- La naturaleza de la
agresión en el ser humano - Agresión
intracultural - Etología y
guerra - Raìz biológica de
las normas éticas - Bibliografía
La Etologìa es la ciencia que
estudia el comportamiento
de los seres vivos con relaciòn a su entorno o medio
ambiente, y ya que el ser humano es vivo e interactùa
dentro de un medio, se le considera apto de estudio y
orìgen de la impotencia para entender sus diversas
reacciones ante estimulos, que han tratado, por cierto ser
definidos por parte de ciencias como
la psicología, biología, y otras,
sin embargo, el identificar conductas propias del humano y
encontrarlas similares a las de ciertas especies animales resulta
un nuevo reto, y por lo tanto, una nueva ventana para
explorar.
La selección
natural obra en el caso de la conducta de los
animales, pero
asimismo, se manifiesta en el comportamiento
a veces denominado animal que ostenta el mismo ser humano,
derivado primordialmente de su orìgen e influenciado por
su entorno, pero tambièn y en combinación con su
esencia innata y a lo que se denomina
"preprogramaciòn".
Aunque algunos autores han determinado que las
preprogramaciones no son enteramente innatas, se ha establecido
muchas veces el desarrollo de
la conducta se
produce merced a una interacción en
retroalimentaciòn entre el aprendizaje y
las predisposiciones genéticas.
Con el fin de ratificar la veracidad de
pre-programaciones innatas los etólogos acostumbran a
recurrir a experimentos de
privación con individuos, (en los que no se imponen
privaciones por motivos morales, sino que se manejan las mismas
privaciones inherentes al individuo) niños
sordos y ciegos de nacimiento, a veces tambièn privados
del sentido del tacto.
"Los niños,
que se crían en un silencio eterno, ríen y lloran
como nosotros pese a que no han podido copiar estos gestos de
nadie. En caso de enojo muestran las arrugas verticales de ira y
golpean con el pie en el suelo, asimismo,
defienden su territorio y definen lo que les molesta de acuerdo a
sus posibilidades"
Las pruebas ¹
dan razón incluso del desarrollo de
actitudes
sociales básicas de gran importancia para nosotros como lo
son la confianza hacia el conocido y el temor espontáneo
al extraño y es muy perceptible la aparición de
mecanismos desencadenadores de las series conductuales, las
cuales se activan en respuesta a estímulos
clave.
La naturaleza de la
agresión en el ser humano.
Al ser humano lo caracterizan de manera remarcable,
desde que existen registros
formales las conductas agresivas, las cuales pueden ser
calificadas incluso como incomprensibles, sin embargo, se ha
determinado, que estas son integrantes de un sistema complejo
de subsistemas de lucha compuestos -además por otros
subsistemas de agresión y de defensa- y subsistemas de
huìda ( formado por conductas de sumisión y de
huida propiamente dicha), esto ha llevado a los etólogos a
pensar que la agresión no es un mero fenómeno, sino
que antes bien, responde a las presiones de la selección
natural de distintas maneras: por poner un ejemplo, los
módulos de comportamiento agresivo, distribuyen a los
individuos en el territorio, ajustando las presiones de la
natalidad a los recursos
disponibles. Por así decirlo, la agresión misma,
forza un panorama de repoblación extensiva, difundiendo a
algunos individuos (los perdedores de cada combate) a lo largo de
territorios menos favorables. De este modo, la agresión es
indudablemente funcional de cara a la selección natural,-
una estrategia
evolutiva-.
Lo que es cierto, es que la agresión es funcional
en el seno de la evolución y en base a esto cumple con
diferentes cometidos:
- Conducta territorial : que junto a las
señales aromáticas y otros mecanismos, sirven
para subrayar la exclusividad de un territorio evitando la
superpoblación. - Agresión vinculada a la conservación
de las pautas grupales, es decir, el individuo que no coopera,
y es distante, es atacado por los de su propia
especie - En situaciones de rivalidad sexual, para servir al
orden de la reproducción, asegurándose
así en las luchas por el apareamiento (o
preservación de la especie) y la buena salud de la
progenie. - La agresión cumple su papel en la
delimitación y conservación de jerarquías
sociales.
En cualquiera de los casos, el hecho de la
agresión descansa según los etólogos en
adaptaciones de base fisiológica en las que se destacan
ciertas caracterìsticas que tambièn pueden
ser observadas en grupos de
chimpancès:
- En la rivalidad
por cuestiones jerárquicas abundan los comportamientos
de amenaza y escasean los de ataque. - Lucha contagiosa: en un combate suelen inmiscuirse
terceros. - Como reacción frente a intrusos o a
comportamientos divergentes de la pauta normal del grupo. - Sistemas conductuales de instigación
dirigidos contra baduinos y seres humanos sustancialmente
idénticas a las ejecutadas intraespecie.
La cuestión que se plantea a la investigación en etología, una vez
analizadas las pautas de comportamiento de nuestros parientes
filogenèticos, no es otra que la identificación del
tipo agresivo de los seres humanos sean cuales sean sus esferas
culturales de partida.
Como ya se habìa mencionado, entre los
niños pueden desencadenarse modos agresivos de conducta
(independientemente de sus capacidades fìsicas) por una
serie de situaciones precisas como las siguientes:
Robo de objetos frente a la defensa de los mismos,
defensa (usurpación del lugar junto a la madre o del
puesto en el lugar del juego),
rechazo o intolerancia ante la presencia o la cercanía de
forasteros, agresiones en el contexto del juego y
agresión como conducta exploratoria por parte de los
niños, como escrutamiento de los límites de
la libertad
social.
En lo que a los adultos se refiere, se observan
conductas agresivas intergrupales, comportamientos punzantes o de
burla y ridiculización frente a las divergencias con
respecto a las pautas grupales comunes, se hace uso del poder, no
sòlo verbal sino fìsico, ante cualquier
situación de divergencia y se defienden las creencias y
convicciones de manera fèrrea, por lo que podemos afirmar
que el hombre es
capaz de configurar su conducta de las maneras más
diversas ; existen culturas que persiguen un ideal
pacífico e igualitario y otras extraordinariamente
belicosas y jerarquizadas. Esta versatilidad, no obstante, no
prueba que la naturaleza humana
sea la materia prima
más indiferenciada de todas.
La educación
también puede reprimir inclinaciones innatas muy
específicas y diferenciadas, como la aspiración a
la jerarquía y la agresividad.
Etologìa y
guerra.
"Todos los mecanismos de vinculación al
grupo son
genéticamente muy antiguos, y es bastante probable que se
desarrollaran mano a mano con los cuidados de la progenie. De
este modo, las aves y los
mamíferos adquirieron, cada cual por su
parte, la facultad de apoyarse mutuamente y de formar grupos altruistas
cuyos miembros libran juntos la lucha por la
existencia."³
La guerra,
definida en términos de conflicto
armado intergrupal humano, aparece como resultado de un
proceso de
evolución cultural, de hecho, se puede
constatar que la evolución cultural se basa en
preadaptaciones biológicas como el congénito
"rechazo al extranjero" (o xenofobia), causas por demàs
propiciadoras del aislamiento y de la consideración de las
relaciones intergrupales como relaciones interespecies. La guerra
se basa entonces en el rechazo al extraño que en el
hombre es una
adaptación previa y al mismo tiempo una
disposición innata hacia la agresividad.
Según Fromm, la agresividad humana està
directamente relacionada con la frustración no manejada
que ostenta el ser humano, la guerra entonces, vendría a
ser un producto
cultural degenerado, derivado de deseos sádicos. Otros
investigadores como Walsh defienden en cambio la idea
de que la guerra no es otra cosa que una plataforma al servicio del
odio de los jerarcas, con el propòsito firme de poseer
tierras, fuentes de
recursos y otros
bienes de
vital interés
para las comunidades, en el marco tantas y tantas veces de formas
de interacuaciòn inestables (por causas climáticas,
demográficas, etc.)
Sin embargo, en nuestros dìas otros factores
juegan papeles predominantes como las modernas armas
bélicas que combinadas con la especie cultural neutralizan
los mecanismos inhibitorios etológicos del instinto
agresivo (ya que se torna màs fácil ejercer la
agresión), y queda expuesta la cultura como
una agresión predatoria o defensiva, pasando por alto
cualquier norma ò ètica. En el libro "La
agresividad en la sociedad", Store
pone como ejemplo de la sociedad ideal a
un sistema basado en
la jerarquía, fundamentada en la dominación del mas
fuerte , es decir, de los superiores, y la sumisión total
de los mas débiles, de los inferiores, donde se representa
una sociedad ideal. Apoya el autor, ademàs, la idea de que
en todas las sociedades
deberían existir víctimas propiciatorias, como los
intocables de la India o los
proscritos de Japón,
ya que son muy útiles para descargar tensiones hostiles y
no reprimirlas dentro de la sociedad.
Aunque esta sociedad ideal en esencia, forma y fondo, se
opone totalmente a una sociedad democrática, el autor
manifiesta que como sistema práctico para controlar y
hacer uso de la agresividad competitiva, la democracia
parece ser el mejor sistema hasta ahora. De fundamento lento e
inseguro, la democracia
tiene como ventaja la oposición, que actúa como
freno para el Gobierno y que
también permite un apasionado desacuerdo.
Raìz
biològica de las normas
èticas
El mandamiento que dice "no matarás" se encuentra
de una u otra forma en todos los pueblos, incluso entre los
cazadores de cabezas y los caníbales. En ninguna parte
está permitido en general matar a un semejante.
Seguramente esto es ya bueno por razones de conveniencia
objetiva, puesto que la convivencia social apenas sería
imaginable sin tal reglamentación. Mas lo interesante es
saber si reconocemos esta ley solamente por
la razón o si al hacerlo seguimos una tendencia innata. De
ser así nuestra esperanza de convivencia pacífica
tendrá mejor fundamento que si hemos de imponer la
fidelidad y obediencia a la ley mediante la
fuerza y la
razón pura solamente, es decir, como mecanismos
inhibitorios.
También se puede señalar que muchos
mecanismos inhibitorios de la agresión exhiben un
idéntico origen, como parte de los inhibidores consisten
en el desarrollo de pautas infantiles de comportamientos
(solicitudes de alimentación boca a
boca en los lobos y los perros
etc).
En base a la norma ha surgido en los humanos una muy
ideal repugnancia al acto de matar al congénere (expresada
subjetivamente como compasión) y aunque pudiera tomarse
como tal, esta no es la única norma moral que se
basa en coordinaciones hereditarias. Muy probablemente otros
valores tales
como la obediencia a la autoridad o la
lealtad al propio grupo – en este caso y en nuestros
términos, normas más
bien morales que éticas- descansan sobre
pre-programaciones innatas.
La evolución de las especies es lo que es, al
margen de la ética o de
la moral
aunque la moral y la
ética
no puedan ser lo que son al margen de la evolución.
Lo que es necesario remarcar, es el hecho del fundamento agresivo
de los seres humanos, si bien puede estar enfocado – al
igual que como se manifieste en cualquier otra especie animal- a
subsistir y proteger sus medios, -por
cierto finitos y vitales- para preservar la especie, no
està encaminada de manera òptima, en cuanto a tomar
en cuenta los derechos de los demàs
individuos. Es por esto, que se deben tomar ciertas pautas para
el manejo de estas situaciones, algunas de estas conductas me
atrevo a exponer son:
1. Compartir la Tierra (cada kilómetro
cuadrado) con las otras especies, de manera respetuosa y
generosa
La biodiversidad
es la única forma de tener paz en la agricultura,
se deben tener presentes hasta a las màs mìnimas
especies, ya que por ejemplo, los insectos, como ácaros y
otros bichos pueden destruir los cultivos y dejarnos en el
hambre, sólo el equilibrio
ecológico controla las plagas.
2. No sobrepoblar. Para evitar el hambre y las
epidemias recurrentes hay que tomar en cuenta la capacidad de
carga humana de cada país y ajustarse a ella. Nuestro
país en lo particular, y el mundo en lo general,
están sobrepoblados y en la pobreza.
Téngase presente que sin el ahorro
reproductivo no habrá ahorro
económico, que a su vez es indispensable para el desarrollo
sostenible. También, no sobrepoblar es indispensable
para tener biodiversidad.
3. No derrochar. Austeridad y autocontrol en el
uso de materia y
energía son requisitos indispensables para el desarrollo
sostenible y la armonía con el ecosistema
porque tanto material como energía tienen costo
ecológico.
4. No contaminar. En la naturaleza no hay
contaminación, la energía tiene un
flujo lineal, del sol a la tierra, de
la tierra al
espacio, el balance es cero. La materia tiene
un flujo cíclico, toda materia es usada repetitivamente
sin límite. Cumplir con este principio ecológico es
requisito para la armonía con la naturaleza. Al no
derrochar y no sobrepoblar evitamos contaminar.
5. Cuidar la calidad
biológica y cultural de la especie humana. En la
naturaleza, los individuos marginales no se reproducen, no pasan
sus malos genes a la siguiente generación. En el humano
esto es doble: se trata de genes e ideas; estos es algo a lo cual
la sociedad se niega a darle la cara; no hacerlo es renunciar de
antemano al desarrollo sostenible y al estado de
equilibrio.
Sólo un pueblo sano biológico y culturalmente vive
en armonía con la naturaleza.
Los valores
etológicos, los que ser refieren al Ser, han sido
practicados por la humanidad a lo largo de siglos y milenios, sin
ellos no se puede Ser, esto demuestra su condición
natural; son intrínsecos a la conducta de una especie
social.
En conclusión pues, los seres humanos son los
más progresivos con arreglo a una variedad de criterios
posibles. Pero debe constatarse que, sin embargo, la humanidad no
es la especie más progresiva con arreglo a todos los
criterios posibles, se deben de empezar a tomar en cuenta
factores determinantes como la autoestima y
el respeto a la
persona
humana, lo cuales deben iniciarse en el respeto a la vida
y al entorno en que ésta se desarrolla. Por su propio
bien, desde el punto de vista de supervivencia, seguridad y
felicidad, la sociedad debe aceptar que los valores
ecológicos son los más importantes de todo su marco
vital, si se desea subsistir de manera adecuada y seguir
perteneciendo a un entorno, sin querer dominarlo, y en el
intento, destruirlo hasta estar dispuestos a morir.
Recordemos pues, que el fin justifica los medios,
¿pero es en realidad el poder
territorial y jeràrquico, razòn suficiente para
aniquilar a nuestro pròjimo en aras de la subsistencia y
la generaciòn de desarrollo?
El Desarrollo en nuestros dìas debe ser una
filosofía de la vida en la cual la sociedad busca la
armonía entre los individuos que la integran y las
instituciones
que la sirven, así como la armonía de la sociedad
con el ecosistema que
la sustenta, reconociéndose la sociedad como producto
evolutivo y parte constitutiva del ecosistema y sujeta a las
leyes de un
ecosistema en clímax, todo dentro del marco legal que debe
normar la conducta de humanos e instituciones.
Dicho marco legal integra el conjunto de valores que
tipifica a una sociedad dedicada a practicar el Desarrollo
Sostenible y debe ser, si se desea la supervivencia, la
herramienta bàsica para la regulación de la
conducta del hombre hacia
su entorno evolutivo, de manera tal, que se actùe de
acuerdo a la norma y no que la norma se cree de acuerdo al deseo
de acciòn del hombre, sin ir màs lejos menciono el
caso de la guerra de Irak, en la
que la normatividad y las instituciones indicaban un proceso
mediante el cual se sometiera el caso de este paìs a un
mayor y màs profundo estudio, mientras que el mayor
impulso humano no iba apuntalado hacia la seguridad
mundial, sino a la sustentabilidad de la hegemonìa en
todos los sentidos, ya
que de contar con los elementos necesarios en materia
hegemònica (energèticos, militares,
econòmicos), asegura la subsistencia sin duda, a expensas
de los demàs pueblos.
Cuando se observa la situación actual en el
mundo, con países muy ricos y otros muy pobres y con
personas muy ricas y otras muy pobres dentro de cualquiera de
ambos países, es inevitable pensar que se trata de una
situación resultante del comportamiento del hombre desde
su aparición sobre la Tierra.
Cuando se comparan las fotografías de los prisioneros de
un campo de concentración de la segunda guerra
mundial, que representan esqueletos vivientes, con las que
nos muestran hoy los telediarios sobre el hambre en diferentes
países africanos, se aprecia que son muy parecidas, ambas
son el resultado de las luchas mantenidas por diversos grupos
para conseguir el mayor nivel jerárquico en el
mundo.
Esa desigualdad es el resultado de un comportamiento
primario, propio de una especie recién aparecida y que
posee una gran potencialidad psíquica, pero que
todavía está lejos de manifestar en su plenitud, y
que difícilmente lo llegará manifestar si sigue por
ese camino, porque antes se destruirá así misma. En
la medida en que se siga potenciando la cultura del
dominante, del mejor, del primero, del vencedor, sólo
lograremos que esas diferencias se acentúen, por lo que
será imposible que la potencialidad psíquica de que
dispone nuestra especie llegue a ser una realidad.
Para lograrlo es necesario un cambio
cualitativo en el comportamiento, de modo que entremos en la
cultura del hacerlo bien porque me gusta, y porque me gusta lo
haré cada vez mejor. Este cambio cualitativo es semejante
al que se da entre un niño y un adulto formado, y el que
hace que la potencialidad del niño llegue a ser una
realidad en el adulto formado. En nuestras manos está el
seguir por uno u otro camino y tal vez esa sea la grandeza de la
libertad.
"Guerra y Paz", Eibl-Eibesfedt, Pp. A104-105
"La agresión, el pretendido del mal", K.
Lorenz
"Sociología norteamericana: un
diagnòstico de nuestro tiempo", Dr,
Asael Mercado
Maldonado
Por
Ma. Luisa Blanco
Colaboración:
Dr. Ásael Mercado
Maldonado.