- Presidencia de Emilio Portes
Gil - Partido Nacional
Revolucionario - IX Convención de la
Confederación Regional Obrera
Mexicana - Convención obrero
patronal - Rebelión
escobarista - Fin del conflicto
religioso - Autonomía
Universitaria - Elecciones de
1929 - Presidencia de Abelardo
Rodríguez - Candidatura de Lázaro
Cárdenas - Primer Plan
Sexenal
El período comprendido entre los años 1928
y 1934 y conocido con el nombre de Maximato, por ser Plutarco
Elías Calles la máxima figura, se caracteriza por
una inestabilidad de la vida oficial. Tres presidentes se suceden
en este tiempo: el
primero es Emilio Portes Gil, de carácter
provisional y llamado a convocar elecciones para el
período constitucional que dejara vacío el
asesinato de Alvaro Obregón, presidente electo; el
segundo, Pascual Ortiz Rubio, presidente constitucional elegido
por el Partido Nacional Revolucionario para el período de
1930 a 1934 y que solamente permanecerá en la presidencia
dos años y meses; a su renuncia le sucede Abelardo
Rodríguez, que gobernará hasta finalizar el
período que correspondía a Ortiz Rubio. Durante el
llamado Maximato, y sobre todo bajo la presidencia de Ortiz
Rubio, la crisis
política
se hace permanente. En estos seis años se refleja con
claridad la intención de Plutarco Elías Calles por
manejar la situación política del país, cosa
que logrará en la medida en que cada uno de los
presidentes lo permita.
Presidencia de Emilio Portes
Gil
El 30 de noviembre de 1928, el licenciado Emilio Portes
Gil rindió la protesta de ley como
presidente provisional en el Estadio Nacional, en presencia de
sesenta mil ciudadanos. En su libro quince
años de política mexicana, Portes Gil
destacaría que "el hecho de que llegara al poder un
civil, sin arreos militares y sin las características de caudillo a que la
nación
se había ya acostumbrado, despertó en todos los
sectores un hondo sentido de optimismo y de fe". Consecuente con
las palabras pronunciadas en su discurso de
toma de posesión, de no introducir grandes modificaciones
en la política, no efectuó cambios notables en su
gabinete. Portes Gil es tal vez quien tuvo mayor autonomía
con respecto al Jefe Máximo, pues Calles permaneció
en Europa siete
meses de los catorce que duró su gestión. Sin embargo, el mismo Portes Gil
reconocería que era un deber de amistad y lealtad
informarle de los altos preparatorios a la toma de
posesión y, desde luego, de las personas que
integrarían su gabinete todas las cuales tendrían
la aprobación de Calles. Posteriormente, ya en la
presidencia, el jefe Máximo fue consultado por él
en todo asunto de trascendencia. Portes Gil señaló
que jamás creyó que fuera una falta aprovechar su
larga experiencia y su colaboración militar en momentos
difíciles, como, por ejemplo, en el caso de la
rebelión escobarista. No obstante, el hecho es que Portes
Gil fue el presidente que gobernó con mayor libertad.
Partido Nacional
Revolucionario
Durante la presidencia de Emilio Portes Gil tuvo efecto
uno de los acontecimientos políticos con mayor
trascendencia: la fundación de un partido oficial, el
Partido Nacional Revolucionario (P.N.R.) El 1 de septiembre de
1928, Calles leyó su último informe
presidencial ante el congreso de la Unión, en el que
proclamaba el fin del caudillismo para
dar paso a la era de las instituciones.
En el mismo mensaje declaró que no buscará la
prolongación del mandato, pero que al mismo tiempo,
según daba a entender, no quedaría como un simple
espectador de los acontecimientos políticos de
país. El mensaje de Calles aceleró la
formación del nuevo partido. Correspondió a Portes
Gil, como uno de los primeros actos de su gobierno,
constituir el Partido Nacional Revolucionario en calidad de
partido oficial. La idea de fundar este partido obedecería
a varias razones. Entre todas la de fusionar en un solo partido a
la mayoría de los elementos revolucionarios y,
además, disciplinar las tendencias de los pequeños
organismos regionales, ya que cada uno de ellos creía
enarbolar la bandera de la revolución. Pero la principal función
del Partido Nacional Revolucionario consistiría en
organizar y llevar a cabo las elecciones, tarea que antes estaba
encomendada a la secretaría de Gobernación. Con
anterioridad a la formación del partido oficial, los
desórdenes motivados a consecuencia de las campañas
electorales eran muchos, puesto que cada grupo se
atribuía siempre el triunfo electoral y esto terminaba, en
la mayoría de los casos, en levantamientos armados. Portes
Gil señaló que la idea de formar un partido le
parecía excelente, ya que "salvaría a México de
la serie de trastornos" que ocurrían ante cada
elección presidencial. El P.N.R, instaló sus
oficinas el 4 de diciembre de 1928. Su primer Comité
Directivo estuvo integrado por Plutarco Elías Calles como
presidente, Luis L. León como secretario y Manuel
Pérez Treviño en función de tesorero. El
comité Directivo del Partido Nacional Revolucionario
convocó el 5 de enero de 1929 a la gran convención
que se efectuaría en la ciudad de Querétaro, a fin
de discutir el programa y
estatutos de dicha organización y designar al candidato
presidencial. La convención se inauguró el 1 de
marzo. Por decreto presidencial se dispuso que se descontara a
todos los empleados públicos siete días de sueldo
al año para mantenimiento
del Partido y que estos empleados fueran considerados como
miembros activos del
mismo.
IX Convención de la Confederación
Regional Obrera Mexicana
El 3 de diciembre de 1928, tres días
después que el licenciado Portes Gil tomara
posesión de la presidencia, la Confederación
Regional Obrera Mexicana inauguró, en él Teatro Hidalgo,
su IX Convención Nacional. En la sesión del
día 4 se hallaba el ex presidente Plutarco Elías
Calles muy identificado con la central obrera porque había
una interdependencia de fuerzas. Calles necesitaba a la C.R.O.M.
y ésta necesitaba de él. Durante la sesión
ese día, Morones, líder
de la central obrera, y sus compañeros atacaron
fuertemente al presidente de la República
culpándole de las percusiones sufridas por la
confederación. Asimismo le presentaron varias exigencias y
aprovecharon la convención para rechazar los cargos que
contra los dirigentes del Partido Laboral se
habían hecho en relación con el asesinato del
general Obregón. Todo esto se dijo ante la presencia y el
silencio de Calles.
Los convencionistas acordaron retirar a sus delegados de
la convención Obrero Patronal que se llevaba a cabo
paralelamente; decidieron igualmente que los miembros de la
C.R.O.M. que ocupasen puestos públicos renunciasen a ellos
y, por último, abandonar el Teatro Hidalgo – por ser
propiedad del
gobierno – y continuar sus sesiones en el Tivoli de
Elíseo.
Después de esta asamblea prevaleció en los
circuitos
políticos un clima de
interdumbre, en tanto se esperaba la respuesta de Calles y de
Portes Gil. En la sesión de las cámaras, del 7 del
mismo mes, acordó que diputados y senadores fueran en masa
a hacer patente su adhesión al ejecutivo. De todas partes
de la República se recibieron muestras de apoyo al
presidente. Aprovechando la agitación que produjo en el
país el rompimiento con los líderes de la C.R.O.M.,
algunos elementos militares, descontentos con Calles desde tiempo
atrás, trataron de provocar un rompimiento definitivo
entre éste y el presidente. Portes Gil aseguró que,
inclusive, se le llegó a manifestar que Morones, Calles y
otros militares "estaban planeando la forma de derrocar al
gobierno provisional por medio de un cuartelazo". La actitud de
Calles y de Monroe fue examinada por la cámara en sesiones
tan violentas que casi salieron a relucir las armas. El
diputado Aurelio Menrique lanzó duros ataques en contra
del general Calles y le acusó de estar de acuerdo con los
líderes de los trabajadores para minar al gobierno de
Portes Gil, suscitando con estos las disputas que eran de
esperar. Calles, obligado a tomar una posición,
declaró que nada tenía que ver con las opiniones
expresadas en la convención de la C.R.O.M. y que se
había hecho mal uso de su presencia en ella, puesto que en
lugar de desarrollar temas sociales, se examinaron temas
políticos, en los que no tomó participación.
La prensa del 8 de
diciembre de 1928 anunció que "Plutarco Elías
Calles no volvería a ser ni intentará ser
jamás un factor público en México". Y
reprodujo parte de una entrevista
concedida por el jefe máximo en donde se afirmaba que "a
pesar de sus grandes ideales de unir a la familia
revolucionaria, haciendo un análisis de la situación producida
en los últimos días, Calles encuentra que tal vez
no sea el indicado para dar cima a esa obra y por ellos vuelve a
la condición del más oscuro ciudadano de la
República".
La jefatura del Partido Nacional Revolucionario fue
asumida por el General Manuel Pérez Treviño en
sustitución de Calles, quien renunció a ella
después de las declaraciones citadas.
Otro acontecimiento importante que tuvo lugar durante la
presidencia provisional de Portes Gil fue la Convención
Obrero – Patronal, reunida para estudiar el proyecto del
Código
Federal del Trabajo y el seguro obrero. La
convención empezó sus sesiones en noviembre de
1928, cuando Portes Gil era todavía secretario de
Gobernación. A ella asistieron cerca de trescientos
representantes y la otra de patronos, además de los
técnicos nombrados por la secretaria de Industria,
Comercio y
Trabajo.
Emilio Portes Gil manifestó después que
abrigaba "el propósito de iniciar por primera vez en
México un ensayo de
democracia
funcional, tendiente a provocar una mejor comprensión…
que debe nombrar a trabajadores y patronos en su lucha por el
mejoramiento económico de las clases que representaban".
En el transcurso de la convención, uno de los puntos que
suscitó mayores debates fue el de "arbitraje
forzoso", puesto que se estipuló que las juntas de
arbitraje deberían contar, como elemento imparcial, con la
representación del gobierno. Esto fue un motivo de
desconfianza para el pintor David Alfaro Siqueiros, que se
demostró contra, y en desconfianza para Vicente Lombardo
Toledano, quien estaba a favor. Cuando la convención
terminó sus labores, se nombró una comisión
mixta de obreros y patronos que tendrían por objeto
formular el proyecto definitivo del Código de Trabajo que
se enviaría a las cámaras para su
aprobación. Dicha comisión estuvo instalada en las
propias oficinas del Palacio Nacional y fue presidida por Portes
Gil. El proyecto de Ley se terminaba en mayo del año de
1929.
La Ley Federal del
Trabajo tivo vigencia hasta 1931. En ella se definía
con detalle la duración de la jornada de trabajo y se
hacía referencia al trabajo
infantil y al de la mujer,
estipulando que a igual trabajo correspondía igual
salario. Por
esta les se solucionaron una serie de demandas latente desde el
inicio de la Revolución en el Congreso Constituyente de
1917.
El día 3 de marzo de 1929, paralelamente a la
convención del Partido Nacional Revolucionario
estalló un levantamiento armado en los estados de
Veracruz, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Durango,
encabezado por los generales José Gonzalo Escobar,
Jesús M, Francisco R. Manzo, Fausto Topete, Marcelo
Caraveo y otros militares. El jefe del movimiento fue
le general Escobar. En su Plan de
Hermosillo manifestaba que se desconocía a Portes Gil como
presidente de la República y a todas las autoridades que
no hubieran reconocido el movimiento. Asimismo se invitaba al
pueblo mexicano para que secundara tal protesta armada, "como la
única forma de amputar los fatídico males que
agobian a nuestra patria, lo hacemos con el conociendo de que se
ha agotado toda esperanza de mejoría mientras Plutarco
Elías Calles siga dirigiendo sin ningún derecho la
nación" Los sublevados reconocían como su candidato
presidencial al licenciado Gilberto Valenzuela. Caso todos los
militares que participaron en dicho movimiento obraron con dolo,
pues, al mismo tiempo que se levantaban en armas, enviaban
mensajes a la presidencia en los que hacían patente su
lealtad y acusaban, a su vez, a personas que no tenían
participación alguna en el movimiento armado; tal fue el
caso de Jesús M- Aguirre, que acusó de actos
sediciosos a Adalberto Tejeda, gobernador de Veracruz.
Inmediatamente después de tenerse noticia del
levantamiento, el presidente pidió a Calles que se
presentara en las oficinas del Castillo de Chapultepec y se
encargaría internamente de las secretarias de Guerra y
Marina para combatir a los rebeldes. En titular de la
secretaría era el general Joaquín Amaro, quien por
motivos de enfermedad se encontraba ausente. En La Prensa del 4
de marzo de 1929, Portes Gil informó a la nación
sobre los acontecimientos. Al explicar el motivo de la
sublevación advirtió que "la falta de causas para
este movimiento es absoluta, así como inconsistente el
pretexto de imposición que se invoca". Ese mismo
día, los gobernadores y jefes del ejercito enviaron
mensajes para manifestar su adhesión al presidente de la
República. La revuelta duró cerca de tres meses. Se
levantaron en armas un número aproximado de treinta mil
hombres. El saldo fue más o menos de dos mil muertos, y
los gastos en
armamentos, destrucción de vías férreas,
saqueos, etc., ascendieran a sumas consideraciones. Una vez
sofocado el levantamiento, la, mayoría de los generales
sublevados emigraron a los Estados Unidos,
aunque el gobierno fusiló a algunos de ellos. La figura
del general Calles creció ante la opinión
pública después de su participación como
jefe del ejército leal al gobierno, pues la rápida
solución del conflicto
sería en parte atribuida a su actividad.
Cuando en agosto de 1928 Portes Gil se hizo cargo de la
secretaría de Gobernación, en la primera entrevista
que tuvo con el presidente Calles le habló de que el
problema más urgente por solucionar era el religioso, pues
de imperiosa necesidad era resolver el conflicto con el clero
católico, ya que, como expresó en sus Quince
años de política mexicana, "una lucha de
carácter religioso… resultaba una lucha inconveniente
para el país". Como secretario de Gobernación,
Portes Gil comenzó a dar instrucciones a los gobernadores
de los estados para que determinara con la arbitrariedades que se
cometían en algunas entiendas con el pretexto de hacer
cumplir las leyes. Ya en la
presidencia de la República intervendría en el fin
del proceso del
asesino del general Obregón, José de León
Toral, y en el de la madre Conchita. El primero fue sentenciado a
la pena de
muerte, y la segunda a veinte años de prisión.
Los abogados defensores recurrieron a un último intento
por salvar a León Toral y pidieron el indulto
presidencial, el cual les fue negado. Producto de
ello fue que le tren en que viajaban el presidente y su familia fueran
dinamitado. La comitiva presidencial resultó ilesa, pero
murió in individuo de la tripulación del tren. Los
responsables fueron detenidos. José de León Toral
fue ejecutado el 9 de febrero y el cadáver entregado a sus
familias. Su entierro abrió la posibilidad de hacer a su
costa una verdadera manifestación; la policía y los
bomberos tuvieron que intervenir porque se presentaron choques
entre los dolientes y los policías, con un saldo de varias
personas heridas y algunas aprehensiones. Este fue el
único incidente provisional de Portes Gil, motivado por
sus asuntos de carácter aparentemente religioso. Ya antes
de 1929 se realizaron gestiones para dar fin a la difícil
situación creada por el conflicto religioso y por el
cierre de los templos. Algunos representantes del clero
católico de los Estados Unidos se habían
entrevistado con Calle y con Obregón; pero le tocó
Portes Gil, como presidente de la República, poner fin a
aquella situación. El 2 de mayo de 1929, el arzobispo
Leopoldo Ruiz y Flores hizo a la prensa norteamericana
declaraciones sobre la necesidad de revisar las leyes mexicanas
para terminar con el conflicto religioso y del deber que
tenían los católicos de obedecer a las autoridades
civiles. Estas declaraciones hicieron que se realizaran arreglos
para el regreso al país del obispo Pascual Díaz y
del arzobispo Leopoldo Ruiz y flores, parece que autorizados por
el Vaticano, para tratar oficialmente del asunto religioso con e
presidente de México. En aquellos mismos días
comenzó el regreso de varios prelados mexicanos. Las
pláticas entre las dos partes se iniciaron muy
amistosamente en el Castillos de Chapultepec. Los jerarcas
eclesiásticos fueron entrevistados al salir de la primera
sesión y, al decir de los periodistas, se negaron a hacer
declaraciones. El 22 de junio, en declaraciones a la prensa
nacional y extranjera, Portes Gil anunció que el conflicto
entre el clero y el gobierno terminaba con decir para ambos. La
reanudación de cultos fue anunciada para días
después. La entrega de los templos se efectuó
después por riguroso inventario y en
ella intervino directamente la procuraduría general de la
nación, que enervó a los representantes del clero
católico las iglesias que podían abrirse al culto,
ya que muchas de ellas se habían dedicado, por decreto
presidencial, a otros usos d carácter social, como
bibliotecas,
escuelas, etc. La primera misa se celebró en la
basílica de Guadalupe el días 27 de junio de 1929.
Después de terminados arreglos se amnistió a todos
los que se encontraban todavía en rebeldía,
principalmente en los estados de Jalisco, Michoacán,
Colima, Durango, Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro.
Sin embargo, tales arreglos no dejaron satisfecho a
nadie.
La autonomía universitaria de la Universidad de
México, asunto revuelto y debatido desde que se reabriera
en 1920, se alcanzó finalmente en 1929. A principios de ese
año hubo un pequeño incidente de la Escuela Nacional
de Jurisprudencia
y Ciencias
Sociales: la oposición contra el nuevo reglamento de
exámenes ordenado por la Rectoría, pues
habría tres exámenes escritos al año en
lugar de uno oral. El problema cobró la facultades fueron
a la huelga. Pronto
comenzaron a suscitarse conflictos
entre maestros y alumnos. En consecuencia, el rector, licenciado
Antonio Castro Leal, dictó enérgicas medidas
disciplinarias. El resultado fue que se unieran a la huelga todas
la escuelas superiores de la ciudad de México, así
como algunas de enseñanza media. En vista de que los actos
de violencia
entre estudiantes y autoridades fueron cada vez más
frecuentes, el rector de la universidad se dirigió al
titular de la secretaría de Educación
Pública, Ezequiel Padilla, a fin de solicitar
garantías para imponer el orden. El 25 de mayo, en
declaraciones a la prensa, Portes Gil indicó que los
edificios universitarios serían entregados a los
estudiantes y les cursó una invitación para que
llevaran ante él un pliego petitorio. El pliego
constó de diez punto. Los cinco primeros estaban dedicados
a pedir las renuncias y sustituciones de autoridades de la
secretaría de Educación Pública, de la
universidad, gubernamentales y de la policía; los cinco
restantes solicitaban la reestructuración del Consejo
Universitario y de la forma de gobierno de facultades y escuelas.
En vista de que algunas escuelas decidieron reanudar las clases
cuando las fuerzas públicas abandonaron los edificios
universitarios, el Comité de Huelga, encabezando por
Alejandro Gómez Arias, quiso que se prosiguiera la huela
hasta conseguir la autonomía. Por este motivo los
estudiantes se posesionaron del edificio de la rectoría
para afirmar su renuncia. Al no encontrarlo, retuvieron con ellos
al secretario de la Universidad. En la sesión del 4 de
junio se otorgó al Ejecutivo para dictar una ley que
creara la autonomía universitaria. Ezequiel Padilla
habló sobre la necesidad de concederla. El proyecto de Ley
Orgánica de la Universidad, enviado al Congreso para su
aprobación, estipulaba la forma de gobierno de la
Universidad, el subsidio que se le otorgaría y el
número de instituciones que la formaban. La ley fue
expedida l 10 de julio de 1929 y el 31 de ese mes se
instaló el Congreso Universitario, nombrándose como
rector al licenciado Ignacio García Téllez. En
realidad, la autonomía quedaba bastante registrada por la
intervención del presidente de la República. Fue
Abelardo Rodríguez quien decidió darle un
autogobierno más completo y entregarle un patrimonio. La
nueva ley Orgánica de la Universidad Autónoma de
México se aprobó el 1 de octubre de
1933.
A fines de 1928 comienza la agitación por la
designación del candidato presidencial. El primero en
quien se pensó fue en el licenciado Aarón
Sáenz, que había sido un destacado obregonista.
Todo hacía suponer que era el hombre
designado por Plutarco Elías Calles. Para diciembre de
1928, la candidatura de Sáenz, entonces gobernador de
nuevo León, gozaba de fuertes apoyos entre revolucionarios
y gran mayoría de organizaciones
políticas, por ejemplo, Partido Nacional
Agrarista, que lanzaba su candidatura. Sin embargo, el candidato
debía ser postulado dentro del recién establecido
Partido Nacional Revolucionario, del que el propio Sáenz
fue miembro fundador. Mientras tanto, el ingeniero Pascual Ortiz
Rubio, que había sido embajador de México en
Brasil, fue
llamado por Porte Gil para ocupar un puesto en su gabinete. Antes
de entrar al territorio nacional, Ortiz Rubio fue entrevistado
por un grupo de políticos que influyeron en él para
aceptar su candidatura a la presidencia. Así, pues, a su
llegada a México, se entrevistó primero con Portes
Gil y después con Calles, en la ciudad de Cuernavaca.
Posteriormente, Ortiz Rubio anunció al presidente que no
podía aceptar el puesto que se le ofrecía en el
gabinete por haber aceptado su postulado a la candidatura
presidencial. En virtu de que tanto Ortiz Rubio como Aarón
Sáenz era precandidatos del Partido Nacional
Revolucionario, el 29 de febrero de 1929 se reunieron con Manuel
Pérez Treviño, presidente del comité
organizador del Partido y se comprometieron ante la
República a respetara los acuerdos que tomaría la
convención.
El respaldo de Calles a Sáenz era bastante
conocido, pues detrás de varias de las agrupaciones que
los apoyaban se encontraba la figura del Jefe México.
Sería grande la sorpresa de muchos al llegar a la
convención y darse cuenta de que no sólo la actitud
de Calles hacía la candidatura de Sáenz
había cambiado de polo antes de la llegada de Ortiz Rubio
a la convención existía una visible mayoría
saenzista; pero ya los líderes que apoyaban a Ortiz Rubio
dejaban entrever que algunas delegaciones de Saénz lo
abandonarían. Por otro lado, el comité organizador
estaba compuesto por ortizrubistas. Sáenz se retiró
de la convención acusado al comité organizador de
P.N.R. de falta de neutralidad y de haberle hecho una injusta
oposición. En declaraciones a la prensa del 3 de marzo,
Sáenz culpó a Pérez Treviño de haber
ejercido una fuerte oposición . En declaraciones a la
prensa del 3 de marzo, Sáenz culpó a Pérez
Treviño de haber ejercido una fuerte presión
sobre los delegados al advertirles que su candidatura no era
grata a los elementos oficiales. También denunció
que se estaba preparando una imposición peor que la de
Bonillas. Pérez Treviño respondió que no se
había violado la neutralidad, y que si Sáenz se
retiraba era por falta de "espíritu cívico". La
convención continuó lanzando fuerte ataques al
candidato en desgracia, a quien tildó, entre otras cosas,
de traidor. El 4 de marzo, después de ser elegido Pascual
Ortiz Rubio como candidato a la presidencia, finaliza la
convención. La candidatura de un personaje político
poco conocido como Ortiz Rubio parecía ofrecer la
posibilidad de que seguiría un nuevo político en el
país. La oposición estuvo representada, sobre todo,
por José Vasconcelos, quien hizo una brillante labor como
secretario de Educación Pública durante la
presidencia de Obregón. Posteriormente lanzaría su
candidatura para ser gobernador del estado de
Oaxaca; pero al ser derrotado se exilió voluntariamente
del país. La candidatura de Vasconcelos fue apoyada por el
Partido Nacional Antirreleccionista, formado en su mayoría
por veteranos de la revolución de 1910. Sus partidarios se
unieron los descontento de los círculos gobernantes; es
decir, las fuerzas que se oponía la clase gobernante se
agruparon en torno al
candidato de la oposición. Sus partidarios fueron grupos de la
clase media de las ciudades de empresa,
intelectuales y estudiantes de la generación de 1929. Al
atacar al candidato de la oposición los ideológicos
del gobierno usaron la acusación socorrida. El mismo
Vasconcelos, en sus intervenciones durante la gira electoral,
daba mas importancia a la renovación ética del
país, en palabras poco comprensibles para las masas
populares. Al parecer carecía del sentido político
indispensable para atraer a grandes contingentes de partidarios.
Sus discursos se
caracterizaban por un claro desconocimiento de la realidad
nacional y nada decían que interesara a los campesinos o a
los obreros. Por otro lado, entre sus colaboradores se contaba
buen número de elementos reaccionarios. Vasconcelos
inició su campaña electoral desde los Estados
Unidos. Una vez en territorio nacional, lo haría en la
ciudad de Nogales, en donde dirigió al pueblo mexicano su
primer discurso como candidato a la presidencia. En algunos
lugares tuvo numeroso público y los sectores antes
mencionados se movieron a su favor. La gira por toda la
República del candidato del Partido Nacional
Antirreleccionista tuvo ciertas contrariedades. En algunos
lugares, como en Guadalajara, se registraron desagradables
incidentes cuando sus partidarios fueron apedreados y
encarcelados. EL problema más serio tuvo lugar en el
jardín de San Fernando de la Ciudad de México,
durante un mitin celebrado por los vasconcelistas. El mitin fue
interrumpido por simpatizantes de Ortiz Rubio. Más tarde
se produjo un choque entre los partidarios de los dos candidatos,
del que resultó muerto el estudiante Germán del
Ocampo y otra persona
más, así como algunos heridos. En todos estos
incidentes Portes Gil hizo declaraciones a la prensa, en las que
condenaba los hechos, y en le caso de México, se hicieron
consignaciones. A principio de noviembre, Vasconcelos se
trasladó a Mazatlán para esperar el resultado de
las elecciones. Como se temía un atentado, se
solicitó una escolta, que fue decretada por el presidente.
El 2 de diciembre efectuadas las elecciones, el candidato
cruzó la frontera para dirigirse a los Estados Unidos. El
10 de diciembre aparece el plan de guerra vasconcelistas,
redactando en la ciudad, redactando e la ciudad de Guaymas, en el
que invitaba al pueblo a levantarse en armas. Pero cosa curiosa
en un revolucionario que invita al pueblo a levantarse en armas;
el plan de guerra de Vasconcelos terminaba diciendo que el
"presidente electo" se dirigía a los Estados Unidos para
regresar en el momento en que hubiera un grupo de gente armada
dispuesta a apoyarlo. El partido comunista también tuvo su
propio candidato, el general Pedro Rodríguez Triana, quien
pasó realmente inadvertido. El candidato que propusieron
los escobaristas fue el Lic. Gilberto Valenzuela, antiguo
ministro plenipotenciario en la Gran Bretaña. A su llegada
a México, en diciembre de 1228, Portes Gil le
ofreció un puesto en la Suprema Corte de Justicia,
cargo que rechazaría para aceptar su candidatura a la
presidencia. Los discursos de su campaña se caracterizaron
por la dureza de sus ataques a Calles. No participó en la
elecciones debido a su unión con los
sublevados.
Las elecciones presidenciales se efectuaron el 17 de
noviembre de 1929, registrándose en ellas algunos
trágico acontecimientos. En la ciudad de México
hubo muertos y heridos. La documentación fue entregada por los jefes
de casilla electorales al Congreso de la Unión, y el
día 28 de diciembre se declaró presidente electo al
Ingeniero Pascual Ortiz Rubio, quien tomó posesión
de la presidencia el 5 de febrero de 1930 en el Estadio Nacional.
En esta ocasión leyó un discurso en el que
expresaba cuál sería su programa de gobierno. Antes
de la toma de posesión circularon rumores de que le
presidente sufriría un atentado, por lo cual el camino que
discurría del Palacio Nacional al Estadio estuvo
totalmente vigilado por policías y militares; sin embargo,
durante la ceremonia no sucedió absolutamente nada. Ortiz
Rubio regresó al palacio, donde tomó la protesta a
los miembros del nuevo gabinete; en él figuraba Portes Gil
como secretario de Gobernación. Cuando el presidente
salía del palacio acompañado por su familia fue
herido por un individuo llamado Daniel Flores, partidario de
Vasconcelos a la Cruz Roja. El atentado hizo que en el futuro se
tomara toda clase de precauciones. El ingeniero Ortiz Rubio, como
ya se dijo antes, estuvo alejado del país durante
años y no tenía no el
conocimiento ni la
personalidad suficiente para imponer su propias
opinión. Durante su presidencia, la figura de Calles en la
vida política fue definitiva; la claudicación del
presidente ante el Jefe Máximo fue casi total. EL gabinete
– palabra que el mismo Ortiz Rubio importó del
Brasil – fue de imposición callista, y Calles mismo
asistía a sus sesiones sin tener representación
oficial alguna. Fue él quien impuso su punto de vista
sobre la reforma
agraria, en el senos de que ésta era un fracaso tal
como se había entendido hasta entonces, ya la que
había que poner fin. Su argumento fue la necesidad de dar
garantías al capital para
terminar con la desconfianza existente. Ortiz Rubio tuvo que
ceder y llegó incluso a decretar la detención de la
reforma agraria en algunos estados. Uno de los hechos más
interesantes ocurridos durante la gestión de Ortiz Rubio
se dio en el ramo de relaciones exteriores. El 27 de septiembre
de 1930 se publicó un documento en el que definía
la oposición de México en materia de
reconocimiento de gobiernos de otros países. Este
documento es conocido como "Doctrina Estrada", porque su creador
fue el secretario de Relaciones Exteriores, Genaro Estrada. La
base de esta doctrina reside en que México no reconoce ni
desconoce gobierno, sino que "se limita a mantener o reiterar,
cuando lo crea procedente, a sus agente diplomáticos…".
El nacimiento de esta doctrina fue consecuencia de algunos
cambios de regímenes ocurridos en ciertos países de
América
del sur. Durante varios meses la autoridad del
presidente fue casi nula y el malestar se percibía en
todos los circuitos. La huelgas se sucedían unas a otras y
en algunos estados hubo problemas con
los campesinos. Incluso tuvo lugar un intento para resucitar el
conflicto religioso. El gobierno dictaba las medidas más
contradictorias de Estado. Las crisis políticas
llegó también a alcanzar al Partido Nacional
Revolucionario, pues durante el tiempo en que se mantuvo Pascual
Ortiz Rubio en el poder hubo varios cambios de presidentes del
partido. Fue en esa época, el 31 de enero de 1931 cuando
Luis Cabrera dictó una conferencia en la
Biblioteca
Nacional sobre El balance de la Revolución, La
consecuencia de tales palabras fue el obligado destierro del
conferenciante. La permanente crisis política que
caracterizaría al gobierno de Ortiz Rubio y las presiones
desde distintas partes obligarías, el 2 de septiembre de
1932, a presentar su renuncia ante el Congreso de la
Unión. Renuncia que fue un tanto ambigua, ya que no
expresaba los verdaderos motivos que le llevaban a tomar tal
decisión. Sólo manifestó sus deseos de que
no hubieran desunión entpÅ los revolucionarios y
adujo problemas de salud. En realidad, la
salida de Ortiz Rubio de la presidencia demostró las
contradicciones internas de la familia revolucionaria y puso de
manifiesto la anormal situación creada por la
intervención de Calles en todos los asuntos del Ejecutivo.
No obstante, el presidente del Partido Nacional Revolucionario
trató de presentar el problema como si únicamente
fuera debido a la capacidad o incapacidad de una sola
persona.
Presidencia de
Abelardo Rodríguez
Inmediatamente después de la renuncia de Ortiz
Rubio se convocó a reunión en la Cámara de
Diputados a fin de designar al nuevo mandatario. Pérez
Treviño acudió y a título de presidente del
P.N.R. emitiría unas palabras sobre la necesidad de
demostrar que México estaba preparando para democracia. A
continuación dio los nombre de cuatro candidatos para la
presidencia: Alberto Pani, Joaquín Amaro, Abelardo
Rodríguez y Juan José Ríos.
En la tarde de aquel mismo días, 3 de septiembre,
se reunieron los diputados y los senadores miembros del bloque,
procediéndose a la elección. Resultó electo,
por mayoría de votos, el general Abelardo
Rodríguez, presidente interino asta completar el
período que correspondía a Ortiz rubio. Ese mismo
días, en el recinto de la Cámara de diputados,
tomó posesión de la presidencia. Con Abelardo
Rodríguez como presidente, la situación
política del país no experimentaría
ningún cambio
fundamental. El general Calles continuó siendo el hombre fuerte.
En el aspecto social y como consecuencia de las medidas dictadas
por el régimen anterior, se agudizaron tanto los problemas
en las centrales obreras u campesinas que en 1933 estallaron
serios enfrentamientos de grupos de campesinos e los estados de
Veracruz y Jalisco. Del mismo modo, en los centros fabriles las
huelgas se hacían cada vez más frecuentes. El
gobierno se vio obligado a dar algunos pasos conciliatorios,
como, por ejemplo, establecer el salario mínimo
industrial. No obstante, esto sólo aminoró los
graves problemas económicos y sociales que afectaban al
país. En cuanto a la educación cabe
decir que en esos años hubo serios debates en torno a las
reformas del artículo 3º de la Constitución. Narciso Bassols, ministro de
Educación durante aquel tiempo, trató de implantar
la "educación
sexual", que no era más que una "higiene", en un
sentido más amplio. Sin embargo, el nombre que se le dio
ocasionaría a Bassols una gran impopularidad. Se
organizaron manifestaciones de padres de familia en las que se
acusó al secretario de Educación de "enemigo de los
niño" y se pedía se renuncia, la cual
presentó en 1934. Posteriormente, en los debates del
primer Pan Sexenal, se discutiría sobre la
orientación de la educación.
Candidatura de
Lazaro Cardenas
En un ambiente
político de constante problemas surge la candidatura de
Lázaro
Cárdenas, secretario de Guerra con Abelardo
Rodríguez, y cuya candidatura fue proclamada en la ciudad
de Guadalajara por un grupo de políticos. No obstante,
parece que en aquélla no era del todo del agrado de
Calles. En el mes de mayo de 1933 se rumoreaba que los candidatos
del Partido Nacional Revolucionario, o sea los de Calles, eran
Manuel Pérez Treviño, Carlos Riva Palacio y
Lázaro Cárdenas. Sin embargo, cuando el hijo de
Calles, Rodolfo, habló de la cámara de diputados de
la candidatura de Cárdenas, la mayoría de los
políticos supuso que era el hombre designado por el jefe
máximo. Calles, al darse cuenta de la aceptación
prodigada al General Cárdenas, dio en ese momento el
silencio como respuesta. Posteriormente se eliminaron los otros
candidatos y Calles se decidió por la candidatura de
Lázaro Cárdenas. Con esta elección se
agudizaron las contradicciones en el seno de los círculos
gubernamentales y se evidenció la correlación de
fuerzas existentes dentro del Partido, pues, aunque muchos
seguían siendo partidarios de Calles, había ya
elementos de oposición. Al decir de Shulgovski en su libro
México en la encrucijada de su historia. "la candidatura de
Cárdenas era prueba de una profunda crisis del
régimen callista. Se trataba de un acuerdo obligado". A
medida que se acercaba la convención del P.N.R., esta
candidatura tenía mayores posibilidades, pues estaba
apoyada por fuerzas que deseaban triunfar.
La segunda convención del Partido Nacional
Revolucionario efectuada en la Ciudad de Querétaro
tenía como finalidad postular al candidato para el
período presidencial de 1934 – 1948 y formular un
plan que sirviera como programa de gobierno al nuevo presidente,
que, según las reformas hechas a la Constitución,
duraría seis años en e ejercicio del poder.
Lázaro Cárdenas fue electo como candidato. En el
proyecto del primer Plan Sexenal hubo serias discusiones, sobre
todo en los aspectos educativo y agrario. El Plan Sexenal fue
sugerido por Calles; ser primer gran párrafo
está dedicado a exaltar la actitud política del
Jefe Máximo. Sin embargo, ya en las discusiones del
proyecto era evidente la presencia de algunos radicales que se
salían del círculo callista. El Plan Sexenal era,
más que un programa político, un plan de reformas
económico – sociales; pero, en él estipulaba
además la intervención del Estado en los renglones
más importantes, como el agrario, el industrial, el
sindical y el educativo. En el campo económico se
orientaba principalmente hacia el nacionalismo.
En las discusiones sobre política agraria la voz central
fue la sostenida por Graciano Sánchez, quien hizo una dura
crítica a la forma en que se había efectuado la
reforma agraria. Sánchez señalaba las lamentables
condiciones en que todavía se encontraba muchísimos
campesinos, la forma en que gran número de revolucionarios
se habían apropiado de haciendas. Las respuestas a estos
ataques fue dada por Luis. L. León, que había sido
secretario de Agricultura y
el cual dijo desconocer los hechos observados. Al finalizar las
discusiones se concluyó diciendo que la reforma agraria
únicamente llegaría a su fin cuando se hubiera
satisfecho completamente las demandas campesinas. Pero si en la
discusión sobre materia agraria hubo políticos
radicales, en la industrial alcanzaron conclusiones reformistas
pues sólo se habló de impulsar una industria
nacional junto a la extranjera ya existente. Al referirse al
sindicalismo
se habló de la
organización de centrales obreras, cuya
actuación estaría limitada por el Estado; lo
cual no lo hacía representante real de los intereses de
los trabajadores. Se proponía también la
contratación colectiva tuvieron las reformas al
artículo 3º constitucional. El concepto de
educación laica fue rechazado y en su lugar se
habló de la necesidad de crear una ideología que unificara a los mexicanos
bajo intereses comunes y no individuales. Las reformas al
artículo 3º fueron aprobadas por el Congreso. Con
esto nacería la educación socialista, que,
además de excluir toda doctrina religiosa,
organizaría la enseñanza de tal forma que la
juventud
tuviera un concepto exacto "del universo y de la
vida social". Aun cuando el Plan Sexenal no tuviera uniformidad
en su conjunto y resultaba utópico en virtud de la
situación económica de México, habría
de servir como plataforma para las reformas sociales del
régimen de Cárdenas.
Autor:
Iván Escalona M.
Estudios de Preparatoria: Centro Escolar Atoyac
(Incorporado a la U.N.A.M.)
Estudios Universitarios: Unidad Profesional
Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias
sociales y Administrativas (UPIICSA) del Instituto
Politécnico Nacional (I.P.N.)
Ciudad de Origen: México, Distrito
Federal
Fecha de elaboración e investigación: Noviembre de 1998
Profesor que revisó trabajo:
Adrián Gutiérrez (Profesor de Historia del Atoyac y
alias: Chico Homo)