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Fisiopatologia de la oncogenesis




Enviado por raulporras16



Partes: 1, 2

    Indice
    1.
    Introducción

    2. Descubrimiento de los
    oncogenes

    3. Genes implicados en el
    cáncer

    4. Participación de los factores
    del crecimiento y productos oncogénicos en la
    proliferación celular

    5. Activacion de los
    oncogenes

    6. La
    Telomerasa

    7. El ciclo celular en la
    carcinogenesis

    1.
    Introducción

    Aunque el cáncer
    ha sido una enfermedad inescrutable durante mucho tiempo, la
    semilla del conocimiento
    se plantó en 1911 cuando PEYTON RUS descubrió que
    un filtrado libre de células
    procedente de ciertos sarcomas de pollo podía causar
    nuevos tumores cuando se inoculaba a animales sanos,
    sugiriendo así la posible etiología vírica
    de determinadas neoplasias. Su idea se acogió con general
    escepticismo, pero su trabajo fue reconocido con el premio Nobel
    56 años después.
    Las técnicas
    de biología
    molecular permiten examinar directamente el papel de las
    alteraciones del DNA y explorar la naturaleza del
    daño causado. Todo un conjunto de avances ha permitido
    llegar a afirmar que el cáncer es fundamentalmente una
    enfermedad genética
    (que procede de distintas alteraciones: mutaciones recesivas,
    dominantes, reacoplamientos de DNA, mutaciones puntuales, etc.,
    que pueden alterar la expresión o la función
    bioquímica
    de los genes afectados).
    Hay que destacar, sin embargo, que el cáncer no es una
    enfermedad hereditaria en la gran mayoría de los casos.
    Las alteraciones genéticas asociadas a tumores son casi
    siempre de tipo somático, es decir, se adquieren durante
    la vida del individuo y no por herencia, esto es
    que el cáncer es una enfermed genética pero
    generalmente no hereditaria es decir que el tumor se debe a la
    expansión clonal de una sola célula
    progenitora que ha sufrido una lesión genética
    (así pues los tumores son monoclonales). Esta clonalidad
    es valorada muy fácilmente en mujeres heterocigotos para
    los marcadores polimorfos ligados al cromosoma X, como la enzima
    Glucosa 6 fosfato deshidrogenasa (G6PD) o por polimorfismos con
    el cromosoma X.

    2. Descubrimiento de los
    oncogenes

    La historia del descubrimiento
    de los oncogenes está ligada con la de la
    identificación del agente viral que causa el llamado
    sarcoma de Rous en las aves. Hace
    cerca de 80 años el patólogo Francis Peyton Rous
    decidió inyectar a docenas de gallinas con el filtrado que
    obtuvo al tamizar, a través de una malla muy fina, una
    suspensión de células de un tumor obtenido por
    autopsia de una gallina de la misma raza. Con este procedimiento
    logró reproducir el tumor y sospechó que el agente
    causal debería ser de menor tamaño que las
    células y que las bacterias, por
    lo que podría corresponder a un virus, aunque no
    lo designó así sino como un agente tumoral. Cabe
    mencionar que el doctor Rous recibió el premio Nobel de
    Medicina por sus
    descubrimientos en 1966.
    Más recientemente el doctor J. Michael Bishop, galardonado
    en 1989 también con el Premio Nobel de Medicina,
    informó que el gen v-src, el cual permite al virus
    causante del sarcoma de Rous inducir el tumor, también
    está contenido en las células normales no tan
    sólo de la gallina sino de algunos vertebrados, incluyendo
    al ser humano. Logró este descubrimiento gracias al
    empleo de las
    nuevas
    tecnologías de la llamada ingeniería
    genética, que permitieron, en primer lugar, copiar al
    gen v-src mediante una enzima que puede generar una
    versión de ADN a partir de
    la hebra de ARN del genoma viral (transcriptasa reversa). El
    siguiente paso consistió en multiplicar el número
    de copias del gen v-src, marcándolas con un isótopo
    radioactivo para poder seguir
    su destino. Finalmente las puso en contacto con el ADN
    desnaturalizado (separado en sus dos hebras) extraído de
    los distintos tipos celulares. Esto trajo como resultado la
    formación de algunas cadenas híbridas (que
    contenían una hebra de ADN marcado, la copiada del genoma
    viral, y otra sin marcar, proveniente de la célula
    donadora), que revelaron zonas de homología y descubrieron
    la misma secuencia en las células normales.
    El estudio de la secuencia de nucleótidos del gen src
    permitió, además, descubrir que, por su organización (presencia de secuencias
    conocidas como exones e intrones típicas de los genes
    animales pero no virales), ese gen no pertenecía al virus,
    sino que debió ser arrastrado por éste
    después de unirse y desprenderse del material
    genético de alguna célula hospedera (Figura 7).
    Más aún, sus homólogos en las células
    normales resultaron ser genes activos y fue
    también el grupo del
    doctor Bishop quien descubrió la proteína
    codificada por el gen src (llamado c-src porque corresponde a la
    versión celular de ese gen), a la que denominaron
    pp60c-src, y que, sorprendentemente, resultó ser una
    proteína fuertemente unida a la superficie interior de la
    membrana celular y capaz de fosforilar a las tirosinas.

    Incorporación del oncogén src al genoma
    viral.
    Hoy se sabe que en las células cancerosas que contienen
    activo el oncogén c-src: está presente una
    proteína pp60c-src a la que, curiosamente, le falta, en un
    sitio peculiar, una tirosina, que en su versión normal es
    fosforilada, como mecanismo para bloquear la propia actividad
    fosforilante de la proteína pp60c-src. Tal parece ser la
    explicación por la cual esa proteína está
    permanentemente funcionando e introduciendo grupos fosfato en
    otras proteínas,
    en el caso de las células tumorales.

    3. Genes implicados en
    el cáncer

    Hoy se conocen tres grupos de genes de gran relevancia
    en el proceso
    canceroso.
    Los oncogenes, cuya expresión o activación anormal
    o excesiva en la célula puede conducir a la
    transformación cancerosa; se originan por diversos
    mecanismos a partir de genes celulares normales conocidos como
    protooncogenes.
    El segundo tipo corresponde a los denominados genes supresores
    del cáncer u oncosupresores o antioncogenes u oncogenes
    recesivos, cuya expresión normal inhibe el desarrollo del
    fenotipo canceroso. La inactivación o deleción de
    ambos alelos puede conducir a la célula a la
    transformación neoplásica, es decir, el tumor
    sólo se manifiesta cuando ambos alelos están
    alterados. Un ejemplo es el descrito con el retinoblastoma. Este
    tumor ha sido clásicamente considerado como el prototipo
    de cáncer humano que se transmite por herencia autosómica dominante, por fallo de
    oncogenes supresores o antioncogenes.
    El tercer tipo de genes, denominados moduladores, determinan
    propiedades como la invasividad, la metastatización o la
    capacidad de generar una respuesta inmune. El fenotipo
    metastásico es independiente del tumorigénico. En
    este grupo se incluyen los metastogenes, que potencian o aumentan
    el fenotipo metastásico, los genes supresores de
    metástasis, que pueden inhibir la metastatización,
    y los que modifican la inmunogenicidad de las células
    tumorales.

     

    En general los protooncogenes pueden pasar a
    oncogénicos mediante la transducción retroviral
    (v-oncs) o por influencias que alteren su comportamientos in sito
    transformándolos en oncogenes celulares (c-oncs) dando dos
    interrogantes, la primera acerca de las funciones de los
    productos de
    los oncogenes y la segunda como es que protooncogenes
    "civilizados" se convierten en "enemigos internos"

    Productos proteicos de los oncogenes
    Estas proteínas se llaman oncoproteínas se
    diferencia de los productos normales de los oncogenes:

    • Las oncoproteínas carecen de algunos elementos
      reguladores importantes.
    • Su producción por las células
      transformadas no depende de sus factores de crecimiento u otras
      señales externas.

    En condiciones fisiológicas la
    proliferación celular pasa por los siguientes
    pasos:

    • Unión de un factor de crecimiento a su
      receptor específico existente en la membrana
      celular.
    • Activación transitoria y limitada del receptor
      del factor de y crecimiento que, a su vez. activa a varias
      proteínas transductoras de señales existentes en
      la capa interna de la membrana plasmática.
    • Transmisión por el citosol de la señal
      transducida hasta que llega al núcleo transportada por
      segundos mensajeros,
    • Inducción y activación de los factores
      reguladores de núcleos que inician la
      transcripción de! DNA,
    • Paso de la célula al ciclo celular, por el que
      progresa hasta que se produce su división.

    De acuerdo a esto es posible clasificarlos según
    el papel que desempeñan

    Ejemplos de oncogenes vinculados con el control
    de la división celular

    Oncogen

    Actividad bioquímica

    Probable función

    erb-B

    Tirosina cinasa

    Receptor en la superficie celular

    fms

    Tirosina cinasa

    Receptor en la superficie celular

    neu

    Tirosina cinasa

    Receptor en la superficie celular (aún no
    identificado)

    ros

    Tirosina cinasa

    Receptor en la superficie celular (aún no
    identificado)

    sis

    Factor de crecimiento FCP

    Señal

    (subunidad B)

    src

    Tirosina cinasa

    ¿Transducción de
    señales?

    abl

    Tirosina cinasa

    ¿Transducción de
    señales?

    ras

    ¿Proteína G?

    ¿Transducción de
    señales?

    fos

    ¿?

    ¿Efector de la división
    celular?

    myc

    ¿?

    ¿Efector de la división
    celular?

    myb

    ¿?

    ¿Efector de la división
    celular?

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    GENES SUPRESORES DE TUMORES Y TUMORES
    ASOCIADOS

    Gen supresor

    Síndrome

    Tumores asociados

    Rb1

    Retinoblastoma

    Retinoblastoma, osteosarcoma

    p53

    Li-Fraumeni

    Sarcoma, cáncer de mama, gliomas

    APC

    Poliposis adenomatosa familiar

    Adenoma y adenocarcinoma de colon

    WT-1

    Tumor de Wilms

    Nefroblastoma

    NF-1

    Neurofibromatosis 1

    Neurofibromas, sarcomas, gliomas

    NF-2

    Neurofibromatosis 2

    Schwannomas, meningiomas

    VHL

    von Hippel-Lindau

    Cáncer renal, feocromocitoma,
    hemangioblastoma

    BRCA-1

    Cáncer mamario

    Cáncer de mama

    BRCA-2

    familiar

    TSC-2

    Esclerosis tuberosa

    Angiomiolipoma, gliomas, rabdomioma

    p16

    Melanoma familiar
    Cáncer pancreático

    Melanoma, cáncer de
    páncreas

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    4. Participación de los factores del
    crecimiento y productos oncogénicos en la
    proliferación celular

    En esta figura se puede observar cómo el factor
    de crecimiento transformante de tipo beta (FCT- ß) al
    unirse a su receptor, activa la expresión del
    oncogén c-sis, el cual determina la síntesis
    del factor de crecimiento plaquetario (FCP). Este factor, a su
    vez, se une a su receptor e induce la activación de la
    fosfolipasa C, probablemente a través de una
    proteína G (¿p-21 codificada por el oncogén
    ras?). La fosfolipasa rompe al fosfatidil inositol difosfato
    (FID) liberando al inositol trifosfato (IF3) y al diacilglicerol
    (DAG), lo cual conduce a la activación de la
    proteína cinasa C, a la formación de ácido
    araquidónico y prostaglandinas. La prostaglandina E se une
    a un receptor e induce la síntesis del adenosín
    monofosfato cíclico y la activación del
    oncogén rnyc, todo lo cual provoca la síntesis de
    proteínas, del ADN y la división celular, junto con
    la reorganización de las proteínas del
    citoesqueleto (actina y vinculina), bajo la influencia del
    incremento del calcio citoplásmico y de la
    elevación del pH
    intracelular. Por su parte, el oncogén erb-B determina la
    síntesis del dominio interno
    del receptor del factor de crecimiento epidérmico, el cual
    es regulado por la acción fosforilante de la
    proteína C inducida Por FCP.

    Factores de crecimiento
    Existen varios factores de crecimiento polipeptídicos que
    estimulan la proliferación de las células normales
    y se sospecha que muchos de ellos intervienen en el origen del
    tumor. Las mutaciones de los genes que codifican los factores de
    crecimiento pueden convertirlos en oncogénicos. Así
    sucede con el protooncogen c-sis, que codifica la cadena β
    del factor de crecimiento derivado de las plaquetas
    (FDGV.platelel-derived growth factor). Este oncogen se
    descubrió primero como oncogen viral contenido en v-sis.
    Posteriormente se comprobó que varios tumores humanos,
    sobre todo astrocitomas y osteosarcomas, producen PDGF.
    Además, parece que el mismo tumor expresa también
    receptores para el propio PDGF, sometiéndose a una
    estimulación autocrina. Aunque se considera que el bucle
    autocrino es un elemento importante en la patogenia de varias
    neoplasias, en la mayoría de los casos el gen del factor
    de crecimiento no esta alterado ni mutado. Por el contrario, lo
    mas frecuente es que los productos de otros oncogenes, por
    ejemplo ras (situado a lo largo de la vía de
    transducción de señales), induzcan una
    expresión excesiva de los genes de los factores de
    crecimiento, forzando a las células a secretar grandes
    cantidades de factores de crecimiento, tales como el factor
    transformador de crecimiento α (TGF-α),
    que estα relacionado con el factor de crecimiento
    epidιrmico (EGF, epidermal growth factor) y que
    induce la proliferación uniéndose al receptor de
    aquél. En los carcinomas que expresan niveles elevados de
    receptores del EGF suele detectarse TGF-α.
    Ademαs de c-sis en varios tumores gastrointestinales y
    mamarios hay activaciσn de un grupo de
    oncogenes relacionados entre sí (hst-1 y hst-2) que
    codifican proteínas homologas a los factores de
    crecimiento de los fibroblastos (FGF); los melanomas humanos
    expresan bFGF, un miembro de la familia de
    los factores de crecimiento de los fibroblastos que sin embargo,
    no es expresado por los melanocitos normales. Los carcinomas de
    células pequeñas del pulmón producen
    péptidos similares a la bombesina que estimulan su
    proliferación.

    Receptores de los factores de crecimiento
    En el siguiente grupo en la cadena de la transducción de
    la señal intervienen los receptores de los factores de
    crecimiento; no resulta, pues varios de los oncogenes
    descubiertos codifiquen algunos de estos receptores. Para
    comprender la forma en que la mutación afecta a la
    función de los mismos, debe recordarse que varios
    receptores de los factores de crecimiento son proteínas
    transmembrana con un ligando de unión situado fuera de la
    célula y un dominio intracitoplasmático formado por
    tirosina cinasa. En las formas normales de estos receptores, la
    actividad cinasa sufre una activación transitoria cuando
    el receptor capta a su factor de crecimiento específico, a
    lo que sigue rápidamente la dimerización del
    receptor y la fosforilación por la tirosina de varios
    sustratos que forman parte de la cascada de la mitosis. Las
    versiones oncogénicas de estos receptores sufren
    dimerización y activación persistentes sin
    necesidad de unirse al factor de crecimiento correspondiente. De
    esta forma, el receptor mutante libera hacia la célula
    continuas señales que estimulan la mitosis.
    En los tumores humanos, la activación de los factores de
    crecimiento se produce a través de varios mecanismos,
    entre los que se encuentran mutaciones, reordenamientos de los
    genes o su expresión excesiva. El protooncogen ret, un
    receptor de tirosina cinasa, puede servir como ejemplo de la
    conversión oncogénica a través de mutaciones
    y reordenamientos de genes. La proteína ret es un receptor
    para el factor neurotrófico derivado de la línea
    celular glial, expresado normalmente por las células
    neuroendocrinas, como las células C parafoliculares del
    tiroides, las de la médula suprarrenal y las precursoras
    de las células paraliroideas, En las MEN tipos 2A y 2B y
    en los carcinomas medulares del tiroides familiares (Capitulo
    26), se encuentran mutaciones puntuales de! protooncogen
    reí que se transmiten de forma autosómica
    dominante. En la MEN 2A, las mutaciones puntuales del dominio
    extracelular provocan la dimerización y activación
    constitutivas, mientras que en la MEN 2B, las mutaciones
    puntuales del dominio catalítico citoplásmico
    provocan la activación del receptor. En lodos estos
    tumores familiares, las personas afectadas heredan la
    mutación reí en la línea germinal. Por e!
    contrario, los carcinomas papilares esporádicos del
    tiroides se asocian a reordenamientos somáticos del gen
    ret. En estos rumores, el dominio de la tirosina cinasa del gen
    ret se yuxtapone a uno de cuatro genes compañeros
    distintos. Los genes fusionados codifican proteínas
    híbridas en las que el dominio de tirosina cinasa
    está activado de forma constitutiva, lo que hace que, para
    la célula, es como si el receptor ret estuviese siendo
    activado continuamente por su ligando correspondiente. Las
    conversiones oncogénicas por mutaciones y reordenamientos
    afectan también a otros genes que codifican receptores de
    factores de crecimiento. En las leucemias mieloides se han
    detectado mutaciones puntuales que activan a c-fms, el gen que
    codifica al receptor del factor estimulador de tas colonias 1
    (CSF-1). En algunas leucemias mielomonociticas crónicas
    que contienen la translocación 1(13;9) la totalidad del
    dominio citoplasmico del receptor de PDGF se fusiona con un
    segmento del factor de transcripción de la familia ETS, con
    la consiguiente dimerización permanente del receptor de
    PDGF.
    Mucho más frecuente que las mutaciones de estos
    protooncogenes es la expresión excesiva de formas normales
    de receptores de factores de crecimiento. Los que se afectan con
    mayor frecuencia son tres miembros de la familia de receptores
    del EGF8. En hasta el 80 % de los carcinomas
    epidermoides del pulmón y, con menos frecuencia, en los
    carcinomas de la vejiga urinaria, el apáralo
    gastrointestinal y los astrocitomas, se produce una
    expresión excesiva de la forma normal de c-erb B1, el gen
    del receptor del EGF. En algunos casos, el aumento de la
    expresión del receptor provoca la amplificación del
    gen. En la mayoría de los casos restantes, se desconoce la
    base molecular que justifica el aumento de la expresión
    del receptor. Por el contrario, el gen c-erb B2 (también
    llamado c-neu), el segundo miembro de la familia de receptores
    del EGF se halla amplificado en un alto porcentaje de
    adenocarcinomas humanos de la mama, el ovario, el pulmón,
    el estómago y las glándulas salivales. En los
    cánceres de mama también se observa
    sobreexpresión de un tercer miembro de la familia de
    receptores del EGF, c-erb B3. Podría sospecharse que los
    tumores que muestran una expresión excesiva de los
    receptores de factores de crecimiento, por ejemplo de c-erb B2,
    deberían ser muy sensibles a los efectos estimulantes del
    crecimiento de una pequeña cantidad de los factores
    implicados, lo que tos haría más agresivos. La
    observación de que la existencia de
    concentraciones elevadas de proteína c-erb B2 en las
    células del cáncer de mama es una señal de
    mal pronóstico respalda esta hipótesis.

    Proteínas de transducción de
    Señales
    Se han encontrado varios ejemplos de oncoproteínas con
    funciones similares a las de las proteínas
    citoplásmicas normales que intervienen en la
    transducción de señales. La mayoría de estas
    proteínas se encuentran estratégicamente situadas
    en la parle interna de la membrana plasmática, donde
    reciben las señales procedentes del exterior de la
    célula (por ejemplo mediante la activación de los
    receptores de factores de crecimiento) y las transmiten al
    núcleo celular. Bioquímicamente, las
    proteínas de transducción de señales son
    heterogéneas. El ejemplo mejor conocido y estudiado de una
    oncoproteína de transducción de señales es
    la familia ras de las proteínas de unión trifosfato
    de guanina .(OTP)
    .El descubrimiento inicial de las proteínas ras se hizo en
    forma de oncogenes virales. Alrededor del 10 al 20 % de todos los
    tumores humanos contienen versiones muladas de proteínas
    ras9. En algunos (por ejemplo carcinomas de colon,
    páncreas y tiroides), la incidencia de la mutación
    ras es incluso superior. La mutación del gen ras es la
    anomalía más frecuente de los oncogenes dominantes,
    identificada en los tumores humanos. Varios estudios indican que
    ras desempeña un papel importante en la mitogénesis
    inducida por los factores de crecimiento. Por ejemplo, el bloqueo
    de la función de ras mediante microinyección de
    anticuerpos específicos interrumpe la respuesta
    proliferativa a EGF, PUCF y CSF-1. Las proteínas ras
    normales están unidas a la parte citoplásmica de !a
    membrana celular, y oscilan atrás y adelante entre una
    forma activada de transmisión de señales y un
    estado
    inactivo y quiecente. En este último estado, las
    proteínas ras captan difosfato de guanosina (GDP); cuando
    la célula es estimulada por los factores de crecimiento o
    por otras interacciones entre ligandos y receptores, ras se
    activa intercambiando GDP por GTP. La activación de ras
    provoca, a su vez, la excitación de la vía MAP
    cinasa mediante el reclutamiento
    de la preoteína raf-1 existente en el citosol. Las MAP
    cinasas activadas tienen como dianas a factores nucleares de
    transcripción, por lo que estimulan la mitogénesis.
    En las células normales, el estado
    activado de transmisión de señales de la
    proteína ras es transitorio porque su actividad
    intrínseca GTPasa hidroliza GTP y la conviene en GDP, lo
    que hace que ras recupere su estado quiescente.
    El hecho de que el ciclo de la proteína ras sea ordenado
    depende de dos reacciones: el intercambio de nucleótidos
    (GDP por GTP) que activa la proteína ras, y la
    hidrólisis de GTP, que convierte a la forma activa de ras
    ligada a GTP en una forma inactiva ligada a GDP10.11.
    Esos dos procesos
    están regulados enzimáticamente. Durante la
    activación de ras, la separación de GDP y sus
    sustitución por GTP está catalizada por una familia
    de proteínas liberadoras del nucleótido guanina,
    que proceden de la parte cilosólica de los receptores de
    factor de crecimiento activados por las proteínas de
    adaptación, De mucha mayor importancia es que las
    proteínas activadoras de la GTPasa (GAP) determinan una
    espectacular aceleración de la actividad GTPasa
    intrínseca de las proteínas ras normales. Estas
    proteínas, de distribución muy amplia, se unen a ras
    activo y aumentan su actividad GTPasa más de 1000 veces,
    provocando una hidrólisis rápida de GTP a GDP, con
    la consiguiente interrupción de la transmisión de
    las señales, De esta forma, las GAP actúan como
    «frenos» que evitan una actividad no controlada de
    ras. Parece que la respuesta a esta acción de frenado de
    las GAP se tambalea cuando las mutaciones afectan al gen ras. Las
    proteínas ras mutantes se unen a las GAP, pero esta
    unión no va acompañada de la actividad de la
    GTPasa. Por tanto, las proteínas mutantes quedan
    "atrapadas" en su forma excitada, unida a GTP lo que a su vez
    causa una activación patológica de la v(a de
    señalización de la actividad mitógena. El
    hecho de que una mutación incapacitante de la
    neurofibromina (NF-1) una proteína activadora de la
    GPTasa, se asocie también a las neoplasias subraya la
    importancia de la activación de la GPTasa en el control
    del crecimiento normal.
    Estudios recientes han revelado que, junto a su función en
    la transducción de señales de activación
    iniciadas por factores de crecimiento, ras interviene
    también en la regulación del ciclo celular. Como se
    describirá más adelante, el paso de las
    células de la fase G0 a la fase S está
    modulado por una serie de proteínas llamadas ciclinas y
    cinasas dependientes de la ciclina (CDK). Según parece,
    ras controla el nivel de CDK a través de mecanismos
    aún desconocidos .
    Para bloquear la actividad de ras alterada, los investigadores
    han aprovechado el hecho de que, para recibir señales de
    activación procedentes de los receptores de factores de
    crecimiento, ras debe permanecer fijado a la parte interna de la
    membrana celular, cerca del dominio citoplásmico de dichos
    receptores. Este anclaje se efectúa mediante la
    unión de un grupo lipídico isoprenilo a la
    molécula de ras a través de la intervención
    de la enzima farnesil transferasa. La porción farnesil es
    la que establece el puente entre ras y la membrana
    lipídica. Los inhibidores de la farnesil transferasa
    pueden incapacitar a ras, impidiendo que se sitúe en su
    ubicación normal.
    Además de ras. existen otras tirosina cinasas no asociadas
    a receptores que intervienen en las vías de
    transducción de señales, Las formas mutantes de las
    tirosinas cinasas no asociadas a receptores y que han adquirido
    potencial de transformación suelen encontrarse como v-oncs
    en retrovirus de animales (ejemplos: v-abl. v-src, v-fyn, v-fes y
    muchos otros).

    Proteínas nucleares de transcripción
    Las señales de las vías de transducción
    ingresan al núcleo y entran en contacto con diferentes
    genes que responden a ellas. La replicación del DNA y la
    división celular es regulado por una familia de genes
    cuyos productos se encuentran en el núcleo, donde
    controlan la transcripción de los genes relacionados con
    el crecimiento. Los factores de transcripción contienen
    secuencias específicas de aminoácidos o motivas que
    les permiten unirse a! DNA o dimerizar sus enlaces. Entre estos
    motivos se encuentran la hélice-asa-hélice,
    cremallera de leucina, los dedos de cinc y los homeodominios de
    cinc. Muchas de estas proteínas se unen al DNA en lugares
    específicos, desde los que pueden activar o inhibir la
    transcripción de genes adyacentes.
    En el núcleo se ha localizado un lote completo de
    oncoproteínas, entre ellas los productos de los oncogenes
    myc, myh, jim y fos. De ellos, el gen myc es el que con mayor
    frecuencia está implicado en los tumores humanos, lo que
    justifica una breve revisión de su función. El
    protooncogen c-myc se expresa en prácticamente todas las
    células eucarióticas y pertenece a los genes de
    respuesta de crecimiento precoz e inmediata, genes que se activan
    rápidamente cuando las células en reposo reciben la
    señal que promueve su división. Tras un aumento
    transitorio del mRNA del c-myc, la expresión vuelve a
    descender a sus valores
    iniciales. Los experimentos en
    tos que la inhibición específica de la
    expresión de c-myc por oligonucleótidos
    contrasentido evita que la célula pase a la fase S
    subrayan la importancia de este gen en la proliferación
    celular.
    No se conocen por completo las bases moleculares de la
    función de c-myr en la replicación celular, pero
    sí se han dilucidado algunos principios. Tras
    la traducción, la proteína c-myc pasa
    rápidamente al núcleo. Bien antes o bien
    después de su transporte
    hasta el núcleo, la proteína forma un
    heterodímero con otra proteína, llamada max. El
    heterodímero myc-max se une a secuencias
    específicas del DNA (llamadas zonas E)
    convirtiéndose en un potente activador. Las mutaciones que
    alteran la capacidad myi: para unirse al DNA o a max abolen su
    actividad oncogénica. Además de formar un
    heterodímero con myc, la proteína max puede formar
    heterodímero sin actividad para la transcripción,
    además, max, otro miembro de la superfamifia myc de
    reguladores de la transcripción, también puede
    unirse a max para formar un dímero. El heterodímero
    mad-max actúa como represor de la transcripción.
    Por tanto, lo que parece deducirse es que el grado de
    activación de la transcripción por c-myc depende no
    sólo de los niveles de proteína myc, sino
    también de la abundancia y disponibilidad de
    proteínas max y mad. En este complejo, el
    heterodímero myc-max favorece la proliferación,
    mientras que mad-max inhibe el crecimienlo celular.

    Partes: 1, 2

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