¿Irresponsables
quienes?
"La responsabilidad con la cual los miembros de una
sociedad
vivan su sexualidad
será directamente proporcional a la responsabilidad con
la cual la sociedad adulta se haga cargo de una buena educación sexual para la niñez y
la adolescencia"
La sociedad adulta espera y exige a sus jóvenes
y adolescentes
que sean responsables con su vida sexual coital, sin embargo se
comportan irresponsablemente en la manera como asumen la
educación sexual. Los adultos suponen que con "la
pedagogía del NO" y el "terrorismo
sexual" sería suficiente para lograr una sexualidad
responsable. La prohibición ha sido insuficiente para
ejercer control
sobre la conducta
sexual de los jóvenes y mucho menos para formarla.
La familia y
la escuela no
forman intencional y sistemáticamente la sexualidad. La
mayor parte de los adultos dicen a sus hijos que tengan cuidad
pero o enseñan como tenerlo. La escuela y la familia
aún sigue formando la sexualidad con un esquema
supresivo y preventivo: "mira todo lo malo que puede ocurrir si
tienes sexo
coital". En este trabajo se analiza las agendas
sexosóficas de las políticas de educación sexual
basadas "solo" en abstinencia y postergación. Se analiza
con datos
estadísticos de los países desarrollados la
ineficacia de estas políticas. Se propone la
formación en autonomía. Se cuestiona el papel
irresponsable de la familia y la escuela. La misión
de la familia, la escuela, el estado y
la sociedad sería brindar todos los repertorios en
conocimientos, valores,
actitudes y
habilidades para que en forma autónoma puedan iniciar
responsable y constructivamente su vida coital, en el momento
que cada cual lo considere, antes o después del matrimonio.
Mientras se siga evitando hacer una educación sexual
abierta, basada en la verdad, centrada en la promoción de valores y actitudes para una
sexualidad responsable, realizante y constructiva, no se
podrá esperar que las futuras generaciones tengan una
salud superior
a la que han tenido las generaciones anteriores.
Palabras claves: sexualidad adolescente,
educación sexual, salud sexual adolescente, sexualidad
responsable, educación sexual familiar.
Una de las mayores preocupaciones que tienen los adultos
respecto a la juventud se
relaciona con la forma como están viviendo su sexualidad y
los efectos de esta sobre su salud sexual. La familia, la
escuela, el estado y la
sociedad en general esperan que los jóvenes sean
"responsables" con su sexualidad. No sólo lo esperan,
también lo exigen. Sin embargo es evidente la
"irresponsabilidad" con la cual los adultos asumen sus funciones en la
educación sexual. Paradójicamente la sociedad
adulta pretende, a partir de "una educación sexual
irresponsable", que la juventud y la adolescencia "vivan
responsablemente la sexualidad". Es fácil para los adultos
señalar la irresponsabilidad de la juventud en su
sexualidad, pero muy difícil para ellos señalar y
asumir la propia irresponsabilidad respecto a la educación
sexual.
Las estadísticas relacionadas con la sexualidad
de los adolescentes de ayer, es decir la de los adultos de hoy,
son muy parecidas a la de los adolescentes de hoy. En los
talleres realizados con adultos sobre sexualidad y
educación sexual hemos detectado que entre un 50% y 80% de
la población participante habían tenido
relaciones coitales antes del matrimonio, una gran mayoría
de ellos, al igual que los adolescentes de hoy, no habían
usado algún método
para protegerse de un embarazo en
sus primeras relaciones coitales y una proporción similar
a la de los jóvenes de hoy también abortó.
Igualmente, los padres de estos adultos, en su momento, no se
enteraron de las relaciones sexuales, tal como también
está sucediendo con una buena proporción de los
adolescentes y jóvenes de hoy. Esto indica que la historia de "la sexualidad
irresponsable" producto de
"una educación sexual irresponsable" continua
repitiéndose.
Para los adultos es difícil asumir la sexualidad
coital y no coital en la edad adolescente, algunos
preferirían que no tuviesen experiencias y relaciones
sexuales, otros suponen que NO las tienen, aunque sospechan que
SI, prefieren no saber sobre eso y se hacen los locos; otros
adultos pretenden que la juventud lleve, si así lo
deciden, una vida sexual, pero responsable. Podríamos
afirmar que la ideología adulta tradicional y
todavía imperante en nuestra sociedad es educar a la
juventud para que no tenga relaciones sexuales antes del
matrimonio.
La mayor parte de las familias y las escuelas educan
basadas en el "terrorismo sexual" y en la "pedagogía del
NO", los métodos
típicos en la educación sexual tradicional han sido
señalar "todos los males" y "peligros" que pueden ocurrir
si se tiene relaciones sexuales coitales. La juventud es objeto
muchas veces de frases intimidatorias: "cuidado te me embarazas",
"no la vayas a embarrar", "cómo me traigas un embarazo te
mato", "mira lo que haces", etc. La pedagogía del NO y el
terrorismo sexual han sido el fundamento de una educación
sexual centrada en la postergación y la abstinencia sexual
alimentada, por supuesto, de una concepción negativa,
represiva, maniquea y condenatoria de la sexualidad.
"¿Qué habéis hecho hoy en la
escuela?", le preguntó un padre a su hijo
adolescente.
"Hemos tenido clases sobre el sexo", le respondió
el muchacho.
"¿Clases sobre el sexo? ¿Y qué os
han dicho?"
"Bueno, primero vino un cura y nos dijo por qué
no debíamos. Luego, un médico nos dijo cómo
no debíamos. Por último, el director nos hablo de
dónde no debíamos".
En "La Oración de la Rana", por Anthony DE MELLO,
Tomo 2. Editorial: Sal Terrae, Bilbao. 1988
La represión y las prohibiciones como
métodos de educación sexual han demostrado
históricamente su ineficiencia, definitivamente no
funcionan. Educar con estos métodos contribuye a la
estructuración de una sexualidad irresponsable, poco
saludable y negativa. Una gran parte de "las prohibiciones"
hechas por los adultos a los y las adolescentes no funcionan y
por el contrario generan control externo y conciencia
externa. La represión y la prohibición sexual
sólo producen una concepción negativa de la
sexualidad, contribuye a que esta sea vivida con doble moral y no
habilita para construir vida sexual responsable.
Independientemente de las prohibiciones, una
proporción de la población juvenil decide iniciar
su vida sexual coital. Los datos revelados en las diferentes
investigaciones muestran que los y las
adolescentes tienen actividad sexual, coital y no coital,
orgásmica y no orgásmica. Una buena
proporción de los y las adolescentes ha decidido iniciar
su vida sexual coital a pesar de la educación sexual
represiva y prohibitiva recibida en la familia y el sistema
escolar.
En nuestros estudios se observa una incidencia de sexo
coital alrededor del 43% en estudiantes de último grado de
secundaria y del 50% en estudiantes de primer semestre en
diferentes universidades de la costa Atlántica colombiana.
El problema fundamental es la forma irresponsable y poco segura
como se inicia la vida coital. Cómo se analizará
posteriormente el inicio coital a edades mayores o dentro del
matrimonio no garantiza una sexualidad responsable, mucho menos
si la familia y la escuela son irresponsables en la función de
dar una educación sexual intencional, abierta, directa y
sistemática.
Les guste o no a los adultos, un porcentaje de
adolescentes inician su vida sexual coital. La familia, la
escuela y la sociedad no están formando a la adolescencia
para iniciar su vida sexual coital en forma responsable,
constructiva, realizante y autónoma, independientemente de
la edad de inicio coital y de si esta se hace prematrimonial o
matrimonialmente. Se supone erróneamente que promover la
postergación y la abstinencia coital en la juventud
produce responsabilidad en el comportamiento
sexual. Por el contrario, una formación en
autonomía y responsabilidad podría generar, entre
otras alternativas, la decisión de postergar o abstenerse
pero no por represión, si no por opción, por la
conciencia de que aún no se está list@, de que no
se desea o aún no es el momento. La postergación y
la abstinencia por si solas no generan los repertorios
actitudinales, axiológicos y conductuales para asumir
responsable y constructivamente la sexualidad coital, mucho menos
si está apoyada en una visión represiva y negativa
de la sexualidad.
La familia y la escuela como instituciones
sociales ejercen irresponsablemente su función formadora,
le exigen a los y las adolescentes que sean responsables, que no
se embaracen, que no tengan VIH SIDA pero sin
hacer lo suficiente para habilitarles en los repertorios que se
requieren para vivir responsablemente la sexualidad (insisto: a
cualquier edad, prematrimonial o matrimonialmente).
El hecho es que la familia y la escuela exigen pero no
dan, hacen muy poco para que las expectativas que tienen respecto
a la vida sexual de los y las adolescentes sean como las desean.
Se recoge lo que se siembra, ¿si no se cultiva bien como
esperar una buena cosecha?
El 100% de los adultos no les gustaría que sus
hijos adolescentes tuvieran un embarazo temprano y que tuvieran
VIH SIDA o una infección de transmisión sexual,
etc. Sin embargo es interesante analizar las actitudes que asumen
y las estrategias
ineficaces que usan para evitar que se embaracen y prevenirles
del VIH SIDA.
Una parte de los adultos reconoce con sinceridad que no
ha hecho realmente nada que sea efectivo para que sus hijos
puedan vivir responsablemente su sexualidad. Otra gran parte ha
hecho cosas como las siguientes que por supuesto son
inefectivas:
- "Les digo que se cuiden"
- "Lee he dicho, cuidado con un SIDA ah!, usa
condón" - "Les he hablado, le he dicho sobre los peligros de un
embarazo" - "Yo les he advertido y les muestro lo que ha pasado a
otros en la familia" - "Le hablo, les digo que se cuiden"
- "Les digo que tienen que ver bien que es lo que
hacen" - "Les hablo del amor…
- "Les hablo…
- "Les digo que deben ser
responsables…"
La mayor parte de los adultos dicen que se cuiden pero
muy pocos enseñan realmente como hacerlo y como protegerse
de los riesgos naturales
de la vida coital: embarazo inoportuno, ITS y VIH y conflictos
emocionales. Por ejemplo, sugieren a los jóvenes que usen
el condón, pero en el 90% de los casos NO enseñan
como hacerlo, algunos padres y algunas madres dicen, "ah No!, eso
si que lo aprenda él", (generalmente se refieren a ellos,
no a ellas). Los padres y las madres esperan que sus hijos
varones se protejan, pero no les enseñan como proteger se
usando el condón. Como de las hijas no esperan que tengan
sexo, por tanto ni siquiera les dicen que se cuiden usando un
condón. En ambos casos es una respuesta irresponsable y
sexista. El 79.6% de padres y madres participantes de tallere e
ecuación sexual "poco" o "nada" han explicado sobre
cómo usar el condón y el 79.8% nunca ha mostrado un
condón a su hij@.
Ante el temor de un embarazo temprano padres, madres y
docentes tienden a responder con actitudes terroristas e
intimidantes que no son efectivas para prevenir los embarazos en
la adolescencia. El 56.4% de los adultos que han participado en
talleres de educación sexual en nuestro centro han
explicado "poco o nada" a sus hijos como evitar un embarazo y el
66.5% han explicado "poco o nada" sobre cómo usar métodos
anticonceptivos. La mayor parte de los adultos aspiran a que
sus hijos e hijas no se embaracen, incluso sin enseñarles
como tener sexo y regular su fecundidad.
Fuente: Sistematización de los Talleres de
Educación sexual realizados con 186 adultos de
diferentes regiones de Colombia y
Ecuador,
CAC, Centro de Asesoría y Consultoría, Barranquilla
Colombia.
En los adultos existe el temor irracional de que la
enseñanza de los métodos para
regular la fecundidad (anticoncepción) "incita" el inicio
coital, esto se considera como una forma dar "vía libre"
para que tengan sexo, los adultos suponen irracionalmente que
esto es como una forma de animarles a tener sexo, ignorando que
el hecho de tener sexo o no, es fundamentalmente una
decisión de los jóvenes y que sería
preferible formarles para regular responsablemente su fecundidad
para cuando lo necesiten, porque esta ha sido su decisión.
Si se les habilitara para el manejo adecuado de estos
métodos podrían vivir el sexo coital realizante y
responsablemente, antes o dentro del matrimonio. La familia, la
escuela y el estado no están educando, ni para lo uno, ni
para lo otro, es decir ni para una sexualidad responsable
prematrimonial, ni matrimonial. Informar y enseñar sobre
métodos anticonceptivos no expone a los jóvenes
para que inicien su vida coital, pero iniciar la vida coital sin
esta información si es de riesgo para la
vida sexual de jóvenes y adultos.
Por otra parte los adultos han sobredimensionado la
función preventiva de la educación sexual, la
sexualidad en los adolescentes se está abordando
predominantemente desde "el discurso de
las prevenciones" tal como lo describe Zoraida Martínez
(2001), quien participó en y coordinó el Equipo
Técnico Nacional de Educación Sexual. La
educación sexual tiene sentido por sí misma, tiene
una función que trasciende lo preventivo y la
supresión de los problemas de
la vida sexual (embarazos no deseados, VIH SIDA, aborto, etc.),
consecuencia de una vivencia irresponsable y no realizante de la
sexualidad, ocasionada a su vez, por una mala, inadecuada y
negativa educación sexual.
La educación sexual como parte de una
educación integral tiene sentido porque la sexualidad es
aprendible, porque es una necesidad humana y es un
derecho. Si la sexualidad es aprendible, debe entonces
hacer parte del potencial humano a desarrollar en la niñez
y en la juventud a través de una buena educación
sexual. (Romero, 2000)
Desde la perspectiva de la promoción del
bienestar sexual será mucho más importante educar
para aprender a amar, para aprender actitudes, valores y
habilidades para la maternidad responsable y eficaz, para ser
padre y madre como consecuencia de una opción consciente,
para ser padres y madres de mayor calidad, para
aprender a ser mejores hombres y mujeres, para aprender a ser
mejores parejas, para ser seres felices y realizados a partir de
la sexualidad, el afecto, el amor y el
erotismo.
Se confunde educar la sexualidad con la
prevención, se desconoce la diferencia entre el enfoque
supresivo y el enfoque centrado en la promoción del
bienestar. Si bien es cierto que la educación sexual tiene
una función preventiva, su función primordial es la
formativa. Una cosa es prevenir la incidencia de embarazos
tempranos en los jóvenes y otra es la promoción de
la paternidad y la maternidad como una opción, que
requiere ser ejercida responsable y eficazmente. La
promoción de actitudes, valores, conocimientos y
habilidades para una paternidad responsable además de ir
mucho más allá de la prevención tiene un
efecto preventivo de los embarazos, pero un programa de
prevención de embarazo no implica necesariamente la
promoción de la paternidad y la maternidad responsable.
Enseñar a tener sexo sin tener hijos no es lo mismo que
formar para desempeñarse con excelencia en el complejo
arte de criar
hijos y formar una familia. La promoción de la planificación
familiar como "el conjunto de decisiones que una pareja hace
para definir el tipo de familia que desean construir" (Romero
1999) implica la decisión de un determinado método
para la regulación responsable de la fecundidad, pero la
enseñanza del uso adecuado de estos métodos es otra
cosa, importante si, pero diferente. La educación sexual
que se hace todavía tiene un enfoque fundamentalmente
"supresivo" y "preventivo" desconociendo la dimensión de
la promoción del bienestar y la realización
sexual.
En vez de reprimir e intimidar con el objetivo de
impedir que los y las adolescentes tengan relaciones coitales,
sería más efectivo formarles para que desarrollen
su autonomía y conciencia interna, para que estructuren
valores, actitudes, conocimientos habilidades que les sirvan para
diferenciar, identificar y discriminar por si lo bueno y lo malo,
lo conveniente y lo inconveniente, lo saludable de lo no
saludable, la responsabilidad y la irresponsabilidad, lo
constructivo y lo destructivo, el placer y la conveniencia de
postergarlo cuando no es conveniente, etc. La formación en
autonomía conduciría a que los jóvenes
estructuren recursos internos
para afrontar responsablemente la vida sexual. Este objetivo no
podrá lograrse en unas cuantas sesiones de
educación sexual, será el producto de un proceso
complejo e intencional de formación que debe iniciarse a
edades tempranas, tanto en la familia como en la
escuela.
La misión de la familia, la escuela, el estado y
la sociedad sería brindar todos los repertorios en
conocimientos, valores, actitudes y habilidades para que en forma
autónoma puedan iniciar responsable y constructivamente su
vida coital, en el momento que cada cual lo considere, antes o
después del matrimonio. Insistimos en que la familia y la
escuela no están formando para iniciar y vivir la
sexualidad coital responsablemente, sea iniciada antes o
después del matrimonio.
La sexualidad puede ser fuente de crecimiento o
malestar, satisfacción o insatisfacción,
realización o frustración, etc. Dependiendo de la
capacidad para manejar su vida sexual cada quien será
autor del propio destino. Se hace necesario preparar a los y las
adolescentes para que sean artífices de su destino sexual
y amoroso, para que puedan ser constructores de un proyecto de vida
sexual bueno y realizante.
Algunos adultos aceptan las relaciones sexuales en los
jóvenes si estas son "con amor". Es importante desarrollar
la afectividad y el erotismo, por supuesto que sí, pero
sin una visión moralista y maniquea del amor y el sexo.
Una idea errónea y muy corriente en los adultos es suponer
que hablar del "sexo con amor" es condición suficiente
para desarrollar responsabilidad y éxito
en la vida sexual. De hecho cuántas parejas se han
transmitido el VIH SIDA "con mucho amor"?, cuántas parejas
adultas no se han embarazado "con amor" siendo que no lo
querían y no deseaban?. Los jóvenes están
incluyendo en sus noviazgos el sexo, están integrando cada
vez más sexo y amor, pero con "mucho amor" pueden iniciar
su vida sexual coital irresponsablemente si no están
suficientemente educados para vivir su sexualidad de esta forma.
De hecho el amor no está siendo usado PARA protegerse en
las relaciones sexuales del VIH SIDA, por el contrario, parece
ser que se funciona con la idea "como te quiero, contigo me
desprotejo".
Con mucha facilidad los adultos asumen actitudes
"moralistas" y "axiologicistas", lo cual es muy diferente de
educar la moral y
los valores
relacionados con la sexualidad. Se confunde educar en valores con
desinformar, como si informar fuese incompatible con la
estructuración de valores. Educar en la sexualidad
teniendo en cuenta la formación de valores es una cosa y
educar bajo la ignorancia es otra. Si bien es cierto que
defendemos la promoción de valores y actitudes positivas,
estas por sí solas, no son suficientes para lograr una
sexualidad responsable; especialmente si no se brinda
información sexual básica y si no se habilita en
los repertorios sociales fundamentales para ser responsables con
la sexualidad. Un gran porcentaje de los adultos consideran que
la enseñanza del uso de métodos anticonceptivos y
el uso del condón para prevenir el VIH SIDA es
sinónimo de "no educar en valores", más aún,
esto es interpretado por algunos adultos como "un atentado contra
el desarrollo de
valores".
Un análisis del comportamiento sexual en
estudiantes de último grado de secundaria y en las
poblaciones no escolarizadas evidencia la falta de
información sexual y la alta incidencia de conductas
sexuales coitales de riesgo para embarazo y VIH SIDA. En un
estudio con estudiantes de 11 grado de secundaria de la Ciudad de
Cartagena el 60% presentaba bajos y muy bajos conocimientos
sexuales, sólo un 25% sabía identificar el momento
de ovulación y el 54% de quienes habían iniciado su
vida coital no habían usado algún método
anticonceptivo en su primera relación sexual; los
métodos más usados son el ritmo y el coito
interrumpido, el condón tan sólo es usado por el
43% de los hombres y el 17% de las mujeres. En estudiantes
universitarios se ha encontrado porcentajes alrededor del 62% con
"muy bajos" o "bajos" conocimientos relacionados con VIH SIDA y
las conductas sexuales de riesgo.
Se hace necesario enseñar sobre el uso adecuado
de los métodos para regular la fecundidad y las formas
concretas para tener sexo seguro y
protegido si no se desea que haya embarazos y VIH en la
población adolescente, esto por supuesto en un contexto de
formación de valores y actitudes positivas. Si no se
enseña el uso efectivo de estos métodos no
será posible el logro de esta meta, incluso para quienes
aspiran a iniciarse coitalmente dentro del matrimonio.
Todo proceso de educación sexual implica una
posición "sexosófica" de fondo, que modula, matiza
y se refleja en el tipo de intervención. Existen
diferentes posiciones y por tanto variadas perspectivas de la
educación sexual. Cada una refleja más una
agenda ideológica y política respecto a
la sexualidad (Romero 1988). Tal como lo plantea la educadora
sexual mexicana Esther Corona (1998) toda educación sexual
es "infelicidad".
Existen diferentes posturas ideológicas respecto
a la educación sexual, sin embargo todas podrían
coincidir en un objetivo común: educar para una vida
sexual gratificante, responsable, constructiva y realizante,
vivida esta, antes o después del matrimonio, lo cual
sería parte de las opciones personales de vida, sin la
pretensión de que toda la población practique un
mismo valor y mucho
menos sin una presunción maniquea: quienes practiquen un
determinado valor son considerados como "los buenos" y quienes no
lo practiquen serán considerados como "los
malos".
Consideramos que no existe una "única",
"válida" y "aceptable" alternativa de educación de
la sexualidad. Cualquiera de las alternativas de educación
sexual es válida siempre y cuando no se basen en una
posición represora de la sexualidad y esté
orientada a promover elecciones autónomas y concientes de
las conductas sexuales.
Para algunos la educación sexual debe centrarse
en promover el sexo seguro, para otros en la promoción de
la sexualidad responsable, para otros sólo la
postergación y la abstinencia etc. La perspectiva
tradicional adulta ha sido educar la sexualidad basándose
en la promoción de la abstinencia y postergación
coital. Los estudios indican que los programas de
educación sexual que enseñan solamente la
abstinencia y la postergación no han demostrado
científicamente su eficacia. Muy a
pesar de esto esta postura hace parte de la política
actual del gobierno
norteamericano en la educación sexual oficial de los
colegios americanos.
Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior
Fuente : Alan Guttmacher Institute, journal, Family
Planning Perspectives, 2000.
Un análisis del comportamiento sexual de los
adolescentes norteamericanos demuestra la ineficacia de estas
políticas. La tasa de actividad sexual coital en la
juventud americana se ha incrementado en los últimos 30
años como lo demuestran las estadísticas
resultantes de las encuestas
nacionales de salud. Estados Unidos se
encuentra entre los países del mundo desarrollado con
más altas tasas de embarazo y aborto adolescente,
comparada con países como Japón,
Alemania,
Inglaterra,
Francia,
Holanda, Suecia, España,
etc.; estos países han disminuido en mayor
proporción que los EUA el embarazo y el aborto
adolescente. El promedio de iniciación coital de EUA es
similar al del resto de los países desarrollados, lo que
si los diferencia, muy claramente, es la política oficial
de estado respecto a la educación sexual.
Muy en el fondo los adultos esperan que sus hijos no
tengan sexo coital antes del matrimonio, especialmente para el
caso de las hijas, en el caso de los varones esto no es una
expectativa social tan importante. En los dos últimos
gobiernos de EUA se han incrementado los fondos
presupuéstales para financiar programas de
educación basados "sólo" en la postergación
y la abstinencia.
Análisis crítico a la
propuesta de educación sexual basada sólo en la
abstinencia sexual
La propuesta de hacer educación sexual basada
"sólo" en la postergación y la abstinencia es
merecedora de varias críticas. En primer lugar pretender
educar la sexualidad basándose "sólo" en estas
alternativas sería poco realista porque habrá una
parte de la población que no estará dispuesta a
abstenerse sexualmente. De otra parte esta postura se basa en una
sexosofía negativa, condenatoria y represiva de la
sexualidad. Generalmente está apoyada en una
"pedagogía del NO" y en "el terrorismo sexual", es una
forma disfrazada de hacer moralismo sexual maniqueo. En la
práctica es una forma de evitar una educación
sexual abierta, franca, directa y oportuna, es una forma de
evadir hablar de la sexualidad con sus realidades. Se promueve la
idea de que el sexo puede "dañar los planes de vida",
desconociendo que lo que puede afectar los planes de vida, a
cualquier edad, no es el sexo en sí, sino el ejercicio del
sexo irresponsable. El sexo es visto como un enemigo, como una
fuente de problemas.
Por otra parte la abstención por sí misma
no prepara para iniciar responsablemente la vida sexual coital.
Reprimir los deseos para evitar todos "los males que puede traer
consigo el ejercicio del sexo" no habilita a la juventud para ser
responsable, incluso en el matrimonio. Se vende la idea del sexo
malo antes del matrimonio y el sexo bueno después del
matrimonio. Se considera loable no tener sexo coital antes del
matrimonio con la expectativa poco realista de que en la adultez,
así como por arte de magia, podrá tenerse
responsablemente.
Análisis crítico a la
propuesta de educación sexual basada sólo en la
postergación
La adultez no es sinónimo de RESPONSABILIDAD, ser
adulto desde el punto de vista de edad no garantiza vida sexual
responsable, para una muestra la vida
sexual que llevan muchos adultos: irresponsabilidad paterna y
materna, familias mal construidas, embarazos no planeados, no
deseados, VIH SIDA, problemas de pareja, violencia
conyugal, etc. Por otra parte, la iniciación de las
relaciones coitales dentro del matrimonio tampoco garantiza que
la sexualidad sea vivida precisamente con responsabilidad,
felicidad y realización, mucho menos, si no se ha sido
educado efectivamente con este fin.
La iniciación sexual coital responsable
dependerá de que se tengan o no los repertorios en
conocimientos sexuales exactos, en valores, principios y
actitudes positivas y en habilidades sociosexuales necesarias
para ejercer responsablemente la sexualidad. Es posible encontrar
"adolescentes de 35 años" muy irresponsables con su
sexualidad y "adultos de 20 años" bastantes responsables y
realizados con su sexualidad coital.
Desde la nueva educación sexual se propone
enseñar que "la sexualidad es algo maravilloso que merece
vivirse, no de cualquier forma, sino de manera responsable". Los
siguientes son algunos criterios que se proponen para analizar lo
que implica vivir la sexualidad responsablemente, se vive una
sexualidad en forma responsable cuando…:
- La persona se hace
cargo de los propios actos y decisiones. - Tiene en cuenta las consecuencias de los propios
actos sobre si mismo y los demás.. - Tiene en cuenta los propios sentimientos, valores y
actitudes para tomar decisiones respecto a la vida
sexual. - Tiene la capacidad de aplazar el placer y la
gratificación en situaciones que ocasionarían
problemas y consecuencias negativas para si mismo y otras
personas. - Decide libre, consciente y
autónomamente. - Cuando la vivencia sexual está asociada a un
sentido que le da significado a la experiencia sexual y
amorosa.
La responsabilidad será el producto de un largo y
complejo proceso de formación que implicará la
estructuración de conocimientos, valores, actitudes
positivas, habilidades y el desarrollo de una adecuada autoestima.
Desde esta propuesta formar la capacidad de
autoafirmación (ejercer control sobre la vida sexual) y la
habilidad para estructurar proyecto de vida podría hacer
la diferencia en la meta de formar
una generación más responsable en su vida
sexual.
Cuestionamientos para reflexionar:
- Cómo podrán ser responsables si se les
tiene sometidos a la ignorancia y la desinformación
sexual? - Cómo podrán ser responsables si no se
les enseña el uso adecuado de métodos de
protección para embarazo y VIH SIDA por el temor a que
tengan relaciones sexuales? - Cómo podrán ser responsables si no se
les entrena en habilidades para tomar decisiones, decir NO
cuando eso es lo que se desea, manejar la presión
de grupo
etc.? - Cómo esperar que sean responsables si tienen
una serie de mitos,
creencias y actitudes que favorecen conductas sexuales de
riesgo para la salud sexual?
Una meta importante a trabajar en los adultos es la
intencionalidad en la educación sexual para que familia y
escuela no dejen al azar la educación sexual de los
o
estudiantes, sino que asuman una actitud
proactiva tomando la iniciativa para educar la sexualidad sin
permitirse delegarla a otras fuentes que
probablemente sean menos confiables. No es necesario esperar a
que hayan embarazos adolescentes para preocuparse por la
educación sexual, es importante tomar la iniciativa y de
manera intencional formar valores, virtudes, actitudes,
conocimientos y habilidades relacionadas con la sexualidad. Los
adultos proactivos en la educación sexual saben que si no
toman la iniciativa otras personas lo harán por
ellos.
Mientras se siga evitando hacer una educación
sexual abierta, basada en la verdad, centrada en la
promoción de valores y actitudes para una sexualidad
responsable, realizante y constructiva, no se podrá
esperar que las futuras generaciones tengan una salud superior a
la que han tenido las generaciones anteriores.
¿Cuántos embarazos adolescentes?,
¿cuántos abortos más?, ¿cuánto
incremento de VIH/SIDA?, ¿cuánta infelicidad
más en las parejas?, ¿cuántas familias
disfuncionales más?, ¿Cuánta paternidad
irresponsable más?, ¿cuánto madresolterismo
más?, ¿cuánto abuso sexual?,
¿cuántas vidas destrozadas más se
necesitarán para decir SI a una nueva Educación
Sexual?.
¿Cuánto más será necesario
para que reaccionemos y escuchemos lo que nos dice la realidad:
hay que asumir responsablemente la educación
sexual!?
La irresponsabilidad con que la adolescencia de hoy y
del mañana viva su sexualidad será parte de la
irresponsabilidad con que los adultos asuman la formación
de la sexualidad.
Vale la pena hacer, lo que haya que hacer, como haya que
hacerlo y cuando haya que hacerlo, con tal de lograr una
educación sexual abierta, basada en la verdad y el
diálogo, sistematizada, intencional y
permanente.
El reto para el siglo XXI será desarrollar
políticas y programas para que las escuelas y las familias
formen una sexualidad que realmente sea "para la vida y el
amor"
"No hacer una buena educación sexual y
pretender que la adolescencia no tenga problemas en su vida
sexual, es tan estúpido, como pretender que no se
ahoguen en una piscina sin haberles enseñado a nadar y
protegerse de los riesgos en una piscina"
Leonardo Romero S.
LEONARDO ROMERO S.
- Normalista Escuela Normal de Barranquilla,
Colombia - Psicólogo egresado de la Universidad
del Norte. - Codirector del CAC, Centro de Asesoría y
Consultoría. - Tallerista y Ponente en diferentes eventos
nacionales e internacionales. - Miembro Titular de la Sociedad Colombiana de
Sexología. - Miembro de la WAS, Word
Association for Sexology. - Autor del libro
"Elementos de Sexualidad y Educación
Sexual". - Docente invitado en diferentes Universidades de
Colombia, México y Ecuador. - Secretario de la Sociedad Colombiana de
Sexología (2001-2003) - Secretario de la FLASSES, Federación
Latinoamericana de Sociedades
de Sexología y Educación Sexual
(2002-2006)
XLLINS, Chips y STRYKER, Jeff (1998)¿Debemos
enseñar "Sólo abstinencia" en la educación
sexual?. CAPS, University of California, San
Francisco. .
MARTINEZ, Zoraida ( 1999). "Entre goces y
amores", Documento inédito, Bogotá.
ROMERO S., Leonardo ( 2000 )"La Educación
sexual como un derecho", Pronunciamiento a favor de la
Educación Sexual, Centro de Asesoría y
Consultoría, Barranquilla – Colombia,.
ROMERO S., Leonardo (1999). "Elementos de sexualidad
y educación sexual", Centro de Asesoría y
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