- Fármacos a estudiar:
benzodiacepinas - Enfermedades
o situaciones con las que más se usan estos
medicamentos - Reacciones
adversas de las benzodiacepinas - Alternativas a las
benzodiacepinas - El
farmacéutico frente a la petición de
benzodiacepinas - Conclusiones
- Bibliografía
El uso seguro de los
medicamentos es un aspecto de fundamental importancia y
constituye un objetivo
prioritario en la
administración de los fármacos. La evaluación
de la eficacia de un
medicamento debe ir siempre unida a la evaluación de la
seguridad. Esta
dualidad riesgo-beneficio
es un aspecto a tener en cuenta para lograr un uso racional de
los medicamentos.
Existen fármacos que por su actuación
interfieren de forma negativa en la actividad psicofísica
del individuo afectando por ejemplo a la capacidad de la
conducción. La utilización de dichos medicamentos
constituye en consecuencia un potencial factor de riesgo de los
accidentes de
tráfico. Es por ello que las Sociedades
Científicas de los distintos países se han ido
concienciando cada vez más de la importancia de este tema.
En los últimos años ya son varias las
campañas informativas y publicitarias que se han realizado
en los países de la Comunidad
Económica Europea de mentalización sobre el
correcto uso de medicamentos y la conducción.
Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior
Por todo ello y en definitiva para el correcto uso
racional del medicamento, es de suma importancia disponer de una
correcta información del mismo. Una
información lo más completa y clara posible tanto
en el caso de la referida a los profesionales sanitarios ("ficha
técnica")como de la referida al paciente
("prospecto").
Un medicamento no sólo necesita ser un buen
medicamento en cuanto a su fabricación ó espectro
de acción, o farmacocinética, sino también
debe de contener una buena información en la que se
contemple todo lo necesario para su correcta
utilización.
Toda especialidad farmacéutica dispone de una
"ficha técnica" en la que se recoge la información
sobre las características del producto, la
cual es una exigencia unánime para todos los Países
de la Comunidad Europea. El "prospecto" que acompaña a
todo medicamento se elabora a partir de la citada "ficha
técnica" debiendo ajustarse a un modelo
concreto
regulado legalmente. Debido a que el prospecto va expresamente
dirigido al paciente, la información que refiere
así como la forma en que lo hace deben estar adaptadas a
este fin.
El Real Decreto vigente en la actualidad por el que se
regula el etiquetado y el prospecto de los medicamentos de uso
humano es el R.D. 2236/1993 de 17 de diciembre del Ministerio de
Sanidad y Consumo. El
desarrollo de
este Real Decreto así como las instrucciones para su
cumplimentación se desarrollan en la Circular nº
29/94 de 15-12 de la Dirección General de Farmacia y Productos
Sanitarios.
En lo referente a la información de los
medicamentos que potencialmente alteran la conducción, la
normativa es clara. Se exige que en el epígrafe
"precauciones" se haga mención expresa sobre la
advertencia del uso de ese medicamento en la conducción de
vehículos o manejo de maquinaria peligrosa.
La terapia psicofarmacológica es una manera
de corregir conductas y pensamientos patológicos y/o
estados de ánimo por medios
químicos o físicos. Los psicofármacos
actúan modificando, en el cerebro, procesos
fisiológicos y bioquímicos. Este tipo de terapias
están en pleno auge debido a que abundan nuevas drogas, a la
eficacia de las mismas en el tratamiento de determinados
trastornos y a los pocos efectos adversos que producen en la
actualidad.
En la práctica de la farmacoterapia influyen
factores como el diagnóstico, la prescripción, la
administración, la significación del
paciente, la familia,
entre otras. Es necesario educar al paciente, a su familia y/o
personas a cargo de éste acerca de:
- Los beneficios del/los fármaco/s.
- La necesidad de la utilización del
mismo. - La importancia de no interrumpir la toma antes de que
el médico o psiquiatra lo disponga. - Los efectos secundarios de los fármacos
utilizados.
Los pacientes no deben automedicarse, es necesario que
cuenten con la prescripción de un psiquiatra o
médico. Una vez iniciado el tratamiento, requiere de
cuidados y un seguimiento clínico constante.
En la iniciación del tratamiento
psicofarmacológico influyen diferentes
factores:
- Historia previa.
- Estado clínico actual del
paciente. - Objetivos del tratamiento.
- Plan de tratamiento a seguir.
- La eficacia de los fármacos.
Es importante que los familiares y el paciente
estén al tanto del plan de
tratamiento a seguir.
La elección de los fármacos va a depender,
entre otras cosas, del diagnóstico, del paciente y de los
síntomas que necesitan ser tratados.
La mayoría de las personas que toman medicamentos
por prescripción médica, lo hacen de manera
responsable. Sin embargo, el uso o abuso de drogas de
prescripción sin razón médica
continúa siendo una preocupación seria dentro del
área de la salud
pública. Cuando se abusan ciertas drogas de
prescripción, como los opioides, los depresores del
sistema nervioso
central (SNC) y los estimulantes, éstos pueden alterar
la actividad cerebral y llevar a la dependencia y posible
adicción.
En 1999 alrededor de 9 millones de personas de 12
años y mayores, utilizaron medicamentos de
prescripción sin razones médicas. Más de un
cuarto de ellas reportaron que utilizaron las drogas de
prescripción por primera vez el año anterior por
motivos no medicinales. Queremos revertir esta tendencia mediante
el aumento de conocimiento y
la promoción de investigación adicional sobre este
tema.
El abuso de medicamentos de prescripción no es un
problema nuevo pero es uno que merece una atención renovada
Varios indicadores
sugieren que el abuso de los medicamentos de prescripción
está creciendo en los Estados Unidos.
De acuerdo con la Encuesta
Domiciliaria Nacional sobre el Abuso de Drogas realizada en 1999,
aproximadamente 1.6 millones de personas utilizaron
analgésicos de prescripción por primera vez en 1998
sin tener una razón médica. Esto representa un
aumento significante de la década de los ochenta, en la
que generalmente había menos de 500,000 personas que
anualmente usaron estas drogas por primera vez sin tener razones
médicas. Desde 1990 hasta 1998, el número de nuevos
usuarios de analgésicos aumentó en un 181 por
ciento; el número de personas que comenzó a
utilizar tranquilizantes aumentó en un 132 por ciento; el
número de nuevos usuarios de depresores aumentó en
un 90 por ciento; y las personas usando estimulantes por primera
vez aumentaron en un 165 por ciento. En 1999, alrededor de 4
millones de personas – casi el 2 por ciento de la población de 12 años de edad en
adelante – reportaron "uso actual" (en el mes anterior) de drogas
de prescripción por razones no médicas:
analgésicos (2.6 millones de usuarios), depresores y
tranquilizantes (1.3 millones de usuarios) y estimulantes (0.9
millones de usuarios).
Las benzodiazepinas podríamos catalogarlas como
fármacos de amplio margen terapéutico, comparadas
con los barbitúricos que son depresores generales las
benzodiazepinas son depresores selectivos del SN. Llegó un
momento en que se hizo un abuso muy grande de estas sustancias en
todo el mundo occidental por lo menos, se administraban mucho por
automedicación y llegaron a producirse problemas
especialmente de dependencia, porque son muy seguras y muy bien
toleradas. Esta buena tolerancia y este
amplio margen terapéutico se puede ver especialmente en
los TTOs comunes de ansiedad y en la intoxicación aguda,
en la sobredosis por benzodiazepínicos.
Del 11 al 17% de la población adulta de
países desarrollados utilizan estos fármacos al
menos una vez al año. Se prescriben BZD en alrededor del
5% de las consultas médicas de atención primaria.
Se han denunciado algunas prácticas de uso inadecuado,
tales como la duración excesiva de tratamientos (en el 14%
de los casos tratados con BZD, la duración es superior a
un año); el empleo de
dosis excesivas en ancianos, que aumentan el riesgo de que se
produzcan efectos adversos, tolerancia y dependencia; su empleo
en casos en que no son necesarios, etc.
Los depresores del SNC deberán ser utilizados con
otros medicamentos únicamente bajo supervisión médica. Por lo general
no deben ser combinados con ningún otro medicamento o
sustancia que cause una depresión
del SNC, incluyendo medicamentos recetados para aliviar el dolor,
algunos medicamentos para la tos y alergias que no requieren
receta médica, o con el alcohol. Si se
usan los depresores del SNC con estas otras sustancias,
especialmente con el alcohol, pueden disminuir la respiración o incluso disminuir ambos, el
ritmo cardíaco y la respiración, lo que pudiera
ocasionar la
muerte.
¿Cuándo debo terminar con la
medicación?
Es importante que la familia apoye al paciente en este
duro camino, ya que es frecuente que él mismo o sus
familiares lo inciten a que abandone los fármacos. El cese
de la medicación antes de que el especialista lo indique
puede provocar una recaída importante y un retroceso
terapéutico.
Hay que tener en cuenta que la desaparición de
los síntomas no significa que la enfermedad deje de estar
presente. Los fármacos deben ser interrumpidos cuando el
profesional lo considere necesario, y no antes.
Ciertas condiciones pueden interferir en la
interrupción del tratamiento. Por ejemplo:
- Efectos secundarios de los
fármacos. - Comienzo lento de los beneficios.
- Poca educación acerca del plan de
tratamiento. - Problemas económicos.
- Poca relación con el médico o
psiquiatra. - Psicopatología especifica que interfiera en el
tratamiento (ejemplo: creer que lo quieren lastimar con la
medicación).
Tendencias en el
abuso de los medicamentos de prescripción
Aunque el abuso de drogas de prescripción afecta
a muchos norteamericanos, hay algunas tendencias preocupantes que
se pueden observar entre los adultos de edad más avanzada,
los adolescentes y
las mujeres. Además, es posible que los profesionales en
el campo de la salud – incluyendo
médicos, enfermeras, farmacéuticos, dentistas,
anestesiólogos y veterinarios – tengan un riesgo mayor de
abuso de drogas de prescripción debido al acceso
fácil que tienen a las mismas, así como por la
facultad para autorecetarse estas drogas. A pesar de este riesgo
aumentado, las encuestas
recientes e investigaciones
realizadas a principio de la década de los noventa indican
que los profesionales de la salud probablemente abusan de
sustancias ilegales, incluyendo alcohol y drogas, en una tasa
similar a la de la sociedad en
general, o sea, alrededor del 8 al 12 por ciento.
Reportes de sospechas de reacciones adversas a
medicamentos notificados por el Sistema de Salud
en Cuba:
Para ver el
gráfico seleccione la opción "Descargar" del
menú superior
Es posible que el uso indebido de drogas de
prescripción sea la forma más común de abuso
de drogas entre las personas de edad avanzada. Las personas
mayores utilizan medicamentos de prescripción
aproximadamente tres veces más que la población en
general y se ha encontrado que son las que tienen las tasas
más bajas siguiendo las instrucciones para tomar un
medicamento. Además, datos del Sistema
de Hospitales de la Oficina de
Asuntos de los Veteranos de Guerra
sugieren que es posible que a los pacientes mayores se les recete
dosis innecesariamente altas de medicamentos, tales como las
benzodiacepinas, y que a veces se les prescriben estos
medicamentos por períodos más extendidos que a
adultos más jóvenes. En general, a las personas de
edad más avanzada se les debería prescribir dosis
menores de medicamentos porque la habilidad del cuerpo para
'metabolizar' muchos medicamentos disminuye con la
edad.
Los gerontos son generalmente más vulnerables a
los efectos secundarios de los medicamentos. Por tal motivo
requieren de la administración de dosis más bajas
que la de los adultos. Generalmente se comienza con dosis
pequeñas que luego se irán incrementando hasta
lograr cubrir las necesidades y tener la menor cantidad posible
de efectos colaterales.
Otra cuestión común en los ancianos es la
combinación de varios tipos de medicamentos (polifarmacia)
que toman desde hace mucho tiempo. Muchos
profesionales suelen repetir las prescripciones de estos
medicamentos sin averiguar si los pacientes realmente siguen
necesitando de éstos.
La sobremedicación es común en los
ancianos, ya que la patología y los múltiples
síntomas que padecen, lleva a los profesionales a un
tratamiento multimedicamentoso.
Probablemente existe una relación entre la
morbosidad causada por la edad y el abuso de medicamentos de
prescripción. Por ejemplo, las personas mayores que toman
benzodiacepinas tienen un riesgo mayor de sufrir caídas
que causen fracturas de las caderas y de las piernas así
como de tener accidentes de tránsito. El deterioro
cognitivo también está asociado con el uso de la
benzodiacepina, aunque es viable que el deterioro de la memoria sea
reversible una vez que se descontinúa la droga.
Finalmente, no se recomienda el uso de benzodiacepinas por
más de cuatro meses para personas mayores debido a la
posibilidad de crear una dependencia física.
Niños
Los niños
requieren, normalmente, dosis más bajas que los adultos.
Generalmente se les prescribe comenzar el tratamiento con
pequeñas dosis, para luego ir aumentándolas hasta
observar cambios clínicos.
Adolescentes
Los datos de la Encuesta Domiciliaria Nacional sobre el
Abuso de Drogas indican que el aumento más
dramático en el número de nuevos usuarios de
medicamentos de prescripción por razones no
médicas, ocurre en el grupo de
adolescentes de 12 a 17 años y entre los jóvenes de
18 a 25 años. Además, el grupo de adolescentes
entre12 y 14 años de edad informó que las drogas
sicoterapéuticas (por ejemplo, los analgésicos o
estimulantes) constituían una de las dos drogas que
más se utilizaban. El Estudio de Observación del Futuro de 1999
mostró que en el caso de barbituratos, tranquilizantes y
narcóticos, exceptuando la heroína, la
disminución a largo plazo en el uso entre jóvenes
adultos en la década de los ochenta se niveló a
principios de
los noventa, con pequeños aumentos otra vez entre la mitad
y finales de los noventa. Por ejemplo, el uso de metilfenidato
(Ritalín) entre los estudiantes de secundaria
aumentó de una frecuencia anual (uso de la droga en el
año anterior) del 0.1 por ciento en 1992 a una frecuencia
anual del 2.8 por ciento en 1997, antes de nivelarse.
También parece que el uso sin razón
médica de analgésicos como la oxicodona con
aspirina (Percodan) y la hidrocodona (Vicodín) está
aumentando entre los estudiantes universitarios. La Red de Alerta sobre Abuso de
Drogas de 1999, que acumula datos sobre las visitas relacionadas
con las drogas a las salas de emergencia de los hospitales,
reportó que el uso de la hidrocodona como la causa de la
visita a la sala de emergencia aumentó en un 37 por ciento
entre los grupos de todas
las edades desde 1997 a 1999. Los casos relacionados con la
benzodiacepina clonazepan (Klonopín) aumentaron en un 102
por ciento desde 1992.
Diferencias de acuerdo al sexo
Los estudios sugieren que es más probable que se
recete un medicamento de prescripción susceptible de ser
abusado – particularmente los narcóticos y las drogas
antiansiedad – a una mujer que a un
hombre. En
algunos casos, la probabilidad es
48 por ciento mayor.
En general, tanto los hombres como las mujeres tienen
aproximadamente las mismas tasas de uso no médico de
drogas de prescripción. Hay una excepción en el
grupo de adolescentes de 12 a 17 años. En este grupo, es
más probable que sean las mujeres más que los
hombres las que utilicen drogas sicoterapéuticas por
razones no médicas. Además, la investigación
ha mostrado que las mujeres y los hombres que utilizan opioides
de prescripción tienen la misma probabilidad de volverse
adictos. Sin embargo, entre las mujeres y los hombres que usan ya
sea un depresor, una droga antiansiedad, o un hipnótico,
las mujeres tienen casi el doble de probabilidad de convertirse
en adictas.
Hay acusadas variaciones en los patrones de
prescripción (y disponibilidad) de esta clase de
sustancias en los distintos países, lo que determina
variaciones en la prevalencia de los trastornos relacionados con
sedantes, hipnóticos o ansiolíticos. La
intoxicación deliberada para estar eufórico es
más probable en los adolescentes y en sujetos en la
veintena. La abstinencia, la dependencia y el abuso se observa en
sujetos de 40 años y mayores que han aumentado (escalado)
las dosis de los medicamentos prescritos. Tanto los efectos
crónicos como agudos de estas sustancias, especialmente
los efectos sobre las funciones
cognoscitivas, la memoria y la
coordinación motora, aumentan probablemente
con la edad como consecuencia de los cambios
farmacocinéticos y farmacodinámicos relacionados
con ella.
Los sujetos afectos de demencia es más probable
que presenten intoxicación y deterioro de la actividad
fisiológica a dosis bajas. Las mujeres tienen un mayor
riesgo de abuso de sustancias prescritas.
Embarazo y lactancia
Se debe evitar ingerir todo tipo de sustancias
químicas durante el embarazo y la
lactancia. Salvo que el especialista considere que la
patología de la madre es grave y que necesita
imperiosamente de la medicación.
Politoxícomanía
La politoxicomanía no es una
contraindicación para el tratamiento de mantenimiento
basado en opioides. Cuando la politoxicomanía es
prolongada, se aconseja un tratamiento de desintoxicación
completo o bien parcial con hospitalización. Mediante una
desintoxicación parcial con hospitalización y
continuando con la medicación de opioides, es posible
terminar con la dependencia de las benzodiacepinas o del alcohol.
La dependencia del alcohol puede tratarse de forma ambulatoria
con disulfiram, paralelamente al tratamiento con opioides. La
politoxicomanía, aunque sea permanente, no es motivo para
la interrupción del tratamiento. Las personas dependientes
del alcohol y de los opioides tienen que permanecer en
tratamiento por el grave riesgo de que aparezca cirrosis
hepática (Novick 1986,1993).
Los drogodependientes emplean las benzodiacepinas por
los mismos motivos que otras personas. La mayoría de los
drogodependientes, tienen una mayor predisposición a
combatir el malhumor con fármacos. Los efectos
desagradables que conlleva el consumo de opioides y
cocaína son razones adicionales para el consumo de
benzodiacepinas:
1. Las molestias por la abstinencia de los opioides
(intranquilidad, insomnio, miedo) pueden mitigarse con las
benzodiacepinas. La ilegalidad del consumo de opioides lleva a
los pacientes y a los médicos al uso sustitutivo y a la
prescripción de benzodiacepinas,
respectivamente.
2. Muy a menudo, el consumo prolongado de opioides
(sobre todo de metadona oral) provoca alteraciones en el
sueño.
3. Los efectos desagradables del consumo de
cocaína (intranquilidad, insomnio, paranoia, agotamiento
depresivo con miedo) pueden mitigarse con benzodiacepinas. De
forma que con la cocaína no es raro el uso intravenoso de
las benzodiacepinas.
4. El efecto amnésico y sedante de las
benzodiacepinas se emplea como "antidepresivo": "Olvidar ya es lo
-único que nos puede ayuda?. Por eso se consumen, de forma
adicional, otros "downers" (abatidores, agachadores), sedantes y
tranquilizantes (alcohol, barbitúricos, etc.).
A la hora de prescribir benzodiacepinas a los
drogodependientes, es necesario actuar con especial
precaución y tutela ya que la depresión
respiratoria se potencia por el
uso conjunto de opioides y benzodiacepinas (y el alcohol, etc.).
No existe tolerancia cruzada entre estas sustancias. En los casos
repentinos de muerte de
toxicómanos (casos registrados por la policía), por
lo general la causa no es sólo una sobredosis de opioides,
sino que además intervienen las benzodiacepinas y el
alcohol. Una politoxicomanía prolongada empeora el
pronóstico de los adictos a los opioides.
La politoxicomanía debe evitarse o disminuirse.
Algunas de las personas dependientes de las benzodiacepinas
sólo pueden abandonar sus contactos en la calle cuando
pueden obtener "sus" benzodiacepinas en otro lugar. En casos de
politoxicomanía grave, con individuos que llevan a cabo un
consumo descontrolado y en muchos momentos excesivo de
benzodiacepinas, es conveniente una administración-
regulada bajo supervisión directa del personal
sanitario o con la entrega de dosis diarias. Es importante
conocer a todos los médicos que han intervenido en la
prescripción de las benzodiacepinas para poder elaborar
un procedimiento
conjunto.
Las benzodiacepinas que se hayan prescrito como
antiepilépticos (clonazepam) deben seguir tomándose
en los casos de epilepsia probada y con un tratamiento
controlado.
A la hora de prescribir benzodiacepinas, es recomendable
utilizar un preparado distinto del que habitualmente se consigue
en la calle de forma ilegal (en muchos lugares Rohypnol"). Por
ejemplo se pueden prescribir 50 mg de oxacepam, entre 3 y 4 veces
diarias, o bien diazepam hasta un máximo de 30 mg/dia. De
esta forma, es posible sustituir de forma inmediata y suficiente
un abuso extremo de las benzodiacepinas. Las reducciones
posteriores en la dosificación deben producirse de forma
paulatina y no brusca. Una suspensión rápida puede
provocar ataques epilépticos.
Es conveniente que sólo se entreguen dosis para
el día, de este modo se podría reconocer y
disminuir los períodos de consumo excesivo, y
además se evitaría el exceso de recetas. Si fueran
necesarias las recetas, sólo deben prescribirse envases
pequeños y se evitarán los envases
adicionales.
La prescripción de benzodiacepinas como
medicación para la desintoxicación o como
medicación provisional puede realizarse de forma
ambulatoria, pero hay que ser escéptico frente a esta
posibilidad. Es necesario advertir a los pacientes sobre las
discretas posibilidades de éxito a
largo plazo y sobre el peligro de politoxicomanía. En
ningún caso se deben prescribir benzodiacepinas a adictos
a los opíoides sin que exista una evaluación
semanal.
Cuando se produzcan alteraciones del sueño en
personas que estén siendo tratadas con opioides, es
necesario preguntar sí se consume alcohol, ya que
éste puede ser también la causa de este tipo de
alteración. Normalmente, las alteraciones se pueden paliar
variando la dosis de opioides. Sólo con la máxima
precaución es recomendable prescribir somníferos a
personas en tratamiento con opioides ya que la consecuencia
podría ser la necesidad continuada de somníferos
para conciliar el sueño. En vez de benzodiacepinas, es
mejor utilizar antihístamínicos sedantes (p. ej.
difenhidramina).
Siempre manteniendo la precaución necesaria, las
indicaciones para la prescripción de benzodiacepinas a
personas adictas a los opioides serían las
siguientes:
• evitar un consumo descontrolado de
benzodiacepinas
• epilepsia o trastornos convulsivos
• con especial precaución, para controlar la
ansiedad, sedación y el insomnio
• medicación de desintoxicación como
transición
• para inducir sedación en situaciones de
agitación aguda (exceso de cocaína)
Algunos medicamentos | ||
OPIOIDES Oxicodona (OxyContin) Propoxifeno (Darvon) Hidrocodona (Vicodin) Hidromorfona (Dilaudid) Meperidina (Demerol) Difenoxilato (Lomotil) | DEPRESORES DEL SNC Barbituratos Mefobarbital (Mebaral) Pentobarbital sódico Benzodiacepinas Diazepam (Valium) Clorhidrato de clordiacepóxido Alprazolam (Xanax) Triazolam (Halción) Estazolam (ProSom) | ESTIMULANTES Dextroanfetamina (Dexedrine) Metilfenidato (Retalín) Hidrocloruro de sibutramina monohidratado |
Generalmente se prescriben Alivio para el dolor postoperatorio Manejo de dolor agudo o Alivio para la tos y diarrea | Generalmente se prescriben Ansiedad Tensión Ataques de pánico Reacciones agudas de estrés Trastornos del sueño Anestesia (en dosis altas) | Generalmente se prescriben Narcolepsia Trastorno de hiperactividad con déficit Depresión que no responde a otros Tratamiento a corto plazo para la obesidad Asma |
En el cuerpo Los opioides se adhieren a los receptores de | En el cuerpo Los depresores del SNC disminuyen la actividad | En el cuerpo Los estimulantes intensifican la actividad |
Efectos del uso a corto Mensajes de dolor bloqueados Somnolencia Estreñimiento Depresión respiratoria | Efectos del uso a corto Una sensación de somnolencia y falta de | Efectos del uso a corto Eleva la presión arterial Acelera los latidos del corazón Aumenta la respiración Reduce el apetito Privación del sueño |
Efectos del uso a largo Potencial para desarrollar tolerancia, | Efectos del uso a largo Potencial para desarrollar tolerancia, | Efectos del uso a largo Potencial para crear una |
Posibles efectos Depresión respiratoria severa o muerte | Posibles efectos Convulsiones cuando la actividad cerebral rebota | Posibles efectos Temperaturas corporales peligrosamente altas o Fallo cardiovascular o convulsiones En el caso de algunos estimulantes, hostilidad o |
No deben combinarse Otras sustancias que causen depresión en Alcohol Antihistamínicos Barbituratos Benzodiacepinas Anestésicos generales | No deben combinarse Otras sustancias que causen depresión en Alcohol Medicamentos opioides de prescripción Ciertos medicamentos para la alergia y la gripe | No deben combinarse Medicamentos para la gripe que contengan Antidepresivos, excepto bajo supervisión Algunos medicamentos para el asma |
Prevalencia
En Estados Unidos se prescriben durante la
hospitalización medicamentos sedantes, hipnóticos o
ansiolíticos a más del 90 % de los sujetos
hospitalizados por enfermedades médicas
o quirúrgicas, y más del 15 % de los adultos
americanos toma estos medicamentos (habitualmente por
prescripción) durante 1 año. Muchos de estos
sujetos toman los medicamentos tal como se los han prescrito y no
los consumen incorrectamente. Entre los medicamentos de esta
clase, los más consumidos son las benzodiacepinas: el 10 %
de los adultos las ha tomado durante 1 mes como mínimo en
el transcurso del año anterior. Una encuesta comunitaria
realizada en Estados Unidos en 1991 encontró que cerca del
4 % de la muestra de la
población había tomado sedantes con finalidad no
médica: aproximadamente el 1 % los usó en el
último año y un 0,4 % en el último
mes.
En cuanto a los ansiolíticos, alrededor del 6 %
de la población los ha consumido con finalidad no
médica, casi el 2 % los tomó en el último
año y un 0,5 % en el último mes.
Debido a que la encuesta valoraba los patrones de
consumo y no los diagnósticos, no se sabe cuántos
de los que toman estas sustancias tenían síntomas
que cumplieran los criterios diagnósticos para dependencia
o abuso. Un estudio comunitario realizado en Estados Unidos entre
1980 y 1985, que utilizaba los criterios del DSM-III-R,
encontró que el 1,1 % de la población encuestada
cumplía criterios diagnósticos para el abuso o la
dependencia de sedantes, hipnóticos o ansiolíticos
alguna vez en su vida.
Curso
El curso más habitual implica a jóvenes
alrededor de los 20 años, que proceden a la escalada del
consumo recreativo de sedantes, hipnóticos y
ansiolíticos, hasta el punto de desarrollar problemas que
pueden diagnosticarse de dependencia o abuso. Este patrón
es habitual entre sujetos que presentan otros trastornos por
consumo de sustancias (p. ej., relacionados con alcohol,
opiáceos, cocaína, anfetamina). El patrón
inicial de consumo intermitente puede llevar al consumo diario y
a altos niveles de tolerancia: una vez aparece ésta, cabe
esperar consecutivos aumentos de problemas interpersonales,
laborales y legales, así como episodios graves de
deterioro de la memoria y abstinencia
fisiológica.
Otro curso menos frecuente es el que empieza en un
sujeto que obtiene al principio el medicamento por
prescripción facultativa, habitualmente para la ansiedad,
el insomnio u otros tipos de síntomas somáticos.
Aunque la gran mayoría de los que han recibido estos
medicamentos por prescripción no presentan problemas, una
pequeña proporción sí los tiene,
desarrollando tolerancia o necesidad de mayores dosis del
medicamento, con un gradual aumento de la frecuencia de
autoadministración, cada vez a dosis más altas. El
sujeto justifica su consumo en base a los síntomas
iniciales de ansiedad o insomnio, llegando a predominar el
comportamiento
de búsqueda de la sustancia que lleva al sujeto a
proveerse, a través de varios médicos, de la
cantidad de medicamento suplementario suficiente. La tolerancia
puede ir aumentando y dar lugar a abstinencia (incluyendo
crisis
comiciales y delirium por abstinencia). Otros sujetos con alto
riesgo son los que presentan dependencia de alcohol, quienes
pueden obtener diferentes prescripciones como respuesta a sus
quejas de ansiedad o insomnio relacionados con el
alcohol.
Existen diferentes factores que ayudan al consumo de
benzodiacepinas:
La sociedad cada vez aguanta menos, necesitamos
más cosas y tenemos menor tolerancia a los inconvenientes
de la vida. Además, la industria
farmacéutica produce cada vez ansiolíticos
más específicos y más caros. Es evidente que
a la industria le interesa este aumento del consumo.
Por otra parte, la connivencia de algunos médicos
con determinados laboratorios multiplica la profusión de
recetas. Hay psiquiatras que se inclinan a administrar
medicamentos nuevos y caros frente a otros más antiguos y
baratos con las mismas propiedades.
Hay un cuarto factor que puede influir en el aumento del
consumo. La información boca a boca es imparable e
infalible. Nombres como lexatin, trankimazin u orfidal empiezan a
sonar en la calle como si se tratara de cola-cao, aspirina o
donuts. No es difícil que un amigo, un familiar o un
vecino cuente que ha encontrado el paraíso a base de
pastillas. Si el interesado tiene suerte en su consulta o se topa
con un médico, un farmacéutico o un psiquiatra no
muy quisquilloso, conseguirá la
medicación.
Sin embargo, el consumo de ansiolíticos sin
control
médico puede resultar peligroso. El abuso y la
adicción a las benzodiacepinas provocan efectos
secundarios muy serios. Causan problemas cardíacos,
digestivos y hasta neurológicos. Hay gente que bajo sus
efectos no puede conducir, porque pierde reflejos. Hay muchas
personas que ya no pueden abandonar por sí solas su
dependencia. A un adicto no se le puede retirar de golpe el
psicofármaco. En el caso de los ansiolíticos se
produce un síndrome de abstinencia con convulsiones y
episodios de alucinación incluidos. La terapia debe ser
progresiva y lenta.
El consumo de psicofármacos aumenta
generalizadamente en Madrid. Los neurolépticos
(medicamentos para la esquizofrenia),antidepresivos, los
analgésicos y los tranquilizantes suman el 66% del gasto
actual al año en la región.
La Comunidad de Madrid tiene previsto realizar una
campaña de sensibilización contra el abuso de los
psicofármacos.
FÁRMACOS A ESTUDIAR:
BENZODIACEPINAS
Historia
La atención psiquiátrica a finales del
siglo XIX
El Real Decreto de 1885 refleja la concepción que
la sociedad de la época tiene del enfermo mental como una
especie de ser extraño y temible, poseído o
endemoniado, de cuya presencia hay que proteger al cuerpo social
por medio de la reclusión El ingreso manicomial constituye
en aquel tiempo la atribución por parte de la sociedad de
la condición de loco a un individuo. Por ello, se
establecen importantes trabas legales para evitar ingresos
improcedentes, aunque una vez producido éste, las
expectativas de salida de los manicomios eran casi
nulas.
Para ver el gráfico seleccione la
opción ¨Descargar¨ del menú
superior
De acuerdo con la Ley de
Beneficencia de 1849, el Estado
tenía la obligación de proporcionar atención
sanitaria a sus ciudadanos, si bien las Diputaciones fueron
asumiendo esta responsabilidad en el campo de la salud mental
iniciando la construcción de manicomios, hasta que un
decreto de 19 de abril de 1887 estableció que la
obligación de atender a los dementes era imputable a la
Diputación de cada provincia.
A pesar de las disposiciones legales vigentes, en los
últimos años del siglo XIX no existían
recursos
asistenciales para los enfermos mentales quienes no
recibían atención sanitaria y se encontraban
desatendidos por las calles o encerrados en sombríos
calabozos en los que transcurrían sus días. Los
manicomios de la época eran verdaderos pudrideros de locos
en los que el ambiente
reinante, lejos de favorecer la buena evolución de los pacientes,
contribuía a su descompensación y a su
desorganización.
La introducción a los
psicofármacos.
En la segunda mitad de los años 40 se
descubrió un potente antihistamínico que
mostró propiedades sedantes sobre el sistema nervioso
central. Se trataba de la prometazina (Fenergan®).
A partir de las expectativas que abrió este descubrimiento
para el tratamiento de las enfermedades mentales, se
desarrollaron nuevas investigaciones que desembocaron en el
descubrimiento de la clorpromazina (Largactil®) en
diciembre de 1950. La revolución
de la psicofarmacología había comenzado.
Hasta el comienzo de la década de los 60 solo se
utilizaba en clínica una familia de fármacos que
eran los barbitúricos, que son depresores generales del
SNC, van produciendo una depresión paulatina hasta llegar
con dosis altas a producir coma y muerte con relativa facilidad,
además estos son fármacos de estrecho margen
terapéutico.
En 1934 un inmigrante polaco de nombre Henrik Leo
Stembach sintetizó por primera vez esta molécula,
cuestiones vinculadas a la Segunda Guerra
Mundial hicieron que en los años 50 este mismo
descubridor desarrollara en un laboratorio
estadounidense de la empresa
farmacéutica Hoffmann-La Roche el producto
farmacéutico.
A partir de ese momento, los avances en este terreno se
sucedieron a un ritmo vertiginoso: en 1952 se aisló la
reserpina a partir de la raíz de la Rauwolfia serpentina;
en 1955 se sintetizó el clordiazepóxido, abriendo
el camino de los ansiolíticos benzodiazepínicos;
Tres años después el mismo laboratorio produjo el
diazepam que sigue utilizándose después de todos
estos años y es una de las benzodiazepinas más
utilizadas y estudiadas.
Aunque el marco legal vigente en España en
esta época seguía siendo el establecido por el Real
Decreto de 1931, estos descubrimientos tuvieron una gran
importancia en la atención psiquiátrica en general
puesto que, a partir de la introducción progresiva de
estos fármacos, muchos enfermos pudieron evolucionar
favorablemente, lo que dio lugar a que el censo de pacientes
comenzara a disminuir por primera vez en la historia del
hospital.
En el año 60 se introdujo el primer compuesto de
una nueva familia de fármacos, que son las
benzodiazepinas, las que por sus características
desplazaron de manera bastante rápida a los
barbitúricos, primero en el tratamiento (TTO) de la
ansiedad y unos años después en el TTO del
insomnio.
De hecho hoy día los compuestos de
elección para tratar estos problemas son las
benzodiazepinas. El primer compuesto de la familia fue el
clorodiazepóxido que es una sustancia ansiolítica.
Tres años después el mismo laboratorio introdujo el
diazepam que sigue utilizándose después de todos
estos años y es una de las benzodiazepinas más
utilizadas y estudiadas.
En los años 60 Hoffmann-La Roche
revolucionó el mercado con el
primer preparado en base a esta sustancia siendo a partir de
entonces que los "tranquilizantes menores" se difundieron en la
jerga farmacéutica logrando su distribución masiva prescribiéndose
solamente en EEUU anualmente cerca de tres mil millones de dosis,
unas 15 por habitante ascendiendo al 15 % de la población
norteamericana aquella que en algún momento estuvo en
contacto con esta molécula.
En Alemania la
cifra supera los 11 por habitante. En la lista de venta de
medicamentos el oxacepan y el bromacepan ocupan el tercero y
cuarto lugar detrás de los fármacos
digitales.
La necesidad de abaratar los costes de la asistencia
sanitaria pública en los diversos países europeos
puso en evidencia hace una década la excesiva
prescripción de tranquilizantes por los médicos de
asistencia primaria. En el Reino Unido, las campañas en
pro de una racionalización del uso de estos
fármacos provocaron diversos estudios sobre el uso y abuso
de esta medicación. En 1989 se recetaron 21 millones de
hipnóticos, sedantes y ansiolíticos, de los cuales,
la mayoría eran benzodiacepinas. Un 23% de la
población adulta había sido medicada a base de
benzodiacepinas en algún momento de su vida y se calculaba
en 3 millones la cifra de consumidores crónicos. En
Cataluña, según fuentes de la
Divisió d'Atenció Farmacèutica del Servei
Català de la Salut, entre enero y junio de 1996 se
consumieron 2.167.926 envases de hipnóticos y 464.569
más de hipnóticos
benzodiacepínicos.
Las benzodiacepinas -los psicofármacos más
recetados- gozaron de su momento de esplendor debido a sus
múltiples indicaciones y a las ventajas innegables que
poseían para la abrumadora demanda de
pacientes aquejados de trastornos de ansiedad que solicitaban en
los centros de asistencia primaria un tratamiento eficaz,
rápido y barato.
Si a estos pacientes psiquiátricos
añadimos los que sufren trastornos adaptativos, afectados
por alguna crisis de origen psicosocial, como son las motivadas
por el paro, falta de recursos económicos, la viudedad y
el divorcio, y a
los que sufren trastornos somáticos de causa
psicológica y alteraciones del sueño, los posibles
consumidores de benzodiacepinas se pueden contar por millones en
nuestro país.
Pero, después de 30 años de
prescripción abundante, su uso se ha reducido en
países como Alemania, Inglaterra y
Francia en la
última década. Igualmente, en Hong Kong, el uso de
benzodiacepinas está regulado desde el año 1992 por
la Ley de Fármacos Peligrosos, que se creó para
reducir el abuso de esta medicación. No es así en
Cataluña ya que, según fuentes del International
Marketing
Services (IMS) el consumo de estos psicofármacos ha ido
subiendo regularmente desde el año 1990.
depresores del SNC
Los depresores del SNC son
sustancias que pueden disminuir la función
normal del cerebro. Debido a esta propiedad,
algunos depresores del SNC se utilizan para tratar la ansiedad y
trastornos del sueño. Entre las medicinas
comúnmente recetadas para estos problemas están las
siguientes:
Barbituratos, como el mefobarbital (Mebaral) y el
pentobarbital sódico (Nembutal) que se utilizan para
tratar la ansiedad, tensión y trastornos del
sueño.
Benzodiacepinas, como el diazepam (Valium), clorhidrato
de clordiacepóxido (Librium) y el alprazolam (Xanax), que
pueden ser prescritos para tratar la ansiedad, reacciones agudas
de estrés y ataques de pánico; las benzodiacepinas
más sedativas como el triazolam (Halción) y el
estazolam (ProSom) que pueden ser recetadas para el tratamiento a
corto plazo de los trastornos del sueño.
En dosis más altas, algunos depresores del SNC
pueden emplearse como anestésicos generales.
Algunos medicamentos de esta clase tienen otros usos
clínicos importantes(p. ej., como anticonvulsivantes).
Como el alcohol, estos agentes son depresores del sistema
nervioso central y producen trastornos similares, tanto por
consumo de sustancias como inducidos por sustancias. A dosis
altas, los sedantes, hipnóticos y ansiolíticos
pueden ser mortales, en especial cuando se mezclan con alcohol;
puede disponer de ellos tanto bajo prescripción
médica como en el mercado ilegal. Los sujetos que obtienen
estas sustancias por prescripción abusan de ellas
ocasionalmente; en cambio,
quienes las adquieren en la calle no suelen desarrollar
dependencia o abuso. Los medicamentos de acción
rápida y los de acción corta o intermedia pueden
ser fácilmente productos de abuso.
Estudiaremos la farmacología de un grupo de
fármacos muy utilizados de acción en el SNC, los
fármacos ansiolíticos, o sea aquellas sustancias
que disminuyen la tensión emocional, los estados de
angustia y los fármacos hipnóticos, es decir
aquellos medicamentos que se utilizan en los trastornos del
sueño, especialmente en los insomnios.
Introducción a las
benzodiacepinas
Se obtienen por síntesis
química.
El núcleo benzodiazepina es una estructura
relativamente compleja, muy reactiva, pero hay ciertos puntos en
la molécula en que es posible hacer reemplazos con
diversos grupos químicos, lo que ha dado lugar a una serie
de derivados. El número de compuestos
benzodiazepínicos de acción ansiolítica y de
acción hipnótica en nuestro medio llega a
más de veinte y eso que en los últimos tiempos no
se han sintetizado nuevas sustancias. Después del diazepam
en este momento tenemos más o menos 11 a 12
benzodiazepinas y unas 6 a 8 hipnóticas. Se obtienen por
síntesis química. Actualmente hay comercializados
en España 28 principios activos derivados
de BZD, de las que se han registrado 60 especialidades
farmacéuticas (con diferentes nombres comerciales) y 126
presentaciones distintas. Recientemente se han comercializado
análogos de BZD como zopiclona y zolpidem.
Las acciones de
estos compuestos son todas acciones centrales o sea su sitio de
acción es el SNC. Son psicofármacos de
acción sedante y tranquilizante. Actúan sobre la
dopamina y la noradrenalina imposibilitando que se pongan en
marcha en los síndromes ansiosos.
¿Cómo actúan los depresores del
SNC sobre el cerebro y el cuerpo?
Existen numerosos
depresores del SNC, la mayoría de los cuales actúan
sobre el cerebro afectando el neurotransmisor ácido
gammaaminobutírico (GABA). Los neurotransmisores son
sustancias químicas cerebrales que facilitan la
comunicación entre las células
cerebrales. El GABA funciona disminuyendo la actividad cerebral.
Las benzodiacepinas desarrollan su efecto en el complejo
supramolecular GABA. ionóforo del cloro, interactuando en
un lugar específico localizado en este complejo.
Allí potencian el efecto del GABA (ácido
gamma-aminobutírico) facilitando la apertura del canal del
cloro, lo que ocasiona un mayor flujo de iones hacia la célula,
produciendo una hiperpolarización que eleva el nivel de
estimulación.Aunque las diferentes clases de depresores
del SNC trabajan en maneras únicas, en definitiva es a
través de su habilidad de aumentar la actividad del GABA
que los depresores producen un efecto somnoliento o calmante que
es beneficioso para aquellos que sufren de ansiedad o de
trastornos del sueño.
Efectos de las benzodiacepinas
Esta familia no sólo tiene la acción
ansiolítica y la hipnótica, tiene también
otros efectos importantes en el SNC. Las benzodiazepinas en el
individuo sano tienen poquísimos efectos periféricos, o sea no influyen en la
respiración, circulación, etc. Tenemos la
acción ansiolítica, la acción
hipnótica, en tercer lugar la acción
anticonvulsivante, las diversas benzodiazepinas son capaces
de prevenir y revertir los fenómenos convulsivos de
diverso origen. El diazepam es la sustancia de elección
para prevenir crisis convulsivas, especialmente las de tipo
tónico clónicas y especialmente en el status
epiléptico o cuando hay una convulsión producida
por fármacos como los anestésicos locales. Las
benzodiazepinas en el TTO de los diversos tipos de epilepsia (que
es la gran enfermedad convulsiva) no han dado buenos resultados,
no han desplazado a los fármacos antiepilépticos
clásicos y son otras las sustancias que se utilizan en los
diversos tipos, por una razón muy simple: se
observó rápidamente en la clínica que la
acción anticonvulsivante de las benzodiazepinas en los
diversos tipos de epilepsia adquiere tolerancia. La sustancia va
perdiendo su efecto y así a los 3-5 meses de TTO las
benzodiazepinas que se utilizaban en la epilepsia se vuelven
ineficaces, por lo cual no son fármacos de TTO
específico en los diversos tipos de epilepsia.
Una cuarta acción es la
miorrelajante, es una acción central que tiene
lugar a nivel de la médula espinal y en sitios superiores,
relaja la fibra estriada y esta es la menos importante de estas
acciones. Se visualiza con dosis mayores de benzodiazepinas que
las que producen los otros efectos, especialmente el
ansiolítico o el hipnótico, pero de todas maneras
se produce una cierta acción relajadora y en algunos casos
de cuadros espásticos se utiliza el diazepam solo o
asociado a otras sustancias para tratarlos. Durante mucho tiempo
se pensó que esta acción miorrelajante
contribuía en parte a la acción ansiolítica,
porque alguien que está muy tenso, ansioso o angustiado
además tiene un aumento de tensión muscular, pero
obviamente que la acción ansiolítica tiene otros
orígenes.
Todas las benzodiazepinas poseen las 4 acciones
mencionadas, pero hay compuestos más selectivos en una
acción que en otra y así existen fármacos
preferentemente ansiolíticos y preferentemente
hipnóticos. En cuanto a la acción miorrelajante
existe últimamente un compuesto que también es
benzodiazepina y que tiene más selectividad hacia ese
efecto, es el tetrazepam, con un efecto miorrelajante bastante
más pronunciado que los otros efectos, pero en general hay
una acción ansiolítica o hipnótica mayor en
estos fármacos. Lo cual no significa que no se pueda
utilizar a veces ansiolíticos para dormir, porque hay
algunos tipos de insomnio en que la ansiedad es la causa y si se
suprime la ansiedad durante el día el paciente puede
dormir mejor.
¿Qué es una acción
ansiolítica? Es la supresión del aumento de
tensión emocional, del estrés, de la ansiedad, de
la angustia y, llegando a un grado mayor, del pánico. Esta
acción ansiolítica debería ser en forma
ideal lo más selectiva posible. Los barbitúricos
que son sustancias más antiguas que se utilizaban hasta el
año 60 como depresores generales del SNC producían
disminución de la tensión emocional, la persona se
tranquilizaba, pero junto a esto había un deterioro
psicomotor y gran tendencia al sueño, esto se
producía porque como depresores generales actuaban sobre
la corteza cerebral, deprimiendo todas las funciones que
están en ella.
Las benzodiazepinas al ser introducidas mostraron un
efecto más selectivo, en el sentido que la persona se
tranquiliza (estos fármacos se llamaron años
atrás tranquilizantes) pero sin gran deterioro sicomotor.
El ideal de fármaco ansiolítico es aquel que
suprime la tensión emocional, la ansiedad y la angustia
sin ningún otro deterioro ni motor ni
psíquico, las benzodiazepinas no son los ideales pero se
acercan a eso, por lo menos cuando se comparan con los
barbitúricos hay claramente una diferencia, porque bien
administrados, conocidas sus farmacocinéticas (que es
donde está la diferencia entre un compuesto y otro) puede
lograrse este efecto bastante ideal. La ansiedad es una
sensación subjetiva que tiene una sintomatología
física, pero esta sensación subjetiva frente a una
determinada situación es distinta de persona a persona,
entonces es difícil obtener siempre este efecto
ansiolítico tan selectivo, en muchos casos bien
dosificadas y en un paciente con una ansiedad "normal" son
sustancias que tienen una acción ansiolítica
importante. No se puede hablar de la potencia de un compuesto
ansiolítico con respecto a otro, no los vamos a clasificar
como más o menos ansiolíticos porque son todos
más o menos iguales y porque esto depende bastante de la
situación y del paciente, pero si los vamos a clasificar
de acuerdo a su farmacocinética.
farmacocinética
Tras la administración oral todas las
benzodiacepinas se absorben con facilidad, alcanzando la
máxima concentración en las primeras cuatro horas.
Su biodisponibilidad es casi completa. Son sustancias
lipofílicas, no solubles en agua, a
excepción de una que es hipnótica, por lo tanto la
inyección parenteral requiere de solventes
especiales. La absorción por vía
intramuscular y rectal es errática, determinando
niveles plasmáticos menores a los de la vía oral.
La vía intravenosa precisa una perfusión
lenta, a ritmo inferior a 10 mg/ min de diacepam o fármaco
equivalente . Esta vía debe reservarse para los casos de
urgencia, estimando el riesgo de depresión
respiratoria.
Hay una cierta diferencia en la rapidez de la
absorción a nivel intestinal, tenemos el ejemplo de una
absorción más rápida que es el diazepam, con
esta sustancia se obtienen niveles sanguíneos
máximos a la hora después de administrado. En el
otro extremo tenemos el oxazepam que tiene una absorción
más lenta y cuyos niveles sanguíneos máximos
se obtienen a las 3 horas.
Las benzodiacepinas atraviesan rápidamente la
barrera hematoencefálica y tienden a almacenarse en el
tejido cerebral y en el tejido graso. Traspasan la placenta,
alcanzando los compuestos primarios y sus metabolitos activos
niveles análogos a los plasmáticos a las pocas
horas de la ingesta. Otra consecuencia de su alta liposolubilidad
es su paso a la leche
materna..
Existe un preparado que es lorazepam que sirve para la
administración sublingual, es una sustancia bastante
utilizada y sirve en situaciones de emergencia, cuando se quiere
obtener un efecto ansiolítico de manera rápida por
la vía sublingual que se salta el hígado y tiene
una absorción bastante rápida.
Para la vía parenteral inyectable se utiliza un
solvente especial (no son solubles en agua) y podemos
administrarlos por vía venosa o intramuscular. En la
vía venosa tenemos posibilidad para el diazepam y el
lorazepam, son las 2 únicas benzodiazepinas
ansiolíticas que están disponibles para
inyección. Por vía im sólo se puede colocar
lorazepam, el diazepam se puede administrar por vía im,
pero no se debe porque se obtienen malos niveles
sanguíneos, hay una situación de
precipitación a nivel del músculo por problemas
fisicoquímicos y no hay una buena
absorción.
En cuanto a la distribución para todos los
benzodiazepínicos existe una gran unión a proteínas
plasmáticas, a albúmina del plasma
(85-97%).
La mayoría de las benzodiacepinas se metabolizan
en el hígado por procesos de desmetilación e
hidroxilación. Los metabolitos resultantes de la
biotransformación pueden tener actividad propia, algunos
tienen una vida media muy prolongada como es el caso del
N-desmetildiazepam o Nordiazepam (vida media hasta de 125 horas);
posteriormente estos metabolitos son desactivados por
glucoronoconjugación y eliminados por vía renal.
Los antagonistas de las benzodiacepinas, como el
flumazenílo, se unen a los ligandos de las benzodiacepinas
sin provocar ningún efecto. El efecto inhibidor frente a
las benzodiacepinas se produce porque inhiben competitivamente su
unión con los ligandos o receptores. El flumazenilo se
utiliza como antídoto en caso de sobredosis y puede
revertir inmediatamente una parada respiratoria. Presenta una
vida media corta de sólo una hora, lo que implica que el
efecto antagonista se desvanece y la acción agonista de la
sobredosis puede llevar a una nueva parada respiratoria. Es
preciso por este motivo someter a vigilancia permanente a los
pacientes después de la aplicación de flumazenilo;
de no poder garantizar la vigilancia, el uso de flumazenilo
está contraindicado en las reanimaciones.
Los ligandos de benzodiacepinas en los receptores GABAA
se encuentran en todo el SNC, sobre todo en el área
frontal del cerebro, en el hipocampo y en el cerebelo.
Este es el proceso
más importante en estos compuestos y dicha
biotransformación ocurre en el hígado en el sistema
microsomal y para muchas de estas sustancias es un proceso
bastante complejo en que ocurren varias etapas:
Las benzodiacepinas sufren un proceso de
biotransformación que genera metabolitos con
actividad biológica y vida media plasmática
habitualmente superior a la de los compuestos iniciales. La
biotransformación incluye la oxidación,
desmetilación, hidroxilación y
desalquilación, dando lugar a productos que en
último lugar se conjugan con el ácido
glucurónico para su inactivación y
excreción. Aquellas benzodiacepinas que se metabolizan por
conjugación (loracepam y oxacepam) pueden estar
especialmente indicadas en el paciente hepatópata o
anciano.
Diazepam N desmetildiazepam Temazepam
Oxazepam
Conjugado ( + ac. Glucoronico) metabolito
inactivo.
El diazepam, en el hígado tiene una
biotransformación por una vía enzimática
principal en que en una primera etapa se produce una
desmetilación y se obtiene el metabolito N
desmetildiazepam (NDMD), que como aparece ahí es un
metabolito activo, es decir conserva la actividad
farmacológica. En una segunda etapa el desmetildiazepam se
transforma en oxazepam (que habíamos mencionado como
ansiolítico aparte) que también es un metabolito
activo y en una tercera etapa el oxazepam se conjuga con
ácido glucurónico y aquí ya tenemos un
metabolito inactivo. Este proceso ocurre en varios de los
compuestos benzodiazepínicos y da lugar a la
clasificación de estas sustancias que tiene que ver con la
famacocinética, específicamente con la
biotransformación hepática y con la
formación de metabolitos activos en esta
degradación.
Las benzodiacepinas se excretan principalmente
por vía urinaria; entre un 60 y un 80 % se elimina en
forma de metabolitos inactivos oxidados o conjugados.
Cuando se pautan benzodiacepinas a intervalos regulares,
alcanzan niveles sanguíneos constantes en cinco vidas
medias. De igual forma, cuando se retiran, una vez alcanzado el
equilibrio
estacionario, se requieren cinco vidas medias para que se elimine
más del 90 % del fármaco.
Las benzodiacepinas se acoplan a receptores
específicos asociados con los puntos de unión del
ácido gamma-aminoburítico (GABA) y con los
canales de cloro. La unión de las benzodiacepinas
amplifica la afinidad de los receptores GABA por el GABA y, por
lo tanto, aumenta el flujo de iones cloruro hacia la neurona;
ésta se carga negativamente con respecto al medio, siendo
más difícil de excitar. Estos compuestos promueven
sus cuatro efectos principales: ansiolítico,
anticonvulsivante, miorrelajante e
hipnótico.
Clasificación según duración de
acción.
Datos farmacocinéticos de las
benzodiacepinas
BENZODIAZEPINA | VIDA MEDIA (Horas) (Principio | METABOLITOS ACTIVOS | VELOCIDAD DE ABSORCIÓN | |||
BZD ACCION LARGA: | ||||||
CAMAZEPAM | 21-22 | SI | Muy rápida | |||
CLOBAZAM | 9-30 | SI | Rápida | |||
CLORAZEPATO | ||||||
DIPOTASICO | 30-60 | SI | Rápida | |||
CLORDIAZEPOXIDO | 7-28 | SI | Lenta | |||
DIAZEPAM | 15-60 | SI | Muy rápida | |||
FLURAZEPAN | 50-100 | SI | Muy rápida | |||
HALAZEPAM | 15-35 | SI | Lenta | |||
KETAZOLAM | 50-100 | SI | Rápida | |||
MEDAZEPAN | 26-53 | SI | Muy rápida | |||
PRAZEPAM | 43-57 | SI | Lenta | |||
QUAZEPAM | 25-41 | SI | Muy rápida | |||
BZD ACCIÓN | ||||||
BROMAZEPAM | 8-19 | SI | Muy rápida | |||
CLONAZEPAM | 20-40 | NO | Rápida | |||
FLUNITRAZEPAM | 15-24 | NO | Muy rápida | |||
NITRAZEPAM | 25-30 | NO | Rápida | |||
PINAZEPAM | 15-17 | SI | Muy rápida | |||
BZD ACCIÓN | ||||||
ALPRAZOLAM | 11-13 | NO | Muy rápida | |||
BENTAZEPAM | 3-5 | NO | —- | |||
BROTIZOLAM | 4-7 | NO | Muy rápida | |||
CLOTIAZEPAM | 5-6 | NO | Muy rápida | |||
LOPRAZOLAM | 7-8 | SI | Muy rápida | |||
LORAZEPAM | 10-15 | NO | Rápida | |||
LORMETAZEPAM | 10 | NO | Muy rápida | |||
OXAZEPAM | 7-10 | NO | Lenta | |||
TEMAZEPAM | 8-15 | SI | Rápida | |||
ZOPICLONA | 3,5-6,5 | NO | Muy rápida | |||
BZD ACCIÓN | ||||||
MIDAZOLAM | 1-3 | SI | Muy rápida | |||
TRIAZOLAM | 2-4 | NO | Muy rápida | |||
ZOLPIDEM | 1,5-2,4 | NO | Muy rápida | |||
MOLECULA | NOMBRE COMERCIAL | HORAS EN QUE ALCANZA LA MAXIMA | VIDA MEDIA EXPRESADA EN | |||
Cloracepato | Tranxilium | 0.5 – 2.5 | 30 – 60 | |||
Dipotasico | Dorken | |||||
Diacepam | Valium | 0.8 – 1.2 | 21 – 40 | |||
Alprazolam | Trankimacin | 0.25 – 4 | 12 – 25 | |||
Clobazam | Noiafren | 1 – 4 | 36 – 48 | |||
Midazolam | Dormicum | 0.5 | 2 – 3 | |||
Nitrazepam | Nitracepam Prodes | 1.2 – 4 | 25 – 36 | |||
Flunitracepam | Rohipnol | 0.5 – 1.5 | 10 – 19 | |||
Flurazepam | Dormodor | 1 | 24 – 100 | |||
Lormetazepam | Loramet/Noctamid | 0.8 – 1.2 | 8.9 – 17 | |||
Loprazolam | Somnovit | 1.5 – 8.5 | 4.6 – 11.4 | |||
Quacepam | Queidorm | 1.1 – 3 | 10 – 18 | |||
Triazolam | Halcion | 0.5 – 0.6 | 1.9 – 3.3 | |||
Zopiclona | Limovan | 0.5 – 1 | 1.2 – 3.5 | |||
Zolpidem | Stilnox | 0.5 – 3 | 0.7 – 3.5 |
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