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- Argumentos
pro-teístas - Refutaciones
- Dios y la
ciencia - Argumentos de
autoridad - Motivos para
creer
Soy ateo. Pero me gusta decirle a la gente (ya que la
mayoría son católicos) que soy libre Pensante,
suena muy romántico. No creo que Dios exista. Jamás
me atrevería a asegurarlo, claro está, de la misma
manera que nadie debería asegurar que Dios existe, que lo
conoce y que sabe cómo piensa; pero mi buen juicio me dice
que no hay nada que merezca el nombre de Dios en este Universo.
Este documento quiere servir para varias cosas: una,
como dice su título, explicar con claridad qué
razones tengo para estar en desacuerdo con miles de millones de
creyentes de distintas religiones, en un lenguaje
"mío";
dos, explicar qué cosas implica el ateísmo
para mí, y qué cosas no tienen nada que ver con el
ateísmo;
tres, dar, quizá, a alguna persona, un
motivo para dudar de la existencia de Dios (no para negarla,
sólo para dudarla y molestarse en pensar seriamente sobre
la cuestión ).
Si el lector es un fanático religioso o un
fanático ateo (los hay de ambos), este documento
probablemente les resulte molesto y ofensivo; donde hable de mis
sentimientos sobre el tema en esta página, será a
modo de ejemplo, no de argumentación, porque lo que
sentimos y deseamos de todo corazón
desgraciadamente no suele tener nada que ver con la
realidad.
Mis razones para ser ateo son personales. Otros ateos
probablemente tengan razones parecidas, o quizá sean
completamente distintas, pero el ateísmo no es una
religión,
ni tan siquiera un sistema
filosófico que debamos respetar o rechazar en bloque; es
únicamente la simple ausencia de una creencia en dioses.
Por supuesto, esto no quiere decir que las razones expuestas sean
completamente subjetivas, "mi verdad", como se dice en estos
pobres tiempos posmodernos. En cuanto puedo, prefiero callarme
"mis verdades" y hablar de la Verdad.
"Cuando yo utilizo una palabra, significa exactamente lo
que yo he elegido que signifique… ni más ni menos."
(Humpty Dumpty, en "Alicia en el País de las Maravillas",
de Lewis Carroll)
Dios: una entidad con poderes superiores a los de
los seres humanos, a los que generalmente ordena que hagan o
dejen de hacer cosas, o simplemente imparte conocimientos y
preceptos; se considera una entidad sobrenatural porque sus
poderes sobrepasan las leyes de la
naturaleza, la
cual, en algunas versiones del concepto, fue
creada por él. Con mayúscula y sin artículo,
se refiere a la deidad suprema de los judíos, cristianos y
musulmanes, las tres religiones monoteístas mayores, pero
en este documento se extiende el concepto para cubrir a los
dioses de la religión hindú, de las antiguas
religiones griega y romana, y otras.
Teísmo: (del griego theos, "dios") la creencia de
que existe un dios personal
(genéricamente "Dios"), que ha creado el mundo e
interviene en él, a veces contactando con los seres
humanos. Es un dios como el Dios judeocristiano
tradicional.
Deísmo: (del latín deus, "dios") la
creencia de que el mundo fue creado y "puesto en marcha" por un
dios, personal o impersonal, indiferente, que no interviene en
él sino que lo observa; es un "Dios-relojero" que arma el
mecanismo y le da cuerda, el Dios en que creía Newton.
Ateísmo: (del griego a-, prefijo negativo, y
teísmo) la no creencia en la existencia de Dios, o la
creencia de que Dios no existe y no puede existir. Generalmente
se asocia con un descreimiento en todo lo sobrenatural y en
entidades personales por encima de los humanos.
El ateísmo tiene muy mal prestigio . Todas las
religiones están en último término en
guerra unas
contra otras (o en una tregua difícil), pero todas se unen
para hablar mal del ateísmo, porque el ateísmo
rechaza la fe ignorante que las sustenta a todas ellas. Veamos
algunos malos entendidos difundidos por la
religión.
El ateísmo es lo opuesto al teísmo, pero
esto no significa que los ateos rechacen a Dios, como muchas
autoridades religiosas (personas y documentos)
dicen; el ateo promedio no afirma "Dios no existe" sino "no creo
en ningún dios". Ésta es una distinción
importante.
El ateísmo (en su forma más común,
conocida como "débil") no es una creencia en la
inexistencia de Dios, sino un descreimiento. Como el ateo no cree
en Dios, tampoco cree en sus acompañantes usuales
(demonios, ángeles, santos, vírgenes) y todo lo
anterior y lo que sigue se aplica a ellos.
Algunos teístas muy intolerantes dicen que
Satanás nos engaña haciéndonos creer que
Dios no existe, o que en realidad sabemos inconscientemente que
Dios existe y experimentamos una "negación"
psicológica para no reconocer esta verdad que nos
obligaría a cambiar nuestras vidas. Esto es una
tontería. En verdad, uno de los argumentos más
interesantes en contra de la existencia de Dios es la cantidad de
ateos que hay en el mundo (algunos dicen un 10%, otros un 1%; de
todas maneras somos millones es decir somos la menor
minoría), y el hecho de que haya tantos dioses y versiones
de Dios. Si un Dios existiese, razonamos, su presencia
sería clara e inconfundible. Con todo su poder, con su
mera gloria y esplendor, no dejaría lugar a dudas sobre su
apariencia y propósitos, y mucho menos sobre su
existencia.
Otros teístas dicen que negar la existencia de
Dios es negar todo lo que es sagrado, todo lo que es bueno, lo
sublime, lo que nos trasciende, lo que nos hace ser humanos.
Osea, que somos pobres diablos desalmados e inmorales (o
amorales). Esto es una tontería, como pueden decir muchos
que tienen amigos ateos. Somos tan morales o tan inmorales como
el promedio, y cuando hacemos una buena acción la hacemos
porque es buena, no porque nos gane un lugar en el cielo ; cuando
dejamos de hacer algo malo, no lo hacemos porque nos dé
culpa que Dios nos mire, sino porque es malo; y si cometemos una
falta, no nos ponemos de rodillas a pedir perdón a las
nubes, o a un sacerdote, sino que pasamos directo a reparar la
falta y pedimos perdón a quien le corresponde, al
afectado.
Tampoco es cierto que no haya cosas sagradas ni sublimes
para nosotros. Algunos ateos serán más materiales que
otros, algunos serán escépticos o depresivos (le
puede pasar a cualquiera), pero en general creo que todos amamos
a nuestros padres, hermanos e hijos, a nuestras parejas
sentimentales, a nuestros amigos; todos podemos apreciar una
canción o una puesta de sol. No nos arrodillamos frente a
altares de mármol ni crucifijos de madera(aunque
al hacerlo sea por respeto a igual
que saludar a otra bandera ), pero muchos sentimos reverencia y
asombro ante una montaña o a la perfección de los
organismos . Para los teístas estas cosas quizá
sean materiales, o simples reflejos imperfectos de Dios, y
así, no las respetan como debieran.
Otra cosa que se dice es que el ateísmo es una
religión cuyo dogma es "Dios no existe, yo soy mi propio
dios", y que tenemos tanto que demostrar como los teístas.
Como ya se dijo, es falso que el ateo promedio esté tan
seguro. Muchos
ateos lo somos porque "Dios" es un concepto sin significado
razonable para nosotros (nos llamamos no-cognotivistas), una
entidad que, si existiese, sería demasiado grande para
hablar de ella con algún sentido. Otros lo somos porque la
única religión que hemos tenido se ha demostrado
falsa. En todo caso, no porque tengamos absoluta seguridad de que
Dios no exista, lo cual es imposible. El ateísmo es una
actitud a la
que uno llega, no una decisión que uno toma. Cuando uno no
cree en Dios, a pesar de la presión
social que muchas veces tiene que soportar, es generalmente
porque no puede, y no desea forzarse a poder, o fingir que puede.
En estas condiciones, uno no tiene que demostrarle nada a nadie.
Repito, el ateo no tiene que demostrarle nada a nadie. Nadie va
por ahí predicando que los duendes existen y que los que
no creen en duendes deben demostrar su inexistencia; mientras no
haya pruebas de que
los duendes existen, no creer en ellos es de puro sentido
común. En todo tipo de discusión sobre cosas
hipotéticas y no obvias, el que debe aportar pruebas es el
que afirma, no el que niega.
Los creyentes de todas las épocas han sentido la
necesidad de demostrar que su Dios existe, lo cual resulta desde
ya sospechoso (un Dios como se debe, en mi humilde
opinión, tendría que ser obvio, especialmente si es
bueno y quiere que creamos en Él, y nos manda al infierno
si no lo hacemos). He aquí algunos.
Las Cinco Vías: éstos son cinco argumentos
lógicos que intentan probar la existencia de un Dios
creador, anterior a todo el Universo, e
infinitamente bueno. Las Cinco Vías fueron creadas por el
teólogo Tomás de Aquino (a quien la Iglesia
Católica proclama como santo, a pesar de que consideraba
inferiores y deficientes a las mujeres y de que estaba a favor,
no sólo de censurar o encarcelar, sino de ejecutar a los
herejes). Algunas de las Cinco Vías tienen una gran
fuerza
argumental, y en su tiempo eran casi
imbatibles, pero no pueden ser utilizadas seriamente como
argumentos hoy en día.
Por ejemplo, un par de las Vías hablan de Dios
como Primera Causa y Primer Motor. Todo lo
que observamos es efecto de una causa que lo precede; nada en el
Universo se causa a sí mismo, dice una de las Vías.
Si retrocedemos en el tiempo, inevitablemente tenemos que llegar
a una Causa que no tuvo antecesora, porque si no,
tendríamos lo que se llama una regresión infinita.
En la época de Tomás de Aquino esto no era tan
obvio como parece, pero hoy sabemos que el Universo no puede ser
eterno hacia el pasado, porque su entropía o desorden total tiende a aumentar
(esto es una ley física indiscutible),
de manera que al pasar el tiempo las diferencias de temperatura
entre distintos puntos se achican y finalmente todo termina en
equilibrio,
sin movimiento
posible más que el dado por el azar, a una temperatura
uniforme.
Si el Universo fuese eterno, la entropía
habría llegado a su máximo hace una cantidad
infinita de tiempo, y no existiríamos. Bien, como
decía, Tomás de Aquino dice que debe haber una
Primera Causa que no tuvo antecesora, y esa causa debe ser Dios.
De la misma manera, habla de cosas que se mueven, y que no se
mueven a menos que otra cosa las empuje; mecanismos que se ponen
en marcha sólo cuando alguien los acciona. El Primer
Motor, el que movió por primera vez al Universo, debe
haber sido Dios.
A continuación Tomás de Aquino habla de
seres necesarios y de seres contingentes. Estos últimos
son cosas que existen sólo porque fueron creadas o son
modificaciones o ensambles de otras cosas. Para Tomás,
todo lo que hay en el Universo es contingente, según
deduce de observar la naturaleza (los humanos nacemos de humanos,
nuestra carne proviene de lo que comemos, las plantas crecen
absorbiendo elementos del suelo, etc.), y
por tanto nada es "necesario". Todo podría no existir, y
existe sólo por alguna otra cosa. Por eso debe haber algo
que lo causó todo, que permitió que todo lo
contingente existiese, un Ser Necesario, que debe ser
Dios.
Tomás habla también de las virtudes, y de
que todo posee virtud en un cierto grado (la falta relativa de
virtud es llamada vicio). La virtud de cada cosa y criatura puede
ser puesta en una escala, desde lo
más vicioso hasta lo más virtuoso, y eso para cada
virtud. Por lo tanto, dice Tomás, debe haber un tope para
esta escala, un infinito, y el ser que posee todas las virtudes
en cantidad infinita es Dios.
Otro santo (San Anselmo) propuso otra
demostración famosa de la existencia de Dios, de la cual
no dispongo aquí, y que no citaré (no la entiendo,
y no creo que a ningún lector convenza, suponiendo que
él o ella si la entienda).
Una versión más resumida de algunos de los
puntos de las Cinco Vías es el llamado Argumento
Cosmológico, o Argumento Kalam (kalam es una palabra
árabe, que según creo significa
"comienzo").
Si algo comienza, tiene una causa.
El universo comenzó a existir.
Por lo tanto, el universo tiene una causa.
(Queda, como a Tomás de Aquino, demostrar que la
causa es Dios, y específicamente el Dios judeocristiano,
pero ése es otro tema.)
Más cerca de nuestros tiempos, y de la mano del
movimiento creacionista (propulsado por fundamentalistas,
generalmente norteamericanos, que afirman que la Biblia debe ser
leída literal y no figurativamente), tenemos el Argumento
del Diseño.
Los creacionistas creen que Dios creó el Universo y
el hombre,
aunque algunos están dispuestos a aceptar que no
necesariamente fue una pareja en un jardín y en
exactamente seis días, y creen sobre todo que Dios impuso
un plan y una
intencionalidad a la creación. Dicen que el Universo tiene
leyes finamente ajustadas para la existencia de seres como
nosotros, y que los seres vivos son muy complejos como para haber
surgido de una evolución guiada por las fuerzas
impersonales del azar y de la selección
natural; por lo tanto, afirman que Dios impuso las leyes y el
orden, guiando el desarrollo del
Universo según Su Divino Plan.
Estos han sido los argumentos pro-teístas
más conocidos. Procedo ahora a refutarlos.
Las Cinco Vías no son tan difíciles de
refutar como parecen. La que habla de la escala de las virtudes
lo hace como si las virtudes fueran objetos concretos que se
pudieran pesar y medir, y asumiendo que el vicio es la mera
ausencia de virtud. Esto es una base de la doctrina cristiana,
pero ¿por qué no considerar a los vicios como
objetos medibles también? (Eso crearía la necesidad
de otro Dios, un Supremo Malvado, que no puede existir; incluso
Satanás es una creatura de Dios, y no tiene Sus poderes,
en la teología cristiana.) De todas maneras, no es
lógico pensar que toda escala tiene que tener un
límite infinito, o un límite de cualquier clase. Si
yo ordeno un conjunto de personas por su altura y aplico ese
razonamiento, tengo que decir que debe haber alguien
infinitamente alto, lo cual es absurdo. El infinito es un
concepto matemático que se usa con rigor sólo en
matemáticas, y con mucho cuidado; no es un
número, ni tampoco se encuentra en la realidad
concreta.
El asunto del Primer Motor y la Primera Causa se reducen
a un solo argumento, y la respuesta es la que dio el
filósofo Bertrand Russell hace décadas:
"Si todo debe tener una causa, entonces Dios debe tener
una causa. Si puede haber algo sin causa, tanto podría ser
el mundo como Dios, así que ese argumento no tiene
validez." (Bertrand Russell, "Por Qué No Soy
Cristiano")
El Argumento Cosmológico es muy parecido.
Recordemos que la primera premisa es que, si algo comienza, tiene
una causa, y que la segunda premisa es que el Universo tuvo un
comienzo. Esto parece una obviedad, pero no lo es tanto,
ahora.
Para empezar, la primera premisa es inválida. La
física moderna sabe desde hace tiempo que, debido al
llamado Principio de Incertidumbre (uno de los pilares de la
mecánica cuántica), es posible que
aparezcan pares de partículas literalmente de la nada, que
se aniquilan y desaparecen en un tiempo demasiado corto para
observarlas directamente, pero cuyos efectos pueden ser medidos.
Esto no viola ninguna ley física, y de hecho ocurre todo
el tiempo. El sonido que sale
de un parlante, aun el más aislado de las interferencias,
nunca es "puro"; siempre hay pequeños ruidos
parásitos. Ese ruido
imposible de eliminar es el ruido que producen partículas
cargadas virtuales al aparecer, interfiriendo brevemente con los
canales eléctricos que transportan el sonido, con los
circuitos
electrónicos que lo producen, y literalmente con todo lo
que haya en medio. Por lo tanto, la premisa número 1 del
Argumento Cosmológico es inválida: hay efectos sin
causa. Sin causa a priori, se podría aclarar; la causa es
evidente después de que ocurrió el suceso, pero
antes es impredecible, y de hecho, por definición, no
queda ningún registro
posterior de ella.
Además, la segunda premisa parece que
también es inválida. El Universo no tuvo un
comienzo. Para que algo comience, debe haber un momento en el
tiempo en que no hubiese comenzado, y un momento posterior en que
estuviese en marcha. Pero si la teoría
del Big Bang es verdadera, el espacio y el tiempo aparecieron
juntos; no hubo nada antes del Universo porque el concepto de
"antes" no estaba definido. (Incluso San
Agustín afirmaba esto.) Otras teorías
rivales (porque el Big Bang no está en absoluto probado)
afirman que el espaciotiempo no tiene borde, sino que es como la
superficie de una esfera, que sin ser infinita tampoco tiene un
límite, sino que se curva sobre sí misma. En este
caso tampoco hay un punto de comienzo, literal o figurativo.
Finalmente, una teoría en boga hoy en día (y con
méritos) afirma que el Universo (lo que nosotros llamamos
así) surgió de una fluctuación del
vacío de un universo "anterior", exactamente como surgen
de la nada las partículas virtuales de las que
hablábamos. Es teóricamente posible que nuestro
propio Universo esté engendrando otros en este preciso
instante.
Pero no nos enredamos con la cosmología. Lo
importante es que el Argumento Cosmológico es en principio
inválido, porque sus premisas fallan.
Cabe preguntarse qué pasa si estas teorías
alocadas son simplemente eso que uno piensa, locuras. Bien, es
perfectamente posible, pero un ser humano sensato debe resistir
la tentación de poner a Dios en los lugares donde no llega
su conocimiento.
Por mi parte, estoy perfectamente conforme con decir "no
sé" (difícil, pero desarma a cualquier adversario
en una discusión).
Esto que acabo de mencionar es un problema para muchos.
Los ateos que lo lean dirán que es como abandonar el
campo; los teístas dirán que efectivamente es un
abandono del campo, y que la única solución para
esta ignorancia, solución que no queremos aceptar, es
Dios.
Sin embargo, esto proviene una confusión sobre el
papel de
la ciencia.
Nadie dice que la ciencia tenga
que ser una religión, o que deba tener todas las
respuestas. La ciencia formula teorías. Una teoría
no es, como dijo Isaac Asimov refiriéndose a lo que
piensan los fundamentalistas, una idea que uno armó
después de una noche de borrachera. Una teoría es
una estructura
formal que resume observaciones, plantea hipótesis y las explica tentativamente,
haciendo predicciones que pueden ser testeadas. Karl Popper, un
estudioso y filósofo de la ciencia, decía que una
buena teoría debe ser falseable, o sea, que debe poder
probarse falsa de alguna manera.
Por ejemplo, la teoría de Newton sobre las
fuerzas y la gravedad explica los movimientos de los planetas y
permite predecirlos. Si un planeta comenzara a moverse de una
manera distinta a la predicha, entonces la teoría de
Newton resultaría falseada. Newton, siendo un buen
científico, no insistiría, no instituiría un
dogma ni quemaría a sus "herejes" en una hoguera, sino que
se pondría a corregir su teoría. Tal como
resultaron las cosas, la teoría de Newton fue falseada por
la de la relatividad, de Einstein, cuando se descubrió que
el perihelio del planeta Mercurio (el punto en que está
más cerca del Sol se desplazaba levemente en cada
órbita. La pequeñísima desviación
provenía de los efectos relativistas provocados por la
inmensa masa del Sol y la elevada cercanía y velocidad
orbital de Mercurio. Desde luego, la teoría de Newton
sigue siendo válida (una muy buena aproximación)
para todo el resto de los planetas, al igual que para los objetos
en la Tierra;
sólo hay que recurrir a la relatividad cuando se requieren
medidas muy precisas, como las de un posicionador GPS.
Culpar a la ciencia de querer conformarnos con
teorías en vez de con hechos ciertos es reflejo de una
gran ignorancia, al igual que presentar teorías como
hechos. Pero peor aún es pretender que, como la ciencia no
da seguridades, debemos abandonarla y confiar en la
religión, explicando lo desconocido o dudoso con un simple
y generalizante "Dios lo hizo".
Incluso nuestro lenguaje refleja cómo en realidad
sabemos que esto es ridículo. "Dios sabe" significa "no
tengo idea". "Dios proveerá" significa "confío en
que algo me sacará del lió". "Dios lo va a
castigar" significa "va a salirse con la suya mientras viva".
"Dios lo hizo" quiere decir que no sabemos cómo se hizo, y
no nos importa saber; que confiamos tan poco en la inteligencia y
la capacidad humanas que creemos firmemente que jamás
habrá manera de saber.
Este Dios que ocupa los huecos de la ignorancia humana
es conocido, apropiadamente, como "el Dios de los Huecos" (en
inglés,
"God of the Gaps"). Dado el avance de la ciencia en los
últimos siglos y en particular durante el último,
este Dios se ha estado
encogiendo a un ritmo alarmante para muchos. Algunos se encierran
en lo antiguo, como los fundamentalistas que obligan a sus hijos
a abstenerse de leer y ver TV salvo para leer la Biblia y ver
programas de
adoctrinamiento. Otros, más astutamente, hacen como que
aceptan a la ciencia, pero le adosan la fe como "complemento"
(cuando en realidad la fe y la ciencia se contradicen en su misma
base) y adornan las teorías científicas en boga con
aditamentos teológicos. Éste ha sido el camino
seguido por la Iglesia Católica.
Debe quedar claro que Dios y la ciencia no son
incompatibles; sí es incompatible el método
científico con los principios que
llevan a los creyentes a estar seguros de que su
Dios es el Único Dios Verdadero, o incluso que su Dios es
todo lo que dicen que es. La fe es creer sin pruebas o a pesar de
las pruebas; la ciencia es creer en las cosas que han resistido
las pruebas con éxito,
y guardar silencio sobre lo que no se sabe. Dicho con esas
palabras, obviamente, la ciencia es en principio puro sentido
común (aunque no siempre).
Supongamos que decidimos prescindir de la fe y de la
ciencia. No lo recomiendo, pero en fin, ¿por qué
creemos en algo, la mayoría de los seres humanos, antes de
haber ido a la escuela? Creemos
en lo que nos dicen nuestros padres, nuestros primeros maestros.
Absorbemos lo que nos dicen y lo incorporamos a nuestra moral, a
nuestra conducta, a veces
para siempre. Estamos hechos así porque el ser humano nace
relativamente muy "incompleto": no puede caminar solo, ni
alimentarse por su cuenta, ni comunicar más que apetitos y
deseos básicos. Físicamente, somos absolutamente
desvalidos, y mentalmente, no somos más inteligentes que
los otros animales. Obramos
de manera instintiva, pero menos que un chimpancé, y mucho
menos que un gatito o una cachorro de ardilla, ni hablar de un
cocodrilo bebé. Tenemos mucho que aprender, y
rápido, porque lo que hará de nosotros seres
humanos y no meros animales medio torpes es nuestro cerebro. Por lo
tanto, durante nuestros primeros años nuestro cerebro es
como una esponja, que todo lo absorbe sin más; en esta
época se crean nuestros hábitos y
condicionamientos.
A veces las consecuencias de una "programación" errónea durante la
niñez son terribles. Los traumas, las inhibiciones, todo
queda grabado de manera indeleble o casi indeleble sobre nuestras
mentes. Si mamá nos golpeó muchas veces, es casi
seguro que nuestro cerebro infantil grabe el mensaje de "para
obtener obediencia, hay que golpear", y que de adultos golpeemos
a nuestros hijos.
La religión es una de esas cosas que heredamos,
queriendo o no, de nuestros padres. Los creyentes no deben nunca
olvidar que, en su mayoría, son miembros de la "verdadera"
religión por pura casualidad, por haber nacido en un hogar
y un país determinado, no por su fe o su buen
juicio.
Otros factores influyen para que aceptemos nuestra
religión. No sólo nuestros padres nos educaron en
ella, sino que gente a la que admiramos la sigue también.
Es aceptada en la sociedad. Sus
sacerdotes son considerados gente especial, distinta, más
cercana a Dios, y ellos predican esa religión. Algunas
religiones, como el catolicismo, tienen figuras (vivas o muertas,
reales o míticas) que hablan con toda autoridad de
las bondades de la religión. ¿Cómo nos
atrevemos los ateos a renegar de lo que nuestros padres nos
enseñaron, de lo que dicen los sacerdotes (que
literalmente estudiaron para ser intermediarios de Dios), de lo
que dice un Papa, un Gran Rabino, un Swami, una Teresa de
Calcuta, un Martin Luther King, un Mahatma Gandhi?
La verdad es que todas estas figuras y muchas más
han dicho cosas inspiradoras y han jugado un papel importante en
el mundo, pero todos ellos han sido humanos, con sus propios
prejuicios y sus propios condicionamientos, y tan falibles como
cualquiera. Con mayor o menor tolerancia, con
fines transparentes u ocultos, han hablado de lo que está
bien para ellos; nada hay que nos pruebe fehacientemente que
hayan hablado de parte de Dios, o según la voluntad de
Dios. Tampoco las sagradas escrituras en que pueden haberse
basado, aunque tengan parte de verdad y de utilidad y de
sentido moral, son inspiradas por Dios, a menos que creamos lo
que ellas mismas proclaman (lo cual es una forma de argumentar en
círculo).
Personalmente no creo en las instituciones
que dicen conocer a Dios porque, si hubiera un Dios (el que no
crea en ninguno no es un obstáculo para proponer
hipótesis),
Él probablemente sería una entidad muy compleja, y
tengo la fuerte sensación de que no seríamos
capaces de entenderLo si Lo encontrásemos. Los
teístas generalmente están de acuerdo con esto
último (excepto la parte condicional del final), pero sus
autoridades tienden a olvidarse. Los clérigos y los
teólogos hablan sobre Dios como si Él fuese un
objeto concreto que
han estudiado y una persona a la que han conocido
íntimamente por años; esto estaría muy bien,
y yo me sentiría inclinado a aceptar sus dichos, si
pudieran al menos mostrarme pruebas de que este objeto o persona
es real para empezar. De otra forma, todo puede ser un simple
juego de la
imaginación.
Mi lector creyente debe estar en este punto, y muy
comprensiblemente, cansado de filosofía y argumentos.
Estoy de acuerdo. No es por esto que no creo en Dios, en
realidad. Éstas son las razones que puedo dar cuando la
gente no entiende nada más, aunque suenen más bien
como excusas complicadas.
La existencia de Dios es difícil (yo diría
imposible) de probar. Dios es una hipótesis
increíblemente complicada. Dios no puede percibirse con
nuestros sentidos normales salvo cuando realiza un milagro, y
entonces no podemos saber si en realidad fue un milagro. Es
más sencillo (más económico, se dice en
términos científicos) suspender la creencia en
Dios, ya que es tan difícil de probar y aparentemente tan
difícil de entender. Por lo tanto, los ateos estamos del
lado bueno del argumento: como ya dije antes, no necesitamos
probar nada. Esa carga descansa sobre el creyente.
Las explicaciones de mi descreimiento son sólo
para clarificar, para poner las cosas en orden, y para exponerlas
ante los que dudan y necesitan ayuda (como yo en un momento). No
necesito ninguna de ellas, en realidad. No es que no crea en Dios
porque haya estudiado estos complicados argumentos; ellos
vinieron después. Así que ¿cuáles son
mis motivos?
No creo en Dios por la misma razón por la que no
creo en otras cosas que la gente común no cree, como
Papá Noel o la generación espontánea.
Papá Noel no existe; no puede existir en nuestro
universo, por ciertas razones. Quiero preguntarle al creyente de
qué manera es diferente Dios que Papá Noel.
Después de haber logrado de alguna forma refutar los
argumentos naturales y filosóficos, todavía se
puede decir que uno "siente" a Dios "en su corazón",
siente que no puede dejar de existir. Pero cuando uno era un
chico, sentía a Papá Noel en el corazón,
tarde, en la noche de Navidad… y
eso no significa que haya sido verdad. Simplemente era un anhelo,
un ideal infantil. Pero el mundo es mucho más duro que
eso.
Esto no es blasfemia. No busques ofensa donde no se
intenta ofender. Éstas son preguntas honestas. Yo ya las
he respondido en lo que a mí respecta, después de
mucho meditar. Haz lo mismo, si puedes
Carlos Nava
"la religión es como una escalera, nos puede
ayudar mucho pero también si no esta bien puesta puede
hacer que caigamos y nos lastimemos"
La verdadera realidad de un Ateo
Por: Carlos Nava
""Yo digo que ambos somos ateos. Yo simplemente creo en
un dios menos que tú. Cuando entiendas por qué
descartas a todos los otros posibles dioses, entenderás
por qué yo descarto al tuyo."
Carlos Nava