Indice
1.
Introducción
2. Sentido del gusto
3. Sentido del olfato
4. Bibliografía
Los sentidos se han desarrollado en los seres vivos como
los instrumentos que les sirven para poder tener
una relación o una interacción con el resto del
Universo que
los rodea. El propósito fundamental de los órganos
de los sentidos es
recabar información acerca del medio circundante
para poder
sobrevivir. Por ejemplo, para evitar cualquier peligro.
Los sentidos del olfato y del gusto –que son aquellos sobre
los cuales nos ha tocado investigar – han ayudado a los seres a
catalogar los elementos que le pueden servir de alimento. Un
objeto que está en putrefacción emite ciertas
sustancias químicas que tenemos la capacidad de detectar y
sabemos, sea por herencia genética o
por aprendizaje, que
nos pueden dañar, por lo cual nos abstenemos de
comerlo.
Sin la existencia de los sentidos no podríamos desarrollar
nuestra vida como hasta ahora. Apreciamos la necesidad de los
órganos de los sentidos cuando, por desgracia, llega a
faltar alguno. Intentamos entonces sustituirlo, pero como se sabe
esta sustitución es, en general, incompleta.
Evolución
El desarrollo de
los sentidos que ha experimentado el hombre ha
sido controlado por el fenómeno evolutivo y ha estado
íntimamente relacionado con las condiciones físicas
y químicas del ambiente que
nos ha rodeado en el transcurso de los tiempos. De hecho, la
forma de funcionar de nuestros sentidos es una consecuencia de la
adaptación al medio.
Los sentidos del gusto y del olfato también se han
desarrollado para poder adaptarse a evitar peligros en la
ingestión de alimentos que ya
están descompuestos y que presentan un peligro al
ingerirlos, así como alimentos
venenosos que, en general, desprenden cierto número de
sustancias químicas que al llegar a la nariz las
detectamos; de esta forma se ha aprendido, en el transcurso de la
evolución de la vida a rechazarlas. Existen
también sustancias venenosas o podridas que no huelen. Sin
embargo, al probarlas con la lengua se ha
aprendido a saber que no nos convienen porque nos causan
daño.
Hecha esta pequeña introducción, ahora analizaremos los
sentidos que son motivo del presente trabajo.
Esta facultad de los humanos, entre otros animales,
actúa por contacto de sustancias solubles con la lengua. El ser
humano es capaz de percibir un abanico amplio de sabores como
respuesta a la combinación de varios estímulos,
entre ellos textura, temperatura,
olor y gusto. Considerado de forma aislada, el sentido del gusto
sólo percibe cuatro sabores básicos: dulce, salado,
ácido y amargo; cada uno de ellos es detectado por un tipo
especial de papilas gustativas.
La lengua posee casi 10.000 papilas gustativas que están
distribuidas de forma desigual en la cara superior de la lengua,
donde forman manchas sensibles a clases determinadas de
compuestos que inducen las sensaciones del gusto. Por lo general,
las papilas sensibles a los sabores dulce y salado se concentran
en la punta de la lengua, las sensibles al ácido ocupan
los lados y las sensibles al amargo están en la parte
posterior.
Los compuestos químicos de los alimentos se disuelven en
la humedad de la boca y penetran en las papilas gustativas a
través de los poros de la superficie de la lengua, donde
entran en contacto con células
sensoriales. Cuando un receptor es estimulado por una de las
sustancias disueltas, envía impulsos nerviosos al cerebro. La
frecuencia con que se repiten los impulsos indica la intensidad
del sabor; es probable que el tipo de sabor quede registrado por
el tipo de células
que hayan respondido al estímulo.
Captación del gusto
El sabor puede ser: dulce, salado, amargo y
ácido.
¿Dónde se encuentran los receptores de los
distintos sabores?
Dulce: en la punta de la lengua.
Amargo: en las papilas calciformes.
Salado y ácido: en la punta y parte anterior de los bordes
de la lengua. También hay receptores sensibles a los
sabores ácidos en
la mucosa de los labios, y sensibles a todos los sabores en el
velo del paladar.
No hay captación gustativa en la región sublingual
y en la cara inferior de la lengua.
La Lengua
La lengua es un órgano musculoso de la boca y es el
asiento principal del gusto y parte importante en la
fonación y en la masticación y deglución de
los alimentos. La lengua está cubierta por una membrana
mucosa, y se extiende desde el hueso hioides en la parte
posterior de la boca hacia los labios. La cara superior, los
lados y la parte anterior de la cara inferior son libres, solo el
resto está unido a la cavidad bucal, lo que permite muchos
y diversos movimientos.
Los principales músculos que la forman son: el lingual
superior, que levanta la punta; el lingual superior, que baja la
punta de la lengua, y el lingual transverso, que al contraerse la
dobla en forma de canaleta. Toda su superficie está
recubierta por una piel en la que
se encuentran formaciones especiales llamadas papilas. Estos son
los verdaderos órganos sensitivos. Según la
función
que desempeñen las papilas pueden ser: gustativas o
táctiles. Dentro de las gustativas están las
caliciformes y las fungiformes. Son papilas táctiles las
filiformes, que se distribuyen por toda la superficie de la
lengua.
La textura rugosa de la cara superior está dada por las
papilas gustativas, captadoras del gusto. El color de la
lengua suele ser rosado, lo que indica un buen estado de
salud; cuando
pierde color es
síntoma de algún trastorno.
La lengua posee diferentes y muy importantes funciones. La
principal, que ya nombramos anteriormente es la contención
de los receptores gustativos, quienes nos permiten degustar los
alimentos; en la masticación, la lengua empuja los
alimentos contra los dientes; y en la deglución, lleva los
alimentos hacia la faringe y más tarde hacia el
esófago, cuando la presión
que ejerce la lengua provoca el cierre de la tráquea.
También contribuye, junto con los labios, los dientes y el
paladar duro, a la articulación de palabras y
sonidos.
El sentido del gusto está localizado en la
lengua.
Este órgano esta situado dentro de la cavidad bucal, y es
un órgano esencialmente musculoso, impar y
simétrico.
Tiene la forma de un cono aplanado, base fija y vértice
libre. Esta compuesta por:
- Dos caras, superior e inferior.
- Dos bordes laterales.
- Una base posterior.
- Un vértice anterior.
Cara superior
Está revestida por una mucosa gruesa de color rosado, la
mucosa lingual. En ella se observan unas eminencias grandes; son
las papilas calciformes.
Estas papilas se disponen a la manera de una V.
La V lingual divide la superficie de la cara superior de la
lengua en dos zonas: una posterior y otra anterior.
La superficie de la lengua es irregular.
En las partes laterales se implantan los implantes anteriores del
velo del paladar. Este, los pillares la lengua limitan el istmo
de la fauces, orificio que comunica la boca con la faringe.
Cara inferior:
Presenta un surco medio. De él arranca un repliegue de la
mucusa, el frenillo de la lengua.
La mucosa que reviste la lengua es delgada.
Bordes, base y vértice:
Los borden son redondeados y gruesos.
La base, fija, corresponde a la región del istmo de las
fauces.
Con ella se relaciona los pilares anteriores del velo del
paladar, las amígdalas y la epiglotis, que cierra el
orificio glótico de la laringe.
El vértice o punta de la lengua es romo.
Estructura de
la lengua
La lengua es un órgano esencialmente muscular.
En su constitución intervienen:
- Una formación osteofibrosa, que le sirve de
esqueleto. La formación esquelética osteofibrosa
esta formada por un hueso, el hioides, y por dos membranas,
la membrana hioglosa y el septum medio.Los músculos son: Uno impar, el lingual
superior, y 8 pares.- 17 músculos que se implantan en el
esqueleto. - Una mucosa que recubre los
músculos.
Recubre toda la lengua, se continúa con la mucosa
de la pared sublingual de la boca, de la faringe, laringe, velo
del paladar y amígdalas.
Esta formada por un ACPA profunda de tejido conectivo denominada
"corion" y por un epitelio estratificado, con abundantes
glándulas.
El epitelio reviste las papilas dispuesta en la cara superior de
la lengua
Papilas:
Son relieves de formas diferentes, las misma pueden
ser
- Calciformes (en forma de cáliz)
Son las más grandes. En numero de 9 a 11
forman la V lingual.Se encuentran por delante y alguna por detrás
de la V lingual. Están mezcladas con las pailas
filiformes. Su mayor numero se localiza en los bordes y en la
punta de la lengua.- Fungiformes (con forma de sombrero de
hongo) - Filiformes (con forma de filamentos)
Están distribuidas por toda la cara superior de
la lengua. Se disponen en hileras paralelas a los brazos de la V
lingual.
Son filamentosas, cilíndricas, y como hilos (de ahí
su nombre).
Corpúsculos del gusto
Los impulsos nerviosos gustativos se originan en los
corpúsculos del gusto o bulbos del gusto.
Estos corpúsculos tienen el aspecto de pequeños
botellones cuya boca se abre en la superficie del epitelio, de la
boca y de la garganta.
Su mayor numero se encuentra en la cara superior de la lengua, en
las papilas calciformes y fungiformes.
Cada corpúsculo esta formado por células de
sostén que se disponen como los gajos de una naranja.
Estas células encierren y protegen a las células
gustativas. Las células de sostén y gustativas son
células epiteliales modificadas.
Deterioro Del Sentido Del Gusto
El deterioro del sentido gustativo varía desde su
distorsión hasta su pérdida completa.
Puede manifestarse como disminución del sentido del gusto
y el olfato; disgeusia; deterioro del gusto; pérdida del
gusto; sabor metálico.
La lengua puede solamente "percibir el sabor" dulce, salado,
agrio y amargo.
Los trastornos del gusto pueden ser causados por cualquier
condición que interfiera con la transmisión de
los estímulos de sabor
hacia el cerebro o por
condiciones que afecten la forma en que este órgano
interpreta tales estímulos.
Existen dos clases de desordenes del gusto, y son:
- La "Hipogeusia": que consiste en la pérdida de
la habilidad de saborear o distinguir entre lo dulce, lo
salado, lo agrio, etc. - La "Ageusia", que es la pérdida casi total de
detectar sabores.
Causas comunes:
- En algunos casos ésta condición se
presenta desde el nacimiento, pero en la mayoría de los
casos se desarrolla después de una lesión o
enfermedad. - resfriado común
- infección nasal debido a una infección
(como las infecciones de las gladulas salivales),
pólipos, etc. - gripe
- faringitis viral
- sequedad de la boca
- envejecimiento (el número de papilas
gustativas disminuye con la edad) - fumar en exceso (en especial el fumar con
pipa) dado que genera la sequedad de la boca - deficiencia de vitaminas
(vitamina B12) o de minerales
(zinc en la dieta) - lesiones en la boca, la nariz o la cabeza
- gingivitis
- efectos colaterales de los medicamentos como las drogas
antitiroideas, captopril, griseofulvina, litio, penicilamina,
procarbazina, rifampicina, vinblastina o
vincristina - parálisis de Bell
- síndrome de Sjogren
- faringitis estreptocócica
(infección de la garganta por
estreptococos)
Puede haber otras causas para el deterioro del sentido
del gusto, además de las mencionadas. La posibilidad de
incidencia de las mismas no está determinada por el orden
en que éstas se presentan. Entre las causas de este
síntoma se pueden citar enfermedades y medicamentos
poco comunes. Además, las causas pueden variar
según la edad y el sexo de la
persona y las
características específicas del
síntoma, tales como localización exacta, calidad,
duración, factores agravantes, factores atenuantes y
enfermedades
asociadas.
Las adicciones
(cigarillo, alcohol y
drogas
ilegales) alteran el normal funcionamiento del sentido del
gusto.
Tabaco
En primer lugar fumar hace daño a nuestra salud y a la de los
demás. Además tiene innumerables consecuencias
nocivas (aumenta la presión
arterial, produce cáncer, enfisema, etc). Pero lo que
muchos fumadores no se dan cuenta es que pierden el sentido del
gusto (además de poder sufrir ulceras gástricas,
cáncer de lengua, labios, garganta, etc) y que un tomate
tiene el mismo gusto que la lechuga.
Obviamente como consecuencia del dejar de fumar mejorará
nuestro sentido del gusto y el olfato, lo que nos
permitirá disfrutar más de los placeres de la
cocina y del aire
libre.
Drogas
La
drogadicción, como sabemos, es una enfermedad que
consiste en la dependencia de sustancias que afectan el sistema nervioso
central y las funciones
cerebrales, produciendo alteraciones en el comportamiento, la percepción, el juicio y las emociones. Los
efectos de las drogas son
diversos, dependiendo del tipo de droga y la
cantidad o frecuencia con la que se consume, pero además
de las alucinaciones y graves deterioros en la salud física y
psíquica de quien la consume, también puede
intensificar o entorpecer los sentidos, provocar sensaciones de
euforia o desesperación. Algunas drogas pueden
incluso llevar a la locura o la muerte.
Es valido mencionar que la disgeusia (deterioro de la capacidad
de apreciar los sabores), es un síntoma común de la
quimioterapia y la radioterapia a la cabeza y el cuello. Los
pacientes pueden sentir un sabor desagradable relacionado con la
diseminación del fármaco a través del tejido
oral. Este síntoma suele resolverse varios meses
después del tratamiento. La radioterapia puede alterar los
sabores dulces, ácidos,
amargos y salados y, por lo general, el problema se resuelve 2
ó 3 meses después de la terapia. La disgeusia puede
conducir a la pérdida del apetito y afectar así la
calidad de
vida y las necesidades nutricionales. Modificar la textura y
consistencia del régimen alimentario y agregar bocadillos
entre comidas puede ayudar a satisfacer las necesidades
nutritivas. Puede ser necesario ofrecer orientación
nutricional durante el tratamiento y después de
él.
Es el sentido que nos permite oler. Este fenómeno
ocurre cuando ciertas sustancias se introducen en la nariz y
tenemos la sensación de oler.
Antes de que podamos oler cualquier cosa, las sustancias que se
desprenden de ésta deben llegar a nuestra nariz. En
general, las moléculas olorosas experimentan dos procesos antes
de llegar a nuestra nariz. El primero de ellos ocurre cuando las
moléculas se desprenden de la sustancia en que se
encuentran y el segundo al transportarse estas moléculas
hasta nuestra nariz.
¿Cómo llegan las sustancias olorosas a
nuestra nariz?
Cuando estamos en un extremo de una habitación y alguien
abre un perfume en el otro extremo oleremos el perfume aun con
los ojos cerrados y sin que se nos avise de su presencia. Los
fenómenos que ocurren para que esto suceda son los
siguientes: en general, a cierta altura sobre el nivel del mar, o
sea para cierto valor de la
presión atmosférica, las temperaturas ambientes son
un poco más altas que la temperatura de
evaporación del perfume. Por tanto, al dejar abierta la
botella el perfume se evapora. Cuando la botella está
cerrada, al evaporarse el perfume y no poder escapar el gas, la
presión que experimenta el perfume aumenta por lo que su
temperatura de evaporación también aumenta. Este
aumento rebasa el valor de la
temperatura ambiente y en
consecuencia deja de ocurrir la evaporación.
Mientras más alta sea la temperatura de la localidad,
mayor será la cantidad de perfume que se evapore.
Asimismo, mientras menor sea la presión
atmosférica, o sea mientras más alto estemos sobre
el nivel del mar, mayor será la cantidad de perfume que se
evapore.
Una vez que se empieza a evaporar el perfume, su
concentración aumenta en la cercanía del lugar en
que se encuentra la botella, generándose una diferencia de
concentración. Así empieza a operar otro mecanismo,
el de la difusión. El perfume se empieza a difundir a todo
el volumen de la
habitación hasta que algunas de sus moléculas
llegan a nuestra nariz.
Si en la habitación hubiese viento, entonces además
de la difusión, las moléculas del perfume
serían arrastradas por el viento.
También podemos oler algunas sustancias que son
sólidas. En estos casos lo que ocurre es que el valor de
la presión atmosférica es menor que el valor del
punto triple del sólido y por tanto, a una temperatura
suficientemente alta el sólido se sublima, es decir, pasa
directamente de sólido a gas, sin hacerlo
por la fase líquida. De nuevo una vez que hay gas de la
sustancia, empieza a operar el mecanismo de difusión.
Al entrar en una cocina olemos la comida que se está
cocinando. En este caso, como es fácil convencerse, de las
ollas sale gas o vapor con moléculas de la comida; que por
medio de la difusión llegan a nuestra nariz.
¿Cómo percibimos los olores?
Cuando un objeto, emite un olor y nos llega a la nariz esto
quiere decir que moléculas de dicho objeto se han
desprendido de él y llegado, por difusión o
arrastre, a nuestra nariz. Estas moléculas entran en la
nariz debido a la aspiración que realizamos cuando
respiramos. En este proceso, el
aire que
inhalamos arrastra a las moléculas que están en la
vecindad de la nariz. La corriente de aire que entra da lugar a
una corriente secundaria que pasa por el epitelio sensitivo. La
cantidad de aire y por tanto la fracción de
moléculas del objeto oloroso que se deposita en el
epitelio es muy pequeña.
También llegan corrientes de aire desde la boca. La comida
que tenemos en la boca también despide moléculas
que son arrastradas hasta el epitelio sensitivo. Este hecho tiene
como consecuencia que la sensación predominante al comer
provenga no del gusto que se inicia en la lengua sino del
olfato.
La sensación de oler se experimenta cuando las
moléculas aromáticas llegan a la mucosa nasal, en
donde se disuelven. Así, estas moléculas entran en
contacto con los cilios.
Hasta hoy en día no se ha podido determinar con certeza el
mecanismo por medio del cual se inicia el proceso a
través de los receptores nerviosos que nos dan la
sensación de oler. Mencionaremos algunas ideas que se han
expuesto y que parecen tener algunos elementos que pueden ser
verdaderos. }
En primer lugar, en general, somos muy sensibles a una cantidad
extraordinariamente grande de olores distintos. A primera vista
podríamos pensar que hay un nervio olfatorio sensible a
cada olor posible. Sin embargo, hasta hoy en día no se han
encontrado estas diferencias en los cilios nasales.
En muchos casos resulta que la presencia de un átomo
particular en la molécula de la sustancia olorosa es la
que le da su olor peculiar. Por ejemplo, está el caso del
agua, cuya
molécula tiene un átomo de
oxígeno
y dos de hidrógeno, H2O. Si se sustituye el
átomo de oxígeno
por uno de azufre se obtiene el sulfito de hidrógeno,
H2S. Esta última sustancia despide el olor de
huevos podridos. Vemos que la sustitución de un
átomo de oxígeno por uno de azufre lleva a cambios
notablemente desagradables en el olor de las sustancias.
Por otro lado, existen algunas evidencias de que no es nada
más la composición química
específica de las moléculas olorosas, sino
también su forma la que hace que reaccionemos a su olor.
En efecto, existen sustancias cuyas moléculas tienen
composiciones químicas diferentes pero con formas muy
parecidas, y sentimos que tienen olores muy parecidos.
Sin embargo, la explicación desde el punto de vista
molecular de cómo olemos sigue sin respuesta
definitiva.
La nariz humana
La nariz tiene varias funciones primordiales: por una parte
constituye el órgano del sentido del olfato, pues el
hombre es
capaz de discriminar entre dos mil y cuatro mil olores.
Además, forma parte de la vía respiratoria
filtrando, calentando, humedeciendo el aire y expulsando materiales
extraños recogidos por el aire.
Por nariz se entiende la pirámide nasal visible en la cara
o nariz propiamente tal y su cavidad, la cavidad nasal, que se
extiende desde los orificios nasales externos por delante hasta
las coanas u orificios nasales posteriores que comunican la
cavidad nasal con la nasofaringe. La cavidad nasal está
dividida en dos mitades por el tabique nasal; a cada mitad se le
conoce como fosa nasal; de su pared externa ósea se
originan dos láminas óseas perpendiculares llamadas
cornetes superior y medio, que dividen parcialmente a cada fosa
en cavidades más pequeñas llamadas meatos: bajo el
cornete superior está el meato superior; bajo el cornete
medio está el meato medio; una tercera lámina
ósea independiente, llamada cornete inferior, origina el
meato inferior, cavidad cuyo techo es el cornete inferior, y cuyo
piso es el piso de (a fosa nasal; en el meato inferior termina el
conducto lacrimonasal, que comunica el ángulo interno del
ojo con la nariz. Cada fosa nasal se une por medio de orificios
en su pared ósea externa con los llamados senos
paranasales, cavidades que se encuentran en el interior de los
huesos
maxilares, frontal, esfenoides y etmoides.
La cavidad nasal presenta tres zonas:
– el vestíbulo: es la parte más anterior e inferior
de la nariz, y está tapizada por piel;
– la llamada "región respiratoria": que se continúa
con el vestíbulo y se comunica con la nasofaringe, y
está tapizada por una membrana mucosa de tipo
respiratorio;
– la región olfatoria: ubicada en el cornete superior y
tercio superior del tabique nasal, donde llegan filetes nerviosos
que atraviesan los orificios de un hueso llamado etmoides, cuyo
conjunto origina el nervio olfatorio, que alcanza el llamado
bulbo olfatorio, que se continúa con las llamadas
cintillas olfatorias, cuyas fibras llevan los estímulos al
cerebro y cerebelo.
Sentido del olfato
El olfato se localiza en el epitelio nasal. El epitelio olfatorio
está ubicado en el techo de la cavidad nasal, el epitelio
contiene cerca de 20 millones de células olfatorias
especializadas, con axones que se extienden hacia arriba, como
fibras de los nervios olfatorios. Esas fibras penetran la
delgadísima placa cribada del hueso etmoides, situado en
el piso del cráneo, a través de los poros de
aquél hueso. El extremo de cada célula
olfatoria de la superficie epitelial ostenta varios vellos
olfatorios que, al parecer, reaccionan a los olores (sustancias
químicas) presentes en el aire.
A diferencia de los bulbos gustativos, que sólo son
sensibles a unas cuantas categorías de sabores, el
epitelio olfatorio reacciona según se cree a unas 50
sustancias. Las mezclas de
esas sensaciones olfatorias primarias generan el amplio espectro
de olores que el humano es capaz de percibir. Los órganos
olfatorios reaccionan a cantidades notablemente pequeñas
de sustancias. Por ejemplo la ionona, que es el sustituto
artificial del aroma de las violetas, puede detectarse por casi
todas las personas cuando su concentración en el aire es
de apenas una parte por más de 30 000 millones de partes
de aire.
A pesar de su sensibilidad, el olfato es quizás el sentido
que se adapta con mayor rapidez. Los receptores olfatorios se
adaptan en un 50% durante el primer segundo de estímulo,
de modo que hasta los más desagradables olores presentes
en el aire dejan de ser percibidos después de unos cuantos
minutos. Parte de la adaptación ocurre, según se
piensa, en el SNC.
Los senos paranasales
Son prolongaciones neumatizadas o llenas aire de la
porción respiratoria de la cavidad nasal localizan en los
siguientes huesos craneales:
frontal, etmoides, esfenoides y maxilar. Los senos se denominan
de acuerdo con los huesos, en los que encuentran, de la siguiente
manera: Frontal, etmoidal, esfenoidal y maxilar.
Relación entre los senos paranasales y la
órbita
El seno frontal es superior, el seno maxilar, inferior; el seno
etmoidal, medial; y el seno esfenoidal posterior a la
órbita. Estos senos están tapizados por una
membrana mucosa que se continúa con la de las cavidades
nasales. Sin embargo, la mucosa sinusal es más fina, menos
vascularizada y no se adhiere tanto a las paredes óseas
como la mucosa nasal. El moco segregado por las glándulas
de la mucosa sinusal pasa a las cavidades nasales a través
de los orificios (ocultos por los cornetes) de las paredes
laterales.
Los senos paranasales se desarrollan como evaginaciones de las
cavidades nasales, fundamentalmente después del
nacimiento. Las aperturas originales de estas evaginaciones
persisten como orificios en la cavidad nasal. Por consiguiente,
todos los senos paranasales drenan directa o indirectamente a la
cavidad nasal. Las secreciones de la mucosa sinusal acaban
drenando por estos orificios hasta la cavidad nasal. La capa
mucosa de los senos se continúa, además, con la
mucosa de la nariz como consecuencia del origen sinusal como una
evaginación de las cavidades nasales
Los senos paranasales varían considerablemente de
tamaño y forma en las distintas personas y razas (por
ejemplo los senos frontales suelen ser de pequeño
tamaño en los orientales). La mayoría de los senos
se encuentran en estado rudimentario o ausente en los
recién nacidos. Al nacer, no se observa ningún seno
frontal ni esfenoidal, pero habitualmente existen algunas celdas
etmoidales y diminutos senos maxilares. Estos senos se expanden
durante la infancia. Los
senos frontal y esfenoidal se desarrollan durante la infancia y
adolescencia.
El desarrollo de
los senos paranasales es esencial para que ocurra el cambio del
tamaño y la configuración de la cara durante la
infancia y para añadir resonancia a la voz durante la
adolescencia.
Los senos frontales
Estas cámaras de aire se encuentran entre las tablas
externa e interna del hueso frontal, detrás de los arcos
superciliares y la raíz nasal. El tamaño de los
arcos superciliares varía según el desarrollo; sin
embargo, la prominencia de los arcos superciliares no se
corresponde necesariamente con el tamaño de los senos
frontales subyacentes. En general, los senos frontales se
detectan en la radiografía a partir de los 7 años
de edad.
Los senos frontales derecho e izquierdo raramente tienen el mismo
tamaño y el tabique que los separa casi nunca se
encuentran totalmente en el plano medio. En general, el seno
frontal consta de dos porciones:
1. Una porción vertical en la porción
escamosa del hueso frontal y
2. Una porción horizontal en la porción orbitaria
del hueso frontal. Una o ambas porciones pueden adoptar un
tamaño grande o reducido.
Si la porción supraorbitaria aumenta, el techo forma el
suelo de la
fosa craneal anterior y el suelo, el techo
de la órbita. Los senos frontales varían de
tamaño desde aproximadamente 5 mm (tamaño de un
guisante) hasta ocupar grandes espacios que se extienden
lateralmente en las alas mayores del esfenoides.
En principio, puede haber varios senos frontales al mismo lado,
cada uno de ellos con un conducto frontonasal independiente . En
general, el seno frontal drena a cada lado por un conducto
frontonasal. Los senos frontales están inervados por ramos
de los nervios supraorbitarios (, que proceden de la
división oftálmica del nervio
trigémino).
Los senos etmoidales
Estos senos contienen varias cavidades de pequeño
tamaño, denominadas celdas etmoidales, situadas dentro del
laberinto etmoidal de la masa lateral del etmoides. Las celdas
etmoidales forman el laberinto del hueso etmoides, que se
encuentra entre la cavidad nasal y la órbita. El
número de celdas varían entre 3 y 18 y su
tamaño aumenta conforme se reduce su número.
Los tabiques extraordinariamente finos de hueso, cubiertos de
mucosa, forman un número variable de compartimientos o
celdas etmoidales, conectadas entre sí, que terminan
drenando a la pared lateral de la cavidad nasal.
En general, los senos etmoidales no se visualizan en la
radiografía simple antes de los dos años de edad.
Si se produce una obstrucción al drenaje nasal, las celdas
etmoidales pueden perforar la frágil pared medial de la
órbita. Las infecciones graves de la órbita, que se
originan por esta vía de diseminación, pueden
provocar ceguera porque algunas celdas etmoidales posteriores se
encuentran próximas al conducto óptico. La
diseminación de la infección a partir de estas
celdas puede también afectar a la vaina de duramadre del
nervio óptico y causar una neuritis óptica.
Los senos esfenoidales
Estas áreas neumatizadas se localizan en el cuerpo del
esfenoides y ocupan una cantidad variable del hueso,
extendiéndose a veces por sus alas. Los dos senos
están separados por un tabique óseo que normalmente
no se encuentra en el plano medio. El cuerpo del esfenoides es
una estructura
hueca y frágil debido a la presencia de los senos
esfenoidales. Estos senos se separan únicamente por finas
láminas de hueso de otras estructuras
muy importantes: los nervios ópticos y el quiasma
óptico, la hipófisis del cerebro (glándula
pituitaria), las arterias carótidas internas y los senos
cavernosos e intercavernosos. El nervio etmoidal posterior y la
arteria etmoidal posterior se distribuyen por los senos
esfenoidales.
Aunque a veces se afirma que los senos esfenoidales se hallan
presentes al nacer (de manera diminuta). este hecho no suele
aceptarse porque, en general no se visualizan los senos
esfenoidales en las radiografías de cráneo de los
recién nacidos. La opinión actual es que los senos
esfenoidales proceden de una celda etmoidal posterior que
comienza a invadir el seno esfenoidal aproximadamente a los dos
años de edad.
Los senos maxilares
Constituyen la pareja de senos paranasales más
voluminosos. Se trata de cavidades piramidales que ocupan todo el
cuerpo de los maxilares. El techo del seno maxilar está
formado por el suelo de la órbita. Las raíces de
los dientes maxilares, sobre todo de los dos primeros molares,
suelen producir una elevación cónica en el suelo
del seno maxilar.
El seno maxilar drena al meato medio de la cavidad nasal por una
apertura en la porción superior de su base. Debido a la
situación de esta apertura, resulta imposible que el
líquido drene del seno maxilar, con la cabeza erecta,
hasta que el seno se halla prácticamente repleto.
Los senos maxilares son muy pequeños al nacer y se
desarrollan lentamente hasta la pubertad. El desarrollo no
termina hasta que no erupcionan todos los dientes definitivos
(hasta los 25 años de edad). El seno maxilar es uno de los
senos que se infectan con más frecuencia, probablemente
porque su apertura se encuentra por encima del suelo sinusal, una
localización inadecuada para el drenaje
fisiológico. Además, cuando la membrana mucosa de
este seno se congestiona, se puede obstruir el orificio maxilar.
Para que se produzca el drenaje gravitatorio óptimo del
seno maxilar, conviene tumbarse sobre el lado contrario al seno
infectado. La proximidad de los dientes molares superiores al
suelo del suelo maxilar plantea problemas
potencialmente graves. Al extraer un diente molar superior, se
puede fracturar alguna de sus raíces. Sí no se
utilizan métodos de
recuperación adecuados, el fragmento fracturado de la
raíz puede ser impulsado hacia arriba dentro del seno
maxilar. En consecuencia, se establece una comunicación oral entre la cavidad oral y
el seno maxilar, La infección también se puede
diseminar al seno maxilar a partir de un absceso originado en un
molar superior.
Como cada uno de los senos paranasales se comunica con la cavidad
nasal a través de una apertura que se abre al meato de la
cavidad nasal, las infecciones de las cavidades nasales pueden
extenderse los senos, causando inflamación y
tumefacción de la mucosa sinusal (sinusitis) con dolor
local. A veces, s inflaman varios senos (pansinusitis) y el edema
de la mucosa produce un bloqueo de uno o varios orificios
sinusales de drenaje a la cavidad nasal. La inflamación de
la mucosa sinusal suele acompañarse de una
sensación de dolor en el diente, sobre todo en las
personas con un hueso muy fino en la porción inferior de
la pared sinusal.
Los pacientes con fracturas de los huesos frontal, etmoides,
maxilar o nasal deben saber que no es aconsejable que se suenen
la nariz por la posibilidad que el aire de las cavidades nasales
o de los senos paranasales se introduzca en el tejido
subcutáneo, cráneo u órbita.
Deterioro Del Sentido Del Olfato
Todos los sentidos son importantes para llevar una vida sana y
plena, y el sentido del olfato es una llave para nuestra seguridad, nos
avisa cuando hay algún tipo de fuga, algún
derramamiento, algún incendio, cuando el alimento
está en malas condiciones, etc. así como nos
permite gozar de olores como el perfume de una flor, el olor de
los alimentos y mucho más.
El padecer pérdida en el sentido del olfato puede
además ser señal de otras serias condiciones de
salud.
Los desordenes del olfato
Personas que experimentan desordenes del olfato pierden la
habilidad de oler o perciben los olores de diferente forma.
Como una pérdida del sentido del olfato algunas personas
tienen hiposmia, es cuando el sentido del olfato se ve
disminuido. Y la anosmia, es cuando no se pueden percibir olores
en lo más mínimo.
Como resultado de la percepción
de los olores, algunas personas notan que olores familiares
están distorsionados, u olores que normalmente eran
agradables se han vuelto desagradables y en algunos casos las
personas perciben olores que no están
presentes.
Causas
- Los desórdenes del olfato pueden tener muchas
causas. La mayoría de las personas que desarrollan
está condición han tenido alguna enfermedad o
lesión, que son los desencadenantes de infecciones
respiratorias superiores y daños en la
cabeza. - Algunas causas pueden ser pólipos en las
cavidades nasales, sinusitis, desórdenes hormonales, o
problemas
dentales. - Exposición a ciertos químicos como
insecticidas y solventes, y algunos medicamentos. - Personas con cáncer de cuello o en la cabeza,
que reciben tratamientos de radiación también pueden
experimentar problemas con el sentido del olfato.
Muchas personas que presentan desordenes en el olfato,
también pueden presentar desórdenes en el sentido
del gusto (los que ya vimos al tratar este sentido al principio
del trabajo.)
Enfermedades Que Afectan Al Sentido Del Olfato
Rinitis:
Se denomina Rinitis a la inflamación de la mucosa nasal.
Ataca tanto a adultos como a niños.
Produce congestión, insuficiencia respiratoria nasal,
picazón nasal, rinorrea y en algunos casos estornudos. En
los niños,
según la intensidad de sus síntomas puede disminuir
la concentración, causar irritabilidad y trastornos del
sueño. Entre los factores predisponentes (aquellos que no
causan la rinitis pero favorecen la acción de los agentes
causales) se encuentran el frío o calor extremo,
la humedad en exceso y un bajo porcentaje de humedad, cambios de
temperatura, cambios estaciónales.
La causa de las rinitis pueden ser:
– Infecciosa ( virales, bacterianas, específicas), puede
ser aguda (no más de tres semanas de duración) o
crónica (más de tres semanas de
duración).
La aguda es causada por exposición
a cambios de temperatura, clima frío
y reconoce a los virus como
causante principal. Ésta es la causa más
común en la infancia y se estima en 4-6 episodios anuales,
viéndose incrementada dicha frecuencia en niños
menores de 5 años. El contacto con enfermos en
guarderías y colegios es un factor de contagio
importantísimo. Puede experimentar una complicación
con bacterias
(estreptococo neumonieae, haemophilus influenzae).
Se acepta que cuando los síntomas se prolongan más
allá de una semana, es posible la complicación con
una sinusitis. Hay factores condicionantes tales como la alergia,
disfunción mucociliar (producido por síndrome de
disfunción mucociliar, temperaturas altas, humedad baja),
e inmunodeficiencias.
- Alérgica
Está presente la predisposición atópica en
la familia. La
congestión y el prurito naso-ocular, rinorrea
líquida, estornudos. Los síntomas se desencadenan
ante la presencia de un alérgeno (agente productor de la
alergia).
No sólo los alérgenos inhalatorios pueden
producirla, también los que se encuentran en los alimentos
y medicamentos.
Los signos clásicos de la presencia de esta enfermedad
son:
– la característica arruga nasal horizontal en
los niños producida por la tendencia reiterada a
restregarse la misma con la palma de la muñeca de abajo
hacia arriba.
– la línea de Denie, que es un pliegue profundo en la
bolsa de los ojos.
– mucosa nasal edematizada y pálida (no está
pálida en las infecciosas, por el contrario está
rubeótica).
– rinorrea clara a modo de clara de huevo, son fuertemente
indicativos de rinitis alérgica.
– estornudos e identificación de uno o varios
alérgenos.
Para detectar alergias, el test
cutáneo, es simple de llevar a cabo y muy
específico.
Sinusitis:
La sinusitis es la inflamación de la mucosa de los senos
paranasales.
Los senos paranasales, son cavidades que contienen aire y
están revestidas por mucosa de tipo respiratorio.
Existen, como ya vimos, cuatro pares de senos: frontales,
etmoidales, maxilares y esfenoidales. Todos están
comunicados con las fosas nasales a través de conductos u
orificios.
La enfermedad puede ser causada por cualquier afección que
altere el normal drenaje de secreción mucosa desde los
senos paranasales hacia la fosa nasal es capaz de producir una
sinusitis, en la medida que esa secreción estancada
se infecta e infecta a la mucosa que la produce. Tambien existe
las llamadas causas de vecindad, como ser una pieza dental con
proceso periapical, cuyo ápice está dentro o
en estrecha relación con el piso sinusal, puede ser la
causal de una sinusitis. Y por ultimo podemos mencionar las
causas estructurales, como ser desviaciones de tabique,
hipertrofia de cornetes, tumores.
Síntomas de la enfermedad:
Sinusitis aguda:
Presenta abundante secreción de mocomolestias oculares,
nasales, cefalea a nivel de la unión de la frente con la
nariz. La fiebre es rara, pero puede presentarse.
Sinusitis Crónica:
Son pacientes que en general han padecido de cuadros agudos a
repetición.
Sus síntomas suelen ser:
– Congestión nasal crónica con insuficiencia
respiratoria nasal todo el día (de día y de
noche)
– Cefalea
– mal aliento (expresado por los allegados, el paciente no lo
siente)
– hiposmia / anosmia (disminución / anulación del
olfato)
Cuando una sinusitis no es tratada o no responde al tratamiento,
cabe esperar la presencia de complicaciones, hoy en día
las más frecuentes son:
– celulitis orbitaria (complicación de sinusitis
etmoidales)
– obstrucción tubaria (obstr. de la trompa que comunica el
cavum con el oido medio)
– otopatía serosa (líquido en el oído)
– disfonía (por deglución de
secreciones)
- faringitis rinógena (por deglución de
secreciones).
Alteraciones Del Gusto Y Del Olfato
Una investigación realizada en los Estados Unidos
por la American Academy of Otolaryngology- Head and Neck Surgery,
estima que más de dos millones de norteamericanos sufre
alteraciones del Gusto y del Olfato. Otra estimación
sugiere que más de 200.000 personas visitan a un
médico por alguno de estos trastornos.
La seriedad de las alteraciones:
Una persona que tenga
una falla del sentido del gusto y del olfato está
deprivado de un sistema de
advertencia temprana que la mayoría de nosotros considera
asegurado. Estos sentidos nos alertan del fuego, de gases
venenosos, pérdidas de gas, y comidas en mal estado. La
pérdida del olfato puede ser también un signo de
enfermedad en los senos paranasales, crecimientos en los pasajes
de la respiración o, en raras circunstancias,
tumores de cerebro. Debido que en algunas profesiones se requiere
un perfecto sentido del olfato y el gusto, chefs y bomberos,
entre otros, ellos pueden sufrir perjuicios económicos
serios
Causas de las alteraciones
El problema predominante es la declinación natural del
olfato que ocurre típicamente después de los
sesenta años. Los científicos han descubierto que
el olfato es más agudo entre los 30 y 60 años.
Comienza a declinar a partir de los sesenta años, y en una
gran proporción las personas ancianas pierden su habilidad
olfatoria. Las mujeres de todas las edades tienen generalmente
mejor olfato que los varones.
Algunas personas nacen con poco olfato o gusto; pero la
mayoría de los pacientes lo pierden por una enfermedad o
lesión. Las infecciones respiratorias altas son causa de
algunas pérdidas, y las lesiones en la cabeza
también pueden causarlas.
Pólipos en la nariz o las cavidades sinusales, disturbios
hormonales o problemas dentales pueden ser causa de alteraciones
del gusto o el olfato. También pueden ser causadas por la
exposición prolongada a ciertos
químicos como insecticidas y algunos medicamentos.
El humo del cigarrillo es la forma más concentrada de
polución a que una persona pueda exponerse. Disminuye la
habilidad para identificar olores y el sentido del gusto. Dejar
de fumar mejora estas funciones; pero lentamente. Por ejemplo,
Los fumadores de dos paquetes por día deben dejar por
tantos años como fumaron para recuperar completamente
estos sentidos.
Muchos pacientes que reciben Radiaciones por tumores de la cabeza
y el cuello se quejan de pérdida del gusto y del olfato.
También se pueden perder en el curso de algunas
enfermedades del sistema
nervioso.
Los pacientes que han perdido su laringe se quejan habitualmente
de pérdida del gusto y del olfato. Estos sentidos mejoran
mucho cuando los pacientes laringectomizados usan un dispositivo
especial para respirar otra vez por la nariz en lugar de la
traqueotomía. ( Esto enfatiza la importancia que tiene
para estos sentidos el respirar por la nariz).
¿Cómo se diagnostican las alteraciones del
Gusto y del Olfato?
El grado de pérdida se puede investigar con la medida de
la mínima concentración de una substancia que una
persona puede detectar y reconocer con exactitud. Se puede
también comparar los gustos y olores de distintos
elementos químicos, las intensidades de substancias
químicas diferentes, o como las intensidades crecen cuando
se aumentan las concentraciones
Los científicos han desarrollado un test fácil
que consiste en liberar diferentes olores que se deben
identificar sin ver de donde provienen.
Para el gusto, los pacientes reaccionan a diferentes
concentraciones químicas: esto puede ser un test simple
¨ beba, escupa y enjuague ¨ o químicos que son
aplicados directamente en áreas específicas de la
lengua.
¿Pueden ser tratados estos
desórdenes?
A veces cierta medicación es la causa de estos trastornos,
y la mejoría ocurre cuando se suspende o cambia el
medicamento.
A pesar de que ciertos medicamentos pueden causar problemas quemo
sensoriales, otros – particularmente las drogas
antialérgicas – parecen mejorar el sentido del gusto
y del olfato.
Algunos pacientes – especialmente aquellos con serias
infecciones o alergias estacionales respiratorias –
recuperan su gusto u olfato simplemente esperando que la
enfermedad evolucione. En muchos casos, obstrucciones nasales
tales como pólipos pueden ser eliminadas para restaurar el
pasaje de aire hasta el área receptora y así
corregir estos trastornos. Ocasionalmente, los quemo sentidos se
recuperan espontáneamente de la misma manera que
desaparecieron.
¿Qué se puede hacer ante esta
situación?
Según un folleto para pacientes preparado por la American
Academy of Otolaryngology- Head and Neck Surgery (la que
realizó el estudio) si se experimenta un problema del
gusto o del olfato, hay que tratar de identificar y registrar las
circunstancias que lo rodearon. ¿Cuándo fue la
primera vez que se dio cuenta? ¿Tenía en ese
momento un resfrío o estado gripal? ¿Un golpe en la
cabeza? ¿Estaba expuesto a contaminantes del aíre,
polen, caspa, o polvo a los que pueda ser alérgico?
¿Es un problema recurrente? ¿Aparece en una
época especial del año?
Hay que llevar toda esta información cuando se visita al
médico que se ocupa de los problemas de la nariz y la
garganta. También hay que decirle nuestros otros problemas
de salud y que otras medicaciones estamos tomando.
El diagnóstico puede también llevar al
tratamiento de la causa subyacente. Muchos de estos desordenes
son reversibles.
Sustancias Que Alteran Los Sentidos Del Gusto Y Del
Olfato
Algunas de la sustancias que alteran el sentido del gusto
(ageusia, hipogeusia, disgeusia) y del olfato (anosmia, hiposmia,
disosmia), son las siguientes:
- Acetazolamida
– Adriamicina
– Alopurinol
– Anestésicos locales: benzocaína,
procaína, tetracaína y también
cocaína
– Anfetaminas y derivados
– Antibióticos: anfotericina B, estreptomicina,
griseofulvina y etambutol
– Antitiroideos: carbimazol, metiltiouracilo, metimazol y
propiltiouracilo
– Azatioprina
– Baclofén
– Biguanidas
– Captopril
– Carbamacepina
– Clofibrato
– Diazóxido
– Espironolactona
– Fenformina y derivados
– Fenitoína
– Griseofulvina
– Hierro,
sales de
– Levodopa
– Litio, sales de
– Metamizol
– Metotrexate
– Metronidazol
– Opiáceos
– Oxifedrina
– Rifampicina
– Sales de oro
– Vincristina
– Vitamina D
– "Biología 3", Pedro
Zarur, Editorial Plus Ultra, 13ª. Edición, Brasil,
año 1995.
- Enciclopedia Británica, año
1999. - Algunas paginas de internet.
Autor:
Flavia Maria Schlegel
16 años (Instituto Corazon Eucaristico de
Jesus)