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Archaebacterias de ambientes extremos hipertermofilicas termoácidofilicas




Enviado por syanez



    1. Resumen
    2. Filogenética de
      archaebacterias
    3. Relación
      filogenética entre archaebacterias y
      eucariotes
    4. Halobacterias
    5. Diferencias en
      lípidos
    6. Tipo de RNA
    7. Perspectivas
    8. Bibliografía

    Resumen

    El origen de la vida
    en la tierra esta
    estrechamente asociado a seres unicelulares microscópicos
    procariotes. Relacionadas con la tierra en su
    estado
    primitivo, conocidas como archaebacterias. Cuando en el ambiente
    terrestre, la temperatura,
    la atmósfera rica en gases como el
    amoniaco y la concentración salina y pH eran
    extremos. El propósito de esta revisión es dar una
    visión general de las principales características fisiológicas de este
    grupo,
    además de mostrar información referente a su taxonomía
    y posibles aplicaciones en la biotecnología y su implicación en la
    evolución de las especies vivientes en
    la
    tierra.

    Palabras clave: ambientes extremos, procariote,
    salinidad, geotermia.

    I. Introducción.

    Las archaebacterias (AB) en general (también
    llamadas arquebacteria), son microorganismos unicelulares,
    procarióticos, que no requieren de oxígeno
    obligadamente, ni luz solar para
    crecer, desde el punto de vista genético están
    relacionados con las bacterias
    típicas como se muestra en el
    cuadro 1 en donde se localizan los sitios con temperatura,
    pH, presión
    atmosférica y la profundidad son extremas (Achenbach,
    et al., 1987; Bateson, et al., 1989). Antes de su
    descubrimiento las células
    individuales se dividían en general en procariotes y
    eucariotes, en función de
    la presencia o ausencia de una membrana nuclear, dado que las AB
    no la poseen se les clasifico desde el principio como parte del
    segundo grupo (Beaty y
    MacInerney, 1989).

    Investigaciones posteriores probaron que tienen un
    perfil genético más cercano a las eucariotes que a
    procariotes; en consecuencia se clasifican en esta nueva rama
    biológica conocida como archaebacteria (Eggen, et
    al
    ., 1990; Fukusumi, et al., 1988).

    Las archaebacterias hipertermóacidiofilicas
    (AHA), crecen en condiciones extremas ambientales como la
    temperatura, en la cual se desarrollan sobre los 80°C o
    superiores incluso en el punto de ebullición del agua (Bryant y
    Adams, 1989; Dweyer, et al., 1988) condición
    típica de fumarolas, manantiales termales y de aguas
    sulfurosas (Bryant y Boone, 1987; Kobayashi, et al.,
    1988). A las AHA se agregan aquellos géneros bacterianos
    que solo se desarrollan en manantiales ricos en azufre, con
    tolerancia en
    agua con pH de
    1 y 2. En estos sitios la temperatura es cercana a los 100° C
    por ello se les llaman solfataras, (Bouthier, et al.,
    1990; Dahl, et al., 1990; DiMarco, et al., 1990).
    Lo anterior explica por que a pesar de la naturaleza
    ácida del agua de estos manantiales por la elevada
    concentración del azufre elemental (S°), reducido con
    H2 existe vida microbiana especializada (Ahring y
    Westerman, 1987; Belkin et al., 1986; Kjems, et
    al
    ., 1990). Además de que la absorción del
    azufre por las AHA, para su conversión en
    inmovilización a compuestos
    orgánicos nitrogenados del tipo de los
    aminoácidos azufrados; cystina, cisteína,
    metionina, etc. (Liu, et al., 1990). La formación
    del ácido sulfuhidríco H2S causa que el
    pH en las solfataras sea menor a 1 (Paterek y Smith, 1985; Plant,
    et al., 1987).

    Este tipo de AHA toleran también valores de pH
    ligeramente alcalinos de entre 7.5 y 8 (Zhilina,
    1986).

    En general estas AHA crecen en aguas con pH neutro
    ligeramente ácido o en una condición de alcalinidad
    extrema (Lee, et al., 1990). Este hecho lleva a una
    pregunta clave para entender su adaptación
    fisiológica a ambientes extremos: ¿Cómo
    superviven las AHA y se reproducen a temperaturas elevadas sin la
    destrucción de su membrana y la desnaturalización
    de su ADN?.

    Una hipótesis sugiere que cuando la bicapa de
    proteínas de la membrana celular se
    calienta, las colas hidrofobicas de los fosfolípidos
    membranales que conforman los ácidos
    grasos insaturados se movilizan y separan hasta la ruptura de la
    membrana lo que causa la muerte
    celular. Sin embargo las AHA tienen una membrana que
    incorpora ácidos
    grasos de cadena hidrocarbonada saturada, los que hace que las
    cabezas hidrófilicas de esos lípidos se
    enlacen coovalentemente (Koch, et al., 1990), para evitar
    la separación de esas colas hidrófobas de la
    bicapa, simultáneamente mantienen la fluidez de la bicapa
    para funciones de
    transporte
    diferencial y para la incorporación de más
    ácidos grasos ramificados por ésta razón la
    mayoría de las AHA no crecen a temperaturas
    convencionales: pues para mantener la fluidez de sus lípidos
    son necesarias elevadas temperaturas que aseguren su crecimiento
    (Matin, 1990; McInerney, et al., 1981). Con respecto a la
    estabilidad de su DNA, se reporta que este tipo procariote no
    contiene concentraciones normales de guanina y citosina como en
    las eubacterias conocidas. Sin embargo no existe información al respecto que lo aclare, pues
    el porcentaje del 30 al 40% de ambas bases en el DNA, en teoría
    causaría una inmediata desnaturalización a
    temperatura de 90°C (Achenbach-Richter, et al., 1987;
    Blotevogel y Fischer, 1985).

    Esta reportado que las AHA desarrollaron estrategias
    fisiológicas para prevenir esta separación química.

    En general las AHA son anaerobias estrictas, salvo
    excepciones que tienen metabolismo
    quimiolitotrófico y/o quimioorganotrófico
    (Constantino, et al., 1990; Pharm, et al., 1989;
    Rengpipat, et al., 1988). Usan el azufre como fuente de
    energía, el cual participa también en reacciones
    para su respiración y nutrición. Algunos
    ejemplos de géneros AHA de que oxidan azufre y que se
    desarrollan en aguas de manantiales geotérmicas son:
    Thermococcus, Thermoproteus (Eggen, et al., 1990),
    Sufolobus (Krzycki, et al., 1982),
    Pyrodictium (Zillig, et al., 1987),
    Acidanus, Thermophilum,
    Desulfurococcus, Desulfurolobus (Bryant y
    Boone, 1987), Pyrobaculum, Methanothermus y
    Stygiolobus
    (Mathrani, et al., 1988) como se muestra en el
    cuadro 2.

    Cada uno tiene de una a cuatro especies
    morfológicas dominan los cocos y los bacilos que crecen a
    temperaturas de entre 75-100°C, a valores de pH
    en el intervalo de 2-7 (Lee y Zeikus, 1991). Los géneros
    Thermophilum y Thermoproteus crecen sinergicamente en
    cultivos mixtos, el primero solo se aisla en cultivo artificial
    si le añade una fracción lipídica polar del
    segundo (Bateson, et al., 1989).

    Algunas AHA se usan como modelos de
    investigación o fuente de enzimas para
    digestión del DNA como las que provienen de
    Sulfolobus, originalmente la primera AHA descubierta por
    Brock et al., en 1970, (Koch, et al., 1990) al
    igual que Thermus aquaticus relacionada con la microbiología de los hipertermófilos
    desde hace 30 años, T. aquaticus crece en un
    gradiente de temperatura de entre 55-80°C; tiene importancia
    industrial y/o biotecnología (Antranikian, 1990; Zilina y
    Zarvazin, 1990), ya que sus enzimas catalizan
    estás reacciones relacionadas con la síntesis
    del DNA a elevadas temperaturas, un ejemplo de estas es la DNA
    polimerasa llamada Taq polimerasa esta enzima de
    restricción se aísla de T. aquaticus, esta
    enzima se usa en el clásico método de
    biología
    molecular, para amplificar secuencias específicas de DNA,
    como la bien conocida técnica Polimerasa de
    Reacción en Cadena o PCR, esta enzima no se desnaturaliza
    a elevadas temperaturas, que se requiere para separar las cadenas
    del DNA, por esta cualidad de la enzima es posible realizar
    ciclos repetitivos con diferente DNA, con una enzima
    (Antranikian, 1990). Existen AHA que realizan actividad
    biológica en ambientes aeróbico/anaeróbico
    como el género
    Sulfolobus reduce Fe3+ a Fe2+, este
    género
    se emplea en la lixiviación de metales de
    interés
    comercial a elevadas temperaturas a partir de minerales que
    contienen hierro y
    cobre, por
    ello tiene potencial en el futuro para la extracción de
    valores metálicos de minerales
    concentrados sulfurados y que por ello son refractarios al
    tratamiento químico y generan productos que
    causan contaminación
    ambiental, cuando se tratan por un método de
    extracción químico convencional.

    Una de las propiedades bioquímicas
    señalada de esta AHA es su inusual bajo porcentaje de
    aproximadamente 38% en sus bases guanina-citocina (G-C ) DNA,
    Aunque se reportan valores menores para el género
    Acidanus con un 31% (Bateson, et al., 1989) estos
    niveles de concentración de G-C no se detectan en las
    eubacterias conocidas (Dahl, et al., 1990).

    Los AHA de interés
    ecológico que habitan zonas marinas a 3 km. de
    profundidad, en la oscuridad total a presiones y temperaturas
    elevadas (Messner, et al., 1986). Estos microorganismos
    obtienen su energía de crecimiento por oxidación de
    compuestos inorgánicos en las solfataras submarinas
    (Pharm, et al., 1989). Algunas de las especies de este
    grupo son flageladas, pero no siempre móviles como el
    género Pyrodictium que posee filamentos para
    adherirse al sustrato mineral que transforman.

    El género Thermococcus en cambio tienen
    un penacho de flagelos polares que le confieren movilidad (Lee y
    Zeikus, 1991) además de los otros géneros
    móviles como: Thermodiscus, Pyrobaculum, Pyrococcus,
    Staphylothermus, Archaeglobus, Methanopyrus
    , Pyrolobus
    y Methanococcus se reproducen a temperaturas de entre
    91-113°C e incluso géneros como Thermotoga y
    Aquifex
    , que no son AHA pero que crecen a temperaturas
    mayores de 95°C, en aguas termales marinas o manantiales
    terrestres. Las AHA tienen tipos morfológicos que van
    desde bacilos, cocos hasta las formas irregulares del aspecto
    filamentoso, lóbulares e incluso con cubiertas celulares
    inusuales. Crecen en ambientes estrictamente anaeróbicos
    como los géneros Staphylothermus y Archaeglobus los
    que están estrechamente relacionadas con bacterias
    metanógenas (Blotevogel y Fischer, 1985), esto es clave
    para determinar su diversificación evolutiva. Un ejemplo
    de lo anterior, es Archaeglobus la única AHA que
    reduce sulfatos hasta azufre elemental y que sintetiza incluso
    pequeñas cantidades de metano en ambientes
    extremos.

    Methanopyrus es la AHA más antigua
    conocida, comparte características bioquímicas con los
    microorganismos hipertermófilos y metanógenos. Sus
    células
    son típicas como las de Methanothermus que contiene
    un derivado glucolítico llamado 2,3-difosfoglicerato
    cíclico en su citoplasma al compuesto se le atribuye, la
    función
    como agente termoestabilizador para evitar la
    desnaturalización de su DNA a las elevadas temperaturas en
    las que se reproduce. El pH óptimo para su
    crecimiento en el laboratorio
    depende de la especie, normalmente fluctúa entre 5.5 y 8
    este intervalo señala la plasticidad de su
    información genética
    para adaptarse a una amplia diversidad de ambientes naturales
    extremos (Zilina y Zarvazin, 1990).

    Las fuentes
    hidrotermales influyen en la geofísica del sistema de valles
    de fractura en el mundo (generado por el movimiento de
    las placas tectónicas), o en el equilibrio
    químico en los océanos, en contraste con los
    hábitat extremos en las que se desarrolla las AHA. Estos
    ambientes de seleccionan las formas especializados de vida como
    ejemplo de ello están los manantiales termales sitios
    adecuados para el crecimiento de comunidades de AHA
    únicas, independiente de las fuentes de
    energía que existen en el mar. En donde la vida existe a
    una profundidad de 200-300 m (Beaty y McInerney, 1989; Zilina,
    1986). A medida que la luz decrece en
    intensidad, la densidad de la
    vida disminuye rápidamente. La concentración de
    nutrientes inorgánicos/orgánicos es menor (Koch,
    et al., 1990. Los microorganismos que viven en esas
    profundidades dependen de esta materia
    orgánica/inorgánica que proviene de la zona
    iluminada o eufótica . La mayor concentración de
    esta materia se
    sintetiza, consume y recicla en esa zona iluminada y sólo
    una pequeña fracción llega a la zona abisal de los
    océanos, lo cual limita la densidad y tipo
    de AHA en ese ambiente
    extremo.

    La importancia ecológica de las AHA radica en que
    a la baja concentración de nutrientes, en el fondo del
    mar, la densidad de la vida detectada en esos manantiales
    oceánicos depende exclusivamente de la actividad de las
    AHA, principalmente porque algunas de estas AHA son
    fotosintéticas como las plantas,
    (productoras primarias) y proporcionan nutrientes a organismos
    heterotróficos que crecen en esas profundidades a elevadas
    temperaturas, como los pogonóforos, gusanos del
    género Rifita y las especies de calamares,
    mejillones, almejas y otros animales que
    viven cerca de las chimeneas negras en los
    océanos.

    Las aportaciones de las AHA en lo ecológico,
    económico y evolutivo son invaluables además del
    conocimiento
    en la biología celular y molecular relacionada
    con la taxonomía.

    II Filogenética
    de las archaebacterias.

    A través del análisis comparativo de las secuencias de
    las sub-unidades 16S del RNA se describen 3 líneas
    primarias: AB *Eukarya, Bacteria y Archaea (Shah y Clarke, 1990)
    está última que incluye al dominio
    Crenarchaeota: El Eukarya al dominio
    Euryarchaeota grupo al que pertenecen: las metanogenas halofilas
    representadas por los géneros: Thermoplasma y
    Archaeoglobus y al dominio Korarchaeota; lo anterior se
    basa en las secuencias 16S de RNA de bacterias terrestres de las
    zonas más calientes de la tierra en
    primavera. Las diferencias funcionales entre los tipos u dominios
    se clasifican en función de la composición química de la pared
    celular de la siguiente forma.

    Paredes celulares: 1) *bacteria con peptidoglicano,
    *Archaea con pseudopetidoglicano y solo proteínas
    2) *Eukarya como las plantas que
    contienen celulosa y glucanos. En los animales (de
    estos polimeros son
    parte estructural ninguna). Mientras, que en los fungi (La pared
    contiene un heteroplisacarido).

    Membrana celulares. Composición química:
    Lípidos en bacteria y en las eukarya= Cadena lineal de
    ácidos grasos unida a moléculas de glicerol por
    enlaces éster. Lípidos de Archaea = Cadena
    ramificadas de hidrocarburos
    unido a moléculas de glicerol por enlaces éter
    (Rengpipat, et al., 1988).

    Cuadro 1. Comparación de la
    organización morfológica, anatómica y
    genomica entre microorganismos como general se
    clasifican:

    Característica

    Archaebacteria

    Eubacteria

    Eucariote

    Tamaño celular

    Un Micra (µ)

    Un Micra

    100 Micras µ

    Orgánulos división

    Celulares del trabajo

    Carecen

    Carecen

    Poseen

    Pared celular

    Diversos tipos:

    Ninguno contiene ácido muramico

    Variedad dentro de un tipo:

    Todas contienen ácido muramico

    Sin pared celular en las células animales:
    Diversa composición química en otros
    Phylum.

    Lípidos de membrana

    Cadenas alifáticas unidas por enlace
    éter.

    Cadenas alifáticas lineales unidas por
    enlaces ester.

    Cadenas alifáticas lineales unidas por
    enlaces ester.

    ARNt: Timina con un brazo común.

    No existe

    En la mayoría de los ARNs de transferencia
    y domina en las especies conocidas.

    En el ARNt de todas las especies.

    Dihidrocaburo

    Ausente salvo en un género

    En la mayoría de los ARNs de transferencia
    en las especies.

    En los ARNt de todas las especies.

    Aminoácidos del ARN de transferencia
    iniciador

    Metionina

    Formilmetionina

    Metionina

    Ref. (Antranikian, 1990; Koch, et al.,
    1990)

    Cuadro 2. Habitat, temperatura de aislamiento y
    crecimiento de archaebacterias termoacidofilicas
    extremas.

    HABITAT

    TEMPERATURA DE AISLAMIENTO
    (°C)

    Archaebacteria Géneros y
    especies de referencia.

    TEMPERATURA DE CRECIMIENTO °C
    .

    Mar caspio

    84

    Desulfovibrio thermophilus

    65

    Fumarola de Yellowstone

    45-60

    Thermoanaerobacter ethanolicos

    69

    Geotermias

    56-100

    Thermotoga thermorum

    80

    Fumarolas marinas

    80-101

    Thermotoga marítima

    70

    Aguas termales

    70

    Thermoanaerobium lactoethylicum

    65-70

    Solfataras submarinas

    112

    Hyperthermos butylicus

    95-106

    Aguas termales

    88

    Fervidobacterium islandicun

    65

    Aguas termales oceánicas

    98

    Caldococcus litoralis

    88

    Aguas submarinas

    90

    Methanococcus igneus

    88

    Aguas termales oceánicas

    7-140

    Archaeglobus produndos

    82

    Ref. (Antranikian, 1990; Belkin, et al., 1986;
    Blotovogel y Fischer, 1985; Zillig, et al.,
    1987)

    Cuadro 3. Comparación de los requerimientos
    nutricionales para el crecimiento de archaebacterias
    hipertermofilicas termóacidofilicas anaerobias adaptadas a
    ambientes extremos en la naturaleza.

    CLASE

    REQUERIMIENTO

    GENEROS Y ESPECIES DE
    REFERENCIA

    termofila

    Alta temperatura >60°C

    Thermoanaerobacter brockil

    halofila

    Alta salinidad > 10 y NaCl

    Haloanaerobium praevalens

    acidofila

    Elevado acidez (pH > externo)

    (pH < 6 interno)

    Sarcina
    ventrículo

    alcalinofila

    Elevado alcalinidad

    Methanohalophilus zhilinae

    Ref. (Ahring y Westerman, 1987; Bateson, et al.,
    1989; Bender, et al., 1986)

    III Relación
    filogenética entre las archaebacterias y
    eucariotes.

    En términos de las secuencias de los
    aminoácidos de las proteínas ribosómicas.
    Las AB están relacionadas con las eucariotas. Es posible
    que las AB hayan participado con las eubacterias en la integración de una célula
    eucariota (Belkin, et al., 1986). Esto origino una
    búsqueda en las AB que las asocia con el reino Urcariota,
    como huésped de los antepasados endosimbiontes: de
    suborganelos celulares, la mitocondria y el cloroplasto las
    cuales muestran evidencias que existieron en estos organelos. Que
    se formaron a partir de una mezcla de individuos diferentes con
    el propósito de supervivir y reproducirse en ambientes
    extremos diversos.

    IV Halobacterias:
    evolución.

    Las investigaciones
    sobre las AHA realizadas con el RNA ribosómal de las
    bacterias metanógenas que viven en ambientes
    anaeróbicos en donde generan metano por reducción
    del dióxido de carbono
    (CO2), y por lo cual no se consideran bacterias
    típicas desde el punto de vista filogenético
    (Matin, 1990; Shah y Clarke, 1990) se cree que en realidad
    representan una ramificación evolutiva de las
    eubacterias.

    Las metanogenas poseen características de las
    células eucariotas y de las eubacterias. Su morfología
    microscópica es semejante a la de eubacterias y
    procariotas típicas. Pero no se observaron diferencias
    fenotípicas entre metanogenas y eubacterias aunque si en
    sus secuencias genéticas y en consecuencia en su comportamiento
    bioquímico-fisiológico (Boone et al.,
    1989).

    Existe una hipótesis que
    supone que las metanogenas fueron las primeras formas de vida en
    aparecer en la tierra, (Beaty y McInerney, 1989). Su metabolismo
    esta adaptado a la atmósfera primitiva
    de la tierra en su origen rica en dióxido de carbono, con
    baja concentración de hidrogeno. Se
    supone que las AB actuales provienen de las metanogenicas
    ancestrales las que por adaptación a la salinidad
    perdieron su capacidad de generar metano, esto explica su
    relación con las eubacterias más que con las
    AB.

    La secuencia del genoma de varios géneros de AB
    metanogenas y termofilicas muestran homología con el DNA
    de las halofilicas lo que explica, la filogenia de los
    procariotes y su evolución.

    Las AB halofilas obtienen su energía de
    crecimiento de la luz por un proceso que no
    es la fotosíntesis típica. Aunque
    carecen de clorofila en anaerobiosis las AB halofilicas
    Halobacterium halobium y otros halófilos como el
    género que se reproducen en ambiente salinos extremos, que
    sintetizan e insertan en su membrana una proteína
    denominada bacteriorrodopsina, llamada así por su
    similitud química con el pigmento del ojo humano, la
    rodopsina. Unida a la bacteriorrodopsina está el
    retinal (como el carotenoide) que absorbe la luz y cataliza la
    transferencia de protones a través de su membrana
    citoplásmica (Constantino et al., 1990). Por su
    contenido en retinal, la bacteriorrodopsina es de color
    púrpura, lo cual permite a Halobacterium que se
    adapte a ambientes aeróbicos con limitación de
    oxígeno, que lo hace cambiar gradualmente
    de un color
    naranja-rojo a un púrpura rojizo por concentración
    al pigmento de bacteriorrodopsina en sus células.
    Este pigmento contiene nitrogen como parte de una familia de
    proteínas de estructura
    similar, pero con función bioquímica
    diferente a las transportadoras de electrones de la cadena
    respiratoria. Al igual que el receptor de luz en la rodopsina son
    los bastones de la retina en los invertebrados y sus receptores
    proteicos celulares de la superficie que se unen a hormonas
    específicas. Están plegadas en siete α
    hιlices transmembranales (al igual que en la
    bacteriorrodopsina) y no actϊan como
    transportadores sino como transductores de señale, una
    característica de la célula
    eucariota.

    El nombre Archeabacteria proviene de la idea de que
    dominaron el ambiente primitivo de la tierra y al cambiar esa
    condición, su necesidad de un bajo potencial redox las
    recluyó en nichos limitados, relativamente extremos e
    inaccesibles (Bateson et al., 1989).

    Las AB se consideran reliquias biológicas
    evolutivas con un ancestro común a partir del cual se
    diversificaron. Se supone que la separación en eubacterias
    y eucariotes sucedió en un periodo temprano de la
    evolución de las especies bacterianas.

    Taxonómicamente se incluyen tres grupos con tipos
    fisiológicos que colonizan ambientes extremos: las
    halofilas, las metanogenas-termofilas y otras
    variedades.

    Las AB no termofilas recientemente descubiertas son
    similares a las que tienen un metabolismo de oxidar formas
    inorgánicas del azufre. Las halofílicas que se lo
    producen en ambientes extremadamente salinos del tipo de los
    depósitos de evaporación de sal y de los lagos
    salados naturales e incluso de hábitats salinos
    artificiales (Dahl et al., 1990).

    Se reporta crecimiento de estas AB en las superficies de
    alimentos
    salados como pescado y carne. El desarrollo de
    las AB en estos productos
    animales representa un problema para la industria
    alimenticia pues reducen su calidad.

    El término de halófilo extremo, se utiliza
    para explicar que estos procariotes requieren de una elevada
    concentración de sal, en algunos casos cercanos a la
    saturación (ambientes con 3-5 M de NaCl) en promedio las
    halófilas extremas necesitan entre un 17 a 23 % de sal, no
    superviven con menos del 10%. Un ejemplo de un ambiente
    extremo para las AB son los océanos y sus salinas en estas
    últimas los depósitos de agua de mar al evaporarse
    concentran el cloruro de sodio (NaCl) y otras sales de valor
    comercial a medida que las salinas se forman crecen la halofilas
    extremas.

    La actividad de estas AB permite el desarrollo de
    numerosas poblaciones, en consecuencia las aguas se tornan de un
    rojo púrpura, que indica la síntesis
    del pigmento característico del grupo representado por el
    género Halobacterium spp. Las halobacterias se
    dividen en ocho géneros y especies identificadas de
    acuerdo con su morfología
    microscópica y en base a la concentración
    mínima de sal necesaria para su crecimiento y otros
    requerimientos nutricionales que les permiten distribuirse
    específicamente en esos hábitat naturales como se
    ilustra en el cuadro 2.

    Varias especies están genéticamente
    relacionadas y recientemente se reclasificaron como variantes de
    una especie única. Generalmente las halobacterias
    son anaeróbicas y necesitan aminoácidos derivados
    de la muerte de
    otros microorganismos incapaces superviven en esos sitios, pero
    que por diversas circunstancias llegan a las salinas. Las
    halófilicas se distinguen sin problema de las eubacterias
    y eucariotas halofilas en base al mecanismo fisiológico de
    osmoprotección que desarrollan, que les permite mantener
    un balance osmótico con cloruro de potasio diferente al de
    las eucariotas y eubacterias en respuesta al aumento de sales en
    el ambiente exterior. Las AB halofilas acumulan un compuesto
    orgánico que actúa como osmoprotector en esos
    habitats salinos del tipo glicina, betaina o glicerol trealosa.
    Se cree que las halobacterias y otros procariotes similares
    evolucionaron de manera distinta, ya que internamente los
    elevados niveles de sales en las eubacterias típicas,
    desnaturalizan las proteínas membranales. En el caso de
    las AB halófilas el mecanismo de protección, se
    atribuye a que se evita la precipitación de las
    proteínas membranales por eliminación del exceso de
    sales en la parte externa de la membrana. Las cargas negativas en
    la membrana hacen que estas proteínas se adapten a las
    salinidad y compitan por la retención de agua de esa
    manera es posible la viabilidad de la célula
    con un mínimo de agua.

    Las elevadas concentraciones de sales causan cambios en
    las secuencias de DNA y en la repetición de nucleotidos
    del tipo CG, en consecuencia se modifica la conformación
    del tipo Z del lado derecho al izquierdo y con ello se presentan
    mutaciones.

    Varias regiones del genoma de estas AB halofilicas
    tienen potencial para adoptar la conformación DNA-Z.
    Recientemente se demostró que esto sucede por clonación de esa región, por ello se
    propuso que la concentración salina regula la
    expresión de los cambios genéticos en esas AB. Las
    halobacterias poseen vesículas de gas para flotar
    por ello son aeróbicas. Los genes requeridos para la
    formación de las vesículas se conocen en detalle se
    sabe que dependen de 13 a 14 genes colocados en el plasmido
    NRC100, el cual este se utiliza en mutantes incapaces de flotar
    que se sometieron a un análisis genético para demostrar su
    expresión en las síntesis de vesículas de
    gas. La membrana de las vacuolas se compone principalmente
    por dos proteínas: GvpA y GvpC permeables a gases, pero no
    al agua. En condiciones anaeróbicas se induce la
    síntesis de la membrana y las vesículas de gas para flotar
    en ambientes acuosos. La flotación aumenta con la
    disponibilidad de luz con el bombeo de electrones y con la
    fotofosforilación oxidativa. Como en el crecimiento
    fototrofico de las halobacterias que se da bajo iluminación intensa y limitada
    concentración de oxígeno para la síntesis de
    bacteriorhodopsina.

    De esa manera se demuestra un mecanismo alternativo de
    crecimiento en anaerobiosis para las AB (Bender et al.,
    1986) por fosforilación de un sustrato como la arginina.
    El agua se
    elimina por fuerzas hidrofobas para ello poseen estructuras
    flotantes estables y ampliamente distribuidas en variedades de AB
    y eubacterias. Las AB halófilas son conocidas por sus
    características genéticas totalmente distintas en
    lo que se refiere al tipo de RNA polimerasas que poseen en
    relación a otros grupos de
    procariotes. Así como por el tipo de promotores de los
    factores de la transcripción y por la organización de su genoma. Lo que abre
    nuevas teorías
    para explicar el origen y evolución de la vida en la
    tierra.

    V Diferencias de
    lípidos.

    La membrana celular de las AHA está formada por
    un grupo de lípidos no comunes. Mientras que en las
    eucariotas y las eubacterias son fundamentalmente de dos
    ácidos grasos de cadena lineal ligados por un extremo a un
    glicerol. Los lípidos en las AHA contienen un glicerol
    ligado a dos largas cadenas hidrocarbonadas, pero su
    conexión es un enlace tipo éter, no éster y
    las cadenas hidrocarbonadas son ramificadas: cada cuatro
    átomos de carbono y están unidas a un grupo metilo.
    El lípido de las AB es un diéter compuesto de
    glicerol y de dos moléculas de un alcohol el
    fitanol el cual es un lípido unido a éteres de
    glicerol ramificado típico sólo en las AB (Lee,
    et al., 1990).

    VI Tipos de
    RNA.

    La traducción el RNA de transferencia
    desempeña una función clave, reconoce secuencias de
    nucleótidos del RNA mensajero, para ciertos
    aminoácidos que se incorporan a la cadena proteíca.
    Un determinado número de nucleótidos del RNA de
    transferencia se modifican estructuralmente, para su posterior
    integración a la molécula
    normalmente se añade un grupo metilo a la base nitrogenada
    y la pentosa del nucleótido (Kjems et al., 1990;
    Matin, 1990). Es una característica en una especifica
    posición de la base del uracilo se metila y forma timina
    aunque sólo en el DNA. Los RNA de transferencia de las AB
    carecen de timina, la cual en su lugar la sustituyen con un
    uracilo. Así no se sabe suficientemente sobre su genoma,
    ni la expresión de esos genes (Ahrin y Westerman,
    1987).

    En cuanto a la relación bacteriorrodopsina-ATP
    regulada por luz, el retinal de la bacteriorrodopsina en reposo
    origina una forma trans excitada por la luz, lo que induce la
    liberación de un protón al exterior de la membrana.
    El retinal revierte a la forma trans con un protón del
    citoplasma, para generar un gradiente de protones que
    será utilizado por una ATP-Asa en la membrana para la
    síntesis de este compuesto. Algunas bacterias tienen zonas
    especializadas ("patches") en su membrana plasmática, con
    proteínas que funcionan relacionadas entre sí en
    esos sitios como en la membrana púrpura
    Halobacterium contiene bacteriorrodopsina, o como los
    cromatóforos de bacterias fotosintéticas, lo que
    representa organelos primitivos. Una característica
    clásica la anatomía de las
    AHA.

    VII
    Perspectivas

    Desde el descubrimiento de las AB la investigación sobre el principio de la vida
    en la tierra ha sido un reto por establecer. Los procariotes
    colonizaron tierra primitiva para determinar la evolución
    de esas primeras formas de vida, la estructura de
    su DNA y el mecanismo de la síntesis en y bajo condiciones
    ambientales extremas. Las que son equivalentes a procesos
    biotecnológicos que se desarrollan a temperaturas
    elevadas. En la actualidad las enzimas de AB son indispensables
    en la industria que
    emplea la biología molecular y la ingeniería
    genética. Incluye la biolixiviación de
    minerales de diversas ley sin
    daño ambiental. En definitiva ha dado lugar a la dilucidar
    la relación entre los diferente procariotes y las primeras
    células eucariotas. Con esto es posible suponer que nuevos
    conocimientos y aplicaciones serán el resultado de la
    investigación de este fascinante grupo.

    Agradecimientos.

    A Beatriz Noriega Gamboa por su apoyo
    secretarial.

    VIII.
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    Dr. Juan Manuel
    Sánchez-Yáñez

    Profesor Investigador Titular "C" T/C Perfil
    PROMEP

    Laboratorio de Microbiología Ambiental Edif.
    B-3

    Instituto de Investigaciones
    Químico-Biológicas

    Universidad Michoacana de San Nicolás de
    Hidalgo

    Ciudad Universitaria

    Morelia, Michoacán, México

    Rodolfo Farias-Rodríguez

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