- Rosendo
Mendizábal (1868-1913) - Lo de
Hansen - Partitura de El
Entrerriano – Rosendo
Mendizábal - Bibliografía
Rosendo
Mendizábal (1868-1913)
Nacido el 21 de abril 1868 y más tarde
conocido popularmente como "Rosendo", reunió las
condiciones de profesor de piano en casas de la alta sociedad
porteña y pianista oficial de las principales casas de
baile del por ese entonces denostado género del tango. Su
padre, Horacio Mendizábal, argentino, es el más
reconocido de los escritores negros. Fue un poeta del
período romántico de mucha producción, a
pesar de su corta vida. Era un reivindicador de los derechos de
su comunidad.
La familia de Rosendo gozaba de una sólida
posición económica, viéndose huérfano
de padre a la edad de tres años junto con su hermano
llamado Sergio. Los recursos materiales permitieron que durante
su adolescencia, emprendiese Rosendo estudios de piano en el
propio domicilio. Según su hija Carmen, le correspondieron
holgados bienes de la sucesión familiar: la fabulosa
cantidad de $ 300.000 una propiedad ubicada en la calle Pilar
(actualmente, Montevideo), frente a la plaza 6 de Junio (hoy,
Vicente López).
La desbordante juventud de Rosendo sumada a un
incontrolado afán por las diversiones, dio buena cuenta de
aquella fortuna con exquisita despreocupación. La
prodigalidad con que echó mano en su bolsa finalizó
con ésta exhausta. Sus conocimientos musicales le
permitieron dictar clases de piano en hogares pudientes. De tal
modo ganó su vida durante un tiempo.
Fue padre de siete hijos, cuatro mujeres y tres varones.
Su hermano, Ciriaco Sergio Mendizábal fue pianista,
guitarrista, compositor, cantor y payador. Parece ser que tocaba
el tango más compadrón y era más
sólido en el acompañamiento, más tempista
que Rosendo.
Inicialmente frecuentó las casas de La vieja
Eustaquia y de La parda Adelina, además por
supuesto del Café Tarana o de Hansen.
También fue un pianista insustituible en la casa de bailes
de la morocha Laura Montserrat, frecuentada por concurrentes
adinerados, entre los que abundaban profesionales del turf, lo
que explica los títulos de gran número de sus
tangos, a saber: Reina de Saba, Don Padilla y
Polilla, pingos que descollaron en los hipódromos
de Palermo y Belgrano.
Actuaba generalmente como solista, y sus ingresos
estaban condicionados por la generosidad de los concurrentes. Si
la importancia de la reunión lo exigía se agregaban
a él un violinista y un flautista, y el repertorio lo
constituían partituras manuscritas ya que los tangos de
aquella época no se editaban.
Algunas de sus composiciones comienzan a acercarse a lo
que será la identidad musical del tango, ya libre de las
fuertes influencias de la habanera, los tangos andaluces de las
zarzuelas, la milonga o el candombe. Es un auténtico
precursor de nuestra música popular a través de una
serie de títulos: El entrerriano, Don
José María, Don Enrique, Don
Horacio, Don Santiago, Viento en popa, El
torpedero, Z Club, Tigre Hotel, Tres
Arroyos, Don Padilla, Polilla, Reina de
Saba, Final de una garufa, México, Le
petit parisien, A la luz de los faroles,
Alberto, Contra flor y el resto, Pronto
regreso, A la larga, Los dos leones,
Matilde, Por aquí que no hay espina,
Rosendo y Arrabalera (milonga).
Buen número de tangos se perdió en
razón de que los primeros no se editaban. En aquella
época, si se llevaban al papel eran escritos a mano en el
mejor de los casos. Generalmente los músicos
suplían la partitura, ejecutando de oído. Las
más antiguas portadas de los tangos de Rosendo fueron
editadas por intermedio de los hermanos Prelat.
Las dedicatorias exhiben un humor intencionado,
revelando las relaciones de Rosendo, sus vínculos
amistosos con magistrados, banqueros, políticos,
músicos y los "pura sangre". Habitualmente no constaba su
apellido, y sólo eran identificables por su
seudónimo artístico: A. Rosendo (Anselmo
Rosendo).
No conocemos grabación alguna efectuada en
persona por Rosendo Mendizábal; idéntico parecer
nos expresaron coleccionistas cuya opinión nos merece fe.
Según alguna de sus declaraciones, reservaba el uso de su
apellido para la obra de la que se sintiera verdaderamente
satisfecho, que nunca llegó. Algunos piensan que ocultaba
el apellido para preservar su distinguida clientela de alumnas de
piano, cuyas familias hubieran considerado inaceptable confiar a
las niñas a un músico de tango.
Mendizábal influyó en la formación
de dos grandes músicos: Enrique Saborido, autor de la
música de "La Morocha" y Manuel Campoamor, cuya fama
comienza con el tango Sargento Cabral.
Hacia el final de su vida Rosendo sufrió una
penosa indigencia y una gradual declinación física,
falleciendo el 1º de julio de 1913 a los 45 años,
mientras tocaba la guitarra en un café.
EL ENTRERRIANO (1897)
AUTOR: ROSENDO
MENDIZÁBAL
Los bailes de Lo De Laura y los de
María la Vasca fueron algunos de los sitios que
contaron con los servicios de Rosendo. En uno u otro,
según distintas versiones, el pianista Rosendo
Mendizábal estrenó su tango El
Entrerriano.
. Lo de Laura (Paraguay 2512): Lugar
más lujoso, con clientela selecta. Había una vermut
para los más jóvenes y horarios especiales para los
viejos. La casa se distinguía porque sabía
complacer inteligentemente a todos y también, por la
calidad superior de sus mujeres que no eran asunto de compadritos
vulgares. En su mayoría, las mujeres de Laura eran
"mantenidas" y tener una "mina" allí, era como poseer una
fortuna.
. María la Vasca (calle Europa (hoy
Carlos Calvo) al 2721): más modesta se
podía bailar con mujeres de la casa a razón de tres
pesos la hora bajo la mirada vigilante de Carlos, "el
Inglés", hombre "pesado", marido de la dueña,
que no permitía desbordes de ninguna
índole.
Se sitúa el estreno de "El Entrerriano" entre
1896 y 1897 por los datos que consignan Héctor y Luis
Bates. Si es así, es el más antiguo de todos los
tangos vigentes hoy en los repertorios. De infrecuente
elaboración para su tiempo, presenta el tipo de estructura
de tres partes que luego se va a generalizar.
J. Guidobono, en una carta que exponen
Héctor y Luis Bates en su Historia del Tango,
contó las circunstancias: en la casa de baile conocida
como María la Vasca se bailaba todas y toda la noche, a
tres pesos la hora por persona. Allí concurrían
estudiantes, cuidadores y jockeys y, en general, lo que
decía por entonces gente bien. El pianista oficial era
Rosendo y allí fue donde por primera vez se tocó El
Entrerriano.
Era una noche en que varios socios del Z Club
(asociación de jóvenes para la organizar bailes muy
exclusivos, fundada por Guidobono y Esteban Benza) habían
tomado la sala por varias horas de baile; siendo más o
menos las 2 a.m. golpearon la puerta, atendió María
la Vasca y regresó diciendo que eran los jockeys Pablo
Aguilera, Rafael Bastiani y otros que pedían se les
permitiera participar del baile. No hubieron problemas y se
bailó hasta las 6 a.m. Al retirarse Guidobono lo
saludó a Rosendo y lo felicitó por su tango
inédito y sin nombre y él le dijo: "Se lo voy a
dedicar a usted, póngale nombre".
Guidobono le agradeció pero no aceptó
porque, en sus palabras: "me iba a costar, por lo menos, cien
pesos al tener que retribuir la atención. Pero le
sugerí la idea de que lo dedicase a Segovia, un muchacho
que paseaba con nosotros, amigo también de Rosendo. Y se
le puso El Entrerriano porque Segovia era oriundo de Entre
Ríos."
El Entrerriano nació sin letra, y sigue siendo
interpretado casi sin excepciones como tango instrumental, a
pesar de las cuatro letras existentes, de distintos autores,
todas escritas años después de la muerte del
compositor. La de Semino y Retondaro es la primera editada. Por
su parte, Planells y Amor elaboraron una letra autorreferencial,
en la que el clásico tango "habla" de su extendida fama
(aparece en una partitura publicada por la editorial Tempo en
1959); es la única versión en la que los versos
están escritos sólo sobre las dos primeras partes
musicales y sus respectivos bises, manteniéndose la
tercera parte sin canto.
Algunas de las primeras grabaciones de este tango son la
de Eduardo Arolas, la de la Banda Municipal y la del Tano Genaro
Espósito. Lo grabaron posteriormente:
Francisco Canaro (orquesta y Quinteto)
Julio De Caro
Osvaldo Fresedo
Juan D"Arienzo
Alfredo De Angelis
Aníbal Troilo
Osvaldo Pugliese
Armando Pontier
Roberto Firpo (cuarteto)
Ciriaco Ortiz (trío)
Horacio Salgán (orquesta y en dúo con
Ubaldo De Lio)
Astor Piazzolla con el Octeto Buenos Aires.
En cine, su primera inclusión es en la
película Tango, en versión de la orquesta Ernesto
Ponzio-Juan Carlos Bazán.
Lo de
Hansen
Este famoso y mítico lugar, que se conoció
como Café de Hansen o Antiguo Hansen, funcionó
entre 1877 y 1912 en la intersección de las avenidas
Figueroa Alcorta y Sarmiento, en la esquina opuesta al
Planetario. Juan Hansen, que nació en Hamburgo, lo
abrió en 1877 y lo gestionó hasta 1892, año
en el que murió.
Luego tuvo varios dueños, el primero Enrique
Lamarque, hasta que en 1903 el lombardo Anselmo Tarana
alquiló el lugar a la Municipalidad, y Lo de Hansen
pasó a llamarse Restaurant Recreo Palermo. Antiguo
Hansen o más simplemente El Tarana, hasta 1908,
cuando cambia de dueño de nuevo. Lamentablemente, Lo de
Hansen no existe más porque fue demolido en 1912
durante la intendencia de Joaquín de Anchorena.
Funcionaba como restaurant que permanecía
abierto tanto de día, con concurrencia de familias, como
de noche, con un público diferente que permanecía
hasta el amanecer.
. CÓMO ERA LO DE HANSEN DE DÍA (HASTA
LAS 23 HORAS)
La revista "Caras y Caretas" dice 1903: "Tal como
está actualmente, es sin duda el paraje más
pintoresco de Buenos Aires. Todo el servicio es allí
eminentemente yankee así como el confort y la hábil
distribución de los salones reservados. Una deliciosa
orquesta traída especialmente de Milán, deleita con
escogidos trozos musicales a la culta y numerosa clientela del
restaurant".
Parece ser que a la mañana se servía el
desayuno, a media mañana leche y yema batida para jinetes
y ciclistas, a la tarde merienda o aperitivo, y al anochecer se
cenaba. Se puede decir que en estas horas el ambiente era
tranquilo.
. EL AMBIENTE DE LO DE HANSEN POR LA NOCHE (A PARTIR
DE LAS 23 HORAS)
E. Puccia nos dice que los tangueros (malevos y
cajetillas o sushetas) llegaban para disfrutar de esa
música y bailar. Tarana tenía cinco
automóviles que gratuitamente llevaban y traían a
sus domicilios a los clientes.
Alfredo Taullard en su libro "Nuestro Antiguo Buenos
Aires" (Peuser, 1927) dice: "El Hansen tenía aspecto de
merendero andaluz y cervecería alemana. Desde varias
cuadras, a media noche, se descubría su ubicación
por las líneas de luces de los faroles de los carruajes y
los farolitos de colores que alumbraban las glorietas. En esas
glorietas se cenaba, entre risas y farándulas, y en el
gran patio los parroquianos bebían baja un techo frondoso
de glicinas y madreselvas olorosas. La orquesta tocaba milongas,
polcas y valses".
Por otro lado, la tranquilidad de la jornada daba lugar
a un clima más agitado. Félix Lima,
refiriéndose a la época dorada del Hansen, desde
1903 a 1908, escribe en Caras y Caretas: "Con frecuencia
volaban los sifones, las copas, las botellas y las sillas. A
veces tiros y puñaladas. Más de un taita
pasó al otro mundo desde el escenario del Hansen en viaje
directo, 'senza tocare' en el hospital."
Y agrega "Estaba prohibido el bailongo, pero a
retaguardias del caserón de Hansen, en la zona de las
glorietas, tangueábase liso, tangos dormilones, de
contrabando. … " La Morocha, el tango de Saborido, se
tocaba vuelta a vuelta. Se encontraba en el apogeo de su
popularidad. La orquesta nocturna era de línea. 'Pas' de
bandoneón. El fuelle todavía no habíase
hecho presente en público. Los tangos de Bassi y Villoldo
– El Incendio y El Choclo – se abrían cancha.
'Unión Cívica', el mejor tango del compositor Santa
Cruz, también estaba de moda…".
Más allá de la leyenda que se forjó
sobre que en época de J. Hansen nació allí
el tango y que el sitio era famoso como local bailable, o
más verosímil es que, en época de su
fundador, sus habitués hayan sido familias porteñas
de buen pasar afectas a otro tipo de música. En realidad
nada de esto tiene comprobación fehaciente y algunos
historiadores sostienen que ni se cantó ni se bailó
tango.
Muchas personalidades extranjeras, que se encontraban en
el país, quisieron conocer ese sitio tan legendario ahora.
Una noche lo visitó la gran soprano italiana Adelina
Patti, que no quiso irse del país sin pasar unas horas en
ese auténtico ambiente donde nació una de las
primeras milongas. Por este café pasaron aquellos que
empezaron a darle forma a nuestro tango. Uno de ellos, nuestra
primera historia, es Rosendo Mendizábal.
Partitura de El
Entrerriano – Rosendo Mendizábal
PARTITURA DE Z CLUB – ROSENDO
MENDIZÁBAL
PARTITURA DE REINA DE SABA –
ROSENDO MENDIZÁBAL
Bibliografía
La historia del tango. Tomo 3. Artículo de
Rubén Pesce. Corregidor, Buenos Aires, 2011.
Cien tangos fundamentales. Oscar del Priore e Irene
Amuchástegui. Aguilar, Buenos Aires, 2011.
Tango, una guía definitiva. Horacio Salas.
Ediciones B, Avellaneda, 2008.
Todotango.com
Autor:
Lic. José Vicente
Boesmi