Indice
1.
¿Que fue el renacimiento?
2. Leonardo Da
Vinci
3. Nace el
humanismo
4.
Bibliografía
Se denomina Renacimiento al
movimiento
cultural que surge en Europa el siglo
XIV, y que se muestra como
característica esencial su
admiración por la antigüedad grecorromana. Este
entusiasmo, que considera las culturas clásicas como la
realización suprema de un ideal de perfección, se
propone la limitación en todos los ordenes, lo que explica
el calificativo de Renacimiento,
pues en verdad, se trataba de un renacer, de un volver a dar vida
a los ideales que habían inspirado aquellos pueblos.
El Renacimiento,
desde luego no fue una simple exhumación de las artes
antiguas. El interés
por el arte grecorromano
fue una consecuencia. En principio, se aspiro a una
renovación en todas las parcelas de la cultura
humana, filosofía, ética,
moral,
ciencia,
etc… encaminada a la hechura de un hombre que
fuera comprendido y resumen de todas las perfecciones
físicas e intelectuales. El hombre
integral, el genio múltiple, en el que se concilian todas
las ramas del saber en una actitud
fecunda, fue la gran creación del Renacimiento que
cristalizo en figuras que mantienen viva la admiración
atravez de los tiempos, como un Leonardo da
Vinci, un Miguel Angel, un Rafael.
En los últimos años del siglo XV y a lo largo de la
totalidad del XVI se desencadenó un conjunto de procesos de
todo orden que ha recibido el nombre de Renacimiento. Desde la
perspectiva del hombre
contemporáneo, este período se caracteriza por un
cambio en la
visión del mundo y en los sentimientos que en muchos
sentidos puede ser interpretado como una anticipación
inmediata de lo que hoy es el ser humano. Por primera vez se nos
presenta la posibilidad de conocer con una cierta profundidad el
aspecto físico y el medio de vida de los hombres de un
tiempo pasado:
las técnicas
realistas en la pintura y en
la escritura nos
han hecho llegar descripciones pormenorizadas de rostros, casas y
ciudades. Por lo demás la correspondencia personal, la
costumbre de escribir autobiografías y la invención
de la imprenta han facilitado también la investigación posterior.
Esta época se caracteriza, en otro sentido, por una
ampliación de los horizontes históricos y
geográficos. Renacimiento quiere decir ante todo,
resurrección de las antiguas civilizaciones de Grecia y de
Roma. La lengua griega
hacía tiempo que era
enseñada en Italia y
parecía como si la curiosidad y el espíritu de
libre investigación que había
caracterizado a la cultura
ateniense resurgieran con el estudio del idioma.
El influjo de la cultura romana, por su parte, se hizo sentir
también de una manera especial en Italia, el
núcleo geográfico en el que la revolución
cultural renacentista se haría sentir más fuerte. A
este hecho no eran ajenos fenómenos como la preponderancia
del derecho
romano, la utilización del latín por parte de
alguno grupos
sociales y la conservación de un gran número de
edificios antiguos.
Pero también el horizonte geográfico del hombre
renacentista se había visto ensanchado: aventureros,
comerciantes y misioneros habían descubierto tierras hasta
entonces desconocidas, alcanzando al tiempo las costas orientales
de Asia tras
circunnavegar el continente africano.
El desarrollo de
los conocimientos científicos había puesto en duda
verdades que antaño se consideraban tan importantes como
la forma de la Tierra o el
lugar del hombre en el universo. En
este mismo contexto se produjeron importantes cambios en lo que a
la vida se refiere. El principal de ellos fue provocado por la
reforma protestante.
¿Cómo fue la llegada del renacimiento a los
diferentes paises de aquel mundo?
Llegada del Renacimiento a Italia
Con la llegada del Renacimiento apareció una nueva e
influyente clase social constituida por los
humanistas. Hasta entonces, la Iglesia
había condicionado toda la vida cultural, pero ahora
la ciencia
llegaba directamente al ciudadano, gracias al aristotelismo, en
boga durante los comienzos del Renacimiento. Ésta
filosofía fue cediendo terreno al platonismo y el arte
empezó a basarse sobre la propia ciencia. La
geometría y otras ramas de las matemáticas ocuparon un lugar esencial en
la nueva concepción de la cultura, se desecho el arte
puramente lineal y se busco con ahínco la forma
tridimensional.
La pintura
italiana de los comienzos del siglo XV es todavía
narrativa y escoge los muros de las Iglesias. La técnica,
en especial con el fresco, es de gran sencillez. Sin embargo, con
la pintura al óleo, el artista abandona la limitada
temática religiosa y se complace en mostrar el esplendor
de la forma, la luz y el espacio
infinito.
El quattrocento
Durante el siglo XV, la Florencia de los Medicis vivió un
momento culminante de la pintura.
Fra Angélico represento los primeros esbozos del
Renacimiento, de su maestro Fray Lorenzo de Mónaco asimilo
el brillante colorido. Toda la temática es religiosa y lo
más notable de las obras, frescos y retablos, se
encuentran en el convento de San Marcos, en Florencia.
Masaccio represento mucho en la conquista de valores
táctiles. Gran parte de sus obras se han perdido, pero aun
se pueden admirar los frescos que realizo en la Iglesia del
Carmen de Florencia.
Fra Filippo Luppi realizo bellísimas Madonas. A Andrea del
Castagno se le deben los frescos del convento de Santa Apolonia,
los más monumentales del arte Florentino. En éste
artista se nota la influencia del escultor Donatello y del pintor
Masaccio. El siglo XVI, señala el apogeo de la pintura
renacentista italiana y constituye una de las épocas
más brillantes del arte universal. No podía ser de
otra manera con la coincidencia en el tiempo y en el espacio de
maestros de la talla de Leonardo da
Vinci, Miguel Angel, Rafael y Corregio.
Así como Florencia ejerció la homogénea
artística en la centuria anterior, ahora es Roma la que
irradia al mundo entero el poderoso influjo de estos artistas.
Los pintores posteriores se limitaron a seguir las normas trazadas
por los grandes maestros.
Solamente Venecia mantuvo un estilo original, basado en el
intenso cromatismo y en una pincelada ancha decidida que buscaba
llegar a una especie de vibración luminosa de colores.
Hasta cierto punto esta ciudad permaneció al margen de la
creación artística de los grandes maestros
romanos.
España
Aunque la pintura española de la baja edad media
acusa el influjo de las escuelas Sienesa y Florentina, hasta el
siglo XVI no puede hablarse de una arte contemporánea
renacentista. Algunos pintores españoles viajaron a
Italia, mientras que artistas italianos fueron a la
Península Ibérica, y este intercambio unido a la
influencia de los maestros Flamencos, permitió la
divulgación de las nuevas tendencias
estéticas.
Portugal
Durante el siglo XVI, Portugal contó con una escuela
pictórica que se movió dentro de las normas del arte
Flamenco, pero acabo nacionalizándose. Los retratos de la
iglesia de San Francisco están firmados por Francisco
Enríquez de quien apenas se tiene noticias.
Alemania
En la primera mitad del siglo XVI, Alemania
cuenta con varias figuras de primer nivelen la pintura universal.
Los artistas trabajan en este país para los burgueses y no
para los de la corte, y en el arte del grabado se encuentran
abundantes temas civiles para complacer precisamente a esta clase
social.
Países Bajos
La influencia italiana también alcanzo a estas tierras,
reflejándose en los diversos trabajos de los grandes
maestros Flamencos. Avanzando el siglo XVI, como la escuela de brujas
había perdido la importancia que tenia, la de Amberes la
sustituyó en el lugar que ella ocupaba.
Francia
La pintura Francesa de esta época se caracteriza por la
acción de corrientes distintas: La italiana y la flamenca.
Aunque en Francia
residieron temporalmente Leonardo da Vinci y Andrea del Sarto, en
realidad la influencia italiana se produjo en este país a
raíz de la llegada de los manieristas que difundieron el
estilo de Parmesano y de Rafael.
Tambien otras artes tuvieron lugar en el renacimiento.
Aquí vemos un claro ejemplo con la alquimia durante este
periodo temporal:
Durante el renacimiento alquimista se había convertido en
químico y alquimia había pasado a ser la ciencia
llamada Química. Surgió un nuevo interés
por las teorías
griegas sobre el tema. Las investigaciones
realizadas por los alquimistas de la edad media
fueron usadas para fundar las bases de la química moderna.
El
conocimiento químico se amplió
considerablemente y los científicos comenzaron a explicar
el universo y sus
fenómenos por medio de la química.
Comienzan a aparecer obras qúimicas en el sentido moderno
de las palabra. Por otro lado la alquimia alcanza su apogeo, y se
asocia cada vez más con la cábala, la magia y la
teosofía
Todos los conocimientos químicos desarrollados durante la
edad media comenzaron a ser vistos desde otra perspectiva mas
científica y se formaron las bases sobre las cuales la
química moderna se apoya. Sin embargo muchos
químicos aceptaron algunas doctrinas de la época
como marco de trabajo lo cual retrasó el desarrollo de
la química aunque esta avanzó a grandes pasos
durante ésta época.
En el brillante nacimiento de esta ciencia, uno de los primeros
genios fue Robert Boyle, quien formuló la ley de los
gases que hoy
lleva su nombre. En su obra "El Químico Escéptico"
(1661), Boyle fue el primero en establecer el criterio moderno
por el cual se define un elemento: una sustancia básica
puede combinarse con otros elementos para formar compuestos y que
por el contrario éstas no pueden descomponerse en una
sustancia más simple.
Sin embargo, Boyle conservaba aún cierta perspectiva
medieval acerca de la naturaleza de los
elementos. Por ejemplo creía que el oro no era un elemento
y que podía formarse de algún modo a partir de
otros metales. Las
mismas ideas compartía su contemporáneo Issac
Newton, quien
dedicó gran parte de su vida a la alquimia.
Un siglo después de Boyle, los trabajos prácticos
realizados por los químicos empezaron a poner de
manifiesto que sustancias podían descomponerse en otras
más simples y cuales no. Henry Cavendish demostró
que el Oxígeno
se combina con el hidrógeno para formar el agua, de
modo que ésta no podía ser un elemento. Más
tarde, Lavoisier descompuso el aire (que se
suponía en ese entonces un elemento), en oxígeno
y nitrógeno. Se hizo evidente que ninguno de los elementos
de los griegos eran tales según el criterio de Boyle.
En cuanto a los elementos de los alquimistas, el mercurio y el
azufre resultaron serlo en el sentido de Boyle. También lo
eran el hierro, el
estaño, el plomo, el cobre, la
plata, el oro y otros no metálicos como el fósforo,
el carbono y el
arsénico. El elemento de Paracelso, la sal, fue
descompuesto en dos sustancias más simples.
Desde luego, el que un elemento fuera definido como tal
dependía del desarrollo alcanzado por la química en
esa época. Mientras una sustancia no pudiera descomponerse
usando las técnicas
disponibles debía seguir siendo considerada como un
elemento. Por ejemplo, la lista de 33 elementos formulada por
Lavoisier incluía entre otros, los óxidos de cal y
magnesio. Pero catorce años después de la muerte de
Lavoisier en la guillotina durante la Revolución
Francesa, el químico inglés
Humphry Davy, empleando una corriente
eléctrica para escindir las sustancias, descompuso la
cal en oxígeno y en un nuevo elemento, el calcio; hizo lo
mismo con el óxido de magnesio obteniendo oxígeno y
un nuevo elemento: el magnesio.
A pesar del gran giro de esta ciencia en el renacimiento,
todavía quedaba el gran objetivo de
hacer oro en estudio, fenómeno que recien fue desaprovado
científicamente en el siglo 19. Al estar basado el
poderío
de un país en la cantidad de oro que poseía en La
metrópolis de la Alquimia, Praga, los emperadores
Maximiliano II y Rodolfo II financiaban y entretenían a
todos los alquimistas de Europa para
mantenerlos en su poder y de
poderse hacer oro ellos serían los dueños de
éste.
Esto no Era una ventaja para los alquimistas. En 1595 Edward
Kelley, alquimista inglés
junto con John Dee, famosos astrólogo, alquimista y
matemático, perdieron su vida en un intento de escapar de
Rudolf II. En 1603 Christian II torturó a Scotsman
Alexander Seton quien había viajado por Europa haciendo
transmutaciones. La situación era complicada ya que los
alquimistas estaban dejando la transmutación o la medicina para
convertirse en religiosos y científicos de las teorías
griegas.
Entre los libros
más influyentes que aparecieron en esa época
había trabajos prácticos sobre minería y
metalurgia.
Esos tratados
dedicaban mucho espacio a la extracción de los metales valiosos
de las menas, trabajo que requería el uso de una balanza o
una escala de
laboratorio y
el desarrollo de métodos
cuantitativos (véase Análisis químico). Los especialistas
de otras áreas, especialmente de medicina,
empezaron a reconocer la necesidad de una mayor precisión.
Los médicos, algunos de los cuales eran alquimistas,
necesitaban saber el peso o volumen exacto de
la dosis que administraban. Así, empezaron a utilizar
métodos
químicos para preparar medicinas.
Esos métodos fueron promovidos enérgicamente por el
excéntrico médico suizo Theophrastus von Hohenheim,
conocido como Paracelso. Al crecer en una región minera se
había familiarizado con las propiedades de los metales y
sus compuestos, que según él eran superiores a los
remedios de hierbas utilizados por los médicos ortodoxos.
Paracelso pasó la mayor parte de su vida disputando
violentamente con los médicos de la época, y en el
proceso
fundó la ciencia de la iatroquímica (uso de
medicinas químicas), precursora de la farmacología.
Él y sus seguidores descubrieron muchos compuestos y
reacciones
químicas. Modificó la vieja teoría
del mercurio-azufre sobre la composición de los metales,
añadiendo un tercer componente, la sal, la parte terrestre
de todas las sustancias. Declaró que cuando la madera arde
"lo que se quema es azufre, lo que se evapora es mercurio y lo
que se convierte en cenizas es sal". Al igual que con la teoría
del azufre-mercurio, se refería a los principios, no a
las sustancias materiales que
responden a esos nombres. Su hincapié en el azufre
combustible fue importante para el desarrollo posterior de la
química. Los iatroquímicos que seguían a
Paracelso modificaron parte de sus ideas más extravagantes
y combinaron las fórmulas de él con las suyas
propias para preparar remedios químicos. A finales del
siglo XVI, Andreas Libavius publicó su Alchemia que
organizaba el saber de los iatroquímicos y que se
considera a menudo como el primer libro de
química.
En la primera mitad del siglo XVII empezaron a estudiar
experimentalmente las reacciones
químicas, no porque fueran útiles en otras
disciplinas, sino más bien por razones propias. Jan
Baptista van Helmont, médico que dejó la
práctica de la medicina para dedicarse al estudio de la
química, utilizó la balanza en un experimento para
demostrar que una cantidad definida de arena podía ser
fundida con un exceso de álcali formando vidrio soluble, y
cuando este producto era
tratado con ácido, regeneraba la cantidad original de
arena (sílice). Esos fueron los fundamentos de la ley de
conservación de la masa. Van Helmont demostró
también que en ciertas reacciones se liberaba un fluido
aéreo. A esta sustancia la llamó gas. Así
se demostró que existía un nuevo tipo
de sustancias con propiedades físicas particulares.
En el siglo XVI los experimentos
descubrieron cómo crear un vacío, algo que Aristóteles había declarado
imposible. Esto atrajo la atención sobre la antigua teoría de
Demócrito, que había supuesto que los átomos
se movían en un vacío. El filósofo y
matemático francés René Descartes y
sus seguidores desarrollaron una visión mecánica de la materia en la
que el tamaño, la forma y el movimiento de
las partículas diminutas explicaban todos los
fenómenos observados. La mayoría de los
iatroquímicos y filósofos naturales de la época
suponían que los gases no
tenían propiedades químicas, de aquí que su
atención se centrara en su comportamiento
físico. Comenzó a desarrollarse una teoría
cinético-molecular de los gases. En esta dirección fueron notables los experimentos del
químico físico británico Robert Boyle, cuyos
estudios sobre el 'muelle de aire' (elasticidad)
condujeron a lo que se conoce como ley de Boyle, una
generalización de la relación invrsa entre la
presión
y el volumen de los
gases.
A finales del renacimiento con el nacimiento de la química
moderna, la alquimia se había transformado en una ciencia
con objetivos
religiosos ocupando su lugar la química moderna que
llevaría a cabo descubrimientos sorprendentes durante los
siglos 18, 19 y 20.
En la epoca renacentista existieron grandes artistas que
brillaron en esa etapa temporal.
Aquí se los destaca:
Rafael:
Rafael nació en Urbino el 6 de abril de 1483. El padre,
Giovani Santi, era un pintor de buen nivel y un poeta apreciado
en la corte de Federico y Guidobaldo di Montefeltro,
señores de la ciudad; de la madre, Magia di Battista
Ciarla, se sabe que era hija de un comerciante de Urbino, que
contrajo matrimonio en
1480, y que murió en 1491, cuando el hijo tenía
ocho años.
Fue así como en la noche del Jueves al Viernes Santos de
1483, hacia las tres de la madrugada, Magia dio a luz a un
niño, que recibió el nombre de Rafael, el del
arcángel de la primavera y de la hermosura.
Rafael creció en el clima refinado y
tranquilo de la pequeña ciudad de Urbino, que el duque
Federico había querido transformar en una moderna capital, donde
confluyeran arquitectos, pintores, literatos y escultores.
Animado por su padre, Rafael comenzó a estudiar el arte de
la pintura, ejercitándose en el dibujo y en la
perspectiva, esa difícil ciencia cuyos teóricos
más capaces se encontraban por entonces en los
círculos intelectuales de Urbino. Trabajando en el taller
paterno realizó sus primeras experiencias
profesionales.
El 7 de octubre de 1491 muere su madre y el 1 de agosto de 1494
su padre, quedando Rafael bajo la tutela de un tío
paterno, don Bartolomeo. A sus once años, tras haber
perdido a sus padres y sus hermanas, fue confiado a una madrastra
que no pareció interesarse por él, ya que se
retiró a su familia y luego
le promovió un pleito, que aun duraba en el año
1500. Parece que su tutor tampoco quiso complicarse la vida
'cargando' con un muchacho que no sabía más que
pintarrajear candelabros y que le ponía en las manos un
litigio. Simón Ciarla, hermano de su madre, fue el
único amigo que Rafael encontró entre sus
familiares. No se sabe si su tío Simón le tuvo en
su casa o si estuvo algún tiempo con don Bartolomeo.
Hacia 1495, un joven pintor, natural de Urbino, abandonaba el
taller de Francisco Francia para
volver a su país. Hablamos de Timoteo Viti, un joven que,
apenas instalado en Urbino, desempeñó allí
un papel
semejante al de Leonardo da Vinci cerca de Ludovico el Moro, en
Milán: espiritual y hábil para improvisar canciones
que acompañaba con el laúd o el violín,
pronto se convirtió en el favorito de la corte.
En su casa fue donde Rafael entraría como aprendiz, donde
el maestro le albergaba y le daba comida. Pero llegó el
momento en que el maestro se vio incapaz de enseñar
más a su discípulo, aconsejándole que se
marchara a Florencia; pero Rafael era muy joven, su salud muy delicada, y la
gran ciudad quedaba lejos.
Pietro Vanucci, llamado el Perugino, uno de los pintores
más renombrados de Florencia, había sido llamado a
Perugia para pintar la lonja de los agentes de cambio.
Perugia no estaba muy lejos de Gubbio, residencia de verano de
los Montefeltros, donde también vivía Timoteo Viti.
Fue a casa de Perugino donde se envió a Rafael cuando
aún no tenía diecisiete años.
Durante su estancia en el taller de Perugino Rafael
aprendió ante todo las complejas técnicas
pictóricas de finales del XV, desde la preparación
de los pigmentos y del soporte, al empleo del
óleo, método
hacía poco importado de Flandes, que permitía
nuevos efectos de transparencia. Al mismo tiempo se ejercita en
el dibujo, que
constituyó para él el medio de expresión
más natural. A través de ese lento y paciente
trabajo, el pintor asimila la gracia de Perugino, su capacidad de
expresar los sentimientos y también el gusto decorativo de
su compañero de taller, Pinturicchio.
Boticelli:
Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, alias Sandro
BOTTICELLI (Florencia, 1445 – Florencia, 17 de mayo de
1510), nace en el barrio de la Iglesia de Ognissanti en una casa
de la calle de Vigna Nuova en la próspera ciudad de
Florencia. La infancia de
Botticelli, último de cuatro hermanos, transcurre entre
las calles de su ciudad y el olor del cuero curtido del taller de
su padre, donde al parecer trabajaba de aprendiz y
aprendió la técnica del orífice y del
dorador.
Sobre el origen del seudónimo artístico bajo el que
es conocido Botticelli existen diversas versiones. El primer
biógrafo de Botticelli, Giorgio Vasari, afirma que procede
del nombre de un compadre suyo, Botticello, con quien
aprendió de orífice. Otros estudiosos opinan que el
apodo puede derivar de su actividad artística, pues a los
orífices y orfebres se les denomina "battigellos", es
decir, batidores de oro y plata. La posibilidad más
moderna y menos extendida esgrime que el seudónimo procede
de su hermano Antonio que desempeñaba la misma
profesión. La versión más defendida por la
crítica procede del apodo de su hermano mayor, Giovanni,
que debido a su gruesa cintura era llamado "botticelli", es
decir, "tonelete", extendiéndose más adelante esta
denominación a todos los miembros de la
familia.
Tras dedicar varios años de su vida a las profesiones de
orífice y de dorador, Botticelli decide encaminar sus
pasos hacia el mundo de la pintura. Ingresa en 1462 en el taller
de Fray Filippo Lippi en Prato, a los dieciséis
años. La influencia que ejerce su maestro sobre sus obras
más tempranas se deja sentir tanto en el estilo como en el
tratamiento pictórico, aunque en poco tiempo se observa
una clara evolución personal. De
Filippo Lippi no sólo adopta la gama cromática,
sino también la gracia de sus figuras, inspiradas en
formas de estilo gótico. A lo largo de esta etapa sus
pinceles se ocuparán de abordar temas de carácter
sagrado, como la Adoración de los Reyes Magos (1465), la
primera obra que se le atribuye. En esta composición, de
formato alargado, introduce fondos arquitectónicos para
acentuar el efecto de la perspectiva, aunque demuestra su
inexperiencia tanto en la distribución del espacio como en la
desproporción de los personajes. Con motivo del viaje de
Lippi a Spoleto, se baraja la posibilidad de que Botticelli
abandonase el taller de su maestro y se marchase al de Andrea
Verrocchio o bien que ambos abran el suyo propio. En 1469,
trabaja en la nueva casa de sus padres situada en la calle
Porcellana y colabora en el taller de Verrocchio, y al año
siguiente ya tiene uno propio.
En seguida recibe su primer encargo oficial, para el tribunal del
Gremio de Mercaderes. Es entonces cuando entra en contacto con
Tommaso Sorderini, quien mantenía una buena amistad con los
Medici, el cual le encomienda que ejecute La Fortaleza, donde ya
se observan ciertos rasgos pictóricos que hablan de una
rápida evolución: de la suavidad que definen los
colores de sus
primeras obras pasa a un cromatismo mucho más rico, al
tiempo que acentúa el volumen de sus figuras. Llegados a
este punto, la mayor parte de los críticos coinciden en
atribuir este cambio a las enseñanzas de Verrocchio, por
la delicadeza con la que describe los objetos metálicos, y
a Pollaiuolo en la intensidad del dibujo. Después, en
1472, se inscribe como miembro de la Compañía de
artistas de San Lucas. Botticelli continúa sus progresos y
varios aprendices entran a su taller, entre ellos, el
quinceañero Filippino Lippi, hijo de su anterior maestro,
el fraile Lippi. La experiencia que va adquiriendo es notable y
le permite resolver con gran maestría técnica sus
obras. Un ejemplo de ello es cómo aborda la perspectiva en
la Adoración de los Magos (1472) en la que gracias a la
arquitectura
que ampara al excesivo número de personajes, concentrados
en la escena, logra salvar el punto de vista de esta
composición circular, destinada a ser contemplada desde un
lugar de gran altura.
La vida de Botticelli transcurre mayoritariamente en la
tumultuosa ciudad de Florencia, capital
artística del Quattrocento. Abandona en contadas ocasiones
la tierra que le
vio nacer y cuando lo hace es por motivos de trabajo. Tras un
viaje a Pisa en 1474, Botticelli comienza a trabajar para
la familia
Medici, relación que se mantendrá durante muchos
años. Bajo la protección de estos importantes
mecenas, el retrato será uno de los géneros al que
mayor tiempo dedique. Uno de los primeros que se le atribuyen es
el Retrato de un joven (1474), considerado un autorretrato; esta
imagen,
pintada al temple sobre una tabla y con un fondo plano, carece de
elementos secundarios que sitúen al personaje dentro de un
espacio con profundidad. Un año después, utiliza un
paisaje de fondo para ubicar el Retrato de hombre con la medalla
de Cosme el Viejo, al tiempo que muestra una
original forma de introducir al personaje principal en el cuadro:
pinta a un joven de medio cuerpo que sostiene una medalla con la
efigie de perfil de Cosme I. Uno de los retratos más
significativos de esta época, por su carácter
alegórico, es el que realiza de Giuliano (1476); situado
delante de una ventana entreabierta, muestra la imagen de un
hombre sumido en la tristeza y, en el ángulo inferior
izquierdo, una tórtola simboliza su castidad tras la
muerte de su
amada Simonetta. Los rostros de Cosme el Viejo, Lorenzo y
Giuliano de Medici vuelven a protagonizar la escena de la
Adoración de los Magos (1475), en la que Cosme el Viejo y
sus hijos son identificados con los reyes mientras Giuliano
aparece en el extremo izquierdo y la figura del pintor
estaría situada en el lado derecho. El papel del
donante es fundamental en este periodo, pues en todas las obras
pagadas por particulares el pintor debía dar a conocer la
generosidad de estos personajes, bien con sus retratos o bien
reproduciendo el escudo de armas de la
familia.
Entrando en la década de 1480 y antes de su marcha a Roma,
Botticelli decora la Iglesia de Ognissanti en Florencia con la
figura de San
Agustín (1480) por encargo de los Vespucci, una
poderosa familia de burgueses florentina, y realiza
también la Anunciación (1481) en el Hospital de San
Martino della Scala. A lo largo de esta la década de los
ochenta, el artista ilustra con diecinueve ilustraciones sobre
pergamino una edición de La Divina Comedia de Dante,
comentada por Landino, obra reeditada por los erúditos de
la época pertenecientes a la Academia, que ven un
carácter neoplatónico del que son partícipes
en los versos de Dante. Su fama y éxito
profesional van en aumento hasta el punto de que Botticelli es
escogido por el Papa Sixto IV para ir a Roma con una comitiva de
pintores encargada de ejecutar los frescos de la Capilla Sixtina.
Ghirlandaio y Perugino, primero, y más tarde Piero di
Cósimo, Signorelli y Pinturicchio fueron los artistas que
junto con el florentino formaron tan excepcional séquito,
acabando la decoración de la capilla en 1482. A Botticelli
le corresponde poner en escena los episodios de Las Pruebas de
Moisés, Las Tentaciones de Cristo y La Conturbación
de Moisés. Fuentes de la
época indican que ni él ni Ghirlandaio cobraron sus
honorarios, por lo que las obras quedaron inconclusas. Una vez
terminados estos frescos, el artista regresa a su Florencia
natal, donde sus protectores, los Medici, le encargan en 1483 que
decore las paredes de la villa de Lorenzo el Magnífico,
situada en Spedaletto, localidad cercana a Volterra, trabajo que
es ejecutado, de nuevo, junto con Perugino y Ghirlandaio y el
joven Filippino Lippi. Botticelli también decorará
la villa de Trebbio de Pierfrancesco de Medici en 1496. A su
regreso a Florencia en 1482 su prestigio aumenta de forma
notable, de manera que tiene que hacer frente a numerosos
encargos. A esta década pertenece el grueso de su producción profana, como las pinturas sobre
tabla del Decamerón de Bocaccio. Minerva dominando al
centauro ( 1482), Venus y Marte (1483) y el Nacimiento de Venus
(ap. 1485) serán tres de los cuadros más
importantes que realiza en este periodo por encargo de Lorenzo
Pierfrancesco, y que se piensa que acompañaban a La
Primavera.
La situación política se complica
en Florencia. El fraile dominico Girolamo Savonarola llega a la
ciudad en 1482, afectando en sumo grado a toda la sociedad toscana.
Savonarola predica contra las obras de arte que sólo
buscan el placer de los sentidos y
propugna por la utilización del arte como medio para
mostrar la grandeza y belleza divina de Cristo. Los Medici son
expulsados de Florencia en 1494 y el poder del dominico se
extiende cada vez con más fuerza por
toda la región de la Toscana. La influencia del fraile
preocupa al Papa, quien lo excomulga, y un año
después, en 1498, Savonarola es quemado en la hoguera.
Aunque Botticelli no era uno de sus seguidores, sus sermones
influyeron no poco en su forma de pensar. De hecho, cuando en
1497 arden en Florencia las llamadas Hogueras de las Vanidades, a
las que los seguidores de Savonarola arrojaron obras de arte,
artículos de lujo y toda muestra de fastuosidad que les
pareciera contraria a su moral, parece
ser que el pintor también entregó a las llamas
algunos de sus cuadros. En estos días, además, se
produce, debido a la fuerte influencia savonaroliana, un aumento
importante de encargos de carácter religioso en detrimento
de la obra profana. Así, pone ahora Botticelli sus
pinceles al servicio de la
concepción del arte que predicaba Savonarola, tratando en
sus obras el tema religioso y abandonando su naturalismo y
fastuosidad en favor del contenido del cuadro y la humildad y
sencillez de las formas. En esta época, la actividad
pictórica de Botticelli sufre algunos altibajos, pues, al
margen de la situación política en
Florencia, cada vez más revuelta con la subida al gobierno del
antimediceo Soderini en 1502, el artista pasa por un periodo de
fuerte crisis
espiritual y sufre todo un conglomerado de problemas.
Pero, a pesar de todo ello, en 1499 tiene suficientes encargos y
dinero para
inscribirse en el Gremio de los Médicos, a la vez que
continúa perteneciendo a la Compañía de
Pintores de San Lucas. Pese a su periodo de crisis, el
prestigio de Botticelli como artista sigue en pie y su
opinión es buenamente valorada por sus compañeros y
mecenas, motivo por el cual Lorenzo el Magnífico consulta
a este pintor junto a otros prestigiosos artistas de gran talla,
como Perugino, Ghirlandaio, Sangallo, Filippino Lippi y Leonardo
Da Vinci, sobre un proyecto
importante para la ciudad de Florencia: la elección de un
lugar donde colocar la famosa estatua de David esculpida por
Miguel Ángel.
Los cinco últimos años de vida de Botticelli
carecen de datos relevantes.
Parece ser que la miseria y el olvido son sus únicos
compañeros. Giogio Vasari, importante biógrafo de
artistas, escribe en sus Vidas que "finalmente se vio viejo e
inútil y caminando con dos muletas porque no podía
tenerse en pie". Así murió uno de los grandes
artistas de la Historia, enfermo y
decrépito. Sandro Botticelli fallece a los sesenta y cinco
años de edad y su cuerpo es enterrado en el cementerio de
la Iglesia Todos los Santos de Ognissanti en Florencia, en el
barrio que le vio nacer, acompañado de una de sus obras
más valoradas, San
Agustín en su gabinete, cuadro que, curiosamente,
recoge el momento de la muerte del
santo.
Su personalidad.
Los historiadores del arte, en especial Vasari, definen al pintor
como un joven inquieto y extravagante, muy dado a las bromas; un
hombre lleno de imaginación y con una inteligencia
viva, dispuesto siempre a experimentar con nuevos métodos;
un espíritu curioso e indagador que llegó a afirmar
que "con sólo arrojar una esponja empapada en distintos
colores contra un muro, ésta deja en la pared una mancha,
donde se ve un hermoso paisaje". Esta extravagancia y su
retorcido sentido del humor parecen ser características parejas a la
genialidad.
Los lazos familiares que unen a Botticelli con sus seres
más queridos son bastante intensos. El artista convive con
sus padres en los primeros años de su vida y luego con sus
hermanos y sobrinos. Una vez finalizada la etapa paterna del
artista, Botticelli sigue manteniendo lazos muy estrechos con el
resto de la familia, quizás porque nunca llega a casarse.
Se dice que Botticelli tuvo un amor
platónico en una joven genovesa llamada Simonetta, esposa
de Guiuliano de Medici, muerta en plena juventud en
1476. Muchas de las hermosas mujeres pintadas en sus cuadros se
interpretan como inspiradas en esta amada suya. También
hay quien dice que Botticelli era en realidad homosexual. De
hecho, fue denunciado anónimamente por mantener
prácticas sexuales con uno de sus discípulos en
1502, aunque esta acusación por sodomía no
llegó a tener repercusiones
Una de sus obras mas importantes es El nacimiento de Venus, fue
encargado a Sandro Boticelli por Lorenzo de Medici en 1482. Es
una combinación mágica de Astrología y
mitología clásica, emerge de ella un
cúmulo importante de influencias cristianas. Estilos
lineales, casi aéreos logran un efecto sutil,
etéreo.
Página siguiente |