Indice
1.
Introducción
2. Concepto de Enfermedad. Visión
Sociológica
3. Curso Social de la
Enfermedad
4. Proceso Social de la Enfermedad y su
vinculación con la clase social del
individuo
5. Análisis de
Venezuela
6. Conclusiones
7.
Anexos
El presente trabajo de investigación
documental se realizará a fin de dar cumplimiento a
las exigencias de la Cátedra de Socioantropología,
de la Escuela de
Enfermería, de la Facultad de Ciencias de la
Salud de la
Universidad
"Rómulo Gallegos" específicamente referido al
desarrollo del
tema: Enfermedad y Clases
Sociales.
El entender el proceso
Salud -
Enfermedad como un fenómeno social tiene relevada
importancia para consolidar nuestra
formación académica como estudiantes de enfermería; ya que estos conceptos tienen
como fundamento los temas relacionados con las condiciones
sociales en las cuales se desenvuelve la conducta humana,
por ejemplo, los aspectos económicos, políticos,
ideológicos, religiosos y culturales. Este concepto nos
lleva a calificar a la salud como un fenómeno social
dinámico, complejo y motivo de permanente debate, que
obliga a una actitud de
constante cambio frente
al estudio y análisis del problema de salud; y frente a
la enseñanza tradicional de la medicina y las
disciplinas afines.
El panorama mundial muestra ejemplos
elocuentes como Nigeria, Afganistán, Colombia,
Argentina y
lamentablemente a la pobre-rica Venezuela, de
hasta qué punto la violencia, la
descomposición social y las crisis
económicas arrastran a los pueblos a vivir en la pobreza y a
soportar cargas extraordinarias de enfermedad y de muerte. La
fragilidad de los Estados, expresada en su incapacidad para
gobernar y prestar servicios,
acaba generando graves conflictos
internos.
Enfermedad y las clases sociales
"Las ciencias de la
salud son típicamente ciencias de frontera. Las soluciones
surgen de las áreas de contacto entre la medicina, la
biología,
la farmacología, la química, las ciencias
sociales, etc… Avanza no sólo el que tenga
más conocimientos, sino el que mejor los combine".
Agustín Lage
Nuestra investigación documental parte del
cuestionamiento al paradigma de
la enfermedad, que ha dicotomizado el debate en
torno a los que
abonan la consideración de la misma como fenómeno
biológico individual y quienes consideran que el proceso de
salud-enfermedad es esencialmente social.
2. Concepto de
enfermedad. Visión sociológica.
La enfermedad a pesar de ser un fenómeno
universal, no tiene una definición absoluta porque lo que
para una persona es salud
para otra es una enfermedad e incluso para la misma persona. Por lo
que podemos decir que "se considera una expresión de un
desequilibrio básico en la adaptación del hombre a las
múltiples tensiones físicas y emocionales dentro de
su ambiente."
Esta definición ha evolucionado al ir cambiando
las sociedades y
tecnologías y defieren de un grupo social a
otro y depende del significado y la interpretación
aprendida en su vida social, por lo tanto podemos decir; que la
conducta que
adopta un individuo cuando se siente enfermo está en gran
parte determinada socialmente.
La conceptualización social de la enfermedad,
así como de la salud, tiene implicaciones directas en la
práctica sanitaria ya que la problemática se
visualiza de distinta manera si el análisis se realiza desde el modelo
biologicista individual o desde las concepciones colectivas de la
salud, ya sea comparando distintas sociedades o
una misma colectividad en distintos períodos.
Por ello, nos sustentamos en la hipótesis de que abordar el estudio de la
enfermedad sólo en la esfera de la salud,
independientemente de la esfera social, sería asumir un
modelo
abstracto y unilateral que nos daría una visión
distorsionada de la realidad puesto que el hombre al
que se quiere brindar salud para sanar su enfermedad es un ser
vivo que piensa, siente, actúa y se desarrolla en sociedad.
Karl Marx y Federico
Engels, al plantear el materialismo
histórico como el instrumento metodológico
idóneo para el análisis de la sociedad,
permitieron socializar las causas de la enfermedad y
señaló la necesidad de actuar sobre las causas
primeras: distribución de la riqueza, acceso a los
bienes y
servicios
básicos como la educación, el
empleo, la
vivienda, la ropa, la alimentación, el
abrigo, la paz y la seguridad
ciudadana. Así la salud rebasa lo personal,
individual y aislado, se vincula a lo económico y
corrobora la máxima de Virchow "la medicina es
una ciencia social
y la política es medicina en gran escala".
(Virchow R. Where are you that we need you? Ann J
1984;77:524).
Para Talcott Parsons, figura cimera de la
sociología norteamericana, "la
enfermedad es la incapacidad del individuo de funcionar en la
sociedad". Concibiendo a la medicina como dirigida a
controlar las desviaciones de la salud, con lo cual reduce su
acción al plano individual y psicológico. Tal
análisis no permite justificar la existencia del acceso
diferente a los servicios de salud ni los distintos tipos de
práctica médicas existente. La corriente que de
él se deriva -neopositivismo-, fuente teórica del
pensamiento
funcionalista, considera la causalidad como una construcción mental y no como una forma de
la determinación de los fenómenos mismos. Al
carecer de los supuestos teórico-metodológicos
necesarios para adecuar la relación teoría-práctica, no tiene capacidad
para explicar ni generalizar acerca de la salud de la población. Considera la medicina como
determinada solo por su finalidad de curar y prevenir la
enfermedad, lo que le imposibilita percibir otras determinaciones
provenientes del medio social.
Es precisamente el desarrollo del
pensamiento
sociológico sobre el tema de la enfermedad y la salud lo
que permitió que en 1920, el sanitarista norteamericano
Winslow elabore el concepto clásico de salud
pública: "..el arte y la ciencia de
prevenir las dolencias y discapacidades, prolongar la vida y
fomentar la salud y la eficiencia
física y
mental, por medio del esfuerzo organizado de la comunidad para el
saneamiento del ambiente, el
control de las
enfermedades, la
educación
de los individuos, la
organización de los servicios médicos para el
diagnóstico temprano y el tratamiento
preventivo de las enfermedades, y del desarrollo de un mecanismo
social que asegure a cada uno un nivel de vida adecuado para la
conservación de la salud, organizando estos beneficios de
tal modo que cada ciudadano se encuentre en condiciones de gozar
de su derecho
natural a la salud y a la longevidad".
Vista desde esta perspectiva, la enfermedad, y por ende
la salud, deviene como un fenómeno estrechamente ligado a
las condiciones de vida de la población, que sólo puede ser
explicado por medio de un enfoque integral y sistémico.
Sin embargo, consideraciones de diversa índole entre las
que se hallan la efectividad de la tecnología
médica, los intereses de los grupos de
poder, en
particular, los de las transnacionales farmacéuticas, y de
orden teórico como la discusión misma sobre el
objeto y los métodos de
trabajo en la salud
pública entre los partidarios del funcionalismo, el
pragmatismo y
el materialismo
histórico, principales corrientes de pensamiento social
presentes en el terreno teórico en nuestra región,
han posibilitado que aún persista en algunos sectores de
la práctica sanitaria una óptica
individual y biologicista.
Con el triunfo de la Revolución
Cubana en 1959 y la existencia, en ese momento, de un
movimiento
revolucionario anti-imperialista que favorecía el
análisis de los problemas de
salud de las grandes masas del continente, sobre la base de su
determinación social, posibilitó -entre otros
elementos- la aparición de la llamada corriente
médico social latinoamericana, que desarrolló y
continúa llevando a cabo una crítica al pensamiento
y a la práctica médica tradicional,
señalando que la salud no puede ser reducida a la
enfermedad y que incluso la nueva enfermedad no puede ser tratada
solo como un problema biológico, ya que es, en
última instancia un fenómeno social. (Nunes E.
Ciencias
sociales y salud en América
Latina. Tendencias y Perspectivas. Montevideo: OPS,CIESU,
1986:21).
A favor de esta vertiente médico social
latinoamericana, desde la década de los ochenta, se ha
demostrado la falsedad neoliberal del supuesto defendido por
primera vez en la Alianza para el Progreso, donde se afirmaba que
la situación de salud mejoraría en nuestro
continente, como resultado del crecimiento
económico. (Pérez M. Los Paradigmas
Médicos: Factores de su conservación y cambio .
Bolivia Ateneo
Juan C. García 1995;3:21)
Durante el desarrollo de la presente investigación hemos inferido que el
abordaje sociológico resulta muy útil en la
práctica de las acciones de
salud para determinar el problema de la enfermedad en su carácter
multifactorial. Junto a la epidemiología, ayuda a medir su
impacto; pero, además, facilita el establecimiento de las
relaciones existentes entre las condiciones de vida, determinadas
conductas y factores de riesgo que pueden
desarrollar enfermedades. Al afrontar esta relación entre
las clases
sociales, la enfermedad y la salud, se demuestra que el
profesional de salud se adentra en relaciones de mayor
complejidad, tales como la influencia de la enfermedad o la salud
sobre las conductas y viceversa; dependencia recíproca,
que a su vez es influida por la relación del hombre con su
entorno social, por la posición socioeconómica que
ocupa en este entorno y por su conducta social
propiamente dicha.
De todo lo anterior se desprende que el desarrollo de la
salud, como una acción de prevención o cura de
enfermedades, no es un problema individual, sino una
condición y consecuencia de la acción social, pero
que, a su vez, tiene una respuesta individual que depende del
tipo de afección, la
personalidad y el funcionamiento de las mediaciones sociales
ante la enfermedad. Y aquí se introduce otro factor que
interactúa en la interpretación de la enfermedad
como problema social y que por su trascendencia fue incluido en
la definición aceptada por la Organización Mundial de la Salud, mediante
el vocablo bienestar: el aspecto subjetivo de la salud, que no
solo es consecuencia de los factores antes mencionados sino que
también influye en ellos: "Estado de
bienestar consecuente al desequilibrio dinámico e
integrado de lo Biológico, Psicosocial y
Ecológico
3. Curso social de la
enfermedad.
Freidson (1970): Identificó el curso social de la
enfermedad para el hombre
común como el comienzo de la experiencia de la molestia y
luego el sujeto busca el significado de tal molestia y
después trata de encontrar las formas de enfrentarse a
ellas hasta culminar cuando la persona busca la consulta
médica. Alegando que el
conocimiento de las enfermedades, depende del reconocimiento
de los síntomas y de la importancia que se les dé,
y que éste parece variar según el éxito
económico y educativo del individuo.
Por lo tanto, la conducta del individuo durante la
enfermedad, se caracteriza por su experiencia social de la
enfermedad, es decir, que cuando un individuo experimenta
síntomas o cambios desagradables emocionales o corporales
que interfieren en su funcionamiento normal, generalmente sufre
una tensión que se manifiesta como angustia, la cual puede
enfrentar inicialmente dedicándose a realizar actividades
sanas para tratar de negar los síntomas o a buscar
orientación entre sus pares sociales (grupo de
referencia) para tratar de convencerse de que sus síntomas
no son graves; sin embargo al persistir la molestia y aumentar
los síntomas, se ve presionado a buscar ayuda. Pero la
búsqueda de esta ayuda se ve condicionada, con regular
frecuencia, por la clase social a la que pertenezca el individuo,
de acuerdo a lo siguiente:
- Los individuos de situación económica
y educativa elevada tienden a tener nociones más
científicas de la salud y la enfermedad, llevan tipos
de vida y valores
similares a los profesionales de la salud, lo que tiende a
facilitar la disminución o tolerancia de
los síntomas, pues posen generalmente hábitos
preventivos, además de tener mayores facilidades de
acceso a los prestadores de salud públicos o
privados.
- Los individuos de las clases en situación de
inferioridad económica y educativa, tienden a poseer
conocimientos más limitados sobre las causas y
tratamiento de las enfermedades, teniendo por tanto
más posibilidad de adherirse a teorías no científicas, debido a
que sus definiciones sobre la posible enfermedad tienden a
surgir directamente de observaciones en su grupo de
referencia o experiencias concretas, como el dolor y la
incapacidad funcional, les falta información de la magnitud y naturaleza de
los servicios médicos disponibles, sienten timidez
para consultar al médico y por lo general acuden en
busca de atención médica cuando
experimentan una exacerbación los síntomas de
la enfermedad, habiendo agotado en la mayoría de los
casos las alternativas no científicas y no
antes.
4. Proceso social de la
enfermedad y su vinculación con la clase social del
individuo.
Según Mechanic(1968) los actos sociales que se
realizan durante fase "Conducta de la Enfermedad" se definen
como: "La percepción
de los síntomas, valores y
actuar en ellos por una persona que reconoce algún dolor,
molestia u otros signos de trastorno orgánico". Por lo
tanto, desde esta perspectiva tenemos que, la conducta en el
trastorno generado por una enfermedad se puede considerar como
parte de una análisis sociológico mas amplio del
proceso de la enfermedad.
Lederer (1952) y Suchman (1965): Han definido las fases de la
adaptación social a la enfermedad de las cuales la
conducta en el padecimiento es solo el comienzo:
Lederer: Describe tres (3) etapas de la experiencia
social de la enfermedad:
- Transición de la salud a la
enfermedad - Etapa de transición de la
enfermedad. - Convalecencia.
Suchman: Es más detallado y los clasifica en
categorías:
- Experiencia del síntoma.
- Aceptación del papel del
enfermo. - Contacto con la atención medica.
- Papel de dependencia del
paciente. - Restablecimiento o
Rehabilitación
Estas etapas generalmente las experimentan de alguna
forma todas las personas que se enferman independientemente de su
clase social y de la naturaleza,
duración e intensidad de su enfermedad.
Con relación a la vinculación del concepto
de clase social con la enfermedad como problema social, podemos
decir que:
"…Aceptar la unidad dialéctica de lo biológico y
lo social en el proceso vital humano implica que los esfuerzos de
conocimiento y
de acción deben recurrir a los métodos,
categorías y técnicas
de ambos niveles de la realidad y por tanto, requiere el concurso
de disciplinas científicas especificas. La salud es un
punto de encuentro donde confluyen lo biológico y lo
social, el individuo y la comunidad, la
política
social y la económica…". (Frenk J. La Crisis de la
Salud Pública. Reflexiones para el debate. Washington DC:
OPS – Publicación científica; 540
1992:75).
Como se observa los vínculos entre clases
sociales y enfermedad son innumerables. De hecho, la pobreza característica de las clases sociales
más bajas y las enfermedades son los factores más
importantes para determinar el estado de
salud de la población, no sólo en naciones
subdesarrolladas, sino aun en las industrializadas. Si se acepta
que la enfermedad produce desventajas y que la miseria se asocia
con la exclusión comunitaria, ¿qué
oportunidad les da el Estado
Venezolano a los indigentes o a los niños de la
calle, en su mayoría portadores de enfermedades
endémicas, para participar en un mundo tan competitivo
como el actual? Y si además se considera la miseria una
enfermedad per se, que se define, de acuerdo al
pensamiento sociológico, no por la capacidad de consumo, sino
por el grado de participación social.
En el mismo sentido, el informe de
seguimiento del Plan de
Acción Regional Latinoamericano y del Caribe sobre
Población y Desarrollo presentado por la Secretaría
de la CEPAL en su vigésimo sexto período de
sesiones (1996) resume el papel que
juega la alta fecundidad de los pobres en la trama que da forma
al proceso de transmisión intergeneracional de la pobreza a
escala de las
familias, como problema asociado a las enfermedades
endémicas: "… la alta fecundidad se transforma
en un elemento que contribuye a la transmisión
intergeneracional de la pobreza. En
efecto los niños
nacidos en hogares pobres —es decir hogares donde los
padres, por mala inserción en los mercados
productivo y laboral,
sólo acceden a bajo ingresos—
se desarrollan en condiciones desfavorables en materia de
nutrición
y atención, cuidados de salud y educación. De ese
modo, al llegar a adultos, están en malas condiciones para
acceder a ocupaciones de alta productividad y
terminan replicando la condición de bajos ingresos de sus
progenitores, o sea pasan a ser adultos pobres. Ese ciclo se ve
reforzado cuando el número de niños
en los hogares es relativamente alto, pues entonces lo que cada
uno de ellos recibe en nutrición,
educación, etc. es proporcionalmente menor. Más
aún, cuando llegan a adultos en situación de
pobreza, es posible que tiendan a reproducir las pautas de
fecundidad de sus padres. Debe anotarse aquí que,
además de diferencias cuantitativas en la fecundidad, los
hogares pobres también presentan una mayor incidencia de
la fecundidad temprana (adolescente)…" (p.
7).
En virtud de lo cual, se hace evidente que al vincular
el aspecto sociológico de clase social con el de
enfermedad para determinar la cuantía de un problema de
salud en términos de prevalencia, incidencia, morbilidad y
mortalidad, el trabajo de
los profesionales de la salud amplía su espectro de
acción y trasciende la clínica para incorporar
problemas
relacionados con aspectos tales como promoción de salud, evaluación
de los servicios de salud, relación
médico-paciente, conocimientos en salud, cambios
conductuales y estilos de vida, las investigaciones
se tornan más complejas y conciernen tanto a los aspectos
biomédicos como a los de organización política, social y
cultural del individuo, la familia y
la sociedad.
"…La pobreza sólo genera más pobreza,
enfermedad e inestabilidad política en un círculo
infernal, y el diablo lo atiza con los discursos
populistas y mesiánicos de nuestros políticos…".
G. Flores
CUADRO DE DISTRIBUCIÓN DE LAS CLASES
SOCIALES
CLASE SOCIAL | 1998 | 2002 (*) |
ALTA | 7,50% | 8,50% |
MEDIA | 47,50% | 15,80% |
BAJA Pobreza Pobreza Extrema | 45,00% 26,30% 18,70% | 75,70% 45,40% 30,70% |
Fuente: I.N.E. / (*)= VALORES ESTIMADOS
Cabe señalar que el Ministerio de Sanidad y
Desarrollo
Social, a través de: la Dirección General de Epidemiología y
Análisis Estratégico / Dirección de Información Social y Estadísticas, mediante la aplicación
del indicador NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas =
Canasta Básica + Acceso Serv. Aguas Blancas + Acceso Serv.
Excretas + Acceso a Serv. Educación) que refleja el nivel
de exclusión social de las regiones, estimaba ya para el
año 2000 que en Venezuela
más del 49,10% de la población se consideraba en
situación de pobreza y el 21,90% en situación de
pobreza extrema, para un total del 71,00%. Siendo las regiones
donde el nivel de exclusión social tiene mayor
proyección de incidencia para el año
2002:
Estado | % de Exclusión Social (NBI) |
Amazonas | 76,90 |
Anzoategui | 72,70 |
Apure | 85,30 |
Barinas | 72,80 |
Cojedes | 68,40 |
Delta Amacuro | 93,20 |
Falcón | 73,10 |
Guarico | 76,70 |
Lara | 71,50 |
Monagas | 60,60 |
Portuguesa | 79,30 |
Sucre | 78,75 |
Trujillo | 71,30 |
Yaracuy | 59,25 |
Zulia | 70,65 |
Debemos señalar que son precisamente estos
estados los que presentan índices de morbo-mortalidad
superiores a la media nacional, salvo en el caso de las Muertes
Suicidios y Homicidios(CIE-10), que incluye los hechos violentos
por armas blancas y
armas de fuego
donde el Distrito Capital y el
Estado
Carabobo, tienen una prevalencia por la alta concentración
demográfica.
Indicadores Demográficos De Venezuela
Indicadores | 1993 | 1994 | 1995 | 1996 | 1997 | 1998 | 1999 | 2000 |
Población total 1/ | 20.909.727 | 21.377.426 | 21.844.496 | 22.311.094 | 22.777.152 | 23.242.435 | 23.706.711 | 24.169.744 |
Nacimientos corregidos | 552.435 | 570.350 | 571.670 | 572.503 | 573.529 | 574.553 | 576.073 | 577.346 |
Tasa bruta de natalidad 2/ | 26,42 | 26,68 | 26,17 | 25,66 | 25,18 | 24,72 | 24,30 | 23,89 |
Defunciones corregidas | 98.485 | 100.474 | 102.451 | 104.416 | 106.141 | 108.077 | 109.999 | 111.907 |
Tasa bruta de mortalidad 2/ | 4,71 | 4,70 | 4,69 | 4,68 | 4,66 | 4,65 | 4,64 | 4,63 |
Tasa de crecimiento natural 2/ | 21,71 | 21,98 | 21,48 | 20,98 | 20,52 | 20,07 | 19,66 | 19,26 |
Esperanza de vida al nacer | ||||||||
Hombres | 68,95 | 69,15 | 69,35 | 69,56 | 69,75 | 69,90 | 70,03 | 70,45 |
Mujeres | 74,73 | 74,93 | 75,13 | 75,34 | 75,53 | 75,70 | 75,84 | 76,23 |
Total | 71,77 | 71,97 | 72,17 | 72,38 | 72,57 | 72,80 | 72,94 | 73,34 |
Saldo migratorio registrado 3/ | 6.965 | (90.670) | (11.752) | 74.099 | (306.574) | (730.107) | – | – |
PRINCIPALES CAUSAS DE MORTALIDAD (CIE-10)
POSICION | 1998 | 2002 (*) |
01 | Enfermedades del Corazón | Enfermedades del Corazón |
02 | Cáncer | Cáncer |
03 | Enfermedades Cerebrovasculares | Enfermedades Cerebrovasculares |
04 | Accidentes de todo tipo. | Accidentes de todo tipo. |
04.1 | Accidentes de vehículos de motor. | Accidentes de vehículos de motor. |
05 | Diabetes | Suicidios y Homicidios |
06 | Afecciones en periodo perinatal. | Diabetes |
07 | Suicidios y Homicidios | Afecciones en periodo perinatal. |
08 | Enfermedades Crónicas de las vías | Enfermedades Crónicas de las vías |
09 | Influenza y Neumonía. | Influenza y Neumonía. |
10 | Enfermedades infecciosas intestinales. | Enfermedades del Hígado. |
Fuente: MSDS – Dirección General de
Epidemiología y Análisis
Estratégico
Dirección de Información Social y
Estadísticas
El marcado deterioro socioeconómico de las clases
sociales venezolanas, que ha generado una nueva
distribución en la estratificación de las
capacidades de acceso de la población a los medios de
producción y servicios, ya señalada
en los cuadros anteriores, refleja sus consecuencias
patológicas en el nivel de salud al mantenerse la
prevalencia de las enfermedades crónicas, las asociadas al
estrés y
un significativo incremento de las muertes por suicidios y
homicidios, en apenas cinco años.
Por lo que no se puede negar la importancia de la clase
social como factor fundamental en el abordaje de la enfermedad.
Igualmente podemos señalar que en la mayoría de los
países (y entre un país y otro) las desigualdades
de las clases sociales en cuanto a capital,
ingresos, salud, acceso a servicios básicos y
educación son cada vez mayores. Algunos sociólogos
intentan explicarlas utilizando otros atributos humanos como
género,
raza, religión o inteligencia,
aunque este debate supone restar importancia a las
terminologías o al significado de clase social. Otros
autores destacan los grandes cambios que han tenido lugar a
medida que la estructura de
las sociedades se ha transformado gracias a los avances
tecnológicos. Así, por ejemplo, según
algunos autores las clases más desfavorecidas han podido
mejorar sus condiciones de vida, en términos absolutos, al
aumentar la riqueza y organizarse el Estado de bienestar, sin
embargo ya hemos demostrado durante la presente
investigación que esta aseveración de corte
netamente neoliberal, carece de sentido en Latinoamérica y en particular en un
país "rico" como Venezuela, que a pesar de poseer uno de
los ingresos "per cápita" más altos del mundo, con
enormes reservas internacionales y con un presupuesto de
gasto
público proyectado para el 2004 en cincuenta billones
de bolívares (algo así como veintidós mil
setecientos millones de dólares americanos, al cambio
actual), tiene una población que vive mayoritariamente en
situación de pobreza (entre 75 y 80% según
proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas para 2002), sin acceso o con
muy precario acceso a los deficientes, ineficientes y
burocráticos servicios elementales de salud y
educación pública, considerados
sociológicamente como problemas básicos del
sistema social
que el Estado debe abordar y satisfacer adecuadamente. En este
contexto, es posible aseverar que en nuestro país existen
desigualdades de salud y educación que han demostrado ser
muy resistentes a las políticas
sociales de los diferentes gobiernos de turno en la era
democrática iniciada en 1958 y que inicialmente actuaron
bajo la égida de la utópica Alianza para el
Progreso propuesta por los países más
desarrollados, en particular Estados Unidos
como vía expresa de bienestar para los países en
desarrollo, pasando por el neoliberalismo
de Fondo Monetario
Internacional, hasta llegar al populismo
utópico Castro-Chavista actual, toda vez que ninguno ha
podido romper el paradigma
marxista de que el desarrollo
humano está estrechamente relacionado con la
posición de los individuos en la clase social a la que
pertenecen por nacimiento y lamentablemente esto significa que
las diferentes clases sociales tienen un acceso distinto, y
normalmente desigual, a privilegios, ventajas y oportunidades
(conflicto
social).
Otra aspecto que nos llamó poderosamente la
atención como equipo de investigación fue observar
el incremento de la expectativa de vida del venezolano, en
más de un 35%, en apenas 50 años, pasando de una
esperanza de vida de 55,19 años en 1950 a 73,53
años en 2001, porque los indicadores
demográficos y epidemiológicos indican por el
envejecimiento de la población, la severa crisis
económica y la incapacidad manifiesta y característica de nuestros gobernantes, el
sistema de salud
pública venezolano, se enfrentará dentro de poco a
una creciente población de ancianos, discapacitados y
pacientes terminales, y que su actividad esencial se
deberá reorientar hacia problemas de salud que
desafortunadamente, hasta el momento no se han enfrentado con la
formalidad requerida, y que se han estado resolviendo con
tecnología
de alto costo y con
recursos
humanos muy especializados e inaccesibles para las clases
sociales más deprimidas, que representan las ¾
partes de nuestra población. Además de la carga que
representaran para los servicios asistenciales públicos
las enfermedades crónicas y degenerativas y las lesiones
de la creciente población geriátrica, el sistema de
atención de salud debe prepararse simultáneamente
para enfrentar nuevos retos derivados de los problemas
ambientales, las fármaco-dependencias y los estilos de
vida propios de nuestro tiempo.
Llama también a la reflexión sobre la
precaria situación social y económica de nuestro
país, demostrativo de una distribución desigual de
la enfermedad en determinados estratos sociales, que afecta a las
personas de más bajos ingresos, al observar el lapidario
indicador de la Tasa de Mortalidad para niños y
niñas menores de un año, que se ubicó para
el año 2001, en 15,24 por cada mil habitantes, (a la par
de Etiopía, Uganda o Haití), cuya
distribución se concentra en los estados más
deprimidos y con mayor nivel de exclusión
social.
Ante la miseria social que nos agobia, nuestros
políticos deberían pensar dos veces antes de
enarbolan sus banderas para hablar de oportunidades
mesiánicas de vida, de justicia, de
ética,
de democracia o
de compromiso con la nación.
Mientras existan constantes, que impiden o dificultan que un
75,70% de la población venezolana acceda a una "vida
normal", la salud de la nación
seguirá siendo una metáfora, pues su
población esta enferma.
Es obvio que la salud de la población debe ser
para el Estado Venezolano una prioridad gubernamental y social,
por lo cual en la actual situación de crisis
económica por la que atraviesa el país, se debe
brindar especial atención a los grupos
vulnerables, para evitar una distribución desigual de la
enfermedad en determinados estratos, como podrían ser las
personas de más bajos ingresos. No obstante, se requiere
la identificación de aquellos elementos sobre los cuales
es posible actuar, así como del desarrollo de la innovación y de la creatividad de
su personal
científico y técnico de los organismos competentes
como el Ministerio de Salud y Desarrollo
Social, para cambiar patrones de comportamiento
en las personas, los grupos y las comunidades.
Se pudo verificar en el presente trabajo de
investigación que algunas diferencias en la salud
están determinadas socialmente. Por ejemplo, existe una
fuerte relación entre el lugar que ocupan las personas en
la estructura de
la sociedad y su estado de salud. También se evidencia que
las tasas de mortalidad son mayores para quienes tienen las
posiciones laborales más bajas o están
desempleados.
Desde una perspectiva ética y de
justicia, y
luego de analizar las cifras de los indicadores
demográficos de mortalidad, morbilidad, esperanza de vida,
control de
enfermedades endémicas, así como, los Indicadores
de Desarrollo
Humano (IDH – Programa de las
Naciones Unidas
para el Desarrollo / PNUD) tomados de los cuadros recopilados del
XII Censo de Población 2001, realizado por el Instituto
Nacional de Estadística (I.N.E.), podemos concluir que
en Venezuela las desigualdades en las clases sociales y las
consecuentes patologías son responsabilidad del Estado. Esta afirmación
se basa en diversos hechos; de los cuales enunciaremos siete que
logramos inferir de dicho análisis: a) Algunas diferencias
entre las clases sociales se vinculan con "la carga de
enfermedad" y con la mortalidad. b) Las tendencias actuales en la
distribución del ingreso sugieren que en el futuro no
habrá mejoría en cuanto a morbilidad y mortalidad
en las clases pobres. c) Las desigualdades en la salud,
secundarias o no a la pobreza, limitan el acceso a una vida
productiva. d) Las muertes tempranas por violencia o
accidentes son
más frecuentes en las clases pobres. e) Algunas
enfermedades que producen decesos y taras en la población
infantil económicamente desprotegida –diarreas,
neumonías, etcétera- serían curables de
existir servicios de salud asequibles y de buena calidad. f) La
pobreza altera no sólo la longevidad, sino la calidad de
vida, situación que repercute en múltiples
esferas de la salud. g) La pobreza -y sus enfermedades- afecta
cada vez más a los grupos jóvenes.
Por lo tanto, interrumpir los vínculos entre
pobreza y enfermedad debería ser una prerrogativa de
cualquier gobierno, y una
de las obligaciones
morales de los servidores
públicos debería ser desarrollar una
política de salud comunitaria eficaz, eficiente y
oportuna. Al hablar de la necesidad de una política de
salud comunitaria, debemos enfatizar que buena parte de sus
posibilidades de éxito
dependen de tengamos un gobierno
sano.
Otro hecho que resulta evidente, es que como resultado
del crecimiento desmedido de la pobreza en los últimos
cinco años (1998 – 2002), la cual paso de acuerdo a
los indicadores y proyecciones demográficas oficiales de
un 45% a un alarmante 75,70% de la población, generado por
un continuado descenso de la Calidad de
Vida (acceso a la canasta alimentaria) y a la caída
paulatina de los Indicadores de Desarrollo Humano (IDH) del PNUD,
que nos ubican en la actualidad por debajo de los indicadores que
exhibíamos en la década de los 80, se está
produciendo a nuestros niños y niñas de las clases
sociales más desfavorecidas un daño
biológico irreversible por desnutrición, malnutrición y
enfermedades endémicas o la combinación de ellas,
que les impedirá o les limitará el acceso al
alcanzar la edad adulta para adquirir las herramientas
biopsicosociales necesarias para enfrentar las adversidades de su
entorno social y ambiental, y tener una vida productiva, a menos
que el gobierno nacional pase del abordaje coyuntural, efectista
y ocasional del problema, a encarar formalmente soluciones
estructurales y eficientes que involucren al Estado, la Sociedad Civil y
el Individuo, lo cual exige además, el desarrollo de la
innovación y de la creatividad
del personal científico y técnico de los organismos
competentes como el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, para
cambiar patrones de comportamiento
en las personas, los grupos y las comunidades.
Tasa bruta de mortalidad corregida por sexo
Según grupos de edad
1999-2001
Para ver la tabla,
seleccionar la opción "Bajar trabajo" del
menú superior
Enfermedades Endémicas De Denuncia
Obligatoria
por número de casos, según Entidad
Federal. Año 2001
Para ver la tabla, seleccionar la
opción "Bajar trabajo" del menú
superior
Nota: La información correspondiente al
año 1999 no fue suministrada a tiempo por la
fuente.
Fuente: Ministerio de Salud y Desarrollo social
(MSDS)
Evolución del Indice de Desarrollo Humano en
Venezuela
período 1950, 1960, 1970, 1980, 1990 –
2001
Para ver la tabla, seleccionar la
opción "Bajar trabajo" del menú
superior
Autores Varios Informe de
Seguimiento del Plan de
Acción Regional Latinoamericano y del Caribe sobre
Población y Desarrollo – Secretaría de la CEPAL ,
XXVI período de sesiones 1996, Lima, Perú .
Autores Varios XII Censo General de Población 2001,
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VIRCHOW R. Where are you that we need you? Annuary June
1984.
Facilitador | INTEGRANTES: | C.I |
Soc. IVAN RINCON | GURION MARMARA | 6.082.993 |
MEDINA ROSA | 3.807.313 | |
RAMOS LISBETH | 6.244.894 | |
ROMERO JOSE | 3.159.355 | |
SOLÓRZANO EMMA | 5.009.583 | |
QUINTERO YESNEIDA. | 9.167.693 | |
1er SEMESTRE |
Autor:
otsirc666[arroba]hotmail.com
Maracay, 05 de Septiembre 2003