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Las Enfermedades y las Clases Sociales




Enviado por otsirc666



    Indice
    1.
    Introducción

    2. Concepto de Enfermedad. Visión
    Sociológica

    3. Curso Social de la
    Enfermedad

    4. Proceso Social de la Enfermedad y su
    vinculación con la clase social del
    individuo

    5. Análisis de
    Venezuela

    6. Conclusiones

    7.
    Anexos

    1.
    Introducción

    El presente trabajo de investigación
    documental se realizará a fin de dar cumplimiento a
    las exigencias de la Cátedra de Socioantropología,
    de la Escuela de
    Enfermería, de la Facultad de Ciencias de la
    Salud de la
    Universidad
    "Rómulo Gallegos" específicamente referido al
    desarrollo del
    tema: Enfermedad y Clases
    Sociales.

    El entender el proceso 
    Salud - 
    Enfermedad como un fenómeno social tiene relevada
    importancia  para consolidar nuestra
    formación académica como estudiantes de enfermería; ya que estos conceptos tienen
    como fundamento los temas relacionados con las condiciones
    sociales en las cuales se desenvuelve la conducta humana,
    por ejemplo, los aspectos económicos, políticos,
    ideológicos, religiosos y culturales. Este concepto nos
    lleva a calificar a la salud como un fenómeno social
    dinámico, complejo y motivo de permanente debate, que
    obliga a una actitud de
    constante cambio frente
    al estudio y análisis del problema de salud; y frente a
    la enseñanza tradicional de la medicina y las
    disciplinas afines.  

    El panorama mundial muestra ejemplos
    elocuentes como Nigeria, Afganistán, Colombia,
    Argentina y
    lamentablemente a la pobre-rica Venezuela, de
    hasta qué punto la violencia, la
    descomposición social y las crisis
    económicas arrastran a los pueblos a vivir en la pobreza y a
    soportar cargas extraordinarias de enfermedad y de muerte. La
    fragilidad de los Estados, expresada en su incapacidad para
    gobernar y prestar servicios,
    acaba generando graves conflictos
    internos.

    Enfermedad y las clases sociales
    "Las ciencias de la
    salud son típicamente ciencias de frontera. Las soluciones
    surgen de las áreas de contacto entre la medicina, la
    biología,
    la farmacología, la química, las ciencias
    sociales, etc… Avanza no sólo el que tenga
    más conocimientos, sino el que mejor los combine".
    Agustín Lage

    Nuestra investigación documental parte del
    cuestionamiento al paradigma de
    la enfermedad, que ha dicotomizado el debate en
    torno a los que
    abonan la consideración de la misma como fenómeno
    biológico individual y quienes consideran que el proceso de
    salud-enfermedad es esencialmente social.

    2. Concepto de
    enfermedad. Visión sociológica.

    La enfermedad a pesar de ser un fenómeno
    universal, no tiene una definición absoluta porque lo que
    para una persona es salud
    para otra es una enfermedad e incluso para la misma persona. Por lo
    que podemos decir que "se considera una expresión de un
    desequilibrio básico en la adaptación del hombre a las
    múltiples tensiones físicas y emocionales dentro de
    su ambiente."

    Esta definición ha evolucionado al ir cambiando
    las sociedades y
    tecnologías y defieren de un grupo social a
    otro y depende del significado y la interpretación
    aprendida en su vida social, por lo tanto podemos decir; que la
    conducta que
    adopta un individuo cuando se siente enfermo está en gran
    parte determinada socialmente.

    La conceptualización social de la enfermedad,
    así como de la salud, tiene implicaciones directas en la
    práctica sanitaria ya que la problemática se
    visualiza de distinta manera si el análisis se realiza desde el modelo
    biologicista individual o desde las concepciones colectivas de la
    salud, ya sea comparando distintas sociedades o
    una misma colectividad en distintos períodos.

    Por ello, nos sustentamos en la hipótesis de que abordar el estudio de la
    enfermedad sólo en la esfera de la salud,
    independientemente de la esfera social, sería asumir un
    modelo
    abstracto y unilateral que nos daría una visión
    distorsionada de la realidad puesto que el hombre al
    que se quiere brindar salud para sanar su enfermedad es un ser
    vivo que piensa, siente, actúa y se desarrolla en sociedad.

    Karl Marx y Federico
    Engels
    , al plantear el materialismo
    histórico como el instrumento metodológico
    idóneo para el análisis de la sociedad,
    permitieron socializar las causas de la enfermedad y
    señaló la necesidad de actuar sobre las causas
    primeras: distribución de la riqueza, acceso a los
    bienes y
    servicios
    básicos como la educación, el
    empleo, la
    vivienda, la ropa, la alimentación, el
    abrigo, la paz y la seguridad
    ciudadana. Así la salud rebasa lo personal,
    individual y aislado, se vincula a lo económico y
    corrobora la máxima de Virchow "la medicina es
    una ciencia social
    y la política es medicina en gran escala
    ".
    (Virchow R. Where are you that we need you? Ann J
    1984;77:524).

    Para Talcott Parsons, figura cimera de la
    sociología norteamericana, "la
    enfermedad es la incapacidad del individuo de funcionar en la
    sociedad".
    Concibiendo a la medicina como dirigida a
    controlar las desviaciones de la salud, con lo cual reduce su
    acción al plano individual y psicológico. Tal
    análisis no permite justificar la existencia del acceso
    diferente a los servicios de salud ni los distintos tipos de
    práctica médicas existente. La corriente que de
    él se deriva -neopositivismo-, fuente teórica del
    pensamiento
    funcionalista, considera la causalidad como una construcción mental y no como una forma de
    la determinación de los fenómenos mismos. Al
    carecer de los supuestos teórico-metodológicos
    necesarios para adecuar la relación teoría-práctica, no tiene capacidad
    para explicar ni generalizar acerca de la salud de la población. Considera la medicina como
    determinada solo por su finalidad de curar y prevenir la
    enfermedad, lo que le imposibilita percibir otras determinaciones
    provenientes del medio social.

    Es precisamente el desarrollo del
    pensamiento
    sociológico sobre el tema de la enfermedad y la salud lo
    que permitió que en 1920, el sanitarista norteamericano
    Winslow elabore el concepto clásico de salud
    pública: "..el arte y la ciencia de
    prevenir las dolencias y discapacidades, prolongar la vida y
    fomentar la salud y la eficiencia
    física y
    mental, por medio del esfuerzo organizado de la comunidad para el
    saneamiento del ambiente, el
    control de las
    enfermedades, la
    educación
    de los individuos, la
    organización de los servicios médicos para el
    diagnóstico temprano y el tratamiento
    preventivo de las enfermedades, y del desarrollo de un mecanismo
    social que asegure a cada uno un nivel de vida adecuado para la
    conservación de la salud, organizando estos beneficios de
    tal modo que cada ciudadano se encuentre en condiciones de gozar
    de su derecho
    natural a la salud y a la longevidad".

    Vista desde esta perspectiva, la enfermedad, y por ende
    la salud, deviene como un fenómeno estrechamente ligado a
    las condiciones de vida de la población, que sólo puede ser
    explicado por medio de un enfoque integral y sistémico.
    Sin embargo, consideraciones de diversa índole entre las
    que se hallan la efectividad de la tecnología
    médica, los intereses de los grupos de
    poder, en
    particular, los de las transnacionales farmacéuticas, y de
    orden teórico como la discusión misma sobre el
    objeto y los métodos de
    trabajo en la salud
    pública entre los partidarios del funcionalismo, el
    pragmatismo y
    el materialismo
    histórico, principales corrientes de pensamiento social
    presentes en el terreno teórico en nuestra región,
    han posibilitado que aún persista en algunos sectores de
    la práctica sanitaria una óptica
    individual y biologicista.

    Con el triunfo de la Revolución
    Cubana en 1959 y la existencia, en ese momento, de un
    movimiento
    revolucionario anti-imperialista que favorecía el
    análisis de los problemas de
    salud de las grandes masas del continente, sobre la base de su
    determinación social, posibilitó -entre otros
    elementos- la aparición de la llamada corriente
    médico social latinoamericana, que desarrolló y
    continúa llevando a cabo una crítica al pensamiento
    y a la práctica médica tradicional,
    señalando que la salud no puede ser reducida a la
    enfermedad y que incluso la nueva enfermedad no puede ser tratada
    solo como un problema biológico, ya que es, en
    última instancia un fenómeno social. (Nunes E.
    Ciencias
    sociales y salud en América
    Latina. Tendencias y Perspectivas. Montevideo: OPS,CIESU,
    1986:21).

    A favor de esta vertiente médico social
    latinoamericana, desde la década de los ochenta, se ha
    demostrado la falsedad neoliberal del supuesto defendido por
    primera vez en la Alianza para el Progreso, donde se afirmaba que
    la situación de salud mejoraría en nuestro
    continente, como resultado del crecimiento
    económico. (Pérez M. Los Paradigmas
    Médicos: Factores de su conservación y cambio .
    Bolivia Ateneo
    Juan C. García 1995;3:21)

    Durante el desarrollo de la presente investigación hemos inferido que el
    abordaje sociológico resulta muy útil en la
    práctica de las acciones de
    salud para determinar el problema de la enfermedad en su carácter
    multifactorial. Junto a la epidemiología, ayuda a medir su
    impacto; pero, además, facilita el establecimiento de las
    relaciones existentes entre las condiciones de vida, determinadas
    conductas y factores de riesgo que pueden
    desarrollar enfermedades. Al afrontar esta relación entre
    las clases
    sociales, la enfermedad y la salud, se demuestra que el
    profesional de salud se adentra en relaciones de mayor
    complejidad, tales como la influencia de la enfermedad o la salud
    sobre las conductas y viceversa; dependencia recíproca,
    que a su vez es influida por la relación del hombre con su
    entorno social, por la posición socioeconómica que
    ocupa en este entorno y por su conducta social
    propiamente dicha.

    De todo lo anterior se desprende que el desarrollo de la
    salud, como una acción de prevención o cura de
    enfermedades, no es un problema individual, sino una
    condición y consecuencia de la acción social, pero
    que, a su vez, tiene una respuesta individual que depende del
    tipo de afección, la
    personalidad y el funcionamiento de las mediaciones sociales
    ante la enfermedad. Y aquí se introduce otro factor que
    interactúa en la interpretación de la enfermedad
    como problema social y que por su trascendencia fue incluido en
    la definición aceptada por la Organización Mundial de la Salud, mediante
    el vocablo bienestar: el aspecto subjetivo de la salud, que no
    solo es consecuencia de los factores antes mencionados sino que
    también influye en ellos: "Estado de
    bienestar consecuente al desequilibrio dinámico e
    integrado de lo Biológico, Psicosocial y
    Ecológico

    3. Curso social de la
    enfermedad.

    Freidson (1970): Identificó el curso social de la
    enfermedad para el hombre
    común como el comienzo de la experiencia de la molestia y
    luego el sujeto busca el significado de tal molestia y
    después trata de encontrar las formas de enfrentarse a
    ellas hasta culminar cuando la persona busca la consulta
    médica. Alegando que el
    conocimiento de las enfermedades, depende del reconocimiento
    de los síntomas y de la importancia que se les dé,
    y que éste parece variar según el éxito
    económico y educativo del individuo.

    Por lo tanto, la conducta del individuo durante la
    enfermedad, se caracteriza por su experiencia social de la
    enfermedad, es decir, que cuando un individuo experimenta
    síntomas o cambios desagradables emocionales o corporales
    que interfieren en su funcionamiento normal, generalmente sufre
    una tensión que se manifiesta como angustia, la cual puede
    enfrentar inicialmente dedicándose a realizar actividades
    sanas para tratar de negar los síntomas o a buscar
    orientación entre sus pares sociales (grupo de
    referencia) para tratar de convencerse de que sus síntomas
    no son graves; sin embargo al persistir la molestia y aumentar
    los síntomas, se ve presionado a buscar ayuda. Pero la
    búsqueda de esta ayuda se ve condicionada, con regular
    frecuencia, por la clase social a la que pertenezca el individuo,
    de acuerdo a lo siguiente:

    1. Los individuos de situación económica
      y educativa elevada tienden a tener nociones más
      científicas de la salud y la enfermedad, llevan tipos
      de vida y valores
      similares a los profesionales de la salud, lo que tiende a
      facilitar la disminución o tolerancia de
      los síntomas, pues posen generalmente hábitos
      preventivos, además de tener mayores facilidades de
      acceso a los prestadores de salud públicos o
      privados.
    1. Los individuos de las clases en situación de
      inferioridad económica y educativa, tienden a poseer
      conocimientos más limitados sobre las causas y
      tratamiento de las enfermedades, teniendo por tanto
      más posibilidad de adherirse a teorías no científicas, debido a
      que sus definiciones sobre la posible enfermedad tienden a
      surgir directamente de observaciones en su grupo de
      referencia o experiencias concretas, como el dolor y la
      incapacidad funcional, les falta información de la magnitud y naturaleza de
      los servicios médicos disponibles, sienten timidez
      para consultar al médico y por lo general acuden en
      busca de atención médica cuando
      experimentan una exacerbación los síntomas de
      la enfermedad, habiendo agotado en la mayoría de los
      casos las alternativas no científicas y no
      antes.

    4. Proceso social de la
    enfermedad y su vinculación con la clase social del
    individuo
    .

    Según Mechanic(1968) los actos sociales que se
    realizan durante fase "Conducta de la Enfermedad" se definen
    como: "La percepción
    de los síntomas, valores y
    actuar en ellos por una persona que reconoce algún dolor,
    molestia u otros signos de trastorno orgánico"
    . Por lo
    tanto, desde esta perspectiva tenemos que, la conducta en el
    trastorno generado por una enfermedad se puede considerar como
    parte de una análisis sociológico mas amplio del
    proceso de la enfermedad.
    Lederer (1952) y Suchman (1965): Han definido las fases de la
    adaptación social a la enfermedad de las cuales la
    conducta en el padecimiento es solo el comienzo:

    Lederer: Describe tres (3) etapas de la experiencia
    social de la enfermedad:

    1. Transición de la salud a la
      enfermedad
    2. Etapa de transición de la
      enfermedad.
    3. Convalecencia.

    Suchman: Es más detallado y los clasifica en
    categorías:

    1. Experiencia del síntoma.
    2. Aceptación del papel del
      enfermo.
    3. Contacto con la atención medica.
    4. Papel de dependencia del
      paciente.
    5. Restablecimiento o
      Rehabilitación

    Estas etapas generalmente las experimentan de alguna
    forma todas las personas que se enferman independientemente de su
    clase social y de la naturaleza,
    duración e intensidad de su enfermedad.

    Con relación a la vinculación del concepto
    de clase social con la enfermedad como problema social, podemos
    decir que:
    "…Aceptar la unidad dialéctica de lo biológico y
    lo social en el proceso vital humano implica que los esfuerzos de
    conocimiento y
    de acción deben recurrir a los métodos,
    categorías y técnicas
    de ambos niveles de la realidad y por tanto, requiere el concurso
    de disciplinas científicas especificas. La salud es un
    punto de encuentro donde confluyen lo biológico y lo
    social, el individuo y la comunidad, la
    política
    social y la económica…". (Frenk J. La Crisis de la
    Salud Pública. Reflexiones para el debate. Washington DC:
    OPS – Publicación científica; 540
    1992:75).

    Como se observa los vínculos entre clases
    sociales y enfermedad son innumerables. De hecho, la pobreza característica de las clases sociales
    más bajas y las enfermedades son los factores más
    importantes para determinar el estado de
    salud de la población, no sólo en naciones
    subdesarrolladas, sino aun en las industrializadas. Si se acepta
    que la enfermedad produce desventajas y que la miseria se asocia
    con la exclusión comunitaria, ¿qué
    oportunidad les da el Estado
    Venezolano a los indigentes o a los niños de la
    calle, en su mayoría portadores de enfermedades
    endémicas, para participar en un mundo tan competitivo
    como el actual? Y si además se considera la miseria una
    enfermedad per se, que se define, de acuerdo al
    pensamiento sociológico, no por la capacidad de consumo, sino
    por el grado de participación social.

    En el mismo sentido, el informe de
    seguimiento del Plan de
    Acción Regional Latinoamericano y del Caribe sobre
    Población y Desarrollo presentado por la Secretaría
    de la CEPAL en su vigésimo sexto período de
    sesiones (1996) resume el papel que
    juega la alta fecundidad de los pobres en la trama que da forma
    al proceso de transmisión intergeneracional de la pobreza a
    escala de las
    familias, como problema asociado a las enfermedades
    endémicas: "… la alta fecundidad se transforma
    en un elemento que contribuye a la transmisión
    intergeneracional de la pobreza. En
    efecto los niños
    nacidos en hogares pobres —es decir hogares donde los
    padres, por mala inserción en los mercados
    productivo y laboral,
    sólo acceden a bajo ingresos
    se desarrollan en condiciones desfavorables en materia de
    nutrición
    y atención, cuidados de salud y educación. De ese
    modo, al llegar a adultos, están en malas condiciones para
    acceder a ocupaciones de alta productividad y
    terminan replicando la condición de bajos ingresos de sus
    progenitores, o sea pasan a ser adultos pobres. Ese ciclo se ve
    reforzado cuando el número de niños
    en los hogares es relativamente alto, pues entonces lo que cada
    uno de ellos recibe en nutrición,
    educación, etc. es proporcionalmente menor. Más
    aún, cuando llegan a adultos en situación de
    pobreza, es posible que tiendan a reproducir las pautas de
    fecundidad de sus padres. Debe anotarse aquí que,
    además de diferencias cuantitativas en la fecundidad, los
    hogares pobres también presentan una mayor incidencia de
    la fecundidad temprana (adolescente)…"
    (p.
    7).

    En virtud de lo cual, se hace evidente que al vincular
    el aspecto sociológico de clase social con el de
    enfermedad para determinar la cuantía de un problema de
    salud en términos de prevalencia, incidencia, morbilidad y
    mortalidad, el trabajo de
    los profesionales de la salud amplía su espectro de
    acción y trasciende la clínica para incorporar
    problemas
    relacionados con aspectos tales como promoción de salud, evaluación
    de los servicios de salud, relación
    médico-paciente, conocimientos en salud, cambios
    conductuales y estilos de vida, las investigaciones
    se tornan más complejas y conciernen tanto a los aspectos
    biomédicos como a los de organización política, social y
    cultural del individuo, la familia y
    la sociedad.

    5. Análisis de
    Venezuela

    "…La pobreza sólo genera más pobreza,
    enfermedad e inestabilidad política en un círculo
    infernal, y el diablo lo atiza con los discursos
    populistas y mesiánicos de nuestros políticos…".
    G. Flores

    CUADRO DE DISTRIBUCIÓN DE LAS CLASES
    SOCIALES

    CLASE SOCIAL

    1998

    2002 (*)

    ALTA

    7,50%

    8,50%

    MEDIA

    47,50%

    15,80%

    BAJA

     Pobreza

     Pobreza Extrema

    45,00%

    26,30%

    18,70%

    75,70%

    45,40%

    30,70%

    Fuente: I.N.E. / (*)= VALORES ESTIMADOS

    Cabe señalar que el Ministerio de Sanidad y
    Desarrollo
    Social, a través de: la Dirección General de Epidemiología y
    Análisis Estratégico / Dirección de Información Social y Estadísticas, mediante la aplicación
    del indicador NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas =
    Canasta Básica + Acceso Serv. Aguas Blancas + Acceso Serv.
    Excretas + Acceso a Serv. Educación) que refleja el nivel
    de exclusión social de las regiones, estimaba ya para el
    año 2000 que en Venezuela
    más del 49,10% de la población se consideraba en
    situación de pobreza y el 21,90% en situación de
    pobreza extrema, para un total del 71,00%. Siendo las regiones
    donde el nivel de exclusión social tiene mayor
    proyección de incidencia para el año
    2002:

    Estado

    % de Exclusión Social (NBI)

    Amazonas

    76,90

    Anzoategui

    72,70

    Apure

    85,30

    Barinas

    72,80

    Cojedes

    68,40

    Delta Amacuro

    93,20

    Falcón

    73,10

    Guarico

    76,70

    Lara

    71,50

    Monagas

    60,60

    Portuguesa

    79,30

    Sucre

    78,75

    Trujillo

    71,30

    Yaracuy

    59,25

    Zulia

    70,65

    Debemos señalar que son precisamente estos
    estados los que presentan índices de morbo-mortalidad
    superiores a la media nacional, salvo en el caso de las Muertes
    Suicidios y Homicidios(CIE-10), que incluye los hechos violentos
    por armas blancas y
    armas de fuego
    donde el Distrito Capital y el
    Estado
    Carabobo, tienen una prevalencia por la alta concentración
    demográfica.

    Indicadores Demográficos De Venezuela

    Indicadores

    1993

    1994

    1995

    1996

    1997

    1998

    1999

    2000

    Población total 1/

    20.909.727

    21.377.426

    21.844.496

    22.311.094

    22.777.152

    23.242.435

    23.706.711

    24.169.744

    Nacimientos corregidos

    552.435

    570.350

    571.670

    572.503

    573.529

    574.553

    576.073

    577.346

    Tasa bruta de natalidad 2/

    26,42

    26,68

    26,17

    25,66

    25,18

    24,72

    24,30

    23,89

    Defunciones corregidas

    98.485

    100.474

    102.451

    104.416

    106.141

    108.077

    109.999

    111.907

    Tasa bruta de mortalidad 2/

    4,71

    4,70

    4,69

    4,68

    4,66

    4,65

    4,64

    4,63

    Tasa de crecimiento natural 2/

    21,71

    21,98

    21,48

    20,98

    20,52

    20,07

    19,66

    19,26

    Esperanza de vida al nacer

    Hombres

    68,95

    69,15

    69,35

    69,56

    69,75

    69,90

    70,03

    70,45

    Mujeres

    74,73

    74,93

    75,13

    75,34

    75,53

    75,70

    75,84

    76,23

    Total

    71,77

    71,97

    72,17

    72,38

    72,57

    72,80

    72,94

    73,34

    Saldo migratorio registrado 3/

    6.965

    (90.670)

    (11.752)

    74.099

    (306.574)

    (730.107)

    PRINCIPALES CAUSAS DE MORTALIDAD (CIE-10)

    POSICION

    1998

    2002 (*)

    01

    Enfermedades del Corazón

    Enfermedades del Corazón

    02

    Cáncer

    Cáncer

    03

    Enfermedades Cerebrovasculares

    Enfermedades Cerebrovasculares

    04

    Accidentes de todo tipo.

    Accidentes de todo tipo.

    04.1

    Accidentes de vehículos de motor.

    Accidentes de vehículos de motor.

    05

    Diabetes

    Suicidios y Homicidios

    06

    Afecciones en periodo perinatal.

    Diabetes

    07

    Suicidios y Homicidios

    Afecciones en periodo perinatal.

    08

    Enfermedades Crónicas de las vías
    respiratorias inferiores.

    Enfermedades Crónicas de las vías
    respiratorias inferiores.

    09

    Influenza y Neumonía.

    Influenza y Neumonía.

    10

    Enfermedades infecciosas intestinales.

    Enfermedades del Hígado.

    Fuente: MSDS – Dirección General de
    Epidemiología y Análisis
    Estratégico

    Dirección de Información Social y
    Estadísticas

    El marcado deterioro socioeconómico de las clases
    sociales venezolanas, que ha generado una nueva
    distribución en la estratificación de las
    capacidades de acceso de la población a los medios de
    producción y servicios, ya señalada
    en los cuadros anteriores, refleja sus consecuencias
    patológicas en el nivel de salud al mantenerse la
    prevalencia de las enfermedades crónicas, las asociadas al
    estrés y
    un significativo incremento de las muertes por suicidios y
    homicidios, en apenas cinco años.

    Por lo que no se puede negar la importancia de la clase
    social como factor fundamental en el abordaje de la enfermedad.
    Igualmente podemos señalar que en la mayoría de los
    países (y entre un país y otro) las desigualdades
    de las clases sociales en cuanto a capital,
    ingresos, salud, acceso a servicios básicos y
    educación son cada vez mayores. Algunos sociólogos
    intentan explicarlas utilizando otros atributos humanos como
    género,
    raza, religión o inteligencia,
    aunque este debate supone restar importancia a las
    terminologías o al significado de clase social. Otros
    autores destacan los grandes cambios que han tenido lugar a
    medida que la estructura de
    las sociedades se ha transformado gracias a los avances
    tecnológicos. Así, por ejemplo, según
    algunos autores las clases más desfavorecidas han podido
    mejorar sus condiciones de vida, en términos absolutos, al
    aumentar la riqueza y organizarse el Estado de bienestar, sin
    embargo ya hemos demostrado durante la presente
    investigación que esta aseveración de corte
    netamente neoliberal, carece de sentido en Latinoamérica y en particular en un
    país "rico" como Venezuela, que a pesar de poseer uno de
    los ingresos "per cápita" más altos del mundo, con
    enormes reservas internacionales y con un presupuesto de
    gasto
    público proyectado para el 2004 en cincuenta billones
    de bolívares (algo así como veintidós mil
    setecientos millones de dólares americanos, al cambio
    actual), tiene una población que vive mayoritariamente en
    situación de pobreza (entre 75 y 80% según
    proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas para 2002), sin acceso o con
    muy precario acceso a los deficientes, ineficientes y
    burocráticos servicios elementales de salud y
    educación pública, considerados
    sociológicamente como problemas básicos del
    sistema social
    que el Estado debe abordar y satisfacer adecuadamente. En este
    contexto, es posible aseverar que en nuestro país existen
    desigualdades de salud y educación que han demostrado ser
    muy resistentes a las políticas
    sociales de los diferentes gobiernos de turno en la era
    democrática iniciada en 1958 y que inicialmente actuaron
    bajo la égida de la utópica Alianza para el
    Progreso propuesta por los países más
    desarrollados, en particular Estados Unidos
    como vía expresa de bienestar para los países en
    desarrollo, pasando por el neoliberalismo
    de Fondo Monetario
    Internacional, hasta llegar al populismo
    utópico Castro-Chavista actual, toda vez que ninguno ha
    podido romper el paradigma
    marxista de que el desarrollo
    humano está estrechamente relacionado con la
    posición de los individuos en la clase social a la que
    pertenecen por nacimiento y lamentablemente esto significa que
    las diferentes clases sociales tienen un acceso distinto, y
    normalmente desigual, a privilegios, ventajas y oportunidades
    (conflicto
    social).

    Otra aspecto que nos llamó poderosamente la
    atención como equipo de investigación fue observar
    el incremento de la expectativa de vida del venezolano, en
    más de un 35%, en apenas 50 años, pasando de una
    esperanza de vida de 55,19 años en 1950 a 73,53
    años en 2001, porque los indicadores
    demográficos y epidemiológicos indican por el
    envejecimiento de la población, la severa crisis
    económica y la incapacidad manifiesta y característica de nuestros gobernantes, el
    sistema de salud
    pública venezolano, se enfrentará dentro de poco a
    una creciente población de ancianos, discapacitados y
    pacientes terminales, y que su actividad esencial se
    deberá reorientar hacia problemas de salud que
    desafortunadamente, hasta el momento no se han enfrentado con la
    formalidad requerida, y que se han estado resolviendo con
    tecnología
    de alto costo y con
    recursos
    humanos muy especializados e inaccesibles para las clases
    sociales más deprimidas, que representan las ¾
    partes de nuestra población. Además de la carga que
    representaran para los servicios asistenciales públicos
    las enfermedades crónicas y degenerativas y las lesiones
    de la creciente población geriátrica, el sistema de
    atención de salud debe prepararse simultáneamente
    para enfrentar nuevos retos derivados de los problemas
    ambientales, las fármaco-dependencias y los estilos de
    vida propios de nuestro tiempo.

    Llama también a la reflexión sobre la
    precaria situación social y económica de nuestro
    país, demostrativo de una distribución desigual de
    la enfermedad en determinados estratos sociales, que afecta a las
    personas de más bajos ingresos, al observar el lapidario
    indicador de la Tasa de Mortalidad para niños y
    niñas menores de un año, que se ubicó para
    el año 2001, en 15,24 por cada mil habitantes, (a la par
    de Etiopía, Uganda o Haití), cuya
    distribución se concentra en los estados más
    deprimidos y con mayor nivel de exclusión
    social.

    Ante la miseria social que nos agobia, nuestros
    políticos deberían pensar dos veces antes de
    enarbolan sus banderas para hablar de oportunidades
    mesiánicas de vida, de justicia, de
    ética,
    de democracia o
    de compromiso con la nación.
    Mientras existan constantes, que impiden o dificultan que un
    75,70% de la población venezolana acceda a una "vida
    normal", la salud de la nación
    seguirá siendo una metáfora, pues su
    población esta enferma.

    Es obvio que la salud de la población debe ser
    para el Estado Venezolano una prioridad gubernamental y social,
    por lo cual en la actual situación de crisis
    económica por la que atraviesa el país, se debe
    brindar especial atención a los grupos
    vulnerables, para evitar una distribución desigual de la
    enfermedad en determinados estratos, como podrían ser las
    personas de más bajos ingresos. No obstante, se requiere
    la identificación de aquellos elementos sobre los cuales
    es posible actuar, así como del desarrollo de la innovación y de la creatividad de
    su personal
    científico y técnico de los organismos competentes
    como el Ministerio de Salud y Desarrollo
    Social, para cambiar patrones de comportamiento
    en las personas, los grupos y las comunidades.

    6.
    Conclusiones

    Se pudo verificar en el presente trabajo de
    investigación que algunas diferencias en la salud
    están determinadas socialmente. Por ejemplo, existe una
    fuerte relación entre el lugar que ocupan las personas en
    la estructura de
    la sociedad y su estado de salud. También se evidencia que
    las tasas de mortalidad son mayores para quienes tienen las
    posiciones laborales más bajas o están
    desempleados.

    Desde una perspectiva ética y de
    justicia, y
    luego de analizar las cifras de los indicadores
    demográficos de mortalidad, morbilidad, esperanza de vida,
    control de
    enfermedades endémicas, así como, los Indicadores
    de Desarrollo
    Humano (IDH – Programa de las
    Naciones Unidas
    para el Desarrollo / PNUD) tomados de los cuadros recopilados del
    XII Censo de Población 2001, realizado por el Instituto
    Nacional de Estadística (I.N.E.), podemos concluir que
    en Venezuela las desigualdades en las clases sociales y las
    consecuentes patologías son responsabilidad del Estado. Esta afirmación
    se basa en diversos hechos; de los cuales enunciaremos siete que
    logramos inferir de dicho análisis: a) Algunas diferencias
    entre las clases sociales se vinculan con "la carga de
    enfermedad" y con la mortalidad. b) Las tendencias actuales en la
    distribución del ingreso sugieren que en el futuro no
    habrá mejoría en cuanto a morbilidad y mortalidad
    en las clases pobres. c) Las desigualdades en la salud,
    secundarias o no a la pobreza, limitan el acceso a una vida
    productiva. d) Las muertes tempranas por violencia o
    accidentes son
    más frecuentes en las clases pobres. e) Algunas
    enfermedades que producen decesos y taras en la población
    infantil económicamente desprotegida –diarreas,
    neumonías, etcétera- serían curables de
    existir servicios de salud asequibles y de buena calidad. f) La
    pobreza altera no sólo la longevidad, sino la calidad de
    vida, situación que repercute en múltiples
    esferas de la salud. g) La pobreza -y sus enfermedades- afecta
    cada vez más a los grupos jóvenes.

    Por lo tanto, interrumpir los vínculos entre
    pobreza y enfermedad debería ser una prerrogativa de
    cualquier gobierno, y una
    de las obligaciones
    morales de los servidores
    públicos debería ser desarrollar una
    política de salud comunitaria eficaz, eficiente y
    oportuna. Al hablar de la necesidad de una política de
    salud comunitaria, debemos enfatizar que buena parte de sus
    posibilidades de éxito
    dependen de tengamos un gobierno
    sano.

    Otro hecho que resulta evidente, es que como resultado
    del crecimiento desmedido de la pobreza en los últimos
    cinco años (1998 – 2002), la cual paso de acuerdo a
    los indicadores y proyecciones demográficas oficiales de
    un 45% a un alarmante 75,70% de la población, generado por
    un continuado descenso de la Calidad de
    Vida (acceso a la canasta alimentaria) y a la caída
    paulatina de los Indicadores de Desarrollo Humano (IDH) del PNUD,
    que nos ubican en la actualidad por debajo de los indicadores que
    exhibíamos en la década de los 80, se está
    produciendo a nuestros niños y niñas de las clases
    sociales más desfavorecidas un daño
    biológico irreversible por desnutrición, malnutrición y
    enfermedades endémicas o la combinación de ellas,
    que les impedirá o les limitará el acceso al
    alcanzar la edad adulta para adquirir las herramientas
    biopsicosociales necesarias para enfrentar las adversidades de su
    entorno social y ambiental, y tener una vida productiva, a menos
    que el gobierno nacional pase del abordaje coyuntural, efectista
    y ocasional del problema, a encarar formalmente soluciones
    estructurales y eficientes que involucren al Estado, la Sociedad Civil y
    el Individuo, lo cual exige además, el desarrollo de la
    innovación y de la creatividad
    del personal científico y técnico de los organismos
    competentes como el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, para
    cambiar patrones de comportamiento
    en las personas, los grupos y las comunidades.

    7. Anexos

    Tasa bruta de mortalidad corregida por sexo

    Según grupos de edad

    1999-2001

    Para ver la tabla,
    seleccionar la opción "Bajar trabajo" del
    menú superior

    Enfermedades Endémicas De Denuncia
    Obligatoria

    por número de casos, según Entidad
    Federal. Año 2001

    Para ver la tabla, seleccionar la
    opción "Bajar trabajo" del menú
    superior

    Nota: La información correspondiente al
    año 1999 no fue suministrada a tiempo por la
    fuente.

    Fuente: Ministerio de Salud y Desarrollo social
    (MSDS)

    Evolución del Indice de Desarrollo Humano en
    Venezuela
    período 1950, 1960, 1970, 1980, 1990 –
    2001 

    Para ver la tabla, seleccionar la
    opción "Bajar trabajo" del menú
    superior

    8.
    Bibliografía

    Autores Varios Informe de
    Seguimiento del Plan de
    Acción Regional Latinoamericano y del Caribe sobre
    Población y Desarrollo – Secretaría de la CEPAL ,
    XXVI período de sesiones 1996, Lima, Perú .
    Autores Varios XII Censo General de Población 2001,
    Instituto Nacional de Estadística (I.N.E.), Caracas,
    Venezuela.
    CARDONA, O, Jorge. El concepto de salud y enfermedad según
    los diferente modos de
    producción.
    DONATI. P.: Manual de
    Sociología de la Salud. Madrid. Díaz
    de Santos.
    FRENK J. La Crisis de la Salud Pública. Reflexiones para
    el debate. Washington DC: OPS – Publicación
    Científica 540 1992
    MACIONIS, J. y PLUMMER, K.: Sociología. Prentice-Hall.
    Madrid, 2000.
    NUNES E. Ciencias Sociales y Salud en América
    Latina. Tendencias y Perspectivas. Montevideo: OPS, CIESU,
    1986.
    PÉREZ M. Los Paradigmas
    Médicos: Factores de su conservación y cambio .
    Bolivia Ateneo
    Juan C. García 1995.
    SANMARTIN, Herman. Salud, sociedad y enfermedad. ED. Ciencia.
    Madrid, 1990
    VIRCHOW R. Where are you that we need you? Annuary June
    1984.

    Facilitador

    INTEGRANTES:

    C.I

    Soc. IVAN RINCON

    GURION MARMARA

    6.082.993

    MEDINA ROSA

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    RAMOS LISBETH

    6.244.894

    ROMERO JOSE

    3.159.355

    SOLÓRZANO EMMA

    5.009.583

    QUINTERO YESNEIDA.

    9.167.693

    1er SEMESTRE

     

     

    Autor:

    otsirc666[arroba]hotmail.com

    Maracay, 05 de Septiembre 2003

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