Notas para comprender la sexualidad humana
- Premisas previas al
estudio de la sexualidad humana - La sexualidad como
problema social - Evolución
histórica de la sexualidad humana - Cambios sociales
del siglo XX que influyeron para cambiar la
sexualidad - Surgimiento de los
medios masivos de comunicación - Surgimiento de
internet y redes sociales - Uso
mercadológico de la sexualidad - Concepto de
sexualidad - El desarrollo
psicosexual - Sexualidad
infantil: realidad y perspectivas - Sexualidad y
adolescencia - Sexualidad y
Juventud - A manera de
conclusión - La
formación de cuadros de educadores sexuales: respuesta
integral - Referencias
La sociedad contemporánea se encuentra inmersa en
una dinámica de constantes cambios sociales que afectan
todo tipo de comportamiento social en sus diferentes niveles de
expresión: comportamiento individual, grupal,
organizacional y comunitario.
El comportamiento sexual no es la excepción y
recibe la influencia de todos estos cambios que afectan su
dinámica interna y formas de expresión que en su
conjunto la ubican como un gran problema social mismo que
necesitamos estudiar y comprender para implementar estrategias de
mejoramiento del mismo.
Debo decir de entrada que la sexualidad humana es de los
pocos temas que generan una gran polémica en su abordaje
ya que produce en forma simultánea tanto interés
como curiosidad, placer e inquietud con su sola mención.
Por este motivo para comprender en forma integral y objetiva el
ejercicio de la sexualidad contemporánea en pleno siglo
XXI necesitamos partir de cuatro premisas
fundamentales.
Premisas previas
al estudio de la sexualidad humana
La primer premisa que debemos considerar en esta
singular tarea es que para entender la sociedad del siglo XXI,
debemos reconocer que el ejercicio de la sexualidad humana ha
variado con el paso del tiempo, por lo que nos vemos en la
necesidad de estudiar la historia de la sexualidad a lo
largo de la existencia de la humanidad, en un viaje
histórico que nos llevará a comprender como la
sexualidad ha tenido diferentes tipos de expresión y
diversas modalidades en su ejercicio a lo largo de la historia de
la humanidad.
La segunda premisa que se desprende de la primera es que
debemos considerar que la sexualidad tiene una relatividad
sociocultural lo cual significa que cada sociedad a
través de su cultura particular tiene una expresión
particular en el ejercicio de su sexualidad. Es decir, los
comportamientos socialmente aceptados en una sociedad pueden ser
rechazados en otra sociedad, en virtud de que cada cultura tiene
valores específicos que se expresan en el comportamiento
social, el cual incluye obviamente el comportamiento
sexual.
En base a esta segunda premisa podemos hacer dos tipos
de afirmaciones que son de gran importancia:
a) no existen principios universales en lo que
respecta a las actitudes, creencias, experiencias o
comportamientos sexuales.b) Las actitudes, creencias, experiencias y
conductas sexuales varían considerablemente en cada
persona, de acuerdo a su formación religiosa,
cultural, familiar y nivel socioeconómico.
Una tercera premisa necesaria a tomar en cuenta en el
estudio objetivo de nuestra sexualidad contemporánea es
la necesidad de despojarnos de toda idea religiosa que
mantenga la versión de que procedemos de un origen divino
con el mito de Adán y Eva y que conceptualice a la
sexualidad como algo sucio o pecaminoso. Tengamos presente que
después de siglos de condenarla y negarla, finalmente la
Iglesia Católica a través del Papa Juan Pablo VI
aceptó la validez de la teoría de la
evolución de las especies de Charles Darwin con lo cual el
mito de Adán y Eva es reconocido como tal, al igual que
por su lado el Papa Francisco I reconoció que "no hay tal
cosa llamada infierno".
Finalmente, una cuarta premisa en el estudio de la
sexualidad humana es la necesidad de despojarnos de toda la
formación sexofóbica que nos ha inculcado
nuestra sociedad y nos ha llevado a creer que la sexualidad es un
tema tabú y una práctica sucia, de la cual no debe
hablarse en público.
Podría mencionar otras premisas pero con las
anteriores se puede considerar como un buen punto de partida en
la aventura de estudiar la sexualidad humana y concluir en la
afirmación de que el estudio de la sexualidad humana por
sus diferencias y similitudes encontradas tanto en individuos,
grupos, organizaciones y comunidades, exige la adopción de
un enfoque psicosocial en su estudio ya que no siempre nos
percatamos de que tanto la sociedad y la pertenencia
simultánea a diferentes grupos sociales determinan y
moldean nuestras conductas sexuales a nivel individual y
social.
La sexualidad
como problema social
Mencionaba en un articulo anterior
http://www.monografias.com/trabajos101/educacion-sexualidad-humana-como-contribucion-al-cambio-social/educacion-sexualidad-humana-como-contribucion-al-cambio-social
que hace 30 años al presentar mi tesis
profesional para adquirir mi título como licenciado en
Psicología en la Universidad Veracruzana, elegí el
tema Consideraciones sobre la problemática sexual juvenil,
en la cual describía el ejercicio de la sexualidad en esa
época (1984) como un gran problema social que se
manifestaba en diferentes problemas particulares: alto
número de embarazos en adolescentes, incremento en los
delitos sexuales, tendencia creciente en el número de
divorcios, incremento de enfermedades de transmisión
sexual, surgimiento de la pandemia del sida, etc.
Treinta años después, hoy en el 2,014 la
situación no ha mejorado, inclusive podría decirse
que ha empeorado ya que tan sólo en México cada
año 14,000 mujeres son violadas al año según
informa Amnistía Internacional
http://www.blogdeoaxaca.org/2013/02/en-mexico-cada-ano-14-mil-mujeres-son-violadas-amnistia-internacional/
Los problemas mencionados en mi tesis profesional
presentada en 1984 no sólo se han se han incrementado en
las últimas décadas, sino que a ellos se han sumado
otros tales como los delitos de feminicidio, de maltrato hacia la
mujer, violación de niños por parte de sacerdotes
católicos, incremento de la homofobia, intolerancia a la
diversidad sexual, etc.
Tales problemas sociales tienen como denominador
común la ausencia de una educación sexual
científica y objetiva, por lo que la necesidad de recibir
educación en sexualidad humana es cada vez más
evidente en nuestra sociedad contemporánea.
Si en los ochentas se percibía la necesidad de
implementar programas de educación en sexualidad humana de
manera urgente hoy, en la segunda década del nuevo
milenio, la necesidad de recibir educación sexual se ha
convertido en una enorme e imperante necesidad social que
comparten tanto individuos, como grupos, organizaciones,
comunidades enteras y la sociedad en su conjunto.
Sin embargo, al revisar los programas del sistema de
educación formal en México desde el nivel
básico hasta universitario, se observa que los contados
avances que se han hecho al incluir contenidos de
educación sexual, se limitan a la descripción de
una sexualidad reproductiva.
Aparentemente parten de un modelo de sexualidad humana
que limita esta expresión comportamental al acto sexual,
basado en un modelo genital de la sexualidad que genera como
resultado que millones de personas piensen que la sexualidad
humana es solo sexo.
De esta manera contribuyen a la reducción de la
sexualidad al mero acto genital, cuando que en realidad si nos
basamos en información científica podremos ver que
la sexualidad humana es mucho más allá que solo
sexo ya que contiene aspectos biológicos,
psicológicos y sociales, lo cual nos plantea la necesidad
de utilizar un enfoque integral en su estudio, pues la
reducción de la sexualidad a su expresión genital
es la principal causa, junto a la ausencia de educación
sexual, de que en su ejercicio surjan y se desarrollen los
problemas mencionados líneas arriba.
En este punto invito al lector a que reflexione sobre la
siguiente pregunta: ¿Cómo es que llegamos a este
punto en el cual el ejercicio de la sexualidad humana se ha
convertido en un problema social?
Para responder a esta pregunta necesitamos analizar la
historia de la sexualidad a lo largo de la existencia de la
humanidad ya que de esta manera será más
fácil dar una respuesta de tipo integral basada en
información científica de tal forma que estemos en
mejores condiciones para que podamos entender y tomar decisiones
sobre nuestra sexualidad al conocer la influencia de la cultura
en el comportamiento individual y social.
Evolución
histórica de la sexualidad humana
Para entender mejor la influencia que las ideas actuales
de la sociedad tienen sobre estos temas, debemos examinar
entonces sus raíces históricas, especialmente
aquellas que refieren a la tradición del sexo
únicamente con fines de procreación y que promueven
el desarrollo de los roles sexuales rígidos y
estereotipados.
Es por ello que por cuestión de método
debemos contemplar elementos del pasado que refieran el
análisis de la conducta sexual de los pueblos primitivos.
En esta tarea el estudio de la forma de vida de nuestros primeros
antepasados y la observación de los hábitos de los
grupos naturales que aún viven en lugares apartados de
nuestro planeta, son elementos de rigurosa contemplación.
Las fuentes de información para esta empresa son variadas
y se basan en descubrimientos arqueológicos por un lado, y
en la investigación participante basada en la
Antropología por el otro.
Los primeros documentos de la vida sexual primitiva
tales como las estatuillas y diferentes objetos y documentos
relacionados al tema, que ilustran sobre las costumbres de
nuestros ancestros, certifican la práctica de la
promiscuidad sexual entre las sociedades primitivas.
Lo primero que observamos al examinar la sexualidad de
otras épocas de la historia humana es la existencia de una
amplia gama de conductas sexuales aceptables por lo cual la
primera inferencia que podemos hacer es que todas las sociedades
tienen normas basadas en su propia cultura que controlan la
práctica sexual.
Cada civilización tiene una concepción muy
particular acerca de las conductas sexuales, pero, al mismo
tiempo, las diversas subculturas de la misma, contienen nociones
diferentes acerca de los valores vigentes, muchos de los cuales
se infringen más de lo que se respetan. Por ello, es de
gran importancia actuar en base al raciocinio al entrar en el
análisis de la esfera de la sexualidad, más que en
el mecanicismo cultural.
Un excelente punto de partida en la tarea de estudiar la
sexualidad de nuestros antepasados nos lo proporciona Federico
Engels en su libro El origen de la familia, la propiedad privada
y el Estado
http://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/el_origen_de_la_familia.pdf
en el que nos plantea como surgió la
familia.
Según su planteamiento en sus inicios la
humanidad vivía en lo que él denominó
comunismo primitivo dentro del cual los integrantes de las tribus
nómadas compartían todo entre sí, la comida,
la bebida y las relaciones sexuales. Todos tenían
relaciones sexuales entre sí, los niños eran hijos
de la comunidad.
En aquellos tiempos nada era inmoral, el coito era
considerado como una función natural del cuerpo humano por
lo que no se sentía vergüenza ni culpabilidad alguna
en su ejercicio. Existía una aceptación
tácita y natural de hombres y mujeres respecto al sexo,
reflejada en la vigencia de un doble código que
concebía a la sexualidad como sana fuente de placer
recíproco.
Cuando estas tribus nómadas dejaron de serlo y se
asentaron en las orillas de los ríos y márgenes de
los lagos, se dedicaron a la agricultura e inventaron las
primeras herramientas de trabajo con lo cual surgió el
sentimiento de la propiedad privada.
El paso de una vida errante a una sedentaria, hizo que
la promiscuidad se restringiera y diera lugar a un matrimonio
especial entre los grupos de una tribu, en el cual no
había unión de dos personas, sino relaciones de
grupo. Debido a que la actividad para subsistir era eminentemente
colectiva no había razón para formar una
pareja.
Según Engels fue en ese momento que surgió
también la familia monogámica a través de la
cual se impuso la fidelidad a las mujeres con el único
objetivo de garantizar que los hijos que se tenían con
ella heredasen las propiedades del padre, mientras que los
hombres seguían teniendo relaciones con varias
mujeres.
El descubrimiento de la agricultura permitió el
surgimiento de la monogamia y de la propiedad privada, con lo
cual el trabajo dejó de ser colectivo. La
supremacía del hombre se consolidó pues él
era la parte más fuerte de la célula elemental, la
mujer pasó a depender de él y esta situación
dio origen a su sometimiento al varón que se ha mantenido
hasta nuestros días.
Las civilizaciones y culturas que se desarrollaron
más adelante, demostraron con claridad que el
comportamiento de una sociedad con respecto a la sexualidad y a
la procreación se encuentra íntimamente ligado a su
actividad política, religiosa y a su desarrollo
socioeconómico.
Sin embargo, un patrón que es importante destacar
es que la mujer fue objeto de marginación,
exclusión y franco sometimiento al varón en la
mayoría de las culturas, de tal forma que puede decirse
que la historia de la humanidad conlleva consigo como sello el
sometimiento de la mujer.
En las culturas del Medio oriente y China se apreciaba
mucho más el placer sexual que en la época moderna,
mientras que en el mundo occidental sucedió lo contrario.
Más adelante, en la sociedad esclavista se da una
importancia inusitada al sexo, el cual es concebido como fuente
de inspiración espiritual y física, surgiendo con
ello un movimiento cultural: el erotismo. Debido a ello,
se eleva la actividad sexual y se le promueve en todas sus
facetas: amor heterosexual y homosexual.
Todo era visto en aquel entonces con entera normalidad y
sin que su ejercicio afectara a la sociedad en su conjunto. El
código moral flexible de esta época estaba impuesto
por una religiosidad pagana, que no estigmatizaba a la
sexualidad, aunque sí otros valores que sostienen a la
cultura con la esclavitud.
Con el advenimiento de la sociedad feudal, la
religión aumentó su influencia y llegó a
jugar un gran papel inhibidor del sexo en gran escala, aunque
continúa respetando la supremacía del varón
en el sexo. La mujer es identificada entonces como fuente de todo
pecado, por lo cual se aumentó la represión sobre
ella. La familia persistió como unidad social, aunque
mantuvo cierta flexibilidad pues permite los contactos
extramatrimoniales pero solo al varón aunque sigue
conservando su carácter monogámico.
En la época del imperio romano prevaleció
el paganismo y el hedonismo, diariamente recibía en su
interior ofrendas y tributos de tribus y naciones enteras que
querían quedar bien con el imperio, la mejor ofrenda que
podrían ofrecer a un imperio lleno de riquezas era por lo
regular el placer sexual, por lo que esto dio lugar a lo que se
conoce como las orgias romanas, donde todos fornicaban con todos.
No existían tabús que impidieran conductas hoy
condenables como el incesto, el estupro o inclusive la
violación de la mujer ya fuere individual o
colectiva.
En esos tiempos hombres y mujeres se casaban entre
sí, pero el verdadero amor sublime en aquella época
era de tipo homosexual, es decir, la homosexualidad era
considerada como algo normal e inclusive se le concebía
como algo superior a la relación entre hombre y
mujer.
Con el surgimiento del cristianismo los nuevos creyentes
de esta fe se apartaron de los rituales sexuales de los paganos y
empezó la segregación y condena de la conducta
sexual. Los padres de la iglesia empezaron a difundir la idea del
sexo como algo pecaminoso, que debía evitarse a riesgo de
ser condenado a ir al infierno. El mito de Adán y Eva
fortaleció la percepción de que la lujuria formaba
parte del pecado original.
En la edad media (periodo de la historia europea que
comienza con la caída del imperio romano en 476 y con el
inicio del renacimiento en 1400), la religión se
fortaleció y con ello aumentó la represión
de la sexualidad, reduciendo su ejercicio con la sola finalidad
de la reproducción.
En esa época las actitudes hacia el sexo fueron
cambiando de una época a otra y según los lugares
pero siempre se creyó que era pecaminoso. El surgimiento y
fortalecimiento de la religión fortaleció una idea
negativa sobre la sexualidad y generó la idea de que la
sexualidad sólo debería realizarse solo con fines
de procreación, por lo cual sólo estaba permitida
la posición del misionero.
En la edad media cristalizaron dos imágenes
contradictorias de la mujer y ambas influyeron en la
concepción social que se tenía de la sexualidad
femenina y en el sitio que ocupa la mujer en la
sociedad:
La primera imagen es la Virgen María como
protectora bondadosa y compasiva, merecedora de devoción
religiosa, madre de los hijos y la segunda la de Eva como la
mujer llena de sexualidad, la tentadora diabólica que con
sus encantos inducía al pecado. El desnudo femenino fue
proscrito y la sexualidad se dividió en dos
prácticas, una con fines reproductivos con la madre de los
hijos, mientras que por otro lado se encontraban las prostitutas
con las que los hombres podían tener sexo vaginal en
diversas posiciones, sexo oral y sexo anal, prácticas que
estaban prohibidas con sus esposas.
La sexualidad se redujo entonces a un modelo genital, se
prohibió su ejercicio con fines de placer por considerarlo
pecado y sólo se aprobaba su ejercicio con fines
reproductivos y utilizando sólo la posición del
misionero, es decir, la mujer recostada de espaldas y el hombre
encima de ella.
Con el paso del tiempo se presentaron diferentes cambios
sociales que provocaron un cambio en la concepción y
ejercicio de la sexualidad. En el siglo XVI los reformadores
protestantes modificaron la idea de ver como pecado el sexo que
no tenía fines reproductivos. Martín Lutero
(1483-1546) y Juan Calvino (1509-1564), reconocieron el valor del
sexo en el matrimonio sin la intención de
procrear.
Desgraciadamente las ideas progresistas no prevalecieron
ya que en la era victoriana llamada así por la reina
Victoria que ascendió al trono británico en 1837 y
que gobernó más de 60 años se detuvieron las
ideas progresistas al fortalecer la polarización de la
sexualidad de la mujer entre la imagen de la Virgen María
y la de Eva (que en la lengua vulgar se convirtió en
"virgen-prostituta").
El aumento del comercio y el desarrollo del capital como
fuente de progreso de las fuerzas productivas, originó el
sistema social capitalista; en él se conservó el
ideal monogámico de la familia como sostén de la
ideología de esta nueva sociedad y se fortaleció
una cultura patriarcal de sometimiento de la mujer al
varón.
Los valores morales sufren una nueva
modificación, misma que va de acuerdo con la forma de
concebir el mundo de la clase dominante, afectando con ello el
código sexual vigente. La familia numerosa de antes, se
reduce dando lugar a la familia nuclear. Es con la subida al
poder de la burguesía victoriana, cuando la sexualidad es
cuidadosamente encerrada y se restringe su función a un
nivel reproductor.
Después de ahí, la crónica de la
sexualidad "…es la crónica de una represión
creciente…a partir de la edad clásica, la
represión ha sido el modo fundamental de relación
entre poder, saber y sexualidad"(Foucault).
http://www.papelesdesociedad.info/?Historia_de_la_sexualidad_I_II_III
La reglamentación de la actividad sexual
ocasionó serios problemas al ser humano al afectar su
desarrollo psicológico.
El código regulador de la sexualidad,
propició la división de la sexualidad en dos
aspectos: a) únicamente con fines reproductivos y b) la
búsqueda del placer. Se llegó a concebir su
ejercicio desde el punto de vista restrictivo de la
función reproductora solamente, tal como lo exigían
los valores éticos, morales, religiosos y políticos
de la época.
La fuente de placer se separó del hogar para ser
buscada en los nacientes prostíbulos. La
prostitución floreció porque los hombres se
olvidaban de la moral cuando buscaban compañía
sexual. La separación del mundo de los maridos y las
esposas produjo una brecha sexual y psicológica entre
muchos matrimonios de la época. Los hombres podían
fumar, beber y acostarse con mujeres que se habían
prostituido por necesidad económica.
El énfasis puesto en la sexualidad como
reproducción originó la doble moral de
restricción sexual para la mujer y de libertad sexual para
el hombre. La religión controló y
conceptualizó el ejercicio de la sexualidad, llegando a
legislar sobre ella, con la ayuda del Estado, hasta fines del
siglo XVIII. El Estado convirtió en delito o crimen lo que
las autoridades eclesiásticas llamaron pecado contra la
naturaleza; tomó en sus manos el control de la vida sexual
de los individuos, reprimiendo lo que consideraba
pecado.
Cambios sociales
del siglo XX que influyeron para cambiar la
sexualidad
Los cambios operados en el siglo XX, en los aspectos
sociales, económicos y políticos y sobre todo
científicos, provocaron a su vez, un cambio en las
concepciones, actitudes y la conducta sexual de nuestra cultura.
La industrialización y la urbanización trajeron
consigo la incorporación de la mujer al trabajo, con ello,
salió del ámbito de lo privado para ingresar al
ámbito de lo público. Debido a ello, se
replanteó el papel y significado de su sexualidad. Sin
embargo, aun a pesar de esto, la doble moral sexual, los
conceptos puritanos, machistas y antisexuales continuaron
prevaleciendo hasta la entrada de la segunda mitad del siglo XX
en todos los países del mundo occidental y sobra decir que
aún persisten en pleno siglo XXI en gran parte del mundo
hispano.
La independencia económica de la mujer, producto
de su salida del hogar, modificó el concepto de la
feminidad y mejoró sus perspectivas de vida sexual activa
y placentera. No obstante, aún prevalecen los rasgos que
indican una prohibición de la sexualidad, mediante la
otorgación de dobles mensajes o ideas contradictorias que
hacen más difícil el proceso de
socialización, el sano desarrollo psicológico y
sobre todo la realización sexual de cada
persona.
En el siglo XX Sigmund Freud (1856-1939) en su libro La
interpretación de los sueños encabezó el
cambio de perspectiva con respecto a la sexualidad en el siglo
XX. Sus ideas de que la sexualidad es innata tanto en hombres
como en mujeres contribuyeron a superar los estrechos marcos de
los conceptos victorianos.
El énfasis puesto por Freud en la importancia de
la sexualidad para el desarrollo de la psicología
individual, enfrentaba de manera frontal la tendencia dominante
de que la sexualidad debía reprimirse y negarse
totalmente, lo que en opinión de autor del
psicoanálisis provocaba las neurosis que atendía en
su consultorio médico.
Sigmund Freud puso entonces en el centro de la
discusión el tema negado socialmente de la sexualidad, con
lo cual contribuyó a cambiar una actitud de
negación de la sexualidad por otra de aceptación de
su análisis y cambio paulatino de percepción y por
tanto de su ejercicio.
A medida de que las ideas sobre el rol "apropiado" de la
sexualidad femenina fueron cambiando, surgió el movimiento
sufragista de las mujeres a fines del siglo XIX. El motivo de
concederles el derecho del voto nació de otros avances
relacionados, como la abolición de la esclavitud y el
reclamo de que a las mujeres se les permitiera asistir a las
universidades y poseer bienes.
Posteriormente durante la segunda guerra mundial, al
escasear la mano de obra masculina propició que la mujer
saliera del ámbito de lo privado y se incorporase al
ámbito laboral con lo cual de manera progresiva se fue
modificando el rol femenino y flexibilizando los roles sexuales
estereotipados.
Influyeron también en el cambio de actitudes
hacia la sexualidad diversos estudios realizados sobre la misma,
dentro de los cuales podemos mencionar a Alfred Kinsey y colegas
quienes en 1948 publicaron Sexual behavior in human male (1948 y
sexual behavior in human female (1953) donde dieron revelaciones
sobre la conducta entre personas del mismo sexo, la
masturbación y algunas innovaciones eróticas en la
recámara que contribuyó a una creciente
aceptación de la diversidad en este terreno
Surgimiento de
los medios masivos de comunicación
El surgimiento y desarrollo de la radio,
televisión y cine fueron otras fuentes de cambio sobre la
percepción y ejercicio de la sexualidad en la medida de
que incluyeron escenas y contenidos sexuales, que impactaron a
generaciones enteras lo cual permitió a su vez una actitud
creciente de apertura permisiva hacia la sexualidad. En los
cincuenta, la televisión entró a los lugares
norteamericanos al mismo tiempo que el primer número de la
revista playboy.
La tv es el medio que hasta el momento ha tenido
más influencia en las actitudes y conductas sexuales, ya
que las familias contemporáneas acostumbran pasar mucho
tiempo frente a ella, por lo que es posible afirmar que a los 18
años de edad, cualquier individuo ha pasado 20,000 horas
frente a la tv, expuesto a una infinidad de escenas
eróticas que se transmiten en programas de
televisión, películas y mensajes
publicitarios.
Es innegable que la explosión de la
tecnología con sus adelantos tecnológicos en los
medios masivos de difusión nos ha invadido en nuestra
privacidad presentándonos palabras e imágenes de
alto contenido sexual. Sin embargo, los medios masivos
desvirtúan la complejidad de la sexualidad humana al
continuar difundiendo un modelo genital de la sexualidad y crean
expectativas poco realistas respecto de ese tipo de experiencias
ya que promueven imágenes ideales de lo que es ser hombre
y lo que es ser mujer con el objeto de promover el consumo de
diversos tipos de mercancías.
La publicidad utiliza por lo regular imágenes
eróticas (explicitas o sutiles) diseñadas para
captar la atención y vender productos. Un anuncio con gran
atractivo sexual será sin duda una herramienta de
marketing eficaz. Recordemos que un anuncio publicitario descansa
en un estudio de mercado previamente realizado en el cual se
identifican los deseos, necesidades y expectativos de diversos
segmentos del mercado. Al usar imágenes sexuales como
gancho para llamar la atención los mercadólogos
están explotando las necesidades sexuales del
público consumidor.
De esta forma explotan ese sentimiento de
insatisfacción que experimentan millones de personas y que
en su momento fue denunciado por el grupo de rock Rolling Stones
en su famosa canción Satisfaction.
La publicidad se basa en una suposición falsa: el
amor, el sexo o ambos se conseguirán comprando productos
de belleza, cierta marca de licor o de ropa, de sistema
estereofónico o de automóvil. La publicidad
generalmente trivializa el sexo; al mismo tiempo, refuerza la
idea de que solo los cuerpos jóvenes y esculturales de
hombres y mujeres merecen atención.
Por otro lado, el desarrollo tecnológico
permitió la creación de la píldora
anticonceptiva lo que permitió aún mayor libertad
tanto para hombres como mujeres, pero especialmente para
ésta última para tener un ejercicio de la
sexualidad con mayor libertad ya sin el temor a que la mujer
quedase embarazada. La píldora anticonceptiva, la
píldora del día siguiente y los espermaticidas
permitieron que la mujer buscara el placer sexual con más
seguridad al disminuir considerablemente su miedo al
embarazo
En los sesentas surgió un movimiento a favor de
la igualdad de los roles sexuales que cuestionó seriamente
los rígidos papeles del hombre y de la mujer que
prevalecían en esa época. El movimiento feminista y
la "revolución sexual" se enfrentaron a las rígidas
normas de los años anteriores que ubicaban el papel de la
mujer en la intimidad del hogar, en su rol de ama de casa
"cargada y en un rincón".
En los setentas la filosofía del amor libre del
movimiento hippie, la contracultura del rockanrol, la salida de
la mujer del ámbito privado y su incorporación al
trabajo y a la educación superior y la conquista del
derecho al voto femenino, permitió una revolución
sexual sin precedentes que fortaleció la
participación femenina en diversas actividades sociales,
rompiendo así su atadura al estereotipo de madre de
familia y ama de casa.
Contribuyeron en gran medida la difusión de las
ideas de Masters y Johnson en human sexual response y human
sexual inadecuacy ya que arrojaron luz sobre la capacidad de la
mujer para el orgasmo y convirtieron la terapia sexual en un
tratamiento legítimo.
También por su lado Alex Comfort en The joy of
sex puso al alcance de las parejas una conducta sexual variada y
experimental.
Entre 1969 y 1970 empezaron a cambiar las actitudes
hacia un tabú muy antiguo: la homosexualidad que
propició un destape masivo de personas que ocultaban su
verdadera orientación sexual y que a partir de los cambios
culturales que se estaban vivenciando decidieron "salir del
clóset".
Lamentablemente en los ochentas el surgimiento de la
pandemia del sida provocó un retroceso en el ejercicio de
la sexualidad de tal forma que se promovió el
abstencionismo como única alternativa para evitar el
contagio de enfermedades de transmisión sexual. En la
etapa inicial de la pandemia del sida, algunas ideologías
conservadoras manejaron la versión de que era una
enfermedad exclusiva de homosexuales y que era un castigo divino
por realizar prácticas sexuales "contra
natura".
Surgimiento de
internet y redes sociales
Con el surgimiento de internet en los noventas se
favoreció la difusión de material sexualmente
explícito por lo que millones de personas tuvieron acceso
a escenas de alto contenido sexual, disminuyendo con ello la edad
promedio del inicio de una sexualidad activa en las nuevas
generaciones. Hoy Internet ha disminuido la distancia y las
barreras culturales entre miembros de distintos grupos de edad,
raza, religiosos, étnicos y económicos y con ello
ha contribuido a fortalecer la oleada de cambios sociales que hoy
en día vivimos.
Internet brinda acceso rápido a todo tipo de
información relacionada con sexualidad, pero sobre todo de
material sexualmente explícito. La mayor parte de los
avances tecnológicos de Internet se debe a la industria
del sexo que es una de las que más dinero genera
actualmente.
Internet se ha convertido en un excelente servicio para
concertar citas amorosas, una oportunidad de interacción
personal que uno puede utilizar para platicar en línea y
ver si desea conocer personalmente al otro usuario.
Aún con todo lo anterior prevalecía una
tendencia puritana que determinó un control de la
sexualidad que dio lugar al surgimiento de una hipocresía
sobre el ejercicio de la misma. De manera pública se
condenaba su ejercicio y se mantenían las formas
socialmente aceptables, pero en la intimidad se suele practicar
todo aquello que en público se negaba.
La situación contradictoria que existe en el seno
de la esfera de la sexualidad, repercute en la psique de los
individuos afectándolos profundamente, en virtud de que
tienen que invertir una gran cantidad de energía y
esfuerzos en controlar los impulsos sexuales que experimentan
debido a que los medios masivos de comunicación realizan
una constante estimulación sexual a través de la
televisión, la literatura popular, revistas,
películas, anuncios publicitarios, etc. Mientras que por
otro lado se sigue manteniendo la ideología que promueve
la negación y represión del sexo al insistir que la
sexualidad solo debe realizarse solo en el contexto de la
institución del matrimonio civil y religioso.
La religión trata de suprimir la sexualidad en el
único fin de la reproducción, la escuela intenta
negarla ignorando los avances científicos que permiten
tener una visión integral de la misma, los padres la
ignoran y evitan hablar de ella entre sí o con sus hijos o
pretenden inhibirla, los compañeros la ritualizan mediante
prácticas de inclusión grupal basadas en el numero
de conquistas sexuales, la ley la prohíbe en muchas de sus
formas negando una realidad concreta y las autoridades pretenden
limitarla siguiendo patrones de comportamiento que los cambios
sociales han rebasado y los medios masivos de difusión
envían mensajes e imágenes con contenido sexual
promoviendo figuras ideales de la mujer y del hombre.
http://www.monografias.com/trabajos39/moda-y-sexualidad/moda-y-sexualidad
Uso
mercadológico de la sexualidad
La publicidad utiliza técnicas que incluyen el
manejo de un alto contenido sexual para poder lograr la
colocación de diversos productos. Recordemos que la
publicidad es tan solo una de las famosas 4 "P´s" de la
mercadotecnia. Entre los mercadologos es común la
expresión "mezcla de mercadotecnia" que se sugiere todo
empresario debe realizar antes de iniciar un negocio.
Las 4 P´s son producto, plaza, precio y
publicidad, un empresario debe conjugar bien estos elementos
antes de iniciar su negocio. La publicidad es una parte del
proceso de la mercadotecnia. A través de la mercadotecnia
se realizan estudios psicográficos mediante los cuales se
identifican en los segmentos de mercado meta, los rasgos de
personalidad, los tipos de actitudes predominantes, etc. Debemos
tomar en cuenta que el objetivo de la mercadotecnia es
identificar las necesidades, deseos y expectativas del mercado
meta o segmento del mercado.
El mercado definido desde una perspectiva
mercadológica es el conjunto de personas que comparten
deseos, necesidades y expectativas que desean satisfacer y que
cuentan con la capacidad económica para comprar el
producto o servicio que (supuestamente) satisfacerá esas
necesidades, deseos y expectativas.
Entonces los mercadólogos y grandes empresarios
aprovechan el estado de gran insatisfacción sexual para
lucrar con ella promoviendo la venta de productos que prometen
terminar con ese estado de insatisfacción
(necesidad).
Por todo lo anterior, el individuo contemporáneo
en pleno siglo XXI se enfrenta a la dicotomía de vivir un
estado de insatisfacción constante al reprimir el
ejercicio de su sexualidad y limitarla sólo en el contexto
de la institución matrimonial y con fines reproductivos,
mientras que vive su vida cotidiana en el contexto de una
sociedad de consumo en la cual los medios masivos de
difusión utilizan la sexualidad en las campañas
publicitarias revistiendo de un toque sexual a todo tipo de
productos (cigarrillos, cerveza, ropa, perfume, etc.) para
promover la venta de todo tipo de productos. La sexualidad es el
gancho utilizado para llamar la atención del consumidor
con una imagen de tipo sexual y prometer una placer o
satisfacción sexual en la compra de productos.
En el contexto del sistema capitalista la
reducción de la sexualidad humana a la idea del sexo
genital o acto sexual, ha favorecido la conversión de la
sexualidad a tan solo una mercancía que puede usarse y
desecharse aumentando con ello el proceso de enajenación
social en el cual los seres humanos son tratados como objetos o
valorados en función de sus posesiones
materiales.
Por todos es sabido que no recibe el mismo trato la
persona que es pobre, mal comida y mal vestida, que aquella otra
persona que conduce un automóvil último modelo,
luce ropas finas ("a la moda") y tiene cuentas en los
bancos.
La creencia de que la sexualidad solo debe ejercerse con
fines reproductivos lleva a que cuando una pareja decide tener
relaciones sexuales ambos se comprometan a aceptar la posibilidad
del embarazo y en consecuencia a hacerse responsables en caso de
embarazo positivo. Existen miles de casos en los cuales una
pareja joven tiene relaciones sexuales y al resultar un embarazo
de esta relación no tienen otra opción que contraer
matrimonio para que el hombre "cumpla" con la mujer. De
aquí provienen muchos matrimonios forzados que al corto
tiempo aumentan los casos de infidelidad o que al separarse
aumentan la tasa de divorcios.
La única opción posible para los solteros
en este contexto y bajo este modelo genital de la sexualidad es
la abstención o la autosatisfacción. Sin embargo,
las conductas sexuales que procuran placer sin la posibilidad de
procreación (masturbación, sexo oral o anal, sexo
entre personas del mismo sexo), han sido tachadas de inmorales,
pecaminosas, pervertidas por lo que son condenadas
socialmente.
En Estados Unidos el sexo anal y oral fueron ilegales en
diez estados de la unión americana hasta antes de 2,003,
cuando la Suprema Corte invalidó las leyes que lo
prohibían y dictaminara que el contacto sexual voluntario
entre adultos está protegido por el derecho a la
intimidad.
La generalización y difusión de un modelo
genital de la sexualidad humana ha provocado que la
mayoría de las personas piensan que sexo y coito son
sinónimos, cuando hablan de sexualidad o escuchan hablar
de sexualidad piensan que se está hablando de sexo. Su
percepción de la sexualidad se reduce a pensar que la
sexualidad es exclusivamente la penetración del pene en la
vagina. Considerar que el coito es el verdadero sexo no hace sino
perpetuar la idea de que el pene es la fuente primaria de
satisfacción para la pareja y de que la respuesta
erótica y el orgasmo deben ocurrir durante la
penetración. Una concepción tan estrecha impone
fuertes presiones al desempeño de hombres y mujeres
además de que crea expectativas poco realistas del coito
propiamente dicho.
La reducción de la sexualidad al modelo genital
genera fuertes presiones al varón que durante toda su vida
está condenado a estar listo con una fuerte
erección en el momento pertinente, porque eso es el
símbolo de su hombría y siempre debe
desempeñar un papel activo en el acto sexual. Mientras que
la mujer aparece en una situación de inferioridad, de
sometimiento ya que el hombre "toma a la mujer y ella se
entrega".
Con ello se fortalece el sistema cultural en el cual
prevalece una doble moral sexual que incluye muchas libertades,
oportunidades de desarrollo y diversión para el
varón, mientras que para las mujeres continúa la
discriminación, marginación y exclusión en
diversos campos de la vida social.
De hecho la sociedad de consumo capitalista ha generado
una enajenación de la que nos habla el filósofo
polaco en su libro La alienación como fenómeno
sexual, que consiste en la cosificación de las personas al
ser tratadas como simples objetos y a la personificación
de los objetos cuando las personas experimentan una incapacidad
de sentir afecto por otras personas y canalizan su afectividad a
ciertos objetos que son muy preciados para ellos.
El autor Michael Schneider en su libro Neurosis y lucha
de clases nos habla algo más de la enajenación de
la sexualidad al tocar el tema de las muñecas inflables de
plástico que son adquiridas por cierto tipo de personas
para tener sexo con este tipo de objetos sexuales, con lo que el
ejercicio de la sexualidad muestra un alto grado de
enajenación.
En este punto podríamos mencionar que la
prostitución es la expresión de esta
enajenación de la sexualidad cuando el cuerpo femenino (y
también masculino) son reducidos a la condición de
objetos materiales que pueden ser utilizados solo con fines
placenteros sin importar la identidad de la persona que ocupa
dichos cuerpos.
Todas estas distorsiones en la percepción de la
sexualidad han contribuido a que el ejercicio de la sexualidad a
fines del siglo pasado llegase a convertirse en un verdadero
problema social, lo cual puede comprobarse al consultar las
estadísticas de varios comportamientos sexuales que se han
incrementado considerablemente. En base a lo anterior podemos
comprender cómo es que hemos llegado al punto en el cual
el ejercicio de la sexualidad contemporánea, lejos de ser
una fuente de satisfacción y felicidad se ha transformado
en fuente de infelicidad e insatisfacción
permanente.
El siglo XXI nos alcanza con este clima de
distorsión de la sexualidad que continúa reducida a
sólo el acto del sexo ya que persiste la difusión
de un modelo genital de la sexualidad que lleva a que toda
persona sin excepción cuando se le habla de sexualidad, la
primera idea que asocia es la del ayuntamiento de
genitales.
El análisis histórico, transcultural e
intracultural de la sexualidad nos muestra el impacto de las
normas sociales en este campo y nos ayudan a entender la
posición especial en el que nos hallamos en este
día.
En la actualidad debemos aceptar la idea de que la salud
sexual de un individuo o de una sociedad se enriquece con el
conocimiento objetivo, la tolerancia, el respeto y la
empatía frente a la diversidad de las identidades y
expresiones sexuales que forman parte de la condición
humana.
De esta manera llegamos a una primera conclusión
en la cual podemos decir que en las sociedades primitivas
existió una mayor tolerancia hacia la sexualidad, que la
que existe en la actualidad. Sin embargo, en nuestra cultura,
basada en limitaciones a la expresión de la sexualidad,
los principios se infringen más de lo que se respetan,
según demuestran investigaciones antropológicas,
sociológicas y psicosociales.
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