Indice
1.
Lenguas
2. Orígenes
3. Los primeros invasores de la
península
4. La Historia del
Castellano
5. Los Dialectos
6. La Gramática
Española
7. Otros rasgos del
español
8. El castellano
actual
9. Bibliografía
La capacidad de hablar es una de las facultades que nos
diferencian de los demás animales. Hay
mamíferos y aves que se
comunican mediante un "idioma" hecho con unos cuantos sonidos,
pero el lenguaje
humano es mucho más rico y está altamente
desarrollado. Una lengua es una
forma de organizar los sonidos para expresar ideas. El lenguaje
humano se fue desarrollando a lo largo de los siglos, y de
ahí que se hablen tantos idiomas en la actualidad. Los
idiomas pueden agruparse en familias de origen común.
En el mundo hay unos cinco mil idiomas, subdivididos en
muchisimos dialectos o formas locales de los idiomas.
Lengua Española o Lengua Castellana
Lengua románica, derivada del latín, que pertenece
a la subfamilia itálica dentro del conjunto indoeuropeo;
es el idioma de España y
de las naciones hispanoamericanas, excepto Brasil,
Haití y la Guayana; cuenta con unos cuatrocientos millones
de hablantes.
¿Castellano o
español?
Esta lengua también se llama castellano, por
ser el nombre de la comunidad
lingüística que habló esta modalidad
románica en tiempos medievales: Castilla. Existe alguna
polémica en torno a la
denominación del idioma; el término español es
relativamente reciente y no es admitido por los muchos hablantes
bilingües del Estado
Español, pues entienden que español incluye los
términos valenciano, gallego, catalán y vasco,
idiomas a su vez de consideración oficial dentro del
territorio de sus comunidades autónomas respectivas; son
esos hablantes bilingües quienes proponen volver a la
denominación más antigua que tuvo la lengua,
castellano entendido como ‘lengua de Castilla’.
En los países hispanoamericanos se ha conservado esta
denominación y no plantean dificultad especial a la hora
de entender como sinónimos los términos castellano
y español.
Renunciar al término español plantearía la
dificultad de reconocer el carácter
oficial de una lengua que tan abierta ha sido para acoger en su
seno influencias y tolerancias que han contribuido a su
condición. Por otro lado, tanto derecho tienen los
españoles a nombrar castellano a su lengua como los
argentinos, venezolanos, mexicanos, o panameños de
calificarla como argentina,
venezolana, mexicana o panameña.
La base del idioma Español es el latín
vulgar, propagado en España
desde fines del siglo III a. C., que se impuso a las lenguas
ibéricas y al vasco.
El latín, la lengua de Roma.
Los abundantes documentos que
nos quedan del latín provienen de los textos literarios.
Pero si queremos conocer los verdaderos orígenes de
nuestra lengua, tenemos imaginar como hablaban los hombres y
mujeres del Imperio. Efectivamente, las lenguas romances no
derivan del latín escrito en la literatura, sino del
latín hablado en las calles y en las plazas. Y las
diferencias entre una y otra variedad lingüística son
importantes. En el aspecto fónico, el latín
literario diferenciaba diez vocales (cinco largas y cinco breves)
y esa longitud de la vocal podía modificar el significado
de una palabra. El latín oral reemplazó esa
distinción por el acento de intensidad, que persiste como
rasgo distintivo de nuestra lengua. En el plano
morfológico, los sustantivos y los adjetivos se declinaban
lo que significa que adoptaban una terminación diferente
según cual fuera la función
que desempeñaban en la oración.
Esta característica del latín literario
era reemplazada en el latín oral por un aumento en la
cantidad de preposiciones, tal como sucede en el castellano
actual. En lo referente al aspecto sintáctico, el
latín literario empleaba con frecuencia el
hipérbaton en tanto que el latín oral ordenaba la
oración con una regularidad casi constante y similar a la
de nuestra lengua. Una relación lógica
por parte, si se tiene en cuenta que una lengua evoluciona y se
modifica con mayor dinamismo en su variante oral que en la
escrita.
Otros elementos conformadores del lexico
español
Otro elemento conformador del léxico en el español
es el griego, puesto que en las costas mediterráneas hubo
una importante colonización griega desde el siglo VII
a.C.; como, por otro lado, esta lengua también
influyó en el latín, voces helénicas han
entrado en el español en diferentes momentos
históricos.
3. Los primeros
invasores de la península
Antes de la llegada de los romanos, la península
ibérica estaba poblada por diversas comunidades.
A ambos lados de los Pirineos, se agrupaban diversos pueblos que
poseían una lengua común, la vascuence. En el sur
los nativos establecían relaciones comerciales con los
fenicios.
Hacia el siglo VII a. C. Los Celtas, provenientes del sur de
Alemania,
invadieron la península y establecieron en Galicia y
Portugal. Fusionados con loa iberos formaron el grupo de los
Celtíberos.
Si bien cada una de estas comunidades poseían su propia
lengua, es posible suponer que se influían entre
si.
La invasión Germánica
En el año 409 se produjo en España la
invasión de pueblos provenientes del norte(los visigodos),
entraron en la península por los Pirineos. No eran muy
numerosos. Se instalaron principalmente en la meseta castellana.
En un principio no se unían con los pobladores hispano –
romanos, pero con el tiempo se fueron
romanizando tanto los hispano-romanos como los visigodos,
mantuvieron su lengua, aunque recibieron influencias que, en el
caso del castellano, se advierten principalmente en el
léxico.
La influencia Vasca
Junto a estos elementos lingüísticos también
hay que tener en cuenta al vasco, idioma cuyo origen se
desconoce, aunque hay varias teorías
al respecto. Algunos de sus hábitos articulatorios y
ciertas particularidades gramaticales ejercieron poderosa
influencia en la conformación del castellano por dos
motivos: el condado de Castilla se fundó en un territorio
de influencia vasca, entre Cantabria y el norte de León;
junto a eso, las tierras que los castellanos iban ganando a los
árabes se repoblaban con vascos, que, lógicamente,
llevaron sus hábitos lingüísticos y,
además, ocuparon puestos preeminentes en la corte
castellana hasta el siglo XIV. Del substrato vasco proceden
dos fenómenos fonéticos que serán característicos del castellano.
La otra herencia del
vasco consiste en que ante la imposibilidad de pronunciar una f
en posición inicial, las palabras latinas que empezaban
por ese fonema lo sustituyeron en épocas tempranas por una
aspiración, representada por una h en la escritura, que
con el tiempo se
perdió.
La invasión de los árabes
En el año 711 se produjo la invasión árabe
en España. Los musulmanes llevaron adelante la conquista
con una fuerza
inusitada. Así consiguieron abarcar toda la
península, desde el sur hacia el norte.
La invasión árabe tenía un objetivo
religioso. Por este motivo la lucha entre el mundo
hispano-románico y el árabe se transformó en
una lucha entre dos civilizaciones: la cristiana y la musulmana.
La prolongada permanencia de los árabes en España y
el contacto estrecho entre ambos pueblos generaron una cultura nueva
que abarcó no solo lo lingüístico, sino
también la literatura, la arquitectura, el
arte y las
costumbres.
En lo referente a la lengua los mozárabes hablaban un
romance arcaico con gran cantidad de arabismos. Algunos
seguían profesando el cristianismo,
pero solían escribir con caracteres árabes. En
cuanto a literatura produjeron una composición
poética de metro y lenguaje
híbridos, el zéjel.
La convivencia entre ambas culturas permitía reconocer dos
Españas: la España musulmana, floreciente y lujosa,
y la España cristiana, empobrecida y asolada por las
guerras. Sin
embargo la España cristiana valorizaba la cultura.
4. La Historia del
Castellano
En la formación del español cabe
distinguir tres grandes periodos: el medieval, también
denominado del castellano antiguo, fechado entre los
siglos X al XV; el español moderno, que
evolucionó desde el siglo XVI a finales del XVII, y
el contemporáneo, desde la fundación de la Real
Academia Española hasta nuestros días.
El castellano medieval
El nombre de la lengua procede de la tierra de
castillos que la configuró, Castilla, y antes del
siglo X no puede hablarse de ella. Por entonces
existían cuatro grandes dominios lingüísticos
en la Península.
El Castellano fue tan innovador en la evolución del latín como lo fueron
los habitantes de Castilla en lo político.
En el sur, bajo dominio
árabe, hablaban mozárabe las comunidades hispanas
que vivían en este territorio y conservaron su lengua
heredada de épocas anteriores. La mantuvieron sin grandes
alteraciones, bien por afirmación cultural que marcara la
diferencia con las comunidades judía y árabe, bien
por falta de contacto con las evoluciones que se estaban
desarrollando en los territorios cristianos. En esta lengua se
escriben algunos de los primeros poemas
líricos romances: las jarchas, composiciones escritas en
alfabeto árabe o hebreo, pero que transcritas corresponden
a una lengua arábigo-andaluza.
El primer paso para convertir el castellano en la lengua oficial
del reino de Castilla y León lo dio en el siglo XIII
Alfonso X, que mandó componer en romance, y no en
latín, las grandes obras históricas,
astronómicas y legales. El castellano medieval
desarrolló una serie de fonemas que hoy han
desaparecido.
Desde el punto de vista gramatical ya habían desaparecido
las declinaciones del latín y eran las preposiciones las
que señalaban la función de
las palabras en la oración. Los adjetivos posesivos iban
precedidos de artículo.
El español del siglo XII ya era la lengua de los
documentos
notariales y de la Biblia que mandó traducir
Alfonso X.
El castellano moderno
La publicación de la primera gramática castellana de Elio Antonio de
Nebrija en 1492, fecha del descubrimiento de
América y de la toma de Granada por los Reyes
Católicos, establece la fecha inicial de la segunda gran
etapa de conformación y consolidación del
idioma.
A esta época pertenecen el cambio de las
consonantes que altera y consolida definitivamente el sistema
fonológico del español.
Desde el punto de vista del léxico adquirió una
gran cantidad de neologismos, pues a estos momentos
correspondió la expansión de Castilla y, por lo
tanto, el contacto con otras culturas. Consiguió
consolidarse como lengua dominante frente a otros dialectos
peninsulares al llevarse a cabo la unidad política de Castilla
y Aragón y ser el castellano la lengua de los documentos
legales, de la política exterior y
la que llegó a América
de la mano de la gran empresa realizada
por la Corona de Castilla, ya fijada en la gramática normativa de Nebrija.
En Francia,
Italia e Inglaterra se
editaban gramáticas y diccionarios
para aprender español, que fue la lengua
diplomática hasta la primera mitad del siglo XVIII.
En esta etapa de la lengua se llegó al esplendor literario
que representan los autores del siglo de oro. El léxico
incorpora palabras originarias de tantas lenguas como contactos
políticos tenía el imperio. Del italiano entran en
el español desde el siglo XV al XVII los nombres de
la métrica y preceptiva literaria.
Los americanismos, que comienzan a entrar en el siglo XVI,
ofrecen una lista referida a las realidades que en Europa no se
conocían y que son españolismos tomados por las
lenguas europeas que proceden del quechua y el guaraní.
Los términos más antiguos, proceden de los
arawak.
El español contemporáneo
En el año 1713 se fundó la Real Academia
Española. Su primera tarea fue la de fijar el idioma y
sancionar los cambios que de su idioma habían hecho los
hablantes a lo largo de los siglos. En esta época se
había terminado el cambio
fonético y morfológico y el sistema verbal de
tiempos simples y compuestos era el mismo que ha estado vigente
hasta la primera mitad del siglo XX.
Los pronombres átonos ya no se combinaban con las formas
de participio y, gracias a la variación
morfológica, los elementos de la oración se pueden
ordenar de formas muy diversas con una gran variedad de los
estilos literarios.
Hasta la irrupción de la radio y
la
televisión en la sociedad
—en la segunda mitad de este siglo—, era
relativamente fácil diagnosticar por los hábitos
fonéticos y la entonación la pertenencia de un
determinado hablante a su correspondiente área dialectal.
Hoy, aunque también se siguen dando estas diferencias, la
imitación de la norma que esos medios han ido
creando entre los hablantes, hace que la pertenencia a diferentes
comunidades lingüísticas no sea tan clara ni tan
rotunda.
Del mapa lingüístico medieval ibérico
surgieron variedades lingüísticas que algunas se
convirtieron en lenguas y otras, con el paso del tiempo, se
transformaron en dialectos de alguna de ellas. Entre las
variedades relacionadas con el español se encuentran: el
leonés, que se habló desde Asturias hasta las
tierras de Cáceres y que, ya a finales del siglo XV,
había dejado su lugar de idioma en pugna con el castellano
para ocupar el puesto de mera variedad dialectal; el
aragonés, con una situación análoga al
leonés, que se habló en el reino de Aragón y
cuyas fronteras naturales son los Pirineos por el norte, la
cordillera Ibérica por el oeste y los límites de
Cataluña y Valencia por el este. A partir del
siglo XIV, como consecuencia de la conquista de
Andalucía por los castellanos, surgió el andaluz,
que integró algunos rasgos del mozárabe, como un
auténtico dialecto del castellano. El extremeño,
que empezó siendo una variedad fronteriza del
leonés y el castellano se ha consolidado como uno de los
pocos dialectos hoy todavía identificables por sus
aspiraciones implosivas y su peculiar léxico. El riojano,
que se habló en La Rioja, y que tan decisivamente
influyó en el castellano escrito de los primeros tiempos,
era una variedad dialectal del aragonés. Otro dialecto de
fronterizo aún vigente lo representa el murciano, en el
que confluyeron el castellano, el aragonés y el
valenciano, variedad catalana. En las islas Canarias existe el
canario, cuya entonación, léxico y fonética
influyeron en el español americano del istmo y norte de
Sudamérica.
En el siglo XVI el castellano sirvió de base para la
creación de un sabir o lengua de intercambio en el
Mediterráneo. Un siglo después se configura otro
sabir en el Caribe, que luego se criolliza para dar paso al
papiamento de Curaçao. Los jesuitas que entraron en
contacto con los indios guaraníes crearon otra lengua de
intercambio conocida como lengua general.
En cuanto al continente americano, no han faltado autores que
calificaban de dialectos a cada una de las variedades
lingüísticas que se han consolidado en los
respectivos países.
La dialectología del español en América
debe hacerse por cada país antes de que la homogeneidad
que imponen la radio, el
cine y la
televisión
borren las fronteras dialectales que aún
existen.
Desde el punto de vista de la clasificación de
las lenguas, el español es una lengua flexiva, aunque en
menor medida de lo que fue el latín.
Morfología y sintaxis
El nombre ya había perdido las desinencias de caso en el
latín tardío del siglo VI. En su lugar el
español, como las demás lenguas románicas
mediterráneas, sustituyó por un procedimiento
sintáctico lo que fue en principio morfológico.
Una ordenación diferente y peculiar del sujeto está
presente en las oraciones interrogativas del español que
se habla en toda la zona de influencia del Caribe. Mientras que
en las demás variedades del idioma el sujeto de una
oración interrogativa va pospuesto al verbo de acuerdo con
el esquema: pronombre interrogativo-verbo-sujeto, como
¿qué quieres tú?, en esa variedad el orden
de la oración es: pronombre interrogativo-sujeto-verbo,
como por ejemplo ¿qué tú quieres? No se
trata, como algunos estudios señalaron, de ningún
anglicismo sintáctico, sino de una evolución interna del idioma relacionada
con otros hechos, como el cambio en la determinación y la
pérdida de algunas desinencias verbales, consecuencia de
la relajación de los fonemas finales y su consiguiente
neutralización.
Los verbos redujeron a tres las cuatro conjugaciones del
latín. Posee desinencias para las personas, el
número, el tiempo, el modo y la voz. En el caso de la
segunda persona, el
español canario, andaluz occidental y americano, salvo
algunas zonas colombianas, ha conservado las formas del
siglo XVII y ha desarrollado una conjugación para el
singular basada en la concordancia originaria con vos, segunda
persona del
plural; las formas correspondientes a tú se consideraron
vulgares y hasta humillantes, y por esa razón la persona
de confianza reconocida como digna de respeto fue
tratada de vos; a su vez, las personas de menor confianza reciben
el mismo tratamiento que en la península; son usted y
concuerdan con la tercera persona. El cambio afecta por igual a
la conjugación verbal y al paradigma de
los pronombres personales y se denomina voseo al cambio en el
empleo de
tú por vos, tanto en el verbo como en los pronombres,
así como en los posesivos que también necesitan la
concordancia de persona. Hoy se observa una tendencia a aceptar
el paradigma
peninsular entre las clases urbanas y cultas, sobre todo las
argentinas.
La voz verbal
En el caso de la voz, las cosas no son tan claras como aparecen
en algunos manuales. La voz
activa emplea haber como verbo auxiliar para formar los tiempos
compuestos.
En la voz pasiva todos los tiempos se forman con el auxiliar ser,
también gramaticalizado, y no existen más
desinencias de pasiva que las que comporta el auxiliar.
El verbo carece de desinencia de aspecto, pero existe una serie
de perífrasis con claro valor
aspectual de acción en desarrollo.
Otro hecho relacionado con el cambiante paradigma de la voz es la
conjugación pronominal, que empezó siendo una
conjugación reflexiva y que hoy ha adquirido valor de voz
media, como nos tomamos unos cafés. En esos casos el
pronombre átono recibe el nombre de anáfora. Este
fenómeno no aparece tan extendido en el español
americano.
El español también se caracteriza por su
constante empleo del
pronombre se, y el uso vivo del subjuntivo. Entre las
características heredadas del latín debe destacarse
la sintaxis y los procedimientos
sintácticos para matizar, calificar o convertir en
nombres, y, por tanto, sujetos, a oraciones completas.
El español en el mundo
El español es, por número de hablantes, la tercera
lengua del mundo. Pese a ser una lengua hablada en zonas tan
distantes, existe una cierta uniformidad en el nivel culto del
idioma que permite a las gentes de uno u otro lado del
Atlántico entenderse con relativa facilidad. Las mayores
diferencias son de carácter
suprasegmental, es decir, la variada entonación, fruto al
parecer de los diversos substratos lingüísticos que
existen en los países de habla hispánica. La
ortografía y la norma
lingüística aseguran la uniformidad de la lengua; de
ahí la colaboración entre las diversas Academias de
la Lengua para preservar la unidad, hecho al que coadyuva la
difusión de los productos
literarios, científicos, pedagógicos,
cinematográficos, televisivos, ofimáticos,
comunicadores e informáticos.
Desde España se ha elaborado el primer método
unitario de enseñanza del idioma que difunde por el
mundo el Instituto Cervantes. El trabajo
coordinado de las Academias ha cristalizado en la
"Elaboración de la norma culta de las grandes ciudades",
que presta especial atención a la fonología y el
léxico. Es el segundo idioma hablado en Estados Unidos,
que cuenta con varias cadenas de radio y televisión
con emisiones totalmente en español; asimismo, y por
razones estrictamente económicas, es la lengua que
más se estudia como idioma extranjero en los países
no hispánicos de América y Europa. Lejanos
ya los tiempos en que fue considerada la lengua
diplomática, cuando fue sustituida por el francés,
hoy es lengua oficial de la ONU y sus
organismos, de la Unión
Europea y otros organismos internacionales. Ha sido incluido
como idioma dentro de las grandes autopistas internacionales de
la información como Internet, lo que asegura la
constante traducción de las innovaciones
informáticas, su difusión e
intercomunicación. Donde aparece más incierto el
futuro del idioma es en el continente africano, abandonado por
razones políticas
a la voluntad de sus hablantes; no hay que olvidar que
todavía sirve de lengua diplomática junto al
francés para el pueblo saharaui. No obstante, todo parece
augurar que en el próximo siglo será una de las
lenguas de mayor difusión, y quién sabe si en
momentos de deseable mestizaje no dé lugar a una lengua
intermedia que asegure la
comunicación con el continente americano en su
conjunto.
El Castellano en América
La colonización comenzó a fines del siglo XV,
cuando ya el castellano había adquirido sus caracteres
esenciales. Pero los hablantes que llegaron a América
provenían de diferentes regiones españolas y
pertenecían a diversas condiciones sociales y culturales.
Esta variedad es una de las primeras razones por las cuales se
reconocen diferencias entre las variantes habladas en
América y las que se registran en España.
Cuando los conquistadores y los misioneros llegaron a nuestro
continente, encontraron una amplia variedad de comunidades, cada
una de las cuales poseía su propia lengua.
El castellano se impuso sobre las lenguas nativas. Los
indígenas aprendieron la lengua de los conquistadores y de
los misioneros. En la mayoría de los casos hablaron el
castellano con modificaciones atribuibles a sus propios
hábitos lingüísticos. En otros casos
conservaron su lengua con la incorporación de algunos
hispanismos.
Si bien el castellano predominó sobre las lenguas nativas
americanas, éstas dejaron su influencia.
El castellano es la lengua romance de mayor
difusión en el mundo actual. Se habla en casi toda la
península ibérica, en el sudoeste de U.S.A., en
todo México, en
toda América Central y América del Sur (a
excepción de Brasil y
Guayanas) y es la lengua de un grupo
minoritario de hablantes de Filipinas.
Esta vasta difusión geográfica trae como
consecuencia una gama importante de variantes dialectales. Esto
hace suponer que al cabo de los siglos e inevitablemente, el
castellano debería seguir el destino del latín:
fraccionarse en distintas lenguas nacionales. Aparentemente, la
velocidad de
los medios de
comunicación y la amplia difusión de la lengua
escrita en la literatura y en los medios
masivos, hacen que la gran mayoría de los hispanohablantes
maneje una variedad de lengua común, en la que todos se
entienden a pesar de las diferencias regionales. La escuela funciona
como un organismo unificador que tiende a que los hablantes se
comuniquen con un número cada vez mayor de hablantes de
otras regiones. Entonces si bien somos conscientes que la lengua
evoluciona inevitablemente, también debemos creer en la
necesidad de mantener una unidad lingüística que
permita la comunicación eficaz y fluida entre la
mayoría de los hispanohablantes.
G. E. Perez Apilor,
H. Muñoz Lengua y Literatura 3, Bs. As, Santillana,
1990.
G. H. Perez de Lois
El Gran Saber Larousse, Enciclopedia Metódica Larousse,
Tomo 10, Lord Cochrane S.A., Santiago de Chile,
1992.
"Española, Lengua", Enciclopedia Microsoft®
Encarta® 99. © Microsoft
Corporation 1993-1998.
Autor:
Oscar Abel Sosa