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Politica para Amador




Enviado por Nora Carles



    1. En el Prólogo, Savater reitera algunos
      conceptos ya expresados en su obra, "Ética
      para Amador", respecto a las diferencias entre Ética y
      Política, ampliando dichos conceptos.
      Explique dichas diferencias.
    2. ¿Te acuerdas de lo que decíamos en la
      Ética para Amador, que constituye la diferencia
      fundamental entre la actitud
      ética y la actitud política?. Las dos son
      formas de considerar lo que uno va a hacer (es decir, el
      empleo que
      vamos a darle a nuestra libertad),
      pero la ética es ante todo una perspectiva personal que
      cada individuo toma atendiendo solamente a lo que es mejor
      para su buena vida, en un momento determinado y sin esperar a
      convencer a todos los demás de que es así como
      resulta mejor y más satisfactoriamente humano vivir.
      En la ética puede decirse que lo que vale es estar de
      acuerdo con uno mismo y tener el inteligente coraje de actuar
      en consecuencia, aquí y ahora: no valen aplazamientos
      cuando se trata de lo que ya nos conviene, que la vida es
      corta y no se puede andar dejando siempre lo bueno para
      mañana… En cambio, la
      actitud política busca otro tipo de acuerdo, el
      acuerdo con los demás, la coordinación, la
      organización entre muchos de lo que afecta a
      muchos. Cuando pienso moralmente no tengo que convencerme
      más que a mí; en política, es
      imprescindible que convenza o me deje convencer por otros. Y
      como en cuestiones políticas no sólo se trata de mi
      vida sino de la armonía en acción de mi vida
      con otras muchas, el tiempo de la
      política tiene mayor extensión.

      En el terreno ético, la libertad del
      individuo se resuelve en puras acciones,
      mientras que en política se trata de crear instituciones, leyes, formas
      duraderas de administración.

      La vida de cada humano es irrepetible, e
      insustituible: con cualquiera de nosotros, por humilde que
      sea, nace una aventura cuya dignidad estriba en que nadie
      podrá volver a vivirla nunca igual. Por eso sostengo
      que cada cual tiene derecho a disfrutar de su vida del modo
      más humanamente completo osible, sin sacrificarla a
      dioses, ni a naciones, ni siquiera al conjunto entero de la
      humanidad doliente. Por otra parte, para ser plenamente
      humanos tenemos que vivir entre humanos, es decir, no
      sólo como los humanos, sino también con los
      humanos. O sea, en sociedad.

      Para concluir, la diferencia fundamental entre la
      ética y la política, es que la ética es
      una perspectiva personal, mientras que la política es
      una perspectiva social, es nuestra relación con los
      demás, y con las instituciones. La ética puede
      perjudicarnos a nosotros, pero la política puede
      perjudicarnos a todos.

      A Savater, no le parece bien que las personas no se
      interesen por la política, es más los tilda de
      poco inteligentes.

      Los antiguos griegos, a quién no se
      metía en política le llamaron idiotes; una
      palabra que significaba persona
      aislada, sin nada que ofrecer a los demás, obsesionada
      por las pequeñeces de su casa y manipulada a fin de
      cuentas
      por todos. De ese "idiotes" griego, deriva nuestro idiota
      actual. En el libro
      anterior, me atreví a decirte que la única
      obligación moral que
      tenemos es no ser imbéciles, con las variadas formas
      de imbecilidad que puedan estropearnos la vida. Pues resulta
      que el mensaje de este libro, puede resumirse en tres
      palabras: ¡no seas idiota!. El hecho fundamental para
      no ser un idiota es que los hombres no vivimos aislados y
      solitarios, sino juntos y en sociedad. En base a esto, es que
      pretende que Amador se involucre en la sociedad y de esta
      forma escapará a ser un idiota.

    3. Asimismo en el Prólogo aconseja a su hijo:" no
      seas idiota". Explique: ¿en qué se fundamenta y
      en qué consiste dicha recomendación?.

      Otra vez el hecho fundamental de que los hombres no
      vivimos aislados ni solitarios, sino en sociedad.

      Si me desentiendo de la sociedad humana de la que
      formo parte, seré tan prudente como quién yendo
      en un avión gobernado por un piloto completamente
      borracho, bajo la amenaza de un secuestrador loco armado con
      una bomba, viendo como falla uno de los motores,
      en lugar de unirse con los restantes pasajeros sobrios y
      cuerdos para intentar salvarse, se dedicara a silbar mirando
      por la ventana o reclamara a la azafata la bandeja del
      almuerzo.

      Interpretamos que lo que pretende explicar es que si
      vivimos en sociedad, debemos involucrarnos con ella, serles
      útiles en lo cotidiano como en los momentos
      difíciles, ya que el desentendernos de lo social es
      ser un idiota, es egoísta, en definitiva es ser un
      ente o vivir sólo en una isla.

    4. Interprete que implicancias tiene el involucrarse con
      la sociedad o no desentenderse de lo social, en
      relación a lo expuesto en la consigna 2.

      …"Buscaremos las cuestiones de fondo, lo que
      está en juego en la
      política."…"…A partir de ahí,
      tú tienes la última palabra: procura que nadie
      te la quite ni la diga en tu lugar"…

      Interpretamos que lo que dice es que Amador tiene la
      posibilidad de entender y sacar conclusiones sobre lo que le
      está escribiendo, que le hablará de todo lo que
      verdaderamente está en juego en la política, y
      no, de a quiénes debe votar, ni quiénes son los
      buenos y los malos, ya que después de que le de todos
      sus argumentos, el tendrá la última palabra
      para decidir por sí sólo.

    5. Interprete el consejo de Savater, respecto "a lo que
      están en juego en
      política", cuando expresa: "tú tienes la
      última palabra procura que nadie te la quite ni la
      diga en tu lugar".

      La sociedad que nos rodea, no sólo se compone
      de personas, objetos y edificios.

      Es una red de lazos
      más sutiles, o si prefieres más espirituales:
      está compuesta de lenguaje,
      de memoria
      compartida, de costumbres, de leyes… Hay obligaciones y fiestas, prohibiciones, premios
      y castigos. La sociedad guarda por tanto, información. Vivir en sociedad es
      recibir constantemente noticias, órdenes, sugerencias,
      chistes,
      súplicas, tentaciones, insultos…y declaraciones
      de amor.

      La sociedad nos excita, nos estimula, sentirnos en
      terreno conocido: nos ampara.

      Lo más natural para vivir como hombres es
      precisamente la sociedad.

      La sociedad nos sirve, pero también hay que
      servirla: está a mi servicio,
      pero sólo en la medida en que yo me resigne a ponerme
      al suyo. Cada una de las ventajas que ofrece viene
      acompañada de limitaciones, de instrucciones y
      exigencias, de reglas de uso: de imposiciones. Me ayuda pero
      a su modo, sin preguntarme, como preferiría yo en
      particular, ser ayudado. Y la mayoría de las veces sin
      pongo trabas a sus imposiciones o rechazo su ayuda, me
      castiga de un modo u otro. En una palabra, con la sociedad de
      los demás humanos no tengo forma de guardar las
      distancias: siempre estoy comprometido con ella en cuerpo y
      alma.

    6. ¿Cómo describe la sociedad Savater y en
      que aspectos, hechos, procesos,
      etc., la sociedad conforma la vida humana?

      La sociedad tiene leyes y obligaciones …"que
      yo no he inventado"…

      Las leyes e imposiciones de la sociedad son siempre
      nada más que convenciones. Por antiguas, respetables o
      temibles que parezcan, no forman parte inmovible de la
      realidad, ni brotan de la voluntad de algún Dios
      misterioso: han sido inventadas por hombres, responden a
      designios humanos comprensibles y pueden ser modificadas o
      abolidas por nuevo acuerdo entre los humanos. Por supuesto,
      no debes confundir las convenciones con los caprichos, ni
      creer que lo "convencional" es algo sin sustancia

      Algunas convenciones (llevar corbata para poder
      entrar en cierto restaurante…) expresan solamente
      prejuicios bastante tontos, pero otras (no matar al vecino o
      ser fiel a la palabra dada) merecen un aprecio
      muchísimo mayor. Muchas de ellas tienen efectos
      decisivos sobre nuestras vidas y piensa que sin ninguna
      convención en absoluto no sabríamos
      vivir.

      Consideramos que las leyes y obligaciones no
      están o no deben estar viciadas de caprichos, ya que
      si los tuvieran no estarían verdaderamente al servicio
      de la sociedad sino al servicio de la voluntad de un par de
      caprichosos que decidieron algo porque si, mientras que a los
      prejuicios tontos o no, lo consideramos lógicos dentro
      de la sociedad (por ej.: el hecho del uso de la corbata),
      pero también consideramos que con el correr del
      tiempo, o con la madurez de las sociedades
      este tipo de prejuicios irá desapareciendo y
      llegará el momento en que cada uno decida por
      sí en que acontecimiento le parece propicio el uso de
      la corbata sin dejarse llevar por antiguos
      prejuicios.

    7. Caracterice las leyes y obligaciones sociales y
      diferéncielas de los caprichos y prejuicios.

      Los hombres además de instintos, estamos
      dotados de capacidad racional, gracias a la cuál
      podemos hacer cosas mucho mejores que los animales. Es
      la razón por las que nos convierte en unos animales
      tan raros, tan poco… animales. Y ¿qué es
      la razón? La capacidad de estableces convenciones, o
      sea, leyes que no nos vengan impuestas por la biología, sino que aceptemos
      voluntariamente. Por medio de la razón patentamos
      suplementos y complementos a nuestros instintos. Somos,
      instintivamente racionales. Los animales no tienen más
      código que el código
      genético: nosotros tenemos también el
      genético, pero además el código penal,
      el código
      civil y el código de la
      circulación…

      Los animales, tienen también una cuota de
      razón, que les sirve para improvisar sus necesidades o
      el funcionamiento de sus instintos, pero quizás la
      verdadera diferencia que tengan la razón animal con la
      humana es que el animal se muere y los hombres sabemos que
      nos vamos a morir; a los animales la muerte
      les llega sin esfuerzo y sin alarma, los humanos tenemos
      experiencia de la muerte,
      memoria de la muerte y premonición cierta de la
      muerte, tratamos de prolongar la vida, nos rebelamos contra
      la muerte e inventamos cosas para contrarrestar el peso de su
      sombra.

    8. ¿Cómo define Savater a la
      razón?

      Aquí reside la fundamental diferencia entre
      la sociedad de los hombres y las sociedades del resto de los
      animales llamados sociales: éstos últimos han
      evolucionado hasta formar grupos para
      mejor asegurar la conservación de sus vidas mientras
      que nosotros pretendemos …la inmortalidad.

      Es evidente que lo propio de los humanos es una
      especie de inquietud que los demás seres vivos parecen
      no sentir.

      La inquietud nunca falta y siempre crece.

      Hay un miedo permanente al aburrimiento, por esto
      las sociedades humanas no se contentan con la supervivencia
      sino que ansían la inmortalidad.

      Las sociedad humanas funcionan siempre como
      máquinas de inmortalidad a las que nos "enchufamos"
      los individuos para combatir la amenaza innegable de la
      muerte.

      El grupo
      social se presenta como lo que no puede morir; a diferencia
      de los individuos, y sus instituciones sirven para
      contrarrestar lo que cada cual teme de la fatalidad mortal:
      si la muerte es soledad definitiva, la sociedad nos brinda
      compañía permanente; si la muerte es debilidad
      e inacción, la sociedad se ofrece como la sede de la
      fuerza
      colectiva y origen de mil tareas, hazañas y logros; si
      la muerte borra toda diferencia personal y todo lo iguala, la
      sociedad brinda sus jerarquías, la posibilidad de
      distinguirse y ser reconocido y admirado por los
      demás; si la muerte es olvido, la sociedad fomenta
      cuanto es memoria, leyenda, monumento, celebración de
      las glorias pasadas; si la muerte es insensibilidad y
      monotonía, la sociedad potencia
      nuestros sentidos, refina con sus artes nuestro paladar,
      nuestro oído y nuestra vista, prepara intensas
      y emocionantes diversiones con las que romper la rutina
      mortificante; la muerte nos despoja de todo y por lo tanto la
      sociedad se dedica a la acumulación y producción de todo tipo de bienes; la
      muerte es silencio y la sociedad juego de palabras, de
      comunicaciones, de historias, de
      información… por eso la vida humana es tan
      compleja: porque siempre estamos inventando cosas nuevas y
      gestos inéditos contra las aborrecidas pompas
      fúnebres de la muerte. Y por eso los hombres llegan a
      morir contentos en defensa y beneficio de las sociedades en
      las que viven: porque entonces la muerte ya no es un
      accidente sin sentido, sino la forma que tienen el individuo
      de apostar voluntariamente por lo que no muere, por aquello
      que colectivamente representa la negación de la
      muerte. Y también por eso los hombres sienten el
      aniquilamiento de sus comunidades como un triunfo de la
      muerte más grave y terrible que cualquier muerte
      individual…

      Creemos entender que la inmortalidad reside en el
      hecho que nosotros sólo morimos y la sociedad nos
      revive, si es que hemos sido útiles y serviciales (no
      idiotas) si hemos participado y dejado algo de nosotros a la
      sociedad, esta siempre nos recordara con el paso de los
      años, por ej: Jorge Luis Borges
      sólo murió, pero fue tan grande su obra que
      diariamente seguimos teniéndolo con
      nosotros.

    9. Explique porqué según Savater las
      sociedades humana funcionan como "máquinas de inmortalidad".

      Como animales sociales, Savater rescata que no
      sólo repetimos los gestos de los demás, y
      obedecemos las normas de
      nuestro grupo, sino que llegado el caso desobedecemos, nos
      rebelamos, violamos las rutinas y las normas
      establecidas.

      En relación con esto, Savater cita y coincide
      con Aristóteles, quién
      manifestó…" que el hombre
      es el único animal capaz de sublevarse…", ya
      que el hombre no
      hace las cosas sin rechistar sino que es preciso convencerlo
      y a veces a obligarlo a hacer ciertas y determinadas cosas;
      también Savater cita y coincide con Immanuel Kant,
      quién dijo que los hombres somos "insocialmente
      sociables", o, sea que la forma de vivir en sociedad no es
      sólo obedecer y repetir, sino también
      rebelarnos e inventar.

      Los hombres no se rebelan contra la sociedad, sino
      contra una sociedad determinada, no desobedecemos porque no
      queramos obedecer a nada ni a nadie, sino porque queremos
      mejorar las razones que nos dan.

      Lo único indudable es que en todas las
      sociedades humanas, se dan razones para la obediencia y
      razones para la rebelión. Tan sociables somos cuando
      obedecemos por las razones que nos parecen válidas,
      como cuándo desobedecemos y nos sublevamos por otras
      que se nos antojan de más peso. De modo que para
      entender algo de la política, tendremos que
      plantearnos esas diversas razones. Porque la política
      no es más que el conjunto de las razones para obedecer
      y de las razones para sublevarse…

      Interpretamos que la obediencia se da en aquellas
      cosas que consideramos adecuadas o convenientes para la
      sociedad, y nos rebelamos contra aquellas que consideramos
      que deben cambiar ya sea por necesidad, por quedar fuera de
      época, o por no estar adecuadas a la función social que deberían
      cumplir. Por supuesto que no habla de obediencia de
      caprichos, ni de rebeliones por antojo o porque
      sí.

    10. Interprete porque Savater denomina al 2°
      Capítulo "Obedientes y Rebeldes" y explique como
      Savater lo relaciona con pensamientos de Aristóteles y de Kant.

      Obedecer, rebelarse: ¿no sería mejor
      que nadie mandase, para que no tuviésemos que buscar
      razones para obedecerle ni encontrásemos motivos para
      sublevarnos en contra suya? Esta es más o menos la
      opinión de los anarquistas, gente por la que reconozco
      que tengo bastante simpatía. Según el ideal
      anárquico, cada cuál debería actuar de
      acuerdo con su propia conciencia, sin reconocer ningún tipo
      de autoridad.
      La anarquía postula una sociedad sin razones para
      obedecer a otro, y por tanto también sin razones para
      rebelarse contra él. En una palabra: el final de la
      política, su jubilación. Los hombres
      viviríamos juntos, pero como si viviésemos
      solos, es decir haciendo cada cuál lo que se le da la
      gana.

      ¿Es posible una sociedad anárquica, es
      decir sin política? Los anarquistas tienen desde luego
      razón al menos en una cosa: una sociedad sin
      política sería una sociedad sin conflictos. A mí me parece que el
      conflicto,
      el choque de intereses entre los individuos, es algo
      inseparable de la vida en compañía de otros,
      porque somos demasiado sociables. Somos sociables porque
      tendemos a imitar los gestos que vemos hacer, las palabras
      que oímos pronunciar, los deseos que los demás
      tienen, los
      valores que los demás proclaman. Deseamos obtener
      lo que vemos que los demás también quieren;
      queremos todos lo mismo pero a veces lo que anhelamos no
      pueden poseerlo más que unos pocos o incluso uno
      sólo. Uno puede ser el jefe, o ser el más rico,
      o el mejor guerrero o triunfar en las competiciones
      deportivas, o poseer a la mujer
      más hermosa como esposa…

      De modo que vivimos en conflicto porqué
      nuestros deseos se parecen demasiado entre sí y por
      ello colisionan unos contra otros.

      Savater, confiesa simpatizar con la anarquía,
      pero con el correr del libro, vemos como le interesa
      más la participación del hombre en la sociedad,
      como obedecer, como rebelarse, como rescata el
      individualismo, y por último después de
      relacionar en varios párrafos con la anarquía,
      concluye …"Pero también me resulta evidente que
      esperar el milagro de que millones de seres humanos logren
      vivir juntos de manera automáticamente armoniosa y
      pacífica, sin ningún tipo de dirección colectiva ni cierta
      coacción que limite la libertad de los más
      destructivos o de los más imbéciles, no es cosa
      que parezca compatible, con lo que los humanos hemos sido,
      somos… Ni siquiera con lo que verosímilmente
      podemos llegar a ser. De modo que considero indispensables
      algunas órdenes…aunque no cualquier tipo de
      órdenes: ciertos jefes… aunque no cualquier
      tipo de jefes: algún gobierno… pero no cualquier
      gobierno"… Con esto demuestra que no se encuentra de
      acuerdo con el anarquismo.

      Coincidimos plenamente con Fernando Savater,
      consideramos que las sociedades deben estar coordinadas y
      organizadas, pero por supuesto también rescatamos que
      no debemos estar organizados por cualquiera, ni gobernado por
      cualquiera, que de nuestra activa y madura
      participación depende el nivel de excelencia que
      logremos en la sociedad; consideramos que ni aún
      aquellas sociedades que hoy se encuentran plenamente
      coordinadas y organizadas, como pueden ser Estados
      Unidos o Alemania
      podrían sobrevivir sanamente con un gobierno
      anárquico, ya que es bastante complicado el poder
      poner a punto simultáneamente los deseos o las
      necesidades personales, sin estar coordinadas.

    11. Refiérase a las concepciones anarquistas y
      explique qué postura adopta Savater, frente a dichas
      concepciones. ¿Coincide o no con la postura del autor?
      Si – No. Justifique argumentando a favor o en contra de
      las concepciones anarquistas.

      La mayoría de los verdaderos individualistas
      son tolerantes con los gustos ajenos porque les traen sin
      cuidado y, como tienen sus propios valores, a
      menudos distintos de los de la escala
      "oficial", no chocan frontalmente con los diferentes a
      sellos, no pretenden imponerles por la fuerza las virtudes
      propias ni luchan a zarpazos por apoderarse de algo
      único cuyo mayor precio
      viene solamente de que lo quieren muchos.

      Los miembros de la comunidad que
      menos contribuyen a estropearla son esos individualistas
      contra quiénes oirás predicar: los que viven
      para sí mismos y por lo tanto comprenden las razones
      que hacen indispensable la armonía con los
      demás; no los que sólo viven para los
      demás…y para lo de los demás.

    12. Explique cómo interpreta Savater el verdadero
      Individualismo.

      El conflicto entre intereses, cualquier conflicto o
      enfrentamiento no es malo de por sí.

      Gracias a los conflictos, la sociedad inventa, se
      transforma, no se estanca. La única forma de asegurar
      que cada cuál tiene personalidad propia, es que de vez en
      cuándo nos enfrentemos y compitamos con los otros. De
      modo que en la sociedad tienen que darse conflictos, porque
      en ella viven hombres reales, diversos, con sus propias
      iniciativas y sus propias pasiones. Una sociedad sin
      conflictos no sería sociedad humana, sino un
      cementerio o un museo de cera. Y los hombres competimos unos
      con otros, y nos enfrentamos unos con otros, porque los
      demás nos importan, porque nos tomamos en serio unos a
      otros y damos trascendencia a la vida en común que
      llevamos con ellos. A fin de cuentas, tenemos conflictos unos
      con otros por la misma razón por la que ayudamos a los
      otros y colaboramos con ellos: porque los demás seres
      humanos nos preocupan.

      No es la política la que provoca los
      conflictos: malos o buenos, estimulantes o letales, los
      conflictos son síntomas que acompañan
      necesariamente la vida en sociedad…

      Interpretamos por todo lo mencionado, que los
      conflictos son una parte sana en la relación social,
      siempre y cuándo nos interese, conseguir algún
      derecho; o mejorar o reivindicar algún derecho ya
      obtenido. Siempre que se haga dentro del respeto,
      las reglas y las leyes los reclamos que originan los
      conflictos son positivos.

    13. Interprete que valor
      tienen y describa qué rol cumplen los conflictos en la
      sociedad.

      La política se debe ocupar de atajar ciertos
      conflictos, de canalizarlos y ritualizarlos, de impedir que
      crezcan hasta destruir como un cáncer el grupo social.
      Los humanos llevamos nuestras discrepancias conflictivas
      hasta el punto de matarnos unos a otros.

      Tales las guerras
      más notorias del momento, como la de Estados
      Unidos-Irak; y la
      eterna de Israelíes –
      Palestinos.

    14. Identifique que función debe cumplir la
      Política ante los conflictos propios de la vida
      social.

      Es preciso inventar artificios que impidan que la
      sangre llegue
      al río: se necesitan personas o instituciones a las
      que todos obedezcamos y que medien en las disputas, brindando
      su arbitraje o
      su coacción para que los individuos enfrentados no se
      destruyan unos a otros, para que no trituren a los más
      débiles, para que no inicien una cadena de mutuas
      venganzas que acabe con la concordia del grupo.

      La autoridad política viene también a
      cumplir otras funciones. En
      cualquier sociedad humana hay determinadas empresas que
      exigen la colaboración o algún tipo de apoyo de
      todos los ciudadanos: se trata de la defensa del grupo, de la
      construcción de obras públicas
      de gran utilidad que
      ningún particular puede realizar por sí
      sólo, la modificación de tradiciones o leyes
      que han estado
      vigentes mucho tiempo y su sustitución por otras
      diferentes, la asistencia a los afectados por alguna
      catástrofe colectiva o por esas catástrofes
      individuales que a todos nos importen, incluso la organización de fiestas y celebraciones
      comunales que refuercen en los miembros de la colectividad
      los lazos de amistad
      civil y la emoción de formar parte de un conjunto bien
      armonizado.

      También se necesita autoridad para prevenir
      ciertos males que afectan a muchos.

      Tanto la autoridad política como las
      instituciones son indispensables según nuestro
      criterio para puntualizar y llevar adelante la
      coordinación y la organización de la que ya
      hablamos, ya que por ejemplo debe haber una autoridad que
      determine un delito y
      las instituciones serán las responsables de que esto
      se cumpla, sin ellas no habría organización
      social posible.

    15. Argumente por qué y para qué son
      indispensables las instituciones y la autoridad
      política.

      Etienne de la Boétie: Es como que rescata el
      anarquismo con sus cuestionamientos pero lo que en realidad
      piensa es que los hombres respetan a la autoridad y sus
      instituciones, para aprovechar al máximo las ventajas
      de vivir en sociedad, …"vivir juntos"… para lo
      que aúnan esfuerzos y logran objetivos
      para el bien común, a largo plazo.

      Federico Nietzsche: Proclama que debe haber alguna
      autoridad suficiente para garantizar que las promesas hechas
      a la sociedad se cumplan. A los efectos de que la vida de la
      sociedad sea confiable.

      Thomas Hobbes: Opina que los hombres eligieron jefes
      por miedo a sí mismos, a lo que podría ser de
      los si no tenían alguien que los condujera y
      solucionara sus conflictos. Pensaba que ni el más
      fuerte estaba a salvo, por lo tanto…"¡más
      vale temer a uno que a todos!"… sobre todo si se rige
      por normas claras y no por caprichos.

    16. Savater, cita a los pensadores, Etienne de la
      Boétie, Nietzsche
      y Thomas Hobbes.
      Cada uno de ellos se plantea la cuestión de la
      necesidad de que exista alguien que mande y otros que
      obedezcan. Explique las diversas posturas.

      Lo cierto es que los jefes, las personas revestidas
      de mando, han disfrutado siempre de un halo especial de
      respeto y veneración, como si no fueran seres humanos
      como los demás. Cualquier jefe tiene algo de
      tabú: en caso contrario no dura como jefe ni un
      momento. Por eso los jefes se han buscado tanto parentesco
      con los dioses, y a veces han sido considerados dioses
      terrenales.

      Interpretamos que para poder ponerse por encima de
      los demás y lograr su respeto, los jefes hace
      años, buscaban este emparentamiento divino que los
      hacía sentir distintos o más importantes, hoy
      día consideramos que nuestros gobernantes han cambiado
      este parecido divino, por el tan mencionado carisma, antes de
      escuchar si merece el cargo por ser honesto, leal, capaz o
      formado, escuchamos es carismático; o sea que el
      tabú del pasado era ese halo de misterio y el de hoy
      es el carisma.

    17. Interprete la expresión de Savater: "Cualquier
      jefe tiene algo de tabú".

      Algunos reyes de la remota antigüedad no
      sólo eran considerados por los súbditos
      responsables del orden de la sociedad sino también del
      de la naturaleza:
      sus obligaciones incluían tanto promulgar leyes o
      ganar batallas, como igualmente garantizar la lluvia que
      posibilita una buena cosecha. Tanta confianza en su poder
      tenía aspectos muy halagüeños para los
      interesados, pero también implicaciones bastante
      peligrosas: si los vasallos decidían que la causa de
      una sequía pertinaz era la afición del monarca
      a la bebida, podían llegar a cortarle la
      cabeza… Ya que a ningún hombre le gusta
      obedecer sin más a otro hombre: prefiere considerarle
      un poco más que hombre y así le obedece
      más a gusto, sin sentirse humillado. De ahí que
      suela endiosarse a los gobernantes, rodeándoseles de
      admiración y privilegios. Se les concede algo
      especial, un poder que excede al de los individuos corrientes
      y molientes, pero por la misma razón no se le toleran
      debilidades que en cambio consentimos a los individuos
      comunes. La obligación de obedecer a un igual siempre
      se ha hecho inaguantable a los hombres. El jefe tenía
      que ser algo que los demás no eran (un dios, por
      ejemplo), o tener características excepcionales que los
      demás no tenían, o representar con sus
      órdenes algo que está por encima de los
      individuos (La Ley) y que
      también el debe respetar.

      Refiriéndonos a lo mencionado, destacamos que
      hoy en día, de acuerdo a lo último
      experimentado, es que la gente esta eligiendo a los
      gobernantes por el parecido que tienen con ellos, dejando de
      lado a los más poderosos o inaccesibles; así
      vemos que se vota a un partido comunal, donde lo manejan
      gente como uno, común, trabajadora, porque es como que
      nos estamos cansando de los más preparados, más
      adinerados, o más relacionados.

    18. Savater informa sobre los criterios que se
      tenían en cuenta en la antigüedad, para elegir y
      designar a los gobernantes. Refiérase a dichos
      criterios.

      En los principios,
      cuando éramos más o menos "primitivos",
      solían ser jefes los más musculosos y
      hábiles, ayudados por los de mayor experiencias. La
      importancia de los ancianos. Fue sin duda enorme, porque
      ellos representaban el tesoro de la memoria
      y guardaban los hallazgos del grupo, en épocas en las
      que aún no había escritura
      para archivarlos o la mayoría de la gente no
      sabía leer. El Consejo de Ancianos siempre ha tenido
      peso de autoridad: el título de los senadores
      así lo atestigua. La invención de la escritura
      dio a los conocimientos, recuerdos y leyendas
      un soporte más seguro que la
      memoria individual.

      La edad es un criterio bastante objetivo
      de autoridad.

      Pero cuándo los grupos se hicieron mayores en
      número y más diversos en ocupaciones, el asunto
      político se hizo más complejo. Los candidatos a
      la jefatura, fueron más numerosos, cada uno con sus
      partidarios, y las peleas por el poder, amenazaban con
      destruir la armonía de la tribu. Por otra parte, los
      problemas
      que tenía que resolver el jefe, ya no eran sólo
      la casta y la guerra,
      sino también tomar decisiones complicadas: las tribus
      se asentaron en territorios fijos al dedicarse a la agricultura y nacieron disputas respecto a la
      distribución y propiedad
      de la tierra,
      las herencias familiares, las costumbres matrimoniales, la
      organización de obras públicas necesarias para
      todos. El jefe mejor, ya no era el que más guerras
      ganaba, sino el más capaz de lograr mantener una paz
      provechosa con los vecinos para poder comerciar con
      ellos.

      Las tribus más antiguas no conocieron un
      código legal como los que aparecen en el derecho
      actual. Las leyes o normas, que regían los diversos
      aspectos de la existencia colectiva se apoyaban en la
      tradición, la leyenda, el mito, en
      una palabra: en la memoria del grupo cuyos administradores y
      depositarios eran los ancianos, tal como antes
      decíamos. La ley se basaba en lo que siempre se
      había hecho, sin distinguir entre lo que suele hacerse
      y lo que queremos por unas razones u otras que se hagan. El
      mayor argumento para respetar una norma era: "siempre se ha
      hecho así".

      La verdad, es que no siempre se había hecho
      antes, lo que la ley mandaba ahora: la norma en
      cuestión había nacido como intento de resolver
      algún problema concreto
      del grupo y luego, para que nadie la discutiera se
      aseguró que provenía de la más nebulosa
      antigüedad.

      Los modernos a veces, desempolvamos, una idea o una
      teoría antigua y la presentamos como
      una gran novedad para que la gente se interese por ella; los
      primitivos disfrazaban cada nueva idea o nueva ley que se les
      ocurría con ropajes legendarios de cosas que provienen
      de muy atrás para que fuera aceptada.

      L a forma más elemental de legitimidad, es
      decir, de justificación de la autoridad en sociedades
      relativamente complejas, venía siempre del pasado
      ¿Por qué son los padres, más fuertes y
      más sabios que el hijo? Porque están en el
      mundo desde antes que él. La lógica primitiva, creía que los
      padres, de los padres, de los padres, debieron ser aún
      más fuertes y sabios que los padres actuales,
      parientes casi y colegas de los dioses. Lo que ellos
      habían considerado como bueno, quizá porque se
      lo había rebelado alguna divinidad no podían
      discutirlo los individuos presentes, mucho más
      frágiles y lamentablemente humanos.

      La familia, la
      estirpe, se convirtieron en la base del poder de faraones,
      caciques, sátrapas, reyes, etc.… De lo que se
      trataba era de asegurar las estabilidad el funcionamiento de
      la sociedad, evitando en lo posible los trastornos
      políticos, los enfrentamientos civiles y las novedades
      peligrosas, a favor de un grupo respecto al resto del
      conjunto. También las leyes estaban sustentadas en
      razones religiosas, porque habían sido rebeladas por
      divinidades inapelables cuya voluntad interpretaban los
      curas. No había leyes humanas, todas provenían
      del cielo y del pasado.

    19. Describa e interprete las concepciones respecto a la
      legitimidad de la autoridad y de las leyes o normas, en la
      antigüedad, expuestas por Savater.

      Al principio del capítulo 4° en lo que
      hace referencia al canto de la Iliada,
      podemos observar numerosas figuras de la sociedad que hemos
      visto hasta aquí, los jefes supremos elegidos por su
      fuerza, por su astucia, lo que nacieron para obedecer y los
      que nacieron para mandar y dirigir, los que reconocían
      a un jefe supremo como Agamenón, y los que no lo
      hacían, y los que respetaban como los aqueos la
      voluntad de la mayoría; o se trataban,
      convivían y discutían como iguales; por
      supuesto todo lo que cuenta Homero en
      este pasaje de la
      Ilíada, no es otra cosa que el comienzo de la
      democracia. Esta es la gran invención
      griega.

      Demuestra lo arraigado que tenemos ya el principio
      de que todos los individuos deben tener por igual voz y voto
      en las cuestiones de organización política, sea
      cual fuere su clase social, su familia, su sexo,
      etc.…

      No hay nada de evidente en eso, de que los hombres
      son iguales. Más bien todo lo contrario: ¿lo
      evidente es que los hombres son radicalmente distintos unos
      de otros? Los hay cobardes y débiles, fuertes y
      valientes, fuertes pero cobardes, débiles pero
      valientes, guapos, feos, altos, bajos, rápidos,
      lentos, listos, bobos… por no hablar de que algunos
      son niños, otros adultos y otros viejos, o
      que unos son mujeres y los demás hombres. Lo que salta
      a la vista no es la igualdad
      entre los hombres, si no su desigualdad.

      Las primeras organizaciones sociales, partieron, como es
      lógico de esas distinciones entre unos y otros. Las
      diferencias se aprovecharon en beneficio del grupo: que el
      mejor cazad0or dirija la caza, que el más fuerte y
      valiente organice su combate.

      Lo importante era que el grupo funcionase del modo
      más eficaz posible. Cuando los grupos se hicieron
      mayores y las diversas actividades dentro de ellos,
      más complicadas, las desigualdades entre los hombres,
      ya no dependieron solamente de las aptitudes de los
      individuos, sino también de su linaje familiar y de
      sus posesiones. Los hombres se hicieron desiguales no
      sólo por lo que eran, sino también por lo que
      tenía, y lo más importante: las desigualdades,
      se hicieron hereditarias. Los hijos de reyes fueron reyes,
      los hijos de ricos, nacían ya ricos, y el que
      tenía padres esclavos, no podía aspirar a nada
      mejor que la esclavitud.
      Quedó establecido, que unos venían al mundo y
      otros para obedecer. Se promulgaron leyes: las hacían
      los que mandaban para los que obedecían.

      Los griegos se daban cuenta de las enormes
      diferencias naturales o heredadas que se dan entre los
      hombres. Pero poco a poco se les empezó a ocurrir una
      idea algo rara: los individuos se parecen entre sí,
      más allá de sus diferencias, porque todos
      hablan, todos pueden pensar sobre lo que quieren o lo que les
      conviene, todos son capaces de inventar algo o de rechazar
      algo inventado por otro… explicando porque lo inventan
      o porque lo rechazan. Los griegos sintieron pasión por
      lo humano, por sus capacidades, por su energía
      constructiva, por su astucia y sus virtudes, hasta por sus
      vicios. "De todas las cosas dignas de admiración que
      hay en el mundo, ninguna es tan admirable como el hombre",
      por ello, los griegos inventaron la polis, la comunidad
      ciudadana en cuyo espacio artificial, antropocéntrico,
      no gobierna la necesidad de la naturaleza ni la voluntad
      enigmática de los dioses, sino la libertad de los
      hombres, es decir: su capacidad de razonar, de discutir, de
      elegir, y de revocar dirigentes, de crear problemas y de
      plantear soluciones. El nombre por el que ahora
      conocemos ese invento, el más revolucionario
      políticamente hablando, que nunca se haya dado en la
      historia
      humana, es democracia.

      La democracia griega estaba sometida al principio de
      isonomía: es decir, las mismas leyes regían
      para todos, pobres o ricos, de buena cuna o hijos de padres
      humildes, listos o tontos. Sobre todo, las leyes eran
      inventadas por los mismos que debían someterse a
      ellas, había que tener cuidado en la asamblea con no
      aprobar leyes malas, porque uno podría ser su primera
      víctima.

      Tan en serio se tomaban los antiguos atenienses la
      igualdad política de los ciudadanos y tan convencidos
      estaban de que su obediencia se debía sólo a
      las leyes y no a personas, que la mayoría de las
      magistraturas y otros cargos públicos de la polis se
      decidían por sorteo. Como todos los ciudadanos eran
      iguales, como ninguno podía negarse a cumplir sus
      obligaciones políticas con la comunidad, echar a
      suertes los cargos políticos parecía a los
      griegos la mejor de las soluciones.

      ¿Isonomía? Como iba a haber igualdad
      para todos, si había esclavos, estarás
      pensando, en efecto los esclavos no participaban en la vida
      política griega, ni tampoco las mujeres, que tuvieron
      que esperar en algunos caso veintiséis siglos para
      tener derechos
      políticos y en otros como en los países
      islámicos, siguen esperando….

      Los pioneros atenienses, nunca sostuvieron que todos
      los seres humanos tienen derechos políticos iguales. Y
      sabían que no todo el mundo era ciudadano ateniense:
      había que ser varón, de cierta edad, no ser
      esclavo, nacido en la polis, etc. Pero todos los que
      reunían esos requisitos eran políticamente
      iguales.

      No pretendo idealizar la organización
      política ateniense ni sugerir que aquello era el
      paraíso y que el infierno vino después. Al
      contrario, la democracia nació entre conflictos y
      sirvió para aumentarlos en lugar de resolverlos. En su
      más remoto origen, en el método democrático a la griega,
      sólo los valientes eran reconocidos como iguales por
      la asamblea de los mejores. Pero en ese distinguido grupo el
      poder ya no viene de los cielos ni de la sangre o la riqueza,
      sino que brota de la decisión unánime del
      conjunto.

      El sistema de
      poder político que utilizaban los griegos se
      parecía a un círculo: en la asamblea todos se
      sentaban equidistantes de un centro en dónde
      simbólicamente estaba el poder decisorio o sea en el
      medio, cada cual podía tomar la palabra y opinar,
      sosteniendo mientras tanto una especie de cetro que indicaba
      su derecho a hablar sin ser interrumpido.

      Desde sus comienzos la invención
      democrática tuvo serios adversarios, tanto en lo
      teórico como en lo práctico.

      Todos conocemos más personas ignorantes que
      sabias y más personas malas que buenas…luego es
      lógico suponer que la decisión de la
      mayoría tendrá más de ignorancia y de
      maldad que de lo contrario. Los enemigos de la democracia
      insistieron desde el primer momento en que fiarse de los
      muchos es fiarse de los peores.

      Resolvieron parte de este problema, con las
      asambleas populares, allí un general o un carpintero,
      ambos ciudadanos podían discutir acerca de cómo
      llevar a cabo una batalla.

      La democracia es una obra de arte. Los
      griegos fueron grandes artistas: la democracia fue la obra
      maestra de su arte, la más arriesgada y la más
      discutida., pero los griegos preferían discutir con
      sus iguales que someterse a los amos.

      El invento democrático, ese círculo en
      cuyo centro estaba el poder, esa asamblea de voces y
      discusiones, tuvo como consecuencia que los ciudadanos, se
      miraran unos a otros. Las sociedades democráticas son
      más transparentes que las otras. En otro tipo de
      sociedades, cada grupo social no conocía el género
      de vida que llevaban los superiores y no se atrevían a
      juzgar sus virtudes y sus vicios. Entre los griegos, en
      cambio, cada cual estaba pendiente de los demás: las
      habilidades y los méritos no se daban por supuestos a
      nadie, sino que tenían que mostrarse… y que
      demostrarse. Las debilidades y los vicios también eran
      cosa del dominio
      público.

      En Grecia
      nacieron los dos espectáculos de masas
      democráticos por excelencia: el deporte y el teatro. La
      competición deportiva es un fruto directo del
      establecimiento de la igualdad política. Los griegos
      admiraban el cuerpo
      humano, su energía y su belleza: las competiciones
      deportivas sirvieron para establecer la distinción
      entre los cuerpos y destacar la primacía de los
      mejores.

      El teatro fue el otro trascendental corolario que
      tuvo la democracia griega. Fue en Grecia, donde por primera
      vez los hombres convirtieron en espectáculo las
      pasiones y emociones
      puramente humanas. Se veían unos a otros y miraban sus
      diferencias dentro de la igualdad política:¡
      Gracias a que se trataban como iguales se dieron cuenta de lo
      diferentes que son unos individuos de otros!.

    20. Interprete por qué al Capítulo 4° lo
      denomina Savater, "La Gran Invención Griega" y
      explique a que hace referencia. Sintetice todo lo más
      significativo de dicho Capítulo 4°.

      Después de ese invento griego, las formas
      políticas siguieron evolucionando y
      transformándose en Europa.
      Los romanos aportaron el derecho, sin duda la más
      importante modificación de la comunidad humana desde
      el comienzo democrático e igualitario en Grecia. Algo
      paradójico en la forma de convivir: los griegos fueron
      muy directamente democráticos e igualitarios, pero
      sólo entre ellos, dentro de su polis; es decir eran
      libres e iguales, porque eran atenienses o espartanos; en
      cambio, los romanos, imperialistas y depredadores,
      contribuyeron con la extensión de sus conquistas a que
      los derechos políticos se hicieran universales y
      cualquiera dentro del imperio pudiera disfrutar de ellos.
      Cualquiera podía ser ciudadano de Roma.

      Analizando lo mencionado, los romanos perfeccionaron
      el invento griego, ya que estos últimos eran
      democráticos, pero sólo entre iguales
      (atenienses y espartanos), mientras que los romanos hicieron
      disfrutar de la democracia y de los derechos políticos
      a todos los ciudadanos de su imperio, ya fueran romanos o
      conquistados.

    21. Analice la paradoja y a la vez la diferencia entre los
      griegos y los romanos, a la que hace referencia Savater en el
      comienzo del Capítulo 5°.

      Los dos grandes protagonistas del torneo
      político moderno son el individuo y el Estado. Tampoco
      los protagonistas se oponen de un modo frontal y excluyente:
      más bien son una pareja amorosa, que se abraza
      estrechamente, y que se penetran a veces con placentero
      consentimiento y a veces con dolorosa violación. O sea
      que cada individuo lleva mucho del Estado dentro de
      sí, y el Estado por su parte no es una especie de
      entidad sobrehumana caída del cielo, sino que esta
      formado por individuos y no tiene otro poder que el recibido
      de múltiples decisiones individuales.

      Lo habitual, es que cada una de las partes hable de
      la otra como su peor enemiga y le achaque todos los males de
      la sociedad: el individuo se queja de la opresión y de
      la arbitrariedad del Estado, mientras que el Estado atribuye
      a la desobediencia y el egoísmo de los individuos
      todos los desastres políticos.

      Las antiguas estructuras sociales limitaban bastante las
      iniciativas individuales, pero en cambio gozaban de la
      solidez unánime de los que no se pone en
      cuestión: todos somos uno. La modernización
      concede cada vez más importancia a lo que piensa,
      opina y reclama cada individuo, pero igualmente se da
      qué, cada cual sigue siendo uno dentro del todo. Y por
      tanto se fortifica la contraposición individuo/Estado.
      El individuo, con su voluntad, su apoyo y sus decisiones, es
      el fundamento último de la legitimidad del Estado y el
      Estado se apoya y se justifica invocando los acuerdos entre
      los individuos.

      El juego dialéctico entre individuo y Estado,
      está siempre a punto de desequilibrarse hacia uno de
      los dos polos: y ambos tienen sus peligros. Cuando predomina
      excesivamente el individuo, la armonía del conjunto
      social, puede romperse, nadie se preocupa de sostener lo que
      debe ser común a todos. Pero cuando es el Estado el
      que molesta, los individuos pierden su iniciativa y la
      capacidad de sentirse responsables de sus propias vidas, las
      discrepancias de los que actúan o piensan de forma
      diferente a los demás no son toleradas, cada
      cuál se siente como una simple molécula que no
      tiene importancia más que dentro dl Gran Todo
      Común, la burocracia
      gubernamental se empeña en decidir hasta los
      más pequeños detalles del trabajo, el comercio,
      la salud, el
      arte, el sexo, las creencias, las diversiones, etc., y
      siempre hay una autoridad que sabe lo que es bueno para cada
      uno mejor que él mismo.

      Consideramos que hay que priorizar al individuo,
      …"creo que el Estado es para los individuos, no los
      individuos para el Estado"…, Savater, sostiene que el
      individuo constituye la auténtica realidad humana, de
      la cual provienen el estado y sus instituciones, pero no al
      revés. Esto es el individualismo.

      …"Lo que digo es que el individualismo es una
      forma de comprender y colaborar con la sociedad, no la
      manía de creerse fuera de ella; y que es una forma de
      intervenir en la política, no el disparate de
      desentenderse de ella por completo. Es el desarrollo
      de la sociedad el que ha permitido y fortalecido la postura
      individualista"…

    22. En el Capítulo 5°, Savater hace referencia a
      los dos protagonistas "del torneo político moderno: el
      individuo y el
      Estado". Explique cómo interpreta el autor dicha
      correlación y "juego dialéctico" que acontece
      entre ambos. Responda : ¿a cuál de los dos
      protagonistas hay que valorizar o priorizar?. Amplíe
      los conceptos relacionados con la consigna 11, en lo
      referente al individualismo, que Savater defiende.

      Los individuos tenemos dos maneras de formar parte
      de los grupos
      sociales, podemos pertenecer al grupo o participar del
      él.

      Pertenencia es una entrega del individuo en forma
      incondicional a la colectividad, sin cuestionar sus valores,
      o sea que para el bien o para el mal, pertenece al
      grupo.

      En cambio, participación es algo deliberado y
      voluntario, aquí el individuo participa porque quiere
      y mientras quiere, pero sin sentir las mismas obligaciones ni
      lealtades que en la pertenencia.

      Cuando somos niños o muy jóvenes
      preferimos pertenecer sin cuestionar a participar; en cambio
      en la madurez cambiamos muchas pertenencias por
      participaciones elegidas.

    23. Defina y compare pertenencia y participación
      social y explique sus relaciones con la niñez,
      juventud y
      adultez.

      Los abusos de la pertenencia desembocan en el
      fanatismo y la exclusión, los de la
      participación mal entendida llevan al
      desinterés y a la insolidaridad.

      Lo malo de la pertenencia fanática a una
      comunidad sin más argumento que la de ser "la
      nuestra", que "los de aquí somos así", es que
      se olvida cómo han llegado los hombres de cada grupo a
      adquirir su forma de vida en común, gracias que no
      pensamos en su momento que "la nuestra" no se aplicara a usos
      morales e instituciones políticas: la democracia
      inventada por los griegos, el rechazo del canibalismo, la
      abolición de la esclavitud o de la tortura, o de la
      pena de
      muerte, etc.

      Hay fanatismos de pertenencia verdaderamente
      odiosos, porque instauran jerarquías entre los seres
      humanos o quieren hacer vivir a los hombres en
      compartimientos estancos, separados con alambrados unos de
      otros, como si no perteneciésemos a la misma especie.
      El racismo es
      sin duda la peor de estas abominaciones colectivas, los
      racistas clasifican a la gente por la pigmentación de
      la piel. Los
      más siniestro del racismo es que no permite ninguna
      reconciliación con el otro, con el diferente: en
      efecto, uno puede educarse mejor, cambiar sus costumbres, sus
      ideas, su religión…pero nadie puede
      modificar su patrimonio
      genético. Por eso las contiendas ideológicas o
      religiosas pueden arreglarse alguna vez, mientras que no hay
      reconciliación posible para el odio racial. En la
      mayoría de los casos la gente no es racista, es
      xenófoba: detesta a los extranjeros, a los diferentes,
      a los que hablan otroa lengua o
      se comportan de manera distinta

      La forma más común de estas
      perversiones del afán de pertenecer a los grupos es el
      nacionalismo. El nacionalismo necesita
      sentirse amenazado por enemigos exteriores para funcionar:
      sino hubiera más que una sola nación, ser nacionalista no
      tendría ninguna gracia y muy poco sentido. La
      mentalidad nacionalista no tiene otro proyecto
      político que promover lo de dentro frente a las
      acechanzas de lo de fuera y establecer que somos algo
      aparte.

      A fin de cuentas, lo único que importa no es
      nuestra pertenencia a tal Nación, tal cultura,
      tal contexto social o ideológico, sino nuestra
      pertenencia a la especie humana, que compartimos
      necesariamente con los hombres de todas las naciones,
      culturas y estratos sociales.

      Analizamos que ninguna de las formas de abuso o
      exceso de pertenencia, tiene razón de ser, ya que si
      nos incluimos dentro de ellos no nos gustaría ver los
      resultados, ya que si por ejemplo nosotros somos blancos y
      encontramos una personal de raza negra racista, los
      discriminados seríamos nosotros y eso no nos
      gustaría.

    24. Describa y realice un análisis crítico de los efectos
      del abuso o exceso de pertenencia, de los cuáles habla
      Savater.

      La mayoría de los ciudadanos griegos
      trabajaban muy poco o nada, por lo que disponían de
      bastantes horas al día para dedicarlas a las asambleas
      políticas; nosotros, en cambio, estamos mucho
      más ocupados en nuestras tareas profesionales y nos
      fastidiaría muchísimo tener además que
      estudiar y debatir cotidianamente los problemas de la
      gestión estatal. Los griegos
      tenían en muy poco aprecio la vida privada y dejaban
      las cuestiones domésticas, familiares, a cargo de las
      mujeres, cuya categoría en la polis era decididamente
      secundaria: para un griego lo único que contaba era lo
      realizado en público, compitiendo y colaborando con
      los iguales, sea en discusiones sobre temas políticos
      o jurídicos, sea en diversiones colectivas, sea en el
      campo de batalla. A los individuos actuales nos importa mucho
      más nuestra actividad privada, las aficiones y
      placeres que no necesitamos compartir con los demás,
      ó el asegurar un bienestar a nuestro estilo para
      nosotros y nuestros seres queridos.

      Los griegos eran ante todo políticos, es
      decir, vivían pendientes de la polis, y éste
      era su principal negocio; nosotros somos ante todo
      particulares y por tanto nuestra entrega a la cosa
      pública es bastante limitada.

      De modo que por eso los gobiernos actuales en las
      democracias están formados por representantes elegidos
      por los ciudadanos, que se ocupan de resolver los problemas
      prácticos de la
      administración de la comunidad de acuerdo con la
      voluntad expresa de la mayoría y son pagados para
      ello. Lo malo es que dichos representantes se olvidan que no
      son más que unos mandados y suelen convertirse en
      especialistas en mandar.

    25. Refiérase a las características de la
      participación política entre los griegos y las
      diferencias con la actualidad.
    26. Analice las recomendaciones que ofrece Savater,
      respecto a las irregularidades que acontecen o pueden suceder
      en la participación política y en el accionar de
      los políticos.

    Los partidos
    políticos tienen una función en la democracia
    moderna, que no me parece hoy fácil de sustituir, pero
    por medio de las listas electorales cerradas, la disciplina
    de voto en el parlamento y otros procedimientos
    autoritarios acaban por volverse casi impermeables a la
    crítica y control de
    los ciudadanos. Y por lo tanto los ciudadanos se desalientan
    cada vez más de reflexionar sobre los asuntos
    públicos y se desinteresan de la política. A esto
    se debe también, a mi juicio, la corrupción que se da en tantos
    países democráticos entre los políticos
    profesionales: fíjate que en la mayoría de los
    casos son personas que consiguen dinero por
    medios
    ilícitos pero no para su lucro personal, sino para
    financiar la buena marcha de sus partidos. Todo lo que se hace
    a favor del partido es bueno, lo que perjudica al partido es
    malo, esta es una creencia muy peligrosa que se debe combatir
    de tres modos:

    • Aplicando con toda severidad las leyes y no dejando
      impunes los delitos de
      nadie, por alta que sea su situación en la
      jerarquía política del país;
    • Procurando relativizar el papel de
      los partidos políticos, quitándoles privilegios
      e importancia, no aceptando los mecanismos autoritarios que
      impiden a las voces críticas que hay en ellos expresar
      y hacer valer sus opiniones;
    • Desarrollando otras formas paralelas de participar
      en la vida pública de la comunidad, como colectivos
      ciudadanos, asambleas de vecinos, agrupaciones laborales,
      etc. …

    Al intervenir en la sociedad, lo hacemos en defensa de
    nuestros intereses. Pero nuestro principal interés,
    es conseguir que la sociedad, sea lo más social
    posible… Es decir que se mantenga bien equilibrada, que
    haya conflictos y antagonismos, pero no violencia
    entre los socios, que se garanticen los derechos y se aseguren
    las responsabilidades.

    Cuando hablamos de ética aseguré que
    nuestra primer interés como hombres era ser realmente
    humanos, ahora que estamos en política no se me ocurre
    recordarte nada más interesante que conseguir una sociedad
    realmente social. La solidaridad no
    consiste en renunciar a los propios intereses, sino en recordar
    al defenderlos este primer interés esencial. Y es un
    peligro cuando se participa políticamente en la
    administración de lo común que este interés
    primordial.

    1. Describa las diferencias entre los animales y los
      seres humanos a las cuales se refiere Savater en el
      Capítulo 6°.
    2. Los animales tienen necesidades que atender:
      comida, cobijo, procreación, defensa contra sus
      enemigos… A veces logran satisfacerlas
      convenientemente y en otros casos fracasan: si este fracaso
      es demasiado grave o muy prolongado lo más probable
      es que mueran, por lo cuál todos los bichos son
      extremadamente diligentes en procurarse lo que necesitan.
      Además, tienen ideas muy claras sobre lo que les
      hace falta: pueden equivocarse al buscarlo, pero nunca se
      equivocan en lo que tienen que buscar. Tienen más
      bien pocos caprichos y desde luego no fantasean nunca.
      Cuando ya han cubierto sus necesidades, los animales
      disfrutan y descansan.

      El caso de los humanos es bastante diferente. La
      gran diferencia consiste en que los humanos no sabemos lo
      que necesitamos, sabemos que necesitamos comida, cobijo,
      procreación, defensa y el resto de esas cosas que
      también requieren los mamíferos semejantes a nosotros. Pero
      cada una de esas necesidades básicas nos las
      representamos acompañadas de requisitos exquisitos
      que la complican hasta el punto de hacerla casi infinita,
      insaciable.

      Cuando un animal satisface una necesidad, la deja
      de lado hasta que vuelva a presentarse su urgencia.
      Nosotros seguimos teniéndola presente y nos ponemos
      a pensar sobre como satisfacerla más y mejor. Los
      animales buscan, nosotros somos rebuscados.

      Antes dije que los hombres no sabemos lo que
      necesitamos, me refiero a que no sabemos lo que
      necesitamos, porque no sabemos lo que queremos. Los
      animales viven porque quieren, mientras que los humanos
      vivimos…porque queremos.

      Este vivir para querer en lugar de querer para
      vivir, nos ha traído a los humanos muchísimas
      complicaciones: al conjunto de todas esas complicaciones le
      damos en nombre de cultura y poniéndonos
      soberbiamente modernos: civilización.

      En el siglo XVIII el filósofo Jean-Jacques
      Rousseau atribuyó al desarrollo de la
      civilización la desigualdad, la explotación,
      la rivalidad entre los humanos y casi todos los restantes
      males de nuestra condición. "Todos los hombres nacen
      libres y en todas partes viven encadenados", dijo Rousseau;
      encadenados por los convencionalismos, las instituciones y
      los prejuicios sociales. En el origen, los hombres
      vivían solitarios, sin lenguaje respondiendo
      sólo a sus instintos naturales. No tenían
      posesiones y no obedecían a nadie más que a
      la naturaleza. Sin embargo los humanos tenían ya una
      facultad que los animales no tienen: la facultad de
      perfeccionarse.

      Quede claro que Rousseau no recomendaba volver al
      estado natural primitivo, cosa que muy sensatamente
      tenía por imposible, sino organizar la sociedad y
      reformar la
      educación de tal modo que recuperemos una
      especie de "segunda naturaleza", una naturaleza artificial
      en la que se hayan corregido la mayoría de nuestras
      desigualdades y de los vasallajes que nos
      oprimen.

      Savater, opina que no quiere que la
      civilización desaparezca ni disminuya, al contrario,
      lo que quiere es que se civilice bastante más.
      Además, las sociedades humanas inventan cosas, pero
      nunca desinventan nada. Cuándo algo de lo que ya
      está inventado no nos gusta no puede ser
      desinventado sino sustituido por otra invención
      mejor.

    3. Analice cultura y civilización.
      Refiérase a Rousseau
      – citado por Savater – respecto a la
      concepción de la civilización y algunos de
      sus aspectos negativos en comparación con la
      naturaleza. ¿Rousseau, propone volver a la
      naturaleza primitiva? Si – No. Justifique.
      ¿Qué sostiene Savater al respecto?.

      La institución social a la que Rousseau
      atribuía la raíz de nuestros peores problemas
      es la propiedad. En cuanto un hombre espabilado
      cercó un campo y dijo: "esto es mío" siendo
      creído por quiénes le escuchaban, comenzaron
      todos los conflictos entre ricos y pobres, la
      explotación, etc. …

      El origen de la auténtica desigualdad entre
      los hombres, no es política, dice Rousseau, sino
      económico.

      Para Rousseau, los hombres siempre han sido
      propietarios, sea en común o particulares. La
      propiedad privada ha producido efectos tanto positivos como
      negativos.

      La propiedad privada fomenta las desigualdades,
      las envidias, la codicia, y hace que los humanos se
      identifiquen con lo que tienen, y no con lo que son,
      replegándose sobre sus bienes y desdeñando la
      relación simpática con los demás. Pero
      también la propiedad privada permite el desarrollo
      de la independencia de cada cuál, de su
      autonomía, su distanciamiento creador de la
      unanimidad del grupo y le permite desarrollar derechos y
      deberes basados en la deliberación racional y no en
      los automatismos colectivos.

      "Si no existiese propiedad privada, todos los
      hombres seríamos hermanos".

    4. Explique por qué – según
      Rousseau, con el que concuerda Savater-, la propiedad
      privada, podría ser el origen de muchos de los
      conflictos sociales; pero a pesar de ello también
      genera consecuencias positivas y su existencia es
      indispensable.

      Comenzaremos diciendo que la economía no proviene del esfuerzo por
      atender a las necesidades humanas, porque los animales
      tienen necesidades, pero no tienen economía. Es la
      propiedad, la acumulación de bienes y la
      previsión del futuro lo que da lugar a las
      perplejidades de los economistas, a quiénes Thomas
      Carlyle en le siglo pasado, denominaba "respetables
      profesores de la
      ciencia lúgubre", y por supuesto en el corazón mismo de la economía
      está lo más lúgubre de la ciencia
      lúgubre: el
      trabajo.

      Dice Savater que a los hombres nos gusta poco
      trabajar. Somos seres activos,
      juguetones, viajeros… Pero la disciplina laboral
      nos fastidia. Lo malo es que como tenemos la capacidad de
      anticipar lo que va a ocurrir y de disfrutar o preocuparnos
      por el futuro, nos encontramos trabajando desde la
      más remota antigüedad: para hacernos
      dueños del mañana, nos esclavizamos al
      mañana.

      Un amigo mío solía repetir que la
      prueba irrefutable de que el trabajo es cosa mala y
      desagradable es que pagan por hacerlo. El desarrollo de la
      civilización aumentó enormemente la cantidad
      de trabajo socialmente necesario: las grandes
      aglomeraciones urbanas, los monumentos públicos, las
      carreteras, viaductos, alcantarillados, las manufacturas de
      objetos de uso cotidiano y artesanías refinadas, los
      comerciantes, la burocracia administrativa, los escribas,
      maestros, militares, etc. …

      Por supuesto, en ninguna de estas sociedades
      urbanas el detestado trabajo ha estado repartido por igual.
      En todas las épocas hay unos cuantos que han logrado
      que muchos otros trabajasen para ellos, bien sea por la
      fuerza o por diversos trucos persuasivos. Durante la
      antigüedad, los esclavos cargaron con lo más
      pesado del trabajo: prisioneros de guerra, reos de diversos
      delitos, miembros de (razas inferiores).

      Luego, en la Edad
      media y comienzos de la moderna fueron los siervos
      "pertenecían" al noble señor terrateniente de
      la aldea en la que habían nacido, como los árboles y campos que la rodeaban, las
      mujeres llevaban la peor parte, porque debían
      trabajar en las labores domésticas que les quedaban
      específicamente reservadas y además, en
      muchas de las tareas masculinas.

      El siglo XVIII conoció las dos grandes
      revoluciones modernas (americana y francesa) que acabaron
      con los viejos privilegios de los nobles y terratenientes,
      introduciendo el principio de una democracia sin esclavos.
      Con la llegada de las nuevas industrias, la burguesía empresarial
      se convirtió en la capa dirigente de la sociedad.
      Empezó el auge del capitalismo, bajo cuyo predominio
      está organizado también hoy el mundo
      desarrollado que vivimos. La idea básica de
      capitalismo, no es el servicio a otros hombres
      privilegiados (todos somos iguales) ni al conjunto social,
      sino el interés que mueve a cada cual a procurar su
      propio provecho para sí mismo y para lo suyos.
      Puesto que de lo que se trataba era de aumentar las
      ganancias lo más posible, los empresarios
      capitalistas optaron por hacer trabajar a los obreros al
      máximo y pagarles justo lo imprescindible para
      sobrevivir.

      A comienzos del siglo XIX era común que
      niños de nueve o diez años trabajasen
      dieciséis horas diarias en los telares y
      factorías. Por supuesto, ni los trabajadores
      infantiles ni los adultos tenían derecho a la
      más mínima reivindicación, ni a
      protestar por la infame falta de salubridad de las
      empresas, ni a disfrutar de ninguna asistencia en caso de
      enfermedad o vejez.
      Ante tales abusos, es lógico que los trabajadores
      industriales, organizasen todo tipo de protestas y
      enfrentamientos revolucionarios contra los propietarios
      capitalistas, en el fondo de lo que se trataba era de
      participar más equitativamente de la riqueza que la
      revolución industrial estaba
      produciendo. Para ello los obreros tenían que hacer
      notar su fuerza, asociarse en sindicatos, plantear políticamente
      reivindicaciones: no tanto para destruir el capitalismo, en
      cuanto a sistema de producción sino para obligarle a
      repartir mejor.

      Los que siguieron el pensamiento Karl Marx,
      el teórico social más importante de esa
      época, propusieron que el proletariado se
      convirtiera por la vía revolucionaria de la guerra
      civil en clase dominante, aboliera la propiedad capitalista
      e instaurara una economía comunista, en que la
      única dirección estatal se encargase de
      planificar la producción y fijar las retribuciones.
      En los países en que se puso en práctica esa
      doctrina el resultado no pudo ser peor. El estado
      creció hasta convertirse en un super empresario
      capitalista de la especie más tiránica, pero
      además sumamente ineficaz; las libertades civiles
      que había aportado las revoluciones burguesas del
      XVIII se perdieron pero la desigualdad continúo y
      más aguda que nunca, porque era desigualdad de poder
      político. Antes un trabajador podía ser
      despedido por un empresario intolerante, pero encontrar
      empleo con otro de la competencia; en el comunismo autoritario todo el que no se
      somete al único patrón vigente, sufre ya, no
      sólo el desempleo,
      sino cárcel o eliminación física.

      La nueva clase dirigente, el partido comunista
      gozaba de todos los privilegios en países
      empobrecidos, uniformizados y sometidos a un lavado
      cerebro
      constante por los dictadores ideológicos del
      sistema.

      No quiero dejar de mencionar los aspectos
      positivos que tuvo el pensamiento Marxista y el movimiento comunista en los países
      desarrollados europeos. Sirvió para forzar una serie
      de reformas imprescindibles que humanizaron socialmente al
      capitalismo, lo dignificaron políticamente y hasta
      lo hicieron más eficaz como sistema productivo. En
      el manifiesto comunista se encuentran, reivindicaciones
      sensatísimas para su época: la propiedad
      pública de ferrocarriles y comunicaciones, el
      impuesto
      progresivo sobre la renta, la abolición del trabajo
      infantil, la enseñanza gratuita y el pleno
      empleo.

      Hoy en día sin embargo, ni el liberalismo puro ni mucho menos los puros
      colectivismos socialistas o comunistas despiertan ya
      ninguna confianza. Incluso en los estados más
      liberales se considera imprescindible que el gobierno se
      ocupe de garantizar en cierta medida la seguridad
      social, las pensiones de vejez, los contratos
      de trabajo, las compensaciones por desempleo, la educación pública y la
      mayoría de las infraestructuras de interés
      general.

      Uno de los problemas socio –
      económicos más difíciles de resolver
      actualmente es el paro. Cuando las máquinas, cada
      vez más perfectas y automatizadas, aparecieron en el
      mundo laboral, los optimistas concibieron una gran
      esperanza: ¿aquí estaban los nuevos esclavos
      que iban a ocuparse de los trabajos más pesados
      mientras los hombres podían dedicarse al debate
      político o a la filosofía, como los antiguos
      griegos?. En efecto, las máquinas sustituyeron de
      forma eficaz y barata el trabajo de muchos hombres: pero
      esos hombres fueron despedidos de sus empleos y , en cambio
      de poder dedicarse a la filosofía, tuvieron que
      ponerse a mendigar o solicitar subsidios al
      gobierno.

    5. Sintetice lo expuesto por Savater en el
      Capítulo 6° respecto del trabajo, su
      organización, regulación a través de
      la historia y todo lo relacionado con los derechos
      laborales y las diferentes teorías socio-políticas y
      económicas respecto a dicha temática.

      Uno de los rasgos más dolorosamente
      chocantes del mundo en que vivimos es la enorme diferencia
      que hay entre el nivel de vida de unos países y
      otros. La explicación más habitual de esta
      situación es que los países ricos, por medio
      del colonialismo y el imperialismo, han explotado a las naciones
      pobres y las han reducido a una forzada miseria. Esta
      explicación puede justificar ciertos atrasos, pero
      no todos.

      Algunos países han sido colonias y no son
      ahora precisamente pobres: ahí tienes el caso de
      Estados Unidos y Canadá. Otros fueron imperios y
      ello no les benefició en modo alguno desde el punto
      de vista económico: España, sin ir más lejos.
      Tampoco comerciar con las grandes multinacionales
      capitalistas es del todo malo, basta con mirar Corea y
      Taiwán. Tampoco la falta de recursos
      naturales, sino basta con observar, Argentina y Brasil.

    6. Analice críticamente lo expuesto por Savater
      respecto a los colonialismos e imperialismos.

      Los atrasos económicos latinoamericanos y
      africanos tienen causas complejas.

      Estructuras políticas
      antidemocráticas o insuficientemente
      democráticas, que entorpecen las decisiones del
      gobierno y el funcionamiento de la sociedad.

      También el tema de la educación, ya
      sea por la mala política educativa que no permite la
      formación de profesionales que acompañen el
      crecimiento como por la desigualdad educativa de las
      mujeres, ya que la mejor formación femenina y su
      emancipación profesional se acompaña con una
      disminución del número de hijos, cosa que
      contribuiría a solucionar en parte el desorbitado
      crecimiento demográfico, paradójicamente la
      mayor parte de la superpoblación se acumula en los
      países económicamente menos desarrollados,
      dificultando aún más sus posibilidades de
      progreso; bloqueando su sistema educativo. Desde la
      Iglesia
      se predica en contra de los métodos anticonceptivos y en nombre del absurdo
      "derecho a nacer de los no nacidos" se condena a no poder
      vivir a los que ya nacieron, se los condena al hambre y al
      abandono. Más para países como el nuestro
      (Comentario Personal) donde vemos familias viviendo bajo el
      límite de pobreza,
      y cada una de ellas tiene un mínimo de cinco o seis
      hijos; niños que vienen a padecer las inclemencias
      de la falta de dinero, de habitación, de alimento,
      de salud, de cuidados, de la discriminación, de la
      exclusión del sistema y que por supuesto
      amplían la cadena de las faltas de oportunidades de
      trabajo y educación, he aquí otra gran falla
      del gobierno, ya que esto sucede desde hace
      muchísimos años en nuestro país y no
      se busca la solución.

      Todos estos países tercermundistas (o
      subdesarrollados) le echan la culpa de su falta de
      oportunidades y crecimiento al abuso de los países
      del primer mundo, por explotarlos u oprimirlos, pero muchos
      de ellos deberían buscar sus verdaderos problemas
      dentro de sus propias fronteras, ya que no hacen lo
      necesario para encontrar soluciones y así torcer sus
      destinos.

      Igualmente señala Savater, que no se puede
      negar el abuso depredador de las grandes potencias
      coloniales sobre los más débiles, los peor
      informados o los más corruptos. Pero está
      convencido que las causas del subdesarrollo no deben buscarlas en el
      exterior, sino dentro de ellos mismos y en el presente, y
      que desde luego es urgente y sensato que los países
      más ricos ayuden en todo lo posible a los más
      atrasados, pero la ayuda económica debe ir
      acompañada de la exigencia de reformas
      democráticas donde sean precisas y de vigilar que se
      cumplan los derechos
      humanos.

      Otro comentario personal, es sobre esto
      último, donde el FMI no
      cerró con nuestro país su acuerdo, hasta
      tanto, no se sancionaran leyes que ellos consideraban
      indispensables para la viabilidad del sistema y del
      préstamo, no se diera una política fiscal coherente por la
      evasión y no se tomarán las medidas
      mínimas en cuanto a seguridad.

    7. Explique las variables o factores que enuncia Savater
      como condicionantes de las desigualdades respecto a la
      riqueza y crecimiento de los diversos pueblos.

      A la ecología se la considera como el
      interés político más extendido entre
      los jóvenes.

      Para empezar, déjame distinguir entre
      "ecología" y lo que yo he llamado en otra
      ocasión "ecolatría".

      La primera se preocupa de la destrucción de
      determinados recursos
      y seres naturales (capa de
      ozono, selva amazónica, limpieza de los mares,
      bosques, especies animales, etc.) porque ello empobrece la
      vida humana y puede llegar a amenazarla seriamente. Es
      decir, los ecologistas sostienen que debemos preocuparnos
      del medio
      ambiente porque no podremos vivir y disfrutar si lo
      dañamos irremisiblemente.

      En cambio, los ególatras basan su amor a la
      naturaleza en el odio a lo que representa la
      tradición humanista moderna: sostienen que el hombre
      no es más que un ser natural entre otros, que no
      tienen ningún derecho especial, que sus intereses
      culturales o tecnológicos no deben gozar de
      ningún privilegio sobre los intereses
      biológicos de cualquier otro ser del planeta. Los
      derechos humanos no son más importantes que los
      derechos de los animales o de los vegetales.

      Hay muchos representantes de la ecología
      profunda – a lo que llama Savater, ecolatría
      – que mantienen vínculos con grupos neo nazis
      o ultraderechistas.

      Después de todo, convienen no olvidar que
      las primeras leyes de protección de los animales y
      de la madre Tierra
      las promulgó durante los años treinta en
      Alemania, un célebre vegetariano enemigo del
      tabaco
      llamado… Adolf
      Hitler.

      Coincidimos en lo expresado plenamente, nos
      encontramos defendiendo a la ecología, pero a la
      ecología propiamente dicha, a la que nos defiende
      diariamente de la contaminación ambiental que producen
      los caños de escape, los combustibles, el uso de
      aerosoles, la falta de controles marítimos que
      provocan los derramamientos de petróleo, que empetrolan aguas,
      costas, y animales; y nos hallamos totalmente en contra de
      los ecologistas profundos o ególatras, ya que tras
      su manto de defensores de la ecología ocultan
      profundos resentimientos, odios, y promueven la
      formación de grupos antisociales o sectas que no son
      útiles para la sociedad.

    8. Exponga todo lo relacionado con las posturas
      ecologistas, a las cuales se refiere Savater,
      distinguiéndolas de la ecolatría.
      ¿Coincide o no con lo expresado por el autor?
      Justifique su respuesta.

      La guerra, ha sido una compañera odiosa
      pero inseparable de las sociedad humanas. Siempre se la ha
      tenido juntamente como una ocasión gloriosa y
      magnífica, pero también como una tragedia y
      una fuente de dolor. La guerra suele ser cosa "buena"
      cuando se la mira desde el punto de vista colectivo, sirve
      para afirmar y potenciar los grupos humanos, para
      disciplinarlos, para renovar sus élites, para
      fomentar los sentimientos de pertenencia incondicional de
      sus miembros, para aumentar su extensión o
      influencia colectiva, para reforzar en todos los campos la
      importancia de lo público. En cambio, la guerra es
      "mala" desde el punto de vista del individuo normal, como
      tú y como yo, porque pone en peligro su vida le
      carga de esfuerzos y dolores, le separa de sus seres
      queridos o se los mata, le impide ocuparse de sus
      pequeños negocios
      y no siempre le brinda otros mejores, le obliga a
      entregarse en cuerpo y alma a la colectividad. En tiempo de
      guerra hay menos ocasiones de bostezar, en la guerra pasan
      cosas.

      A medida que las sociedades se han ido haciendo
      más individualistas y sus miembros más
      egoístas, la guerra ha ido perdiendo mucho de su
      tradicional encanto.

      Sólo en países atrasados, pobres,
      poco informados, colectivistas por religión o
      ideología, enfermos de tribalismo
      asesino o suicida, se sigue conservando cierto ardor
      bélico. En los más desarrollados, desde que
      la clase obrera consolidó algunas conquistas ya no
      hay ganas ni siquiera de revoluciones ni guerras civiles,
      que antes tanto entretenían a los menesterosos.
      Fuera de los traficantes de armas,
      algunos grandes financieros de ramas industriales muy
      especializadas y los militares de vocación, el
      belicismo no cuenta con el sincero apoyo popular que antes
      nunca faltó.

      Pero si la guerra ya no gusta ¿porque
      siguen?. Pues de lo que debería tratarse es de
      impedirlas. Durante varias décadas, hasta la
      caída del totalitarismo en la URSS, las guerras se
      repartieron entre los que buscaban a los americanos,
      declarándose enemigos del comunismo; o los que
      buscaban el apoyo en los rusos, manifestándose en
      contra del imperialismo yanki. Hubo de todos, países
      neutrales que vendían su neutralidad al mejor
      postor; alineados que obedecían con lógica
      sumisión a su patrono atómico. Y no debemos
      olvidarnos de la amenaza de la destrucción masiva
      por armas nucleares, el mundo esta lleno de silos
      atómico. Pero con todo las cosas han cambiado
      radicalmente ahora. Se acabó la vieja guerra
      fría y ahora vuelven a ser posibles los
      conflictos calientes con el consenso de los dos antiguos
      rivales, como ha demostrado el choque bélico del
      golfo Pérsico.

      Queremos destacar, que de acuerdo a lo vertido por
      Savater, es como que desde que las sociedades, se
      organizaron perfectamente en la última mitad del
      siglo XX, desde que los individuos comenzaron a gozar de
      ciertos derechos laborales, del confort, de la
      inclusión en los sistemas
      de salud y educación, prefieren librar su propia
      batalla por su destino, en vez de pretender conquistar, o
      salvar tierras alejadas o de las que nada conoce; sin
      mencionar el dolor que ya perciben por la pérdida de
      sus seres queridos o de sus mismos
      conciudadanos.

    9. Refiérase al análisis objetivo
      – crítico de Savater respecto a la
      guerra.
    10. Sintetice las posturas pacifistas y las
      antimilitaristas.

    Pueden distinguirse dos tipos de adversarios de la
    guerra, es decir, de partidarios de lograr que los grupos humanos
    renuncien a dirimir sus conflictos recurriendo al enfrentamiento
    armado.

    Los pacifistas, en lo que toca a los ejércitos de
    sus adversarios pero consideran justificados y aun heroicos los
    propios. Estos bribones, no buscan la paz, sino la ventaja de la
    guerra.

    Y por el otro lado, los antimilitaristas, y lo que opino
    al respecto: no puede reducirse toda la política decente
    al antimilitarismo, pero sin antimilitarismo no creo que haya
    política decente.

    En los pacifistas, nunca es justificable la guerra pues
    siempre deriva de la codicia y del orgullo humano. La resistencia
    violenta y armada al mal es también una forma de mal,
    aunque pueda tener mejor disculpa que la disposición
    agresiva y conquistadora. En resumen, ningún valor social
    o político justifica quitar la vida al prójimo, por
    indeseable y amenazador que éste pueda resultarnos. Esta
    respetable actitud no es política, sino
    religiosa.

    En los antimilitaristas, no se trata de una actitud
    religiosa sino estrictamente política. No considera la
    violencia armada como el mal absoluto sino como un mal indudable,
    muy grave pero no el único ni el peor de todos. Considera
    que la institucionalización militar de la violencia es una
    amenaza para las mejores posibilidades políticas de la
    modernidad: la
    universalización de las libertades individuales, el
    respecto a los derechos humanos, el fomento de la democracia y la
    educación, la potenciación de la invención
    social por encima de la adhesión incondicional a los
    símbolos jerárquicos o patrióticos, la ayuda
    económica a los países en los que el hambre, la
    enfermedad o el atraso son endémicos, etc. Por encima de
    todo, el antimilitarismo parte del principio siguiente: ninguna
    institución política (como la guerra o el
    ejército) puede ser eficazmente abolida si no se la
    sustituye por otra institución más fuerte y en la
    práctica más satisfactoria. Por ello, el
    antimilitarista favorece cuanto se diría que es capaz de
    acelerar el logro de tal solución:

    • Sustitución del servicio militar obligatorio
      por ejércitos profesionales.
    • Apoyo a las autoridades internacionales tipo ONU y a
      cualquier otro organismo destinado a sustentar el derecho
      común de los individuos humanos por encima del de las
      naciones.
    • Fomento efectivo del control de armamentos y
      tráfico de armas.
    • Desarrollo económico, político y
      educativo de los países, de acuerdo con los presupuestos
      de la modernidad revolucionaria inaugurada fundamentalmente a
      partir del siglo XVIII en Europa y América. En una palabra la
      universalización del procedimiento
      democrático e imposición sin distingos de los
      derechos humanos.

    35. Analice críticamente los efectos de los
    totalitarismos políticos y en que medida y por qué
    los individuos, son a veces, los que piden y/o aceptan dichos
    regímenes de gobierno.

    Los grandes totalitarismos de nuestro siglo (comunismo,
    fascismo,
    nazismo y lo que
    vengan) son intentos de simplificar por la fuerza la complejidad
    de las sociedades modernas: son enormes simplezas criminales que
    intentan volver a algún beatífico orden
    jerárquico primigenio en el que cada cual estaba en su
    sitio y todos pertenecían a la Tierra Madre y al Gran Todo
    Común.

    El enemigo siempre es el mismo: el individuo,
    egoísta y desarraigado, caprichoso, que se desgaja de la
    acogedora unidad social y se toma demasiadas libertades por su
    cuenta. Los totalitarismos siempre se burlan de las libertades
    formales o burguesas que están vigentes en los
    regímenes más abiertos., las ridiculizan,
    demuestran su inoperancia, las consideran un simple
    engañabobos, pero en cuanto pueden acaban con
    ellas.

    Los estados totalitarios pretenden aplastar las
    libertades individuales, pues su nombre mismo proviene de "todo"
    y por lo tanto no se conforman con tener que compartir el poder
    con cada uno de los ciudadanos.. Al ciudadano le da miedo, su
    propia libertad, la variedad de opciones y tentaciones que se
    abren delante de él, los errores que puede cometer y las
    barbaridades que puede llegar a hacer…si quiere. Pero por
    sobre todo al ciudadano le da miedo la libertad de los
    demás. No creas que siempre son los gobernantes los que
    pretenden acabar con las libertades o castrarlas al
    máximo: en demasiadas ocasiones son los ciudadanos los que
    les solicitan esta represión, cansados de ser libres o
    temerosos de la libertad.

    Algunos políticos totalitarios llegaron al poder
    por medio de elecciones: de modo que ya se ha dado el caso de que
    los ciudadanos libres utilicen su libertad para acabar con las
    libertades y empleen la mayoría democrática en
    abolir la democracia.

    Las libertades públicas, implican responsabilidad. El no estar dispuesto a escuchar
    a los otros nos lleva a la tragedia o a la locura, y por lo tanto
    nos transforma en irresponsables. La persona responsable tiene
    que estar también dispuesta a aceptar, tras haber expuesto
    sus razones y no haber logrado persuadir al resto de los socios,
    el coste en censuras o marginación que suponga su
    discrepancia. Las palabras de Sócrates
    en el diálogo
    platónico Critón, cuando se niega a huir de la
    cárcel y prefiere arrastrar la condena a muerte sin
    abdicar de sus ideas, constituyen el símbolo
    clásico de esta actitud de suprema madurez
    cívica.

    Los irresponsables pueden ser de muchos tipos. Los hay
    que no aceptan la autoría de lo que han hecho: "no fui
    yo", esgrimen que fueron las circunstancias.

    Otra forma de irresponsabilidad es el fanatismo. El
    fanático se niega a dar ningún tipo de
    explicaciones: predica su verdad y no condesciende a más
    razonamientos. Tampoco el fanático se tiene por
    responsable ante sus conciudadanos, sino sólo ante una
    instancia superior y desde luego in verificable, los miramientos
    y las leyes habituales no se han hecho, para gente como
    él, con una misión
    trascendental que cumplir.

    Menos terrorista por lo común, pero en cambio
    mucho más extendida es la irresponsabilidad que
    pudiéramos llamar burocracia. Es característica de
    las instituciones administrativas y gubernamentales en las que
    nadie da nunca la cara por nada de lo que se hace o no se hace.
    El gobernante procura que la trama de las instituciones le ayude
    a gozar de impunidad.

    Mientras que en la sociedad democrática los
    ciudadanos podemos y debemos reivindicar muestro derecho a
    intervenir, a colaborar, a vigilar, a auxiliar cuando nos parezca
    necesario.

    36. Explique en que consisten y que implican, las
    libertades públicas y qué casos de
    irresponsabilidades políticas detalla Savater.

    Los irresponsables son los enemigos viscerales de la
    libertad. Todo el que no admite responsabilidades, en el fondo lo
    que rechaza, son las libertades públicas, inintengibles si
    se las desvincula de la obligación de responder cada uno
    por sí mismo. Libertad es autocontrol, o bien cada uno
    llevamos, un policía, un psicólogo, un maestro y
    hasta un cura al lado, para que nos digan lo que hay que hacer en
    cada caso o asumimos nuestras decisiones y luego somos capaces de
    plantar cara a las consecuencias, para bien o para mal. Porque
    ser libre implica equivocarse y aún hacerles daño a
    sí mismo para usar la libertad.

    Podemos organizarnos como iguales ante la ley y libres,
    en caso contrario necesitamos un Super papá que nos
    defienda de nosotros mismos. Por supuesto, el Super papá
    tiene un candidato que se presenta voluntario y cuenta con todas
    las bazas para ganar el título: ya te imaginas que me
    refiero al Estado. A la manía burocrática de
    convertir al Estado en nuestro padre en lugar de ser nuestro
    consejo de gerencia, se
    le llama comúnmente paternalismo.

    Los irresponsables infantiloides son de dos tipos: los
    que tienen miedo a los demás, y los que se tienen miedo a
    sí mismos; la consecuencia final es la misma: cuantas
    más prohibiciones haya, más contentos y seguros
    estaremos. Porque todos los irresponsables consideran al Estado,
    el gran padre y les piden que no los dejen caer en la
    tentación, porque estos irresponsables, en lugar de creer
    que la libertad, creen en el mito de la tentación
    irresistible. Por lo tanto la única salvación, es
    que llegue el papá Estado y prohíba la
    tentación, para terminar con los peligros.

    Las tentaciones, no se pueden combatir a base de
    prohibiciones, porque las prohibiciones las fomentan y
    además perjudican a las personas que empleando mejor su
    libertad son capaces de usar las cosas sin abusar de ellas. Tal
    el caso de la ludópata, que pretendía cerrar las
    salas de juego, en lugar de ella poder hacer uso de la libertad
    de no jugar; o el período de Ley Seca en Estados Unidos,.
    Dónde la prohibición no mejoró
    nada.

    1. Analice en que sentido y porque los ciudadanos
      somos co-responsables, según Savater de las
      irregularidades cometidas en la funciones
      públicas.
    2. Los ciudadanos debemos ser tolerantes, esta
      cuestión esta ligada directamente a la libertad y a
      la responsabilidad. Vivir en una democracia moderna quiere
      decir convivir con costumbres y comportamientos que uno
      desaprueba, con una base única que forman las leyes,
      que han de ser iguales para todos y que debe resguardar los
      derechos humanos y determinar los correspondientes deberes.
      Las decisiones democráticas se toman por
      mayoría pero hay que tener en cuenta que la
      democracia no es sólo la ley de las mayorías,
      Porque si la mayoría decidiese que los ciudadanos de
      piel negra no deben participar en la vida política
      del grupo, esta no sería una decisión
      democrática, por más mayoría que la
      hubiese elegido; por lo tanto la democracia tiene
      también contenidos de principio irrevocables, el
      respeto a las minorías, a la autonomía
      personal y la existencia de cada individuo.

      Sobre esta unidad básica de las leyes se
      configura la prularidad de las formas de vida. Tales formas
      nunca pueden justificar las acciones directamente
      contrarias a la unidad legal que sustenta la democracia. Es
      preciso aprender a convivir con elecciones vitales que uno
      no comparte pero ello no quiere decir tolerar
      comportamientos que van directamente contra los principios
      legales de la democracia. Para poder reclamar la
      protección democrática sobre las propias
      creencias y formas de vivir es básico aceptar
      primero la propia democracia.

      Consideramos que somos co-responsables de las
      irregularidades, cuando no sabemos vivir en democracia y de
      esta manera tampoco estamos en condiciones de poder
      reclamar las funciones públicas y tampoco de
      detectar sus irregularidades.

      Savater interpreta la forma de gobierno, como un
      sistema al servicio de la comunidad y de los individuos,
      donde las personas tienen derecho a ser respetadas y a
      respetar a los demás, y dónde el sistema
      controle que todo se desarrolle armoniosamente,
      coordinadamente y organizadamente, donde tengan libertades
      de todo tipo y hace especial hincapié en la libertad de
      expresión, característico de la
      democracia; al que sólo le imagina dos
      restricciones: primero, la abierta incitación al
      crimen, a la persecución contra las personas o
      contra sus medios lícitos de vida y segundo, la
      protección de la intimidad personal de cada
      ciudadano; ya que hasta el más público de los
      individuos tiene derecho a una esfera privada.
      También rescata el derecho a desaprobar y disentir
      como prioritario e inviolable.

      Las sociedades democráticas basadas en la
      libertad y no en la unanimidad coactiva, son por tanto las
      más conflictivas que nunca hubo en la historia de la
      humanidad.

      A la política sólo se le pueden
      pedir remedios políticos… y la felicidad no
      es un asunto político. Los gobiernos no pueden caber
      feliz a nadie: basta con que no le hagan
      desgraciado.

      Por último lo más agradable de la
      vida democrática, es la libertad, y si nos remitimos
      a lo comentado por Don Manuel Azaña, presidente de
      la Segunda República española aplastada por
      el golpe militar de Franco, este contestó a la
      pregunta de que ¿cree usted de veras que la libertad
      hace más felices a los hombres? con un "francamente,
      no lo sé; de lo que estoy seguro es de que los hace
      más hombres".

    3. ¡Cómo interpreta Savater, la forma de
      gobierno y la vida democrática!

      Una utopía es un lugar o un algo que no
      existe.

      Suele llamarse utopía a un orden
      político en el que predominaría al
      máximo alguno de nuestros ideales (justicia, igualdad, libertad, armonía
      con la naturaleza…) pero sin ninguna desventaja ni
      contra partida dañina.

      De modo que no te deseo que te dé por las
      utopías. Me gustaría mucho, en cambio, que
      tuvieras ideales políticos, porque las
      utopías cierran la cabeza pero los ideales las
      abren; las utopías llevan a la inacción o la
      desesperación constructiva, mientras que los ideales
      estimulan el deseo a intervenir y nos conservan
      perseverantemente activos. No confundir ideales
      políticos, con morales, estéticos o
      religiosos. ¿Cómo se los reconoce?, por
      empezar los ideales políticos nunca son absolutos,
      porque han de convivir unos con otros y cada cual tiene los
      suyos. Los ideales políticos nunca intentan mejorar
      la condición humana sino la sociedad humana: no lo
      que los hombres son sino las instituciones de la comunidad
      en que viven.

      La utopía se propone delirantemente lograr
      un hombre nuevo; los ideales políticos prefieren
      ayudar a que el antiguo sea más soportable,
      más responsable, menos bruto.

      El idealista político se esfuerza por
      lograr lo posible.

      Todos los ideales políticos son
      progresivos: cuando se alcanza un nivel que antaño
      hubiera parecido maravilloso, lo que aumenta no es la
      satisfacción sino las exigencias; y desde luego son
      decididamente racionales y tienen en cuenta la experiencia
      histórica, los avances científicos, las
      revoluciones habidas contra lo ayer tenido por sagrado e
      inmutable.

      Citando a Albert Camus, el resumió el
      siguiente mensaje:"…En política, son los
      medios los que justifican el fin, nunca el fin a los
      medios".

      Escucha mi único consejo: no siembres hoy
      lo que no quieras cosechar mañana; no utilices ahora
      la represión para conseguir más libertad, ni
      aumentes la violencia para que un día nos libremos
      de la violencia, ni favorezcas la mentira como herramienta
      para conseguir en el futuro la verdad. A éstos
      consideramos los ideales que le recomienda
      defender.

    4. Analice la concepción que sostiene Savater
      respecto a la utopía y cómo la diferencia de
      la necesidad de defender ideales políticos
      ¿Cuáles de esos ideales, le recomienda
      defender a su hijo?

      Un tema del Savater habla en el capítulo
      6° "Las riquezas de este mundo" en
      Política…, y que no estuvo contemplado en
      esta guía es el tema de la
      Urbanización.

      Podemos hacer derivar a urbanización de
      urbe y nos encontramos que se la define como ciudad grande
      y muy populosa; si lo hacemos de urbanidad; esto es
      cortesía en el trato social, y si lo hacemos desde
      urbanizar, vemos que es hacer urbana y sociable a una
      persona ó convertir en poblado una porción de
      terreno, al abrir calles y dotarlo de servicios municipales.. Si unimos todas las
      definiciones nos encontramos con que convertiremos en
      ciudad grande o populosa (sociedad) a una porción de
      tierra, a la que dotaremos de servicios municipales
      (instituciones) y la habitaran personas corteses en el
      trato social (individuos).

      Tal como se manifiesta en Política…,
      las personas dejan con muchas expectativas sus lugares de
      nacimiento para poder vivir en las grandes ciudades, y de
      esta manera desafiar al destino y ver hasta dónde
      pueden realizarse en otros niveles y convertirse en
      ciudadanos de una gran ciudad en lugar de campesinos.
      Generalmente, ven que tendrán mayores oportunidades
      en una gran ciudad, para formarse vidas o familias
      diferentes a las de sus padres; pero muchas veces las
      oportunidades no se presentan, y si bien se consideran
      más libres por no tener las presiones de su lugar de
      origen, también descubren que la igualdad
      económica en las ciudades es menor, que necesitan
      capacitarse más; lo bueno es que en las ciudades hay
      más saberes a la mano, y también detectan que
      hay más conflictos, tentaciones, miserias y vicios
      que en su lugar de origen.

      Trasladándolo a nuestro país, es
      algo que vemos en forma casi diaria; las oportunidades en
      las provincias son muy escasas, y vienen a Buenos
      Aires en busca de oportunidades. Pero la mayoría
      de las veces, la ciudad no es tan buena anfitriona, y
      chicas que por ejemplo en sus pueblos trabajaban por un
      magro sueldo en una panadería, ven que aquí
      no consiguen un trabajo como ese, y así comienzan a
      aparecer los nombradas tentaciones y miserias de las que
      habla Savater.

      Por lo tanto consideramos, que la
      urbanización es muy buena, pero que nuestros
      gobernantes deberían tratar de llevar todas las
      condiciones dignas que tenemos en una gran ciudad como
      Buenos Aires, a todos los rinconcitos del país,
      porque de esta forma todos tendrían la posibilidad
      de tener sus oportunidades de crecimiento en la tierra que
      los vio nacer, y no tendrían que despegarse de sus
      afectos, de sus tradiciones, de su cultura, de sus
      costumbres; y de paso se pondría un límite a
      muchas miserias que vemos a diario en nuestra ciudad y que
      involucran a personas de otros lados que necesitan
      sobrevivir a cualquier precio en la
      urbanización.

    5. Refiérase a toda otra temática que le
      haya resultado significativa – tanto para apoyarla u
      oponerse a ella con argumentaciones -; y que no haya sido
      contemplada en esta guía de
      análisis.
    6. Exponga su juicio crítico respecto a la obra
      de Savater.

    Política para Amador, es quizá el mejor
    libro que hemos leído.

    Es a nuestro juicio un libro, completo, claro, necesario
    para la formación de cualquier adolescente, con él
    hemos podido entender que el mal no está en la
    política, sino en los políticos. Con el descubrimos
    que los únicos culpables de las malas administraciones,
    somos nosotros los individuos, ya que nuestra falta de compromiso
    (el no servir bien a la sociedad) nos lleva a hacer elecciones
    poco convenientes para nuestro futuro como sociedad. Hemos
    entendido, desde su vocabulario fácil y ameno dónde
    comenzó la democracia, a pesar de que ya lo
    habíamos estudiado en historia, pero no lo habíamos
    visto con tanta claridad. Entendimos todos los compromisos que
    debemos asumir como individuos, observamos todos nuestros
    derechos y también todas nuestras obligaciones.
    Comprendimos que debe haber quien mande y también
    quién obedezca. Que la anarquía es
    simpática, pero no conveniente, que el nacionalismo es
    antipático e ineficiente, que el individualismo es
    práctico, comprometido y eficiente. Que los colonialistas
    y los imperialistas fueron buenos o malos según el
    ángulo de dónde lo miremos. Que el capitalismo es
    egoísta pero necesario para el desarrollo de los pueblos;
    que el comunismo fue bueno en la teoría pero aberrante en
    lo social y en su práctica. Que la ecología es en
    beneficio de todos y la ecolatría la locura de unos pocos.
    Con un Hitler
    alcanzó y sobró!!! Que es bueno pertenecer y
    también participar pero siempre en beneficio de la
    humanidad. Nos informamos sobre cultura, civilización,
    desde su óptica
    y desde otras. Aprendimos a como tener una auténtica vida
    democrática. A poder apreciar bien el significado de las
    guerras, a quiénes les sirvieron y a quiénes no.
    Interpretamos que las utopías no sirven para crecer, pero
    que los ideales políticos, nos permitirán
    desarrollarnos, ayudar al desarrollo, crecer y ayudar a
    crecer.

    Además de cada capítulo, cada cosa
    asimilada y entendida, pudimos aplicarla para comprender muchas
    cosas que hoy nos suceden diariamente y que nos pasaban por al
    lado sin poder comprender realmente cual era su origen y
    cuál iba a ser su consecuencia; desde ahora
    Política para Amador nos ha dado los argumentos para que
    tengamos la última palabra y nadie pueda sacárnosla
    ni decirla por nosotros.

     

     

    Autor:

    Nora Carles

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