En esta monografía
me refiero a algunos de los inmigrantes que se dedicaron al
dibujo. Entre
ellos hubo quienes se destacaron en crítica política y social,
publicidad,
cine y
literatura
infantil. Me refiero asimismo a descendientes de inmigrantes
que dibujan actualmente y a quienes dibujaron
inmigrantes.
Varios inmigrantes europeos y americanos dedicados al
dibujo
trabajaron en la revista. Entre
ellos, Mayol, Cao Luaces, Aurelio Giménez; Cándido
Villalobos, Mario Zavattaro, Juan Carlos Alonso, Julio
Málaga Grenet, Nicanor Alvarez Díaz ("Alejandro
Sirio"), Víctor Valdivia, Federico Ribas y Luis
Macaya.
Adrián Pignatelli investigó la historia y características de Caras y Caretas,
publicación que reunió a destacados dibujantes
nacidos en otras tierras. El señala que la revista
"Nació bajo el signo del liberalismo
conservador; conoció la apertura democrática y la
experiencia inédita de tres gobiernos radicales.
Después, fue testigo del primer golpe militar y pudo
comprobar los excesos y la corrupción
que imperó en la década infame, antes de apagar
definitivamente las rotativas en 1939".
"Había nacido a fines del siglo pasado,
aprovechando hábilmente los avances técnicos de la
época. Porque así como el adelanto de la
litografía había significado un importante paso, su
uso periódico
fue decayendo ante los adelantos mecánicos introducidos en
la impresión por sistemas
tipográficos, como el empleo de
cromos y fotograbados, prácticamente estrenados por este
semanario. Asimismo, por su contenido, donde abundaban noticias
nacionales e internacionales -no sólo relacionadas con la
política o
la economía,
sino también con el arte, las
ciencias y la
cultura en
general- la convertían en una revista popular y variada.
Por sus páginas desfilaron caricaturistas y renombrados
escritores que hicieron historia en el periodismo
gráfico. Caras y Caretas fue, además, la iniciadora
en cuanto al empleo de la
fotografía
en sentido periodístico, pudiéndose encontrar
excelentes trabajos de prestigiosos profesionales".
"La revista Caras y Caretas tuvo su origen en Montevideo
en 1890, sobre la base de una idea de Eustaquio Pellicer, un
poeta humorístico nacido en Burgos, España.
Pellicer había comenzado a escribir a los 15 años,
cuando publicó en su pueblo natal un pequeño
periódico llamado Don Javier. Luego, lo
hizo en La Broma y en El Pabellón Nacional, de Madrid.
Cuando emigró a estas tierras, trabajó en La
Pellicerina y en Caras y Caretas, ambas publicaciones editadas en
la capital
uruguaya".
"El 20 de junio de 1892 se trasladó a Buenos Aires, a
raíz de una invitación de su amigo Bartolomé
Mitre y Vedia, hijo del ex presidente y fundador del diario La
Nación.
Cabe señalar que su llegada a esta ciudad coincidió
con el cierre del periódico Don Quijote,
verdadera escuela de
dibujantes. Entonces, Pellicer y su amigo decidieron reflotar
Caras y Caretas en Buenos Aires. El
sería su director, aunque un acontecimiento de fuerza mayor
se lo impidió: Ia no aceptación de la independencia
de Cuba por parte
de España
produjo que los naturales de ese país no fueran bien
vistos en estas tierras. No parecía prudente presentar una
revista dirigida por un español,
más aún cuando ésta pretendía llegar
a un público masivo. Fue así que Pellicer no pudo
ocupar la dirección. La misma hubiera recaído
en Mitre y Vedia, pero un nuevo escollo se presentó: el
general Mitre no vio con agrado que su apellido estuviera
involucrado en una revista destinada a satirizar y ridiculizar a
sus adversarios políticos. Por tal motivo, se
nombró para esa función a
un escritor costumbrista que alcanzaría una bien ganada
fama: José S. Alvarez, quien firmaba sus trabajos con
varios seudónimos, pero que quedó inmortalizado con
uno: Fray Mocho. El principal dibujante fue Manuel Mayol, un
caricaturista político que firmaba como
‘Heráclito’ ".
"Caras y Caretas apareció en Buenos Aires el
sábado 8 de octubre de 1898. Los canillitas lo voceaban
‘El Caricareta’. Varios diarios anunciaron su
aparición, como fue el caso de La Prensa: ‘El
festivo semanario, anunciado con tanto gracejo por sus
fundadores, ha aparecido ya, y su número primero no
sólo ha cumplido sus promesas colmando las esperanzas del
público, sino que ha excedido unas y otras’. El
señor Bartolomé Mitre y Vedia, que debía ser
su director, anuncia en esta primera entrega haber renunciado a
ese cargo y haberse separado de la empresa con
gran sentimiento suyo, por causas de fuerza mayor
relacionadas sin duda con las exigencias de otras
ocupaciones".
"También, el diario El Nacional le dio la
bienvenida: ‘Algo retrasado llegó a nuestras manos
Caras y Caretas. Su primer número ha sabido responder a
las esperanzas que el público cifró en ellas,
siendo de esperar que este interesante semanario
crítico-jocoso se abra camino entre los de su género. Le
retribuimos complacidos el saludo que a su aparición
envía a la prensa
deseándole vida próspera y feliz’
".
El director "Se llamaba José S. Alvarez y le
decían ‘El Mocho’. Era del tiempo en que los
José y los apellidos como el suyo estaban muy repetidos y
la gente recurría a los apodos para identificarse. (…)
En Caras y Caretas con el seudónimo de Fray Mocho,
publicó los ‘Cuentos y
cuadros de la ciudad’. Enfermo, viajó al Paraguay en busca
de alivio. Luego regresó a Buenos Aires, donde
murió el domingo 23 de agosto de 1903, a los 45
años. Lo sucedió en la dirección de la revista Carlos Correa
Luna".
"Los dos dibujantes que se destacaron, en la primera
época del semanario, fueron Manuel Mayol y José
María Cao y Luaces. Mayol era de origen español y
de una apariencia física netamente
gallega. Era un dibujante litógrafo que había
trabajado en Don Quijote,
donde firmaba con el seudónimo de Heráclito. (…)
En cuanto a Cao, había nacido en Lugo. Llegó a
Buenos Aires en 1886 cuando contaba con 23 años.
Empezó ganándose el pan haciendo caricaturas
relámpago a los transeúntes que poblaban el Paseo
Colón. Luego, se vinculó a un taller de grabados y
comenzó a colaborar en varias revistas, entre ellas El
Sudamericano. Colaboró activamente en Don Quijote,
firmando como ‘Demócrito II’. Cuando se
incorporó a Caras y Caretas, en 1898, también
aparecían dibujos suyos
en su propia revista, llamada El Cid Campeador, su primera
experiencia editorial. Cao se retiró definitivamente de
Caras y Caretas en 1912 y junto a muchos de sus compañeros
de la revista editaron Fray Mocho, en homenaje al famoso
cuentista. También trabajó en el diario La Nación
y en Crítica. Cao falleció el 27 de enero de
1918".
"Cabe preguntarse : ¿cuáles eran las
diferencias entre Mayol y Cao? Si bien los unía un
denominador común, y que era el talento para reflejar la
realidad, ya que ellos no eran solo dibujantes, sino
‘periodistas dibujantes’, los trabajos de Cao
apuntaban más hacia lo político y resultaba
más evolucionado. En cambio, Mayol,
no sólo se dedicaba a lo político, sino que le
prestaba atención a lo cultural".
"Los primeros números constaban de 24
páginas y el 25% era ocupado por publicidad. En el
Nro. 1 aparecía Alvarez como director, Pellicer como
redactor y Mayol como dibujante. Claro que había otros que
se destacaron en estos primeros años. Entre los dibujantes
podemos nombrar al uruguayo Aurelio Giménez; los
españoles Cándido Villalobos y Francisco Redondo, y
el italiano Mario Zavataro. A Redondo se lo conoce como el autor
de la primera historieta cómica hecha y publicada en
nuestro país, ‘Sarrasqueta y Obes’. Por su
parte, Zavattaro era famoso por las brillantes caracterizaciones
y descripciones que realizaba de los gauchos. Entre los
escritores de estos primeros años se encuentran Banchs,
Cané, Del Valle Inclán, Joaquín
González, Lugones, Payró y Rodó, entre
otros".
"Caras y Caretas se autodefinió como
‘semanario festivo, literario, artístico y de
actualidad’. Aparecía los sábados y su
redacción, dirección y administración se ubicaba en San
Martín 284. Un dato por demás curioso: el precio de tapa
comenzó siendo de 0,25 ctvs; a partir del número 13
bajó a 20 y así se mantuvo hasta 1939".
"La revista constaba de dos portadas. Ambas
contenían ilustraciones sobre hechos de actualidad. La
primera estaba impresa a color y la
segunda, en blanco y negro. Generalmente, estas portadas eran
separadas por páginas que contenían noticias de
índole internacional y culturales, además de la
publicidad, que iba insertada -salvo en los últimos
años- en las primeras y en las últimas
páginas. Las portadas eran dibujadas por Cao o por Mayol,
aunque a veces encontramos trabajos firmados por Zavattaro o
Giménez.
Luego de la segunda portada, se encontraba la
sección ‘Sinfonía’, una suerte de
editorial. Hasta su partida del semanario, Pellicer fue el
encargado de escribirla. La primera columna marca la
tendencia y el sentido que pretendían darle al semanario.
Más allá del carácter
ingenioso y divertido que tuvo esta primera columna, en la
sección ‘Sinfonía’ se tomaba postura
frente a temas importantes y a hechos cotidianos que preocupaban
a la gente. De la misma manera que la editorial de un diario
refleja la opinión del mismo, la brillante pluma de
Pellicer volcaba en ‘Sinfonía’ la postura de
Caras y Caretas respecto a temas como el fraude, la
situación económica, etc. ‘Menudencias’
era otra de las secciones fijas de la revista. Iba sin firma, y
era pequeños comentarios sobre temas de
actualidad".
" ‘Caricaturas contemporáneas’ eran
dibujos a una
página, a color, de
personalidades de la política nacional e internacional, de
la economía,
de la cultura o de
las ciencias.
Estaba a cargo de Cao, Zavattaro, Mayol o Giménez.
Asimismo, publicaban acuarelas de Fortuny, con el título
de ‘Páginas artísticas’. Cuando en 1912
Cao y otros colaboradores dejan Caras y Caretas, la
publicación abrió sus puertas a jóvenes
elementos. Uno de ellos fue Ramón
Columba, quien comenzó a descollar cuando dibujó la
caricatura del dirigente conservador Marcelino Ugarte, al que
asoció gráficamente con el criminal Santos Godino,
conocido como el ‘Petiso Orejudo’ ".
"Otros integrantes que engrosaron la nueva
generación fueron los dibujantes Juan Carlos Alonso,
nacido en El Ferrol, el peruano Julio Málaga Grenet y Juan
Carlos Huergo. También, trabajaban Nicanor Alvarez
Díaz, oriundo de Oviedo, que firmaba con el
seudónimo de Alejandro Sirio y el boliviano Víctor
Valdivia. Cerraban este grupo el
español Federico Ribas, conocido como ‘Mirko’,
el catalán Luis Macaya y Ramón
Caballé. Las últimas páginas estaban
ocupadas por pasatiempos, tales como el ajedrez, o
consejos para la familia,
como ‘El cuidado de las manos’ o ‘Cómo
debe llevarse la
sombrilla’.
"La primera tira que encontramos fue ‘Aventuras de
Viruta y Chicharrón’, en 1914. Pero como lo aseguran
los especialistas, el primer personaje de historieta que
apareció en nuestro país, lo hizo en Caras y
Caretas, y se llamaba ‘Don Goyo Sarrasqueta y Obes’.
Era una creación de Manuel Redondo, y solía
aparecer escrito en tercera persona.
Enfrentaba las más variadas situaciones: tal es así
que en 1915 encontramos la tira ‘Sarrasqueta en la guerra’.
En 1919 apareció la historieta ‘El L.C. Timoteo y el
pesquisa Doroteo’ creado por Macaya y en 1927 Hersfield
publicó a ‘Abraham Kancha, experto en, Uper’
un personaje mitad criollo, mitad judío, que lo presentaba
así: ‘¿Romperme una hoieso? Ni vos, ni la
negro Kin Charol, ni Firpo, ni nadie mi dieja groggy’
".
"En el anuario correspondiente a 1904, Caras y Caretas
anunciaba una novedad para la época: un concurso infantil
de caricaturas, para niños
de hasta 12 años. Debían optar por dibujar, a pluma
o con tinta negra, a Mitre, Roca, Pellegrini, Guido Spano,
Riccheri, Beazley, Mansilla, Uriburu y Quintana. El premio
consistía en 100 juguetes de la casa ‘A la Ciudad de
México’, que se repartirían
entre los ganadores".(…) También, el semanario
llamó a un concurso, en 1910, para dibujar la portada del
número del 25 de Mayo, el que ‘tendrá que
simbolizar la independencia
de los pueblos americanos’. Una curiosidad: todos los
premios eran en dinero en
efectivo, pero no pesos, sino francos. En 1914, la revista
lanzó el concurso de postales,
donde los lectores debían enviar dibujos con una leyenda,
que eran publicados en la primera página. Por cada dibujo
publicado se le abonaba al autor 5 pesos" (1).
"A fines de los 20 –afirma Germán
Cáceres- Natalio Botana, el director de
‘Crítica’, inicia una renovación en el
periodismo
argentino que permite también dar una salto cualitativo en
la evolución de la historieta. (…) En
‘Crítica’ se publicó la primera
historieta argentina seria,
El Tigre de los Llanos (1929), y su responsable fue Raúl
Ramauge. Narraba la vida de Facundo Quiroga sin utilizar globos y
recurría a extensos textos explicativos" (2)
El diario Crítica dio trabajo a muchos exiliados
e inmigrantes. Entre ellos se contaban León Poch y Bruno
Premiani.
"León Poch, nacido en Polonia, llegó a
Buenos Aires en 1928, siendo un adolescente de 15 años y
al darse a esta tierra, ella
le dio –con la revelación de su vitalidad de pueblo
joven- todo lo que él necesitaba para la formación
de su personalidad.
En Buenos Aires estudió; en Buenos Aires optó por
la ciudadanía; en Buenos Aires se manifestó su
vocación y en Buenos Aires formó su hogar, donde
nacieron sus tres hijas, porteñas".
"Realizó estudios en la Escuela Nacional
de Bellas Artes bajo la dirección del Maestro Pío
Collivadino; obtuvo el título junto con el primer premio
‘Carlos Ripamonte’. Eligió como medio de vida
la actividad publicitaria, alternada luego con el periodismo. La
gran oportunidad se la dio don Natalio Botana al incorporarlo al
equipo estable de dibujantes del diario
‘Crítica’. En esa misma época
nació su vínculo con la revista
‘Patoruzú’, para la que dibujó
ininterrumpidamente –desde su aparición hasta el
cierre, durante cuarenta y dos años- sus inolvidables
‘Temas porteños’. Colaboró
también en muchas otras publicaciones
periodísticas".
"Grandes del teatro
–Maurice Schwartz, Joseph Buloff, Ben Ami y otros- montaron
sus obras en Buenos Aires y en Nueva York sobre bocetos de
escenografías de Poch. Su obra ha trascendido por medio de
muestras individuales y colectivas; murales y tapices embellecen
numerosas instituciones,
establecimientos de enseñanza y residencias particulares; sus
cuadros forman parte de pinacotecas de Buenos Aires, Nueva York,
Jerusalén y Sidney. No hizo envíos a Salones
Nacionales, excepto dos únicas veces: al Salón de
Santa Fe y al Salón del Fondo Nacional de las Artes, y en
ambas oportunidades recibió la más altas
distinciones. Se editaron 2 carpetas: ’24 Dibujos.de
Israel’ y
‘Judíos de mi infancia’ con 32 dibujos y glosas del poeta
y escritor Simja Sneh".
"Sus ojos de 90 años aún siguen
descubriendo nuevas formas, colores, luces y
sombras en un mundo cambiante que sin embargo no le es ajeno
porque siempre ha mantenido joven la mirada" (3).
El 27 de julio, en el marco del Segundo Encuentro
Internacional "Recreando la Cultura Judía. Literatura y Artes
Plásticas", se presentó en la AMIA Cosas y casos
judíos. Finalizada la proyección de un video emitido
días antes por ATC, Guillermo Roux, Sergio Langer, Moishe
Korin y el nieto de Poch se refirieron al autor, que se
encontraba allí.
En este libro, escribe
el autor: "La vida de un pueblo no se teje sólo con
grandes acontecimientos: en el complejo entramado de su historia
y de su cultura, numerosos personajes (famosos o no) y hechos
poco conocidos dibujan perfiles, matices y densidades
sorprendentes. El pueblo judío, tanto durante su
existencia como nación independiente como en los largos
años que ha debida actuar dentro de otras culturas, ha
sobresalido por sus valiosos aportes sin perder los rasgos que lo
diferencian de los otros pueblos. Todos y cada uno de los
judíos han sido y somos artífices de esta
titánica tarea. Con amor al pueblo
judío –sin pretensiones de realizar una obra
literaria o histórica- me dediqué a recuperar de la
oscuridad algunos de aquellos personajes y hechos poco conocidos
pero interesantes, que permiten iluminar un poco más la
importancia de estas contribuciones judías a la cultura,
ciencia y las
artes de la humanidad. Lo hice en mi lenguaje, el
dibujo; con textos breves y directos, despojados de adornos pero
elocuentes como los hechos mismos. Espero lograr transmitir a los
lectores el amor y el
orgullo que siento por el rico quehacer de mi pueblo, sobre todo
a los jóvenes, porque ellos han de continuarlo"
(4).
Para lograr su objetivo se
vale de dibujos y textos, sustentados en una importante bibliografía integrada no
sólo por libros sino
además por publicaciones en varios idiomas. A partir de
este material, fue ideando imágenes y
explicaciones acerca de hechos y personalidades fundamentales, y
de curiosidades de la cultura judía. Por ejemplo, explica
por qué el Moisés de Miguel Angel tiene cuernos, de
dónde proviene el apellido Rothschild, quién fue
Theodor Herzl, quién fue la primera víctima
judía del Santo Oficio en tierra
americana, por qué se usa cinta roja en la muñeca,
entre otros temas.
La claridad y belleza de los dibujos y la
concisión de los textos que los acompañan hacen de
este libro una obra
interesante para chicos y grandes, para los judíos y
quienes no lo somos, ya que informa acerca de cuestiones que
trascienden una colectividad y se vuelven de importancia para
todos, sin distinción de credo.
"En 1931-señala Cáceres-, el eximio
dibujante italiano Bruno Premiani empieza una larga y prestigiosa
trayectoria con "Visto y Oído", una
página semanal sobre temas de actualidad" (5).
Tres años después lo conoce Poch, quien
escribe: "A Bruno Premiani, nacido en Trieste en la primera
década del siglo XX lo conocí en el diario
Crítica en el año 1934, donde formábamos
parte del equipo de dibujantes y ligados por una amistad que
duró hasta el fin de sus días. Además de ser
un extraordinario dibujante, era un hombre de una
sólida cultura y saber, imbuido de los valores
del arte renacentista
y de las grandes ideas humanistas y morales. Como
no-judío, sus conocimientos de judaísmo que trajo
de Italia eran algo
escasos, pero su sed por conocer más y más era
insaciable. Entre sus historietas de ‘Vidas
Célebres’ y ‘Grandes Obras Literarias’
–publicadas y admiradas en varios países- nunca
faltaba alguna figura judía. (…) Fue también un
multifacético conocedor de la anatomía y razas
equinas y como tal, autor de un bien documentado libro ‘El
Caballo’. Esta obra ricamente ilustrada es considerada
hasta hoy, a través de sus numerosas ediciones, un
verdadero clásico. Para su último libro, que estaba
escribiendo, sobre Esoterismo, Cristianismo y
sus orígenes judíos, se nutría
constantemente de mi biblioteca, para
este último tópico, hasta que la muerte lo
sorprendió en 1984. Acerca de esta obra, él mismo
solía expresar con frecuencia que ‘los curas nunca
me lo van a perdonar y además estoy seguro de no
encontrar aquí a un editor que se atreva a
publicarlo’ " (6).
Sylvina Walger señala que "La trayectoria de
Mafalda abarca el período comprendido entre los
años 1964 y 1973, en tres publicaciones: ‘Primera
Plana’, ‘El Mundo’ y ‘Siete Días
Ilustrados’. Bastante antes de la despedida oficial de la
tira, en junio de 1973, Quino –y nadie más que
él- se había dado cuenta de que se encontraba
agotado y no podía insistir sin repetirse".
"El fracaso de la campaña Mansfield y la gran
amistad que
unía a Quino con Julián Delgado, jefe de redacción de la revista ‘Primera
Plana’, desaparecido cuando era director de ‘Mercado’
–el 4 de junio de 1978- determinaron que Mafalda se
formalizara como tira. Delgado intuye que puede ser un éxito
entre los lectores de ‘Primera Plana’, donde se
publica hasta el 9 de marzo de 1965. Durante este período,
Quino produjo 48 tiras a un ritmo de dos por semana".
Quino, descendiente de españoles, creó al
almacenero don Manolo y su hijo Manolito, personajes de Mafalda:
"Al cabo de dos semanas de publicar en ‘El Mundo’
advierte que necesita más personajes para enriquecer la
tira, y el 29 de marzo de 1965 aparece Manolito –Manuel
Goreiro- inspirado en el padre de Julián Delgado,
propietario en Buenos Aires de una panadería situada en
Cochabamba y Defensa, en el histórico barrio de San Telmo"
(7).
En "La vida es un dibujo Cómo les fue de grandes
a los verdaderos Felipe, Guille y Manolito", Andrea
Rodríguez relata la historia del inmigrante español
que inspiró el personaje: "Sólo tres de los
personajes de Mafalda estuvieron inspirados en la vida real.
Guille es hoy flautista de la Orquesta Sinfónica de
Chile. Felipe
adhirió a la revolución
cubana y es funcionario del gobierno de
Fidel. Manolito vendió la panadería poco antes de
morir. Su hijo es uno de los 82 periodistas desaparecidos durante
la dictadura. Por
primera vez hablan los verdaderos personajes que Quino
inmortalizó en la tira más célebre que dio
la Argentina. A
Manolito, lo cuentan sus familiares".
" ’¡Crece de una maldita vez,
raquítico condenado!’, le grita Don Manolo a un
malvón. Un cuadro antes, Manolito le cuenta a Mafalda que
a su padre no le funciona bien eso de hablarles a las plantas para que
crezcan. En esa tira, Julián Delgado reconoce a su abuelo
Anastasio, que no era almacenero, como los Manolos de la
historieta, sino panadero. Anastasio leía Mafalda en
Primera Plana, la revista que la hizo famosa. Se divertía
con la historieta. Murió hace diez años, sin
enterarse que él era quien había inspirado a Quino
para el personaje de Manolito. O de Don Manolo, porque padre e
hijo eran idénticos".
"Sólo tres de los protagonistas de la historieta
que marcó los años 60 y 70 —y que
todavía hoy mantiene vigencia— están
inspirados en personas reales, según admitió su
autor, Joaquín Lavado, Quino. (…) El auténtico
Manolo había llegado de España en la década
del 20, solo, sin parientes ni conocidos en la Argentina. En
Soria, su pueblo natal de Castilla, era pastor de ovejas. La
primera noche en Buenos Aires se alojó en el Hotel de
Inmigrantes y al día siguiente salió a buscar
trabajo: lo encontró como ayudante en una
panadería. Cinco años después tenía
su propio negocio, un despacho de pan. Como repartidor
conoció a Mercedes, la empleada doméstica gallega
de una de las tantas casas adonde llevaba su mercadería en
canasta, como Manolito. Se casaron. Tuvieron varios despachos,
cada uno más grande que el anterior, hasta que por fin
pudieron comprar una panadería. Ya eran dueños de
una importante —la Panadería y Confitería
Delgado, en Defensa y Cochabamba, que antes había sido de
la familia
Canale, los de las galletitas— cuando Quino los
conoció".
"La vinculación con Mafalda es doble:
Julián Delgado, el hijo menor de Anastasio y Mercedes, era
amigo del humorista desde la época de Tía Vicenta,
a fines de los cincuenta. Como jefe de redacción de
Primera Plana, fue quien le pidió a Quino la tira, que
apareció por primera vez el 29 de septiembre de 1964.
Julián está desaparecido desde 1978. Un grupo de
tareas militar lo secuestró cuando dirigía la
revista Mercado.
Anastasio era, y no era, parecido a Manolito, coinciden su nieto
Alejandro, y su nuera, María Ignacia, la esposa de
Julián".
"Al nieto, los gritos al raquítico malvón
le recuerdan una anécdota del abuelo, cuando ya
había vendido la panadería y cada fin de año
preparaba pan dulce en su casa. ‘Una vuelta se le quemaron
todos y entonces decretó que nunca más hacía
pan dulce. Porque no, porque coño y joder: esa cosa
básica del ser español. Brutito es la palabra que
lo define bien’, dice y se ríe con los
recuerdos".
"Manolito, el amigo de Mafalda, andaba siempre sacando
cuentas. Como no
le alcanzaban los dedos de las manos para sacarlas, usaba
sandalias para disponer de diez más: decía que sus
pies eran una IBM. Pretendía convertirse en Rockefeller,
tener una cadena de supermercados. Y era bruto en serio.
Anastasio no. ‘El abuelo se mataba por estudiar. Cuando
hace diez años nos enteramos de que él era
Manolito, en un reportaje que le hicieron a Quino en la tele, nos
matábamos de risa, porque para nosotros era el abuelo
sabio, que nos daba consejos. Hablaba siempre de su maestro en el
pueblo, con quien se carteaba. Y estudiaba por correspondencia:
cuando tuvo su primer despacho de pan, hizo un curso de contabilidad,
para aprender a llevar los libros’,
cuenta el nieto".
"Anastasio hasta comenzó a escribir un libro,
algo improbable en los Manolos de Mafalda. Iba a llamarse
Pantalón de pana, porque era la historia de un inmigrante.
Pero no supo cómo hacerlo. Eso sí: con el
seudónimo de Aniceto Gordillo escribía para una
publicación de los panaderos. Por eso estaba orgulloso de
su hijo periodista, aunque cuando Julián recién se
iniciaba en Tía Vicenta libró la misma batalla que
Don Manolo con Manolito: quería que su hijo continuara con
el negocio familiar. No tuvo suerte".
"El panadero tenía, como Don Manolo, una pelusa
en la cara, ‘porque se afeitaba siempre de noche y entonces
a la mañana ya le había crecido un poco la barba.
También usaba el pelo cortado al ras sobre la nuca’.
Hay otra anécdota familiar en la que Anastasio aparece
como Manolito: ‘Quiso aprender relojería,
también por correspondencia, pero contaba que no lo
logró porque no podía ponerse el monóculo,
se le caía. Eso parece bien un cuento de
gallegos’ ".
"Después de haber trabajado duro toda la vida,
Anastasio perdió casi todo: vendió la
panadería para retirarse a descansar, pero lo estafaron en
la compra. Murió a los setenta y cuatro. Dice su nieto que
Anastasio ‘no era tan terrible con la plata como
Manolito’. El amigo de Mafalda vendía manteca rancia
con tal de no perder un peso. ‘Es manteca con alcurnia", se
justificaba. Dice Alejandro Delgado que su abuelo Anastasio no
llegaba a tanto: ‘A lo sumo, una masita del día
anterior’ " (8).
La historieta ha sido también el medio elegido
para evocar la inmigración que llegó a la Argentina
entre 1850 y 1950, y la dura realidad que lleva a los
descendientes de esos emigrantes a tentar suerte en los
países de los que vinieron sus abuelos.
Ha dibujado inmigrantes Roberto Fontanarrosa, quien
"nació en la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe un
26 de noviembre de 1944. En 1957, con tan solo 12 años,
inicia el Curso de los ‘12 famosos artistas’ que la
Escuela Panamericana de Arte dictaba por correspondencia.
Fontanarrosa publica su primer chiste en la revista rosarina
"Boom". Había sido contratado para ilustrar la tapa de la
revista, pero, por esas causalidades de la vida le dejan a cargo
la sección de humor porque no habia nadie disponible para
hacerlo".
"En 1972, sale la revista cordobesa Hortensia, hito del
humor gráfico nacional. En ella publicaron dibujantes de
la talla de Caloi, Bróccoli, Amengual, Crist, Ian, entre
otros. Según propias palabras de Fontanarrosa:
‘Hortensia fue el trabajo
donde ya me dejé de complejos y me lancé
definitivamente a la historieta, copiando sin asco a Hugo
Pratt’. Hortensia fue la cuna donde nacieron Inodoro
Pereyra y Boogie, el aceitoso para luego deleitarnos con libros
de los personajes. Fontanarrosa, además escribió
libros de cuentos y
novelas.
Colaboró en la realización de guiones para obras de
Les Luthiers. Sus libros fueron publicados en muchos
países del mundo y su humor se mantiene permanente en los
lectores que lo admiran".
También en 1972, "a los 28 años de edad,
publica su primer libro de chistes:
¿Quién es Fontanarrosa? En 1973, Clarín
rediseña su contratapa contratando dibujantes argentinos.
Los lectores del diario empezaban a leerlo de atrás hacia
delante" (9). En ese diario aparecieron algunos de los
inmigrantes dibujados por el rosarino.
Los inmigrantes se integraron a la sociedad que los
recibió. Inodoro Pereyra se encuentra con don Nino. El
italiano lleva en el hombro un loro, al que le ha enseñado
a cantar el himno de su tierra (10). Décadas
después, la situación cambia. En una viñeta
referida a las perspectivas de los universitarios en la
Argentina, un abuelo dice al nieto: "Vos, Cachito, tenés
que aprovechar las oportunidades que ahora, te brinda el
país… Yo, como vine de Italia sin nada,
tuve que ir a una escuela pública… Vos, en cambio, hoy
por hoy, tenés la posibilidad de ir a levantar la
cosecha…" (11).
En junio de 2002, en La Voz del Interior, anunciaba
Verónica Molas: "Desde hace una semana, Negrazón y
Chaveta subidos a una moto llaman la atención del público desde un gran
cartel publicitario ubicado cerca de plaza España. Se
viene Hortensia: una recopilación de 500 chistes y
varios escritos publicados en la revista integrarán la
exposición que el municipio local
está preparando como tributo merecido a la figura de
Alberto Cognigni, creador de la legendaria publicación en
1971. Es también un tributo al humor local, consignan los
organizadores, para recibir a los turistas en las próximas
vacaciones de invierno. Un día antes, tendrá lugar
la avant premiere de la muestra (con
invitación mediante, que se podrá retirar en la
sede del Museo Genaro Pérez), de la que
participarán casi 100 personalidades que pasaron por
Hortensia (como Roberto Fontanarrosa y Cristina Wargon, entre
otros) quienes serán distinguidos".
"Alberto Pío Augusto Cognigni nació el 11
de noviembre de 1930 y murió el 16 de junio de 1983.
Estudió Bellas Artes en la Universidad
Nacional. Trabajó en La Voz del Interior, Los Principios,
Comercio y
Justicia y
Córdoba, además de las revistas Gente,
Jerónimo, Así es y Campo Afuera. Cofundó y
dirigió el
periódico Nuevo País. Recibió
importantes distinciones. Su nombre y los seudónimos
‘El irresponsable’ (con el que firmaba las
editoriales), ‘Pío’, ‘Alberto’ o
‘Augusto’ quedaron en la memoria del
género".
"Hortensia marcó una verdadera escuela al
compaginar ese material popular llamada ‘humor
cordobés’. Cognigni junto a Crist fundaron la
revista que reunió a nombres como Juan Parroti, Gonio
Ferrari, Miguel Bravo, Alfredo, Pequi, Marcelo
Amuchástegui, el ‘Pelado’ Alonso, Spedale, el
‘Gordo’ Oviedo, el ‘Sapo’ Cativa,
Benceno, Pippo Viale, Roberto Di Palma, Chamarín, Carlos
Jiménez, Marino, Martino, Ian, Cier, Roberto Fontanarrosa,
Cuel, Ortiz, Manuel Peirotti (Peiró), Hermenegildo
Sábat, periodistas, publicistas, profesionales, empleados
públicos y dibujantes de plantas
industriales, ‘una especie de periodismo paralelo’,
dijo Cognigni en 1979".
"Hortensia tuvo más de 250 números
editados y un pico de ventas que
superó los 100 mil ejemplares. Desapareció del
mercado en 1989, pero antes trascendió con su popularidad
las fronteras de Córdoba" (12).
Ian, uno de los dibujantes más destacados de
Hortensia, nació en Polonia en 1935, "llegó a la
Argentina en 1946. Comenzó en 1965 en La Voz del Interior
publicando ‘Chispazos’ " y colaboró asimismo
en Los Andes y Clarín (13).
Manuel García Ferré "llegó a
nuestro país a los 17 años, dejando atrás
los sinsabores de la Guerra Civil
en su España natal. En Buenos Aires combinó sus
estudios de arquitectura con
la creación publicitaria, hasta que, en 1952, logró
su primer éxito:
Pi-pío, personaje adoptado por la revista Billiken. Desde
entonces se dedicó de lleno a los dibujos animados. En
1959 formó su propia empresa de
publicidad, con la que realizó más de 800
comerciales, entre ellos Los gatitos de lanas San Andrés,
ganador del primer Martín Fierro otorgado a una
animación".
"En la década de 1960, los personajes infantiles
de los principales medios
gráficos y televisivos eran originarios de
Estados Unidos
y Japón.
En 1963, García Ferré le dio vida a Hijitus, un
niño humilde dotado de superpoderes que combatía a
villanos como el Profesor Neurus, acompañado por
personajes entrañables como Larguirucho, conquistó
a los más pequeños desde las páginas de
Anteojito y, entre 1967 y 1974, desde la
televisión, apareciendo en breves tiras diarias y
diversos programas
didácticos".
"En 1964, García Ferré creó uno de
sus más relevantes éxitos: la revista Anteojito.
Dirigida al público infantil, se pobló de
personajes de singular genialidad, como Calculín y Petete.
Fue el inicio de una labor editorial dedicada a los niños,
que incluyó la publicación de clásicos de la
literatura
hispanoamericana y gran cantidad de material didáctico.
Dejó de publicarse en enero de 2002" (14).
Esta colección, destinada a pequeños y
jóvenes lectores, es dirigida por la escritora y
periodista Canela. Algunos de los libros que la integran han sido
ilustrados por Alejandro O’Keefe, Andy Crawley y Feliciano
G. Zecchin, descendientes de inmigrantes.
"Alejandro O’Keefe (de bisabuelos irlandeses)
nació en 1959 en Rosario, donde se crió con
lápices, pinceles, una camiseta de Rosario Central y
alguna pelota de fútbol. Su padre, dibujante
gráfico, le dio, casi sin querer, el estímulo
necesario para seguir esta profesión. Estudió en la
Facultad de Humanidades y Arte de Rosario y trabaja como
ilustrador en distintos medios y
editoriales. Ha sido distinguido por ALIJA y comparte con Luis
María Pescetti el premio White Ravens, otorgado por la
Internationale Jugendbibliothek de Alemania.
Actualmente publica una tira en el diario Clarín" (15).
Ilustró los libros Viaje en globo, Pahicaplapa y Un
bandoneón vivo, editados por Sudamericana.
En Un bandoneón vivo dibujó un nieto de
rusos que intenta aprender a tocar ese instrumento. Acerca de las
ilustraciones que dieron origen al libro de Oche Kalifa, escribe:
"Que uno guarde imágenes
en su memoria, no es
ninguna causa de asombro. Lo que resulta asombroso es la forma en
que esas imágenes aparecen después de algún
tiempo.
Así fue como, sin proponérmelo, un día me
encontré dibujando cosas de aquel patio de la casa de mi
abuela en Rosario. Eso me trajo bellísimos recuerdos y
cierta nostalgia. Me dije: ¿será esa cosa tanguera
que llevamos la mayoría de los rosarinos? Sin dudarlo, lo
ubiqué a mi amigo Oche (nadie mejor para esto) y le
propuse que escribiera un cuento para
chicos con espíritu de tango. El
texto
superó mis expectativas. Lo ilustré con un placer
especial, y dibujando soñé que era Gardel"
(16).
"Andy Crawley nació en San Isidro, provincia de
Buenos Aires, Argentina, en 1963. Según la leyenda
familiar, con un tapiz bajo el brazo. Estudió psicología, dibujo y
pintura.
Publica ilustraciones, textos, comics, juegos,
animaciones y textos en libros, diarios, revistas y sitios de
Internet. Pero
también fue carpintero, publicitario y actor"
(17).
Acerca de las ilustraciones que realizó para El
caballo alado, de Margarita Mainé, escribió:
"Cuando recibí estos cuentos pensé en demasiadas
cosas. Como si la idea del destino despertase ideas enruladas que
se multiplican… Mosaicos de ideas, dije en voz baja.
¡Mosaicos! ¡¿Qué mejor forma de
ilustrar estas historias llenas de arabescos?! Corrí a
buscar libros para aprender algo más. En las siguientes
dos semanas estuve rodeado de pilas de libros
enrulados que parecían multiplicarse con las ideas y los
bocetos de los personajes. Empecé a sentir una
energía especial: algo estaba por salir".
"Hice un inventario de la
situación: cuando cerraba los ojos surgían las
escenas, tenía tinta china negra,
plumas Perry N° 275 Xfine y recortes de papel Guarro
de 250 gramos. Entonces me senté con la pluma cargada de
tinta en la mano e intenté la trama de esta guarda:
Después dibujé la trama de la guarda de la autora,
de a una línea por vez. Calenté agua para el
mate, lo preparé y me serví un pedazo de queso con
pan árabe. En determinado momento y gracias a este
abigarrado ritual, las imágenes que estaban allí
simplemente comenzaron a derramarse por el brazo, la tinta, el
papel, y en
tres días el trabajo
estuvo terminado. ¿Será cosa del destino?"
(18).
Feliciano García Zecchin nació en Buenos
Aires en 1975. "Estudió diseño
gráfico y se dedicó a la creación de
historietas ya la
ilustración. Trbajó para la editorial Caliber
de Estados
Unidos, la revista PC Computers y el diario La Nación.
En 1997 ganó el Primer Premio de Historieta que otorga la
Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, y en 1999 obtuvo
el Premio Eternauta al mejor comic del año por 4 segundos.
Para Editorial Sudamericana ilustró Interland y El
desafío de la sexualidad.
Cuando no dibuja toca el saxo, pero poco, porque casi siempre
dibuja" (19).
Sobre las ilustraciones que realizó para Cartas de
amor, de Jorge
Accame, escribió: "No son muchos los trabajos que hice
específicamente para niños. Pero igual creo que el
dibujante siempre hace su labor para el niño que todos
llevamos dentro, y es desde su propio niño de donde salen
su vocación y su magia. Es importante que sepan que los
dibujantes son, en gran parte, como niños grandotes.
Cuando leí estos cuentos, sentí que estaban
escritos para el adulto que los niños llevan dentro. Por
eso, para mantener el tono a la hora de dibujarlos,
intenté encontrar ese adulto que habita en el niño
que llevo dentro del adulto que soy. Como se imaginarán,
me enredé en un lío enorme, y aun hoy no tengo muy
en claro cómo ni para quién dibujé este
libro realmente" (20).
Algunos dibujantes nacidos en otras tierras se
destacaron en este tipo de cine. Son
ellos Quirino Cristiani, Juan Oliva y Manuel García
Ferré.
En el catálogo de la exposición
"Dibujos animados hechos por argentinos", expresa César Da
Col que en la misma se realiza "un homenaje a quien fuera uno de
los grandes pioneros de la animación mundial el
ítalo-argentino Quirino Cristiani cuyo corto ‘Sin
dejar rastros’ fue censurado por el Gobierno Nacional
en 1918. El dibujo animado argentino tiene una historia
riquísima y muy respetada a nivel mundial. Cristiani
realizó en Argentina el primer largometraje de
animación a nivel mundial, ‘El
Apóstol’, en 1917" (21).
Cristiani, nacido en Italia en 1896, fue dibujante,
director, guionista y animador. "Figura relevante en el cine de
animación, en 1917 realizó El apóstol,
primer largometraje con dibujos animados de la historia, de una
duración de una hora y diez minutos. Se trataba de una
sátira sobre el presidente Hipólito Yrigoyen, su
política personalista y otros acontecimientos de
actualidad. En 1916, integrando el equipo de Actualidades Valle,
primer noticiero argentino semanal que se emitía cada
jueves en los cines, realizó el corto animado La
intervención en la provincia de Buenos Aires, que duraba
dos minutos y medio. En 1931 estrenó Peludópolis,
un nuevo acercamiento humorístico al yrigoyenismo. Esta
producción llegó a manos de Walt
Disney, quien le propuso a Cristiani trabajar en los Estados
Unidos, propuesta que rechazó" (22).
Señala Da Col que "Juan Oliva y José
Burone Bruché son también pioneros, el
catalán Oliva fundó la
‘Compañía Argentina de Dibujos
Animados’ y con Burone Braché se formó, entre
otros, el conocido Mordillo" (23).
"En los 60 aparece el andaluz García Ferré
con su estudio. De una serie publicitaria nacieron
‘Anteojito y Antifaz’ que dieron el puntapié
inicial para la aparición de la revista homónima y
para las ‘Aventuras de Hijitus’, primera serie
exitosa animada de la televisión
nacional, a la que luego siguieron los cinco largometrajes de la
productora, donde ‘Manuelita’ (1999) batió
record de taquilla" (24).
"La labor cinematográfica de García
Ferré se inició en 1973 con dos filmes: Las
aventuras de Hijitus y Mil intentos y un invento, una historia
animada por el inefable dúo Anteojito y Antifaz. Petete
"fue uno de los principales protagonistas de las producciones de
García Ferré. En 1975 llegó al cine y hasta
tuvo su propia enciclopedia escolar: El libro gordo de Petete. En
1983 se estrenó Ico, el caballo valiente, película
que batió todos los récords de espectadores en el
género infantil". En 1999 se estrenó Manuelita, una
recreación del personaje de María
Elena Walsh. Pantriste es, hasta ahora, el último
personaje de García Ferré y principal protagonista
de su película Corazón,
las aventuras de Pantriste (2000), donde reaparecen muchas de sus
primeras creaciones" (25).
…..
Dibujando hicieron crítica política,
publicidad, cine, literatura
infantil. Son los dibujantes de sangre
inmigrante, a los que se suman los dibujantes que eligieron como
personajes a aquellos que cruzaron el mar.
- S/F: "Caras y Caretas" de Adrián Ignacio
Pignatelli. Publicado en Historia de Revistas Argentinas. Tomo
II . AAER - Cáceres, Germán: "Orígenes de la
historieta argentina", en El Muro/La guía cultural de
Buenos Aires.htm - S/F: en Poch, León: Cosas y Casos
Judíos. Buenos Aires, Milá, 2003. - Poch, León: Cosas y Casos Judíos.
Buenos Aires, Milá, 2003. - Cáceres, Germán: op. cit.
- Poch, León: op. cit.
- Walger, Sylvina: "Explicación", en Quino:
Mafalda Inédita. Buenos Aires, Ediciones de la Flor,
1988. - Rodríguez, Andrea: "La vida es un dibujo
Cómo les fue de grandes a los verdaderos Felipe, Guille
y Manolito". Veintidós, Año 2, N° 71; Buenos
Aires, 18 de noviembre de 1999. - S/F: Homenaje a Fontanarrosa.htm
- Fontanarrosa, Roberto: "Inodoro Pereyra ‘El
renegáu’ ", en Clarín Viva, 24 de febrero
de 2002. - Fontanarrosa, Roberto: en "Qué hacer con la
Universidad", en Clarín, Buenos Aires, 16
de mayo de 1999. - Molas, Verónica: "El humor de
‘Hortensia’ revive en el Cabildo", en La Voz del
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2002. - Varios autores: Enciclopedia visual de la Argentina.
Buenos Aires, Clarín, 2002. - ibídem
- S/F: en Califa, Oche: Un bandoneòn vivo.
Ilustraciones de O’Kif. Buenos Aires, Sudamericana,
2002. - O’Kif: en Califa, Oche: Un bandoneòn
vivo. Ilustraciones de O’Kif. Buenos Aires, Sudamericana,
2002. - S/F: en El caballo alado, por Margarita Mainé.
Ilustraciones de Andy Crawley. Buenos Aires, Sudamericana,
2000. - Crawley, Andy: "Del ilustrador", en El caballo alado,
por Margarita Mainé. Ilustraciones de Andy Crawley.
Buenos Aires, Sudamericana, 2000. - S/F: en Accame, Jorge: Cartas de amor.
Ilustraciones de Feliciano G. Zecchin. Buenos Aires,
Sudamericana, 2000. - García Zecchin, Feliciano: "Del ilustrador",
en Accame, Jorge: Cartas de amor. Ilustraciones de Feliciano G.
Zecchin. Buenos Aires, Sudamericana, 2000. - Da Col, César: Catálogo de la
exposición "Dibujos animados hechos por argentinos",
Julio de 2001. - Varios autores: Enciclopedia visual de la Argentina.
Buenos Aires, Clarín, 2002. - Da Col, César: op. cit.
- Ibídem
- Varios autores: Enciclopedia visual de la Argentina.
Buenos Aires, Clarín, 2002.
Trabajo enviado por
María González Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista Profesional
Matriculada