HISTORIA
DE LA INDUSTRIA
COLOMBIANA ENTRE 1886 A 1930
Es prioridad reconocer el papel
fundamental de todos los personajes y empresas que han
transformado la historia de nuestro
país ya sea de forma negativa o positiva, poder
reconocer las oportunidades y sacar provecho de ellas no es una
tarea fácil y aun mantenerlas se hace mas complicado, para
un país donde no existe una adecuada planeación
ni previsión de los recursos.
Ya que todos estos personajes y empresas que
participaron en la historia de la industria colombiana, sirvieron
como antecedentes de las fabricas que existen en la actualidad y
algunas posee un desarrollo
industrial a lo largo de la historia colombiana, así
mismo, ha sido testigo de los cambio
tecnológicos, económicos, culturales e
ideológicos que se han presentado en el país y en
el mundo, a través de su existencia.
Cuando en 1884 se presento la construcción del primer riel por una empresa
nacional, como lo era la Pradera, se presento un fenómeno
de patriotismo ya que con la elaboración de este riel se
pensaba que el país se encontraba en los primeros pasos
para una industrialización creciente; ya que los comienzos
de Europa fueron con
la explotación de los metales con los
cuales fabricaron en forma masiva maquinaria para la
transformación de materias primas.
En Colombia no se
dio el mismo proceso,
debido a la mala calidad de las
materias primas, el poco capital que se
tenia para dar a las incipientes fabricas una inyección de
tecnología, ya que las maquinarias
tenían que traerse del exterior; lo que no ha cambiado
mucho en la actualidad.
Por otro lado no se podía decir que Colombia,
para mediados de la década de 1880, presentara un sentido
técnico industrial, debido que su mayor proceso de
producción se trabajada de forma manual
desarrollada en miles de tallercitos artesanales, que no se
habían liberado de las dificultades del trabajo humano,
tales como ritmos irregulares, rutina e impresión del
trabajo.
Núñez se convierte en principal
ideólogo económico y político de la
época, ya que el permitió por diferentes medios el
incremento de la industria en el país; una de estas, por
no decir que la más importante fue la política de
proteccionismo que desarrollo cuando estaba en el
poder.
Claramente con el artículo 185 de la constitución del 1886, muestra la
oportunidad que Núñez le diera a la industria, la
cual ordenaban a las Asambleas Departamentales "dirigir y
fomentar. Por medio de ordenanzas y con los recursos propios del
Departamento…, las industrias
establecidas y la introducción de otras nuevas"
Asegurados una disciplina del
trabajo, un Estado y un
derecho racionales, y una organización empresaria del trabajo, otro
hecho definitivo para el nacimiento de la industria colombiana
fue el rompimiento de las trabas naturales que impedían el
movimiento
continuo de máquinas y
equipos y una oferta
permanente.
Hay que a notar, que los empresarios observaron las
oportunidades que le ofrecía el medio que les rodeaba, por
tal razón, no fue coincidencia que los mismo empresarios
que fundaron las primeras fábricas se unieran para crear
las primitivas empresas de energía
eléctrica, tal como aconteció en Bogotá
y Medellín, donde los fundadores de Cementos Samper o
Coltejer crearon empresas para autoabastecerse de electricidad y
vender sus sobrantes.
Mano de obra disciplinada, técnica, racional,
mercado interior
asegurado por la red ferroviaria y carretera,
derecho
laboral primitivo, Estado proteccionista, impulsada por
Núñez y organización empresaria del trabajo;
la adecuada combinación de todos estos elementos que se
desarrollaron únicamente en la década de 1920,
permitieron que algunas de las empresas que funcionaban en esa
época siguen trabajando en el país, siendo hoy en
día unas de las más importantes del país,
por la consolidación de esfuerzos nacionales que aun
preexisten en ellas, como: Fabricato, Coltejer,
Bavaria.
La ciudad de Santiago de Cali, capital del departamento
del Valle del Cauca; la cual esta situada en la falda de la
cordillera occidental, era a principios del
siglo XX una tranquila población, al transcurrir el tiempo esta
pequeña población fue creciendo a convertirse la
ciudad que es hoy en día.
En los primeros años de 1900, Cali era una aldea
pastoril, artesanal, de 30.740 habitantes, contados por el
prefecto, que carecían de acueducto metálico y
debían tomar el agua de las
pilas
públicas, como las del Crespo, El Peñón,
Santa Rosa y del Rey, en el centro; y se alumbraban con
bujías, esteáricas y velas de sebo que
encendían en las noches invernales con cerillas
fosfóricas. En 1903 el invierno fue tan intenso que el
río Cauca ha inundado grandes extensiones de terreno y
destruido considerables plantíos, y en su impetuosa
corriente se han ahogado varias personas, según informaba
alarmada la prensa entonces,
en periódicos como El Ferrocarril, El Día, Correo
del Cauca y La Opinión.
El 3 de enero de 1906 cuando cinco mil personas
asistieron a la zarpa del primer viaje del vapor Sucre, desde el
Puente del Comercio, en
un intento de restablecer la navegación fluvial en el
Cauca, como lo ha contado el historiador Germán
Patiño Ossa; y en 1910 se inaguro el tranvía entre
cali y Puerto Mallarino.
Una noche de ese mismo año, 1910, los pobladores
de la urbe vieron encenderse diez bombillas que llenaron de
luz la Plaza
Mayor; se había puesto en funcionamiento la primera planta
hidráulica de 150 kilovatios, por la
compañía Cali Electric Light and Power. Si la
sorpresa del tranvía de 1910 fue mayúscula, la del
primer automóvil de 1913 no lo fue menos. Un auto,
marca Reo, de
don Jorge Zawadsky, fue el primero en rodar por las calles, entre
presumible alboroto de asombro.
Una noche de ese mismo año, 1910, los pobladores
de la urbe vieron encenderse diez bombillas que llenaron de luz
la Plaza Mayor; se había puesto en funcionamiento la
primera planta hidráulica de 150 kilovatios, por la
compañía Cali Electric Light and Power.
También en 1910, el papa Pío X creó la
Diócesis de Santiago d Cali, con lo que se independizaba
del centro religioso de Popayán. Apenas un año
antes, en 1909, se había creado el nuevo departamento del
Valle del Cauca, y Cali había sido designada su
capital.
Al año siguiente, los padres del jovencito
caleño testigo de la historia, ya de catorce años,
pudieron haber sido algunos de los 38 suscriptores iniciales que
emplearon los servicios de
la primera empresa de
teléfonos que nació en la ciudad, con cupo para
quinientos usuarios. Una conversación telefónica
entonces era hecho tan insólito y maravilloso como ver
salir agua pura de
un grifo en el propio hogar, lo que ocurrió en 1916, por
primera vez en Cali, con el acueducto de San Antonio.
El 12 de enero de 1915 asistió a la
inauguración del Ferrocarril del Pacifico. Para
los habitantes era, simplemente, quedar conectada Cali con Nueva
York. En efecto, en agosto de 1914 se había dado al
servicio el
Canal de Panamá con
el ferrocarril a Buenaventura, obra colosal concebida desde 1852
por el general Tomás Cipriano de Mosquera, y se
podía viajar sin interrupción Cali – Buenaventura –
Panamá – Nueva York.
El presupuesto del
departamento creció de 31.000 pesos en 1910 a 134.370
pesos en 1916.
en 1921 aterizo el primer avión en un potrero
cercano a Puerto Mallarino, en el nororiente, El primer
avión que aterrizó aquí fue un biplano que
piloteaba el aviador italiano Ferruchio Guichardi, ex combatiente
de la Primera Guerra
Mundial.
Hasta 1928, año de la Gran Depresión,
la ciudad fue puesta en la ruta del progreso, los precios del
café y
del oro sostuvieron la economía en esos
años, mientras caían las cotizaciones del banano y
del petróleo.
Cali se sostuvo con el café y el azúcar.
Su industria era naciente y apenas si pasaba a convertirse en tal
desde las formas artesanales de producción. Las
trilladoras de café fueron un ejemplo del primer atisbo de
industria agrícola, y los ingenios azucareros empezaron su
proceso de agroindustria. En 1926 se inició la
construcción de la carretera al mar, la que se
concluyó veinte años más tarde. El mayor
establecimiento industrial de tejidos, La
Garantía, en los años veinte tenía setenta y
ocho asalariados; Cervecería Alemana Los Andes, setenta;
Tipografía Carvajal, treinta; Tipografía Palau,
Velásquez y Cía., treinta; Gaseosas Posada
Tobón, treinta, y Fundiciones Díaz Hermanos,
treinta. Estas eran, en 1925, las seis mayores fábricas de
Cali. Pero también existían Cigarrillos El Sol,
Fábrica de Hielo U. Lloreda, Trilladora A. Vallejo,
Tejidos A. Dishington y Cigarrillos Ideales.
El auge económico de los años veinte hizo
cambiar la fisonomía de la ciudad al construirse muchos
edificios notables, como el Hotel Alférez Real y el
Teatro Municipal
(1927), y vio aparecer barrios enteros como el San Fernando. Los
metros cuadrados edificados se incrementaron de 16.162 en 1923, a
160.454 metros cuadrados en 1928.
En 1938, Cali era una ciudad de 101.883 habitantes, no
acusaba ni remotamente los problemas de
crecimiento que sobrevendrían después, y se
comportaba como líder
de la zona junto a un grupo de
ciudadanos de desarrollo sostenido que equilibraban el progreso
regional. Así, Palmira, Tuluá, Buga, Cartago y
Buenaventura no se quedaron a la zaga en oferta de servicios y
oportunidades de empleo, por lo
que la presión
sobre la capital del departamento no fue conflictiva.
Los años cuarenta marcaron en Cali un
índice de crecimiento positivo, registraron la
aparición de nuevas empresas como Croydon Pacífico,
Cementos del Valle, Punto Sport, Tecnoquímicas y Alotero,
creadas a mediados o finales de los años treinta pero con
impacto sólido en la década. En diciembre de 1941
había 676 sociedades
inscritas en la Cámara de Comercio de Cali, y
sobresalían las industrias de cemento,
cervezas, cigarrillos, textiles y azúcar. El máximo
número de fundación de establecimientos
industriales se registró en 1944 con 101, lo cual revela
el ímpetu de los caleños para el trabajo.
Entre 1940 y 1952 se inscribieron 93 plantas
industriales en Cali. En 1953 se registraron 1.300
compañías, cincuenta de ellas extranjeras. La
producción manufacturera del Valle fue ese año de
$669.771.697, de los cuales correspondieron a Cali $398.730.816.
Casi el 27% fue alimentos, 13.8%
por ciento en textiles, 10.3% en calzado y ropa, y 9 por ciento
respectivamente para productos
químicos y bebidas. Los depósitos bancarios
más altos de Colombia estuvieron por ese tiempo en
Cali.
CAROLINA GAITÁN FONSECA