"Las venas abiertas de América Latina" de Galeano: un libro polémico
Eduardo Galeano se ha caracterizado por ser uno de
los iconos de la izquierda internacional más
sobresalientes, pues su lucha social la ha llevado a cabo desde
que era muy pequeño: él nace en Montevideo,
Uruguay, en
1940. Sus primeras incursiones en el periodismo las
realiza cuando tiene él apenas trece años de edad,
en un periódico
socialista llamado El Sol donde
solía publicar caricaturas. No obstante, éste fue
sólo el comienzo, pues de "1961-64, fue director de la
publicación diaria Época, y fue jefe de redacción del semanario Marcha". Para 1973
tiene que exiliarse de su país, ya que fue objeto de
represión debido a su trabajo periodístico, el cual
estaba cargado de tintes socialistas. Esta situación lo
conduce a Argentina donde
no se tardó mucho en catalogarlo como persona no grata
debido a que en este país fundó y dirigió
una revista a la
que llamó Crisis.
Pasó un tiempo bastante
considerable en España
(1976-1986) hasta que pudo regresar a Uruguay cuando
se instaló en esta nación
un régimen democrático en las manos de
Sanguinetti.
La literatura de Galeano
contiene fuertes dosis de política y economía; sin
embargo, lo que la hace tan especial y quizá
polémica sea el hecho de que este escritor narra, relata o
hace crónica de las vivencias de las clases
sociales menesterosas. Entre las obras más
sobresalientes se encuentran Los días siguientes (1963),
escrita cuando aún Galeano respiraba aire uruguayo, La
canción de nosotros (1975), Días y noches de
amor y de
guerra (1978),
la trilogía Memoria del
fuego: "Los nacimientos" (1982), "Las caras y las
máscaras" (1984), y "El siglo de viento" (1986), El
libro de los
abrazos (1989), Las palabras andantes (1993), El fútbol a
sol y sombra (1995) y uno de los más polémicos e
incluso considerado como el mejor best-seller político:
Las venas abiertas de América
Latina (1971), del cual se describirá su contenido en
este pequeño escrito.
Las venas
abiertas de América
Latina
Las venas abiertas de América
Latina tiene una función
muy clara: dar a conocer cuáles fueron los orígenes
de la constante humillación de la que es objeto esta parte
del mundo por parte de los países más
desarrollados, los cuales tejen sus redes de dependientes a
través de la imposición tecnológica y
económica de sus empresas.
Galeano titula la introducción de su libro con el más
que representativo "Ciento veinte millones de niños
en el centro de la tormenta" y no es para menos, pues el hecho de
que grandes empresas
adquieran el dominio de la
economía
en el ámbito internacional traerá como consecuencia
que las empresas netamente nacionales no puedan competir y que
eso, a su vez, provoque un declive en cuanto a los gastos en
desarrollo
social o cualquier apoyo "altruista" a la gente.
Cuántas cosas no se ven incluso en nuestra actualidad que
son incoherentes, algo así como ver un Wal Mart
desprendiendo la magnificencia de sus instalaciones, presumiendo
los autos
último modelo de los
concesionarios y, en el otro lado de la calle, ver un tianguis al
puro estilo popular donde la gente se empuja, magulla, grita,
ofrece, compra y demás etcéteras. Haciendo una
reflexión se desprende el hecho de que aquello que se
intercambie económicamente en el tianguis quedara en
nuestras tierras; pero a pasar de que en el tal Wal Mart se den
"ofertas increíbles" que se supone benefician al comprador
bien sabemos que gran parte del capital que se
intercambia en esa tienda obedece a intereses extranjeros;
sólo se sangra al pueblo para alimentar a los vampiros del
extranjero.
Galeano explica que es:
"América Latina, la región de las
venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros
días, todo se ha trasmutado siempre en capital
europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha
acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo:
la tierra,
sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los
hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los
recursos
naturales y los recursos
humanos. El modo de producción y la estructura
de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados,
desde fuera, por su incorporación al engranaje universal
del capitalismo.
A cada cual se le ha asignado una función,
siempre en beneficio del desarrollo
de la metrópoli extranjera de turno, y se ha hecho
infinita la cadena de las dependencias sucesivas, que tiene
mucho más de dos eslabones, y que por cierto
también comprende, dentro de América Latina, la
opresión de los países pequeños por sus
vecinos mayores"
De esta forma, quedan a la expectativa gran cantidad de
niños,
los cuales o se resignan a mirar su pobreza o tienen
que salir a las calles a ganar la comida del día. Si
estudian o no qué importa, la necesidad primordial es
dejar contento al estómago y cuando no salga ni para eso,
pues tendrán el refugio pasajero del thiner, el resistol
o, incluso, si alcanzo el dinero, la
marihuana.
Esta parte de la vida cotidiana es la que muchos de nosotros
vemos y con la cual los grandes consorcios comerciales lucran,
pues sólo pretenden ayudar al problema con la
donación de diez centavos por cada producto que
vendan, en unos casos, o con la construcción de albergues, en otros casos.
Con esto en nada remedian el problema fundamental, sólo
dan migajas al que les ha creado todo el pan.
Una necesidad de los capitalistas que sí les
preocupa y que tiene que ver con las clases populares es la de
buscar la forma en la que ya no se reproduzcan, pues si bien es
cierto que muchos de ellos participan activamente en el proceso de
producción de su dinero a bajos
costos,
también los hay que su vida gire en torno a "las
malas costumbres"; es decir quienes se dediquen al crimen por
falta de dinero y como
una fuente fácil para conseguirlo. Claro, todo su mundo
sería perfecto si no existieran "granitos negros en el
arroz" como el antes mencionado. Galeano explicaba en su escrito
(recuérdese que fue escrito en 1971) que los:
"Estados Unidos
no sufren, fronteras adentro, el problema de la
explosión de la natalidad, pero se preocupan como nadie
por difundir e imponer, en los cuatro puntos cardinales, la
planificación familiar. No sólo el
gobierno;
también Rockefeller y la Fundación Ford padecen
pesadillas con millones de niños que avanzan, como
langostas, desde los horizontes del Tercer Mundo. Platón y
Aristóteles se habían ocupado del
tema antes que Malthus y McNamara; sin embargo, en nuestros
tiempos, toda esta ofensiva universal cumple una función
bien definida: se propone justificar la muy desigual distribución de la renta entre los
países y entre las clases
sociales, convencer a los pobres de que la pobreza es
el resultado de los hijos que no se evitan y poner un dique al
avance de la furia de las masas en movimiento y
rebelión. Los dispositivos intrauterinos compiten con
las bombas y la
metralla, en el sudeste asiático, en el esfuerzo por
detener el crecimiento de la población de Vietnam. En América
Latina resulta más higiénico y eficaz matar a los
guerrilleros en los úteros que en las sierras o en las
calles."
En este sentido, toda subversión que trastoca la
tranquilidad del sistema que
implantó nuestra hambre y crisis resulta
que debe ser resuelta mediante la violencia y la
represión, de ahí que esos años (1960-1980)
se hayan caracterizado por las desapariciones, encarcelamientos y
asesinatos de jóvenes, trabajadores, intelectuales y hasta
de amas de casa que se identificaban con los movimientos anti
capitalistas, lo que hoy se conoce como crímenes de lesa
humanidad. El problema es serio cuando uno se pone a pensar que
no por mucho tiempo la gente,
la sociedad,
seguirá viendo a la expectativa cómo terminan con
un país intereses ajenos a él en cuanto al
compromiso social, ecológico e histórico. Galeano
habla algo al respecto e, incluso, llega más allá
al poner como claro ejemplo de la valentía y de la
dignidad al gobierno cubano
tras la revolución; no obstante, hacer aquí
un comentario condenatorio sería como pelear con una
estatua, pues los documentos
obedecen a un tiempo, por lo que no todo lo que contienen
tendrá que ser trascendente al correr del tiempo.
Así pues, el escritor uruguayo pregunta:
"¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de
brazos? La pobreza no
está escrita en los astros; el subdesarrollo no es el fruto de un oscuro
designio de Dios. Corren años de revolución, tiempos de redención.
Las clases dominantes ponen las barbas en remojo, y a la vez
anuncian el infierno para todos. En cierto modo, la derecha
tiene razón cuando se identifica a sí misma con
la tranquilidad y el orden, es el orden, en efecto, de la
cotidiana humillación de las mayorías, pero orden
al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo
injusta y el hambre hambrienta. Si el futuro se transforma en
una caja de sorpresas, el conservador grita, con toda
razón: «Me han traicionado». Y los
ideólogos de la impotencia, los esclavos que se miran a
sí mismos con los ojos del amo, no demoran en hacer
escuchar sus clamores. El águila de bronce del Maine,
derribada el día de la victoria de la revolución cubana, yace ahora abandonada,
con las alas rotas, bajo un portal del barrio viejo de La
Habana. Desde Cuba en
adelante, también otros países han iniciado por
distintas vías y con distintos medios la
experiencia del cambio: la
perpetuación del actual orden de cosas es la
perpetuación del crimen."
La importancia que pone Galeano en la defensa de la
dignidad del hombre ante
una capitalismo
falto de sentimientos sería uno de los primeros consejos
que se podrían desprender de su escrito.
En los capítulos siguientes ("Fiebre del oro, fiebre
de la plata" y "El rey azúcar
y otros minerales
agrícolas") Galeano hace un recorrido histórico
plagado de crónicas en donde adentra al lector a
visualizar la forma en la que, desde la llegada de los
españoles, se viene dando un servicio
magnifico y "generoso" de minerales y materias primas de
América Latina hacia al exterior. Ejemplo arrasador del
delirio sufrido por los españoles al ver condiciones tan
favorecedoras en América Latina se encuentra en un sub
capítulo del libro llamado "Como unos puercos hambrientos
ansían el oro", donde el escritor uruguayo explica
que:
"A tiros de arcabuz, golpes de espada y soplos, avanzaban
los implacables y escasos conquistadores de América. Lo
cuentan las voces de los vencidos. Después de la matanza
de Cholula, Moctezuma envía nuevos emisarios al
encuentro de Hernán Cortés, quien avanza rumbo al
valle de México. Los enviados regalan a los
españoles collares de oro y banderas de plumas de
quetzal. Los españoles «estaban
deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro,
como que se sentaban en ademán de gusto, como que se les
renovaba y se les iluminaba el corazón.
Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les
ensancha el cuerpo con eso, tienen hambre furiosa de eso. Como
unos puercos hambrientos ansían el oro», dice el
Códice Florentino."
A partir de entonces el territorio latinoamericano es visto
como un tesoro que se encontró para derrochar y en las
manos de los españoles a éste casi le dieron un
fin. En mentes más maduras esto habría pasado como
algo más que un regalo, era, como casi todo en esta vida,
una responsabilidad que debía administrarse y
debía servir para crear una mejora de vida al que lo
poseyera; sin embargo, esto no fue así. Más
adelante. Galeano escribe: "Aquel imperio rico tenía una
metrópoli pobre, aunque en ella la ilusión de la
prosperidad levantara burbujas cada vez más hinchadas: la
Corona abría por todas partes frentes de guerra
mientras la aristocracia se consagraba al despilfarro(…). el
gran aumento de los gastos
públicos y la asfixiante presión de
las necesidades de consumo en las
posesiones de ultramar agudizaban el déficit comercial y
desataban, al galope, la inflación."
El contenido del capítulo de "Fiebre del oro…" da
especial nombramiento al Potosí (cerro mineral boliviano)
que quedó en ruinas tras el despiadado saqueo y de
aquí Galeano ejemplifica varias situaciones similares
haciendo notar que los españoles creían todo ese
paraíso regalado como inagotable. Cosa parecida realiza en
el capítulo venidero ("El rey azúcar…) donde hace notar ahora las
salvajes humillaciones de las que son objetos los trabajadores
campesinos, la única diferencia con los mineros era,
hablando de trato humano, el lugar de trabajo. Explica el
escritor que Colón en uno sus viajes trajo
consigo la caña de azúcar y a partir de ese momento
este tipo de plantación figuró como una de las
principales fuentes
económicas de los españoles en Europa.
Es de entenderse el claro esclavismo al que
fueron sometidos la mayoría de los indígenas y
cómo fue esto evolucionando hasta los trabajadores
campesinos de pagas risibles. Mientras que los dueños de
las plantaciones podían disfrutar de una buena taza de
café
(otro tipo de plantación que en América Latina ha
costado centenares de vidas) endulzado con el azúcar de
las cañas manchadas de sangre cuando a
los campesinos se les ocurría exigir más pago o
menos horas de labor. Pero como las matanzas son lo menos en los
capitalistas se puede nombrara a lo que orillan a los
trabajadores que humillan: una constante marginación. Un
ejemplo lo pone Galeano al hablar de Brasil:
"El costo de la
vida en Recife es el más alto de Brasil, por
encima del índice de Río de Janeiro. Los frijoles
cuestan más caros en el nordeste que en Ipanema, la
lujosa playa de la bahía carioca. Medio kilo de harina
de mandioca equivale al salario
diario de un trabajador adulto en una plantación de
azúcar, pos su jornada de sol a sol: si el obrero
protesta, el capataz manda buscar al carpintero para que le
vaya tomando las medidas del cuerpo. Para los propietarios o
sus administradores sigue en vigencia, en vastas zonas, el
«derecho a la primera noche» de cada muchacha. La
tercera parte de la población de Recife sobrevive marginada
en las chozas de los bajos fondos; en un barrio Casa Amarela,
más de la mitad de los niños que nacen mueren
antes de llegar al año. La prostitución
infantil, niñas de diez o doce años vendidas
por sus padres, es frecuente en las ciudades del
nordeste"
Bajo este tipo –nivel- de vida se han desenvuelto la
mayoría de los niños y jóvenes de
América Latina, por esta razón resulta intrigante
saber por qué se preguntan los grandes capitalistas el
hecho de que existan grupos de
subversión como serían los movimientos
estudiantiles, los ejércitos de liberación y hasta
se podría decir que algunos grupos
terroristas, cuando fueron los principales constructores de estos
hombres en protesta.
Más adelante, Galeano adentra al lector a supervisar
"Las fuentes
subterráneas del poder". En
este capítulo explica la razón por la cual Estados Unidos
tiene tanto interés en
América Latina y, en especial en sus tierras. Según
Galeano y bueno no él sino el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial
aportan cifras específicas donde se entiende que los EU
importan alrededor del ochenta por ciento de las materias primas
que necesitan para crear energía y realizar guerras. Por
este pequeñísimo argumento la nación
norteamericana se ha propuesto ver la manera de apropiarse por
diferentes vías de la materia prima
latinoamericana a precios
exorbitantemente bajos. Para lograrlo según se ve en este
escrito se hace necesario imponer dictaduras, perseguir
intelectuales y rebeldes y promover el consumo gringo en los
países donde se pretende sacar beneficio. En una de sus
tantas crónicas Galeano expresa el interés
estadounidense en Cuba: "En
1964, en su despacho de la Habana, el Che Guevara me
enseñó que la Cuba de Batista no era sólo de
azúcar: los grandes yacimientos cubanos de níquel y
de manganeso explicaban mejor, a su juicio, la furia ciega del
imperio contra la revolución." Dentro del mismo
capítulo, se hace mención del boom que
existió en el comercio exterior
con los fertilizantes como el guano y el salitre, y cómo,
en este sentido, se confrontaron hasta llegar a la guerra los
tres países latinoamericanos productores de estas
materias: Perú, Chile y
Bolivia. Todo
acabo con la invención de un alemán, el cual
"derrotó, desde su laboratorio, a
los generales que habían triunfado, años
atrás, en los campos de batalla. El perfeccionamiento del
proceso
Haber-Bosch para producir nitratos fijando el nitrógeno
del aire
desplazó al salitre y provocó la estrepitosa
caída de la economía chilena".
Y como en todos sus capítulos no podía faltar
una crónica que reflejara la crisis por las que
vivían los trabajadores que hacían más
gordos a los capitalistas, existe una donde explica nuevamente
como era la vida cotidiana de éstos (muertos en vida y
mudos hoy) en el trabajo
sobre el estaño en Bolivia:
"En estas tierras áridas y pedregosas, a casi
cuatro mil metros de altura, donde no crece el pasto y donde
todo, hasta la gente, tiene el oscuro color del
estaño, los hombres sufren estoicamente su obligado
ayuno y no conocen la fiesta del mundo. Viven en los
campamentos, amontonados en casas de una sola pieza de piso de
tierra; el
viento cortante se cuela por las rendijas. Un informe
universitario sobre la mina de Colquiri revela que de cada diez
varones jóvenes encuestados, seis duermen en la misma
cama con sus hermanas, y agrega: «Muchos padres se
sienten molestos cuando sus hijos los observan durante el acto
sexual» No hay baños; las letrinas son
pequeños cobertizos públicos tapados de
inmundicia y moscas: la gente prefiere los cenizales,
baldíos abiertos, donde al menos circula el aire a pesar
de la basura y los
excrementos acumulados y de los cerdos que retozan
felices."
Otra de las funciones que los
capitalistas cumplen a conciencia es,
sin duda, la cooptación e, incluso, el terror que infunden
a los países que "defienden" o mejor dicho a los
gobernantes para evitar que se lleve a cabo un acuerdo comercial
con otra nación desarrollada. A este respecto, los EU
tienen la suficiente experiencia y Galeano la hace notar cuando
explica que "En 1952, el acuerdo militar firmado con los Estados
Unidos prohibió a Brasil vender las materias primas de
valor
estratégico –como el hierro– a los
países socialistas. Ésta fue una de las causas de
la trágica caída del presidente Getulio Vargas, que
desobedeció esta imposición vendiendo hierro a
Polonia y Checoslovaquia, en 1953 y 1954, a precios
más altos que los que pagaban los Estados Unidos."
En el capítulo posterior ("Historia de la muerte
temprana") Galeano hace nuevamente un recorrido histórico
examinando la manera en la que América Latina ha servido
de plataforma para los intereses europeos, explicando varias
veces que los conflictos y
anexiones de territorio sufridos durante el siglo XIX obedecieron
ni más ni menos que a acciones
encaminadas a adueñarse de un territorio que provee lo que
el capitalismo necesita con bajos costos. Por si
esto fuera poco ahonda en el hecho de que Inglaterra
poseía el dominio
ideológico económico fomentando con avidez el
liberalismo.
Un ejemplo ilustrativo lo da al hablar de México:
"La industria
mexicana había carecido de capitales, mano de obra
suficiente y técnicas
modernas; no había tenido una organización adecuada, ni vías de
comunicación y medios de
transporte
para llegar a los mercados y a
las fuentes de abastecimiento. «Lo único que
probablemente le sobró- dice Alonso Aguilar- fueron
interferencias, restricciones y trabas de todo orden».
Pese a ello, como observara Humboldt, la industria
había despertado en los momentos de estancamiento del
comercio
exterior, cuando se interrumpían o se dificultaban las
comunicaciones marítimas, y había
empezado a fabricar acero y a
hacer uso del hierro y el mercurio. El liberalismo
que la independencia trajo consigo agregaba perlas a la
corona británica y paralizaba los obrajes textiles y
metalúrgicos de México, Puebla y
Guadalajara.
Lucas Alamán, un político conservador de
gran capacidad, advirtió a tiempo que las ideas de
Adam Smith
contenían veneno para la economía nacional y
propició, como ministro, la creación de un
banco estatal,
el Banco de
Avío, con el fin de impulsar la
industrialización."
Bajo este tenor lleva el autor hasta "La estructura
contemporánea del despojo" donde claramente define el
"nuevo" sistema para
colonizar un territorio ayudándose –en este caso EU-
de instituciones
supuestamente dedicadas al desarrollo
equitativo como el Fondo Monetario
Internacional, entre otras. Asimismo, reafirma la
función de las empresas como un factor vital de esta
neocolonización, al respecto dice:
"A cambio de
inversiones
insignificantes las filiales de las grandes corporaciones
saltan de un solo brinco las barreras aduaneras
latinoamericanas, paradójicamente alzadas contra la
competencia
extranjera, y se apoderan de los procesos
internos de industrialización. Exportan fábricas
o, frecuentemente, acorralan y devoran a las fábricas
nacionales ya existentes. Cuentan, para ello, con la ayuda
entusiasta de la mayoría de los gobiernos locales y con
la capacidad de extorsión que ponen a su servicio los
organismos internacionales de crédito. El capital imperialista captura
los mercados por
dentro, haciendo suyos los sectores claves de la industria
local: conquista o construye las fortalezas decisivas, desde
las cuales domina el resto."
La fascinación que la mayoría de las veces ha
encontrado el sistema capitalista para llevar a cabo su neo
colonización es la clara muestra de que a
estas fechas poco importa el nacionalismo
o, de perdida, la independencia
estatal. La mayoría de los gobiernos actúan
conforme les está planteando este sistema porque
obtendrán beneficios económicos y,
desgraciadamente, la gente se siente fascinada con el mismo
debido a que se cree toda la propaganda que
habla sobre tecnología y
progreso. En cambio, lo que recibe esta última clase es el
desempleo,
crisis económica y demás "milagritos" del
capitalismo. Galeano abunda en este sentido que:
"América Latina continua exportando su desocupación y su miseria: las materias
primas que el mercado
mundial necesita y de cuya venta
depende la economía de la región y ciertos
productos
industriales elaborados, con mano de obra barata, por filiales
de las corporaciones multinacionales. El intercambio desigual
funciona como siempre: los salarios de
hambre de América Latina contribuyen a financiar los
altos salarios de
Estados Unidos y Europa.
No faltan políticos y tecnócratas
dispuestos a demostrar que la invasión de capital
extranjero «industrializador» beneficia las
áreas donde irrumpe. A diferencia del antiguo, este
imperialismo
de nuevo signo implica una acción en verdad
civilizadora, una bendición para los países
dominados, de modo que por primera vez la letra de las
declaraciones de amor de la
potencia
dominante de turno coincidiría con sus intenciones
reales.
El nuevo imperialismo
es reafirmado por Galeano o mejor dicho descrito por él en
aquella época como un sistema que extiende con
ahínco la pobreza y crea
más riqueza para él, la cual en determinado momento
se imagina ingastable. Su fin primordial es controlar las
economías favorables de los países latinoamericanos
introduciendo empresas en ellos con el fin de hacer
"sangrías" –como les llama Galeano- que le ameriten
grandes cantidades de dólares. La alternativa más
fácil para lograrlo es mediante el soborno de
líderes o gobernantes, mediante la propaganda
optimista del progreso y, claro, mediante las matanzas de los no
conformes. En nuestra época nos ha tocado un imperialismo
mucho más "maquillado" aunque más sanguinario, pues
ahora lo de menos es cuánta gente muera para lograr el
objetivo lo
demás es lograrlo a como de lugar, sino que les pregunten
a los afganos y a los iraquíes.
Para el imperialismo lo esencial no es cuántos
territorios tenga el mundo sino cuántos tienen que ser de
ellos para poder dormir tranquilos. Hitler
añoraba la supremacía mundial; pero más, el
que solamente fuera habitado este mundo por la raza aria. En este
sentido, él impuso una base: "hay que dominar el mundo",
el neo imperialismo está a favor de esto y agrega que la
raza superior debe ser la capitalista; pero que no hay necesidad
de matar a las demás mejor hay que ponerlas a trabajar
para vivir de ellas. Galeano expone una mas de sus
crónicas al respecto:
"La vieja se inclinó y movió la mano para
darle viento al fuego. Así, con la espalda torcida y el
cuello estirado todo enroscado de arrugas, parecía una
antigua tortuga negra. Pero aquel pobre vestido roto no
protegía, por cierto, como un caparazón, y al fin
al cabo ella era tan lenta sólo por culpa de los
años. A sus espaldas, también torcida, su choza
de madera y
lata, y más allá otras chozas semejantes del
mismo suburbio de Sao Paulo; frente a ella, en una caldera de
color
carbón, ya estaba hirviendo el agua para
el café.
Alzó una latita hasta sus labios; antes de beber,
sacudió la cabeza y cerró los ojos. Dijo: O
Brasil é nosso («el Brasil es nuestro»). En
el centro de la misma ciudad y en ese mismo momento
pensó exactamente lo mismo, pero con otro idioma, el
director ejecutivo de la Union Carbide, mientras levantaba un
vaso de cristal para celebrar la captura de otra fábrica
brasileña de plásticos por parte de su empresa. Uno de
los dos estaba equivocado."
Galeano cerraba su primer edición expresando que se
"abren tiempos de rebelión y de cambio. Hay quienes creen
que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la
verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las
conciencias de los hombres". La invitación no
habría podido ser más formal ni comprometedora,
sólo aquel que sufre la humillación puede quitarse
el yugo que le atormenta. Durante la época en la que
Galeano escribe su libro todavía era evidente que el
cambio se buscara en la rebelión armada; no obstante hoy
la podemos encontrar más que en la participación
electoral en el compromiso activo de supervisar a las autoridades
y expresar nuestras inconformidades al público para ser
escuchados.
Para la revisión de su libro en 1978, cuando estaba
alojado en Barcelona, Galeano anexa un ensayo al
que tituló "Siete años después" donde hace
un resumen de las vivencias que sucedieron tras haber visto la
luz su libro.
Pone énfasis en el hecho de que esta obra había
sido escrita primordialmente para las personas comunes y
corrientes que necesitan saber por obligación por
qué rayos se encuentran en tal situación. Y ya
encarrerado en esto de las crónicas Galeano expresa
algunas por las cuales ha sido fuertemente criticado, por ejemplo
está aquélla en la que habla que la mejor respuesta
de la aceptación de su libro es la que viene de:
"algunos episodios reales ocurridos en la calle. Por
ejemplo, la muchacha que iba leyendo este libro para su
compañera de asiento y terminó parándose y
leyéndolo en voz alta para todos los
pasajeros mientras el ómnibus atravesaba las calles de
Bogotá; o la mujer que
huyó de Santiago de Chile, en
los días de la matanza, con este libro envuelto en los
pañales del bebe; o el estudiante que durante una semana
recorrió las librerías de la calle Corrientes, en
Buenos
Aires, y lo fue leyendo de a pedacitos, de librería
en librería, porque no tenía dinero para
comprarlo"
Sobre esta crónica Arnoldo Águila expresa que
es
"una lástima que este libro no se venda a un
precio
más razonable para el público al que se dirige o
incluso que no esté accesible gratis en la Internet. Y
dice esto una persona que ha
puesto en línea gratis el libro que le costó una
vida escribirlo, "La Esencia Humana", un sistema
filosófico completo. Como ya lo había hecho el
señor Eugenio Tait con su libro "Filosofía
Crítica Trascendental", una obra monumental expuesta en
su totalidad en la Internet en dos
lugares; en uno, en documentos para
Word, y en
el segundo, en páginas normales de Internet.
(…)Es obvio que el
señor Galeano en este caso puso su interés
económico por arriba del ideológico. Él
mismo dice que entre las respuestas más estimulantes que
obtuvo fue saber del ‘estudiante que durante una semana
recorrió las librerías de la calle Corrientes, en
Buenos
Aires, y lo fue leyendo de a pedacitos, de librería
en librería, porque no tenía dinero para
comprarlo.’
¿Estimulante? ¿Un libro
que critica la explotación de nuestras miserias?
¿Y lo dice un hombre que
en este mismo libro proclama ‘Otros motores la
solidaridad, la
responsabilidad colectiva, la toma de conciencia
de los deberes y los derechos que lanzan al
hombre más allá del egoísmo- deben ponerse
en funcionamiento.’?
Quizás el periodista, que
como buen marxista al fin conoce la crítica familiar que
le hicieron a Marx en el
sentido de que en vez de escribir sobre el Capital debiera de
haber hecho alguno, ha decidido seguir el consejo que le dieron
al maestro. ¿O es el fariseísmo de ‘haz lo
que yo digo, pero no lo que yo hago’?"
Y esta es mi primera pregunta:
¿Cómo escribir para los pobres y vender tan caro
el libro? (36 dólares en papel
común en Amazon.com.) ¿Denunciar la pobreza
extrema de América Latina y lucrar con eso?"
Dentro de esta misma página virtual el autor condena el
hecho de que el libro de Galeano no contenga ninguna
actualización en ya más de treinta años que
el libro tiene publicado; sin embargo, creo que no es un
argumento sólido tratar de denostar una obra que ha
cautivado a la mayoría de la gente que la leído y
es que cómo puede ser posible que se esté
reestructurando una obra por cada año o acontecimiento
trascendente que surja, por favor si ni con los pequeños
artículos esto se hace. En lo que sí puedo y estoy
de acuerdo es en el hecho de que el libro tendría que
tener un precio
accesible, pues su contenido amerita realizar esta acción
y a la vez también es necesario que la mayoría de
la gente lo tome en cuenta para hacer sus reflexiones. De todos
modos no se nos puede escapara que muchas veces esto tiene que
ver más con la editorial y el éxito
del libro, pues no estamos es un mundo capitalizado. Si Lenin
vendiera como lo hace Galeano ¿también
tendríamos que ir a su tumba a echarle en cara que sus
ideas nada tienen que ver con el precio del libro?
Dentro de su escrito Galeano alaba el hecho de que su obra sea
tomada con la seriedad que ameritan los trabajos
académicos, pues eso habla de que los maestros infunden en
la juventud una
perspectiva más sobre la que imponen los medios de
comunicación y la historia oficial. Su obra
permite al estudiante reconocer la historia "de abajo" que ha
sido cruelmente silenciada por los artífices del
capital.
A manera de conclusión no resta más que decir
que la lectura del
libro deja al lector con un sinfín de preguntas que el
estudio y la investigación le harán comprender.
Por lo pronto, Galeano da una pequeña muestra de la
actividad que tiene el capitalismo en proyectarse como amo y
señor del mundo, permite ver cuánto daño ha
hecho este sistema a los gobiernos de los países
latinoamericanos, quienes no han sabido vivir solos para crear su
propia democracia y
no la que promulga en todo lugar que pisa la ideología capitalista
estadounidense.
Galeano ofrece, sin duda, en este libro un llamado de
atención que debe ser escuchado o como dice
él ¿tan sólo nos toca vivir cruzados de
brazos?, creer que con darle una lectura a Las
venas solucionará nuestra crisis es irrisorio. La
propuesta es crear sistemas de
rebelión, los cueles permitan poco a poco terminar con
este sistema al que poco le importa la integridad humana.
Retomando el caso anterior de Águila en cuanto a que
la obra de Galeano está "cerrada por falta de reformas",
sería bueno hacer mención que en el caso de
México este escritor uruguayo siguió contando la
historia popular sobre la oficial, como continuando con su lucha
social (es más, Galeano no sólo escribió Las
venas, sus demás obras son parte fundamental de esta
participación que le ha hecho tan importante). Su
colaboración semanal en el diario La Jornada con un
espacio llamado "Ventanas" permitió a uno como lector
seguir el paso de Galeano y de sus vivencias muy a flor de
piel, la cual
tuvo que cerrarse un 13 de abril cuando Galeano
expresaba:
"Gracias
Mil, mil gracias, a los lectores de La Jornada y a este
diario entrañable que desde hace años viene
ofreciendo lugar a mis ventanas en sus ediciones de cada
domingo.
Hoy, ellas les dicen adiós.
Se marchan para formar parte de un libro en
elaboración. Ese libro, largo trabajo ya hecho y por
hacer, reúne muchas ventanas publicadas y otras muchas
inéditas. Las páginas sueltas están
formando parte de un largo relato único, pedacitos de un
todo, y ya no me dan permiso para difundirlas de a una.
Las ventanas andan queriendo ser casa. Y yo
obedezco."
La trayectoria de Galeano y este libro en especial
demuestran que la valentía, la dignidad y el coraje no son
piezas inamovibles de las fuerzas armadas o grupos subversivos,
también por acá en el ámbito
académico existen personas de gran valía y disciplina.
Por esta razón, Galeano demuestra que ser latinoamericano
debe ser un orgullo, pues es la región que más
héroes y hombres ilustres ha dado al mundo. Para cerrar
este escrito compartiré algunas "Ventanas" que Galeano
amablemente creaba para nuestro deleite los domingos:
"El Conjuro
Mientras nacía el nuevo milenio, ejército
abrió paso a la empresa
petrolera Oxy hacia a las tierras de los indios u´wa, en
la Lomas de Samoré.
Los taladros comenzaron su trabajo y los expertos anunciaron
que la perforación iba a rendir mil cuatrocientos
millones de barriles.
Al amanecer y al atardecer de cada día, los indios se
juntaban para cantar en la espesura del monte.
Al acabo de un año; la empresa
había gastado sesenta millones de dólares y ni
una sola gota de petróleo había aparecido.
Entonces los indios u´wa dijeron que la tierra
los había escuchado y había escondido su sangre, para
que no murieran los árboles, ni se sacaran las praderas, ni
dieran veneno los manantiales.
La empresa no dijo
nada."
"El ginkgo
El ginkgo, él más antiguo de los árboles, está en el mundo desde la
época de los dinosaurios.
Dicen que sus hojas de abanico alivian el asma, el dolor de
cabeza y los achaques de la vejez.
Y esta probado que esas hojas son, también, el mejor
remedio contra la mala memoria. Cuando
la bomba atómica convirtió a la ciudad de
Hiroshima en un desierto de negrura, un viejo gingko cyó
fulminado cerca del centro de la explosión. El
árbol quedo tan calcinado como el templo budista que el
árbol protegía. Tres años después,
alguien descubrió que una lucecita verde asomaba en el
carbón. El ginkgo muerto había dado un brote. El
árbol renació, abrió sus brazos
floreció. Ese sobreviviente de la matanza sigue estando
ahí."
"El encapuchado
La dictadura
militar de Chile había convertido en cárcel
el estadio de futbol, el
Estadio Nacional. Miles de presos eran el público de un
partido invisible. Sentados en las tribunas, esperaban que se
decidieran su destino.
Un encapuchado recorría las gradas. Nadie le
veía la cara; él veía las caras de todos.
Esa mirada disparaba balas; el encapuchado, un socialista
arrepentido, caminaba, se detenía y señalaba con
el dedo. Los hombres por él marcados, que habían
sido sus compañeros, marchaban a la tortura o iban al
muere.
Los soldados lo llevaban atado, con una soga al cuello.
-Ese encapuchado parece perro
-decían los presos.
-Pero no es –decían los perros."
LIBROS
Galeano, Eduardo, Las venas abiertas de América
Latina, Siglo XXI, México, 2001, 470 pp.
WEBS
http://www.epdlp.com/literatura.html
http://www.arnoldoaguila.com/menu.html
HEMEROGRAFÍA
Diario La Jornada, 15 de septiembre de 2002, Sección
Cultura, p.
4a.
______________,13 de octubre de 2002, Sección
Cultura, p.
4a.
______________, 20 de octubre de 2002, Sección
Cultura, p. 6a.
______________,13 de abril de 2003, Sección Cultura,
p. 3a.
*La consulta de este material puede hacerse en la página
web: http://www.jornada.unam.mx
DATOS DEL AUTOR:
Javier Cervantes Mejía,
Estudiante de la carrera de Historia en la Facultad de
Humanidades de la Universidad
Autónoma del Estado de
México.