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Museo Bruning




Enviado por williams_willis



    1. La Cultura
      Mochica
    2. Cultura
      Lambayeque
    3. Chimu

    Inaugurado en 1966 y está ubicado
    a dos cuadras del parque principal. Nace como fruto de la labor
    investigadora de 48 años del peruanista Enrique
    Bruning.
    En los jardines de este hermoso museo destaca imponente la figura
    de Naylamp, fundador de
    la
    dinastía de Reyes lambayecanos. La fachada muestra un
    colorido mural con motivos lambayecanos. El interior del edificio
    principal es una secuencia de cuatro niveles, entre sus
    corredores y salones se exponen mas de 1,400 piezas
    arqueológicas, manifestaciones que fueron legados de las
    culturas Lambayeque, Moche, Chavín, Vicús Inca y
    otras. Las piezas mas importantes datan de hace mas de 10,000
    años.
    Podrá apreciar los restos del rico y poderoso Rey, llamado
    "El Señor de Sipán". Sus restos y el ajuar
    mortuorio descansan entre los muros del museo. La Sala de Oro
    muestra hasta
    500 piezas que son verdaderas obras de arte.

    Es un excelente museo basado en la colección
    privada del Ingeniero Alemán, Enrique Bruning, recolectada
    a fines del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. El
    gobierno peruano
    adquirió esta colección en 1925. Este museo ha sido
    constantemente enriquecido con piezas obtenidas en
    confiscaciones, donaciones y descubrimientos. Las más
    recientes adquisiciones son las piezas adquiridas en la Tumba del
    Señor de Sipán. Este museo esta construido con
    facilidades modernas y funcionales, de acuerdo a un diseño
    inspirado en los trabajos de Le Corbusier. Se pueden encontrar
    mas de 1500 piezas de diferentes culturas, incluyendo una
    invaluable colección textil y cerámicas de
    Chimú y Vicus. Miles de objetos de oro son guardados en
    cámara selladas, incluyendo máscaras funerarias de
    cobre, vasijas
    ceremoniales, un extraordinario collar y joyas de provenientes de
    Mochica y Chimú y piezas de la cultura
    Lambayeque. La exposición
    ha sido ubicada siguiendo un estricto criterio
    didáctico.

    LA CULTURA
    MOCHICA

    En el período cultural conocido como desarrollos
    regionales existió en la costa norte del Perú un
    pueblo poderoso y muy guerrero conocido como la sociedad Mochica,
    tuvo su hábitat en el valle homónimo,
    desarrollándose entre los territorios de Huarmey al sur y
    Piura al Norte; ocuparon los valles de la Leche,
    Lambayeque, Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú, Chao,
    Santa, Nepeña y Huarmey.

    Dentro de esta secuencia cultural se ubica al
    misterioso, y mágico pueblo milenario Mochica, cuya
    antiguedad se estima entre los 100 años a.C. hasta los 700
    años d.C. De acuerdo a los testimonios
    arqueológicos registrados se ha determinado que las
    culturas norteñas como Cupisnique (Chavín
    costeño), Salinar, Vicús y Virú, han
    contribuido al nacimiento de esta cultura en sus primeras
    épocas; por eso podemos afirmar que la Cultura Moche o
    Mochica, luego de este largo proceso,
    aparece como una síntesis
    regional autónoma, con mayores aportes tecnológicos
    e ideológicos que cualquiera otra cultura
    norcosteña y andina.

    Históricamente fue conocida como
    Protochimú por Max Uhle; Gordon Willy la denominó
    Clásica; Muchik, Julio C.Tello, y Chimú Temprano
    (Early Chimu) por Kroeber en 1925. En la actualidad, Mochica o
    Moche es el nombre más empleado en el lenguaje
    científico. Pero fue Max Uhle (1899) quien dio a conocer
    por primera vez la existencia de esta cultura luego de realizar
    trabajos de investigación en el valle de Moche. Uhle
    excavó alrededor de 50 tumbas entre las Huacas del Sol y
    de La Luna, que le permitieron identificar hasta cuatro distintas
    culturas que habitaron sucesivamente en el valle:
    Protochimú (Mochica), Tiahuanacoide, Chimú e
    Inca.

    Los materiales
    culturales, especialmente cerámica, encontrados por Uhle fueron
    llevados a la Universidad de
    Berkeley y analizados por Alfred Kroeber (1930), confirmando que
    se trataba de una Cultura Protochimú y Pretiahuanaco,
    dicho anteriormente por Uhle. En base a la cerámica, Don Rafael Larco Hoyle (1948) la
    clasificó en cinco fases estilísticas, tomando para
    esto ciertos criterios de forma y dimensiones de los picos, asas
    estribo y cuerpo, así como las decoraciones. Las dos
    primeras con una arraigada herencia de los
    estilos Cupisnique, Salinar y Virú; la tercera y cuarta
    etapa denominada clásica y la quinta fase la considera
    como la época de decadencia con fuertes influencias
    foráneas.
    Larco Hoyle caracteriza cada una de las fases con las siguientes
    particularidades:

    Fase Mochica I

    La cerámica es pequeña, de aspecto
    sólido, en algunos casos de forma lenticular; de asas
    proporcionales y circulares con picos cortos y fuertes rebordes.
    Las formas comunes son : vasos retratos, antropomorfos de cuerpo
    entero, zoomorfos, fitomorfos, cántaros sencillos con asa
    de estribo. Colores crema y
    rojo, crema y ocre, rojo, crema y anaranjado; crema y negro. Hay
    una influencia de la decoracion negativa. Los motivos más
    comunes son los puntos grandes, los círculos, rombos,
    cabezas de lagartijas estilizadas, triángulos con
    círculos concéntricos, signos escalonados, bandas
    cuyos temas pictóricos en colores
    están delineadas por incisiones.

    Fase Mochica II

    El grosor de las paredes disminuye. La cerámica
    se alarga y no se observa tendencia en darle la misma altura que
    ancho, se inicia con esto la esbeltez de los vasos. El asa y el
    pico crecen proporcionalmente, y mientras el asa no pierde la
    forma redondeada, el pico pierde el reborde pronunciado, quedando
    tan sólo un pequeño ribete.
    Existen vasos retratos, antropomorfos de cuerpo entero,
    fitomorfos y zoomorfos. Predominan los colores crema y rojo,
    crema y ocre, rojo y crema plomizo, marrón y anaranjado,
    crema y ocre.

    Fase Mochica III

    Se inicia el refinamiento de esta cultura. Las paredes
    de los vasos se afinan sin perder su solidez, el ceramio
    está cubierto por una fina capa de engobe cuidadosamente
    pulida. Los hornos abiertos con abundante oxigenación
    fueron perfeccionados.
    La cerámica es un poco más grande que Mochica II.
    Los recipientes son de mayor capacidad. Las asas y los picos se
    afinan notablemente, siendo las primeras elípticas y los
    picos pequeños, acampanulados y con reborde casi
    imperceptible. Los ceramios son de líneas armónicas
    y proporcionadas.
    Las esculturas antropomorfas son verdaderos retratos de personas.
    La escultura religiosa adquiere importancia.

    Fase Mochica IV

    Los motivos escultóricos y pictóricos se
    multiplican y adquieren mayor complejidad. El artista mochica
    trata de perennizar en su cerámica no solamente los
    asuntos comunes de su vida diaria, sino también las
    actividades de sus instituciones
    organizadas. El rico acervo de su vida espiritual es sintetizado
    en las escenas pictóricas que cubren los numerosos vasos
    de caracteres religiosos.
    Los vasos se alargan y también proporcionalmente el asa,
    que ya no es chata sino, redonda o ligeramente angular. La
    mayoría de los picos son largos y rectos, aunque hay
    algunos más angostos en la punta con bordes levemente
    afilados.

    Fase Mochica V

    La cerámica de este período, por sus
    formas y decorado, constituye el "arte barroco" de la
    cultura mochica. Se reduce en tamaño pero el asa se
    alarga, siendo el pico más pequeño. El asa toma una
    forma triangular acentuada y el pico es de naturaleza
    troncocónica con bordes afilados del interior hacia
    afuera. Las representaciones geométricas abundan. El
    motivo escultórico pasa a segundo plano, desplazado por el
    arte pictórico.
    Las técnicas
    de manufactura
    que mayormente conocieron fueron el moldeado y el estampado. Por
    el gran dominio de la
    cerámica escultórica y pictográfica se le ha
    denominado, y con mucha justicia, el
    Período de los Maestros Artesanos. Dada la calidad estética y temática de su
    innumerable producción se ha convertido en el mejor
    espejo de su vida cotidiana y espiritual.
    Los Mochica, fueron excelentes ceramistas; emplearon la arcilla
    con contenidos de hierro (roja)
    y de alúmina (blanca). Como fundentes usaron el carbonato
    cálcico o polvo de huesos y, como
    temperantes, cuarzo, silex, pirita molida y arena fina. Manejaron
    temperaturas de 800 ºC a 1000 ºC. Como combustible
    usuaron leña de algarrobo y huarango. El sitio de Cerro
    Mayal, que se encuentra en la parte baja del valle de Chicama; ha
    proporcionado informaciones valiosas para la
    reconstrucción de las actividades que se realizaban en un
    gran taller especializado de cerámica;
    identificándose la variación de los productos
    manufacturados y reconstruyéndose así la naturaleza
    tecnológica de fabricación, como el uso de moldes y
    hornos.

    Cultura
    Lambayeque

    D e la cultura Lambayeque hay toda una secuencia de
    manifestaciones; obras propias en la que notablemente se
    distinguen de las usadas en regiones vecinas.
    Esto se manifiesta en técnicas a
    través de cerámica, la metalurgía, la
    arquitectura y
    otras evidencias.
    El conjunto original, por haberse visto desde fuera, aparece
    mezclado con elementos de posterior cronología, restos
    arqueológicos de otras fases, consideramos más
    tardías, de la evolución de la sociedad. Sin que
    hasta hoy anteceda un estudio detenido, todo el material ha sido
    en primera instancia, adjudicado a la cultura
    Chimú.

    El complejo desarrollo
    cultural se ve reflejado sobre todo en su cerámica, la que
    adquiere modelos y
    formas estilísticas diferentes a Chimú
    caracterizada primordialmente por la presencia del tipo
    denominado "Huaco Rey".
    La metalurgía fué uno de los aspectos más
    sobresalientes de ésta. En arquitectura
    constituyeron grandes montículos piramidales, hechos
    íntegramente de adobe con algunas marcas, heredadas
    probablemente por los Moches. Muchas de las evidencias
    encontradas manifiestan la antigua tradición del llamado
    "enterramiento ritual de los templos".

    Su base económica estuvo ligada a la construcción de grandes complejos
    hidráulicos, obras que en su mayoría
    requirió de un gran despliegue de fuerza de
    trabajo. Construídas con la finalidad de llevar agua hacia los
    campos de cultivo ubicados en las laderas del río como el
    de La Leche y
    otros.

    Consideramos que Lambayeque debe ser estudiado partiendo
    de cero, examinando si hay o no inventos en sus
    patrones culturales, y de este modo tener una idea más
    fidedigna de la problemática Lambayecana.

    Los trabajos arqueológicos realizados en la costa
    norte, principalmente en el área de Lambayeque, son muy
    escasos, razón por la cual solo se conocía las
    referencias que dieron los Cronistas; Francisco de Jerez (1537),
    Cieza de León (1547), Miguel Cabello de Balboa (1586) en
    su obra "Miscelánea Antártica", el Cura de Morrope
    y Pacora, Modesto Ruviñoz y Andrade. La tradición
    contenida en estos documentos
    constituyen el objeto principal de la tradición
    Lambayecana.

    Posteriormente estos aportes dieron lugar a que muchos
    investigadores tomaron interés
    sobre el desarrollo
    cultural de Lambayeque.

    Los primeros en tratar el tema fueron: Tello (1937)
    quien realizó una somera visita para inspeccionar e
    inventariar las huacas y artefactos funerarios de oro saqueados
    en Pampa Grande, pero fué Bruning (1917-1922), el primer
    erudito que hizo un estudio consciente y sistemático de la
    historia cultural
    de está región, registrando en su monografía
    sus impresiones de los sitios más importantes que
    él visitara y fotografiara, Kroeber (1930), probablemente
    en su breve estadía, su labor fue limitada y visitó
    únicamente el Purgatorio, Chotuna y
    Etén.

    Los primeros estudios de campo propiamente hechos se
    deben a Wendell C. Bennett, quien por los meses de Abril y Mayo
    de 1939 estuvo en la zona Lambayecana e hizo algunas excavaciones
    en 81 tumbas y visitó otros 15 lugares sin excavar,
    llegó a la conclusión de que aquella parafernalia
    funeraria pertenecía a una época transicional,
    más tardía .
    Probablemente la investigación más importante
    realizada sobre la (1940, 1959 – 1965) y Richard Shaedel
    (1951-1966), siendo los primeros en realizar un estudio en gran
    escala y la
    elaboración de mapas usando
    fotografías a áreas y bosquejos de mapas.

    En los años 70, Lambayeque
    empieza a recibir la debida atención y se desarrolla el
    Programa de excavación a gran
    escala
    (1971-1976) en Pampa Grande, que ofreció un amplio
    entendimiento de la vida urbana prehistórica del
    lugar.

    En 1978 se desarrolla el proyecto
    Arqueológico "Batán Grande – La Leche", que
    al presente es conocido como Proyecto
    Arqueológico "Sicán," que fue dirigido por
    Izumi Shimada, quien ha proporcionado nuevos datos
    para un mejor entendimiento sobre la cultura en
    estudio.

    Ellos actualizaron y recopilaron todas las principales
    categorías de restos arqueológicos tales como
    canales, campos de cultivo, pirámides y lugares
    habitacionales. Kosok reportó y trazó mapas de 250
    sitios en los valles de Motupe, La Leche y Lambayeque. La
    investigación de Kosok (1965) se basó en la
    interpretación del desarrollo socio-económico,
    político y la irrigación a gran escala de
    Lambayeque.

    Las antiguas culturas pre-hispánicas del
    área andina, mantienen un sin número de relatos y
    leyendas que
    muestran los posibles orígenes de estos pueblos, la
    leyenda de Naylamp, descrita

    por Cabello de Balboa, quien narra la llegada
    mítica de un gran personaje acompañado de una gran
    quito. Dicho personaje se asentó cerca al
    río Iaquisllampa donde construyó el templo Chot.
    Tuvo un hijo Chimú el cual tuvo 12 hijos luego le
    sucedieron 8 gobernantes más hasta que fueron conquistados
    por los Incas.

    En los últimos trabajos científicos
    desarrollados en la zona, se estima que los orígenes de la
    cultura Lambayeque se encuentre al finales del Horizonte Medio o
    etapa en la cual colapsa la cultura Moche y las tradiciones
    sincréticas y fusión
    estilística del dominio de
    Cajamarca Medio en la Costa Norte, debido a la intrusión
    de un nuevo concepto social,
    ideológico y estilístico denominado Wari. Con el
    decaimiento de la influencia Wari en el norte se produce el
    surgimiento de pequeños reinos y culturas regionales que
    se refleja en una nueva concepción ideológica
    social y económica como se refleja en la cultura
    Lambayeque.

    Los diferentes restos materiales
    encontrados en Lambayeque han sido atribuidos por muchos
    años, a la Cultura Chimú. De tal modo que esta
    región fue "Chimuizado" por Tello en 1929, Kroeber en
    1939; denomina a la cerámica clásica como "North
    Chimú" y "Chimú Cursivo"; Bennet en 1945, Willey en
    1951, en la mesa redonda
    de 1953 al involucrarlo en confederaciones, por Rowe en 1955,
    como Chimú Cursivo modelado, Bushnell en 1956, Mason en
    1957, Collier en 1958, Canals Frau en 1959, Meggers y Evans en
    1963; igualmente Lathrap es una publicación en 1964 y
    Engel en 1965.

    Bernal (1979), menciona la confusión entre
    las expresiones de ambos estilos se debía a que en
    la mayoría de la cerámica de Lambayeque es
    negra como la Chimú y a falta de estudios
    importantes sobre el valle de Lambayeque.

    Ha sido Rafael Larco Hoyle el primero en usar
    clara y categóricamente la frase "Cultura
    Lambayeque" 1948, en su "Cronología
    Arqueológica del Norte del Perú",
    puntualizando a la vez los elementos diagnósticos
    que en su criterio distinguían y aislaban con nombre
    propio la cerámica clásica de la
    región aludida.

     Para Izumi Shimada el nombre que debe llevar este
    conjunto de elementos culturales, es la de Sicán, debido a
    un antiguo documento (Archivo general
    de los Indios, Sevilla/Justicia 418)
    ; menciona que en el año 1536 ésta área
    fué denominada como "Sicani o Cani".
    En la encomienda confiada a F. Pizarro que este entregó a
    Lobo en 1536, menciona que el área principal fué
    denominado como "Sicán". En esencia según Shimada
    la cultura Sicán corresponde a la frase clásica de
    la vasta

    La ubicación cronológica del estilo
    Lambayeque no está del todo clara, pero se la ubica como
    consecuencia del Tiahuanaco – Wari expansivo, es decir al
    finalizar el Horizonte Medio.
    Shimada caracteriza cronológicamente a la Cultura
    Lambayeque en base a su cerámica en tres
    períodos:
    Sicán Temprano (700 – 900 D.C.), Sicán Medio (900 –
    1,100 D.C.), Sicán Tardío (1,100 -1,350
    D.C.)

    En la época de máximo apogeo (Sicán
    Medio) y de acuerdo con los objetivos
    hallados en diferentes lugares, se puede establecer que la
    Cerámica Lambayeque tuvo su centro principal en el valle
    del mismo nombre y también se cree que llegó hasta
    el sur Pachacamac y Ancón y por el norte hasta la isla de
    La Plata cerca de Guayaquil.

    Los rasgos más saltantes que Shimada menciona de
    acuerdo a sus investigadores principalmente los referidos a la
    arquitectura monumental son:
    Construcciones de grandes pirámides truncas, combinadas
    con plataformas generalmente en forma de "T", un modelo en es
    el caso de Huaca del Loro. La construcción en esta arquitectura
    monumental usando cámaras de adobe relleno con residuos
    sueltos, troncos de algarrobo y grandes losetas cocidas (50.50 x
    4cm), en donde estas últimas deben haberse empleado como
    refuerzo estructural de las cámaras.

    El uso de grandes pilares distribuidos en cuadradas
    cajas de adobe para el subsuelo, como ejemplo tenemos a Huaca el
    Corte en donde halló 48 columnas cuadradas pintadas y
    alineadas en 12 filas de 4 columnas cada una, las bases de estas
    columnas estaban dispuestas en forma cuadrada, y colocadas en
    cajas de adobe con piedras y/o ripio rellenos de arena,
    posiblemente esta área no pudo cumplir funciones de
    vivienda; pero si empleada como escenarios de exposición
    de sus ritos públicos.

    Una importante tradición en la arquitectura
    monumental del Sicán- Medio, fue el uso de adobes
    intencionalmente marcados, estas marcas
    geométricas que fueron hechos con los dedos antes de que
    el adobe tomara consistencia.
    El 90% del total de adobes del mismo tamaño, color, textura y
    forma con diferentes marcas se repetían en adobes de
    diferentes tamaños, formas color y
    textura.

    Se admite que los adobes marcados eran fabricados por
    diversas adoberas, (bajo contrato) y para
    diferentes patrocinadores, y los adobes sin marcas fabricados
    para cumplir una labor de impuesto para
    el estado. Los
    adobes marcados fueron colocados en las construcciones por
    diferentes grupos de obreros
    (no pertenecientes a los productores de adobes) quienes usaron
    diversos adobes marcados que en un principio apilaron en forma
    desordenada.

    Los recintos de las élites mostraban
    detalles de varios cuartos interconectados, se supone que
    incluía residencias de las élites y algunos
    talleres artesanales.

    Un ejemplo de la decoración mural que
    presenta un diseño de 6.70 m. de largo por 1.02
    m. de alto, donde 6 personajes llevan un alto y suntuoso
    tocador sobre una corona de contornos escalonados,
    resaltando en las mascaras el ojo alado. Los colores
    utilizados correspondían al rojo oscuro, blanco,
    anaranjado ocre, rosado, marrón de decoración
    mural, pero con relieves policromos, son los recientemente
    hallados en Túcume.

    Los estudios sobre cerámica Lambayeque no
    han podido hasta la fecha aún establecer una
    secuencia aceptable, sólo se limitaba especialmente
    a sus fase media.<>

    Las caracterésticas más resaltantes que
    destacan a esta cerámica es el color negro; de cuerpo
    esférico que descansa sobre una base de pedestal; de pico
    cónico, en el se desplaza la cabeza de un personaje con
    ojos alados (Naylamp), estilizada; en el sector occidental de la
    cabeza de Naylamp nace un asa conectada al cuerpo del recipiente.
    Frecuentemente este personaje es acompañado por dos
    sujetos secundarios, estirados y recostados boca abajo como
    adorándole, esta forma de cerámica es
    conocida.

    La composición iconográfica de " Naylamp"
    se encuentra en otro tipo de recipiente, así mismo de
    cuerpos esféricos que descansa sobre una base de pedestal
    a veces decorada con inscripciones geométricas, pero estas
    vasijas tiene la particularidad de estar dotadas de dos picos
    divergentes, cónicos, unidos por asa puente. En esta forma
    la figura de Naylamp puede estar también
    ausente.

    Para la cerámica utilitaria Walter Alva los
    distingue por su singular técnica del paleteado con
    variados motivos impresos en especéfica distribución territorial. Trimborn sostiene
    que esta técnica tuvo una vitalidad muy tenaz, sin embargo
    con la desventaja de que sus motivos no se prestan a una
    subdivisión cronológica.

    El primero en definir a la cerámica es Larco, en
    base a los motivos escultóricos y asas puentes, la
    divinidad antropomorfa de ojos alados, y la atribuye cierta
    anexión al estilo Cajamarca, posteriormente lo ubica
    dentro y como consecuencia del Tiahuanaco expansivo en la
    Costa.

    Zevallos (1971) propone a la cerámica como una
    creación de patrones propios del poblador de este valle,
    diferenciándolo de otras cultural regionales, y que deriva
    de la cultura mochica por el realismo.

    En la forma conocida en la región con el nombre
    del "Rey", compuesta de gollete y asa, una figura de
    cara-máscara coronada que va entre el gollete y el
    glóbulo esferoide y base en pedestal.

    Cerámio Botelliforme, con gollete y asa, globo y
    base en pedestal.

    Glóbulo sobre que van dos golletes divergentes
    troncocónicos interrumpidos por una asa y base
    pedestal.

    Cerámio vasiforme, sin clase alguna de asa y base
    en pedestal (como botella).

    Idolillos y objetos de tamaño muy
    reducido.

    Shimada (1985) caracteriza cronológicamente a
    esta cerámica en 3 períodos:

    El Sicán Antiguo (700 -900) caracterizado
    por la fuerte influencia de éstilos foráneos
    como Cajamarca Medio y Wari/Pachacamac. Constituye una fase
    de transición entre el fin del Moche o el
    surgimiento de Sicán.

    El Sicán Medio (900 – 1,100) época
    que decae Wari, la cerámica de este período
    con el símbolo del señor Sicán, se ha
    encontrado desde Ancón y Pachacamac hasta la Isla de
    la Plata cerca a Guayaquil.

    El Sector Tardío (1,100 – 1,350) la
    cerámica presenta un bruñido perfecto, negro oscuro
    y negro manchado, en 1963; igualmente Lothrop es una
    publicación en 1964 y Engel en 1965, expresiónes de
    ambos estilos se debía a que en la mayoría de la
    cerámica de Lambayeque es negra como la Chimú y a
    falta de estudios importantes sobre el valle de
    Lambayeque.

    Chimu

    Surge al decaer el Imperio Wari, abarcó desde
    Tumbes hasta Carabayllo. Los Chimú fueron un estado
    expansionista centralizado con claras divisiones de clases,
    herencia de
    cargos y una burocracia muy
    compleja; el poder lo
    tenía el gran señor llamado Cie Quic y los Alaec,
    continuaba un grupo con
    cierto prestigio y poder
    económico llamado Fixlla y al final se encontraban los
    campesinos, los artesanos y los sirvientes. El sistema
    económico y social funcionaba por medio de una red de centros urbanos
    rurales que se encargaban de recepcionar y enviar a la capital los
    tributos
    obtenidos. El estado se
    administró en la ciudad capital
    Chan-Chan, desde allí se manejo, organizó y
    monopolizó la producción, el almacenamiento,
    la redistribución y el consumo de
    bienes y
    productos. El
    culto principal estuvo dedicado a la luna debido a su influencia
    sobre el crecimiento de las plantas, las
    mareas y a su utilización como marcador del tiempo; sin
    embargo, cada pueblo debió poseer sus deidades y
    santuarios locales. La arquitectura ha permitido definir que los
    gobernantes vivieron en los palacios y recintos monumentales,
    mientras el pueblo residió en viviendas de quincha con
    habitaciones pequeñas y fuera de la arquitectura
    monumental.

    LA ECONOMIA CHIMU

    La economía Chimú
    se caracterizó por la explotación de los lugares
    conquistados que tributaban con alimentos,
    artesanías, trabajo, etc. La especialización
    laboral
    obligó el funcionamiento de un sistema de
    intercambio o trueque que permitió obtener los productos y
    objetos que cada cual no producía. El culto principal
    debió estar dedicado a la Luna debido a su influencia
    sobre el crecimiento de las plantas, las
    mareas y a su utilización como marcador del tiempo; sin
    embargo cada pueblo debió poseer sus deidades y santuarios
    locales. Los gobernantes vivían en palacios y recintos
    monumentales mientras el pueblo residió en viviendas de
    quincha con habitaciones pequeñas y fuera de la
    arquitectura monumental.

    LA CERAMICA
    CHIMU
    Los ceramios Chimú cumplieron dos funciones, como
    recipientes para uso diario o doméstico y los ceramios de
    uso ceremonial o para ofrendas de
    los entierros; los primeros fueron elaborados sin mayor acabado
    mientras los funerarios muestran bastante dedicación. Las
    principales características de las vasijas Chimú
    son una pequeña escultura en la unión del gollete
    con el arco, su fabricación moldeada para la
    cerámica ceremonial y modelada para uso diario, su
    coloración generalmente negro metálico con algunas
    variantes, su brillo característico se obtenía
    humeando la vasija que previamente había sido pulida. En
    pequeñas cantidades también se elaboraron ceramios
    de colores claros. En la cerámica se han plasmado muchas
    representaciones realistas como animales, frutos
    y personajes, así como, escenas míticas.

    LA METALURGIA
    CHIMU
    Los artesanos Chimú trabajaron los metales en
    talleres divididos en secciones para cada caso del tratamiento
    especializado de los metales;
    trabajaron el enchapado, el dorado, el estampado, el vaciado a la
    cera perdida, el perlado, la filigrana , el repujado sobre moldes
    de madera, etc.
    Con todas estas técnicas elaboraron gran cantidad de
    objetos como vasos, cuchillos, recipientes, figuras de animales
    sólidas o vacías, brazaletes, alfileres, coronas,
    etc. Para realizar las aleaciones
    recurrieron a combinaciones de ácidos que
    se encontraban naturalmente. Los minerales
    debieron ser obtenidos de minas atajo abierto, de los ríos
    y de socavones. los metales mas usados fueron el cobre, la
    plata, el oro y el estaño.

    COMO SE FUNDIAN LOS METALES
    El mineral extraído se molía en batanes para poder
    separarlos de otros minerales o
    impurezas en seguida se fundían en un horno que
    tenía como combustible carbón vegetal y mineral;
    constantemente debieron avivar las brasas soplándolas con
    tubos largos para así elevar la temperatura.

    TEXTILERIA CHIMU
    El hilado consiste en la practica manual y
    elemental de unir un conjunto de hilos pequeños para poder
    lograr un hilo largo y continuo, en esta labor inicial de la
    textilería se utilizaron diversos instrumentos como el
    huso. El huso, es un instrumento manual
    confeccionado de una varita pequeña y delgada que
    generalmente se va adelgazando a ambos extremos; se lo emplea
    junto a un tortero o piruro que se inserta en la parte inferior
    para que haga contrapeso. Se empieza a hilar tomando de la rueca
    (donde se ha fijado la fibra que se va a hilar) algunas fibras
    que son fijadas en el huso que se lo hará girar
    rápidamente entre el pulgar, el cordial y el índice
    para lograr enrollar y torcer las fibras ininterrumpidas.
    Cuando ya se había obtenido los hilos necesarios se
    empezaba el tejido osea el entrecruzamiento o combinación
    de los hilos para hacer las telas.
    Los Chimú confeccionaron telas, gasas, brocados, bordados,
    telas dobles, telas pintadas, etc. Algunas veces los textiles
    fueron adornados con plumas y placas de oro y plata, los
    colorantes se obtuvieron de ciertas plantas que contenían
    tanino, del molle y del nogal; de minerales como la arcilla
    ferruginosa y el mordiente de aluminio y de
    animales como la cochinilla. Las prendas se confeccionaron de la
    lana de cuatro animales; el guanaco, la llama, la alpaca, y la
    vicuña y de la planta de algodón nativo que crece
    en forma natural en siete colores diferentes. La vestimenta de
    los Chimú consistió en taparrabos, camisas sin
    mangas con o sin flecos, pequeños ponchos, túnicas,
    etc.

    Williams Willis

    kurt kobain

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