Los nuevos pobres, de los países ricos (un relato trágico de la crisis) (I) (página 6)
Hoy, un tercio de un siglo después de que
comenzara el estudio y cuando otras investigaciones de gemelos
reunidos llegaron a la misma conclusión, las cifras son
sorprendentes. Los gemelos idénticos criados por separado
son más similares en CI (74%) que los gemelos no
idénticos criados juntos (60%) y mucho más que
pares de padres e hijos (42%); medio hermanos (31%); hermanos
adoptivos (29%-34%); gemelos virtuales, o niños de edad
similar pero sin relación familiar que fueron criados
juntos (28%); pares de padres e hijos adoptivos (19%), y primos
(15%). Nada más que los genes puede explicar esta
jerarquía.
Pero, como aceptan tanto Bouchard y Segal, la alta
incidencia en la inteligencia heredada se aplica principalmente a
familias no pobres. Críe a un niño hambriento o
enfermo y el ambiente sí afecta el CI.
ObamaAid: ilógico, insostenible… e
imperdonable (50% dependientes de la sopa boba)
"En EEUU, la dependencia de los ciudadanos respecto
al Gobierno va en aumento, y actualmente más de la mitad
de la población depende de las ayudas federales para
sobrevivir. Mientras la administración Obama rebaja los
requisitos para poder acceder a estos subsidios, cada vez
más estadounidenses afirman preferirlo así"…
Insostenible: Más de la mitad de los estadounidenses
dependen de los subsidios (Negocios.com –
23/8/12)
Desde 2009 se han reducido los requisitos para acceder a
MedicAid -el programa de seguro médico estatal-, cartillas
de alimentos, subsidios de desempleo, exención del pago
del IRPF… Según relata RT en su web, 165 del total de
308 millones de estadounidenses dependen del estado de
algún modo. De ellos, 107 se benefician de la asistencia
social federal, 46 millones están afiliados a MedicAid y
22 millones son funcionarios.
Desde la llegada de Obama a la Casa Blanca, el
número de ciudadanos que recibe prestaciones ha aumentado
en 10 millones, hasta alcanzar los 107 dependientes, según
un informe realizado por el Comité Presupuestario del
Senado. El aumento de norteamericanos que, durante ese periodo,
comenzaron a beneficiarse de las cartillas de alimentos ha
ascendido en más de 14 millones.
"Con el plan Obama, no tendrás que trabajar y no
tendrás que entrenarte para un trabajo: simplemente te
enviarán un cheque de subsidio", comenzaba un anuncio
televisivo anti-Obama lanzado recientemente.
Y parece que cada vez más estadounidenses lo
prefieren así. En 2011, un informe de Globescan
mostró que el número de ciudadanos que defienden
una economía de libre mercado descendió a 59% desde
el 74% del año anterior, cayendo por debajo de China y
Brasil. Cuando Globescan realizó por primera vez esta
encuesta, hace 10 años, el 80% de los estadounidenses
estaban a favor de una economía de libre mercado. Una
constante es que las personas con menores rentas anuales son
más propensas a estar en contra de una economía de
libre mercado.
El Índice Anual de Dependencia del Gobierno,
publicado en Febrero, descubrió que desde 2008, la
dependencia de los estadounidenses respecto a su gobierno ha
crecido un 23%. El Gobierno estadounidense batió su propio
record el año pasado, gastando el máximo en
asistencia estatal en la historia de la nación.
En la actualidad, The Heritage Foundation calcula que
los estadounidenses que dependen de la asistencia federal
perciben de media, 32.784 dólares anualmente, mientras que
el salario anual promedio de un trabajador se tasa en 26.364
dólares.
"Esperamos que el Gobierno cuide de nosotros desde la
cuna a la tumba", decía un análisis en el blog
Economic Collapse.
En 2010, más del 70% del presupuesto del Gobierno
de EEUU se invirtió en programas de dependencia. En 1962,
solo se empleaba el 28,3% para ese fin.
Sin embargo, el coste de esos programas recae en quienes
no se benefician de ellos. Las mitad de los hogares de EEUU no
paga el IRPF, y a la vez, esas familias son las que tienen
mayores probabilidades de acceder a los subsidios y las cartillas
de alimento.
Así, la dependencia crece y el número de
trabajadores que pagan impuestos para financiarla disminuye,
dando lugar a una situación insostenible.
Canción triste de Main Street (del "Yes, we can"
al "Yes, we can… have a bad job")
"La capacidad de la economía de Estados
Unidos de crear buenos trabajos está decayendo mientras
hay más empleados ocupando trabajos malos, concluye un
estudio del Centro de Investigación sobre Economía
y Políticas (CEPR, por sus siglas en inglés), una
organización de análisis internacional con sede en
Washington DC."… Crece el número de trabajos
"malos" en EEUU (BBCMundo – 12/9/12)
El informe aclara que la situación no se debe a
la actual recesión económica sino a una tendencia
que se ha ido acentuando desde hace tres décadas y que los
últimos años de crisis económica solo han
añadido a las dificultades.
Según los investigadores, la
restructuración del mercado laboral en EEUU, la
reducción del salario, la privatización, los
acuerdos de libre comercio y un sistema migratorio "disfuncional"
son algunos de los factores que contribuyen al
fenómeno.
No obstante, la pérdida de poder de
negociación del trabajador y los bajos índices de
afiliación sindical se resaltan como elementos singulares
que generan trabajos malos. Entre los grupos más afectados
están los latinos, los negros y las mujeres.
Muchas razones se pueden dar para definir un mal
trabajo. Se pueden incluir condiciones peligrosas o
difíciles en el lugar de trabajo, largas horas laborales,
descansos cortos, pocas o ningunas vacaciones pagadas y el
desconocimiento de días de enfermedad.
Sin embargo, los investigadores del CEPR decidieron
concentrarse en tres criterios: salario, seguro de salud y plan
de retiro por ser los que mejor reflejan las
características de un empleo y sobre los que se han
logrado recopilar los mejores datos a lo largo de los
años.
Un salario de US$ 37.000 al año es considerado
como el límite de lo que sería un trabajo malo,
dijo a BBC Mundo Janelle Jones, coautora del informe del CEPR.
"Ha habido un leve aumento que rebasó un poco ese umbral
de ingresos, pero el número de empleados que no tienen
seguro de salud ni un plan de jubilación va en aumento",
expresó. "Esos últimos dos son los que más
se ajustan al criterio de un mal trabajo".
Jones reconoce que la promulgación del Acta de
Salud Asequible promovida por el presidente Barack Obama
podría tener un impacto positivo pues la ley
instará a los empleadores a proveer un seguro. A pesar de
esto, señala la investigadora, lo que continuará
sin mejorar serán las pensiones. "Un plan de
jubilación es algo que el empleador solía proveer,
era su responsabilidad. Pero los buenos planes de retiro con
mayor cobertura es algo que ha estado desapareciendo",
indicó. "La disminución de los beneficios y las
prestaciones sociales es algo que impacta la calidad del trabajo
y debe haber una discusión de cómo mejorar esto",
afirmó. "Uno de cada cuatro trabajadores está en un
empleo malo".
Aunque Estados Unidos se ha visto afectado por la crisis
económica desatada a partir de 2007, la eventual
recesión no es directamente responsable de la
situación, dice el estudio. "Esta es una tendencia que
hemos visto en los últimos 30 años. Lo que
sucedió entre 2007 y 2010 es una continuación de lo
que ha estado sucediendo todo este tiempo", manifestó
Janelle Jones.
Y el impacto ha sido para los trabajadores en todos los
niveles de capacitación y educación
académica. Trabajadores con apenas un título de
bachillerato o aquellos con algunos años de
educación superior tiene muchas más probabilidades
de encontrarse en un puesto malo en la actualidad que en 1979.
Inclusive los que obtienen una licenciatura universitaria
también ven sus perspectivas limitadas.
Otros estudios paralelos del centro de
investigación que analizan la creación de trabajos
buenos en ese período son igualmente deprimentes. De
acuerdo al CEPR, la incapacidad de la economía para
generar buenos empleos tiene varios elementos.
Uno tiene que ver con el salario mínimo y con una
reducción en el reajuste para reflejar la
inflación. También las políticas de
liberalización y la privatización de empresas que
permiten la imposición de nuevas condiciones
laborales.
También apuntan un dedo acusador a los tratados
de libre comercio con otros países que, según
ellos, están diseñados para satisfacer los
intereses corporativos y no los de los empleados.
Por encima de todo, resalta Jonelle Jones, está
la creciente impotencia del empleado y falta de sindicalismo. "Ha
habido una pérdida dramática en el poder de
negociación del trabajador y de los sindicatos. La
afiliación en estas organizaciones también
está cayendo". Con un alto desempleo, promediando 8,1%, el
mercado laboral no le da muchas opciones al trabajador. Hay
cuatro desempleados disputándose un trabajo,
asegura.
Desde el punto de vista de los sindicatos, en las
últimas décadas, el trabajador estadounidense ha
perdido la tradición y la confianza de la capacidad
colectiva de que gozó durante casi 40 años
después de la Segunda Guerra Mundial. Trabajadores,
especialmente del sector privado, tenían gran poder
negociador porque su afiliación sindical era más
del 20%.
Damon Silvers, asesor especial del AFL-CIO, el mayor
sindicato de EEUU, explicó a la BBC que la economía
actual está caracterizada por leyes sindicales
débiles, reglas de comercio diseñadas para crear
una caída libre de los sueldos mundiales y
políticas monetarias para limitar sueldos. "Eso ha
garantizado que los trabajadores no hayan podido participar de la
riqueza que ellos han generado en los últimos
años", manifestó.
"Los sindicatos han tratado de negociar durante estos
años recientes y ha habido grandes victorias como es el
caso del seguro de salud", aseguró Silvers, "pero el poder
económico y político de los empleadores en los
últimos años ha sido simplemente superior al de los
trabajadores".
El líder sindicalista señala al gobierno,
que antes había entrado a nivelar el campo de juego, de
haber inclinado la balanza en favor de los empleadores en este
último período. "Mucho ha sido sutil, no han tenido
que enviar a la guardia nacional a disolver huelgas. Las medidas
tienen más que ver con aumentar los intereses, aplicar
sistemas impositivos que permiten a los ricos a acumular
más dinero e influir en elecciones".
"La pérdida del poder económico de la
clase trabajadora en los últimos 30 años y sus
consecuencias políticas son muy corrosivas para una
democracia saludable", concluyó el representante del
AFL-CIO.
Janelle Jones, coautora del informe del CEPR se lamenta
que la tendencia continúa y no ha habido políticas
que combatan la situación. Para mejorar las condiciones,
recomienda, en primer lugar, un aumento del salario
mínimo. "Si ese sube, tendrá repercusiones a nivel
de distribución de ingresos y participación de la
riqueza generada".
En segundo lugar, continuó, tiene que haber
más afiliación y presencia sindical como
garantía de mejores sueldos y prestaciones
sociales.
Advierte que entre más empleos de trabajadores
sin sindicato se pierdan a trabajos del sector privado, la
calidad de los trabajos seguirá bajando, en detrimento de
los beneficios de salud y pensiones de todos.
¿Externalidad positiva?: la crisis vuelve a
reunir bajo un mismo techo a toda la familia
"Es Estados Unidos se denomina generación
sandwich a aquellos trabajadores entre los 40 y 59 años de
edad que viven bajo el mismo techo con, por lo menos, un padre
anciano y un hijo mayor de 18 años, brindándoles
apoyo económico y cuidado físico y
emocional"… La generación sandwich se multiplica en
EEUU (BBCMundo – 9/2/13)
Un reciente estudio encontró que este grupo
demográfico, que acarrea con esa doble carga, ha crecido
debido a la falta de recuperación económica del
país que limita las posibilidades de empleo de los
jóvenes profesionales y a la longevidad de los
ancianos.
La situación compromete el bienestar de estos
trabajadores así como sus propios planes de
jubilación, mientras que trabajadores sociales alertan que
ni la sociedad ni el gobierno estadounidense han encarado el
creciente fenómeno ni tomado las medidas necesarias para
paliar sus consecuencias.
El Centro de Investigación Pew reveló en
febrero de 2013 que cada vez hay más padres aportando
significativamente al sustento económico de sus hijos
adultos a la vez que se encargan de las necesidades de sus padres
en proceso de decrepitud.
Hay dos tipos de personas en la generación
sandwich. Un grupo son aquellos adultos entre 40 y 59 años
que tienen un padre de más de 65 viviendo con ellos, al
tiempo que crían sus hijos menores. El otro grupo es el
que asume la responsabilidad del cuidado de los padres y sostiene
a sus hijos adultos mientras cursan la universidad o están
desempleados.
Según los datos del Pew, mientras el primer grupo
se ha mantenido estable, el segundo ha crecido de 20% a 27% de
las personas de mediana edad, desde 2005. Una de las principales
razones es la crisis económica global de 2008, de la cual
Estados Unidos no ha logrado recuperarse.
"Los hijos adultos no pueden encontrar empleo y tiene
que vivir en casa de sus padres. Ellos, a su vez, están
tratando de ahorrar para su propia jubilación, sienten que
ya han apoyado a sus hijos y quieren que vuelen por sí
solos pero no pueden abandonarlos", dijo Lynn Feinberg,
especialista en cuidado familiar de la Asociación de
Personas Jubiladas de EEUU (AARP, por sus siglas en
inglés).
La otra causal son los padres ancianos que están
viviendo muchos más años con malestares de salud
crónicos múltiples que requieren atención
constante y compleja en casa.
Para cualquier persona que esté cuidando de un
familiar o amigo cercano, los efectos financieros, emocionales y
físicos son enormes. Pero para aquellos de la
generación sándwich -adultos de mediana edad- las
implicaciones financieras apenas se están empezando a ver,
señaló Lynn Feinberg.
"Algunos tienen que retirar dinero de sus fondos de
pensión, lo cual es una pésima idea, para pagar por
los gastos de salud de los viejos", expresó Feinberg. "Al
mismo tiempo, estos adultos enfrentan situaciones inciertas con
su propio trabajo porque ya están llegando al final de sus
vidas laborales".
En algunas instancias los adultos "sándwich" se
ven obligados a dejar sus empleos porque el cuidado de sus padres
requiere tanta atención y deben olvidarse de sus planes de
retiro.
La experta del AARP indicó que la
situación se hace peor porque las instituciones
públicas en EEUU no tienen los mecanismos para asistir a
estas familias. No hay programas de cuidado ni cobertura de salud
de largo plazo para los ancianos.
"La familia es la que asume la responsabilidad porque
aquí no tenemos un sistema que se haga cargo, a no ser que
uno esté bajo la raya de la pobreza y pueda solicitar
asistencia social como medicare".
Aunque la dinámica de cada familia es diferente,
Feinberg reconoce que puede haber ventajas de vivir en hogares
con múltiples generaciones. Por una parte, los
jóvenes pueden asistir en el cuidado de los ancianos.
Estos, a su vez, colaboran en la educación y la
transmisión cultural y emocional de la familia, algo que
se ha perdido en la familia nuclear moderna.
En el año 2012, la BBC visitó el hogar de
la familia De Anda, de origen mexicano, que vive en Sioux City,
Iowa. Fue parte de un reportaje en video sobre el crecimiento de
30%, en la última década, de hogares
multigeneracionales.
Marta De Anda trajo a su madre, Helena Olivares, desde
México a vivir con su esposo y tres hijos. La
señora Olivares ayuda en los quehaceres de la casa,
cocinando, limpiando y cuidando a los nietos. Estos se nutren de
sus historias y del contacto con la abuela. En las comunidades
hispanas es tradicional tener tres generaciones bajo el mismo
techo.
"Lo más importante de la familia es ayudarse
mutuamente y el buscar estar unidos", comentó Gustavo De
Anda, esposo de Marta.
De acuerdo a un sondeo de la AARP, en 2009, 49% de las
familias hispanas en Estados Unidos viven en esta
situación. Aunque puede parecer más una costumbre
entre latinos, ellos no están exentos de las presiones
económicas y emocionales que se irán acumulando a
medida que la familia envejece.
"Es un asunto que tenemos que abordar como
nación", advirtió Lynn Feinberg. "Cada vez vemos
más personas de la fuerza laboral haciendo malabares en su
trabajo, cuidando de sus padres de edad avanzada y, ahora,
también brindando asistencia financiera a sus hijos
adultos".
Así paga el Nobel de la Paz a su mejor
"héroe" de guerra (Yes, we can)
"El Navy SEAL que acabó con la vida del
líder de Al Qaeda dice en su primera y única
entrevista sentirse abandonado por el Gobierno de Estados
Unidos"… El hombre que mató a Bin Laden
está en el paro y sin seguro médico (El País
– 12/2/13)
Los Navy SEAL -el elitista grupo de la armada encargado
de operaciones especiales- viven bajo un grueso manto de
secretismo. Sus identidades son anónimas y en caso de
violar ese acuerdo pueden pagar con la cárcel. A los 23
hombres que la noche del 1 de mayo de 2011 volaron al interior de
Pakistán para dar caza y captura al "más infame
terrorista de nuestro tiempo" -en palabras del jefe de la CIA,
Leon Panetta- se les ordenó que al día siguiente
olvidaran lo sucedido e hicieran como que no había pasado
nada.
De esos 23 Navy SEAL, uno de ellos descerrajó
tres tiros en la frente al líder de Al Qaeda, al enemigo
público número uno de EEUU. Pero su identidad es
secreta y por seguridad lo mejor sería que accediera a un
programa de protección de testigos. El único
problema es que tal programa no existe en el Departamento de
Defensa.
Tan anónimo es el hombre que mató a Bin
Laden que puede que su próximo trabajo sea conducir un
camión de reparto de cerveza en Milwaukee. Eso es lo que
le ofreció el Ejército cuando decidió dejar
atrás 16 años de pertenencia a la Marina,
compuestos por 12 despliegues en el exterior y más de 30
enemigos abatidos.
Por primera vez, el hombre que acabó con la vida
de Bin Laden ha contado su historia y lo ha hecho a lo largo de
un año a Phil, exdirector del San Francisco Chronicle y
actual presidente del Centro para el Periodismo de
Investigación. La entrevista exclusiva de 26 folios de
extensión será portada en el próximo
número de marzo de la revista Esquire.
El titular de la entrevista resume los 26 folios: "El
hombre que mató a Osama Bin Laden… está
fastidiado". A falta de identidad que poder revelar, Bronstein ha
dotado a ese hombre de un apodo. Le llama El Tirador (The
Shooter). Ambos hombres establecieron una relación muy
cercana -"y muchos tragos de whisky escocés"- en el
transcurso de su convivencia para el reportaje, que revela que El
Tirador carece de seguro médico y pensión tras
abandonar las Fuerzas Armadas el año pasado.
"El seguro de salud para mí y para mi familia
concluyó en septiembre de 2012", explica en la historia de
Esquire. "Pregunté si había algún tipo de
transición entre el seguro que cubre a los militares y el
que debo tener en la vida civil y me dijeron que no".
"Estás fuera del servicio, tu cobertura se ha acabado.
Gracias por tus 16 años de servicio", agrega el SEAL.
"Ahora que te jodan", añade él.
A diferencia de Matt Bissonnette, otro NAVY SEAL cuya
identidad quedó revelada tras contar en un libro la
misión que acabó con la vida de Bin Laden, El
Tirador ha mantenido el código de silencio que se exige y
se espera de ellos. En este relato se obtienen, sin embargo,
nuevos detalles de aquella noche. "Le disparé dos veces en
la frente. ¡Bap, Bap! La segunda según estaba
cayendo. Se encogió en el suelo frente a su cama y le
disparé otra vez ¡Bap! En el mismo sitio", se lee en
el reportaje. "Estaba muerto. No se movía. Tenía la
lengua fuera. Le miré mientras daba sus últimos
respiros, tan solo un suspiro reflejo".
El Tirador dice entonces que mientras veía
cómo agonizaba no sabía si aquello era lo mejor o
lo peor que le había hecho en su vida. "Esto es real y
este es él". El fin de semana anterior a su despliegue
para la misión, El Tirador se compró unas caras
gafas de sol (350 dólares) y asegura que se sintió
culpable porque compró regalos para sus hijos -de quien se
despidió pensando que no los volvería a ver- mucho
menos caros. "Pero pensó que lo mejor era morir con
estilo", apunta Bronstein.
Bronstein expone en su reportaje que un hombre que tiene
el cuerpo lleno de cicatrices por haber servido a su país,
que sufre de artritis, tendinitis y tiene las vértebras
dislocadas debería recibir algo a cambio, más que
una oferta para repartir cerveza. "Nadie que lucha por este
país debería de tener que luchar por un trabajo",
dijo Barack Obama en su pasado discurso del Día de los
Veteranos. "No tendría que luchar por tener un techo sobre
su cabeza o los cuidados que se han ganado al volver a
casa".
En opinión del director del Centro para el
Periodismo de Investigación no es un problema de fondos.
"El Gobierno de Estados Unidos puso precio a la cabeza de Bin
Laden y ofreció 25 millones de dólares que nadie ha
cobrado".
¿Cómo "cotizará" en Wall Street que
en EEUU haya 17 millones de niños con hambre?
"Según las últimas
estadísticas, casi 17 millones de niños en EEUU no
siempre tienen acceso a suficiente comida saludable"… Ser
niño y pobre en EEUU (BBCMundo –
15/3/13)
La comida está siempre en los pensamientos de
Kaylie Haywood, una niña estadounidense de 10 años
y de su hermano Tyler, de 12. En un banco de alimentos organizado
por entidades de caridad en la ciudad de Stockton, en Iowa,
Estados Unidos, los hermanos debaten con su madre acerca de los
15 productos que pueden llevarse. No les queda mucho dinero para
gastos extras. Por eso, la elección es importante: ya han
metido en su cesta salsa de manzana y probablemente hagan lo
mismo con los espaguetis enlatados, las albóndigas y los
raviolis.
Pero cuando Kaylie pide carne molida, se rechaza su
propuesta ya que la habitación de motel en la que vive no
tiene nevera. Así que cuando quieren mantener un producto
fresco lo meten en un lavadero con hielo. Tampoco tienen un lugar
para cocinar. No es la primera vez que la familia está en
dificultades para conseguir comida. "No hacemos tres comidas al
día: desayuno, comida y cena", lamenta Kaylie. "Cuando
tengo hambre, me siento triste y decaída".
Kaylie y Tyler viven con su madre Barbara, que trabajaba
en una fábrica. Tras perder su empleo, comenzó a
recibir una subvención del gobierno y cupones que
podía intercambiar por comida, lo que hace un total de US$
1.480 al mes. Pero ya no se podían permitir vivir en su
casa, ya que tenían que pagar US$ 1.326 mensuales, lo que
les dejaría muy poco para comida y gasolina.
Kaylie ayudaba a aumentar los ingresos familiares
recogiendo latas en los alrededores de su antigua casa, en un
camino que está al lado de la vía del tren. Por
cada lata le daban entre dos y cinco centavos. Su hermano Tyler
también ayudó: "Por cortar el césped de
algunas casas me daban US$ 10. Me gastaba seis en combustible y
el resto se lo daba a mi madre para que comprara comida",
explica.
En lugar de comprar en el centro comercial, la ropa de
Kaylie es de la tienda de la organización benéfica
Salvation Army donde, para su vergüenza, las camisetas de
US$ 0,60 están permitidas pero las que cuestan US$ 2 son
"demasiado". A uno de sus dos perros, Nala, le tuvieron que
llevar a la perrera para reducir aún más los
gastos.
El alquiler de la habitación de motel en la que
viven cuesta en torno a los US$ 700 mensuales, pero tratar de
equilibrar los gastos supone sacrificios. Tyler dice que hay
días buenos y malos: "A veces, cuando tenemos cereales no
tenemos leche y los tenemos que comer así, secos; otras
veces, tenemos leche pero no cereales". "En ocasiones, cuando hay
un programa de cocina en la televisión, me da más
hambre. Quiero meterme en la pantalla y comer la comida",
señala.
Uno de cada cinco niños
Se cree que unos 47 millones de estadounidenses dependen
de bancos de comida.
La familia de Kaylie y Tyler está entre los 47
millones de estadounidenses que se cree que dependen de bancos de
comida. Eso significa que uno de cada cinco niños recibe
ayuda alimentaria. En el área donde viven los hermanos, un
proveedor, el banco de comida River Bend, ha visto como el
número de necesitados ha crecido abruptamente en los
últimos tiempos.
"Ha cambiado dramáticamente desde que
empezó la recesión. El número de gente que
viene ha crecido entre un 30% y un 40%", asegura Caren Laughlin
que ha trabajado en bancos de comida en los últimos 30
años. "Eso no se debe sólo a que la gente ha
perdido sus trabajos. Es también porque los empleos que
les están sustituyendo están peor pagados. No da
para alimentar a la familia", explica.
Pese a que la habitación de motel de Kaylie,
Tyler y Barbara está lejos de las casas de sus amigos y es
muy pequeña para tres, la mudanza ha hecho su vida
más fácil en algunos aspectos. El padre de los
niños no está y aunque la abuela vive cerca y ayuda
en lo que puede, la madre tiene muchas dificultades. "Nunca lo he
visto tan mal. Conseguir trabajo es muy difícil", asegura
Barbara. La mujer está haciendo cursos para ser peluquera
pero no tiene muchas esperanzas en el futuro. "He ido al
médico… por depresión. Me recetó
antidepresivos y Xanax para los ataques de pánico. Ni
siquiera sé si podré encontrar un trabajo cuando
acabe los cursos, ni si la situación mejorará",
lamenta.
En febrero (2013), el presidente Barack Obama,
aseguró en el discurso del Estado de la Unión que
subiría el salario mínimo a US$ 9 la hora. "Esa
medida incrementaría los ingresos de millones de familias
trabajadoras. Podría significar la diferencia entre
depender de la caridad para la comida e ir a una tienda a comprar
su comida; entre pagar un alquiler o sufrir un desahucio; entre
no llegar a fin de mes o salir adelante", afirmó el
presidente entonces.
Pero familias como la de Barbara, en la que los padres
perdieron sus trabajos y los hijos pasan hambre, siguen
preocupando a los bancos de comida.
Según Laughlin, muchas personas no saben
dónde buscar ayuda y a otras les da vergüenza
pedirla. "Mucha de la gente que viene nunca imaginó que
acabaría en esta situación",
señala.
Estos problemas se reflejan en todo EEUU, según
la organización no gubernamental Feeding America
(Alimentando a América) que gestiona 200 bancos de comida
y ayuda a 37 millones de personas cada año, entre las que
están 14 millones de niños. Según la
organización, cerca de 17 millones de niños
estadounidenses viven en hogares donde no se puede asegurar el
consumo de comida saludable.
Para algunas familias, la comida barata y fácil
de preparar puede significar algunas elecciones poco saludables
como la pizza, que incrementa la probabilidad de obesidad y
problemas de salud en el futuro.
En algunas zonas, las escuelas participan en un programa
denominado "mochila" por el que se reparten paquetes de comida a
los niños más vulnerables los viernes para que
tengan qué comer el fin de semana. "Los niños se
concentran mejor así", explica Laughlin. "Si estás
preocupado por lo que vas a comer cuando llegues a casa, vas a
estar pensando en eso y no en lo que está en la
pizarra".
Por la mente de Kaylie también pasan los
estudios. Y es que, últimamente, la niña de 12
años no está yendo al colegio ante el destino
incierto de la familia. En los últimos tiempos, su familia
dejó un motel y se fue un breve periodo a una casa. Apenas
podían pagar el alquiler y tuvieron que mudarse de nuevo
cuando la abuela no pudo seguir ayudándoles. Desde
entonces, se han quedado en tres moteles más, lo que
impide que Kaylie se inscriba a un colegio. Ahora las esperanzas
de Barbara están en conseguir un trailer para establecerse
mientras que, para Kaylie, volver a la escuela es vital.
"Realmente quiero ir a la escuela. Si no tienes educación,
no tienes dinero, ni consigues un buen trabajo y acabas durmiendo
donde tu mamá". "Te acaban echando de tu casa por no poder
pagar la renta y terminas sin casa y sin comida".
Niños que pasan hambre en EEUU
•16,7 millones de niños viven en hogares con
"inseguridad alimentaria".
•Los estados más afectados son el Distrito
de Columbia, Oregón, Arizona, Nuevo México y
Florida.
•Los hogares encabezados por madres solteras son
más vulnerables al hambre infantil.
Fuente: Feeding America
Con Wall Street en niveles previos a la crisis, las
familias solo recuperan el 45% de su riqueza (Main Street en
lista de espera)
"Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de
EE UU (Fed), lamentaba hace una semana que el repunte en Wall
Street no sea un reflejo plenamente certero de que las cosas
también van mejor en Main Street, la economía real.
La Reserva Federal pone una nueva cifra la brecha. Mientras el
índice Dow Jones o el S&P 500 han subido más de
un 125% tras la recesión, las familias han recuperado solo
el 45% de la riqueza perdida durante las crisis"… Los
hogares estadounidenses siguen a la mitad del túnel (El
País – 31/5/13
Es decir, los hogares no han recorrido aún ni la
mitad del túnel, de acuerdo con un informe técnico
de la Fed de S. Louis, que cifra en 16 billones de dólares
la riqueza perdida tras el colapso del mercado financiero y el
inmobiliario. Eso, en esencia, significa que el consumidor no
puede ejercer aún todo el poder de compra necesario para
que la economía se expanda con más
vigor.
El indicador de PIB del primer trimestre (2013) lo
refleja en gran medida. EEUU creció al inicio del
año a una tasa anualizada del 2,4%, por debajo de su
potencial. El consumo privado alimenta dos terceras partes del
crecimiento. Sin embargo, el análisis sí
señala que buena parte de la riqueza recuperada desde la
primavera de 2009 se atribuye a la buena marcha de Wall
Street.
Eso no quiere decir que todos los hogares en EEUU se
estén beneficiando por igual del récord tras
récord que marchan las índices bursátiles:
es cosa de las familias más ricas, mientras que los
jóvenes y las comunidades negras e hispanas siguen
sufriendo. Por eso, señalan los relatores, "no se
justifica" decir que el daño de la crisis y de la
recesión esté plenamente reparado.
El estudio es técnicamente mucho más
completo que los realizados en el pasado, porque junto a la
evolución de los ingresos y el paro se tiene en cuenta el
valor de los ahorros, de la vivienda, de las acciones así
como el nivel de endeudamiento de los hogares estadounidenses. La
cifra que da ahora la Fed, además, está ajustada a
la inflación y al crecimiento de la
población.
De hecho, el informe contradice a otro publicado hace
solo dos meses por la Reserva Federal en el que calculaba que los
hogares recuperaron el 91% de lo perdido entre el tercer
trimestre de 2007 y los primeros tres meses de 2009. La cifra de
14,7 billones que volvió al balanza de los hogares no luce
tanto en las tablas cuando se tienen en cuenta muchos más
elementos para el cálculo.
El análisis, por tanto, pone en cuestión
el impacto de la estrategia de la Reserva Federal en la
economía real. Bernanke defendió la semana pasada
ante el Congreso el curso de su política. Citó, por
ejemplo, el hecho de que el sector inmobiliario tocara fondo hace
un año y que ahora esté contribuyendo al
crecimiento. Pero los precios siguen un 28% por debajo del pico
de hace siete años.
Ben Bernanke, aunque es cauto y prefiere mantener esta
línea de acción dos o tres reuniones más, si
cree que se está cerca de un punto en el que las cosas
irán claramente a mejor. Lo que está por ver
aún, como señalan los analistas, es si este
optimismo es también percibido por los hogares y potencian
más el gasto, en lugar de pensárselo dos veces
antes de realizar grandes compras.
De hecho, la Reserva Federal dice ahora que espera que
el gasto personal siga siendo modesto porque la gran
mayoría de los 115 millones de hogares que integran la
economía de EE UU prefieren en este momento ahorrar y
reducir deuda. Esto, como señala el análisis,
afecta además a la movilidad laboral y a las oportunidades
para completar la educación superior.
Los últimos datos refleja esta contención.
El gasto de los estadounidenses cayó un 0,2% en abril
(2013), tras subir un tímido 0,1% en marzo. Es el primer
descenso mensual desde mayo de 2012. Los ingresos a su vez
están estancados, tras subir un 0,3% en marzo. La tasa de
ahorro, entre tanto, se mantuvo en el 2,5% aunque sigue cerca del
mínimo en cinco años.
La remuneración por hora trabajada cae un 3,4% en
el primer trimestre de 2013
"El desempleo no es único problema que
arrastra la economía de EEUU, que cuatro años
después de tocar fondo sigue avanzando con gran
dificultad. Los trabajadores están viendo además
como el dinero que les llega al bolsillo no es suficiente. La
remuneración por hora trabajada cayó un 3,8% en el
primer trimestre, en lugar de subir un 1,2% como se dijo en la
estimación de hace un mes, lo que supone un descenso
récord"… Los salarios en Estados Unidos sufren la
mayor caída desde 1947 (El País – 5/6/13)
Este descenso de la remuneración es el mayor que
se observa en las estadísticas del Departamento de Empleo,
desde que en EEUU se empezó a recopilar este dato en 1947.
Si se ajusta a la inflación, el golpe fue incluso mayor,
del 5,2%. El mayor recorte en las remuneraciones se produjo en el
sector manufacturero, del 8,1% o del 9,4% si se tiene en cuenta
la evolución de los precios al consumo.
Como resultado, el coste laboral por empleado se redujo
un 4,3%. Las cifras forman parte del indicador de productividad,
que subió un 0,5% en el arranque del año, dos
décimas menos de lo anticipado. La productividad en la
industria manufacturera fue del 3,5% durante el primer trimestre.
Por otro lado se supo que el sector privado creó 135.000
empleos en mayo (2013).
La caída en las remuneraciones coincide en el
tiempo con el fin de los beneficios fiscales a los asalariados y
se produce después de que la remuneración subiera
un 9,9% en el cuarto trimestre de 2012. Si se lo que se toma como
referencia es la media anual, los sueldos y los beneficios que se
ofrecen a los empleados subieron un 2% pero queda en un 1,1%
cuando se tiene en cuenta la inflación.
Mantener los subsidios agrarios y suprimir los cupones
para alimentos (Partido Republicano: "que se jodan los
pobres")
– Los juegos del hambre, EEUU (El País –
21/7/13) Lectura recomendada
(Por Paul Krugman)
Algo terrible le ha pasado al alma del Partido
Republicano. Hemos ido más allá de una mala
doctrina económica. Hemos ido incluso más
allá del egoísmo y los intereses creados. A estas
alturas, hablamos de una mentalidad que se regodea infligiendo
más sufrimiento a los que ya están
destrozados.
La causa de estos comentarios es, como tal vez
habrán imaginado, el monstruoso proyecto de ley agraria
que la Cámara de Representantes aprobó la semana
pasada.
Durante décadas, los proyectos de
ley agraria han tenido dos componentes principales. Uno de ellos
ofrece subvenciones a los agricultores; el otro ofrece ayuda
alimentaria a los estadounidenses con problemas
económicos, principalmente en forma de cupones para
alimentos (ahora conocidos oficialmente como Programa de
Asistencia Alimentaria Complementaria, o SNAP, por sus siglas en
inglés).
Hace mucho tiempo, cuando las
subvenciones ayudaban a muchos agricultores pobres, se
podía defender todo el paquete como una forma de apoyar a
los necesitados. Con el paso de los años, sin embargo, los
dos componentes corrieron diferente suerte. Los subsidios
agrarios se convirtieron en un programa lleno de fraudes que
beneficia principalmente a las corporaciones y a los individuos
con dinero. Mientras que los cupones para comida se convirtieron
en una parte esencial de la red de seguridad social.
Así que los republicanos de la
Cámara han votado a favor de mantener los subsidios
agrarios -en una escala más alta que la propuesta tanto
por el Senado como por la Casa Blanca-, mientras que los cupones
para alimentos se suprimen del proyecto de ley.
Para apreciar plenamente lo que acaba de aprobarse
presten atención a la retórica que los
conservadores suelen usar para justificar la eliminación
de los programas de Seguridad Social. Dice algo así:
"Ustedes son libres de ayudar a los pobres a título
personal. Pero el Gobierno no tiene derecho a robar el dinero a
los ciudadanos" -frecuentemente, en este punto añaden las
palabras "a punta de pistola"- "y obligarlos a dárselo a
los pobres".
Sin embargo, por lo visto, es
perfectamente correcto robar el dinero a los ciudadanos a punta
de pistola y obligarles a dárselo a las empresas
agrícolas y a los ricos.
Ahora bien, algunos enemigos de los cupones para
alimentos no citan la filosofía libertaria; en vez de eso,
citan la Biblia. El representante por Tennessee Stephen Fincher,
por ejemplo, citaba el Nuevo Testamento: "Aquel que no
esté dispuesto a trabajar no comerá". Y cómo
no, resulta que Fincher ha recibido personalmente millones de
dólares en subvenciones agrarias.
Dado este impresionante doble rasero
-no creo que la palabra "hipocresía" le haga justicia-,
parece casi delusorio hablar de hechos y cifras. Pero supongo que
debemos hacerlo. De modo que aquí están: el uso de
cupones para alimentos ha aumentado, en efecto, durante los
últimos años, y el porcentaje de la
población que los recibe ha pasado del 8,7% en 2007 al
15,2%, según los datos más recientes. Sin embargo,
no hay ningún misterio en esto. El SNAP se supone que
ayuda a las familias con problemas económicos, y
últimamente muchas familias los han
padecido.
De hecho, el uso del SNAP tiende a
seguir la trayectoria de las medidas generales contra el
desempleo, como el U6, que tienen en cuenta a los subempleados y
a los trabajadores que temporalmente han dejado de buscar trabajo
activamente. Y el U6 se ha multiplicado por más de dos
durante la crisis, desde, aproximadamente, el 8% antes de la Gran
Recesión hasta el 17% a principios de 2010. Es cierto que
el paro, en general, ha bajado ligeramente desde entonces,
mientras que las cifras de los cupones para comida han seguido
aumentando; pero suele pasar algún tiempo antes de que se
sienta el efecto, y probablemente también sea cierto que
algunas familias se hayan visto obligadas a usar los cupones para
alimentos por los drásticos recortes en los subsidios por
desempleo.
¿Y qué hay de la
teoría, habitual en los círculos de derechas, de
que es justo al contrario; que si tenemos tanto paro es por unos
programas gubernamentales que, a efectos prácticos, pagan
a la gente por no trabajar? (¡los comedores de beneficencia
causaron la Gran Depresión!). La primera respuesta que a
uno se le ocurre es que tienen que estar de broma. ¿De
verdad creen que los estadounidenses llevan una vida de ocio con
134 dólares al mes, el subsidio medio del SNAP?
Aun así, finjamos que nos lo tomamos en serio. Si
hay poco trabajo porque las ayudas gubernamentales inducen a la
gente a quedarse en casa, si reducimos la mano de obra,
debería funcionar la ley de la oferta y la demanda: al
retirar a todos esos trabajadores, escasearía la mano de
obra y subirían los salarios, especialmente los de los
trabajadores peor pagados, que tienen más probabilidades
de recibir ayuda. En realidad, claro está, los sueldos
están estancados o bajando; y esto se cumple especialmente
en los grupos que más se benefician de los cupones para
alimentos.
Entonces, ¿qué está
pasando aquí? ¿Es solo racismo? No cabe duda de que
a los antiguos bulos racistas -como la imagen de Ronald Reagan
del "muchachote fornido" usando los cupones de comida para
comprar una chuleta- todavía se les da cierto
pábulo. Pero hoy en día, casi la mitad de los
receptores de cupones para alimentos son blancos no hispanos; en
Tennessee, la tierra de Fincher, el que citaba a la Biblia, la
cifra es del 63%. Así que no tiene nada que ver con la
raza.
¿De qué se trata,
entonces? Por alguna razón, uno de los dos grandes
partidos de nuestro país se ha infectado de una mezquindad
casi patológica, de desprecio por los que el presentador
de la CNBC Rick Santelli, en la famosa perorata que
señaló el nacimiento del Tea Party, llamaba
"perdedores". Si uno es estadounidense y pasa por una mala racha,
estas personas no quieren ayudarle; quieren darle otra patada
más. No acabo de entenderlo del todo, pero es terrible
contemplarlo.
(Paul Krugman, premio Nobel de 2008, es profesor de
Economía de Princeton. © 2013 New York Times
Service)
La batalla de la Colina de la Hamburguesa
"Los trabajadores de comida rápida de
McDonald's y otras grandes empresas de comida rápida
están en huelga para lograr un aumento de sus salarios.
Según los grupos de protesta, los empleados están
buscando un salario de 15 dólares por hora, casi el doble
del salario mínimo"… ¿Cuánto
costará un Big Mac si McDonald's accede a duplicar el
sueldo de sus empleados? (El Economista –
30/7/13)
Si McDonald's accediese a duplicar los salarios de todos
los empleados, incluyendo el de su consejero delegado, Don
Thompson, un Big Mac costaría sólo 68 centavos
más, al pasar de los 3,99 dólares actuales a los
4,67 dólares, según informa Caroline Fairchild en
el Huffington Post.
Las opciones del archiconocido menú
"Dólar" costarían 17 centavos más, de
acuerdo con The Huffington Post. Fairchild cita así a un
investigador de la Universidad de Kansas, que ha calculado los
precios para ver lo que sucedería si McDonald's duplicase
el sueldo de todos los empleados y luego pasase dicho coste en su
totalidad a los consumidores.
Sólo el 17 por ciento de los ingresos de McDonald
se dirige a sueldos y prestaciones para sus empleados,
según el informe. Esto significa que la
compañía podría aumentar los salarios sin
pasar ese coste a los consumidores, y simplemente generar un
beneficio menor a sus inversores.
El CEO de McDonald's, Don Thompson, dijo a Bloomberg TV
en la tercera semana de julio (2013) que la empresa es un
"empleador por encima del salario mínimo". McDonald's paga
un salario medio de 7,81 dólares la hora, de acuerdo a
Glassdoor. Esto lo sitúa justo por encima de la media
mínima nacional de 7,50 dólares.
"Valemos más"… "Valemos
más"… Valemos más"… (salario de
sobrevivencia)
"María del Carmen Camacho tiene diez
años trabajando para un McDonalds en el centro de Chicago
y aunque en ese tiempo le han duplicado lo que gana por hora, al
final de un buen mes dice que no logra ganar más de US$
1.000, muy por debajo del nivel oficial de pobreza"… Las
penurias de ganar el sueldo mínimo en EEUU (BBCMundo –
2/8/13)
Su compañera, Sonia Acuña, trabaja no en
una sino en dos tiendas diferentes de la misma cadena de comida
rápida también en Chicago y gracias a que hace
jornadas de hasta 13 horas logra unos US$ 1.800 con los que debe
pagar alquiler y cuentas de ella y sus cuatro hijos.
Acuña, de 41 años, y Camacho, de 50, son
dos de los cientos de trabajadores de la industria de comida
rápida y del comercio que han estado manifestándose
en varias partes de Estados Unidos esta semana exigiendo un
aumento del salario mínimo hasta los US$15 por hora y
mejoras en las condiciones laborales.
Ambas ganan US$ 8.40 por hora, suelen trabajar 7 horas
diarias, sin beneficios médicos ni de seguridad social.
Además dependen de los vaivenes del negocio, cuyos
gerentes pueden recortarles drásticamente y sin aviso las
horas de trabajo en caso de que las ventas bajen.
Estas dos mujeres mexicanas forman parte del 20% de la
fuerza laboral estadounidense (unos 21 millones de personas) que
devenga salario mínimo.
BBC Mundo habló con ellas mientras participaban
en una manifestación de trabajadores de unas 70 firmas de
comida rápida y tiendas por departamentos en la llamada
"Milla Maravillosa" de Chicago, la emblemática avenida
comercial de esa ciudad.
El perfil de los trabajadores de cadenas de comida
rápida suele ser el de jóvenes estudiantes que
trabajan para ayudar a sufragarse estudios o personas sin grandes
responsabilidades familiares, pero Camacho y Acuña
aseguran que en sus lugares de trabajo esa no es la
situación.
"Los estudiantes no duran mucho, porque es duro el
trabajo y no pagan mucho y los que nos quedamos somos los que
tenemos obligaciones familiares", dijo Acuña a BBC
Mundo.
Las experiencias que comparten ambas mexicanas hablan de
grandes dificultades para mantener a sus familias.
"Casi no me queda nada de dinero (a fin de mes), lo
gasto todo en los estudios de mis hijos, pero vale la pena estar
haciendo este esfuerzo para ellos tengan una mejor vida que yo",
expresa Acuña, quien además dice enviar hasta unos
US$ 300 a sus padres en México.
Camacho asegura que "si no tuviera el apoyo de dos mis
hijos, que me ayudan con las cuentas, viviría debajo de un
puente, porque con esta miseria que nos pagan no nos
alcanzaría para vivir".
Ninguna de los dos mujeres tiene ni seguros
médicos, ni beneficios en sus empresas, tampoco tienen
cuentas bancarias, tarjetas de crédito o de
tiendas.
Además, viven en Chicago, una ciudad con alto
costo de vida, como Detroit o Nueva York, donde también se
realizaron protestas. St Louis, Michigan, Kansas City, Milwaukee
fueron otras ciudades que tomaron parte en las
manifestaciones.
Datos del Instituto de Política Económica
de Washington indican que cerca del 25% de los trabajadores que
ganan salario mínimo son de origen hispano.
Ni Camacho, ni Acuña creen que su
condición de latinas tenga que ver con las limitaciones
salariales ni condiciones laborales que padecen.
"Es que simplemente no quieren pagar más,
aquí entran gueros (rubios) y les pagan lo mismo",
afirmó Camacho, quien además asegura que el
"maltrato de la gerencia es generalizado".
Otra particularidad de estos empleos de horario flexible
es que no garantiza a los empleados horas mínimas ni fijas
de trabajo y por tanto tampoco ingresos mínimos. Un
empleado puede llegar al trabajo y el gerente decirle que se vaya
a su casa antes de completar el turno, según la necesidad
que haya ese día de mano de obra. Por ejemplo, si un
día de lluvia disuade a la clientela de acudir al
establecimiento, el gerente puede ajustar costos eliminando
turnos de trabajo.
Eso permite a las compañías controlar los
costos de operación y de paso muchas veces mantenerse
debajo del mínimo de turnos a partir del que deben darle
beneficios a los empleados de acuerdo con las leyes.
Pero la flexibilidad suele ser unilateral porque estos
trabajadores siempre están "de guardia" por si el negocio
requiriera más manos en caso de un aumento circunstancial
en las ventas, lo que les impide buscar ocupaciones alternas con
las cuales podrían equilibrar sus ingresos. Un problema
que los huelguistas afirman que se podría solucionar
llevando el salario mínimo al mágico número
15.
Desde 2009, el sueldo mínimo federal está
en US$ 7.25, aunque varía según sea el estado.
Actualmente el Congreso considera un proyecto de ley que recoge
la propuesta del presidente Barack Obama de subirlo hasta US$
9.
Organizaciones liberales como el Instituto de
Política Económica, afirman que un sueldo hasta US$
10.10 aumentaría el Producto Interno Bruto en US$ 33.000
millones y crearía hasta 284.000 nuevos puestos de trabajo
por el crecimiento en la demanda de bienes y
servicios.
En la acera contraria, el conservador Instituto para
Políticas de Empleo advierte que por cada 10% que aumente
el sueldo mínimo los puestos para jóvenes se
reducirían hasta en 9%, básicamente porque los
empleadores recortarán horas de trabajo para ahorrar
costos.
Además se suele hablar de la
automatización y mecanización a la que
recurrirían las empresas para sustituir servidores humanos
por máquinas a la hora de atender a los
clientes.
Pero los sindicatos aseguran que no se puede automatizar
todas las labores que hacen los seres humanos.
Intermezzo: para que
no se olvide lo inolvidable
Clase media americana: del sueño a la pesadilla
(documento original)
– 36 Facts Which Prove The American Dream Is Turning
Into A Nightmare For The Middle Class (Business Insider –
4/5/11)
(Michael Snyder, The American Dream)
The U.S. middle class is being shredded, ripped apart
and systematically wiped out. If you doubt this, just check out
the statistics.
The American Dream is being transformed into an absolute
nightmare.
Once upon a time, the rest of the world knew that most
Americans were able to live a middle class lifestyle. Most
American families had nice homes, most American families had a
car or two, most American families had nice clothes, most
American families had an overabundance of food and most American
families could even look forward to sending their children to
college if that is what the kids wanted to do. There was an
implicit promise that this was the way that it was always going
to be.
Most of us grew up believing that if we worked really
hard in school and that if we stayed out of trouble and that if
we did everything that "the system" told us to do that there
would be a place for us in the middle class too. Well, it turns
out that "the system" is breaking down. There aren't enough good
jobs for all of us anymore. In fact, there aren't very many
crappy jobs either. Millions are out of work, millions have lost
their homes and nearly all of the long-term economic trends just
keep getting worse and worse. So is there any hope for the U.S.
middle class?
No, there is not.
Unless fundamental changes are made economically,
financially and politically, the long-term trends that are
destroying the U.S. middle class will continue to do
so.
The number of good jobs has been declining for a long
time. The good jobs that have been lost are being replaced by a
smaller number of low paying "service jobs".
Meanwhile, the cost of everything is going up. It is
getting really hard for American families to be able to afford to
put food on the table and to put gas in the tank. Health care
costs are absolutely outrageous and college tuition is now out of
reach for millions of American families.
Every single month more American families fall out of
the middle class. Today there are 18 million more Americans on
food stamps than there were just four years ago. More than one
out of every five U.S. children is living in poverty. Things are
getting really, really bad out there.
(Read more:
http://www.businessinsider.com/american-dream-middle-class-2011-5#ixzz1LSS0Qizg)
36 Statistics Which Prove That The American Dream Is Turning
Into An Absolute Nightmare For The Middle Class
The U.S. middle class is being shredded, ripped apart
and systematically wiped out. If you doubt this, just check out
the statistics below. The American Dream is being transformed
into an absolute nightmare. Once upon a time, the rest of the
world knew that most Americans were able to live a middle class
lifestyle. Most American families had nice homes, most American
families had a car or two, most American families had nice
clothes, most American families had an overabundance of food and
most American families could even look forward to sending their
children to college if that is what the kids wanted to do. There
was an implicit promise that this was the way that it was always
going to be. Most of us grew up believing that if we worked
really hard in school and that if we stayed out of trouble and
that if we did everything that "the system" told us to do that
there would be a place for us in the middle class too. Well, it
turns out that "the system" is breaking down. There aren't enough
good jobs for all of us anymore. In fact, there aren't very many
crappy jobs either. Millions are out of work, millions have lost
their homes and nearly all of the long-term economic trends just
keep getting worse and worse. So is there any hope for the U.S.
middle class?
No, there is not.
Unless fundamental changes are made economically,
financially and politically, the long-term trends that are
destroying the U.S. middle class will continue to do
so.
The number of good jobs has been declining for a long
time. The good jobs that have been lost are being replaced by a
smaller number of low paying "service jobs".
Meanwhile, the cost of everything is going up. It is
getting really hard for American families to be able to afford to
put food on the table and to put gas in the tank. Health care
costs are absolutely outrageous and college tuition is now out of
reach for millions of American families.
Every single month more American families fall out of
the middle class. Today there are 18 million more Americans on
food stamps than there were just four years ago. More than one
out of every five U.S. children is living in poverty. Things are
getting really, really bad out there.
The following are 36 statistics which prove that the
American Dream is turning into an absolute nightmare for the
middle class….
#1 The competition for decent jobs in America has
gotten absolutely insane. There have been reports of people
actually getting down on their knees and begging for jobs. Many
Americans are starting to wonder if they will ever get a decent
job again. According to the U.S. Bureau of Labor Statistics, the
average duration of unemployment in the United States is now an
all-time record 39 weeks….
#2 According to the Wall Street Journal, there
are 5.5 million Americans that are unemployed and yet are
not receiving unemployment benefits.
#3 The number of "low income jobs" in the U.S.
has risen steadily over the past 30 years and they now account
for 41 percent of all jobs in the United States.
#4 Only 66.8% of American men had a job last
year. That was the lowest level that has ever been recorded in
all of U.S. history.
#5 Once upon a time, anyone could get hired at
McDonald's. But today McDonald's turns away a higher percentage
of applicants than Harvard does. Approximately 7 percent of all
those that apply to get into Harvard are accepted. At a recent
"National Hiring Day" held by McDonald's only about 6.2 percent
of the one million Americans that applied for a job were
hired.
#6 There are now about 7.25 million fewer jobs in
America than when the recession began back in 2007.
#7 The United States has lost an average of about
50,000 manufacturing jobs per month since China joined
the World Trade Organization in 2001.
#8 A New York post analysis has found that the
rate of inflation in New York City has been about 14 percent over
the past year.
#9 The average price of a gallon of gasoline in
the United States is now up to $ 3.91 a gallon.
#10 Over the past 12 months the average price of
gasoline in the United States has gone up by about
30%.
#11 Spending on energy now accounts for more than
6 percent of all consumer spending. Every time this has happened
since 1970 we have also had a recession that followed.
#12 The average American driver will spend
somewhere around $ 750 more for gasoline in 2011. Unfortunately,
it seems likely that the price of oil is going to go up even
higher. Already the price of oil is closing in on the all-time
record….
#13 In the United States, over 20 percent of all
children are living in poverty. In the UK and in France that
figure is well under 10 percent.
#14 According to the U.S. Census, the number of
children living in poverty has gone up by about 2 million in just
the past 2 years.
#15 The wealthiest 1% of all Americans now own
more than a third of all the wealth in the United
States.
#16 The poorest 50% collectively own just 2.5% of
all the wealth in the United States.
#17 The wealthiest 1% of all Americans own over
50% of all the stocks and bonds.
#18 According to a new report from the AFL-CIO,
the average CEO made 343 times more money than the average
American did last year.
#19 In 1980, government transfer payments
accounted for just 11.7% of all income. Today, government
transfer payments account for 18.4% of all income.
#20 U.S. households are now receiving more income
from the U.S. government than they are paying to the government
in taxes.
#21 59 percent of all Americans now receive money
from the federal government in one form or another.
#22 The average cost of tuition, room and board
at America's public universities is now $16,000 a year. For
America's private universities, that figure is, $ 37,000 a
year.
#23 The cost of college tuition in the United
States has gone up by over 900 percent since 1978.
#24 Approximately two-thirds of all college
students graduate with student loan debt.
#25 17 million college graduates are doing jobs
that do not even require a college degree.
#26 According to the Bureau of Economic Analysis,
health care costs accounted for just 9.5% of all personal
consumption back in 1980. Today they account for approximately
16.3%.
#27 One study found that approximately 41 percent
of working age Americans either have medical bill problems or are
currently paying off medical debt.
#28 Back in 1965, only one out of every 50
Americans was on Medicaid. Today, one out of every 6 Americans is
on Medicaid.
#29 Total credit card debt in the United States
is now more than 8 times larger than it was just 30 years
ago.
#30 During the first three months of this year,
less new homes were sold in the U.S. than in any three month
period ever recorded.
#31 Now home sales in the United States are now
down 80% from the peak in July 2005.
#32 U.S. home prices have now declined 32% from
the peak of the housing bubble.
#33 For most middle class families, the family
home is the number one financial asset. Unfortunately, U.S. home
values have declined an astounding 6.3 trillion dollars since the
housing crisis first began.
#34 According to a recent census report, 13% of
all homes in the United States are currently sitting
empty.
#35 The housing crisis just seems to keep on
getting worse. 31 percent of the homeowners that responded to a
recent Rasmussen Reports survey indicated that they are
"underwater" on their mortgages.
#36 Unfortunately, it looks like millions more
middle class Americans could soon be in danger of losing their
homes. According to the Mortgage Bankers Association, at least 8
million Americans are at least one month behind on their mortgage
payments at this point.
El 46,5% de los norteamericanos vive al límite de
sus posibilidades financieras
"Sólo el 24,9% de los norteamericanos
podrían conseguir 2.000 dólares en 30 días,
según un estudio publicado por el National Bureau of
Economic Research. Annamaria Lusardi de la George Washington
School of Business, Daniel J. Schneider de Princeton University y
Peter Tufano de la Harvard Business School preguntaron:
"¿Cuánto confía usted en que podría
conseguir 2.000 dólares si surgiese una necesidad
inesperada durante el mes que viene?" Un 24,9% afirmó
estar seguro de que podría, un 25,1% dijo que
probablemente podría, un 22,2% dijo que probablemente no y
un 27,9% que seguro que no"… Casi la mitad de los
estadounidenses vive al día (Libertad Digital –
26/5/11)
Los investigadores puntualizan que preguntaron
específicamente "si podrían conseguir" los fondos
en vez de peguntar si disponían de esa cantidad en forma
de ahorros, "pues los individuos puede que no recurran
sólo a los ahorros para enfrentarse a los
imprevistos".
La conclusión del estudio es clara: "La capacidad
de los americanos para enfrentarse a imprevistos es
sorprendentemente limitada", ya que "si consideramos a los que
responden que están seguros o que probablemente no
podrían hacer frente con un imprevisto financiero
ordinario de esta magnitud, encontramos que casi la mitad de los
americanos son financieramente frágiles".
La cifra de 2.000 dólares "refleja el orden de
magnitud del coste de una reparación de coche inesperada,
un copago grande en gasto médico, gastos legales o una
reparación del hogar", según los autores, es decir,
gastos no previstos pero que pueden darse perfectamente en la
vida de cualquier ciudadano común.
Los resultados concuerdan con otros estudios anteriores.
A la pregunta de si habían "guardado fondos de emergencia
para cubrir gastos durante tres meses, en caso de enfermedad,
pérdida del trabajo, problemas económicos u otras
emergencias" sólo el 49% dijo que sí.
Cabe tener en cuenta que el estudio se ha realizado
sobre datos correspondientes al año 2009 y que, desde
entonces, Estados Unidos ha experimentado cierta mejora. Pero no
hay motivos para suponer que esta leve mejora haya sido
suficiente para variar significativamente esta preocupante
fragilidad.
La clase media en apuros
Posiblemente, uno de los hallazgos más
sorprendentes del estudio es que una parte importante de la clase
media norteamericana también se considera frágil.
Según los autores, "resulta algo increíble que casi
una cuarta parte de los hogares que ingresan entre 100.000 y
150.000 dólares afirmen no ser capaces de conseguir 2.000
dólares en un mes, pero este hecho puede resultar menos
chocante cuando uno considera los costes de vida en las zonas
urbanas, costes de vivienda y cuidado infantil, el sustancioso
servicio de la deuda y otros factores".
Los investigadores preguntaron, a continuación,
cómo conseguirían los fondos, ofreciendo 14
opciones agrupadas en 6 categorías:
•Ahorros: (1) retirar ahorros, (2) liquidar o
vender inversiones, (3) liquidar inversiones de jubilación
aunque suponga pagar una penalización, (4) tomar presta
contra mis ahorros de jubilación en mi lugar de
trabajo.
•Familia o amigos: (5) tomar prestado o pedir ayuda
a mi familia, (6) tomar prestado o pedir ayuda a mis amigos (no
miembros de mi familia).
•Crédito típico: (7) usar tarjetas de
créditos, (8) abrir o usar una línea de
crédito o hacer una segunda hipoteca, (9) pedir un
préstamo.
•Crédito alternativo: (10) conseguir que me
adelanten la paga, (11) empeñar un activo que
poseo.
•Trabajar más: (12) trabajar horas extras,
conseguir un segundo empleo o que lo haga un miembro de mi
hogar.
•Vender posesiones: (13) vender cosas que poseo,
excepto mi hogar, (14) vender mi hogar.
Un 18,6% del total contestó que para conseguir el
dinero tendría que empeñar o vender algo, o bien
recurrir a algún préstamo. "Añadido al 27,9%
que considera que seguro que no podría hacer frente a la
emergencia, esto sugiere que aproximadamente un 46,5% de los
encuestados están viviendo muy cerca del borde
financiero".
Comparativa de ocho países
Los investigadores dirigieron la misma pregunta a
ciudadanos de otros países. En el Reino Unido los
resultados fueron muy similares. En Canadá los que
respondieron que seguro que podrían fueron un 44,3%. En
Holanda, un 57,7%, el mejor resultado de los ocho países
del estudio.
Es interesante observar que los que más
confían en poder hacer frente al gasto inesperado son
también los que más recurrirían para ello al
ahorro. Destacan en este sentido los holandeses que no son
sólo los que más recurrirían al ahorro sino
que, además, disponiendo de 6 respuestas alternativas
entre las que elegir son el único país que
considera también "otros" métodos. No acaban
ahí las particularidades de los holandeses, pues son
también los que menos recurrirían a trabajar
más o vender posesiones para conseguir los 2.000
dólares.
(Y con esta "sencilla ceremonia" de recuerdo -para que
nos borren la memoria-, estamos preparados para pasar el tributo
a la "vieja" Europa (Parte II) donde la situación
económica es peor aún, y la caída social
tiene una mayor aceleración, si cabe)
Autor:
Ricardo Lomoro
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |