La caricatura ha sido desde el comienzo de la historia un tipo de
representación exagerada de unos personajes o de unos
hechos con el fin de poder
trasmitir un mensaje, una idea, la mayoría de veces
sarcástica sobre una cuestión
determinada.
Es por este motivo que desde siempre, el hombre
recurrió a realizar una serie de trazos bien expresivos,
bien simbólicos, pero tremendamente simples con los que
trasmitir ideas por medio de las imágenes y
así llegar a un mayor número posible de
espectadores a los que convencer de tales ideas.
La caricatura es un tema más interesante de lo
que a primera vista pueda parecer. Ya Azorín
escribía en 1913 a propósito del humorismo: "El
capítulo de eutrapelia, del divertimento espiritual es
sumamente importante en la historia del
desenvolvimiento humano; haciendo la historia de la ironía
y del humor, tendríamos hecha la sensibilidad humana y
consiguientemente la del progreso, la de la civilización.
La marcha de un pueblo está en la marcha de sus
humoristas". Baudelaire por su parte opinaba: "Sin
duda alguna, una historia general de la caricatura en sus
relaciones con todos los hechos políticos y religiosos,
graves o frívolos, relativos al espíritu nacional o
a la moda, y que
han agitado a la humanidad, resultaría una obra gloriosa e
importante". Por su parte Gombrich ponía de manifiesto la
trascendencia de la labor del dibujante cómico: "El
dibujante por desdeñable que sea su calidad
artística, tienen más probabilidades de impresionar
en una campaña de odio que el orador de masas y el
periodista." Su interés
radica, no ya sólo en la calidad de las
obras (quienes siguen los vaivenes estilísticos del
momento) sino en la enorme cantidad de información que estas humildes obras pueden
proporcionarnos pudiendo asistir y revivir todos los
acontecimientos, desde los más triviales a los más
importantes y además podemos hacernos una idea
perfectamente clara de la forma de pensar de aquellos individuos
en aquellos momentos. Por todo ello el humor gráfico nos
proporcionaba información en tres aspectos
importantísimos: el cultural, el estilístico y el
sociopolítico.
Los primeros ejemplos que encontramos son los del
antiguo Egipto. Todos
los autores que se han encargado de estudiar el tema, coinciden
en remontar sus orígenes hasta las culturas
Mesopotámicas, Precolombinas, egipcias…; así Gaya
Nuño señala por lo que se refiere a Egipto que en
diferentes papiros como el del British Museum, el de el Museo
Arqueológico del Cairo o el Museo de Egiptología de
Turín (todos pertenecientes a la XX dinastía),
aparecen representados varios animales como el
asno, el león, el cocodrilo o el mono, tocando
instrumentos dentro de un lujoso ambiente, o
incluso una escena en la que una rata sentada en un trono recibe
como ofrenda una flor de loto por parte de un gato, escena que es
contemplada por otras ratas que portan atributos
reales.
Otro de los periodos en donde más
florecerá la caricatura del Antiguo Egipto, es en el de la
XVIII dinastía, fundamentalmente en el periodo Amarniense,
momentos en los que tras la reforma de Amenofis IV (Akenaton) se
produce una fuerte crítica a toda su política de cambios,
en este sentido son famosos los "graffiti" encontrados en las
antiguas murallas de Tebas representando de manera muchas veces
soez a Nefertiti y Akenaton.
Pasando a otra cultura la
época griega es rica en representaciones caricaturescas,
cuya evolución va respondiendo a los diversos
conceptos que sobre el tema de lo "cómico" aparecen en su
filosofía, así desde un punto de vista
teórico esta ciencia se
preocupaba por indagar la esencia y el valor moral de lo
cómico analizando su aspecto estético, ejemplo de
toda esta preocupación lo encontramos en Platón
quien no contempla nada bueno en la hilaridad, o de Aristóteles quien la considera de escaso
interés, motivo por el cual no se le ataca
directamente, más bien se la elude, sin embargo una
generación posterior con Teofrasto (discípulo de
éste último) se empieza a ver ya lo cómico
como algo positivo; y de esta forma es cuando la literatura y el Arte nos
empezarán a mostrar los más claros y ricos ejemplos
de caricaturas. De entre los cuales y a modo de ilustración se podrían citar los
siguientes:
a) Cerámica griega del siglo V a.c. que se
conserva en el museo de Florencia, y representa a la figura de
Eneas con Aquiles y Ascanio, todos ellos con cabezas de animales.
b) Ánfora Póntica del Museo de Munich
representando una parodia del Juicio de París
c) Kylix ático del Museo del Vaticano del siglo V
a.c. en la que se representa a Esopo aprendiendo de una zorra,
muy en la línea de la sátira aristofanesca "Las
Nubes".
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