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William Butler Yeats
Aspectos sobre su vida y obra
poética.
William Butler Yeats nació un caluroso día
en Georgeville, cerca de Sandymount Castle, en Dublín
(Irlanda), en 1865. Siempre fue un hombre
supersticioso, pero eso no le impidió del todo sobrellevar
con elegancia el haber nacido el día 13 de junio. En
compensación, los hados le concedieron el don de nacer en
una tierra
mítica, hechizada tierra de
duendes, santos, brujas, magos, paisajes embriagadores y
constantes paradojas. Y Yeats no echó en saco roto el
regalo divino, pues lo dejó reflejado a lo largo de toda
su obra, donde confluyen los mitos, la
historia, la
política,
el folklóre gaélico…
En 1867, cuando tenía solo 2 años, su familia se muda a
Londres, pero pronto regresa al condado irlandés de Sligo,
donde no resulta difícil imaginarse a un niño
ávido de viejas leyendas y
cuentos de
hadas de la gente sencilla de Irlanda, de sus creencias y hasta
de sus propias experiencias. Posiblemente así pasó
la mayor parte de su tiempo,
escuchando en un mundo donde hasta los adultos creían en
los cuentos de
hadas, la tierra
prometida para un niño, sin duda. Sus abuelos maternos y
su propia madre, Susan Pollexfen Yeats, eran unos enamorados de
la vieja Irlanda. Quizás su padre,un pintor reconocido,
John W. Yeats no lo fuera tanto.
En octubre de 1.874 la familia
regresó a Londres, donde su padre se relaciona con un
grupo de
pintores prerrafaelistas y donde Yeats comienza sus estudios en
un colegio de Hammersmith, peor pronto, y ante el poco éxito
del pintor, la familia
regresa a Howth, en las cercanías de Dublín. Yeats
en esa época demuestra a todas luces ser un estudiante
lento y distraído, con poca iniciativa para acceder a la
universidad, pero
lo único que realmente parece hacerle fijar su atención es la poesía.
Tanto la lee, como la escribe. Sin embargo, por referencias
paternas, ingresó muy a su pesar de su vocación, en
la Escuela
Metropolitana de Arte de
Dublín. Pero de nuevo los hados actuaron en su vida. Fue
el fatum quien estableció que Yeats conociera allí
a George Russell (mejor conocido con el pseudónimo de AE),
que fue el encargado de iniciar al joven Yeats en el mundo de lo
sobrenatural y lo esotérico cuya atracción le
perdurará durante toda su vida. Yeats entonces,
escribió poesía
simbólica y experimentó con visiones y
alucinaciones, aprendiendo a odiar la ciencia. Se
comienza a sentir atraído por el budismo y se hace
miembro de una sociedad secreta,
la Hermetic Society de dublín junto a AE y a Charles
Johnson. Tras esto, decidió abandonar sus estudios de
pintura y se
lanzó a publicar su primer libro:
"Mosada". Conoce a John O´Leary, que había pasado
cinco años en cárceles británicas y quince
en el exilio, y bajo su tutela comienza a despertar ideas
nacionalistas, incluso llegó a sentirse atraído por
W. Morris, peor no fue capaz de seguir sus doctrinas
socializantes, porque desconfía de las masas y del
proletariado.
En 1.887 regresa a Londers, donde se unió a un
grupo de
poetas decadentes, como Ernest Rhys, Lionel Johnson, Arthur
Symons, Ernest Dowson, etc., con quienes formó un club
literario: The Rhymers Club (1.890). También
escuchó hablar de la Sociedad
Teosófica, un nuevo movimiento que
aseguraba tener la síntesis
entre religión, ciencia y
filosofía. Así que no dudó en visitar a su
fundadora, Madame Helena P. Blavatsky, quien también
protagonizaba una serie de sesiones espiritistas. Y es que para
Yeats lo misterioso y lo oculto constituían una de sus
fuerzas vitales…pero desde luego cubiertas por un saludable
manto de escepticismo. Al correr del tiempo esta
sociedad acabó por decepcionarle y se unió al
Golden Dawn(Orden Hermética de la Aurora Dorada).
Sin embargo, si hubiera de establecer un año dorado para
William B. Yeats, seguramente éste sería 1.889,
cuando conoció a Maud Gonne. Su apasionado amor por el
mundo celta irlandés solamente tuvo comparación con
su amor por ella,
una mujer
revolucionaria que le obsesionó durante toda su vida. Maud
rechazó su amor siempre, peor le instó a tomar
parte en la política. Pero no se
limitó a esto, sino que ocupó un lugar muy
importante en la producción artística de Yeats.
Algunos de sus poemas nos
muestran a una bella joven que con andares casi divinos propios
de una reina incita a los irlandeses a rebelarse y en ella
podemos ver a la mismísima Maud Gonne. Incluso le escribe
a una Maud vieja, en poemas como
"Los sueños destrozados", "Bajo el signo de Saturno",
"Cuando seas vieja", "Efímera", "Sobre una prisionera
política", "Palabras", "La máscara", "La flecha"…
o en obras de teatro dedicadas
a ella, como La condesa Catalina, drama simbólico en el
que la condesa (Irlanda) vende su alma para dar de comer a sus
hambrientos colonos…y así ad infinitum. La imagen de
la mujer en
Yeats es Maud Gonne. Esto choca de lleno con el concepto de
mujer yeatsiano,
puesto que nunca acertó a concebir a una mujer hermosa e
inteligente al mismo tiempo. Pero al parecer, Maud Gonne fue la
excepción a la regla. Fue la mujer por
antonomasia, muy a pesar de que se casó más tarde
– y solo cuando vio que Maud se había casado con un
compañero de ambos, el comandante MacBride-, con Georgina
Hude-Lees, una mujer hermosa, inteligente y rica además de
bastante aficionada a los temas esotéricos, y con quien
tuvo dos hijos, Anne y Michael.
George- como la llamaba Yeats- sería la esposa, pero Maud,
el amor de
vida.
Imposible comparar.
Regresó a Irlanda en 1.896 y estableció una
profunda amistad con la
autora teatral nacionalista lady Isabella Augusta Gregory, con
quien fundó el teatro Abbey,
mundialmente conocido y centro base del renacimiento
literario irlandés.
Fue considerado el poeta de lengua inglesa
más importante de su época. Le concedieron el
Premio Nobel de literatura en 1. 923.
En su obra se detectan inicialmente influencias del
prerafaelismo, del romanticismo, del
simbolismo y del esteticismo inglés.
Desde sus primeros escritos se detecta una raíz fuerte: la
mística. Esta atracción de Yeats por lo
sobrenatural incluye seres y órdenes eternos, con
influencias orientales, de la teosofía y especialmente de
la mitología irlandesa. Este último
aspecto, al igual que su búsqueda de una autenticidad
irlandesa, su involucramiento en la lucha por la libertad de su
país y el hecho de haber sido fundador de la Sociedad
Literaria Irlandesa y del Teatro Irlandés Independiente,
reflejan el gran apego que siempre sintió por su tierra.
En 1922 fue elegido como senador del Estado Libre
Irlandés y en 1923 recibió el premio
Nobel.
Para Yeats, Irlanda siempre tuvo un significado muy
especial. Supongo que gran parte de este apego lo constituyen el
clima
cambiante y lluvioso y un paisaje capaz de las más
sorprendentes transformaciones; en un momento se le ve desolado,
muerto, monótono, sin relieves, y un segundo
después se convierte en un mágico dibujo
inundado de todas las luces de un prisma imposible. Los efectos
de la luz en Irlanda
son tan intensos que hacen a los paisajes de otras latitudes
parecer sosos. Mas, por otra parte, pocos países pueden
producir una impresión tan deprimente como la que causa
Irlanda en sus momentos grises, y sus habitantes, quienes tienen
un carácter
agresivamente sectario. Cuando apoyan algo lo hacen de una manera
violenta y, frecuentemente, amarga. Esta violencia se
da tanto en el Norte como en el Sur del país y de expresa
verbalmente de una manera vigorosa y colorida que resulta
totalmente ajena al estilo de los ingleses.
Al principio, la visión del nacionalismo
de Yeats era romántica, al igual que John Synge y muchos
otros poetas de la Joven Irlanda. No era un nacionalismo
directo, sino que pasaba a través de la mitología, pensando en Irlanda como una
especie de utopía celta, poblada de hadas, gnomos,
espíritus del agua, del
viento y de otros seres mitológicos. Reverenciaba
indistintamente el pan y las costumbres siempre y cuando tuvieran
esa grado de anticuada pasión y sapiencia infinita que
él suponía era la característica de una civilización
gaélica. No merece enumerar a todos y cada uno de los
personajes y símbolos que se descubren en cada uno de sus
pormas (como Cuchuláin, Conchubar, Fergus, la vieja Eire,
los druídas…), baste saber que estos símbolos
aprietan las filas de una tradición inmemorial: el
vagabundo, Leda, el cisne, la luna, el gato, Bizancio, Troya, la
torre, la garza, etc. Un lugar donde interactúan humanos y
semidioses, lleno de hermosos sueños. Incluso
escribió una dedicatoria a un libro de
cuentos de hadas donde se refleja el tradicional concepto
sentimental hacia la Madre Irlanda y la nostalgia del emigrante.
Esta nostalgia que Yeats sentía por un mundo de sagas,
leyendas y
sueños románticos, y por su tierra, se ejemplifica
en su poema El lago de la Isla de Innisfree, que muestra el
espíritu celta de añoranza por lo remoto y lo
ideal. Y es que en un siglo de turbulentos cambios sociales esto
er aun escapismo justo, ya que yeats vivía plenamente
identificado con su pueblo y para quien el símbolo era lo
más inmediato porque de él obtenía su
fuerza
evocadora. En el poema abundan los símbolos de paz,
como:
Y viviré en soledad con el rumor de las abejas
y
me llega el murmullo del agua en la
costa,
y la paz se convierte en agua que se escucha en lo más
profundo del corazón:
…pues la paz es una gota lenta,
que cae del velo matinal hacie donde canta el grillo…
…lo escucho desde lo hondo de mi corazón.
La pasión de Yeats por la herencia celta y
los versos patrióticos fue compartida por otros poetas,
influidos por el nacionalismo representado por John
O’Leary, el líder
feniano. Éste también presentó a Yeats a
miembros del movimiento de
la Joven Irlanda, que luchaban por unir las partes
católica y protestante de Irlanda. Así, Yeats
decidió unir su compromiso político y
poético con el pasado irlandés. Posteriormente,
Yeats conoció a John M. Synge y a lady Isabella Augusta
Gregory, quienes le ayudaron a recuperar la imagen de la
Irlanda de su infancia.
Synge había redescubierto la Irlanda dura, el mundo de lo
concreto, de
lo natural. Sus escritos le ayudaron a Yeats a descubrir sus
propios sentimientos hacia esa Irlanda. Por su parte, Lady
Gregory revivió su interés
por las tradiciones del campesinado y su admiración por
los propietarios de tierras anglo-irlandeses. Esto, junto con su
pasión por lo irlandés, su inclinación por
la aristocracia, el individuo y la soledad, creo que
acentuó sus rechazos, entre otros, hacia Inglaterra, como
él mismo dice: "Siempre he soñado con transmutar mi
pasión anti-inglesa en una aversión por la
vulgaridad y el materialismo,
sobre los cuales Inglaterra funda
su vida actual y pretende fundar, también, la vida
nuestra." Yeats también repudiaba los conocimientos
generales, los ideales del mundo, la ciencia, el
internacionalismo, la vida industrializada y comercializada, el
liberalismo y
la democracia. En
política, sentía predilección por la
oligarquía y creía que el vigor es más
importante que la honradez y el orden que la justicia. Le
horrorizaba el desinterés por la individualidad humana.
Hay que decir que en su época, por lo menos algunas de
estas opiniones eran compartidas por otros escritores como T. S.
Eliot y D. H. Lawrence. Su amor por la tradición se
convierte incluso en apoyo a la reacción, haciendo
afirmaciones como: "Una buena y poderosa causa y unos buenos
garrotazos son algo delicioso", o "debemos promover la
formación de familias militarizadas", y "tres tipos de
hombre han
hecho todas las cosas hermosas: los aristócratas han
establecido los buenos modales, debido a que su lugar en el mundo
los coloca por encima del temor a la vida; los campesinos han
construido los bellos cuentos y las creencias, porque, al no
tener nada que perder, tampoco temen; y los artistas han hecho el
resto, ya que la Providencia los ha llenado de temeridad."
El levantamiento de Pascua de 1916 tuvo gran influencia en Yeats
y afectó profundamente su vida. Fue un movimiento
intempestivo y espiritual que lo remitía a la Irlanda
romántica, y Yeats afirmó que la violencia
individual es uno de los derechos humanos.
Pero los líderes del levantamiento y los actos violentos
en la realidad no concordaban ni con su escepticismo ni con sus
ideales. Además, Yeats era un poeta, no un hombre de
acción, y por lo tanto se cuestiona y califica
continuamente, como lo muestra su poema
conmemorativo La Pascua de 1916:
…¿era, después de todo, la innecesaria muerte?
Pues Inglaterra puede conservar su fe,
A pesar de todo lo que se diga o se haga.
Conocemos sus sueños lo suficiente
Para saber que soñaron y están muertos.
¿Y si un exceso de amor
los aturdió hasta que murieron?…
Tras este levantamiento de Pascua del 16, los 73
parlamentarios del Sinn Fein proclamaron unilateralmente la
independencia
de Irlanda, y Yeats si bien no tomó parte de activa en la
sedición si sufrió un gran impacto emocional que
dejó plasmado en su histórico poema anteriormente
citado. Sin embargo, una vez finalizado el conflicto,
formó parte del nuevo senado -y a pesar de ello
años más tarde, ignorando toda clase de cinismos,
le recomendó a su amigo Ezra Pound que no hiciera lo
propio en Estados Unidos -.
No está del todo esclarecido hasta qué punto Yeats
aceptaba la ascensión de una clase media católica y
radical que pronto se vería definitivamente en el poder…y
esto, no tanto por haber recibido una educación protestante
como por el hecho de que el utilitarismo puritano chocaba
frontalmente con su idea de una Irlanda ancestral y
mítica, heredera de las grandes familias terratenientes
que durante siglos convivieron en un perfecto mundo de "costumbre
y ceremonia". Posiblemente Yeats solo alimentaba su
corazón de fantasías banales, o es que se
sentía orgulloso de una cuna medio noble y medio coja,
venida a menos, pero en cuya ascendencia – que justificaba
en parte las extravagancias aristocráticas y su arrogante
apostura, provenía directamente de un abuelo paterno,
quien, no siendo exactamente noble, son más bien un
comerciante en mangas de camisa, tuvo a bien en casarse con una
tal Mary Butler, duquesa de Ormonde.
En todo este contexto, sobre la independencia
de Irlanda, un aspecto interesante sería la
comparación entre México e
Irlanda. Ambos países están situados junto a un
vecino cuyo país es más extenso en tamaño y
número de habitantes. También es mayor su poder
económico, militar y político. Por lo mismo, existe
una especie de resentimiento hacia esta influencia omnipresente
del vecino poderoso. Esto puede transformarse en una resistencia hacia
el colonialismo ideológico y cultural, con su aplastante
eficiencia, o
en un espiritualismo como defensa ante una civilización y
una racionalidad ajenas. Encontré que algunas
afirmaciones, aunque se refieren a Irlanda de fines del siglo
pasado, también podrían ser aplicables a México: la
primitiva vida en los campos, la soledad, la gran unión
del clan familiar, el anarquismo individualista, la actitud
sentimental hacia la historia, el semi-envidioso
menosprecio hacia su vecino, la identificación de lo
irlandés o mexicano con lo espiritual y de lo inglés
o norteamericano con un materialismo
burdo. Así como la leyenda celta llegó a
convertirse en una panacea para Yeats, tratando de oponerle algo
a la revolución
industrial, también en México se glorifica el
pasado como una especie de compensación a las
hazañas estadounidenses. En el aspecto religioso
también existe la afinidad del catolicismo, así
como cierta fijación materna en la Virgen
María.
Otro aspecto interesante y muy original de Yeats lo fue
su mística. La preocupación central por la
búsqueda de un sistema concuerda
con el rechazo que sentía hacia las influencias de la vida
moderna, el realismo
cotidiano y la ciencia, que
acababan por transformar al hombre en un animal u objeto,
vulgarizando su vida espiritual y negándole lo misterioso.
Como también odiaba al racionalismo,
trató de que este sistema fuera
irracional y se opusiera a otros sistemas ya
aceptados. Yeats buscaba una concepción que incluyera la
continuidad de los valores y
símbolos del pasado. Pensaba que la renovación de
las creencias ("principal movimiento de nuestro tiempo")
liberaría cada vez más a las artes de su edad y de
la vida misma, a fin de que se centraran más en la belleza
y se ocuparan de las viejas creencias, mitos y
sueños, al igual que la gran poesía del pasado y de
las religiones.
Él mismo afirmó que "todos los hombres
rechazarán cada vez con más fuerza la
opinión que considera que la poesía es una
crítica de la vida, y estarán cada vez más
convencidos de que es una revelación de la vida oculta y,
tal vez, lleguen a pensar que pintura,
poesía y música son los
únicos medios dejados
al hombre en la Tierra para
conversar con la eternidad". Es decir, desde el mundo en que
vivimos aquí y ahora, se puede pasar al mundo de la eterna
vida oculta, y uno de los puentes para hacerlo es la
poesía. En el espíritu está la realidad
primaria y última.
Todas estas ideas y conceptos incluían una
dialéctica que Yeats conservaría hasta sus
últimas obras. En varios de sus poemas, Yeats toma
posiciones distintas para conciliar rivalidades entre la
eternidad y el tiempo, entre la realidad primaria y la realidad
última, entre el ser y el llegar a ser, entre
aspiración y logro, entre lo absoluto y lo relativo, entre
sueño y realidad, así como en el antagonismo entre
los seres cósmicos y los hombres.
En un principio, la cosmovisión de Yeats había sido
influenciada, aparte de las corrientes literarias, principalmente
por las ideas de Platón,
Plotino, Pater, Villiers de L’Isle Adam, de la
cábala, del ocultismo, de la teosofía, del budismo
esotérico y de la filosofía hindú.
Posteriormente, el concepto dominante de su filosofía
sería el de la totalidad del hombre y de la vida.
En conjunto con esta concepción total del mundo, Yeats
comenzó a desarrollar su doctrina de la Máscara:
"Mi mente empieza a derivar vagamente hacia la doctrina de
‘la máscara’, la cual me ha convencido de que
todos los hombres apasionados están siempre, debido a sus
ligas con otras épocas, históricas o imaginarias,
en el lugar en el que pueden encontrar las imágenes
capaces de estimular su energía creadora." Esta teoría
consistía en que el hombre de
acción es un soñador que abraza a su opuesto. En la
misma acción dramatiza su sueño, y así es
absuelto de las motivaciones de los espíritus animales o de una
necesidad puramente mecánica.
Las ideas y filosofías mencionadas anteriormente se pueden
observar, por ejemplo, en su poema "Los magos", del libro
Responsabilidades, publicado en 1914:
Ahora, como siempre, puedo ver en el ojo de la mente,
En su duros, pintados atavíos, los pálidos e
insatisfechos
Aparecer y desaparecer en el azul profundo de los cielos,
Con sus rostros antiguos como piedras golpeadas por la
lluvia,
Y sus yelmos de plata cerniéndose uno al lado del
otro,
Y sus ojos aún fijos, esperando una vez más
– de la turbulencia del Calvario insatisfechos –
el misterio indomable de la cueva bestial.
Este poema, junto con el de "Las muñecas", es el
precursor de su poesía filosófica. Algunos
elementos de este poema que nos remiten o aluden a este "algo
distinto" son: "como siempre", que alude a la eternidad, a algo
que trasciende el tiempo; "ojo de la mente", que sería el
tercer ojo en el entrecejo; "aparecer y desaparecer(…)de los
cielos", nos indica que están y no están, son y no
son, o que son visibles e invisibles, y aparecen del cielo, o
sea, el mundo de la vida oculta, de la eternidad, contactando y
haciendo un puente con el mundo del aquí y ahora; "rostros
antiguos", que pueden ser las caras de una persona vieja,
pero también sugieren un pasado remoto, al igual que
"piedras golpeadas por la lluvia … una vez más", que
nuevamente sugiere algo cíclico y repetitivo, o sea, que
ya habían estado
aquí. Creo que, en general, el poema trata de la
búsqueda de la totalidad, y la oposición
eternidad-tiempo es una muestra de la dialéctica metafísica
de Yeats. Los magos también tienen que "rescatar" la parte
de su totalidad que está en este mundo, ya que dependen de
ello para lograr una síntesis o
totalidad. Por lo mismo, aparecen y desaparecen, tratando de
encontrar ese misterio incontrolable, es decir, desconocido
incluso para ellos, en el suelo bestial,
que podría ser la Tierra.
Más adelante, en 1925, Yeats publicó un
libro, titulado Una visión, donde explica su sistema
mitológico, basado en "mensajes de los espíritus" a
través de la condición de medium de su esposa. El
libro refleja su preocupación por elaborar un sistema, un
plan para
ordenar la realidad. En él, expone su doctrina de la Gran
Memoria,
similar a la anamnesis de Platón. Se
trata de una especie de memoria
universal, de la que el ser humano forma una parte. Por lo tanto,
la verdad puede ser conocida o encontrada, ya que está
formada por un conjunto de valores que se
remontaban al pasado. En Una visión también existen
uniones con la psicología. La Gran
Memoria tiene un gran parecido al subconsciente colectivo de Carl
Jung. De allí surge el anima mundi, una especie de
principio eterno y espiritual. El ser humano sería una
expresión de este principio. Yeats probablemente
tomó esta teoría
de Henry More, quien afirmaba que las abejas y los pájaros
aprenden del animal mundi a construir sus panales y nidos. Estos
anima mundi podrían equivaler a los arquetipos de Jung.
Otro aspecto psicológico es la elaboración de la
idea del hombre que desea su opuesto. Esto incluye, por ejemplo,
la lucha con nosotros mismos, o la búsqueda del artista en
pos de su opuesto que aparece en "Los cisnes salvajes de Coole".
Yeats "había observado este fenómeno en sí
mismo, comprobando la existencia del hombre contemplativo que
envidia la vida de acción. Siendo esto así, la
poesía de un hombre, que es la expresión de sus
deseos, tiende a ser, en cierto sentido, lo opuesto a su propia
vida. En su obra posterior, Yeats también hace una
síntesis de los opuestos, pero dejando que éstos
permanezcan vivos y válidos.
Para Yeats, esta búsqueda del opuesto está
relacionada con la idea de la reencarnación, para la cual
toma ciertas ideas del platonismo y de la filosofía
hindú. La reencarnación a su vez está
relacionada con ciclos históricos que se repiten cada dos
mil años, después de los cuales el ciclo nuevo
revierte la tendencia básica del ciclo precedente, y con
los giros, realidades opuestas en constante tensión.
Aquí Yeats se une con la teoría del conflicto
creativo de Heráclito, quien pensaba que "el Universo tiene
a su primera forma y a su contrario en un estado de alternancia
permanente".
Estas ideas de Yeats pueden encontrarse en su poema "El
segundo Advenimiento", escrito en 1919. Están presentes
los giros: el final de un ciclo de dos mil años y el
anuncio de la llegada de otro y también aparece nuevamente
una imagen que se viene desde el mundo espiritual y eterno hasta
el nuestro. Al usar símbolos cristianos como la segunda
llegada y el nacimiento en Belén, creo que Yeats
insinúa o bien el nacimiento de una especie de
anti-Cristo, o la etapa final de un ciclo de veinte siglos y la
llegada de un nuevo Cristo, ya que cada ciclo nuevo revierte la
tendencia del ciclo pasado. En este último sentido, el
poema creo que es, en parte, un reflejo de las carnicerías
de la Primera Guerra
Mundial. También puede ser visto como
profético, presintiendo la llegada de un desastre
aún mayor que estaba por venir.
En cualquier caso, son impresionantes las siguientes
líneas:
La anarquía está suelta por el mundo,
La marea enturbiada por la sangre; en todas
partes
La ceremonia de inocencia está ahogada.
Los mejores de convicción carecen, mientras los peores
Llenos están de intensidad apasionada.
Estas líneas también reflejan la
visión de la realidad o la política de Yeats.
Existe una especie de inocencia romántica que tal vez
viene del pasado, de la vida simple, y que es ahogada. Unos
cuantos elegidos, una elite aristocrática (los mejores)
indolente, que podría hacer algo en contra, no tiene ni
deseos ni motivación
de hacerlo, mientras que las masas, el vulgo (los peores) se
dejan llevar por sus pasiones, y son precisamente los que tiene
la fuerza, la
motivación, pero que carecen de medios para
lograr su objetivo. Todo
esto remite a la postura de Yeats en relación a Maud Gonne
y aa otros revolucionarios en Irlanda.
También existe una relación bastante
fuerte entre Irlanda y el misticismo de Yeats. Esto se debe en
parte a su conciencia de la
tradición y a su visión de la historia, en donde,
independientemente del tiempo y del lugar, que son recurrentes,
cada persona puede
desempeñar distintos papeles. Así, como pensaba que
los hindúes eran esencialmente espirituales,
también los campesinos irlandeses estaban en contacto con
los dioses antiguos. En esta relación también
influye la síntesis de creencias populares, hinduismo,
cábala y otras filosofías y creencias que hace
Yeats, así como su tendencia a concebir cualquier religión como una
parte de cosmovisión más vasta. En sus poemas se
siente constantemente una nostalgia por otro mundo, un mundo
donde conviven: lo irlandés: el paisaje, la vida sencilla
de los campesinos, el pasado romántico, las leyendas y los
héroes mitológicos; la vida interior de Yeats: sus
recuerdos, su pasión, sus sueños, su
búsqueda de plenitud; y lo místico: un
espíritu eterno, cíclico y oculto que está
en constante relación con todas las manifestaciones,
mundos y tiempos. Esta afirmación también la
encontré en el libro Mitologías de Yeats, en la
introducción de Fernando Robles, quien,
hablando de lo irlandés y de lo místico en Yeats,
dice: "Me parece muy claro que puede aducirse que en el intento
de Yeats, tal como él sintió orientarse sus
inclinaciones desde muy joven, había una unidad de
propósito frente a estas dos zonas de inconformismo;
pudiendo formularse la síntesis de ambos, más o
menos, en el encaminamiento siguiente: Ayudar a fundar y a
afirmar una personalidad
irlandesa radicalmente opuesta a la herencia de la
cultura
británica; avivar y reafirmar su yo por la
profundización hacia las raíces profundas de las
formas de sentir de su pueblo; y esto hasta llegar a redefinir
unos órdenes de valores nuevos
que atañen no sólo desde lo moral hasta lo
estético, sino también hasta un cambio o
modelación de los fundamentos epistemológicos
mismos en que se base la percepción, a fin de llegar a poder oponer
formas con la frescura de lo salvaje, de lo orgiástico e
inmediato frente a la aridez de lo analítico
sistemático que predomina en el saber anglosajón o
en las formas de hacer de este pueblo dominante." En
síntesis, también en este aspecto, Yeats busca una
totalidad.
En este sentido, la cosmovisión de Yeats me
remite a otros poetas, como Charles Baudelaire, quien
también afirmaba la existencia de una sustancia universal
desde donde emanan las cosas, las formas individuales. Por las
limitaciones de nuestros sentidos, solamente vemos lo visible,
los símbolos, sonidos, colores y
perfumes que nos llegan desde un fondo desconocido. Pero lo
visible y lo invisible vienen juntos. Como todo forma parte de
esa sustancia universal, el hombre debe
esforzarse en descubrir lo escondido, lo secreto y lo desconocido
a través de lo visible, de las formas individuales. Cuando
algo muere, esa forma se pierde pero la sustancia permanece y se
vuelve energía universal, que es la manifestación
de la energía primordial.
Al respecto, Octavio Paz
daba la siguiente explicación: "Ante la progresiva
desintegración de la mitología cristiana, los
poetas no han tenido más remedio que inventar
mitologías más o menos personales hechas de retazos
de filosofías y religiones. A pesar de esta
vertiginosa diversidad de sistemas
poéticos – mejor dicho: en el centro mismo de esta
diversidad -, es visible una creencia común. Esa creencia
es la verdadera religión de la poesía moderna, del
romanticismo
al surrealismo, y
aparece en todos los poemas, unas veces de manera
implícita y otras, las más, explícita. He
nombrado a la analogía. La creencia en la correspondencia
entre todos los seres y los mundos …" A continuación
dice: "La analogía concibe al mundo como ritmo: todo se
corresponde porque todo ritma y rima… correspondencia y
analogía no son sino nombres del ritmo universal", y
continúa: "La idea de la correspondencia universal es
probablemente tan antigua como la sociedad humana. Es explicable:
la analogía vuelve habitable al mundo. A la contingencia
natural y al accidente opone la regularidad; a la diferencia y la
excepción, la semejanza. El mundo ya no es un teatro
regido por el azar y el capricho, las fuerzas ciegas de lo
imprevisible: lo gobiernan el ritmo y sus repeticiones y
conjunciones … la analogía aparece lo mismo entre los
primitivos que en las grandes civilizaciones del comienzo de la
historia, reaparece entre los platónicos y los estoicos de
la Antigüedad, se despliega en el mundo medieval y,
ramificada en muchas creencias y sectas subterráneas, se
convierte desde el Renacimiento
en la religión secreta, por decirlo así, de
Occidente: cábala, gnosticismo, ocultismo,
hermetismo."
Muchos de los símbolos que aparecen en los poemas
de Yeats me parecieron muy interesantes y originales. Entre estos
símbolos encontramos a los locos, los libertinos y los
vagos (que siguen a las estrellas), las grullas, las aves
solitarias como la garza, el halcón, el águila y el
cisne, los santos, la rosa, la esfera, la torre, la escalera de
caracol y Bizancio. A muchos de estos signos Yeats les dio un
significado que los trasciende, como, por ejemplo, en Leda y el
cisne. Algunos de estos símbolos también son
ambiguos, y hacen que algunos poemas acaben por ser oscuros
debido a su carácter
simbólico.
Otros aspectos que le dan originalidad a la obra de
Yeats, aparte de los ya mencionados, podrían ser: el
solitario impulso de placer que al parecer sentía sobre
todo en su primera época, al igual que Parnell, el
héroe solitario que fue su ideal; su gran impulso vital,
su tristeza, su anhelo y su pasión que permanecieron con
él durante toda su vida; su concepto de que el papel de una
mujer hermosa consiste en ser hermosa y por lo tanto no debe
involucrarse en cosas del intelecto, en especial, de las
opiniones políticas
y de la razón crítica; y sus ideas sobre el
arte: "Lo que
lleva a los hombres comunes al arte es lo mismo que los mueve en
la vida real"; "Lo que es más elevado en poesía
sólo se logra cuando el soñador se escapa de la
realidad, o cuando el hombre común se eleva sobre ella. En
todos los grandes poetas se combinan ambos elementos; esto es, se
encuentran supremamente absortos en la vida y, sin embargo, con
la fuerza de su fantasía logran siempre superar las cosas
simples y llanas." También es interesante su concepto de
que el hombre de acción es un artista, que "el papel del
artista es análogo al del santo puesto que nos brinda algo
precioso, no como el santo, renunciando al mundo, sino
sumergiéndose en él, aun en toda su inmundicia y
horror", así como su convencimiento de que el arte puede
modificar la visión del mundo del hombre, y con ello,
indirectamente, tener influencia en sus actos.
En la madrugada del 7 de enero de 1.939, tres semanas
antes de morir, Yeats le contó a su mujer, Georgie, que
había tenido un sueño sobre Cuchulain, el antiguo
héroe irlandés: Cuchulain, herido de muerte,
conversa con unos espíritus y les dice que los que han
sobrevivido a la guerra son los
cobardes o los que han sabido esconderse a tiempo. Cuchulain fue
un personaje que le acompañó desde que
comenzó a interesarse por las antiguas sagas irlandesas.
Fue el tema de su última obra teatral, "La muerte de
Cuchulain", donde el héroe lucha contra el mar, contra
la muerte y
contra Dios.
Puede que fuera la Muerte quien le envió a
Cuchulain en sueños, para imaginar un final tan heroico.
Vino a por Yeats el 28 de enero de ese mismo año, mientras
se encontraba de vacaciones con su mujer y unos amigos en
Roquebrune-Cap-Martín (Francia). Sin
embargo el poeta la estaba esperando, llevaba años
tratando de mantenerla a distancia prudencial(estaba enfermo de
cáncer).
Y Sucede que la poesía ofrece la posibilidad de intuir la
vida antes de su experiencia.
Yeats, en su viaje hacia el Sur de Francia, se
esmeró en acabar un poema epitafio en el que expresaba su
deseo de ser enterrado "Bajo Ben Bulben", el monte de Irlanda que
marcó su niñez. Es el poeta adivino, el sacerdote
de las musas, del vate. Éste poema pertenece a un grupo
similar a los de, entre otros, "Un aviador irlandés
anticipa su muerte", "La segunda venida, " Lapislázuli" y
"Meru". Para su lápida escogió estos versos:
"Lanza una fría mirada
a la vida, a la muerte
Jinete, sigue de largo".
Quedan sus palabras, que algo resistirán al tiempo…
Conchi Sarmiento Vázquez.-
Bibliografía
– Yeats, William Butler, Antología Bilingüe, tr.
Enrique Caracciolo Trejo, ed. Alianza Editorial, Madrid,
1996.
– Wilson, Edmund. El castillo de Axel. Estudios sobre la literatura imaginativa
(1.870-1.930), ed. Versal, Barcelona, 1.989.
– Adrián Icazuriaga, " William Yeats o la disciplina del
estilo".
Dirección en internet:
[www.henciclopedia.org.uy/autores/Icasuriaga/Yeats.htm]
– Paz, Octavio, Los hijos del limo, Seix Barral, México,
1985.
– Torre, Guillermo de., "Imaginismo", Historia de las literaturas
de vanguardia,
vol.II, ed, Guadarrama, Madrid, pp. 463-474.
Autor:
Conchi Sarmiento Vazquez