- Tránfugas del bajo
mundo - Increíble pero
real - El idiota que sufre el dolor
de todos - Crónica de un hecho
real - "Parecían mariposas de
luz" - Sexo, droga y
delincuencia - Claves de
referencia - Códigos
propios - Una novela
cautivadora
Ricardo Piglia nació en Adrogué,
provincia de Buenos Aires en
1941. Más tarde, en 1955 y debido a "una historia política, una cosa
de rencores y odios barriales", su familia se
mudó a Mar del Plata, en donde Piglia descubriría
a Steve Ratliff ("un yanqui extraño"), el mar y el mundo
literario. Formalmente estudió Historia en la Universidad
de La Plata. Como Asesor Editorial, dirigió en los
sesenta la "Serie Negra", difundiendo la obra de Hammett,
Chandler, Goodis y Mc Coy. En los ochenta creó la
colección "Sol Negro" descubriendo nuevas figuras del
policial negro moderno. A nivel académico, es Profesor
Titular de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y ha
enseñado en las Universidades de Princeton y
Hardvard.
En 1967 apareció su primer libro de
relatos, La invasión, premiado por Casa de las
Américas. En 1975 publicó Nombre falso, un libro
de relatos que ha sido traducido al francés y al
portugués. En 1980 apareció Respiración artificial, de gran
repercusión en el ambiente
literario y considerada como una de las novelas
más representativas de la nueva literatura
argentina. Su
siguiente novela Ciudad
ausente, demoró doce años en aparecer. Basado en
esta novela, Piglia elaboró en 1995 el texto de una
ópera con música
de Gerardo Gandini.
Piglia recibió, en noviembre de 1997, el Premio Planeta
por su novela Plata quemada –luego llevada al cine por
Piñeiro–. El premio estaba dotado de 40.000
dólares y fue otorgado a la novela de
Piglia por unánime decisión del jurado integrado
los escritores Augusto Roa Bastos, Mario Benedetti,
Tomás Eloy Martínez y María Esther de
Miguel. Para el cine, en los noventa, escribió el
guión de Foolich heart (Héctor Babenco), La
sonámbula (Fernando Spiner), y realizó la
adaptación de El astillero de Juan Carlos Onetti. Junto
a su obra de ficción, Piglia ha desarrollado una tarea
de crítico y ensayista, publicando textos sobre Arlt,
Borges,
Macedonio Fernández, Sarmiento y otros escritores
argentinos. En el año 2001 obtuvo en Madrid, por su
libro Formas breves, el premio Bartolomé March a la
crítica, en la categoría ensayo.
Actualmente trabaja en su cuarta novela, Blanco nocturno, que
publicará Seix-Barral. Vive en Buenos Aires, en el
barrio de Palermo.
A continuación se detallarán las
características particulares de cada
personaje, su relación con el resto, y la importancia
dentro de la obra.
Dorda: Su nombre verdadero era Marcos Dorda,
alias Gaucho Rubio, era pesado, tranquilo, con cara rubicunda y
sonrisa fácil. Era muy supersticioso, estaba siempre
viendo signos negativos y tenía múltiples
cábalas. Vivió un tiempo en
Brasil y luego
fue a la Argentina. Le gustaba andar en subte, moverse bajo la
luz amarilla de
los andenes y de los túneles, subir a vagones
vacíos y dejarse llevar. Odiaba profundamente a la
policía, su interés
principal eran las drogas,
eran lo único que le importaba. Siempre oía voces
en el cerebro, entre
las placas del cráneo, mujeres que le hablaban, le daban
órdenes. Era un tipo muy callado y usaba un par de
anteojos Clipper, con cristales espejos, le gustaban, eran
elegantes, le daban un aire mundano y
se miraba de perfil en el espejo. Se la pasaba tirado en el
sofá estudiando la revista
¨Mecánica Popular¨ y a veces se
ponía a dibujar motores. Su
mayor orgullo era su sangre
fría y su decisión. Era provinciano, de Maria
Juana, con cara de paisano, la cara perfecta de la clase de
sujeto que representa un lunático criminal, que
actúa con una sonrisa nerviosa, angelical y sin alma.
Era loco por los fierros y de a poco se hizo experto en
levantar autos.
Sanguinario, de pelo pajizo, ojos celestes, muy inteligente,
pero muy pirado (psicótico).
Según el doctor Bunge tenía obseso
sexual: era un sexópata, perverso, polimorfo,
líbido desmedida. Peligroso psicótico invertido
con mal de Parkinson, capaz de dar su vida por el Nene
Brignone.
Nene Brignone: Su nombre verdadero era Franco
Brignone, alias el Nene, cara de Ángel, hijo
primogénito de un acaudalado empresario de la construcción, era un renegado de su
familia y de su clase, la oveja negra, el tiro al aire,
vivía en el barrio de Belgrano. Era flaco, ágil,
liviano, tenía pelo negro y la piel muy
pálida. Debutó en su vida criminal en 1961 a los
17 años cuando era estudiante de la secundaria en el
colegio Saint Georges. Cayó preso como cómplice
de una tentativa de robo que terminó en homicidio. Era
un pesado de la nueva ola con libertad
condicional.
Malito: Su nombre completo era Enrique Mario
Malito. Tenía cara de ratón ojitos pegados a la
nariz, nada de mentón, pelo colorado, muy sereno con
manos de mujer. No le
caían bien los homosexuales. Era simpático,
entrador, muy taimado. Era muy inteligente, sabía de
motores, de caños y podía armar una bomba en dos
minutos. Ávido lector de la página de los
policiales del diario. Siempre lograba que los demás
hagan lo que él quería, como si fuera idea de
ellos.
El padre era médico y le gustaba la
sensación fresca y seca del alcohol
puro; por ello se lavaba las manos en él.
Era el jefe de la banda: había hecho los planes
y armado los contactos con los políticos y los canas que
les habían pasado los datos. No
podía ver mucha gente junta ni la luz del sol.
Además tenía la obsesión de que todos los
teléfonos de la ciudad estaban pinchados.
Venía de Rosario, había estudiado hasta
4to año de ingeniería y a veces se hacía
llamar ingeniero.
La Nena: Su verdadero nombre era Blanca Galeano
y era la concubina de Mereles. Una jovencita de clase media,
criada en un hogar sano, que estaba estudiando para rendir las
2 materias que debía y poder
así terminar el secundario. Era morocha, espigada,
bonita y se vestía bien. Hasta los 15 años su
conducta fue
normal, bailes juveniles y reuniones en casas de amigos. A los
16 años quedo presa en la Brigada de Investigaciones
de Martínez.
Nando Heguilein: Su verdadero nombre era
Hernando Heguilein. Era un ex integrante de la alianza
libertadora nacionalista. Estuvo preso en Sierra Chica, donde
conoció a Malito. Era un hombre de
acción, un patriota según algunos. Fue quien
cruzó a la banda al Uruguay.
Comisario Silva: Su nombre completo era
Cayetano Silva, jefe de policía de la zona norte del
Gran Buenos Aires que estuvo a cargo del operativo. Frío
como un tipo profesional, inteligente, bien preparado, pero muy
fanático. Era paranoico, no dormía nunca,
tenía una serie de ideas extravagantes sobre el futuro
político y el avance de los comunistas y de los grasas.
Era un hombre gordo, de cara achinada y voz turbia de criollo,
con una cicatriz blanca que le cruzaba la mejilla. Vivía
solo en un departamento alto en Boedo, su mujer lo había
dejado años atrás y cuando la veía no la
reconocía, tenía hijos y los veía de vez
en cuando y con indiferencia, como si fueran
extraños.
Fontán Reyes: Su verdadero nombre era
Atir Omar Nocito y su nombre artístico era Fontán
Reyes. Era el entregador, un tipo elegante, con unos kilos de
más y la cara alucinada de los drogadictos; un cantor de
tangos de 39 años que actuó en radio y
televisión, y grabó un cd con 2
tangos.
Chueco Bazán: Era un informante de la
policía, lo tenían enganchado como buchón
a cambio de
dejarlo circular por el bajo con droga y
mujeres. Un flaco nervioso que se inyectaba a cada rato;
parecía un actor, con una mirada extraviada, ojos de
buitre y una sonrisa de superioridad en los labios. Lo
calentaban las embarazadas.
Cuervo Mereles: Su verdadero nombre era Carlos
Alberto Mereles, de sangre fría y siempre con la mente
en blanco, por eso fue asignado chofer de la banda. Un flaco de
ojos saltones, elegante, adicto al Florinol, se tomaba casi un
frasco por día. Hablaba de un modo extraño, y
había tardado bastante en entender como se formaban las
palabras. Estaba en pareja con "la nena". Era un muñeco
sanguinario, siempre había matado porque sí, y
tenía varias denuncias por golpear a las chicas que
vivían con él.
Relación entre los
personajes:
El Cuervo, Dorda, el Nene y Malito eran peronistas,
exiliados, que luchaban por la vuelta del General Perón.
Sujetos peligrosos, antisociales, drogadictos,
psicóticos, asesinos con frondosos prontuarios. Personas
que parecían alucinados, como si estuvieran siempre
pichicateados, se reían siempre de cualquier cosa y no
dormían nunca. Estaban en la pesada y les gustaba matar
por matar, no se podía confiar en ellos.
A Dorda y al Nene Brignone los llamaban los mellizos
porque eran como hermanos, inseparables, tenían en
común el modo de mirar, los ojos claros, quietos, una
fijeza extraviada en la mirada recelosa. Eran llamativos,
extravagantes, con pelo corto tipo militar y manos muy
cuidadas. Estaban en pareja y muy enamorados; eran dos pero
actuaban como uno, el cuerpo era el Gaucho, el ejecutor pleno,
un asesino psicótico; el Nene era el cerebro, el que
pensaba. Cada uno era capaz de dar la vida por el otro. Su
relación venía deteriorándose y el
encierro en " el aguantadero" por unos días,
potenció los problemas
entre ellos, hecho que hizo estallar en una crisis a la
pareja.
Su relación con el jefe de la banda era
discreta. "A Malito no le gustaban las guarangadas, no le
gustaban los putos, hablaban demasiado según él".
Su diálogo se limitaba pura y exclusivamente
al trabajo que realizaban. Al ser el cerebro del grupo, era
el que pensaba y realizaba todos los planes, pero nunca
arriesgaba su pellejo a la altura que lo hacían los
demás, hecho que lo llevó a no estar en el asalto
al blindado y a la resistencia en
el departamento.
El cuervo Mereles era el chofer de la banda, y estaba
de novio con la Nena ( Blanca Galeano). No le molestaba el
hecho de estar con dos gays, sino que estuvo hasta la muerte
con ellos en el departamento número 9, defendiendo su
vida y la de sus compañeros.
La banda se había movido de un lado al otro
gracias a la ayuda de Nando Heguilein, quien armaba los
contactos con los políticos y los policías
involucrados. Su apoyo fue vital para poder cruzar al Uruguay.
Su intento de cruzar al Brasil con documentos
falsos fue frustrado cuando los uniformados lo detuvieron y
arrinconaron a la banda.
El comisario Silva, había sido traicionado con
la parte del botín, por lo que decidió hacerse
cargo de la operación. Apretaba a todo el mundo y no se
iba hasta que no conseguía lo que quería, lo que
le permitió estar siempre detrás de las narices
de los malechores. Éstos odiaban a Silva, quien era su
principal enemigo.
El Chueco Bazán había colaborado en el
asalto al camión con los 7 millones haciendo campana en
un bar cercano. Fue el encargado de informarles a Fontán
Reyes, que los iban a "mejicanear" con la plata. Al día
siguiente fue encontrado misteriosamente muerto cerca del
puerto, seguramente, asesinado a sangre fría.
Importancia de los mismos
Los personajes con mayor importancia en la novela
fueron los integrantes de la banda, porque aquí, la
policía, los políticos o el simple habitante
tocado en alguna forma por esta historia, son simples
co-actores. El protagonismo lo tiene el anti-valor
(Malito y sus secuaces), quienes no triunfan completamente con
su objetivo,
pero no se rinden nunca, y pelean hasta morir.
En la ciudad de San Fernando, provincia de Buenos
Aires, un delincuente llamado Malito recibió planos y
todos los datos necesarios para poder asaltar el camión
blindado que transportaba el dinero
destinado a pagar todos los sueldos de los trabajadores
municipales y los gastos de las
obras de desagüe del municipio. Estos datos fueron
suministrados por políticos y policías a cambio
de una parte del botín.
Una vez obtenida la información, Malito comenzó a
formar la banda para realizar el delito
contratando a cuatro profesionales: el Gaucho Dorda y el Nene
Brignone, alias los mellizos, y el Cuervo Mereles y Chueco
Bazán.
Armada la banda, los mellizos alquilaron un
departamento sobre la calle arenales destinado a ser utilizado
como base de operaciones,
mientras que Malito y el Chueco Bazán alquilaron una
pieza en un hotel ubicado enfrente del Banco, donde
captaban todos los movimientos del mismo. En cambio el Cuervo
Mereles quien había sido contratado para ser el chofer
se encontraba en su departamento con su novia.
Al llegar el día del asalto todo se encontraba
como estaba planeado, salieron en un auto preparado el Cuervo,
Dorda y el Nene Brignone, mientras que el Chueco Bazán
hacia de campana en un bar.
En el momento que el camión doblaba la esquina,
el auto de los asaltantes se le cruza en el camino, descienden
todos los que iban en el auto y comienza el asalto, el cual
termina con un saldo de tres custodios muertos, uno herido y
Dorda con un disparo en el cuello pero con todo el dinero. A
partir de ese momento comienza la persecución en la que
el coche de los malvivientes choca y estos se ven obligados a
abandonar el auto, dejando elementos que posteriormente
serían utilizados por la policía para dar con
ellos. En este instante un hombre frena para socorrerlos
pensando que se encontraban heridos y los delincuentes
aprovechan la ocasión para robarle el auto y seguir la
fuga en él. De esta manera llegaron al aguantadero donde
se encontraban preparando la retirada Malito y Nando Heguilein
( ex integrante de la Alianza Libertadora Nacionalista. Luego
los integrantes de la banda tomaron la decisión de no
pagarle a ninguno de los contactos ni entregadores, y quedarse
ellos con todo el botín engañando a todos
inclusive al Chueco Bazán, al que luego lo
mataría la policía.
Después se trasladaron a la casa de Nando, la
que usaron como aguantadero mientras aguardaban los contactos
para cruzar al Uruguay.
Una vez instalados en Montevideo la banda de Malito se
relaciona con Yamandú, quien tenía la tarea de
cruzarlos a Brasil; pero luego al ver que la policía se
les acerco repentinamente pensaron que había sido
él quien los delató e intentaron matarlo.
Yamandú pudo salvarse de los delincuentes pero no de la
policía y cuando lo encontraron le dio varios datos a
Silva ( comisario entregador a cargo del operativo), inclusive
donde se refugiaban. Los pistoleros al imaginarse que iban a
ser delatados fueron a la casa y se llevaron todas sus cosas
justo cinco minutos antes de que llegue la policía al
lugar. Con todas las armas y la
droga decidieron mudarse al departamento número 9 de la
calle Herrera y Obes, en el cual vivía una amiga del
Nene.
" No se sabe como pero de alguna manera la
policía logro que se refugiaran ahí " (
pág. 137). Y de este modo pudieron esconder en el
"aguantadero" con micrófonos para escuchar lo que
tramaban. Una vez que los malhechores se encontraban adentro,
la policía los rodeó y los intimó a que
salieran del mismo. " El Nene apagó las luces y el
Gaucho saltó a la piecita y salió de ahí
con las armas y empezó a repartir la Thompson, la
Halcón de 9 milímetros, la escopeta de
caño recortado haciéndolas resbalar por el piso
hacia las ventanas donde el Nene y el Chueco se habían
amurallado" ( pág. 150). En ese momento pensaron que
había sido la amiga del Nene quien los había
"vendido" y comenzaron a drogarse para poder estar más
tranquilos durante el enfrentamiento con la ley. Tomaron el
tubo del portero eléctrico y de un modo desafiante los
delincuentes pedían que suban policías argentinos
a detenerlos ( " Traigan policías argentinos… Queremos
policías argentinos" pág. 155), ya que no iban a
bajar, y luego comenzó de un intercambio de insultos.
Fue por la ventana de la pieza abandonada por donde los
policías abrieron fuego sobre los sitiados. " El tiroteo
fue repelido por los argentinos y se prolongó con
intermitencias ante el asombro de la población montevideana que comenzó
a seguir los acontecimientos por radio y televisión" (
pág. 157). Los pistoleros tenían la esperanza de
que llegue Malito y los sacara de ese infierno, mientras que
del otro lado, la policía pensaba que el jefe de la
gavilla se encontraba adentro. Como les resultaba de poca
eficacia el uso
de las armas de fuego comenzaron a arrojar granadas de gases
lacrimógenos dentro del departamento, técnica que
no funcionó, porque los asaltantes se cubrieron los
rostros con paños mojados e hicieron una fogata con ropa
para hacer que suban los gases, producto del
calentamiento del ambiente. Luego Dorda, en el baño
enciende un billete de mil, se mira al espejo y se ríe.
" Empezaron a tirar billetes de mil encendidos por la ventana.
Desde la banderola de la cocina lograban que la plata quemada
volara sobre la esquina. Parecían mariposas de luz, los
billetes encendidos" (pág. 190). En ese momento mientras
la multitud que observaba lo que sucedía desde la calle
se llenaba de odio e indignación. " Están
quemando la plata", " No tienen moral", "
Son asesinos de nacimiento, criminales insensibles, inhumanos"
(pág. 190), decía la población uruguaya
paralizada sin poder entender semejante acto de canibalismo.
Inmediatamente después de este acto, la policía
inició un ataque brutal, poco productiva, y al pasar la
noche " Desocupados los departamentos la policía se
dispuso una ofensiva final. Como primera medida se
ordenó el corte de agua
corriente, a lo que se le sumó el corte de luz. Luego se
usó el procedimiento
de los archiconocidos cóctel de molotov " ( pág.
209). Una vez más, en vano, porque cuando las lanzaron,
los mismos pistoleros apagaron el incendio hundiendo frazadas
que le quitaban oxígeno al fuego.
Más tarde se inició un boquete en el
piso del departamento ubicado encima del ocupado por los
argentinos con la idea de inyectar monóxido de carbono por
el orificio. Una vez terminado, los uniformados tiraron varias
botellas que contenían nafta a las que
se le aplicaba fuego mediante una mecha.
Después de varios intentos fracasados por
escaparse del edificio la policía redobló la
apuesta, y comenzó a disparar intensivamente mientras
los pistoleros disminuían los disparos. " Se
pensó que estaban ahorrando municiones, pero no era
así sino que Brignone y Mereles habían comenzado
a perder sus fuerzas a consecuencia de las heridas recibidas
luego de quince horas de lucha" ( pág. 215). " El
único que quedaba entero todavía era Dorda que de
vez en cuando tiraba con su ametralladora luego de atender
alternativamente a sus dos compañeros" ( pág.
215). Luego un policía empezó a disparar desde el
pasillo a la ventana y una ráfaga de disparos
lanzó al Cuervo hacia el living. " Había entrado
a la cocina para buscar un ángulo de tiro y murió
sin darse cuenta, como si el movimiento
de ir hacia la luz de la ventana, lo hubiera sacado del mundo"
( pág. 216). Los oficiales arrojaron granadas de
pequeño poder desde el boquete, hasta que al final se
optó por una más potente, que cuando
estalló, obligó al Nene a lanzarse corriendo
hacia el living donde lo alcanzó una ráfaga de
ametralladora cerca de la puerta del baño.
Inmediatamente el Gaucho se arrastró hasta alcanzarlo,
lo levantó y el Nene metió con dificultad la mano
en el bolsillo de la camisa y le alcanzó la medallita de
la Virgen de Luján, le dijo una frase al oído y
se murió.
Dorda era el único con vida en el departamento
y " Se iba a ir llevándose con él a todos los
guanacos que pudiera" ( pág. 227); eso se lo
habían jurado sin decírselo él y el Nene.
Pero finalmente al pasar el tiempo se encontró muy
debilitado, sin fuerzas para disparar y se dejó caer.
Con mucha precaución ingreso la policía al
departamento en el que se encontraban el Cuervo y el Nene
abatidos en el suelo y Dorda
muy malherido y al borde mismo de la muerte. Dos
camilleros entraron y lo levantaron mientras él
seguía sonriendo, con los ojos abiertos y un murmullo en
sus labios. " Cuando bajaron a Dorda por la escalera los
curiosos y vecinos agolpados en el lugar y los policías
se lanzaron sobre él y lo golpearon hasta desmayarlo" (
pág. 240), mientras gritaban " Asesinos", " Hay que
matarlo". Este clima se
prolongó y fueron más los golpes que
recibió, hasta que al final una ambulancia
encendió la sirena y a toda velocidad se
encaminó hacia el Maciel.
" El idiota que sufre el dolor de
todos"
La organización de la obra no tiene
complejidad alguna, ya que como toda novela, Plata Quemada se
organiza en tres partes: presentación, desarrollo o
nudo y desenlace o fin.
La presentación comienza hablando acerca de los
delincuentes, su vida, su persona, su
manera de ser y actuar, y prosigue con las distintas charlas y
traiciones que darían origen al asalto contra el
camión blindado. La presentación dura sólo
un capítulo, el primero.
El capítulo dos da pie para el inicio del nudo
" El día del asalto amaneció limpio y claro"
(pág. 31). Todos los preparativos estaban listos para
atracar al camión, y eso sucedió. El
miércoles 27 de septiembre de 1965, según Piglia,
comenzó el desarrollo de esta obra, que por cierto
estaría lleno de acción y suspenso. El nudo, en
una breve síntesis, se puede considerar como un
plan
incompleto, fallido. Un asalto planeado que deja como saldo a
un maleante herido y una huída que se convierte en una
emocionante persecución, que termina en un bloque de
departamentos en Montevideo, donde se produce el cerco policial
a la banda de Malito, quien sorprendente y afortunadamente no
se encontraba en el lugar, por razones aún desconocidas.
Ésta es una novela cuya mitad se vive a la velocidad de
un automóvil arreglado para "salte" al menor toque del
acelerador, y otra mitad en un cartucho donde se siente la
claustrofobia, la demencia y el total irrespeto por la vida y
las normas de
lealtad a sus compañeros.
Una vez acorralados por la policía , no
podían hacer otra cosa más que resistir, y eso
fue justamente lo que hicieron. Estaban en la mira de todos los
policías, incluso en la de la muchedumbre que se
había acercado para ver que sucedía. Lo
único que los maleantes querían era que Silva
vaya a enfrentarse con ellos.
Durante 16 horas aproximadamente los malvivientes
"aguantaron" a la policía, matando a varios oficiales e
hiriendo a muchos más. Esta historia termina con un
desenlace al que podríamos denominar muerte y
prisión, ya que dos de los ladrones (Cuervo Mereles y
Nene Brignone) mueren en el duelo y el tercero (Gaucho Dorda)
va a prisión después de ser reducido por el
efectivo policial, y golpeado por la gente rabiosa, cuando era
transportado a la ambulancia.
La novela no entrega al lector un final para Malito.
Éste queda desaparecido y el mismo autor en el
epílogo enumera tres posibilidades a su vida y su
paradero futuro.
La intención del autor al realizar esta obra es
la de contar un hecho ocurrido entre el 27 de septiembre y el 6
de noviembre de 1965 en las ciudades de Buenos Aires y
Montevideo, respetando siempre la continuidad de la
acción, el lenguaje
de los protagonistas y los testigos de la historia.
"Se trata de un caso menor y ya olvidado de la
crónica policial que adquirió sin embargo la luz
y el pathos de una leyenda". Desde el principio, el objetivo de
Piglia fue el de mostrar a la gente un suceso, quizás
desconocido por muchos, pero ocurrido en nuestro país;
construyendo esta crónica con materiales
verdaderos, e intentando tener presente en todo el libro, el
registro
estilístico y el gesto metafórico de los relatos
sociales (según Brecht).
Dentro de la tendencia actual podemos notar
cómo la crónica policial se acerca a la
literatura y la nutre. Consiguiendo entonces materiales
confidenciales, Piglia pudo armar la historia, los personajes,
el habla, la época, la trama y el drama con una
precisión admirable, logrando insertar la historia en la
literatura de manera desafiante.
El nene Brignone, el gaucho rubio Dorda y el cuervo
Mereles se encontraban arrinconados en el departamento
número 9 en Uruguay, donde pretendían "guardarse"
hasta que las cosas se calmen un poco.
Gracias a diferentes fuentes de
información, la policía había logrado
determinar que los fugitivos iban a esconderse allí, de
modo que ya los estaban esperando para encarcelarlos, tomar el
dinero y terminar de una vez por todas. Pero aquí es
donde reside el problema: ellos, no estaban dispuestos a
entregarse así de fácil.
El dinero, por lo que habían luchado tanto, por
lo que habían asesinado, era su más preciado
objeto, junto con la droga, y no estaban dispuestos a
entregarlo sin obtener nada a cambio." Se iban a ir
llevándose con ellos a todos los guanacos que pudiera,
se habían jurado sin decírselo el Nene Brignone y
el Gaucho Dorda" (pág. 227). De esta manera, los tres,
se atrincheraron en el departamento y comenzó la disputa
con más de 300 efectivos policiales.
Después de largas horas de tiroteo y sangre
derramada, Dorda comienza a reflexionar acerca del dinero y se
empieza a cuestionar cuanto deberían trabajar algunas
personas para conseguir un solo billete de mil; y entonces
quema el primer billete, "En la puerta esta el nene, que lo
mira y no dice nada" (pág. 189). A ese momento, ya
conocían cuales eran sus probabilidades de escapar. El
hecho de que hayan estado "
jugados" viene de una historia previa que cada uno carga en su
haber, carencias afectivas, maltratos, discriminación, que hizo que
actúen de una manera determinada. Esto es el resultado
de un resentimiento contra la sociedad con la
que conviven.
Sus chances de salir con vida eran casi nulas, y
habían decidido que si ellos no podían tener, lo
que pensaban que les pertenecía (dinero robado), nadie
podía. " Empezaron a tirar billetes de mil encendidos
por la ventana" (pág. 190).
La indignación de los espectadores que se
habían reunido para presenciar la disputa entre los
malvivientes y los defensores de la ley, era increíble:
" no tienen moral, ni motivos, actúan y matan
gratuitamente, por gusto del mal, por pura maldad, son asesinos
de nacimiento, criminales insensibles, inhumanos" (pág.
190). La gente que se agolpaba no podía creer lo que
veía; mariposas de luz que se iban desintegrando,
reflejando el sentimiento de felicidad y rabia a la vez, de los
malechores; y aunque la gente, indignada, repudiaba el acto que
cometían, ellos se sentían satisfechos de esa
manera.
Arribamos a la conclusión de que el
título se vincula con la obra tratando de explicar un
sentimiento de resentimiento y egoísmo, de preferir no
tener aquello por lo que tanto se peleó, a que lo tenga
cualquier otra persona. De esta manera ellos podían
morir tranquilos más allá de lo que la gente
pensara, y saber que ni Silva ( peor enemigo) ni nadie iba a
tocar lo que le pertenecía. Plata quemada es
símbolo de lo que la maldad significa en la ciudad del
tercer mundo, en un momento temporal donde la razón es
desplazada por el propósito.
En la obra de Piglia se destacan como temas
principales la violencia,
la delincuencia, y la maldad absoluta con que
enfrentan lo hechos los criminales, donde no existen valores sino
sangre fría ( " Cuando uno de los guardias se
movió, le metió un tiro en la cara" pág.
37) y un total desenfreno a la hora de un asalto o de
enfrentarse a la policía ( " El Gaucho odiaba a los
canas y antes de que el tipo tuviera tiempo de suspirar, le
metió un tiro el pecho" pág. 123).
La novela aborda esa posibilidad de lo humano de
desatarse de todo control, y
avanzar hacia ese abismo que es el mal absoluto. Ese
resentimiento, fruto de una niñez poco común,
sufrida, hace que ellos ( criminales) actúen como lo
hacen, sin importar las consecuencias, y siempre haciendo
prevalecer sus intereses por sobre los de la
sociedad.
Las drogas,
el amor, la
homosexualidad y la traición son los
temas secundarios en esta novela ( " La plata es como la droga,
lo fundamental es tenerla, saber que está, ir, tocarla,
revisar en el ropero, entre la ropa, la bolsa, ver que hay
medio kilo, que hay cien mil mangos, quedarse tranquilo.
Entonces recién se puede seguir viviendo" pág.
44). Los personajes son drogadictos feroces y a la hora de
matar no hacen distinción alguna, hasta traicionan
amistades por dinero ( " Se iba a tener que tirar para que no
lo mataran" " Nadie abandona a un compañero herido sin
tratar de ayudarlo y nadie mata a un socio que ha actuado
lealmente como si fuera un buchón" hablando de
Yamandú en la pág. 126), que por último
termina convirtiéndose en cenizas. Existe también
una historia de amor entre
dos malvivientes gays, los cuales demuestran tenerse mucho
cariño y respeto,
llegando a ser capaces de entregar la vida, el uno por el otro.
Eran muy unidos a tal punto que llegaron a llamarlos los
mellizos, pero el destino hizo que una bala terminara con esa
relación.
A pesar de que los últimos son tomados como
temas secundarios, cabe destacar que son un factor de gran
relevancia para crear un clima propenso para que el lector se
introduzca en la escena del escándalo y terror en las
calles de los países limítrofes.
Esta obra está contenida en diferentes marcos
que hacen posible una apreciación más completa de
la misma.
En el aspecto geográfico se desarrolla en dos
lugares: San Fernando y Montevideo, o generalizando, Argentina
y Uruguay.
En Argentina:
Departamento de la calle Arenales y Santa
Fe:
Es el " aguantadero" en el que se planeó el
asalto al camión y también es el lugar en el cual
se refugiaron los delincuentes luego del mencionado robo. Este
escenario sería luego allanado por la Policía
Federal, cuando los maleantes ya habían cruzado al
Uruguay.
El trayecto entre la sucursal del Banco Provincia de San
Fernando hasta la nombrada vivienda:
En este recorrido se sucedieron impresionantes
tiroteos entre los "pistoleros" y varios agentes de la
Policía Federal. También se sucedió un
cambio de vehículos de los delincuentes ya que su primer
transporte
para escapar fue dañado en la persecución; luego
de dar un trompo salieron del automóvil y robaron otro
para seguir la fuga.
En Uruguay:
Departamento en el centro de
Montevideo:
Es el lugar en el cual los protagonistas se refugian
luego de haber realizado el robo y de haber cruzado al Uruguay.
Se mantienen encerrados allí por dos días.
Esquina de la calle Enriqueta Comte y
Riqué:
Es el sitio en el que los delincuentes estaban
cambiando las placas de un auto y fueron vistos por la
Policía. Allí se produjo un tiroteo en el que
murió un agente y también fue el lugar que
delató a los integrantes de la banda en Uruguay.
Departamento de la calle Herrera y Obes:
En su intento por ocultarse, los personajes se
instalan en esta vivienda, que es en realidad la emboscada
final de la policía, y en la cual ellos caen.
Allí se atrincheran durante más de quince horas,
resistiendo los ataques de la autoridad y
es dónde los "pistoleros" matan a varios uniformados
antes de que puedan reducirlos, matando a dos de ellos y
deteniendo malherido al tercero.
Históricamente podemos notar la gran influencia de lo
mediático por sobre las historias policiales. La
crónica demuestra un acto delictivo propio de la
sociedad actual, insegura y con mucho miedo por lo que puede
llegar a pasar en cada instante. En la época en la que
se desarrolla el caso, la República Argentina estaba
sumergida en una crisis política que había
comenzado con el derrocamiento del general Perón, era el
gobierno del
Dr. Illia, el cual finalmente culminaría con el golpe de
estado, que quebrando una vez más el orden
institucional, llevaría a la presidencia al general
Onganía. Esta sería una característica
común en todos los pueblos latinoamericanos, de la mano
de la política exterior de los Estados Unidos,
en el marco de la guerra
fría.
En el marco social aparecen los grupos
sociales fuertes, de poder, personificados por la
policía, políticos y los medios, y la
clase marginal que es representada por los delincuentes. El
pueblo curioso toma un segundo plano, de mínima
participación en la obra: se limita al continuo repudio
para con los criminales. En esta crónica la
policía, los políticos y los habitantes son
co-actores de los protagonistas, que en este caso serían
los delincuentes, el sector marginal con un profundo
resentimiento social.
Espiritualmente hablando, los malvivientes se manejan
de una manera muy especial, muy particular. Ellos no tienen
moral, sino que usan su propia escala de
valores y código de honor para relacionarse con el
medio en el que se desarrollan y en el cual siembran tanto
pánico. Ese resentimiento social que tienen atrapado en
el cuerpo, es una bomba de tiempo, que estalla en pedazos
desatando la locura y descontrol de los mismos, creando un
clima de malestar generalizado. Sus vivencias, su pasado, su
historia, hace que cada uno de ellos tenga una manera de ser
bastante complicada, difícil de entender, pero no por
eso imposible de descifrar. Cada uno tiene sus propias reglas y
su mente, que se mantiene en lo que se piensa que es mejor; un
condimento excelente para esta clase de novelas: decisiones en
fracciones de segundo y una completa ignorancia acerca de lo
que puede ocurrir.
Estos aspectos contribuyen de manera imprescindible
para el entendimiento y la comprensión más
profunda de este hecho, facilitando el análisis del texto y la relación
con otros temas.
Realizando un análisis acerca de la obra
podemos notar que el narrador es testigo, relata una historia
real producto de una larga investigación nacida de aquel encuentro
casual y fantástico en un vagón de tren camino a
la ciudad de La Paz, donde tropieza con la amante de uno de los
protagonistas de la historia. Redacta su obra hablando siempre
en tercera persona, fuera de la obra y es no
omnisciente.
Se vale de la jerga delictiva, policial y
argentinismos para narrar los hechos, ubicando al lector en un
ambiente propicio para entender la tendencia actual de los
actos salvajes que se producen en la sociedad. Estos son
algunos ejemplos de ese lenguaje
especial:
- ravioles, porro, merca, yerba, bulín, tute,
aguantadero, mango, guita, pibe, buchón, canas,
fiambres, plata, pichi, maricón, puntero, farolear,
tapadera, yuta, ñato, garchando, gorompo, mejicanear,
batata, yorugua, chorro, boludeces, verdugueaban, saviolo,
ganzada, covacha, chongos, bufarrones, guanaco, giranta,
vendió, afanado, charrúa, tipos, al toque, mosca,
pajarera, chiruzita, entre otros.
Piglia enfoca su perspectiva desde los criminales,
siguiéndolos tanto en las acciones,
como en sus pensamientos; su línea histórica es
ordenada, es decir, de principio a fin sin tropezar en el
camino. Otra característica importante de la novela son
las rupturas de tiempo: de a ratos utiliza la técnica de
la
televisión para contar lo que está sucediendo
en el momento, o sino, utiliza lo novelesco, usa la noticia o
crónica de diarios, empleando el tiempo verbal
pasado.
La delincuencia, la policía, el narcotráfico y el sexo crean
el ámbito marginal en el que vive esta banda que
representan a los antihéroes del momento. Su
profesión es la de robar, viven escapándose de la
ley, se drogan de la misma manera que respiran, y están
en continua relación con desconocidos. Depositan su
confianza en cualquier desconocido buscando una salida a la
continua lucha que significa su vida.
En toda la obra podemos destacar el tono realista que
Piglia configura con los datos recopilados a través de
largo tiempo, donde resaltan la crudeza y el detalle. La obra
se divide en dos clases de escenas: de tiempo rápido y
de tiempo muerto. Cuando la banda atraca el blindado y huye de
la policía escondiéndose donde puede, estamos
leyendo las escenas rápidas, mientras que la espera de
los documentos, el aislamiento de la sociedad para pasar
desapercibidos, nos muestra escenas
lentas, muertas, donde podemos apreciar ese clima especial, y
la situación del personaje.
El libro cuenta con las particularidades necesarias
para atraer a aquél interesado por las novelas de
acción, policiales. Cuenta con el delito ( asalto al
camión), los delincuentes ( la banda de Malito), la
policía ( continua persecución a los malechores),
la víctima ( desde los afectados por los sus sueldos,
hasta los heridos y muertos), el cuerpo del delito ( el dinero,
que luego desaparecería) , el móvil del delito (
vivir tranquilo, instalar un restaurant argentino en New York y
trabajar con la clientela latina, cambiar el modo de vida) y un
desenlace lleno de incertidumbre.
En los momentos justos, Piglia utiliza el recurso del
suspenso, paralizando la trama a su gusto y dejando al lector
en espera de una resolución inmediata. Emplea
también la intertextualidad para contar la historia a
partir de los relatos de el cronista de el diario " El mundo".
Algunos de ellos que podemos destacar son:
- " Es a partir de acá que empezaría a
cocinarse el más formidable asedio que se conozca en los
anales de la policía en el Río de la
Plata." - " Más que dos jóvenes que se hubieran
marchado de esta vida pareciera que lanzados por una mezcladora
de cemento, no
hubiera más que trozos de huesos, pedazos
de intestinos y de tejidos
colgantes a los que era imposible suponer que habían
estado atados de vida." - " La escena táctica de la banda de Malito, su
brillo trágico se alimenta con la certidumbre de que
cada victoria lograda en estas condiciones imposibles aumenta
la capacidad de resistencia, los vuelve más veloces y
más fuertes. Por eso siguió lo que siguió,
la ceremonia trágica que cualquiera que haya estado
ahí no olvidará jamás." - " La puerta del departamento se abre sobre un
estrecho corredor donde se ubican también las puertas de
los otros departamentos. Es en el primer piso del edificio que
por ser solo de tres plantas no
tiene ascensor." - " De todos modos el destino había empezado a
armar su trama, a tejer su intriga, a anudar en un punto los
hilos sueltos de aquello que los antiguos griegos han llamado
el muthos".
También aparecen en la novela microhistorias,
usando el recurso del recuerdo, como por ejemplo las historias
de la niñez del Gaucho Dorda: " No decían nada,
el Gaucho hablaba poco ya en ese tiempo, tenía catorce,
trece", " Eso era en el `57 o en el `58. Ya había
empezado a andar con armas en ese tiempo", " Eran iguales,
él y la Rusa, no sabían decir bien lo que
sentían. La iba a ver y se sentaba con ella y la miraba
tocarse entre las piernas y por eso le pagaba lo que
había ganado o lo que había robado por las
quintas, en los galpones de la estación, en los fondos
del almacén
del turco Abad".
Otro de los recursos
utilizados es la técnica cinematográfica: a
veces, con las palabras da la impresión de que
está haciendo un plano íntimo de alguna persona
en especial, y a veces parece que cuenta la historia a lo
lejos. Por eso podemos relacionar al cine, la literatura, y al
periodismo,
que se complementan para hacer una obra más interesante
y atrapante.
Según nuestro punto de vista, la novela " Plata
Quemada", de Ricardo Piglia, se relaciona estrechamente con la
corriente vanguardista debido a las características que
presenta la obra. La experimentación con un nuevo
lenguaje y la ruptura con formas estéticas tradicionales
hace de esta obra una atrapante historia.
Dentro de la novela podemos encontrar diferentes
variantes utilizadas por el autor; una de ellas es la
metáfora ( " mariposas de luz", billetes encendidos); la
imagen es
otra técnica utilizada ( fantasías sexuales de
Dorda en prisión), el uso de la jerga delictiva y
policial propia de la obra ( merca, porro, buchón, cana,
etc), y la inclusión de argentinismos en el relato: el
voseo y el "che".
Piglia en su relato nos ofrece un lenguaje
desintegrado que no se preocupa por los significados y que le
brinda al lector una pluralidad de ideas, como en el caso de la
misteriosa desaparición de Malito, donde nadie sabe
realmente lo que sucedió con él, en las horas
siguientes al encierro.
En la obra el autor deja de ser un narrador absoluto
para convertirse en testigo-narrador-protagonista y es por eso
que los personajes de la historia son observados por
éste, desde adentro.
La descripción de los hechos se van contando
cronológicamente, pero a su vez, el relato se va
fragmentando en múltiples planos y se va desarticulando
el orden temporal. El autor rompe con los límites
entre pasado-presente y futuro.
En síntesis, el escritor, no tiene como
intención transmitir conceptos sino que desea mostrar la
irracionalidad de los personajes. Esta historia corresponde a
la vanguardia,
es una renovación de la literatura, un nuevo
estilo.
Flia. Raviolo