Indice
1.
Introducción
2. Enfermedades mas comunes según
su inicial
3. Conclusiones
4. Bibliografía
Por medio de la elaboración de este trabajo,
podré llegar a conocer acerca de aquellas enfermedades que pueden
diagnosticar los niños
en cierta etapa de su crecimiento, evaluando de esta manera
cuales son los mejores pasos a seguir y que medidas se deben de
tomar en cuenta para ejercer una acción apropiada para
cada una de estas enfermedades.
Conoceremos enfermedades que varías desde una
simple gripe, hasta enfermedades congénitas. Para la
explicación de que es la enfermedad, porque se produce,
cuales son los principales síntomas a los que debemos
tomar en cuenta, como se puede hacer un diagnóstico seguro, como
puede prevenirse, como se debe tratar y en que casos es
recomendable acudir al pediatra; expondré las diversas
enfermedades investigadas por orden alfabético, para que
así el uso y empleo de esta
guía se facilite para todas aquellas personas que el
día de mañana puedan necesitar información al respecto.
La diversidad de enfermedades que se tratarán a
continuación, son aquellas más comunes en los
niños, aquellas que nos pueden tomar por sorpresa sin
saber ni siquiera que existen, y otras que son comunes y
fáciles de detectar. ES importante manejar todo este tipo
de información.
Como futuras docentes me parece que de es gran
importancia manejar este tipo de información que vamos a
ver a continuación, ya que nosotras el día de
mañana seremos representantes en cierto modo, y tendremos
un contacto directo con los niños, así que debemos
de estar preparadas para enfrentar diversas situaciones como las
enfermedades que algún día puedan presentar
nuestros alumnos.
2. Enfermedades mas comunes
según su inicial
A:
Absceso:
Es una cavidad cerrada que contiene pus. Su causa primordial es
por la lucha de las células
defensivas y las bacterias que
causan la infección. Una infección se convierte en
un absceso cuando ésta queda delimitada por una
cápsula, cuyo contenido se denomina pus, que se compone
por células defensivas y bacterias muertas. El absceso
más frecuente se presenta en la piel. AL
comienzo de la infección la zona circundante al absceso se
encuentra roja y caliente. Luego, se reblandece y al final, si no
se trata el pus puede acabar saliendo al exterior o interior
mediante una fístula. Se debe tratar mediante
antibióticos, y en los casos más serios se debe de
drenar quirúrgicamente.
Una variante de esta enfermedad es el absceso
retrofaríngeo, que es la acumulación de pus en los
tejidos
posteriores de la garganta. El absceso retrofaríngeo es
una enfermedad que se presenta en los niños, usualmente
menores de cinco años. Los tejidos en la parte posterior
de la garganta facilitan la formación de un espacio lleno
de pus (lo cual no ocurre en adultos) justo detrás de la
parte posterior de la garganta. Esta área puede infectarse
durante o inmediatamente después de una irritación
de la garganta de origen bacteriano. El niño afectado, que
puede tener síntomas de la irritación inicial de la
garganta, desarrolla fiebre alta con dolor de garganta muy
fuerte, lo cual causa dificultad para deglutir. El absceso en
expansión puede causar interferencia con la respiración. Las complicaciones causadas
por esta condición pueden ser potencialmente mortales. El
absceso retrofaríngeo requiere atención inmediata con el fin de prevenir
complicaciones severas.
También se puede mencionar el absceso anal o
absceso rectal. Es la colección de pus en la región
del ano o recto. Pueden presentarse en un área de
fácil acceso para drenaje, o más arriba en el
recto. Los abscesos anales superficiales son comunes en lactantes
y niños que aún usan pañales y tienen una
historia de
fisuras anales. El absceso aparece a menudo como una
protuberancia inflamada, roja y blanda al borde del ano. El
niño puede lucir intranquilo por la incomodidad, pero por
lo general no hay otros síntomas sistémicos
asociados. La
administración de antibióticos y drenaje
quirúrgico producen alivio rápido.
Otro tipo de absceso es el absceso en los dientes;
absceso periapical o infección dental. Es la
colección de material infectado (pus) resultante de una
infección bacterial del centro (pulpa) del diente. El
absceso dental es una complicación de la caries dental.
Puede resultar también de un trauma al diente (como cuando
un diente se rompe o es golpeado). Las aberturas en el esmalte
dental permiten que las bacterias infecten el centro del diente
(la pulpa). La infección puede propagarse desde la
raíz del diente hasta los huesos que
sostienen al diente. La infección resulta en una
colección de pus (tejido muerto, bacterias vivas y
muertas, glóbulos blancos) e inflamación de los
tejidos internos del diente. Esto causa fuertes dolores dentales.
Si muere la raíz del diente, el dolor se puede detener,
pero la infección permanecerá activa y
continuará expandiéndose y destruyendo el
tejido.
Acetona:
Es una sustancia que se produce en el organismo cuando las grasas
se queman de forma incompleta. En los niños que tienen
fiebre o vomitan es muy común el olor a acetona, parecido
al de las manzanas reineta. Su causa principal es por el ayuno o
a una aceleración del metabolismo
cuando el niño tiene fiebre. En sí mismo se trata
de un síntoma que carece de importancia. Para tratarlo se
debe tener en cuenta que bajo ninguna circunstancia hay que
administrarle al niño agua con
bicarbonato, que es una costumbre muy común. Es necesario
bajarle la fiebre y tratar los vómitos, en
cuanto estos síntomas mejoren, desaparecerá la
acetona. Las madres no deben alarmarse si el niño presenta
acetona en la orina al levantarse, ya que esto sucede porque el
niño ha pasado toda la noche sin comer.
AEROFAGIA:
Es una ingesta de aire durante la
comida que provoca eructos, gases y dolor
abdominal. Es propia de bebés que comen con ansias o de
los cólicos del lactante a consecuencia del llanto. Para
ayudar a los niños a eliminar el aire ingerido es
útil darles golpecitos suaves en la espalda y, en caso de
llanto por dolor abdominal, masajes en la barriga
manteniéndolos en la posición de sentados. Existe
medicación que reduce la producción de gases por bacterias a nivel
intestinal, pero la eficacia de los
mismos en los niños es dudosa. El tratamiento más
eficaz es prevenir la ingesta de aire mediante una buena
técnica de alimentación, por
ejemplo no más de 10 minutos en cada pecho, colocar al
bebe durante la toma en vertical ligeramente inclinado hacia
atrás y hacia la izquierda, dar una expulsión
correcta de los eructos, etc.
AMIGADALITIS AGUDA:
Es una inflamación de las amígdalas (órganos
de tejido linfoide como los ganglios), de la garganta a ambos
lados y detrás del paladar. El tejido linfático
constituye la defensa porque es el lugar donde se producen los
glóbulos blancos y los anticuerpos. Los gérmenes
entran en nuestro organismo por la vía respiratoria y
digestiva, las amígdalas están en primera
línea de defensa frente al ataque de los agentes
infecciosos. La mayoría de las veces la causa es una
infección, siendo los virus los
gérmenes que con mayor frecuencia la originan, sobre todo
en los primeros años de vida. Entre los factores
bacterianos, el más frecuente, sobre todo a partir de los
tres años es el estreptococo betahemolítico
grupo A. El
contagio se produce a través del de las gotas de saliva
que se producen al toser, por contacto directo con el niño
enfermo o por medio de los juguetes.
Los principales síntomas son fiebre alta, dolor
de cabeza, dolor abdominal y falta de apetito. El dolor de
garganta y el dolor al tragar pueden estar presentes pero no es
un síntoma constante. Es frecuente encontrar los ganglios
del cuello aumentados de tamaño como respuesta a la
inflamación. Las amígdalas se encuentran
enrojecidas y con un punteado blanquecino sobre las mismas o con
"placas", lo que puede ocasionar un aliento desagradable. Si la
causa de la enfermedad es vírica, los síntomas
suelen ser menos intensos. El diagnóstico lo debe realizar
un pediatra valorando los síntomas clínicos y la
exploración de la garganta. El cultivo de exudado de
faringe y un test de
detección rápida del estreptococo en la garganta
permite al pediatra identificar la presencia del único
germen importante, el estreptococo. El tratamiento debe dirigirse
a la administración de antitérmicos si el
niño tiene fiebre y analgésicos si el dolor es
importante. Es recomendable ofrecer muchos líquidos y una
dieta blanda. En ningún caso los padres deben administrar
antibióticos por iniciativa propia. El pediatra
indicará la administración de antibióticos
durante 10 días para garantizar la completa
eliminación del estreptococo beta hemolítico A. Es
normal que: El niño tenga menos apetito y refiera
molestias al tragar, Tenga fiebre durante uno o dos días.
Se debe acudir a urgencias o contactar al pediatra si: La fiebre
no cede con antitérmicos, la fiebre persiste más de
3 días, no desaparece la fiebre a las 24-36 horas de
iniciado el antibiótico, tiene dificultad para respirar o
"babea".
ANEMIA:
Es la disminución del volumen de los
glóbulos rojos (hematíes) debajo de los límites
considerados normales. La formación de glóbulos
rojos es un proceso
complejo que requiere de la presencia de determinados nutrientes
(hierro,
cobre,
aminoácido) y de algunas hormonas
(eritropoyetina). La proteína contenida en los
glóbulos rojos de la sangre y
encargada de transportar el hierro se encuentra en su mayor parte
en los glóbulos rojos de la sangre y transporta el
oxígeno, permitiendo que las células
puedan respirar. La aparición de la anemia se ve
favorecida en los niños por la presencia de infecciones,
problemas en
su alimentación, enfermedades heredadas y hasta por el
mismo crecimiento. En el caso de los recién nacidos poseen
una reserva de hierro que han obtenido de la madre en las
últimas semanas de gestación y que son suficiente
para cubrir sus necesidades los primeros 5 meses de vida.
Posteriormente necesita hierro que procede de la dieta.
Particularmente los niños entre 6 meses y los 2
años de edad, la falta de hierro se puede deber a mala
alimentación, pérdidas intestinales de hierro
secundarias, mínimas hemorragias, etc. La característica más reseñable
es la palidez de la piel, de los labios y de las conjuntivas.
Suele ir asociada con cansancio, decaimiento y falta de apetito.
Se puede diagnosticar con un análisis de sangre (hemograma) que
permitirá el diagnóstico de anemia. La observación con el microscopio de
una muestra de sangre
permite detectar anomalías en las estructuras de
los glóbulos rojos que pueden orientar el
diagnóstico del tipo de anemia. Para diagnosticar la causa
de la anemia se debe realizar un estudio especial.
Una de las variantes de la anemia es la anemia
ferropénica, es la forma más común de
anemia. Aproximadamente 20% de las mujeres, 50% de las
embarazadas y 3% de los hombres son deficientes en hierro. El
hierro es un componente esencial de la hemoglobina, pigmento que
transporta el oxígeno en la sangre. El hierro normalmente
se obtiene a través de los alimentos de la
dieta y por el reciclaje de
glóbulos rojos envejecidos. Las causas de deficiencia de
hierro son: muy poco hierro en la dieta, poca absorción
corporal de hierro y pérdida de sangre (incluyendo el
sangrado menstrual abundante). También es causada por
intoxicación por plomo en niños. La anemia se
desarrolla lentamente, después de agotadas las reservas
normales de hierro en el cuerpo y en la médula
ósea. En general las mujeres, al tener depósitos
más pequeños de hierro que los hombres y
pérdidas aumentadas por la menstruación, presentan
un riesgo mayor para
la anemia. Los grupos de alto
riesgo son: mujeres en edad fértil con pérdidas de
sangre por la menstruación, mujeres embarazadas y
lactantes con requerimientos aumentados de hierro, lactantes,
niños y adolescentes
en fase de crecimiento rápido y personas con una ingesta
deficiente en hierro ocasionado por una dieta carente o
deficiente en carne o huevos durante varios
años.
Lógicamente el tratamiento dependerá de la
causa de la anemia. El pediatra debe indicar el tratamiento en
cada caso concreto. El
niño que nace prematuro, para prevenir la anemia
ferropénica, el pediatra deberá de administrar un
preparado de hierro, ya que la transferencia de hierro de feto se
realiza fundamentalmente durante el tercer trimestre del embarazo. La
dieta que debe tener el paciente es de gran importancia. EL
hierro es el protagonista en la producción de la
hemoglobina porque permite al glóbulo rojo fijar los gases
que acarrea. La vitamina B12 y el ácido fólico son
necesarios para que todas las células maduren sin ser los
glóbulos rojos una excepción. Una
alimentación balanceada con verduras verdes, frijoles,
lentejas, hígado y todo tipo de carnes, y cereales
fortificados. Es importante señalar que la leche no
previene la anemia por deficiencia de hierro.
ANGINA:
Es la infección de la faringe y las amígdalas,
acompañadas (casi siempre) de fiebres altas y placas o
puntitos blanquecinos. Lo que produce una angina es el germen
estreptococo betahemolítico. En este caso la mucosa
faríngea se vuelve color rojo vinoso
y se observan placas purulentas. Debido a que este tipo de angina
puede producir complicaciones reumáticas y renales, deben
ser tratadas durante diez días con penicilina o
algún derivado de este antibiótico. De todas
formas, es recomendable consultar al pediatra, aunque las madres
no deben alarmarse por una simple garganta
congestionada.
ANOREXIA:
Es un trastorno de la alimentación que se caracteriza
porque el niño, aunque tenga apetito, se niegue a comer.
Inapetencia. Las causas son mayormente psicológicas (sobre
todo cuando hay relaciones conflictivas con la madre), pero
también pueden ser orgánicas, debido a una
enfermedad subyacente que provoca la inapetencia. También
puede presentarse por causas funcionales que son alteraciones en
el desarrollo del
hábito alimentario. En cualquiera de los casos se debe
trata por medio de la reeducación de los hábitos
alimentarios del niño, y si persiste consultar a un
médico especialista.
APENDICITIS:
Es la inflamación del apéndice, un
divertículo que se encuentra libre en la cavidad
abdominal. Esta inflamación se produce cuando se obstruye
el apéndice vermicular y el contenido fecal retenida
daña e infecta las paredes del apéndice. Si se
llegara a perforar, el contenido intestinal saldría por la
cavidad intestinal, causando una peritonitis o la
formación de un absceso. Aunque puede aparecer a cualquier
edad, la mayoría de los casos son en niños mayores
y adolescentes. Se caracteriza por un dolor abdominal que
inicialmente está poco localizado y que el niño
señala al lado del ombligo. Progresivamente se hace
más intenso y el niño lo localiza en la parte
inferior, especialmente del lado derecho. Se presentan
náuseas y los vómitos posteriores al inicio del
dolor. La fiebre no es un síntoma constante. Mientras los
niños son más pequeños es más
difícil de diagnosticar. Para tratarla se debe proceder
quirúrgicamente, es una intervención sencilla que
conlleva pocos riesgos y se debe
realizar por emergencia para evitar complicaciones.
APERT:
Se trata de una anomalía craneofacial, denominada
Acrocefalosindactilia Tipo I, que produce malformaciones en
cráneo, cara, manos y pies, además de diversas
alteraciones funcionales como: aumento de presión
intracraneal, problemas cardiorrespiratorios, deficiencia mental,
ceguera, pérdida de la audición, otitis, entre
otras. Las causas están entre una mutación durante
el período de gestación, en los factores de
crecimiento de los fibroblastos (FGFR2) que se produce durante el
proceso de formación de los gametos. Se desconocen las
causas que producen esta mutación. Para arreglar estas
alteraciones, se requieren varias intervenciones
quirúrgicas para descomprimir el espacio intracraneal,
mejorar la función
respiratoria, permitir el desarrollo normal e impedir que las
distintas áreas cerebrales queden afectadas. Cuanto antes
se haga la cirugía es mejor, ya que si la
hipertensión intracraneal no se trata, puede producir
atrofia óptica,
ceguera y apnea, además de poner en riegos la vida del
niño.
ASMA:
ES la enfermedad crónica más frecuente en la
infancia y
consiste en un trastorno crónico de las vías
respiratorias, lo que da a lugar, en individuos predispuestos,
recurrentes de tos, dificultad respiratoria y sibilancia
(pitidos). Las causas del asma son complejas y depende de
múltiples factores que pueden ser predisponentes o
desencadenantes. Los primeros (la predisposición a ser
asmáticos) son hereditarios y es frecuente encontrar que
los pacientes asmáticos tienen antecedentes familiares
(padres, hermanos, abuelos…) con asma y/o enfermedades
alérgicas. Además también se conoce donde se
localiza el gen del asma, aunque en la actualidad no tiene una
aplicación terapéutica. Los factores
desencadenantes son de distintos tipos: infecciones
respiratorias, polen, ácaros del polvo domestico, hongos (mohos) y
levaduras, partículas de la piel de gatos y perros, humo,
aire frío u otros agentes climáticos, ciertas
comidas o aditivos alimenticios y determinados medicamentos.
Otras veces aparece a causa del contacto con agentes irritantes
(humo del tabaco) o como
consecuencia o complicación de otra enfermedad.
También es relativamente frecuente que aparezca
después de haber realizado un ejercicio, tras emociones o
cambios climáticos, etc. Independientemente del
estímulo desencadenante, en todos los episodios de asma
los bronquios se cierran (bronco espasmo), la pared bronquial se
inflama y su luz se llena de
secreciones (hipersecreción bronquial). El asma se
caracteriza por episodios recurrentes de tos seca, persistente,
habitualmente nocturna, sensación de opresión en el
pecho, ahogo y dificultad para respirar. El pitido o sibilancia
es la manifestación clínica típica de la
dificultad a la salida del aire. Si se trata de un ataque severo,
el niño no podrá hablar y puede aparecer cianosis
(color azulado de la piel). El diagnóstico se basa
fundamentalmente en una historia clínica cuidadosa Las
pruebas
complementarias (análisis de sangre y radiografía
de tórax) servirán al pediatra para apoyar la
sospecha diagnóstica y/o descartar otras patologías
respiratorias que cursan con clínica semejante. Las
pruebas funcionales respiratorias son necesarias para objetivar y
cuantificar la severidad del asma y para el manejo
terapéutico. Para la prevención es importante
realizar un buen control ambiental
evitando factores desencadenantes: humo del tabaco, pelo de
animales,
polvo domestico, evitar la exposición
a infecciones víricas (retrasar su ingreso en la
guardería). Por supuesto deberemos evitar fumar durante el
embarazo y una vez que ha nacido el niño ya que ha sido
demostrado que el humo del tabaco es un gran factor
desencadenante. Un factor protector es la lactancia materna
prolongada, particularmente en los niños con antecedentes
familiares de enfermedades alérgicas. El objetivo del
tratamiento del niño asmático es conseguir que
pueda realizar una vida normal con todo lo que ello significa.
Ello incluye:1) medidas ambientales evitando factores
desencadenantes; 2) Tratamiento farmacológico; 3) educación al
niño asmático y su familia. Entre
las medidas ambientales es importante que la habitación
del niño tenga un mobiliario sencillo y fácil de
limpiar, retirar alfombras, moquetas, cortinas, peluches y
cualquier objeto que almacene polvo. Usar aspiradora y no limpiar
delante del niño. No es bueno que el niño
asmático conviva con animales domésticos con pelo o
plumas. Está prohibido fumar en casa o en el coche El
tratamiento farmacológico depende de la severidad y
frecuencia de las crisis y se
basa fundamentalmente en broncodilatadores y anti inflamatorios.
El pediatra nos indicará el tipo de fármaco y las
dosis adecuadas para cada situación concreta. Una parte
importante del tratamiento consiste en la educación al
niño asmático y su familia, que debe iniciarse
desde el principio. Deben de entender el concepto de asma,
reconocer los primeros síntoma, cómo se trata,
cómo y cuándo utilizar los medicamentos, conocer el
manejo de los distintos aparatos para la administración de
los medicamentos inhalados, conocer cuáles son las
actividades que no debe realizar el niño y cómo
efectuar un adecuado control ambiental. Se debe de acudir a
emergencia o consultar al pediatra si: Persiste la dificultad
respiratoria tras la dosis de broncodilatador inhalado. El
niño tiene mal color (azulado). El niño tiene una
tos persistente. Es un bebé menor de 3 meses.
ALERGIAS:
Es una forma de reacción alterada que tienen algunas
personas cuando se exponen a algunas substancias del medio ambiente
o cuando ingieren ciertos alimentos o medicamentos. Esta
reacción puede manifestarse en la piel, a nivel de los
bronquios, a nivel de los ojos, en la nariz, etc. Y los alergenos
son las substancias que inducen la alergia. Los alérgenos
pueden inhalarse (polen), ingerirse (leche de vaca, chocolate,
algunos antibióticos, etc.) o ponerse en contacto con la
piel. También causan las alergias el polco, hongos,
ácaros, insectos y caspa animal. No existe una cura para
la alergia. Los síntomas pueden ser controlados, pero con
la ayuda de un médico especialistas, quién
tomará un historial de la enfermedad y le hará un
examen físico para establecer el tipo de alergia y las
substancias que as causan. El tratamiento consiste en la
aplicación de métodos
para protegerse contra alas substancias que provocan la alergia,
la aplicación de vacunas, o
prescripción de medicamentos para controlar los
síntomas.
B:
BALANITIS:
Es una inflamación del prepucio y del glande (la punta del
pene). Se quedan enrojecidos, hinchados y sensibles al tacto.
Además se puede observar pus procedente del interior de la
abertura, lo que provocará dolores al niño al
orinar. En algunos casos puede que el niño sienta
escalofríos y fiebre, y escozor al orinar. Se causa por
una infección bacteriana bajo el prepucio que afecta al
glande. El tratamiento se basa en el control médico con
pomadas antibióticas y en caso de que el niño
presente prepucio muy tirante una circuncisión que puede
practicarse cuando el niño cumpla los 6 años de
edad. En casa, lo que se puede hacer es mantener el pene del
niño o el bebe siempre limpio, con cambios más
frecuentes de pañales, y aplicar una crema
antiséptica ante cualquier inflamación,
además de crema protectora. Se debe de enjuagar bien toda
la ropa para eliminar los restos de detergentes.
BLEFARITIS:
Es una inflamación de los bordes de los párpados.
Aparecen enrojecidos, escamosos e inflamados. Se pueden encontrar
costras de pus seco en las pestañas del niño,
principalmente en la primera hora del día. No existe
gravedad en esta enfermedad y se debe consultar al médico
si los ojos del niño aparecen pegajosos o si el estado no
desaparece en una semana. El mejor tratamiento es por la
mañana y por la noche humedecer un trozo de algodón
en una solución hecha con agua hervida y tibis, y media
cucharada de sal. Se debe limpiar cada ojo (cerrado) desde la
parte interior hacia la exterior. Se repite esta operación
siempre cambiando el algodón. En caso de alguna
infección, el médico recetará un colirio o
una pomada antinflamatoria.
BRONQUIOLITIS:
Es una infección respiratoria aguda que afecta
fundamentalmente a niños menores de dos años.
Durante los 6 primeros meses de la vida, la enfermedad cursa con
una mayor gravedad. Su máxima incidencia tiene lugar
durante el invierno y al inicio de la primavera. La
presentación es esporádica, aunque frecuentemente
aparecen brotes epidémicos. Se localiza en la mucosa
respiratoria, siendo el virus sincitial respiratorio (VRS) el
agente causal más frecuente. Al irritarse los bronquiolos
comienzan a segregar un moco denso y difícil de expulsar,
con lo que se estrecha aún más el interior de su
diámetro, lo que dificulta la respiración. Se
trasmite de persona a persona
y se contagia a través de las manos, de determinados
objetos contaminados o por las gotitas que se desprenden en la
respiración. Habitualmente comienza con síntomas
propios de un catarro de vías altas: mocos, tos,
estornudos a lo que se asocia posteriormente dificultad para
respirar, rechazo de alimentación y fiebre, aunque no muy
alta. La tos, siempre presente, es intensa y recurrente y
habitualmente se acompaña de vómitos. Muy
frecuentemente escucharemos ruidos respiratorios: son las
sibilancias (pitidos) que expresan la dificultad que tiene el
aire para ser expulsado, de forma similar al asma bronquial. La
historia clínica y la exploración física habitualmente
son suficientes para llegar al diagnóstico. En ocasiones,
el pediatra solicitará un estudio de las secreciones
nasales para identificar el virus. Otras veces realizará
una radiografía y/o un análisis de sangre sobre
todo si se asocia fiebre alta. El tratamiento depende de la
gravedad. Un 5% de los niños aproximadamente
necesitarán ingreso en el hospital. La mayoría se
tratarán en casa con cuidados especiales: humedad
ambiental, fisioterapia respiratoria, lavados nasales. Es
recomendable ofrecer la alimentación de forma fraccionada:
tomas más frecuentes y de menor volumen y darle de beber
mucho agua u otros líquidos. El empleo de sedantes para la
tos están contraindicados porque la tos es un mecanismo
para eliminar las flemas y las secreciones bronquiales. Se debe
acudir a urgencias o consultar al pediatra si: Se asocia fiebre
alta. Rechaza totalmente las tomas y /o vomita. El niño
está apagado. Si respira muy deprisa y/o tiene
dilatación de las alas de la nariz,
y/o tiene un color azulado.
BRONQUITIS:
Es una inflamación de los bronquios,
concretamente de la parte más gruesa del tramo bronquial.
Durante los primeros años de la vida, en la mayoría
de los casos, es de causa infecciosa, fundamentalmente
vírica. Sin embargo, también puede tratarse de una
alergia o aparecer como consecuencia de la inhalación de
determinados productos
químicos, de la contaminación
atmosférica o del humo del tabaco. Si el niño
de forma repentina, presenta un ataque de tos, hay que sospechar
en una aspiración de cuerpo extraño y hay que
preguntar si tenía al alcance objetos pequeños:
frutos secos o sus cáscaras y haya podido atragantarse con
ellos. Estas situaciones son potencialmente graves y requieren
asistencia en servicio de
Urgencias. Se inicia con un catarro de vías altas, mocos y
tos, al principio seca y posteriormente productiva (con
"flemas"). El niño sobre todo si es pequeño, no
sabe expectorar y es frecuente que se trague las flemas que
posteriormente expulsa con los vómitos o con las heces
(deposiciones con "moco"). Se queja que "le duele el pecho" y se
encuentra cansado, con malestar general y algo de fiebre. Aunque
suele mejorar rápidamente, la tos puede persistir durante
una semana o más. El pediatra suele diagnosticarla con la
historia clínica y la auscultación pulmonar por lo
que en pocos casos será necesario realizar otro tipo de
pruebas. Lo más efectivo es dar al niño muchos
líquidos para ayudar a expulsar las secreciones
bronquiales lo que se consigue además mediante ejercicios
de fisioterapia respiratoria: cambios de postura, golpecitos
rítmicos en la espalda o en el pecho, etc. Si se asocia
fiebre, se administrarán antitérmicos. Los
antibióticos no deben utilizarse, y menos sin consultar
con el pediatra,salvo en los casos en los que se sospeche una
infección bacteriana sobreañadida. Se debe acudir a
urgencias o consulta a tu pediatra si: La tos se acompaña
de fiebre alta y malestar general. Presenta tos de forma brusca,
con o sin evidencia de atragantamiento.
C:
CARIES DENTAL:
Es una enfermedad que destruye las estructuras de los
dientes. Es muy frecuente en los niños, incluso en los
dientes de leche. De hecho, existe un tipo de caries conocida
como caries del biberón que se produce en los niños
que mantienen durante mucho tiempo el
biberón en la boca o que tienen la costumbre de utilizar
chupetes impregnados en azúcar,
miel o leche condensada. Se cree que existen tres factores
esenciales para la aparición de las caries: la presencia
de determinadas bacterias, la dieta y las características
del propio diente. Por otra parte, el hecho de que esta
enfermedad no afecte a todos los individuos por igual está
condicionado por una diferente predisposición hereditaria
al desarrollo de la caries. Las bacterias presentes en la
superficie de los dientes fermentan los azúcares de los
alimentos produciendo ácidos que
atacan el esmalte protector del diente formándose la
lesión inicial que es la placa dental. La caries comienza
afectando a la parte más superficial del esmalte, para ir
profundizando en capas y terminar afectando también a la
raíz y a la destrucción total del diente. Cuando lo
que está afectado es el esmalte, apenas hay
síntomas. El niño se quejará cuando la
caries ha afectado ya a capas más internas. El dolor
aparece cuando se afecta la pulpa y se manifiesta al beber
bebidas frías o calientes o sin ninguna causa aparente.
Con frecuencia se inflaman las encías (enfermedades
periodentales) y sangran con facilidad. La caries debe ser
tratada (empastada y ocluida) en el momento en que se detecta,
pero lo más importante y eficaz es su prevención.
Las medidas más adecuadas para la prevención de la
caries son: Prescindir del biberón de leche por la noche,
y si no se consigue, evitaremos que lo mantenga en la boca, una
vez que haya terminado de chupar. No untar el chupete con miel o
azúcar. Higiene bucal
correcta. Suplementos de flúor. Evitar alimentos que
favorecen el desarrollo de caries (sacarosa). Visitas
periódicas al odontopediatra. Se deberá consultar
al pediatra si: Observas una caries a cualquier edad, incluso y
también en la primera dentición (dientes de leche).
Le duele la boca al beber o al comer. Se notan manchas oscuras o
una pigmentación distinta en los dientes
CANDIDIASIS:
Es una infección que afecta a la mucosa bucal, dando
lesiones blanquecinas parecidas a granos de sémola.
También puede afectar la zona del pañal. Esta
infección es causada por un hongo llamado candida
albicans, que es muy extendido en la naturaleza. Puede
alojarse en las tetinas de los biberones y contagiar al bebe.
Otra forma de contagio suele ser durante el paso por el canal del
parto, si la
madre padecía vaginitis candidiástica. El
tratamiento en el último caso mencionado, debe ser
inmediatamente después del nacimiento con un
antimicótico. Las lesiones en la boca y los glúteos
desaparecen, por lo general con soluciones
típicas de violeta de genciana.
CATARRO:
Es una infección aguda de las vías respiratorias
altas (nariz, ojos y garganta) que pueden presentar los
niños en cualquier época del año pero
especialmente en invierno y en primavera. Es la enfermedad
más frecuente en los niños y una de las principales
causas de absentismo escolar. Es muy contagiosa, capaz de pasar
de un niño a otro con una gran facilidad. Los niños
de 1 a 6 años presentan de seis a ocho catarros al
año y esta frecuencia es mucho más alta en los
niños que acuden a guardería. La inmensa
mayoría de las veces se produce por un virus. Hay
más de 150 ó 200 virus que pueden causar el
resfriado. Los virus presentes en las secreciones nasales pasan a
otros niños fundamentalmente a través de los
estornudos, la tos o de la saliva que permanece en los objetos
que los niños pequeños se llevan a la boca. El
periodo de contagio se inicia 48 horas antes de que comience la
sintomatología y la duración de la enfermedad suele
ser de 7 a 10 días. Dependen de la edad del niño
son los síntomas que presenta. Los bebés menores de
3 meses, presentan dificultades para la alimentación y
para conciliar el sueño debido a la obstrucción
nasal. Los niños entre 3 meses y 3 años
habitualmente tienen fiebre, irritabilidad y estornudos. A las
pocas horas se asocian mocos, obstrucción nasal y tos. La
tos puede impedir que coman o duerman bien. Más raramente
tienen problemas intestinales (vómitos o diarrea). Los
niños mayores de 3 años presentan irritación
y obstrucción nasal, dolor de garganta, tos, lagrimeo e
irritación ocular, y en ocasiones algo de fiebre y
malestar general. No existe un tratamiento específico para
el catarro. De hecho los médicos dicen que un catarro con
medicamentos dura siete días y sin medicamentos una
semana. Solamente se puede actuar mejorando los síntomas.
Para la obstrucción nasal se recomienda lavados nasales
con suero fisiológico y para la fiebre,
antitérmicos. Es aconsejable beber muchos líquidos
e ingerir una dieta blanda. Al ser una enfermedad producida por
virus, tampoco están indicados los antibióticos. Es
aconsejable que el niño se quede en casa durante unos
días para que no contagie a los compañeros de
guardería y de colegio, pero también para evitar
posibles complicaciones (otitis, neumonías). Es normal
que: El niño se encuentre decaído sobre todo si
tiene fiebre. Presente varios catarros durante el invierno sobre
todo el primer año que acude a la Guardería o al
Colegio. Se debe acudir a emergencia o al pediatra si: La fiebre
no le cede con el antitérmico o le dura más de 3-4
días. Se asocia dificultad respiratoria. Le supura el
oído.
CIANOSIS:
Es la coloración azul violáceo de la piel y las
mucosas, sobre todo en los labios, alrededor de la boca, en las
manos y en los pies. En los recién nacidos, es frecuente
una ligera cianosis sobre todo cuando tienen frío. La
cianosis generalizada se debe a enfermedades respiratorias
graves, así como a malformaciones cardíacas en las
que se mezcla la sangre venosa con la arteria. Se observa cuando
la piel presenta tonos azulados y esto se debe a que los
glóbulos rojos están mal oxigenados. Para el
tratamiento en todos los casos se debe consultar al pediatra
inmediatamente.
CONJUNTIVITIS:
Es la inflamación de la conjuntiva, que es la membrana
transparente que recubre el blanco de los ojos y el interior de
los párpados. Pueden ser de causa infecciosa, bacteriana o
viral, alérgica (polen, epitelio de animales,
ácaros del polvo…), irritativas (sol, cloro de las
piscinas…). En los bebés puede deberse a una
obstrucción del conducto lacrimal, un canal que se
encuentra en el ángulo interno del ojo y que comunica la
conjuntiva ocular con las fosas nasales. Los principales
síntomas son que las conjuntivas están enrojecidas
(el típico ojo rojo), irritadas, y con sensación de
cuerpo extraño. Las conjuntivitis de causa bacteriana, al
menos inicialmente, afectan a un solo ojo que tendrá una
secreción purulenta y el párpado estará
"pegajoso" y legañoso. En el caso de (las conjuntivitis
alérgicas) es típico el picor y el lagrimeo
intensos. El pediatra puede diagnosticar con una simple
inspección del ojo, el tipo de conjuntivitis. Cuando lo
crea necesario, remitirá el niño al
oftalmólogo. Hasta que el niño sea visto por el
pediatra, es recomendable limpiar las secreciones oculares con
gotas de suero fisiológico. El pediatra nos
indicará el colirio más adecuado según la
causa que haya provocado la conjuntivitis. Cuando existe una
obstrucción del conducto lacrimal, el pediatra
enseñará a la madre a en el ángulo interno
del ojo para ayudar a desobstruir el conducto. Si esta medida no
fuera suficiente, recurrirá a la ayuda del
oftalmólogo.
CONVULSIONES FEBRILES:
Es un proceso benigno que se manifiesta con pérdida de
conciencia,
rigidez y/o una serie de movimientos anormales, coincidiendo con
fiebre. Afecta a niños menores de 5 años de edad, y
excepcionalmente después de los 5 años, existiendo
algunas familias con mayor predisposición para
presentarlas. A pesar de no ser peligrosas, provocan una gran
alarma y angustia en los padres. Las convulsiones febriles son
distintas de la epilepsia. Se produce por la especial
susceptibilidad de estos niños a reaccionar mediante una
crisis convulsiva ante la existencia de fiebre, lo que origina
una serie de descargas nerviosas que se traducen en unos
movimientos especiales y en pérdida de conciencia. La
convulsión febril se manifiesta con pérdida de
conciencia y con rigidez del cuerpo del niño, alternando
con flojedad, o con sacudidas musculares rítmicas de todas
las extremidades o de las de un lado, movimientos de los ojos, de
la mandíbula etc. Esta situación se prolonga
durante unos segundos o minutos, finalizando con cansancio y
sueño. En casos excepcionales la duración de la
convulsión febril se prolonga más de 15 ó 20
minutos, situación que debemos evita. La convulsión
febril se diagnostica por la coincidencia simultánea de
las manifestaciones anteriormente descritas y la fiebre. En las
convulsiones febriles no es necesario realizar un
electroencefalograma. No hay que confundirlas con los
escalofríos, tiritonas, o delirios. Tampoco son
convulsiones febriles los síncopes febriles que son
episodios que cursan con fiebre y pérdidas de tono
muscular (se queda flácido), condicionadas por defecto de
la oxigenación cerebral o alteraciones del sistema nervioso
vegetativo. La convulsión febril no es una epilepsia:
enfermedad crónica en la que el cerebro produce
descargas nerviosas que se manifiestan de diferentes formas que
pueden variar entre los ataques de gran mal (muy aparatosas con
pérdida de conciencia y movimientos anormales) y breves
ausencias que pueden pasar desapercibidas. Las personas
epilépticas se controlan muy bien con medicamentos
específicos que deben tomar diariamente durante varios
años. Las convulsiones febriles no son peligrosas y en la
mayoría de los casos cesan por sí solas, sin tener
que recurrir a ningún tratamiento específico.
Cuando le da la convulsión debemos situar al niño
boca abajo con la cabeza vuelta hacia un lado para evitar que el
niño aspire en caso de vómito. Debemos
intentar bajar la temperatura
quitándole la ropa y administrando un antitérmico.
No debemos nunca emplear agua fría porque los
escalofríos podrían hacer aumentar la
temperatura.
Si se produce una convulsión se coloca al niño
sobre una superficie blanda sin intentar impedir sus movimientos
convulsivos. Si la crisis no pasa se debe trasladar
inmediatamente la niño al Servicio de Urgencias. Es
importante que la convulsión dure el menor tiempo posible
porque cuando se prolonga durante más de 15 ó 20
minutos existe el riesgo de secuelas, especialmente retraso en
el aprendizaje
o de epilepsia. Aproximadamente la mitad de los niños que
han tenido una primera convulsión coincidiendo con fiebre,
vuelven a tener convulsiones febriles. Aunque habitualmente, la
convulsión es la primera manifestación de la
enfermedad febril, si el niño tiene fiebre, es conveniente
intentar bajar la temperatura lo antes posible, pero no es
conveniente hacerlo de forma muy brusca. Para ello, hay que
quitarle la ropa y administrarle un antitérmico,
preferentemente paracetamol. Se debe acudir a urgencias: Si la
convulsión ha durado más de 15 minutos. Si la
convulsión ha sido breve pero se ha repetido. Si la
convulsión ha sido de una pierna o de un brazo y no
generalizada. Si la fiebre que ha originado la convulsión
no cede con antitérmicos.
COLICOS DEL LACTANTE:
El término "cólico del lactante" hace referencia a
un cuadro muy frecuente que afecta a lactantes sanos
especialmente durante los tres primeros meses de vida. El cuadro
se inicia a los 10 ó 15 días de vida y persiste
hasta los 3 ó 4 meses de edad. A pesar de su frecuencia y
de haber sido descrito hace 50 años sigue siendo un
perfecto desconocido. Se piensa que es de origen multifactorial
(debido a muchas causas) y de hecho entre otros se han implicado
factores alimentarios (alergia a las proteínas
de la leche de vaca) y hormonales (niveles altos de motilina,
hormona que aumenta la motilidad intestinal). Así mismo es
importante valorar el comportamiento
de los padres con el niño y otros factores (tabaquismo,
paridad, edad materna, prematuridad, etc.). De cualquier forma,
no se sabe con certeza porqué se inicia a los quince
días y desaparece a los tres meses. Los síntomas
son episodios de llanto repentino, intenso y prolongado de
predominio vespertino, de unas 2 ó 3 horas de
duración al día, durante un mínimo 3
días a la semana, que se presenta en un lactante sano y
bien alimentado. Habitualmente flexiona las piernas sobre el
abdomen, que parece tenso, expulsa gases y se oyen ruidos
intestinales. Aunque puede parecer hambriento no se tranquiliza
con las tomas ni con los intentos de consolarle. El
diagnóstico del cólico del lactante siempre es
clínico y por exclusión. El pediatra
diagnosticará este trastorno excluyendo otros procesos que
causan llanto excesivo en el bebé. Se debe de saber que el
cólico del lactante no es una enfermedad como tal, y que
nuestro hijo a pesar del llanto intenso es un niño sano y
que el cuadro se solucionará gradualmente. Algunos
bebés se calman en brazos, otros en la cuna, otros
colocándolos hacia abajo y dando masajes sobre el abdomen.
El chupete también puede ser una gran ayuda, algunos
niños se calman con un paseo en coche o en su carrito. Es
importante que el padre participe en el cuidado del niño.
No se debe interrumpir la lactancia materna, pero se puede probar
a retirar temporalmente de la dieta de la madre la leche de vaca
y derivados. En los que toman biberón, el pediatra puede
sustituir la leche habitual una fórmula exenta de
proteínas de leche de vaca. Es normal que: Llore como si
le doliera algo. No se calme al ofrecerle el pecho o el
biberón. Se debe consultar al pediatra si: Los
cólicos continúan después de los tres meses.
El niño llora muchas veces al día. Además
del llanto intenso se asocian otros síntomas: fiebre,
vómitos.
COQUELUCHE:
Es una enfermedad respiratoria infecciosa de las vías
aéreas, de alta contagiosidad, que evoluciona entre 4 a 6
semanas y que tiene mayor incidencia en los meses invernales. El
período de incubación es de 8 a 14 días y
puede atacar al niño desde las primeras semanas de vida.
El contagio es por contacto directo, a través de la
saliva, la tos o el estornudo; y tiene una duración de 6 a
8 semanas aproximadamente. Esta enfermedad presenta tres
fases:
- Fase Catarral: dura de 1 a 2 semanas y se caracteriza
por tos, estornudos, apatía, febrícula y falta de
apetito. - Fase paroxística: dura entre 4 y 6 semanas y
se caracteriza por accesos de tos repetidos, seguidos por una
inspiración profunda y ruidosa (canto de gallo), Los
vómitos son producidos por el almacenamiento de mucosidad y la
irritación de la faringe. Estos accesos aparecen
más frecuentemente durante la noche. - Fase de Convalecencia: dura de 2 a 3 semanas y se
caracteriza por tos persistente, pero sin accesos. Los
síntomas van paulatinamente
disminuyéndose.
Es una enfermedad producida por un germen. Una vez que
se padece deja inmunidad por mucho tiempo pero no de por vida. La
duración de todo el cuadro de la enfermedad es prolongado,
aproximadamente 45 días. El tratamiento es ambulatorio, y
padece sobre todo a los niños más grandecitos. En
algunos casos puede requerir hospitalización para
administrar oxígeno y alimentación por sonda con
aporte de líquidos con suero endovenoso. El uso de
medicación broncodilatadora es inevitable. Se indican
antibióticos en los casos más complejos de
neumonías y otros problemas pulmonares. La
prevención del coqueluche se realiza por medio de la
vacunación.
COSTRA LÁCTEA:
Se caracteriza por escamas amarillentas, blanquecinas o grises,
fuertemente adheridas al cuero cabelludo aunque también
aparecen en la frente, entrecejo, las cejas, la parte posterior
de las orejas u otras partes del cuerpo. Tienen un aspecto
grasiento y, a pesar de su nombre, no tienen nada que ver con la
leche. Se relaciona con un trastorno de la piel que se denomina
dermatitis seborreica (piel grasienta) que también puede
padecer un adulto. En el niño el problema suela ser
intrascendente y desaparecer en pocas semanas. El pediatra puede
establecer medidas higiénicas y otro tipo de medidas que
faciliten ésta buena evolución. En la casa se puede practicar su
desprendimiento aplicando sobre la zona aceite (preferiblemente
mineral para evitar el olor y la coloración verdosa que
adquieren las escamas cuando se usa aceite vegetal), y mantenerlo
durante 15 minutos. En los casos rebeldes, que ya son competencia del
médico, puede ser necesario el uso de corticoides locales
o antimicóticos, que son sustancias que eliminan los
hongos que parece se relacionan con el desarrollo de la
dermatitis seborreica.
D:
DESHIDRATACIÓN:
Es la pérdida de agua y sales en el organismo de los
niños. En los lactantes y recién nacidos el 79 u 80
% es agua, por lo que cuando hay una pérdida de agua y
sales por vía digestiva o cutánea en forma de
vómitos, diarrea, sudor excesivo, etc. se produce una
deshidratación. Las pérdidas de hasta 5 % se
consideran leves, hasta 10 % moderadas, y hasta 15 % severas. La
deshidratación puede llevar al shock y a la muerte. La
causa más frecuente es la gastroenteritis que provoca
vómitos, diarreas y fiebres altas que son graves en el
bebe, ya que su organismo no es capaz de regular correctamente
esta pérdida de agua y, además, no saben pedir
agua, por lo que será la madre la encargada de revisar los
síntomas característicos de una
deshidratación para poner remedio cuanto antes. Ante la
sospecha de una deshidratación hay que llevar
inmediatamente al niño a emergencias. Los síntomas
más llamativos son: el niño está muy
irritable y se queja, el pis es concentrado, la piel está
muy seca y se forman pliegues con facilidad, en el caso de los
bebes más pequeños la fontanela suele estar
hundida. Para tratarla se debe buscar como objetivo el equilibrio del
nivel de hidratación del organismo, para ello hay que
administrar líquidos por vía oral o, tal vez, a
través de la vía intravenosa; el pediatra debe
decidir cual es el método
más eficaz. Se debe acudir a emergencias si: El
niño hace muchas deposiciones líquidas. Tiene mucha
fiebre. Tiene la piel y los labios muy secos.
DERMATITIS ATÓPICA:
Es una afección cutánea crónica que suele
acompañar a la atopia (predisposición genética a
reaccionar de forma exagerada frente a ciertos estímulos
ambientales). Afecta al 3-5% de los niños menores de 5
años. Se produce por un componente genético, de
forma que el 70% de los niños con dermatitis
atópica tienen familiares de primer grado con algún
tipo de enfermedad alérgica. Así mismo va
directamente unido a la condición atópica del
niño, de modo que el 50-80% de los niños con este
proceso padecen al mismo tiempo o posteriormente asma u otras
enfermedades alérgicas. Las cuatro manifestaciones
principales son picor (siempre presente y síntoma
principal), lesiones escamosas y secas, prúrigo
(pápulas y lesiones por el rascado) y placas rosadas. En
el lactante las lesiones comienzan a partir del segundo mes de
vida y se localizan fundamentalmente en las mejillas, frente,
detrás de las orejas, cuello y cuero cabelludo. La
erupción puede extenderse a tórax, muñecas,
zonas extensoras de ambas extremidades y dorso de manos y pies.
Además, la piel es áspera y rugosa,
característica de una piel atópica. El niño
se encuentra inquieto, irritable y duerme intranquilo. Cuando
aparecen estas características en la piel del bebé,
conviene que lo vea un pediatra cuanto antes. El
diagnóstico es relativamente sencillo, pues las lesiones y
las manifestaciones acompañantes son muy
características, aunque no existe ninguna prueba
específica. Es muy importante evitar los factores
desencadenantes: fibras artificiales, frío o calor
excesivo, sudoración, infecciones de
repetición…). Los distintos alimentos se deben de
introducir de forma lenta y progresiva con intervalo de varios
días entre uno y otro y evitando los alimentos
potencialmente alergénicos durante el primer año de
vida. Es importante mantener una lactancia materna prolongada. En
el tratamiento local es fundamental hidratar adecuadamente la
piel. Es preferible la ducha breve al baño, empleando
jabones de pH
ácido. En la fase aguda el pediatra probablemente
recomendará utilizar corticoides tópicos, cuya
potencia y dosis
dependerán de la gravedad del cuadro. Para el picor se
pueden emplear antihistamínicos por vía oral,
siguiendo las indicaciones del pediatra. Se debe consultar al
pediatra si: Las lesiones son muy llamativas y no responden al
tratamiento.
DERMATITIS DEL PAÑAL:
Es una reacción aguda e inflamatoria de la piel de la zona
del pañal causada por el contacto prolongado con heces y
orina retenidos en los pañales. Afecta a los bebés
pequeños, hasta que aprenden a controlar sus
esfínteres. Se debe a diversos factores. El amoniaco
producido por la descomposición de la urea, la humedad,
empleo de productos de limpieza inadecuados para el bebé,
impermeabilidad de los pañales, sobre infección por
gérmenes y cándidas, enzimas de las
heces. Estos factores unidos a una falta de higiene adecuada y a
una cierta predisposición individual contribuyen a su
aparición. Se ha comprobado que desde que las madres
emplean pañales desechables y cambian muchas veces a los
niños la incidencia de este problema ha disminuido
notablemente. La dermatitis comienza con una irritación o
eritema (zona de enrojecimiento) en la zona que roza con el
pañal: los genitales, cara interna de los muslos y
región glútea. Cuando el proceso es más
intenso el color es más rojo y aparecen pequeñas
vesículas, erosiones y costras. Es frecuente que se
complique con una infección por hongos
(cándidas).Es necesario mantener una limpieza adecuada de
la zona y realizar el baño diario con jabones
ácidos o neutros, siendo desaconsejable el empleo de otro
tipo de jabones o perfumes. Se recomienda el cambio de
pañales cada vez que se ensucien o se mojen, y utilizar
pañales desechables evitando plásticos
oclusivos. No emplear polvos de talco, ni pomadas de
antibióticos ni corticoides de forma rutinaria. Mantener
el área del pañal aireada el mayor tiempo posible.
En casos más graves el pediatra probablemente
indicará añadir al tratamiento anterior una crema
de corticoides de baja potencia y si sospecha infección
por hongos o bacterias pomadas antifúngicas o
antibióticas. Es muy importante mantener sin pañal
el mayor tiempo posible. Se debe consultar al pediatra si: La
irritación es muy grande o se extiende más
allá de la zona del pañal. Tiene unas
características diferentes a lo se ha comentado
anteriormente.
DERMATITIS SEBORREICA:
Es una erupción de la piel que afecta a las partes del
cuerpo donde hay una gran concentración de
glándulas sebáceas (productoras de grasa). Por eso
aparece en el cuero cabelludo, en la cara, detrás de las
orejas y zona de pliegues. La frecuencia en el recién
nacido es del 12 %, ocupando el tercer lugar entre las
enfermedades del primer mes de vida. No se conoce la causa que lo
origina, pero se cree que puede existir una disfunción en
las glándulas sebáceas que producen una
secreción diferente, por ello a medida que van madurando,
se normaliza la situación. La forma infantil aparece en el
cuero cabelludo (costra láctea) durante la primera o
segunda semana de vida y permanece localizada, o a partir del
final del primer mes progresa y se extiende a frente, cejas,
detrás de las orejas, pliegues de las axilas o del cuello,
parte superior de la espalda, tronco, región umbilical y
zona perineal. Son escamas amarillentas, de aspecto grasiento que
se agrupan formando placas redondas u ovaladas. No se
acompañan de prurito (picor) ni de síntomas
generales. A pesar del aspecto antiestético de las
lesiones, normalmente el niño está tranquilo y
contento. Dado que el proceso tiene buena evolución y
tendencia a la curación espontánea, no es necesario
utilizar tratamientos agresivos. Es recomendable añadir al
baño alguna sustancia hidratante (aceite de avena, por
ejemplo) y aplicar aceite o vaselina en las lesiones del cuero
cabelludo. En la costra láctea, también es
útil la utilización de ácido
salicílico al 4 ó 5% en vaselina, seguido de
lociones de corticoides de baja potencia hasta el control del
proceso. Si existe sobre infección por hongos
(cándidas) el pediatra recomendará pasta al agua
con nistatina o un compuesto imidazólico. Hay que
consultar al pediatra si: Las lesiones cutáneas se
acompañan de diarrea, fiebre o descamación
generalizada.
DIABETES:
La diabetes es un
trastorno que provoca una elevación en los valores de
glucosa en la sangre. Se produce porque el organismo no libera la
suficiente insulina (sustancia encargada de regular los valores de
azúcar en la sangre) o porque no la utiliza adecuadamente.
En los niños es una enfermedad que requiere mucha
atención por parte de los padres y del médico.
Ellos mismos tendrán que estar muy pendientes de sus
cifras de glucosa y de su alimentación. La diabetes es el
resultado de un mal funcionamiento del páncreas que
origina la destrucción de las células que producen
insulina. Sin insulina, la glucosa queda depositada en la sangre
en lugar de entrar en las células. El riñón
será el encargado de destruir este exceso de glucosa, por
eso los niños diabéticos beben mucho líquido
y orinan con más frecuencia de lo normal. Los niños
diabéticos necesitan inyectarse insulina para poder vivir,
además de seguir una dieta adecuada. Cuando aumenta la
concentración de azúcar en la sangre, la glucosa
pasa a la orina y los riñones producen más agua
para diluirla. En consecuencia, se elimina también gran
cantidad de agua, lo que explica la sensación de sed y
hambre. También pueden presentarse somnolencia,
náuseas, cansancio y visión borrosa. Son
niños delgados, especialmente si se tiene en cuenta lo
mucho que comen. Un análisis de sangre evidenciará
valores elevados de azúcar en la sangre. El pediatra suele
sospechar el diagnóstico simplemente a través de
los síntomas que refiere la madre especialmente si hay
antecedentes familiares de esta enfermedad. El principal objetivo
es regular los valores de azúcar en la sangre y permitir
que el niño lleve una vida normal. Para ello el
tratamiento se basará en tres pilares: dieta, insulina y
ejercicio. La dieta la establecerá el pediatra así
como el tipo de ejercicio a realizar. Los diabéticos
tienen tendencia a valores altos de colesterol, por lo que debe
considerarse este aspecto al programar una dieta, limitando la
ingestión de grasas saturadas. El pediatra también
enseñará a los padres y al niño a inyectarse
de insulina así como las dosis adecuadas. Una vez
establecido el tratamiento adecuado, se establecerá un
calendario para acudir a las revisiones periódicas que
debe tener un niño diabético. Hay que consultar al
pediatra si: Se presenta con cierta frecuencia situaciones de
hipoglucemia. Si se debe modificar con frecuencia las dosis de
insulina.
DIARREA AGUDA:
Es un aumento en el número de deposiciones y/o una
disminución de su consistencia. Representa el segundo
motivo más frecuente de consulta y hospitalización
en niños menores de 2 años. La causa más
frecuente es infecciosa (gastroenteritis), siendo el rota virus
(agente viral) el germen que con mayor frecuencia produce diarrea
en los niños de todo el mundo. Afecta sobre todo a
niños entre 6 meses y 2 años de edad, especialmente
varones, y tiene una mayor incidencia en los meses invernales.
Algunos agentes bacterianos también pueden ser
responsables de diarreas agudas infecciosas y un porcentaje
considerable de niños que asisten los niños que
asisten a guarderías infantiles. Los primeros
síntomas son los vómitos y la fiebre que preceden a
la diarrea en 12 ó 24 horas. Asimismo, las gastroenteritis
producidas por rota virus, van generalmente precedidas por un
catarro de vías aéreas superiores. Las
características de las deposiciones dependen de la causa
de la diarrea. Las deposiciones de las gastroenteritis
víricas son heces líquidas o semilíquidas,
amarillentas, de olores ácidos y ruidosos. Se
acompañan de dolor abdominal y de enrojecimiento de la
zona del pañal. Las diarreas bacterianas más
frecuentes en nuestro medio suelen ser deposiciones verdosas y
malolientes y contienen moco y sangre. Las características
de las deposiciones y los síntomas acompañantes
orientan al diagnóstico. En raras ocasiones es necesario
recurrir al análisis bacteriológico de las heces
(coprocultivo) dado que en la mayoría de los casos la
causa es viral y por otra parte la utilización de
antibióticos en la diarrea infecciosa en la infancia es
excepcional. Para prevenir la aparición de diarreas la
higiene es fundamental. Es necesario efectuar un buen lavado de
manos antes y después del cambio de pañales y de
preparar los alimentos, medidas que deberemos extremar en las
guarderías infantiles. Para prevenir la enfermedad
dependerá de la edad del niño y de la gravedad de
la diarrea. Los bebés que toman leche materna
seguirán realizando la misma toma, sin forzar el apetito
del bebé. A los niños alimentados a biberón
les ofreceremos la toma más diluida y en menor cantidad,
aunque de modo más frecuente. Los bebés más
mayores sustituirán el puré habitual de verduras
por uno de arroz y zanahoria y el batido de frutas por uno de
manzana, plátano y limón. Es importante que cada
vez que el niño realice deposición le ofrezcamos
para beber soluciones rehidratantes comercializadas (siguiendo
las indicaciones de su pediatra) para compensar las
pérdidas que se producen por las heces y evitar que el
niño se deshidrate. Debemos consultar al pediatra si: El
bebé realiza muchas deposiciones y rechaza las soluciones
rehidratantes. Si vomita las soluciones y/o el alimento que le
ofrecemos. Se asocia fiebre alta o mal estado
general. Tiene aspecto tóxico.
DOLOR ABDOMINAL AGUDO:
Es uno de los motivos de consulta más frecuente. Hay que
distinguir entre el dolor abdominal agudo en el que el
síntoma principal es el dolor abdominal y que no siempre
precisa cirugía, y el abdomen agudo que requiere
intervención quirúrgica urgente. El dolor abdominal
puede tener su origen dentro del abdomen o deberse a enfermedades
extra-abdominales, de causa infecciosa, traumática,
metabólica o mal formativo. Las causas son diferentes
según los grupos de edad: En el lactante: cólico
del lactante, invaginación intestinal, diarrea aguda,
infección del tracto urinario. En el preescolar:
diarrea aguda, infección del tracto urinario, adenitis
mesentérica, amigdalitis. En el escolar: diarreas,
píelo nefritis, apendicitis, adenitis mesentéricas,
neumonías, amigdalitis. La historia clínica, el
examen físico completo y la palpación abdominal
cuidadosa orientarán el diagnóstico. El pediatra en
función de la sospecha clínica solicitará
pruebas analíticas, radiológicas, y en ocasiones,
ecografía abdominal, para confirmar el diagnóstico.
El tratamiento depende de la causa del dolor abdominal. Es
importante saber que no debemos dar analgésicos antes de
descartar que se trata de un abdomen agudo ya que en estas
situaciones hay que intervenir quirúrgicamente y si
suprimimos el dolor podemos enmascarar el cuadro y retrasar el
diagnóstico y consecuentemente el tratamiento adecuado. En
el resto de los casos, el tratamiento del proceso que
condicionó el dolor abdominal agudo, conlleva la mejora de
los síntomas. Se debe acudir a urgencias o consultar al
pediatra si el dolor abdominal: Es intenso y mantenido y/o lo
localiza en un punto determinado. Se acompaña de
vómitos y/o fiebre. Se observa sangre en las heces. No ha
realizado deposición en las últimas 24-48
horas.
DOLOR DE CABEZA (CEFALEA):
Es una sensación de malestar o dolor en la parte superior
de la cabeza, difícil de definir sobre todo cuanto
más pequeño es el niño y mucho más
frecuente de lo que se cree. Para las madres es un síntoma
muy alarmante porque invoca enfermedades potencialmente graves
como la meningitis. El dolor de cabeza es un síntoma y no
una enfermedad y puede ser producido por múltiples
procesos. Puede ser una manifestación de una cualquier
enfermedad infecciosa que curse con fiebre, de problemas
oftalmológicos, de trastornos emocionales, etc.
Además del dolor de cabeza, que tendrá unas
características propias en función de su origen y
que el niño nos sabrá describir mejor o peor
según la edad, existirán los síntomas que
acompañan al proceso causante de la cefalea (fiebre,
nauseas vómitos, síntomas respiratorios, etc.). La
historia clínica seguido de la exploración
física y neurológica son los primeros pasos para el
estudio de las cefaleas. Con los datos obtenidos,
el pediatra solicitará, si lo considera necesario, pruebas
complementarias para completar el estudio. En la mayoría
de los casos el pediatra iniciará un tratamiento
farmacológico con analgésicos tipo paracetamol,
además de tratar de eliminar los factores desencadenantes
si los hubiera. Es normal que: Le duela la cabeza si tiene fiebre
o está pasando por un proceso infeccioso. Le duela la
cabeza después de correr o de hacer mucho ejercicio. Hay
que consulta al pediatra si: El dolor de cabeza es persistente e
interfiere con la actividad del niño. Va acompañado
de vómitos y de malestar general. Se trata de un dolor muy
intenso.
E:
ENURESIS:
Se define como la emisión involuntaria de orina
después de una edad en que habitualmente se debe controlar
la micción, lo que generalmente ocurre entre los 4 y 5
años. Por tanto, no debe considerarse un problema
significativo a menos que el niño tenga más de seis
años. Lo más frecuente es que esta falta de control
se produzca por la noche, pero en algunos niños
también sucede durante el día. Es un motivo
habitual de consulta ya que entre el 15-20% de los niños
mayores de 5 años presentan este problema. Es más
frecuente en los niños que en las niñas. La
más frecuente es la enuresis primaria: niños que
nunca han conseguido el control nocturno de la vejiga. En muchas
ocasiones se descubre un factor familiar: el padre, la madre o
algún hermano también tardaron en controlar el
esfínter urinario. Los psicólogos invocan una
situación de conflicto
entre el niño y su ambiente
familiar y social: educación demasiado rígida o, al
contrario, demasiado tolerante, o trastornos emocionales.
Probablemente el origen es multifactorial. Menos frecuentes son
las enuresis secundarias: el control miccional se produce por
periodos de seis o más meses pero posteriormente recurren.
Suele deberse a causas orgánicas (infecciones urinarias,
diabetes, etc.). Los síntomas principales son que se hacen
pis involuntariamente durante la noche y más raramente por
el día. Para diagnosticar el pediatra realizará un
examen físico para descartar una causa orgánica.
También tendrá una larga entrevista con
los padres sobre el comportamiento del niño. Los padres
deben conocer que la enuresis tiene tendencia a la
curación espontánea. No deben castigar al
niño porque es un acto involuntario. Debe estimularse a
que el niño se levante "seco" pero quitar importancia en
caso contrario. Al mismo tiempo hay que tratar de evitar en el
niño el sentimiento de culpa, eliminar comentarios y
burlas delante de los hermanos y personas ajenas a la familia. La
comprensión por parte de los padres es más
fácil si alguno de ellos tuvieron el mismo problema. Es
necesario crear una buena compenetración entre los padres,
el niño y el pediatra. El problema debe abordarse de forma
individual y con delicadeza. Podemos dar una serie de consejos.
Limitar la ingesta de líquidos en exceso a partir de las
últimas horas de la tarde. Invitar a los niños a
que vayan al retrete antes de acostarse. Educar al niño a
contener la micción durante el día para aumentar la
capacidad de la vejiga: 1º) cada vez que el niño
desee hacer pis, que intente retener al máximo el chorro
de orina antes de ir al retrete; 2º) una vez iniciada la
micción, intentar interrumpirla durante diez segundos. La
utilización de otros métodos terapéuticos
(medicamentos, sistemas de
alarmas hormonas, etc.) sólo están indicadas en
casos concretos y siempre por indicación del pediatra. Es
normal que: Se haga pis alguna vez sobre todo si el niño
tiene menos de 5 años. Se haga pis si está muy
entretenido o profundamente dormido. Se debe acudir al pediatra
si: Se hace pis todas o casi todas las noches después de
los seis años. Si después de controlar las
micciones, vuelve a hacerse pis durante las noches.
EPLIGOTITIS AGUDA:
Es una inflamación de la epiglotis, estructura que
se encuentra encima de la glotis a modo de puerta que se abre y
se cierra para dejar paso sólo al aire. Puede presentarse
a cualquier edad y en cualquier época del año. Es
poco frecuente pero constituye una urgencia pediátrica por
lo que ante su sospecha el niño debe ser inmediatamente
llevado al Hospital. Está producida por una bacteria, el
Haemophilus influenzae. Los principales síntomas son:
fiebre alta, sensación de enfermedad, voz apagada, boca
abierta, el niño permanece sentado e inclinado hacia
delante con gran dificultad respiratoria. Hay que fijarse cuando
un niño de forma brusca comienza con dificultad
respiratoria, fiebre alta, aspecto de enfermedad, es incapaz de
permanecer acostado y de hablar, es necesario trasladarlo
inmediatamente al Hospital. El tratamiento de la epiglotitis se
realiza en la Unidad de Cuidados Intensivos pediátricos
donde se efectúan las medidas terapéuticas
oportunas. Recordemos que desde la aplicación generalizada
de la vacuna contra el Haemophilus influenzae, la epiglotitis
aguda prácticamente ha desaparecido. Debemos acudir a
Urgencias si el niño presenta: Dificultad respiratoria,
babea, debe estar sentado o inclinado hacia delante para poder
respirar.
EPILEPSIA:
Es una enfermedad crónica del sistema nervioso
central que se caracteriza por dos o más crisis
paroxísticas espontáneas de diferentes
características, originadas por una descarga excesiva de
un grupo de células de la corteza cerebral. Es una de las
enfermedades crónicas más frecuentes en la población general ya que casi una de cada
100 personas la presentan. Las epilepsias se denominan
idiopáticas cuando no se conoce la causa que las produce,
demostrándose en muchos casos un factor genético.
En las epilepsias sintomáticas, se puede demostrar la
causa de la epilepsia que puede ser debida a múltiples
factores de tipo mal formativo, infeccioso, hemorrágico,
tumoral, traumático, etc., que puede haberse producido en
cualquier época de la vida. Existen varios tipos de crisis
epilépticas. En primer lugar debemos saber que una sola
crisis, lo que se conoce como crisis epiléptica aislada o
única no es una epilepsia que, por definición,
consiste en 2 o más crisis de características
claramente epilépticas. Las crisis son muy variadas tanto
en sus características como en su duración. Las
ausencias consisten en una parada brusca de la actividad motora y
pérdida de la conciencia asociada a mirada fija e
inexpresiva que termina en 5-20 segundos y que pueden pasar
desapercibidas mientras que las crisis generalizadas
tónico-clónicas son episodios de pérdida de
conciencia con rigidez de tronco y extremidades, seguida de
convulsiones y movimientos sin control que pueden ser de gran
violencia,
asociados a emisión de orina, mordedura de lengua y
salida de espuma por la boca). La duración de las
ausencias son de 5- 20 segundos mientras que las convulsiones
tónico-clónicas pueden durar varios minutos y
seguirse de sueño profundo tanto más duradero
cuanto más prolongada y violenta haya sido la
convulsión. Entre uno y otro existen diversos tipos de
crisis con diferentes características. La historia
clínica es lo más importante para el
diagnóstico de epilepsia, incluso para establecer el tipo
y su causa. El diagnóstico se completa con el
electroencefalograma. En algunos casos serán necesarias
otras pruebas como la tomografía axial computadorizada
(TAC), la resonancia magnética nuclear (RMN), pruebas
metabólicas, etc. El tratamiento se basa en
fármacos antiepilépticos que bien utilizados, a ser
posible en monoterapia (administración de un único
fármaco antiepiléptico), han demostrado ampliamente
su eficacia. Deben realizarse controles médicos
periódicos, para asegurar la eficacia, detectar los
efectos secundarios y valorar la calidad de
vida. Aunque cada síndrome epiléptico tiene
características propias, podemos considerar factores
favorables para el pronóstico: comienzo de las crisis
epilépticas después de los 3 años de edad,
poca frecuencia de las mismas, eficacia del tratamiento, buen
cumplimiento del mismo, normalización del EEG, ausencia de lesiones
cerebrales, normalidad neurológica e inteligencia
normal.
ESCARLATINA:
Es una enfermedad infecciosa de origen bacteriano. En los
últimos años ha aumentado su incidencia, que es
más elevada en niños en edad escolar y durante el
invierno. Está producida por una bacteria, el estreptococo
hemolítico del grupo A. Se contagia por medio de las
gotitas de saliva que se expulsan al hablar y a través de
los estornudos y de la tos. El niño comienza con fiebre,
dolor de garganta, molestias al tragar, cefalea y dolor
abdominal. La faringe adquiere un color rojo intenso y los
ganglios del cuello duelen y están inflamados. A las 24-48
horas aparece una erupción roja, puntiforme con textura de
papel de lija
("carne de gallina") que se inicia en zona de pliegues y que
posteriormente se generaliza. Las mejillas están
enrojecidas mientras que alrededor de la boca hay palidez. Pasada
una semana, la piel se descama sobre todo en las manos y los
pies. Es típica en esta enfermedad la llamada lengua de
fresa ya que se aprecia en su superficie unos puntos rojos que
destacan sobre una base blanquecina. A los pocos días la
capa blanca se descama y la lengua adquiere un tono rojo
escarlata. La coexistencia de faringe amigdalitis y una
erupción de las características señaladas
("no hay escarlatina sin angina") indicarán al pediatra
que se trata de una escarlatina. Para confirmar el
diagnóstico es necesario el aislamiento del estreptococo
en la garganta mediante un cultivo del exudado. La penicilina es
el tratamiento de elección para todas las infecciones por
estreptococos. Si el paciente es alérgico a la penicilina
se puede emplear eritromicina. Se debe acudir al pediatra si:
Persiste la fiebre o empeoran los síntomas a las 24-36
horas de iniciado el tratamiento antibiótico. A las 2-3
semanas de la escarlatina, la orina es escasa, y
oscura.
ESPASMOS DEL SOLLOZO:
Los espasmos del sollozo no son episodios graves pero para los
padres constituyen un problema alarmante y una experiencia muy
desagradable porque el bebé o el niño se convierte
"azul" o muy "pálido" y parece no reaccionar ante
estímulos aparentemente enérgicos. La forma
más frecuente es la de tipo cianótico (el
niño se convierte azul) que se presenta entre los 6 meses
y los 2-3 años (aunque se han descrito a la edad de 2
meses). Existe otra forma menos frecuente y más grave,
denominada de tipo pálido. Esta forma se inicia entre los
12 y los 24 meses de edad, y finaliza entre los 4 y 6
años. No se conocen bien las causas, pero existen unos
factores predisponentes, como son niños caprichosos,
súper protegidos por un entorno familiar en el que
consiguen imponer su voluntad sobre todo cuando en la familia han
vivido previamente la experiencia de un espasmo del sollozo lo
que crea una enorme ansiedad ante una eventual repetición.
En los espasmos de sollozo simples o tipo azul, los más
frecuentes, tras el episodio de llanto, hay una pausa de
silencio, el niño deja de respirar, se convierte de color
azul o morado (cianótico). La crisis se resuelve de forma
espontánea tras una inspiración profunda y la
recuperación es rápida, aunque después se
queda dormido o "atontado" debido a la falta de
oxigenación en el cerebro. Habitualmente no hay
pérdida de conciencia a no ser que el episodio se
prolongue. Las características de los episodios, sobre
todo la existencia de llanto, contrariedad o provocación
previas al cese de la respiración y al desencadenamiento
de las crisis, ayudarán al pediatra a establecer al
diagnóstico. En los raros casos en los que el niño
pierde la conciencia y/o convulsione el pediatra indicará
una analítica completa, una radiografía de
tórax, un electrocardiograma y un electroencefalograma. Si
los resultados son normales, como es habitual, el tratamiento
consiste en tranquilizar a la familia mediante una
información adecuada. El tratamiento se basa en una
adecuada información a los padres, colaborando en el apoyo
psicológico a la familia y ayudándoles a la
realización de cambios en las estrategias
educativas. Es importante, además, tranquilizar sobre la
evolución favorable y del pronóstico benigno ya que
no existe amenaza de muerte a pesar
de la aparatosidad y espectacularidad de las crisis en algunos
casos. Cuando se produce una crisis, es recomendable colocar al
niño de lado para proteger la cabeza de posibles lesiones
y evitar que el niño aspire alimentos sobre todo si ha
comido recientemente. Generalmente el niño reanuda
rápida y espontáneamente el llanto y la
respiración, y recupera el color, por lo que no hay que
hacer nada especial en estas situaciones. Sin embargo, aunque es
difícil no perder la calma, debemos intentar mantenerla.
Es normal que: Utilice el llanto para conseguir lo que quiere. Se
quede sin respirar unos segundos. Acudir al pediatra si: El
episodio se acompaña de convulsión y/o
pérdida de conciencia.
ESPINA BÍFIDA:
Recibe este nombre la falta de unión de alguna
vértebra, generalmente de la zona inferior de la columna
vertebral. La gravedad de esta anomalía congénita
es variable, porque el nombre espina bífida engloba a
todos los defectos de cierre de la columna vertebral. La espina
bífida oculta consiste en múltiples
vértebras que no se han fusionado, se observa en el 10% de
las personas y no suele producir síntomas. Pero en algunas
formas de espina bífida más severas se producen
discapacidades muy graves. Aunque se desconocen sus causas, se
cree que la deficiencia de ácido fólico
desempeña un papel fundamental en los defectos del tubo
neural, un conducto que aloja la médula espinal. Por eso,
es necesario tomar suplementos de esta vitamina desde meses antes
de quedarse embarazada. Dependen del nivel anatómico en
que ocurre el defecto y si existe o no afectación medular.
En el lugar de la malformación, se observa un bulto que
puede contener pelos, grasa o pequeños vasos
sanguíneos. Si no está afectada la médula
espinal, no habrá síntomas neurológicos. Si
por el contrario hay afectación medular, pueden existir
problemas neurológicos en la parte inferior de las
piernas, en la vejiga o en el recto. Suelen ser defectos visibles
o insignificantes en el recién nacido. Sin embargo, el
examen neurológico debe ser exhaustivo puesto que un
pequeño porcentaje de recién nacidos con espina
bífida presenta problemas neurológicos. Este
defecto se puede diagnosticar prenatalmente mediante
determinación de niveles de alfa-fetoproteína y
acetilcolinesterasa en el líquido amniótico
extraído por amniocentesis. Se ha demostrado que durante
el embarazo las necesidades de ácido fólico
aumentan de forman considerable. El tratamiento depende
fundamentalmente de las malformaciones asociadas que pueden ser
mínimas o muy graves, aisladas o múltiples. En los
casos severos el tratamiento siempre será
multidisciplinario y el pediatra será el coordinador del
equipo. Existen asociaciones de pacientes con espina
bífida que desarrollan una labor muy importante y a los
que debemos dirigir a los niños y familiares con esta
patología.
ESTENOSIS HIPERTRÓFICA DE PÍLORO:
La leche pasa del estómago al intestino a través de
un orificio formado por músculos dispuestos en forma de
círculo, por eso se denomina esfínter (la palabra
deriva del griego y significa cierre). El píloro es el
esfínter situado entre el estómago y el duodeno,
que se abre y se cierra para dejar pasar la leche. Se produce por
razones todavía desconocidas, varios días
después del nacimiento, la hipertrofia de la musculatura
que forma el píloro se hipertrofia, impide el paso del
alimento hacia el intestino, la leche queda retenida en el
estómago, que se dilata y expulsa su contenido hacia el
exterior a través del cardias (orificio que separa el
estómago del esófago). Entre los síntomas se
pueden mencionare que a los 15 ó 20 de vida el
bebé, generalmente varón y primogénito,
comienza con vómitos alimenticios proyectivos, expulsados
de forma violenta "en escopetazo", "a chorro", cada vez
más abundantes (vomita más de lo ingerido) y
numerosos, que se acompañan de hambre, pérdida de
peso y estreñimiento. Si el problema no se soluciona el
bebé se puede deshidratar (por pérdida de agua y
electrolitos) y desnutrir (por falta de alimento). El pediatra
orientará el diagnóstico valorando la edad de
comienzo, las características de los vómitos y los
síntomas acompañantes. La confirmación se
realizará con una ecografía abdominal. El
tratamiento es siempre quirúrgico mediante la
realización de una intervención denominada
pilorotomía extramucosa. Es normal que: El bebé
vomite un poco después de cada toma o entre las mismas
(regurgitación). Se debe acudir al Servicio de Urgencias o
consulta con el pediatra si: Los vómitos son constantes y
en "escopetazo". El niño pierde peso. El bebé hace
menos pis, la piel está seca, los ojos están
hundidos.
ESTRABISMO:
Es la incapacidad de alinear ambos ojos correctamente por lo que
sólo se recoge la información a través de un
ojo mientras que el otro permanece inactivo. La mayoría se
inician en la primera infancia o son congénitos, por ello
es importante su detección ya que si no se diagnostica a
tiempo puede afectarse la visión. No se conoce con
exactitud la causa. La mayoría de las veces es debido a un
funcionamiento irregular de los músculos que regulan el
movimiento de
los ojos. La desviación de la mirada puede ser constante
(los ojos siempre están torcidos), o intermitente (los
ojos a veces están torcidos y a veces derechos). Además en
el 50% de los casos existen antecedentes familiares. El signo
más evidente es la desviación ocular, que se
acompaña de alteraciones sensoriales (mala visión
unilateral, visión doble, confusión), pero
además, si no se diagnostica y consecuentemente no se
trata adecuadamente, el estrabismo es la principal causa de
ambliopía (agudeza visual disminuida u "ojo vago"). Es muy
importante el diagnóstico precoz. El pediatra mediante una
adecuada exploración ocular puede buscar un estrabismo
después de los seis meses de edad porque hasta ese momento
puede ser normal que los bebés bizqueen. Una forma de
explorar el estrabismo a partir de esta edad es con el reflejo
corneal: el niño mira hacia la luz emitida por una
linterna a unos 30 cm. del rostro. Si el reflejo luminoso
está bien centrado en ambos ojos, los globos oculares se
encuentran alineados correctamente. Si no es así, existe
una desviación del ojo afecto. Otro método de
explorar el estrabismo es mediante el cover test aunque es
difícil de realizar en el niño pequeño. Se
coloca una mano delante de uno de los ojos del niño y,
después, se aparta rápidamente. Si el ojo que ha
permanecido tapado se mueve desde el interior hacia el exterior,
se trata de estrabismo convergente. Si se desplaza hacia el
interior, de estrabismo divergente. Si permanece fijo,
perfectamente alineado con el otro, el niño no es
estrábico. El método terapéutico más
utilizado es la oclusión del ojo dominante (ojo sano), lo
que obliga a la utilización del ojo desviado. El ritmo de
oclusión depende de la edad, en general se mantiene hasta
lograr la normalización visual (visión semejante en
ambos ojos). También suelen recomendarse ejercicios
especiales y, en determinados casos, cirugía. Es normal
que: El niño bizquee durante los primeros seis meses.
Parezca que en ocasiones desvía un ojo, porque la nariz es
bastante ancha a la altura de las cejas y la piel de los
párpados superiores es muy abundante. Por ello cuando el
bebé vuelve los ojos hacia un lado, uno de ellos se oculta
un poco bajo el ángulo interior de aquel lado y da la
impresión de converger demasiado. Sin embargo cuando mira
fijamente de frente se ve claramente que no presenta estrabismo.
Se debe acudir al pediatra si: Consideras que la
desviación es muy llamativa. El niño sigue
bizqueando pasados los seis meses.
ESTREÑIMIENTO:
Es una dificultad en la evacuación espontánea y
periódica de las heces del intestino grueso. Es una
alteración tanto de la frecuencia como de la consistencia
de las deposiciones. Se considera estreñimiento cuando el
ritmo de evacuación del bebé o del niño es
cada tres o cuatro días y las heces son duras, secas y
escasas y aparecen como "bolitas". Suele ser más frecuente
en los lactantes alimentados con biberón, por eso comienza
a ser evidente cuando el niño deja la alimentación
al pecho. Es un motivo frecuente de consulta sobre todo entre el
primer año y los 4 años de edad. A partir del
año de edad, cuando los niños comienzan a comer
prácticamente de todo, el estreñimiento se hace
más frecuente. En el 95% de los casos se debe a una
alimentación inadecuada: dieta con escaso contenido en
verduras y frutas, sustitución de la leche de
continuación por la leche de vaca no modificada que
estriñe más, exceso de carne, poca ingesta de agua,
etc. El otro 5% se debe a otras causas: enfermedades
inflamatorias, obstrucciones intestinales o a factores
emocionales (ingreso en guardería, nacimiento de un
hermano). Durante las primeras semanas de vida las heces de los
bebés varían notablemente en función del
tipo de alimentación que reciben. Los criados al pecho
presentan deposiciones blandas o líquidas, en ocasiones
mucosas, de un color que va del amarillo oro al verde guisante,
de un olor no desagradable, y en un número extremadamente
variable. Los niños alimentados al pecho materno tan
normal es que realicen 10 a 15 deposiciones al día como 1
cada 4 ó 5 días. En los niños criados con
biberón las deposiciones son menos frecuentes, con un olor
más fuerte, y una mayor consistencia. Habitualmente cuando
se pasa de la leche materna o simplemente al introducir ayudas,
las heces son más duras, y el bebé tiene mayor
dificultad para expulsarlas. Es decir, con este tipo de
alimentación es más frecuente el
estreñimiento. A cualquier edad, la mejor
prevención es una alimentación adecuada y
equilibrada. Los niños menores de un año deben de
comer diariamente papillas de frutas y verduras y ofrecerles agua
a lo largo del día. En los mayores de 1 año,
además de lo recomendado anteriormente, es aconsejable que
coman legumbres dos o tres veces por semana y papillas de
cereales integrales. A
partir de los dos años y medio, continuar con los
hábitos dietéticos anteriores, evitar un consumo
excesivo de derivados lácteos y
beber abundante agua. Junto a ello, a partir de esta edad, es
esencial inculcar el hábito de defecación regular,
pero sin castigar nunca al niño y recompensar el esfuerzo
y no el éxito.
Para tratarla se debe en primer lugar debemos tener presente que
el estreñimiento no constituye un peligro para la salud del niño por lo
que no precisa de tratamientos ni medidas agresivas. Las medidas
dietéticas deben ser prioritarias en el manejo del
estreñimiento sea cual sea la edad del niño. En los
bebés debemos favorecer la lactancia materna porque otra
de sus innumerables ventajas es que no produce
estreñimiento. No es conveniente endulzar los zumos ya que
el azúcar además de aumentar el riesgo de caries y
favorecer la obesidad,
estriñe. En niños mayorcitos administraremos una
dieta rica en fibra: verduras, legumbres, cereales y frutas, y
evitaremos un consumo excesivo de derivados lácteos.
Existen una serie de ejercicios muy adecuados para favorecer el
tránsito intestinal: realizar el bebé suaves
masajes circulares sobre la tripa y moverle las piernas como si
estuviera andando en bicicleta. También da buenos
resultados, cuando le cambias el pañal, mantenerle
acostado boca arriba, y flexionar sus muslos sobre el
abdomen.
No es recomendable recurrir a los supositorios de glicerina o a
laxantes porque el intestino pierde su capacidad de
reacción a los estímulos naturales. La glicerina
además irrita la mucosa intestinal, lo que provoca
molestias en el niño con lo que posteriormente puede
retener las heces por temor al dolor. Estos procedimientos
sólo se utilizarán con precaución y siempre
bajo indicación del pediatra. Tampoco debe estimularse el
ano con una ramita de perejil ni con el termómetro ni mucho menos con una cerilla.
Consulta al pediatra si: Aparece sangre mezclada o recubriendo
las heces.
F:
FARINGITIS:
Es una inflamación de la faringe, la parte de la garganta
que se encuentra entre las amígdalas y la laringe. En la
mayoría de los casos la causa es una infección,
siendo los virus los que con mayor frecuencia la producen. Otras
veces es consecuencia de un mecanismo alérgico o
irritativo (respirar aire muy contaminado o humo del tabaco). Las
faringitis infecciosas suelen cursar con fiebre, dolor de
garganta y dificultad para tragar. La garganta se encuentra
enrojecida y hay dolor e inflamación de los ganglios del
cuello. Otros síntomas acompañantes son: malestar
general, pérdida de apetito, náuseas,
vómitos y dolor de estómago. El pediatra
explorará al niño y con una mirada atenta a su
garganta será capaz de establecer el diagnóstico.
Si sospecha una faringitis estreptocócica (bacteria que
precisa tratamiento antibiótico) solicitará una
prueba rápida para confirmar el diagnóstico. El
tratamiento de las faringitis víricas no requiere
antibiótico, por lo que su objetivo será aliviar
los síntomas. Se le administrarán
antitérmicos si tiene fiebre, y analgésicos si
presenta dolor. Como en cualquier enfermedad aguda, no se debe
forzar la alimentación, sino que le daremos una dieta
blanda y azucarada así como abundantes líquidos.
Las faringitis bacterianas se tratan con antibióticos, que
se deben administrar durante el período que indique el
pediatra (habitualmente 10 días) aunque los
síntomas hayan desaparecido rápidamente. Es normal
que: el niño se queje de dolor de garganta.
No tenga apetito. Se debe acudir al pediatra o a urgencias si: La
fiebre no cede bien con antitérmicos. Si tiene dificultad
para respirar o babea.
FIMOSIS:
La imposibilidad de separar de manera completa el prepucio del
glande del pene. Normalmente en todos los recién nacidos
el orificio del prepucio (piel que recubre el glande del pene) es
muy pequeño por lo que no debe hablarse de fimosis a esta
edad. Puede ser congénita o bien secundaria a
inflamación. El síntoma que se debe observar es que
es imposible deslizar el prepucio y dejar al descubierto el
glande. En los primeros años de la vida, unas sencillas
maniobras realizadas por la madre durante el baño llevando
suavemente el prepucio hacia atrás, evitando maniobras
bruscas, suele ser suficiente. Cuando después de los 3
años no puede conseguirse el descenso del prepucio, se
puede plantear la intervención quirúrgica que
conviene demorar hasta los 5-6 años. En niños
más pequeños sólo debe operarse cuando es
causa de infecciones urinarias, o motivo importante de dificultad
en la emisión de orina. Es normal que: Tenga fimosis hasta
los dos o tres años. Acudir al pediatra o a urgencias si:
Tiene irritación o mal olor. Se sospecha de la existencia
de una infección urinaria.
G:
GASTRONETERITIS:
La inflamación de la mucosa del estómago se
denomina gastritis, mientras que la de los intestinos se conoce
como enteritis. Cuando son ambos órganos los afectados se
produce una gastroenteritis, que es la irritación del
conjunto del tracto digestivo. La pérdida del apetito y
las nauseas, seguidas de diarrea, son los primeros
síntomas de esta enfermedad. Luego se producen accesos de
vómito, con diarreas acuosas, dolores en la barriga,
fiebre y extrema debilidad. Suele desaparecer al cabo de 2 o 3
días. Está causada por una infección
vírica, que se transmite con facilidad de una persona a
otra por contacto individual, son mediación de alimentos
ni bebidas. Las bebidas y los alimentos contaminados por
microbios también pueden producir gastroenteritis,
así como los alimentos que causan alergias (mariscos,
carne de cerdo, los huevos, etc.). Otra causa posible de la
enfermedad es la alteración de la flora bacteriana natural
del tracto digestivo. También los antibióticos
pueden tener un efecto parecido, ya que actúan sobre la
población bacteriana intestinal, alterando su equilibrio
natural. Para tratarla se debe guardar reposo en casa y beber
gran cantidad de líquidos, para evitar la
deshidratación. Durante las primeras 24 horas no se deben
ingerir alimentos, y hay que tomar sólo agua, zumo de
zanahoria o té; dos litros diarios, como mínimo, de
líquido sin azúcar, ya que éste puede
prolongar la diarrea., Manzanas, arroz blanco y pechuga de pollo
son alimentos recomendados para el tratamiento.
GRIPE:
La gripe o influenza es una enfermedad aguda infecciosa de origen
vírico que aparece cada año durante el otoño
y el invierno. Pueden aparecer casos aislados, pero casi siempre
se trata de una auténtica epidemia. Es muy contagiosa, se
trasmite de unos a otros a través de las gotitas de saliva
que expulsamos con la tos y los estornudos y que van cargadas de
virus. Cada año, cambian los virus que provocan la gripe,
por eso cada año nuestro organismo tiene que prepararse
para afrontarla. La vacuna sólo está recomendada en
niños con problemas graves como enfermedades del corazón,
asma, diabetes, tumores, falta de defensas… y siempre que
sean mayores de seis meses. Entre los síntomas se pueden
mencionar: dolor de cabeza, molestias en los ojos, fiebre -que
suele ser alta y permanecer elevada durante dos o tres
días-, y dolor en todo el cuerpo, sobre todo en las
piernas y la espalda. A las 24-48 horas se asocia
congestión nasal, lagrimeo, estornudos, tos seca e
irritativa y dolor de garganta y en el pecho. La mayoría
de los síntomas desaparecen en cinco o seis días,
aunque la tos y el cansancio duran unos días más.
Para diagnosticarla no suelen ser necesarias pruebas de laboratorio
para diagnosticar una gripe, que se distingue de un resfriado
común por la fiebre alta y la intensidad del malestar.
Además, la gripe es generalmente epidémica, lo que
facilita su diagnóstico. No existe un tratamiento
específico y al ser una enfermedad producida por un virus,
los antibióticos no están indicados. Si el
niño tiene fiebre puede administrarse paracetamol o
ibuprofeno. Ofreceremos líquidos abundantes y una dieta
blanda. No es necesario forzarle a permanecer en la cama,
él mismo buscará el reposo durante la fase aguda de
la enfermedad. Es normal que: El niño esté dos o
tres días con fiebre. Esté decaído y
cansado o llorón e irritable. No tenga apetito. Acude al
pediatra o a urgencias si: La fiebre no cede con
antitérmicos. Se acompaña de otros
síntomas como vómitos o rigidez de nuca. La
fiebre se acompaña de manchas en la piel.
H:
HEPATITIS:
Es la inflamación del hígado que puede estar
producida por diversas causas. Esta enfermedad puede ser: aguda,
en el caso que dure menos de 6 meses; crónica, si persiste
más de 6 meses, o fulminante, si pone en riesgo la vida
del enfermo. En algunos casos puede provocar daño
hepático permanente. Las hepatitis víricas
están producidas por una gran variedad de virus, pero los
más comunes son el A, B, C, D y E.
- Hepatitis A: se transmite debido a una mala higiene,
por agua y alimentos contaminados. En líneas generales,
suele ser benigna y sin complicaciones. Algunas veces aparecen
brotes en colegios y guarderías, pero casi siempre los
síntomas incluso pasan desapercibidos para los propios
contaminados. - Hepatitis B: se transmite por sangre (transfusiones
contaminadas, intercambio de jeringas en la
drogadicción, relaciones sexuales sin
protección, de madre a hijo en el embarazo). Las
personas sometidas a diálisis renal tienen mayor riesgo
de contraer hepatitis B. Es más peligrosa que la A
porque puede evolucionar a una hepatitis crónica. En
España, se vacuna masivamente a todos los
niños, con lo que se estima que su prevalencia
bajará significativamente. - Hepatitis C: causa el 80% de las hepatitis que se
contagian por transfusión de sangre y también se
transmite por jeringas contaminadas. Este virus causa hepatitis
crónica y con menor frecuencia, cirrosis y cáncer
hepático. Existen personas sanas portadoras
crónicas del virus C.
Los síntomas que aparecen a menudo se pueden
confundir con un cuadro gripal o una mononucleosis. Suele
comenzar con inapetencia, malestar general y decaimiento,
vómitos, fiebre, dolor e indigestión abdominal,
alteración del sentido del gusto. Pasados unos
días, el color de la orina se oscurece y aparece ictericia
(tono amarillento de la piel) en las mucosas y alrededor de los
ojos. El pediatra notará aumentado el tamaño del
hígado con una palpación, entonces se
realizará un análisis de sangre para confirmar la
existencia de esos virus. En la mayoría de los casos, la
hepatitis no requiere tratamiento y el enfermo se repone
totalmente en un mes o dos. Después de los primeros
días, la persona se siente mejor y no necesita hacer
reposo, ni seguir dietas restringidas ni tomar suplementos
vitamínicos. Es importante saber que, cuando se tiene esta
enfermedad, uno puede convertirse en portador del virus aunque no
tenga ningún síntoma con lo cual puede contagiar la
enfermedad.
HERNIA INGUINAL:
Es un "bulto" blando y elástico que aparece en la zona de
la ingle. Es más frecuente en varones y en el lado
derecho. Se produce cuando el conducto inguinal permanece
permeable. En este caso, puede aparecer en esta región un
bulto que contiene un asa del intestino. Se aprecia, muchas veces
desde el nacimiento, la existencia de un bulto más o menos
grande en la zona de la ingle. Habitualmente la hinchazón
aparece y desaparece, va y viene, particularmente cuando el
bebé llora. Generalmente no le produce dolor ni siquiera
molestias. Cuando el niño está tranquilo el bulto
se reduce con facilidad incluso de forma espontánea. El
pediatra efectúa el diagnóstico en la consulta
mediante la palpación del bulto, no siendo necesario
ningún otro examen.
Las hernias inguinales de pequeño tamaño pueden
regresar espontáneamente en los primeros 5-6 meses de
vida. Transcurrido este tiempo la posibilidad de curación
espontánea no es posible. Por ello, incluso el niño
de pocos meses, que podría curarse por sí solo,
debe ser intervenido, porque la espera lo expone al peligro de
que la hernia se "estrangule". El riesgo de que una hernia se
estrangule es mayor cuanto más pequeño sea el
niño. El niño de 2-3 años, sin embargo puede
esperar sin correr graves riesgos, pero tendrá que ser
intervenido siempre. La operación es sencilla y los
niños se recuperan muy pronto. Acude al pediatra o a
urgencias si: El bebé está irritable, llora y
vomita. Si la madre observa que la que la hernia es más
voluminosa de lo habitual, la piel que la recubre presenta una
tonalidad rojiza y la tumefacción no se reduce
HERNIA UMBILICAL:
Es un "bulto" blando y elástico que aparece en la zona de
la ingle. Es más frecuente en varones y en el lado
derecho. Se produce cuando el conducto inguinal permanece
permeable. En este caso, puede aparecer en esta región un
bulto que contiene un asa del intestino. Se aprecia, muchas veces
desde el nacimiento, la existencia de un bulto más o menos
grande en la zona de la ingle. Habitualmente la hinchazón
aparece y desaparece, va y viene, particularmente cuando el
bebé llora. Generalmente no le produce dolor ni siquiera
molestias. Cuando el niño está tranquilo el bulto
se reduce con facilidad incluso de forma espontánea. El
pediatra efectúa el diagnóstico en la consulta
mediante la palpación del bulto, no siendo necesario
ningún otro examen. Las hernias inguinales de
pequeño tamaño pueden regresar
espontáneamente en los primeros 5-6 meses de vida.
Transcurrido este tiempo la posibilidad de curación
espontánea no es posible. Por ello, incluso el niño
de pocos meses, que podría curarse por sí solo,
debe ser intervenido, porque la espera lo expone al peligro de
que la hernia se "estrangule". El riesgo de que una hernia se
estrangule es mayor cuanto más pequeño sea el
niño. El niño de 2-3 años, sin embargo puede
esperar sin correr graves riesgos, pero tendrá que ser
intervenido siempre. La operación es sencilla y los
niños se recuperan muy pronto. Acude al pediatra o a
urgencias si: El bebé está irritable, llora y
vomita. Si la madre observa que la que la hernia es más
voluminosa de lo habitual, la piel que la recubre presenta una
tonalidad rojiza y la tumefacción no se reduce.
HERPANGINA:
Es una enfermedad que suele ocurrir con frecuencia en
épocas de verano, y que se caracteriza por lesiones
vesiculosas y ulcerativas en la boca de los niños,
afectando el paladar (lengua), la faringe, las amígdalas,
etc. El niño, menor de 5 años, podrá
presentar fiebres altas, vómitos, diarrea, dolor de
garganta y babeo abundante. La duración de estos
síntomas es de 2 a 7 días, aproximadamente. Esta
enfermedad es causada por varios tipos de
virus. El diagnóstico es clínico y el
período de incubación es de 2 a 7 días. El
tratamiento es sistomático y consiste en el uso de
antipirético, ingestión abundante de
líquidos y alimentos blandos, fríos y dulces como
la gelatina, el yogurt y los helados. Los antibióticos son
recomendables solo en los casos de complicaciones del tipo
bacteriano. En todo caso, con la debida asistencia médica
se obtendrá el cuadro clínico del niño
adecuado.
HERPES:
Es una infección viral frecuente que se presenta en dos
variedades: El tipo I, la más común, tanto en
niños como adultos, produce lesiones dolorosas alrededor
de la boca en forma de aftas (calenturas). Es natural que cuando
se presente este tipo de infección el niño pierda
el apetito, debido a las lesiones que comienzan en una zona
enrojecida y abultada, que se abre y deja salir un líquido
opalescente. Después se forma una costra. El tipo II, el
Herpes Zoster, afecta, sobre todo, a adultos y es más
frecuenta en las zonas genitales. Los episodios de recurrencia
del Herpes virus no producen síntomas generales como
fiebre. Se limita apenas a la zona afectada. Esta enfermedad es
producida por el virus Zoster, el mismo que produce
también la varicela. El virus queda alojado en las
células de los ganglios nerviosos sensitivos que inervan
esa región y puede reactivarse ante situaciones de
stress, bajas
defensas (en niños), fiebre, exposición al sol,
menstruación (en adolescentes). Para el tratamiento se
debe consultar primero al médico. Todo el tratamiento
está dirigido a disminuir la duración de la etapa
aguda que normalmente dura 1 semana, a través del uso de
un jarabe o comprimido que tienen la capacidad de disminuir
notablemente la duración de los síntomas. Lo que no
se debe ignorar es que el proceso puede repetirse muchas veces en
la vida. Las cremas antivirales no son efectivas. Y los
antibióticos serán indicados por el médico
solo en casos de grandes infecciones.
I:
ICTERICIA:
Es una coloración amarilla de la piel, de las mucosas y de
la conjuntiva debida al aumento de bilirrubina (producto de
degradación del glóbulo rojo) en la sangre. La
ictericia puede ser la primera manifestación de una
enfermedad y por tanto si el bebé presenta ictericia
deberemos llevarle al pediatra para que inicie el estudio, a no
ser que se trate de la ictericia fisiológica del
recién nacido, que es al proceso al que nos vamos a
referir en este apartado. Durante los primeros días de la
vida las funciones del
hígado no están totalmente maduras y no es capaz de
depurar toda la bilirrubina que le llega por la masiva rotura de
los glóbulos rojos que ocurre normalmente después
del nacimiento. Como consecuencia aumenta su concentración
en sangre y es visible a través de la piel y de las
mucosas. La ictericia no está presente en el momento del
nacimiento, comienza a partir del segundo-cuarto día de
vida y alcanza el máximo entre el 3º y el 7º
día de vida. Habitualmente desaparece hacia el 10º
día. El neonatólogo del Hospital vigilará la
aparición y la evolución de la ictericia y se
encargará de efectuar los controles necesarios para
determinar los valores de bilirrubina. Depende de los días
de vida, de la edad de gestación y de la cantidad de
bilirrubina. Los neonatólogos valorando todos los datos
indicarán el tratamiento más oportuno:
pondrán al niño bajo una luz especial (fototerapia)
que hace que el pigmento sea destruido y eliminado más
fácilmente. Acude a Urgencias o consulta con tu pediatra
si: La ictericia dura más de 10 días. Se
acompaña de heces de color blanco. El bebé presenta
un abdomen muy abultado.
INFECCIÓN URINARIA:
Es una infección que afecta al tracto urinario que incluye
los riñones, los uréteres y la vejiga. Su
diagnóstico y el tratamiento precoz y correcto son muy
importantes ya que en caso contrario, puede dejar consecuencias a
largo plazo como cicatrices renales o insuficiencia renal. Los
gérmenes habitan en el tubo digestivo y alcanzan el tracto
urinario por vía sanguínea o por vía
ascendente. Esta situación es más frecuente en las
niñas debido a la proximidad del ano y la uretra.
También pueden existir malformaciones o anomalías
de las vías urinarias que favorecen las infecciones.
Dependen de la edad del niño y de la localización
de la infección. Los recién nacidos y bebés
durante los primeros meses pueden tener como único
síntoma fiebre, irritabilidad y rechazo del alimento. En
niños mayorcitos, los síntomas urinarios de
vías bajas (cistitis) se manifiestan por micciones
frecuentes y dolorosas. La infección urinaria de
vías altas (píelo nefritis) se presenta con
malestar general, fiebre alta y dolor abdominal y en la fosa
renal del riñón afecto. Para diagnosticar la
infección urinaria, sobre todo en el bebé, es
importante pensar en ella. El pediatra ante un lactante con
fiebre sin motivo aparente, realizará un análisis
de orina que le permitirá obtener unos datos sugestivos de
infección del tracto urinario. Para confirmar dicha
sospecha, es necesario realizar un cultivo de orina, recogiendo
la orina en las mejores condiciones de higiene para evitar que se
contamine y nos den resultados falsamente positivos. Si las
manifestaciones clínicas sugieren una píelo
nefritis (inflamación del riñón) el pediatra
indicará además análisis de sangre y una
ecografía abdominal. El tratamiento debe ser lo más
precoz posible y dependerá de la localización de la
infección y de la edad del niño. Se recomienda
ingreso y tratamiento hospitalario en niños menores de 1
año con infección del tracto urinario. Así
mismo, las píelo nefritis deben ser tratadas en el
Hospital durante la fase aguda de la enfermedad. Las infecciones
de vías urinarias bajas, en niños mayores de 1
año, una vez recogida la muestra de orina para cultivo,
pueden tratarse en su domicilio, con el antibiótico
indicado por su pediatra. Es normal que: Durante el
primer-segundo día del tratamiento el niño
continúe con fiebre, y molestias al hacer pis. Se debe
acudir al pediatra o a urgencias si: La orina tiene un aspecto
sanguinolento. La fiebre no cede con el antitérmico o
persiste a las 24-36 horas
de iniciado el tratamiento antibiótico. Se sospecha de una
infección de orina y el niño es menor de un
año.
M:
MENINGITIS:
Son enfermedades debidas a la inflamación de las meninges,
que son las membranas que recubren el cerebro y la médula
espinal. El diagnóstico de meningitis crea habitualmente
una situación de alarma en la familia, en la
guardería y en la escuela a la que
acude regularmente el niño, a pesar de que existe un
tratamiento eficaz. La causa más común de la
inflamación de las meninges es de origen infeccioso.
Bacterias, virus u otros gérmenes procedentes de un foco
cercano o a través de la sangre son capaces de alcanzar
las meninges y causar su inflamación. Entre las meningitis
bacterianas la más frecuente en nuestro medio es la
producida por el meningococo. Desde la introducción de la vacuna frente al
meningococo A y C, el tipo más frecuente es el B para el
que actualmente no se dispone de vacuna eficaz. La meningitis por
Haemophillus influenzae es actualmente rara debido a que se
dispone de vacuna frente a esta bacteria, y la meningitis por
Streptococus pneumoniae es poco frecuente. Las meningitis
víricas son leves, y las meningitis tuberculosas,
afortunadamente poco frecuente, son por el contrario, más
graves. Los cuatro síntomas clásicos de las
meningitis son: fiebre, vómitos, dolor de cabeza y rigidez
de nuca. En los niños pequeños (menores de 1
año) los síntomas no son tan típicos. El
dolor de cabeza lo manifiestan en forma de irritabilidad, llanto
agudo o decaimiento. La fontanela puede estar abombada y/o el
bebé es incapaz de mantener la cabecita levantada (se le
cae hacia atrás). Los vómitos son proyectivos ("a
chorro") y presenta afectación del estado general y fiebre
elevada. Es muy importante observar si aparecen manchas en la
piel. En este caso es necesario llevar inmediatamente al
niño al Hospital. La meningitis bacteriana es una
enfermedad grave y en ocasiones de evolución rápida
y fulminante afectando al sistema de
coagulación por lo que hay que instaurar el tratamiento de
forma urgente. Por ello, ante la mínima sospecha es
necesario llevar inmediatamente al niño al Hospital. La
confirmación diagnóstica se establece con el
análisis de una pequeña cantidad de líquido
extraído de la médula espinal mediante una
punción lumbar. Las personas que hayan tenido contacto
estrecho con un niño con meningitis bacteriana en el
hogar, guardería o en la escuela presentan un alto riesgo
de contagio, por lo que está indicada la profilaxis
antibiótica con un antibiótico (Rifampicina)
durante 2 días. El pediatra dará las indicaciones
terapéuticas oportunas para cada tipo de meningitis. El
tratamiento de las meningitis se realiza en los hospitales o
clínicas. Actualmente se disponen de antibióticos
que han mejorado notablemente la evolución y el
pronóstico de la enfermedad, siendo excepcionales las
secuelas. Las meningitis virales, no precisan antibióticos
pero habitualmente permanecen 1ó 2 días en el
Hospital hasta que mejoren los síntomas. Se debe acudir al
servicio de urgencias o consultar inmediatamente al tu pediatra
si: El niño tiene fiebre y aparecen manchas de color
violáceo en la piel. El niño está
decaído o tiene mal aspecto. La fiebre no cede con
antitérmicos. El niño tiene rigidez en el
cuello.
MUERTE SÚBITA DEL LACTANTE:
Es la muerte repentina de un bebé aparentemente sano.
Constituye la primera causa de mortalidad en el primer año
de vida, excluyendo el periodo peri-natal. Su incidencia es de 2
por cada 1000 recién nacidos vivos. El riesgo de muerte
súbita es más elevado entre los 2-4 meses de vida y
entre la media noche y las 9 de la mañana. La causa
continua siendo una incógnita, probablemente se debe a
múltiples causas. Los estudios epidemiológicos
demuestran que existen factores ambientales, genéticos y
sociales relacionados con la madre y el propio niño. Las
estadísticas demuestran que la
mayoría de los casos ocurren mientras los niños
están durmiendo y especialmente si lo hacen boca abajo.
Otros grupos de riesgo son los bebés prematuros,
recién nacidos de bajo peso, falta de atención
prenatal, hijos de madres fumadoras y niños que
necesitaron respirador artificial al nacer. Así mismo las
familias con un caso previo de muerte súbita del lactante,
presentan un riesgo 4-5 veces más elevado de lo habitual
de que el hijo o hijos siguientes sufran una muerte súbita
del lactante. Las recomendaciones para evitar este tipo de
enfermedad son:
- Acostar al bebé durante el primer semestre de
vida boca arriba o de costado, nunca boca abajo (excepto por
contraindicación médica). - Evitar el tabaquismo materno durante el embarazo y la
lactancia. - Evitar el tabaquismo en el entorno del
bebé. - Evitar el exceso de calefacción y de
ropas/prendas de abrigo (temperatura ideal = 20º
C). - Desaconsejar que el bebé duerma en la misma
cama que los padres. - Fomentar la lactancia materna (primeros seis
meses).
N:
NEUMOCOCO:
El neumococo o Streptococcus pneumoniae es una bacteria capaz de
producir
enfermedades muy graves, en especial a los niños de corta
edad, cuyo
sistema inmunológico no está preparado para
combatirlo. Las infecciones neumocócicas son una
importante causa de morbilidad, hospitalización y muerte
en el mundo, siendo una de las diez causas principales de
mortalidad en los países desarrollados y representa el 40%
de las muertes por neumonía en los niños menores de
cinco años. Aunque la nariz y la garganta son el
hábitat natural del neumococo, éste puede alojarse
en cualquier parte del organismo y dependiendo del lugar donde se
sitúe, produce diferentes enfermedades. Desde la garganta
puede pasar a la sangre, causando diferentes tipos de enfermedad
invasora:
- Meningitis: es la más grave, por su elevada
mortalidad y sus importantes
secuelas. Los síntomas son elevada fiebre, somnolencia,
vómitos muy
característicos ("en escopetazo"), dolor de cabeza y
rigidez de cuello, etc. - Bacteriemia sin foco: es una infección de la
sangre, puede comenzar a partir de una neumonía y
diseminarse por el organismo. Su síntoma principal es la
fiebre alta, sin que ésta se asocie a otros signos
identificables con otra enfermedad.
Cuando el neumococo se expande desde la garganta a las
vías respiratorias
produce:
- Neumonía: infección de los pulmones que
afecta a los alvéolos y a los tejidos circundantes, y
especialmente grave en niños menores de 2 años.
Los síntomas más comunes son sudores, temblores,
resfriado, tos, fiebre y congestión de
pecho. - Otitis media aguda: Infección que se produce
en el oído medio, de la que el neumococo es responsable
de la mitad de los casos que se producen en niños.
Los síntomas incluyen dolor de cabeza, fiebre y dolor de
oídos. En los niños, un constante zumbido en los
oídos puede ser señal de otitis media
aguda. - Sinusitis: Inflamación de los senos nasales y
paranasales, causada por una infección bacteriana. Las
manifestaciones más comunes son fiebre, mucosidad y
tos.
El neumococo se encuentra frecuentemente en la nariz y
en la garganta de niños y adultos sanos. Aunque no todos
los individuos son portadores de esta bacteria, aquellos que
sí son portadores pueden infectar a otras personas por
vía aérea. El neumococo puede afectar a cualquier
niño sano en especial con edades comprendidas entre los 2
meses y los 5 años. Como este germen se transmite
fácilmente a través de estornudos, besos, contacto
personal,
etc., la asistencia a guarderías incrementa el riesgo de
contagio. También aquellos niños que padecen otitis
repetidas presentan un alto riesgo de contraer una
infección neumocócica. Las secuelas más
frecuentes de las enfermedades neumocócicas en los
niños, especialmente la meningitis, pueden ser muy
importantes: retraso psicomotor, hidrocefalia, parálisis
facial, pérdida de audición y ceguera, etc.
Conviene destacar que la meningitis por neumococo posee el
índice de mortalidad más elevado de todos los tipos
de meningitis y es la que más graves secuelas deja en el
niño. Tradicionalmente, las enfermedades
neumocócicas han sido tratadas con penicilina. Sin
embargo, en los últimos años se ha observado un
alarmante incremento de las resistencias
del neumococo a este antibiótico. Este dato representa un
importante problema a tener en cuenta por el médico a la
hora de establecer un tratamiento. Debido al difícil
tratamiento de estas enfermedades, la vacunación es la
única terapia preventiva eficaz y duradera frente a las
enfermedades neumocócicas.
NEUMONÍA:
Es una inflamación aguda del pulmón. El inicio de
la neumonía viral se caracteriza por un cuadro previo de
catarro en las vías superiores, con rinitis, fiebre o
febrícula apareciendo posteriormente el compromiso de la
vía respiratoria inferior con dificultad respiratoria y
aumento de la frecuencia respiratoria. Por su parte la
neumonía bacteriana se caracteriza por un inicio repentino
con fiebre, dificultad respiratoria, dolor toráxico y
regular estado general del paciente. Los gérmenes
varían según la edad del paciente. No es lo mismo
una neumonía en un niño de 2 meses que en uno de 2
años o en un adolescente. La mayoría de los casos
son de causa infecciosa. Los microorganismos más comunes
son los virus respiratorios entre los que se destacan el
Sincitial Respiratorio, el Adenovirus (más severo), etc. A
su vez existen otras causas infecciosas como las bacterianas
menos frecuentes pero suelen ser más graves. Otro tipo de
neumonía son las denominadas Neumonías
Atípicas (producidas por Hycoplasmas) que puede
presentarse en aproximadamente 30 % de los niños mayores
de 5 años. Para el tratamiento de esta enfermedad se
recomienda buena hidratación del paciente, el uso de
nebulizadores (con o sin gotas, dependiendo de la presencia de
obstrucción bronquial), uso de determinados
antibióticos que se deben ajustar tanto en dosis como edad
para su elección. El uso de antitusivos no es recomendado
ya que pueden cortar el reflejo de defensa que da la tos y
empeorar el cuadro del paciente, al no toser no se eliminan las
secreciones quedando retenidas y produciendo un factor más
para empeorar la salud del paciente. Hay que dejar en manos
profesionales la elección del antibiótico a usar y
no automedicar un proceso pulmonar.
O:
OBESIDAD EXÓGENA:
Es un aumento excesivo de grasa corporal. Hay que diferenciar dos
conceptos, el sobrepeso y la obesidad propiamente dicha. El
sobrepeso es simplemente el exceso de peso (un 10-20/% de lo que
corresponde a la talla de la edad del niño). Se considera
obesidad cuando el peso es más del 20% del que corresponde
a la talla para la edad del niño. No existe una causa
única de obesidad. La causa más frecuente es la
obesidad exógena, debida a una ingesta excesiva de
calorías frecuentemente unida a una actividad
física disminuida. Existe además una
predisposición genética, de forma que es más
fácil ser obeso cuando ambos padres son obesos. Los
síntomas más frecuentes de la obesidad
exógena, aparte del aspecto físico, no suelen
producir trastornos ni complicaciones. Se diagnostica mediante
una exploración física y métodos
clínicos especiales para valoración de la obesidad,
siendo los más utilizados la medición de los pliegues cutáneos.
Son también muy útiles los métodos que
comparan los percentiles de peso y talla (índice de
Quetelet). Mediante una exploración física y
métodos clínicos especiales para valoración
de la obesidad, siendo los más utilizados la
medición de los pliegues cutáneos. Son
también muy útiles los métodos que comparan
los percentiles de peso y talla (índice de Quetelet). El
tratamiento de la obesidad es complejo y comprende
fundamentalmente tres medidas. La primera es la
motivación. Es necesario que el niño comprenda
y se responsabilice de la necesidad y de la importancia de la
pérdida de peso. Así mismo todos los miembros de la
familia deben colaborar y participar para conseguir dicho
objetivo. La segunda medida importante es la restricción
calórica. Sin embargo, en la edad pediátrica
debemos tener muy presente que la dieta debe aportar las
calorías necesarias para mantener un ritmo normal de
crecimiento. En el caso de un lactante o un niño obeso, el
pediatra si lo considera necesario, establecerá una dieta
pero siempre aportando al bebé o al niño la
cantidad y la proporción de los alimentos precisos para
mantener una adecuada velocidad de
crecimiento. Otro aspecto importante, cuando la edad del
niño lo permita es realizar una actividad física
regular tanto rutinaria (no usar ascensores, ir caminando al
colegio) como programada (hacer deporte, ballet, gimnasia, etc.).
Nunca está indicado administrar a los niños
medicamentos para disminuir el apetito ni para reducir
peso
OTITIS MEDIA AGUDA:
Las enfermedades del oído son muy frecuentes en el
niño. El oído está formado por el
oído externo que comprende la oreja y el conducto
auditivo, el tímpano que lo separa del oído medio,
el oído medio y el oído interno. La otitis media
aguda es una inflamación de la mucosa que recubre las
cavidades del oído medio. Es particularmente frecuente en
niños menores de 1 año, con una mayor incidencia en
los meses fríos, como el resto de las infecciones
respiratorias. La otitis del oído medio, es consecuencia
de una complicación de un catarro de vías altas.
Existen unos factores predisponentes como una mayor frecuencia de
infecciones respiratorias de vías altas sobre todo en
bebés que asisten a guarderías, un aumento de
tamaño de las adenoides (vegetaciones), una incorrecta
función de la trompa de Eustaquio lo que permite el paso
de secreciones nasales al oído medio. Otro factor
favorecedor es la
contaminación por humo de tabaco. El curso habitual es
el de un niño con un catarro de vías altas que de
forma brusca comienza con fiebre, dolor de oídos que el
niño lo expresará de diversa manera en
función de su edad. Los bebés se mostrarán
irritables, moverán la cabeza hacia los lados y
habitualmente rechazarán el pecho o el biberón
porque les duele al deglutir. La otorrea (salida al exterior de
exudado de oído medio) indica la existencia de
infección en el oído medio pero no siempre
está presente. El pediatra mediante el empleo del
otoscopio (aparato con el que se puede ver el interior del canal
auditivo y la membrana timpánica) establecerá el
diagnóstico al visualizar las distintas lesiones
características de la inflamación e
infección del oído medio. El pediatra, ante una
otitis media aguda indicará la administración de
antibióticos que serán distintos en función
de la edad del niño. Además del tratamiento
antiinfeccioso, la otitis es un proceso doloroso por lo que es
obligado administrar analgésicos como paracetamol o
ibuprofeno hasta que ceda el dolor y/o la fiebre. El uso de gotas
instiladas tópicamente en el oído están
desaconsejadas, sobre todo si la membrana timpánica
está perforada o sospechamos que pueda perforarse
próximamente. Es normal que: Tenga algunas décimas
de fiebre. Se debe acudir al pediatra si: Supura el oído.
La fiebre persiste después de 24-36 horas de iniciado el
antibiótico.
OXIURIASIS:
Es una infección muy común en los niños. El
niño tendrá poco apetito, estará irritable,
presentará problemas durante el sueño y molestias
por prurito anal, nasal, etc. Suele acompañarse de prurito
en el área de los genitales originando irritación e
inflamación secundaria al rascado. En las niñas
puede causar vulvovaginitis. Esta infección es causada por
el parásito que se llama Enterobius Vermicularis u
Oxiurius. Los gusanos inmaduros se localizan en el intestino
delgado, mientras que los adultos se localizan en el intestino
grueso. Las hembras grávidas son las que migran hacia
fuera y depositan sus huevos en las márgenes del ano y sus
proximidades. La forma de contagio es a través de los
huevos larvados por ingestión o inhalación de los
mismos. Se diseminan en los diferentes ambientes del hogar, sobre
todo en dormitorios y baños, contaminan los objetos,
alimentos, aguas y piscinas. El tratamiento será aplicado
después de confirmado el diagnóstico que se basa en
la investigación del parásito en las
heces. Se recomienda la recolección de la muestra durante
la mañana cuando el paciente se acaba de levantar y antes
de lavarse. El tratamiento consiste en el uso de
medicación antiparasitaria. Se realiza una vez por semana.
El tratamiento de este cuadro debe incluir también a los
que conviven con el niño enfermo.
P:
PAPERAS (PAROTIDITIS):
Una infección vírica que produce la
inflamación dolorosa de las glándulas salivares,
habitualmente las parotídeas, que se encuentran en las
mejillas, entre la oreja y la mandíbula. Desde que se
vacuna sistemáticamente a todos los niños a la edad
de 15 meses, su incidencia ha disminuido considerablemente.
Está producido por un virus que se transmite
principalmente por contacto con las secreciones respiratorias y
la saliva. El periodo de contagio se puede producir desde 48
horas antes de que aparezcan los síntomas hasta que
desaparezca la inflamación. Produce inflamación,
hinchazón y dolor de las glándulas
parótidas. Las glándulas están duras y
duelen al masticar o al tragar. La fiebre es variable, puede
estar ausente o alcanzar los 40ºC. Frecuentemente existe
dolor de cabeza o de garganta. No hay ningún medicamento
que elimine el virus o impida que se multiplique. Se deben dar
analgésicos o antiinflamatorios para el dolor. No es
necesario permanecer en la cama pero los niños no deben ir
al colegio hasta finalizado el periodo de contagio. Se debe
acudir a urgencias o consultar al pediatra si el niño
presenta: Vómitos o dolor abdominal persistente. Dolores
fuertes de cabeza que no se calman con paracetamol. Dolor o
hinchazón testicular.
PARÁSITOS INTESTINALES:
Son organismos vivos que viven a expensas de otros, que se
denominan huéspedes. Los parásitos, conocidos
también como "lombrices", pueden producir enfermedades en
el hombre. Con
frecuencia se les responsabiliza de muchas manifestaciones,
aunque esta relación no siempre puede ser demostrada. Los
más frecuentes son los oxiuros, son pequeñas
lombrices de menos de 1 cm. Son más frecuente en
niños en edad preescolar y escolar, incluso con higiene
adecuada. La hembra deposita sus huevos durante la noche
alrededor del ano. Los huevos se esparcen por la ropa interior,
sábanas, juguetes y manos del niño. A partir de
estos lugares son nuevamente ingeridos por el niño
originando nuevas reinfestaciones. Los áscaris, son
gusanos cilíndricos de 15 a 20 cm. que se instalan
también en el aparato digestivo
y se contagian al comer la tierra
infectada por los huevos. Las hembras pueden llegar a poner
200.000 huevos al día, que se eliminan con las heces. La
giardia lamblia, es un protozoo, que habita en el intestino y su
reservorio natural es el hombre. La
edad de máxima incidencia se sitúa entre los 2 y
los 6 años de edad y es especialmente frecuente en
niños que asisten a guarderías, por la
transmisión persona a persona. Los síntomas en el
caso de los oxiuros el síntoma más
característico es un intenso picor en la zona anal, sobre
todo durante la noche, lo que obliga al niño a rascarse
produciendo una dermatitis en la zona perianal. Además el
niño presenta un sueño intranquilo y se despierta
con frecuencia. En ocasiones es posible ver pequeños los
oxiuros en las heces o en las márgenes del ano. Las
ascaridiasis habitualmente no producen síntomas, aunque en
ocasiones aparecen determinados trastornos: molestias
abdominales, tos, febrícula, erupciones en la piel, etc.
En el caso de la giardia lamblia las manifestaciones son muy
diversas: en muchos casos no produce síntomas, mientras
que en otros puede ser causa de dolor abdominal, de episodios de
diarrea aguda, de urticaria, etc. Para el diagnóstico se
debe de ver los oxiuros en las heces. Si no fuese así se
debe recoge una muestra aplicando cinta adhesiva o celo en las
márgenes del ano, nada más levantarse el
niño por la mañana y enviarla al
laboratorio.
El diagnóstico:
- El diagnóstico de los áscaris se
establece mediante la identificación del parásito
o de sus huevos en las heces. - El diagnóstico de la giardia lamblia se
realiza con el examen parasitológico de las
heces.
El tratamiento:
- Oxiuros: En el tratamiento se emplean medicamentos
antiparasitarios específicos, pero es importante
administrarlos simultáneamente a toda la familia, para
que el tratamiento sea eficaz. Así mismo, para conseguir
buenos resultados es necesario adoptar medidas de higiene
general: lavados frecuentes de manos y cepillado de
uñas, sobre todo al levantarse, cambio frecuente de ropa
interior y de sábanas que deben ser hervidas. Es
recomendable desinfección de los utensilios del
baño y de los juguetes y la eliminación del polvo
de las habitaciones ya que pueden vehiculizar
huevos. - Áscaris: Existen medicamentos
específicos para su tratamiento y
erradicación. - Giardiasis intestinal: Existen distintos
fármacos de los que el pediatra seleccionará el
más adecuado para cada edad.
PIE DE ATLETA:
Es una infección de los espacios interdigitales y de la
planta del pie producida por hongos. No es muy frecuente en
niños pequeños, sino en los más grandecitos.
En el cuadro es característica la presencia de dolor a la
presión de la región, la picazón y el mal
olor persistente. Los pacientes frecuentemente presentan
afectados sus dos pies y una mano. Es causada por hongos, a
través de algunos factores predisponentes como calzados
cerrados, duchas, piscinas, ambientes cálidos y
húmedos, cuadro clínico, provocando lesiones que
van desde pápula a vesículas y ampollas que pueden
presentar pus. El tratamiento debe basarse en la buena higiene
del pie, el secado adecuado del mismo, uso de sandalias en duchas
públicas (camping, clubes, hoteles, etc.). El pediatra será el
encargado de indicar en caso de necesidad el tratamiento
específico.
POLIOMELITIS:
Es una enfermedad viral aguda, cuya gravedad varía desde
una infección sin síntomas hasta una enfermedad
febril inespecífica, meningitis aséptica,
enfermedad paralítica y muerte. Es trasmitida por contacto
directo. El virus se transmite por vía fecal oral. El
virus del polio se multiplica en el sistema nervioso central y
provoca una parálisis severa causando deformaciones de los
miembros con atrofiamiento de los músculos. Puede causar
la muerte. El polio se encuentra en todo el mundo, pero es
más frecuente en países en desarrollo. Es producida
por los poliovirus (género de
enterovirus) tipo 1, 2 y 3: Todos ellos causan parálisis,
el más frecuente aislado en casos de parálisis es
el tipo 1, siendo a menudo el responsable de las epidemias. El
tipo 3 es el de menor frecuencia. En el tratamiento existen dos
tipo de vacunas, la inyectable que es el virus inactivo y la oral
que es el virus vivo. Ambas requieren dos dosis, tres para
niños con intervalos de un mes. Un refuerzo después
de un año y luego cada 10 años y 5 para los
niños.
R:
RINITIS:
Es una infección aguda de las vías respiratorias
altas (nariz, ojos y garganta) que pueden presentar los
niños en cualquier época del año pero
especialmente en invierno y en primavera. Es la enfermedad
más frecuente en los niños y una de las principales
causas de absentismo escolar. Es muy contagiosa, capaz de pasar
de un niño a otro con una gran facilidad. Los niños
de 1 a 6 años presentan de seis a ocho catarros al
año y esta frecuencia es mucho más alta en los
niños que acuden a guardería. La inmensa
mayoría de las veces está producida por un virus.
Hay más de 150 ó 200 virus que pueden causar el
resfriado. Los virus presentes en las secreciones nasales pasan a
otros niños fundamentalmente a través de los
estornudos y la tos o de la saliva que permanece en los objetos
que los niños pequeños se llevan a la boca. El
periodo de contagio se inicia 48 horas antes de que comience la
sintomatología y la duración de la enfermedad suele
ser de 7 a 10 días. Los síntomas dependen de la
edad del niño. Los bebés menores de 3 meses,
presentan dificultades para la alimentación y para
conciliar el sueño debido a la obstrucción nasal.
Los niños entre 3 meses y 3 años habitualmente
tienen fiebre, irritabilidad y estornudos. A las pocas horas se
asocian mocos, obstrucción nasal y tos. La tos puede
impedir que coman o duerman bien. Más raramente tienen
problemas intestinales (vómitos o diarrea). Los
niños mayores de 3 años presentan irritación
y obstrucción nasal, dolor de garganta, tos, lagrimeo e
irritación ocular, y en ocasiones algo de fiebre y
malestar general. No existe un tratamiento específico. De
hecho los médicos dicen que un catarro con medicamentos
dura siete días y sin medicamentos una semana. Solamente
se puede actuar mejorando los síntomas. Para la
obstrucción nasal se recomienda lavados nasales con suero
fisiológico y para la fiebre, antitérmicos. Es
aconsejable beber muchos líquidos e ingerir una dieta
blanda. Al ser una enfermedad producida por virus, tampoco
están indicados los antibióticos. Es aconsejable
que el niño se quede en casa durante unos días para
que no contagie a los compañeros de guardería y de
colegio, pero también para evitar posibles complicaciones
(otitis, neumonías). Es normal que: Se encuentre
decaído sobre todo si tiene fiebre. Presente varios
catarros durante el invierno sobre todo el primer año que
acude a la Guardería o al Colegio. Se debe acudir a
urgencias o al pediatra: Si la fiebre no le cede con el
antitérmico o le dura más de 3-4 días. Si se
asocia dificultad respiratoria. Si le supura el
oído.
RUBEOLA:
Es una enfermedad infecciosa producida por un virus. El virus que
la produce se propaga a través del aire por medio de las
gotitas de las secreciones nasales que las personas que padecen
la enfermedad expulsan al hablar, toser o estornudar. Cuando una
mujer embarazada
contrae la rubéola y la trasmite al futuro hijo,
éste nace con una grave enfermedad llamada
"síndrome de rubéola congénita", que podemos
prevenir mediante un programa de
vacunación. La persona que ha padecido rubéola
queda inmunizada (protegida) para toda la vida. La
erupción de la rubéola son manchitas de color
rosado o rojo pálido de diferente tamaño que no
tienden a unirse y que aparecen primero en cara y detrás
de las orejas y que después se extienden por todo el
cuerpo, aunque no suelen afectar las extremidades. Es
característico de esta enfermedad el aumento de los
ganglios situados en la región occipital, detrás de
las orejas y la nuca. La fiebre es poco elevada y se afecta poco
el estado general del niño. El diagnóstico de
rubéola resulta difícil incluso hasta para el
pediatra, lo cual carece de importancia a excepción de que
el bebé o el niño con sospecha de rubéola
hayan estado en contacto con una mujer embarazada. En estas
situaciones debemos remitir a la mujer
embarazada a su médico obstetra para que le indique las
recomendaciones oportunas. Al ser producida por un virus, no
necesita ser tratada con antibióticos. Si la temperatura
fuera superior a 38 ºC se le puede administrar un preparado
de paracetamol. Es recomendable prevenir a las mujeres que pueden
estar embarazadas, que eviten el contacto con el niño
enfermo.
S:
SARAMPIÓN:
Es una enfermedad infecciosa producida por un virus (mixovirus).
Desde que se vacuna contra el sarampión a la edad de 15
meses, esta enfermedad ha disminuido de forma muy notable. El
virus se trasmite a través del aire por medio de las
gotitas de las secreciones nasales que las personas que padecen
la enfermedad expulsan al hablar, toser o estornudar y
también a través de la conjuntiva ocular. El
sarampión es contagioso desde que se inician los
síntomas catarrales hasta cinco días después
de que hayan desaparecido las lesiones cutáneas. La
persona que ha padecido sarampión queda inmunizada
(protegida) para toda la vida. El comienzo se caracteriza por
fiebre alta, malestar general, síntomas catarrales
inespecíficos: catarro nasal, estornudos, tos, secreciones
conjuntivales, tos perruna, párpados inflamados y
fotofobia (les molesta la luz). Uno o dos días antes de
aparecer las lesiones cutáneas pueden observarse las
manchas de Koplick (pequeños puntos blancos en el interior
de las mejillas). El exantema del sarampión se caracteriza
por manchitas de color rojo, planas y redondeadas que aparecen
inicialmente detrás de las orejas y que se extiende por el
tronco, brazos, muslos, manos, piernas y pies. Las
características del exantema y sobre todo del periodo
catarral previo y de las manchas de Koplick facilitan el
diagnóstico de la enfermedad. Insistimos que en nuestro
país debido a la vacunación masiva de la
población infantil, el sarampión es una enfermedad
que prácticamente ha desaparecido. La vacuna es la mejor
prevención contra esta infección, y se administra a
la edad de 15 meses formando parte de la triple vírica.
Para atenuar la fiebre, se puede prescribir ibuprofeno o
paracetamol.
SÍNDROME DE DOWN:
Es una anomalía genética debida a una
alteración cromosómica. Como consecuencia de dicha
anomalía se produce un conjunto de manifestaciones
clínicas que confiere a las personas con síndrome de
Down un aspecto característico. Se produce en el 95%
de los casos se debe a un cromosoma extra (el par 21 en lugar de
tener 2 cromosomas tiene
3, de ahí la denominación de trisomía 21).
El riesgo de trisomía aumenta con la edad de la madre, y
se incrementa notablemente a partir de los 35
años.
En un pequeño porcentaje de casos el
síndrome de Down es consecuencia de otra alteración
cromosómica pero de tipo estructural (traslocación)
que es independiente de la edad materna. Desde el punto de vista
físico presentan un conjunto de anomalías muy
peculiares que son particularmente evidentes en la cara (ojos
sesgados, nariz corta, lengua grande y prominente y rostro ancho
y chato), cabeza pequeña, cuello corto, manos
pequeñas y dedos cortos. Con frecuencia presentan
malformaciones congénitas asociadas (cardiacas y/o
digestivas). Además todas las personas con síndrome
de Down tienen, en mayor o menor intensidad, deficiencia mental.
La confirmación del diagnóstico se realiza con el
cariotipo que permite visualizar la alteración
cromosómica responsable (trisomía 21 o
traslocación). El diagnóstico prenatal es posible y
puede realizarse por métodos invasivos (amniocentesis) y
no invasivos (ultrasonografía y el triple screening que se
realiza en suero de la madre). Las anomalías
cromosómicas en la actualidad no tienen tratamiento, pero
los niños con síndrome de Down, como todos los
niños, tienen derecho a gozar de la mejor salud posible.
El gran progreso que se ha producido en la salud de las personas
con síndrome de Down durante los últimos
años ha permitido avanzar de forma paralela en el campo de
la educación
SINUSITIS:
Es la inflamación de los senos paranasales, de los que
existen cuatro tipos: los maxilares, los etmoidales, los
frontales y los esfenodiales. Los dos primeros son
radiológicamente visibles a partir del primer – segundo
año de vida mientras que los dos últimos
sólo se ven después de los seis años. Por
ello las sinusitis son más frecuentes a partir de los 3
años de edad. Son producidas por infecciones agudas o
crónicas, generalmente secundarias a complicaciones de
infecciones de vías respiratorias altas provocadas e
iniciadas por agentes virales o bacterianos. En ocasiones son
consecuencia de una rinitis alérgica. Los síntomas
habitualmente tras un cuadro catarral de vías altas, el
niño comienza con dolor de cabeza localizado en la frente
o a ambos lados de la nariz, secreción nasal
verdosa-amarillenta y malestar general. Las secreciones pueden
pasar a la garganta y causar una tos molesta, sobre todo durante
la noche. El pediatra orientará el diagnóstico por
los síntomas clínicos y la exploración:
dolor a la presión en los senos maxilares (debajo de los
ojos) y frontales (encima de las cejas), y lo confirmará
mediante una radiografía de los senos paranasales. El
tratamiento de la sinusitis de causa infecciosa consiste en la
administración de antibióticos, descongestionantes
nasales y antitérmicos o analgésicos en caso de
fiebre o cefalea. Se debe acudir a emergencias si: persiste la
fiebre a las 24-36 horas de iniciado el tratamiento
antibiótico. El dolor de cabeza es muy intenso y no cede
con los analgésicos.
SOPLO CARDÍACO (INOCENTE):
Es un ruido
anómalo que se escucha al auscultar el corazón. El
ruido que se produce se parece al de un soplido, de ahí su
nombre. A pesar de que no es una experiencia agradable escuchar
que a nuestro bebé o a nuestro hijo le han encontrado un
soplo, debemos conocer que entre un 30-40% de los niños
tienen un soplo y la mayoría son de naturaleza benigna.
Los soplos inocentes son de naturaleza benigna y no existe
alteración anatómica ni fisiológica. Se cree
que son debidos a turbulencias del flujo de la sangre dentro del
corazón y al ruido que se produce al contraerse la masa
muscular. El niño no tiene ningún problema
funcional por lo que tampoco presenta ningún
síntoma especial. Se descubre al auscultar al niño
en un examen de rutina realizado en un control de salud o con
motivo de una enfermedad aguda. No requiere tratamiento porque el
niño no está enfermo. Puede y debe hacer una vida
normal.
T:
TOXOPLASMOSIS:
Es una enfermedad infecciosa producida por un el Toxoplasma
gondii un parásito que se encuentra en muchas especies
animales, siendo el gato el animal clave en el ciclo del
parásito. La infección se produce por ingerir carne
poco cocinada que contenga quistes, a través de las heces
de los gatos o por el consumo de determinados alimentos como
embutidos o verduras mal lavadas. La enfermedad en sí no
entraña ningún riesgo, pero si la contrae una mujer
embarazada puede tener efectos muy negativos en el feto. De
hecho, si el contagio se produce durante el primer trimestre, la
mayoría de las veces es causa de aborto. Si la
toxoplasmosis es adquirida, los síntomas son muy poco
llamativos, parecidos a los de un cuadro gripal. Sin embargo si
se trata de una toxoplasmosis congénita, es decir, si el
bebé se contagia en el útero a través de su
madre, puede presentar manifestaciones neurológicas,
oculares, etc. El diagnóstico se realiza mediante un
análisis de sangre para determinar títulos de
anticuerpos antitoxoplasma que debe efectuarse también en
la madre durante el embarazo. Para prevenir las embarazadas deben
de comer sólo carne bien cocinada y evitar el contacto con
gatos y con los lugares donde estos animales defecan.
Además el médico obstetra en el control de la
embarazada realiza el título de anticuerpos antitoxoplasma
para saber si está protegida o padece la infección
toxoplásmica en cuyo caso indicará el tratamiento
adecuado. Como hemos comentado, las embarazadas que han
contraído la infección recibirán la
administración de determinados antibióticos. De
igual manera, los niños que nacen con la enfermedad, deben
ser tratados con la
pauta terapéutica indicada por el pediatra.
TUBERCULOSIS:
Es una infección causada por el bacilo de Koch. Constituye
un grave problema de salud
pública en los países en vías de
desarrollo y en las poblaciones marginadas económica y
socialmente de los países industrializados. El
número de casos ha aumentado considerablemente durante los
últimos años, incluso entre la población
infantil. La infección en los niños se produce tras
la inhalación de gotitas respiratorias contaminadas (tos,
estornudos) procedentes de personas con secreciones respiratorias
infectadas con el bacilo generalmente pertenecientes a su entorno
familiar. Las bacterias que causan esta enfermedad pueden vivir
en forma inactiva en el organismo pero puede activarse un tiempo
después de que se haya producido el contagio. La
infección tuberculosa no suele presentar síntomas,
mientras que la enfermedad tuberculosa cursa fundamentalmente con
fiebre no muy elevada y tos. Otros síntomas más
raros son la falta de apetito, la pérdida de peso y el
dolor de pecho. La forma pulmonar es la más frecuente. La
meningitis tuberculosa, afortunadamente no habitual, es grave. La
historia clínica y el antecedente de un adulto de su
entorno familiar enfermo de tuberculosis, nos
llevarán a realizar una radiografía de tórax
y una prueba de la tuberculina. La confirmación
diagnóstica se basa en el cultivo del bacilo de Kock del
esputo. Para el tratamiento de la tuberculosis existen unos
protocolos
terapéuticos que combinan la dosis y la duración de
los distintos antibióticos en función del
estadío de la enfermedad tuberculosa.
V:
VARICELA:
Es una enfermedad infecciosa aguda causada por un virus, propia
de la infancia, altamente contagiosa y de evolución
habitualmente benigna. Está causada por un virus, el
varicela zoster, que penetra por la piel o las vías
respiratorias. Luego el virus persiste de forma latente en el
organismo y puede manifestarse años más tarde con
un cuadro de herpes zoster. Es muy contagiosa. Se transmite por
vía respiratoria, contacto directo y vía
transplacentaria, por eso es tan importante que las embarazadas
que no hayan pasado la varicela no estén en contacto con
un enfermo. El periodo de contagio va desde unos días
antes de que aparezcan los primeros "granos" (por eso es tan
difícil de evitar) hasta que las vesículas se
convierten en costras. Los niños tienen que dejar de ir a
la escuela mientras que las lesiones no se encuentren en fase de
costra. En ocasiones, pero no siempre, antes de que aparezca la
erupción el niño se encuentra cansado, le duele la
cabeza o tiene algo de fiebre. La erupción de la varicela
es muy característica. Habitualmente comienza en el cuero
cabelludo y en el tórax pero se generaliza y se concentra
sobre todo en la espalda. Comienza por una mancha roja, como si
fuera una picadura, que en seguida se transforma en
vesícula que contiene un líquido transparente y
posteriormente, se seca y deja unas costras, todo ello
habitualmente en 1-2 días. Este proceso dura habitualmente
1-2 días. Es muy típico que durante la varicela se
vean muchas de estas lesiones en etapas diferentes, lo que se
denomina imagen en "cielo
estrellado". La erupción de la varicela se acompaña
de picor intenso y fiebre de intensidad variable. Las
características del exantema facilitan su
diagnóstico clínico. En la actualidad, existe una
vacuna que actualmente está indicada en situaciones
especiales y a nivel hospitalario. Se administra a niños
con problemas de inmunodeficiencias o con enfermedades graves. Es
normal que: El niño se encuentre cansado. Se queje de
picor intenso. Tenga fiebre durante los primeros días. Se
debe acudir a urgencias o contactar al pediatra si: La fiebre
persiste. El niño tiene dolores de cabeza muy fuertes o
inestabilidad al andar. Presenta tos, problemas al respirar.
Presenta vómitos, está decaído,
somnoliento.
Gracias a la elaboración de este trabajo, que se
ha llevado a cabo en forma de guía práctica, se
pueden llegar a conocer un gran número de enfermedades
infantiles que afectan a los niños hoy en día. Es
importante manejar este tipo de información ya que por
medio de el
conocimiento de ella, se puede ser útil en el momento
de ser necesario, colaborando, ayudando y prestando la
información a anteriormente se desarrollo.
En el trabajo hay
expuestas enfermedades comunes como la gripe, la dermatitis del
pañal, el catarro, la conjuntivitis, las caries dentales,
los cólicos del lactante, las alergias, etc. Estas
enfermedades comunes por lo general, en la mayoría de los
casos, son normales que aparezcan en los niños, bien sea
por sus causas o por etapas normales en el infante. En el caso de
las causas se puede hablar de aquellas enfermedades que se
trasmiten por vías orales, saliva, tacto, etc., y que
permiten que sean fácilmente transmitidas en los colegios,
guarderías, parques, piscinas, etc. Cuando se habla de las
etapas normales del niño, hablamos de problemas que
producen los alimentos típicos de los niños, como
la leche, los dulces, etc.
También en este trabajo se pueden encontrar
enfermedades no tan comunes en los niños, pero que siguen
siendo amenazas de ataque en cualquier momento. Tal es el caso de
la muerte súbita del lactante, la toxoplasmosis, el soplo
cardíaco, enuresis, etc. Estas enfermedades no son tan
comunes como las anteriormente mencionadas, pero de igual manera
es importante conocer información acerca de ellas para ser
más que espectadores al momento de presentarse.
Hay en este trabajo, de igual manera, ciertos males
congénitos, que ciertamente no son considerados como
enfermedades y que simplemente se han mencionado como medida
informativa para el caso.
Se han tocado aproximadamente 74 enfermedades, de las
cuales se ha hablado acerca de que es la enfermedad, como se
transmite, cuales son los síntomas, cual es el tratamiento
más adecuado (pediátrico y en la casa), cuando se
debe acudir al médico o a urgencias y cuales son los
factores normales dentro de la enfermedad. Están
dispuestas en orden alfabético, para que de esta manera se
facilite el encontrar una enfermedad específica al momento
de ser necesario.
En conclusión se puede decir que la
elaboración de este trabajo es de gran importancia, debido
a que nos ha permitido llegar a conocer más acerca de un
tema de gran importancia, tanto para nosotras (futuras docentes)
como para el resto de la gente que le de un uso adecuado a la
misma.
- www.starmedia.mundopadres.com
- www.guiadelniño.com
- www.methodishealth.com
- www.besthealth.com
Autor:
Sandra Santamaría.