Anatomía del poder en la Universidad de Sonora –
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Anatomía del poder en la
Universidad de Sonora
A pesar de ser un académico con amplia
trayectoria en una institución de educación formal
como lo es una universidad, no soy muy afecto a darle importancia
a los títulos académicos porque aprendí de
mis padres que todas las personas son importantes y merecen
respeto por su simple condición de ser seres humanos y no
por su posición económica o nivel
educativo.
Confieso que estoy en contra de poner un título
antes de decir mi nombre cuando me presento ante alguna persona
desconocida y simplemente digo mi nombre. Esperaría que
los demás hicieran algo parecido, sin embargo estoy en un
medio en el que la mayoría de mis compañeros
avienta por delante sus credenciales antes de decir su nombre y
es muy común ver en mi ámbito de trabajo que en el
trato cotidiano se substituyan los nombres por los
títulos, sobre todo en ese círculo reducido de
aquellos que han hecho estudios de Doctorado y se llamen entre
sí "Doctor" cuando se saludan, aparentemente para
establecer una diferencia entre ellos y los
demás.
Ver esto me hace sonreír porque me lleva a
recordar cuando inicié mis estudios de Psicología
en la Universidad Veracruzana, ya que en aquella
institución y en aquel tiempo, la facultad de
Psicología pertenecía a la división de
ciencias biológicas, por lo que los estudiantes de
Psicología, Medicina y Biología compartíamos
un curso propedéutico y usábamos batas blancas en
nuestras prácticas en el anfiteatro diseccionando
cadáveres, llamándonos entre nosotros mismos
"Doctor" pues la mayoría iba a Medicina.
Por ello mismo, solo quiero decir que en mi experiencia
de más de 34 años como profesional de la
Psicología he aprendido que en las relaciones
interpersonales la relación de igual a igual es lo
más valioso, fructífero y satisfactorio que pueda
existir.
Retomo en este punto aquel dicho que plantea que la
cualidad más importante de un sabio es la humildad (y yo
le agrego la sencillez) y por ello trato de ser tan simple y
sencillo como puedo, actuando con toda naturalidad y autenticidad
evitando en todo momento la pedantería académica.
Esta sencillez la reflejo en mi vestimenta cotidiana ya que
siempre visto en forma casual sin llegar a lo
desprolijo.
Sin embargo, pido disculpas de antemano porque el tema
que escogí como título de las presentes reflexiones
me obliga a mostrar parte de mis credenciales y trayectoria
laboral para respaldar lo que aquí
escribiré.
Empezaré por decir que estudié
Psicología social en la Universidad Veracruzana, lo que me
permitió comprender la interrelación e
interinfluencia que existe entre el individuo y la sociedad. Es
decir, mi formación académica me posibilita
entender cómo el individuo influye a la sociedad y
cómo la sociedad influye sobre el individuo.
Lo anterior se puede lograr al reflexionar que todos los
seres humanos somos seres sociales, que adquirimos ese
carácter social al pertenecer a diferentes grupos formales
e informales simultáneamente, que vivimos en una sociedad
que basa su funcionamiento en la existencia de un
sinnúmero de organizaciones que ofrecen productos y
servicios y que coexistimos en diversas comunidades que tienen
una cultura particular en el contexto de la globalización,
por lo que vivimos un constante proceso de aculturación
debido al desarrollo tecnológico que ha generado la
tecnología de la información.
Para comprender esta interinfluencia entre el individuo
y la sociedad, tenemos necesidad de manejar un marco
teórico que incluya el manejo adecuado de la teoría
de grupos, un conocimiento profundo de una teoría de la
organización y dominio suficiente de la psicología
de las comunidades, o para ser más preciso, de la
psicología comunitaria.
Ingresé a la Universidad de Sonora, mediante un
concurso de oposición en 1985, que me permitió
ocupar la Jefatura del Área de Psicología
Industrial en el marco de la Ley 103, impartiendo materias
relacionadas con mi formación como Psicólogo social
ya que su contenido incluía la formación del
psicólogo para realizar intervención en grupos,
organizaciones y comunidades. Cabe mencionar que me tocó
diseñar los programas de las materias para ser impartidos
por primera vez, ya que la Escuela de Psicología
prácticamente iba naciendo cuando
ingresé.
Muchos años antes de ingresar a la Universidad de
Sonora desarrollé amplia experiencia como psicólogo
organizacional, actuando como capacitador laboral inicialmente y
posteriormente como consultor organizacional ejerciendo la
práctica privada.
Esta actividad profesional la continué
desarrollando ocasionalmente a mis funciones como maestro
universitario, realizando intervenciones de carácter
psicosocial en diferentes organizaciones que fungieron como
clientes de mis servicios como consultor
organizacional.
Todo lo anterior me permitió establecer un
vínculo entre lo que enseñaba teóricamente
en clases a mis alumnos dentro de la universidad, con la
práctica profesional que realizaba fuera de la misma, por
lo que puede decirse que tanto los alumnos como un servidor
salimos beneficiados de esta unión entre la teoría
y la práctica. En esa misma línea de desarrollo
personal y profesional, estudié la Maestría en
Administración en la Universidad de Sonora lo que me
permitió fortalecer aún más mi labor
académica y mi práctica profesional
privada.
Cuando se impuso por la fuerza la Ley 4 en la
Universidad de Sonora, desaparecieron las áreas de
Psicología y surgieron las academias, por lo que la
antigua área de Psicología Industrial
desapareció para dar lugar a la Academia de
Psicología organizacional.
Debido a mi perfil académico se me otorgó
el nombramiento de Presidente de la academia de Psicología
organizacional. Con el cambio de plan de estudios de
Psicología en el primer lustro de este siglo se me
asignaron materias en dos ámbitos de
intervención:
Por un lado en el campo de la Psicología
organizacional (en el mal llamado ámbito de
producción y consumo), en el cual mi función es
formar psicólogos para realizar intervenciones en
organizaciones formales con el objeto de realizar un
diagnóstico integral de las mismas y diseñar planes
de cambio planeado que conduzcan al mejoramiento continuo de sus
procesos.
En el campo de la Psicología social (llamado
ámbito de Convivencia social) las materias que imparto
contribuyen a la formación de psicólogos para
implementar cambios planeados en grupos, organizaciones y
comunidades, poniendo énfasis en estas
últimas.
Una vez dicho lo anterior, le pido una disculpa al
lector por esta larga descripción de mi trayectoria y
funciones, pero lo consideré necesario ya que este escrito
será publicado más allá de las fronteras de
la Universidad de Sonora.
Reconozco que el título de este artículo
es ambicioso, pues requiere de una explicación integral de
un proceso de interacción social que forma parte de una
dimensión particular del sistema
organizacional.
Por cuestión de procedimiento debemos partir de
la consideración de que el estudio del comportamiento
humano en las organizaciones debe ser realizado en base a un
enfoque integral, que utilice la teoría de sistemas para
reconocer que las organizaciones son sistemas sociales que
conforman un todo, pero que están conformadas por
dimensiones internas que son interdependientes entre sí y
que ejercen una mutua interinfluencia, de tal forma que debemos
reconocer que el éxito o fracaso de una
organización está en función del grado de
colaboración y armonía que alcancen cada una de sus
partes.
Para ilustrar esta interdependencia podemos retomar la
definición de Psicología organizacional de Fernando
Zepeda que nos dice "La Psicología organizacional es la
rama de la psicología que estudia el impacto que la tarea,
la estructura y la tecnología tienen en el comportamiento
individual y grupal de los integrantes de una
organización".
En ese sentido podemos decir que las organizaciones son
las personas, no los edificios o los activos fijos. Lo que la da
vida a las organizaciones son las personas que interactúan
dentro de ellas.
Esto lo podemos entender mejor al ver que el desarrollo
de las ciencias sociales ha permitido construir un concepto de
organización en los términos siguientes: "Una
organización es el conjunto de personas que en el marco de
una estructura, utilizando tecnología, interactúan
entre sí para lograr objetivos comunes".
Partiendo de la premisa de que toda organización
formal surge para ofrecer un servicio o un producto a la
sociedad, podemos ubicar la función social que tiene la
Universidad de Sonora.
El papel social que tiene asignado es ofrecer un
servicio de educación universitaria a la comunidad
sonorense para contribuir al desarrollo social de Sonora y de
México formando profesionistas que con su práctica
profesional contribuirán a su vez en el mejoramiento de
sus comunidades.
La Universidad de Sonora tiene un largo historial, mas
de 70 años de existencia durante los cuales se ha
posicionado en forma indiscutible no solo como la Alma Mater
sonorense, sino también como una de las mejores
universidades de México.
Como parte de su historia, ha experimentado una
dinámica interna que la llevó en un pasado reciente
a la implementación de un cogobierno que mantuvo cerca de
20 años en el marco de la Ley 103 universitaria que
incluía un sistema de elección de autoridades
basada en el voto secreto, directo y universal, a través
de la cual los trabajadores, los maestros y los estudiantes
mediante un voto igualitario elegían al rector de esta
universidad.
Esta estructura de gobierno permitió hablar en su
momento de la Universidad de Sonora como una de las universidades
más democráticas del país y sobre esa base
desarrolló una cultura universitaria de
participación activa en la que cada trabajador, cada
maestro y cada estudiante era tomado en cuenta en las decisiones
relevantes de la institución.
Por ello mismo la estructura organizacional era de tipo
horizontal, cuya máxima autoridad era un Consejo
Universitario en el cual estaban representados todos los
integrantes de la comunidad universitaria, es decir, los
trabajadores, los maestros y los estudiantes.
Sin embargo esta democracia universitaria terminó
de un plumazo con la imposición de la Ley 4 en 1992 por
parte del Gobierno del Estado encabezado por Manlio Fabio
Beltrones Rivera y con la complicidad de autoridades
universitarias encabezadas por el entonces Rector Marco Antonio
Valencia. Esta nueva ley universitaria enfrentó la
oposición y rechazo de la comunidad universitaria, por lo
que sólo se logro imponer mediante el uso de la fuerza
pública que fue utilizada para reprimir a estudiantes,
maestros y trabajadores que rechazaban esta nueva Ley que ellos
no solicitaron.
En base a una mirada retrospectiva podemos ver que la
aplicación de la Ley 4 en la universidad de Sonora
representó un retroceso histórico, académico
y social:
1.- Por un lado observamos que en un sentido contrario a
los vientos de cambio que circulaban por el mundo en esa
época, cuando diversos movimientos sociales enarbolaban
las demandas de mayor libertad, mayor democracia y mayor
participación social, en la Universidad de Sonora se dio
un retroceso histórico en su funcionamiento al imponer
una ley universitaria que acabó con la
participación y democracia que formaban parte de la
cultura universitaria.
2.- Por otro lado, podemos decir también que la
imposición de la Ley 4 en la Universidad de Sonora
reflejó un total desconocimiento y negación de los
descubrimientos científicos en ciencias sociales (sobre
todo en Psicología) que recomendaban el ejercicio de un
liderazgo democrático y participativo en los grupos y
organizaciones para que estas funcionaran mejor, recordemos
aquí los resultados del experimento de los tres climas de
Kurt Lewin.
http://www.monografias.com/trabajos93/intervencion-psicologica-grupos-sociales/intervencion-psicologica-grupos-sociales
Aún más todavía, también se
ignoró las aportaciones de los estudiosos de la
teoría de la motivación, sobre todo de la
teoría "Y" de Douglas McGregor que plantea que a mayor
PARTICIPACION de los miembros de una organización en la
toma de decisiones relevantes para la misma, habrá mayor
SATISFACCIÓN y en consecuencia esto generará una
mayor PRODUCCION.
http://servicios.educarm.es/templates/portal/images/ficheros/etapasEducativas/secundaria/16/secciones/270/contenidos/5880/teoria_x_e_y_teoria_z.pdf
3.- Los estudiosos de la psicología de las
organizaciones recomiendan en sus textos que es necesario cambiar
la estructura piramidal tradicional de las organizaciones, en las
que se observan tres niveles: altos mandos, mandos medios y
personal de base, porque esto impide e inhibe los procesos de
comunicación y participación de los integrantes de
la organización.
Recomiendan el diseño de organizaciones que
tengan una estructura más horizontal, con el ejercicio de
un liderazgo más distribuido y compartido, para propiciar
el logro de las metas que persigue la organización al
mismo tiempo que se incrementa la satisfacción de los
integrantes de la misma.
Entonces nos encontramos con la situación
irónica, contradictoria e inaceptable de que en la
universidad de Sonora se dio marcha atrás al inhibir la
participación universitaria en tiempos de cambios sociales
que reclaman mayor participación social y se ignoraron las
aportaciones de las ciencias sociales en una institución
de educación superior que tiene científicos de
primer nivel que a su vez forman científicos para
incorporarlos a la sociedad.
Es por ello que puede afirmarse que la
implementación de la Ley 4 en esta institución
educativa sonorense representó un retroceso
histórico ya que con esta nueva ley se eliminó la
participación de los universitarios en la elección
del Rector de esta institución y se redujo la
participación en esta importante decisión a tan
solo 5 universitarios y (el colmo) se incluyó la
participación de 9 personas ajenas a la universidad de
Sonora en este importante proceso de decisión para
seleccionar a quien "representaría" a miles de
universitarios.
Aquí y en China eso se llama autocracia ya que
miles de universitarios, trabajadores, maestros y estudiantes
quedaron marginados de este proceso, por más que intenten
disfrazarlo de democrático con las farsas de
"auscultación universitaria" que han utilizado como
mecanismo previo a la designación de rector.
Desde hace 21 años que entró en vigencia
la Ley 4 en la Universidad de Sonora, en todos estos años
la junta universitaria ha elegido tan sólo a 3 personas
para ocupar el cargo de rector por un período de 4
años cada uno.
Por si había dudas de la autocracia en la
Universidad de Sonora, mencionemos que curiosamente los 3
rectores fueron reelectos por la misma junta por otros 4
años, por lo los dos primeror (Jorge Luis Ibarra
Mendívil y Pedro Ortega Romero) disfrutaron del ejercicio
del poder durante 8 años.
El tercer rector en el marco de la Ley 4, Heriberto
Grijalba Monteverde va en su primer año de
reelección o sea por su quinto año y su sola
presencia refleja ya en estos momentos la existencia de la
antidemocracia y el autoritarismo en la Universidad de
Sonora.
En el marco descrito anteriormente al analizar el tema
del poder en esta institución educativa es inevitable
ubicarlo en dos niveles, el primero en el contexto de la
imposición de la Ley 4 y en el segundo, como parte
integrante de una de las dimensiones de estudio de toda
organización formal, el liderazgo, es decir, el ejercicio
del poder como la expresión de un liderazgo
organizacional.
Para realizar la anatomía del poder dentro de una
organización, debe tomarse como punto de partida la
psicología de dicha organización. Es por ello que
puede hablarse de una "anatomía psicológica" de la
misma.
Cuando se estudia a los grupos y a las organizaciones se
puede identificar que ambos tienen una estructura que es el
resultado de su cultura que les caracteriza, les da vida y de la
cual se desprende su funcionamiento.
En la Universidad de Sonora curiosamente esto no sucede
así, ya que al imponer la Ley 4 en 1992 no cambió
en forma automática la cultura universitaria. A
veintiún años de existencia de la Ley 4, puede
observarse un divorcio entre la estructura universitaria que
impide la participación de maestros, trabajadores y
estudiantes y la cultura de la misma institución, cuyos
integrantes demandan cada vez mas ser tomados en cuenta en el
proceso de toma de decisiones relevantes para esta
institución.
Para entender porqué no cambió la cultura
de esta institución, debemos definir previamente el
concepto de cultura, la cual entenderemos como el conjunto de
experiencias, hábitos, valores, costumbres que
caracterizan el funcionamiento de un grupo o de una
organización.
La imposición de la Ley 4 por la vía de la
fuerza, encontró gran resistencia por parte de la
comunidad universitaria, sobre todo estudiantil, una resistencia
que podemos llamar activa expresada en el rechazo público
y en manifestaciones de protesta que fue eliminada y reprimida
gradualmente.
Pero también existe otro tipo de resistencia de
tipo pasivo que ha permanecido aún después de 21
años de haber entrado en vigor y se manifiesta en labor de
boicoteo "hormiga" de parte de un sector de los universitarios a
los procedimientos establecidos en esta nueva ley.
Existen elementos dentro de la comunidad universitaria
(sobre todo académicos y trabajadores) que han resistido
durante estas dos décadas a este proyecto
antidemocrático que fue la Ley 4 y que conservan en su
memoria los recuerdos y vivencias de cómo se dio el cambio
de la ley 103 por la Ley 4.
Estos recuerdos y experiencias han sido la
inspiración para generar protestas y demandas de mayor
participación universitaria en cada ocasión que se
da el cambio de Rector por parte de la Junta
Universitaria.
El cambio legislativo en la Universidad de Sonora dio
origen a una estructura burocrática, caracterizada por un
verticalismo en su ejercicio y por un crecimiento exagerado. La
Ley 4 y la burocracia universitaria rigen la actividad interna,
determinan su funcionamiento pero después de dos
décadas siguen sin consolidar el cambio total de la
cultura universitaria.
Como bien es sabido la Junta universitaria (este
grupúsculo de 15 integrantes), actuando como una verdadera
"Junta militar", ha ignorado las peticiones de amplios sectores
universitarios en el sentido de participar en la toma de
decisión del nombramiento de Rector y jamás ha
tenido un contacto directo con la comunidad universitaria que
dice representar. Como delincuentes organizados se reúnen
cada cuatro años en cónclaves para actuar bajo
consigna y elegir y reelegir sin justificación alguna a la
persona que ocupará el cargo de rector.
Bajo este cobijo y modelo a seguir las autoridades
administrativas de la Unison, de manera creciente han optado por
el ejercicio del poder adoptando un estilo de liderazgo
autocrático y excluyente mientras que continúan
disfrutando de canonjías, privilegios y sueldos
amorales.
En este proceso de manera creciente han perdido contacto
cada vez más con quienes dicen representar, los
trabajadores, los maestros y los estudiantes, es decir, la
comunidad universitaria.
Conducen vehículos de modelo reciente, tienen
oficinas lujosas, mientras que a los académicos les
restringen cada vez más sus derechos y prestaciones.
Utilizan la mayor parte del presupuesto universitario para
pagarse a sí mismos altos sueldos, mientras que escamotean
ridículos aumentos de sueldos a trabajadores y maestros
con el argumento de la política de tope
salarial.
Aumenta cada vez más la distancia entre el
líder formal (rector) de la Universidad de Sonora y sus
"seguidores" (que nunca lo han sido) los universitarios. Si
retomamos la veracidad del dicho de que no hay líder sin
seguidores, el rector de la Universidad de Sonora cada vez
está más solo y únicamente está
acompañado de aquellos que comparten su ambición
por el reparto del pastel de los recursos universitarios y de
pequeñas cuotas de poder.
El conflicto actual de huelga impulsada por los
trabajadores universitarios en la Universidad de Sonora llega a
sus 40 días sin solución, mientras que crece la
amenaza del estallido de huelga por parte de los
académicos universitarios ante la intransigencia de las
autoridades universitarias. No cabe la menor duda de que este
panorama refleja la existencia de un vacío de liderazgo al
interior de la máxima casa de estudios
sonorense.
En esta línea las autoridades universitarias han
perdido de vista la misión fundamental de la universidad
de Sonora que se desprende de su carácter público,
que consiste precisamente en su contribución al desarrollo
social de la entidad y país a través de la
formación integral de profesionistas calificados para
elevar el nivel de vida de sonorenses y mexicanos.
Las autoridades administrativas, a pesar de que varios
de ellos proceden de las filas del sindicalismo y del grupo de
académicos, han perdido la mística de servicio y se
han enajenado con el poder al que han tenido acceso y que
disfrutan a tal grado que no desean dejarlo ni mucho menos
compartirlo.
Han descuidado y perjudicado el desarrollo profesional y
la estabilidad laboral de los académicos, lo cual
repercutiría en la elevación del nivel de la
calidad educativa en beneficio de los estudiantes y de la
sociedad en general y han optado por desviar buena parte de los
recursos universitarios en su beneficio personal.
Confunden autoridad con el poder al actuar bajo la
premisa de que al tener el poder deben ser respetados,
confundiendo el respeto con la sumisión y el temor.
Encuentran su complemento en aquellas personas que asumiendo un
rol de obediencia acostumbran referirse a las autoridades como
"el Señor Rector", el Señor Secretario", el
Señor Director" etc.
Hay un dicho que plantea que "el poder no cambia a las
personas, sólo las muestra tal y como son". En el reparto
de posiciones de poder desde el nivel más bajo dentro de
la estructura de la Ley 4 que es las Presidencias de Academia
hasta la posición de Rector, se observan personas que
cambian radicalmente de actitud y comportamiento una vez que
asumen alguna posición de poder.
Si proceden del sindicalismo universitario vía
STAUS o STEUS, asumen una posición antisindicalista y
pagan el compromiso contraído al otorgarles posiciones de
poder, golpeando a la organización que antes los
protegía y a la cual le deben mucho de su desarrollo
personal y profesional, esto es a los sindicatos.
Sobre esto hay varios casos que podríamos tomar
de ejemplos de conversión, empezando por Jorge Luis Ibarra
Mendivil primer rector de la Universidad de Sonora en el marco de
la Ley 4. Personaje que en su juventud se desempeñó
en esta misma universidad como activista estudiantil radical,
pero que en su madurez se integró al PRI, que lo
premió con darle la Rectoría de la Universidad de
Sonora, desde la cual ejerció un liderazgo
autocrático y fomentó el culto a la personalidad
que todavía algunos universitarios siguen cumpliendo. De
las filas del PRI pasó al PAN cuando este partido
ganó las elecciones para gobernador, y se desempeña
como ferviente panista en el cargo de Secretario de
educación y Cultura.
Para no ir más lejos, veamos el caso del actual
rector Heriberto Grijalba Monteverde, el Sindicato de
Trabajadores Académicos (STAUS), le ayudó a
conseguir una plaza de maestro de tiempo completo, a
través de esta organización sindical obtuvo una
casa habitación y otro tipo de beneficios. Sin embargo,
esto no le ha impedido declarar públicamente sus
aspiraciones de ser el rector que acabó con las huelgas en
la Universidad de Sonora, aunque esto implique acabar con los
sindicatos.
En conclusión, el poder en la Universidad de
Sonora es ejercido siguiendo el estilo de liderazgo
autocrático, refleja una gran distancia entre el discurso
y la acción y se ha llegado a la situación de que
la Universidad de Sonora se encuentra en estos momentos en una
crisis sin precedente que afecta considerablemente su
dinámica interna y su imagen externa.
La concentración excesiva de poder en la persona
que ocupa el cargo de Rector, la falta de compromiso e
integración de los integrantes de la Junta universitaria,
la personalidad endeble y falta de principios morales de quien
ocupa la silla de rectoría, han propiciado una
L'ivresse du pouvoir es decir , borrachera de
poder, cuya resaca tendrá consecuecnias graves para el
conjunto de integrantes de la comunidad universitaria.
La verdadera causa de todos estos males se encuentra en
la Ley 4 que rige actualmente el funcionamiento de la Universidad
de Sonora, que acabó con un modelo de participación
universitaria, que acabó con la gratuidad de la
educación universitaria, que lesionó seriamente a
la educación pública, que crea las condiciones para
que surja la corrupción al interior de la Universidad de
Sonora a través de esta concentración excesiva de
poder y que en momentos de crisis como la actual huelga
universitaria no contempla una figura de contrapeso que pueda
oponerse a los designios del actual rector en su ruta de
conversión a dictador.
Bajo la premisa de que algo bueno debe surgir de lo
malo, el conflicto universitario actual nos debe conducir a la
convicción de que necesitamos cambiar cuanto antes esta
ley antidemocrática, represiva y excluyente por otra
legislación universitaria que permita el retorno de la
democracia y la participación de los universitarios en los
procesos de toma de decisiones relevantes en nuestra Universidad
de Sonora.
Autor:
Oscar Yescas
Domínguez