- Sumario
- Tecnologías
primitivas - Profundidad de la brecha
digital - Nueva economía
(n-economía) - Economía de la
información (e-información) y del conocimiento
(e-conocimiento) - Trabajadores del conocimiento
(t-conocimiento) - Realidad y
esperanza - Citas
bibliográficas
El avance tecnológico que se inició desde
cuanto el hombre
actual asumió su humanidad no se detuvo. Las
transformaciones fueron permanentes y unas se produjeron
acompasadamente a través de la deriva y, otras, emergieron
de la contingencia. La brecha digital es producto de la
evolución natural de la sociedad y la
tecnología
y no de la casualidad.
El lenguaje no es
un simple carril conductor de mensajes e ideas, es
fundamentalmente el más fiel testigo de la
evolución de las sociedades. El
acervo de términos y expresiones en uso se vinculan con el
devenir, como si acabaran de nacer o su historia recién
comenzara e imperceptiblemente se pasa de un concepto a otro
como a través de un puente. Es el caso del término
tecnología. Siguiendo la transformación de la
sociedad, primero, se reconocieron las palabras técnica y
ciencia, eran
las más expresivas del avance y la memoria
colectiva da por sentado que la tecnología sólo
alcanzó preponderancia en la contemporaneidad.
Aún cuando se emplea generalizadamente el
significado es esquivo. Con la intención de allanar el
camino me adelanto a decir que entiendo por tecnología el
conjunto de conocimientos aplicables, repetitivos y vendibles que
va descubriendo el hombre y que
luego los encauza a transformar, utilizar, aprovechar o explotar
los recursos.
Habitualmente se asocia con actividades militares o empresariales
muy elaboradas; a pesar de eso, también se extiende a
detalles de la cotidianidad. Por ejemplo, es tecnología la
manera como interactuamos unos con otros, la forma como se
construyen las relaciones con los clientes y el
modo como se distribuyen los productos y
servicios. Se
entenderá que tiene una escala que abarca
desde lo rudimentario hasta los aspectos más
espinosos.
Se habla de brecha como si se tratara de una herida
recién abierta. Lo cierto es que la brecha
tecnológica la comenzaron a cavar el ferrocarril, las
máquinas de producción en serie de productos tangibles
como las de manufactura,
automotrices, eléctrica, aérea, etc.
Particularmente, la de las comunicaciones
en su versión actual la inició el teléfono y la continuaron los satélites,
la robótica,
los cohetes y la culminó el computador.
Sin presentirlo desde cuando el hombre se valió
de medios
diferentes de los que estaba dotado para subsistir inició
el proceso de
consolidación de la tecnología. Desde entonces ha
librado una batalla tenaz y las naciones que anticiparon o
precipitaron el despegue son las mismas que se mantienen
orientando el progreso de la humanidad y la hegemonía se
ha perpetuado.
Las tecnologías que el hombre usó en los
primeros tiempos -primitivas-ahora se juzgarán
rudimentarias, burdas; más en su momento impactaron a la
sociedad de entonces como las modernas desconciertan.
Si bien en principio las naciones más avanzadas
han conseguido el progreso siguiendo básicamente las
mismas etapas, unas las sortearon mejor que otras; no solamente
por las ventajas que le ofrecían los recursos con que la
naturaleza las
había dotado sino también y, principalmente, debido
a la decisión de los gobiernos y al empuje de sus gentes.
Sobre esos dos pivotes descansa el progreso de la humanidad. En
este aspecto, no es necesario acudir a malabarismos forzados ya
que la historia lo ha demostrado a través de la
experiencia, las iniciativas definitivas las han emprendido los
gobiernos; porque, es posible que haya personas aisladas
interesadas o conscientes de lo que está ocurriendo, pero
quien cuenta con mayor información y puede mirar desde mejor
óptica
son quienes encabezan los gobiernos.
Esas naciones tomaron la ventaja desde el principio: a
la brecha digital le abrió camino primero el acelerado
proceso de desarrollo, le
siguió la revolución
industrial y más tarde la tecnológica. Tirando
del mismo cordel al llegar al borde, al último nodo de la
red, se converge
en la brecha digital. Al fin y al cabo -en el fondo- no es sino
una prolongación de la industrialización aun cuando
observada detalladamente se trata de una manifestación que
provocará perturbaciones imprevistas. Luego, el papel de la
historia se ha limitado a recordar que la brecha digital no es un
parto
retardado o una encrucijada a la que se llegó por obra de
la casualidad, sino, un pasaje obligado del devenir, un retazo
del collage de la compleja arquitectura de
la sociedad actual.
A través del tiempo se ha
logrado comprobar que los adelantos tecnológicos han
proporcionado ventajas competitivas a los grupos
sociales que los impulsaron. La brecha tecnológica
-como ya quedó establecido- se abrió desde los
albores de las primeras organizaciones
humanas concediéndoles prerrogativas que las convirtieron
en polos de dominio que se
han distanciado hasta llegar a establecer diferencias
inalcanzables entre los países que vieron a tiempo la
dirección en que viajaba el progreso y los
que no se percataron y hoy aparecen rezagados a la vera del
camino. La apertura de la brecha se fue profundizando atrofiando
los mecanismos de reacción temprana y al final creando
abismos sociales que ahora se constituyen en el principal
impedimento para reincorporarse, al tiempo que se acentúan
las diferencias quedando como residuo una actitud que ha
asumido todas las dimensiones de vicio.
PROFUNDIDAD DE LA
BRECHA DIGITAL
La versión moderna de la brecha
tecnológica es la brecha digital, expresión que se
acuño para describir las limitaciones de acceso a las
nuevas
tecnologías de la información: telecomunicaciones e informática. La apertura de la brecha
digital la inició el teléfono análogo, la
apuntaló el computador y terminaron ahondándola
internet y la
revolución
de las comunicaciones.
La vía preferencial para tener acceso a la
autopista digital es el teléfono. A medida que aumente la
proporción de población colgada a la red
telefónica se apresurará el tránsito a las
nuevas tecnologías. La conexión a internet se
constituirá en el indicador líder
del progreso. En virtud de esta realidad no es difícil
admitir que en esta era, en la del conocimiento,
las diferencias no se establecerán entre ricos y pobres
sino entre alfabetos -los conectados a la red- y los que no lo
están, los analfabetas. Internet y el e-business son
las herramientas
más poderosas de esta nueva ola que controvierte las
convenciones tradicionales.
El nexo entre la brecha tecnológica y digital con
el desarrollo
económico de las naciones es evidente. Las que
impulsen estos proyectos -tal
como ya ocurrió- serán las que estarán
labrando mejor futuro. Y, ratificando la regla, aquí
también son las naciones más desarrolladas las que
están canalizando mayores recursos y esfuerzos para montar
la infraestructura. Contrariamente, en las de retaguardia surgen
obstáculos de toda naturaleza que impiden ver la luz en el fondo
del túnel. Se reincide, porque el fenómeno se
realimenta a sí mismo, se vuelve pernicioso y traba el
sistema.
La revista The
Economist con la IBM acaban de publicar el estudio "The
2002 e-readiness rankings" en el que aparecen clasificadas
las 60 economías más poderosas del mundo,
contribuyen con el 95% del PIB mundial, y
la relación convida a presagiar lo que sobrevendrá.
Para confeccionar la lista se tomaron en cuenta estos referentes:
conectividad e infraestructura, clima
empresarial, actitud de las empresas y los
consumidores, marco legal y político, rasgos sociales y
culturales y soporte a los servicios electrónicos. Tomo de
la relación los casos que reflejan más
nítidamente lo que he venido
sosteniendo.1
Clasificación | |||
2002 | 2001 | País | Puntuación (sobre 10) |
1 | 1 | Estados | 8,41 |
2 | 10 | Holanda | 8,40 |
3 | 3 | Reino Unido | 8,38 |
4 | 11 | Suiza | 8,32 |
11 | 7 | Singapur | 8,17 |
13 | 13 | Hong Kong | 8,13 |
18 | 20 | Nueva | 7,67 |
20 | 16 | Taiwán | 7,26 |
21 | 21 | Corea | 7,11 |
22 | 24 | España | 7,07 |
25 | 18 | Japón | 6,86 |
Fuente: Economist Intelligence |
Guillermo Perry, ex ministro de hacienda y Jefe para la
región de América
Latina y el Caribe del Banco Mundial,
(El Tiempo, 25-10-02; p. 1-19), anota que la
mayoría de los países latinoamericanos acusan
brechas grandes y crecientes en materia de
educación,
tecnología e ingresos.
Mientras en América
Latina, en la segunda mitad del siglo XX, el ingreso se duplico,
en los industrializados se triplicó y se multiplicó
por cuatro en los "tigres asiáticos". Estos países
tenían niveles educativos similares a los nuestros en 1960
y hoy el estudiante promedio termina secundaria (mientras que en
América Latina solo lo consigue un 53 por ciento) y el
trabajador promedio tiene dos años más de
educación.
La relación y los resultados del estudio del
Banco Mundial
son suficientemente elocuentes. Antes resalté los pilares
del progreso: la actitud de los gobiernos y la gente. Ahora
corroboro la afirmación, dos condiciones son necesarias
para tener acceso a las nuevas tecnologías: ingresos
decentes y educación. Aparentemente las dos variables
residen en la gente, con todo, tras el telón de fondo
aparece la sombra invisible del Estado,
principalmente, en estos países mal llamados en vía
de desarrollo. Tanto el impacto de los ingresos como los de
la
educación puede atenuarlos el Estado
impulsando frontalmente programas de
penetración de las redes telefónicas y
la infraestructura que demandan las nuevas
tecnologías.
En el mismo estudio del Banco Mundial a que hice
alusión se insiste que los países latinoamericanos
requieren mayor competencia en el
sector de telecomunicaciones y un impulso más decidido y
coherente para el desarrollo de la informática.
NUEVA ECONOMÍA
( e-conomía) o ECONOMIA DIGITAL
(e-digital)
El mundo en que vivimos se nos escapa como el agua entre
las manos. Y tratando de conseguir una nueva explicación
al acontecer cotidiano nos hundimos en mayor confusión. En
medio del aturdimiento el interés se
acrecienta, sencillamente, porque muchos de los pronósticos que hasta hace poco se
catalogaban cercanos a lo imposible, ya son una palpitante
realidad.
Ya se ha evidenciado con claridad -y esto no es un
invento del siglo XXI- que el cambio no es
predecible, no siempre lo que sucedió antes determina lo
que sucederá; algunas tendencias van evolucionando
acompasadamente al tiempo que, otras, emergen inesperadamente,
sin presentirse, y reorientan abruptamente la dirección
del acontecer y la realidad, lo mismo que el sentido en que se
interpretaban.
La civilización avanza a grandes zancadas
empujada por el avance tecnológico y en algunos aspectos
ha sobrepasado los límites de
la ficción. En su apresurada carrera va forjando un mundo
nuevo con argumentos rejuvenecidos que alteran la vida política,
económica y social hasta ahora compartida. Los contrastes
sorprenden. En la era agrícola descollaron el arado y la
mula; a la industrial la impulsaron el acero, los
motores, el
combustible, los caminos, las autopistas, las redes
eléctricas, la producción en serie; con todas estas
manifestaciones estamos familiarizados. Luciendo atuendos
atractivos y desconocidos la (n-economía) será tan
diferente de la actual como ésta lo fue del taller
artesanal de la época feudal, y serán la
información, el
conocimiento, la red, el silicio, los microprocesadores, la sintética, la fibra
de vidrio y la
biotecnología los artífices del
progreso.
Vivimos la era de la inteligencia
interconectada en red. El impacto de este nuevo medio de comunicación superará con creces al
que produjeron las revoluciones provocadas por la imprenta, el
teléfono, la
televisión y el computador. Ahora, la multimedia
interactiva y la denominada autopista de la información
con su característica más insinuante
-internet- como por ensalmo, por arte de magia,
han alterado dramáticamente el ya complejo acontecer
diario. Todos también, curiosamente, asociados con el
conocimiento y la información.
La economía de la era de la inteligencia en red
es una economía digital expresada mediante unos y ceros
que a su vez se pueden representar en un computador como la
presencia o ausencia de una señal eléctrica. A
medida que la información pasa de análoga a
digital, los elementos físicos tradicionales se convierten
en virtuales, cambiando sin previa prescripción
médica el metabolismo
del sistema económico. En la economía agonizante el
flujo de información es físico: dinero,
cheques,
facturas, documentos,
fotocopias, etc. En la digital todo se reduce a bits almacenados
en computadores, desplazándose a través de las
redes a la velocidad de
la luz.
Una pregunta puede aletear en el ambiente:
¿Y eso que tiene que ver conmigo? La n-economía
como la actual extiende sus tentáculos a todo el quehacer
humano y lo hace por igual cuando se trata del pobre o del rico,
la mujer o el
hombre, el negro o el blanco, el israelí o
el palestino y no se detiene a establecer diferencias, excluir o
estigmatizar. Se trata, sin rodeos, de una nueva forma de
desarrollar las actividades. Mientras la economía en que
hemos crecido permite apreciar en vivo todas las transacciones,
la nueva -bajo el prodigio de la virtualidad- exhibe una
arquitectura diferente: será fundamentalmente invisible.
Ahora los seres humanos pueden, a través de las redes,
intercambiar información, conocimiento y creatividad
generando cambios sin precedentes en la creación de
riqueza y desarrollo
social.
La n-economía ya ha dejado entrever sin pudor -a
través de sus ligeros atavíos- la sugestiva silueta
con que la premió la nueva tecnología y sugiere la
forma como se desenvolverán los negocios. Como
la materia prima
que circula por la red y la sabia que la nutre es la
información y no productos físicos, asume como
propios sus atributos.
ECONOMÍA DE
LA INFORMACIÓN (e-información) Y DEL CONOCIMIENTO
(e-conocimiento)
El itinerario de la sociedad del conocimiento en que
estamos embarcados lo definirán: la información y
el conocimiento, es así como se podrá hablar de la
economía de la información (e-información) y
de la economía del conocimiento (e-conocimiento). Umberto
Eco recuerda la sugerencia de McLuhan, "la información ha
dejado de ser un instrumento para producir bienes
económicos, para convertirse en el principal de los
bienes".3 En otro documento estableceré las
diferencias que es posible identificar entre datos,
información y conocimiento.
Para evadir complicaciones hablaré en
términos generales de información. La lógica
de la información regirá la e-información y
la e-conocimiento. Por el momento sólo enfocaré las
incidencias de la información. Las connotaciones
más significativas son: 1. No es consumible o, más
precisamente, como bien no se extingue con el uso; 2. Tiene el
don de la ubicuidad, expresado de manera diferente, no es
transferible, quien la suministra no se deshace de ella, la sigue
poseyendo y puede estar al mismo tiempo en todas partes; 3. Es
indivisible, no se puede fragmentar, sólo puede utilizarse
como conjunto; 4. Es acumulativa, cada gota de información
posibilita conseguir más información. 5. El
valor de la
información no es proporcional a su extensión,
volumen o
cantidad, más bien se determina por la calidad, la
pertinencia y el momento en que se requiere; la utilidad no
está siempre e incondicionalmente relacionada con el
tiempo. 6. Ha permitido que el tiempo y el espacio resulten, en
sí mismos, irrelevantes; 7. Como bien es producido en el
mercado donde
circulan ideas, innovación y conocimientos; 8. Puede ser
empleada al tiempo por uno para varios usuarios o de varios para
uno; 9. No pertenece a ninguna industria ni
tampoco a ningún negocio en particular; 10. La
información -como anota Peter Drucker- se distingue
radicalmente de los demás productos básicos porque
no encaja en el teorema de la escasez; por el contrario, se
sitúa en el marco de la abundancia; dimensión que
obliga a revisar radicalmente la teoría
económica fundamental. Estos atributos no han sido
descubiertos ahora, los ha tenido desde siempre, desde los
sumerios.
Hasta hace poco no se había logrado establecer la
diferencia entre la vieja y la n-economía, pero a
raíz del fracaso de las empresas punto.com se ha
caído en cuenta que: primero, el cambio ha cambiado, ha
dejado de ser continuo para tornarse inesperado y se produce
más rápidamente; segundo, se ha evidenciado otra
característica muy peculiar de la n-economía que ya
Bill Gates -en
su libro Camino
al futuro- había bautizado como "capitalismo
sin fricción", c-s/fricción.
En el argot económico el concepto de
fricción es distinto al que domésticamente se le
otorga, significa: "Influencia que impide el pleno o
rápido funcionamiento de las «leyes»
económicas. …En la práctica la ignorancia de
las oportunidades y los obstáculos a su libre movimiento,
como p. e., un mercado ineficiente de la vivienda o las
restricciones sindicales, producirán la fricción
que restringe y amortigua el ajuste a las nuevas y cambiantes
condiciones".2
En el lenguaje de
los hombres de este mundo la fricción está
conformada por el conjunto de circunstancias que frenan,
obstaculizan, impiden o distorsionan el libre juego de las
leyes de oferta y demanda.
Los roces se van generando en el tránsito del productor al
consumidor. Los
negocios electrónicos implican la "reditización" de
la cadena de valores. Se
habla en estos términos cuando los pasos de la
transacción se encajan en un proceso que se inicia en la
concepción del producto, pasa por la creación,
producción y distribución hasta llegar al
consumidor.
En la práctica este enfoque provocaría la
desaparición de los intermediarios. El dilema surge porque
en la mayoría de las empresas, puntualmente, en las de
servicios financieros la ignorancia del cliente -derivada
de la falta de información- ha sido fuente de utilidades.
Cuando todos los procesos
funcionen reditizados se vivirá en un mundo plano, en
donde desaparecerían las diferencias de todo género. En
el artículo que titule La eficiencia del
mercado: una utopía, aborde el tema de la asimetría
de la información, por lo mismo, ahora no
insisto.
Por el perfil que deja traslucir la n-economía se
inspirará principalmente en el conocimiento y, por lo
tanto, dirigida por los trabajadores del conocimiento:
profesionales y técnicos y por los consumidores del
conocimiento. Su fuerza y
latido se encontrará en el cerebro y no en
el músculo. Esta premisa es de suyo amenazante. Solamente
encontrarán un futuro despejado quienes se esmeren por
mantenerse permanentemente informados y de pulir sus
conocimientos y se embarquen para toda la vida en el tren del
aprendizaje
continuo. Es un reto que tienta y atiza una hoguera de
expectativas delirantes.
El panorama descrito es nítido: sólo
tendrán participación activa en la e-conocimiento
-en la n-economía- y por tanto medios de subsistencia
apropiados, quienes estén dispuestos a navegar en un viaje
sin regreso en la era digital, quienes cuenten con las
posibilidades de hacerse a un computador o tener acceso a
él y, luego, desarrollen las habilidades mínimas
para explotar su potencialidad sin límites.
Con el objetivo de
realizar una medición de la Sociedad de la
Información, la Asociación Española de
Empresas de Tecnologías de la Información (SEDISI),
propone utilizar 39 indicadores
distintos de la Nueva Economía. El informe
"Métrica de la Sociedad de la Información, Datos
1999-2000" agrupa los indicadores en cinco grandes apartados: la
propia industria TIC, la infraestructura disponible, el
equipamiento de terminales de acceso de todo tipo, la
penetración de los servicios más habituales, su
utilización real y otros diversos aspectos sobre
penetración empresarial y social.4
¿Cómo está Colombia en estos
aspectos? Sobre el particular las cifras son escuetas e
inconsistentes, no son creíbles; con todo se mencionan
para tratar de dibujar la silueta de su evolución. Hace
poco (El Tiempo – Caribe, 05-07-02, p. 1-12) un
grupo de
inversionistas de Barranquilla y Cartagena crearon a EnRed, y en
esa oportunidad se dijo que la cobertura de Internet en
Barranquilla llegaba apenas a un 2 por ciento con respecto al
resto del país y un 1 por ciento en Cartagena.
Bogotá y Medellín, tenían una
penetración de equipos del orden del 52 y 27 por ciento,
respectivamente. La Cámara Colombiana de
Informática y Telecomunicaciones (El Tiempo,
21-10-02, p. 3-12) dio a conocer una encuesta
realizada entre 663.253 "usuarios del ciberespacio" que
arrojó estos resultados, expresados en porcentaje:
Bogotá, 54,21; Cali, 16,05; Medellín, 15,8;
Barranquilla, 12,08 y Pereira, 1,86. Como se puede advertir los
datos no dan pié para analizarlos desde ningún
punto de vista. No percibo que haya alguna política seria
cuando los inversionistas del sector y la entidad encargada de
promocionarlo no manejan sus estadísticas. Estas señales solo
sirven para percatarnos en qué dirección se tiene
enrumbado el futuro.
Una inquietud aguijonea y gira alrededor de la pregunta:
¿Quiénes tienen o tendrán acceso a esta
n-economía? Ya se enumeraron las cualidades que deben
tener, la pregunta persigue identificarlos.
TRABAJADORES DEL
CONOCIMIENTO (t-conocimiento)
Tratando de abarcar en una sola frase el panorama
descrito, subrayo que la sociedad del conocimiento,
s-conocimiento, está bajo el yugo de la n-economía
en donde la e-información y la e-conocimiento son los
motores que la impulsan maniobrados por los
t-conocimiento.
Las angustias que antes se padecían por falta de
información ahora se ahogan en medio de la cascada que se
ha venido encima, a la par, nuevas exigencias aparecen o
adquieren renovada importancia. La e-conocimiento espera de los
t-conocimiento niveles cada vez más comprometedores de:
educación, habilidades en informática, pensamiento
crítico, análisis de la información y
capacidad de síntesis.
Simultáneamente se ha aumentado en razón
exponencial la complejidad del ambiente laboral cambiando
la forma de: pensar, trabajar y aprender. No hay forma de
establecer en cuál de esos campos la escisión es
más profunda. Tal vez el efecto se perciba más
contundentemente en la forma de pensar, de concebir el mundo;
porque sobre este estrado se levantará la nueva estructura.
Siguiendo este carril, estimo, que el esfuerzo
más exigente se necesitará para soltar las amarras
que lo aprisionan al pasado, borrar los paradigmas que
sirvieron de eje articulador y, al tiempo, concebir el mundo en
forma diferente, renunciando a la linealidad y consintiendo que
los opuestos jueguen y se confundan. Flexibilidad, tolerancia,
compromiso, son los nuevos meridianos.
El segundo escalón lleva a reconsiderar los
modelos de
trabajo. El t-conocimiento tiene que desplazarse pensando al
unísono en varios frentes: asumir el trabajo
como un proyecto de vida
en donde él mismo será su propio gerente,
desaparecerán los jefes; él será su propio
jefe. Los sistemas de
contratación también se han rectificado
radicalmente. Desaparecerán del entorno laboral los
contratos a
término indefinido y los reemplazarán el outsourcing o los
contratos a término fijo; la vinculación
será por horas. Será un trabajador itinerante, el
área física de trabajo no
será preestablecida y, por supuesto, estará fuera
de las tradicionales "oficinas"o trabajará desde la casa,
en otros casos; el salario
será integral y él mismo definirá la
cuantía.
Otros requerimientos no provocan tanto sorpresa como
perplejidad. El trabajo que ha sido ancestralmente considerado
como manual; en los
nuevos tiempos su naturaleza es básicamente
conversacional; el lenguaje es el instrumento y las
organizaciones y los hombres se entienden como redes de
conversaciones: nuevos atajos habrá que tender para
sobrellevar estos desafíos que acosarán la vida
laboral.5
El tercer escalón toca a las formas de aprender.
La tecnología que revolucionó los negocios
también reconfiguró los modelos de aprendizaje. El
lugar de aprendizaje conquisto una dimensión desconocida:
el don de la ubicuidad. Sobre los empresarios se cernirá
una gran pregunta: ¿usted estimula el aprendizaje o
la capacitación a fin de generar el cambio, o,
se limita a permitir que ocurra? La visión indica que el
aprendizaje es una estrategia para
alcanzar competitividad. Desde este perfil, los recursos
humanos no se capacitarán como alternativa para
estimularlos sino como una estrategia para garantizar la
supervivencia de la empresa en el
mercado.
El aprendizaje electrónico -el e-Learning es una
de las novedades más impresionantes de la virtualidad.
Está en pleno desarrollo en los centro de formación
y a no dudarlo contribuirá poderosamente a definir el
futuro de los modelos de enseñanza. No sustituirá totalmente
el sistema tradicional, más bien lo complementará
dadas sus cualidades: facilidad de acceso, permite la
difusión de contenidos actualizados, dinámicos y
personalizados, propicia mejores experiencias de aprendizaje,
fomenta la colaboración con pares y expertos, está
disponible para todos en cualquier momento y lugar; genera
ahorro
sustancial, permite acceder just-in-time a información
oportuna, garantiza mayor retención del contenido;
propicia la colaboración y comunicación entre los
participantes y la capacitación es menos intimidatoria que
la dirigida por un instructor. Lo que alcanzo a visualizar es que
de cada modelo se
privilegiará lo mejor.
De todo este rosario de expectativas la amenaza
más seria para los trabajadores del conocimiento no es
precisamente el e-Learning, sino el mar de información que
la red ha puesto al alcance de cualquier persona. Ante
semejante avalancha, es necesario estar dispuesto a enfrentar
provocaciones no previstas que invadirán espacios hasta
entonces vedados. En internet encuentra información sobre
lo divino y lo humano, lo que antes costaba muchos dolores de
cabeza ahora lo consigue en un santiamén: pulsa clic y
basta. Acceder a internet significa vivir experiencias y, con el
tiempo, paulatinamente, y sin ayuda, el navegante se va
familiarizando con el sistema y llegará a contar con
información privilegiada, y, quien cuenta con
información tiene poder.
En los nuevos tiempos del cólera -10 años
atrás-, por ejemplo, un docente se desempeñaba
solitario en el manejo del conocimiento que impartía. Se
podía dar por seguro que los
estudiantes no tenían acceso a los libros por su
costo; por esta y
otras razones de índole diferente, era muy difícil
que un alumno consultará o propusiera temas que estuvieran
fuera de su alcance. Hoy la situación es totalmente
distinta, la vía está disponible para encontrar los
temas más difíciles o controvertidos. Los docentes
y todos los trabajadores del conocimiento están corriendo
el mismo riesgo.
Naturalmente, se conectarán a la red los que por
la naturaleza de su trabajo tengan que hacerlo y, por cierto, se
convertirá en una fortaleza. No correrán la misma
suerte quienes no estén trabajando o sus medios
-especialmente los económicos- le nieguen esa posibilidad.
Y este es el aspecto que más desasosiega porque
contribuirá soterradamente a profundizar la brecha,
será al igual que la presión
arterial el enemigo silencioso, agazapado.
Los argumentos precedentes inducen ratificar que desde
siempre ha persistido la intención, y recurrentemente se
renueva la esperanza, de superar la aberrante pobreza que
recorre el mundo avergonzando a todos los humanos sin distingos.
Los esfuerzos por reducir los estragos que genera se multiplican
sin cesar y contrariando la sabiduría convencional, en vez
de aplacarse embiste con más furia. Todo parece indicar
que se incrementa inversamente proporcional a la magnitud de los
esfuerzos que se despliegan para atenuarla. Y la paradoja no
parece conseguir un talismán que logre al menos
intimidarla o apaciguarla.
Si bien el hombre ha logrado avances sin parangón
en su lucha contra las enfermedades incurables que
diezmaban a los pueblos, las que se han librado y emprendido
contra la pobreza han
sido inútiles y basta tan solo un instante de
reflexión para apreciar más claramente cómo
todos los experimentos se
sumergen en una retórica inocua equivalente a intentar
llenar un saco sin fondo. A pesar de lo que sostienen los
jerarcas de la informática, paradójicamente,
internet también contribuirá a echarle leña
a la hoguera.
1GARCÍA, Jacinto. Un análisis
de la penetración de las TI en las economías
mundiales. Boletín, 26-09-02; http://www.n-economia.com.
2SELDON, Arthur y PENNANCE, F. G. Diccionario de
economía. Barcelona, Hyspamérica, 1983. p.
266.
3ECO, Umberto. Para una guerrilla
semiológica.
www.nombrefalso.com.
4PULIDO, A Métrica de la sociedad de
la información: los 39 indicadores propuestos por SEDISI.
Boletín, 26-09-02; http://www.n-economia.com.
5NEWFIELD CONSULTING. ¿Qué es
coaching?
www.coachingempresarial.com.
*JESÚS ALVAREZ RODRÍGUEZ.
Ingeniero Industrial. Universidad
Industrial de Santander. Postgrado en Elaboración y
Evaluación
de Proyectos de Desarrollo Económico. Convenio
OEA-Universidad de
Cartagena-Atlántico-CETREDE. (Brasil).
Máster en Administración de Empresas. Convenio
OEA-INSORA. (Universidad de Chile).
Especialista en Teoría, Métodos y
Técnicas de Investigación
Social. Convenio Universidad de Cartagena-ICFES, 2001. Ex
profesor de pre y postgrado de la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad de Cartagena. Instructor SENA
en el Área de Recursos Humanos.
JESÚS ALVAREZ RODRÍGUEZ