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"Las venas abiertas de América Latina" de Galeano: un libro polémico



    1. Las venas abiertas de
      América Latina
    2. Conclusión
    3. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Eduardo Galeano se ha caracterizado por ser uno de
    los iconos de la izquierda internacional más
    sobresalientes, pues su lucha social la ha llevado a cabo desde
    que era muy pequeño: él nace en Montevideo,
    Uruguay, en
    1940. Sus primeras incursiones en el periodismo las
    realiza cuando tiene él apenas trece años de edad,
    en un periódico
    socialista llamado El Sol donde
    solía publicar caricaturas. No obstante, éste fue
    sólo el comienzo, pues de "1961-64, fue director de la
    publicación diaria Época, y fue jefe de redacción del semanario Marcha". Para 1973
    tiene que exiliarse de su país, ya que fue objeto de
    represión debido a su trabajo periodístico, el cual
    estaba cargado de tintes socialistas. Esta situación lo
    conduce a Argentina donde
    no se tardó mucho en catalogarlo como persona no grata
    debido a que en este país fundó y dirigió
    una revista a la
    que llamó Crisis.
    Pasó un tiempo bastante
    considerable en España
    (1976-1986) hasta que pudo regresar a Uruguay cuando
    se instaló en esta nación
    un régimen democrático en las manos de
    Sanguinetti.

    La literatura de Galeano
    contiene fuertes dosis de política y economía; sin
    embargo, lo que la hace tan especial y quizá
    polémica sea el hecho de que este escritor narra, relata o
    hace crónica de las vivencias de las clases
    sociales menesterosas. Entre las obras más
    sobresalientes se encuentran Los días siguientes (1963),
    escrita cuando aún Galeano respiraba aire uruguayo, La
    canción de nosotros (1975), Días y noches de
    amor y de
    guerra (1978),
    la trilogía Memoria del
    fuego: "Los nacimientos" (1982), "Las caras y las
    máscaras" (1984), y "El siglo de viento" (1986), El
    libro de los
    abrazos (1989), Las palabras andantes (1993), El fútbol a
    sol y sombra (1995) y uno de los más polémicos e
    incluso considerado como el mejor best-seller político:
    Las venas abiertas de América
    Latina (1971), del cual se describirá su contenido en
    este pequeño escrito.

    Las venas
    abiertas de
    América
    Latina

    Las venas abiertas de América
    Latina tiene una función
    muy clara: dar a conocer cuáles fueron los orígenes
    de la constante humillación de la que es objeto esta parte
    del mundo por parte de los países más
    desarrollados, los cuales tejen sus redes de dependientes a
    través de la imposición tecnológica y
    económica de sus empresas.

    Galeano titula la introducción de su libro con el más
    que representativo "Ciento veinte millones de niños
    en el centro de la tormenta" y no es para menos, pues el hecho de
    que grandes empresas
    adquieran el dominio de la
    economía
    en el ámbito internacional traerá como consecuencia
    que las empresas netamente nacionales no puedan competir y que
    eso, a su vez, provoque un declive en cuanto a los gastos en
    desarrollo
    social o cualquier apoyo "altruista" a la gente.
    Cuántas cosas no se ven incluso en nuestra actualidad que
    son incoherentes, algo así como ver un Wal Mart
    desprendiendo la magnificencia de sus instalaciones, presumiendo
    los autos
    último modelo de los
    concesionarios y, en el otro lado de la calle, ver un tianguis al
    puro estilo popular donde la gente se empuja, magulla, grita,
    ofrece, compra y demás etcéteras. Haciendo una
    reflexión se desprende el hecho de que aquello que se
    intercambie económicamente en el tianguis quedara en
    nuestras tierras; pero a pasar de que en el tal Wal Mart se den
    "ofertas increíbles" que se supone benefician al comprador
    bien sabemos que gran parte del capital que se
    intercambia en esa tienda obedece a intereses extranjeros;
    sólo se sangra al pueblo para alimentar a los vampiros del
    extranjero.

    Galeano explica que es:

    "América Latina, la región de las
    venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros
    días, todo se ha trasmutado siempre en capital
    europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha
    acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo:
    la tierra,
    sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los
    hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los
    recursos
    naturales y los recursos
    humanos. El modo de producción y la estructura
    de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados,
    desde fuera, por su incorporación al engranaje universal
    del capitalismo.
    A cada cual se le ha asignado una función,
    siempre en beneficio del desarrollo
    de la metrópoli extranjera de turno, y se ha hecho
    infinita la cadena de las dependencias sucesivas, que tiene
    mucho más de dos eslabones, y que por cierto
    también comprende, dentro de América Latina, la
    opresión de los países pequeños por sus
    vecinos mayores"

    De esta forma, quedan a la expectativa gran cantidad de
    niños,
    los cuales o se resignan a mirar su pobreza o tienen
    que salir a las calles a ganar la comida del día. Si
    estudian o no qué importa, la necesidad primordial es
    dejar contento al estómago y cuando no salga ni para eso,
    pues tendrán el refugio pasajero del thiner, el resistol
    o, incluso, si alcanzo el dinero, la
    marihuana.
    Esta parte de la vida cotidiana es la que muchos de nosotros
    vemos y con la cual los grandes consorcios comerciales lucran,
    pues sólo pretenden ayudar al problema con la
    donación de diez centavos por cada producto que
    vendan, en unos casos, o con la construcción de albergues, en otros casos.
    Con esto en nada remedian el problema fundamental, sólo
    dan migajas al que les ha creado todo el pan.

    Una necesidad de los capitalistas que sí les
    preocupa y que tiene que ver con las clases populares es la de
    buscar la forma en la que ya no se reproduzcan, pues si bien es
    cierto que muchos de ellos participan activamente en el proceso de
    producción de su dinero a bajos
    costos,
    también los hay que su vida gire en torno a "las
    malas costumbres"; es decir quienes se dediquen al crimen por
    falta de dinero y como
    una fuente fácil para conseguirlo. Claro, todo su mundo
    sería perfecto si no existieran "granitos negros en el
    arroz" como el antes mencionado. Galeano explicaba en su escrito
    (recuérdese que fue escrito en 1971) que los:

    "Estados Unidos
    no sufren, fronteras adentro, el problema de la
    explosión de la natalidad, pero se preocupan como nadie
    por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la
    planificación familiar. No sólo el
    gobierno;
    también Rockefeller y la Fundación Ford padecen
    pesadillas con millones de niños que avanzan, como
    langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platón y
    Aristóteles se habían ocupado del
    tema antes que Malthus y McNamara; sin embargo, en nuestros
    tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una función
    bien definida: se propone justificar la muy desigual distribución de la renta entre los
    países y entre las clases
    sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es
    el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al
    avance de la furia de las masas en movimiento y
    rebelión. Los dispositivos intrauterinos compiten con
    las bombas y la
    metralla, en el sudeste asiático, en el esfuerzo por
    detener el crecimiento de la población de Vietnam. En América
    Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los
    guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las
    calles."

    En este sentido, toda subversión que trastoca la
    tranquilidad del sistema que
    implantó nuestra hambre y crisis resulta
    que debe ser resuelta mediante la violencia y la
    represión, de ahí que esos años (1960-1980)
    se hayan caracterizado por las desapariciones, encarcelamientos y
    asesinatos de jóvenes, trabajadores, intelectuales y hasta
    de amas de casa que se identificaban con los movimientos anti
    capitalistas, lo que hoy se conoce como crímenes de lesa
    humanidad. El problema es serio cuando uno se pone a pensar que
    no por mucho tiempo la gente,
    la sociedad,
    seguirá viendo a la expectativa cómo terminan con
    un país intereses ajenos a él en cuanto al
    compromiso social, ecológico e histórico. Galeano
    habla algo al respecto e, incluso, llega más allá
    al poner como claro ejemplo de la valentía y de la
    dignidad al gobierno cubano
    tras la revolución; no obstante, hacer aquí
    un comentario condenatorio sería como pelear con una
    estatua, pues los documentos
    obedecen a un tiempo, por lo que no todo lo que contienen
    tendrá que ser trascendente al correr del tiempo.
    Así pues, el escritor uruguayo pregunta:

    "¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de
    brazos? La pobreza no
    está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro
    designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención.
    Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez
    anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha
    tiene razón cuando se identifica a sí misma con
    la tranquilidad y el orden, es el orden, en efecto, de la
    cotidiana humillación de las mayorías, pero orden
    al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo
    injusta y el hambre hambrienta. Si el futuro se transforma en
    una caja de sorpresas, el conservador grita, con toda
    razón: «Me han traicionado». Y los
    ideólogos de la impotencia, los esclavos que se miran a
    sí mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer
    escuchar sus clamores. El águila de bronce del Maine,
    derribada el día de la victoria de la revolución cubana, yace ahora abandonada,
    con las alas rotas, bajo un portal del barrio viejo de La
    Habana. Desde Cuba en
    adelante, también otros países han iniciado por
    distintas vías y con distintos medios la
    experiencia del cambio: la
    perpetuación del actual orden de cosas es la
    perpetuación del crimen."   

    La importancia que pone Galeano en la defensa de la
    dignidad del hombre ante
    una capitalismo
    falto de sentimientos sería uno de los primeros consejos
    que se podrían desprender de su escrito.

    En los capítulos siguientes ("Fiebre del oro, fiebre
    de la plata" y "El rey azúcar
    y otros minerales
    agrícolas") Galeano hace un recorrido histórico
    plagado de crónicas en donde adentra al lector a
    visualizar la forma en la que, desde la llegada de los
    españoles, se viene dando un servicio
    magnifico y "generoso" de minerales y materias primas de
    América Latina hacia al exterior. Ejemplo arrasador del
    delirio sufrido por los españoles al ver condiciones tan
    favorecedoras en América Latina se encuentra en un sub
    capítulo del libro llamado "Como unos puercos hambrientos
    ansían el oro", donde el escritor uruguayo explica
    que:

    "A tiros de arcabuz, golpes de espada y soplos, avanzaban
    los implacables y escasos conquistadores de América. Lo
    cuentan las voces de los vencidos. Después de la matanza
    de Cholula, Moctezuma envía nuevos emisarios al
    encuentro de Hernán Cortés, quien avanza rumbo al
    valle de México. Los enviados regalan a los
    españoles collares de oro y banderas de plumas de
    quetzal. Los españoles «estaban
    deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro,
    como que se sentaban en ademán de gusto, como que se les
    renovaba y se les iluminaba el corazón.
    Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les
    ensancha el cuerpo con eso, tienen hambre furiosa de eso. Como
    unos puercos hambrientos ansían el oro», dice el
    Códice Florentino."

    A partir de entonces el territorio latinoamericano es visto
    como un tesoro que se encontró para derrochar y en las
    manos de los españoles a éste casi le dieron un
    fin. En mentes más maduras esto habría pasado como
    algo más que un regalo, era, como casi todo en esta vida,
    una responsabilidad que debía administrarse y
    debía servir para crear una mejora de vida al que lo
    poseyera; sin embargo, esto no fue así. Más
    adelante. Galeano escribe: "Aquel imperio rico tenía una
    metrópoli pobre, aunque en ella la ilusión de la
    prosperidad levantara burbujas cada vez más hinchadas: la
    Corona abría por todas partes frentes de guerra
    mientras la aristocracia se consagraba al despilfarro(…). el
    gran aumento de los gastos
    públicos y la asfixiante presión de
    las necesidades de consumo en las
    posesiones de ultramar agudizaban el déficit comercial y
    desataban, al galope, la inflación."

    El contenido del capítulo de "Fiebre del oro…" da
    especial nombramiento al Potosí (cerro mineral boliviano)
    que quedó en ruinas tras el despiadado saqueo y de
    aquí Galeano ejemplifica varias situaciones similares
    haciendo notar que los españoles creían todo ese
    paraíso regalado como inagotable. Cosa parecida realiza en
    el capítulo venidero ("El rey azúcar…) donde hace notar ahora las
    salvajes humillaciones de las que son objetos los trabajadores
    campesinos, la única diferencia con los mineros era,
    hablando de trato humano, el lugar de trabajo. Explica el
    escritor que Colón en uno sus viajes trajo
    consigo la caña de azúcar y a partir de ese momento
    este tipo de plantación figuró como una de las
    principales fuentes
    económicas de los españoles en Europa.

    Es de entenderse el claro esclavismo al que
    fueron sometidos la mayoría de los indígenas y
    cómo fue esto evolucionando hasta los trabajadores
    campesinos de pagas risibles. Mientras que los dueños de
    las plantaciones podían disfrutar de una buena taza de
    café
    (otro tipo de plantación que en América Latina ha
    costado centenares de vidas) endulzado con el azúcar de
    las cañas manchadas de sangre cuando a
    los campesinos se les ocurría exigir más pago o
    menos horas de labor. Pero como las matanzas son lo menos en los
    capitalistas se puede nombrara a lo que orillan a los
    trabajadores que humillan: una constante marginación. Un
    ejemplo lo pone Galeano al hablar de Brasil:

    "El costo de la
    vida en Recife es el más alto de Brasil, por
    encima del índice de Río de Janeiro. Los frijoles
    cuestan más caros en el nordeste que en Ipanema, la
    lujosa playa de la bahía carioca. Medio kilo de harina
    de mandioca equivale al salario
    diario de un trabajador adulto en una plantación de
    azúcar, pos su jornada de sol a sol: si el obrero
    protesta, el capataz manda buscar al carpintero para que le
    vaya tomando las medidas del cuerpo. Para los propietarios o
    sus administradores sigue en vigencia, en vastas zonas, el
    «derecho a la primera noche» de cada muchacha. La
    tercera parte de la población de Recife sobrevive marginada
    en las chozas de los bajos fondos; en un barrio Casa Amarela,
    más de la mitad de los niños que nacen mueren
    antes de llegar al año. La prostitución
    infantil
    , niñas de diez o doce años vendidas
    por sus padres, es frecuente en las ciudades del
    nordeste"

    Bajo este tipo –nivel- de vida se han desenvuelto la
    mayoría de los niños y jóvenes de
    América Latina, por esta razón resulta intrigante
    saber por qué se preguntan los grandes capitalistas el
    hecho de que existan grupos de
    subversión como serían los movimientos
    estudiantiles, los ejércitos de liberación y hasta
    se podría decir que algunos grupos
    terroristas, cuando fueron los principales constructores de estos
    hombres en protesta.

    Más adelante, Galeano adentra al lector a supervisar
    "Las fuentes
    subterráneas del poder". En
    este capítulo explica la razón por la cual Estados Unidos
    tiene tanto interés en
    América Latina y, en especial en sus tierras. Según
    Galeano y bueno no él sino el Fondo Monetario
    Internacional y el Banco Mundial
    aportan cifras específicas donde se entiende que los EU
    importan alrededor del ochenta por ciento de las materias primas
    que necesitan para crear energía y realizar guerras. Por
    este pequeñísimo argumento la nación
    norteamericana se ha propuesto ver la manera de apropiarse por
    diferentes vías de la materia prima
    latinoamericana a precios
    exorbitantemente bajos. Para lograrlo según se ve en este
    escrito se hace necesario imponer dictaduras, perseguir
    intelectuales y rebeldes y promover el consumo gringo en los
    países donde se pretende sacar beneficio. En una de sus
    tantas crónicas Galeano expresa el interés
    estadounidense en Cuba: "En
    1964, en su despacho de la Habana, el Che Guevara me
    enseñó que la Cuba de Batista no era sólo de
    azúcar: los grandes yacimientos cubanos de níquel y
    de manganeso explicaban mejor, a su juicio, la furia ciega del
    imperio contra la revolución." Dentro del mismo
    capítulo, se hace mención del boom que
    existió en el comercio exterior
    con los fertilizantes como el guano y el salitre, y cómo,
    en este sentido, se confrontaron hasta llegar a la guerra los
    tres países latinoamericanos productores de estas
    materias: Perú, Chile y
    Bolivia. Todo
    acabo con la invención de un alemán, el cual
    "derrotó, desde su laboratorio, a
    los generales que habían triunfado, años
    atrás, en los campos de batalla. El perfeccionamiento del
    proceso
    Haber-Bosch para producir nitratos fijando el nitrógeno
    del aire
    desplazó al salitre y provocó la estrepitosa
    caída de la economía chilena".

    Y como en todos sus capítulos no podía faltar
    una crónica que reflejara la crisis por las que
    vivían los trabajadores que hacían más
    gordos a los capitalistas, existe una donde explica nuevamente
    como era la vida cotidiana de éstos (muertos en vida y
    mudos hoy) en el trabajo
    sobre el estaño en Bolivia:

    "En estas tierras áridas y pedregosas, a casi
    cuatro mil metros de altura, donde no crece el pasto y donde
    todo, hasta la gente, tiene el oscuro color del
    estaño, los hombres sufren estoicamente su obligado
    ayuno y no conocen la fiesta del mundo. Viven en los
    campamentos, amontonados en casas de una sola pieza de piso de
    tierra; el
    viento cortante se cuela por las rendijas. Un informe
    universitario sobre la mina de Colquiri revela que de cada diez
    varones jóvenes encuestados, seis duermen en la misma
    cama con sus hermanas, y agrega: «Muchos padres se
    sienten molestos cuando sus hijos los observan durante el acto
    sexual» No hay baños; las letrinas son
    pequeños cobertizos públicos tapados de
    inmundicia y moscas: la gente prefiere los cenizales,
    baldíos abiertos, donde al menos circula el aire a pesar
    de la basura y los
    excrementos acumulados y de los cerdos que retozan
    felices."

    Otra de las funciones que los
    capitalistas cumplen a conciencia es,
    sin duda, la cooptación e, incluso, el terror que infunden
    a los países que "defienden" o mejor dicho a los
    gobernantes para evitar que se lleve a cabo un acuerdo comercial
    con otra nación desarrollada. A este respecto, los EU
    tienen la suficiente experiencia y Galeano la hace notar cuando
    explica que "En 1952, el acuerdo militar firmado con los Estados
    Unidos prohibió a Brasil vender las materias primas de
    valor
    estratégico –como el hierro– a los
    países socialistas. Ésta fue una de las causas de
    la trágica caída del presidente Getulio Vargas, que
    desobedeció esta imposición vendiendo hierro a
    Polonia y Checoslovaquia, en 1953 y 1954, a precios
    más altos que los que pagaban los Estados Unidos."

    En el capítulo posterior ("Historia de la muerte
    temprana") Galeano hace nuevamente un recorrido histórico
    examinando la manera en la que América Latina ha servido
    de plataforma para los intereses europeos, explicando varias
    veces que los conflictos y
    anexiones de territorio sufridos durante el siglo XIX obedecieron
    ni más ni menos que a acciones
    encaminadas a adueñarse de un territorio que provee lo que
    el capitalismo necesita con bajos costos. Por si
    esto fuera poco ahonda en el hecho de que Inglaterra
    poseía el dominio
    ideológico económico fomentando con avidez el
    liberalismo.
    Un ejemplo ilustrativo lo da al hablar de México:

    "La industria
    mexicana había carecido de capitales, mano de obra
    suficiente y técnicas
    modernas; no había tenido una organización adecuada, ni vías de
    comunicación y medios de
    transporte
    para llegar a los mercados y a
    las fuentes de abastecimiento. «Lo único que
    probablemente le sobró- dice Alonso Aguilar- fueron
    interferencias, restricciones y trabas de todo orden».
    Pese a ello, como observara Humboldt, la industria
    había despertado en los momentos de estancamiento del
    comercio
    exterior, cuando se interrumpían o se dificultaban las
    comunicaciones marítimas, y había
    empezado a fabricar acero y a
    hacer uso del hierro y el mercurio. El liberalismo
    que la independencia trajo consigo agregaba perlas a la
    corona británica y paralizaba los obrajes textiles y
    metalúrgicos de México, Puebla y
    Guadalajara.

    Lucas Alamán, un político conservador de
    gran capacidad, advirtió a tiempo que las ideas de
    Adam Smith
    contenían veneno para la economía nacional y
    propició, como ministro, la creación de un
    banco estatal,
    el Banco de
    Avío, con el fin de impulsar la
    industrialización."

    Bajo este tenor lleva el autor hasta "La estructura
    contemporánea del despojo" donde claramente define el
    "nuevo" sistema para
    colonizar un territorio ayudándose –en este caso EU-
    de instituciones
    supuestamente dedicadas al desarrollo
    equitativo como el Fondo Monetario
    Internacional, entre otras. Asimismo, reafirma la
    función de las empresas como un factor vital de esta
    neocolonización, al respecto dice:

    "A cambio de
    inversiones
    insignificantes las filiales de las grandes corporaciones
    saltan de un solo brinco las barreras aduaneras
    latinoamericanas, paradójicamente alzadas contra la
    competencia
    extranjera, y se apoderan de los procesos
    internos de industrialización. Exportan fábricas
    o, frecuentemente, acorralan y devoran a las fábricas
    nacionales ya existentes. Cuentan, para ello, con la ayuda
    entusiasta de la mayoría de los gobiernos locales y con
    la capacidad de extorsión que ponen a su servicio los
    organismos internacionales de crédito. El capital imperialista captura
    los mercados por
    dentro, haciendo suyos los sectores claves de la industria
    local: conquista o construye las fortalezas decisivas, desde
    las cuales domina el resto."

    La fascinación que la mayoría de las veces ha
    encontrado el sistema capitalista para llevar a cabo su neo
    colonización es la clara muestra de que a
    estas fechas poco importa el nacionalismo
    o, de perdida, la independencia
    estatal. La mayoría de los gobiernos actúan
    conforme les está planteando este sistema porque
    obtendrán beneficios económicos y,
    desgraciadamente, la gente se siente fascinada con el mismo
    debido a que se cree toda la propaganda que
    habla sobre tecnología y
    progreso. En cambio, lo que recibe esta última clase es el
    desempleo,
    crisis económica y demás "milagritos" del
    capitalismo. Galeano abunda en este sentido que:

    "América Latina continua exportando su desocupación y su miseria: las materias
    primas que el mercado
    mundial necesita y de cuya venta
    depende la economía de la región y ciertos
    productos
    industriales elaborados, con mano de obra barata, por filiales
    de las corporaciones multinacionales. El intercambio desigual
    funciona como siempre: los salarios de
    hambre de América Latina contribuyen a financiar los
    altos salarios de
    Estados Unidos y Europa.

    No faltan políticos y tecnócratas
    dispuestos a demostrar que la invasión de capital
    extranjero «industrializador» beneficia las
    áreas donde irrumpe. A diferencia del antiguo, este
    imperialismo
    de nuevo signo implica una acción en verdad
    civilizadora, una bendición para los países
    dominados, de modo que por primera vez la letra de las
    declaraciones de amor de la
    potencia
    dominante de turno coincidiría con sus intenciones
    reales.

    El nuevo imperialismo
    es reafirmado por Galeano o mejor dicho descrito por él en
    aquella época como un sistema que extiende con
    ahínco la pobreza y crea
    más riqueza para él, la cual en determinado momento
    se imagina ingastable. Su fin primordial es controlar las
    economías favorables de los países latinoamericanos
    introduciendo empresas en ellos con el fin de hacer
    "sangrías" –como les llama Galeano- que le ameriten
    grandes cantidades de dólares. La alternativa más
    fácil para lograrlo es mediante el soborno de
    líderes o gobernantes, mediante la propaganda
    optimista del progreso y, claro, mediante las matanzas de los no
    conformes. En nuestra época nos ha tocado un imperialismo
    mucho más "maquillado" aunque más sanguinario, pues
    ahora lo de menos es cuánta gente muera para lograr el
    objetivo lo
    demás es lograrlo a como de lugar, sino que les pregunten
    a los afganos y a los iraquíes.

    Para el imperialismo lo esencial no es cuántos
    territorios tenga el mundo sino cuántos tienen que ser de
    ellos para poder dormir tranquilos. Hitler
    añoraba la supremacía mundial; pero más, el
    que solamente fuera habitado este mundo por la raza aria. En este
    sentido, él impuso una base: "hay que dominar el mundo",
    el neo imperialismo está a favor de esto y agrega que la
    raza superior debe ser la capitalista; pero que no hay necesidad
    de matar a las demás mejor hay que ponerlas a trabajar
    para vivir de ellas. Galeano expone una mas de sus
    crónicas al respecto:

    "La vieja se inclinó y movió la mano para
    darle viento al fuego. Así, con la espalda torcida y el
    cuello estirado todo enroscado de arrugas, parecía una
    antigua tortuga negra. Pero aquel pobre vestido roto no
    protegía, por cierto, como un caparazón, y al fin
    al cabo ella era tan lenta sólo por culpa de los
    años. A sus espaldas, también torcida, su choza
    de madera y
    lata, y más allá otras chozas semejantes del
    mismo suburbio de Sao Paulo; frente a ella, en una caldera de
    color
    carbón, ya estaba hirviendo el agua para
    el café.
    Alzó una latita hasta sus labios; antes de beber,
    sacudió la cabeza y cerró los ojos. Dijo: O
    Brasil é nosso («el Brasil es nuestro»). En
    el centro de la misma ciudad y en ese mismo momento
    pensó exactamente lo mismo, pero con otro idioma, el
    director ejecutivo de la Union Carbide, mientras levantaba un
    vaso de cristal para celebrar la captura de otra fábrica
    brasileña de plásticos por parte de su empresa. Uno de
    los dos estaba equivocado."

    Galeano cerraba su primer edición expresando que se
    "abren tiempos de rebelión y de cambio. Hay quienes creen
    que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la
    verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las
    conciencias de los hombres". La invitación no
    habría podido ser más formal ni comprometedora,
    sólo aquel que sufre la humillación puede quitarse
    el yugo que le atormenta. Durante la época en la que
    Galeano escribe su libro todavía era evidente que el
    cambio se buscara en la rebelión armada; no obstante hoy
    la podemos encontrar más que en la participación
    electoral en el compromiso activo de supervisar a las autoridades
    y expresar nuestras inconformidades al público para ser
    escuchados.

    Para la revisión de su libro en 1978, cuando estaba
    alojado en Barcelona, Galeano anexa un ensayo al
    que tituló "Siete años después" donde hace
    un resumen de las vivencias que sucedieron tras haber visto la
    luz su libro.
    Pone énfasis en el hecho de que esta obra había
    sido escrita primordialmente para las personas comunes y
    corrientes que necesitan saber por obligación por
    qué rayos se encuentran en tal situación. Y ya
    encarrerado en esto de las crónicas Galeano expresa
    algunas por las cuales ha sido fuertemente criticado, por ejemplo
    está aquélla en la que habla que la mejor respuesta
    de la aceptación de su libro es la que viene de:

    "algunos episodios reales ocurridos en la calle. Por
    ejemplo, la muchacha que iba leyendo este libro para su
    compañera de asiento y terminó parándose y
    leyéndolo en voz alta para todos los
    pasajeros mientras el ómnibus atravesaba las calles de
    Bogotá; o la mujer que
    huyó de Santiago de Chile, en
    los días de la matanza, con este libro envuelto en los
    pañales del bebe; o el estudiante que durante una semana
    recorrió las librerías de la calle Corrientes, en
    Buenos
    Aires, y lo fue leyendo de a pedacitos, de librería
    en librería, porque no tenía dinero para
    comprarlo"

    Sobre esta crónica Arnoldo Águila expresa que
    es

    "una lástima que este libro no se venda a un
    precio
    más razonable para el público al que se dirige o
    incluso que no esté accesible gratis en la Internet. Y
    dice esto una persona que ha
    puesto en línea gratis el libro que le costó una
    vida escribirlo, "La Esencia Humana", un sistema
    filosófico completo. Como ya lo había hecho el
    señor Eugenio Tait con su libro "Filosofía
    Crítica Trascendental", una obra monumental expuesta en
    su totalidad en la Internet en dos
    lugares; en uno, en documentos para
    Word, y en
    el segundo, en páginas normales de Internet.

        (…)Es obvio que el
    señor Galeano en este caso puso su interés
    económico por arriba del ideológico. Él
    mismo dice que entre las respuestas más estimulantes que
    obtuvo fue saber del ‘estudiante que durante una semana
    recorrió las librerías de la calle Corrientes, en
    Buenos
    Aires, y lo fue leyendo de a pedacitos, de librería
    en librería, porque no tenía dinero para
    comprarlo.’
        ¿Estimulante? ¿Un libro
    que critica la explotación de nuestras miserias?
    ¿Y lo dice un hombre que
    en este mismo libro proclama ‘Otros motores la
    solidaridad, la
    responsabilidad colectiva, la toma de conciencia
    de los deberes y los derechos que lanzan al
    hombre más allá del egoísmo- deben ponerse
    en funcionamiento.’?

        Quizás el periodista, que
    como buen marxista al fin conoce la crítica familiar que
    le hicieron a Marx en el
    sentido de que en vez de escribir sobre el Capital debiera de
    haber hecho alguno, ha decidido seguir el consejo que le dieron
    al maestro. ¿O es el fariseísmo de ‘haz lo
    que yo digo, pero no lo que yo hago’?"

         Y esta es mi primera pregunta:
    ¿Cómo escribir para los pobres y vender tan caro
    el libro? (36 dólares en papel
    común en Amazon.com.) ¿Denunciar la pobreza
    extrema de América Latina y lucrar con eso?"

    Dentro de esta misma página virtual el autor condena el
    hecho de que el libro de Galeano no contenga ninguna
    actualización en ya más de treinta años que
    el libro tiene publicado; sin embargo, creo que no es un
    argumento sólido tratar de denostar una obra que ha
    cautivado a la mayoría de la gente que la leído y
    es que cómo puede ser posible que se esté
    reestructurando una obra por cada año o acontecimiento
    trascendente que surja, por favor si ni con los pequeños
    artículos esto se hace. En lo que sí puedo y estoy
    de acuerdo es en el hecho de que el libro tendría que
    tener un precio
    accesible, pues su contenido amerita realizar esta acción
    y a la vez también es necesario que la mayoría de
    la gente lo tome en cuenta para hacer sus reflexiones. De todos
    modos no se nos puede escapara que muchas veces esto tiene que
    ver más con la editorial y el éxito
    del libro, pues no estamos es un mundo capitalizado. Si Lenin
    vendiera como lo hace Galeano ¿también
    tendríamos que ir a su tumba a echarle en cara que sus
    ideas nada tienen que ver con el precio del libro?

    Dentro de su escrito Galeano alaba el hecho de que su obra sea
    tomada con la seriedad que ameritan los trabajos
    académicos, pues eso habla de que los maestros infunden en
    la juventud una
    perspectiva más sobre la que imponen los medios de
    comunicación y la historia oficial. Su obra
    permite al estudiante reconocer la historia "de abajo" que ha
    sido cruelmente silenciada por los artífices del
    capital.

    CONCLUSIÓN

    A manera de conclusión no resta más que decir
    que la lectura del
    libro deja al lector con un sinfín de preguntas que el
    estudio y la investigación le harán comprender.
    Por lo pronto, Galeano da una pequeña muestra de la
    actividad que tiene el capitalismo en proyectarse como amo y
    señor del mundo, permite ver cuánto daño ha
    hecho este sistema a los gobiernos de los países
    latinoamericanos, quienes no han sabido vivir solos para crear su
    propia democracia y
    no la que promulga en todo lugar que pisa la ideología capitalista
    estadounidense.

    Galeano ofrece, sin duda, en este libro un llamado de
    atención que debe ser escuchado o como dice
    él ¿tan sólo nos toca vivir cruzados de
    brazos?, creer que con darle una lectura a Las
    venas solucionará nuestra crisis es irrisorio. La
    propuesta es crear sistemas de
    rebelión, los cueles permitan poco a poco terminar con
    este sistema al que poco le importa la integridad humana.

    Retomando el caso anterior de Águila en cuanto a que
    la obra de Galeano está "cerrada por falta de reformas",
    sería bueno hacer mención que en el caso de
    México este escritor uruguayo siguió contando la
    historia popular sobre la oficial, como continuando con su lucha
    social (es más, Galeano no sólo escribió Las
    venas, sus demás obras son parte fundamental de esta
    participación que le ha hecho tan importante). Su
    colaboración semanal en el diario La Jornada con un
    espacio llamado "Ventanas" permitió a uno como lector
    seguir el paso de Galeano y de sus vivencias muy a flor de
    piel, la cual
    tuvo que cerrarse un 13 de abril cuando Galeano
    expresaba:

    "Gracias

    Mil, mil gracias, a los lectores de La Jornada y a este
    diario entrañable que desde hace años viene
    ofreciendo lugar a mis ventanas en sus ediciones de cada
    domingo.

    Hoy, ellas les dicen adiós.

    Se marchan para formar parte de un libro en
    elaboración. Ese libro, largo trabajo ya hecho y por
    hacer, reúne muchas ventanas publicadas y otras muchas
    inéditas. Las páginas sueltas están
    formando parte de un largo relato único, pedacitos de un
    todo, y ya no me dan permiso para difundirlas de a una.

    Las ventanas andan queriendo ser casa. Y yo
    obedezco."

    La trayectoria de Galeano y este libro en especial
    demuestran que la valentía, la dignidad y el coraje no son
    piezas inamovibles de las fuerzas armadas o grupos subversivos,
    también por acá en el ámbito
    académico existen personas de gran valía y disciplina.
    Por esta razón, Galeano demuestra que ser latinoamericano
    debe ser un orgullo, pues es la región que más
    héroes y hombres ilustres ha dado al mundo. Para cerrar
    este escrito compartiré algunas "Ventanas" que Galeano
    amablemente creaba para nuestro deleite los domingos:

    "El Conjuro

    Mientras nacía el nuevo milenio, ejército
    abrió paso a la empresa
    petrolera Oxy hacia a las tierras de los indios u´wa, en
    la Lomas de Samoré.

    Los taladros comenzaron su trabajo y los expertos anunciaron
    que la perforación iba a rendir mil cuatrocientos
    millones de barriles.

    Al amanecer y al atardecer de cada día, los indios se
    juntaban para cantar en la espesura del monte.

    Al acabo de un año; la empresa
    había gastado sesenta millones de dólares y ni
    una sola gota de petróleo había aparecido.

    Entonces los indios u´wa dijeron que la tierra
    los había escuchado y había escondido su sangre, para
    que no murieran los árboles, ni se sacaran las praderas, ni
    dieran veneno los manantiales.

    La empresa no dijo
    nada."

    "El ginkgo

    El ginkgo, él más antiguo de los árboles, está en el mundo desde la
    época de los dinosaurios.

    Dicen que sus hojas de abanico alivian el asma, el dolor de
    cabeza y los achaques de la vejez.

    Y esta probado que esas hojas son, también, el mejor
    remedio contra la mala memoria. Cuando
    la bomba atómica convirtió a la ciudad de
    Hiroshima en un desierto de negrura, un viejo gingko cyó
    fulminado cerca del centro de la explosión. El
    árbol quedo tan calcinado como el templo budista que el
    árbol protegía. Tres años después,
    alguien descubrió que una lucecita verde asomaba en el
    carbón. El ginkgo muerto había dado un brote. El
    árbol renació, abrió sus brazos
    floreció. Ese sobreviviente de la matanza sigue estando
    ahí."

    "El encapuchado

    La dictadura
    militar de Chile había convertido en cárcel
    el estadio de futbol, el
    Estadio Nacional. Miles de presos eran el público de un
    partido invisible. Sentados en las tribunas, esperaban que se
    decidieran su destino.

    Un encapuchado recorría las gradas. Nadie le
    veía la cara; él veía las caras de todos.
    Esa mirada disparaba balas; el encapuchado, un socialista
    arrepentido, caminaba, se detenía y señalaba con
    el dedo. Los hombres por él marcados, que habían
    sido sus compañeros, marchaban a la tortura o iban al
    muere.

    Los soldados lo llevaban atado, con una soga al cuello.

    -Ese encapuchado parece perro

    -decían los presos.

    -Pero no es –decían los perros."

    BIBLIOGRAFÍA

    LIBROS

    Galeano, Eduardo, Las venas abiertas de América
    Latina, Siglo XXI, México, 2001, 470 pp.

    WEBS

    http://www.epdlp.com/literatura.html

    http://www.arnoldoaguila.com/menu.html

    HEMEROGRAFÍA

    Diario La Jornada, 15 de septiembre de 2002, Sección
    Cultura, p.
    4a.

    ______________,13 de octubre de 2002, Sección
    Cultura, p.
    4a.

    ______________, 20 de octubre de 2002, Sección
    Cultura, p. 6a.

    ______________,13 de abril de 2003, Sección Cultura,
    p. 3a.

    *La consulta de este material puede hacerse en la página
    web: http://www.jornada.unam.mx

    DATOS DEL AUTOR:

    Javier Cervantes Mejía,

    Estudiante de la carrera de Historia en la Facultad de
    Humanidades de la Universidad
    Autónoma del Estado de
    México.

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