- Resumen
- Relevancia de la discusión
de la noción de canon - Canon como catálogo de
libros y/o autores - Canon como
modelo - Canon como
precepto - Descanonizando el
canon - Bibliografía
citada
Esta discusión sobre el canon literario parte de
las acepciones utilizadas por la Iglesia
Católica. Estas definiciones se organizaron en tres
niveles: Canon como catálogo. Canon de las
escrituras/santos es analogado con el canon como catálogo
de obras y/o autores considerados como auténticamente
literarios y objeto privilegiado de lectura. Canon
como modelo. El
canon religioso como ejemplo de
imitación/perfección es analogado con el canon como
modelo literario. Pues el canon constituye modelos de
imitación/socialización inmersos en la
legitimación del poder. Canon
como precepto. El derecho canónico es analogado con el
canon como precepto, ya que esta selección
se basa en presupuestos
teóricos condicionados por la relación de los
intelectuales con el estado.
Así el canon literario es una selección de
obras/autores que son un objeto privilegiado de lectura y que
corresponden a determinadas categorías, modelos de
imitación/socialización que forman parte de la
legitimación del poder. La elección del canon y sus
categorías se basan en presupuestos teóricos,
condicionados por la relación de los intelectuales con el
estado.
Así mas que cuestionar sobre la canonicidad de un autor y
obra en particular, se pretende problematizar sobre la
noción misma de canon. El objetivo de
esta ponencia es discutir sobre diferentes definiciones de canon.
Esta noción constituye una herramienta muy utilizada en la
actualidad para abordar diversos aspectos de la literatura como
institución social. Esta discusión parte de las
acepciones de canon utilizadas por la Iglesia Católica,
las cuales servirán para ejemplificar sus análogas
en literatura.
Este término ha tenido múltiples y
contradictorios significados, que varían desde caña
en el siglo V AC hasta designar lo literario en discusiones en la
literatura latinoamericana. El griego Kanwn (canon) proviene de
las lenguas semitas donde originalmente significaba caña;
se refería a todo aquello que se puede ajustar para
enrollar o medir. A inicios del siglo V AC, significa cuerda o
vara para hacer mediciones, brazo de la balanza,
norma.
El ingreso de este término a las artes, ocurre en
la segunda mitad del siglo V AC, cuando griego Policleto,
considerado representante del llamado primer arte
clásico, pone por escrito un sistema ideal de
las proporciones humanas en su obra "Kanon", que ejemplifica en
su escultura "Doríforo". La utilización de
este término en los estudios literarios data del siglo III
AC con los cánones alejandrinos. Así este
término ingresa a las artes, primero a la escultura, la
arquitectura y
la pintura, y
luego a la literatura. Del griego pasa al latín y de esta
lengua al
español y
a las demás lenguas europeas, además se incorpora a
otras áreas del conocimiento.
La actual discusión en torno al canon
tiene su origen en los debates estadounidenses sobre la
literatura nacional, luego, este término se
incorporó a los estudios sobre la literatura
latinoamericana en Estados Unidos y en la fase actual esta
problemática se trasladó a América
Latina y España
(Pastor 1988, Rostagno 1992 y Piera 1996). Se parte así de
un término cargado de "reminiscencias" semánticas
producto de su
utilización en contextos tan diferentes como, por ejemplo,
la determinación de lo cánones alejandrinos en el
siglos III AC y las discusiones latinoamericanas sobre el
carácter literario de las crónicas
coloniales y los testimonios. En vista de las diversas acepciones
de canon y de su importancia actual en el análisis de la literatura latinoamericana,
es trascendental discutir sobre su significado, lo cual
posibilita definir pautas de investigación y establecer su utilidad
heurística. Estas definiciones se organizaron en torno a
tres niveles: Canon como catálogo de obras y/o autores. La
institución literaria establece estos catálogos
para ser leídos como auténticamente literarios y,
por ende, objeto privilegiado de lectura/estudio. Canon como
modelo. Las selecciones de obras y/o autores catalogados como
canónicos "ilustran" determinadas categorías
literarias y/o extra–literarias y constituyen modelos de
imitación/socialización que cumplen una determinada
función
dentro de la legitimación del poder. Canon como precepto.
La inclusión/exclusión en el canon literario se
basa en presupuestos teóricos condicionados por la
relación de los intelectuales con el estado. Por otro lado, se
retoman varias de las acepciones de canon de la Iglesia
Católica para ejemplificar sus análogas en arte y
en literatura: Canon de las escrituras y de los santos es
analogado con el canon como catálogo de obras y/o autores.
Canon como la regla de fe (ejemplo de
imitación/perfección) es analogado con el canon
como modelo literario. El derecho canónico es analogado
con el canon como precepto.
- Canon como
catálogo de libros y/o
autores En primer lugar, de acuerdo con la Real Academia
(1994: 258) canon se refiere a los libros sagrados de la
Iglesia Católica, en contraposición con los
apócrifos. La mayor parte de los estudios consideran
que la acepción de canon como Sagradas Escrituras data
de Orígenes (aprox. 185– 255), pero algunos opinan que se debe a
Anfiloquio (siglo IV). Aunque antes de la utilización
de este término ya existía un listado de libros
aceptados. La distinción entre libros canónicos
y apócrifos se origina en el siglo IV por influencia
de San
Agustín (354–430) y se debate en
varios concilios regionales. Pero, la fijación del
canon del Nuevo Testamento fue un proceso
gradual y contradictorio. Aunque desde el siglo IV se fija
este catálogo, este fue oficialmente adoptado como tal
hasta el Concilio Ecuménico de Trento (1546), luego de
redefiniciones del canon por la Reforma Protestante. En
segundo lugar, el santoral es un listado de los
"canonizados", cuyo culto está autorizado por la
Iglesia. La canonización es la inscripción de
una persona en el
catálogo de los santos (tabla llamada también
canon). En los primeros siglos, la canonización era
de facto, por la acción de los fieles que
veneraban. En los siglos posteriores, el culto a los santos
es sancionado por los obispos. A partir del siglo X, los
obispos y príncipes comenzaron a recurrir al Papado.
El más antiguo decreto papal conocido de
canonización data de 993. En 1170, Alejandro III,
más conocido como Alejandro Borgia, estableció
que la canonización era competencia exclusiva del papa. Esta sentencia
es secundada por Urbano VIII, en 1625 y 1634, quien determina
que la canonización está reservada al papa, en
la cual tiene infabilidad. Por otro lado, un primer
acercamiento a la noción literaria de canon es el
listado de obras aceptadas como genuinas o de reconocida
autoría: "el listado aceptado de libros de un autor".
Por ejemplo "Macbeth" ha estado fuera del canon de Shakespeare
debido a la poca evidencia de su autoría. Se muestra un
paralelismo las definiciones de libros canónicos en
religión y en literatura, en ambos casos su
autoría divina o humana (masculina) está
reconocida por instituciones legitimadas. Pero, la mayor
parte de los diccionarios de literatura definen canon como
catálogo de obras y/o autores, que son considerados
ejemplares, maestros, inmortales, genuinos, consagrados,
buenos, auténticos, autorizados o clásicos.
Este catálogo no es un simple listado, sino una
selección; de entre "lo literario" se selecciona lo
que es "más literario". Los autores incluidos en el
canon eran conocidos en griego como hoi enkrithentes (los
elegidos) y en latín como classici (los de
primera clase). Existe una relación analógica
entre el canon religioso y el literario: en ambos una
institución designa determinados libros y/o personas
como canónicos (legitimados) y excluye otros
catalogándolos como apócrifos
(no–legitimados). A través de los siglos se
produce un proceso de institucionalización, en el cual
las altas autoridades eclesiásticas, sin
participación de los fieles, deciden que es lo
canónico. Este proceso de institucionalización
y concentración en la elaboración del sentido
se da también en la literatura, con el surgimiento de
autoridades que establecen cuáles obras y/o autores se
incluyen/excluyen del canon; estas autoridades realizan
labores primeramente en bibliotecas, luego en universidades y, en
general, el aparato escolar, y otras instancias como
editoriales. Los cánones de autores más
célebres son los llamados cánones alejandrinos
que son listas selectas de escritores griegos hechas en
Alejandría en el S. III AC. Años más
tarde el escritor latino Volvacio o Volcasio Sedigito
elaboró un canon
de los poetas latinos. También se utiliza este
término para nombrar la selección de autores
reconocidos como ejemplares en la pedagogía medieval. Modernamente los
cánones de autores han sido sustituidos por los
cánones de obras. En todos los países, por
diferentes escritores, han sido publicadas listas con las
llamadas "cien mejores obras de la literatura universal. El
canon no debe confundirse con los indîcis o
laterculi, debido a que a que este no es un simple
índice o listado o sino una selección, por lo
tanto incluye solo a los autores considerados como
"clásicos". Esta diferenciación medieval entre
indîcis o laterculi y canon, ha sido
reelaborada en las últimas décadas bajo las
denominaciones de corpus y canon. El canon, a diferencia del
corpus, no sólo no abarca la totalidad de los textos
producidos, sino que intencionalmente excluye determinados
textos, se privilegia tan sólo un porción de
los existentes, que representan "la estética y el gusto de quienes regulan
las prácticas discursivas" (Verdesio 1993: 257). En
resumen, la institución literaria establece
cuáles son las obras y/o autores canónicos
(clásicos, auténticos, ejemplares, maestros,
inmortales, consagrados) y cuales son apócrifos
(sub–literatura, literatura light, popular, de
consumo,
periférica, de difusión masiva,
infra–literatura, para–literatura, o simplemente
no literatura). Por lo tanto, el canon como catálogo
se define como el conjunto de obras y/o autores autorizados
por la institución literaria para ser leídos
como auténticamente literarios, lo cual los convierte
en objeto privilegiado y reiterado de lectura y
estudio.Las Sagradas Escrituras fueron consideradas desde el
principio como canon, en el sentido de regla de fe y de vida
para los cristianos. Esta acepción es utilizada en
varios pasajes del Nuevo Testamento y por los primeros
padres. Por otro lado, una de las principales funciones
pastorales de los santos es la proposición de un
ideal, pues la Iglesia adoctrina a los fieles para alcanzar
la más pura existencia cristiana,
proponiéndoles ejemplos más concretos. En
resumen, todo libro
canónico/santo canonizado pasa a ser objeto de culto,
que debe imitarse y es medida/ejemplo de perfección.
En analogía, toda obra canónica/autor
canonizado es objeto de lectura/estudio, pues se considerada
como representante del modelo de lo literario. Lo anterior en
concordancia con la acepción del Diccionario de la Lengua Española
(1994: 258) que define el canon como: "Regla de las
proporciones de la figura humana…". Esta acepción
está más cercana a su original griego "kanwn",
que significa medida o regla, y al sentido introducido, en el
siglo V AC, por Policleto de canon como sistema de
proporciones. Así en la antigüedad
greco–romana, canon era la regla o sistema que
determinaba las proporciones de la figura humana en
escultura, arquitectura y pintura, partiendo de una medida
básica llamada módulo, medida que ha cambiado
con el tiempo.En el campo de la literatura, desde la
Antigüedad se empleaba un único canon literario
que solo incluía a los "textos clásicos", pero
en el siglo XIX con la desintegración la episteme
neo–clásica, el canon evoluciona a
representaciones más concretas. El canon literario
clásico se des–integra en cánones
particulares que representan, entre otros, a la cultura
nacional. En Latinoamérica se han delimitado
variados cánones literarios, producto del empleo de
diversos módulos o categorías. Así las
obras y/o autores canonizados no se consideran como modelo de
lo literario en general, sino que se especifica que
representan determinadas categorías literarias
(periodización, movimiento, género
literario y otros) y/o extra–literarias (lo
hispánico, lo latinoamericano, lo nacional, lo
indígena, lo popular, género, época y
otros). La escogencia de estas categorías, que sirven
de base para la constitución de lo canónico,
está condicionado por la función social de la
literatura en la formación social particular; pues
estas categorías implican la construcción de modelos de
imitación/socialización, que se legitiman y
difunden principalmente en el aparato escolar. Varios
investigadores enfatizan en la importancia del discurso
sobre lo nacional en la determinación de lo
canónico; por ejemplo, Guillermo Mariaca (1993: 11)
establece que el canon literario es un "discurso sobre la
formación, composición y definición de
la nación". Pero la construcción
del canon nacional implica no solo un proceso de
selección sino un proceso de discriminación; al respecto Raúl
Anteno (1997: 73) considera la historia
literaria remite, por un lado, a las retóricas
canónicas nacionales vistas como operaciones
de unificación pero, por otro, trabajan con las
retóricas anti–canónicas, por tanto son
instancias de discriminación. Recapitulando, de
acuerdo con este segundo nivel, las selecciones de obras y/o
autores catalogados como canónicos "ilustran"
determinadas categorías literarias y/o
extra–literarias; estas categorías constituyen
modelos de imitación/socialización que cumplen
una determinada función dentro de la
legitimación del poder.- Canon como
modeloLa canonicidad de obras/libros y personas/santos son
producto de decisiones "infalibles" emanadas de una autoridad
central, estas disposiciones se basan en preceptos. Con
respecto a los libros canónicos, de acuerdo con la
Iglesia "No son los libros los que dan la regla, sino que es
la regla la que ha permitido incluirlos en el canon. Si son
libros canónicos es únicamente porque se han
puesto en el Canon …Sólo la autoridad
pública, infalible y universal de la Iglesia puede
inscribir un libro en el canon" (Diccionario del Hogar
Católico, 1962: 177). Por otro lado, la
canonización es competencia exclusiva del papa, sobre
la cual posee infabilidad. Existen investigaciones que muestran que estas
decisiones intervienen diversos aspectos; por ejemplo,
estudios sobre el santoral y las estructuras sociales prueban que un 78% de los
santos pertenecían a la clase alta, 17% a la media y
solo un 5% a la clase baja. Además de lo relacionado
con las normas que
fundamentan la canonicidad de libros y de santos, y que
están por encima de cualquier canonicidad particular,
el término canon adquiere en la Iglesia
Católica la acepción de decisión de la
autoridad eclesiástica, principalmente de un concilio.
Esta acepción de canon como norma data del siglo I.
Así canon es equiparable al término derecho
canónico: "conjunto de reglas establecidas por la
Iglesia para el gobierno
de la sociedad de
fieles" (Diccionario del hogar católico, 1962: 324).
Durante los primeros siglos de cristianismo cada comunidad
tenía sus propias reglas, pero las diferencias se
unificaron paulatinamente. En Oriente se comienzan a compilar
estos decretos desde el siglo IV, en Occidente las primeras
compilaciones datan del siglo VIII. La primera
sistematización de estos decretos es realizada en el
siglo XII. Este proceso de centralización se reforzó en la
Contrarreforma con el Concilio de Trento (1545–1563).
En 1917, Benedicto XV promulgó una nueva
sistematización que fue sustituida, en 1983, por
disposición de Juan Pablo II. En concordancia con este
significado, en las artes canon es un "Término
genérico con el que se suelen conocer el conjunto de
normas que regulan la proporción y simetrías en
las especialidades arquitectónica y
escultórica" (Diccionario monográfico de las
bellas artes, 1979: 76). Así, por encima de las
discusiones sobre la inclusión/exclusión de las
obras y/o autores particulares en el canon y el
establecimiento de categorías, está la
determinación de las preceptos, pautas de juicio o
criterios que sustentan el sistema de canonicidad (Thrall y
Addison, 1936: 36). Como pregunta Guillermo Mariaca (1993:
6): "¿Acaso todo canon no es resultado de la
arbitrariedad de la institución dictaminadora y de la
política predominante?". En las
instituciones académicas, la (no)utilización de
estos estos preceptos o presupuestos teóricos
está determinada por factores contextuales, entre los
que sobresalen las políticas culturales del estado. En
resumen, el canon como precepto implica el establecimiento de
preceptos sobre los cuales se basa la
inclusión/exclusión en el canon literario, los
cuales están condicionados por la relación de
los intelectuales con el estado. - Canon como
precepto - Descanonizando el
canon
El análisis del carácter histórico
y diverso del término canon permite discutir sobre pautas
para operacionalizarlo en categorías de análisis y
dislumbrar una diversidad de cánones a partir del estudio
de diversas aspectos de la institución literaria.
Además esta discusión sobre el canon posibilita
sobrepasar la discusión sobre cánones particulares,
para cuestionar qué es lo canónico. Así mas
que apoyarse en términos/teorías
consideradas irrefutables, se pretende poner en duda la
existencia misma del canon, problematizando no sobre la
canonicidad de un autor y obra en particular, sino sobre la
noción misma de canon.
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Dennis Orlando Quirós Leiva
(Costa
Rica)