- Lo que
vemos durante un día - Un
modelo de trascendencia - Tipos
de percepción - Relación de modelos matemático y
neuronal - Conclusión
- Bibliografía
Lo que vemos durante
un día
Si dividimos las actividades que efectuamos en un
día, podemos dividirlas en dos grupos: un período
de conciencia y otro dormido. La mayoría de las personas
permanece aproximadamente dos tercios del tiempo en estado
consciente y un tercio de él estamos durmiendo. Cuando
estamos despiertos, nuestros sentidos sensoriales permanecen
alertas a la percepción del mundo de las formas. La
causalidad predomina en este campo de la realidad objetiva. El
inconsciente está relegado a casi su inexistencia; el
objeto externo o la forma (como representación de la
realidad) es lo principal. Cuando estamos dormidos, comienza un
proceso de percepción y creación inconsciente y
plástica de la realidad. Ahora, si comprimimos el tiempo
de un día a la percepción de un instante de
conciencia (720 milisegundos), que contemple ambas formas de
percepción (consciente, inconsciente), sin considerar el
lapso de respuesta (180 milisegundos), entonces dos tercios del
resto de ese instante de conciencia (360 milisegundos) estaremos
en percepción sensorial y un tercio del tiempo (180
milisegundos) en percepción inconsciente. En la
percepción sensorial vemos y sentimos la separación
del objeto del sujeto. En cambio en la percepción
inconsciente ya no es tan clara esa separación. Lo cual
define dos realidades sensorial e inconsciente.
Ahora, nos asalta la duda de si la realidad que
percibimos en tan corto tiempo (milisegundos), es la realidad
externa, tal como se presenta a nuestros sentidos y cuánto
de esa realidad quedaría fuera de nuestra
conciencia.
Antonio Damasio[1]nos
señala:
Aunque existe una realidad externa, lo que sabemos de
ella nos llegaría por medio del cuerpo propiamente dicho
en acción, a través de las representaciones de sus
perturbaciones. Nunca sabríamos lo fiel que nuestro
conocimiento es a la realidad "absoluta".
Entonces, paradójicamente, en apariencia vemos lo
objetivo. Pues, como lo señalan G. Hernández y L.M.
Rodríguez[2]
Se propone un nuevo plano de la relación
sujeto-objeto: el de la acción del sujeto sobre los
objetos. Nuestro objetivo, lo reiteramos, es mostrar que en el
proceso del conocimiento no hay observaciones puras de objetos
externos, así como tampoco es posible la pura
observación de los objetos por un sujeto pasivo. No se
trata de un sujeto que consiste en un cerebro y un conjunto de
sentidos que lo comunican con el exterior, sino de un sujeto que
puede actuar sobre el exterior y puede observar las acciones que
efectúa y el resultado de ellas.
De ahí, que la forma habitual de ver el mundo
(conciencia sensorial), debiera preocuparnos, pues es una
verdadera crisis que las actividades que realizamos diariamente,
dependan de tan solo un bajísimo porcentaje de actividad
consciente.
Un modelo de
trascendencia
Los sentidos (visión, audición, tacto,
olfato, gusto, cenestesia[3]nos dan una
percepción de la realidad, como si participara un objeto
externo, independiente de un sujeto observador. No se percibe la
participación del sujeto en la creación del objeto
observado. Sin embargo, sabemos, por investigaciones de
laboratorio, que la experiencia consciente puede ser investigada.
Esta experiencia debe abordarse en una situación normal y
ordinaria. En esta circunstancia inicial o primer paso, nos damos
cuenta que deben existir elementos ocultos a nuestra conciencia
ordinaria durante el desarrollo de una experiencia consciente,
cualquiera sea ella. Lo que está presente a nuestra
conciencia, es una minúscula parte respecto de lo que
acontece en forma "invisible". Sabemos lo que vemos y hacemos en
una experiencia consciente, tan sólo de una parte
mínima del proceso total. Debemos investigar la naturaleza
oculta del resto del proceso de la experiencia consciente. En
este punto, se puede partir de las investigaciones realizadas por
Francisco Varela, de la existencia de etapas en un instante de la
experiencia, que definen los módulos de
participación del proceso (intención,
reconocimiento, sincronización,
respuesta)[4]. Hay que destacar, que estas cuatro
etapas ocurren en tan solo 720 milisegundos. Es decir, cada etapa
no es de más de 180 milisegundos. Entonces, cuando
percibimos algo, con nuestros sentidos, y mantenemos, por
ejemplo, la vista en un objeto por un segundo, cada una de estas
etapas se repite y refuerza varias veces, lo necesario para que
se produzca en forma inconsciente el reconocimiento y la
sincronización para que emerja una respuesta. Si de alguna
forma pudiésemos reducir esos "tiempos de espera", no se
alcanzaría a reconocer los objetos ni sincronizar nuestro
cuerpo-mente. Así, podemos decir, que en la
práctica cada vez que percibimos "una sola vez" un objeto,
en realidad ya hemos percibido esa sensación varias veces
en tan solo un segundo. Esto quizás explique el
fenómeno llamado "curva arqueada de posición
seriada"[5], referida al proceso que siempre
recordamos mejor de una lista de artículos los que
están al comienzo y final de la lista, que serían
los menos "contaminados" o superpuestos por los otros
artículos. Las experiencias subjetivas[6]en
primera persona, efectuadas en meditación
disipativa (modelo Cread 90), permite replicar el modelo de
cuatro etapas, dejando así expuestas, como testigo, el
total del proceso de la experiencia consciente.
No nos cabe la menor duda de que estamos, en conciencia
ordinaria, viendo colores, sonidos y formas fuera de nuestro
cuerpo. Entonces, ¿por qué se dice que no existen
los colores, ni sonidos, ni las formas que percibimos
externamente a nosotros, bajo los nuevos conceptos de la
percepción? Esto, no lo podemos entender. Y, aunque nos
den todas las razones de ello, aún seguimos percibiendo
las cosas como habitualmente las hemos visto. Creemos, ahora, con
la comprensión de los procesos autopoiéticos, que
tal proceso de percepción, de una configuración y
forma de la realidad, se debe principalmente a que se genera un
sistema auto-organizativo que mantiene la coherencia de la
realidad en un ámbito comprensible a nuestra conciencia y
que nos permita preservar coherentemente el actuar en la vida
cotidiana. Sin embargo, si salimos de esta configuración
de la realidad comenzamos a percibir que nosotros somos los que
"vemos" y "hacemos" la realidad, entonces comprendemos la
interrogante señalada anteriormente, al comienzo de este
párrafo.
Hoy, podemos decir, que conocer un ámbito de un
tema, cualquiera sea este, estamos centrándonos en un
"espacio de la conciencia" que comprende transitoriamente un
sistema cerrado o autónomo, que participa de un proceso de
autogénesis (autopoiesis) que se produce a sí mismo
hasta que se genera un sistema abierto por interacción con
el medio, que permite la creación de nuevas
estructuras.
Es probable, que cada desplazamiento de la conciencia
por los espacios de la Mente produzca una interferencia en el
campo holográfico que genere la realidad que esté
percibiendo en ese instante.
Al final, descubriremos que podemos desplazar nuestra
conciencia a través de los espacios de la mente y,
así, acceder a las diversas realidades del mundo
cuántico, como señala Serge King:
Cambiar de conjunto mental o desplazarse entre los
diversos mundos plenamente consciente es un proceso sutil y
delicado. Lo único que habrá cambiado habrá
sido la percepción, modificada a voluntad para variar la
experiencia. Lo único necesario para cambiar lo que uno se
propone consiste en modificar los supuestos relacionados con
dicho objetivo.
En la década del 90 comienza una nueva forma de
percepción de la realidad. Antes de esta fecha, cada
sentido tenía sólo una función
específica, una sensación particular. El ojo para
la visión; El oído para la audición; La
lengua para el gusto; La nariz para el olfato; la piel para el
tacto. Desde esa década se vislumbra un nuevo enfoque de
la percepción. En cada percepción no solo
participan los órganos de los sentidos, que se comunican
con el exterior e interior del cuerpo, sino que la mayor cantidad
de procesos (80%) que participan en el funcionamiento de la
percepción están dentro del cuerpo. Más
aún, ni siquiera se necesita de los órganos
sensoriales, para efectuar la función de percibir una
sensación específica. Hasta ese momento, de igual
forma como señala Antonio
Damasio[7]había dos maneras de ver las
funciones del cerebro. Una que sostenía que la memoria y
el lenguaje no se podían adjudicar a una determinada parte
específica del cerebro sino a muchas partes de él y
la otra visión que declaraba que había partes
especializadas para cada función psicológica.
Ahora, desde el punto de vista de los sentidos
específicos, para cada función de percibir una
sensación, se está empezando a desplegar la idea de
que los sentidos pueden ser necesarios, pero no suficientes para
sentir la sensación asignada a un sentido. Así, lo
comprobamos, en algunas experiencias de visión ciega, de
la sinestesia, de fenómenos parapsicológicos y
transpersonales, perturbaciones de la percepción, realidad
virtual y ciertos comportamientos complejos.
Tipos de
percepción
Habitualmente consideramos que nuestra percepción
de la realidad está referida a la operación y
funcionamiento normal de nuestros sentidos. Así, tenemos
que la realidad se nos presenta sólo como un objeto de
percepción (visual, auditivo, olfativo, gustativo y
táctil). Sin embargo, desde el punto de vista de la
percepción compleja ésta no es más que una
forma reducida de percepción de la realidad.
El comportamiento humano de la percepción, puede
abarcar desde estados normales de percepción de la
realidad hasta profundos estados internos de percepción
compleja de la misma.
Podemos agrupar, básicamente, cinco grandes
niveles de percepción compleja. El primer lugar lo ocupa
el nivel de la Percepción sensorial externa
(PSE). El segundo lugar lo ocupa el nivel de la
Percepción imaginativa (PI). En tercer lugar,
tenemos el nivel de la Percepción virtual simple
(PVS) (pantalla). En cuarto lugar el nivel de la
Percepción virtual compleja (PVC)
(inmersión). El quinto lugar lo ocupa el nivel de la
Percepción holística (PH).
Los niveles de inteligencia conforman dos grupos
representativos del funcionamiento de la percepción.
Así, por ejemplo, podemos dividir un ámbito de
Percepción Interpersonal que comprende el nivel
PSE y de un ámbito de Percepción
Intrapersonal que contempla los niveles PI, PVS, PVC y
PH.
Mientras vayamos descubriendo los diversos niveles de la
percepción, veremos que se reflejan en nuestra conciencia
Inter e intrapersonal de nuestra existencia. Si bien, en
condiciones habituales, en control consciente, estamos recibiendo
el impacto de ambas estructuras (Inter e intrapersonal) en sus
grados mínimos (PSE, PI) y, por otro lado, en condiciones
de sueño estamos en niveles de percepción
inconscientes (PVS, PVC, PH). Sin embargo, podemos orientar
conscientemente el proceso de combinación de las
percepciones complejas mediante algunas técnicas de
expansión de la conciencia: estructuración
intrapersonal de la meditación disipativa.
Es interesante observar, que los niveles de
percepción señalados, se pueden asimilar a las
ondas cerebrales en las cuales operan. Así, la PSE se
presenta con ondas del tipo Beta (13-26 c/s); la PI se presenta
con ondas del tipo Alfa (8-13 c/s); la PVS se presenta con ondas
bidimensionales Alfa-Theta; la PVC se presenta con ondas del tipo
Theta (4-8 c/s); la PH se presenta con ondas Delta (0-4
c/s).
Las imágenes, emociones, sensaciones
físicas y características básicas que
producen las diversas estructuras de la percepción
compleja son las siguientes:
La primera percepción, sensorial externa
(PSE), contempla las capacidades de sensación y
observación del conocimiento de la realidad.
El mundo de la realidad sensorial, al que todos estamos
acostumbrados, está delimitado por el buen funcionamiento
de nuestros cinco órganos sensoriales. Siempre se le ha
dado jerarquía a los sentidos, otorgándole mayor
importancia a un sentido que a otro. Todos los sentidos son muy
importantes y se complementan sinérgicamente. El supuesto
básico que sostiene este mundo, es que cada elemento de
él es objetivo e independiente. Cada cosa existe por
sí misma.
La segunda percepción, Imaginativa
(PI), debe contener un conocimiento de la realidad
mediante nuestra propia imaginación, que se asemeja a la
PSE pero donde están inactivas ciertas áreas
cerebrales, que permiten diferenciar la realidad externa con la
interna, como lo señala Eduardo
Punset[8]
La tercera percepción, virtual simple
(PVS), nos permite conocer la realidad presentada al
sujeto como en una pantalla de representación de la
realidad, como la experiencia de visión en 3D con gafas, o
del sistema tradicional de realidad virtual con
equipos.
La cuarta percepción, virtual compleja
(PVC), permite comprender la realidad en un sentido de
relación directa, holográfica e inmersiva de la
identidad propia con la de otras personas, animales o cosas. Se
manifiesta al:
Sentir como propias las emociones ajenas.
Identificación con la conciencia de
otros.
El Software de Realidad Virtual sin equipos
(Meditación disipativa), consiste en un modelo
modular y tecnológico, que permite acceder a la realidad
virtual (realidad perceptiva sin soporte objetivo) y, donde
mediante un dispositivo (Hardware) y una forma o proceso
tecnológico (software) se puede modelar la realidad. El
dispositivo (Hardware) utilizado es el cuerpo. El proceso
(Software) o forma de modelar la realidad contempla la
generación de impulsos nerviosos, principalmente, visuales
y acústicos que en el proceso circular de la
energía nerviosa, provocan una interferencia vibratoria de
ondas neurológicas conformando un holograma de
interferencias, que despliega en una imagen virtual con
participación de todos los canales sensoriales (vista,
oído, tacto, olfato y gusto). Si se mantiene la coherencia
de los impulsos neurológicos, a través de la
estimulación acústica, cada imagen virtual que
aparece, retroalimenta una nueva percepción y una
descripción por el intérprete,
transformándose así, en una historia virtual
continua.
En estados de meditación disipativa,
podemos aprender directamente en tres dimensiones, a color y en
movimiento, con todas las sensaciones que produce la
inmersión virtual, identificarnos con el comportamiento de
un ave, pez, animal, vegetal o mineral; experimentar visiones del
mundo del origen de las ideas y de creación de las "formas
platónicas"; Viajar a otros lugares conocidos o
desconocidos de otros tiempos.
La Experiencia del Ciclo Evolutivo (EXCE) o
también llamada Experiencia Cercana de la
Evolución, permite experimentar el proceso evolutivo de la
conciencia y el cerebro, al establecer comunicación
silenciosa con los orígenes del Cosmos y la
creación de las estrellas y planetas; la conciencia de
formación de los minerales, vegetales y animales; la
vivencia de nuestros ancestrales cavernícolas; el avance
hacia la conciencia comunitaria moderna; las sensaciones y
emociones de nuestros días; la expansión y
trascendencia de la conciencia y la experiencia espiritual. El
proceso, en esencia, logra poner al alcance del participante la
experiencia de evolución de la conciencia, desde los
orígenes del Universo hasta sus ancestros y llevarlo,
posteriormente, a sentir su desarrollo y evolución hacia
la espiritualidad.
La quinta percepción, holística
(PH), persigue trascender identidad-espacio-temporal. Se
manifiesta en:
capacidad para ser actor multidimensional de todas
las realidades.una relación con todo lo que nos
rodea.alcanzar la percepción consciente de estar
Todo en Uno y ser Uno con Todo.un contacto virtual con todos los seres y cosas del
planeta o con otras dimensiones.una comprensión de tu relación con el
universo.crear realidades en ese espacio que lo impregna
todo: el Campo Punto Cero.
Relación de
modelos matemático y neuronal
Existe gran similitud del modelo Cread 90 con el
Juego de la Vida de Conway[9]
El juego de la vida fue inventado en 1970 por John
Conway, un joven matemático de Cambridge. En un tablero,
de infinitos casilleros, se inicia el juego con supuestos
básicos y donde se van generando nuevas configuraciones
complejas a partir de una situación inicial muy simple.
Dado que el juego de la vida puede asimilarse al modelo Cread 90,
una especie de Espacio de la mente (neuronal), veremos las
similitudes entre ambos modelos.
Juego de la Vida: utiliza conjunto de reglas simples
para generar un comportamiento complejo.
Cread 90: Se compone de módulos simples que
interactúan generando un sistema complejo.
Juego de la Vida: Se juega en un tablero que contiene
cientos de miles de casilleros que cambian de estado con las
reglas iniciales.
Cread 90: Se ejecuta en el cerebro (tablero) que
contempla 100 mil millones de neuronas (casilleros) que cambian
de estado al interactuar desde un estado inicial.
Juego de la Vida: contempla dos estados: casillero negro
o blanco.
Cread 90: contempla dos estados: neurona activa o
desactivada.
Juego de la Vida: Es imprevisible el comportamiento de
los casilleros.
Cread 90: Es indeterminado el desarrollo de las
conexiones de las neuronas.
Juego de la Vida: Genera probables emergencias de
configuraciones globales.
Cread 90: El modelo es un proceso que crea emergencia de
nuevas estructuras.
Juego de la Vida: Se configura en un modelo
matemático.
Cread 90: El proceso utiliza elementos que
se modela matemáticamente.
Juego de la Vida: El inicio del juego determina el
proceso creador
Cread 90: La intención inicial es determinante
del proceso creador del sistema.
Juego de la Vida: libertad inicial de elegir el objeto y
posición.
Cread 90: libertad inicial de seleccionar la
intención objetivada.
Otro juego computacional, creado por Steen Rasmusen, es
el Jardín Electrónico, un sistema de aplicaciones
de la autoorganización. Es un sistema complejo que deriva
de instrucciones básicas como "semillas" que se plantan en
el "suelo" (memoria del computador). A veces ocurren patrones de
comportamiento autoorganizados y si se agregan interferencias que
generan sistemas extremadamente complejos.
Tanto el Juego de la vida, el Jardín
electrónico, como el modelo Cread 90, por último,
sostienen la comprensión de que nosotros somos los
creadores de la realidad. Como señala S.
Hawking:
Nosotros somos los creadores –escogemos el estado
inicial del sistema al especificar los objetos y sus posiciones
en el inicio del juego.
Conclusión
La Meditación disipativa (realidad virtual sin
equipos), contiene todos los elementos y propiedades para ser
considerada como un método de Reducción
Fenomenológica, pues es una forma de contemplación
de los fenómenos, tal como se experimentan, en su esencia,
sin revestirlos a referencias del pasado, como son conceptos,
creencias y asociaciones o relaciones con otros actos conscientes
que impliquen interpretaciones de la realidad. Es así, que
la Meditación disipativa constituye una poderosa
herramienta que contribuye al estudio del "difícil
problema de la conciencia"[10]
(Chalmers).
Bibliografía
Capra, F. (2003). Las Conexiones Ocultas.
Barcelona: Editorial Anagrama.
Damasio, A. ((2009). El error de Descartes.
Barcelona. Editorial Crítica.
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Cerebros. Santiago de Chile: E. Andrés Bello.
Hawking, S. & Mlodinow, L. (2010). El
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ciencia experimental. México: Fondo de Cultura
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Kronmüller, E. & Cornejo C.
(2008). Ciencias de la mente. Chile. J.C. Sáez
Editor.
Maturana, H. y Varela, F. (2004). De
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el cerebro. Barcelona: Ediciones Destino S.A.
Wilber, K. (1989). La conciencia sin
fronteras. Barcelona: Kairós.
– (2003). Una teoría de todo.
Barcelona: Kairós.
Autor:
Omar Peña
[1] El error de Descartes. A. Damasio.
[2] Observación y acción en el
conocimiento científico. G.Hernández & L.M.
Rodríguez. Filosofía de la experiencia y ciencia
experimental.
[3] Sensación general de la existencia
del propio cuerpo, no ubica las partes del cuerpo.
[4] Estas etapas pueden asimilarse a los
cuatro cuadrantes de la visión integral de Wilber:
intencionalidad, cultural, cerebral y social.
[5] Los hacedores de cerebros. David H.
Freedman.
[6] A. Damasio propone que la subjetividad
emerge cuando el cerebro está produciendo no sólo
imágenes de un objeto, no sólo imágenes de
las respuestas del organismo al objeto, sino un tercer tipo de
imagen, el de un organismo en el acto de percibir un objeto y
responder a él.
[7] El error de Descartes. Antonio
Damasio.
[8] Eduardo Punset señala que aunque
los procesos de imaginar o ver son muy similares los sentimos
diferenciados: “cuando imaginamos, efectivamente
está activado el sistema visual, pero se desactiva la
entrada de datos auditivos, somatosensoriales y visuales del
ojo, y se inhiben estas áreas en el cerebro. Si no se
inhiben estas áreas, lo que estamos haciendo es ver.
Todos los sentidos están actuando y nos estamos
preparando para actuar. Sin embargo, cuando imaginamos, hay
zonas “desconectadas”: no se pretende actuar y, por
tanto, sólo se activa parcialmente el sistema
visual.” El Alma está en el cerebro. Eduardo
Punset.
[9] El Gran diseño de S. Hawking y L.
Mlodinow; Nuevos paradigmas a comienzos del tercer milenio de
A. Fischer.
[10] Se trata de un concepto acuñado
por el filósofo de la mente David Chalmers y que tiene
que ver con esta pregunta ¿Cómo es posible que el
cerebro que sólo procesa señales
eléctricas o químicas de lugar a una experiencia
subjetiva consciente? El problema difícil consiste en
que no somos capaces siquiera de imaginar cómo una
actividad neuronal, física, es capaz de producir
fenómenos subjetivos y aparentemente intangibles.