¿Quimera o
realidad?
El paradigma
utópico de la
globalización y los procesos de
integración, ha estado
enmarcado por constantes e innumerables cambios
históricos, que han representado múltiples
transformaciones conceptuales en las malgastadas percepciones
modernas, es decir, el concepto de la
globalización es producto de la
evolución de la economía durante
miles de años y ha adquirido apariencias múltiples
y complejas difíciles de rastrear. Por ende, el objetivo de
esta formulación teórica es la búsqueda de
las raíces históricas de la globalización y
la integración; así como la búsqueda de su
versátil comportamiento
y su contraste con el proceder actual.
Se traza como objetivo principal el de dilucidar las nociones de
procesos de integración
económica y globalización en el contexto
moderno, pero la esencia de estos elementos tienen sus
raíces o fundamentos en períodos de la historia en que la
economía y la política apenas
comenzaban a establecerse como mecanismos de acción, y es
a partir de este momento en que trazaremos una conexión
entre el presente y el pasado, con el fin de ilustrar y aclarar
la tergiversación conceptual de los elementos en
juicio.
Partiendo entonces, de la premisa de que la globalización
es un proceso de
integración en el que interactúan fuerzas políticas,
sociales, culturales y económicas, donde el único
fin es el amalgamiento de las sociedades y
la homogenización de culturas, encontramos la imperante
necesidad de contextualizar nuestra opinión acerca de la
globalización y el papel que ha
jugado en la historia.
Los procesos de integración han sido manifestaciones
racionales que el hombre ha
convertido en acciones
cotidianas y necesarias para su desarrollo,
por ello no es de extrañar que las instituciones
u organismos a finales del milenio encuentren como medio de
subsistencia la integración de sus estructuras y
sistemas
económicos, pero lo que sí está sujeto a
críticas es la apropiación anacrónica de
conceptos previamente establecidos por Estados o personajes del
pasado.
Estas manifestaciones de integración y
globalización pueden observarse de manera directa en "la
aparición de un mercado mundial,
la homogenización cultural reflejada en la
expansión de tres lenguas y la desaparición de
decenas de dialectos, la consolidación de los valores
fundamentados en la ética
judeo-cristiana y, por último, una homogenización
étnica, reflejada en el mestizaje y la desaparición
de la raza indígena americana".
Pero quizás, uno de los aspectos más relevantes y
de mayor trascendencia al momento de hablar sobre
integración económica es el elemento democracia.
Este proceso integrador debe estar enmarcado por una normativa en
la cual la concepción de democracia no se limite
simplemente al de una forma determinada de gobierno o
autoridad,
sino que haga referencia a un conjunto de reglas de conducta para la
convivencia social y política; esta convivencia debe ser
la norma de oro para las relaciones
internacionales y debe convertirse en el eje de
integración entre las partes.
La evidencia empírica nos ha mostrado a través del
tiempo que las
naciones que han estado al límite de la democracia, o por
fuera de él, han tenido problemas de
interacción con las demás naciones, y han investido
a la tiranía, la anarquía, el comunismo, o
cualquier otro régimen antagónico a la democracia,
como director de su destino nacional. Aunque la democracia se
convierta en el complemento ideal para las relaciones
integracionistas, seria injusto señalar a los detractores
de esta como unos fracasados, ya que ejemplos tales como Corea
del Sur, Singapur y China
demuestran que bajo la mano del autoritarismo se pueden tener
tasas de crecimiento constantes y estables.
La globalización se ha enaltecido y reverenciado en las
últimas décadas con base en juicios improcedentes e
infundados; los representantes del liberalismo
económico imprimieron un cierto toque publicitario a su
dinámica política logrando
fortalecer realidades que ya existían en contextos mucho
más antiguos (contextos en los que existieron los
verdaderos precursores y amplificadores de la
globalización) para posteriormente vender su "idea" de
apertura de mercados,
internacionalización, bloques
económicos y globalización a las ingenuas
instituciones internacionales que se encontraban en proceso de
reestructuración ideológica o a las que se
encontraban en un claro estado de desorden funcional.
Los procesos de constantes intercambios de bienes y/o
servicios han
existido desde el feudalismo, donde
en las ciudades, los artesanos libres hacían del taller la
unidad típica de producción y establecían así
la antesala de la fábrica moderna; este pequeño,
pero significativo avance industrial, permitió de una
manera casi imperceptible, sentar las bases para el proceso
globalizador, que años mas tarde, encontraría en el
mercantilismo
una plataforma ideal para dispersar el concepto por varios
continentes. Al mismo tiempo, una revolución
cultural adquiría fuerza en
todos los continentes, no tenía fines predeterminados sino
que simplemente obedecía a los cambios que estaba viviendo
el mundo y estaba homogenizando las diferentes culturas y
sociedades existentes.
Pero se presenta un interrogante adicional, ¿Qué
intereses verdaderos tenía cada sociedad para
realizar cambios estructurales a su lengua, su
cultura y sus
tradiciones? simple, la desaparición, desagregación
o transformación de los diferentes esquemas culturales y
su adaptación a los modelos
europeos obedecieron a intereses netamente económicos, y
algunos políticos, encontrando así, una oportunidad
de inserción en los mercados y naciones de mayor poder de la
época, este movimiento
repentino se constituye en una de las señales claves para
comprender que el proceso de la globalización e
integración comenzó a gestarse desde aquellas
épocas en que la europeización se convirtió
en el epicentro y cimiento fundamental del nuevo orden
cultural.
En el periodo mercantilista, el nublado concepto de
globalización e integración presentaba
pequeños vestigios que consentían pensar que todo
ese modelo
económico era un preámbulo para el subsiguiente
periodo de corte neoliberal. Este sería el prefacio del
desborde cultural, en este preciso instante es donde el objetivo
comienza a perder el control y obliga
a ser trazado de nuevo, bajo parámetros de diferentes
enfoques. El mando lógico que le estaba imprimiendo el
mercado colapsó al encontrar en la
administración estatal un fuerte opositor de las ideas
que inicialmente lo estructuraron.
La "globalización moderna" ha transformado su proceder
ancestral, la imposición unilateral de disposiciones
teórico – prácticas ha perturbado los
mecanismos espontáneos que predominaban en las diferentes
economías; estos mecanismos rectores de la economía
no advirtieron, en el factor globalización, un factor
distorsionarte y desestabilizante de sus malgastados modelos
económicos, posibilitando consolidar, de forma
gradual, a todo el sistema
capitalista como director general de toda la economía.
En cambio, la
"globalización tradicional", consentía dentro de su
marco normativo la libre interacción entre los diferentes
agentes económicos del mercado, restándole
importancia a los referentes regulatorios que escasamente
existían; dichos referentes serían los que, en un
futuro cercano, marcarían el camino para la
instauración de los nuevos esquemas regulatorios del
mercado.
Las diferentes concepciones acerca de la globalización y
procesos de integración, nos permiten develar, de una
manera muy certera, las condiciones naturales en que se encuentra
la estructura del
mercado mundial. La evolución de la globalización,
a través de las décadas, ha conseguido tanto
acertar como errar, en muchas de sus hipótesis; este proceso modernista
llegó acompañado de una membruda cartilla de
ilusiones utópicas que configuraba, en ese momento de
indecisión esquemática internacional, una
solución celestial para la crisis.
Otro aspecto de alta relevancia para el éxito
institucional o estatal, es la importancia que se le atribuya al
planteamiento estratégico local. La combinación
adecuada de los factores estratégicos internos de cada
país con los esquemas estratégicos que plantea la
globalización, tendrán efectos consistentes,
eficientes y reales, que generarán un efecto de
apalancamiento entre los sectores productivos.
En relación con el tema de la integración y los
diferentes enfoques que se han plasmado acerca de este proceso,
retomo un aparte del reconocido profesor e investigador Carlos
Alberto Montoya para tener un punto de referencia en el análisis: "(…) Dentro de los enfoques
más influyentes se destacan aquellos que presentan a la
integración como una estrategia de
ampliación de mercados y como una forma de
progresión política de las naciones que se
integran", a mi juicio, la integración atraviesa por un
efecto adverso al que he denominado "efecto adhesión" y
consiste en que los países que decidieron entrar en la
dinámica integradora, lo hicieron por temor a proceder de
forma independiente, o por miedo de no tener el apoyo financiero
del Banco Mundial
o del Fondo Monetario
Internacional, y como consecuencia de este accionar, estos
países decidieron rendirse a la presión
del modelo capitalista. Asimismo, esta integración se
favoreció gracias a que los diferentes Estados no
sintieron la suficiente confianza en sus mecanismos de política
económica, y menos en los organismos que
dirigían las estrategias
financieras y económicas de cada país, razón
por la cual designaron gran parte de la responsabilidad en los organismos internacionales.
Es por ello, que la integración como estrategia de
ampliación de mercados y como forma de progresión
política de las naciones que se integran, es sencillamente
una consecuencia de la falta de carácter,
compromiso y responsabilidad de los diferentes gobiernos. En
síntesis, resulta preocupante que la
alineación de estos bloques o alianzas haya sido
determinada por factores exógenos, que realmente se
encuentran al margen de un verdadero proceso de
integración, y más preocupante aún, es la
idea de que se necesite de otra nación
para poder lograr ser competitivo en el mercado
internacional.
El anterior planteamiento contrasta de una forma muy
sutil con el bosquejo trazado por el doctor Montoya, pues aunque
su diseño
y el propuesto en este escrito presentan algunas diferencias
entre si, ambos encuentran que la integración es un
proceso que debe acompañarse de estrategias que
posibiliten el desarrollo, el crecimiento social y la
progresión estatal, y que ella debe converger en procesos
de equiparación y no de marginamiento entre los
países participantes.
La naturaleza
intrínseca de un proceso de integración, obviamente
en su estado más natural y libre de "impurezas", debe
estar enmarcada por ciertas características que posibiliten el
funcionamiento normal y objetivo del mismo, sería
indiscutiblemente benéfico traer a colación algunos
ejemplos que han sido el resultado de la incorrecta
experimentación de una miscelánea entre la
globalización y la integración, todo con el objeto
de presentar el nivel de desfiguración que ha alcanzado
este proceso:
El objetivo inicial era construir un modelo que permitiera
equilibrar la productividad y
la eficiencia entre
las partes, pero adoptando una posición pragmática,
se observa que la grieta ha aumentado en forma significativa
debido a las ventajas comparativas y competitivas que existen al
interior de cada país – hasta el momento no se incluye la
variable tecnología para
tratar de equiparar un poco los resultados-, y aun así, no
existe un punto de comparación que sirva de aliento para
las economías relegadas; otro aspecto relevante es el
esquema salarial, en el que la diferencia que existe entre uno y
otro país, influye directamente en los precios
finales, generando una vez más, desequilibrios
macroeconómicos entre las naciones, que imposibilita el
libre funcionamiento del genuino proceso integrador.
Lamentablemente, la evidencia empírica demuestra una vez
más, que en ciertas naciones se manipulan los salarios como un
mecanismo de disminución de costos del
producto final, en beneficio de la productividad, pero en
detrimento de las libertades individuales fundamentales, lo que
se traduce en una disminución de la calidad de
vida y de las necesidades básicas de la población.
El autor Amartya Sen, en su obra "Desarrollo y Libertad",
argumenta que pueden existir hambrunas incluso, sin que disminuya
la producción o las existencias de alimentos, lo
cual puede deberse a paros laborales, a ausencias de sistemas de
protección social, falta de derechos económicos,
o inclusive, pueden confluir todas las variables
anteriores. Surge entonces el siguiente interrogante,
¿dónde se encuentran los beneficios prometidos por
los estamentos de la integración?, y ¿cuáles
son las ventajas de abrir una economía al mundo, si esta
no representa ningún tipo de patrocinio a los más
necesitados? La importancia de un intercambio no solo debe asumir
matices económicos, debe además poseer rasgos
sociales, culturales y políticos que le procuren un
verdadero valor agregado
al proceso integrador.
Entre los efectos más relevantes encontramos la
incitación a la homogenización de las cargas
arancelarias, la estandarización de bienes y/o servicios y
el fortalecimiento de las economías de escala, lo que se
traduce en una disminución de los costes unitarios en el
mercado internacional, ya que al aumentar la capacidad y el
volumen de
producción de un proceso productivo pueden repartirse los
costes fijos entre más unidades de producto. El reflejo
puede transformarse en un menor impacto sobre los costes
habituales, en una mayor experiencia laboral, en una
utilización más eficiente y racional de la
maquinaria, entre otros aspectos. Por las anteriores, y otras
tantas variables, sobrevienen las célebres fusiones
institucionales y corporativas, que tienen como objetivo su
fortalecimiento interno para desafiar la globalización;
sobrevienen también los procesos de integración, el
aumento de la competencia, las
alianzas estratégicas y la desarticulación de la
competencia desleal; o en el caso contrario, se manipula la
información para monopolizar un mercado
específico.
Aunado a lo anterior, es pertinente traer a colación
algunos apuntes que se esbozaron en años anteriores "El
mundo ha recorrido desde finales de la guerra
fría largos caminos en búsqueda de la libertad
económica, social, política y cultural, así
como una democracia duradera, consistente, firme, justa y
equitativa, pero en estos caminos se han ido encontrando fuertes
opositores del desarrollo y la libertad que coartan y cercenan de
raíz cualquier proceso de expansión de las
libertades reales y fundamentales que poseen los miembros de una
sociedad, y peor aún, atacan indiscriminadamente a los
miembros que poseen poca o ninguna oportunidad de desarrollo
dentro de la comunidad. Por
tanto, las instituciones sociales, las instituciones
económicas, los derechos políticos, los derechos humanos,
la industrialización y el progreso tecnológico (en
países en vías de desarrollo) se han convertido en
víctimas de la globalización. Esta, a pesar de
incrementar la eficacia
económica (para algunos), de dar un mayor empuje al
comercio
mundial y a la producción, de ofrecer nuevas oportunidades
a los mercados y beneficios a los demandantes en precios y
productos
sigue día a día generando pobreza,
tiranía, escasez de oportunidades económicas,
privaciones sociales y Estados o grupos represivos
que la rechazan en su totalidad.
"La tendencia generada por el modelo de desarrollo neoliberal a
ultranza basado en el dinero, las
utilidades y el presupuesto ha
puesto en jaque a los gobiernos débiles y un poco
conservadores que rigen en el mundo, además las
incompetentes instituciones estatales y su falta de compromiso
con la sociedad dieron pie para que el proceso globalizador se
implantara con gran fuerza.
Años más tarde, luego del proceso globalizador, la
desigualdad y la pobreza siguen
siendo el principal factor de deterioro social en los
países del mundo, tanto que más de mil millones de
personas en todo el globo se encuentran en la pobreza absoluta, y
otros cientos de millones se hallan desempleadas o subempleadas,
además de sometidas a rigurosos excesos de trabajo e
injusticias, a salarios injustos, a falta de seguridad y al
olvido por parte del Estado.
"La comunidad internacional demanda un
proceso de desarrollo mundial, capaz de disminuir la brecha
existente entre ricos y pobres, también una
unificación de los mercados y de sus organizaciones
para evitar las injusticias, así como una constante
comunicación entre los gobiernos y las
autoridades locales, igual comunicación entre los partidos
políticos y las instituciones ciudadanas y excelentes
sistemas de educación, y (…)
Las críticas que se hace a la globalización no son
referentes a sus métodos o
a su forma de manejar los mercados, ya que en sí, la
globalización tiene enormes ventajas para la sociedad como
la tecnología que aporta a esta, lo que se necesita es que
esta sea más equilibrada, políticamente regulada y
más justa a la hora de actuar, que genere conocimiento a
todas las personas (bien sea en mayor o en menor cantidad, pero
que la genere)".
Con la entrada a escena del desarrollo
sostenible, la globalización fortalece sus tintes de
opresor social, debido a que su incremento prolongado y constante
de los beneficios era de tipo económico y no social; este
desarrollo de carácter universalista, que hasta el momento
sigue disfrutando de una aprobación relativamente alta en
el medio, propende por el sostenimiento de ritmos intensivos de
productividad y consumo. El
desarrollo sostenible es netamente capitalista y busca mantener
índices de crecimiento
económico altos y constantes por medio del
sostenimiento de ritmos intensivos en productividad y consumo;
además, se homogenizan los parámetros de la
economía mundial y los utiliza únicamente como
instrumentos para su beneficio propio, sin importar las
consecuencias directas y las externalidades sociales que pueda
provocar. Este desarrollo es manejado y estructurado por los
tecnócratas, quienes muestran cifras y resultados siempre
en términos de la expansión del modelo y de su
crecimiento. Este proceder kamikaze del desarrollo sostenible era
poco plausible para sus contradictores, los difusores del
desarrollo
sustentable encontraban profusas inconsistencias en la
estructuración teórica y en la aplicación
práctica del modelo capitalista, es por ello, que
procuraron ampliar el concepto y situar el desarrollo en un
contexto más social. Este desarrollo sostenible propugna
por un desarrollo duradero basado en una versión
complementaria entre la geología y
la economía, en este punto se enlazan elementos tales como
la investigación ambiental y el desarrollo
científico tecnológico, lo que entrega como
resultado final un desarrollo
económico-ambiental que beneficia a toda la
sociedad.
En síntesis, la integración y la
globalización son procesos que se presentaron, durante
muchos años, con rostros completamente distintos, pero que
en su interior reflejaba la misma esencia, fines, objetivos y
estructura de la que se nos presenta hoy en día.
Precisamente, es en las tres últimas décadas que
aparecen teóricos proponiendo y prometiendo teorías
ya existentes, y peor aún, logrando comprometer a las
instituciones, particulares y estatales, en procesos poco
benéficos para sus intereses. Para finalizar, se encuentra
con profunda tristeza que los intereses particulares primen sobre
los colectivos y que los intereses capitalistas no den el espacio
adecuado para los beneficios sociales.
Conclusiones y recomendaciones
- Cristalizar el proceso democrático como fuente
imprescindible de crecimiento económico; este
crecimiento debe trabajar simultáneamente con un
desarrollo
social, para implementar y aplicar mecanismos que permitan
un adecuado y correcto funcionamiento del mercado. - Propender por la verificación y
concertación de políticas, que conjuntamente,
logren un equilibrio
entre el ámbito económico y
político. - La apertura de mercados y la rápida puesta en
marcha del proceso globalizador, creó desórdenes
productivos en la mayoría de los países
subdesarrollados, y provocó una pérdida de
identidad en
el sector industrial, ya que muchas compañías se
dedicaron a producir en grandes cantidades o productos
diferentes para no ser expulsados del mercado por las enormes
multinacionales. - Identificar las ventajas comparativas y competitivas
de cada sector para enfrentar el poder destructivo del ALCA. - El verdadero problema consiste en la aparición
de estos conceptos como unas ideas divinas y potencialmente
salvadoras, mientras la esencia de estos procesos radica en la
idea de que el mercado sea el líder, marcando el camino a seguir, y que
genere el acoplamiento de los mercados vía natural y no
vía artificial. - El hombre no ha
estado preparado para procesos micro-cíclicos, necesita
de tiempo para la instalación y adaptación en
nacientes procesos. - Paralelamente, al ficticio proceso integrador y
globalizador, surgen los perniciosos tecnócratas,
quienes manifiestan una tendencia en la que se propende por el
crecimiento y desarrollo económico basado en el capital y en
la maximización del beneficio.
Bibliografía
Montoya Corrales, Carlos Alberto. "Competitividad
y desarrollo regional en el contexto de la integración
económica", articulo publicado en la revista
Universidad
Eafit, #124, cuarto trimestre, 2001, Medellín.
Montoya Corrales, Carlos Alberto. "Teoría
y realidad de la integración económica: el caso del
G~3", 1996, Medellín.
Cardona Montoya, Giovanny. "La globalización: un enfoque
historicista", articulo publicado en la revista Mercatec, #31,
Septiembre, Octubre, Noviembre de 1999, Medellín.
"Globalización", en: http://www.monografias.com/trabajos6/laglox/laglox.
"Desarrollo y Libertad: Su presente y su futuro", en:
http://www.monografias.com/trabajos10/delib/delib.
Autor:
Andrés Julián Correa Cortés
Estudiante de Economía y Desarrollo
Universidad Pontificia Bolivariana
Medellín – Colombia