"El racismo ha sido
históricamente una bandera para
justificar las empresas de
expansión, conquista,
colonización y dominación y
ha marchado de la mano de la
intolerancia, la injusticia y la violencia".
Rigoberta Menchú Tum, Dirigente
indígena
guatemalteca, laureada con el Premio Nobel
de la
Paz, en el simposio "El
problema del racismo en
El umbral del siglo XXI"
Estas palabras de Rigoberta Menchú ejemplifican
la magnitud del problema del racismo como causa de conflictos
sociales. El Premio Nobel de la Paz hace un llamado a la conciencia
mundial, a entender que el racismo ha sido una herramienta usada
por los grandes conquistadores en su afán de obtener el
poder, que el
racismo no han sentimientos meramente nacionalistas, sino que
éstos han sido los medio s por los que unos cuantos se han
lanzado a la guerra de
poderes.
El racismo se ha convertido en la bandera de imperios y
pueblos, que justifican su ira en contra de los que son
"diferentes". Los cambios que últimamente hemos vivido a
nivel mundial, esta nueva era de la
globalización, ha hecho que los pueblos enteros
revivan los sentimientos de nacionalismo,
desgraciadamente de manera errónea. A causa de
líderes ambicionados con el poder, estos sentimientos de
nacionalismo han sido conducidos a través de la ira, el
odio, la intolerancia y la violencia. Este artículo tiene
como propósito ejemplificar como el racismo ha sido causa
de diferentes conflictos sociales y quienes han sido sus actores
y víctimas.
Para poder entrar al contexto de este gravísimo
problema social, primero debemos saber cuáles son las
causas de tanta intolerancia en nuestra sociedad.
¿Qué es el racismo? El racismo es una
teoría
fundamentada en el prejuicio según el cual hay razas
humanas que presentan diferencias biológicas que
justifican relaciones de dominio entre
ellas, así como comportamientos de rechazo o
agresión. El término "racismo" se aplica tanto a
esta doctrina como al comportamiento
inspirado en ella y se relaciona frecuentemente con la xenofobia
y la segregación social, que son sus manifestaciones
más evidentes.
Sobre este tema personas reconocidas en el ámbito
mundial opinan:
El racismo es una tragedia, pero el mundo puede
encontrar una cura contra él, aseguró el
expresidente sudafricano Nelson Mandela a los delegados de
la III Conferencia
Mundial contra el Racismo, que realizó en la ciudad
sudafricana de Durban.
"El racismo ha sido descrito a menudo como una
enfermedad, y es un problema para todos nosotros. El racismo es
una enfermedad de la mente y del alma. Mata a muchos más
que cualquier infección", afirmó
Mandela.
"Deshumaniza a cualquiera que lo toca", continuó
diciendo el político sudafricano en un mensaje audiovisual
enviado a los participantes en la conferencia. "La tragedia es
que tenemos la cura a nuestro alcance, pero todavía no la
hemos aprovechado", agregó.
Mandela, que pasó 27 años en
prisión por su oposición al régimen racista
de Sudáfrica, dijo que la derrota del "apartheid" es una
victoria. "El apartheid era sólo un síntoma de la
enfermedad. Para ganar al racismo, tenemos que administrar un
tratamiento que sea completo y holístico".
"El racismo es un pecado que constituye una grave ofensa
contra Dios". Estas fueron las palabras que pronunció
Juan Pablo II.
Gilberto Rincón Gallardo, ha destacado que
en México
existe una cultura de la
discriminación, abiertamente reconocida por
las autoridades y que, sobre todo, había
disposición, a partir de la sociedad, de
combatirla.
Fidel Castro opina con respecto al racismo: "El
problema de la discriminación racial es, desgraciadamente,
uno de los problemas
más complejos y más difíciles de los que la
Revolución
tiene que abordar. El problema de la discriminación racial
no es el problema del alquiler, no es el problema de las
medicinas caras, no es el problema de la Compañía
de Teléfonos. No es ni siquiera el problema del
latifundio, que es uno de los problemas serios que nosotros
tenemos que encarar.
Quizás el más difícil de todos los
problemas que tenemos delante, quizás la más
difícil de todas las injusticias de las que han existido
en nuestro medio
ambiente, sea el problema que implica para nosotros el poner
fin a esa injusticia que es la discriminación racial,
aunque parezca increíble.
Hay problemas de orden mental que para una
revolución constituyen valladares tan difíciles
como que pueden constituir los más poderosos intereses
creados. Nosotros no tenemos que luchar solamente contra una
serie de intereses y privilegios que han estado
gravitando sobre la nación
y sobre el pueblo; tenemos que luchar contra nosotros mismos,
tenemos que luchar muy fuerte contra nosotros mismo.
Y yo me pregunto qué diferencia hay entre una
injusticia y otra injusticia, qué diferencia hay entre el
campesino sin tierra y el
negro al que no se le da oportunidad de trabajar. ¿Es que
no se muere igualmente de hambre el negro que no trabaja como el
campesino que no tiene tierra?
¿Y por qué la Revolución ha de
tener la obligación de resolver las injusticias, y no va a
estar en la obligación de resolver esa?
Sin embargo, hay gente que va a la iglesia y es
racista, hay gente que se llama revolucionaria y es racista, hay
gente que se llama buena y es racista, hay gente que se llama
culta y es racista.
Y acaso he venido a tratar esta injusticia, que la
traté con todo el cuidado con que un gobernante debe
tratar los problemas de su país, porque dije bien
claramente que no debiera ser necesaria una ley para que se
pusiera fin a una injusticia semejante que nacía de un
prejuicio absurdo, y yo soy de los que creen que los prejuicios
no se combaten con leyes; se
combaten con argumentos, se combaten con razones, se combaten con
persuasión, se combaten con la
educación".
¿Qué es la xenofobia? La xenofobia
es el odio u horror a los extranjeros, mientras que la
segregación social se refiere a la separación de
los individuos que integran una comunidad, por
entenderse heterogéneos o no asimilables en función de
criterios ideológicos, étnicos, religiosos o de
otra naturaleza.
¿Qué son los prejuicios raciales?
También dentro de este contexto es importante
señalar que es un prejuicio racial. Se puede decir que el
prejuicio racial es el producto de un
estado afectivo-activo el cual nunca es resultado de una
reflexión, es ese estado afectivo que no podemos nulificar
a través del razonamiento no por demostración, el
prejuicio racial es un estado influido por las circunstancias
políticas y económicas. Los factores
que fomentan los prejuicios raciales son:
- Heterogeneidad de la población conviviendo y
compitiendo. - Ignorancia, falta de información y comunicación.
- Crecimiento demográfico del grupo
discriminado. - Rivalidades y conflictos por el
trabajo. - Propaganda tendenciosa.
¿Qué es el etnocentrismo? Por otra
parte el etnocentrismo se refiere a una actitud en que
las culturas creen que sus modelos
raciales son buenos para todos y que los que son inferiores a
ellos tienen que aplicarlos.
Tanto el racismo, los sentimientos etnocentristas, la
xenofobia y los prejuicios raciales on los que constituyen este
ambiente de la
intolerancia y odio que existen entre los seres de una misma
raza, la raza humana. Pero todo esto gira alrededor de cuatro
creencias acerca del racismo ejemplificadas por Carlos
Caballero en su artículo "El racismo. Génesis y
desarrollo de
una ideología de la Modernidad".
La palabra "racismo" designa una creencia cuyos rasgos
fundamentales serían los siguientes:
- Creer que los seres humanos se dividen,
fundamentalmente, en razas. Y, en consecuencia, atribuir al
factor raza una importancia antropológica
decisiva. - Asignar a las razas características inmutables, y creer que
los caracteres transmitidos hereditariamente no son sólo
los rasgos físicos, sino también ciertas
aptitudes y actitudes
psicológicas, que son las que generan las diferencias
culturales que se pueden apreciar. - Creer que existe una jerarquía entre razas,
siendo alguna, o alguna de ellas, superiores a las
otras. - Entender la mezcla de razas como un proceso de
degeneración de las razas "superiores".
Lo más curioso del caso es que con los avances
científicos y tecnológicos que hemos desarrollado
en esta última parte de nuestra historia, el racismo no
tiene ningún fundamento para su existencia. Recientemente
un equipo integrado por los profesores Luca Cavalli-Sforza, Paolo
Menozi y Alberto Piazza publicó la obra titulada "The
History and Geography of Human Genes", en esta obra los autores
niegan que exista una base científica del racismo. A
través de técnicas
desarrolladas por la Genética
de Poblaciones, estoa científicos han llegado a la
innegable conclusión de que no existe fundamento
científico que permita clasificar a los seres humanos en
razas. Se ha demostrado que la diversidad bioquímica, genética y
sanguínea entre individuos que se suponen de una misma
"raza" es incluso mayor que la que existe entre "razas"
diferentes. Los factores biológicos en los que está
basado nuestro concepto de raza
son sólo externos, los datos aportados
por nuevas técnicas como: el análisis de los árboles
filogenéticos, de los polimorfismos nucleares y del
ADN
mitocondrial, proponen un nuevo escenario en donde el concepto de
raza es irrelevante e incluso inexistente. Frente a este nuevo
panorama expuesto por la biología molecular,
algunos científicos aun disienten.
Con esta reflexión entendemos que el problema
racial en superficie puede estar fundamentado por la diferencia
de razas, pero en ningún momento podemos decir que es un
conflicto de
carácter genético. Los hombres han
aprendido a clasificarse en razas, nadie de nosotros nacemos con
tal conocimiento
de jerarquía. El racismo es un estado mental inducido por
aquellos actores tras el poder.
La primera teoría racista fue escrita por el
francés Joseph Arthur conde de Gobineau en el año
de 1853. Los puntos más importantes que plasmo en su
célebre Ensayo sobre
la Desigualdad de las Razas Humanas son:
- Existen ramas superiores, dominantes, que no son sino
ramas de una misma familia, la
aria, y que han dado vida a las formas culturales más
brillantes y a las naciones más poderosas. - La decadencia de esas naciones y esas culturas se ha
producido por degeneración biológica de las
razas, por el mestizaje. - La historia no es otra cosa que el campo de batalla
donde se libran luchas entre razas.
El contexto social y político de la época
fue lo que hizo que esta Teoría tuviera gran eco. En esos
momentos Europa estaba
experimentando un gran auge tanto político, militar,
tecnológico, científico, como cultural. Europa
estaba en la conquista del mundo. El racismo estaba siendo
utilizado por las naciones imperialistas de raza blanca como
ideología de legitimación de las políticas
expansionistas. Por otra parte el contexto científico le
dio un realce importante a esta primera teoría racista.
Poco después de que Gobineau dio a conocer su obra,
Darwin expuso sus
ideas acerca de la naturaleza, en donde argumentaba que en la
"batalla por la vida" sólo triunfan "los más
fuertes" y que esto era el "motor de la
evolución". Las ideas de Darwin
inmediatamente fueron vulgarizadas y aplicadas al ámbito
humano nombrándolo como "Darwinismo social".
Las teorías
de Gobineau son herencia de
la
Ilustración, el concepto de racismo es también
legado de este periodo, por lo que observadores como George L.
Moose no han dudado en definir al racismo como el lado oscuro de
la ilustración, "der Schattenseite der
Aufkllarung". Y para los que creen que el racismo es un concepto
del pasado deberían leer las obras de Louis Dumont, quien
expone que el racismo es una ideología típicamente
moderna y profundamente emparentada con el
individualismo.
Sin duda, uno de los principales actores del racismo es
el Estado. En
cualquier estrategia que se
adopte frente al racismo, el Estado tiene un papel central.
Como ejemplo tenemos los peores casos de racismo genocida e
institucional del siglo XX: el nazismo en
Alemania, el
apartheid de Sudáfrica, el conflicto de Ruanda en 1994. En
todos ellos los gobiernos tuvieron un papel preponderante tanto
en la promulgación de leyes discriminatorias como en la
promoción de valores
racistas. No hay que perder de vista que el Estado tiene en sus
facultades responsabilidades fundamentales como la educación, la
promulgación de leyes justas, la
administración imparcial de justicia, y el
mantenimiento
de normas y valores
de equidad en la sociedad.
Además, los Estados tienen el deber de proteger
los derechos de los
ciudadanos de otros países que vivan dentro de su
territorio. El Estado tiene la obligación de:
- Promulgar leyes que prohíban la
discriminación racial. - Establecer los mecanismos propicios que estimulen la
vigilancia sobre la incidencia del racismo y la
discriminación racial dentro de instituciones y sociedades. - Condenar públicamente a las instituciones que
incurran en dicho delito. - Asegurar que se sancionen a las instituciones
públicas y a los funcionarios de Estado que niegan por
motivos raciales la impartición de justicia.
El conflicto intra e interestatal está
estrechamente asociado con la manipulación política de ideas
raciales y con la polarización social. La
movilización política unida a diferencias tanto
reales como imaginadas entre grupos se produce
con frecuencia cuando el Estado distribuye los recursos
aplicando criterios étnicos. Los casos de Yugoslavia y
Ruanda son representativos. También lo es la
situación de los palestinos en Israel,
país en el que el Estado continúa negando un acceso
igual a los recursos y les impide participar abiertamente en el
sistema
político.
El racismo puede desatar conflictos que afectan de
varias formas la identidad
nacional: se afectan a otras naciones o grupos; aceleran la
separación tanto física como social de
comunidades; y hace imposible la identificación con metas
trans-sociales e identidades alternativas. En Ruanda y en Kosovo,
por ejemplo, los extremistas se valieron de los temores y
frustraciones de la población. El discurso
racista se utilizó para profundizar la desconfianza y el
"odio de grupo", lo que con el tiempo
llevó a una violencia extrema. En Ruanda, las milicias
hutus masacraron a los tutsis, y en Kosovo se expulsaron a los
albaneses. En ambos casos se encarceló a hombres, mujeres
y niños y
se cometieron violaciones, torturas y asesinatos. Estos
crímenes fueron esencialmente actos políticos de
ideología racista.
El lenguaje del
odio tiene más posibilidad de provocar conflicto violento
cuando las instituciones del gobierno
monopolizan la fuente de información y cuando existen
pocos foros públicos que promuevan el libre intercambio de
ideas. El discurso racista, a menudo a través de una
mitología histórica, crea una
cultura victimal. Una persona que se
siente víctima se convierte en agresor con mayor
facilidad. Son muchos los tipos de difusión del odio que
permiten crear una cultura victimal, pero el discurso racista es
particularmente efectivo.
Las personas que sufren racismo responden de diversas
maneras. Algunas comunidades internalizan los valores
del sistema que las oprime. Muchos hindúes de castas
inferiores aceptan su condición por creer que han sido
moralmente culpables en una existencia anterior. Hasta cierto
punto, estas percepciones fatalistas se encuentran también
entre las comunidades indígenas de Guatemala,
México y Perú. A otro nivel, los niños o
mujeres tienden muy particularmente a creer que si sufren
discriminación o abusos es porque son responsables o
parcialmente responsables del comportamiento de que son
objeto.
Otra forma de respuesta de las comunidades oprimidas
consiste en aislarse del conjunto de la sociedad que las oprime.
A veces se apoyan en una cultura diferenciada, y pueden hacerlo
de una forma introspectiva negativa. Esta respuesta
también internaliza, aunque de manera distinta, las
expectativas del conjunto de la sociedad. Otro ejemplo, es la
división de las comunidades minoritarias en las ciudades
estadounidenses.
Las culturas minoritarias pueden hacerse opresivas. En
el Reino Unido, la comunidad asiática padece
considerablemente el racismo, y ha respondido encerrándose
en su propia cultura, la cual se ha vuelto autoritaria en varios
aspectos. Su reacción se expresa principalmente a costa de
las mujeres, a muchas de las cuales se niegan algunos de sus
derechos fundamentales. Así pues, como podemos observar
uno de los efectos de la discriminación racial en ciertas
sociedades es el de reforzar la intolerancia y el autoritarismo
en el seno de las culturas oprimidas.
Una respuesta muy diferente a la discriminación
racial es la de contenerse. Es decir, las personas optan, a
menudo por vivir dentro de los límites y
expectativas de la sociedad que los circunda. Un ejemplo de esta
respuesta puede verse en la manera en que el deporte se ha convertido en el
campo en el que los negros destacan. Muchos grupos que sufren
discriminación practican la autocensura, limitan sus
propias aspiraciones y permiten que miembros menos capaces de
otros grupos se les adelanten, porque reconocen los riesgos que
conlleva el competir. El sentimiento semi-consciente, o admitido
en privado, de temor e intimidación, que puede no tener
causa explícita, rara vez se discute, ni siquiera en el
seno de las propias comunidades oprimidas. Es una de las
cuestiones que deberían abordar los responsables de
formular políticas que deseen atacar de raíz el
racismo y la discriminación.
Otra respuesta de las víctimas es adoptar el
comportamiento estereotipado que el prejuicio espera de ellas. En
la práctica, esta respuesta puede hacerse realidad y
atrapar a las víctimas en el estereotipo que han asumido
conscientemente. Algunas víctimas de la opresión
racial oprimen a su vez a las personas que consideran inferiores.
Las víctimas del racismo tampoco son inmunes a las
actitudes racistas. En muchos casos, las personas a las que se
trata como inferiores parecen sentir la necesidad de encontrar
otros sobres las que declararse superiores. Las sociedades en las
que esto ocurre no solo se "racializan" sino que desarrollan
jerarquías raciales. El racismo y la discriminación
caen en forma vertical por todo el sistema, infligiéndose
con aun mayor dureza a los más pobres y los más
vulnerables. El apartheid fue claramente un sistema de este tipo;
también lo es el sistema de castas de la India. La
respuesta de los kosovares albaneses tras la intervención
militar internacional es un ejemplo reciente. Los grupos
oprimidos también contribuyen a mantener el statu quo. Con
frecuencia resulta difícil que los grupos oprimidos
cooperen los unos con los otros en pro de un interés
común y superior. Un ejemplo extremo lo ofrecen algunas
sociedades del Caribe en las que la estratificación racial
es muy compleja y marcada, y en la que los miembros de piel
relativamente más blanca se consideran superiores a los de
piel más oscura de la misma sociedad. Una cosa es atribuir
culpa, que puede hacerse con razón, pero no se
hallará solución a estos problemas mientras las
comunidades en cuestión reproduzcan y contribuyan a
mantener complicadas distinciones de color y de
condición social.
Las transformaciones que ha sufrido la economía mundial se
están traduciendo en una marginación de los que son
pobres y menos capaces de aprovechar las nuevas oportunidades. Al
retirarse el Estado de toda una serie de responsabilidades
sociales, estas mismas personas quedan en muchos casos en una
posición de vulnerabilidad aun mayor. Al mismo tiempo, la
porción de la población mundial que se ha
beneficiado inesperadamente de estos mismos cambios en la
economía mundial, está quedando cada día
más aislada de los pobres y de los que más padecen
discriminaciones de todo tipo sea en sus países o
internacionalmente.
Para cambiar las actitudes es necesario educar y
concienciar al público, pero es evidente que esto tampoco
será suficiente. En muchos casos, el racismo es una
respuesta racional para defender privilegios. La educación
por sí misma no cambiará el conflicto de intereses
que lo hace funcionar y reproducirse. En algunos casos, no puede
producirse un cambio
positivo sin reformas económicas y sin contar con nuevos
recursos económicos. En otros, se requerirán
estrategias
distintas y más imaginativas para destruir los estratos de
negación que causan que unos grupos hostiguen a otros o
ignoren sus necesidades.
Perceval, José María.
Nacionalismos, xenofobia y racismo en la
comunicación: una perspectiva
histórica. Barcelona: Paidós
Ibérica. 1a ed. 1995
Bourhis, Richard Y.
Estereotipos, discriminación y relaciones
entre grupos. Madrid: McGraw
Hill, 1996.
Wieviorka, Michel. El espacio
del racismo. Barcelona; Buenos Aires:
Paidós, 1a ed. 1992.
Armour, Jody David.
Negrophobia and reasonable racism: the hidden costs
of being Black in America. Boulder, Colo.:
NetLibrary, Inc., 1999- Enciclopedia del estudiante.
Plaza&Janes Editores, S.A. 1989 - Encilcopeda Juvenil Grolier.
Grolier.
Por:
Blanca Garduño,
Montserrat Laureles
Asael Mercado
Elizabeth Garatachia