Indice
1.
Introducción a la parasitología
2. Ecología del
parasitismo
3. Dinámica de
transmisión
4. Zoonosis
Parasitarias
1.
Introducción a la
parasitología
Seguramente las asociaciones
biológicas entre los seres vivos se iniciaron con la
aparición de la vida misma sobre el planeta Tierra al
competir éstos por el espacio y ponerse en contacto
íntimo. Algunos autores señalan asociaciones
parasitarias encontradas en restos fósiles de
foraminíferos (protozoos con concha calcárea) y
algas marinas con más de 530,000,000 de años de
antigüedad.
En la actualidad se sabe que hay más clases de organismo
parásitos que no parásitos, ya que esta modalidad
de asociación entre los seres vivos es una de las
más exitosas. El hombre es
huésped de cientos de especies de parásitos, sin
contar a los virus, bacterias y
hongos que en
general las especies de éstos son también
parásitos en su mayoría. Es difícil no
encontrar ejemplares de parásitos cuando se examinan
cuidadosamente animales
silvestres, domésticos, o al mismo hombre
La parasitología se inicia con el hallazgo de los
parásitos por el hombre, hecho
que tiene su origen en los tiempos más remotos y que se
pierde en la bruma del pasado histórico de la humanidad,
pero los descubrimientos a este respecto por los antiguos chinos,
griegos, egipcios, persas, etc., han quedado consignados de tal
manera que el estudiante actuales capaz de reconocerlos por el
análisis de los manuscritos que dejaron
para la posteridad, los adelantos que sobre los parásitos
y enfermedades
parasitarias se realizaron hace muchísimos
años.
Los médicos chinos en la antigüedad, podían
distinguir los cuadros clínicos del paludismo por el
tipo de fiebre que observaron en: terciana, cuartana,
estibotoñal y relacionarlas con el paludismo como lo
hicieron griegos y romanos siglos más tarde. Entre los
egipcios (papiro de Ebers, 1550 a J.C) se describe probablemente
al gusano Taenia saginata y se prescribe tratamiento para
eliminarlo. Moisés entre los israelitas y después
de haber recibido instrucción médica con los
sacerdotes, dictó leyes sanitarias
para proteger a su pueblo de plagas de insectos y de la carne de
animales infectados con "piedras" (Cysticercus cellulosae,
metacéstodo forma larvaria de Tenia solium).
Pero quizá el nacimiento real de la parasitología
se inicia en la época de Leeuwenhoeck con el invento del
microscopio.
Las enfermedades parasitarias y su
importancia socioeconomicas
Se sabe que las enfermedades parasitarias han producido a
través de los tiempos más muertes y daño
económico a la humanidad que todas las guerras
juntas. Generalmente en los países con poco desarrollo
socioeconómico es en donde las enfermedades parasitarias y
la parasitosis se presentan con mayor frecuencia, viéndose
favorecido esto por las condiciones climáticas
cálidas o templadas y por la falta de cultura
médica en el pueblo, ya que en los países
desarrollados social, médica y económicamente, las
enfermedades parasitarias han sido erradicadas o tienen muy poca
significación.
Es importante señalar que alguna parasitosis transmitida
por el suelo y por
fecalismo (ascariosis, uncinariosis, tricocefalosis, amibiosis,
giardiosis, etc.) no solo se presenta en climas cálidos
sino inclusive en zonas templadas y aún en
frías.
El impacto global de las enfermedades parasitarias en el mundo es
muy importante ya que inciden de manera brutal sobre la salud, la esperanza de vida
al nacimiento, y la productividad de
millones de personas.
La prevalencia de la parasitosis está estrechamente
vinculada a diferenciales climáticas, fenómenos
demográficos y al desarrollo socioeconómico de las
diferentes zonas del planeta. No es de extrañar que los
protozoos y los helmintos patógenos sean parte de la vida
cotidiana en los trópicos, sin ser privativos de
ellos.
Debe considerarse que el 75% de la población mundial se encuentra establecida
en países en desarrollo y que el 50% de la misma
está constituida por personas menores de 15 años de
edad, rango en que se presenta la mayor mortalidad por
enfermedades infecciosas incluyendo las de etiología
parasitaria. Ante la magnitud del problema, algunas instituciones
y fundaciones en el mundo han destinado parte de sus recursos
económicos y tecnológicos para el estudio de la
parasitosis.
La República Mexicana, debido a su diversidad
geográfica y al desigual desarrollo
económico, presenta frecuencias variables de
enfermedades parasitarias en las diferentes regiones.
Entre las principales causas de mortalidad en país, se
observa que las defunciones por enfermedades infecciosas y
parasitarias asociadas a naciones subdesarrolladas ocupan el 4to
lugar. La mortalidad por enfermedades parasitarias es un problema
común a los diferentes grupos
etéreos, pero su magnitud destaca en la niñez,
evaluándose en términos de muerte
prematura y que repercute en Años de Vida Potencial
Perdidos (AVPP) que es un valioso indicador para países en
desarrollo pues otorga mayor importancia a las causas de
defunción que inciden a edades tempranas.
Es importante señalar que las medidas iniciadas en 1991
para control del
cólera se han visto recompensadas por una reducción
significativa de enfermedades diarreicas bacterianas y
parasitarias.
Dentro de la parasitosis en que juegan un papel los
transmisores biológicos, el paludismo, sin duda, la
más importante y sigue requiriendo de medidas preventivas
y de vigilancia epidemiológica.
Impacto socioeconómico de las
enfermedades parasitarias
El hecho de que un país tenga que sufrir enfermedades
parasitarias con índices de frecuencia importancia, no
solo es señal de facultad desarrollo, sino que
además dichas parasitosis le están produciendo
grandes pérdidas económicas al pueblo que las
soporta.
En América
Latina el problema del parasitismo es muy importante y de las
parasitosis intestinales, en particular enorme, ya que las
encuestas
epidemiológicas realizadas por los distintos autores de
los países Latinoamericanos así lo señalan,
tanto de las protozoosis como de las helmintiasis,
encontrándose con frecuencia poliparasitismo en un mismo
individuo, con afectación principal de los preescolares y
escolares.
En la República Mexicana las parasitosis producen muerte
con relativa frecuencia ya que como se mencionó antes, la
amibiasis ocupa el 4to lugar como causa de muerte en el Hospital
General de la SSA en la ciudad de México y
la cisticercosis también sigue ocupando un lugar
preponderante.
La amibiasis producida por Entamoeba Histolytica se encuentra
como causa de muerte entre el 4.9 y 12%, demostrado por las
autopsias realizadas en adultos en las distintas instituciones
hospitalarias del país y en el 4.2% en niños.
Este tipo de frecuencias de muerte por parasitosis, se extrapola
a casi todos los países subdesarrollados o en vías
de desarrollo ya que las condiciones ecológicas favorables
para los parásitos, así como las condiciones
socioeconómicas deficientes hacen que dichas enfermedades
sean muy comunes y además los parásitos infecten al
hombre en forma masiva,
haciendo que los cuadros clínicos que desarrollan sean
más graves y las posibilidades de muerte aumenten en forma
considerable.
Si las parasitosis se evalúan en términos
económicos, se refleja la verdadera importancia que tienen
para un país determinado. En general, los conceptos que se
toman en consideración para efectuar dichas valoraciones
son, entre otros: los gastos causados
por atención médica,
hospitalización, ausentismo en el trabajo,
medicinas, pérdida de salario,
defunción, etc., lo que expresado en dinero da una
idea aproximada del problema.
Se podrían seguir mencionando ejemplos que señalen
el impacto socioeconómico de las parasitosis, pero todos
ellos nos llevarían a comprobar el elevado costo que tienen
que pagar los países subdesarrollados por mantener a la
multitud de especies de parásitos que generalmente existen
en sus habitantes.
Es importante señalar que las costumbres de los pueblos
hacen que aumenten o disminuyan algunas parasitosis, como por
ejemplo la costumbre de no ingerir carne de cerdo parasitada por
larvas de T. Solium que practican algunos pueblos del mundo como
el israelita, hace que disminuyan o desaparezcan la teniasis, por
el contrario la matanza clandestina de cerdos y la
ingestión de carne con "zahuate", "granillo" o "tomatillo"
(carne de cerdo cisticercosa) que con estos nombres la piden
algunas personas del pueblo de México, por ser más
barata y según dicen más sabrosa, incrementa las
posibilidades de teniosis, y si además, se practica el
fecalismo al aire libre,
aumentan las posibilidades de adquirir cisticercosis
Es notorio que la simple práctica del lavado de manos
antes de comer, así como lavado de frutas y verduras
disminuyen considerablemente las
parasitosis intestinales.
2. Ecología del
parasitismo
El parasitismo que es principalmente el
resultado de las interrelaciones entre dos seres vivos, uno de
ellos denominado parásito y el otro huésped,
hospedero o mesonero, también es influido por las
interacciones de los seres vivos antes mencionados y el medio
ambiente, interacciones que constituyen la ecología
del parasitismo.
Al principio cuando se originó la vida, los seres
seguramente eran de vida libre, pero a medida que fue pasando el
tiempo y la
competencia por
el espacio, fue mucho mayor; empezaron a realizarse las primeras
asociaciones parasitarias (se conocen, mediante el estudio de
restos fósiles, asociaciones parasitarias de
foraminiféridos- amebas con concha- y algas marinas que
datan de hace 550 millones de años)
En forma muy amplía, los seres vivos que se comportan como
parásitos son, generalmente, microscópicos y
están constituidos por grupos moleculares (virus), por una
sola célula
como las bacterias, rickettsias, hongos y protozoos o por mucha s
células
agrupadas como es el caso de los helmintos (metazoos) y
artrópodos.
El estudio de todos los seres vivos sería muy amplio para
una sola persona, si es
que se requiere profundizar en su conocimiento,
por lo que a través del tiempo y para facilitar la
investigación de los mismos, se han
agrupado tradicionalmente en varias disciplinas: la
bacteriología que se ocupa del estudio de bacterias como
rickettsias y espiroquetas; la virología, de los virus; la
micología, de los hongos y la parasitología, de los
parásitos animales (protozoos, helmintos y
artrópodos).
Entre los seres vivos se distinguen dos grandes grupos: los
autótrofos, son aquellos que para vivir requieren de
sustancias simples como agua, sales
inorgánicas y energía
solar para formar materia
orgánica (proteínas,
azúcares y grasa) como sucede en la mayoría de los
vegetales; y los heterótrofos o sea los que utilizan
sustancias previamente elaboradas para nutrirse (como
azúcares, proteínas, grasas, etc.) y que las
obtienen de su medio ambiente. En
general los parásitos caen dentro del grupo de los
heterótrofos ya que utilizan para vivir las sustancias
nutritivas previamente elaboradas por su
huésped.
Asociaciones entre los seres vivos
De acuerdo a los distintos criterios para enunciar los mismos
tipos de asociaciones, los cuales han sido discutidos, por
numerosos investigadores como Lapage, Cameron, Baer, Caullery y
otros, pero quizás el que explica más claramente el
fenómeno de las asociaciones, es el que las agrupa de la
manera que a continuación se señala, aunque el
aumento de los conocimientos sobre la fisiología y bioquímica
animal se han incrementado recientemente en forma considerable,
lo que permite conocer a este tipo de asociaciones con bases
más profundas en lo que respecta a la dependencia
metabólica:
Inquilinismo. Asociación entre dos seres vivos, en la cual
uno (el inquilino) utiliza como morada las estructuras a
cavidades del otro (el huésped) al que no le ofrece
ninguna ventaja, cangrejo ermitaño y concha de
caracol.
Comensalismo. En este tipo de asociaciones, uno de los seres
vivos funciona como huésped sin recibir perjuicio ni
beneficio, mientras que el otro asociado (comensal) se procura
casa y sustento del huésped, ejemplo: Entamoeba Coli y el
hombre, en donde la amiba es comensal y el hombre el
huésped.
Mutualismo. Es la asociación biológica entre dos
seres vivos en la que a los asociados se les denomina mutualista
y ambos reciben beneficios sin que tengan dependencia necesaria
para su existencia, ya que cada uno podría vivir sin la
presencia del otro. Ejemplo: anémonas de mar y
glifidodones.
Simbiosis. Este tipo de asociación biológica que es
muy similar a la anterior, ya que existe dependencia necesaria
para la supervivencia, es decir, los dos asociados (simbiontes)
no pueden vivir separados
Depredatismo. En este caso uno de los asociados el depredador
(ser de vida libre) se alimenta a expensas del otro asociado
llamado presa, a la cual mata e ingiere, ejemplo: León y
Cebra.
Hiperparasitismo. Asociación biológica la cual un
parásito infecta a otro parásito, ejemplo: fago y
bacterias patógenas.
Distintos tipos de parasitos
De acuerdo con el número de especies animales que les
pueden servir de reservorios, a los parásitos los podemos
dividir en:
Estenoxenos. En los cuales pocas especies de animales les sirven
de reservorio; ejemplo: Entamoeba Histolytica que utiliza al
hombre como reservorio.
Eurixenos. En los que muchas especies animales les sirven de
reservorio; ejemplo: Toxoplasma Gondii, al cual le sirven de
reservorio: conejos, cuyos, cerdos, gatos, vacas, ratones,
etc.
De acuerdo con el tipo de ciclo biológico y el tipo de
huéspedes requeridos para complementarlo, los podemos
diferenciar en:
Monoxenos. Son aquellos parásitos que en su ciclo
biológico tienen un solo huésped; ejemplo:
Enterobius vermicularis cuyo único huésped es el
hombre.
Polixenos. Parásitos que en su ciclo biológico
presentan un huésped definitivo y uno o varios
intermediarios.
Metaxeno. Es aquel parásito en cuya transmisión
interviene uno de sus huéspedes, ya sea el definitivo o el
intermediario.
Como hemos venido mencionado con frecuencia al huésped,
estos también se definen de la siguiente manera:
Intermediario. Es el que alberga las formas inmaduras o asexuadas
del parásito, por ejemplo: el cerdo para Trichinella
spiralis, el hombre para Plasmodium Vivax.
Definitivo: Es el que alberga las formas sexualmente maduras del
parásito, ejemplo; el mosco Anopheles para Plasmodium.
Reservorio. En este huésped se garantiza la supervivencia
del parásito en la naturaleza.
Transmisor. Que transfiere activamente al parásito de un
huésped a otro.
Modalidades Del Parasito
La asociación biológica entre dos seres vivos
denominado parasitismo
puede sufrir un sinnúmero de
variaciones o modalidades de acuerdo a distintos conceptos, como
por ejemplo: la duración del parasitismo puede ser:
Temporal. En la que el parásito momentáneamente
depende del huésped.
Periódico. En que el parásito en su
ciclo biológico alterna la vida libre con la
parasitaria.
Permanente. En la que el parásito siempre se encuentra en
el huésped.
Si nos referimos al concepto
necesidad al parasitismo se le puede nombrar como:
Accidental. En el que el parásito normalmente desarrolla
vida libre.
Facultativo. En el que el parásito también puede
hacer vida libre.
Obligatorio. En este caso el parásito siempre está
sobre o dentro de su huésped. Si se toma en
consideración la ubicación del parásito
resulta él:
Ectoparatismo. Cuando el parásito se encuentra en el
superficie del huésped como sucede con los piojos y el
hombre.
Endoparasitismo. Cuando el parásito invade el interior del
huésped.
Intracelular. El parásito crece y se reproduce en el
interior de las células.
Extracelular. El parásito crece y se reproduce en
cavidades o espacios intercelulares como sucede con Entamoeba
histolytica cuando se encuentra en la luz del intestino
humano.
Errático. El parásito se encuentra en
localización no habitual como Ascaris Lumbricoides cuando
parasita riñones.
Pseudoparasitismo. Cuando al hallazgo de artefactos, estructuras
u otros seres vivos, se les puede confundir con parásitos
verdaderos, lo que permite se haga un diagnóstico erróneo.
Se pueden encontrar parásitos en el reino vegetal y animal
y considerando que en algunas ocasiones hay superposición
de cualidades entre unos y otros, Haeckel, a mediados del siglo
pasado, propuso la denominación del Reino Protista para
aquellos que no podrían entrar íntegramente a una
categoría.
Nomenclatura de las enfermedades
parasitarias
En general para nombrar a una enfermedad parasitaria, simplemente
al nombre del género del
parásito se le adiciona el sufijo osis. Así por
ejemplo para nombrar a la enfermedad parasitaria producida por el
nemátodo Ascaris se dirá Ascariosis; a la producida
por Fasciola, se le dirá Fasciolosis, etc. Es pertinente
señalar que muchas enfermedades parasitarias reciben
nombres comunes, como por ejemplo, la Oncocercosis se le denomina
"Enfermedad de Robles", en América
a la Leishmaniosis cutánea se le llama "Ulcera de los
chicleros" o "picada de la mosca chiclera", éstos
sólo son algunos ejemplos.
Para escribir correctamente el nombre de un parásito, la
primera letra del generó debe ponerse con mayúscula
y en singular; ejemplo: Fasciola; el nombre de la especie se
escribirá con minúscula: hepática. Tanto el
nombre del género como el de la especie deberán ser
subrayados o escribirse en letras cursivas si es que no se
subrayan. Los nombres de los parásitos no se
acentúan ortográficamente. Si se escribe el nombre
del género y especie de un parásito todo con
mayúscula, entonces no será necesario subrayarlo;
por ejemplo: ENTAMOEBA HISTOLYTICA.
Los nombres de los parásitos que al principio pueden
parecer difícil de pronunciar, a medida que el estudiante
se familiariza con ellos, acabará pronunciándolos
con fluidez y escribiéndolos correctamente, como es el
caso de la pronunciación para un mexicano el nombre de sus volcanes:
Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
3. Dinámica de
transmisión
Transmisión. En las infecciones
parasitarias, es la acción de transferir formas
infectantes del parásito de un huésped a otro,
dando como resultado la infección del segundo. La
infección se efectúa por contacto directo, por
fomites o por transmisores.
Un fomite, es la causa que excita o promueve una cosa; es todo
agente físico que transportando mecánicamente a los
agentes infectantes, efectúa la transmisión del
agente infectante.
Los transmisores son generalmente animales artrópodos, que
realizan o participan activamente en la trasferencia de formas
infectantes de un huésped a otro, dando lugar a la
transmisión. Existen varios tipos de transmisores tomando
en consideración la evolución del parásito en él,
así tenemos a:
Transmisor mecánico. (El parásito se reproduce en
el transmisor) como es el caso de moscas y cucarachas que solo
transportan en sus pelos y cuerdas a los agentes infectantes.
Transmisor Biológico desarrollativo. (si el
parásito sufre metamorfosis) como los simúlidos
para Onchocerca volvulus.
Si el parásito se reproduce dentro del transmisor,
entonces será un transmisor biológico reproductivo,
como es el caso del Trypanosoma cruzi dentro de las triatomas.
Sí además de reproducirse dentro del transmisor los
parásitos también sufren un ciclo, entonces
será Transmisor biológico ciclo reproductivo, como
el mosquito Anopheles, para los Plasmodium sp.
Infección es la entrada, desarrollo y/o
multiplicación de un agente infectante en un
huésped.
Infestación, desde el punto de vista de la
parasitología humana, este término se refiere a la
presencia de artrópodos sobre la piel y
anexos.
Condiciones favorables y
desfavorables
Para que un organismo parásito pueda desarrollarse dentro
de un huésped determinado, este debe conservar los
procesos
metabólicos adecuados por encima del umbral mínimo
que permitan sobrevivir y mantener al parásito para que se
lleve a cabo su desarrollo y reproducción en el huésped
específico.
Los metabolitos normales del huésped, tales como vitaminas,
aminoácidos, ácidos
grasos etc., van a suministrar el alimento necesario para el
parásito. Sí los factores metabólicos y
otras condiciones son favorables para el desarrollo parasitario,
puedan determinar la susceptibilidad innata del huésped
que es el equilibrio
entre las substancias metabólicas que inhiben y las que
promueven el desarrollo del parásito, por tal motivo las
condiciones serán propicias o adversas para su desarrollo.
Las enfermedades parasitarias a menudo van acompañadas de
un descenso general de reducción de la resistencia a
nuevas infecciones del huésped, por lo que es evidente que
si el reducido, también lo estará la capacidad para
evitar nuevas infecciones.
La reducción de la resistencia, puede así mismo,
ser resultado de una infección parasitaria interna o de
larga evolución. Indudablemente que las infecciones
secundarias se propician cuando existen lesiones en los tejidos del
huésped, causadas por los parásitos tal como sucede
con los protozoos, helmintos y artrópodos que agreden la
piel y mucosa, destruyendo de esta manera las primeras
líneas de defensa y facilitando la penetración y
establecimiento de otros microorganismos.
La dieta es un factor importante, ya que por estudios realizados
se ha podido concluir que la desnutrición proteica del huésped,
lo hace más vulnerable a las infecciones parasitarias. En
general un huésped bien nutrido es menos factible de ser
parasitado que un desnutrido, a consecuencia que al desarrollarse
intensamente las parasitosis, se propiciarán más
infecciones en otros huéspedes ya que un transmisor se
infectará más fácil en una buena fuente de
infección y garantizando así la continuación
del ciclo biológico, ya que se llevará a cabo
más fácilmente, porque el número de formas
infectantes serán muy abundantes.
Barreras Ecologicas
Cuando una especie de huésped está dividida en dos
grandes grupos de población separados
geográficamente y en diferentes ambientes
ecológicos, los parásitos respectivos
también presentan diferencias, esto nos está
indicando que el ambiente influye sobre el huésped y
éste a su vez sobre el parásito. Hay barreras
ecológicas y genéticas que en determinado momento
impiden la infección de especies filogenéticamente
cercanas aunque ocupen la misma región
geográfica.
El parásito puede ser incapaz de desarrollarse en otro
huésped que no sea el adecuado por varias circunstancias,
tales como:
- Falta o ausencia de ciertas
condiciones necesarias para su desarrollo, como son el oxígeno, alimento, agua, temperatura,
presión
osmótica, etc. - Resistencia del huésped, es
decir, presencia de ciertos factores o condiciones como
inmunidad, edad, barreras mecánicas, etc., el
huésped puede modificar sus tejidos y alterar su
metabolismo
durante su adaptación al parásito, ya que el
fracaso del huésped puede modificar sus tejidos y
alterar su metabolismo durante su adaptación al
parásito, ya que el fracaso del huésped para
adaptarse adecuadamente al parásito dará como
resultado debilidades, incapacidad, enfermedad o
muerte. - Incapacidad del parásito para
penetrar la superficie externa del huésped.
D) Presencia de otros parásitos;
un huésped puede ser infectado por muchas especies de
parásitos, pero en ocasiones solamente una o algunas
especies de éstos se encuentran en un huésped a la
vez.
E) Invasividad del parásito, condición que en
algunas circunstancias puede ser incrementada.
Habitos Y Costumbres
La mayor parte de las parasitosis por protozoos y helmintos del
tubo digestivo del hombre, así como algunas
extraintestinales, se originan por los hábitos y
costumbres higiénicas deficientes como la práctica
del fecalismo al ras del suelo, en donde junto con las materias
fecales se depositan quistes de protozoos o huevos de helmintos,
que son infectantes desde el momento de su expulsión o
requieren de cierto tiempo para su maduración, pero que de
una u otra forma el fecalismo es el disparador de la presencia de
estás parasitosis en el hombre junto con otros favores,
que pueden ser biológicos, tales como las características ecológicas y
fundamentalmente la vegetación; físicos como
temperatura, precipitación, humedad, suelo, etc. Y
socioeconómicos como nivel económico, tipo de
habitación, uso de calzado, etc., importante está
constituida por aquellas personas infectadas que se dedican al
manejo de alimentos en la
vía pública o en restaurantes, ya que el preparador
de dichos alimentos es de hábitos higiénicos
deficientes, esto mismo también es válido para las
amas de casa, por lo que en determinado momento se observan
epidemias familiares de algunas parasitosis, situación que
es favorecida por el hacinamiento, como sucede en
cárceles, orfanatos, manicomios o casas de familias
numerosas, siendo por otro lado más frecuente en las zonas
rurales, donde no se cuenta con los elementos necesarios para una
adecuada higiene personal,
familiar o comunitaria.
En algunos países, el riesgo de
sembradíos se hace con aguas negras, por lo que las formas
infectantes pueden quedar alojadas en algunos productos que
se cultivan al ras del suelo, como las legumbres que al llegar al
consumidor son un
mecanismo de infección de parásitos
intestinales.
El vector que puede ser de varios tipos, juega un papel
importante en la dinámica de transmisión, ya que en
muchos casos cuando éste es eliminado se corta el ciclo
biológico del parásito. El transmisor al igual que
el huésped, debe reunir ciertas características
para que el parásito se desarrolle, reproduzca o
simplemente sea transportado por éste, como es el caso de
las moscas que en sus pulbillos acarrean formas infectantes hacia
los alimentos; también son importantes sus hábitos
alimenticios y de reposo
Distribucion de huespedes y
parasitos
El
conocimiento de la distribución y diseminación de las
poblaciones naturales de huéspedes y parásitos, es
un aspecto importante desde el punto de vista biológico y
de control. La distribución de una especie depende
de:
- La edad de la especie, ya que cuanto
más antigua sea, más tiempo ha tenido para
dispersarse. - La capacidad del parásito para
vivir separado en determinado momento de su huésped o
para soportar el cambio de
medio ambiente que éste experimenta, así tenemos
que agentes físicos, químicos y mecánicos,
son factores que puedan producir efectos sobre los
parásitos adultos, sus formas larvarias o sobre la
disponibilidad de huéspedes tanto intermediarios como
definitivos.
La distribución de los
parásitos o sus huéspedes está relacionada
con el ambiente ecológico determinado o modificado por la
latitud, longitud y estación del año, temperatura y
humedad son factores importantes que influyen sobre la
supervivencia y dispersión de determinados
parásitos como las uncinarias, estrongiloides o sobre
quistes y huevos.
Para la distribución y establecimiento de las parasitosis
en nuevos sitios, es indispensable la existencia de
huéspedes susceptibles, como es el caso de Schistosoma
mansoni que en la actualidad se ha extendido
extraordinariamente.
Otro factor que interviene en la distribución de los
parásitos es el aire, ya que es un medio de transporte
aunque no muy efectivo sí es importante, en la
diseminación de algunas formas infectantes con cierto
grado de resistencia a la desecación.
Mecanismos De Transmision
El agua es
fundamental en la distribución de ciertas formas
infectantes, ya que determinado momento este mecanismo es el
responsable de la aparición de episodios epidémicos
en zonas de baja endemicidad y participa junto con otros factores
al mantenimiento
de un elevado nivel endémico, sobre todo en zonas o
comunidades donde el aprovisionamiento de agua es a través
de colecciones a nivel mas elevado que el de la población,
ésta llega través de canales parcialmente
contaminados con el arrastre hacia su interior de formas
infectantes. Al igual que los animales, las migraciones humanas
especialmente a los trópicos y zonas subtropicales, o las
migraciones a los lugares fabriles (industriales) o de cosecha en
el campo, intervienen en la diseminación de la parasitosis
y en el aumento o aparición de parásitos y en el
aumento o aparición de parásitos en nuevas
localidades, como ejemplo de esto, tenemos a la malaria,
estableciéndose en estos sitios cuando encuentran ambiente
ecológico favorable, costumbres de la población
propicias y huéspedes intermediarios adecuados.
La introducción, evolución e intensificación
de los medios de
transporte, aumenta la oportunidad del hombre de introducir
inconscientemente formas infectantes desde sus hábitats
naturales a sitios o regiones favorables para su desarrollo.
Por aspiración de gotitas de Pflügger se puede
transmitir Pneumocistis carinii y Toxoplasma gondii, en cambio
con el polvo, aunque no es tan importante, pueden transmitirse
quistes de protozoos y huevos viables de helmintos.
A través de las mucosas se puede llevar a cabo la
transmisión de protozoos como Entamoeba gingivalis,
Trichomonas tenax por contacto directo o por medio de
transmisiones sanguíneas se pueden producir infecciones
con Plasmodium sp. Y Trypanosoma cruzi.
La vía cutánea puede ser utilizada como salida o
como entrada de los parásitos, ya sea por esfuerzo propio
o por medio de un artrópodo transmisor. Asimismo, existen
helmintos parásitos, son incapaces de continuar el
desarrollo; sin embargo, sobreviven y se mueven a través
de las capas cutáneas por considerables períodos de
tiempo, pudiendo ser verdaderos miembros de la comunidad
cutánea por tiempos indefinidos, en donde originan
alteraciones de distinta naturaleza, con frecuencia infecciosa
secundarias
Algunas larvas de parásitos cuyo huésped definitivo
es el hombre, están adaptadas a las condiciones de la piel
humana causando únicamente pequeña reacción
durante la penetración, ya que la atraviesan
rápidamente hasta llegar a los vasos de los tejidos
profundos, en cambio algunas larvas de parásitos no
humanos, pueden penetrar la piel humana, pero son incapaces de
desarrollarse en este huésped no habitual, por lo que
mueren rápidamente, es el caso de las cercarias de
Schistosoma sp. no humanas que penetran el estrato córneo
de la piel, pero cuando alcanzan la capa germinativa se detienen
y mueren originando una reacción inflamatoria aguda, con
infiltración de células plasmáticas,
conocida como dermatitis de los nadadores, la residencia en la
piel es por lo tanto temporal y de corta duración.
La penetración de las larvas tiene lugar principalmente
cuando el agua se está evaporando de la superficie
cutánea y es acompañada de sensación de
ardor, posteriormente se presenta prurito de gran intensidad
seguido de máculas y pápulas en el sitio de
penetración, en infección repetida se desarrolla
hipersensibilidad y aumenta la severidad de los síntomas
con frecuentes infecciones secundarias.
Al exponerse la piel del hombre a la tierra o
arena sombreada donde han defecado perros o gatos
infectados con estos parásitos, las larvas filariformes
que se encuentran en la superficie del suelo invaden la piel
produciendo trayectos serpiginosos (dermatitis verminosa
reptante)
El conocimiento de la dinámica de transmisión y de
la naturaleza de los factores biológicos, físicos o
socioeconómicos que actúan en cada parasitosis son
fundamentales para instituir medidas de control,
prevención o erradicación de dichos problemas.
4.
Zoonosis Parasitarias
El término zoonosis fue
introducido por Virchow a la terminología médica
para designar a las enfermedades de los animales cuyos agentes
etiológicos pueden ser transmitidos al hombre.
Un grupo de expertos reunidos en 1959 por la OMS definió
la zoonosis como infecciones y enfermedades, cuyo agentes
etiológicos son naturalmente transmitidos entre los
animales vertebrados y el hombre.
Clasificacion De Las Zoonosis
Existen varias clasificaciones propuestas por diversos autores, cuyos
principales objetivos» han sido los de señalar el
sentido en que
ocurre la transmisión y cuál de los
huéspedes constituye el principal reservorio.
Graham en 1958, clasificó a las zoonosis en:
Euzoonosis parazoonosis. Las euzoonosis «son
aquellas zoonosis cuyos agentes etiológicos son
transmitidos entre los animales y eI hombre, en las cuales, este
último ocupa una parte esencial en el ciclo
biológico del agente etiológico; ejemplo: T. solium y T. saginata.
Las parazoonosis son aquéllas en las
cuales «eI hombre sólo se ve involucrado
accidentalmente, ejemplo: toxocariosis.
Nelson. en 1960, propuso una nueva clasificación basada en la dirección en que ocurre la transmisión y
dividió a las zoonosis en: antropozoonosis, Zooantroponosis,
anfixenosis y euzoonosis."
Las antropozoonosis,
abarcan las enfermedades o infecciones del hombre,
naturalmente
adquiridas de otros vertebrados, donde» el principal
reservorio del parásito es el animal y el hombre
sólo participa como huésped accidental;
ejemplo:
rabia, peste, hidatidosis, triquinosis, etc.
Zooantroponosis son aquéllas cuyos agentes etiológicos son
naturalmente adquiridos del hombre, donde éste es el reservorio y los
vertebrados sólo huéspedes accidentales; ejemplo:
amibiasis en
perros, tuberculosis de
origen humano en aves o en
bovinos.
Las anfixenosis, incluye las enfermedades o
infecciones
cuyos agentes etiológicos son transmitidos naturalmente
entre el hombre y los animales vertebrados, en donde el
parásito es mantenido indistintamente por el hombre o por
los animales, ejemplo: tripanosomiosis.
Las euzoonosis incluyen a las enfermedades en las que existen
asociaciones obligadas entre hombre y animales en donde
aquél actúa como huésped definitivo y los
animales como intermediarios del mismo parásito, tal como
lo había descrito Graham, en 1958.
Schwabe, en 1964, propuso una clasificación más
completa basándose en el ciclo biológico del agente
etiológico y que por su utilidad didáctica es la más aceptada en la
actualidad:
Zoonosis directa. Son las enfermedades e infecciones cuyos
agentes etiológicos son transmitidos de un huésped
vertebrado infectado a otro vertebrado susceptible, por contacto
o transmisión
mecánica. En estas zoonosis, el
parásito no sufre o sólo sufre una pequeña
alteración y no se modifica durante su transmisión;
ejemplo:
rabia, otras virosis, bacteriosis, micosis superficiales y
enterobiosis.
Ciclozoonosis. En éstas existe necesidad de más de
un huésped vertebrado pero no de un invertebrado, para
completar el ciclo biológico del parásito. La
mayoría de estas zoonosis son causadas por
céstodos.
Las metazoonosis, son las zoonosis en las que el agente
etiológico es transmitido por artrópodos. En las
metazoonosis siempre existe un período de
incubación extrínseca en el invertebrado
precediendo a la transmisión del huésped
vertebrado; ejemplo: enfermedad de Chagas, malaria,
etc.
Repercusion De Las Zoonosis
En una reunión del Comité de Expertos de la OMS,
celebrada en 1978 se discutió la enorme repercusión
que tienen las zoonosis, sobre la economía mundial
especialmente sobre la de los países subdesarrollados,
incluso en algunos de ellos se calcula que el 90% de la
población está expuesta a contraer este tipo de
enfermedades.
En los países tropicales y subtropicales las zoonosis
parasitarias son grandemente prevalentes, especialmente entre los
niños a los que cobran un doble tributo, ya que
además de producirles enfermedades que afectan severamente
su nutrición,
reducen considerablemente a las de por sí escasas fuentes
locales de proteínas animales al afectar también a
los vertebrados utilizados para su alimentación.
Otro rubro importante de pérdidas económicas lo
constituye el tener que desechar carnes, pescado y otros
productos animales cuando se sabe que están infectados por
parásitos causantes de zoonosis graves. Las
pérdidas económicas se acentúan cuando se
obstaculiza la exportación de alimentos en las zonas
endémicas de hidatidosis, cisticercosis, y triquinosis.
Además se debe tener en cuenta la enorme
repercusión sobre la salud y economía de estos
pueblos, por las enfermedades que afectan a sus animales, que
además de enfermar al ganado vacuno, lo hacen sobre los
animales de carga y tiro que todavía suponen un porcentaje
elevado de la fuerza total
de tracción en el mundo.
Factores que influyen en la presencia de
las zoonosis
En el incremento de las zoonosis tiene particular importancia la
modificación de los ecosistemas
naturales por el hombre. Así como la contaminación
ambiental por materia orgánica (fecalismo al aire
libre).
Otros factores importantes son la ignorancia, el tipo de trabajo
y las costumbres; lo que se puede apreciar claramente en la
hidatidosis, donde el hombre al desarrollar una oveja y encontrar
las vísceras enfermas, lejos de destruirlas, se las ofrece
a sus perros o como sucede entre los turkamas, un pueblo pastor
de Kenya, donde los cadáveres humanos se abandonan por
costumbres religiosas a perros o hienas, por lo que la
infección humana ayuda a perpetuar el ciclo
biológico de Echinococcus granulosus. El consumir carne,
pescado o mariscos crudos (ceviche), incrementa importantemente
el riesgo de contraer zoonosis.
Los chicleros y madereros, en el sureste de México,
están mucho más expuestos a contraer la
leishmaniosis cutánea que cualquier otro tipo de
trabajador.
Los alimentos y el agua desempeñan un papel preponderante
en la transmisión de zoonosis parasitarias, incrementando
el riesgo de infección ciertos hábitos
alimentarios.
El Comité de Expertos de la OMS en aspectos
microbiológicos de los alimentos, reunidos en 1976,
clasificó los parásitos transmitidos por los
alimentos en dos categorías:
- Parásitos cuyos formas
infectantes se encuentran naturalmente en los alimentos (carne,
pescado, moluscos, etc.) - Parásitos procedentes del
medio ambiente (suelo o agua) de los animales y de los
manipuladores de alimentos, cuyas formas infectantes contaminan
los alimentos.
Parasitologia Clinica De
Tay-Lara
Autor:
Alejandro De Jesús Rios
Sánchez
Villahermosa, Tabasco México