- El payaso en la
antigüedad. - La edad media y los bufones de las
cortes. - Un antecedente: la Comedia del
Arte. - Esbozo del payaso moderno.
- Clowns y augustos.
- Algunos célebres
payasos. - Consideraciones finales.
No poseemos datos exactos ni
tenemos la certeza de quién fue el primer payaso de la
historia. Sin
embargo, conocemos antecedentes muy remotos que nos dan una idea
de la existencia de estos personajes en la antigüedad.
Hace unos cuatro mil años, en la antigua China, un
bufón llamado Yusze, servía en la corte del
emperador Chiiu Shih huang-ti, a quien se debe la construcción de la gran muralla china.
Desde esta época ya le sería otorgado a este
personaje un privilegio que le será reconocido a lo largo
de la historia: el poderse burlar del rey, hacerle sugerencias, e
influir contundentemente en sus decisiones, aunque este beneficio
debía ser ejercido con tacto y cautela, pues de
sobrepasarse o equivocarse, nuestro chistoso personaje
podía pagar con su propia vida. Se sabe que para construir
la muralla china fue necesario que muchas personas sacrificaran
su vida. El emperador, no contento con esto, tuvo la idea de
pintarla, con lo cual todo el pueblo se estremeció pero
sólo el bufón Yusze se atrevió a sugerirle,
medio en broma medio en serio, que no lo hiciera y el emperador
al fin cedió, ahorrándose con ello muchos
años de trabajo y
muchas más muertes.
En otras partes de oriente aparecieron los "Lubyet ",o
"hombres frívolos", que caminaban y tropezaban llevando
parasoles haciendo una pésima imitación de los
miembros de la realeza.
En Malasia surgen los "P´rang" que llevaban enormes
turbantes, mascaras de carrillos abultados, y colores
extravagantes sobre las cejas.
Ya hace cerca de unos 2000 años, en Grecia, los
payasos irrumpen en lo que podría ser denominado como el
antecedente de las atelanas, tradición seguida por los
romanos en la que se presentaba una obra teatral y los payasos
aparecían en los intermedios, o al final, interpretando
una propia versión cómica de la obra. Homero nos habla
también de Tersites, que divertía a los guerreros
griegos en las retaguardias de las áreas de combate y
Virgilio relata las fiestas del Ager, en las que personajes
enmascarados, o maquillados, improvisaban diálogos
humorísticos y representaban costumbres populares.
Dentro de los payasos romanos se hicieron famosos Cicirro, que
usaba una máscara con cresta de gallo y actuaba como tal,
cacaraqueando y batiendo brazos a guisa de alas, y
Estúpido, que llevaba un traje de parches y un gorro
puntiagudo. Filemón fue querido por todo el pueblo y es
famosa su anécdota: el emperador obligaba a los cristianos
a hacer sacrificios a los dioses y, si el cristiano se negaba,
era sentenciado a muerte. Un
Cristiano le pagó a Filemón para que fuera al
templo y ofreciera por el sacrificio y, estando apunto de
hacerlo, el payaso se percató de que el también era
cristiano y se negó a realizar el sacrificio. Con pesar de
todo el pueblo Filemón fue ejecutado y hoy, por su
inquebrantable fe y valentía, es reconocido como santo:
San Filemón.
Desde un comienzo estos payasos fueron patrocinados por los
patricios, gentes adineradas que disfrutaban de los
espectáculos ambulantes de bufones, entre los que se
contaban algunas mujeres.
Cuando el emperador romano se convierte al cristianismo,
desaparecen los teatros y, con ellos, las famosas atelanas que
también se interpretaban en calles o plazas romanas.
Entonces los payasos se ven obligados a errar por las plazas y
mercados de los
diferentes países europeos, convirtiéndose en seres
nómadas.
La edad media y
los bufones de las cortes.
Por aquel entonces se celebraba la feria en los principales
distritos rurales. Una feria podía durar semanas enteras,
la gente vendía, compraba y miraba los espectáculos
ofrecidos. En este ámbito aparecen los personajes que
serían conocidos como "gleemen",en Alemania y
Escandinavia, y como "jonglenrs", en Francia. Eran
hombres atléticos y fuertes, acróbatas, cantantes,
músicos y entrenaban perros, osos y
caballos y hasta conejos que tocaban tambor con las patas.
Otro payaso cumplía una función
muy simpática: debía mantener a raya al
público que, dispuesto a manera de círculo,
observaba los diferentes espectáculos y, principalmente,
el del mimo. Entonces el payaso pasaba cerca al público y,
golpeándole en broma, ya fuera con una estaca con un globo
atado a uno de sus extremos o una escoba, gritaba pidiendo
espacio para recitar sus trovas.
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