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Aborto: inconveniencia en los casos de abuso sexual




Enviado por postmaster



    1. La opción
      materna
    2. Razones para no
      abortar
    3. El valor de amar a un hijo cuyo
      cuerpo siempre será parcialmente moldeado por genes del
      violador
    4. Preventa, venta y postventa del
      aborto
    5. Problemas
      culturales
    6. Asociación entre aborto y
      asalto sexual
    7. Casos y
      motivos
    8. Cuando la violación es
      incestuosa
    9. Habla un ex–feto cuyos genes son
      por mitades de su madre y de un violador
    10. Referencias

    1.
    Introducción

    "¿Cómo pueden negarle un aborto a una
    niña de doce años que ha sido víctima del
    incesto?" se queja un indignado partidario del aborto
    obligatorio en estos casos. "Y cómo puede creerse uno
    mismo buena persona si
    fuerza a la
    víctima de una violación a que dé a luz al hijo del
    violador?" Pese a su excesiva vivacidad, son estos
    desafíos los que plantean comunmente el tema. Pero son
    preguntas emocionalmente cargadas, y a menudo no están
    diseñadas para el análisis, sino para (1) detectar y refutar
    "insensibles amantes de fetos" o, (2), con una ética
    inconsistente, permitir el aborto en
    algunas circunstancias, pero no en otras.

    Desafortunadamente, muchas personas tienen dificultad en
    analizar estos argumentos porque la cuestión de los
    embarazos por asalto sexual es algo ampliamente incomprendido.
    Típicamente, ambos lados del debate
    presumen que las mujeres que llevan un embarazo
    debido a asalto sexual querrían un aborto y que el aborto las
    ayudaría a recobrarse del asalto, de alguna manera.
    ¿Cómo "gente buena" no va a ayudarlas a abortar?
    Así, las personas que valoran la vida incipiente aparecen
    en la posición incómoda de
    sostener que la santidad de su vida es más importante que
    las necesidades de las víctimas de asaltos sexuales, cuyo
    sufrimiento todos tendemos a sentir como si fuera
    propio.

    2. La opción
    materna

    Pero el vínculo madre-hijo es de tal naturaleza que en
    realidad el bienestar de la madre y del niño nunca
    están en conflicto. Ni
    siquiera en casos de asaltos sexuales se oponen. Tanto la madre
    como el niño son ayudados al no perpetuar la violencia,
    preservando la vida del bebé.

    La razón por la que la mayor parte de la gente
    llega a la conclusión equivocada acerca del aborto en
    casos de violación e incesto es que, demasiado a menudo,
    se dejan de lado las verdaderas experiencias de las
    víctimas de asalto sexual que quedaron embarazadas. Mucha
    gente, incluyendo las víctimas de asalto sexual que no
    fueron embarazadas, se ha formado opiniones basadas en prejuicios
    y temores, opiniones desconectadas de la realidad.

    Por ejemplo, se asume comúnmente que las
    víctimas de violación que quedan pregnantes
    querrían naturalmente tener abortos. Pero en un estudio
    importante de víctimas embarazadas de violaciones en
    EE.UU. se encontró que 75 a 85 por ciento escogieron
    *contra* el aborto (Mahkorn 1979).

    Esta evidencia y los estudios posteriores debería
    hacer que la gente se detenga y reflexione sobre la
    presunción de que el aborto es deseado o incluso que es lo
    mejor para las víctimas del asalto sexual.

    3. Razones para no
    abortar

    Muchas razones se explicitan para no abortar. Primero,
    aproximadamente el 70 por ciento de todas las mujeres creen que
    el aborto es inmoral.

    Aproximadamente el mismo porcentaje cree que el aborto
    sería otro acto de violencia
    perpetrado contra sus cuerpos y sus hijos.

    Segundo, muchas distinguen el cuerpo del niño,
    formado a medias del violador y de la madre, del alma del
    niño que no proviene de esos genes. Esta profunda
    comprensión es especialmente fuerte fuera de la cultura
    angloamericana, en la que ha crecido mucho la leyenda, propagada
    a veces con apariencia de rigor científico, de que los
    genes fabrican a la persona como las
    instrucciones para armar un mecanismo fabrican a éste. En
    otros países esa leyenda académica todavía
    no ha penetrado, o ha penetrado mucho menos, aunque muchas
    películas cinematográficas y el periodismo la
    repitan; y el alma del niño sigue reconociéndose
    como una realidad distinta de las condiciones mentales que le
    provee la mezcla genética
    de su cuerpo.

    Muchas mujeres también creen que la vida de sus
    niños
    tiene un significado intrínseco o un propósito que
    ellas aún no entienden. Este niño fue traído
    a sus vidas por un acto horrible, repulsivo. Pero ellas perciben
    que esto no quita que tal vez Dios, o el destino, vaya a emplear
    a los niños
    para un propósito más grande. El bien puede venir
    de un mal.

    Tercero, las víctimas de un asalto sexual muchas
    veces se vuelven introspectivas y "rumian" largamente sus
    pensamientos. Reflexionan mucho sobre sí mismas y su nueva
    condición de violadas embarazadas. Su sentido del valor de la
    vida y el respeto a otros
    se hace mayor. Ellas han sido victimizadas, y les es repulsiva la
    idea de que se pueden volver verdugo de su propio e inocente hijo
    a través del aborto.

    En cuarto lugar, al menos a un nivel inconsciente, la
    víctima puede sentir que si ella puede superar el embarazo
    habrá conquistado la violación. Al dar a luz, ella
    recobrará algo de su autoestima
    perdida.

    4. El valor de amar
    a un hijo cuyo cuerpo

    siempre será parcialmente moldeado por genes
    del violador

    Dar a luz, especialmente cuando la concepción no
    fue deseada, es un acto totalmente desinteresado, un acto
    generoso; un despliegue de coraje, fuerza y
    honor. Es entendido por la víctima como la prueba de que
    ella es mejor que el violador. Mientras él fue
    egoísta, ella puede ser generosa. Mientras él
    destruyó, ella puede brindar cuidados.

    Si, así, dar a luz mejora el auto-respeto,
    ¿qué ocurre al abortar? Esta cuestión muchas
    personas no la consideran. En vez de ello, la mayoría de
    la gente asume que un aborto al menos ayudará a la
    víctima de violación a dejar atrás el asalto
    y continuar su vida. Pero al saltar a esta conclusión, se
    está adoptando un punto de vista no realista respecto al
    aborto.

    El aborto no es una cirugía mágica que
    corre el tiempo hacia
    atrás y hace que una mujer se
    "desembarace". En vez de eso, es un evento real hacia adelante
    que siempre es gravemente tensionante y muchas veces
    traumático. Una vez aceptado que el aborto es en si mismo
    un evento con ramificaciones en la vida de una mujer, entonces
    debemos mirar cuidadosamente a las especiales circunstancias de
    una víctima de violación embarazada.

    5. Preventa,
    venta y
    postventa del aborto

    ¿Podrá un aborto en verdad consolarla, o
    sólo causará más dolor a su ya golpeada
    psiquis? Para contestar esta pregunta, ayuda empezar notando que
    muchas mujeres informan que sintieron sus abortos como formas
    degradantes y brutales de violación médica (Francke
    1978, Reardon 1987). Esta asociación entre aborto y
    violación no es difícil de entender. El aborto
    involucra un examen doloroso y manipulación de los
    órganos sexuales de una mujer por un extraño
    enmascarado que está invadiendo su cuerpo y llega
    más adentro que el mismo violador.

    Una vez que la víctima del asalto sexual se
    encuentra en la tabla de operaciones, ella
    pierde nuevamente el control sobre su
    cuerpo. En la práctica, si protesta y pide al aborcionista
    que se detenga, probablemente se la ignorará y se le
    dirá "Es demasiado tarde para que ahora cambie de
    opinión. Esto es lo que en un momento anterior
    quería. Tenemos que terminar." Y mientras ella yace
    ahí tensa y desvalida, la vida escondida dentro de ella es
    literalmente succionada fuera de su útero, y aunque la
    madre dude o incluso cambie de opinión su voluntad es
    violada nuevamente. ¿La diferencia? En un asalto sexual, a
    una mujer le roban su pureza, en esta violación
    médica a ella le roban su maternidad.

    Todo sabemos que, en realidad, la propaganda
    para que aborte se parece mucho a la que busca vendernos
    algún aparato innecesario, como tal vez un teléfono celular o un televisor. Todos
    conocemos cómo, al consultar por estos aparatos, se nos
    trata de inducir a la compra y a concretarla antes que nos
    arrepintamos. Lo mismo pasa con el aborto, sea pagado
    privadamente o por alguna institución al abortero. A la
    madre se le presenta su hijo como sucio o sidoso o "futuro
    criminal como su padre" y se ocultan sus imágenes y
    las informaciones acerca de su existencia personal
    igual que la de la madre – y el dolor que se le
    infligirá para matarlo o para hacerlo arder vivo
    inyectando sal (que actúa sobre toda su humectada piel tal como
    al aplicarla dentro de nuestra boca, ano o vagina) en el
    líquido que lo baña.

    6. Problemas
    culturales

    Sobre todo, no se comenta que el niño es una
    existencialidad irremplazable, que el universo todo
    sería distinto si no existiese. La cultura que
    supone a la gente creada por sus genes es ciega para ver
    qué es lo que hace a cada persona distinta de cualquier
    otra.

    No se trata de las diferencias del cuerpo, ni de la
    biografía,
    ni de las circunstancias históricas, sino de ser otro.
    Como el idioma se formó en esa cultura y no
    desarrolló palabras claras para distinguir una
    existencialidad personal de otra,
    a la gente se la distingue por marcas corporales
    (huellas digitales, ADN, etc.) o
    mentales (memorias,
    hábitos, etc.) y hasta algunos académicos confunden
    esas marcas con la
    persona. Así David Hume decía que la identidad
    personal es provista por las memorias (no
    se daba cuenta que para tener memorias ya hay que ser una persona
    en vez de otra), George H. Mead definía persona como lo
    "que se crea cuando uno comprende qué esperan de uno los
    demás", y no pocos desinformados confunden personeidad
    (ser persona) con personalidad
    (tener tal o cual estilo de obrar). Otros confunden la identidad
    personal con su reconocimiento y así creen que la
    identidad personal se adquiere cuando los jueces y abogados
    reconocen que una persona es, por ejemplo, el hijo desaparecido
    de otra.

    Muy lejos de ello, uno no es otro debido a su propia
    constitución existencial, es decir al acto
    de ser que le da realidad haciéndolo aparecer en el cuerpo
    y circunstancias en que apareció, y no en ninguna de las
    otras posibilidades del universo.

    Pero la cultura, o ideas de la sociedad, no
    ayuda para explicarle esto a la víctima de
    violación que va a ser madre. Mucho menos le interesa a
    los abortistas darle valor a estas consideraciones fundamentales.
    Las despreciarán, si es que llegan a oirlas, sin
    entenderlas pero percibiendo que van contra su negocio. La
    víctima de violación no tendrá la menor
    oportunidad de entenderlas, menos de apreciarlas o de tomarlas en
    serio.

    7. Asociación
    entre aborto y asalto sexual

    Esta asociación sentida entre aborto y asalto
    sexual es muy fuerte para muchas mujeres. Es especialmente fuerte
    para las mujeres tuvieron un asalto sexual, esté o no
    la mujer
    embarazada como resultado del asalto (Zakus 1987). Esta es
    sólo una razón por la cual las mujeres con historia de asalto sexual
    tieden a experimentar durante y después del aborto una
    angustia mucho mayor que las otras mujeres que
    abortan.

    Además, después de cualquier aborto es
    común para las mujeres el experimentar culpabilidad,
    depresión, sensaciones de estar "sucia",
    resentimiento contra los hombres, rechazo a toda
    revisación íntimas y autoestima muy
    disminuída. Esas sensaciones son idénticas a las
    que las mujeres sienten típicamente tras su
    violación.

    El aborto, entonces, solo acentúa y se suma a las
    sensaciones traumáticas asociadas con el asalto sexual.
    Más que eliminar las cargas psicológicas de la
    víctima de asalto sexual, el aborto se añade a
    ellas.

    8. Casos y
    motivos

    Esta es la experiencia de la joven universitaria J. B.,
    quien informa: "Pronto descubrí que las consecuencias de
    mi aborto continuaron mucho después que el recuerdo de mi
    violación se había desvanecido. Me sentí
    vacia. Horrible. Nadie me previno acerca del dolor interno; nadie
    me dijo que me causaría pesadillas y profundas
    depresiones. Tan solo me dijeron que después del aborto
    podría continuar mi vida como si nada hubiera pasado."
    Tampoco nadie le dijo nada acerca de que, al ir madurando, ella
    podría adquirir mejor comprensión de la vida y ver
    su acción como el asesinato de su hijo con motivo de que
    la mitad de los genes en su cuerpecito provenían de un
    violador a través de su acto criminal.

    Esta comprensión llega, en muchos casos, cuando
    el asesinato del niño es ya irreparable, y la madre
    comienza a ponerse en el lugar de su hijo y a imaginar como
    podría haber sido su crianza, al comprender que las
    personas son irremplazables y que ningún nuevo niño
    podría substituir la existencia y existencialidad del
    otro.

    Los que alientan el aborto muchas veces lo hacen porque
    se sienten incómodos en tener que tratar con
    víctimas de la violación, o tal vez por prejuicios
    contra las víctimas a quienes no pocas veces ven como
    "culpables por dejar que les sucediera." El deshacerse del
    embarazo es una forma de esconder el problema.

    Deshacerse del embarazo es el camino "rápido y
    sencillo" de evitar el tener que enfrentar las verdaderas
    necesidades emocionales, sociales y financieras de la mujer y del
    niño por nacer, especialmente en los poco casos en que es,
    además, enfermo. (Estadísticamente, la
    proporción de bebés con patologías no es
    diferente entre los hijos nacidos por violación o por
    coito deseado). El verdadero motor del aborto
    por violación está en su mayor parte fuera de las
    madres violadas.

    De acuerdo a K. de Z., "He sobrevivido la
    violación y también he criado a un hijo "concebido
    en una violación", dando y recibiendo profundísimo
    afecto. Me siento personalmente asaltada e insultada cada vez que
    escucho que el aborto debería ser legal en caso de
    violación e incesto. Siento que somos usadas por los
    intereses aborcionistas para promover el aborto, incluso a pesar
    de que no nos han pedido que demos nuestra
    opinión."

    9. Cuando la
    violación es incestuosa

    El argumento contra el aborto de embarazos por incesto
    es aun más fuerte.

    Los estudios muestran que las víctimas de incesto
    raramente acceden en forma voluntaria a un aborto (Maloof 1979).
    En vez de ver el embarazo como indeseado, es más
    común que la víctima de incesto vea el embarazo
    como una forma de detener la relación incestuosa, porque
    el nacimiento del hijo expondrá a la luz pública la
    actividad sexual.

    Es más probable que ella también vea el
    embarazo como una esperanza de tener un hijo con quién
    establecerá una verdadera relación afectiva, una
    muy diferente de la relación de explotación en la
    cual se encontraba atrapada.

    Pero mientras las víctimas de incesto pueden
    atesorar su embarazo porque ofrece una esperanza de
    liberación, y la esperanza de encontrar amor, su
    embarazo es una amenaza para el abusador incestuoso.

    También es una amenaza para el secreto
    patológico que puede incluir a otros miembros de la familia,
    quienes están asustados de reconocer o de que se sepa que
    el abuso está ocurriendo. Ya que esta es una amenaza
    doble, las víctimas pueden ser obligadas a un aborto no
    deseado tanto por parte del abusador como de otros miembros de la
    familia,
    aunque ella misma, en sus circunstancias, pudiera desearlo o lo
    desee.

    Un caso típico es el de E. Y., víctima de
    incesto de doce años de edad que fue embarazada por su
    padrastro y escribe, veinticinco años después del
    aborto de su hijo: "Al pasar de los años he estado
    deprimida, suicida, furiosa, ultrajada, sola, y he resentido
    mucho la pérdida… El aborto que iba a ser por "mi mejor
    interés" no lo fue. Solo salvó sus
    reputaciones, resolvió sus problemas, y
    permitió que sus vidas continuaran alegremente… Mi
    hija… ¡cómo extraño a mi hija! La
    extraño sin importarme la causa de su
    concepción."

    Los proveedores de
    abortos ignoran esta evidencia y se no se molestan en preocuparse
    por menores que se presentan para abortos provenientes de
    coerción o incesto. Tales "empresarios biomédicos"
    están en realidad contribuyendo al abuso de jóvenes
    y niñas. No solo están robándole a la
    víctima su hijo; están escondiendo el crimen,
    incitando al perpetrador, y devolviendo la víctima al
    abusador de forma que la explotación
    continúe.

    10. Habla un ex–feto
    cuyos genes son

    por mitades de su madre y de un
    violador

    Finalmente, debe reconocerse que los niños
    concebidos a través del asalto sexual también
    tienen una voz que merece ser escuchada.

    Julie Makimaa es uno. Con su cuerpo concebido en un acto
    de violación y su existencialidad creada, como todas,
    distinta (aquello que la cultura apenas permite advertir) pero no
    por sus circunstancias sino por lo mismo que sostiene a
    éstas, y constituída como surgiente en ese cuerpo y
    no en ningún otro, Julie trabaja diligentemente contra la
    percepción de que el aborto es aceptable o
    incluso necesario en casos de asalto sexual. Mientras que es
    compasiva respecto al sufrimiento de su madre en manos de su
    atacante y después, Julie también está muy
    orgullosa de su valor y generosidad. Tal podría
    haber sido, también, el caso del presente
    lector.-

    Referencias

    1. Mahkorn, "Pregnancy and Sexual Assault," The
    Psychological Aspects of Abortion, eds. Mall & Watts,
    (Washington, D.C., University Publications of America, 1979)
    55-69.

    2. Francke, The Ambivalence of Abortion (New York:
    Random House, 1978) 84-95, 167.

    3. Reardon, Aborted Women – Silent No More (Chicago:
    Loyola University Press, 1987), 51, 126.

    4. Zakus, "Adolescent Abortion Option," Social Work in
    Health Care, 12(4):87 (1987).

    5. Maloof, "The Consequences of Incest: Giving and
    Taking Life", The Psychological Aspects of Abortion (eds. Mall
    & Watts, Washington, D.C., University Publications of
    America, 1979) 84-85.

    D. Reardon

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