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Sistema de alertas tempranas (SAT) en Colombia




Enviado por carotrabajo



    1. El sistema de alertas
      tempranas
    2. El SAT en el departamento del
      Putumayo: caso práctico
    3. Conclusiones y
      recomendaciones
    4. Anexos
    5. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    El Sistema de
    Alertas Tempranas (SAT) es una herramienta que se empezó a
    gestionar en el año de 1998 por el Gobierno Nacional
    como mecanismo para repeler los ataques y amenazas provenientes
    de los grupos al margen
    de la ley; es decir,
    para prevenir violaciones masivas a los derechos humanos
    y desplazamientos forzados.

    A través de este sistema se puede
    medir la tendencia que está abarcando el conflicto
    interno, situar los grados de riesgo de los
    municipios y regiones, y reproducir un sistema eficaz de comunicaciones
    que permita de manera rápida un proceso de
    respuesta ante las amenazas que sufren las comunidades en el
    territorio nacional.

    En este orden de ideas, en el presente trabajo se
    estudiará la historia, la integración y el funcionamiento del SAT,
    con el propósito de hacer un análisis sobre su funcionalidad y en este
    sentido, realizar observaciones y recomendaciones que permitan
    encauzar mejor su desarrollo.

    En este sentido, la hipótesis que se busca desarrollar en
    el trabajo es
    que los mecanismos de prevención y seguridad como el
    Sistema de Alertas tempranas (SAT) han sido medidas actuales que
    han servido para proporcionar mayor seguridad y
    prevenir la violación de los derechos de las personas que
    se encuentra en medio del conflicto. Sin
    embargo, la falta de coordinación y compromiso de sus miembros;
    así como la carencia de una política nacional
    para los derechos humanos
    por parte del Estado, han
    impedido que el Sistema de Alertas Tempranas sea un instrumento
    único nacional que funcione eficazmente para evitar hechos
    violentos sobre la población rural colombiana.

    Atendiendo al propósito de sustentar dicha
    hipótesis se
    dividirá el trabajo en
    los siguientes capítulos:

    En una primera parte, se buscará comprender un
    poco más de qué se trata el Sistema de Alertas
    Tempranas de una manera conceptual. Para ello, se
    estudiarán los antecedentes, características, instituciones
    que conforman el SAT y la forma en que funciona este sistema de
    prevención.

    En una segunda parte, se hará una
    superposición de éste mecanismo de seguridad sobre
    un caso real; para ello se ha elegido al Departamento del
    Putumayo por tratarse de un escenario bastante conflictivo en los
    últimos años. En este sentido, realizaremos un
    diagnóstico del Departamento, analizaremos
    las alertas tempranas emitidas entre el 2001 – 2002, y la
    efectividad e impacto que dichas alertas han tenido sobre la
    seguridad y protección a los derechos humanos en el
    Departamento.

    Finalmente, para cerrar con éste trabajo se
    realizarán una serie de conclusiones y recomendaciones
    como resultado de un discernimiento meramente académico,
    que nos permitan tener una visión más aproximada
    sobre la crisis de los
    derechos humanos en el país y la efectividad de las
    políticas de Estado en esta
    materia.

    Primera Parte

    SISTEMA DE ALERTAS TEMPRANAS (SAT)

    Antecedentes

    Frente a la gran oleada de masacres que se iniciaron en
    el país desde mediados de la década de los noventa
    y frente a la limitada o inexistente reacción estatal para
    evitar estos hechos que generan el desplazamiento forzado entre
    los pobladores, el Gobierno
    empezó a implementar a través de diversas leyes y
    reglamentaciones, mecanismos que le permitiesen alcanzar
    éste propósito.

    Es así como a través de la Ley 387 de 1997
    el Gobierno plantea las políticas
    por medio de las cuales se va a hacer frente al desplazamiento
    forzado; prestando atención y protección a la población desplazada; así como
    procurando su estabilización
    socioeconómica.

    Posteriormente en 1998, la Defensoría del Pueblo
    en cooperación con el Programa de las
    Naciones Unidas
    para el Desarrollo
    (PNUD), empezó a diseñar estrategias de
    prevención de las violaciones atroces a los derechos
    humanos. Esta iniciativa fue reforzada con el proyecto de
    asistencia técnica preparatoria Nº Col 98/006 a
    01/99, conocido como "Acciones
    Preventivas en Apoyo de la Defensa de los Derechos Humanos" y que
    sirvió para impulsar una nueva propuesta sobre la base de
    prevenir hechos violentos empleando un "Sistema de Alertas
    Tempranas".

    Luego de ello, en el año de 1999 el Gobierno
    ordenó la preparación y formulación del
    documento CONPES 3057 "Plan Humanitario"
    con el cual se traza el plan de
    acción para la prevención y atención del desplazamiento
    forzado.

    Es así como gracias a ello, el Gobierno y la
    Defensoría impulsan la creación del SAT como un
    programa que
    busca que, por la duración del conflicto, se formulen
    alternativas importantes que de alguna manera impidan el
    desplazamiento forzado y las masacres en los municipios de
    Colombia.

    ¿Qué es el SAT?

    De acuerdo con la Defensoría del Pueblo el SAT es
    un proyecto
    defensorial conformado por un conjunto de elementos que se
    articulan en un proceso de
    recepción, verificación, análisis, valoración,
    clasificación, comunicación y seguimiento de informaciones
    creíbles y factibles de ocurrencia de violaciones masivas
    de derechos humanos, acaecidas en el contexto del conflicto
    armado interno, que arroja diversos productos
    tales como informes,
    análisis y ‘Alertas Tempranas o de
    Inminencia’, las cuales son dirigidas a las autoridades
    competentes para procurar su respuesta, tomando en cuenta su
    gradualidad.

    Principios

    De acuerdo con la Defensoría, el Sistema de
    Alertas Tempranas (SAT) está guiado por cuatro principios
    básicos, los cuales son:

    • Humanitario

    La dignidad de los seres humanos debe prevalecer sobre
    cualquier otra consideración relacionada a la
    prevención de hechos violentos.

    • Protección

    En este mismo sentido la participación del SAT no
    debe generar riesgos
    adicionales para las personas o comunidades.

    • Respeto por competencia

    El SAT debe ejecutar su gestión
    en el marco de las competencias
    legales y constitucionales con los que cuenta la
    Defensoría, buscando que por parte de las instituciones
    involucradas en el proceso de prevención se dé una
    respuesta que persiga los principios de
    coordinación, subsidiariedad y
    concurrencia.

    • Celeridad

    Igualmente, la oportunidad de la información proporcionada por el SAT busca
    que por parte de las entidades responsables se garantice una
    respuesta a tiempo, de manera
    ágil y adecuada para la prevención de la
    violación.

    Propósitos

    Así, con el SAT el Gobierno elaboró unas
    estrategias y
    mecanismos a través de los cuales se busca prever los
    ataques y acciones
    militares sobre la población, de modo tal que se facilite
    la labor del SAT y que sea más efectiva sobre las zonas en
    conflicto. Estos propósitos que se elaboró el ente
    central son:

    1. Crear subsistemas de reacción mediata e
      inmediata que le permita al SAT prevenir y proteger a las
      poblaciones vulnerables y con amenaza de ocurrencia de masacres
      y de desplazamiento forzado, provocado por el accionar de los
      actores del conflicto armado.
    2. Crear un subsistema de información centrado en un observatorio
      del conflicto armado, que permita hacer una lectura de
      él, para entender su dinámica y prever los sitios y
      poblaciones donde van a intervenir los actores del
      mismo.
    3. Generar una organización comunitaria, que permita dar
      respuesta inmediata a los riesgos que
      provienen de los actores del conflicto armado, y en el peor de
      los casos que pueda acudir de manera ordenada a las instancias
      del Estado encargadas de atender su
      situación.
    4. Establecer un sólido sistema de comunicación que permita poner en
      conocimiento
      de las instancias correspondientes, del orden nacional e
      internacional, los riesgos que corre la comunidad para
      que ellos sean superados.

    Las Alertas Tempranas o Inminentes

    Una Alerta Temprana es uno de los productos que
    arroja el SAT y consiste en una comunicación que se le
    hace a las autoridades; la cual, se caracteriza por tener un
    grado determinado y por unos referentes aproximados pero precisos
    y concisos sobre la localización de la alerta, la descripción del riesgo
    específico de violación masiva, la
    identificación de los actores armados ilegales en la zona,
    la identificación de los grupos
    sociales afectados y la población en riesgo, el grado
    de presencia de fuerza
    pública y la inminencia de probabilidad de
    cualquier tipo de violación masiva.

    Esta alerta se logra gracias a un proceso riguroso de
    recepción, verificación, análisis,
    valoración, clasificación, comunicación y
    seguimiento de los hechos, en el cual participa todo un equipo
    operativo e institucional.

    Como se mencionó anteriormente, las Alertas
    Tempranas se clasifican en grados dependiendo a la proximidad e
    inminencia del riesgo; así como de las particularidades y
    características del contexto que rodean el
    conflicto armado en el área bajo estudio. En este orden de
    ideas, las Alertas se clasifican en tres tipos:

    • Alerta de Tercer Grado

    "Esta se produce cuando hay indicios de un ataque a
    comunidades. Se trata de amenazas (grafittis, panfletos, avisos
    provenientes de grupos armados,
    noticias de otras comunidades) e informaciones de la sociedad civil,
    sobre las posibilidades de ataques sin connotación de
    inminencia o aparición en las comunidades de hechos que
    representen factores de disputa probable entre grupos
    ilegales".

    • Alerta de Segundo Grado

    Se da "cuando las informaciones hacen pensar en una
    cercanía mayor de la posibilidad de un ataque. Se trata de
    amenazas más precisas que las anteriores pero sin
    connotación de inminencia. La amenaza expresa, las
    disputas reales sobre cultivos ilícitos u otro tipo de
    bonanza económica en la zona, los incidentes en las
    vecindades, el anuncio de ataques si en un futuro la comunidad no
    adopta determinadas conductas".

    • Alerta de Primer Grado

    "Esta se emite cuando la información da cuenta de
    un ataque con probabilidad muy
    elevada de suceder y con connotación de inminencia. Se
    trata de amenazas expresas acompañadas por demostraciones
    de fuerza,
    maltratos a miembros de la comunidad, ultimátum o
    exigencia inmediata de desplazamiento, destrucción de
    bienes de la
    comunidad, combates y ataques a la población en las
    vecindades, presencia comprobada de grupos armados en el
    área junto con motivos de disputa bien
    definidos".

    Por último, es importante comprender el alcance
    de éstas alertas, pues como se vio en un inicio,
    según el principio de Respeto por
    Competencia, se
    debe entender que la misión del
    Sistema de Alertas Tempranas no tiene por objeto reemplazar o
    desplazar a las autoridades administrativas en sus distintas
    misiones y funciones; su
    labor se limita a prestar información eficaz y oportuna
    sobre amenazas de violación a los derechos humanos. Por
    esto, el SAT no puede obligar legal o judicialmente a que las
    instituciones respondan, pues en derecho es claro que nadie
    estás obligado a hacer lo imposible; no obstante, sus
    informaciones pueden servir como documentos de
    prueba para los organismos de control en caso
    de tener que juzgar a las autoridades por
    omisión.

    El SAT tampoco puede, a través de sus alertas
    tempranas, realizar directamente gestiones humanitarias;
    así como tampoco coordinar la respuesta estatal, pues ello
    le corresponde al Ejecutivo y a otras dependencias de la
    Defensoría.

    Así mismo, el Sistema de Alertas Tempranas no
    debe calificar el tipo de respuesta más adecuada que debe
    implementar la institución comprometida en efectuar dicha
    respuesta; pero puede hacer recomendaciones.

    Las alertas no pueden prevenir atentados terroristas, ya
    que su objeto es formular una perspectiva integral y aproximada
    del conflicto y los actores en determinadas zonas, con el fin de
    que se tomen medidas preventivas.

    Finalmente, el SAT con sus las alertas no actúa
    post facto, ya que precisamente su naturaleza es la
    de adelantarse a los acontecimientos.

    ¿Cómo Funciona el SAT?

    Durante el período comprendido entre 1999 y 2001
    el SAT, como dependencia de la Defensoría del Pueblo, se
    manejaba a través de tres mecanismos: el Subsistema de
    Información, el Subsistema de Comunicación y el
    Subsistema de Respuesta. Gracias al trabajo complementario entre
    estas tres etapas, la Defensoría realizaba estudios
    regionales sobre situaciones de violencia que
    se vivían en los municipios afectados por el conflicto y
    emitía unos conceptos de riesgo al respecto. A partir de
    julio del 2001, la Defensoría no sólo
    continuó realizando ésta labor, sino que ahora
    tenía la capacidad de emitir Alertas Tempranas.

    Por este motivo, el SAT se convirtió en una
    alternativa al conflicto armado en Colombia en pro
    de los derechos humanos y el derecho
    internacional humanitario, por lo que empezó a recibir
    mayor apoyo de la comunidad internacional, vale decir, recursos de la
    AID y del Plan Colombia.

    Según información obtenida del Ministerio
    del Interior, a partir de ese momento la Defensoría se
    apropió de las dos primeras etapas —recordemos que
    estamos hablando de los subsistemas de Información y
    Comunicación— dejando de lado el subsistema de
    respuesta; es decir, se hacía cargo de las dos fases
    iniciales y únicamente delegaba a otros el trabajo de la
    fase final, por lo que el Sistema de Alertas Tempranas empieza a
    trabajar parcialmente y no en su conjunto como debería
    ser.

    Es aquí cuando la Defensoría empezó
    a remitir oficios con alertas al PNUD, el Ministerio del
    Interior, al Programa Presidencial para la Defensa de los
    Derechos Humanos, a la Red de Solidaridad, a la
    Procuraduría y a la Fuerza Pública, donde dichos
    actores debían dar una respuesta efectiva a la
    situación de violencia que
    se pudiese presentar, pero nunca realizaban sus actuaciones como
    producto de un
    trabajo concertado y en equipo con la Defensoría; lo cual,
    generó una congestión de oficios donde unas
    instituciones remitían éstos a otras pero no
    había un compromiso y una responsabilidad real de nadie.

    Es entonces cuando el gobierno entrante de Álvaro
    Uribe, con su ministro del Interior, Fernando Londoño,
    deciden en el mes de noviembre de 2002, crear un Comité
    Interinstitucional, conformado por la Vicepresidencia, el
    Ministerio del Interior, organismos de inteligencia
    de la Policía Nacional y el Ejército; con el
    propósito de corregir estas falencias y complementar las
    tareas de la Defensoría.

    Con estos cambios, se logró entonces que la
    Defensoría del Pueblo se enfocara más en la
    elaboración de los informes de
    riesgo y ya no en la emisión de Alertas Tempranas;
    función
    que ahora sólo le compete al Comité
    Interinstitucional que se encarga de estudiar el riesgo con base
    en la información recibida de la
    Defensoría.

    Pero la pregunta que surge ahora es ¿Cómo
    trabaja el Comité Interinstitucional? Pues bien, como
    primera medida, el Ministerio del Interior está encargado
    de recibir de primera mano la información de riesgo
    emitida por la Defensoría del Pueblo; a su vez, el
    Ministerio remite dicha información a la Vicepresidencia,
    al Ejército y a la Policía Nacional, que son las
    otras tres instituciones que conforman el
    Comité.

    Después de recibir la información, el
    Comité debe:

    1. Determinar las fuentes que
      sirvieron de base para la información, pues nunca es
      seguro que
      se trate de fuentes
      confiables que tengan en realidad la intención de
      facilitar el accionar del Estado, o si se trate de una
      trampa.
    2. Verificar la información mediante el
      envío de dicha información a los organismos de
      inteligencia
      que integran a la Policía y al Ejército;
      así como, a la Vicepresidencia.
    3. Reunirse aproximadamente en un lapso de 24
      después de recibida la información, para
      evaluarla conjuntamente y determinar si se emite una Alerta
      Temprana o no, con base en la verificación hecha sobre
      dicha información.
    4. Finalmente, se levanta un acta donde conste la
      decisión del Comité.

    Si el Comité efectivamente emite una Alerta
    Temprana, inicia el proceso de remisión, que consiste en
    comunicarles, en calidad de
    recomendación, la decisión a los gobernadores o
    alcaldes de las regiones o municipios afectados, al igual que a
    los comandantes de las Fuerzas Militares (División y/o
    Brigada), al comandante de Policía del Departamento y al
    Secretario de Gobierno.

    Así, éstos deberán convocar un
    concejo de seguridad —a más tardar en un lapso de 48
    horas siguientes a la recepción de la
    información— donde se discutirá con las
    autoridades las estrategias y pasos a seguir para proteger a la
    población y llevar a cabo medidas de contención, ya
    sean de carácter
    jurídico-administrativo, policial-militar o social, que
    eviten o reduzcan el riesgo de los civiles ante un ataque
    proveniente de los actores armados ilegales.

    En caso de que el informe enviado
    por la Defensoría no merezca la calidad de Alerta
    Temprana por parte del Comité Interinstitucional, las
    razones son consignadas también en el acta
    correspondiente; pero igualmente, la información
    recolectada se envía a las autoridades locales como
    documentación adicional y para los fines
    que ellas consideren pertinentes.

    Para terminar, el Comité Interinstitucional
    deberá realizar un seguimiento a las medidas implementadas
    por las autoridades y entes territoriales que están
    encargados de ejecutar las labores en pro de la población
    civil que se encuentra en las zonas vulnerables a un ataque
    militar, mediante la coordinación administrativa
    pertinente.

    Ventajas del Sistema

    A pesar de que son varias las críticas y
    opositores que tiene el SAT, el sistema también cuenta, de
    acuerdo con la Defensoría del Pueblo, con algunas
    cualidades que han permitido al país luchar contra las
    masacres y el desplazamiento forzado en el territorio
    nacional.

    La primera de ellas es que hasta ahora ha permitido
    reordenar y reorientar el mapa informativo sobre graves
    violaciones a los Derechos humanos y el Derecho
    Internacional Humanitario, documentación que no existía antes y
    ahora le ha permitido al Gobierno y a las organizaciones
    interesadas en proteger los derechos humanos tener una
    perspectiva más clara sobre la crisis
    humanitaria en Colombia y llevar a cabo un mejor manejo de las
    políticas públicas que propenden por salvaguardar
    la vida de los nacionales.

    A raíz de ello, vemos que éste mecanismo
    ha logrado promover una acción más eficaz y
    oportuna de la atención que da el Estado a
    las amenazas de violaciones masivas. De igual manera, ha
    permitido "contar con diagnósticos más precisos,
    objetivos,
    documentados y actualizados sobre los actores, factores,
    dinámicas y tendencias del conflicto armado en el nivel
    local, regional y nacional, colocando en la agenda pública
    las áreas de mayor afectación".

    Igualmente ha inducido a las comunidades y a la sociedad civil en
    general a comprometerse más con las medidas de seguridad
    adoptadas por el gobierno, a confiar más en las
    instituciones del Estado y a trabajar de la mano con ellas con el
    propósito de desterrar a los grupos violentos de sus
    regiones. Lo cual a su vez, le ha exigido a las instituciones y
    fuerza pública prepararse mejor en temas como el DIH y los
    derechos humanos, así como ejercer una labor más
    rápida, efectiva y comprometida con la
    comunidad.

    Este imaginario social que se ha creado de trabajo
    conjunto y protección a la sociedad, ha
    contribuido a su vez a que el SAT sea una herramienta
    óptima que ha alentado a los funcionarios regionales y
    locales a desarrollar actividades dirigidas a la construcción de una cultura de
    prevención y de solidaridad
    sociales, enfocada a evitar y superar las violaciones masivas a
    los derechos humanos.

    Segunda Parte

    EL SAT EN EL PUTUMAYO: CASO
    PRÁCTICO

    El Departamento del Putumayo, ubicado al sur occidente
    del país, no ha sido ajeno a la violación de sus
    derechos fundamentales, no sólo por tratarse de un
    departamento altamente involucrado en la guerra, sino
    por estar inmerso en un sistema estatal frágil que se ha
    caracterizado por la falta de legitimación y ausencia de
    una democracia
    clara.

    Descripción del Departamento

    Antes de empezar a analizar el caso del Departamento del
    Putumayo, es importante conocer un poco sus
    características, su situación económica y
    social, para contextualizar el desarrollo y funcionamiento del
    SAT en ésta región.

    Superficie

    24.885 Km2

    Población

    166.679

    Año de creación

    1991

    Capital

    Mocoa

    Habitantes

    18.956

    Principales municipios:

    Leguízamo,Villa pinzón, y
    Orito.

     

     

     

     

     

     

    FUENTE: www.bundenet.com/atlas/putumayo.htm

    Así bien, el Departamento del Putumayo se
    encuentra al Sur del territorio colombiano, limitando al Norte
    con los Departamentos del Cauca y Caquetá; igualmente por
    el Oriente con Caquetá y el Departamento del Amazonas; por
    el Sur con Ecuador y
    Perú; y por el Occidente con el Departamento de
    Nariño (ver mapa ANEXO 1).

    Se trata de un territorio en su mayoría plano;
    donde se destacan los cerros Patascoy y Putumayo, con alturas que
    sobre pasan los 350 metros sobre el nivel del mar.

    Por otra parte, su economía se basa
    esencialmente en la agricultura,
    que se desarrolla principalmente en el valle de Sibundoy y la
    explotación de petróleo,
    que se inició en este departamento a partir de
    1969.

    Diagnóstico del Departamento

    En los últimos años el Departamento del
    Putumayo se ha convertido en centro de atención tanto del
    gobierno, como de los medios de
    comunicación y la comunidad internacional. Algunas de
    las razones que preocupan a estos agentes es el hecho de que esta
    región se ha convertido en uno de los teatros de la
    guerra que
    más ha mostrado la complejidad del conflicto que vive la
    nación;
    es el territorio posiblemente con mayores hectáreas de
    coca del país y sobre el que más se está
    desarrollando el "Plan Colombia".

    Para poder entender
    un poco la situación socio-política del
    Putumayo, que ha servido de abono para el conflicto que se vive
    en dicha región, hay que ver que el Putumayo es una de las
    regiones del país donde más se observa la
    fragmentación territorial, tanto en el aspecto
    económico como en el social.

    En el económico porque su desarticulación
    es representativa, ya que allí no se llevan a cabo ni si
    quiera pequeños procesos de
    industrialización y mucho menos cuenta con una
    infraestructura de servicios
    públicos que le permita tener a sus habitantes una
    calidad de
    vida similar a la promedio del resto del
    país.

    "Desde finales del siglo XIX y principios del XX, en
    el Putumayo se estableció un sistema económico
    extractivista cuya característica principal es la
    apropiación selectiva de recursos
    naturales legales e ilegales a través de sistemas de
    bajo costo, cuyo
    proceso de transformación se desarrolló siempre
    por fuera de la región, lo cual permitió que la
    mayor rentabilidad
    se obtuviera por personas o grupos ajenos a la región.
    Caucho, balata y chicle fueron los recursos
    extraídos al final del siglo XIX y principios del XX.
    Petróleo en las décadas de los
    años 60 y 70, y a partir de los ochenta los cultivos de
    hoja de coca iniciaron su expansión hasta constituir en
    el territorio una economía de la
    coca".

    Como se aprecia en la cita anterior de Guillermo Rivera,
    el Putumayo siempre ha sido manipulado por agentes externos a la
    región, donde se explotan los recursos
    naturales y las utilidades se invierten en otra parte. De
    hecho, en este contexto de la economía cocalera, la
    extracción sólo creó espejismos de
    enriquecimiento fácil, arrastrando consigo pobreza y
    violencia. Pero el panorama se empeora más cuando le
    sumamos un Estado que en lugar de generar verdaderas alternativas
    de desarrollo para la región, sólo ha respondido a
    sus dinámicas coyunturales, dejando a los pobladores
    abandonados a sus propias fuerzas, peligrosas y
    anárquicas.

    Siguiendo con el planteamiento anterior, el Putumayo
    padece una fragmentación social porque al interior del
    imaginario colectivo sus habitantes están muy marcados por
    una historia de
    marginalidad;
    lo cual, ha permitido que se cree un conflicto que se desarrolla
    en medio de estrategias de control y
    posicionamiento por parte de los actores armados
    que actúan en la zona.

    De acuerdo a un estudio realizado por la Vicepresidencia
    de la República a partir del año 1998, donde se
    describe la situación de violencia dependiendo de las
    zonas que comprenden el Departamento del Putumayo, así
    como a los actores armados que participan en el conflicto, el
    panorama actual de la violencia en el departamento es bastante
    complejo, pues se ha convertido en un escenario
    estratégico para las FARC y las Autodefensas, quienes se
    enfrentan por el control del territorio incrementado notablemente
    los índices de violencia y violación a los derechos
    humanos. La razón: porque allí se alberga
    más de cincuenta mil hectáreas cultivadas de coca,
    más o menos la mitad del total que se encuentra en el
    país; así como, el hecho de que se trata de una
    región limítrofe con el Ecuador y el
    Perú. Por lo tanto, estos factores han hecho que ambas
    fuerzas al margen de la ley

    Como se verá más adelante, las regiones
    del medio y el alto Putumayo no se encuentran tan afectadas como
    el bajo Putumayo en lo que se refiere a cultivos de coca,
    desplazamientos forzados y homicidios (con la excepción de
    Colón y Mocoa). Sin embargo, son zonas en las que
    igualmente se vive el enfrentamiento entre los grupos ilegales y
    sirven como corredor de paso para la droga e
    insumos químicos de los grupos ilegales.

    De acuerdo con el Observatorio de DD.HH. de la
    Vicepresidencia, hay una correlación positiva entre la
    violencia, la superficie cultivada en coca y la
    confrontación entre las organizaciones
    armadas al margen de la ley; hecho que se puede observar si
    comparamos las estadísticas que se presentan del bajo
    Putumayo (ver ANEXO 3) con las de las otras dos zonas,
    pues no es coincidencia que los municipios que conforman la
    región del bajo Putumayo cuenten con la mayor cantidad de
    cultivos ilícitos de todo el departamento y sean de la
    misma forma los disputados con más fuerza entre la
    guerrilla y las autodefensas.

    Con base en lo anterior, pasaremos ahora a hacer una
    aproximación particular de cada zona con el
    propósito de entender más la situación
    socio-económica por la que atraviesa y en este sentido,
    comprender el interés
    estratégico que tiene cada uno de los actores armados en
    cada lugar.

    • Bajo Putumayo

    Los municipios que conforman el bajo Putumayo concentran
    aproximadamente el 96 por ciento de los cultivos de coca (54.555
    hectáreas de un total de 56.800 en todo el país),
    teniendo en cuenta que el Departamento del Putumayo concentra a
    su vez más del 50 por ciento de la superficie cultivada en
    todo el territorio nacional (Ver ANEXO 4).

    Desde inicios de los años ochenta, las FARC han
    ejercido una gran influencia en esta zona, y en los tres
    últimos años su fuerza se ha hecho sentir
    aún más con la llegada de las autodefensas. De
    igual forma, estos municipios concentraron en 1999 el 82.8 por
    ciento de los homicidios y la cifra sigue en aumento (Ver
    ANEXO 5). Finalmente, vale la pena tener en cuenta que el
    73 por ciento de los desplazados de todo el departamento
    vivía en alguno de los municipios de esta zona (Ver Cuadro
    1 de ANEXO 3).

    • Medio Putumayo

    Por su parte, la región media del Putumayo es
    mucho menos crítica que la zona baja pero mucho más
    que la alta. Cuenta con 2.245 hectáreas de coca cultivada
    que constituyen el 3.95 por ciento de todo el departamento.
    Igualmente, el enfrentamiento entre los grupos al margen de la
    ley es mucho menos intensa que en la primera región. En
    1999 concentró el 13 por ciento de los homicidios que
    ahora presentan una tendencia a la baja (en 1998 concentró
    un 24 por ciento). De otro lado, para 1999 registró 1.170
    desplazados que representaron el 27 por ciento del total. En lo
    que respecta a su capital,
    Mocoa, se trata de un municipio que relativamente no registra
    grandes cantidades de cultivos de coca, así como tampoco
    presenta intensas confrontaciones entre las FARC y las
    autodefensas, no obstante esto no quiere decir que no represente
    un punto estratégico para alguna de dichas organizaciones
    ilegales al tratarse de la capital del
    departamento (Ver Cuadro 2 de ANEXO 3).

    • Alto Putumayo

    A pesar de lo anterior, el alto Putumayo presenta un
    comportamiento
    bastante particular respecto a las otras zonas, ya que no
    registra superficie cultivada en coca lo cual se puede explicar
    por el hecho que sus municipios (Sibundoy, Colón, Santiago
    y San Francisco) están ubicados en la cordillera, lo que
    hace más difícil su acceso a éstos terrenos
    y por ende su cultivo. En lo referente a la confrontación
    armada, no es muy grave en esta región; sin embargo, no
    hay que descartar que la situación se empeore y que los
    niveles elevados que empiezan a registrar los municipios de
    Colón y San Francisco sean los primeros síntomas de
    una expansión del conflicto hacia esta zona. De la misma
    forma, no cuenta con desplazamientos forzados de su
    población (Ver Cuadro 3 de ANEXO 3).

    Ahora bien, habiendo hecho un diagnóstico de la situación del
    Departamento del Putumayo en términos geopolíticos,
    pasaremos ahora a hacer una radiografía del mismo pero
    desde una perspectiva relacionada con la actividad de los actores
    del conflicto.

    • Autodefensas (AUC)

    Las autodefensas se han encontrado en la zona desde
    finales de la década de los 80’s con auspicio de los
    narcotraficantes (desarrollando actividades relacionadas con la
    economía de la coca, el asesinato de campesinos, colonos e
    integrantes de movimientos políticos de izquierda,
    así como de posibles colaboradores de las FARC y del
    EPL).

    A pesar de ello, iniciando los noventas el poderío
    de las autodefensas disminuyó considerablemente en el
    Putumayo, pues su accionar se vio gravemente lesionado con la
    desaparición de los grupos narcotraficantes que les
    proporcionaban ayuda, como sucedió con la muerte de
    Gonzalo Rodríguez Gacha. De otro lado, esto se
    debió a que las FARC atacaron sus bases y colocaron
    bombas en el
    casco urbano de Puerto Asís.

    No obstante, luego de las marchas de 1996 en las que
    muchos campesinos se movilizaron contra las fumigaciones y los
    continuos hostigamientos realizados por la guerrilla a la
    sociedad
    civil, hicieron que las autodefensas declararan al sur del
    país como objetivo
    militar y se empezaran a disputar el dominio
    territorial desde 1998, irrumpiendo cada vez con más
    fuerza en la zona y ejecutando oleadas de asesinatos y
    desapariciones que repercutieron con un mayor desplazamiento
    entre la población.

    Las autodefensas actualmente se movilizan en los
    municipios de Valle del Guamuez (La Hormiga), Puerto Asís
    y San Miguel; así como en Orito y en otros municipios del
    bajo Putumayo donde la magnitud de los cultivos es importante. De
    estos municipios las FARC derivan sus principales entradas
    financieras por la industria de
    la coca, y en este sentido es lógico que las autodefensas
    busquen disminuir su poder financiero y militar, así como
    su control sobre el área. De esta manera, podemos
    encontrar una explicación a las elevadas tasas de
    homicidios que se presentan en dichos lugares y que sean los
    principales escenarios de desplazamiento forzado entre sus de
    pobladores. De la misma manera, al igual que la guerrilla, este
    grupo realiza
    controles sobre la población con cuotas impositivas para
    su financiación, especialmente a los comerciantes y
    narcotraficantes.

    De acuerdo con lo planteado por el observatorio de la
    Vicepresidencia hay dos teorías
    respecto a la presencia y accionar de las autodefensas en el
    Putumayo: La primera de ellas, sostiene que es una
    extensión de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que
    se movilizan en Córdoba y Urabá; y la segunda,
    afirma que es producto de
    fuerzas locales y que responde a intereses de grupos de
    narcotraficantes. De lo anterior podríamos observar que no
    se trata de teorías
    excluyentes, por el contrario, se trata de teorías
    complementarias. Así,

    "no es factible sostener que las autodefensas sean la
    extensión de los grupos que actúan en
    Urabá y Córdoba sin que tengan un apoyo en las
    fuerzas locales; de esta manera hacen parte del bloque Sur de
    una organización con carácter
    nacional. Adicionalmente es estrategia de
    las fuerzas locales mostrar que sus autodefensas hacen parte de
    un proyecto de carácter nacional. Esto les confiere un
    carácter político además que las presenta
    como una organización con mayor capacidad de
    intimidación"

    Las AUC han sido igualmente responsables de muchas
    masacres y desapariciones cometidas en la región. Los
    municipios más afectados por estas masacres, asesinatos
    selectivos y desapariciones son: Puerto Asís, San Miguel y
    La Hormiga. Entre las masacres más graves se encuentra la
    realizada en las inspecciones de Policía de El Placer, La
    Dorada, Las Brisas, El Empalme y El Vergel del municipio de San
    Miguel, el 7 de noviembre de 1999.

    En fin, como podemos apreciar, el propósito de
    este grupo armado
    en la región es esencialmente aprovechar sus ventajas
    estratégicas, pero sobre todo cortarle una importante
    fuente de financiación a la guerrilla e impedir que
    continúe utilizando la zona como corredor para el
    tráfico de armas,
    municiones, explosivos e insumos, teniendo en cuenta que se trata
    de una región fronteriza con Ecuador y
    Perú.

    Respecto a esto la actitud del
    Estado ha sido muy negligente, pues la Defensoría ha
    denunciado la omisión de la fuerza pública para
    acabar con el paramilitarismo y su falta de voluntad
    política para cooperar con la Fiscalía. Así, si no se hace algo
    pronto por remediar la situación de conflicto y pobreza en la
    zona, es muy probable que la presencia paramilitar en la
    región del Bajo Putumayo tienda a
    incrementarse.

    • Guerrilla (FARC)

    De acuerdo con investigaciones
    realizadas por la academia, para inicios de la década de
    los ochenta, el Putumayo fue refugio del desaparecido grupo M-19,
    seguido del EPL que se mantuvo hasta principios de la
    década del noventa. No obstante, desde su aparición
    a mediados de los ochenta en el Putumayo, las FARC han sido el
    único grupo guerrillero que se ha mantenido en la zona
    hasta la actualidad ejerciendo su mayor presencia a través
    de los Frentes 32 y 48.

    El Frente 32 es el de mayor tradición y su labor
    inicial es la de realizar hostigamientos con el objeto de sacar
    provecho de la economía petrolera, colonizar la
    región y realizar las primeras tareas de reconocimiento y
    ubicación sobre la frontera con Ecuador y Perú. Sin
    embargo, su expansión se ha ligado más con el
    desarrollo de la economía de la coca. Hoy día,
    opera entre el medio y bajo Putumayo, sobretodo en los municipios
    del Valle del Guamuez (La Hormiga), Puerto Asís, Orito,
    Puerto Caicedo, Puerto Guzmán, Mocoa y Puerto
    Garzón.

    Por su parte, el Frente 48 fue una ramificación
    de esta organización guerrillera que nació en la
    primera mitad de los noventa y al igual que el frente anterior,
    ha crecido al ritmo de los cultivos ilícitos en un
    contexto fronterizo y complementado con la economía
    petrolera. Su mayor influencia se da en el bajo Putumayo en los
    municipios de Orito, Valle del Guamuez (La Hormiga), San Miguel y
    Puerto Caicedo.

    De la misma forma, la guerrilla ha procurado ejercer su
    influencia sobre la zona con el fin de seguir extrayendo recursos
    del petróleo y la coca, así como continuar
    aprovechando las ventajas financieras y militares que le
    proporciona el departamento como zona limítrofe entre el
    Perú y el Ecuador. En términos financieros, sus
    planes consisten en eliminar la mayor cantidad de niveles
    intermediarios con el objeto de incrementar los recursos
    extraídos del narcotráfico en cada fase del
    proceso.

    En este sentido, el bajo Putumayo es el que presenta
    más conflicto en la región y ello se debe en parte
    a la presencia de los Frentes 32 y 48 de las FARC, por ser este
    su centro en el procesamiento de la coca y extorsión de la
    industria
    petrolera. Igualmente, hacen uso de la frontera para el
    tráfico de armas, municiones
    y obtención de insumos. Como se aprecia, se trata de una
    zona muy importante para estos grupos ilegales, la cual
    defenderán a toda costa para continuar ejerciendo su
    poderío.

    Como consecuencia de lo anterior, este grupo guerrillero
    ha cometido durante los últimos años numerosas
    violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH), entre
    atentados contra misiones médicas, homicidios contra la
    población civil por sus supuestos nexos con el
    paramilitarismo, hasta actos terroristas con artefactos
    explosivos dirigidos aparentemente contra cuarteles de las
    autodefensas; hechos que en general no han traído consigo
    más que graves consecuencias sobre la población
    civil y sus bienes.

    A diferencia de las autodefensas, la guerrilla tiene una
    manera de actuar un poco distinta en lo referente a la autoridad
    pública, los pobladores y la infraestructura (ver ANEXO
    6
    ). Esto se observó con el ataque a Las Delicias y
    otros ataques con gran cantidad de bajas contra las fuerzas
    militares. La infraestructura ha sido afectada en forma
    importante, dejando en ocasiones a los municipios incomunicados o
    sin servicios
    públicos. De la misma manera, se debe tener en cuenta que
    el Departamento del Putumayo fue escenario entre 1995 y 1996 de
    las marchas cocaleras detrás, de las cuales, muy
    presumiblemente estuvieron las FARC presionando para que se
    suspendieran las fumigaciones, pero que cesaron en agosto de 1996
    con la firma de un acta que proponía un plan de desarrollo
    integral para la región, así como un plan de
    sustitución y erradicación voluntaria de
    cultivos.

    Detallando un poco más el accionar de las FARC en
    lo que respecta a la economía del narcotráfico, vemos que ejercen gran
    presión
    sobre los grupos
    sociales vinculados al mercado de
    las drogas, pues
    si tenemos en cuenta que este Departamento alberga
    aproximadamente la mitad de la superficie de cultivos de coca de
    todo el país, podemos inferir que este grupo deriva una
    tajada significativa de dicha actividad. Según la
    Policía Antinarcóticos las FARC cobra cuotas en
    cada una de las fases del proceso así: por hectárea
    de cultivo; por producción y recolección de hoja;
    por seguridad de laboratorios; por vuelo y seguridad de las
    avionetas; y por el transporte de
    insumos en embarcaciones fluviales.

    Otro aspecto aterrador son los controles que éste
    grupo ejerce sobre la libertad de
    los pobladores a transitar por su departamento. Tanto así
    que "sobre las dos vías que comunican al departamento con
    el resto del país (Pasto-Mocoa y Mocoa Pitalito), las FARC
    mantienen retenes y ejercen controles con la suspensión de
    la circulación ciudadana de las 6 de la tarde a las 6 de
    la mañana, afectando de ese modo no sólo la
    libertad
    personal, sino
    la economía local, por las restricciones en el
    abastecimiento de bienes básicos y el comercio de
    productos", en otras palabras, los pobladores del Putumayo muchas
    veces se encuentran sitiados en sus propias casas.

    Para terminar, otra actividad que desarrolla este grupo
    armado ilegal es la de ejercer un sistema impositivo sobre las
    diferentes actividades económicas de la región, en
    particular sobre los transportadores, medianos propietarios y
    comerciantes a través de amenazas y extorsión. "El
    sector de las grandes empresas de
    transporte
    está obligado a pagar cuotas de 4 a 5 millones de pesos
    por frente para poder operar; los transportadores de combustibles
    (gasolina y ACPM) deben pagar $300 pesos por galón" e
    incluso sus vehículos son quemados o incautados si
    incumplen con las cuotas. En lo que respecta a la industria
    petrolera, el no pago repercute en amenazas e intimidaciones a
    las familias de los trabajadores o a las mismas personas que
    laboran en la explotación del crudo.

    En general, lo grave de todo esto es que la
    justificación que dan a los mencionados ataques e
    instigaciones hace alusión a actividades preventivas con
    el fin de obstaculizar la expansión del paramilitarismo,
    formando obviamente cicatricen en el tejido social.

    Como una observación, vemos que la
    participación de estos dos grupos ilegales ha generado un
    ciclo de violencia en la región que ha promovido la
    creación de imaginarios y prejuicios no sólo contra
    los municipios, sino contra los pobladores mismos: "es así
    como para algunos habitantes de Puerto Asís, los
    pobladores de Puerto Caicedo son todos guerrilleros y, al
    contrario, para ciertos habitantes de Puerto Caicedo, los de
    Puerto Asís son paramilitares".

    De la misma manera, los jóvenes también
    están siendo víctimas del conflicto, prueba de ello
    es que para la guerrilla, todo joven de pelo corto y forastero en
    un pueblo es paramilitar; en tanto que para las autodefensas,
    todo joven de pelo largo y de la región es miliciano o
    guerrillero.

    • Fuerzas Militares y de Policía

    En lo que respecta a la presencia estatal, en el
    departamento se encuentran distintas ramas de las Fuerzas Armadas
    y de la Policía.

    Por un lado, la XXIV Brigada del Ejército, con
    sede en la inspección de Santa Ana, jurisdicción de
    Puerto Asís, que cuenta con varios batallones
    contraguerrilla y con batallones permanentes en Puerto
    Asís y Orito.

    El Batallón del Ejército con sede en La
    Tagua (Puerto Leguízamo), cuenta con toda la ayuda
    logística y la asesoría de militares
    norteamericanos. Igualmente, la Armada Nacional tiene presencia
    en la zona gracias a una Brigada fluvial, con sede en Puerto
    Leguízamo y con varias unidades encargadas del control de
    los ríos Putumayo y Caquetá en la zona
    limítrofe con Ecuador.

    Por su parte, la Policía Nacional hace presencia
    en la región con un Comando Departamental de
    Policía con sede en Mocoa y otras estaciones en los cascos
    urbanos de los municipios del departamento, excepto en los
    municipios de Puerto Caicedo y Puerto Guzmán; pero
    además cuenta con una Unidad Especial de la Policía
    Antinarcóticos.

    Todas estas fuerzas del Estado trabajan conjuntamente
    para formar el Comando Operativo del Sur, que incluye apoyo
    directo y permanente de la Fuerza Aérea, situada en el
    municipio de Tres Esquinas (Caquetá), fronterizo con el
    extremo nordeste del Putumayo.

    A pesar de ésta presencia positiva de las
    autoridades, la población está muy preocupada por
    la complicidad de algunas unidades de las Fuerzas Armadas y de la
    Policía con los grupos de autodefensa, con quienes se
    relacionan por alianzas estratégicas o de táctica
    contra-guerrilla. Tanto así que estas relaciones van desde
    la realización de hechos violentos por parte de los
    paramilitares sin que la fuerza pública los combata o
    neutralice; hasta aquellos hechos donde es evidente el
    asentimiento, complicidad o acción mixta de la Fuerza
    Pública y las autodefensas.

    Alertas Tempranas Emitidas entre el 2002 y el 2003 en
    el Putumayo

    De acuerdo con información aportada por la
    Defensoría del Pueblo, en lo que va corrido del
    período entre el 2002 y el 2003, en el Departamento del
    Putumayo se han emitido cuatro informes de riesgo de los cuales
    el Comité ha emitido tres Alertas Tempranas.

    La primera de ellas, tuvo sus orígenes en el
    informe de riesgo
    emitido por la Defensoría el 27 de noviembre de 2002,
    donde se alertó sobre la situación en el municipio
    de Puerto Guzmán. Allí, se advirtió al
    Comité Interinstitucional de Alertas Tempranas sobre la
    posibilidad de presentarse homicidios selectivos, masacres,
    desapariciones forzadas, desplazamiento, reclutamiento
    de jóvenes y afectación de bienes civiles, al igual
    que restricción de alimentos a causa
    de las reiteradas acciones que el grupo de las FARC y las AUC
    estaban llevando a cabo por ese entonces en la región.
    Ante lo cual, la Defensoría indicó que era posible
    un enfrentamiento entre los dos grupos en la zona, con una
    factible interposición de la población civil
    expuesta a métodos
    violatorios a los derechos humanos y el DIH, poniendo en claro
    que la situación era de alto riesgo.

    Acto seguido, se reunió el Comité el 29 de
    noviembre del mismo año, donde se verificó la
    información y se emitió una Alerta Temprana en
    calidad de recomendación bajo las consideraciones de
    realizar un Consejo de Seguridad, promover la colaboración
    civil y establecer en el lugar una estación de
    Policía; así como, coordinar acciones humanitarias
    con la Red de
    solidaridad. Dicha información fue remitida al
    Departamento de Policía Nacional del Putumayo, al
    Gobernador y a la Secretaría de Gobierno del
    Putumayo.

    Efectivamente, según informó el Alcalde
    del municipio de Puerto Guzmán, se reactivaron
    comités que estaban inactivos, como: el Comité de
    Prevención de Desastres, el de la Cruz Roja, entre otros.
    También se puso en conocimiento
    de la situación a la fuerza pública del municipio
    para que protegieran a la población; igualmente, su
    persona entre
    otros funcionarios públicos, han tenido que ausentarse del
    municipio intermitentemente con el objeto de proteger su vida y
    trabajar desde otras partes del país.

    No obstante, el burgomaestre indicó que a pesar
    de prevenir situaciones de alto riesgo para salvaguardar la vida
    y la seguridad de los pobladores del casco urbano, la
    población que habita en la zona rural se encuentra
    desprotegida básicamente por dos razones:

    1. Acceder al área rural es bastante
      difícil, así que las autoridades no la frecuentan
      continuamente;
    2. Por haber pocos efectivos en la región,
      éstos se concentran prácticamente en el casco
      urbano, dejando que pocos de ellos se hagan cargo del cuidado
      en el área rural.

    Lo grave de esto es que si observamos en términos
    porcentuales la distribución poblacional vemos que
    aproximadamente el 97% de los pobladores de Puerto Guzmán
    se ubica en la zona rural de dicho municipio. Razón por la
    cual, es el área donde más se presentan hechos
    violentos, muertes, desplazamiento y falta de autoridad;
    poniendo en tela de juicio la efectividad del SAT en este caso
    específico.

    Para el segundo informe que emite la Defensoría
    del Pueblo el 17 de enero de 2003 advirtiendo al Comité
    Interinstitucional sobre la situación de alto riesgo que
    se vive en el municipio de San Miguel, se observa la posibilidad
    de que se realicen ataques indiscriminados con perjuicio a los
    asentamientos campesinos y sus bines por parte de las FARC, como
    consecuencia de su accionar en la cabecera de Puerto Colón
    con el objeto de contener la expansión de las AUC y
    debilitar su presencia en el municipio de San Miguel. Así,
    las ocasiones de riesgo y hechos de violación factible se
    estiman como posibles bloqueos económicos, desplazamiento
    forzado, hostigamiento e incursión armada y ataques contra
    personas protegidas.

    Es importante que se tenga en cuenta que todo esto
    ocurre en un marco de lucha por el control geoestratégico
    de la región, ya que como se vio anteriormente, en esta
    zona se desarrolla la economía del narcotráfico y
    ofrece enormes ventajas por su ubicación fronteriza con
    Ecuador.

    Recolectada la información verbal y escrita, el
    Comité interinstitucional se reunió el 21 de enero
    de ese año y verificó la información con el
    Secretario de Gobierno Departamental, con el Das Seccional
    Nariño y con el Sistema de
    Información de Orden Público del Ministerio del
    Interior. Con esto se corroboró que previamente se
    habían realizado operativos del Ejército en el
    área, pues las autoridades ya estaban al tanto de la
    situación.

    Por lo anterior, el Comité decidió no
    emitir alerta —consignado en el Acta Nº 9 del
    Comité— pero, como es costumbre procedimental, el
    Comité envió la información al Gobernador
    del Departamento del Putumayo, al Comandante de la
    Vigésima Cuarta Brigada del Ejército Nacional, al
    Comandante de Policía del Departamento, al Secretario de
    Gobierno del Departamento del Putumayo y al Alcalde del Municipio
    de San Miguel.

    Un aspecto que es bueno destacar en el momento, es que
    después de reunido el Comité, entidades como las
    alcaldías, la Gobernación, las Fuerzas Armadas y la
    Policía empezaron a implementar acciones coordinadas en el
    área (como el Consejo de Seguridad donde se optó
    por la aplicación de medidas de control y preventivas
    además de las que ellos ya habían discutido
    anteriormente) tendientes a neutralizar el riesgo y generar
    condiciones de seguridad —teniendo en cuenta que nunca se
    emitió una alerta inminente.

    La tercera alerta tiene su base en el informe de riesgo
    emitido por la Defensoría el 31 de enero de 2003, en el
    cual se informa al Comité Interinstitucional sobre la
    situación de violencia e inseguridad
    que se vive en los municipios de Sibundoy, Santiago, Colón
    y San Francisco. Allí, la Defensoría da una
    descripción sobre el contexto en el que se
    está viviendo y considera que es factible que se de un
    incremento en los homicidios selectivos múltiples,
    desplazamiento forzado, ataque a bienes de carácter civil
    y a los cascos urbanos; así como, enfrentamientos armados
    entre las AUC y las FARC como consecuencia de la disputa que
    libran estos grupos por controlar el Valle de Sibundoy y la
    arteria de comunicación entre Mocoa y Pasto.

    En este sentido, la Defensoría hizo la observación sobre una posible
    agudización de la situación por ser estos
    municipios, como se mencionó anteriormente, receptores de
    población desplazada del Bajo Putumayo que se encuentra
    allí por ser acusada de pertenecer o apoyar a uno u otro
    bando. Debido a esto se concluyó que podían darse
    algunos casos de riesgo y hechos de violación factible
    como amenazas e intimidaciones; así como, extorsión
    a comerciantes, transportadores y propietarios
    agrícolas.

    De esta forma el Comité Interinstitucional se
    reúne el 12 de febrero de 2003 para estudiar la
    situación de riesgo en la zona; verifica la
    información con el DAS Seccional Nariño y la
    Gobernación del Putumayo, y advierte que ya se
    habían realizado previamente Consejos de Seguridad,
    operativos de la Policía, foros para fomentar la
    participación de la ciudadanía con las autoridades
    y planes para la incorporación de soldados campesinos en
    el área.

    Hecho esto, el Comité decide emitir la alerta y
    envía sus recomendaciones a los entes competentes
    (Alcaldías y Gobernación) para prevenir que se
    desate un hecho violento en perjuicio de la población. Es
    así, como a partir de éste momento se realizan
    varios Concejos de Seguridad con las autoridades y los
    representantes más importantes de gremios como la ganadería,
    la agricultura y
    el comercio. De
    estas reuniones, la Gobernación plantea que para
    municipios como Sibundoy y Santiago se envíen contingentes
    de soldados campesinos provenientes de la región para
    contener los brotes de violencia y las posibles alteraciones del
    orden público por parte de la insurgencia. Igualmente, se
    sumaron refuerzos a la fuerza pública y ello ha permitido
    hasta ahora que haya mayor seguridad y se hayan prevenido
    ataques.

    A pesar de esto, el alcalde de Sibundoy considera que
    falta apoyo por parte del gobierno para obtener de éste
    ayuda (económica o en equipos) con el fin de solucionar
    los problemas de
    comunicación que se presentan con las autoridades y los
    cuerpos de socorro, como la Cruz Roja. Por otra parte, la
    violencia generó en un inicio muchos desplazamientos entre
    los pobladores de Sibundoy y hasta ahora no han regresado, por lo
    que considera que sería importante tratar de canalizar a
    través del SAT una ayuda para que estas personas regresen
    a sus parcelas.

    Finalmente, la cuarta alerta tiene lugar gracias a la
    información aportada por la Defensoría al
    Comité el 14 de febrero de 2003, acerca de la
    situación de violencia que se presenta en los municipios
    de Orito y Valle del Guamuez.

    Al igual que en las anteriores, la Defensoría
    alertó sobre un factible crecimiento de los homicidios
    selectivos, el desplazamiento forzado y los ataques tanto a
    bienes civiles como a cascos urbanos, debido al enfrentamiento de
    los grupos ilegales que operan en la zona (AUC – FARC) por
    el control del Bajo Putumayo y la arteria que comunica a San
    Miguel, Valle del Guamuez, Puerto Asís, Puerto Caicedo y
    Villagarzón. De la misma manera, la Defensoría
    comunicó que esta situación tendía a
    agravarse por el desplazamiento masivo de campesinos hacia el
    casco urbano de la Hormiga debido a amenazas de las FARC; el
    temor que esto generaba es que entonces las AUC hiciesen uso de
    la violencia indiscriminada para reposicionarse nuevamente en el
    Bajo Putumayo.

    Por lo anterior, el Comité Interinstitucional se
    reúne como ocurrió en las anteriores ocasiones,
    corrobora la información y decide emitir una Alerta
    Temprana. Se notifica al Gobernador del Putumayo, al Secretario
    de Gobierno y a los Alcaldes de Orito y Valle del Guamuéz.
    Hecho esto, cada alcalde hace su propio Consejo de Seguridad y se
    reúne con las autoridades respectivas.

    Gracias a la información suministrada por el
    alcalde de Orito, se pudo conocer que en su municipio se tomaron
    medidas de restricción a la circulación;
    reducción horaria en los establecimientos públicos
    como tabernas; controles de registro
    realizados por la Policía y las Fuerzas Militares; y
    protección a los funcionarios públicos que
    despachaban en dicha zona. De acuerdo con su apreciación,
    es difícil desterrar el conflicto de la zona, pero gracias
    a las medidas tomadas por ocasión de una Alerta Temprana
    que arrojó el SAT, se han logrado evitar los ataques a la
    población y a sus bienes. En tal sentido, el burgomaestre
    considera que el sistema sí le ha servido para preservar
    el orden público y la vida de sus
    coterráneos.

    Habiendo visto el diagnóstico del Departamento
    del Putumayo, sería de esperar que se tratara de un
    departamento en constante alerta roja, donde en el transcurso de
    un año se hubiesen expedido más de cuatro alertas
    tempranas; sin embargo, sucede lo contrario. ¿Será
    posible que las fuentes de
    información estén fallando o las cosas se
    estén mejorando? Posiblemente si, pero aún siguen
    siendo muchas las personas desplazadas en el departamento y
    muchos los alcaldes, personeros, concejales, diputados, entre
    otros representantes del Estado, que han tenido que salir huyendo
    de sus tierras para proteger sus vidas y desplazarse en muchos
    casos hasta Bogotá para evitar que los asesinen y poder,
    si es posible, sesionar sobre los proyectos y
    asuntos que les competen.

    ¿Será entonces que el SAT si es una
    herramienta efectiva en la prevención de hechos violentos
    que perjudican a la población? No cabe duda que el SAT es
    un instrumento valioso para el país en materia de
    prevención y protección de los derechos humanos de
    los colombianos, y es una herramienta con la cual no se contaba
    antes. Más aún, ha mejorado la seguridad de las
    zonas donde se han expedido las Alertas Tempranas y aparentemente
    ha prevenido el ataque de los grupos al margen de la
    ley.

    De acuerdo con la investigación realizada, no es fácil
    en realidad estimar la efectividad de este sistema, pues saber
    con certeza que se previno un hecho incierto como lo es la toma
    guerrillera de un municipio o una masacre, que en algunas
    ocasiones se dan sin ser anunciadas, es bastante complicado. No
    obstante, podemos analizar en cierta medida los hechos
    recurriendo a algunas cifras que nos permitan ver si se han
    presentado reducciones en la tasa de homicidios, muertes
    selectivas, desplazamiento forzado y demás, para
    determinar si el SAT ha influido en cierta medida en la
    prevención de violaciones masivas a los derechos humanos y
    se ha conservado el orden público en los
    municipios.

    Para comprender mejor lo anterior, veamos los siguientes
    datos:

    De 403 casos de masacres que se presentaron en 1999, en
    el Departamento del Putumayo se dieron 13, es decir, un 3.23% del
    total del país; de igual forma, de 1865 víctimas
    por las masacres en ese mismo año, 77 provenían del
    Putumayo, convirtiéndose de esta manera en un 4.13% del
    total. Así mismo, para el 2000 los municipios que contaban
    con un alto riesgo en ocurrencia de masacres fueron el Valle del
    Guamuez (La Hormiga), Orito y Puerto Asís.

    En lo que respecta a el desplazamiento forzado que se ha
    dado en los últimos años en ésta
    región, podemos ver que esencialmente se ha dado
    por:

    • La intensificación del conflicto a causa de la
      disputa territorial entre la guerrilla y las
      autodefensas,
    • el control de cultivos y restricciones a su comercialización,
    • presiones de las FARC para que se cree una zona de
      distensión,
    • amenazas provenientes de las AUC a los líderes
      sociales y comunitarios,
    • las fumigaciones a los cultivos
      ilícitos,
    • el mal funcionamiento del plan de sustitución
      de cultivos debido al incumplimiento de los pactos sociales con
      el gobierno,
    • el reclutamiento forzado, y finalmente
    • por las amenazas y señalamientos que se
      profieren a los pobladores de los municipios ubicados en el
      Putumayo.

    Es así como en el año 2001, 6.203 personas
    fueron expulsadas de sus municipios. Indicando que mensualmente
    los actores armados desplazaban en promedio a 413 personas.
    Teniendo en cuenta que en el 2000 el promedio mensual era de 333
    personas desplazadas, para el 2001 el promedio fue de 733. Esto
    indica un crecimiento de 119%.

    No obstante, de acuerdo con datos del
    Sistema de
    Información sobre Población Desplazada por la
    Violencia en Colombia (RUT), el reporte total de personas
    desplazadas al 30 de septiembre de 2002 fue de 123.650 personas,
    de las cuales 5.956 fueron expulsadas del Putumayo (ver ANEXO
    7
    ).

    Como se dijo arriba, hay que aclarar que el conflicto
    armado no ha cesado en la región del Putumayo, al igual
    que las violaciones masivas a los derechos humanos. No obstante,
    estas cifras nos demuestran que de alguna manera dicha
    violación a los derechos humanos está diminuyendo,
    posiblemente en parte gracias al SAT como mecanismo de
    prevención, posiblemente por el interés
    que ahora el Estado le
    ha prestado a esta zona para desarrollar allí obras y
    programas
    sociales, posiblemente porque los grupos al margen de la ley que
    actúan en el área se están retirando hacia
    otras zonas para evadir la presión de
    las fuerzas armadas que se están sintiendo con más
    fuerza desde la entrada del gobierno de Álvaro Uribe
    Vélez.

    CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

    Pensar que el Sistema de Alertas Tempranas (SAT), como
    mecanismo de prevención, es improductivo, sería una
    errónea apreciación, pues ello ha permitido en
    cierta medida una mayor cohesión entre el pueblo, las
    autoridades territoriales y en general las instituciones
    públicas en materia de prevención y defensa de los
    derechos humanos. Es muy probable que gracias a la
    información que proviene de los organismos de inteligencia
    y de la misma población, se hayan podido tomar decisiones
    al interior del SAT que hayan prevenido la acción violenta
    de algunos de los grupos armados ilegales en cualquier municipio
    de Colombia.

    Sin embargo, hay varias cosas por decir con respecto al
    funcionamiento del SAT y su eficacia:

    Primero, de acuerdo con la percepción
    que tienen varios agentes involucrados en el desarrollo de
    proyectos
    sociales, en especial sobre derechos humanos como lo son la
    Defensoría y algunas ONG’s,
    la política de derechos humanos manejada por el gobierno
    Uribe es la misma política de seguridad que él
    plantea. Al respecto, el director de la Comisión
    Colombiana de Juristas, Gustavo Gallón, expuso que
    "justamente es una política preocupante porque está
    basada en informantes y orientada a perseguir civiles y realizar
    allanamientos sin orden judicial. En este marco la posibilidad de
    diálogo es
    limitada".

    En esta medida, no se le está dando un manejo
    adecuado al SAT y por ende a los derechos humanos en el
    país, ya que éste tiene un uso meramente
    político y no se trascendiende más allá. En
    otras palabras, el presente gobierno no está empleando al
    SAT como un elemento puesto al servicio de
    los colombianos, donde lo que más importa es su vida y su
    seguridad. Por el contrario, se está asumiendo que el SAT
    es un elemento que simplemente hace parte de una gran
    política de seguridad, donde lo que más importa es
    derrotar al enemigo y preservar la estabilidad del Estado
    —o sea, se está empleando al SAT como un arma de
    combate.

    Respecto a lo anterior, es probable que el Gobierno se
    quiera apropiar del SAT y hacerlo suyo como muestra de su
    poder y voluntad política para proteger los derechos
    humanos en Colombia, algo bien visto por los EE.UU. y
    benéfico para el Gobierno Uribe si lo que se quiere es
    mostrar resultados en el exterior y por tanto, obtener apoyo
    económico y militar para justificar su guerra.

    Pasando a otro aspecto, aún no son claras las
    competencias
    entre la Defensoría y el Gobierno Nacional. El
    Comité Interinstitucional acusa a la Defensoría de
    apropiarse de un Sistema que a su concepto es
    Gubernamental y de carácter Nacional, no institucional.
    Por su parte, la Defensoría defiende el manejo eficiente
    que le da a un sistema que considera como propio, donde acusa al
    Comité de no saber darle el suficiente apoyo y respuesta
    que necesita para que funcione.

    Así, a pesar de que no se pueden negar los logros
    obtenidos por la Defensoría del Pueblo y el Comité
    Interinstitucional en materia de prevención, el Defensor
    ha indicado que "la persistencia del conflicto armado interno, el
    peso de la inercia institucional y la falta de voluntad de
    cambio de
    algunos centros de poder" han obrado como variables
    negativas sobre el manejo de mecanismos tan importantes como el
    SAT en la defensa de los derechos humanos.

    Por otro lado, cuando una persona habla del
    Sistema de Alertas Tempranas (SAT) supone que está
    hablando de un sistema para prevenir las masacres y el
    desplazamiento forzado en el país, edificado esencialmente
    en los esfuerzos que realizan la Defensoría, la
    Vicepresidencia, el Ministerio del Interior y los organismos de
    inteligencia del Estado para realizar dicha labor. No obstante,
    esta investigación permitió descubrir que
    en la práctica se trata de dos sistemas
    distintos: uno, el del Comité Interinstitucional; y otro,
    el de la Defensoría del Pueblo. Muestra de ello
    es una carta enviada al
    Tribunal Administrativo del Meta, por el Doctor Daniel Medina,
    donde afirma que:

    "(…) el SAT de la Defensoría del Pueblo
    no fue creado, no depende ni está bajo la dirección o coordinación del
    Consejo Nacional de Atención a la Población
    Desplazada para la evaluación de riesgos de la
    población civil como consecuencia del conflicto armado,
    que desarrolla su gestión dentro del marco misional
    constitucional y legal de esta entidad, que no sobra reiterar,
    es un órgano de control del Estado.

    De lo anterior se colige que el SAT no es un programa
    creado o que dependa del Gobierno Nacional, dirigido a la
    prevención del desplazamiento forzado.

    Si bien el documento del Consejo Nacional de Política
    Económica y Social, Conpes Nº 3057 de 1999,
    señala la necesidad de crear sistemas de
    información para la prevención del
    Desplazamiento, que contemplen entre otros, un Sistema de
    Alertas Tempranas y un mecanismo de Seguimiento y de evaluación de la gestión,
    indicando que la Red de Solidaridad Social coordinará
    con la Defensoría del Pueblo y la Vicepresidencia de la
    República la ejecución de esta estrategia de
    comunicaciones, hasta la fecha dicho documento
    no ha sido desarrollado o aplicado por medio de medidas
    administrativas o legales, de donde no puede predicarse que el
    SAT de la Defensoría del Pueblo tenga relación
    orgánica o funcional con el sistema de
    información esbozado en el documento
    referido.

    La Defensoría del Pueblo viene promoviendo una
    Política Pública de Prevención de
    Violaciones Masivas de Derechos Humanos, que debería
    implantarse por medio de un Sistema Nacional de
    Prevención encabezado por el Gobierno Nacional.
    Actualmente se encuentra en funciones un
    Comité Interinstitucional de Alertas Tempranas integrado
    por delegados del Ejecutivo, encargado de la valoración
    de los informes de riesgo elaborados y emitidos por el SAT de
    la Defensoría del Pueblo y de decidir acerca de la
    emisión de Alertas Tempranas para prevenir violaciones
    masivas de derechos humanos.

    En estricto, este Comité podría
    entenderse como una iniciativa o programa del Gobierno Nacional
    para prevenir, entre otras violaciones graves, el
    desplazamiento forzado de población
    (…)"

    Con esto, lo que se aprecia claramente es un manejo del
    SAT como una herramienta exclusivamente de la Defensoría,
    donde lo que se encuentra no es más que un celo
    institucional entre éste ente y el Gobierno mismo,
    posiblemente porque la Defensoría quiere que su programa
    se mantenga limpio de la corrupción
    y la burocracia
    estatal, enfocado directamente a la protección de la
    población civil. En tanto que el Gobierno quiere manejarlo
    para tener un mayor control sobre él, evitar que la
    Defensoría le de un mal manejo y obstruya el proceso de
    información, comunicación y respuesta; y para
    complementar su política de seguridad. ¿Afán
    de protagonismo? Quién sabe.

    En lo que concierne al manejo de la información
    el Comité Interinstitucional no reconoce las fuentes
    manejadas por la Defensoría del Pueblo y esto genera
    graves consecuencias como las que vimos anteriormente.
    Sería bueno que el Comité también las
    tuviese en cuenta y no se limitara únicamente a confiar en
    los datos que le proporcionan la inteligencia de las Fuerzas
    Armadas y la Policía.

    Muestra de ello, es que el SAT era más eficiente
    cuando la Defensoría emitía las Alertas Tempranas
    (gracias a la información que obtenía de ONG’s,
    pobladores, Iglesias, Comunidades Civiles, Defensorías
    Regionales, etc.) y daba conocimiento de ello a todas las
    autoridades directamente, haciendo que éstas no
    sólo generaran una respuesta inmediata, sino que rindieran
    cuentas de sus
    hechos a la Defensoría. Pero ahora, la información
    tiene que pasar por un filtro, donde se retrasan más las
    acciones y en varias ocasiones se pone en duda información
    que en realidad es muy útil para proteger a los
    municipios.

    El problema está en que el Comité basa
    prácticamente sus decisiones en información
    "certera" sobre hechos que ocurrirán en el futuro, lo
    absurdo de esto es que las masacres y los asesinatos no se pueden
    predecir porque se trata de hechos inciertos, y prevenir sobre la
    certeza no es prevención.

    Por otro lado, la información que recolectan en
    muchos casos las autoridades simplemente son datos, y los datos,
    a la luz de la
    teoría,
    no sirven para tomar decisiones, lo que ayuda a un tomador de
    decisiones a desarrollar su labor es hacer sus apreciaciones
    sobre la base de informaciones, no simplemente de datos. Igual,
    esto no es raro, pues durante muchos años los gobiernos
    colombianos siempre han tomado sus decisiones sobre la base de
    simples datos, donde manejan una racionalidad individual y
    sólo juegan juegos suma
    cero.

    Por último, un aspecto que sería necesario
    re-evaluar es la capacidad que tiene el Sistema de Alertas
    Tempranas (SAT) de actuar en escenarios distintos al rural; es
    decir, hoy por hoy el conflicto nacional no sólo se
    está dando en el campo sino que a su vez se está
    trasladando a otros lugares como las ciudades.
    Desafortunadamente, el SAT se ha visto limitado en este aspecto
    por estar diseñado exclusivamente para hacer frente a las
    estrategias de ataque y al conflicto que manejan los grupos
    alzados en armas en el campo. Por lo tanto, sería
    interesante que las autoridades y el Ejecutivo pensaran en la
    posibilidad de crear un área dentro del SAT en la cual se
    analizara y se afrontara la violencia desde las
    ciudades.

    Así, la solución que se plantea en este
    trabajo es que para que el SAT se haga más
    eficiente:

    Primero, las instituciones implicadas en su manejo deben
    relacionarse sobre la base de la confianza, pues se supone que
    están trabajando sobre un mismo objetivo
    común, y dejar de lado el celo institucional. Con esto se
    evolucionará hacia una etapa en la que el manejo del SAT
    será como el de una organización compleja, donde el
    sistema estará en capacidad de anticipar los hechos y no
    de esperar a que estos sean inminentes para tomar decisiones;
    donde las instituciones se interrelacionan como en una red, y al interior de
    las redes, cada
    organismo estará en capacidad de anticipar los hechos por
    sí mismo.

    Lo cierto es que es preocupante la situación del
    SAT cuando entre sus mismos organismos componentes no hay
    entendimiento ni un trabajo armónico. Esto lo que hace es
    obstruir y entorpecer las labores enfocadas a proteger a la
    población civil. Lo grave de todo es que si éste
    celo institucional y ruptura en la
    comunicación persisten, finalmente quienes
    terminarán pagando por su mal funcionamiento son los miles
    de colombianos que diariamente pierden la vida en medio de un
    conflicto que no les pertenece o tienen que huir de sus fincas
    hacia otros pueblos o ciudades desconocidas donde son tratados como
    indigentes o ladrones.

    Segundo, las decisiones al interior del Comité,
    empleadas para hacer frente a una situación de riesgo en
    un municipio determinado, deben ser particulares; es decir, se
    deben tomar de acuerdo a su relatividad, su importancia, el
    contexto y las situaciones que se presentan en esos escenarios en
    conflicto; y no, tomar decisiones mecánicas, que
    sólo sirven como paliativos a la situación, como
    ocurre en muchos municipios del país, incluso en el
    Putumayo. Para tomar decisiones, especialmente aquellas tan
    delicadas que tienen incidencia sobre la vida de las personas,
    hay que comprender el entorno ¿Cómo? Pues
    entendiendo que la realidad es móvil, incierta y llena de
    riesgos, cosas que son imposibles de evadir, pero son posibles de
    manejar, adaptándose a ellas o haciendo que ellas se
    adapten a la política de gobierno que se tome respecto a
    la protección de los colombianos.

    Tercero, al igual que la Defensoría del Pueblo,
    se considera necesario enrutar al país hacia el
    establecimiento de un Sistema Nacional de Prevención de
    las Violaciones Masivas a los Derechos Humanos; es decir, que el
    Sistema de Alertas Tempranas (SAT) deje de ser un programa para
    convertirse en una política pública de Estado, pues
    de esto se ha tratado el manejo de los derechos humanos en el
    país, de un programa de cuatro años donde al
    siguiente período presidencial se modifica y se hecha para
    atrás todo lo logrado inicialmente. El caos humanitario
    que vive Colombia es muy particular, no se ha visto en otras
    partes del mundo, y es tan serio que no puede seguir siendo
    tratado con proyectos cortoplacistas y mediocres, es necesario
    implementar una política nacional seria y de gran
    envergadura que sepa tratar un tema tan delicado como lo es el
    respeto a los
    Derechos Humanos en Colombia.

    Cuarto, éstas violaciones masivas a los derechos
    humanos que hemos tratado a lo largo de ésta
    investigación, son sencillamente el resultado de un
    proceso en el cual los actores armados ilegales que participan
    del conflicto ya han hecho con anterioridad una reflexión
    costo/beneficio
    por la cual, han decidido asumir los riesgos y han decidido
    participar en la guerra cometiendo crímenes atroces que
    van en contravía al respeto de los derechos de los
    demás colombianos.

    En este orden de ideas, el SAT no sólo debe ser
    una política encaminada a prevenir, proteger y dar
    respuesta a las situaciones de inminente riesgo; sino, que debe
    ir complementada con una fuerte intervención por parte del
    Estado para solucionar, o en lo posible mitigar, las causas que
    generan el conflicto armado en nuestro país. Pero no dando
    soluciones a
    medias, sino planteando estrategias políticas de mediano y
    largo plazo —como mecanismos de disuasión;
    fortalecimiento de las instituciones; apoyo a las comunidades
    civiles; mejoramiento de las condiciones educativas, sanitarias,
    alimentarias y de vivienda de la población— que
    logren superar las circunstancias que hacen posible la ocurrencia
    de hechos violatorios a la vida y la seguridad de los
    colombianos.

    Para terminar, si bien el SAT es una gran herramienta
    con la cual antes no se contaba y está arrojando
    resultados positivos, los esfuerzos que ha realizado el Estado
    para enfrentar la crisis humanitaria por la que atraviesa el
    país, aún son insuficientes. Así las cosas,
    es imperante que se insista en dar a los casos de
    violación de derechos humanos una respuesta integral de
    carácter preventivo, sustentada sobre el compromiso y
    trabajo en equipo
    de las instituciones miembros, generando fuertes lazos entre
    sí para proporcionar protección y defensa a la
    población civil; todo lo anterior dentro del marco de una
    Política para la Prevención de Violaciones Masivas
    a los Derechos Humanos, como bien lo confirma la
    Defensoría del Pueblo.

    BIBLIOGRAFÍA

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      Villanos?, Ed. Nº 1072, Noviembre 18 de
      2002.
    • REVISTA NOCHE Y NIEBLA Nº 14, Banco de Datos
      de derechos humanos. Cinep y Justicia y
      Paz.
    • GUILLERMO RIVERA FLÓREZ, Putumayo: En el
      Ojo del Huracán, Ed. Revista
      Coyuntura Política, Bogotá, Mayo de 2001, pg.
      31-35.
    • VICEPRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA, Panorama
      del Putumayo, Ed. Observatorio de Derechos Humanos,
      Bogotá D.C., Septiembre de 2000.
    • DEFENSORÍA DEL PUEBLO & NACIONES
      UNIDAS: Masacres Ocurridas en Colombia 1999: Luz para la
      Vida, Ed. Sistema de Alertas Tempranas – Subsistema
      de Información de la Defensoría, Bogotá
      D.C., 1999.
    • CINEP, MINGA, CODHES: Situación de Derechos
      Humanos, Derecho Internacional Humanitario y Derechos
      Económicos, Sociales y Culturales en el Departamento del
      Putumayo, Bogotá D.C., 19 de mayo de
      2000.
    • DEFENSORÍA DEL PUEBLO, Lo que Usted Debe
      Saber Sobre el Derecho Internacional Humanitario,
      1997.
    • DEFENSORÍA DEL PUEBLO, El Sistema de
      Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo,
      2002.
    • REVISTA SISTEMA DE ALERTAS TEMPRANAS, Ed.
      Defensoría del Pueblo, Nº 1, Julio de
      2002.
    • RED DE SOLIDARIDAD SOCIAL, Diagnóstico del
      Desplazamiento Forzado en la Región Sur Colombiana,
      Bogotá, Junio 12 de 2001.
    • DATOS DE DESPLAZADOS EN EL PAÍS:


    www.disaster-info.net/desplazados/informes/rut/14htm
    .

    • DISCURSO EMBAJADORA ESTODOUNIDENSE EN EL
      2001:

    http//usembassy.state.gov/colombia/wwwspren.

    • LEY 387 DE 1997:


    www.red.gov.co/LaInstitucion/Normatividad/Ley387-1997/

    • PLAN NACIONAL DE DESARROLLO 2002-2006:


    www.presidencia.gov.co/planacio/Documento%20Completo.pdf

    ANEXOS

    ANEXO 1

    UBICACIÓN GEOGRÁFICA DEL
    PUTUMAYO

    FUENTE: www.bundenet.com/atlas/putumayo.htm

    ANEXO 2

    UBICACIÓN DEL BAJO, MEDIO Y
    ALTO PUTUMAYO

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú superior


    www.derechoshumanos.gov.co/observatorio/04_publicaciones/04_03_regiones/putumayo/violenci.htm
    .

    ANEXO 3

    CUADRO 1: BAJO PUTUMAYO

    CORRELACIÓN ENTRE
    PARTICIPACIÓN SUPERFICIE CULTIVADA EN COCA SOBRE TOTAL
    DEPARTAMENTAL, TASAS DE HOMICIDIO,
    PRESENCIA DE ORGANIZACIONES ARMADAS AL MARGEN DE LA LEY Y
    PROPORCIÓN DESPLAZAMIENTOS DE POBLACIÓN SOBRE TOTAL
    DEPARTAMENTAL

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú superior

    Fuentes: (1) Policía antinarcóticos. (2)
    Policía Nacional y DANE-DNP. (3) Defensoría del
    Pueblo del Putumayo y DANE-DNP. (4) CODHES. (5) Fuerzas Militares
    y Oficina del Alto
    Comisionado para la Paz. (6) CINEP, Justicia y
    Paz, Oficina del Alto
    Comisionado para la Paz.
    *Las tasas según la Policía Nacional para el
    promedio de la región no incluyen a Puerto Caicedo.
    Aparecen en negrilla los niveles elevados.
    Procesado por el Observatorio de Derechos Humanos de la
    Vicepresidencia de la República.

    CUADRO 2: MEDIO
    PUTUMAYO

    CORRELACIÓN ENTRE
    PARTICIPACIÓN SUPERFICIE CULTIVADA EN COCA SOBRE TOTAL
    DEPARTAMENTAL, TASAS DE HOMICIDIO,
    PRESENCIA DE ORGANIZACIONES ARMADAS AL MARGEN DE LA LEY Y
    PROPORCIÓN DESPLAZAMIENTOS DE POBLACIÓN SOBRE TOTAL
    DEPARTAMENTAL

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú superior

    Fuentes: (1) Policía antinarcóticos. (2)
    Policía Nacional y DANE-DNP. (3) Defensoría del
    Pueblo del Putumayo y DANE-DNP. (4) CODHES. (5) Fuerzas Militares
    y Oficina del Alto Comisionado para la Paz. (6) CINEP, Justicia y
    Paz, Oficina del Alto Comisionado para la Paz. Aparecen en
    negrilla los niveles elevados.
    Procesado por el Observatorio de Derechos Humanos de la
    Vicepresidencia de la República.

    CUADRO 3: ALTO PUTUMAYO

    CORRELACIÓN ENTRE
    PARTICIPACIÓN SUPERFICIE CULTIVADA EN COCA SOBRE TOTAL
    DEPARTAMENTAL, TASAS DE HOMICIDIO, PRESENCIA DE ORGANIZACIONES
    ARMADAS AL MARGEN DE LA LEY Y PROPORCIÓN DESPLAZAMIENTOS
    DE POBLACIÓN SOBRE TOTAL DEPARTAMENTAL

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú superior

    Fuentes: (1) Policía antinarcóticos. (2)
    Policía Nacional y DANE-DNP. (3) Defensoría del
    Pueblo del Putumayo y DANE-DNP. (4) CODHES. (5) Fuerzas Militares
    y Oficina del Alto Comisionado para la Paz. (6) CINEP, Justicia y
    Paz, Oficina del Alto Comisionado para la Paz. Aparecen en
    negrilla los niveles elevados.

    Procesado por el Observatorio de Derechos Humanos de la
    Vicepresidencia de la República.

    ANEXO 4

    ÁREA DE CULTIVOS
    ILÍCITOS DETECTADOS EN EL CENSO
    DE ENERO Y FEBRERO DE 2000
    SEGÚN MUNICIPIOS Y REGIONES

    BAJO PUTUMAYO

    1999

    PART. % DPTO.

    PUERTO CAICEDO

    1.083

    1.91

    ORITO

    11.976

    21.08

    VALLE DEL GUAMUEZ (La Hormiga)

    12.876

    22.67

    SAN MIGUEL

    18.650

    32.83

    PUERTO ASÍS

    6.677

    11.76

    PUERTO LEGUÍZAMO

    3.293

    5.80

     

    54.555

    96.05

    MEDIO PUTUMAYO

    PUERTO GUZMÁN

    1.722

    3.03

    VILLA GARZÓN

    523

    0.92

    MOCOA

    2.245

    3.95

    4.490

    7.87

    ALTO PUTUMAYO

    0

    0

    Fuente: Policía Nacional. Dirección Antinarcóticos.
    Área Erradicación de Cultivos
    Ilícitos.

    ANEXO 5

    Cuadro 1: HOMICIDIOS POR
    AÑOS
    MUNICIPIOS Y REGIONES

    BAJO PUTUMAYO

    1990

    1991

    1992

    1993

    1994

    1995

    1996

    1997

    1998

    1999

    PUERTO CAICEDO

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    ORITO

    20

    21

    27

    10

    15

    9

    16

    19

    32

    34

    VALLE DEL GUAMUEZ

    39

    31

    34

    29

    27

    41

    41

    62

    54

    82

    SAN MIGUEL

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    5

    8

    0

    21

    PUERTO ASÍS

    62

    49

    52

    42

    47

    81

    45

    93

    162

    166

    PUERTO LEGUÍZAMO

    28

    20

    30

    13

    12

    14

    6

    18

    4

    10

    TOTAL REGIÓN

    149

    121

    143

    94

    101

    145

    113

    200

    252

    313

    % RESPECTO TOTAL DEP.

    66.2

    72.9

    69.4

    71.2

    63.5

    73.6

    78.5

    74.1

    74.3

    82.8

    MEDIO PUTUMAYO

    1990

    1991

    1992

    1993

    1994

    1995

    1996

    1997

    1998

    1999

    PUERTO GUZMÁN

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    VILLA GARZÓN

    21

    14

    13

    11

    20

    14

    10

    26

    43

    16

    MOCOA

    21

    21

    22

    15

    20

    16

    15

    18

    39

    33

    TOTAL REGIÓN

    42

    35

    35

    26

    40

    30

    25

    44

    82

    49

    % RESPECTO TOTAL DEP.

    18.7

    21.1

    17.0

    19.7

    25.2

    15.2

    17.4

    16.3

    24.2

    13.0

    ALTO PUTUMAYO

    1990

    1991

    1992

    1993

    1994

    1995

    1996

    1997

    1998

    1999

    SIBUNDOY

    8

    0

    5

    5

    13

    11

    3

    5

    3

    5

    COLÓN

    3

    0

    3

    1

    0

    3

    0

    10

    0

    5

    SANTIAGO

    7

    1

    3

    0

    1

    3

    1

    4

    1

    6

    SAN FRANCISCO

    16

    9

    17

    6

    4

    5

    2

    7

    1

    0

    TOTAL REGIÓN

    34

    10

    28

    12

    18

    22

    6

    26

    5

    16

    % RESPECTO TOTAL DEP.

    15.1

    6.0

    13.6

    9.1

    11.3

    11.2

    4.2

    9.6

    1.5

    4.2

    TOTAL PUTUMAYO

    225

    166

    206

    132

    159

    197

    144

    270

    339

    378

    Fuente: Policía Nacional.
    Procesado por el Observatorio de Derechos Humanos de la
    Vicepresidencia de la República.

    Cuadro 2: TASAS DE HOMICIDIOS POR
    AÑOS
    MUNICIPIOS Y REGIONES

    BAJO PUTUMAYO

    1990

    1991

    1992

    1993

    1994

    1995

    1996

    1997

    1998

    1999

    PUERTO CAICEDO

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    ORITO

    65.43

    68.7

    88.32

    32.71

    49.07

    26.96

    46.55

    53.72

    87.95

    90.85

    VALLE DEL GUAMUEZ

    87.19

    69.3

    76.01

    64.83

    60.36

    137.4

    133.5

    196.1

    166

    245.1

    SAN MIGUEL

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    25.55

    39.72

    0

    98.54

    PUERTO ASÍS

    127.2

    100.5

    106.7

    86.18

    96.44

    152.2

    82.13

    164.9

    279.3

    278.2

    PUERTO LEGUÍZAMO

    114.6

    81.88

    122.8

    53.22

    49.13

    52.48

    21.85

    63.69

    13.76

    33.44

    TASA REGIÓN

     

     

     

     

     

     

    67.7

    116.4

    142.6

    172.2

    MEDIO PUTUMAYO

    1990

    1991

    1992

    1993

    1994

    1995

    1996

    1997

    1998

    1999

    PUERTO GUZMÁN

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    0

    VILLA GARZÓN

    97.41

    64.94

    60.3

    51.03

    92.77

    59.47

    41.26

    104.2

    167.6

    60.62

    MOCOA

    81.05

    81.05

    84.91

    57.89

    77.19

    56.55

    51.49

    60.04

    126.5

    104

    TASA REGIÓN

     

     

     

     

     

     

    46.85

    80.12

    145.1

    84.32

    ALTO PUTUMAYO

    1990

    1991

    1992

    1993

    1994

    1995

    1996

    1997

    1998

    1999

    SIBUNDOY

    74.02

    0

    46.26

    46.26

    120.3

    93.2

    24.69

    39.98

    23.32

    37.79

    COLÓN

    72.64

    0

    72.64

    24.21

    0

    66.52

    0

    209.2

    0

    98.89

    SANTIAGO

    79.55

    11.36

    34.09

    0

    11.36

    31.22

    10.11

    39.29

    9.547

    55.69

    SAN FRANCISCO

    266.5

    149.9

    283.2

    99.95

    66.63

    76.28

    29.63

    100.8

    14

    0

    TASA REGIÓN

     

     

     

     

     

     

    17.94

    75.56

    14.12

    43.95

    PUTUMAYO

    85.13

    62.81

    77.94

    49.94

    60.16

    68.26

    48.46

    88.3

    107.8

    116.8

    Fuente: Policía Nacional y
    DANE-DNP. Procesado por el Observatorio de Derechos Humanos de la
    Vicepresidencia de la República.

    ANEXO 6

    Fuente: Oficina del Alto Comisionado para la
    Paz

    ANEXO 7

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú superior


    www.disaster-info.net/desplazados/informes/rut/14/rut14_02poblacion.html
    .

     

    Por:

    CAROLINA TELLO GUTIÉRREZ

    Nacida en Bogotá (Colombia) en 1979.
    Profesional en Gobierno y Relaciones
    Internacionales de la Universidad
    Externado de Colombia, con estudios en Derechos Humanos y
    Resolución de Conflictos de
    la Pontificia Universidad
    Javeriana en Bogotá. Experiencia laboral en el
    área de los Derechos Humanos a nivel público y
    privado.

    Categoría: DERECHOS HUMANOS Y
    SEGURIDAD

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