- La realidad: algunos
antecedentes - Visión
psicoanalítica sobre el concepto de
realidad - Concepto de realidad en la
ciencia: punto de vista psicológico - Bibliografía
PALABRAS CLAVE: Realidad, conocimiento,
psicoanálisis, ciencia,
brujería, real, tonal y nagual.
La realidad, vale decir, en todos sus aspectos, registros o
formas -como quiera diferenciársele-, constituye de hecho
el principio de nuestra existencia.
No es extraño encontrar en su concepción
diferencias tan apartadas unas de otras; la subjetividad influye
en ello. Y es precisamente porque tenemos una realidad diferente
de la de los demás, basada en unos principios
simbólicos particulares, lo que constituye el principal
obstáculo a la aprehensión de ésta (es algo
paradójico).
Hasta qué punto puede llegar a declararse una
"verdadera realidad" no es propósito de éste
trabajo. Por el contrario, tratará de identificar las
diferentes posiciones y los diferentes órdenes de realidad
propuestos por la ciencia y
el psicoanálisis, desde una perspectiva
antropológica y científica. En último
término, se establecerán puntos en común
que, acordes a la propuesta anterior, respeten los postulados
teóricos.
1. LA REALIDAD:
ALGUNOS ANTECEDENTES
Gran parte de las observaciones hechas sobre el concepto de
realidad, provienen de los movimientos filosóficos de la
Grecia
clásica con sus principales exponentes. Platón,
por ejemplo, desarrolló en sus escritos algunas
diferencias básicas en cuanto a lo real y la realidad
humana. El mito de la
caverna es quizá el acercamiento más evidente al
tema: el mundo de sombras y apariencias resulta de la
proyección del mundo real que son las ideas (el bien).
Según Platón el
mundo en que vivimos (la realidad) es ese mundo de oscuridad y
apariencias que a su vez impide el acceso al mundo de la luz.
Su teoría del
conocimiento parte de la distinción entre percepción
sensible -doxa-, que proporciona un conocimiento
relativo de la realidad, y conocimiento
científico y racional -epistéme-, que se
adentra en el verdadero ser de las cosas: las ideas. Estas son
entidades universales, esencias subjetivas, externas e
inmutables, un mundo aparte del de las cosas, que no son
más que copias o sombras de las ideas. Gracias a las
ideas, que actúan como principios
ontológicos y epistemológicos, las cosas son y
pueden ser conocidas.
Esta concepción filosófica pensaba
el
conocimiento de las cosas como un proceso de
recapitulación, por el que el individuo, al contemplar la
realidad sensible mediante los sentidos,
sabe qué son las cosas gracias a que el alma recuerda las
ideas correspondientes a cada objeto.
La antropología platónica describe al
hombre como un
ser formado por dos elementos, alma y cuerpo, cuya unión
es puramente accidental. El alma preexiste al cuerpo y sobrevive
a su unión.
Casi dos mil años después, Descartes hace
un replanteamiento a los postulados establecidos a partir de lo
que llamó "duda metódica", que suspende el juicio
ante todo aquello que no se presente al espíritu con
claridad y distinción necesarias para ser considerado
evidente, y busca así el camino hacia una "verdad
aprodíctica" (que vale de un modo necesario),
independiente de la tradición y la autoridad.
Cuestiona así las apariencias sensibles, e incluso las
verdades matemáticas. Sin embargo, logra encontrar
la verdad aprodíctica en el hecho mismo de la duda, ya que
no puede dudar de que está dudando -en otros
términos, pensando- basado en el aforismo "cogito ergo
sum": pienso luego existo.
El reconocimiento de la verdad de la intuición
sensorial, lo lleva a establecer, junto a la sustancia pensante
en que se da la intuición del cogito, la existencia de la
sustancia extensa. Con la afirmación de ésta queda
fundado el dualismo cartesiano, y planteado el problema sobre la
existencia real de la "res cogita". Ya en la época
moderna, Freud retoma
aquellos postulados, y formula una teoría
nueva que, siguiendo los parámetros científicos,
propone una visión diferente al respecto.
2. VISION
PSICOANALÍTICA SOBRE EL CONCEPTO DE
REALIDAD
Según el diccionario de
psicoanálisis de Laplanche y Pontalis (Laplanche, 1974),
el concepto de realidad es un "término utilizado
frecuentemente por Freud para
designar lo que, en el psiquismo del sujeto, presenta una
coherencia y una resistencia
comparables a las de la realidad material; se trata
fundamentalmente del deseo inconsciente y de los fantasmas con el
relacionados". Sólo se encuentra esta definición y
no hay referencias sobre otro tipo de realidad.
La teoría
general sobre el concepto de realidad en Freud surge con la
concepción del aparato psíquico, en el cual se da
un proceso de
desarrollo a
partir del nacimiento del ser humano. Para ello, Freud propone la
existencia de tres instancias psíquicas que
interactúan entre sí, dando lugar a todas las
relaciones del sujeto con el mundo y consigo mismo, ellas son:
Yo, Ello y Súper-yo.
Estas no se presentan o desarrollan paralelamente; su
formación es parte del proceso evolutivo inherente a la
especie: en primer lugar, se da la presencia del ello como el
núcleo filogenético esencial, éste
"no tiene comunicación directa con el mundo exterior"
(López, 1985) y no se presenta en él
simbolización alguna puesto que no tiene acceso directo al
lenguaje, a
menos que se presenten manifestaciones de la segunda instancia:
el yo.
Tenemos entonces que "un individuo es ahora para
nosotros un ello psíquico, no conocido e inconsciente,
sobre el cual, se asienta el yo, desarrollado desde el sistema
preconsciente como si fuera su núcleo" (Freud, 1923). El
yo inicia un primer contacto con la realidad debido a las
constantes exigencias del mundo exterior; el ello "manda" ciertos
contenidos hacia el yo, mientras que el yo empieza a desplazar al
ello ciertos contenidos recibidos de afuera. Cómo los
contenidos del ello son inconscientes, los que reciben
tomarán esta misma característica.
Estos contenidos introducidos al ello son "aceptados"
por un principio de funcionamiento que debe sostener el sujeto a
lo largo de su vida, esto es, el principio del placer:
"el yo-placer originario quiere, como lo he expuesto
en otro lugar, introyectarse todo lo bueno, arrojar de si todo
lo malo" (Freud. La negación, 1925. p.254).
La influencia del mundo exterior se lleva a cabo por el
contacto del sujeto con éste por medio de sus
órganos perceptivos. Toda la estimulación o
excitación a que están sometidos constantemente,
debe ser controlada, de lo contrario se generará una
sobre-saturación de estímulos que serán
irrelevantes a los intereses del yo. Esta selección
de estímulos indica entonces que el contacto con la
realidad no es un proceso pasivo, sino que "el yo envía de
manera periódica al sistema percepción
pequeños volúmenes de investidura por medio de los
cuales toma muestras de los estímulos externos, para
volver a retirarse tras cada uno de estos avances tantaleantes"
(op. cit. p.256).
El yo es pues un mediador entre el ello y el mundo
exterior, dándose lugar a dos tipos de realidad: una en
cuanto al aparato psíquico, que sería una realidad
psíquica (que obedece a los intereses del yo), y otra en
cuanto al mundo exterior, que sería la realidad humana
(que obedece a los intereses sociales). La primera es subjetiva
en cuanto que toma de la segunda aquello que le es interesante,
mientras que la segunda es objetiva puesto que está basada
en leyes naturales,
reconocibles o no.
La relación que establece el aparato
psíquico con la realidad, es posibilitada por el lenguaje,
en la medida en que el sujeto pueda realizar un "encaje cultural"
(proceso de sujetación en Freud), es decir, una construcción del yo a partir de las
instituciones
sociales. Por el contrario, el ello permanecerá siempre
como una instancia que, ajena a la "realidad social", recibe sus
influencias. Así, habría pues una diferencia
sustancial entre el ello y la realidad, ya que el primero, como
núcleo filogenético esencial, es base natural del
sujeto, mientras la segunda es una construcción, sobre lo real, a partir del
lenguaje, a
partir de lo simbólico. Esta es una posición
continuista con respecto a la realidad.
El ello, según Freud, constituye lo más
natural del ser humano. Es aquella instancia donde se concentran
las pulsiones. Lo real constituye para Freud, el mundo de las
cosas (físicas, químicas), por lo tanto, el hombre como
ser natural posee en sí eso real, fuente de sus pulsiones
(el ello). Para Lacan por el contrario, el ello constituye un
real en la medida que no puede ser simbolizado.
La perspectiva discontinuista de Lacan se funda en la
idea de que "lo simbólico es primero que lo imaginario y
lo real, y que éste (lo real) es aquello que en nuestra
experiencia regresa siempre al mismo lugar", esto implica que lo
real es incognoscible, es decir, que no tiene acceso a lo
simbólico.
Sin embargo, ambas posiciones están acordes
respecto a la construcción de la realidad, ya que
ésta se concibe como resultado del acceso al mundo
simbólico, tal como lo expone Castaneda (en conversaciones
con don Juan): "cada ser humano tiene dos facetas, dos entidades
distintas, dos contrapartes que entran en funciones en el
instante del nacimiento; una se llama 'tonal' y la otra 'nagual'"
(Castaneda, 1974. p.161). En términos
psicoanalíticos, lo simbólico y lo real
respectivamente, donde lo imaginario estaría en una
posición intermedia; es decir, se hace más
simbólico en la medida en que se encuentre en el tonal, y
más primitivo, en el nagual.
Don Juan continúa explicando que "el tonal es
todo cuanto conocemos… es todo cuanto salta a la
vista…empieza en el nacimiento y acaba con la muerte", y
continúa, "…todo cuanto conocemos de nosotros mismos y
de nuestro mundo está en la isla del tonal… el nagual es
la parte de nosotros mismos con la cual nunca tratamos… para la
cual no hay descripción: ni palabras, ni nombres, ni
sensaciones, ni conocimiento" (op. cit. p. 168).
"El tonal es, como ya dije, todo lo que creemos que es
parte del mundo, incluyendo a Dios, por supuesto. Dios no tiene
otra importancia que la de ser parte del tonal de nuestro
tiempo (op.
cit. p. 169). Castaneda resume así, en la experiencia de
don Juan, los aspectos más importantes sobre el acceso a
la realidad (tonal) y a lo real (nagual). La exposición
hecha por don Juan es, en efecto, el resultado de su propia
experiencia al vivenciar uno y otro mundo, una y otra realidad.
Lo real entonces sería la realidad física en su
máxima y mínima expresión, mientras que la
realidad (el tonal) estaría en pro de la
simbolización.
A este respecto, don Juan afirma que estar completamente
ubicados en una de estas entidades, genera sentimientos de
incompletud:
"a la hora de nacer, y luego por algún tiempo
después, uno es todo nagual. En ese entonces, nosotros
sentimos que para funcionar necesitamos una contraparte a lo
que tenemos. Nos falta el tonal y eso nos da, desde el
principio, el sentimiento de no estar completos"
(p.170)
Aquí, Castaneda (mejor, don Juan) introduce un
elemento importante: las exigencias de la realidad en pro del
proceso de sujetación. Luego, cuando se da el acceso a la
cultura
(realidad humana), lo simbólico se apodera del sujeto y le
impide -por medio de la represión- tener acceso a lo
pulsional, aunque se manifieste de diversas formas (lapsus,
sueños, síntomas, vida cotidiana).
El nagual como fuerza
pulsional del hombre, busca
recuperar toda su energía disgregada en otras funciones, dando
lugar a que la idea de un yo singular se pierda, y así
fundirse en un todo y sentir desde éste; la idea del yo se
pierde.
Esta tendencia a la desmaterialización -que
implica la preexistencia de una sustancia cuya materialidad puede
ser afectada-, se ha evidenciado explícitamente a partir
del surgimiento de tecnologías que formulan un tipo de
realidad bajo la cual el paradigma
clásico cartesiano de la "experiencia sensible" queda
disuelto o en entredicho.
Así, se concibe la realidad virtual como
"esa particular tipología de realidad simulada en la que
el observador (en este caso espectador, actor y operador) puede
penetrar interactivamente, con ayuda de determinadas
prótesis
ópticas, táctiles o auditivas, en un ambiente
tridimensional generado por el ordenador" (Maldonado,
1994).
Esta tendencia a descubrir lo real viene siendo
observada desde el s. XV aproximadamente, cuando
matemáticos, arquitectos y artistas construyeron
representaciones tridimensionales, tratando de producir imágenes
más fieles a la realidad; lo mismo ha sucedido con la
fotografía, la cinematografía,
la
televisión y, recientemente, la gráfica
computarizada y la holografía. El mundo occidental busca
entonces un sistema que produce imágenes
destinadas a ser experimentadas como "más reales que lo
real mismo…", y así "lo increíble se hace mas
creíble" (op. cit. p.20).
A este respecto don Juan nos desalienta un poco
afirmando que cuando el mundo de lo simbólico ha cobrado
demasiado poder, lo real
se vuelve más confuso aún, aunque permanezca esa
sensación (ya inversa) de incompletud:
"A esas alturas [después del nagual] el tonal
empieza a desarrollarse y llega a tener una importancia tan
absoluta para nuestro funcionamiento que opaca el brillo
del nagual, lo avasalla; y así nos volvemos todo tonal,
no hacemos otra cosa sino aumentar esa vieja sensación
de estar incompletos…" (op. cit. p.170).
y luego dice:
"sentimos que en nosotros hay otro lado. Pero cuando
tratamos de precisar cuál es ese otro lado, el tonal se
apodera de la batuta y, como director, es un fracaso" (op. cit.
p.172).
El proceso de aculturación es pues, mas poderoso
que las pulsiones, en la medida en que el sujeto obtiene una
visión fragmentada de su realidad física. Tal como
Freud lo plantea: "la esencia de la realidad objetiva [realidad
física] siempre será incognoscible" (tomado de:
López, 1985).
3. CONCEPTO DE
REALIDAD EN LA CIENCIA:
Punto de vista psicológico.
La concepción científica sobre la realidad
parte precisamente de las hipótesis que presentó el pensamiento
filosófico clásico y moderno, en el sentido de que
la percepción del mundo o realidad exterior, es
fragmentaria, primero por las limitaciones de los sentidos y
segundo, porque a las personas no les es posible captar los
objetos en su esencia.
El pensamiento
científico preguntaría entonces,
¿cuál es la esencia de los objetos?
El conocimiento
científico se basa en el soporte de lo medible, lo
cuantificable, y en esa vía avanza su método.
Para la ciencia, la
realidad de las cosas es sólo aquella que permite una
observación mediante un sistema de registro que se
adapte a las leyes que
ésta misma propone. Sin embargo, el propósito del
pensamiento científico es avanzar más allá
de lo medible o tangible (experiencia sensible, según
Descartes), ya
que las últimas teorizaciones en matemáticas, física y astronomía, muestran una disponibilidad a
pensar el universo desde
lo abstracto, por lo que el sistema de registro
sólo es útil en la medida que permite conceptuar un
fenómeno determinado acercándose a él por
pautas de descripción, más no se logra una
experiencia "cercana" a éste.
Esta manera de "conocer" la realidad está basada
particularmente en el método
científico. A este respecto Bunge y Ardila (Bunge y
Ardila, 1988), formulan unos principios filosóficos
tácitos en la investigación científica, que
involucran el concepto de realidad. A continuación se
expondrá algunos de ellos (principalmente aquellos que
interesan a esta exposición):
A. Principios ontológicos (metafísicos):
sobre el mundo
-El mundo existe por si mismo (esto es, haya o no
investigadores).
-El mundo esta compuesto exclusivamente de cosas
(objetos concretos).
-Las formas son propiedades de las cosas (no ideas
existentes por sí mismas).
-Nada surge de la nada y nada se reduce a la
nada.
-Hay distintos niveles de organización: físico,
químico, biológico, social y
tecnológico.
-Todo sistema, salvo el universo, se
origina por agrupación o formación de sistemas, y a su
vez, es un subsistema de algún otro.
B. Principios gnoseológicos descriptivos: sobre
conocimiento humano del mundo.
-Podemos conocer el mundo (la realidad), aunque
sólo parcial, imperfecta y gradualmente.
-Todo acto de conocimiento es un proceso en el sistema nervioso
de algún animal.
-Los seres humanos sólo pueden conocer dos tipos
de objetos: los entes materiales
(cosas concretas) y los conceptuales (conceptos, proposiciones y
teorías).
-Un animal puede conocer una cosa únicamente si
una y otra pueden estar unidos por señales que el primero
pueda detectar y decodificar.
-Hay distintos modos de conocimiento: por
percepción, por concepción y por acción; y
se combinan de diferentes maneras en múltiples investigaciones.
(op. cit. p. 40)
Como se puede notar, existe una similitud evidente entre
el modelo
psicoanalítico y el modelo
científico del materialismo
emergentista, en cuanto a que ambos admiten la preexistencia de
las cosas en una realidad, digamos, física, en la que se
agrupan una serie de objetos o cosas, conformando niveles de
organización (primer sistema de
señales) que, articulados aun más complejamente,
conformarían una realidad simbólica (segundo
sistema de señales), humana a partir de la
articulación de esa realidad física.
Actualmente (sobre todo en el ámbito de las
comunicaciones
y en psicología), existe una dura controversia
entre la tesis de que
existe un mayor o menor realismo en
los sistemas de
representación, y la idea de que esto no importa, debido a
que la relación de una imagen ilusoria
con la realidad es siempre y de todas maneras el resultado de una
operación de codificación y descodificación
por parte del observador. En la primera tesis se aduce que como
no existe el "ojo inocente", todo lo que el ojo ve no es otra
cosa que una invención mentirosa suya. La segunda
propuesta, más discreta, insiste en que uno no puede
considerarse como constructor del propio mundo, en lo que
representar es sólo representarse y llevaría a la
imposibilidad de proponer un realismo,
siquiera hablar de un menor o mayor realismo. (Maldonado, 1994.
p. 38).
Esta critica al modelo científico -de que toda la
realidad no es otra cosa que una construcción mentirosa de
los sentidos-, lleva implícita un problema básico:
pensar que todo es subjetivo. Esto, como se puede ver,
está en total desacuerdo con la posición
psicoanalítica y científica en cuanto que niega la
existencia de las cosas por sí mismas. Indudablemente se
caería en un idealismo
extremo.
Por último, es necesario anotar que, si bien el
pensamiento científico no "acepta" aquello de lo cual no
puede tener un acercamiento sistemático, siempre trata de
mejorar su método de conocimiento para poderlo
aprehender.
– BUNGE, M. y ARDILA, R. Filosofía de la psicología.
Barcelona: Ariel, 1988.
– CASTANEDA, Carlos. Una realidad aparte. Bogotá:
Fondo de cultura
económica, 1977.
– CASTANEDA, Carlos. Relatos de poder.
Bogotá: Fondo de cultura económica,
1974.
– DESCARTES, René. Discurso del
método. Barcelona: Bruguera, 1968.
– FREUD, Sigmund. Obras completas: La Negación.
V.19. Buenos Aires:
Amorrortu editores, 1980.
– FREUD, Sigmund. Obras completas. V.I. y V.II. Madrid:
Biblioteca Nueva,
1948.
– LAPLANCHE, J. Y PONTALIS, J. Diccionario de
psicoanálisis. Barcelona: Labor, 1974.
– LOPEZ, Rubén. La concepción freudiana
sobre el mundo exterior. Medellín: Lealon,
1985.
– MALDONADO, Tomás. Lo real y lo virtual.
Barcelona: Gedisa, 1994.
– PLATON. Obras completas: La República. Madrid:
Aguilar, 1972.
ALEXANDER GONZALEZ CORREA
Psicólogo
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
MEDELLIN