México es un país que ha vivido durante
décadas en un ambiente de corrupción e impunidad
generado y compartido por sus gobernantes al grado tal de que la
corrupción llegó a considerarse como algo normal
por algunos sectores de la población y que por lo mismo
llegó a formar parte del contenido de ciertas subculturas
de nuestra sociedad.
Esta cultura de la corrupción permitió que
se desviaran enormes cantidades del presupuesto público
para fines personales y de grupo en detrimento de la
población en general. El saqueo de las arcas
públicas generó a su vez una crisis
económica que afectó a la mayoría de la
población al disminuir el presupuesto para obras sociales
y colocó a nuestra nación en la enorme
contradicción de ser un país lleno de recursos
naturales que podrían alimentar a millones de personas,
pero que sin embargo esto no impide que más de 60 millones
de mexicanos vivan en pleno siglo XXI en condiciones de pobreza y
miseria.
La crisis económica nos ha acompañado
durante varios años, golpeado y arruinado el futuro de
varias generaciones, sin embargo a pesar del sufrimiento que
provocaba, el país mantenía cierta estabilidad
social porque el Estado mantenía aún un relativo
control social de la población a través de sus
instituciones y con el apoyo de los medios masivos de
comunicación que promovían el conformismo social y
la
inmovilización. http://www.monografias.com/…/sociopatologia-sociedad-contem…
Eventualmente se presentaban síntomas de crisis
política producto del abuso de poder, lucha interna de la
élite gobernante o simplemente por el hartazgo social como
lo fue en los casos de la insurrección zapatista y el
asesinato de Luis Donaldo Colosio, pero luego llegaba nuevamente
al punto de estabilidad social y seguían
reproduciéndose las relaciones sociales de
producción sin cambio social alguno.
Aquellas personas que durante años hemos luchado
desde diferentes trincheras y múltiples formas por lograr
un cambio social en este país denunciando la
corrupción y a injusticia social, llegamos en varios
momentos a experimentar sentimientos de frustración porque
los años pasaban y el cambio social no se veía
venir ya que la mayoría de la población
mantenía su conformismo social.
Al contrario, éramos víctimas y testigos
de que el control social se fortalecía cada vez más
y las nuevas generaciones eran presa del apoliticismo, del
individualismo y del hedonismo que daban como resultado el
conformismo y la sumisión social de buena parte de la
sociedad.
Sin embargo, la esperanza del cambio la
manteníamos vigente muy dentro nuestro a pesar de que
todas las evidencias apuntaban en un sentido contrario, porque
los principios, valores e integridad forman parte de nuestra
personalidad.
Con el advenimiento del siglo XXI terminaron
décadas de gobiernos priístas caracterizados por la
corrupción, la impunidad y el autoritarismo, al inclinarse
el voto popular por Vicente Fox el candidato presidencial del
PAN, que llegó al poder principalmente porque millones de
mexicanos actuaron dando un voto de castigo al candidato del
PRI.
Pero tal como se esperaba de un gobierno panista, la
corrupción y la impunidad continuaron, decepcionando a los
millones de mexicanos que votaron por la opción del
cambio, ya que se evidenció la estrecha alianza existente
entre el PRI y el PAN para cubrir sus corruptelas, al grado de
que surgió el término PRIAN para referirse a la
cúpula en el poder.
Las elecciones presidenciales del 2,006 permitieron
alimentar la esperanza del cambio social con el apoyo masivo a la
candidatura de Andrés Manuel López Obrador, que
contó con una amplia participación de la juventud
mexicana y el uso de las redes sociales permitieron contrarrestar
el apoyo de los medios masivos de difusión a los
candidatos del Pan y del PRI.
Pero nuevamente la figura del fraude electoral se hizo
presente para darle el triunfo al candidato panista Felipe
Calderón, quien apoyado en instituciones electorales
bañadas en corrupción ascendió al poder
presidencial, con lo cual las instituciones encargadas de
procurar justicia en nuestro país exhibieron su venta al
mejor postor mostrando una gran distancia entre el discurso y la
acción.
Desde su inicio en un claro intento de desviar la
atención por la forma fraudulenta que accedió al
poder Felipe Calderón (Felipillo como se le llamó
por ser un ladrón de votos) mantuvo "una guerra contra el
narco" que dejó como saldo final de su sexenio la
increíble cantidad de 123,683 personas muertas por actos
de violencia.
http://www.excelsior.com.mx/nacional/2014/03/12/948239
Felipe Calderón la justificaba esas muertes
civiles como "daños colaterales" en la guerra contra el
narco que supuestamente traería un beneficio social. Para
él las personas que fallecieron/desaparecieron eran
prescindibles para lograr la paz social.
Posteriormente, por todos es sabido que en las
elecciones del 2,012 Enrique Peña Nieto subió al
poder a través de una nueva forma de fraude electoral: la
compra masiva de votos utilizando el obsequio de miles de
tarjetas de débito proporcionadas por el capital privado
que invirtió grandes sumas de dinero para garantizar el
triunfo de Peña Nieto. Nuevamente las instituciones
encargadas de los procesos electorales y de impartir justicia se
vendieron cual rameras de lujo para avalar el triunfo del mayor
delincuente electoral en la historia de México.
En los primeros 23 meses de desgobierno de Enrique
Peña Nieto, se han contabilizado ya más de 41 mil
015 ejecutados y la cifra sigue aumentando.
.http://www.sinembargo.mx/opinion/10-12-2014/29860
Para darnos una idea del horror, del
sufrimiento y del dolor del pueblo mexicano comparemos estas
cifras con los casos de Chile y Argentina. Durante mi
juventud a través de reportes de la prensa e
información que proporcionaban los noticieros de
televisión en México vi con horror e
indignación el golpe de Estado en Chile realizado por
Augusto Pinochet cuya dictadura dejó más de 40,000
muertes. http://elpais.com/…/08/20/internacio…/1313791208_850215.html
De igual forma compartí el dolor del
pueblo argentino que sufrió una sangrienta dictadura
impuesta por una junta militar que dejó un saldo de 30,000
desaparecidos.
http://www.taringa.net/…/Polemica-por-el-numero-de-desapare…
¿Cómo explicar que en
México en tan sólo seis años la cantidad de
personas asesinadas haya triplicado estas cifras? ¿Acaso
el gobierno mexicano es más sangriento que las dictaduras
sudamericanas famosas por su crueldad y desprecio a la vida
humana? ¿Qué tipo de democracia es esta que provoca
tanta muerte?
Durante los dos años que Enrique
Peña Nieto lleva ocupando en forma fraudulenta el cargo de
Presidente, las cifras de personas asesinadas son permanentemente
maquilladas para distorsionar una realidad que no se puede
ocultar y que se ha dado en llamar "el holocausto mexicano", con
el debido respeto a las diferencias cuantitativas y
cualitativas.
Como consecuencia de las ejecuciones, desapariciones, y
muertes de miles de mexicanos se ha roto el tejido social de
nuestro país. Esta expresión que se ha manejado
mucho en los medios, sobre todo por las autoridades del gobierno
mexicano, la podremos entender mejor si consideramos que todos
somos seres sociales, que todos tenemos una personalidad
psicosocial que es una determinada y específica forma de
pensar, sentir y actuar que nos hace únicos y diferentes a
los demás.
Esta personalidad psicosocial es producto y resultado de
la interacción, interinfluencia e interdependencia que
hemos mantenido con las diferentes figuras significativas de los
distintos grupos a los que pertenecemos o hemos pertenecido, por
algo que en Psicología social se conoce como proceso de
influencia social y que nos permite afirmar que somos lo que
somos gracias a los demás. Ese es el fundamento
teórico de la expresión "Si tocan a uno, nos tocan
a todos".
La pertenencia a un grupo social implica tener un rol
asignado y/o asumido en cada uno de ellos, al pertenecer a
diferentes grupos simultáneamente trae como consecuencia
natural el desempeño simultáneo de diferentes roles
al mismo tiempo.
Como consecuencia de los miles de desaparecidos en
México, vemos que quedan detrás de ellos miles de
niños sin padre, hermanos sin hermanos, miles de padres y
madres sin hijos, etc. "Dice la conseja popular que ningún
padre debería enterrar a un hijo; hoy día eso en
México es cuestión lamentablemente cotidiana. Y
yendo más allá, producto de la barbarie de los
cárteles del narcotráfico y de las organizaciones
criminales que gozan de impunidad, ningún ser humano
debería darle sepultura a un hueso y una muela en calidad
de únicos restos de un ser
querido". http://www.sinembargo.mx/opinion/10-12-2014/29860
Ahora las autoridades hablan de que se rompió el
tejido social y lo intentan recomponer con dádivas
económicas, empleos mal pagados, despensas
esporádicas. En realidad no saben de qué
están hablando cuando dicen que van a recomponer el tejido
social o de plano se están burlando descaradamente del
sufrimiento de miles de mexicanos.
Los sobrevivientes de los desaparecidos atraviesan por
el peor de los infiernos que puede sentir un ser humano, es
decir, la pérdida violenta de un ser amado, muchas veces
sin poder darle sepultura por no tener el cuerpo presente. El
dolor de la pérdida aumenta cuando se etiqueta al
fallecido como integrante de la delincuencia organizada, lo cual
no es verdad en múltiples casos ya que es un argumento de
las autoridades para no investigar o para justificar su
acción represiva.
Pero por otro lado, como consecuencia de la violencia
social, de la delincuencia organizada, de la corrupción y
de la impunidad imperante en México, también se ha
roto algo que habíamos estado esperando desde hace tiempo:
se ha roto el control social que el Estado mexicano y la mafia
detrás de él habían mantenido por
décadas promoviendo la cultura del silencio, el
individualismo, la conformidad y la sumisión
social.
Las diferentes tragedias que ha vivido el pueblo
mexicano, los diferentes actos de violencia que el Estado
mexicano ha ejercido en contra de su propia población y la
interminable lista de actos de corrupción e injusticia
social han hecho surgir sentimientos y actos de solidaridad
social que han rebasado el individualismo imperante hace algunos
años.
La población mexicana está tomando
consciencia de que es parte de una colectividad, que pertenece a
una nación, cuyos habitantes están siendo agredidos
de diversas formas por parte de los gobernantes de los tres
niveles (municipal, estatal y federal). En este proceso se
está creando una nueva identidad colectiva, la del
mexicano que ya está harto de tanta injusticia y que
está dispuesto a defender a su país.
Esta percepción de que los conflictos sociales y
la enorme cantidad de fallecidos no son hechos aislados, que las
tragedias son utilizadas por los políticos en su beneficio
personal ha creado una nueva actitud en el comportamiento de
miles de mexicanos.
Por un lado tenemos que muchos de los sobrevivientes de
los desaparecidos han decidido tomar un papel activo en su
búsqueda y más aún han decidido incorporarse
a los movimientos sociales que luchan en contra de la injusticia,
de la corrupción y que buscan lograr un cambio social en
nuestro país.
Ejemplos como los padres de los niños fallecidos
en la guardería ABC (tragedia todavía impune a mas
de 5 años de acontecida) que siguen luchando por obtener
justicia sin lograrlo a pesar del masivo apoyo a su
causa.
El ejemplo del poeta Javier Sicilia que perdió a
su hijo y participa activamente en política y el ejemplo
que hoy nos dan los padres de los normalistas de Ayotzinapa
desaparecidos que encabezan un movimiento nacional en demanda de
la localización de sus hijos desaparecidos, son ejemplos
que han cundido por todo el país.
Su activismo social en medio de su tragedia los
llevó a despertar la solidaridad y la participación
social de miles de personas. El dolor por la tragedia, el coraje
por la injusticia, la rabia y la indignación por la falta
de respuesta a las demandas de justicia han unido a miles de
personas a lo largo y ancho del país en un movimiento
social que para empezar ha debilitado el funcionamiento de las
diferentes instancias que contribuyen a mantener el control
social, mediante la promoción del conformismo, la
indiferencia social y la
sumisión.http://www.monografias.com/…/psicologia-ideologia-y-cambio-…
La lucha de los miles maestros agrupados en
la CNTE en contra de una reforma educativa que fue impuesta
ignorando las manifestaciones en contra, la lucha de miles de
trabajadores en contra de las reformas impulsadas por el
régimen de Enrique Peña Nieto que también
han sido ignoradas, se ven reforzadas por el despertar de miles
de jóvenes que ya se cansaron de la corrupción, de
la impunidad, de la injusticia y de la desigualdad social, ha
permitido construir un gran movimiento social a lo largo y ancho
del país que cimbró las estructuras del poder en
México./…/…/rebelion-juvenil-mexico
El detonador y eje aglutinador del descontento social ha
sido la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa
desaparecidos a manos de policías municipales de Iguala,
Guerrero, quienes los entregaron a integrantes de un grupo de la
delincuencia organizada, con lo cual se reveló la
existencia de un narcoestado dentro de las estructuras del
gobierno mexicano.
La indignación por el salvajismo utilizado en
forma conjunta por los cuerpos policiacos y grupos de la
delincuencia organizada sacudió a miles de mexicanos que
en las últimas semanas se han movilizado en forma masivas
y simultáneas en todo el país, en demanda de la
presentación de los estudiantes desaparecidos y el castigo
a los responsables, demostrando con elo que se ha perdido el
temor que antes experimentaba parte de la
población
.
Los diferentes movimientos de lucha que se manifestaban
hasta ese momento en forma casi dispersa, se han aglutinado en
torno a estas demandas y en los hechos ha surgido un movimiento
nacional que cuestiona la corrupción y la injusticia
social que se vive en México.
No han faltado diferentes manifestaciones de descontento
popular que han ido más allá del solo hecho de
marchar y alzar la voz. El Palacio municipal de Iguala, la casa
de gobierno de Guerrero y diversos edificios públicos han
sido blancos de incendios y ataques violentos.
Afortunadamente estos sí que son hechos aislados
y la característica principal de las movilizaciones es su
tono pacífico.
Todo lo anterior nos permite afirmar que en
México se inició una revolución
pacífica en la que participan miles de personas, producto
del surgimiento de una revolución de las consciencias, que
se enfrenta a un Estado que de manera permanente libra una guerra
en contra de su propio país para continuar satisfaciendo
la desmedida ambición de la élite en el
poder.
El funcionamiento de las diferentes instancias que
utiliza la clase en el poder para mantenerse en el mismo se ha
deteriorado porque las instituciones en México se
encuentran en crisis ya que están contaminadas por la
corrupción imperante.
Con ello el control social se ve roto y las pautas de
acción son dictadas por la población civil que ha
aprendido que con la unidad y la movilización conjunta
pueden lograr un cambio social.
La oligarquía en el poder intentando recuperar el
control social que está perdiendo y que le permite
continuar con el saqueo de las riquezas naturales de nuestro
país y continuar con la explotación laboral y
social, responde a las movilizaciones sociales con
múltiples medidas dentro de las cuales destacan
tres:
a) La criminalización de la protesta
social utilizando a los medios masivos de difusión
para presentar una imagen de los que protestan como
delincuentes, desestabilizadores sociales e individuos
sociópatas.b) Infiltrar dentro de las movilizaciones a
grupos de provocadores que realizan actos de violencia para
dar pretexto y motivo a los cuerpos represivos del
Estado.c) Regular e inhibir las manifestaciones de
descontento mediante la creación de leyes que limiten
sus expresiones y castiguen a los participantes.
Sin embargo, esto no resultará porque cada
día aumenta el número de participantes en las
manifestaciones de protesta, así como el número de
estas últimas, tanto en territorio nacional como en el
extranjero. La población mexicana se ha liberado de las
ataduras psicológicas que antes la controlaban, ha
superado el individualismo y sobre todo ha vencido el temor que
le impedía manifestarse auténticamente.
Nos encontramos entonces en un momento en el que vientos
de cambio circulan en México y en tiempos de cambio no hay
lugar para las indefiniciones. No se puede ser neutral en
momentos en los que millones de personas sufren los efectos de
una violencia social provocada por quienes se supone deben
proteger los intereses de la población. Es el momento de
tomar partido, de dejar atrás la inmovilidad social, la
indiferencia, la sumisión que tanto daño ha hecho.
Las próximas semanas y meses serán decisivos en la
vida política y social de México, por lo que es
necesario que todo mexicano que se precie de serlo deje la
ambigüedad, defina su postura y se incorpore a este proceso
de cambio social en el que estamos participando miles de
mexicanos.
Está de por medio el futuro de varias
generaciones de mexicanos y el motor del cambio debe ser la
dignidad social. Esto es lo que han comprendido cientos de miles
de mexicanos que se han lanzado a las calles para protestar por
tanta injusticia acumulada producto de un sistema corrupto que ha
contaminado todo tipo de instituciones gubernamentales. Esto es
lo que está sucediendo en México, una
población que ha recuperado su dignidad y dijo Ya basta,
ya me cansé y se lanza a las calles a protestar, a luchar
por la defensa de sus derechos más elementales.
Enhorabuena compatriotas, debemos estar orgullosos de
ser mexicanos y de manifestarnos abiertamente en la defensa de
nuestra población, de nuestro país, porque con el
simple hecho de alzar nuestra voz en forma colectiva y unida
demostramos que estamos aprendiendo que sólo la
población podrá cambiar el rumbo que tiene nuestro
país, recuperamos y fortalecemos nuestra identidad como
integrantes de una sociedad que ha sido traicionada y agredida
por quienes están en el gobierno y al actuar en defensa de
nuestros derechos más elementales estamos haciendo
historia, estamos formando parte activa de un cambio social
impulsada por la colectividad que nos conducirá a un
futuro mejor, a la liberación de nuestro pueblo y a la
construcción de un mejor país.
Autor:
Oscar Yescas
Domínguez