Las armas clásicas famosas
Indice
1.
Introducción
2. Las Armas
3. Aplicación de la
pólvora
4. Funcionamiento y
teoría de un arma de fuego
5. Las armas
clásicas
6.
Conclusiones
7.
Bibliografía
La siguiente exposición
trata acerca de las armas, origen y evolución a través del tiempo,
además de su funcionamiento. Describiré algunas
armas clásicas que hicieron historia.
Considero que el tema de las armas es fabuloso; para mi
hablar acerca del poder de las
armas es apasionante; por esta razón decidí
estudiar sobre ellas.
Al finalizar este tema, espero lograr causar en el
lector un reconocimiento acerca de las armas, también
podrá diferenciar todos los tipos de armas existentes asi
como su funcionamiento, armado y uso defensivo u
ofensivo.
El tema se estructura en
cuatro capítulos: el primero trata acerca del origen y
clasificación; el segundo acerca de la evolución de
las armas que funcionan con pólvora; el tercero acerca del
funcionamiento de las mismas; el cuarto y ultimo describe 20
armas que hicieron historia.
Este trabajo se va desarrollando mediante series de conceptos,
ejemplos prácticos y anexos, los cuales dan una referencia
aun mejor que todas las descripciones dadas; claro que tiene
límites
los cuales giran en torno a la poca
familiaridad que con las armas supongo, posee el
lector.
Planteamiento Del Tema
La presente investigación pretende determinar:
¿Cuales son las armas clásicas famosas?
Definición de arma.
Primero deberemos definir lo que significa la palabra
"arma" en relacion con este estudio; y para no divagar en
redundancias o inexactitudes, solo definiremos al vocablo arma
como:
"Instrumento para ofender o defenderse"
Desde los tiempos mas remotos, las armas se han enriquecido con
los adornos mas variados, bastando recordar las descubiertas en
Vafio constituyendo, sobretodo, por lo que se refiere al ultimo
periodo de la Edad Media y a
la época del Renacimiento, un
precioso arsenal de datos para el
estudio de las artes. En todos los tiempos se han considerado las
armas como el ornato mas preciado del guerrero,
estimándose su perdida como una vergüenza para
él. No es pues, de extrañar que entre los pueblos
primitivos, recordando el carácter
sagrado el hacha bipenne representada en el palacio de Minos, en
Creta, y muy especialmente entre los germanos, se desarrollase un
simbolismo especial, referente a ellas, que llegara a encarnar
íntimamente en la conciencia
nacional. El asta o dardo sirvió de cetro a los reyes de
la antigüedad, y fue símbolo de la autoridad
suprema y de la más elevada
jurisdicción.
El envió de una flecha rota equivalía,
entre los suecos( aun en el siglo VIII) , a una
declaración de guerra, y
servia para convocar a todos los hombres en estado de
tomar las armas; entre los bávaros, meter una flecha
dentro del corral inmediato a la casa se consideraba como un
reto. Pero, de todas las armas, la que estaba rodeada de mas
variados simbolismos es la espada, que, a consecuencia de formar
cruz la hoja con los gavilanes, llego a revestir cierto
carácter religioso, efecto del cual el juramento prestado
sobre la espada tenia tanta fuerza como el
que se hubiera prestado al evangelio.
El acto de ceñir por primera vez las armas era
entre los germanos muy solemne, y desde que aquel tenía
lugar quedaba el adolescente dentro de la juventud
guerrera. Fue costumbre durante la antigüedad, en muchos
sitios, enterrar al guerrero muerto con sus armas o quemarlos
juntos; en otros, por el contrario, los hijos heredaban las armas
de los padres y eran un estimulo para que tratasen de emular las
virtudes de sus antepasados. Con las armas de los vencidos se
hacían trofeos que recordasen la victoria, y los romanos
solían colgar en los templos las armas de los caudillos
que sometían.
Las armas son el resultado de múltiples
evoluciones en el campo de la defensa personal y en el
combate. El hombre,
siempre con su afán de poseer mas tierra, creo
armas para pelear con sus vecinos, fue entonces cuando
surgió el instinto de ser superior a los demás,
competir con los demás para tener mujeres, espacio.
También surgieron para hacer sentir seguro al
hombre
respecto a su debilidad física contra los
animales
salvajes, los cuales buscaban cazar para alimentar a sus
crios.
Clasificación de las armas
Existen distintos tipos de armas que se pueden clasificar de
acuerdo a su origen, uso, funcionamiento, etc. por ahora nos
abocaremos a las órdenes y a las acciones que
se realizan con las armas.
Arma a discreción: Da a entender que el soldada puede
llevar el arma de la manera que mas sea cómoda a el.
Arma a la funerala: Posición del fusil con la boca hacia
abajo. Se lleva asi en los actos fúnebres y durante el
jueves y viernes santos.
Arma al hombro: Indica que debe llevarse el fusil sobre el hombre
derecho, con la culata al frente y la boca hacia arriba.
¡A las armas! : Voz con que se previene o advierte a los
soldados que se armen y acudan inmediatamente a sus puestos.
Con las armas en la mano: Estando armado y dispuesto para la
guerra.
Dar armas: Voz con la que el centinela da alarma para que los
soldados acudan cuando están en guardia.
Dar armas contra si: Suministrar medios para
ser perjudicado
Dejar la armas: Retirarse del servicio de la
milicia. apartar las armas para descansar.
Descansar las armas: ponerlas en posición de firmes.
Estar en armas: Estar alterado un pueblo o gente con guerreras
civiles.
Estar sobre las armas: Estar la tropa prevenida en sus puestos
para lo que pueda ocurrir.
Hacer armas: Pelear cuerpo a cuerpo con otro en sitio publico;
mover guerra.
Hacerse a las armas: Acostumbrarse a alguna cosa a que obliga la
necesidad.
Hacerse sus primeras armas: Ir a la guerra; combatir por primera
vez.
Juegos de
armas: Los utensilios que se necesitan para el servicio en fuego
de las piezas de artillería a la hora de hacer frente al
enemigo.
Jugar a las armas: Combatir con espadas negras para ejercitarse o
manifestar destreza con los mismos compañeros.
Llegar a las armas: Llegar a reñir o a pelear.
Llevar las armas: Servir en el ejército.
Medir las armas: Pelear, reñir; contender de palabra o por
escrito.
Montar el arma: Prepararla para disparar.
Pasar por las armas: Fusilar, ejecutar un sentencia de muerte pero a
diferencia de otras; esta ejecución se realiza con armas
de fuego.
Ponerse en arma: Apercibirse o prepararse para ejecutar una cosa
o alguna orden de cualquier superior.
Ponerse en armas: Armarse o apercibirse para combatir; alterarse
un pueblo o nación
con guerrillas civiles.
Presentar las armas: Hacer la tropa los honores militares a los
reyes o jefes de Estado y demás personas a quienes por la
ordenanza corresponde, poniendo el fusil frente al pecho,
cogiendo por la mano derecha por la garganta y con la mano
izquierda por encima del cajón del mecanismo, el brazo
derecho extendido y el izquierdo doblado horizontalmente, y el
arco del guardamonte al frente.
Publicar armas: Desafiar a combate publico.
Probar las armas: Tentar y reconocer la habilidad y fuerza de los
que las manejan; poner a prueba la capacidad de las personas.
Rendir el arma: Honor que se hace exclusivamente al
Santísimo Sacramento. Las tropas a pie lo ejecutan
hincando la rodilla derecha en la tierra,
descubriéndose e inclinando el fusil hacia adelante. Las
montadas, bajando rápidamente la lanza o el sable
uñas abajo hasta que se punta caiga por delante del
estribo derecho e inclinando al mismo tiempo el cuerpo sobre el
cuello del caballo.
Rendir las armas: Entregar la tropa sus armas a los enemigos
reconociéndose vencida, entregarse prisionera de guerra,
capitular.
Tocar al arma: Tañer o tocar los instrumentos
bélicos para advertir a los soldados que tomen las armas
para iniciar o seguir un combate.
Tomar la armas: Armarse para la defensa o el ataque, o para hacer
honores, ejercicios tácticos, simulacros de
evacuación, o simplemente la rutina diaria.
Tomar las armas contra uno: Declararse su enemigo, hacerle la
guerra a un oponente.
Velar las armas: Guardarlas o custodiarlas toda una noche el que
debía ser armado caballero, haciendo centinela sin
perderlas de vista.
Vestir las armas: ponérselas o ceñírselas
para entrar en combate.
Las armas tiene distintas clasificaciones, entre ellas esta la
primera división que lógicamente se puede hacer
según su objeto, en ofensivas y defensiva; en la primera
categoría se cuentan todas aquellas que sirven para causar
daño al adversario, desde la piedra y el palo hasta el
cañon moderno de tiro rápido, a la segunda
pertenecen las que tienen por objeto primordial proteger el
cuerpo contra la acción de las armas ofensivas del
contrario; tales como lo son, por ejemplo, el camisote de malla y
todas las piezas que componían la antigua armadura: casco,
coraza, brazaletes, guijotes, etc.
Las armas ofensivas son las mas antiguas en la historia
de la humanidad y pueden considerarse divididas en otros dos
grupos
principales, según que su acción se ejerza en al
combate personal, cuerpo a cuerpo ( armas de mano), o a distancia
del enemigo ( armas arrojadizas o de tiro). Las primeras pueden
ser contundentes, que obran solo por el choque( el palo, la maza,
la clava, el martillo de armas); de corte, que hieren
únicamente con el filo( hacha de armas, alfanje,
capilán); de punta, que producen con ella heridas
penetrantes, y de corte y punta, que pueden indistintamente
usarse de cualquiera de estas dos maneras ( sable, cimitarra,
etc.). A su vez las armas de punta pueden ser de puño,
relativamente cortas y fabricadas enteramente de acero o hierro, con
una empuñadura o mango, que puede ser de otro metal y
estar guarnecidas de cachas de madera,
cuerno, nácar, etc. ( espada, estoque, espadín,
puñal, daga, cuchillo), y de asta, que consisten en un
palo de bastante longitud, en cuyo extremo se sujeta una cuchilla
puntiaguda de acero.
En esta ultima categoría se cuentan multitud de
armas que se suelen clasificar en cinco grupos, según la
forma del hierro en que terminan; al primero pertenecen las armas
de moharra recta y simétrica de forma se daga (lanza,
pica, hasta de los romanos, el chuzo); al segundo las de hoja
larga y ancha, simétrica, de dos filos ( partesana,
espontón, media pica); en el tercero entran las armas con
uno o dos hierros semejantes a los de la lanza, de las que se
diferencian por presentar prolongaciones laterales, a manera de
garfios u orejetas ( la corcesca, las horquillas o forchinas,
etc. ); el cuarto grupo lo
constituyen las armas de asta, cuyo hierro es asimétrico y
generalmente curvo, con un solo filo ( hoz de guerra), finalmente
el quinto en el que se comprenden los hierros planos y
asimétricos que constan de una moharra de lanza por debajo
de la cual va montada una cuchilla en forma de media luna, que
termina en punta o garfio por el lado opuesto ( alabarda,
godendac flamenco, bardiche ruso). Como arma de asta puede
considerarse también el fusil cuando tiene armados la
bayoneta o el cuchillo.
Las armas arrojadizas o de tiro son todas las que lanzan
un proyectil a distancia, y a veces el proyectil mismo ( por
ejemplo, la flecha y el venablo). Pueden clasificarse en tres
grupos, según que obren por el esfuerzo del brazo,( honda,
pilo, venablo, azagaya, azcona), en virtud de la tensión
elástica de piezas de madera o metal, o de la
torsión de nervios o cuerdas, que obran como muelles (
arco, ballesta, catapulta, fundibulo, escorpión, etc.) , o
bien aprovechando la fuerza expansiva de los gases de la
pólvora (armas de fuego). Esta ultima clase, la mas
importante para nosotros, por comprender las armas de mayor
eficacia en el
combate moderno, se subdividen en tres grupos principales: armas
portátiles, que son las que un solo hombre maneja y
transporta sin dificultad ( arcabuz, mosquete, espingarda,
escopeta, pedreñal, fusil, carabina, mosquetón,
trabuco, pistola); piezas de artillería, que requiere para
su servicio el concurso de varios hombres y para su transporte
ordinario el empleo del
ganado, y ametralladoras que constituyen una clase de armas
intermedia, que asemeja a las portátiles por su calibre y
acción táctica y a la artillería por la
índole de su servicio y transporte, sin que propiamente
puedan confundirse con aquellas ni con esta.
Otra clasificación puede hacerse de las armas
según su naturaleza,
dividiéndolas en naturales y artificiales; como las armas
naturales se consideran los brazos y los dientes, la piedra y el
palo; estos últimos dejan de serlo en cuanto se hace uso
de la honda para lanzar la piedra o se aguza el palo para
convertirlo en un arma de punta. Otra clase de armas de interés
puramente arqueológico, es la que constituyen las maquinas
de guerra de la antigüedad. que podemos considerar divididas
en 2 grupos: al primero pertenecen la que eran movidas a fuerza
de brazos (maquinas balísticas) y al segundo los carros de
guerra, que iban a menudo armados de hoces (carros falcados), las
torres montadas sobre los elefantes, etc. Las maquinas del primer
grupo se subdividen a su vez en catabalisticas, cuyo modo de
obrar era el choque (el angón, el ariete) y las
neurobalisticas, que obraban en virtud de la fuerza
elástica desarrollada por la torsión de cuerdas o
nervios ( balista, catapulta, oncagro, escorpión,
fundibulo).
Además de las denominaciones citadas en la
anterior clasificación, se admiten comúnmente las
siguientes divisiones:
Arma afilada:La que tiene el filo mas delgado que de
costumbre.
Arma antigua:La anterior a la aplicación de la
pólvora contra el mismo hombre a través de las
armas.
Arma a prueba: La ofensiva o defensiva que ha sufrido las
pruebas de
reglamento para ver si en verdad cumple con las ambiciones.
Arma blanca: De las armas usuales, toda la que no es de fuego,
como el sable, la lanza, el fusil con bayoneta o cuchillo,
empleado en el combate cuerpo a cuerpo.
Arma bucanera: Fusil de gran alcance, que se uso en las guerras de
América. Su longitud era de cinco pies y
medio.
Arma buida: La fuerte y puntiaguda. "asi deben ser nombrados los
puñales de tres y cuatro filos" (Martinez del Romero,
Memorias.)
Arma de antecarga: El arma de fuego que se cargaba por la
boca.
Arma de caza: La que se emplea en el deporte cinegético.
Arma de comercio: La
que no es de guerra y sirve para uso de los particulares
Arma de corte: Arma cortante. También se dice del antiguo
espadín para traje de ceremonia de gala.
Arma de chispa: Arma de fuego que se disparaba, mediante la
inflamación del cebo, por el choque del acero contra el
pedernal.
Arma de fuste: Arma de asta.
Arma de guerra: La que usa el ejército; se llama
también de reglamento o de uniforme y es obviamente para
hacer frente al enemigo.
Arma de honor: la que se concede a alguno como premio o
recompensa por sus servicios.
Esta costumbre se debió a los romanos, que premiaban a sus
soldados regalándoles armas y armaduras.
Arma de percusión: La que se ceba con mixto fulminante,
produciendo por golpe la explosión.
Arma de pistón: La que se ceba con cápsula.
Arma de precisión: La de tiro más certero que las
ordinarias.
Arma de retrocarga: La de fuego que se carga por la recamara.
Arma de silex: La de chispa. También se nombre asi a las
hachas de piedra de los tiempos de la prehistoria.
Arma de tiro rápido: Entre las armas portátiles,
las de repetición, y entre las piezas de
artillería, aquellas en que el montaje permanece
inmóvil durante el fuego y la carga se acelera todo lo
posible mediante la adopción
de cierres sencillos a un tiempo, del cartucho unido al
proyectil.etc.
Arma de vapor. Aquella en que se ha pretendido sustituir la
accion de los gases de la polvora por la fuerza expansiva del
vapor de agua a alta
tensión. "Ya Arquímedes propuso lanzar el proyectil
valiéndose de un cañon corto y utilizando la fuerza
expansiva del vapor" (Leonardo Da
Vinci, Memorias. S/F) .Poco después de la
invención de la maquina de vapor hizo J Watt, en 1805,
diversos ensayos
encaminados al mismo fin; pero todos los medios propuestos, tanto
para los cañones como para los fusiles ( Girad, 1814,
Perkins, en 1823 y Bessemer), carecen de valor
practico, por que no se ha llegado a conseguir todavía la
producción uniforme del vapor a la alta
tensión necesaria, en la cantidad suficiente.
Arma de viento. Arma neumática.
Arma doblada: Cuchillo o navaja cuya hoja se oculta en las
cachas.
Arma estriada: Arma rayada con rayas rectas (estrías).
Arma falsa: La poco fuerte o floja.
Arma galante: La que se emplea en los torneos, como la lanza bota
y la de tres puntas.
Arma manual: Arma
portátil que solo necesita una persona para
usarla.
Arma negra: El arma de esgrima que tiene el color negro.
Arma neumática: La que se dispara por medio de aire
comprimido.
Arma noble: La que no es desleal, como, por ejemplo, la lanza o
la espada.
Arma petraria o pedrera. La que sirve para arrojar piedras como
la honda y la catapulta.
Arma pirobalística: Arma de fuego.
Arma pirófora. Proyectil hueco incendiario.
Arma prohibida: La que esta proscrita por las leyes. Suelen ser
las que se pueden esconder fácilmente; entre las de fuego,
el retaco, y el cachorrillo, y entre las blancas, el estoque, el
puñal y la navaja.
Arma rayada: La que tiene rayas helizoidales en la superficie
interior del cañon.
Arma Táctica: Cada una de las grandes agrupaciones que
constituye en los ejércitos al conjunto de los
combatientes que tienen el mismo modo de acción en la
lucha.
Hasta nuestros días se han considerado como armas la
infantería, la caballería y la artillería.
Pero dado el concepto que
envuelve esta palabra, nada se opone a que puedan considerarse
también como armas las unidades de ametralladoras y hasta
la artillería pesada de campaña, que parece ser la
ultima creación de nuestros tiempos para las guerras
futuras, toda vez que su empleo táctico ha de ser
forzosamente muy distinto de lo de las tres armas tradicionales.
Entre nosotros es muy común llamar armas general (en
oposición a cuerpos especiales) a la infantería y
caballería, asi como los franceses llamaban arma sabia a
la artillería. No falta quien pretende hacer pasar por
arma principal a la infantería.
Todas estas denominaciones carecen de fundamento y a
nada responden, como no sea al fin bastando e insensato de crear
antagonismos que, si en cualquier otra clase social pudieran ser
peligrosos, dentro del ejercito constituirían un verdadero
crimen, Todas las armas son igualmente necesarias en la lucha y
cada una de por si es, en momentos determinados, principal e
irremplazable. De la sólida trabazón entre ellas y
de la noble abnegación con que todas se sacrifican en
ocasiones para auxiliar o salvar a las demás, depende la
perfección interna del instrumento del ejército,
que en manos de un general hábil, es prenda segura de la
victoria.
El término fusil se usa por lo general para
referirse a un arma militar o deportiva que se dispara desde el
hombro. El giro, provocado por efecto giroscópico,
estabiliza el proyectil durante su avance al mantener su eje
paralelo con la línea de vuelo. Por tanto incrementa el
alcance y la puntería. La inclinación de las
estrías espirales, es decir, el ángulo de giro, se
da en número de calibres o diámetros de la bala,
por vuelta. Por ejemplo, un fusil naval de 15,2
centímetros con un ángulo de una vuelta cada 30
calibres tiene una espiral que provoca una vuelta completa de la
bala cada 4,6 metros. El ángulo de la espiral se calcula
con mucha precisión para proporcionar el giro correcto al
proyectil. Si la bala no gira lo suficiente tiende a dar vuelcos
por el aire; si gira demasiado tiende a levantar la punta en vez
de mantenerse paralela a su trayectoria. Los dos efectos provocan
una pérdida de alcance y de exactitud.
Origen y desarrollo
progresivo de las armas antiguas hasta nuestros dias.
Armas y utensilios de trabajo debieron de ser una misma cosa para
el hombre prehistórico, como ser observa todavía
hoy en parte en pueblos muy atrasados en la escala de
civilización. El hecho de fabricarse utensilios de trabajo
es peculiar exclusivamente del hombre.
Ningún animal hace uso de ellos para la construcción de sus nidos o de sus
madrigueras, ni para preparar sus alimentos, pues
si bien se ha visto muchas veces a los monos emplear piedras para
partir con ellas nueces u otros frutos análogos, debe
tenerse presente, para no dar a este hecho un alcance mayor del
que le corresponde, que en este caso no se trata más que
de hacer uso de un instrumento que la naturaleza le ofrece ya
formado, sin que él lo modifique en lo más
mínimo.
Aguijoneado por su misma debilidad y ante el sin
número de peligros que le rodea, siente el hombre la
necesidad de guarecerse y de procurarse armas con que compensar
su inferioridad física con relación a los terribles
enemigos que le acechan por todas partes. Para inventar armas o
instrumentos de trabajo guióse indudablemente al principio
por la observación de los miembros de su
organismo, únicos términos de comparación de
que disponía para juzgar que la eficacia de los utensilios
que él mismo se procuraba.
Así pues, los primeros instrumentos de que pudo
disponer no fueron otra cosa que los objetos que encontró
a mano, merced a los cuales pudo suplir la falta de longitud o de
masa de sus miembros. Esta proyección de sus
órganos, utilizando los objetos naturales que
encontró a su alcance, se completó después,
merced a su espíritu observador, con la imitación
de los modelos de la
naturaleza le ofreció pródigamente por doquier para
fabricar sus armas o instrumentos, en ella encontró, en
efecto, las formas fundamentales que le sirvieron para la
construcción de la cuña, del punzón y del
hacha, representadas por guijarros o cantos rodados depositados
por las aguas en las orillas de los ríos. Algunas de estas
piedras, en particular las de cuarzo y pedernal, se le ofrecen ya
con taladros, en los que basta introducir un palo para tenerlas
convertirlas en masas o hachas.
La rama de un árbol le brinda con la idea del
gancho y le da el modelo del
martillo, de la azada y de la azuela, que se derivan de aquella.
Distintas ramas que parten del mismo punto le ofrecen la idea de
la horquilla, las espinas le dan la del punzón de aguja;
tubérculos y raíces la de la maza. El modelo para
sus armas defensivas se lo proporcionan las escamas de los
peces, las
corazas de los saurios, tortugas y armadillos y el
caparazón de los cangrejos. Las armas ofensivas más
antiguas fueron indudablemente la piedra y el palo. La primera
arma arrojadiza fue la piedra, de tamaño no muy grande y
de forma regular, lanzada con la mano; pero en cuanto quiso
lanzar piedras mayores, conoció pronto la ventaja de
escogerlas de forma de disco, que cortan con más facilidad
al aire y alcanzan a mayor distancia.
Estos discos fueron efectivamente empleados como arma de
guerra por los acadíes de la antigua Babilonia y se usan
todavía en la India; suelen
tener un taladro ancho, antes de lanzarlos se les hace adquirir
un rápido movimiento de
rotación alrededor del dedo, que se pasa por el agujero;
después se arrojan horizontalmente con fuerza. En la India
se llaman tschakra o guiot. Los sikhs hacen uso todavía de
discos semejantes, pero de hierro.
Antiquísima es igualmente la combinación
de la piedra arrojadiza y el palo, que consiste en dar un
violento golpe con éste a la piedra lanzada con la mano
izquierda, o en hacer una muesca en el palo por su cara superior
y sujetar en ella la piedra de manera que al comunicar a aquel un
violento impulso, queda suelta. Si el palo se reemplaza por una
correa o si son varias las correas y las piedras que se ponen en
movimiento a la vez, se forma una nueva arma arrojadiza,
también muy antigua, que los españoles encontraron
en uso entre los indígenas del Perú, la
bola.
De la misma remota época que la piedra arrojadiza
es también la piedra de mano; al principio se usaba sin
mango, pero pronto se puso en el extremo de un palo y se
convirtió en martillo; más tarde las bocas del
martillo, o por lo menos una de ellas, se tallan en bisel
formando un filo muy agudo y se obtiene el martillo-hacha, cuyo
tipo encontramos actualmente reproducido en el paree australiano;
si el filo se labra en las dos bocas se forma la doble
hacha.
Las mandíbulas de los grandes mamíferos, armadas de poderosos dientes,
sugieren al hombre la idea de imitar con piedras de la misma
forma de aquellos, arma tan formidable, y así nació
la celta (destral o hacha escocesa). Las hojas de algunos
vegetales pudieron sugerirle igualmente las formas de los
cuchillos de diles, de uno y dos files, del puñal y de las
puntas de flecha y de venablo que se conservan en los museos
arqueológicos como restos preciosos de la Edad de
Piedra.
El palo sirvió en los tiempos primitivos para
golpear y para empujar o para contener con él el empuje de
otro; al aumentar su espesor para aumentar en la misma
proporción el efecto contundente, se convirtió en
maza, y al adelgazarlo para hacer de él un arma de punta,
quedó transformado en puñal o en venablo,
según sus dimensiones.
Dados estos primeros pasos en el camino de la
invención de las armas, sus primeros perfeccionamientos
condujeron a la más extraordinaria variedad de formas.
Como arma arrojadiza apareció la honda. De la
combinación de la pica con el hacha nació la
alabarda; de la de la maza con la honda, la maza de bola y cadena
y la de porra, y al pretender juntar en una misma arma el efecto
contundente y el cortante o el punzante, se produjeron las mazas
de cuchilla, tan comunes aún en las islas del
Pacífico o la de punta, ya más rara.
La espada, por lo regular de hoja ancha y corta, no
apareció hasta la Edad de los Metales. Los
germanos usaron en los tiempos más antiguos un arma que no
es propiamente más que una degeneración de la
espada, en la que la empuñadura se convierte en un asta
sujeta transversalmente a la hoja.
El dardo o venablo se lanzaba primeramente sólo
con la mano; un perfeccionamiento importante de esta arma
consistió en la invención de órganos que
permitieron lanzarlo con más vigor y acierto. Uno de los
más conocidos es el amentum de los romanos. Una nueva
etapa en el desarrollo progresivo de las armas, fue caracterizada
por la invención del arco y de las flechas, que tuvo su
complemento en la de las máquinas
balísticas que se usaron durante la antigüedad y toda
la Edad Media (catapulta, balista, euthytona, palintona,
escorpión, etc.).
Por lo que se refiere a las armas defensivas, no cabe
duda de que empezaron a usarse más tarde que las
ofensivas, pues su empleo requiere un grado de
civilización que debió de tardar mucho en
alcanzarse. La más antigua seguramente es el escudo, que
en su origen fue quizá una piel de animal
arrollada al brazo izquierdo, para desviar con él los
golpes del adversario; después debieron aparecer los
escudos hechos con cortezas de árbol, tablas, mimbres,
tejidos, etc.
con las cuales no se desvía ya, sino que se recibe el
golpe asestado por aquél. Tiénese por seguro que el
caso apareció ya en la Edad del Bronce, constituyendo
durante largo tiempo, punto con el escudo, todo el armamento
defensivo de los combatientes. Más tarde se conocieron ya
las prendas de cuerpo acolchadas con pelote y guarnecidas con
tiras de cuero, las corazas de bronce y las de escamas y anillos
de acero, siendo las últimas en orden cronológico
las defensas de los brazos y piernas.
Al atravesar los linderos del periodo histórico
nos encontramos con el pueblo egipcio, cuyos soldados usaron como
arma defensiva de cabeza un casco guarnecido de laminas
metálicas; los reyes por su parte vestían casco de
metal y loriga cruzada de tiras de cuero, o bien una
túnica de piel de cocodrilo, o un camisote de cuero
cubierto de laminas de bronce, y defendían el cuerpo
además con un gran escudo. La infantería pesada o
de línea usaba como armas ofensivas una pica corta, maza o
hacha de armas y espada corta o sable curvo, de forma semejante a
la de una hoz, la ligera iba armada de arco y flechas; en los
carros de guerra, tan estimados en aquella época:
solía montar dos soldados: uno que manejaba el arco y otro
que guiba, llevando a la vez un escudo. Entre los Asirios,
Persas, Medos, etc. los reyes iban también al combate en
carros armados de arco y flechas y mas tarde de dardos y hacha de
armas, vistiendo lo mismo que los demás guerreros, casco
de metal o cuero y coleto de hilo relleno de pelote que andando
en el tiendo guarnecieron de placas de hierro (a veces
primorosamente adornadas) o cambiaron por un traje de malla de
acero, compuesto de camisote y calzón; completaba su
armamento defensivo un pequeño escudo redondo (rodela) con
una aguda punta en el centro. Sus armas ofensivas fueros la
espada de bronce, hierro o acero damasquinado; la maza, el hacha
de dos filos, la lanza y la honda.
Famosa por aquella época fue la caballería
babilónica; la ligera gastaba coraza de hilo acolchada e
iba armada de arcos; la pesada usaba casco de metal unido por
medio de una gola de malla a la coraza de hierro, y carrilleras,
espada y lanza; sus caballos iban bardados. Los persas tuvieron,
a manera de la artillería de campaña actual,
maquinas balísticas que acompañaban al
ejército, contando además con un importante
material de sitio ( arietes, escalas de asalto, helépodos,
etc.) y un completo tren de puentes.
Los griegos perfeccionaron la armadura, haciendo la
coraza de dos piezas, peto y espaldar, unidos por correas; el
vientre iba protegido por una prolongación del peto, los
hombros por las hombreras; también usaron coletos de cuero
y corazas con escamas o con anillos; las piernas se resguardaban
con las canilleras. El casco presentó formas distintas
según el pueblo y la época (casco beocio, frigio) ;
el escudo fue redondo al principio (pelta) y después de
forma ovalada, guarnecido al rededor de brone, con un ombligo
saliente y solía llevar escudos o divisas. El arma
ofensiva mas importante de la infantería de los griegos
fue el chuzo o pica corta, de unos 2.5 metros de largo, que se
empleaba como arma de punta y a la vez como arma arrojadiza; una
correa enrrollada alrededor del asta le imprimía un
rápido movimiento de rotación al lanzarla. Andando
el tiempo esta arma llegó a tener 5 metros de longitud y
se manejo con las dos manos
para tener un mejor control del arma.
La espada era de dos filos y no tenía mas que medio metro
de largo. El arco era propio de la infantería ligera
(psilitas) y se hacia de astas de animales (arco doble). Tuvieron
también lo griegos maquinas balísticas de tiro
rasante y de elevación: las primeras (euthytona)
disparaban flechas y las segundas (palintona) piedras: Las
gastrafetas, especie de grandes ballestas, venían a hacer
el papel de
nuestra artillería de plaza, y otra gran variedad
equivalía a las piezas mas pesadas de hoy en
día.
Las armas de los romanos durante el Imperio fueron
analogadas a los de los griegos. Para proteger el cuerpo se
utilizo la loriga, de laminas de acero; los oficiales, los
príncipes y las tropas auxiliares asiáticas
llevaban corazas de escamas o de mallas; debajo de la armadura
vestían coleto de cuero, que se abrochaba por
detrás. El casco de cuero guarnecido de placas
metálicas (galea), lo mismo que el de metal (cassis)
carecían de visera, pero tenían cubrenuca y
yugulares. La infantería de línea llevaba protegida
la pierna derecha por las ocreas, y mas tarde por polainas de
cuero; calzón y sandalias completaban su equipo. La
principal arma ofensiva fue la espada, que en tiempo de Adriano
se alargo considerablemente; hasta el siglo I se fabricaron de
bronce y apartir de aquella fecha se produjeron de
hierro.
Después de la espada, el arma mas característica de los romanos fue el pilo
(pilum). El arco, las flechas y la honda eran armas usadas
únicamente por las tropas auxiliares ( cretenses,
baleáricos, etc.). La caballería iba armada con
espada y lanza, los romanos tomaron de los griegos el uso de las
armas balísticas, que se multiplicaron en los
ejércitos a medida que estos fueron perdiendo sus virtudes
militares.
Por lo que toca a los pueblos primitivos de la
Península, sabemos por los historiadores griegos y romanos
que los iberos solían combatir sin la cabeza cubierta de
casco, ni capacete, y que los baleáricos llevaban
arrollada la honda en la cabeza; después usaron cascos de
cuero adornados con plumas, escudos pequeños y sin ombligo
al principio, espadas cortas, jabalinas y lanzas, llenado el
cuerpo cubierto por un tonelete corto, ceñido a la cintura
por un ancho cinturón de cuero. Se dice que los celtiberos
usaban un gran escudo, parecido al de los galos y un capacete de
bronce adornado con plumas encarnadas; sus armas ofensivas eran
un largo venablo con punta de hierro, la lanza, el puñal y
sobre todo la espada, corta, aguda y de dos filos.
De los lusitanos, dice Estrabon que llevaban escudos
cóncavos de 2 pies de diámetro, capacetes de cuerda
tejida, cotas de lienzo, polainas, como armas defensivas; las
armas ofensivas consistían en dardos, lanzas de cobre y un
afilado puñal. Los baleáricos marchaban al combate
con un pequeño escudo en la mano izquierda y un fuerte
palo, de punta endurecida al fuego, en La derecha; su arma
predilecta era la honda, en cuyo manejo descollaban
extraordinariamente. El arma nacional primitiva de los pueblos
germánicos parece haber sido la framea, especie de
venablo, que servia lo mismo como arma arrojadiza que como arma
de corte o de punta; también fue común entre ellos
el hacha, lo que francos hicieron tan famosa (francisca) y el
martillo, usado por los escandinavos y por los pueblos de la
Alemania del
norte. La teutona o cateya de los godos, especie de jabalina,
cuya asta estaba armada de clavos, convirtóse con el
transcurso del tiempo en la masa de bola, denominada morgenstrn
por los suizos y los alemanes del Mediodía.
A su vez pueden considerarse como derivados de la framea
el angón, la pica ,la lanza y en una palabra, todas las
armas propiamente punzantes que se usaron en el centro de
Europa y que
son capaces de ser lanzadas con fuerza por el brazo para herir.
De la lanzase derivaron mas tarde la alabarda y el
espontón, que se usaron gasta la mitad del siglo XVIII; la
partesana, la corcesca, el glave, etc. Al martillo se le hizo mas
tarde una punta o pico agudo a propósito para romper las
corazas; la maza de armas, de aristas muy agudas, servia para el
mismo fin. La espada, que Tácito menciona como es usada en
su tiempo por los pueblos occidentales y del norte, de Europa,
fuera de España era
generalmente de dos filos y sin pinta; con el tiempo se fue
alargando y se en arma punzante. La espada de los godos, larga,
ancha y recta, iba estrechándose desde la
empuñadura y no tenia guardamano; desde los últimos
años del siglo XIII comenzó a usarse en
España el estoque, arma intermedia entre la espada y el
puñal.
Al terminar la Edad Media los suizos llevaban,
además de la espada ordinaria, pendiente de un
tahalí, un enorme espadon colgado a la espalda con
correas, denominado flamberga o montante que se manejaba con las
dos manos. El arco y las flechas se conservaron en toda Europa
hasta muy entrada la Edad Media, pro en ninguna parte fue arma
propia de los caballeros, que únicamente lo utilizaban en
la caza; la historia nos dice que en el siglo VI los
bávaros y francos envenenaban sus flechas para hacerlas
mas mortíferas. Las naciones europeas donde el arco se
tuvo en mayor estima, fueron Francia e
Inglaterra; los
arqueros ingleses, especialmente, gozaron de merecido renombre
durante toda la Edad Media. A principios del
siglo XIII apareció en Francia la ballesta, importada
probablemente de Oriente por los cruzados, y pronto se propago al
resto de Europa, aunque no logro en mucho tiempo proscribir el
uso del arco, sobre todo en aquellos países donde esta
arma había adquirido tradicional arraigo.
El progreso de las armas defensivas fue, puede decirse,
paralelo al de las ofensivas. De la brunia y del perpunte
acolchados y guarnecidos de correas, reforzadas a veces por
gruesos clavos, que se usaron algunos siglos mas tarde de la
caída del Imperio Romano,
se pasó del camisote de anillos o a la jacerina de
escamas, y de estas a la cota de mallas, que se introdujo en
Europa a principios del siglo XI; estas ultimas defensas se
hacían siempre a prueba de flechas. Pero ya a mediados del
siglo XIII se comenzó a sustituir las mallas en algunos
puntos de la armadura por planchas de hierro amoldadas al cuerpo;
este fue el origen del arnés de placas. Igualmente se paso
de la capellina descubierta al yelmo, de forma casi
cilíndrica, con agujeros pequeños para ver, y de
este al almete o bacinete, con visera y celada que
protegía el rostro del caballero contra los golpes de su
adversario. Esta ultima evolución de las armas defensivas
tuvo lugar después de las cruzadas, terminando a fines del
siglo XIV, en cuya época puede ya considerarse
definitivamente constituido el arnés de placas, que los
dos siglos siguientes no hicieron mas que
perfeccionarlo.
Esta armadura, no solo era mas compleja y perfecta que
la de mallas, sino que se fue haciendo cada vez mas gruesa, para
resistir el golpe de los bodoques disparados por las ballestas,
este incremento del poder defensivo impuso la necesidad de
aumentar el efecto de las armas ofensivas que se empleaban en la
lucha personal o cuerpo a cuerpo; de aquí nacieron el
montante, el matillo y la maza de armas ( que llevaban pendientes
del arzón delantero) y la pesada alabarda, armas todas que
fueron de uso tan general en los últimos tiempos de la
Edad Media. Pronto, sin embargo, ante el predominio que iban
adquiriendo las armas de fuego, que habían comenzado a
introducirse a mediados del siglo XIV, hubieron de desterrarse
las armaduras, y con ellas desaparecieron también las
armas ofensivas cuya existencia habían hecho aquellas
innecesaria, lo mismo que la ballesta y todas las maquinas
balísticas, quedando reducidas por punto general las armas
de mano a la espada, la lanza y el sable.
Fué el fin de una gran época para las
armas de lucha cuerpo a cuerpo, comenzaba una nueva era en la
guerra, la era de matar a distancia todo gracias a un
pequeño uso de las grandes fuerzas de la física: la
aplicación de la pólvora.
La Polvora Aplicada A Las Armas
La invención o mejor dicho, aplicación de la
pólvora a las armas de guerra, causo, pues, una verdadera
revolución, que cambio por
completo la manera de ser de los ejércitos, produciendo
también honda transformación en su técnica y
en el aspecto de la guerra. Las primeras armas de fuego fueron
las piezas de artillería; las armas portátiles no
aparecieron hasta la segunda mitad del siglo XV o principios del
siglo XVI. Construidas de duelas y aros de hierro forjado;
compuestas de caña y recamara postiza, que se unen entre
si y con el tosco afuste por medio de cuerdas; de anima muy corta
y disparando por todo proyectil una pelota de piedra toscamente
labrada; tales fueron las primitivas bombardas, en las que cuesta
trabajo reconocer el origen de la moderna artillería.
Pronto, sin embargo, se hicieron de ánima mas larga, y al
acabar el siglo XIV se efectuó un importante progreso al
comenzar a sustituir la pelota de piedra por la de hierro colado,
lo cual permitió disminuir el calibre. Afines del siglo
siguiente se distinguen ya la bombarda trabuquera, de la que
nació el mortero o pedrero; el pasavolante, pieza de anima
mas larga y de menor calibre que la bombardera ordinaria; la
cerbatana y el falconete. Otro progreso de esta época fue
la construcción de piezas de ánima seguida, que se
llamaron cañones.
En Suiza apareció a mediados del siglo el
órgano, o sea, una pieza compuesta de varios
cañones, que podían dispararse sucesivamente, cuya
maquina ha sido considerada como el origen de la ametralladora.
Durante el siglo XVI se perfeccionaron las piezas de
artillería, abandonando el primitivo sistema de
fabricación y haciéndolas de bronce con
muñones; pero el capricho de los fundidores hace que sea
una tarea punto menos que imposible la de orientarse en el caos
que forman las innumerables denominaciones, a veces muy
pintorescas, que les dieron; hubo, en efecto: culebrinas y medias
culebrinas, sacres, esmeriles, mosquetones, ápides,
basiliscos, gerifaltes, sacabuches, cañones, medios
cañones, berracos y cuartos de cañon,
pelícanos, crepantes, trabucantes, etc. , eso sin contar
que hubo piezas que estas podían ser comunes, legitimas,
extraordinarias, bastardas, etc. A esta anarquía puso fin
Felipe III a principios del siglo XVII, diciendo: "ordeno que no
se fundan en lo sucesivo mas que cañones de batería
y de campaña, medios cañones y cuartos de
cañon" (Enciclopedia Espasa, 1975 pag.252) .
En este siglo aparece por primera vez en las guerras de
Flandes el obús; a últimos del anterior se
había inventado la bomba. El progreso de la
artillería se acentuó notablemente durante el siglo
XVIII y principios del XIX con el perfeccionamiento de la
pólvora de guerra. La introducción del rayado en 1854, con la de
la carga por la recamara y de las pólvoras progresivas,
represento un progreso de las modernas pólvoras sin humo y
del actual cañon de tiro rápido.
El cañon o culebrina de mano era transportado por
dos hombres, que apareció a mediados del siglo XV, fue el
precursor del fusil de nuestros días. La espingarda, que
tuvo ya culata para apoyarla en el hombro, y la escopeta, que
datan de principios del siglo siguiente, fueron
perfeccionamientos sucesivos de aquel grosero artefacto, pronto
eclipsados por el arcabuz de mecha y el de rueda, armas gloriosas
de nuestra infantería. En 1568, el duque de Alba
reemplazó en Flandes el arcabuz por el mosquete, cuya
diferencia principal estribaba en ser esta un arma mas pesada y
de mayor calibre; arcabuces y mosquetones se usaron
simultáneamente durante largo tiempo, y para apuntar se
apoyaban en una horquilla que se clavaba en el suelo. De la
misma época del arcabuz son el pedreñal y el
pistolete. Hacia la segunda mitad del siglo XVII, el arma de
fuego se aligera, reduce su calibre, adopta la llave de chispa y,
abandonando la horquilla, da un paso decisivo, que aumenta
extraordinariamente su eficacia: entonces recibió ya el
nombre de fusil.
A lo ultimo del siglo se adopta la bayoneta; que
convierte el fusil en arma de asta, produciendo la
abolición definitiva de la pica, y a mediados del
siguiente se sustituye la baqueta de madera por la de hierro, y
el arma portátil, así mejorada, permanece
estacionaria hasta muy entrado el siglo XIX, en que se introduce
la llave de percusión (fusil de pistón), y con ella
el rayado del anima, primero con estrías rectas(rifles
ingleses), y después con rayas hezoidales, que comunicaban
al proyectil un movimiento de rotación.
Como la carga se efectuaba por la boca y la bala
debía entrar holgada, era preciso, para que pudiera tomar
las rayas, comprimirla con la baqueta contra un borde saliente de
la recamara o contra un vástago alojado en el fondo de la
misma, deformándola (carabinas Delvigne, Thouvenin). En
España se adopto, en 1857, la carabina Minie, que tres
años antes había hecho brillantemente sus pruebas
en la guerra de Crimea; la particularidad mas saliente de esta
arma era el culote expansivo de la bala que, al dilatarse, merced
a los gases de la pólvora, le hacían tomar las
rayas sin deformarse, con lo cual ganaban el arma en
precisión y alcance. Con las primeras armas rayadas se
usaban todavía la bala esférica; pero pronto se
paso de esta a la cilíndrico-cónica y a la
cilindro-ojival, que es la forma todavía hoy
predominante.
Otro progreso importantísimo, que vino a aumentar
la rapidez de la carga, y por consiguiente la eficacia del fusil,
fue la adopción de la retrocarga, innovación que , como la del rayado,
había sido objeto de muchos ensayos largo tiempo antes de
ser admitida oficialmente. Prusia fue la primera nación
que resolvió este problema, adoptando, en 1841, el fusil
Dreyse, de aguja, que hizo la campaña de Dinamarca, y
más tarde la de bohemia (1866), cuyo éxito
brillante se le atribuyo en gran parte. Bajo la impresión
moral que
produjo un triunfo tan decisivo como inesperado, todas las
naciones se apresuraron a cambiar su armamento por otro de
retrocarga, y entonces aparecieron multitud de modelos, entre los
que merecen especial mención los fusiles Mauser, Martini,
Berdan; Wetterli, Chassepot, etc.
España reformo, por lo pronto (1867), sus
carabinas Minie, convirtiéndolas en Berdan, y en 1871
adopto el fusil Rémington, que ha sido indiscutiblemente
uno de los mejores del mundo. A esta transformación del
armamento en todos los ejércitos van unidas otras dos
importantes mejoras: la adopción del cartucho
metálico y la reducción del calibre que de 17 o 18
milímetros en el fusil de chispa había descendido a
14.5 en el Minie y a 11 mm. en el Rémington, que fue
durante muchos años el calibre mas corriente. Pero ya,
cuando en Europa se estaba tratando de adoptar la carga por la
recamara para aumentar la rapidez del tiro, habían hecho
su aparición en América los fusiles de
repetición, que, merced a la reserva de cartuchos
encerrada en un deposito, permiten en momentos determinados la
ejecución de un fuego intensísimo, conservado para
las circunstancias normales del combate la carga tiro a tiro
(fusiles Spencer, Henry Winchester, Colt, Lee, etc.). Acogidas al
principio en Europa estas armas con desconfianza, por el temor de
que condujesen a un derroche excesivo de municiones y fuera muy
difícil con ellas conservar la debida disciplina del
fuego, fueron, sin embargo, en todas partes sometidas a experimentos,
sobre toda desde que los turcos demostraron prácticamente,
en Plewna, el partido que de ellas podía
sacarse.
Comenzó entonces para los fusiles de
repetición, un periodo de pruebas y perfeccionamientos,
durante el cual se dieron a conocer multitud de modelos nuevos,
como los Kropatschek, Krag Peterson, Löwe, Mannlicher, etc.
Entretanto, la conveniencia de aumentar la dotación de
cartuchos que debía transportar el tirador para poder
hacer frente al mayor consumo de
municiones que llevaba consigo la adopción de las nuevas
armas de fuego, impuso la necesidad de reducir aun mas el
calibre.
Los estudios de Hebler y Rubin demostraron la
posibilidad de llegar en las armas de guerra, sin inconveniente
alguno, al calibre 7 o7.5 milímetros, y esto, unido a la
invención de las pólvoras sin humo, que permiten
aumentar considerablemente las velocidades iniciales del
proyectil, sin aumento considerable de las presión
sobre las paredes del anima, y al empleo de las balas con
envoltura metálica (de acero, cobre, etc.), que evitan el
emplomamiento de las rayas y el consiguiente aumento de
rozamiento y de presión interior, que podría ser
peligroso para la vida del arma, son los principales factores que
han contribuido a realizar la honda transformación del
armamento portátil, que ha producido los actuales fusiles
de tiro rápido.
Francia fue la primera nación que entro de lleno
por el camino que marcaban las nuevas ideas, adoptando, en 1886,
el fusil Lebel, de 8 mm.; Austria y Alemania la siguieron dos
años mas tarde con el Mannlicher y el Mauser
respectivamente, del mismo calibre; Inglaterra eligió el
Lee, de 7.7; Suiza el Schmid, de 7.5. En España,
después de serios ensayos fue adoptado, en 1893, el
Mauser, de 7 mm., de condiciones bastante superiores a los de las
naciones anteriores; pero todavía son de calibre mas
reducido (6.5mm.) el Mannlicher holandés, el Carcano
italiano y el Krag Jörgense noruego, el Peraldi chileno (6
milímetros).
Por la misma época en que hacían su
aparición en América el fusil de repetición,
se da conocer en el mismo sitio una nueva arma, la ametralladora,
que después de varias vicisitudes y perfeccionamientos,
parece ser hoy capaz de prestar importantes servicios en la
guerra, si se emplea con discreción y acierto. La
pólvora ha constituido un importante logro en cuestiones
militares como se ha podido notar hoy en día, todas las
armas portátiles son el resultado de la constante
evolución en el terreno de las armas, las ciencias
militares y sobretodo de la balística que a influido en
los nuevos cartuchos.
Sistemas famosos de armas.
Cada época existen diferentes formas de pensamiento
las cuales cumplen con las metas que se quieren alcanzar por
medio del progreso. Las demandas del progreso social, son parte
de la evolución
del hombre en nuestro andar por el tiempo y esto implica
nuevas
tecnologías las cuales deben surgir para el desarrollo
social.
En el terreno de las armas, el hombre ha progresado
mucho, y a continuacion se describiran los sistemas famosos
que hicieron funcionar a las armas de fuego.
Los primeros fusiles eran cañones.
Las primeras armas de fuego eran tan macizas y pesadas que
podemos considerarlas como pequeños cañones a los
que se les ponían nombres fantásticos. Empleaban
como propulsor la pólvoras negra: el explosivo que ha
cambiado la historia del hombre. Una mezcla de carbón,
azufre y salitre que " olía a rayos" y que conmovió
el mundo del combate. Simplísimas, formadas por un
cañón de bronce o hierro burdamente sujeto a un
soporte de madera, podían ser transportadas y usadas por
una sola persona.
Un arma de fuego, por simple que parezca, es una
máquina térmica que utiliza la fuerza explosiva de
una mezcla o de un compuesto transmitiéndola y
dirigiéndola sobre un cuerpo sólido y redondo
móvil. Dicho cuerpo sólido es el proyectil
(componente de la máquina que recorre a gran velocidad
determinado espacio y se detiene violentamente al choque contra
el cual se ha dirigido, transfiriendo hacia él la fuerza
que posee, desintegrándolo, rompiéndolo y
dañándolo ). El motor de una
máquina de estas características es el explosivo,
siendo éste el Invento que da origen a las armas de
fuego.
Se ignora quien fue verdaderamente su inventor;
probablemente se trataba de personas especialmente curiosas, con
tendencia a la investigación experimental, tal vez
alquimistas. En distintos lugares, tratando de comprender que era
el fuego, se habrán dado cuenta de que mezclando diversas
substancias se incendiaban más fácil y
rápidamente que los tradicionales combustibles cambiando
substancias y variando las dosis habrán observado que la
combustión se producía cada vez
más rápidamente, hasta encontrarse a un cierto
punto delante de una nube de gas inflamable.
No se trataba del diablo de las antiguas leyendas;
había nacido un explosivo. El primero era el compuesto por
substancias simples, fácilmente encontrables en la
naturaleza: la pólvora de carbón de madera, azufre
y salitre. Era la pólvora negra.
Los chinos usaron estas mezclas
explosivas metiéndolas en un tubo alargado, haciendo
bellísimos fuegos artificiales; los bizantinos,
rociándolas sobre los enemigos a través de un tubo
largo, los europeos, más prácticos, se dieron
cuenta que si el cañón estaba cerrado por una
parte, por la otra expulsaba con una fuerza enorme todo lo que se
pusiera encima de la pólvora. Habían inventado la
artillería. No se sabe con precisión cuando haya
acontecido esto: se conservan poquísimos ejemplares de
estos primitivos cañones y no están datados;
incluso las crónicas de la época son
escasísimas, vagas e impresisas acerca de estas
máquinas bizarras que vomitaban fuego, piedras y un humo
diabólico. Las primeras noticias que nos han llegado sobre
el uso de las armas de fuego se remontan a comienzos de 1300 y se
refieren a las denominadas bombardas, aunque presumiblemente se
usaban ya algunas decenas de años antes. Los nombres son
tan fantasiosos, y para nosotros estrafalarios, como podamos
imaginar: basiliscos, pasavolantes, colibrí, espingarda.
Se trataba de pequeños cañones que, apoyados sobre
las gradas de un castillo disparaban proyectiles de piedra,
trozos de ametralladora, e incluso dardos contra los
atacantes.
Es lógico pensar que para poder mover con
facilidad estas piezas de artillería se haya buscado
construirlas de pequeño tamaño ligeras, hasta
llegar especie de arma portátil o casi. Las primeras armas
de fuego que un solo hombre pudiera llevar consigo datan de 1350
aproximadamente, y estaban formadas por un cañón
tosco de bronce fundido, cerrado por un extremo, encima del cual
se realizaba un orificio que comunicaba el interior con el
exterior del cañón.
Posteriormente se prolongaba a través de una
empuñadura de madera de formas diversas. El principio de
funcionamiento ha permanecido invariable durante siglos y se le
conoce con el nombre de "avancarga" es decir, de carga delantera.
En el cañón se introducía la pólvora
negra machacándola sobre un frenillo, delante de dicho
frenillo se colocaba el o los proyectiles, se introducía
un poco de pólvora en el orificio (llamado fogón) y
el arma estaba lista. El conjunto se apoyaba sobre un murillo, se
apuntaba con el cañón hacia el enemigo, se
prendía fuego a la pólvora del fogón y se
producía el disparo. El retroceso lo controlaba el mismo
disparador, que tenía en mango de madera debajo de la
axila o, si tenía los hombros robustos contra el pecho. No
debía ser excesivo, en parte por el notable peso del
cañón, en parte porque la pólvora negra
tenía poca potencia, e
incluso porque rápidamente se comenzó a colocar
bajo el cañón, cerca de la boca, una arandela que
la sujetaba al borde del muro. Después, en lugar del muro
se utilizó una horquilla colocada encima de un
bastón (lo que le daba mayor movilidad) haciéndose
más largo el cañón para aprovechar mejor la
fuerza de la pólvora y dirigir mejor el tiro.
El cañón encajó en un soporte de
madera preparado con un soporte triangular, adquiriendo
más o menos la forma que todavía hoy se conserva.
Con todo, el cañón estaba hecho de bronce fundido,
por lo que, con ese material, la longitud, el espesor, el peso y
la maleabilidad, ofrecían límites importantes que
era necesario subsanar.
Un pequeño cañón (ver anexo X ) que
data de 1400: el cañón es de bronce y soporte de
madera, uno de los primeros llamados de pedestal. Giratorio sobre
un eje vertical sin rueda, recuerda mucho las antiguas armas de
guerra. Armas primitivas portátiles (ver anexo X) que
datan de 1300. De un metro de longitud, con cañón
de apenas veinte centímetros, pesaban como mucho algo
más de dos kilos. Otro cañón antiguo dotado
con un perno con movimiento de elevación aunque
todavía del tipo sin rueda.
No se sabe con precisión cuando haya aparecido
estos ejemplares. Existen muy pocos cañones de este tipo
que se conservan en buen estado, completos y que nos pueden dar
una información vital sobre éstas
primitivas armas.
Llego La Edad De Piedra
Con la invención de los eslabones de piedra de
sílice comenzó lo que podríamos denominar la
edad de oro de las armas ligeras, ya que el económico y
eficaz sistema permitió un gran desarrollo en su
difusión, modificando sustancialmente el arte de la
guerra.
Por lo que se refiere al período en el que
comenzaron a usarse las ramas de piedra, hay que hacer notar que
existe un bando florentino datado en 1547 en el que se habla de
fuego. Al tratarse de un bando legal, se especifica claramente
que dichas armas tienen que ser de cuerda, de eslabón y de
rueda ". Está claro que las armas de cuerda son las de
mecha; las ruedas está claro cuales son, y las de
eslabón, son las de piedra. En el Museo de
Artillería de Turín existe un eslabón doble
en el que sobre la misma plataforma existe un mecanismo de rueda
del tipo más arcaico que se conoce y un eslabón de
pedernal más bien tosco, seguramente de la misma
época. Por algunos detalles constructivos, dicho
eslabón se data en torno a 1500, las conclusiones son
obvias. De esta forma, abandonamos las hipótesis históricas y pasamos a
discursos
técnicos, exponiendo con cierto detalle los tipos de
eslabón de pedernal más comunes, en uso en Europa
desde 1600/1700, sin darles una estricta secuencia
cronológica, tarea, por otra parte imposible.
El término "eslabón" que venimos usando se
refería al principio tan solo a la pequeña
plataforma de acero templado sobre la que se deslizaba la piedra
para introducir las chispas. Después, el hombre
pasó a dominar el todo y ahora indica globalmente el
complicado acto de incendiar la carga de lanzamiento incluso
cuando, como en los tipos más modernos, el acero ni tan
siguiera existe, o por lo menos ya no tiene la connotación
original. El principio sobre el que se basa el funcionamiento de
la piedra del pedernal es en síntesis
el siguiente. Una plataforma de hierro de formas variadas, lleva
en su mitad posterior un garillo móvil idéntico al
descrito para las armas de mecha, solo que en lugar de la cuerda
inflamable, entre las pinzas tiene sujeta fuertemente una astilla
con un borde cortante de piedra de sílice o de pedernal.
Dicho gatillo, accionado por un fuerte muelle o lámina, se
mantiene levantado por medio de un mecanismo de palancas o pernos
que, cuando lo acciona el tirador, lo hace caer con fuerza hacia
adelante y hacia abajo, describiendo una arco en forma de aro.
Casi al final de dicho movimiento, bajo el impulso del muelle, la
astilla de sílice golpea con gran fuerza contra la
plataforma móvil de acero, que puede moverse hacia
adelante. A este punto ya hay una notable diferencia en el
movimiento de los tres gatillos, el de mecha, el de rueda y el de
piedra.
El gatillo de mecha se mueve lentamente y sin demasiada
fuerza: tan solo tiene que transportar la mecha desde un punto
muerto hasta el punto de contacto con la pólvora. El
gatillo de rueda en realidad no se mueve; tan solo tiene que
golpear fuertemente la pirita contra la rueda mientras esta gira.
El gatillo de piedra se mueve a gran velocidad y con mucha
fuerza, de tal forma que si por accidente da al tirador en el
dedo, puede producirle un corte bastante profundo. La piedra de
pedernal golpea contra la plataforma de acero ( a la cual,
precisamente por esto, se le llama "batería"),
haciéndola retirarse hacia atrás; además,
los dos movimientos y las dos trayectorias de la piedra y de la
batería, previstas y combinadas en conjunto producen
durante algunos instantes y durante un pequeño trayecto un
fuerte rozamiento. La combinación de trayectoria y fuerzas
opuestas, estudiada milimétricamente y bien dosificada,
hace a los eslabones más o menos perfectos, aunque sobre
este problema lo analizaremos después. El rozamiento de la
durísima sílice hace que salten de la plataforma
pequeños fragmentos de acero que, incandescentes, se
convierten en chispas. Al caer en la cazoleta que se encuentra en
la parte de abajo, incendian la pólvora negra que se
encuentra dentro de ella y, a través del fogón
producen la deflagración de la carga de lanzamiento. Entre
el sistema de piedra y el de rueda hay dos diferencias
importantes: en primer lugar, en el eslabón de piedra, las
esquirlas las produce el acero de la batería, mientras que
la piedra es tan solo un instrumento; en el sistema de rueda, las
chispas las produce la pirita, siendo la rueda, en este caso, un
instrumento. En el sistema de rueda, las chispas las produce la
pirita, en segundo lugar en el sistema de rueda se producen pocas
chispas, pero ya que se producen dentro de la pólvora
negra, en realidad son suficientes unas pocas para incendiarlas;
en el sistema de piedra, las chispas se producen a unos dos
centímetros por encima de la pólvora, por lo que
para incendiarla se necesita muchas chispas y que estén
bien dirigidas hacia abajo. Este es el principio general sobre el
que se basa el mecanismo de piedra, veámoslo ahora en una
aplicación práctica.
Un tipo de eslabón que tiene un cierto
interés en Italia es el
llamado "a lo moderno" o " a la romana". No se comprende
verdaderamente " a lo moderno" cuando parece que se trata de uno
de los eslabones más antiguos y, mucho menos que se le
llame " a la romana", cuando en roma y sus
alrededores apenas había armeros; ya hemos dicho que la
terminología de las armas antiguas a veces complica las
cosas en vez de explicarlas. De cualquier forma, dicho
eslabón está formado por una plataforma de forma
alargada en cuya parte posterior se encuentra colocado el gatillo
con las pinzas regulables que cortan la piedra. El eslabón
doble (ver anexo X) se conserva en el Museo de Artillería
de Turín, del que se hace eco el artículo, es
único en el mundo. Un eslabón extraño e
importante que describimos detalladamente. Se trata de un
eslabón para fusil denominado " de carga sobre puesta";
dicho fusil se ha perdido, conservando de él tan solo el
eslabón. El funcionamiento del fusil es el siguiente: en
el cañón hay dos fogones, uno delante del otro,
cada uno en correspondencia con una cazoleta; el
cañón de alarga introduciendo la pólvora que
se encuentra delante del fogón del eslabón de
piedra, después se introduce la bala y un taco eficaz;
finalmente, se pone la pólvora en el fogón del
eslabón y a continuación otra bala.
Se cargan dos eslabones armando el de piedra y cargando
el de rueda; se pone la pólvora en las dos cazoletas, se
baja la batería del de piedra, se descubre la cazoleta del
de rueda y se apoya el gatillo con la pirita entre las pinzas. El
fusil está preparado, se tira del primer gatillo, el
anterior; dispara la primera carga y sale la bala anterior,
después, el segundo gatillo, y dispara la carga posterior.
Simple, aunque no se comprende porque se han utilizado dos
eslabones de distintos sistemas. Es probable que no se tuviera
una gran fe en el funcionamiento del eslabón de rueda. De
esta forma, caso de que fallara el tiro, se disparaba la segunda
carga y salía todo del cañón aunque con una
fuerza obviamente reducida. ¿Y si durante el recorrido
dentro del cañón se inflamaba la primera carga? Tal
vez es por esto por lo que apenas hay eslabones de carga
sobrepuestas: todos los fusiles han reventado con lo que podemos
apreciar que en la antigüedad no se tenía un gran
conocimiento
de la pólvora, sus aplicaciones balísticas y su
enorme fuerza cuando está encerrada en presencia de
oxígeno.
Rotacion Mecanica Del Tambor
A pesar de estar todavía en el campo de las armas de
piedra de pedernal, en 1818 encontramos el primer revolver con
sistema de rotación del tambor, ya no manual sino
mecánico. Controlado por un muelle, es el sistema
importantísimo patentado por Collier, el cual casi con
toda seguridad l8
años más tarde inspirará a Samuel Colt para
la realización de sus revólveres con tambor de
rotación automática. Los tubos llevan
también cazoletas, martillos y su correspondiente muelle,
lo que hacía rápido y seguro el cargamento del
arma, en otros modelos, el tubo metálico era liso, lo que
hacía que con frecuencia fuera problemática la
alineación entre la cazoleta del tubo y del
cañon.
Pero dejemos aparte por un momento las armas de
retrocarga y tratemos de examinar la particularísima arma
de Elisha Haydon Collier: un ingenioso e interesante intento de
revolver de piedra de pedernal mucho más serio que todos
los intentos que le habían precedido, todos ellos meros
prototipos, o casi. Collier americano de Boston, el 24 de octubre
de 1818, obtuvo la patente inglesa número 4315,
válida por 14 años para "un arma de fuego que
combina en un solo cañón con varias
recámaras para obtener la sucesión de descargas con
un solo cargamento". La patente del bostoniano se basaba en una
idea del capitán Artemus Wheeler de Concord,
Massachussets, quien, al parecer con la ayuda de Collier,
construyó un mosquetón de piedra con cilindro
rotativo manual con 7 recámaras. Collier, después
de haber ayudado a Wheeler y haber perfeccionado su idea,
llegó a Londres en donde como hemos visto hizo patentar su
revólver. L característica más importante de
la patente de Collier era que no se trataba de una simple arma de
piedra de pedernal con cilindro giratorio. Además de este
tipo, es decir, con cilindro giratorio manual, ya habían
aparecido anteriormente por lo que si se hubiera limitado a esto,
Collier no habría propuesto nada nuevo. Sin embargo, su
arma se caracterizaba por dos datos técnicos absolutamente
originales: la rotación mecánica del tambor y el cierre
hermético entre el cañón y la
recámara durante el disparo. La rotación se
obtenía mediante un muelle que iba unido al cilindro, el
cual se ponía en tensión al girar manualmente el
cilindro en la dirección contraria a la que asumía
durante la fase de disparo. Para obtener el cierre
hermético entre el cañón y la
recámara, el borde anterior de ésta se lijaba hasta
obtener un rebaje en el que se apoyaba la parte posterior del
cañón, que estaba también un poco rebajada.
Otro muelle empujaba hacia delante el cilindro para que estuviera
firme contra el cañón. De todas formas, debido al
retroceso, este último muelle no era suficiente para tener
unidas las dos partes durante el disparo, por lo que para
permitir el disparo el cilindro se bloqueaba hacia adelante
gracias a una barrita que apoyaba contra el cilindro
manteniéndolo unido al cañón. Hay que hacer
observar que la barrita servía también de seguro,
impidiendo la completa caída del martillo cuando el
cañón y una de las recámaras no estaban
alineadas. Además de estas cualidades, el revolver Collier
tenía un sistema de encendido automático colocando
en la parte superior del martillo, en una cavidad circular en la
que se encontraba la pólvora; dentro estaba dividido en 3
vanos, cada uno de los cuales formaba un ángulo de
120°. Después de cargar las recámaras del
tambor y después de que el depósito de la yesca
estuviera lleno de pólvora negra y fina, la secuencia de
la operación de disparo era simple. Lo primero que
ocurría era que el cilindro se echaba hacia atrás
para soltarse del cañón; entonces se giraba en
sentido contrario a las manecillas del reloj para colocar el
muelle de rotación en tensión y, posteriormente,
soltarlo hasta que se chocara con el cañón. De esta
forma, el arma estaba preparada para disparar; en el momento de
armar el martillo, el cilindro giraba automáticamente
colocando cada vez las recámaras en línea con el
cañón; esta rotación intermitente se
obtenía mediante un pequeño gancho unido al
martillo, el cual normalmente se enganchaba en uno de los dientes
situados en la cara posterior del tambor; mientras el tambor se
echaba hacia atrás, incluso el gancho retrocedía
llevándose consigo el tambor; en cuanto quedaba libre de
la conexión con el cañón, el muelle de
rotación que estaba en tensión, lo hacía
girar sobre su propio eje. Cuando la siguiente recámara se
encontraba en línea con el tambor, el gancho, movido por
un taco, se liberaba del cilindro, el cual avanzaba introduciendo
una nueva recámara en el cañón.
Un mecanismo muy ingenioso y, seguramente, incluso
eficaz, pero demasiado complicado. El mismo Collier
encontró dificultades para hacerlo funcionar
correctamente, sobre todo por lo que se refiere al sistema de
rotación mecánico; de hecho, las armas de este tipo
no han prosperado y pocas muestran con claridad que dicho sistema
de rotación se aplicara en un tiempo, aunque
después fuera eliminado. Estas modificaciones del original
se realizaron aproximadamente entre los años 1823 y 1824.
Collier intentó que su arma la adoptaran las fuerzas
armadas británicas, pero su revólver, aunque
reconocido como muy bueno en cuanto a funcionamiento, resultaba
demasiado caro y complicado para ser usado con fines militares.
Las armas Collier no las construyó el inventor sino que se
encargaron a armeros de prestigio, como Nock y Mortimer, quienes
abastecieron el mercado civil,
además de suministrarle las tradicionales pistolas,
trombones, fusiles de cañon estriado y liso, carabinas
muchas de las cuales de percusión, carentes incluso de
disparador automático.
Una pareja de pistolas alemanas (ver anexo X) de piedra
de perdernal de retrocarga de comienzos del siglo XVIII. Se
cargaban mediante tubos de hierro precargados dotados de
platillo, martillo y su correspondiente muelle. Uno de estos
tuboscartucho se puede ver en medio de las pistolas. En la culata
se colocaba otro tubo de reserva la cual tenía forma de
perilla con ventanilla en la que se introducía en tubo. Se
puede apreciar el complicado sistema y mecanismo del
revólver –Collier tal y como aparece en la descripción que acompañaba la
patente de 1818 en Londres.
Con este sistema podemos apreciar la complicación
de los mecanismo antiguos pero a la vez que marcaron una nueva
era en el comienzo de las armas: el primer fusil de
repetición con el cual se podría aprovechar al
máximo la pistola para que no sea de una sola carga y con
eso se originaría pérdida de tiempo, espacio y
oportunidad de defenderse.
Se había evolucionado al siguiente nivel de las
armas de fuego cambiando el sistema primitivo de avancarga al
nuevo sistema de retrocarga con el cual se podían dar una
sucesión de disparos sin necesidad de volver a cargar el
arma. El antiguo sistema de avancarga era tan complejo que
seguramente después de unos disparos tenían que
llevarse con un buen armero para que volviera a quedar el arma
como estaba originalmente.
El sistema "de tabaquera"
La "política
de ahorro"
adoptada durante el siglo pasado por prácticamente todos
los estados para obtener armas de retrocarga transformando los
viejos fusiles de avancarga, a veces dio óptimos
resultados como en el caso de los Enfield modificados con el
sistema inventado por el americano Jacob Zinder, armas que
permitían a un buen tirador disparar hasta incluso quince
cartuchos por minuto frente a los cuatro o cinco del original
Enfield Modelo 1853.
Al terminar el conflicto
austro-prusiano de l866, que se resolvió con la aplastante
victoria de los alemanes gracias especialmente a sus fusiles
Dreyse de retrocarga frente a los Lorenz de avancarga, en toda
Europa dio comienzo una frenética búsqueda de un
arma de retrocarga, la cual, en la mayor parte de los casos se
resolvió con la transformación de las viejas armas
de avancarga por motivos esencialmente unidos a la necesidad de
minimizar en lo posible los gastos.
Gran Bretaña, a finales de 1866 decidió
transformar el viejo armamento portátil según el
sistema patentado por el mecánico estadounidense de origen
holandés Jacob Zinder. Dicho sistema consiste en un bloque
de cierre de cremallera colocado en la parte derecha del arma, en
cuyo interior se encuentra el percutor, con muelle de espiral
inclinado unos 45°, sobre el que se abate el martillo del
viejo eslabón cuya cabeza se ha hecho plana, el extractor
del casquillo se acciona haciendo retroceder un poco el bloque,
para lo cual se desliza sobre un perno de
rotación.
Teniendo en cuenta que esta transformación se
realizó sobre las que probablemente eran las mejores armas
de avancarga que había en la época, es decir, los
fusiles Enfield P. 53, los ingleses, a fin de cuentas, hicieron
un buen negocio. En efecto, desde que se realizaron las pruebas,
la nueva arma demostró no sólo tener excelentes
cualidades balísticas, más o menos como las del
arma original, sino que también poseía una cadencia
de tiro muy buena, pudiendo disparar hasta incluso catorce
cartuchos por minuto.
En este sentido, la política de ahorro en los
costes en los que fuera posible se demostró ganadora, y
Gran Bretaña, de esta forma, consiguió competir,
como armamento portátil, con las otras grandes potencias.
La sucesión de las operaciones de
carga y de disparo de los Enfield-Snider era la siguiente: 1)
armar el martillo, 2) con el pulgar de la mano derecha, mover
hacia la derecha el bloque de cierre, 3) tirar hacia atrás
del bloque para extraer el casquillo disparado y girar hacia la
izquierda el arma para hacer que caiga la tierra, 4) introducir
un nuevo cartucho; 5) cerrar el bloque; 6) disparar.
El cartucho tenía el casquillo de láminas
de latón con envoltorio exterior de papel y cebo central
tipo Boxer. La bala era idéntica a la de Minie utilizada
en el modelo de avancarga, es decir, cilíndrico –
ojival con tres canalillos anulares rellenos de cera;
había dos novedades: la cavidad posterior estaba, en parte
ocupada por un taco de arcilla comprimida, mientras que en la
punta había, recabada, otra cavidad rellena con un taco de
madera que servía para retrasar el centro de gravedad y
favorecer la estabilidad en la rotación. Posteriormente
este cartucho fue substituido por una bala mucho más
simple y menos costosa, ya no autoexpansiva, sino llena y apenas
forzada en las estrías. Su utilización en el campo
demostró el Snider (ver anexo x), aunque válido, no
carecía de defectos tales como que el obturador,
después de algunos tiros ya no cerraba
herméticamente la cámara o que el cartucho
tenía demasiado juego, lo que
provocaba que en el momento de disparo se retuvieran
adecuadamente los gases, o que el perno de rotación del
bloque era demasiado débil, por lo que el cierre se
producía exclusivamente debido al peso del bloque. En
consecuencia, se modificaron el cartucho y el bloque al que se
añadió una palanca pulsador para la apertura y el
cierre, y se hizo más robusto el perno de
rotación.
He aquí los principales datos del fusil de
infantería Snider: longitud total 137.2 cm.,
cañón: 97.5 cm.; calibre 14.7 mm.; peso : 4.140 gr.
Datos del primer modelo de cartucho (en total se distribuyeron 7
modelos): bala de 2.85 cm.; peso 34 gr.; carga: 4.5 gr. El Snider
fue el arma principal del ejército británico hasta
1874, año en que comenzó a sustituirse por armas
sistema Martíni, adoptadas en 1871. Retirados del
ejército, los Snider terminaron dispersándose por
todo el mundo: Serbia, Montenegro, China,
Japón,
Siam, Turquía, Afganistán. Incluso Francia, Holanda
y Dinamarca adoptaron el sistema Snider, aunque mientras que el
que utilizaron en estos dos últimos países era
básicamente idéntico al inglés,
el adoptado por los franceses era levemente diferente. En
Francia, en donde se denominó "a tabatiere", es decir "De
tabaquera", debido a que la apertura de la cubierta se
parecía a la caja en la que se conservaba el tabaco, se
adoptó el 16 de mayo de 1867 es decir, incluso un
año después de que naciera el Chassepot de
retrocarga.
Para no pagar los derechos de patente a lo que
sin duda Snider tenía derecho, el gobierno
francés pensó en resucitar una vieja patente
presentada un año antes por un armero francés, un
tal Schneider, la cual tenía sorprendentes
analogías con la presentada por Snider. En un primer
momento se trataba de transformar las armas 1853 T, 1854 y
1857-59 en fusiles de infantería, fusiles de dragones y
carabinas de cazador. Sólo las armas que estaban en
condiciones de conservación perfectas sufrieron dicha
transformación, la cual no se llevó a cabo en las
fábricas del estado ocupadísimas con la
producción del Chassepot, sino única y
exclusivamente en la industria
privada bajo la estrecha vigilancia de los inspectores
militares.
Las armas modelo 1867 no entusiasmaron nunca a los
soldados, aunque demostraron ser perfectamente válidas
para el uso que se les dio, es decir de segunda línea,
aunque en ciertos casos obtuvieron resultados muy parecidos a los
Dreyse. Entre los defectos que se encontraron vale la pena
mencionar el exceso de peso y la munición con su grosor,
la poca exactitud del alza y la sensible diversidad de calibre de
un arma a otra.
Durante la guerra franco-prusiana, los Schneider, en
ciertos casos, se utilizaron también en primera
línea, en donde resultaron muy impopulares debido a varios
motivos que se pueden resumir en los siguientes: eran poco
prácticos para la guerra en primera línea, para la
que en realidad no estaban previstos su uso: la munición
resultaba con frecuencia defectuosa; había un cierto
complejo psicológico de inferioridad en relación
con los otros soldados franceses que tenían en
dotación el nuevo Chassepot, mucho más
moderno.
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