Hoy en día hay que enfrentan la enorme tarea de
mejorar la enseñanza de las ciencias para
satisfacer las demandas y desafíos de una economía globalizada.
Las salas de clase de la región deben ser transformadas en
centros de aprendizaje
abierto que ofrezcan programas de
ciencias basados en la práctica, el pensamiento y
la realidad. Las tecnologías de información modernas, si son utilizadas en
forma apropiada, ofrecen a todos el potencial para poder llegar a
alcanzar la vanguardia de
la enseñanza de ciencias y. Para ello, se esta creando e
implantación de una red de educación virtual
utilizando los últimos conceptos e ideas de la educación a
distancia, de tecnologías avanzadas y modos apropiados
de conectividad.
Este entorno cada día adquiere más
importancia, porque para ser activo en el nuevo espacio social se
requieren nuevos conocimientos y destrezas que habrán de
ser aprendidos en los procesos
educativos.
Las nuevas tecnologías de la información y
de las comunicaciones
están transformando la sociedad , y en
particular los procesos educativos.
Las redes digitales son parte de
ese cambio social,
pero hay que tener en cuenta muchas tecnologías
coadyuvantes.
El teléfono, la radio y
televisión, el dinero
electrónico, las redes telemáticas, las
tecnologías multimedia y la
realidad
virtual son tecnologías a tener en cuenta.
La Pedagogía habla de educación para
los medios, de
alfabetización audiovisual y de alfabetización
informativa.
Las Nuevas Tecnologías posibilitan la construcción de un nuevo espacio
social.
Dicha transformación es lo suficientemente
importante como para que pueda ser comparada con las grandes
revoluciones técnicas
como la escritura,
imprenta, que transformaron la
educación.
El derecho a la educación universal tiene que
ampliarse, porque los espacios sociales se han ampliado. Lo
cierto es que el entorno digital emergente exige diseñar
nuevas acciones
educativas, complementarias a las ya existentes.
No basta con enseñar a leer, escribir y hacer
cálculos matemáticos, además de introducir
conocimientos básicos de historia, literatura y ciencias. Todo
ello es necesario y lo seguirá siendo en los espacios
naturales y urbanos en los que tradicionalmente se ha
desarrollado la vida social.
La globalización ha sido favorecida y va
acompañada de un amplio y vigoroso desarrollo
tecnológico, vinculado especialmente a las llamadas
"nuevas tecnologías de información" e internet, pero no es la
tecnología
en sí. Lo cual, desgraciadamente, se confunde con mucha
frecuencia.
Sin embargo, se encuentra prácticamente
disponible para cualquier persona o
institución un conjunto de herramientas
de hardware y
software para dar
soporte a la actividad individual y organizacional en el marco de
una concepción global. La convergencia de los medios
tecnológicos (a diferencia de los conceptuales, que
parecen tender hacia la diversidad), la integración de servicios como
los de telecomunicaciones, cable, televisión e
internet auguran una plataforma sólida en el futuro
inmediato.
La globalización ha permitido, y muchas veces ha
promovido, un cambio radical en la concepción de la
"educación", asociada a expresiones como "la era de la
información", "la supercarretera de la
información", o "la sociedad del conocimiento".
Hoy más que nunca, se puede percibir las
limitaciones del enfoque educativo formal, centrado en la
enseñanza, focalizado en el "aula física" y con un
instructor delante. Enfoque aún predominante en muchos
países. Cuando un alumno conoce otros entornos y personas,
cómo viven, qué piensan, qué problemas
enfrentan, cuán semejante o diferente es de ellos, y
descubre qué fácil es lograrlo; las lecciones de
anatomía o
las frías ecuaciones de
segundo grado caen por su propio peso. Tal vez sea prematuro
sacar conclusiones, pero nadie podrá negar la potencia y
valor
educativo de una herramienta tan simple como el correo
electrónico, para vincular e integrar
personas.
La educación global requiere un cambio
actitudinal importante en las personas a la par que una
modificación de políticas
en las instituciones,
especialmente en las educativas y en los gobiernos.
Pareciera que a regañadientes, los gobiernos
incrementan tímidamente los recursos
financieros para el llamado "sector educación". He
ahí el problema, lo educativo es concebido como "un
sector" que ahora requiere mayor dinero que
antes. Existe una explicación lineal insuficiente.
Invertir en educación (instrucción para ser
más precisos) de los niños
de hoy para que aprendan lo que la sociedad necesitará de
ellos mañana.
La información que debe ser difundida a los
estudiantes, por ejemplo, no puede continuarse difundiendo a
través del "docente de aula", labor para la cual los
maestros y cualquier otro profesional, cada día, son menos
competentes. El enfoque de "centro educativo", donde se sostuvo
siempre que era posible "encontrar" o tener acceso a todos los
"recursos educativos" necesarios para la formación del
alumno, hoy es obsoleto. Pues los recursos educativos actuales se
hallan en la vida cotidiana y distribuidos por el
mundo.
Incluso el rol de "facilitador" o "mediador" que parece
ahora rescatarse para el maestro, puede ser insuficiente o
erróneamente formulado, cuando la "educación"
escapa a las "escuelas", cuando los niños -y los mayores
también- aprenden y se forman en la vida cotidiana, en el
hogar, en la calle, en la
televisión, en el trabajo,
… en internet.
ARGUMENTOS EN PRO Y EN CONTRA.
Entre los beneficios más claros que los medios de
comunicación aportan a la sociedad se encuentra el
acceso a la cultura y la
educación, los avances
tecnológicos y los beneficios que comporta la era de
la
comunicación en que vivimos arrojan un balance y unas
previsiones extraordinariamente positivas. Sin embargo, algunos
expertos han incidido en que debe existir una relación
entre la información que se suministra y la capacidad de
asimilación de la misma por parte de las personas. Por
ello, es conveniente una adecuada educación en el uso de
estos poderosos medios.
El saber cambia el mundo, y nuestro mundo está
cambiando con la prontitud de los saberes
nuevos. Por eso apenas atinamos a decir que nuestra
época es distinta Por ello la educación debe
replantear sus objetivos, sus
metas, sus pedagogías y sus didácticas si quiere
cumplir con su misión en
el siglo, brindar satisfactores a las necesidades del hombre, como
dice Bill Gates en
lo que trae el futuro" Las mismas fuerzas tecnológicas que
harán tan necesario el aprendizaje,
lo harán agradable y practico. Las corporaciones se
están reinventando en torno de las
oportunidades abiertas por la tecnología
de la información, las escuelas también
tendrán que hacerlo".
La virtualidad del saber no supone un saber-menos, o un
saber-peor. Tampoco supone un saber-de-segundogrado o de segunda
categoría. Antes bien, corresponde a una
transformación de los procesos mediante los que se
aprende, constata (anota) y explica el mundo, procesos que
están en sintonía y dependencia con nivel de
desarrollo de los medios tecnológicos del actual momento
histórico.
Por ello, cada vez es preciso diseñar nuevos
escenarios y acciones educativas, es decir, proponer una política educativa
específica para el entorno cibernético. Aunque el
derecho a la educación universal sólo se ha logrado
plenamente en algunos países, motivo por el cual hay que
seguir desarrollando acciones de alfabetización y
educación en el entorno real. Este exige diseñar
nuevas acciones educativas.
Debemos proponernos capacitar a las personas para que
puedan actuar competentemente en los diversos escenarios de este
entorno. Por ello, además de aplicar las nuevas
tecnologías a la educación, hay que diseñar
ante todo nuevos escenarios educativos donde los estudiantes
puedan aprender a moverse e intervenir en el nuevo espacio
telemático.
Las redes educativas virtuales son las nuevas unidades
básicas de dicho sistema
educativo, que incluye el diseño
y la construcción de nuevos escenarios educativos, la
elaboración de instrumentos educativos electrónicos
y la formación de educadores especializados en la
enseñanza en el nuevo espacio social.
Las interrelaciones educativas en los entornos reales o
naturales suelen ser presénciales, están basadas en
la vecindad o proximidad entre los actores o interlocutores y
requieren la coincidencia espacial y temporal de quienes
intervienen en ellas.
En cambio, el espacio virtual, cuyo mejor exponente
actual es la red Internet, no es
presencial, sino representacional, no es proximal, sino distal,
no es sincrónico, sino asincrónico, y no se basa en
recintos espaciales con interior, frontera y exterior, sino que
depende de redes electrónicas cuyos nodos de
interacción pueden estar diseminados en distintos
lugares.
En el nuevo milenio, las redes telemáticas son la
expresión más desarrollada del entorno virtual
debido a su carácter
multimedia, muy importante a efectos educativos, y al grado de
interactividad.
Han surgido nuevas tecnologías de
memorización, archivo y
documentación, y la realidad virtual abre
nuevas posibilidades para el desarrollo de procesos perceptivos y
sensoriales.
A través de las redes electrónicas es
posible teletrabajar, entretenerse, investigar y hacer arte, entre otras
muchas cosas. El entorno virtual es un nuevo espacio social
porque actividades sociales pueden desarrollarse en redes, no
sólo en los hogares, instituciones o empresas.
Al apoyar una política educativa
específica para la aulística virtual no se pretende
que vaya a sustituir la que ya se lleva a cabo en la sociedad
actual. Las Universidades y escuelas seguirán
existiendo.
Lo que podría ocurrir es que a los centros
académicos se les superpongan redes educativas digitales a
través de las cuales se desarrollarían procesos
educativos del entorno virtual, complementarios a los entornos
reales.
El derecho a la educación universal tiene que
ampliarse, porque los espacios sociales se han ampliado. Lo
cierto es que el entorno digital emergente exige diseñar
nuevas acciones educativas, complementarias a las ya
existentes.
Los cambios ya se vislumbran y llegarán otros que
ni siquiera nos imaginamos. Tenemos que prepararnos para ese
nuevo entorno lleno de oportunidades, pero también de
incertidumbres. La tecnología y las telecomunicaciones en
todas sus formas cambiarán la forma de vivir, de trabajar,
de producir, de comunicarnos, de comprar, de vender. Todo el
entorno será bien distinto. El gran imperativo será
él prepararnos y aprender a vivir en ese nuevo entorno.
Ante toda esta dinámica, el sistema educativo tiene un
reto muy importante. Debe cuestionarse a sí mismo,
repensar sus principios y
objetivos, reinventar sus metodologías docentes y sus
sistemas
organizacionales. Tiene que replantear el concepto de la
relación alumno – profesor y el proceso mismo
del aprendizaje, los contenidos curriculares, además,
revisar críticamente los modelos
mentales que han inspirado el desarrollo de los sistemas
educativos.
Por lo anterior, la necesidad de repetir una y otra vez,
hasta la saciedad, algunas de las ideas
innovadoras sobre las que se ha logrado un cierto
consenso a lo largo de los años, aunque con muy escasos
resultados aún en el sistema educativo, desde la
educación infantil hasta la educación
universitaria.
Así, por ejemplo: la autonomía de los
centros educativos, la calidad en la
enseñanza de todos los aspectos, la interdisciplinariedad
especialmente en la educación avanzada, la
utilización plena y apropiada de las nuevas
tecnologías en el aprendizaje, la formación
profesional después de cada uno de los niveles educativos
como complemento de una sólida educación general
que forme para la vida, o la educación para "aprender a
ser, a hacer, a vivir y a convivir", son todas ellas parte de ese
largo etcétera de numerosos intentos renovadores, cargados
de frecuentes frustraciones para cuantos nos hemos dedicado a
estos menesteres en nuestra vida profesional, en particular
durante las últimas tres décadas.
De ahí esa cada vez más extendida
inquietud en busca de un nuevo paradigma
educativo en vísperas del siglo. Ese profundo
replanteamiento no puede ser acometido por el sistema educativo
en su conjunto ni tampoco por niveles o modalidades no
reglamentadas. La transformación profunda tiene que
producirse esta vez de abajo hacia arriba, desde una
reconversión total de cada uno de los centros educativos;
desde un cambio de actitudes y
de
planteamientos por parte de educadores y desde el
empeño responsable de cada uno de los dicentes o alumnos,
es decir, de quienes son los verdaderos "clientes" del
proceso de aprendizaje, de acuerdo con el lenguaje y
la mentalidad imperantes inspirados en los principios de la
economía libre o social de mercado.
La sociedad del siglo seguramente reafirmará que
aprender es la más importante fuente de riqueza y
bienestar, de capacidad de competir y de cooperar en paz. En
consecuencia, cada institución educativa tiene que empezar
por aceptar la necesidad de transformarse en una organización competitiva para facilitar el
aprendizaje personal y
colectivo ante el siglo.
El mayor esfuerzo debe dedicarse hoy día, por
tanto, al diseño de instituciones realmente capaces y
deseosas de evolucionar para adaptar sus medios a las nuevas
necesidades sociales e individuales con vista al futuro, desde la
doble exigencia de establecer unas dimensiones adecuadas o
críticas, así como un ámbito suficientemente
polivalente para asegurar una oferta
integral. Tales instituciones, si persiguen con empeño una
calidad total,
merecen la máxima autonomía y el mayor apoyo
público y privado posible, aunque siempre dentro de un
marco normativo común que asegure la máxima
armonía y la mayor eficacia.
Vivimos en un período de transición entre
una sociedad industrial y una sociedad de la información.
Las escuelas tal como las conocemos están diseñadas
para preparar a las personas para vivir en una sociedad
industrial. Los sistemas de educación preparan a las
personas para ocupar un lugar en la sociedad imitando a las
fábricas y oficinas de una sociedad industrial.
Diariamente, en todo el mundo, los jóvenes
utilizan bicicletas, colectivos, automóviles o trenes para
ir a la escuela,
exactamente lo mismo que harán más adelante para ir
a trabajar. Se supone que tendrán que fichar a una hora
concreta y aprenden a trabajar en los pupitres de las aulas que
son exactamente iguales a las oficinas de la industria y el
comercio. El
modo en que se administra el tiempo, en que se
dividen las asignaturas para su estudio y en que se organizan las
escuelas como burocracias son anticipaciones de la vida
después de la escuela. Cuando suena el timbre al finalizar
el día escolar, los alumnos salen corriendo para
trasladarse a casa, exactamente igual a lo que hacen los
trabajadores de las fábricas y oficinas aproximadamente
una hora más tarde.
Una sociedad industrial depende del movimiento
físico de las personas y los bienes, de
manera que la infraestructura tecnológica fundamental es
el ferrocarril, las rutas, el mar y el transporte
aéreo. La infraestructura tecnológica fundamental
de una sociedad de la información es sin embargo, la red
de telecomunicaciones. Para preparar a las personas para vivir en
una sociedad de la información, se necesita un sistema
educativo que se base en las telecomunicaciones y no en el
transporte.
Hoy en día, si se quiere hablar con alguien que
no se encuentra presente, tenemos dos elecciones que representan
las diferentes formas de hacer las cosas en una sociedad
industrial y en una sociedad de la información: ir a verlo
o llamarlo por teléfono. Utilizar una red de transporte o
una red telefónica.
Es raro tener una elección similar en
educación. Si se tiene que asistir a una clase hay que
viajar hasta el aula. La educación precisa una
alternativa. Alumnos y maestros deberían poder tener la
opción de reunirse para la instrucción por medio de
las telecomunicaciones o del transporte".
Esta es precisamente la lógica
subyacente al desarrollo de propuestas educativas en Internet:
las nuevas tecnologías presentan a priori una posibilidad
de elección entre la educación presencial y la
educación virtual.
Alicia Morales.