Se entiende por reservas de petróleo y
gas de un
yacimiento al volumen de
hidrocarburos
que será posible extraer del mismo, en condiciones
rentables, a lo largo de su vida útil. Para determinarlas
lo primero que se debe saber es cuánto petróleo y/o
gas contiene el yacimiento, lo que se conoce como el
"petróleo original en situ" (OOIP). Este cálculo
obliga al conocimiento
de:
- el volumen de roca
productora; - la porosidad de esta roca, que es el espacio
intersticial disponible; - la saturación de agua de
estos espacios, porcentaje de poros ocupados por el
agua; - la profundidad, presión
y temperatura
de las capas productivas.
Toda esta información se obtiene sólo luego de
perforar uno o más pozos que delimiten el yacimiento, lo
que permite además tomar los registros y las
muestras necesarias.
La reserva de un yacimiento es una fracción del
"petróleo original in situ", ya que nunca se recupera el
total del petróleo existente. Para establecerla hay que
conocer cuál será el factor de recuperación
del yacimiento, factor que implica conocer el tipo de empuje del
yacimiento, agua/gas; su
presión; permeabilidad de la roca; medida
de la transmisibilidad entre los poros de la roca y la forma de
explotación. Para la obtención de estos datos se
efectúa un seguimiento del comportamiento
del yacimiento a través de diversas pruebas y
ensayos, lo
que conlleva un tiempo
considerable y una importante inversión económica. El valor
resultante de esta fracción varía entre un 15% y un
60% del total del petróleo existente.
Una vez que se conocen la delimitación
territorial y características del yacimiento y las
reservas que contiene, llega el momento de planificar su desarrollo, o
sea definir cuántos pozos de producción se van a perforar, qué
tipo de pozos, si se va a inyectar agua o gas para mejorar la
recuperación, qué tipo de instalaciones de
superficie son necesarias, cuánta gente hará falta
para su operación y cuál es el costo de esas
inversiones y
gastos, para
definir si la explotación del yacimiento es viable
económicamente.
El desarrollo de
un yacimiento consiste, básicamente, en la
perforación de pozos que lleguen al reservorio y extraigan
el
petróleo que éste contiene. Es claro que un
yacimiento en producción genera gastos (energía
eléctrica, salarios del
personal,
mantenimiento,
etc); si en determinadas condiciones o momentos el costo de
producción supera a lo que se obtiene por las ventas, el
yacimiento deja de ser viable económicamente y, en
consecuencia, se detiene la producción; precisamente,
el
petróleo o gas no extraído por consecuencia de
ello, no constituye parte de las reservas.
En función
del grado de seguridad que se
tenga en cuanto a la existencia del yacimiento y su volumen
comercialmente recuperable, las reservas pueden ser agrupadas
en:
Comprobadas (o Probadas), Probables y
Posibles.
Las reservas comprobadas pueden ser definidas como
aquellas cantidades de petróleo y/o gas que se estima
pueden ser recuperadas en forma económica y con las
técnicas disponibles, de acumulaciones
conocidas (volúmenes in situ) a partir de los datos con que se
cuentan en el momento de la evaluación.
Las reservas comprobadas pueden a su vez dividirse en
"comprobadas desarrolladas", que se esperan recuperar mediante
los pozos y las instalaciones de producción existentes, y
en "comprobadas no desarrolladas", que se esperan recuperar de
pozos a perforar e instalaciones de producción a emplazar
y de las cuales se tiene un alto grado de certidumbre ya que se
ubican en yacimientos conocidos.
Las reservas probables pueden definirse como aquellas a
los que tanto los datos geológicos como de ingeniería dan una razonable probabilidad de
ser recuperadas de depósitos descubiertos, aunque no en
grado tal como para considerarse comprobadas.
Son también comunes los términos reservas
posibles y recursos
potenciales o especulativos. Tales términos demuestran un
importante grado de incertidumbre en cuanto a su existencia, por
lo que se expresan en intervalos y responden al conocimiento
geológico de una cuenca sedimentaria.
Reservas en la
Argentina y en el
mundo
La formación de hidrocarburos
demanda
millones de años y la humanidad se encargará de
consumirlos tan sólo en trescientos años, por lo
que se los considera recursos no
renovables. Es por ello que la continua búsqueda de nuevas
reservas hace avanzar rápidamente la tecnología que, en
forma económica, permite explorar nuevas fronteras
geológicas y tecnológicas, tanto en la tierra como
bajo aguas cada vez más profundas y hasta hace poco
tiempo
inaccesibles.
El avance de nuevas
tecnologías impulsa el desarrollo de operaciones
sofisticadas para el hallazgo de hidrocarburos en áreas
que, en su momento, habían sido dejadas de lado por el
alto grado de incertidumbre en cuanto a la existencia de
petróleo y/o gas; para la optimización de la
recuperación de petróleo in situ, incrementando
cada vez más el factor de recuperación de los
mismos.
Una importante evidencia de lo anteriormente expuesto lo
constituye la industria
petrolera en Argentina: en el
período 1988-2000 la producción de petróleo
aumentó de 26,1 a 44,7 millones de metros cúbicos
al año, en el mismo lapso las reservas comprobadas
crecieron de 362,5 a 472,8 millones de metros cúbicos,
reduciéndose así el horizonte de disponibilidad de
aproximadamente trece (13) a diez (10) años. Esto
significa que en los últimos años se ha registrado
un fuerte aumento en la producción acompañada de
una disminución de la actividad exploratoria con la
consecuente reducción de las reservas. Las reservas
probables, a diciembre de 2000, alcanzaron los 161,3 millones de
metros cúbicos.
En cuanto al gas natural, la
Argentina no sólo abastece el creciente consumo del
país (es uno de los cinco países que más
utiliza el gas como fuente de energía), sino que
también se ha convertido en exportador a países
vecinos, lo que se ha transformado en una importante fuente de
ingresos para
su economía.
Durante el período 1988-2000, la producción de
gas natural
totalizó 402.184 millones de metros cúbicos
mientras que las reservas comprobadas se han mantenido en el
mismo nivel, si comparamos los años extremos del
período considerado (en 1988, 773.016 millones de
m3 y en 2000, 777.601 millones de m3) lo
que ha llevado a una fuerte reducción del horizonte de
reservas de 34 a 17 años.
Reservas comprobadas y probables de | ||||||
por Cuenca al 31/12/00 | ||||||
RESERVAS | ||||||
Comprobadas | Probables | |||||
Petróleo | Gas Natural | Petróleo | Gas Natural | |||
Noroeste | 30.324,36 | 153.524,69 | 8.356,20 | 60.808,90 | ||
Cuyana | 34.697,00 | 733,00 | 6.775,10 | 98,00 | ||
Neuquina | 207.395,48 | 399.128,12 | 49.492,06 | 73.777,98 | ||
Golfo San Jorge | 173.406,33 | 39.043,41 | 75.513,45 | 21.055,48 | ||
Austral | 26.957,71 | 185.179,67 | 21.126,40 | 115.782,61 | ||
Total | 472.780,88 | 777.608,89 | 161.263,21 | 271.522,97 | ||
Nota: las reservas de petróleo están | ||||||
de gas natural en millones de metros | ||||||
Fuente: Secretaría de Energía y |
En el contexto dado por la región de Latinoamérica y el Caribe, según
OLADE, Argentina participa o representa el 8,1% de las reservas
de gas natural y el 2,1% de las de petróleo, mientras que
en lo que hace a la producción, nuestro país
representa el 22,8% del total del producido de gas natural en la
región y el 8,0% de la de petróleo (estas
relaciones porcentuales también traducen el hecho de que
en la Argentina se ha dado prioridad a la extracción en
detrimento de la exploración).
En el mundo se han producido en los últimos
años millones de metros cúbicos de petróleo
que han sido compensados por una cantidad aún mayor de
reservas incorporadas. Es evidente que el precio del
petróleo tiene vital importancia para el desarrollo de la
exploración y producción del mismo. Cuando el
precio
experimenta incrementos se revitalizan yacimientos cuyos costos de
extracción son también altos y muchas veces
considerados como no económicos. A su vez, posibilita que
se invierta cada vez más en la exploración de
petróleo y gas, permitiendo que la misma avance hacia las
costosas pero cada vez más importantes áreas
marginales, tanto desde el punto de vista geológico como
tecnológico.
Fig. 1- Reservas Mundiales de
Petróleo (Total: 1.068.556 106 bbl )
Fig. 2- Reservas Mundiales de Gas Natural
(Total: 151.362 109 m3 )
Juan Pedro Azcona