En la década del ´60 comenzaron a
diferenciarse grupos peronistas
revolucionarios que conformaron el ala izquierda del peronismo.
La organización Montoneros se creo en 1967 por
n grupo de
estudiantes de orientación nacionalista
católica.
En 1972 Montoneros planteó la necesidad de
desarrollar una "guerrilla urbana".
En 1973 esta organización organizó agrupaciones
específicas para el trabajo
político en cada frente de masas. Esto puso en evidencia
el predominio de Montoneros sobre el conjunto de las agrupaciones
de la "Tendencia Revolucionaria".
En 1974 la relación entre Perón y
los grupos peronistas
de izquierda quedó prácticamente rota.
Durante este período existieron graves
enfrentamientos entre Montoneros y grupos militares , entre ellos
, La Triple A .
En 1974 y 1975 la multiplicación de acciones
violentas cada vez mas indiscriminadas de los grupos de
represión parapoliciales, los secuestros de empresarios y
los atentados por parte de las organizaciones
gerrilleras peronistas ( Montoneros y FAP) y de izquierda no
peronista (ERP)
generalizaron el clima de violencia
política.
Miles de personas inocentes fueron detenidas en centros
de detención clandestinos y torturadas , algunos de ellos
fusilados luego de su detención y muchos otros
desaparecidos y exiliados.
Algunos hoy tienen la suerte de estar con vida. A
éstos les generó trastornos físicos y
psicológicos y tampoco podrán borrarse las imágenes
de la tortura.
Hoy existen grupos que luchan por los derechos humanos
como CONADEP , Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo
pero a la justicia no le
basta para poner tras las rejas a los verdaderos culpables de
esta masacre masiva que dejo un saldo de 30.000 personas
desaparecidas, cientos de muertos y niños
sin su verdadera identidad por
haber sido vendidos al nacer dentro de los centros de
detención por los militares.
Las décadas de 1960 y 1970 estuvieron marcadas
por la internacionalización de la cultura y el
desarrollo de
la cultura en
general.
Estos años estuvieron signados por el
protagonismo de los jóvenes.
"LA CULTURA NACIONAL Y POPULAR"
Entre los estudiantes e intelectuales se fue conformando
una corriente de pensamiento
crítica de la tradición liberal, a la que
calificaban como "europeizante" y "colonialista".
Los intelectuales sostenían que debían
buscar sus raíces e identidad en
la cultura latinoamericana.
El resultado de esta reorientación
ideológica fue la formación de una corriente de
pensamiento
que se conoció como "Izquierda
Nacional".
En esta nueva corriente confluyeron escritores, poetas,
novelistas y periodistas. Todos ellos provenían de
distintas corrientes ideológicas y políticas,
pero compartían la necesidad de expresar un ideal
revolucionario "nacional y popular", que se integrara con las
"luchas por la liberación de los pueblos".
Los intelectuales revisaron la historia
argentina buscando las claves de interpretación en las
luchas populares contra la dominación colonial. La
revisión de la experiencia peronista incluyó la
valoración de la figura de Eva
Perón, que se transformó en un mito
revolucionario. Su figura combatista fue asociada a la de
líderes guerrilleros como Ernesto Che
Guevara.
La radicalización política que se
intensificó en la década de 1970 y este conjunto de
influencias ideológicas favorecieron a la
aceptación de la violencia como
un camino legítimo para transformar un orden social
considerado injusto.
"LA POLITIZACIÓN DE LOS ESTUDIANTES"
La politización de los estudiantes secundarios
acompañó el clima de
radicalización de vastos sectores de la sociedad. Se
manifestó en la creación y fortalecimiento de los
centros de estudiantes y en el crecimiento de las agrupaciones
políticas estudiantiles vinculadas con los
partidos
políticos.
La Unión de Estudiantes Secundarios (UES, ligada
a montoneros), la Federación Juvenil Comunista (FJC, del
partido comunista), la Juventud
Guevarista (JG, simpatizaba con grupos guerrilleros de
izquierda), la Juventud
Radical Revolucionaria (JRR, expresión de un sector de la
UCR), la Tendencia Estudiantil Socialista Revolucionaria (TESR,
del partido Política Obrera) eran las que mas estudiantes
convocaban. Estas agrupaciones políticas y los centros
estudiantiles tuvieron un papel
protagónico desde que Cámpora asumió la
presidencia en mayo de 1973.
Los estudiantes comenzaron a tomar los colegios porque
estaban en desacuerdo de que los rectores hayan sido designados
por militares.
Además, participaron de los actos masivos
convocados por los partidos
políticos.
Algunos centros de estudiantes y agrupaciones
políticas realizaron trabajos de ayuda social en barrios
humildes y villas miseria. Estas actividades reflejaban que para
muchos jóvenes la solidaridad, la
justicia y el
esfuerzo comunitario eran valores
trascendentes que los identificaban como
generación.
"EL ROCK: ESPACIO DE
IDENTIFICACIÓN PARA LOS JÓVENES"
La música de rock se
constituyó también en un factor de
identificación para muchos jóvenes, en particular
para los estudiantes secundarios.
La circulación de discos y cassettes de mano en
mano, la formación de innumerables conjuntos de
rock en colegios y barrios y los recitales fueron el canal
alternativo para la difusión de la nueva música.
Un hecho artístico-político poco frecuente
fue el "festival de la victoria", un concierto de rock realizado
el 31 de marzo de 1973 para celebrar el triunfo electoral del
FREJULI .Una heterogénea concurrencia estimada en 20.000
jóvenes, conformada por militantes de barrios y colegios
que asistieron con sus banderas y por público
típico de recitales, se reunió en la cancha de
Argentino Juniors, en el barrio porteño de Paternal. La
música se confundía con las consignas montoneras y
la marcha peronista.
Pero no siempre la cultura del rock se relacionó
con la militancia política. En los colegios solían
distinguirse los jóvenes que solamente se identificaban
con el rock de los mas comprometidos con la actividad
política.
El pacifismo y el apoliticismo de muchos rockeros
marcaba diferencias con el discurso mas
duro y combativo de los militantes. Sin embargo, existía
un tono de época que los reunía: la
rebeldía, el deseo de cambio, la
certeza de que un mundo mejor o una sociedad mas
justa estaban al alcance de la mano.
"EL DI TELLA"
En 1958 se creó la fundación y el
instituto "Torcuato Di Tella" con el propósito de
"promover el estudio, la creación y la investigación en todo lo concerniente al
desarrollo
científico, artístico y cultural. El lanzamiento
del instituto coincidió con la llegada de Frondizi al
gobierno.
El Di Tella se propuso romper con los moldes del
arte
académico, estimular la investigación, la experimentación y
la participación del público. Sus muestras,
conciertos, fiestas y exposiciones chocaron con las tendencias
moralizantes y autoritarias de los gobiernos
militares.
Para los grupos mas conservadores, esos artistas
atentaban contra las tradiciones de la "civilización
occidental y cristiana". Las minifaldas y la vestimenta
extravagante de quienes frecuentaban la "manzana loca" y las
manifestaciones artísticas no convencionales
aparecían ante los tradicionalistas como "practicas
disolventes".
"LA UNIVERSIDAD
NACIONAL Y POPULAR"
También las universidades vivieron un clima de
debate y
movilización que se había generalizado en la
sociedad argentina.
Las carreras dedicadas a los estudios sociales y a las
humanidades se convirtieron en caja de resonancia del debate sobre
la nueva función
que debía cumplir una universidad
nacional y popular. La difusión y la extensión de
las conclusiones y el espectacular aumento del número de
estudiantes universitarios contribuyeron a un proceso de
peronización del estudiantado universitario.
La política universitaria del gobierno
peronista se orientó a incorporar a las casas de altos
estudios en el "proceso de
reconstrucción y liberación nacional".
Los estudiantes universitarios participaron del clima de
movilización social que se vivía en el país
y el triunfo de la JUP en la mayor parte de las elecciones de
centros de estudiantes demostró el acercamiento de los
sectores medios al
peronismo.
Jorge Taiana decía que, el gobierno peronista
entendía que "no hay revolución
tecnológica, ni económica, ni social, si no hay una
revolución
cultural".
De acuerdo con esta idea, las universidades
debían ser los centros generadores de esta
revolución cultural, estableciendo un vínculo entre
las casas de estudio y la realidad nacional.
Las autoridades educativas y las agrupaciones
estudiantiles peronistas argumentaban que las universidades
habían sido dominadas por el pensamiento liberal y que
ahora debían servir a la causa nacional y
popular.
"24 DE MARZO DE 1976"
El 24 de marzo de 1976, la junta de Comandantes en Jefe
de las Fuerzas Armadas, integrada por el general J. R. Videla, el
almirante Emilio E. Massera y el brigadier Orlando R. Agosti,
derrocó a la presidente Maria Estela Martínez de
Perón,
mas comúnmente conocida como "ISABELITA",y asumió
el gobierno del país.
El nuevo presidente fue J. R. Videla, comandante del
ejército. Ellos nombraron esta etapa como "Proceso de
Reorganización Nacional". Pero el golpe militar de marzo
de 1976 significó el punto de partida de la construcción de un nuevo tipo de Estado: un
Estado
terrorista que orientó sus acciones y
fundamentó su poder en la
aplicación sistemática del terror sobre los
habitantes del país.
La metodología represiva y los efectos
disciplinadores de la política
económica y social lograron disgregar y destruir a las
organizaciones
populares y debilitaron los lazos de solidaridad y las
formas de cooperación entre grupos.
" REPRESIÓN "
Se llevó adelante una intensa represión
clandestina e ilegal que se desarrolló con mayor
intensidad entre 1976 y 1978 y que tuvo como resultado la
desaparición forzada de entre 9.000 y 30.000 personas y
gran cantidad de detenidos y exiliados.
Los primeros tres meses contribuyeron a un autentico
infierno.
Estallan bombas y se
cometen numerosos secuestros y atentados.
Las acciones eran llevadas a cabo por los llamados
"grupos de tareas" , y consistían en el secuestro de
personas que luego eran trasladadas a algún "centro de
detención clandestina" para torturarlos y luego
matarlos.
Su función
era capturar a quienes los servicios de
inteligencia
identificaban como "guerrilleros", "izquierdistas", "activistas
sindicales" o "zurdos".
SECUESTRO
Los operativos se realizaban a altas horas de la noche o
de la madrugada.
En el domicilio irrumpía una «patota»
o grupo
integrado por cinco o seis individuos. A veces intervenían
varios grupos, alcanzando hasta 50 personas en algunos casos
especiales. Los integrantes de la «patota» iban
siempre provistos de un voluminoso arsenal, absolutamente
desproporcionado respecto de la supuesta peligrosidad de sus
víctimas. Con armas cortas y
largas amedrentaban tanto a éstas como a sus familiares y
vecinos. Previo al arribo de la «patota»,
solía producirse el «apagón» en la zona
en que se iba a realizar el operativo.
La intimidación y el terror no sólo
apuntaban a inmovilizar a las víctimas en su capacidad de
respuesta ante la agresión.
Las «patotas» efectuaban los operativos de
secuestro a
cara descubierta. Su anonimato estaba garantizado por los
millones de rostros de la ciudad. En las provincias, donde su
identificación era más probable dado que alguno de
los secuestradores podía ser vecino de la víctima,
debían disimular sus facciones. Cuando había
niños
en la familia que
era «chupada», la represión procedió de
distintas maneras:
- Niños dejados en la casa de algún
vecino para que éste se hiciera cargo, hasta tanto
llegara algún familiar de la víctima. - Niños derivados a Institutos de Menores, que
los entregaban a familiares o los cedían en adopción. - Secuestro de los niños para su posterior
adopción por algún
represor.con el mismo vehículo que transportaba a la
madre. - Entrega directa del niño a familiares de la
víctima, lo que en muchos casos se hizo - Dejarlo librado a su suerte, en el domicilio donde
aprehendían ilegalmente a
los padres.
ó) Trasladarlos al mismo Centro Clandestino de
Detención, donde presenciaban las
torturas a que eran sometidos sus padres, o eran ellos
mismos torturados en presencia
de éstos. Muchos de estos niños hoy
figuran como «desaparecidos».
En los casos que los efectivos intervinientes no
encontraban a la víctima en su domicilio se armaba lo que
denominaban una «ratonera», permaneciendo en su casa
hasta que éste cayera en la trampa.
En tales situaciones, el operativo de secuestro se
extendía varias horas o días, renovando las
guardias. Los familiares eran tomados como rehenes, siendo
sometidos a brutales presiones y atropellos. Los secuestradores
usaban todo lo que podían para proveerse de comidas y
bebidas. A esto se sumaba naturalmente la requisa del inmueble y
el posterior y casi seguro saqueo de
los bienes.
Si accidentalmente alguien se hacía presente en
el domicilio, era también retenido en calidad de
rehén. En el caso de que la víctima principal no
apareciera, los secuestradores podían llevarse a parientes
o moradores de la vivienda.
En algunos casos los interrogatorios de las
víctimas comenzaban en el propio domicilio, en presencia
de los familiares.
Amenazados y maniatados, se los ubicaba en el piso del
asiento posterior del vehículo o en el baúl,
sumando al pánico la sensación de encierro y
muerte. Se
procuraba así que el terror no se extendiera más
allá de la zona donde se desarrollaba el
operativo.
En la totalidad de los secuestros se privaba de la
visión a las víctimas. Ello se efectuaba
generalmente en el mismo lugar donde se secuestraba. Los
elementos empleados eran vendas o trapos, o prendas de vestir de
las víctimas.
La tortura fue un elemento relevante en la metodología empleada. Los Centros
Clandestinos de Detención fueron concebidos para poder
practicarla impunemente.
A la tortura física que se
aplicaba desde el primer momento, se agregaba la
psicológica que continuaba a lo largo de todo el tiempo de
cautiverio, aun después de haber cesado los
interrogatorios y tormentos corporales. A esto sumaban vejaciones
y degradaciones ilimitadas.
El secuestrado arribaba encapuchado. Ello
perseguía hacerle perder la noción de espacio, con
lo que se lo privaba no solamente del mundo exterior al
«Pozo» sino también de toda externidad
inmediata, más allá de su propio cuerpo.
La víctima podía ser agredida en cualquier
momento sin posibilidad alguna de defenderse. Debía
aprender un nuevo código
de señales, ruidos y olores para adivinar si estaba en
peligro o si la situación se distendía.
El tabicamiento solía producir lesiones oculares.
Las lesiones físicas más comunes que provocó
esta tortura fue la conjuntivitis y el agusanamiento de las
conjuntivas.
En los C.C.D. se utilizaron números para la
identificación de los prisioneros. A veces precedidos de
letras como otra forma de suprimir la identidad a los
secuestrados.
Se les ordenaba, ni bien ingresaban, que recordasen esa
numeración porque con ella serían llamados de
allí en adelante, sea para hacer uso del baño, para
ser torturados o para trasladarlos. Esta mecánica obedecía, además de
constituir una forma más de hacer perder la identidad al
secuestrado, a la necesidad de que nadie – aun guardias o
carceleros – conociera la identidad del prisionero, para evitar
que trascendiera al exterior el nombre de los
cautivos.
LA TORTURA
Los C.C.D. fueron ante todo centros de tortura, contando
para ello con personal
«especializado» y ámbitos acondicionados a tal
fin, llamados eufemísticamente
«quirófanos» , y toda una gama de implementos
utilizados en las distintas técnicas
de tormento.
Las primeras sesiones de tortura tenían por
objeto el «ablande» del recién llegado y
estaban a cargo de personal
indistinto.
Una vez establecido que el detenido podía
proporcionar alguna información de interés,
comenzaban las sesiones a cargo de interrogadores
especiales.
Es decir, que ni siquiera se efectuaba una previa
evaluación tendiente a merituar si la
persona a
secuestrarse poseía realmente elementos de alguna
significación para sus captores.
A causa de esta metodología indiscriminada,
fueron aprehendidos y torturados tanto miembros de los grupos
armados, como sus familiares, amigos o compañeros de
estudio o trabajo, militantes de partidos políticos,
sacerdotes o laicos comprometidos con los problemas de
los humildes, activistas estudiantiles, sindicalistas, dirigentes
barriales y personas sin ningún tipo de práctica
gremial o política.
Bastaba figurar en una agenda de teléfonos para
pasar inmediatamente a ser «blanco» de los
tristemente célebres «Grupos de Trabajo»
.
Así se explica que muchos torturados
responsabilizaran a cualquiera con tal de que se detuviese el
suplicio. Después de 1977 no tuvieron necesidad de
realizar tareas de inteligencia,
ya que se trataba de detener a las personas mencionadas por los
propios detenidos en las sesiones de tortura.
Además del «ablande» y la
obtención de información, los cautivos en los C.C.D.
estaban expuestos a sufrir tormentos por razones
fortuitas.
En la mayoría de los casos, los conscriptos eran
mantenidos al margen de la actividad del C.C.D. La consigna fue
mantener a los C.C.D. aislados, como estructura
secreta. El personal destinado a efectuar guardias en tales
centros estuvo compuesto por efectivos de la Gendarmería
Nacional, del Sistema
Penitenciario Federal o de la policía, siempre al mando de
oficiales FF.AA. M. Este personal de guardia no era el que
generalmente torturaba en los interrogatorios sistemáticos
destinados a obtener información. Algunos de los custodios
destinados a la vigilancia de los campos, evidenciaban rasgos
humanitarios, al preocuparse por el estado
calamitoso de los detenidos. Sin embargo, no es éste el
caso de la mayoría del personal afectado a los C.C.D.,
quien por lo general contribuía a la destrucción
física y
psíquica de los detenidos, aplicándoles castigos
innecesarios y justificándolos caprichosamente.
La escasez y calidad de las
comidas constituían otra forma de tormento. Se alimentaba
a los detenidos – según el lugar – una o dos veces al
día. En muchas ocasiones transcurrieron varios días
sin que se les proporcionase alimento alguno. En otras se les
sirvió agua con
harina o con vísceras de animales
crudas.
Generalmente, las raciones apenas alcanzaban, y quienes
pretendían dar parte de la suya a alguien en peor estado
eran severamente castigados. La solidaridad estaba
prohíbida.
A pesar de esto, el momento de alimentarse era esperado
con ansias, ya que significaba no sólo comer, sino
también la posibilidad de levantarse la capucha y –
eventualmente – ponerse en contacto con otra persona, aunque
la conversación entre detenidos estaba penada con brutales
castigos.
El durísimo sistema empleado
agravaba las enfermedades que se
padecían con anterioridad al secuestro y agregaba otras
como producto de
las quemaduras, derrames e infecciones. A muchas mujeres se les
suspendían los ciclos menstruales en razón de las
condiciones de vida que se les imponía con
propósito de destruir la individualidad de los
secuestrados, objetivo
éste esencial de la metodología que venimos
analizando.
La atención médica fue realizada por
detenidos con algún conocimiento,
cosa que no impidió que" mucha gente se quedara en la
tortura.
La precariedad e indigencia sanitarias adquirían
sus ribetes más dramáticos en el caso de las
mujeres que dieron a luz en
cautiverio.
Las condiciones durante el tiempo de
detención fueron deplorables. Los secuestrados
permanecían hacina dos sobre colchonet as sucias de
sangre, orina,
vómitos y
transpiración. En algunos casos, debían realizar
sus necesidades en tachos, que luego eran retirados. En otros, ni
siquiera se les proporcionaba recipientes, debían hacerlas
en el mismo lugar.
La promiscuidad y falta de aseo se agravaban en los
momentos de superpoblación de estos establecimientos,
improvisados como C.C.D. Los detenidos debían solicitar
permiso a los guardias para ir al baño no más de
dos veces al día. Eran conducidos en
«trencito» , tomados de la cintura o los hombros del
de adelante, ya que no les retiraban la capucha. Estos, fuesen
hombres o mujeres, debían ducharse o atender sus
necesidades fisiológicas a la vista de sus carceleros. En
algunos campos se bañaban los detenidos en grupo con una
manguera, siempre encapuchados.
La higiene de los
baños y las celdas dependía de la buena o mala
disposición de los responsables de la guardia. Hubo casos
en que se obligó a mujeres a limpiar a mano los
mingitorios de los baños para varones. Esta carencia
extrema de higiene
traía aparejado el empiojamiento de los detenidos, que en
algunas oportunidades fueron rociados con insecticidas al modo
del ganado.
La palabra «traslado» era asociada a la idea
de muerte. Los
«traslados» eran vividos por los detenidos con horror
y esperanza al mismo tiempo. Se les decía que
serían llevados a otros centros o granjas de
«recuperación» , con la intención de
evitar que se resistieran. Ignoraban hacia dónde
serían conducidos, si a otro establecimiento o a la muerte, lo
cual generaba un miedo continuo y profundo. Para los
«traslados» , los detenidos eran generalmente
despojados de sus ropas y escasas pertenencias, que luego eran
incineradas. A veces se los inyectaba para adormecerlos. Se
intentaba serenarlos dándoles esperanzas de una remota
posibilidad de vida.
Estos detenidos, días antes de ser fusilados,
recibían mejor alimentación, se los
hacía higienizar y eran obligados a bañarse, porque
hubiera sido difícil de explicar a la opinión
pública la aparición de «extremistas
abatidos en enfrentamientos» con cadáveres flacos,
torturados, barbudos o andrajosos.
Esto constituía una crueldad sin calificativos,
ya que incrementaba las esperanzas de vida en el individuo,
cuando el destino real era la
muerte.
En la mayoría de los grandes centros de
detención las autoridades lograron obtener mediante la
tortura, distintas formas de colaboración de parte de
algunos detenidos. Crearon con ellos grupos que cumplieron
actividades de mantenimiento
y administración de los C.C.D.,o bien, en
mucho menor grado, participaron en tareas más directamente
comprometidas con la represión. Así muchos de estos
ultimos salían a «lanchear»- que en jerga
represiva significa recorrer la ciudad con sus captores para
identificar en la vía pública a otros miembros de
su grupo político. El proceso de destrucción de
la
personalidad, uno de los grandes objetivos del
sistema de los C.C.D., determinó que en algunos
establecimientos sus autoridades denominaran a las dependencias
destinadas al alojamiento de los pertenecientes al consejo, sala
«Q» , es decir sala de «quebrados» , los
que eran exhibidos ante sus superiores como verdaderos trofeos.
Si bien «las víctimas recibían por lo general
un mejor trato que el resto de h población de los C.C.D.,
permitiéndoseles a veces visitar a sus familiares y
mantener contacto telefónico con ellos. Son muchos de
ellos los que engruesan en la actualidad las nóminas de
personas desaparecidas.
Los secuestrados eran mantenidos con vida durante meses,
hasta que los secuestradores recibían la orden de hacer el
"traslado". Esto significaba que el detenido era fusilado y su
cadáver ocultado en una fosa común sin
identificación, como NN, o incinerado, o arrojado vivo
desde un avión al Río de la Plata o al
océano Atlántico, luego de recibir una droga que los
inmovilizaba.
"LA NOCHE DE LOS LÁPICES"
La operación conocida como la "Noche de los
lápices", que se desarrolló entre agosto y octubre
de 1976, implicó el secuestro y desaparición de
estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, que
habían luchado en defensa de un boleto
estudiantil.
En la madrugada de ese día, entre las 12:30 y las
5 hs fueron secuestrados de los domicilios donde dormían
los estudiantes secundarios y militantes de la UES: Claudia
Falcone (16 años) , María Clara Ciocchini (18
años), Claudio de Acha (17años) , Daniel Racero (18
años), Horacio Húngaro (17 años) y Francisco
López Muntaner (16 años). Hoy continúan
desaparecidos.
"MUNDIAL 1978"
Mientras Videla festejaba el triunfo de la selección
argentina y
mostraba que el país estaba en orden, miles de personas
estaban siendo torturadas en los pozos negros del
país.
Para este mundial se habían hecho algunos
cambios: se atapialaron las villas miseria para no mostrarle a
los extranjeros la verdadera situación del
país.
"ORGANISMOS DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS"
El 30 de abril de 1977, un grupo de 14 mujeres se
reunió en plaza de mayo con el propósito de
solicitar una audiencia al general Videla. Querian saber cual era
la situación de sus hijos, que habían sido
detenidos ilegalmente y de los que no se había tenido
ninguna noticia desde ese momento.
La irrupción de "las madres" fue la primera
respuesta pública que surgió de la sociedad civil
frente a la represión.
Ademas, también se formaron otras organizaciones
que agruparon a personas que estaban directamente afectadas por
la represión, como los "familiares de detenidos y
desaparecidos por razones políticas" y las "abuelas de
Plaza de Mayo" que se dedicaron a rastrear la suerte de sus
nietos, muchos de ellos secuestrados junto con sus padres o
nacidos en los centros de detención
clandestina.
El reclamo fue acompañado por el de otros
organismos defensores de los derechos humanos.
Éstas prestaron su colaboración para realizar
denuncias, recompilar datos sobre las
acciones represivas, publicar solicitadas en el país y en
el exterior y brindar asesoramiento
jurídico-legal.
De este modo, el movimiento que
iniciaron "las madres" fue incluyendo a otros sectores de la
sociedad
civil. Sus denuncias tuvieron una gran repercusión en
el exterior, en particular en los paises que habian recibido
exiliados argentinos, como México y
algunos países europeos.
Los militares usaron el método de
represión para eliminar a "Los Montoneros",quienes habian
comenzado la guerrilla contra "La Triple A" durante el gobierno
de Isabel.
Luego detenían a todo aquel que estaba en contra
del nuevo gobierno, ya sea por estar en alguna
organización que tuviera que ver con la ayuda social, con
la defensa de los derechos humanos, pertenecer
al ámbito cultural o ser de partidos de izquierda.
Además, detuvieron a personas que no tenian nada que ver
con todo eso, sólo porque eran parientes, amigos, o
integraban la lista de alguna agenda telefónica de los
involucrados o anteriormente detenidos.
Sólo por reclamar un boleto estudiantil
detuvieron e hicieron desaparecer a seis adolescentes
de entre 16 y 18 años. Tal como lo hicieron con ellos,
también lo hicieron con treinta mil personas
mas.
Así se produjo una de las mas aberrantes masacres
de la historia
argentina.
A raíz de esto, surgieron grupos de defensa de
los derechos humanos que lucharon para que se haga justicia, pero
eso no bastó porque hoy los asesinos caminan por las
calles de todo el país con la misma libertad que
cualquiera de nosotros.
Centros Clandestinos de
Detención
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