evolución
humana, podemos asumir que los principios
específicos de la estructura lenguaje son algo
biológicamente dado, y resulta por tanto, perfectamente
razonable postular que la capacidad lingüística que
"emerge" en el curso del desarrollo epigenético de la
materia cerebral y, en general, la capacidad cognoscitiva intima
asociada a ella, forman desde entonces parte de la Naturaleza
Humana.
F.- Barthes desarrolla los elementos de la
Semiología como expansión del significante del
signo primigéneo: semiología/lingüítica
intentando explicar como funciona la estructura del lenguaje en
los hechos semióticos y por ello el análisis es abordado por éste desde
el sintagma del significante, es decir, de la
lingüística. O sea, (un simulacro de los objetos
observados "para precisar" el descubrimiento del tiempo propio de
los sistemas.
- Roland Barthes, 1971. Elementos de
Semiología. Alberto Corazón
Editor. Madrid. - ——————–, 1967. Ensayos
Críticos, La Actividad Estructuralista. España.
Editorial Seix Barral. - ———————, 1993 La Aventura
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BIBLIOGRAFÍA
COMPLEMENTARIA.
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Introducción a La Semiótica. 1. El estudio de
los Signos. Barcelona. Paidós
JORGE ROSAS
GODOY
UNIVERSIDAD DE CHILE.
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES.
ESCUELA DE POSTGRADO.
DOCTORANDO EN LITERATURA CHILENA E
HISPANOAMERICANA.