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Vida y obra de Ricardo Piglia




Enviado por ajraviolo



    1. Tránfugas del bajo
      mundo
    2. Increíble pero
      real
    3. El idiota que sufre el dolor
      de todos
    4. Crónica de un hecho
      real
    5. "Parecían mariposas de
      luz"
    6. Sexo, droga y
      delincuencia
    7. Claves de
      referencia
    8. Códigos
      propios
    9. Una novela
      cautivadora

    Ricardo Piglia nació en Adrogué,
    provincia de Buenos Aires en
    1941. Más tarde, en 1955 y debido a "una historia política, una cosa
    de rencores y odios barriales", su familia se
    mudó a Mar del Plata, en donde Piglia descubriría
    a Steve Ratliff ("un yanqui extraño"), el mar y el mundo
    literario. Formalmente estudió Historia en la Universidad
    de La Plata. Como Asesor Editorial, dirigió en los
    sesenta la "Serie Negra", difundiendo la obra de Hammett,
    Chandler, Goodis y Mc Coy. En los ochenta creó la
    colección "Sol Negro" descubriendo nuevas figuras del
    policial negro moderno. A nivel académico, es Profesor
    Titular de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y ha
    enseñado en las Universidades de Princeton y
    Hardvard.
    En 1967 apareció su primer libro de
    relatos, La invasión, premiado por Casa de las
    Américas. En 1975 publicó Nombre falso, un libro
    de relatos que ha sido traducido al francés y al
    portugués. En 1980 apareció Respiración artificial, de gran
    repercusión en el ambiente
    literario y considerada como una de las novelas
    más representativas de la nueva literatura
    argentina. Su
    siguiente novela Ciudad
    ausente, demoró doce años en aparecer. Basado en
    esta novela, Piglia elaboró en 1995 el texto de una
    ópera con música
    de Gerardo Gandini.
    Piglia recibió, en noviembre de 1997, el Premio Planeta
    por su novela Plata quemada –luego llevada al cine por
    Piñeiro–. El premio estaba dotado de 40.000
    dólares y fue otorgado a la novela de
    Piglia por unánime decisión del jurado integrado
    los escritores Augusto Roa Bastos, Mario Benedetti,
    Tomás Eloy Martínez y María Esther de
    Miguel. Para el cine, en los noventa, escribió el
    guión de Foolich heart (Héctor Babenco), La
    sonámbula (Fernando Spiner), y realizó la
    adaptación de El astillero de Juan Carlos Onetti. Junto
    a su obra de ficción, Piglia ha desarrollado una tarea
    de crítico y ensayista, publicando textos sobre Arlt,
    Borges,
    Macedonio Fernández, Sarmiento y otros escritores
    argentinos. En el año 2001 obtuvo en Madrid, por su
    libro Formas breves, el premio Bartolomé March a la
    crítica, en la categoría ensayo.
    Actualmente trabaja en su cuarta novela, Blanco nocturno, que
    publicará Seix-Barral. Vive en Buenos Aires, en el
    barrio de Palermo.

    Tránfugas del bajo mundo

    A continuación se detallarán las
    características particulares de cada
    personaje, su relación con el resto, y la importancia
    dentro de la obra.

    Dorda: Su nombre verdadero era Marcos Dorda,
    alias Gaucho Rubio, era pesado, tranquilo, con cara rubicunda y
    sonrisa fácil. Era muy supersticioso, estaba siempre
    viendo signos negativos y tenía múltiples
    cábalas. Vivió un tiempo en
    Brasil y luego
    fue a la Argentina. Le gustaba andar en subte, moverse bajo la
    luz amarilla de
    los andenes y de los túneles, subir a vagones
    vacíos y dejarse llevar. Odiaba profundamente a la
    policía, su interés
    principal eran las drogas,
    eran lo único que le importaba. Siempre oía voces
    en el cerebro, entre
    las placas del cráneo, mujeres que le hablaban, le daban
    órdenes. Era un tipo muy callado y usaba un par de
    anteojos Clipper, con cristales espejos, le gustaban, eran
    elegantes, le daban un aire mundano y
    se miraba de perfil en el espejo. Se la pasaba tirado en el
    sofá estudiando la revista
    ¨Mecánica Popular¨ y a veces se
    ponía a dibujar motores. Su
    mayor orgullo era su sangre
    fría y su decisión. Era provinciano, de Maria
    Juana, con cara de paisano, la cara perfecta de la clase de
    sujeto que representa un lunático criminal, que
    actúa con una sonrisa nerviosa, angelical y sin alma.
    Era loco por los fierros y de a poco se hizo experto en
    levantar autos.
    Sanguinario, de pelo pajizo, ojos celestes, muy inteligente,
    pero muy pirado (psicótico).

    Según el doctor Bunge tenía obseso
    sexual: era un sexópata, perverso, polimorfo,
    líbido desmedida. Peligroso psicótico invertido
    con mal de Parkinson, capaz de dar su vida por el Nene
    Brignone.

    Nene Brignone: Su nombre verdadero era Franco
    Brignone, alias el Nene, cara de Ángel, hijo
    primogénito de un acaudalado empresario de la construcción, era un renegado de su
    familia y de su clase, la oveja negra, el tiro al aire,
    vivía en el barrio de Belgrano. Era flaco, ágil,
    liviano, tenía pelo negro y la piel muy
    pálida. Debutó en su vida criminal en 1961 a los
    17 años cuando era estudiante de la secundaria en el
    colegio Saint Georges. Cayó preso como cómplice
    de una tentativa de robo que terminó en homicidio. Era
    un pesado de la nueva ola con libertad
    condicional.

    Malito: Su nombre completo era Enrique Mario
    Malito. Tenía cara de ratón ojitos pegados a la
    nariz, nada de mentón, pelo colorado, muy sereno con
    manos de mujer. No le
    caían bien los homosexuales. Era simpático,
    entrador, muy taimado. Era muy inteligente, sabía de
    motores, de caños y podía armar una bomba en dos
    minutos. Ávido lector de la página de los
    policiales del diario. Siempre lograba que los demás
    hagan lo que él quería, como si fuera idea de
    ellos.

    El padre era médico y le gustaba la
    sensación fresca y seca del alcohol
    puro; por ello se lavaba las manos en él.

    Era el jefe de la banda: había hecho los planes
    y armado los contactos con los políticos y los canas que
    les habían pasado los datos. No
    podía ver mucha gente junta ni la luz del sol.
    Además tenía la obsesión de que todos los
    teléfonos de la ciudad estaban pinchados.

    Venía de Rosario, había estudiado hasta
    4to año de ingeniería y a veces se hacía
    llamar ingeniero.

    La Nena: Su verdadero nombre era Blanca Galeano
    y era la concubina de Mereles. Una jovencita de clase media,
    criada en un hogar sano, que estaba estudiando para rendir las
    2 materias que debía y poder
    así terminar el secundario. Era morocha, espigada,
    bonita y se vestía bien. Hasta los 15 años su
    conducta fue
    normal, bailes juveniles y reuniones en casas de amigos. A los
    16 años quedo presa en la Brigada de Investigaciones
    de Martínez.

    Nando Heguilein: Su verdadero nombre era
    Hernando Heguilein. Era un ex integrante de la alianza
    libertadora nacionalista. Estuvo preso en Sierra Chica, donde
    conoció a Malito. Era un hombre de
    acción, un patriota según algunos. Fue quien
    cruzó a la banda al Uruguay.

    Comisario Silva: Su nombre completo era
    Cayetano Silva, jefe de policía de la zona norte del
    Gran Buenos Aires que estuvo a cargo del operativo. Frío
    como un tipo profesional, inteligente, bien preparado, pero muy
    fanático. Era paranoico, no dormía nunca,
    tenía una serie de ideas extravagantes sobre el futuro
    político y el avance de los comunistas y de los grasas.
    Era un hombre gordo, de cara achinada y voz turbia de criollo,
    con una cicatriz blanca que le cruzaba la mejilla. Vivía
    solo en un departamento alto en Boedo, su mujer lo había
    dejado años atrás y cuando la veía no la
    reconocía, tenía hijos y los veía de vez
    en cuando y con indiferencia, como si fueran
    extraños.

    Fontán Reyes: Su verdadero nombre era
    Atir Omar Nocito y su nombre artístico era Fontán
    Reyes. Era el entregador, un tipo elegante, con unos kilos de
    más y la cara alucinada de los drogadictos; un cantor de
    tangos de 39 años que actuó en radio y
    televisión, y grabó un cd con 2
    tangos.

    Chueco Bazán: Era un informante de la
    policía, lo tenían enganchado como buchón
    a cambio de
    dejarlo circular por el bajo con droga y
    mujeres. Un flaco nervioso que se inyectaba a cada rato;
    parecía un actor, con una mirada extraviada, ojos de
    buitre y una sonrisa de superioridad en los labios. Lo
    calentaban las embarazadas.

    Cuervo Mereles: Su verdadero nombre era Carlos
    Alberto Mereles, de sangre fría y siempre con la mente
    en blanco, por eso fue asignado chofer de la banda. Un flaco de
    ojos saltones, elegante, adicto al Florinol, se tomaba casi un
    frasco por día. Hablaba de un modo extraño, y
    había tardado bastante en entender como se formaban las
    palabras. Estaba en pareja con "la nena". Era un muñeco
    sanguinario, siempre había matado porque sí, y
    tenía varias denuncias por golpear a las chicas que
    vivían con él.

     Relación entre los
    personajes:

    El Cuervo, Dorda, el Nene y Malito eran peronistas,
    exiliados, que luchaban por la vuelta del General Perón.
    Sujetos peligrosos, antisociales, drogadictos,
    psicóticos, asesinos con frondosos prontuarios. Personas
    que parecían alucinados, como si estuvieran siempre
    pichicateados, se reían siempre de cualquier cosa y no
    dormían nunca. Estaban en la pesada y les gustaba matar
    por matar, no se podía confiar en ellos.

    A Dorda y al Nene Brignone los llamaban los mellizos
    porque eran como hermanos, inseparables, tenían en
    común el modo de mirar, los ojos claros, quietos, una
    fijeza extraviada en la mirada recelosa. Eran llamativos,
    extravagantes, con pelo corto tipo militar y manos muy
    cuidadas. Estaban en pareja y muy enamorados; eran dos pero
    actuaban como uno, el cuerpo era el Gaucho, el ejecutor pleno,
    un asesino psicótico; el Nene era el cerebro, el que
    pensaba. Cada uno era capaz de dar la vida por el otro. Su
    relación venía deteriorándose y el
    encierro en " el aguantadero" por unos días,
    potenció los problemas
    entre ellos, hecho que hizo estallar en una crisis a la
    pareja.

    Su relación con el jefe de la banda era
    discreta. "A Malito no le gustaban las guarangadas, no le
    gustaban los putos, hablaban demasiado según él".
    Su diálogo se limitaba pura y exclusivamente
    al trabajo que realizaban. Al ser el cerebro del grupo, era
    el que pensaba y realizaba todos los planes, pero nunca
    arriesgaba su pellejo a la altura que lo hacían los
    demás, hecho que lo llevó a no estar en el asalto
    al blindado y a la resistencia en
    el departamento.

    El cuervo Mereles era el chofer de la banda, y estaba
    de novio con la Nena ( Blanca Galeano). No le molestaba el
    hecho de estar con dos gays, sino que estuvo hasta la muerte
    con ellos en el departamento número 9, defendiendo su
    vida y la de sus compañeros.

    La banda se había movido de un lado al otro
    gracias a la ayuda de Nando Heguilein, quien armaba los
    contactos con los políticos y los policías
    involucrados. Su apoyo fue vital para poder cruzar al Uruguay.
    Su intento de cruzar al Brasil con documentos
    falsos fue frustrado cuando los uniformados lo detuvieron y
    arrinconaron a la banda.

    El comisario Silva, había sido traicionado con
    la parte del botín, por lo que decidió hacerse
    cargo de la operación. Apretaba a todo el mundo y no se
    iba hasta que no conseguía lo que quería, lo que
    le permitió estar siempre detrás de las narices
    de los malechores. Éstos odiaban a Silva, quien era su
    principal enemigo.

    El Chueco Bazán había colaborado en el
    asalto al camión con los 7 millones haciendo campana en
    un bar cercano. Fue el encargado de informarles a Fontán
    Reyes, que los iban a "mejicanear" con la plata. Al día
    siguiente fue encontrado misteriosamente muerto cerca del
    puerto, seguramente, asesinado a sangre fría.

    Importancia de los mismos

    Los personajes con mayor importancia en la novela
    fueron los integrantes de la banda, porque aquí, la
    policía, los políticos o el simple habitante
    tocado en alguna forma por esta historia, son simples
    co-actores. El protagonismo lo tiene el anti-valor
    (Malito y sus secuaces), quienes no triunfan completamente con
    su objetivo,
    pero no se rinden nunca, y pelean hasta morir.

    Increíble pero real

    En la ciudad de San Fernando, provincia de Buenos
    Aires, un delincuente llamado Malito recibió planos y
    todos los datos necesarios para poder asaltar el camión
    blindado que transportaba el dinero
    destinado a pagar todos los sueldos de los trabajadores
    municipales y los gastos de las
    obras de desagüe del municipio. Estos datos fueron
    suministrados por políticos y policías a cambio
    de una parte del botín.

    Una vez obtenida la información, Malito comenzó a
    formar la banda para realizar el delito
    contratando a cuatro profesionales: el Gaucho Dorda y el Nene
    Brignone, alias los mellizos, y el Cuervo Mereles y Chueco
    Bazán.

    Armada la banda, los mellizos alquilaron un
    departamento sobre la calle arenales destinado a ser utilizado
    como base de operaciones,
    mientras que Malito y el Chueco Bazán alquilaron una
    pieza en un hotel ubicado enfrente del Banco, donde
    captaban todos los movimientos del mismo. En cambio el Cuervo
    Mereles quien había sido contratado para ser el chofer
    se encontraba en su departamento con su novia.

    Al llegar el día del asalto todo se encontraba
    como estaba planeado, salieron en un auto preparado el Cuervo,
    Dorda y el Nene Brignone, mientras que el Chueco Bazán
    hacia de campana en un bar.

    En el momento que el camión doblaba la esquina,
    el auto de los asaltantes se le cruza en el camino, descienden
    todos los que iban en el auto y comienza el asalto, el cual
    termina con un saldo de tres custodios muertos, uno herido y
    Dorda con un disparo en el cuello pero con todo el dinero. A
    partir de ese momento comienza la persecución en la que
    el coche de los malvivientes choca y estos se ven obligados a
    abandonar el auto, dejando elementos que posteriormente
    serían utilizados por la policía para dar con
    ellos. En este instante un hombre frena para socorrerlos
    pensando que se encontraban heridos y los delincuentes
    aprovechan la ocasión para robarle el auto y seguir la
    fuga en él. De esta manera llegaron al aguantadero donde
    se encontraban preparando la retirada Malito y Nando Heguilein
    ( ex integrante de la Alianza Libertadora Nacionalista. Luego
    los integrantes de la banda tomaron la decisión de no
    pagarle a ninguno de los contactos ni entregadores, y quedarse
    ellos con todo el botín engañando a todos
    inclusive al Chueco Bazán, al que luego lo
    mataría la policía.

    Después se trasladaron a la casa de Nando, la
    que usaron como aguantadero mientras aguardaban los contactos
    para cruzar al Uruguay.

    Una vez instalados en Montevideo la banda de Malito se
    relaciona con Yamandú, quien tenía la tarea de
    cruzarlos a Brasil; pero luego al ver que la policía se
    les acerco repentinamente pensaron que había sido
    él quien los delató e intentaron matarlo.
    Yamandú pudo salvarse de los delincuentes pero no de la
    policía y cuando lo encontraron le dio varios datos a
    Silva ( comisario entregador a cargo del operativo), inclusive
    donde se refugiaban. Los pistoleros al imaginarse que iban a
    ser delatados fueron a la casa y se llevaron todas sus cosas
    justo cinco minutos antes de que llegue la policía al
    lugar. Con todas las armas y la
    droga decidieron mudarse al departamento número 9 de la
    calle Herrera y Obes, en el cual vivía una amiga del
    Nene.

    " No se sabe como pero de alguna manera la
    policía logro que se refugiaran ahí " (
    pág. 137). Y de este modo pudieron esconder en el
    "aguantadero" con micrófonos para escuchar lo que
    tramaban. Una vez que los malhechores se encontraban adentro,
    la policía los rodeó y los intimó a que
    salieran del mismo. " El Nene apagó las luces y el
    Gaucho saltó a la piecita y salió de ahí
    con las armas y empezó a repartir la Thompson, la
    Halcón de 9 milímetros, la escopeta de
    caño recortado haciéndolas resbalar por el piso
    hacia las ventanas donde el Nene y el Chueco se habían
    amurallado" ( pág. 150). En ese momento pensaron que
    había sido la amiga del Nene quien los había
    "vendido" y comenzaron a drogarse para poder estar más
    tranquilos durante el enfrentamiento con la ley. Tomaron el
    tubo del portero eléctrico y de un modo desafiante los
    delincuentes pedían que suban policías argentinos
    a detenerlos ( " Traigan policías argentinos… Queremos
    policías argentinos" pág. 155), ya que no iban a
    bajar, y luego comenzó de un intercambio de insultos.
    Fue por la ventana de la pieza abandonada por donde los
    policías abrieron fuego sobre los sitiados. " El tiroteo
    fue repelido por los argentinos y se prolongó con
    intermitencias ante el asombro de la población montevideana que comenzó
    a seguir los acontecimientos por radio y televisión" (
    pág. 157). Los pistoleros tenían la esperanza de
    que llegue Malito y los sacara de ese infierno, mientras que
    del otro lado, la policía pensaba que el jefe de la
    gavilla se encontraba adentro. Como les resultaba de poca
    eficacia el uso
    de las armas de fuego comenzaron a arrojar granadas de gases
    lacrimógenos dentro del departamento, técnica que
    no funcionó, porque los asaltantes se cubrieron los
    rostros con paños mojados e hicieron una fogata con ropa
    para hacer que suban los gases, producto del
    calentamiento del ambiente. Luego Dorda, en el baño
    enciende un billete de mil, se mira al espejo y se ríe.
    " Empezaron a tirar billetes de mil encendidos por la ventana.
    Desde la banderola de la cocina lograban que la plata quemada
    volara sobre la esquina. Parecían mariposas de luz, los
    billetes encendidos" (pág. 190). En ese momento mientras
    la multitud que observaba lo que sucedía desde la calle
    se llenaba de odio e indignación. " Están
    quemando la plata", " No tienen moral", "
    Son asesinos de nacimiento, criminales insensibles, inhumanos"
    (pág. 190), decía la población uruguaya
    paralizada sin poder entender semejante acto de canibalismo.
    Inmediatamente después de este acto, la policía
    inició un ataque brutal, poco productiva, y al pasar la
    noche " Desocupados los departamentos la policía se
    dispuso una ofensiva final. Como primera medida se
    ordenó el corte de agua
    corriente, a lo que se le sumó el corte de luz. Luego se
    usó el procedimiento
    de los archiconocidos cóctel de molotov " ( pág.
    209). Una vez más, en vano, porque cuando las lanzaron,
    los mismos pistoleros apagaron el incendio hundiendo frazadas
    que le quitaban oxígeno al fuego.

    Más tarde se inició un boquete en el
    piso del departamento ubicado encima del ocupado por los
    argentinos con la idea de inyectar monóxido de carbono por
    el orificio. Una vez terminado, los uniformados tiraron varias
    botellas que contenían nafta a las que
    se le aplicaba fuego mediante una mecha.

    Después de varios intentos fracasados por
    escaparse del edificio la policía redobló la
    apuesta, y comenzó a disparar intensivamente mientras
    los pistoleros disminuían los disparos. " Se
    pensó que estaban ahorrando municiones, pero no era
    así sino que Brignone y Mereles habían comenzado
    a perder sus fuerzas a consecuencia de las heridas recibidas
    luego de quince horas de lucha" ( pág. 215). " El
    único que quedaba entero todavía era Dorda que de
    vez en cuando tiraba con su ametralladora luego de atender
    alternativamente a sus dos compañeros" ( pág.
    215). Luego un policía empezó a disparar desde el
    pasillo a la ventana y una ráfaga de disparos
    lanzó al Cuervo hacia el living. " Había entrado
    a la cocina para buscar un ángulo de tiro y murió
    sin darse cuenta, como si el movimiento
    de ir hacia la luz de la ventana, lo hubiera sacado del mundo"
    ( pág. 216). Los oficiales arrojaron granadas de
    pequeño poder desde el boquete, hasta que al final se
    optó por una más potente, que cuando
    estalló, obligó al Nene a lanzarse corriendo
    hacia el living donde lo alcanzó una ráfaga de
    ametralladora cerca de la puerta del baño.
    Inmediatamente el Gaucho se arrastró hasta alcanzarlo,
    lo levantó y el Nene metió con dificultad la mano
    en el bolsillo de la camisa y le alcanzó la medallita de
    la Virgen de Luján, le dijo una frase al oído y
    se murió.

    Dorda era el único con vida en el departamento
    y " Se iba a ir llevándose con él a todos los
    guanacos que pudiera" ( pág. 227); eso se lo
    habían jurado sin decírselo él y el Nene.
    Pero finalmente al pasar el tiempo se encontró muy
    debilitado, sin fuerzas para disparar y se dejó caer.
    Con mucha precaución ingreso la policía al
    departamento en el que se encontraban el Cuervo y el Nene
    abatidos en el suelo y Dorda
    muy malherido y al borde mismo de la muerte. Dos
    camilleros entraron y lo levantaron mientras él
    seguía sonriendo, con los ojos abiertos y un murmullo en
    sus labios. " Cuando bajaron a Dorda por la escalera los
    curiosos y vecinos agolpados en el lugar y los policías
    se lanzaron sobre él y lo golpearon hasta desmayarlo" (
    pág. 240), mientras gritaban " Asesinos", " Hay que
    matarlo". Este clima se
    prolongó y fueron más los golpes que
    recibió, hasta que al final una ambulancia
    encendió la sirena y a toda velocidad se
    encaminó hacia el Maciel.

    " El idiota que sufre el dolor de
    todos"

    La organización de la obra no tiene
    complejidad alguna, ya que como toda novela, Plata Quemada se
    organiza en tres partes: presentación, desarrollo o
    nudo y desenlace o fin.

    La presentación comienza hablando acerca de los
    delincuentes, su vida, su persona, su
    manera de ser y actuar, y prosigue con las distintas charlas y
    traiciones que darían origen al asalto contra el
    camión blindado. La presentación dura sólo
    un capítulo, el primero.

    El capítulo dos da pie para el inicio del nudo
    " El día del asalto amaneció limpio y claro"
    (pág. 31). Todos los preparativos estaban listos para
    atracar al camión, y eso sucedió. El
    miércoles 27 de septiembre de 1965, según Piglia,
    comenzó el desarrollo de esta obra, que por cierto
    estaría lleno de acción y suspenso. El nudo, en
    una breve síntesis, se puede considerar como un
    plan
    incompleto, fallido. Un asalto planeado que deja como saldo a
    un maleante herido y una huída que se convierte en una
    emocionante persecución, que termina en un bloque de
    departamentos en Montevideo, donde se produce el cerco policial
    a la banda de Malito, quien sorprendente y afortunadamente no
    se encontraba en el lugar, por razones aún desconocidas.
    Ésta es una novela cuya mitad se vive a la velocidad de
    un automóvil arreglado para "salte" al menor toque del
    acelerador, y otra mitad en un cartucho donde se siente la
    claustrofobia, la demencia y el total irrespeto por la vida y
    las normas de
    lealtad a sus compañeros.

    Una vez acorralados por la policía , no
    podían hacer otra cosa más que resistir, y eso
    fue justamente lo que hicieron. Estaban en la mira de todos los
    policías, incluso en la de la muchedumbre que se
    había acercado para ver que sucedía. Lo
    único que los maleantes querían era que Silva
    vaya a enfrentarse con ellos.

    Durante 16 horas aproximadamente los malvivientes
    "aguantaron" a la policía, matando a varios oficiales e
    hiriendo a muchos más. Esta historia termina con un
    desenlace al que podríamos denominar muerte y
    prisión, ya que dos de los ladrones (Cuervo Mereles y
    Nene Brignone) mueren en el duelo y el tercero (Gaucho Dorda)
    va a prisión después de ser reducido por el
    efectivo policial, y golpeado por la gente rabiosa, cuando era
    transportado a la ambulancia.

    La novela no entrega al lector un final para Malito.
    Éste queda desaparecido y el mismo autor en el
    epílogo enumera tres posibilidades a su vida y su
    paradero futuro.

    Crónica de un hecho
    real

    La intención del autor al realizar esta obra es
    la de contar un hecho ocurrido entre el 27 de septiembre y el 6
    de noviembre de 1965 en las ciudades de Buenos Aires y
    Montevideo, respetando siempre la continuidad de la
    acción, el lenguaje
    de los protagonistas y los testigos de la historia.

    "Se trata de un caso menor y ya olvidado de la
    crónica policial que adquirió sin embargo la luz
    y el pathos de una leyenda". Desde el principio, el objetivo de
    Piglia fue el de mostrar a la gente un suceso, quizás
    desconocido por muchos, pero ocurrido en nuestro país;
    construyendo esta crónica con materiales
    verdaderos, e intentando tener presente en todo el libro, el
    registro
    estilístico y el gesto metafórico de los relatos
    sociales (según Brecht).

    Dentro de la tendencia actual podemos notar
    cómo la crónica policial se acerca a la
    literatura y la nutre. Consiguiendo entonces materiales
    confidenciales, Piglia pudo armar la historia, los personajes,
    el habla, la época, la trama y el drama con una
    precisión admirable, logrando insertar la historia en la
    literatura de manera desafiante.

    "Parecían mariposas de
    luz"

    El nene Brignone, el gaucho rubio Dorda y el cuervo
    Mereles se encontraban arrinconados en el departamento
    número 9 en Uruguay, donde pretendían "guardarse"
    hasta que las cosas se calmen un poco.

    Gracias a diferentes fuentes de
    información, la policía había logrado
    determinar que los fugitivos iban a esconderse allí, de
    modo que ya los estaban esperando para encarcelarlos, tomar el
    dinero y terminar de una vez por todas. Pero aquí es
    donde reside el problema: ellos, no estaban dispuestos a
    entregarse así de fácil.

    El dinero, por lo que habían luchado tanto, por
    lo que habían asesinado, era su más preciado
    objeto, junto con la droga, y no estaban dispuestos a
    entregarlo sin obtener nada a cambio." Se iban a ir
    llevándose con ellos a todos los guanacos que pudiera,
    se habían jurado sin decírselo el Nene Brignone y
    el Gaucho Dorda" (pág. 227). De esta manera, los tres,
    se atrincheraron en el departamento y comenzó la disputa
    con más de 300 efectivos policiales.

    Después de largas horas de tiroteo y sangre
    derramada, Dorda comienza a reflexionar acerca del dinero y se
    empieza a cuestionar cuanto deberían trabajar algunas
    personas para conseguir un solo billete de mil; y entonces
    quema el primer billete, "En la puerta esta el nene, que lo
    mira y no dice nada" (pág. 189). A ese momento, ya
    conocían cuales eran sus probabilidades de escapar. El
    hecho de que hayan estado "
    jugados" viene de una historia previa que cada uno carga en su
    haber, carencias afectivas, maltratos, discriminación, que hizo que
    actúen de una manera determinada. Esto es el resultado
    de un resentimiento contra la sociedad con la
    que conviven.

    Sus chances de salir con vida eran casi nulas, y
    habían decidido que si ellos no podían tener, lo
    que pensaban que les pertenecía (dinero robado), nadie
    podía. " Empezaron a tirar billetes de mil encendidos
    por la ventana" (pág. 190).

    La indignación de los espectadores que se
    habían reunido para presenciar la disputa entre los
    malvivientes y los defensores de la ley, era increíble:
    " no tienen moral, ni motivos, actúan y matan
    gratuitamente, por gusto del mal, por pura maldad, son asesinos
    de nacimiento, criminales insensibles, inhumanos" (pág.
    190). La gente que se agolpaba no podía creer lo que
    veía; mariposas de luz que se iban desintegrando,
    reflejando el sentimiento de felicidad y rabia a la vez, de los
    malechores; y aunque la gente, indignada, repudiaba el acto que
    cometían, ellos se sentían satisfechos de esa
    manera.

    Arribamos a la conclusión de que el
    título se vincula con la obra tratando de explicar un
    sentimiento de resentimiento y egoísmo, de preferir no
    tener aquello por lo que tanto se peleó, a que lo tenga
    cualquier otra persona. De esta manera ellos podían
    morir tranquilos más allá de lo que la gente
    pensara, y saber que ni Silva ( peor enemigo) ni nadie iba a
    tocar lo que le pertenecía. Plata quemada es
    símbolo de lo que la maldad significa en la ciudad del
    tercer mundo, en un momento temporal donde la razón es
    desplazada por el propósito.

    Sexo, droga y delincuencia

    En la obra de Piglia se destacan como temas
    principales la violencia,
    la delincuencia, y la maldad absoluta con que
    enfrentan lo hechos los criminales, donde no existen valores sino
    sangre fría ( " Cuando uno de los guardias se
    movió, le metió un tiro en la cara" pág.
    37) y un total desenfreno a la hora de un asalto o de
    enfrentarse a la policía ( " El Gaucho odiaba a los
    canas y antes de que el tipo tuviera tiempo de suspirar, le
    metió un tiro el pecho" pág. 123).

    La novela aborda esa posibilidad de lo humano de
    desatarse de todo control, y
    avanzar hacia ese abismo que es el mal absoluto. Ese
    resentimiento, fruto de una niñez poco común,
    sufrida, hace que ellos ( criminales) actúen como lo
    hacen, sin importar las consecuencias, y siempre haciendo
    prevalecer sus intereses por sobre los de la
    sociedad.

    Las drogas,
    el amor, la
    homosexualidad y la traición son los
    temas secundarios en esta novela ( " La plata es como la droga,
    lo fundamental es tenerla, saber que está, ir, tocarla,
    revisar en el ropero, entre la ropa, la bolsa, ver que hay
    medio kilo, que hay cien mil mangos, quedarse tranquilo.
    Entonces recién se puede seguir viviendo" pág.
    44). Los personajes son drogadictos feroces y a la hora de
    matar no hacen distinción alguna, hasta traicionan
    amistades por dinero ( " Se iba a tener que tirar para que no
    lo mataran" " Nadie abandona a un compañero herido sin
    tratar de ayudarlo y nadie mata a un socio que ha actuado
    lealmente como si fuera un buchón" hablando de
    Yamandú en la pág. 126), que por último
    termina convirtiéndose en cenizas. Existe también
    una historia de amor entre
    dos malvivientes gays, los cuales demuestran tenerse mucho
    cariño y respeto,
    llegando a ser capaces de entregar la vida, el uno por el otro.
    Eran muy unidos a tal punto que llegaron a llamarlos los
    mellizos, pero el destino hizo que una bala terminara con esa
    relación.

    A pesar de que los últimos son tomados como
    temas secundarios, cabe destacar que son un factor de gran
    relevancia para crear un clima propenso para que el lector se
    introduzca en la escena del escándalo y terror en las
    calles de los países limítrofes.

    Claves de referencia

    Esta obra está contenida en diferentes marcos
    que hacen posible una apreciación más completa de
    la misma.

    En el aspecto geográfico se desarrolla en dos
    lugares: San Fernando y Montevideo, o generalizando, Argentina
    y Uruguay.

    En Argentina:

    Departamento de la calle Arenales y Santa
    Fe:

    Es el " aguantadero" en el que se planeó el
    asalto al camión y también es el lugar en el cual
    se refugiaron los delincuentes luego del mencionado robo. Este
    escenario sería luego allanado por la Policía
    Federal, cuando los maleantes ya habían cruzado al
    Uruguay.
    El trayecto entre la sucursal del Banco Provincia de San
    Fernando hasta la nombrada vivienda:

    En este recorrido se sucedieron impresionantes
    tiroteos entre los "pistoleros" y varios agentes de la
    Policía Federal. También se sucedió un
    cambio de vehículos de los delincuentes ya que su primer
    transporte
    para escapar fue dañado en la persecución; luego
    de dar un trompo salieron del automóvil y robaron otro
    para seguir la fuga.

    En Uruguay:

    Departamento en el centro de
    Montevideo:

    Es el lugar en el cual los protagonistas se refugian
    luego de haber realizado el robo y de haber cruzado al Uruguay.
    Se mantienen encerrados allí por dos días.
    Esquina de la calle Enriqueta Comte y
    Riqué:

    Es el sitio en el que los delincuentes estaban
    cambiando las placas de un auto y fueron vistos por la
    Policía. Allí se produjo un tiroteo en el que
    murió un agente y también fue el lugar que
    delató a los integrantes de la banda en Uruguay.
    Departamento de la calle Herrera y Obes:

    En su intento por ocultarse, los personajes se
    instalan en esta vivienda, que es en realidad la emboscada
    final de la policía, y en la cual ellos caen.
    Allí se atrincheran durante más de quince horas,
    resistiendo los ataques de la autoridad y
    es dónde los "pistoleros" matan a varios uniformados
    antes de que puedan reducirlos, matando a dos de ellos y
    deteniendo malherido al tercero.
    Históricamente podemos notar la gran influencia de lo
    mediático por sobre las historias policiales. La
    crónica demuestra un acto delictivo propio de la
    sociedad actual, insegura y con mucho miedo por lo que puede
    llegar a pasar en cada instante. En la época en la que
    se desarrolla el caso, la República Argentina estaba
    sumergida en una crisis política que había
    comenzado con el derrocamiento del general Perón, era el
    gobierno del
    Dr. Illia, el cual finalmente culminaría con el golpe de
    estado, que quebrando una vez más el orden
    institucional, llevaría a la presidencia al general
    Onganía. Esta sería una característica
    común en todos los pueblos latinoamericanos, de la mano
    de la política exterior de los Estados Unidos,
    en el marco de la guerra
    fría.

    En el marco social aparecen los grupos
    sociales fuertes, de poder, personificados por la
    policía, políticos y los medios, y la
    clase marginal que es representada por los delincuentes. El
    pueblo curioso toma un segundo plano, de mínima
    participación en la obra: se limita al continuo repudio
    para con los criminales. En esta crónica la
    policía, los políticos y los habitantes son
    co-actores de los protagonistas, que en este caso serían
    los delincuentes, el sector marginal con un profundo
    resentimiento social.

    Espiritualmente hablando, los malvivientes se manejan
    de una manera muy especial, muy particular. Ellos no tienen
    moral, sino que usan su propia escala de
    valores y código de honor para relacionarse con el
    medio en el que se desarrollan y en el cual siembran tanto
    pánico. Ese resentimiento social que tienen atrapado en
    el cuerpo, es una bomba de tiempo, que estalla en pedazos
    desatando la locura y descontrol de los mismos, creando un
    clima de malestar generalizado. Sus vivencias, su pasado, su
    historia, hace que cada uno de ellos tenga una manera de ser
    bastante complicada, difícil de entender, pero no por
    eso imposible de descifrar. Cada uno tiene sus propias reglas y
    su mente, que se mantiene en lo que se piensa que es mejor; un
    condimento excelente para esta clase de novelas: decisiones en
    fracciones de segundo y una completa ignorancia acerca de lo
    que puede ocurrir.

    Estos aspectos contribuyen de manera imprescindible
    para el entendimiento y la comprensión más
    profunda de este hecho, facilitando el análisis del texto y la relación
    con otros temas.

    Códigos propios

    Realizando un análisis acerca de la obra
    podemos notar que el narrador es testigo, relata una historia
    real producto de una larga investigación nacida de aquel encuentro
    casual y fantástico en un vagón de tren camino a
    la ciudad de La Paz, donde tropieza con la amante de uno de los
    protagonistas de la historia. Redacta su obra hablando siempre
    en tercera persona, fuera de la obra y es no
    omnisciente.

    Se vale de la jerga delictiva, policial y
    argentinismos para narrar los hechos, ubicando al lector en un
    ambiente propicio para entender la tendencia actual de los
    actos salvajes que se producen en la sociedad. Estos son
    algunos ejemplos de ese lenguaje
    especial:

    • ravioles, porro, merca, yerba, bulín, tute,
      aguantadero, mango, guita, pibe, buchón, canas,
      fiambres, plata, pichi, maricón, puntero, farolear,
      tapadera, yuta, ñato, garchando, gorompo, mejicanear,
      batata, yorugua, chorro, boludeces, verdugueaban, saviolo,
      ganzada, covacha, chongos, bufarrones, guanaco, giranta,
      vendió, afanado, charrúa, tipos, al toque, mosca,
      pajarera, chiruzita, entre otros.

    Piglia enfoca su perspectiva desde los criminales,
    siguiéndolos tanto en las acciones,
    como en sus pensamientos; su línea histórica es
    ordenada, es decir, de principio a fin sin tropezar en el
    camino. Otra característica importante de la novela son
    las rupturas de tiempo: de a ratos utiliza la técnica de
    la
    televisión para contar lo que está sucediendo
    en el momento, o sino, utiliza lo novelesco, usa la noticia o
    crónica de diarios, empleando el tiempo verbal
    pasado.

    La delincuencia, la policía, el narcotráfico y el sexo crean
    el ámbito marginal en el que vive esta banda que
    representan a los antihéroes del momento. Su
    profesión es la de robar, viven escapándose de la
    ley, se drogan de la misma manera que respiran, y están
    en continua relación con desconocidos. Depositan su
    confianza en cualquier desconocido buscando una salida a la
    continua lucha que significa su vida.

    En toda la obra podemos destacar el tono realista que
    Piglia configura con los datos recopilados a través de
    largo tiempo, donde resaltan la crudeza y el detalle. La obra
    se divide en dos clases de escenas: de tiempo rápido y
    de tiempo muerto. Cuando la banda atraca el blindado y huye de
    la policía escondiéndose donde puede, estamos
    leyendo las escenas rápidas, mientras que la espera de
    los documentos, el aislamiento de la sociedad para pasar
    desapercibidos, nos muestra escenas
    lentas, muertas, donde podemos apreciar ese clima especial, y
    la situación del personaje.

    El libro cuenta con las particularidades necesarias
    para atraer a aquél interesado por las novelas de
    acción, policiales. Cuenta con el delito ( asalto al
    camión), los delincuentes ( la banda de Malito), la
    policía ( continua persecución a los malechores),
    la víctima ( desde los afectados por los sus sueldos,
    hasta los heridos y muertos), el cuerpo del delito ( el dinero,
    que luego desaparecería) , el móvil del delito (
    vivir tranquilo, instalar un restaurant argentino en New York y
    trabajar con la clientela latina, cambiar el modo de vida) y un
    desenlace lleno de incertidumbre.

    En los momentos justos, Piglia utiliza el recurso del
    suspenso, paralizando la trama a su gusto y dejando al lector
    en espera de una resolución inmediata. Emplea
    también la intertextualidad para contar la historia a
    partir de los relatos de el cronista de el diario " El mundo".
    Algunos de ellos que podemos destacar son:

    • " Es a partir de acá que empezaría a
      cocinarse el más formidable asedio que se conozca en los
      anales de la policía en el Río de la
      Plata."
    • " Más que dos jóvenes que se hubieran
      marchado de esta vida pareciera que lanzados por una mezcladora
      de cemento, no
      hubiera más que trozos de huesos, pedazos
      de intestinos y de tejidos
      colgantes a los que era imposible suponer que habían
      estado atados de vida."
    • " La escena táctica de la banda de Malito, su
      brillo trágico se alimenta con la certidumbre de que
      cada victoria lograda en estas condiciones imposibles aumenta
      la capacidad de resistencia, los vuelve más veloces y
      más fuertes. Por eso siguió lo que siguió,
      la ceremonia trágica que cualquiera que haya estado
      ahí no olvidará jamás."
    • " La puerta del departamento se abre sobre un
      estrecho corredor donde se ubican también las puertas de
      los otros departamentos. Es en el primer piso del edificio que
      por ser solo de tres plantas no
      tiene ascensor."
    • " De todos modos el destino había empezado a
      armar su trama, a tejer su intriga, a anudar en un punto los
      hilos sueltos de aquello que los antiguos griegos han llamado
      el muthos".

    También aparecen en la novela microhistorias,
    usando el recurso del recuerdo, como por ejemplo las historias
    de la niñez del Gaucho Dorda: " No decían nada,
    el Gaucho hablaba poco ya en ese tiempo, tenía catorce,
    trece", " Eso era en el `57 o en el `58. Ya había
    empezado a andar con armas en ese tiempo", " Eran iguales,
    él y la Rusa, no sabían decir bien lo que
    sentían. La iba a ver y se sentaba con ella y la miraba
    tocarse entre las piernas y por eso le pagaba lo que
    había ganado o lo que había robado por las
    quintas, en los galpones de la estación, en los fondos
    del almacén
    del turco Abad".

    Otro de los recursos
    utilizados es la técnica cinematográfica: a
    veces, con las palabras da la impresión de que
    está haciendo un plano íntimo de alguna persona
    en especial, y a veces parece que cuenta la historia a lo
    lejos. Por eso podemos relacionar al cine, la literatura, y al
    periodismo,
    que se complementan para hacer una obra más interesante
    y atrapante.

    Una novela cautivadora

    Según nuestro punto de vista, la novela " Plata
    Quemada", de Ricardo Piglia, se relaciona estrechamente con la
    corriente vanguardista debido a las características que
    presenta la obra. La experimentación con un nuevo
    lenguaje y la ruptura con formas estéticas tradicionales
    hace de esta obra una atrapante historia.

    Dentro de la novela podemos encontrar diferentes
    variantes utilizadas por el autor; una de ellas es la
    metáfora ( " mariposas de luz", billetes encendidos); la
    imagen es
    otra técnica utilizada ( fantasías sexuales de
    Dorda en prisión), el uso de la jerga delictiva y
    policial propia de la obra ( merca, porro, buchón, cana,
    etc), y la inclusión de argentinismos en el relato: el
    voseo y el "che".

    Piglia en su relato nos ofrece un lenguaje
    desintegrado que no se preocupa por los significados y que le
    brinda al lector una pluralidad de ideas, como en el caso de la
    misteriosa desaparición de Malito, donde nadie sabe
    realmente lo que sucedió con él, en las horas
    siguientes al encierro.

    En la obra el autor deja de ser un narrador absoluto
    para convertirse en testigo-narrador-protagonista y es por eso
    que los personajes de la historia son observados por
    éste, desde adentro.

    La descripción de los hechos se van contando
    cronológicamente, pero a su vez, el relato se va
    fragmentando en múltiples planos y se va desarticulando
    el orden temporal. El autor rompe con los límites
    entre pasado-presente y futuro.

    En síntesis, el escritor, no tiene como
    intención transmitir conceptos sino que desea mostrar la
    irracionalidad de los personajes. Esta historia corresponde a
    la vanguardia,
    es una renovación de la literatura, un nuevo
    estilo.

     

     

    Flia. Raviolo

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