Colombia y el romanticismo en
el siglo XIX.
- El Romanticismo: Orígenes
y Representantes. - El Romanticismo y algunos de
sus principios. - El Romanticismo en Colombia: Su
influencia en la Literatura y en la
Política - El Romanticismo, la Literatura
Utópica y el Liberalismo en
Colombia. - Dos Hombres,Dos Ejemplos:
José María Samper y Jorge Isaacs. Liberales
Románticos. - Bibliografía
Según afirma el Dr. Javier del Prado profesor de
literatura de la
Universidad
Complutense de Madrid, que hablar de romanticismo se ha vuelto
complicado por la mitificación que ha sufrido el
término, al aplicársele indiscriminadamente a
multitud de significados, ha venido pues, a ser sinónimo
de triste, sentimental, enamorado, así como también
se ha usado para calificar una puesta de sol, un paisaje, una
persona y
frases amorosas consideradas hoy fuera de uso.
Sin hacer disquisiciones sobre el significado
específico del término, este ensayo quiere
esclarecer algunos de los aspectos del romanticismo como movimiento
cultural, literario y artístico que surge en Europa a finales
del siglo XVIII y principios del
siglo XIX, extendiéndose rápidamente por todo el
viejo mundo para refugiarse en su última decadencia en
América
Latina, donde vive su último momento de esplendor
hacia la segunda mitad del siglo XIX.
En las siguientes líneas me interesa precisar
además sus relaciones con lo social y lo político,
su influencia en el pensamiento de
la élite colombiana, que en la segunda mitad del siglo XIX
intentaba reformas que alejaran al país de la herencia colonial
y que con principios
liberales intentaban acercar al país al mercado mundial,
al desarrollo y a
la consolidación de la nacionalidad.
"Todo el romanticismo europeo, incluso aquel que
pretende ser apolítico, lo mismo que el que posteriormente
aspira a representar el arte por el arte, posee
siempre importantes acentos políticos inmanentes y
desempeñan de manera consciente o inconsciente, su
papel en una
sociedad
integrada por nuevas masas y nuevos individuos."
En esta misma dirección, Lord Byron, el gran poeta
inglés
habla de "la verdadera poesía
de la política consiste en cambiar las
condiciones de vida en una lucha por la libertad, por
la revolución. A esta idea se agarra el ala
derecha nacional revolucionaria, el ala fascista
del romanticismo, más también el ala
izquierda del mismo. Carlos Marx
procede directamente del romanticismo".
El influjo que Byron ejerce sobre la juventud se
debe pues a esa mezcla impetuosa de poesía
y política, el poeta para él tenía la
misión
de ayudar al hombre a tener
una vida más digna.
El Romanticismo:
Orígenes y Representantes.
Como ya se dijo, el Romanticismo nace en Europa en el
último cuarto del siglo XVIII, inicialmente en Inglaterra y
Alemania para
pasar en la primera década del XIX a Francia donde
tiene su mayor florecimiento y desde donde se extenderá a
España,
Italia y Rusia
entre otros.
Inglaterra, durante los siglos XVIII Y XIX lo ve surgir
de su seno y acoge en él todas las revoluciones europeas,
es decir, allí nace la revolución
industrial y el romanticismo y de la misma manera
también acoge a todos los revolucionarios, fugitivos y
perseguidos de otros países, es al lugar de exilio de
franceses, polacos, húngaros, italianos y alemanes, gentes
que tenían algo de héroes y algo de bandidos,
empero y más allá de estas características, Inglaterra
seguía siendo la patria del conservadurismo y por
excelencia de las Instituciones
de la Monarquía Parlamentaria, las que permanecen
en pié gracias a la alianza entre sus clases
dirigentes.
Las primeras manifestaciones del romanticismo inglés
están unidas a una mirada de la literatura medieval, la
nobleza se interesa por las ruinas medievales transformando sus
propiedades en castillos a la usanza gótica, al culto de
lo natural y de paisajes que en ocasiones rememoran tiempos
perdidos o sueños en lontananza. Algunos poetas empiezan a
cantarle a la naturaleza, por
ejemplo, Thomas Gray compone el poema "Volvamos a la Naturaleza",
evocación de un viejo sueño Celta, este fue un
llamado a mirar el pasado del que provienen sueños de
nostalgia y de belleza. Esta forma y matices al mirar el pasado,
esa intención de partir siempre de un recuerdo
nostálgico de lo que fue, permanecerá marcadamente
acentuado en el resto del romanticismo europeo y
latinoamericano.
Muchos de los románticos ingleses descienden de
pueblos vejados por el afán de crecimiento del capitalismo
inglés: Escoceses, Galeses e Irlandeses, con lo cual, y
dentro de la literatura romántica propia de estas
latitudes, dio origen a la aparición de una serie de
"héroes plebeyos", cuyos matices y elementos característicos los identifican como los
inadaptados, mendigos, vagabundos y aventureros, al mismo
tiempo que se
canta y evoca la parroquia lejana, el riachuelo de una humilde
aldea, el sonido de un
viejo y olvidado campanario, etc.
Entre 1789 y 1822, fecha del fallecimiento de Shelley,
el romanticismo inglés alcanza su culminación con
lo "cinco grandes": Blake, Coleridge, Wordsworth, Shelley y
Keats.
Byron, es el poeta romántico inglés por
excelencia, el poeta fuera de serie, autor de obras como Don
Juan, El Corsario y La Prometida de Abydos entre otras. Como
características determinantes o fundamentos decisorios que
marcan y se deslizan de mil formas y componentes en su
literatura, podemos enunciar la violencia, la
impetuosidad, lo satírico, el tormento o la ausencia al
vivir en un mundo que no ofrece respuestas, ni oportunidades pero
que al mismo tiempo avivan esa
sed de vivir por lo auténtico, por la utopía hecha
realidad; de ahí pues, que no sea gratuita su muerte en
Grecia cuando
luchaba al lado de esta nación
para detener la invasión de los Turcos, reafirmando esa
visión de lo propio y de la nación
como elementos inalienables de una identidad
histórica única. En consecuencia, no es gratuito
pues, que se señale a Lord Byron como el más
auténtico representante del romanticismo inglés,
personaje que influyó de distintas formas tanto en los
demás románticos europeos como latinoamericanos que
hoy, es posible clasificar sus características y hablar
del "Byronismo".
Entre esas se pueden mencionar las
siguientes:
– Inquietud perpetua.
- Interrogantes sin respuesta.
- Melancolía que llega con frecuencia a la
desesperación. - Tedio de vivir.
- Egocentrismo que frecuentemente termina en
narcisismo. - Deseo de soledad, desprecio por lo social y
colectivo. - Actitud claramente hostil a la opinión
común, a los prejuicios morales y reivindicación
de una libertad
ilimitada.
A este conjunto de actitudes y de
características se le dio el nombre de "mal del siglo".
Muchos de los grandes maestros del romanticismo terminaron en el
suicidio o
fueron víctimas de muertes absurdas y, no pocas veces,
buscadas por su temerario atrevimiento.
En otro contexto, en Alemania, la
revolución
industrial sólo cobra vida y dinamismo a partir de la
segunda mitad del siglo XIX. La devastadora guerra de los
siete años, el fraccionamiento de su territorio, la falta
de unidad política, fueron circunstancias que retardaron
el desarrollo
alemán en casi todo sentido. Por eso, la Alemana es la
última de las literaturas europeas en perfilarse, la
lengua alemana
por ejemplo, permanece relegada en las Universidades a un segundo
plano por el Latín, lo que en la práctica
obstaculizó el desarrollo y nivel alcanzado por algunas de
sus lenguas vecinas.
Empero, hacia 1774, cuando Goethe publica el "Werther"
se inicia la búsqueda en Alemania de un lenguaje
poético moderno, se intentó modernizar la moda y las
costumbres, tratando de distanciarse de las arraigadas costumbres
e influencia francesas, se trató en suma, de luchar por
una reafirmación de lo nacional y lo popular, por un ideal
racionalista, pero cargado de mucho corazón y
sentimientos. Entre esa pléyade de representantes alemanes
del romanticismo podemos mencionar a: Herder, Schiller, Lessing y
algunos de sus contemporáneos fueron Hegel, Bethoven,
Kant, Fichte y
Schuman entre otros.
En este orden de ideas, es importante señalar
cómo el romanticismo surge específicamente en
países protestantes, es decir, en aquellos donde la
Iglesia
había sufrido transformaciones bastante significativas,
muchas de las cuales se inscriben en la llamada Reforma: En
Inglaterra con Enrique VIII y en Alemania con Lutero que,
según palabras de F. Heer, significó un
trascendental cambio en la
conciencia del
Yo: "Esto es, que el reformado no acepta intermediación en
su relación con Dios, así, sacramentos como el de
la Confesión fueron abolidos y el libre examen de las
Escrituras le permite una interpretación personal de los
preceptos de su fe y de sus creencias".
Por el contrario y sin ser dogma lo anterior, el
romanticismo tomará gran auge en países
profundamente católicos como Francia e
Italia y
obviamente, por extensión en buena parte de América
Latina, en los cuales, una visión de Cristo como redentor
de los humildes marcará todo su desarrollo.
En Francia por ejemplo, se ha considerado a Jean Jacob
Rousseau como
padre del romanticismo francés; este Ginebrino (reformado)
y protestante de formación, usó por primera vez la
palabra "romantique" (romántico), en su obra "Las
Ensoñaciones de un paseante Solitario", como
sinónimo de pintoresco, salvaje, no transformado por la
mano del hombre,
significado que derivará también hacia:
Espontáneo, natural y bello en el sentido de no manipulado
por la civilización.
Al llegar a este punto, es necesario precisar que
distintos estudiosos han llegado a distinguir tres momentos
claramente diferenciados del romanticismo francés
así:
- Primer Romanticismo: Situado alrededor del 1800; su
estructura
profunda estaría determinada por la herencia
filosófica del siglo XVIII y fundamentalmente por la
Revolución de 1789, sus obras
están escritas en prosa y dedicadas a la
autobiografía y la novela. A
este primer momento corresponden Rousseau,
Madame de Staël y Chateubriand. - El Segundo Romanticismo se sitúa entre 1820
cuando aparecen las primeras obras de Lamartine y 1848, fecha
de la denominada revolución fracasada; la estructura
literaria viene determinada por la posición frente a los
acontecimientos de 1789, bien, de carácter
positivo o bien, de énfasis pesimista y negativo, en
tales posturas, dos temas son dominantes: La Libertad y
Napoleón. Se escribe fundamentalmente
poesía (lírica y teatro), pero
de la misma manera, significa además, el florecimiento
de la novela, tanto
históricas como las de Vigny, Victor Hugo y Balzac o
realistas como las de Lamartine, Stendhal y también,
entre otros, Balzac. - El Tercer Romanticismo es fruto del fracaso del 48,
con el cual la poesía se interioriza, es decir, toma
como elemento referencial fundamental al hombre mismo abriendo
el campo para la aparición de una nueva
concepción estética, esto es, El Parnacianismo. A
este período corresponde la obra final de Victor Hugo,
Vigny, Nerval y Baudelaire. En la novela se
acentúa el realismo, la
objetividad y la ausencia de compromiso político que,
según importantes estudiosos, se da gracias al fracaso
de la disuelta revolución de 1848.
En síntesis, es posible afirmar que el
romanticismo francés se inscribe en el espacio
sociocultural, socioeconómico y socio político
que determinó la vida de los pensadores que van desde
Rousseau hasta Baudelaire.
De otro lado, la aparición del romanticismo en
España,
esta igualmente relacionada con el ascenso de la
burguesía, en el período entre 1808 a 1836,
caracterizado por el constante enfrentamiento y
persecución de jóvenes intelectuales que, desde la
literatura y la poesía atacarán la monarquía y a sus defensores agrupados, en
el llamado Movimiento
Absolutista. En la práctica, un buen número de
estos escritores jóvenes fue puesto en prisión y
otros, obligados a exiliarse en países como Francia e
Inglaterra de donde asimilaron y difundieron las novedades que
para ellos ofrecían las distintas expresiones del
romanticismo. De dichos escritores, pueden mencionarse entre
otros a: Martínez de la Rosa, Gallardo, el Duque de Rivas,
Mariano José de Larra, Espronceda, etc.
Estudiosos del Romanticismo español,
señalan como fecha inicial del movimiento en este
país el año de 1835, cuando se estrena "Don Alvaro
o la Fuerza del
Sino", drama en verso del Duque de Rivas. En 1844 aparece "Don
Juan" de José Zorrilla y en 1849, "La Gaviota" de
Fernán Caballero. Sin embargo, a pesar de que el
romanticismo Español es
heredero directo del Francés, es posible destacar en
él, el gusto Español por lo histórico y
caballeresco, teniendo en cuenta que los escritores
españoles asimilaron el espíritu romántico
de la Edad de Oro, toda vez que ésta expresaba en sus
contenidos muchos de los elementos considerados como
románticos.
El Romanticismo y
algunos de sus principios.
Definir el Romanticismo en síntesis,
es una tarea bastante difícil, tanto que para muchos es un
asunto sencillamente imposible. No obstante, es posible hablar de
algunos de sus principios. En general se puede decir que es una
actitud vital
que se manifiesta en todos los aspectos de la vida y sus formas,
en el arte, la
política, la religión, la
literatura, la poesía, y la música entre
otros.
En literatura, el romanticismo es una reacción
frente a las formas rígidas del clasicismo y del neoclasicismo.
Se busca la libertad en las imágenes,
en las ideas, en los sentimientos, en la expresión y en
los temas, buscando lo humano, lo nacional, lo heroico, lo divino
y lo extraordinario.
En política y aspectos sociales se identifica con
el liberalismo
constituyéndose en una réplica de la sociedad burguesa
frente a los excesos del absolutismo
monárquico, pero al mismo tiempo combate la
anarquía de la revolución popular, pues, el
romántico a la vez que lucha por la Libertad quiere una
sociedad estable.
De otro lado, en la Filosofía se considera que el
romanticismo nació como defensa del sentimiento y de la
imaginación frente a la razón, el análisis y la especulación, pero sin
los cuales no hubiera podido existir. Así, el romanticismo
ha sido presentado como el conjunto de movimientos intelectuales
que a partir de fines del siglo XVIII hicieron prevalecer el
sentimiento sobre la razón y la imaginación por
encima del análisis crítico.
Se consideran como fuentes
filosóficas del romanticismo los siguientes aspectos: – El
fracaso de la razón como instrumento para explicar la
totalidad del Yo, y – El protagonismo del Yo como Valor
Supremo.
De esta forma por ejemplo, el lugar salvaje, natural y
no contaminado por la civilización al que Rousseau llamaba
"romántico", será el refugio de las almas
naturales, espontáneas y diferentes que huyen de los
espacios colectivos y artificiales de la sociedad. La tierra no
es vista por el romántico con el ojo del rentista sino
desde un punto de vista estético, sublime y colmado de
toda contemplación; es así como describían
paisajes observados como "las peores tierras pero las más
bellas, sombrías y los rincones más solitarios
(…)"; es evidente la oposición a los conceptos
económicos difundidos por la burguesía, tanto, que
el escritor y pensador romántico será prontamente
rechazado por las élites como individuo soñador,
vago, desadaptado, vagabundo y por lo tanto, improductivo. Las
fuentes del
romanticismo que antes expresaban la oposición del Yo y la
sociedad (soledad – colectivismo) ahora vienen a expresar
la oposición del Yo a la estructura social
burguesa.
Algunas de las características determinantes del
tipo romántico son:
- Romanticismo y juventud van
unidos. - La mayoría de ellos muere
prematuramente. - Temperamento nervioso, sensibles y de aptitudes para
comunicar desde el arte y la estética. - Espíritu intrépido, más
brillante que profundo. - Originalidad no sólo en la expresión
literaria sino también en sus ademanes, forma de vestir,
léxico, en sus actitudes
frente a la vida, en sus relaciones sociales y principios
relativos al amor, el
matrimonio y
la muerte
(alusión a este tipo de expresiones se describen con
lujo de detalles en la novela del
escritor argentino Federico Andahazi. Las Piadosas. Barcelona.
Plaza y Janés. 1998.219p.) - El romántico considera a sus
contemporáneos retrasados en sus principios morales,
sociales y artísticos, los llama "burgueses", "tenderos"
y "filisteos", de ahí, cierto tono antiburgués
que estuvo presente con mayor o menor intensidad en la obra de
un buen número de escritores
románticos.
No es gratuito pues, que ese estado del
alma romántica da un tono especial a la primera mitad del
siglo XIX y señala la crisis de la
conciencia
europea. Ese nuevo estado
espiritual originado en buena medida por el desgaste del racionalismo,
el neoclasicismo
y el cristianismo
estaba principalmente constituido de insatisfacción del
mundo contemporáneo, de inquietud ante la vida, de
tristeza inmotivada, razón por la cual Goethe habla de lo
clásico como sano y lo romántico como enfermo, de
ahí que se hubiera acuñado la expresión "mal
de siglo" para señalar el padecimiento de todos los
hombres románticos.
La protesta de los románticos señala la
inconformidad frente a todo lo existente y el anhelo vago de algo
mejor. El papel de la
razón como inspiración y como guía ha
desaparecido para los románticos, solo queda el predominio
de la imaginación y de la sensibilidad.
Pero el romanticismo no fue sólo un
fenómeno literario, nació ligado igualmente a otras
corrientes de pensamiento
político y social: El Liberalismo,
el socialismo y el
comunismo y se
aferra a una profunda voluntad de trascendencia histórica,
de ahí su énfasis en dos asuntos: La Libertad y el
Progreso.
Delacroix, el gran pintor francés representa la
Libertad como una bella mujer que
enarbola una bandera tricolor y que luce un gorro frigio; Victor
Hugo por su parte, dirá romanticismo es el Liberalismo en
literatura. Son alegorías del romanticismo que estrecha su
compromiso político cuando canta, siguiendo los ideales de
la revolución
francesa a la libertad de los pueblos; la Libertad lleva
aparejada la idea de progreso y por consiguiente la de cambio y
revolución. Lamartine compone su Oda a las revoluciones en
la que vuelve al significado primitivo de la palabra
revolución: Movimiento circular por el cual un objeto
(mundo) tiende necesariamente al punto del que partió
(Dios). Lamartine soñaba con ser el Padre de una
revolución que instauraría en Francia para siempre,
la Justicia y la
Libertad, mientras Victor Hugo concede al poeta una misión y
un sentido Mesiánico como el gran conductor de los
pueblos.
La poesía romántica tuvo también
una dimensión satírica, especialmente en su
dimensión de lucha política, ese es el caso de
Lamartine y de Victor Hugo y de los poetas que combatieron el
bonapartismo o que experimentaron el fracaso del 48.
Lo social pues, siempre estuvo presente; en "Los
miserables" Victor Hugo traza un vasto escenario donde se ven
actuar curas, jueces, policías, ricos depravados, pobres y
prostitutas. Eugenio Sué pintó en "Los misterios de
París" todo el bajo mundo de la ciudad y lo mismo hizo
Balzac en la "Comedia Humana". Los miserables plantea en conflicto
entre conciencia y justicia
social: Un hombre es condenado a galeras por haber robado un
pan.
Por último, es necesario mencionar el auge que la
novela histórica tuvo en el mismo contexto del siglo XIX,
aunque en el siglo XVIII se habían dado pasos, como el
caso de Voltaire en su
escrito "Ensayo sobre
las costumbres", donde intenta mostrar una historia de las costumbres
de las sociedades
interesándose por los factores económicos y
sociales que según él condicionaban el devenir
histórico de las mismas.
Empero, el verdadero auge de la novela histórica
en Europa se dará en el siglo XIX; la Revolución
Francesa había creado el sentimiento de
autonomía nacional en todas las capas de la sociedad,
fenómeno que se extenderá fuera de Francia, a
raíz de las guerras
napoleónicas que hacen volver los ojos de cada
Nación hacia su pasado glorioso.
Sir Walter Scott plasma en sus novelas las
principales etapas de la historia de Inglaterra. En
Francia, la novela histórica aparece en 1825 con la obra
de Vigni "El Cinq – Mars" que narra la conspiración
de 1639 contra Richelieu. En 1828, aparece la "Crónica del
tiempo de Carlos IX", novela de Prosper Mérimée que
describe las guerras
religiosas de aquel siglo. En 1829 se publicó "Los
Chuanes" de Balzac en la que pinta la Revolución Francesa
y el enfrentamiento entre monárquicos y republicanos; con
esta obra Balzac inaugura el método
documental: Lee Memorias,
Biografías, distintos estudios y recopila
testimonios en el lugar de los hechos, convirtiendo así la
novela histórica en un estudio social con un marcado tono
populista. Lo mismo hizo Victor Hugo en "Nuestra Señora de
París" y entre otros, Alejandro Dumas en "Los Tres
Mosqueteros".
El Romanticismo en
Colombia: Su
influencia en la Literatura y en la
Política
La situación de la Literatura Colombiana en la
segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por la
imitación de las formas estilísticas predominantes
en las literaturas Europeas, especialmente de la Inglesa y la
Francesa. En 1850, cuando ya el romanticismo era
prácticamente cosa caduca en Europa, en Bogotá, la
"Atenas Suramericana", estaba en todo su furor.
Hacia 1850 el país, con unos partidos
políticos en formación se agitaba entre el
ansia de reforma y la lucha por sostener la tradición de
unas estructuras
coloniales. El afán reformista de liberales, comerciantes
y artesanos dio lugar al surgimiento de una vasta literatura
política de corte radical y a la adopción
de la herencia romántica Europea creada al calor de la
Revolución Francesa de 1848, que llenó de
expectativas políticas
especialmente a los artesanos y a jóvenes universitarios;
y al surgimiento de movimientos y teorías
políticas de tendencia utópica, como
la producida por las Escuelas de Blanc, Saint Simon y Fourier.
Muchos de los seguidores de éstas tendencias
partían del principio de que el Progreso seguía una
línea indefinida hasta culminar en un Estado
Democrático y Cristiano.
No es gratuito pues, que al calor de estas
ideas, la influencia del romanticismo francés se asentara
con todo su rigor en los espíritus colombianos de la
época y, como lo argumentan distintos historiadores, que
tanto liberales como conservadores leían con avidez a los
más grandes poetas y novelistas franceses del momento. Loe
escritores españoles, gracias al sentimiento
antiespañol que predominaba en el país
después del proceso de
independencia,
fueron prácticamente relegados, aunque algunos escritores
peninsulares lograron su público, entre éstos,
pueden mencionarse a Zorrilla, Espronceda y el Duque de
Rivas.
Entre los Franceses ocupó el primer lugar
Lamartine con sus discursos
contra el ateísmo; Victor Hugo que influyó
profundamente en la ideología popular con "Los Miserables" y
con "Nuestra Señora de París"; Eugenio Sué
conmovió los espíritus de los liberales con "El
Judío Errante", en el que presenta a los Jesuitas como
serios enemigos de la sociedad y, con "Los Misterios de
París" que tuvo tal acogida que en 1848 se publicó
"Los Misterios de Bogotá" obra del escritor Eladio Vergara
y Vergara quien pinta en sus líneas el contexto Bogotano
de 1827 a 1830 y los sucesos políticos de la época,
al tiempo que muestra todo lo
nocivo de la sociedad santafereña que acababa de salir de
los acontecimientos de la Independencia.
Los temas de la Novela y la Poesía Colombiana de
la segunda mitad del siglo XIX se trabajaron de acuerdo con los
modelos
románticos europeos: Predominaban en ellos la fatalidad,
la muerte, los
sentimientos amorosos; así mismo se rindió culto a
lo nacional y lo histórico, siendo éste el punto
más importante y rescatable de la influencia
romántica Europea, es decir, se adaptaron los temas a las
realidades y a la búsqueda de referentes que mostraran una
identidad
nacional, aludiendo y descubriendo elementos
autóctonos perdidos en las leyendas y
tradiciones regionales, en los relatos bélicos, etc., y en
los libros de
cronistas. Se recupera pues, el pasado histórico y se
despierta el gusto por el sabor local.
En este sentido, la primera novela de género
histórico publicada en el país fue la de Juan
José Nieto titulada "Ingermina o la Hija del Calamar", en
la cual se narran los amores de una princesa indígena con
el español Alonso de Heredia. Su autor había
leído a Walter Scott y es fiel a su técnica
literaria.
En 1841 aparece "El Oidor, romance del siglo XVI" de
José Antonio Plaza, su autor estudia "El Carnero" de
Rodríguez Freyle y de su contenido abstrae los temas de su
novela. El escritor Felipe Pérez es considerado como el
máximo exponente de la novela histórica
romántica en Colombia. Para
sus obras literarias se documenta de la historia peruana y
escribe "Huayna Capac", "Atahualpa" y "Los Pizarros", trabajos
elaborados después de leer "Comentarios Reales" del Inca
Garcilaso de la Vega y la "Historia de la Conquista del
Perú" de William Prescott. En 1875 Pérez publica
"Los Gigantes" sobre la sociedad Chibcha, en la cual trata al
español como una raza cansada frente a la joven y fuerte
raza indígena. Otras obras del mismo autor fueron: "Los
Pecados Sociales", "El Caballero de Rauzan" cuya acción y
trama transcurren en Inglaterra mostrando ya un acercamiento a la
novela psicológica.
En 1871 aparece la novela "Don Alvaro" de José
Caicedo y Rojas, basando su argumento en la obra del Duque de
Rivas ("Don Alvaro o la Fuerza del
Sino"), aunque narra las costumbres señoriales y
caballerescas de los primeros años de Santa Fe de
Bogotá.
La única mujer que figura
con nombre en este período de la literatura colombiana es
Soledad Acosta de Samper con obras como: "José Antonio
Galán", "Juan Francisco Berbeo" y "Los Piratas en
Cartajena", en las cuales se considera que predomina en ellas lo
histórico, lo documental y lo novelesco
romántico.
Tanto las obras Colombianas como las Francesas fueron
publicadas por entregas en los periódicos de la
época, canal por el cual llegaron a ciertos sectores
alfabetos de las clases populares que además, pudieron
acceder a la lógica
de sus contenidos gracias al tratamiento lineal y
cronológico del asunto, que en la práctica
permitió que muchas de estas obras narraran o por lo
menos, la esencia del argumento se trasmitiera
oralmente.
En esta época se da pues, el florecimiento de la
imprenta, de los periódicos, las tertulias (en los
estancos y boticas), en librerías y en ello observa Jaime
Jaramillo Uribe, el germen de la formación de una opinión
pública. En este orden de ideas, Francois – Xavier
Guerra afirma
que este es uno de los espacios en los cuales se evidencia la
puesta en escena de las sociabilidades modernas y el manejo de
los recursos que
apuntan a la construcción de un pensamiento
político que argumenta y representa desde su óptica
y perspectiva la asimilación o lectura desde
el contexto colombiano la modernidad
Europea. (GUERRA, Francois-Xavier. Lugares, Formas y Ritmos de la
Política Moderna. En: Boletín de la Academia
Nacional de Historia. Tomo, LXXII. No. 285. Caracas, Enero-Mayo
de 1989. p83).
Es importante tener en cuenta que otra de las razones
para entender la penetración y el auge de la novela
romántica en Colombia se debe en buena medida al tipo de
personajes que estas presentaban: Los Oprimidos, los pobres, los
miserables, los huérfanos, el rebelde, la prostituta,
la mujer adultera
que se redime, etc. La novela romántica en cuanto
réplica burguesa, en términos generales, exalta el
cristianismo
como la religión de los oprimidos, es su tabla de
salvación, lo único que queda o subsiste
después de que las relaciones capitalistas han
corroído hasta los lazos familiares y erigido su dios:
El
dinero.
En los periódicos colombianos del período
en cuestión, eran frecuentes las polémicas sobre el
espíritu cristiano y democrático, así por
ejemplo en Abril de 1849, El Cartagenero decía:
"Jesucristo apareció, no a decir una nueva palabra que ya
estaba dicha (por Sócrates
que convirtió el linaje humano en una sola familia) sino a
explicarla, a promulgarla y a hacerla triunfar. Él le dijo
al mundo: Dios es el Padre de todos los Hombres, llamó su
hermano a cada hombre y estableció como concepto el amor
recíproco. He aquí completamente establecidos tres
principios inmensos, sobre los que descansa la democracia:
Libertad, Igualdad,
Fraternidad. Es decir que ellos emanan directamente del verdadero
cristianismo".
En definitiva, podemos afirmar que el romanticismo hizo
volver los ojos sobre la realidad propia, era la época en
que se perfilaba en el país el nacimiento de una
burguesía que luchaba por reafirmarse como clase dirigente
intentando construir los cimientos socio culturales y
políticos de la nación y de la
nacionalidad.
El Romanticismo, la
Literatura Utópica y el Liberalismo en
Colombia.
La intención puntual de este aparte del escrito
no es otra que mostrar desde distintos planteamientos algunas
inquietudes sobre la coexistencia de estas tres corrientes de
pensamiento en un momento específico de nuestra vida
nacional, concretamente en los años que corren de 1850 a
1870.
En este sentido, el Liberalismo radical que predominaba
en la vida colombiana se había nutrido de las fuentes del
iluminismo francés de 1789, entre los cuales dejó
profunda huella el pensamiento de Jean Jacques Rousseau a quien
después de los años cincuenta del siglo XIX, se le
cita para dirimir asuntos religiosos, especialmente sobre la
tolerancia.
Sin olvidar la influencia de la escuela Liberal
Inglesa Lockiana, es necesario agregar que la otra fuente fueron
los ideólogos y los sucesos del movimiento revolucionario
francés de 1848, con los que llegan al país las
ideas del Socialismo
Utópico; el romanticismo, como ya se afirmó,
había incursionado en la literatura Colombiana desde
1840.
Sobre la influencia de Rousseau en pensadores nuestros
Jaime Jaramillo Uribe afirma: " Sólo dos escritores
colombianos demuestran admiración y trato frecuente con
las obras de Rousseau en los años posteriores a 1840. Son
precisamente dos poetas de inspiración romántica:
José Eusebio Caro y Rafael Nuñez. Caro es
decididamente admirador de Rousseau, del Juan Jacobo precursor
del romanticismo, del hombre atormentado por las dudas, pero
capaz de dirigir geniales miradas al mundo del sentimiento y del
espíritu (…) Rafael Nuñez se enfrenta con la
figura del Ginebrino con espíritu más
crítico y realista (…) en unas notas dedicadas al autor
del Contrato Social
evoca la admiración que tuvo por él en su juventud:
(…) de los "Pensamientos" conservamos a través de medio
siglo numerosos recuerdos. El capítulo dedicado a Dios se
nos grabó con carácter
indeleble y podíamos trasladarlo en este momento
íntegro al papel (…)"
Sobre la coexistencia y puntos de contacto entre
liberalismo romanticismo, el mismo Jaramillo Uribe precisa:
"(…) de la amplia gama de manifestaciones que tuvo la
influencia romántica francesa en la coyuntura cultural de
1850 las más destacadas se dieron sin duda en las
actitudes y el pensamiento político, y en este campo
particular, dos conceptos, muy característicos del
romanticismo político y social tuvieron especial fuerza
sentimental y por lo tanto, especial poder de
influencia práctica. El uno fue el concepto de
pueblo; el otro la interpretación romántica del
cristianismo (…)"
Las influencias recíprocas de románticos y
liberales eran pues visibles, en un articulo de prensa se le
atribuye a Miguel Antonio Caro, publicado en 1872, éste
decía:" Victor Hugo es hoy para la Escuela Liberal
una especie de ídolo ante el cual se postra y se adora.
¡ Lo dijo Victor Hugo! Exclaman, y es como si hubiera
hablado en oráculo." En este orden de ideas, para la
segunda mitad del siglo XIX, se puede perfectamente hablar de
romanticismo político en Colombia y aún, afirmar
que aquí se dio una mezcla ecléctica de
romanticismo, liberalismo, cristianismo y utopismo.
"(…) Muchos de los espíritus que contribuyeron
a la transformación legislativa de 1849, formados en la
literatura política francesa, romántica y cargada
de utopismo, llegaban a consagrar en una constitución nacional el derecho a resistir
en forma armada al Estado, llevando así hasta sus
últimas consecuencias lógicas el concepto puro de
Libertad (…)"
El Socialismo Utópico de Blanc, Fourier, Owen,
Saint Simon, tuvo también furiosos partidarios en nuestro
país, no sólo entre los artesanos sino entre los
mismos liberales. Hablando de "La Escuela Republicana", una
asociación de jóvenes liberales, dice José
María Samper :"Puede decirse que la Escuela Republicana
fue la crisálida del Partido Radical (…) todos
éramos en ella socialistas sin haber estudiado el
Socialismo ni comprenderlo, enamorados de la palabra, de la
novedad política y de todas las generosas extravagancias
de los escritores franceses (…)
Los artesanos y en especial, el grupo
bogotano, empieza hacia la segunda mitad del siglo XIX a tener
gran presencia e importancia social y política; en el 49
logran con sus presiones la elección presidencial de
José Hilario López y se constituyen las llamadas
"Sociedades
Democráticas" que rápidamente se expandieron por
las principales ciudades del país. Este grupo adopta
las ideas liberales pero también recibe alborozado las
influencias de románticos y utópicos. Esa
literatura francesa sirvió de base al movimiento artesanal
que con los radicales llevó al poder al
liberalismo y que posteriormente, rota ya la alianza,
admiración y desencantados con la política liberal
librecambista, llevan al poder a José María Melo en
un intento por construir una "República Artesanal" en
Colombia.
La lucha de los artesanos contra la burguesía
comerciante, estuvo enmarcada o matizada en las ideas del
Anarquismo Proudhonista y el Socialismo Utópico. Sobre la
relación entre romanticismo y Socialismo Utópico,
Jaime Jaramillo es contundente al afirmar: "El Movimiento
Socialista, antes de Marx, no era sino
una variante del romanticismo –y más adelante
agrega- el pathos romántico cristiano del pensamiento
social del 48, tal como se presentaba en las figuras más
influyentes en Francia y en los países que recibían
su influencia, fue precisamente el que dio al movimiento el tono
de utopismo y sentimentalidad agresiva que tanto alarmaban a las
mentalidades conservadoras de la época (…)"
El programa de las
Sociedades Democráticas estaba inspirado, como muchas
obras románticas, en las ideas que agitaron a Francia en
1848. Los artesanos pretendían: Educación para el
Pueblo fundando Escuelas de enseñanza artesanal y clubes donde
aprendieran a leer y escribir; predicaban la libertad, la
igualdad, la
lucha contra la usura, el valor moral del
trabajo, las virtudes cívicas y morales como la
temperancia, etc. Las ideas socialistas envueltas en un ropaje
romántico tuvieron su expresión en un periódico
bogotano llamado "El Socialista amigo del Pueblo" en el cual se
decía: "El divino escritor Dumas dijo que la
religión cristiana sin comunismo era un
castillo en el aire (…) el
comunismo hace caminar la religión porque nuestro
Señor Jesucristo fue el jefe del comunismo
práctico, dividiendo con sus discípulos el pan y el
vino en la última cena (…) soy socialista porque el
código
social de Robert Owen, que es el padre del Socialismo, es la
doctrina social de Sócrates,
Platón,
Aristóteles y Jesucristo (…)
Los artesanos, además de los socialistas
utópicos, leían toda la literatura
romántica, especialmente a Lamartine por su especial
mirada al cristianismo y a Victor Hugo, por los aspectos sociales
de su obra, además muchos de ellos se atrevieron a
publicar composiciones poéticas que oscilaban entre lo
romántico y lo social y, que daban satisfacción a
sus pretensiones intelectuales, en las cuales alababan al
movimiento artesanal y llamaban a la unidad, otras denunciaban
las condiciones por las que estaba pasando el artesano gracias a
la política librecambista como por ejemplo, la del
artesano José María Garnica:
"Infeliz patria, hasta cuando
cesará nuestro desvelo,
nuestros hijos por el suelo
y los amigos mamando!
Nos traen mesas, taburetes,
Canapés, escaparates,
Baúles, ligas, fuetes,
Y multitud de juguetes
Conque barren nuestros reales (…)"
En síntesis, con lo expuesto en líneas
atrás, es posible enunciar algunas ideas concluyentes
sobre la relación estrecha que se dio entre esas tres
corrientes de pensamiento que, hacia finales de la primera mitad
del siglo XIX y en los años siguientes, coexistieron en
nuestro país:
- Confianza en la esencia bondadosa del hombre. Para
muchos de estos pensadores el hombre es
bueno por naturaleza. La bondad originaria del hombre
había sido expuesta por Rousseau en el "Emilio".
El hombre se
corrompe a través del contacto con instituciones civilizadas como la propiedad. - Culto a la libertad total. La libertad propugnada por
románticos y utopistas fue llevada por nuestros
liberales al extremo de consagrar en una Constitución el derecho de resistencia a
la autoridad,
aún por medio de las armas. Victor
Hugo había dicho: "El romanticismo no es en el fondo
m{as que el liberalismo en la literatura, la libertad en el
arte, la libertad en la sociedad, este es el doble fin al que
deben tender todos los espíritus consecuentes y
lógicos". - Creencia en un progreso indefinido en donde
finalmente se impondrá la armonía en forma de
república democrática y cristiana. - Creencia en un Estado de
Derecho como réplica al ejercicio del poder
personalista. - Limitación al ejercicio del poder: "Es preciso
que los hombres de Estado se resuelvan a gobernar lo menos
posible, confiando en el buen sentido popular y en la lógica de la libertad." - Fe en el cristianismo como doctrina unificadora de la
sociedad y en la figura de Jesucristo como redentor de los
humildes. - Énfasis en los aspectos nacionales que pueden
constituir factores de unidad, lengua,
tradiciones, creencias religiosas, interés
por el
conocimiento del territorio, etc. - Reivindicación de las glorias y héroes
de la vida nacional. Si bien, nuestros liberales radicales en
su afán reformista abrazaron un fuerte antihispanismo,
lo cierto es que muchos de sus escritores ensalzaron
héroes indígenas, próceres de la
independencia, escribieron textos de gramática, jurisprudencia, filosofía, la
mayoría de ellos, buscando recuperar y fortalecer
aspectos que no podían negarse como constitutivos de la
nacionalidad. - Creencia en la
educación como fórmula salvadora para los
pobres y como puente para acortar las desigualdades
sociales.
Dos Hombres, Dos Ejemplos:
José María Samper y Jorge Isaacs. Liberales
Románticos.
La inclusión de estos personajes en el remate del
presente escrito se hace básicamente por dos razones:
Primero, porque su formación fue en buena medida, como la
de muchos de sus contemporáneos: romántica; y en
segundo lugar, porque ambos fueron representantes del liberalismo
en su época, aunque la filiación del último
fuera tardía.
En Jorge Isaacs, llama fundamentalmente la atención que, siendo éste un
escritor romántico por excelencia y su obra cumbre "La
María", la novela más importante de la literatura
romántica de toda América
Latina, hubiera muerto como autor de sólo una novela;
sin embargo, en cuanto a lo político, Isaacs pasó
del Conservatismo al Liberalismo y dentro de éste hizo el
tránsito del Liberalismo Moderado Draconiano al
Liberalismo Radical Gólgota. Jaime Mejía Duque, en
su magnifico estudio sobre este personaje, da cuenta de
cómo para Isaacs fue imposible superar esa emoción
romántica que caracterizó su obra de juventud:
Después de un éxito
como el de María, basado en una concepción
perfectamente romántica del mundo, era imposible acceder
al costumbrismo provinciano y cerrado.
Para el romanticismo fue imposible mantenerse y
sobrevivir en América
después de la década de 1870: El ascenso del
Neopositivismo, del Marxismo, del
Realismo y del
Naturalismo, acabaron con la pasión romántica.
Algunos novelistas colombianos del período, adoptan esa
forma de romanticismo tardío que fue el costumbrismo,
así por ejemplo, se escribieron novelas como:
"Manuela" de Eugenio Díaz, "Tránsito" de Luis
Segundo Silvestre, "La Novela de la Historia" de Medardo Rivas y
fundamentalmente cuadros de costumbres como: "Las Tres Tazas" de
José David Guarín y "Mi Compadre Facundo" de Juan
de Dios Restrepo.
"El costumbrismo fue sin duda, resultante de una de las
categorías románticas que venía a coincidir
con las tendencias exaltadoras y relevantes de lo típico
regional, de la diferenciación nacional y de lo
auténticamente propio."
Pero, para la mentalidad universalista y
romántica de Isaacs tal paso no fue posible, es decir,
sólo logra escribir después de "María"
algunos versos todavía de corte romántico, se
dedica al periodismo
panfletario y luego, a la guerra civil. En síntesis, puede
decirse que Isaacs no logra hacer una carrera propiamente como
escritor, pese a ser considerado como clásico dentro de la
novelística nacional. En este sentido, los argumentos
expuestos por Jaime Mejía Duque al respecto son bastante
elocuentes: "(…) En este mundo de acá, el de la
periferia colonial, la inexistencia de una tradición
literaria restaba de antemano a cualquier individuo como Isaacs
la oportunidad alternativa de compensar la pérdida de
aquella primera y nutricia concepción del
mundo"
Si bien la obra de Isaacs es una novela totalmente
acrítica de su sociedad y de su tiempo, la verdad es que
ante la imposibilidad de trascenderla, el autor, se vuelve un
crítico de su sociedad; pasa del Conservatismo al
Liberalismo Radical tomando el camino de las armas y participa
con los ejércitos radicales en la guerra civil.
Según Mejía Duque, "(…) en la concepción
romántica hispanoamericana de marcado progresismo, la
función
de la literatura es definida como eminentemente de
edificación política; aparece llamada a promover el
perfeccionamiento de la vida republicana y democrática, a
edificar moral y
políticamente al ciudadano, a denunciar y castigar las
deformaciones del régimen político prevaleciente o
de los residuos del antiguo régimen (…)"
Empero, Isaacs prefiere las armas y la política,
llega a ser Representante a la Cámara Baja, donde presenta
un proyecto para
lograr la salubridad y embellecimiento de Bogotá y para la
construcción del Ferrocarril del Cauca y, en 1879, se
establece en Medellín desde donde defiende los intereses
regionales y la política liberal en un Periódico
llamado "La Nueva Era" y entra de lleno a lo que él mismo
llamaría la revolución radical en Antioquia que,
terminará con un tratado y prácticamente sin
ningún triunfo para el poeta y que si le valió la
pérdida de su curul y de muchos amigos. Isaacs
intentó escribir dos nuevas novelas, una sobre Bolivar de
la cual nada se conserva y otra titulada "Camilo" de la que
sólo quedan dos o tres capítulos.
El otro personaje Liberal Radical al que queremos
referirnos es José María Samper, de educación puramente
romántica como toda su generación y como él
mismo lo confiesa: "(…) Al mismo tiempo empezaba yo a nutrir mi
espíritu, desordenadamente o sin método,
con lecturas de muy distintas escuelas: Las obras de Bernardino
de Saint – Pierre y Chateubriand, de Lamartine, de Victor
Hugo y Alejandro Dumas, y otros escritores franceses fueron
enriqueciendo la luz de mi alma y
multiplicando las impresiones que diariamente recibía
(…) pero lo que más me impresionó fueron las
lecturas de Walter Scott (…) acaso mi afición a escribir
novelas fue engendrada principalmente por las tempranas lecturas
de Walter Scott, Victor Hugo y Dumas que me dejaron muy hondas y
durables impresiones (…)"
Este hombre y escritor, también cambió su
vida y oficio, es decir, pasó de la Literatura a la
Política pero con marcadas diferencias respecto a Isaacs.
Samper escribió su primera novela "Martín Florez"
pero en ella y en posteriores producciones opta por el
romanticismo social (costumbrismo): "A la edad de 16 años
escribí mi primera novela (…) la segunda escrita dos
meses después, era verídica, como que pintaba a lo
vivo costumbres domésticas y la intitulé "Los
misterios de la casa de don Juan" por cuanto estaban de moda entonces
Los Misterios de París y de todas las capitales posibles."
Desde esta lógica, se puede afirmar que no había
una perspectiva o concepción romántica insuperable,
que en la práctica se hace evidente en Samper quien
aún después de su ingreso a la política y en
los lugares destacados en los que hizo nombre, continuó su
producción literaria en verso y en
prosa.
No es gratuito del todo el romanticismo y el pensamiento
liberal que articulados y a su manera, en el pensamiento y
expresiones de José María Samper, le atribuyan a
él la denominación de Gólgotas a la
facción Radical del Liberalismo. En un discurso
pronunciado en la Escuela Republicana manifiesta: "(…) El
Socialismo, señores, no es otra cosa que las
lágrimas desprendidas de los ojos del Salvador en la
cumbre gólgota (…)"
Sin duda, Samper dejó testimonio de la
importancia y difusión logradas por el pensamiento
romántico en Colombia: "(…) La publicación de mi
primer libro, del que
no hicieron caso los literatos titulados, bien que fue
leído por la juventud y las mujeres, no sin agrado por lo
que había cundido el romanticismo (…)"
Cuando Samper viaja a París, lleva una carta de
presentación a Lamartine escrita por el ilustre profesor
del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y pensador
colombiano Ezequiel Rojas. En la ciudad Luz, Samper rinde
homenaje al escritor francés y confiesa la
admiración por su obra, no sólo personal, sino
Colombiana y de "toda la América
Española".
La mirada de Samper, desde su temprana juventud, se
inclina hacia lo local, los paisajes y las costumbres: "(…) Lo
que hizo brotar en mi alma la poesía como una flor (…)
fue la
educación determinada por el conjunto de admirables
objetos que me rodean: El Magdalena que contenía lo
formidable, el Gualí que era risa líquida (…) las
arboledas, los huertos y los jardines de la ciudad (…) los
cerros circunvecinos (…) los innumerables escombros de la
ciudad en cuyo seno se abriga toda la elocuente melancolía
del pasado (…)"
Por último, consideramos que el romanticismo
cumplió un papel importante en la formación y
expresiones del pensamiento político y literario de una
variada estirpe de intelectuales a partir de 1840 y, que de una
forma u otra, con su producción, actitudes y trabajos
contribuyeron con la difusión de la modernidad, las
sociabilidades modernas y con elementos fundamentales para la
formación de nuestra nacionalidad. Empero, las distintas
élites regionales en la disputa por el poder del Estado,
utilizaron o difundieron el pensamiento romántico como
bien lo necesitaron a lo largo de un espacio temporal que se
prolonga más allá de la segunda mitad del siglo
XIX.
- HERR, Friedrich. Europa Madre de Revoluciones.
Madrid. Alianza Editorial. 2 Volúmenes.
1980. - JARAMILLO URIBE, Jaime. La
Personalidad Histórica de Colombia y Otros Ensayos.
Bogotá. Colcultura. 1977 - JARAMILLO URIBE, Jaime. El Pensamiento
Político Colombiano en el Siglo XIX. Bogotá.
Editorial Temis. 1982. - CURCIO ALTAMAR, Antonio. Evolución de la Novela en Colombia.
Bogotá. Colcultura. 1975. - MEJÍA DUQUE, Jaime. Isaacs y María. El
Hombre y su Novela. Bogotá. Editorial La Carreta.
1979. - PICARD, Roger. El Romanticismo Social. México. Fondo de Cultura
Económica. 1987 - SAMPER, José María. Historia de un
Alma. Bogotá. 2 Tomos. 1948. - VARGAS MARTÍNEZ, Gustavo. Colombia 1854: Melo,
los Artesanos y el Socialismo. Bogotá. Editorial Oveja
Negra. 1972.
Por:
Giovanni Restrepo Orrego