1. El
hombre William Hope Hogdson (1875-1918) era
hijo de un clérigo de Essex. Teniendo trece años
dejó su casa y se embarcó, sirviendo durante ocho
años en la British Merchant Navy. Realizó
tres viajes
alrededor del mundo, recibiendo en una oportunidad la
condecoración de la Royal Humane Society por salvar
una vida en el mar. Retornó a Lancashire, el lugar de su
nacimiento, donde intentó algunos negocios que
no tuvieron éxito,
y donde comenzó a escribir sus primeros cuentos de
horror con los que obtuvo una inesperada y rápida fama.
Tenía treinta años cuando publicó su primera
novela, que lo
hizo popular en Inglaterra,
país que siempre ha sido afecto a la literatura
fantástica. En 1913 se casó con el gran amor de su
juventud y se
radicó en el sur de Francia, donde
se dedicó a escribir una serie de extrañas y
brillantes novelas,
así como volúmenes de cuentos y poemas. Su
familia cuenta
que tenía un gran sentido del humor, y que gustaba gastar
toda suerte de bromas a sus ocho hermanos. Su fotografía
sugiere un joven sensible, melancólico y atractivo. Al
comenzar la Primera Guerra
Mundial regresó a Inglaterra y se alistó en la
caballería. Allí se hirió al caer de un
caballo y fue trasladado a una brigada de la Royal
Artillery, con la que combatió en Ypres, siendo
distinguido por su valor. Estando
en un puesto de observación, fue alcanzado por una granada
de obús al efectuar una arriesgada misión de
reconocimiento. Su cuerpo fue literalmente hecho pedazos, y sus
restos nunca fueron encontrados. Tenía entonces cuarenta y
dos años.
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