Una aproximación al estudio de
su definición.
En el artículo se presentan algunas
consideraciones en torno a la
definición del concepto de
Competencia Comunicativa a la luz del enfoque
por competencias,
como cuestión que se abre paso ante la mirada de la
comunidad
científica contemporánea. Nos aproximamos a manera
de reflexión al abordaje de algunos matices, que a nuestro
juicio han condicionado las interpretaciones que de esta
problemática se han hecho a lo largo de su historia, son los casos, de
la visión lingüística y/o psicológica.
Ponemos a consideración de especialistas, investigadores y
estudiosos de la
comunicación nuestras apreciaciones y una nueva
comprensión del fenómeno, con la aportación
de la definición de un nuevo concepto "Competencia
Comunicativa Profesional Pedagógica"
Palabras claves:
- Competencia Comunicativa
- Competencia Comunicativa Profesional
Pedagógica. - Competencias claves
- Habilidades comunicativas
- Estilos de comunicación
- Dimensión teórica
- Dimensión afectiva
- Dimensión práctica
Principales clientes
1.- Investigadores, especialistas y estudiosos de la
comunicación y
2.- Directivos, maestros, profesores y estudiantes
universitarios.
En los enfoques educativos contemporáneos saltan
a la vista varios modelos
según estudios publicados por la UNESCO en 1999. Uno de
los más relevantes es sin dudas el modelo de
competencias claves, el cual hace énfasis en el uso
de conceptos teóricos en las tareas.
En el estudio presentado sobre este modelo se mencionan
algunos parámetros importantes a tener en cuenta, son
ellos: la creatividad,
la cooperación, el análisis y la evaluación. (Rodríguez Acevedo,
G.1998)
Estos enfoques permiten evidenciar tres tendencias
claramente definidas en relación con el trabajo
escolar. La tercera de estas tendencias aglutina al modelo de
competencias claves. Su fortaleza estriba en los procesos de
reflexión-acción; reconoce el papel de la
actividad práctica, la creatividad, los principios
científicos y la dimensión social de la
ciencia.
Desde diversos sectores educativos sentencia
Rodríguez Acevedo se oyen voces sobre la necesidad de
proporcionar a los estudiantes, más que información y conocimientos,
competencias para afrontar la vida. Nuestro modelo
educativo tiene como esencia la preparación integral del
estudiante para la vida. Dentro de las más importantes y
genéricas se encuentran las relacionadas con:
- El manejo de la información;
- El trabajo en equipos;
- La capacidad comunicativa;
- La solución de problemas;
- La toma de
decisiones; - La formación de una visión
científica y tecnológica del mundo.
Es evidente entonces que de lo que se trata es de formar
hombres competentes para el desempeño de su vida personal,
profesional y social. Parafraseando a J. Taylor, (1982) el
talento comunicativo requiere de un determinado nivel de desarrollo de
la inteligencia
para saber, saber hacer y saber actuar, que no es bajo, ni
necesariamente excepcional.
En la actualidad la Competencia Comunicativa
forma parte de las competencias profesionales. En la comunidad
científica se habla de competencia didáctica (Parra Vigo, I. 2002);
competencia investigativa (Fuentes, H.
2001); competencia discursiva (Morgunova, E. 2002); competencia
literaria (Cruzata Martínez, A. 1999); competencia
lingüística (Chomsky, N. 1969) y por supuesto, la
competencia comunicativa Fernández González, A.M.
1996) y otros. Unido al tradicional enfoque comunicativo de la
lengua materna
y extranjera.
El término competencia comunicativa se
incorpora al pensamiento
científicamente estructurado en la década de los
sesenta del siglo XX signado por la autoría
lingüística y asociado a su progenitor, el
norteamericano Noam Chomsky, pugnando por ganarse el derecho a
ser redimensionado, adquiriendo nuevos rasgos y comprensiones a
lo largo de su corta, pero útil, existencia. Un breve
recorrido secuencial sirve para ilustrar tal
afirmación.
Como se comprende, ningún acto de
comunicación sucede en el vacío, dos personas que
se comunican pueden actuar significativamente tan sólo si
poseen una competencia comunicativa suficientemente
homogénea, que no quiere decir simplemente uniformidad de
códigos (aspecto formal) sino convergencia de
disposiciones pragmáticas y por consiguiente
socioculturales, cognitivas y dinámico – afectivas
(Titone, R., 1986).
El acto comunicativo no se entiende como algo
estático, ni como un proceso
lineal, sino como un proceso cooperativo de interpretación
de intenciones. No se limita a la expresión oral, de
manera simultánea se puede dar en diferentes modalidades
(escuchar, hablar, leer y escribir), por esto requiere la
capacidad de codificar y decodificar mensajes atendiendo a las
finalidades de la comunicación.
N. Chomsky, en su gramática generativa transformacional,
recupera una posición naturalista del lenguaje.
Parte del supuesto de que existe un mecanismo propio del hombre que
posibilita su desarrollo, explica además los universales
lingüísticos y sus procesos subyacentes. Hace la
distinción entre competencia lingüística y
actuación o desempeño.
Este enfoque estructuralista logró grandes
avances dándole cierta autonomía a la
lingüística pero a la vez cayó en un
reduccionismo al no interesarse más que por el
funcionamiento de la lengua como entidad abstracta, dejando de
lado el desempeño y el uso individual del
lenguaje.
Por su parte Saussure hace los siguientes
planteamientos:
- Toma el concepto de signo verbal como un compuesto
del significante perceptible y del significado inteligible,
relacionados por un nexo arbitrario y sobre el cual reposa todo
el sistema del
lenguaje. - La dualidad interna que se da entre lengua y
habla. - La uniformidad del código como sistema común
compartido por todos los miembros de una comunidad verbal
dada. - La dualidad sincronía –
diacronía.
En este sentido, E. Morgunova (2002) advierte que esta
visión de la estructura del
espacio semiótico ha sido esbozada desde posiciones
sincrónicas. Su devenir diacrónico, que se
manifiesta en la dialéctica y la interacción de los
códigos y mensajes, provoca la influencia e impacto de los
mensajes en los códigos. Los mensajes altamente
informativos, que se desbordan en correlación al
código, retroalimentan a este o lo ponen en crisis, factor
que impulsa la reestructuración del
código.
El lenguaje desde este punto de vista es siempre objeto
doble, formado por dos partes, cada una de las cuales no vale
sino por la otra (dualidad del lenguaje).
Con estas formulaciones Saussure, Chomsky, así
como U.Eco en la década de los noventa, citado por E.
Morgunova han dejado una huella muy fuerte en las investigaciones
que se realizan sobre el
lenguaje.
Cuando Saussure plantea la dualidad de la lengua y el
habla, con la primera se refiere al lado semántico social
y del código, con la segunda se refiere al lado individual
concreto y
real del uso del lenguaje, dándole prioridad a la lengua
como propiamente el objeto de la
lingüística.
Por su parte Chomsky hace la distinción entre
competencia lingüística y actuación o
desempeño. En el primer caso se refiere al conocimiento
que tiene el sujeto del sistema de reglas de la lengua y en el
segundo caso a la utilización que hace el sujeto de ese
sistema de reglas en su vida diaria. Al igual que Saussure opina
que el interés
del lingüista es la competencia, la cual se refiere a un
terreno puramente lingüístico, no se centra sobre el
sujeto, sino sobre la descripción del sistema de normas de la
lengua por lo cual no le interesa el uso cotidiano del lenguaje,
pero si la capacidad subyacente que hace posible que la gente
formule juicios de gramaticalidad en situaciones
ideales.
La perspectiva del proceso comunicativo que subyace en
los espacios vagos, imprecisos puede recorrer caminos diferentes;
la primera posibilidad descrita en la semiótica de U. Eco (1992), es la
acción de enriquecer los códigos. La
dialéctica que se descubre sentencia E. Morgunova en este
caso se desplaza del código inexistente o el código
desconocido hasta el código potencial.
La otra posibilidad real que no descarta el
semiótico italiano, presupone el proceso de
interpretación basado en supuestos personales, lo que
constituye una codificación vaga o hipocodificación
(aproximada). U. Eco argumenta que precisamente estos casos
constituyen la posibilidad cuando la lectura se
aleja de los códigos previstos por el emisor.
La competencia lingüística sólo se
queda en la habilidad del hablante – oyente para manejar con
fluidez todas las reglas de su lengua sobre la base de modelos de
sujetos y comunidades ideales que generan frases exclusivamente
gramaticales, esto es una limitante para analizar al lenguaje en
su actividad comunicativa cotidiana, en su uso real dentro de un
contexto determinado y más que esto, ver cómo el
individuo le da a su habla una manera muy particular, cómo
es capaz de hacer uso de él de una manera creativa e
ingeniosa adaptándolo a diferentes contextos según
lo requiera el caso.
Por lo anterior, el enfoque comunicativo, según
el profesor Antonio Castillo Mercado, centra
su interés en el desarrollo de la competencia
comunicativa, entendida como la capacidad de comprender un
amplio y rico repertorio lingüístico dentro de la
actividad comunicativa en un contexto determinado. Implica
el
conocimiento del sistema lingüístico y de los
códigos no verbales y de sus condiciones de uso en
función
de contextos y situaciones de comunicación. La capacidad
de comprender y manejar un amplio y rico repertorio
lingüístico dentro de la actividad comunicativa en un
contexto determinado.
Esta comprensión se corresponde con las ideas de
J. Habermas que considera que la competencia comunicativa,
en esencia, consiste en establecer un diálogo
con los contextos y, consiguientemente, las competencias
comunicativas básicas constituyen desarrollos
mínimos en las acciones de
interpretar, argumentar y proponer frente a los acontecimientos,
lo que pudiera apoyarse, de no ser porque para este autor el
conocimiento no parte del objeto si no del sujeto que lo
construye a partir de su actividad mental, para luego
relacionarse con el objeto que queda así previamente
explicado; es decir, se invierte el verdadero camino del
conocimiento.
La competencia comunicativa incluye los procesos
lingüísticos, psicolingüísticos y
sociolingüísticos, por esta razón, trasciende
el sentido propio del conocimiento del código
lingüístico, para entenderse como una capacidad de
saber qué decir a quién, cuándo, cómo
decirlo y cuándo callar que implica aceptar que la
competencia comunicativa no es reductible al aspecto
lingüístico, que tienen que considerarse,
además, los aspectos sociológicos y
psicológicos implicados.
En la década de los ochenta el enfoque por
competencias hace su entrada en el ámbito escolar en
estrecha relación con la concepción de la educación para el
trabajo que sostiene que el fin supremo de la labor educativa es
educar al hombre para el trabajo y es asumido, con resultados
interesantes, por países desarrollados tales como
Australia, España,
Canadá, Estados Unidos y
Reino Unido.
Este hecho, condicionado por un complejo conjunto de
factores que no entraremos a analizar en este trabajo,
determinó el uso generalizado del término
competencia, en general, y competencia comunicativa, en
particular, los cuales fueron, en ocasiones, traspolados de forma
acrítica; cuestión que ha generado no pocas y
lamentables confusiones que se han constituido en freno de la
misma educación.
No obstante, más allá de tales perjuicios,
es común el uso de los términos de referencia en
los círculos académicos y científicos de
nuestro país y de Iberoamérica, entendidos como
habilidad o capacidad. Sin embargo, comienzan a tomar fuerza las
posiciones que sostienen la necesidad de redimensionar el
concepto. En este sentido, Ana María Fernández
González sostiene:
"La Competencia Comunicativa es a nuestro juicio,
un fenómeno que va más allá de la eficacia de
nuestros conocimientos, hábitos y habilidades que
intervienen en la actuación personal en situaciones de
comunicación. Por tanto, trabajar por la Competencia
Comunicativa significa abordar elementos de las dos esferas
básicas de la
personalidad, tanto la motivacional-afectiva como la
cognitiva-instrumental".
Hablar de una Competencia Comunicativa
según esta autora cubana es tener una orientación
psicológica favorable a la relación humana y el
dominio de un
saber científico, de habilidades, procedimientos y
técnicas que facilitan la eficiencia en el
proceso de comunicación interpersonal.
Isel B.. Parra Vigo en su tesis nos
presenta definiciones que avalan nuestra apreciación
acerca de los cambios que se vienen operando en los enfoques con
que se accesa al dominio de las competencias y que marcan el fin
del monopolio de
la Lingüística en este terreno.
"La competencia es una configuración
psicológica que integra componentes cognoscitivos,
metacognitivos, motivacionales y cualidades de la personalidad
en estrecha unidad funcional que permite la
autorregulación del desempeño real y eficiente del
individuo en una esfera especial de la actividad en
correspondencia con el modelo de desempeño deseable,
socialmente construido en un contexto histórico
concreto"
Como se comprende, la definición anterior
está permeada por una comprensión donde prima la
psicologización del enfoque lo que, a nuestro juicio, se
corresponde con la esencia indiscutiblemente psicológica
de las competencias, cuya existencia en el plano subjetivo nadie
niega, pero no se trata de cambiar la mirada para poner en primer
plano uno u otro aspecto del contenido del concepto con lo que
continuaríamos moviéndonos en la misma
posición reduccionista que se le critica a la
Lingüística.
Llama la atención que el abismo existente entre las
habilidades comunicativas, los estilos de comunicación y
la propia competencia comunicativa, a juzgar por lo que se
escribe y publica, no parece encontrar el espacio que necesita en
la labor investigativa de la comunidad científica, a pesar
de que es evidente la relación entre ellos.
Desde nuestra percepción
el trío integrado por las habilidades
comunicativas, los estilos de comunicación y la
competencia comunicativa precisa ser tratado en la
íntima e indisoluble relación que los une y les da
sentido y complementación, que les proporciona la
coherencia y armonía que se expresan en la calidad de la
planificación, la ejecución y los
resultados del acto comunicativo. Parece razonable afirmar que es
improbable lograr una verdadera competencia comunicativa
al margen del desarrollo de las habilidades comunicativas y el
empleo de un
apropiado estilo de comunicación. La competencia
comunicativa representa una síntesis
singular de habilidades y estilos que se emplean acertadamente
por el sujeto en consonancia con las características y exigencias de los
participantes y contextos donde tiene lugar la
comunicación.
Pero nuestra posición en este sentido implica el
análisis de la competencia comunicativa no ya como
una disposición, habilidad o capacidad como suele ser
identificada, sino como un estado de
preparación general del sujeto que le garantiza la exitosa
planificación, ejecución y evaluación de la
comunicación en consonancia con las características
y exigencias de los contextos y los participantes.
Entender la Competencia Comunicativa como un
estado de preparación general del sujeto implica asumirla
como un proceso susceptible de ser moldeado, formado y
desarrollado a partir de la intervención pedagógica
pertinente que se expresa en diferentes niveles; presupone
concordar con la idea de que la preparación general hace
alusión tanto a la teórica, como a la afectiva y a
la práctica; es decir, incluye la preparación
psicológica, linguística y la social cultural: Por ello
cuando afirmamos que estamos considerando un estado de
preparación general nos referimos tanto a la
posesión de los recursos y
conocimientos que son necesarios, como a la disposición
para realizar eficientemente la comunicación.
Visto en el plano educativo y en consecuencia con estas
ideas, definimos la Competencia Comunicativa Profesional
Pedagógica como un Estado de preparación
general del maestro o profesor que garantiza el desarrollo
exitoso de las tareas y funciones de la
profesión en correspondencia con las exigencias de los
participantes y de los contextos de
actuación.
La dimensión teórica dada por el
dominio de un saber científico, como lo define A.M.
Fernández González, se traduce en expresar y/o
defender con argumentos sólidos y lógicos la
posición teórica asumida desde la
práctica.
- Conocimiento sobre el objeto de estudio, el aparato
categorial, el sistema de métodos,
la relación con otras ciencias,
así como de las teorías, leyes,
conceptos, postulados, principios y regularidades de la
ciencia
afín y de la teoría de la
comunicación. - Uso conveniente del método
científico de la ciencia y de su sistema de principios
como base metodológica general y vía de acceso al
conocimiento
científico derivado de la ciencia, la docencia y la
investigación. - Capacidad para procesar la información
científica derivada del estudio de la literatura
científica, artículos científicos e
investigaciones científicas, impresas y/o en soporte
electrónico, con ayuda de las Nuevas
Tecnologías de la Información y la
Comunicación (NTIC). - Capacidad para planificar, organizar y ejecutar el
acto comunicativo con arreglo a las exigencias de la
teoría de la comunicación.
La dimensión afectiva dada en promover un
clima de
confianza, seguridad y
respeto a los
criterios ajenos y divergentes sobre la base de un estilo de
comunicación asertiva.
- Disposición para expresar y/o defender un
resultado científico ante una comunidad
científica determinada, con el hallazgo de un
conocimiento científico; sea este para describir,
explicar o predecir y transformar la realidad. - Atención de forma integral a la personalidad
(agentes de la educación) en las áreas
físicas, emotivas, afectivas, intelectuales,
espirituales y sociales sobre la base de la diversidad de
necesidades y/o potencialidades comunicativas. - Participación de forma discreta, motivante,
indirecta y atenta; evitando que los mejores acaparen los
distintos escenarios de actuación, estimulando a los
tímidos y más lentos a implicarse y a los
más aventajados a mostrar su lógica de pensamiento. - Promoción de un amplio abanico de aprendizajes
de relaciones cooperativas
sobre la base de la comprensión mutua y el respeto a la
personalidad (agentes de la educación), proyectando
estrategias
conjuntas para superar las insuficiencias, sin violar el
espacio comunicativo del otro u otros.
La dimensión práctica dada por la
expresión de ideas, criterios y razonamientos en que se
combina adecuadamente los recursos expresivos del lenguaje oral,
escrito y gráfico, con ayuda de las NTIC.
- Escucha atentamente y respeta los criterios ajenos y
divergentes, analiza, valora y reflexiona junto a ellos,
convenciendo con argumentos sólidos siempre
que aparezca o no el error.
- Calidad del vocabulario expresada en una gran
fluidez, riqueza léxica y empleo correcto de las
palabras. - Claridad de las ideas expresada en una
comunicación del mensaje con lógica, coherencia y
el empleo correcto de la lengua. - Capacidad de síntesis expresada en el empleo
correcto de las ideas centrales en el texto oral o
escrito, con la ayuda de las principales ideas para su
sustento. - Comprensión expresada en la capacidad para
reproducir o traducir, interpretar y aplicar nuevos elementos
al mensaje con creatividad. - Combina armónica y coherentemente el mensaje
verbal y extraverbal durante el proceso de comunicación
de las ideas, criterios y razonamientos; traducido de forma
concisa, clara, precisa, fluida, lógica y
sintética.
De esta forma estamos enfatizando la idea de que la
Competencia Comunicativa Profesional Pedagógica
tiene que ser ponderada en un contexto determinado, pero siempre
expresando la inserción del docente en el sistema de
relaciones sociales dado que, con sus especificidades, condiciona
todo el accionar comunicativo y existencial.
Tomando como punto de partida la definición
adoptada, pretendemos aportar:
- Un procedimiento
para caracterizar el nivel de Competencia Comunicativa
Profesional Pedagógica que exhiben los docentes
en ejercicio; - Elaborar un modelo funcional de la Competencia
Comunicativa Profesional
Pedagógica; - Diseñar y poner en práctica un sistema
de acciones encaminadas a garantizar la formación de la
Competencia Comunicativa Profesional
Pedagógica al nivel requerido.
Con esta óptica
estamos llevando a cabo un proyecto de
investigación en Comunicación
Profesional, cuyos resultados serán objeto de
análisis y publicación en próximos
trabajos.
Principales fuentes
bibliográficas consultadas (en soporte
electrónico)
1.- CAICEDO C, N. "Las competencias profesionales del
ingeniero". Universidad
de San Buenaventura-Cali, 2001.
2.- CASTILLO MERCADO, A. "El sobresaliente y la
competencia comunicativa".
Proyecto C.A.S. Colombia,
2000.
3.- ———————- "La competencia comunicativa
como alternativa de atención a
la diversidad". Colombia, 2001.
4.- FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, A. M. "La
competencia comunicativa del docente:
Exigencia para una práctica pedagógica
interactiva con profesionalismo".
La Habana, 1999.
5.- RODRÍGUEZ ACEVEDO, G. Enfoques para la
educación. Revista
Iberoamericana de Educación No. 18, septiembre-
diciembre, 1998.
Autor:
M.Sc .Jorge Félix Parra
Rodríguez
Investigador en comunicación
P.Tit .Pablo Raúl Más
Sánchez
Investigador en comunicación