- Introducción
- Filosofía y Teología: Semejanzas y diferencias
- La relación entre Filosofía y Teología
- Intervenciones del ministerio educativo en cuestiones filosóficas
- Exigencias actuales a la filosofía
- Relación entre teología y filosofía según los padres y otros filósofos y teólogos de la historia cristiana
- Algunas conclusiones de acercamiento entre la fe y la razon
Introducción
Como la filosofía comprende una investigación fundamental de la naturaleza de la realidad y del pensamiento humano relacionado con ella, y en vista de que la teología cristiana se ocupa de la naturaleza de Dios, la humanidad y la creación humana, puede parecer inevitable que la teología encontraría expresión en las categorías filosóficas del día. Parece que, en la historia de la teología cristiana, desde Tertuliano hasta Karl Barth, siempre ha habido una línea que ha desconfiado, o sospechado, de cualquier vínculo positivo entre la teología cristiana y los descubrimientos de la filosofía. No obstante, aunque los teólogos cristianos tienen razón de cuestionar cualquier cosa que pudiera dañar o comparar el carácter distintivo de la fe, y aun cuando a veces los esfuerzos de los filósofos se han inclinado hacia tales compromisos, no hay nada intrínseco en la filosofía que vaya en contra de la fe cristiana, y hay mucho que le pueda resultar de beneficio.
Aun aquellos que vituperan la filosofía pueden hallarse haciendo uso de algunos de sus conceptos en su teología sistemática. Desde un principio se ha exhortado a los cristianos a dar razón de la esperanza que hay en ellos (1 Ped. 3: 15[1]y a distinguir la verdad revelada de la herejía (1 Jn 4: 1). Y se ha visto que han usado el lenguaje de pensadores no cristianos, y aun haciendo apelación a sus percepciones. (Hch 17).
Si la iglesia no ha de limitarse en estas actividades a una repetición literal de un pasaje de la Sagrada Escritura, invariablemente se verá obligada a adoptar, y adaptar formas de pensamientos filosóficos actuales con el fin de investigar más profundamente, o explicar algún aspecto de la fe. Este es el proceso de la fe que busca entendimiento, en la frase enfática de Anselmo.
El teólogo evangélico se encuentra bajo dos compulsiones que no se reconcilian fácilmente. La primera es la creencia de que las preguntas conceptuales básicas deben tener respuestas. Dios es, probablemente, o eterno o sujeto del tiempo. La otra compulsión es que frecuentemente parece que la Sagrada Escritura es imprecisa respecto a esas cuestiones.
De hecho, la situación es aun más compleja que esto, porque mucho del lenguaje de la Biblia es figurado y simbólico. Además, de semejante relación positiva y acomodada entre la filosofía y la teología es posible discernir otras dos relaciones de gran influencia en la historia, de una clase menos positiva.
El argumento filosófico se basa solamente en la razón, apelando a las normas lógicas deductiva e inductiva. Pero, también razón ha llegado a tener un significado normativo: aquello que una persona le parece ser razonable en un momento particular. De esa manera, Descartes llegó a sostener que debía creer solamente lo que se percibe con claridad y exactitud, entendido por el discernimiento y la intuición racional.
Tal racionalismo, como llegó a llamarse, llevó a Descartes a la conclusión de que podía dudar de todo los sistemas religiosos, pero no de la existencia de Dios. De manera paralela Locke sostenía que sólo es razonable creer aquello de lo que nos informa la experiencia del sentido, o lo que hace probable.
Aunque tales apelaciones generales a la razón son atractivas, porque a ninguna persona le gusta parecer irrazonable. No obstante deben contemplarse con reservas. El peligro teológico que presenta el racionalismo es el de ser a priori respecto a la teología, en lugar de permitir que los datos de la revelación hablen de acuerdo con sus propias condiciones.
Tal peligro se acentúa aun más en el caso de aquellos enfoques de la teología evangélica y el método teológico inspirados por la Ilustración. Aquí no se trata solamente de que la razón fije límites para la revelación, sino de dar nueva forma a toda la teología evangélica de una manera racional, y desechar activamente aquellos elementos que no se adapten al patrón.
Un ejemplo notable es Kant, quien negó sobre las bases filosóficas la posibilidad de conocer a Dios por medio de la razón o la revelación, pero sostuvo que la existencia de Dios tiene que postularse sobre bases morales. (Sinclair, Ferguson. Op, cit: 417)
Filosofía y Teología: Semejanzas y diferencias
Las principales semejanzas entre la Filosofía y la Teología serán señaladas más adelante. Donde encontrará que ambas tienen temas comunes, ambas también representan una indagación profunda de la realidad, indagación que va más allá de lo físico y lo aparente. (Este tema será tratado en el último capítulo de esta tesis) Entre los principales temas comunes a la Teología y a la Filosofía podemos destacar los siguientes: origen del mundo, existencia del espíritu en el ser humano e inmortalidad del mismo, libertad humana, finalidad de la vida humana, el puesto del ser humano en el mundo, los valores, la moral.
Diferencias entre Filosofía y Teología: Ya hemos dicho la diferencia en cuanto al fundamento de una y otra. La Filosofía descansa en la sola razón humana; nada que no sea demostrable por la razón puede estar en su estudio. La Teología, en cambio, basa sus afirmaciones principalmente en la fe, fe en lo revelado por la Divinidad.
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