- Primeras actividades
políticas - La revolución
Cubana - Vicisitudes del nuevo
Régimen - Máximo dirigente de un
estado comunista. - Resumen
- Fragmento de La historia me
absolverá. - Conclusión
- Bibliografía
Fidel Castro (1927- ), político cubano,
principal dirigente de la República desde 1959,
artífice de la Revolución
Cubana y uno de los más destacados líderes de
Latinoamérica durante la segunda mitad del
siglo XX.
Primeras
actividades políticas
Nacido el 13 de agosto de 1927 en Mayarí, hijo
natural de un inmigrante español,
plantador de azúcar,
Castro se afilió al Partido del Pueblo Cubano en 1947, y
se doctoró en leyes por la
Universidad de La
Habana en 1950. Después de que Fulgencio Batista se
hiciera con el control del
gobierno cubano
en 1952 y estableciera una dictadura en
el país, Castro se convirtió en el líder
del grupo Movimiento,
una facción antigubernamental clandestina cuyas acciones
culminaron con el asalto al cuartel de Moncada (en Santiago de
Cuba) el
día 26 de julio de 1953, hecho por el cual fue
encarcelado. En el juicio subsiguiente se hizo cargo de su propia
defensa, cuyo alegato se manifestó por medio de un
discurso
(La historia me
absolverá) que, más tarde, se
convertiría en una importante consigna política para los
revolucionarios.
Condenado a 15 años de prisión, fue
amnistiado en 1955, y se exilió sucesivamente en Estados Unidos y
México,
donde fundó el Movimiento 26 de Julio. El 2 de diciembre
de 1956, regresó a Cuba con una fuerza de 82
hombres, de los cuales 70 murieron en combate nada más
desembarcar desde el barco Granma en la playa de las
Coloradas, en el extremo suroccidental de la isla. Castro, su
hermano Raúl y Ernesto Che Guevara se
encontraban entre los 12 supervivientes. Con su base principal en
sierra Maestra, donde habían conseguido internarse los
revolucionarios dirigidos por Fidel Castro, el Movimiento 26 de
Julio fue ganando apoyo popular, principalmente en los
ámbitos estudiantiles (Directorio 13 de Marzo), y en
diciembre de 1958, con respaldo del Partido Popular Socialista,
avanzó hacia La Habana, ciudad de la cual hubo de huir
Batista el 1 de enero de 1959 y en la que entró el propio
Castro siete días después, acto que pondría
colofón al definitivo triunfo de la Revolución
Cubana. Castro se declaró a sí mismo primer
ministro en febrero de 1959, cargo que ostentó hasta 1976,
en que asumió la presidencia del Consejo de Estado, que
según la nueva Constitución de diciembre de ese año
englobaba la jefatura del Estado y del gobierno.
Fracasado su intento de establecer relaciones
diplomáticas o comerciales con Estados Unidos,
negoció acuerdos sobre armamento, créditos y alimentos con la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS), y llevó a cabo la depuración de sus rivales
políticos. Nacionalizó los recursos cubanos,
afrontó una profunda reforma
agraria basada en la colectivización de propiedades y
estableció un Estado socialista de partido único
(el Partido Unido de la Revolución Socialista, que en 1965
pasaría a denominarse Partido Comunista Cubano y cuya
secretaría general asumiría el propio Castro), que
llevó a un gran número de cubanos ricos al exilio.
Estados Unidos vio con disgusto cómo el nuevo
régimen embargaba las empresas de
titularidad estadounidense, y en 1960 anuló los acuerdos
comerciales que mantenía, a lo que Castro respondió
en septiembre de ese año con la Primera declaración
de La Habana, reafirmando la soberanía cubana frente al imperialismo
estadounidense. Un grupo de exiliados cubanos recibió el
respaldo del gobierno de Estados Unidos, en un infructuoso
intento por derrocarlo que tuvo lugar en abril de 1961 y
pasó a ser conocido como el desembarco de bahía de
Cochinos.
Desde ese momento, Castro se alineó abiertamente
con la URSS, dependiendo cada vez más de su ayuda
económica y militar. En 1962, estuvo a punto de producirse
una guerra
nuclear, cuando la URSS situó en Cuba cabezas nucleares de
alcance medio, ante la oposición estadounidense. La
llamada crisis de los
misiles de Cuba concluyó tras la celebración de
negociaciones entre el presidente estadounidense, John Fitzgerald
Kennedy, y el máximo dirigente soviético, Nikita
Jruschov.
Máximo
dirigente de un estado comunista.
Durante las siguientes décadas, Castro
alcanzó gran reconocimiento entre los países
miembros del Tercer Mundo, gracias a su liderazgo de
la
Organización de Países No-Alineados (que
presidió desde 1979 hasta 1981). A finales de la
década de 1980, cuando la URSS inició sus procesos de
glasnost (en ruso, ‘apertura’) y
perestroika (en ruso,
‘reestructuración’), bajo el gobierno de
Mijaíl Gorbachov, Castro mantuvo la aplicación del
régimen marxista-leninista que había instaurado a
principios de
la década de 1960. Sin embargo, con el inicio del proceso de
desintegración de la URSS y del COMECON (Consejo de Ayuda
Mutua Económica) en 1990, los problemas
económicos de Cuba empeoraron. En 1993, en un intento por
alcanzar una economía mixta,
Castro aprobó reformas económicas limitadas que
legalizaron algunas empresas privadas.
En 1996, el Congreso de Estados Unidos aprobó la
denominada Ley Helms-Burton,
que articulaba legalmente el boicoteo económico a Cuba, al
pretender penalizar a las empresas que mantuvieran relaciones
comerciales con otras radicadas en la isla. Por su parte, la
Unión
Europea (UE), en clara oposición, presentó una
serie de medidas aprobadas por los ministros de Asuntos
Exteriores de los países miembros para neutralizar los
efectos de la Ley Helms-Burton.
Durante su intervención en el V Congreso del
Partido Comunista Cubano (octubre de 1997), Castro
reafirmó la idea de que Cuba no se dirigiría hacia
el capitalismo,
lamentando las aperturas que su gobierno hubo de consentir debido
a la caída de los principales regímenes comunistas.
En febrero de 1998, poco después de una visita
histórica del papa Juan Pablo II a la isla, resultó
reelegido nuevamente por la Asamblea Nacional del Poder Popular
como presidente de la República, por otro mandato de cinco
años. El socialismo y las
conquistas de la revolución, cada vez más acosadas
por las amenazas y el bloqueo estadounidenses, permanecieron como
referencias ineludibles del propio Castro en su discurso de
clausura de la constitución de la cámara que le
había elegido, en el cual volvió a reiterar que no
habría transición al capitalismo en Cuba. De otro
lado, el gobierno del presidente estadounidense Bill Clinton
decidió, a finales de marzo, suavizar su embargo sobre la
isla.
FIDEL CASTRO RUZ
Primer Secretario del Comité Central del Partido
Comunista de Cuba.
Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros.
Nació el 13 de agosto de 1926 en Birán,
antigua provincia de Oriente, Cuba.
A partir de 1945 se vinculó activamente a
las luchas políticas estudiantiles en la Universidad de La
Habana. En 1947 formó parte de la expedición
organizada para luchar contra la tiranía trujillista en la
República Dominicana. Participó junto al pueblo
colombiano en la insurrección popular de abril de 1948 en
Bogotá.
En 1950 obtuvo los títulos de Doctor en Derecho Civil y
Licenciado en Derecho Diplomático.
Fue fundador del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos).
A partir de 1948, denunció enérgicamente la
corrupción, el abandono oficial y el
gangsterismo prevalecientes en el país. Tras el golpe de Estado
de 1952, organizó y entrenó un grupo de
jóvenes al frente de los cuales asaltó el 26 de
julio de 1953 los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo.
Sufrió prisión durante 22 meses, y poco
después de su excarcelación como resultado de una
fuerte presión
popular, fundó el Movimiento 26 de Julio.
En julio de 1955 partió hacia el exilio para
organizar en México la insurrección armada popular
contra la dictadura batistiana. El 2 de diciembre de 1956
desembarcó en Cuba al frente del destacamento
expedicionario llegado a bordo del yate "Granma", e inició
la guerra revolucionaria en la Sierra Maestra. Dirigió la
lucha de las fuerzas rebeldes y del Movimiento 26 de Julio en
todo el país durante los 25 meses de guerra.
Al concluir la lucha revolucionaria victoriosa el 1°
de enero de 1959, asume las funciones de
Comandante en Jefe de las fuerzas armadas. El 13 de febrero de
1959 fue nombrado Primer Ministro del Gobierno
Revolucionario.
Dirigió y participó en todas las acciones
emprendidas en defensa del país y de la Revolución
en los casos de agresiones militares procedentes del exterior o
actividades de bandas contrarrevolucionarias dentro del
país, en especial la derrota de la invasión
organizada por la Agencia Central de Inteligencia
de los Estados Unidos llevada a cabo por Playa Girón en
abril de 1961. Condujo al pueblo cubano en los días
dramáticos de la Crisis de Octubre de 1962.
En nombre del poder revolucionario proclamó el 16
de abril de 1961 el carácter
socialista de la Revolución Cubana.
Ocupó el cargo de Secretario General de las
Organizaciones
Revolucionarias Integradas, y el de Secretario General del
Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba. Desde
la constitución del Comité Central del Partido
Comunista de Cuba en octubre de 1965, ha ocupado los cargos de
Primer Secretario y miembro del Buró Político, en
los que ha sido ratificado por los cuatro Congresos del Partido
efectuados desde entonces.
Ha sido elegido Diputado a la Asamblea Nacional del
Poder Popular en sus sucesivos períodos de sesiones desde
la creación de ésta en 1976, y desde entonces ha
sido ratificado por la Asamblea en los cargos de Presidente del
Consejo de Estado y Presidente del Consejo de
Ministros.
Ha presidido misiones oficiales cubanas a más de
cincuenta países. Ha presidido las delegaciones cubanas a
las Cumbres Iberoamericanas, varias Cumbres de los Países
No Alineados, la Cumbre Ecológica de Río de
Janeiro, la Cumbre sobre Desarrollo Social
de Copenhague, la Cumbre sobre Asentamientos Humanos de Estambul
y varios períodos de sesiones de la Asamblea General de
las Naciones Unidas,
entre ellos la sesión conmemorativa del 50°
aniversario de esa organización.
Entre 1979 y 1983 ostentó la condición de
Presidente del Movimiento de Países No
Alineados.
Ha recibido más de un centenar de altas
condecoraciones extranjeras y cubanas, así como decenas de
distinciones académicas honorarias de numerosos centros de
enseñanza superior en América
Latina y Europa.
Ha promovido a escala mundial la
batalla del Tercer Mundo contra el orden económico
internacional vigente, en particular contra la deuda externa y
el despilfarro de recursos como consecuencia de los gastos
militares.
Ha encabezado los esfuerzos del pueblo cubano por
enfrentar los efectos del bloqueo económico impuesto a Cuba
por los Estados Unidos desde hace más de 35 años y
las consecuencias en el plano económico del derrumbe de la
comunidad
socialista europea, y ha promovido la acción tenaz de los
cubanos para superar las graves dificultades resultantes de estos
factores y su resistencia
durante el llamado período especial.
A lo largo de los años de Revolución, ha
impulsado y dirigido la lucha del pueblo cubano por la
consolidación del proceso revolucionario, su avance hacia
el socialismo, la unidad de las fuerzas revolucionarias y de todo
el pueblo, las transformaciones económicas y sociales de
la sociedad, el
desarrollo de
la
educación, la salud, el deporte, la cultura y
la ciencia, la
defensa del país, el enfrentamiento a las agresiones
externas, la conducción de una activa política
exterior de principios, las acciones de solidaridad con
el movimiento revolucionario internacional y la
profundización de la conciencia
revolucionaria, internacionalista y comunista del
pueblo.
El 16 de octubre de 1953, el entonces dirigente del
grupo cubano clandestino Movimiento, Fidel Castro,
pronunció su personal alegato
ante el tribunal que le juzgaba por su participación tres
meses antes en el asalto al cuartel de Moncada. El texto
siguiente recoge las últimas frases del discurso castrista
que acabó por convertirse en una significativa consigna
política de los revolucionarios opuestos al régimen
de Fulgencio Batista.
Fragmento de La
historia me absolverá.
De Fidel Castro.
Creo haber justificado suficientemente mi punto de
vista: son más razones que las que esgrimió el
señor Fiscal para
pedir que se me condene a veintiséis años de
cárcel; todas asisten a los hombres que luchan por la
libertad y la
felicidad de un pueblo, ninguna a los que lo oprimen, envilecen y
saquean despiadamente; por eso yo he tenido que exponer muchas y
él no pudo exponer una sola. ¿Cómo
justificar la presencia de Batista en el poder, al que
llegó contra la voluntad del pueblo y violando por la
traición y por la fuerza las leyes de la República?
¿Cómo calificar de legítimo un
régimen de sangre,
opresión e ignominia? ¿Cómo llamar
revolucionario un gobierno donde se han conjugado los hombres,
las ideas y los métodos
más retrógados de la vida pública?
¿Cómo considerar jurídicamente válida
la alta traición de un tribunal cuya misión era
defender nuestra Constitución? ¿Con qué
derechos
envían a la cárcel a ciudadanos que vinieron a dar
por el decoro de su Patria su sangre y su vida? ¡Eso es
monstruoso ante los ojos de la nación
y los principios de la verdadera justicia!
Pero hay una razón que nos asiste más
poderosa que todas las demás: somos cubanos, y ser cubano
implica un deber, no cumplirlo es crimen y traición.
Vivimos orgullosos de la historia de nuestra Patria, la
aprendimos en la escuela y hemos
crecido oyendo hablar de libertad, de justicia y de derechos. Se
nos enseñó a venerar desde temprano el ejemplo
glorioso de nuestros héroes y de nuestros mártires.
Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí
fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro, se nos
enseñó que el Titán había dicho que
la libertad no se mendiga sino que se conquista con el filo del
machete, se nos enseñó que para la educación de los
ciudadanos en la patria libre, escribió el Apóstol
en su libro La Edad
de Oro: «Un hombre que se
conforma con obedecer leyes injustas, y permite que le pisen el
país en que nació los hombres que se lo maltratan,
no es un hombre honrado… En el mundo ha de haber cierta
cantidad de decoro como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay
muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en
sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se
rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos
su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos
hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad
humana…» Se nos enseñó que el 10 de octubre
y el 24 de febrero son efemérides gloriosas y de regocijo
patrio porque marcan los días en que los cubanos se
rebelaron contra el yugo de la infame tiranía, se nos
enseñó a querer y defender la hermosa bandera de la
estrella solitaria y a cantar todas las tardes un himno cuyos
versos dicen que vivir en cadenas es vivir en afrenta y oprobio
sumidos, y que morir por la Patria es vivir. Todo eso aprendimos
y no lo olvidaremos aunque hoy en nuestra Patria se está
asesinando y encarcelando a los hombres por practicar las ideas
que les enseñaron desde la cuna. Nacimos en un país
libre que nos legaron nuestros padres, y primero se
hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser
esclavos de nadie.
Parecía que el Apóstol iba a morir en el
año de su centenario, que su memoria se
extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta!
Pero vive, no ha muerto, su pueblo es fiel a su recuerdo; hay
cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay
jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a
morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que
él siga viviendo en el alma de la Patria. ¡Cuba,
qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu
Apóstol! Termino mi defensa, pero no lo haré, como
hacen siempre todos los letrados, pidiendo la libertad del
defendido; no puedo pedirla cuando mis compañeros
están sufriendo ya en Isla de Pinos ignominiosa
prisión. Enviadme junto a ellos a compartir su suerte, es
concebible que los hombres honrados estén muertos o presos
en una República donde está de presidente un
criminal y un ladrón. A los señores Magistrados, mi
sincera gratitud por haberme permitido expresarme libremente, sin
mezquinas coacciones; no os guardo rencor, reconozco que en
ciertos aspectos habéis sido humanos y sé que el
presidente de este Tribunal, hombre de limpia vida, no puede
disimular su repugnancia por el estado de
cosas reinantes que lo obliga a dictar un fallo injusto. Queda
todavía a la Audiencia un problema más grave:
ahí están las causas iniciadas por los setenta
asesinatos, es decir, la mayor masacre que hemos conocido; los
culpables siguen libres con un arma en la mano que es una amenaza
perenne para la vida de los ciudadanos; si no cae sobre ellos
todo el peso de la ley, por cobardía o porque se lo
impiden y no renuncian en pleno todos los magistrados, me apiado
de vuestras honras y compadezco la mancha sin precedentes que
caerá sobre el Poder Judicial.
En cuanto a mí, sé que la cárcel será
dura como no lo ha sido nunca para nadie, preñada de
amenazas, de ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo,
como no temo la furia del tirano mis a me absolverá.
Miserable que arrancó la vida a setenta hermanos
míos. Condenadme, no importa, la historia me
absolverá.
Fidel Castro es una persona de
carácter, firme en sus convicciones, además es una
persona astuta que ha sabido sobrellevar infinidad de personas
que han querido quitarlo del poder, su don de orador, y ese
convencimiento que le da a la gente, lo hace una persona muy
querida entre los cubano.
El asido una gran parte de ola historia con mas de 4
décadas en el poder y un mandato vitalicio ha pasado a la
historia como el hombre que
se enfrento al imperialismo yanqui como el lo llama, tal ves el
único error que la historia le ha marcado es que
pidió a poyo a la URSS dejo de ser dependiente de EUA para
ser dependiente de esta gran potencia.
Fragmento del discurso que dio en la cumbre del
financiamiento
para el desarrollo.
"No es justo lo que nos están haciendo,
condicionar la ayuda no tenemos la culpa de ser pobres, nosotros
los países de América
latina no saqueamos continentes enteros durante
años."
- Fuente: Castro, Fidel. La historia me
absolverá. Prólogo de Ariel Dorfman. Madrid.
Ediciones Júcar, 1976. - Encarta2001
- Historia Universal Vol.4 editorial
océano
Jissel Urbieta Lopez